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VIVIANA TOBI EL EMBARAZO TRANSFORMADOR Un programa de preparación para la pareja gestante A mis hijos, Martín, Dalila y Tomás. Índice Agradecimientos …………………………………………………………… 9 El movimiento de renacer y transformarse. Prefacio ……………………. 10 Presentación ……………………………………………………………….. 13 Recursos para la transformación. Introducción …………………………. 14 Lo corporal en movimiento …………………………………………………. 14 El movimiento como primera percepción ……………………………………… Los chakras o centros energéticos. Una distribución de nuestra energía vital …… Sugerencias para tener en cuenta en una práctica guiada de movimiento expresivo El yoga como camino para equilibrar nuestras energías ………………………….. Esferodinamia. Cómo moverse sobre un espacio móvil ………………………… La visualización Algunas propuestas para diferentes etapas del embarazo Sugerencias prácticas La reflexión, una fuente de cambios “Bailar es cosa mía”. Autobiografía en movimiento Capítulo 1. La energía vital de nuestro cuerpo. La dimensión orgánica El saber del cuerpo En posición de elegir Alentar el movimiento Visualización para soltar ¿Soltar o retener? La salud de nuestro periné Episiotomía no sistemática La alimentación en el embarazo. Construyendo el cuerpo de nuestro bebé La alimentación en el embarazo La alimentación en la lactancia Estudios de diagnóstico prenatal Capítulo 2. Los misterios del erotismo femenino. La dimensión sexual La sexualidad como enigma Rol del periné en la sexualidad Mitos en torno a la sexualidad de la mujer embarazada El orgasmo durante el embarazo El género en el sistema sexual de creencias La vagina hablada Visualización de la vagina que habla Cuando la vagina tiene la palabra Monólogos de la vagina Preparación psicocorporal para un parto sexual activo El parto como experiencia psicosexual Ideas alrededor de las posiciones para parir y la sexualidad La danza de las hormonas La sexualidad en el posparto Sexualidad y lactancia Visualización de la lactancia La primera vez Capítulo 3. Cuando las emociones se desbaratan. La dimensión emocional Lo emocional como lo movilizador Lo embarazoso del mundo emocional Intensidades en un mundo light Visualización del dolor Emocionarse de dolor El dolor en el parto, de un extremo al otro La vida emocional Estados de ansiedad Las fobias Los antojos, esas conductas regresivas El universo psíquico de la mujer en el embarazo Cuándo puede ser necesaria una ayuda psicoterapéutica Entre el parto ideal y el real El posparto en el cuerpo Visualización del posparto Posparto acompañado “No todo lo que reluce es oro”, o los “blues” no son una depresión Período de crianza ¿Criar o malcriar? Capítulo 4. Al encuentro del otro. La dimensión afectiva Las conductas respiratorias El encuentro con el otro El bebé como persona Comunicación prenatal Preparando el ajuar La experiencia de mi bebé en el momento de nacer ¿Recuerdan los bebés su nacimiento? Visualización del nacimiento El masaje durante el embarazo Una comunicación desde el contacto La pareja y la intimidad Visualización pareja-hijo Ser papá ¿Se puede hablar de parejas embarazadas o gestantes? Ejercicios para compartir cuerpo a cuerpo en pareja El papá, ¿fuera o dentro de la sala de partos? La construcción del padre ¿Cómo sería la humanidad si fueran los hombres los que criaran a los bebés? La mujer embarazada sin pareja Amamantar: acompañar sin imponer Visualización del amamantamiento ¿Es el amamantamiento una elección o un deber? La lactancia no es difícil, lo que ocurre es que los bebés son muy diferentes entre sí Beneficios de la lactancia materna Masaje al bebé Vitamina T, con t de tocar La mujer y el trabajo durante el embarazo y en el posparto ¡Cuidado: embarazadas trabajando! Capítulo 5. Estar despiertas. La dimensión cognitiva El camino de los sentidos El miedo al descontrol Soltando la voz Los modelos y las exigencias Cesárea versus parto vaginal Consejos para evitar cesáreas innecesarias Visualización del parto de mi hijo y de mi nacimiento como madre Conociendo al obstetra ¿Hombre o mujer? La primera consulta Conversando con el médico. Sugerencias de preguntas para hacerle al profesional La elección de la maternidad Parirás con derechos Uso y abuso de los recursos tecnológicos en el parto Predominio del modelo genérico masculino en la práctica médica Algunas cuestiones de peso$ Cuando la relación es asimétrica Propuestas para un posible cambio La asistencia domiciliaria durante el trabajo de parto Psicoprofilaxis transdisciplinaria para un parto humanizado Más allá de un curso preparto Tendencias actuales en el plano internacional La entrevista pediátrica prenatal Capítulo 6. Dejarse ir a otro mundo. La dimensión mental “Estar en la luna” llena Propuestas para desplegar nuestra capacidad creativa Recursos para modificar nuestro estado de conciencia Técnicas de relajación Otros caminos para atravesar las fronteras de la conciencia Otra mirada sobre el jadeo Visualización del jadeo Dificultades habituales La danza como camino al éxtasis Visualización sobre el cambio de conciencia inducido por la danza Capítulo 7. El milagro de la vida. La dimensión espiritual La meditación como experiencia mística El milagro de nacer a otra vida Los ritos de pasaje Los ritos en las diferentes sociedades La psicoprofilaxis obstétrica como rito de pasaje Desear, concebir, embarazarse Visualización de la concepción Generando una nueva vida en diferentes edades “Después de la primera vez Esperar una nena o un varón. Que sea sanito Por fertilización asistida Nombrar al hijo Visualización: Nombrando al bebé Los abuelos, el linaje Visualización sobre el abuelazgo Visualización para que hagan los abuelos Cartas a los nietos Viviana Tobi es Licenciada en Psicología por la Universidad de Buenos Aires, sexóloga y especialista en disciplinas corporales para la salud. Hace treinta años fundó y dirige, en la ciudad de Buenos Aires, un centro transdisciplinario para la salud corporal y psicológica durante el embarazo, el parto y el postparto, Tobi Natal, que ha acompañado a miles de familias a convertir la gestación en una experiencia transformadora para la vida. Participa regularmente en diferentes programas y medios de difusión. Es miembro de diversas sociedades de psicología, sexología y ginecología, y participa de la Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y el Nacimiento (RELACAHUPAN). Viaja regularmente a Francia, donde mantiene una relación de intercambio científico con profesionales de ese país, a fin de coordinar esfuerzos para la campaña mundial por un parto respetado. Página institucional de la autora: www.tobinatal.com.ar / Contacto: vivitobi@yahoo.com.ar EL EMBARAZO TRANSFORMADOR UN PROGRAMA DE PREPARACIÓN PARA LA PAREJA GESTANTE No siempre el embarazo puede atravesarse en “estado de gracia” o de “dulce espera”, pero sin duda hay pocos momentos en la vida de una persona tan transformadores como éste, en el que está en juego nada menos que la vivencia de devenir otro. Porque en esta etapa comienza el proceso de devenir madre, padre, hijo, y es precisamente por este carácter iniciático que la pareja gestante necesita contención y acompañamiento. Ahora bien, ¿cómo encauzar los cambios que se concentran en esta etapa, y luego durante el parto y el puerperio, de modo que constituyan una oportunidad para la superación y el crecimiento personal? En este libro, Viviana Tobi aborda una amplia gama de aspectos: desde aquellos usualmente más tratados – como la relación con el obstetra, la alimentación y la lactancia– hasta los que aún se ven afectados por cierto pudor, como la sexualidad durante el embarazo y después del parto, el rol del padre y la situación de la mujer sin pareja, los avatares de la vida emocionalfemenina, el significado de elegir un nombre y de inscribir al niño en un linaje. Estos aspectos son considerados desde una perspectiva que concibe a la persona como una totalidad corporal y psíquica: así, la secuencia de los capítulos puede transitarse como un taller vivencial, organizado a partir de los siete centros de energía que representan las dimensiones humanas básicas (desde el plano orgánico hasta el espiritual). El programa propuesto incluye ejercicios corporales y respiratorios (ilustrados con fotografías), visualizaciones, información, testimonios, reflexiones, recomendaciones de profesionales de diferentes disciplinas y un espacio para la producción personal. Fruto de una experiencia de treinta años de trabajo con embarazadas, en colaboración con un equipo transdisciplinario de profesionales de la perinatalidad, este libro busca ofrecer una guía, un repertorio de rituales de acompañamiento, a los futuros padres, mujeres y varones gestantes. Pero también resultará de utilidad para médicos, psicólogos, obstétricas, kinesiólogos, trabajadores corporales, doulas y todos aquellos que deseen ampliar sus perspectivas en la asistencia del embarazo, el parto y el puerperio http://www.tobinatal.com.ar 9 Agradecimientos Quisiera agradecer a todos aquellos que me ayudaron a estar bien despierta para concretar este sueño. A los que me apoyaron con su aliento, me inspiraron con sus ideas y me acompañaron en su realización. A mi compañero, a mi familia y a mis amigos más cercanos. A todas las madres, los padres y los abuelos que me enseñaron con sus vidas el arte de la espera. A los profesionales que conforman el equipo interdisciplinario de nuestro Centro Tobi Natal, y que aportaron sus saberes en muchos de los temas aquí abordados. A quienes guiaron mis primeros pasos en la experiencia del terreno de lo corporal, del conocimiento de los centros de energía, de la sexología, del campo de la psicología y de la prevención en perinatalidad. A todos los que figuran con sus nombres en estas páginas y a quienes, anónimamente, también hicieron posible llevar adelante esta aventura. 10 El movimiento de renacer y transformarse Prefacio Existen pocos momentos en la vida de una persona tan transformadores como lo son el período de embarazo, el nacimiento y el posparto. Son tiempos que se viven con intensidad y en los que todo se pone en movimiento. Se produce un estado de apertura, de riesgo, donde el espíritu se inquieta, donde todo se disloca, cambia de lugar, de forma. Es el momento de dejar morir en uno lo viejo para renacer en lo otro y transformarse. Podemos considerarlos como estados alterados de la vida, término que remite a lo “alter”, es decir a “lo otro”, y que se refiere a los otros nuevos aspectos de nosotros que emergen, a los nuevos estados de nuestra existencia, al otro que llevamos dentro, que, aunque tan próximo, resulta a la vez extraño. Pero la alteración a la que nos referimos también alude a la vivencia de devenir otro. En esta etapa se inicia el proceso de devenir madre, padre, hijo, y además se produce una movilización de la vida de todos los otros que están en relación con aquel que nace y con aquellos que gestan. Por otra parte, la palabra “embarazo” alude a lo embarazoso, a lo confuso, a lo que no permite diferenciación con el otro. A lo que necesitará del parto como experiencia para separarse. Separación del hijo que se tuvo con otro, quien a su vez actuará como soporte de su alteridad. Es una vivencia que puede considerarse iniciática, en la que es posible inaugurar nuevos repertorios de conductas que lleven a una transformación tanto corporal como emocional y espiritual en las vidas de quienes lo transiten. Un buen período para generar un espacio de trabajo con uno mismo durante el cual incorporar recursos que no sólo serán útiles durante el embarazo y el nacimiento, sino también para la vida. Sabemos que una mujer, en el embarazo, cuenta con una apertura de conciencia y una gran sensibilidad emocional, la cual es favorecida, además, por modificaciones hormonales. Sabemos también que esa disponibilidad-vulnerabilidad podría, según sea o no aprovechada, producir cambios saludables o patologías, que de no ser atendidas en forma adecuada pondrían en riesgo su equilibrio psicofísico. Somos conscientes de que no todo el embarazo puede atravesarse en “estado de gracia” o en “dulce espera”, y que las situaciones difíciles con las que muchas veces nos enfrenta actúan como la grieta necesaria para acceder a nuestro ser y disponernos a trabajar con nosotros mismos. Tomemos por ejemplo lo que sucede en el plano corporal. Desde una perspectiva articular ocurre a veces que, en esta etapa, debido al cambio de peso, se acentúan problemas posturales que existían previamente, como la hiperlordosis, que puede generar fuertes dolores de cintura. De ahí que, trabajando sobre la dificultad con ejercicios específicos y tomando conciencia de la repercusión que esta posición tiene sobre el resto de su cuerpo, la mujer se sentirá mucho más motivada a producir los cambios necesarios para resolverla. Es justamente la intensidad del problema la que torna impostergable la búsqueda de soluciones. Este mismo proceso también ocurre en el plano emocional y relacional con todos sus vínculos: ya sea con la pareja, con la familia, con el trabajo y con el entorno social. Es 11 común que reaparezcan conflictos pendientes en la pareja, o con algún miembro de la familia de origen, y que tiendan a agudizarse. Si se aprovecha la acentuación del problema para atenderlo, enfrentarlo, pedir ayuda, profesional o no, por medio de conversaciones terapéuticas o con cualquier otro recurso adecuado, es muy probable que el conflicto ceda paso a formas relacionales más saludables que servirán como aprendizaje frente a futuros desencuentros y brindarán al bebé por nacer la seguridad psicológica necesaria para un crecimiento saludable. Además, para su experiencia relacional, la posibilidad de gestar y parir es una gran oportunidad que tiene una mujer de descubrir su capacidad de gestarse a sí misma como un ser generoso hacia la vida. Se abre un nuevo camino en su experiencia: el descubrirse una, junto a los otros seres humanos, que hoy están representados en su hijo. Desde este punto de vista, también el nacimiento de un hijo abre la conciencia de la existencia del otro, y ofrece la oportunidad para construir una experiencia que consolide el espacio ético. Por eso, cuando hablamos del cambio y la transformación en lo corporal, en lo emocional, en lo vincular —en la relación con los otros—, también incluimos la transformación de nuestra relación ético-espiritual con el mundo y la inauguración de una nueva cosmovisión. Por todo lo expuesto consideramos este tiempo de concebir, gestar y dar vida como uno de los momentos más propicios para el movimiento, en todas las dimensiones en que éste pueda manifestarse. No es simplemente un período de transición hacia el parto, sino una etapa fundamental para la construcción de los roles de cada uno de sus protagonistas. El bebé necesita de esos nueve meses de gestación; la mujer, de ese tiempo para construirse como madre, y lo mismo ocurre en el hombre con su rol de padre. Este juego de múltiples transformaciones se despliega, además, con otros, en un escenario social, histórico, transgeneracional, y asume la forma de un “rito de pasaje”, que requiere, para su elaboración saludable, de un marco relacional de contención afectivo que dé confianza a todos sus protagonistas. El contexto grupal en el que se opera esta metamorfosis es de fundamental importancia durante todo el proceso perinatal. Tradicionalmente, las mujeres han ido creando espacios donde elaborar entre pares sus experiencias vitales. Cada cultura organizó un modo de canalizar estas necesidades. Muchas veces, el grupo familiar primario funcionó como marco de contención; mientras que otrasveces, algunos rituales colectivos, que han ido perdiéndose, les otorgaron una vía para expresarse. Hoy, nuestra tarea como agentes de salud consiste justamente en llenar el vacío que la pérdida de esos rituales ocasionó. Con este libro queremos transmitir una experiencia compartida a lo largo de más de treinta años con miles de embarazadas, en colaboración con un grupo transdisciplinario de profesionales de la perinatalidad, en una institución privada de la ciudad de Buenos Aires (Argentina). Esta experiencia consistió para mí en la aventura de parirme con otros, como mujer, como madre de mis tres hijos, como facilitadora de múltiples nacimientos, y hoy, como autora de estas páginas. 12 Esto significa el privilegio de haber acompañado todos estos movimientos iniciáticos “conmoviéndome” o “moviéndome con” cada una de sus manifestaciones. También la responsabilidad de haber creado una danza con cuya improvisada coreografía fue organizándose esta propuesta que representa nuestro “ritual de acompañamiento”. Ojalá que estos u otros rituales, respetuosos de nuestra condición humana, sirvan para transitar el embarazo, el parto y el posparto, que constituyen pasajes trascendentes hacia la vida. Viviana Tobi 13 Presentación Este libro está organizado como un taller vivencial que es posible seguir a distancia a lo largo del embarazo, el parto y el puerperio. Las lectoras y lectores podrán encontrar en él una posibilidad de acompañar las diferentes etapas de este proceso con recursos corporales, psicológicos y cognitivos, ilustrados con el testimonio de las asistentes a nuestros programas regulares ofrecidos en nuestro Centro Tobi-Natal desde el año 1975. Cada uno de los temas será abordado a partir de tres recursos básicos que se desarrollan en la Introducción: el movimiento, la visualización y la reflexión. Con el primero movemos el plano físico- emocional, con el segundo activamos los estados no ordinarios de conciencia y con el tercero facilitamos la elaboración cognitiva de todo lo movilizado. Por otro lado, y para organizar el contenido de los temas de reflexión abordados, y de sus correspondientes capítulos, hemos elegido seguir el ordenamiento de los siete centros de energía que describen los yoguis y que representan las siete dimensiones humanas básicas. Si bien la experiencia que aquí relatamos proviene de contextos grupales interactivos, proponemos como alternativa, la posibilidad de una práctica semanal individual organizada según los siguientes pasos: 1. Movilización corporal energética: Realizar los ejercicios sugeridos en los capítulos 1 a 7 para cada centro. Acompañarlos con diferentes temas musicales, o bien programar una secuencia de una hora con diferentes ritmos, que faciliten la expresión emocional de cada uno de los centros. 2. Visualización: Elegir al azar, o de acuerdo con el momento del embarazo, alguno de los temas propuestos en este libro y seguir la guía de la visualización correspondiente. 3. Reflexión y elaboración: Escribir, dibujar, pintar o poetizar libremente a partir de lo que surja durante la visualización. O discutir, reflexionar con otros afectivamente significativos así como incluir —si se cuenta con un espacio psicoterapéutico— en el marco de la sesión psicológica los contenidos que emergieron durante la visualización. En algunos capítulos se incluye la colaboración de profesionales de distintas disciplinas, quienes abordan las temáticas específicas. 14 Recursos para la transformación Introducción Lo corporal en movimiento Nuestra corporalidad es un sistema complejo en permanente movimiento. Estar vivo es estar en movimiento, es cambiar de lugar acompañando el incesante fluir del universo en el que vivimos. Cuando hablamos de movimiento no nos referimos sólo a la respuesta motora de nuestros músculos, vísceras y nervios, sino también al movimiento de nuestras emociones, sentimientos y creencias, que al igual que las anteriores son manifestaciones de nuestra propia vitalidad. Pero además de dinámica, nuestra corporeidad es esencialmente relacional, ya que se construye con un otro a partir de un espacio-tiempo determinado que incluye también las historias y mitos familiares. Éstos configuran nuestra “historia somática”, con la que damos vida a los personajes de nuestras dramáticas cotidianas. Cuando hablamos de “soma” nos referimos al registro emocional, histórico, social geográfico y cultural que tenemos de nuestro cuerpo en una dinámica de permanente cambio. Movernos somáticamente es poner en marcha todos los aspectos de nuestra corporalidad. Por ese motivo, desarrollar una disciplina que ponga “lo corporal” en movimiento es mucho más que practicar una actividad física y resulta tan potente. Para muchos consiste simplemente en dejar que sus cuerpos se expresen libremente a su antojo. Otros prefieren compartir la experiencia siguiendo las propuestas de alguna escuela determinada. En ese sentido, la Argentina, más precisamente Buenos Aires, ha sido en los últimos treinta años el escenario de un importante movimiento de técnicas corporales o somáticas. Bajo la forma de método, sistema o hasta de terapia, aquellos que protagonizamos este fenómeno hemos tenido la oportunidad de recorrer aquí un camino muy vasto y enriquecedor. Mi experiencia, que el lector podrá encontrar al final de este capítulo —“Bailar es cosa mía. Autobiografía en movimiento”—, resume una búsqueda que, como a tantos otros que me acompañaron, me permitió descubrir la forma de sacar al bailarín que todos llevamos dentro. Si bien el trabajo corporal que realizamos hoy con las embarazadas gira alrededor de los “chakras” o centros de energía, a través de la práctica del movimiento expresivo, el yoga o la esferodinamia es posible percibir las huellas de ese camino transitado con otras disciplinas a lo largo de los años en cada una de nuestras propuestas. El movimiento como primera percepción 15 Para Bonnie Bainbridge Cohen, norteamericana creadora del método de anatomía vivencial denominado Body-Mind Centering, autora del libro Sensing, Feeling and Action (1993), el movimiento es una percepción. En un artículo del libro, traducido al español por Silvia Mamana y titulado: “La acción de percibir”, se dice que de todas las sensaciones el movimiento es: La primera que se desarrolla y, por ello, la más importante para la supervivencia. Así como cada experiencia sienta una base para otras futuras, el movimiento ayuda a establecer el proceso de percibir, y cómo percibimos el movimiento se convierte en parte integral de la manera en que percibimos a través de los otros sentidos. Considera injusto que la sensación de movimiento haya sido excluida de la tradicional lista de los cinco sentidos por considerársela científicamente no medible. No se encuentran estudios científicos del movimiento que incluyan el concepto de la percepción de la sensación corporal. Los que existen se refieren exclusivamente a la fisiología de determinado ejercicio o al acto motor mismo, desvinculado de la experiencia subjetiva del individuo que percibe. Bainbridge Cohen diferencia el sentir del percibir. El primero se refiere al aspecto más mecánico de la recepción de un estímulo, mientras que el segundo incluye la relación personal que establecemos con él. También nos señala que, de todos los nervios craneales, los nervios vestibulares, responsables de la percepción del movimiento, son los primeros en mielinizarse en el útero, lo que demuestra que cumplen una función más importante para la sobrevivencia que los demás sentidos. Según ella: “Esto indica que aprendemos primero a través de la percepción del movimiento. No sólo el movimiento es una percepción, sino que, al ser la primera percepción de aprendizaje, juega un rol importante en establecer los lineamientos de nuestro concepto o proceso de percibir”. Estudiando la vida intrauterina nos cuenta: En el útero, el bebé percibe el movimientode su madre como inseparable del propio. Tanto dentro como fuera del útero, estamos registrando el movimiento de la Tierra y el universo, pero hasta que nacemos, o somos separados de ellos, no podemos percibir su movimiento como separado del nuestro. Para el bebé intrauterino nuestros movimientos resultan vitales ya que le ofrecen información sobre su propio cuerpo, lo cual facilita el desarrollo de sus capacidades perceptivas. Sus propios movimientos generan que establezca contacto con las paredes del útero y el líquido amniótico, y al empujar los órganos de la madre siente que éstos también se lo hacen a él. Este contacto juega un papel importantísimo en la apertura del niño hacia sí mismo. B. Cohen finaliza diciendo: Las experiencias de movimiento y contacto son básicas para descubrir quiénes somos y quién es el otro, y cómo danzamos esta vida juntos... Aprender es abrirnos a la experiencia Las experiencias de movimiento y contacto son básicas para descubrir quiénes somos y quién es el otro, y cómo danzamos esta vida juntos... Aprender es abrirnos a la 16 experiencia de la vida. El abrirse es un acto motor; la experiencia es interacción entre hechos sensoriales y motores. Cuando la experiencia del movimiento es integrada en nuestra educación, nuestra percepción de nosotros mismos y del mundo cambia. Los chakras o centros energéticos Una distribución de nuestra energía vital La manera como nos movemos responde a la forma en que nuestra energía vital se distribuye en nuestro cuerpo. Si bien esta energía se halla en permanente cambio, su forma de organizarse determina también de qué modo cada individuo se siente y actúa en este mundo. Si trazáramos una línea media imaginaria que dividiera nuestro cuerpo en una parte superior y otra inferior y observáramos cuál de ambas es la que se encuentra más desarrollada, tal vez podríamos descubrir alguna correspondencia entre nuestra conformación física y nuestras características vitales. Así por ejemplo, comprobar si un mayor desarrollo corporal superior se corresponde o no con el grado de importancia que les conferimos a los aspectos espirituales, intelectuales o afectivos de nuestra personalidad en relación con los de nuestra vida material y de acción. En sentido inverso, también podríamos usar el movimiento corporal como recurso para encarar un proceso de cambio en algún plano de nuestra vida. Los yoguis nos ofrecen una valiosa guía para acceder al conocimiento de esta distribución, por lo general despareja, de la energía en nuestro cuerpo. Con su teoría de los centros de energía y su manifestación psicológica, nos ayudan a organizar una visión más integradora de nuestra somato-corporeidad. Según sus enseñanzas, la distribución de la energía en nuestro cuerpo se halla en permanente cambio. Pero fundamentalmente se centra en ciertas regiones formando torbellinos circulares a los que llaman centros de energía o “chakras”, que en sánscrito significa “rueda”. Describen siete centros de energía principales, alojados a lo largo de la columna vertebral, de cuyo equilibrio depende nuestra salud. A cada centro le corresponde un plexo neurológico vegetativo, el cual tiene a cargo un grupo de órganos, una glándula endocrina y un sector muscular con una porción de piel que lo recubre. Cada uno se relaciona con un nivel de nuestra personalidad y todos se interpenetran. Los chakras no constituyen compartimentos estancos, sino que representan niveles de complejización ascendente que van desde la materia al plano espiritual y que están integrados unos en otros. Imaginemos, como lo describen los yoguis, que en su base se aloja una serpiente — kundalini— que va subiendo en forma de espiral alrededor de nuestra columna y que arrastra consigo las energías del nivel inmediatamente inferior. De este modo, cada centro incluye al anterior y lo trasciende. Y es por eso que desde esta perspectiva podemos encontrar que la dimensión espiritual se nutre de la materialidad del centro bajo y a su vez éste la provee de la energía que hace posible su funcionamiento. Iniciaremos este viaje por las siete dimensiones del ser, desde el chakra bajo hasta el coronario, y describiremos cómo el fluir de esta energía despierta progresivamente a su paso las potencialidades que tenemos para desarrollar en nuestro camino de transformación personal a lo largo del embarazo. 17 Los ejercicios para movilizar la energía de cada centro que propondremos están orientados a cargar o descargar la zona de su influencia según ésta se encuentre desvitalizada o con un exceso de tensión. En ambos casos estamos ante un desequilibrio que impide su saludable flujo. Wilhelm Reich (1897-1957), médico alemán discípulo de Freud y reconocido como el padre de las terapias corporales, describió este fenómeno con el nombre de “coraza muscular” al considerarla como el conjunto de rigideces y bloqueos musculares que se producen en algunas zonas del cuerpo y que generan movimientos restringidos, tanto sea por estar muscularmente muy contraídas como por falta de tono. Ambas situaciones provocarían movimientos estereotipados que impedirían al individuo moverse con libertad y disfrutar de la vida. Reich descubrió que estas zonas corporales en la que la energía estaba detenida encerraban emociones que habían sido reprimidas o que, por algún motivo, no habían podido ser expresadas por el sujeto. Comprobó que ciertos ejercicios que relajaban la zona afectada, al descomprimirla, hacían que se liberaran emociones de características similares a las que habían sido reprimidas en su momento. Según Reich, los bloqueos emocionales y los bloqueos musculares, así como la coraza caracterial y la coraza muscular que estos dos producen respectivamente, son funcionalmente idénticos. En La función del orgasmo señala: La coraza caracterológica mostraba ahora ser funcionalmente idéntica a la hipertensión muscular, la coraza muscular. El concepto de “identidad funcional”, que tuve que introducir, no significa otra cosa que el hecho de que las actitudes musculares y del carácter desempeñan la misma función en el aparato psíquico; pueden influirse y reemplazarse mutuamente. Fundamentalmente no pueden ser separadas; en sus funciones son idénticas. (p. 212) Según esta idea, a un determinado rasgo de carácter le corresponde una determinada tensión corporal, un lugar físico concreto, correlato de aquel rasgo. A partir de esta teoría, el psicoanalista norteamericano Alexander Lowen, alumno de Reich, discípulo de Freud, desarrolla en los Estados Unidos la terapia bioenergética, para la cual diseña una serie de ejercicios expresivos destinados a destrabar las tensiones o corazas musculares que obstruyen el fluir de nuestra energía emocional. Se apoya también en la clasificación que hace Reich de los siete “segmentos o anillos” en los que se descompone dicha coraza: el ocular, el oral, el cervical, el torácico, el diafragmático, el abdominal y el pélvico, pero le otorga además una especial atención al trabajo de las piernas y los pies en su contacto con la tierra. Si bien no se conoce que Reich haya estado en relación con las tradiciones orientales, es curioso que se encuentren tantas similitudes entre una teoría médica psicológica occidental, relativamente tan reciente, y la descripción milenaria que hacen los yoguis sobre la distribución de la energía en siete centros. En nuestra experiencia, el ordenamiento propuesto por la teoría de los centros de energía o chakras nos resulta una herramienta muy apropiada para el abordaje 18 somato-psíquico de lo humano, y especialmente para comprender las múltiples dimensiones en que se manifiesta la transformación vital de una persona durante su período de embarazo. Ubicación de los chakras. Desde esta perspectiva, los centros, organizados como metámeras o segmentos en el cuerpo, se relacionan con diferentes aspectos o dimensiones de nuestras vidas. Así: ♦ El centro bajose relaciona con la dimensión orgánica. ♦ El centro lumbosacro con la dimensión sexual. ♦ El centro medio con la dimensión emocional. ♦ El centro cardíaco con la dimensión afectivo-relacional. ♦ El centro laríngeo con la dimensión cognitiva. ♦ El centro frontal con la dimensión mental. ♦ El centro coronario con la dimensión espiritual. En los próximos capítulos, conoceremos la ubicación de cada centro y su manifestación en el nivel correspondiente de la personalidad, en la vida en general y en la perinatalidad en particular. Propondremos para cada dimensión temas de reflexión, muchos de los cuales serán movilizados a partir de ejercicios corporales localizados por zonas. Su objetivo es actuar como disparadores para abordar cuestiones que quizá puedan colaborar para vivir el embarazo de una manera menos mecánica y permitan así recuperar su significado vital trascendente. La agrupación de estos temas dentro de una u otra dimensión, que podría parecer arbitraria, deja abierto el juego para otras múltiples combinaciones que cada lectora prefiera realizar. 19 Sugerencias para tener en cuenta en una práctica guiada de movimiento expresivo Norma Grispi, instructora argentina del Sistema de Movimiento Expresivo por Centros de Energía y colaboradora en nuestro Centro, recomienda siempre en toda actividad corporal expresiva los siguientes aspectos: ♦ Tener en cuenta el placer de moverse. ♦ Elegir una música conmovedora con la que se sienta que el cuerpo puede expresarse. ♦ Incluir los aspectos lúdicos del movimiento. ♦ Utilizar la risa como recurso liberador. ♦ Incluir la voz como una vía más de manifestación corporal. ♦ Pronunciar frases que ayuden a contactarse con las emociones propias y las posibles emociones del bebé. ♦ Fomentar el diálogo con el bebé. ♦ Terminar siempre con una experiencia de relajación, donde se abra la mirada interna. El yoga como camino para equilibrar nuestras energías La palabra “yoga” deriva de la raíz sánscrita “yuj”, que significa “sujetar”, “atar”, “juntar”, “concentrar la atención”, y también “unión” o “comunión”. En ese sentido, es una disciplina que integra todas las fuerzas corporales, emocionales, mentales y del alma, a nuestra energía espiritual. Constituye uno de los pilares de la filosofía india, y su existencia se remonta todavía antes de su sistematización en el siglo III y II a. C. Si bien son muchas las ramas en las que se desarrolla, una de sus prácticas más difundidas en Occidente ha sido la de Hatha Yoga, conocida a través de sus ejercicios corporales en la forma de “asanas”. Las asanas son posturas físicas, que se caracterizan por ir acompañadas de una actitud mental consciente y de una respiración adecuada. Pueden practicarse siguiendo el orden de los centros energéticos a fin de movilizar progresivamente cada zona. Durante el embarazo, seguir una rutina de asanas diariamente representa una ayuda inestimable para el equilibrio de la salud. Cuando no se cuenta con la posibilidad de participar de una práctica grupal asistida, recomendamos construirse la propia secuencia con la guía de un instructor especializado. María Zlotogwiazda y Dalila Wagner, instructoras de yoga de nuestro Centro, nos ilustran a continuación con ejemplos algunas posturas para practicar en el embarazo y otras para el posparto. Su correcta ejecución acompañada de una respiración profunda mejoran las funciones corporales vitales, como la circulación de los fluidos, la respiración y los procesos de eliminación, y permiten aumentar el nivel de vitalidad y de energía. Por otra parte, entre sus muchos beneficios, contribuyen a bajar el nivel de ansiedad, evitar estrés y establecer una comunicación profunda con el bebé. 20 Vriksasana o postura del árbol. Natarajasana o postura del danzarín. Sarvangasana o postura de la vela (para el posparto). Halazana o postura del arado (para el posparto). 21 Algunas de estas posturas pueden realizarse con la ayuda de algunos objetos auxiliares. Esa ha sido precisamente una de las innovaciones que el profesor indio B. K. S. Iyengar ha incorporado pocos años atrás al yoga tradicional, a través del método que lleva su nombre y al que se distingue en especial por el carácter de fuerza, resistencia y precisión con que se practican las posturas. Objetos auxiliares: correa, cubo y bolster. Postura asistida por bolster. Postura asistida por cubo. Postura asistida por correa. Esferodinamia Cómo moverse sobre un espacio móvil 22 Bajo esta denominación se conoce el trabajo con los fisiobalones, que ha sido utilizado, entre otras aplicaciones, en actividades lúdicas, para el desarrollo de la movilidad articular, como complemento de posturas de yoga, para tratamientos de rehabilitación kinésica y en psicoterapia. En nuestro Centro, hemos desarrollado con los fisiobalones una práctica específica para el embarazo y el posparto: ♦ Los fisiobalones son enormes pelotas inflables que favorecen el movimiento del cuerpo de la embarazada con una dinámica adecuada a sus posibilidades. ♦ La embarazada encuentra en la superficie esférica una fascinante posibilidad de proyectar sus curvas en un espacio circular. ♦ La redondez y flexibilidad del fisiobalón utilizado como intermediario entre el cuerpo y la tierra amortigua los movimientos y brinda a la mujer la oportunidad de colocarse en posiciones no habituales (boca abajo) sin ninguna incomodidad. ♦ Las articulaciones adquieren mayor elasticidad y preparan el suelo pélvico con una óptima apertura de la zona del periné para el momento del nacimiento. ♦ Desde el punto de vista emocional, moverse sobre los fisiobalones predispone a un estado “oceánico” que se asocia a la vida intrauterina. Esto facilita, por identificación, una íntima comunicación de la mamá con su bebé. He aquí algunos ejercicios que ilustran el trabajo con los fisiobalones Abriendo el espacio intercostal. 23 En cuclillas. En extensión. Balanceando la pelvis. Extensión lateral. Apoyándose en la pareja. Masaje sobre pelota. 24 Silvia Mamana, corporalista, colaboradora en nuestro Centro, desarrolló una modalidad de trabajo con los fisiobalones a la que denomina “esferokinesis” para diferenciarla de la esferodinamia, ya que pone énfasis no sólo en trabajar los aspectos posturales, sino también en incorporar elementos expresivos y creativos que permiten enriquecer la experiencia corporal. Según la especialista, los balones brindan una forma diferente y divertida de realizar un entrenamiento integral de acompañamiento de la gestación. Sobre las esferas se puede trabajar gran cantidad de variantes de ejercicios, adaptados a los requerimientos de cada trimestre del embarazo. Agrega que, por un lado, se trabaja la alineación (tan importante durante esta etapa debido a los cambios que se producen en el cuerpo), a través de ejercicios y secuencias que permitan adoptar una mejor postura, tanto en quietud como en movimiento. Se trabajan también secuencias generales para la movilidad articular, la flexibilidad, el fortalecimiento muscular, la resistencia y la coordinación general, y específicas para el registro, el fortalecimiento y la flexibilidad del periné y de las zonas involucradas en el parto. Por el otro, la contención y blandura que proveen las esferas las hace adecuadas para el descanso, la relajación y el aumento de la conciencia de la respiración, y para poner a las futuras mamásen contacto con las sensaciones de su propio cuerpo y con el bebé dentro del útero. Esto les brinda seguridad y tranquilidad, y les permite fortalecer el vínculo afectivo con su niño desde el comienzo del embarazo. La visualización La visualización es una de las prácticas más poderosas que pueden realizarse durante el embarazo ya que nos permite, con nuestra actividad mental, influir en nuestras funciones fisiológicas. Diferentes investigaciones realizadas con técnicas de biofeedback, en las que se conectan electrodos a la piel de la persona estudiada, demuestran que muchas de nuestras funciones fisiológicas “involuntarias” son afectadas por nuestros pensamientos y emociones de la misma manera que, a la inversa, éstas son capaces de modificar a las primeras. Shakti Gawain, escritora norteamericana autora del libro La visualización creativa, considera que tanto los sentimientos como los pensamientos cuentan con una energía magnética capaz de atraer a otras fuerzas de su misma naturaleza.. Esto hace posible que nos suceda aquello en lo que más creemos o pensamos. Cuando soñamos despiertos y nos trasladamos imaginariamente a la montaña, a la playa o a algún país que nos gustaría conocer, o cuando nos adelantamos a algún 25 acontecimiento —como por ejemplo, mudarnos de casa, obtener un ascenso en el trabajo, aprobar el próximo examen o el nacimiento de nuestro hijo—, estamos usando la visualización y aunque no lo hagamos conscientemente estamos contribuyendo a que esa escena sea más posible. Con nuestra imaginación usamos nuestra capacidad de crear una idea, una imagen mental o una sensación y ayudamos a concretar lo deseado. Según esta autora, la visualización creativa consiste en aprovechar nuestra capacidad imaginativa para construir una representación de aquello que deseamos que suceda. Podemos decir entonces que consiste en pensar valiéndonos de imágenes en lugar de conceptos. Estas imágenes pueden tener dos fuentes: por un lado la realidad objetiva, el ámbito externo, tal como los estímulos que nos llegan a través de nuestros sentidos. Por otro lado, la realidad subjetiva, que es la que construimos a partir de recuerdos, emociones, fantasías o sueños. La clave es que las sensaciones producidas por ambas son, prácticamente, de igual intensidad y actúan con igual efectividad sobre nuestro organismo. Para que la visualización cumpla con su cometido y resulte eficaz, lo fundamental es dejarse invadir y envolver por todas aquellas sensaciones, recuerdos, sentimientos y emociones que surjan a partir de la evocación de una imagen o escena original. Para ello es necesario relajar el cuerpo y entrar en otro estado de conciencia a través de la respiración. Sugerimos entonces primero entrenar previamente alguna de las técnicas de relajación que presentamos en el capítulo 6. El punto de partida siempre será una imagen bien definida, pero no se requiere que ésta haya sido tomada de lo real ni de lo vivido. Se dice que la visualización es una “ventana” al inconsciente personal, ya que no se trata de una experiencia intelectual, aunque sí del orden de lo mental. A la hora de crear una imagen se recomienda que cada uno observe cuál es el sentido que más privilegia en su experiencia perceptiva habitual. Hay personas que son más visuales, otras más auditivas o táctiles, olfativas o kinéticas. Las escenas elegidas deberán contar con descripciones que contengan elementos familiares a nuestro modo de acceder al mundo. Por ejemplo para alguien visual podemos visualizar colores o paisajes, mientras que alguien más táctil entrará en estado más fácilmente al mencionar, por ejemplo, sensaciones como las de la temperatura o las texturas. La visualización ha sido también utilizada con fines terapéuticos. Los doctores norteamericanos Stephanie Matthews–Simonton y O. Carl Simonton, creadores de un programa de entrenamiento para curar enfermedades graves, en la ciudad de Dallas, Texas, escribieron junto al psicoterapeuta norteamericano James L. Creighton el libro Recuperar la salud en el que señalan el valor de la relajación y la visualización en el tratamiento de la enfermedad. Según estos autores, la visualización contribuye a disminuir el miedo, a asumir el control sobre lo que sucede con el cuerpo, a mejorar el sistema inmunológico y el proceso hormonal, a modificar creencias que sean incompatibles con la salud, a disminuir el estrés y a aumentar el sentimiento de confianza y optimismo. Muchas veces, nuestro temor de que algo malo ocurra hace que le dediquemos tanta atención a esa escena, que termina finalmente condicionando que suceda. Por el contrario, las imágenes mentales positivas actuarían como profecías autocumplidas. 26 Durante la gestación, esta técnica permite a la pareja empezar a conectarse con su hijo en el plano emocional y vivencial al imaginar, por ejemplo, cómo cambiará su vida con la llegada del bebé o cuál será el lugar en el mundo de ese hijo. Cuando la visualización termina, es fundamental que la mujer vuelva al estado de vigilia a través de una respiración más activa y de estiramientos corporales. Luego relatará o dibujará aquello que ha podido ver y sentir durante la experiencia con el objetivo de descifrarla y procesar los sentimientos que pudieran resultarle inquietantes o atemorizantes. Utilizar una visualización en la sala de parto puede ser de gran ayuda en ese momento tan movilizador. Algunas propuestas para diferentes etapas del embarazo ♦ Primer trimestre: Las imágenes con las que se trabajará estarán relacionadas con la formación y el crecimiento del bebé y con la preparación corporal de la madre para hospedarlo. Imaginar al útero como una casa en la que están por llegar invitados muy queridos y donde todo debe estar preparado para recibirlos. ♦ Segundo trimestre: Entre el cuarto y el quinto mes de embarazo la madre empieza a sentir, por primera vez dentro de la panza, los movimientos del bebé. Imaginar en detalle estos movimientos (un piecito que cambia de posición, una patadita que quizá signifique algo, etc.) podrá ayudarla a conectarse con el crecimiento de su hijo. ♦ Tercer trimestre: Si el bebé todavía no se dio vuelta con la cabeza hacia abajo, imaginarlo girando. Visualizar cómo será el momento del parto, quiénes estarán allí, y cómo será la primera mirada con su hijo. Sugerencias prácticas Teniendo en cuenta que las visualizaciones se realizan en un estado de conciencia distinto del habitual, sugerimos que el lenguaje que se utilice esté organizado según las pautas de nuestro hemisferio derecho, el cual, para expresarse, se vale de imágenes, conceptos abstractos, poéticos y hasta musicales. Recomendamos que sea otra la persona que guíe la visualización o bien que se graben las consignas y luego se las reproduzca en el momento de hacer la experiencia. Pueden también incluirse sonidos o música de fondo, pero con un volumen lo suficientemente bajo para permitir una mayor concentración. La reflexión, una fuente de cambios A lo largo del embarazo, la mujer tiene la posibilidad de producir cambios sobre distintos aspectos de su vida. Muchas veces, sin embargo, se reconoce repitiendo conductas no elegidas, siguiendo mandatos, respondiendo a pautas según los mitos de su entorno. Otras tantas se ve a sí misma oponiéndose a lo conocido, pero haciendo exactamente lo contrario a lo vivido hasta entonces, actuando así más por reacción 27 que por elección. Para evitar caer en una u otra alternativa —que no representan más que dos aspectos del mismo fenómeno— y poder elegir libremente su camino, es imprescindible que algunas cuestiones sean sometidas a un trabajo de reflexión. Por reflexión entendemos volver sobre una situación para revisarla y resignificarla. Atravesar por momentos de duda, de incertidumbre, y por cierta cuota de angustia. Puede resultar un camino difícil, pero la presencia de otro ayudará a transitarlo. A veces conversar con la pareja,con una amiga, con un familiar o con un terapeuta facilita el camino de la reflexión. Cuando hablamos de conversar —que significa versar o girar alrededor de algo—, nos referimos a la experiencia de intercambio a través del lenguaje, el cual organiza el universo social en el que vivimos. Entendemos por lenguaje no sólo aquella herramienta que permite hablar sobre las cosas, sino también que éstas sucedan, ya que participantes a volver sobre sí mismos. Es interactivo, porque hace posibles un cambio y una apertura en el proceso de construir conceptos y de crear prácticas nuevas. Silvana Simonassi, coordinadora argentina de grupos de reflexión filosófica, con quien hemos transitado la tarea de pensar muchos de los temas de este libro tomando como referencia diversos conceptos del pensamiento contemporáneo, nos cuenta qué significa para ella el hecho de reflexionar con el aporte de la filosofía. Dice: “Hay momentos en los que dialogar —en el sentido de escuchar al otro y a nosotros mismos— se vuelve un verdadero ‘acontecimiento’. Algo nuevo aparece. En lo ya sabido se abren fisuras, preguntas, se suspende la certeza de lo que creíamos tan seguro; entonces, acontece la reflexión. A veces los otros son aquellos pensadores que, habiendo pensado lo que nos convoca, vuelven a pensar con nosotros. Por eso los espacios de reflexión, y aun más los filosóficos, nos permiten volver la realidad más porosa, menos absoluta. Los pensadores nos interpelan y nosotros a ellos; así es como se vuelven nuestros indispensables aliados para la vida”. Cada uno de nosotros participa de diferentes comunidades que poseen diferentes discursos y que describen y crean, a su vez, distintas perspectivas del mundo. Cuando invitamos a alguien a conversar, estamos construyendo un diálogo para explorar las cosas que tenemos en común, los acuerdos y también los posibles desacuerdos. Es una invitación a compartir experiencias personales, preocupaciones comunes, pero también a evitar polarizaciones en tanto exploremos y aceptemos las incertidumbres y reconozcamos la complejidad del asunto del que se trate. Así es como podemos, finalmente, promover el surgimiento de cosas nuevas. En nuestra experiencia con mujeres y parejas gestantes, los grupos de reflexión han sido una fuente de cambios significativos para sus participantes. Pero es importante diferenciar la reflexión grupal, que se produce dentro de los encuentros conocidos bajo el nombre de psicoprofialxis obstétrica, de la correspondiente a la actividad clínica, que también desarrollamos los psicólogos en la práctica psicoterapéutica de grupo. Si bien ambas comparten características comunes —como la confidencialidad, la cohesión y ciertos principios básicos de la dinámica de su funcionamiento—, sus objetivos y alcances son diferentes. Por lo tanto, algunos de los recursos operativos que se utilizan en una de ellas no son aplicables a la otra. 28 Por ejemplo, en los grupos de prevención es común brindar información. Ésta forma parte de la función psicoeducativa que esta tarea cumple, pero no es habitual hacerlo en un grupo tearapéutico. Así también estaría fuera de contexto intervenir en los primeros con interpretaciones psicodinámicas, como si se tratara de una consulta clínica. En los grupos de reflexión con padres preferimos usar señalamientos, y para referirnos a alguna situación conflictiva puntual por la que algún miembro del grupo esté atravesando, elegimos socializar la experiencia utilizando un plural generalizador. El respeto por la intimidad de cada miembro es prioritario. Algunas mujeres, por ejemplo, no quieren compartir con sus compañeras experiencias vividas en partos anteriores o algún detalle de su vida personal. Cada una debe encontrar su propia manera de participar y de construir su pertenencia al grupo. Si bien es responsabilidad del coordinador estar alerta para reconocer cualquier situación de riesgo que pudiera perturbar el buen desarrollo del proceso de mater o paternalización, su función se limitará a sugerir la consulta de un experto que pueda atender la situación de la que se trate. La función de estos encuentros de reflexión es anticipar situaciones cotidianas saludables, propias de las etapas por las que se está transitando, prevenir situaciones de riesgo para la salud psicoemocional de los integrantes de toda la familia y aportar nuevos recursos y diferentes posibilidades para resolver los problemas que pudieran presentarse en los diferentes momentos de esta crisis vital. Incluiremos en cada capítulo algunos testimonios tomados de esos grupos a fin de exponer las diferentes perspectivas sobre cada tema. Esperamos que de la confrontación con las propias ideas surja una reflexión fecunda. “Bailar es cosa mía” Autobiografía en movimiento Recuerdo mi fastidio cuando de niña mis padres hablaban en secreto y, al preguntarles por lo que me ocultaban, para conformarme ellos susurraban al oído: “Qué lindo es bailar”. Yo sonreía y quedaba momentáneamente contenta. Mi abuela, que en aquellas noches nos cuidaba a mí y a mi hermana para que ellos salieran solos, nos tocaba el pandero evocando así con canciones ladinas sus orígenes en Jerusalén, en donde, aun con un padre maestro de las enseñanzas bíblicas, no había sido destinada a poseer el don de la lectura y la escritura. Más tarde, como todas las nenitas de los años cincuenta, en el salón de piano de una profesora de danzas clásicas del barrio de Núñez conocí el tutú soñado. Pero aquel prometido vuelo no llegaría de las manos de mis zapatillas de punta: fueron los bombos al evocar los cantos de la tierra, la que debería pisar como en toda Rayuela para alcanzar el Cielo. La Compañía de Folclore Argentino de Margarita Palacios me introdujo, en la escuela primaria, en “chacareras”, “cuecas”, “gatos”, “escondidos”, salpicados con aristocráticas “gabotas”, con las que me crucé las primeras miradas cómplices de la mano de un caballerito de siete años. Colores, alegrías en la danza de las cintas, en las que nos entrelazábamos alrededor de un palo, iban conformando aquel secreto que me parecía dirigido sólo a mí en aquel “Qué lindo es bailar”. 29 A los doce dejaba esos ritmos como respuesta a las notas que despilfarraban entusiasmo en oiras, dapkes, teimaníes de las danzas israelíes —rikudím—, coreografía que hacíamos mezclándonos con acampantes sudorosos. Cuerpos que crecían, y desconcierto ante ese nuevo esquema corporal de redondeces y exuberancias adolescentes. Las mujeres éramos más hábiles a la hora de la coordinación. Ellos, como decíamos con mi hermana, sólo dominaban el “paso del bote”, de un pie al otro moviéndose robóticamente en aquellos primeros aprietes de los bailes de “asalto”. Se hizo necesaria una búsqueda interior que armonizara tanta ebullición sin amordazarla. Patricia Stokoe, argentina de origen británico, creadora de la Expresión Corporal en la Argentina, a fin de los años sesenta me llevaría a descubrir un mundo posible del ser y el bailar mi cuerpo “descoreografiante” y ávido de nuevas sensaciones. Escuchar, ritmar, percibir, acompasar, jugar, expresar, de la mano del músico argentino Carlos Gianni en el piano. Transité también otras disciplinas, la de la Gimnasia Consciente con Irupé Pau, la Eutonía, la Sensopercepción, etc. Los aires universitarios por entonces, sin embargo, quisieron poner nombres a tanta algarabía, y con la carrera de Psicología, en los años setenta, empecé a buscar esa correspondencia entre el mundo de las emociones y el del movimiento corporal. Hugo Ardiles, médico fisiatra, continuador del Sistema de Gimnasia Rítmica Expresiva creado por Susana Milderman, me esperaba en este camino a través del Instructorado de Gimnasia de Centros de Energía. Los chakras fueron la clave para comprender esa íntima relación entre los diferentes niveles de la persona y los segmentos corporales definidos por distribución energética. El cuerpo no era ya sólo movimientofísico, también era energía, conciencia, espiritualidad. Aparecieron las “asanas”, posturas del yoga —que intentaron disciplinar mi poco contemplativo espíritu, hecho para la acción—, y la respiración fue la clave para que todo mi ser empezara a juntarse. ¿Todo? Estaba necesitando que mi cuerpo creara lo suyo más allá de los tres hijos que habían nacido de él entre 1970 y 1980, y la institución Natal, que habíamos creado junto a Diana Wechsler, donde aplicábamos los centros de energía a la atención de la mujer y la pareja que espera un hijo. La creatividad de mi cuerpo emocionado resonaba en la propuesta de Eliseo Rey, docente corporal y artista argentino creador de la Biodinámica Emotiva, cuando me permitió, en su decir de “Bailar es cosa mía”, improvisar hasta sobre un escenario, cosa que siempre supe que no era para mí ya que sólo en mis oídos guardaba el secreto y, por eso, era sólo cosa mía. La mirada del otro era sin embargo un espejo ineludible, y la aparición de un observador impuso en mí la exigencia de la forma, del espacio y de la composición. Fantaseé con emprender algún lenguaje dancístico que domesticara mis desprolijidades. Pero fue inútil más de una clase de danza contemporánea, Barre a Terre, Graham. Recurrí a otras escuelas, como la de danza árabe, flamenco, lambada, salsa y nuestro tango argentino. Hasta transité por algunas artes marciales, como Taekwondo, Aikido o Tai Chi. Las disciplinas “psicocorporales” sin embargo me atraían más, con sus propuestas de psicodanza —luego llamada biodanza—, que experimenté de la mano del chileno Rolando Toro, su creador; la bioenergética; la 30 vegetoterapia; el psicocine; el psicodrama; la danza de los cinco ritmos o danza extática; el movimiento auténtico; la hiperventilación. Ninguna de ellas respondía a lo que mi cuerpo buscaba, integrar el arte con el movimiento y la salud, y una puesta a punto de mi estado físico, energético, emocional y espiritual, pero de profunda conexión con los otros. Dando y recibiendo masajes alcanzaba muchas veces ese clímax o tal vez en la intimidad de un encuentro amoroso, pero ¿qué disciplina podría acompañar mi búsqueda? En la segunda mitad de los años ochenta participé de un seminario que el bailarín norteamericano Daniel Trenner daba en la Argentina sobre Contact-Improvisación, disciplina creada en los Estados Unidos por Steve Paxton. La palabra “contact” me producía rechazo por sentirme ya de vuelta de todas aquellas experiencias de contacto y grupos de encuentro que habíamos heredado del movimiento corporalista de la década de 1960 en los Estados Unidos y que disfrutábamos aquí a pleno sol, todavía sin agujero de ozono ni Sida, los argentinos de los años 1979 y 1980, mientras soportábamos el horror de la época de dictadura. Me preguntaba si no sería más de lo mismo, y encima improvisado. Me encontré en cambio con una invitación a la danza que me conectaba a la vez con la tierra y con el cielo, al que podría volar sola o en contacto con otras pieles. Sentí que me integraba al flujo energético del otro, de la Tierra y hasta de todo el Universo, y que eso me permitía participar del caos que me llevaría a ese instante único e irrepetible en que consiste el acto creativo de improvisar. El vértigo del vuelo tuvo que acompañarse con un disciplinado entrenamiento para aprender a “aterrizar”, que en Contact significaba entregar generosa y progresivamente nuestro peso a la tierra. Para que surgiera lo más auténtico de cada uno, fue necesario cultivar la desorientación espacial y desaprender ciertos vicios. Descubrir que nuestros apoyos eran también móviles significaba desafiar una vez más la ilusión de la quietud de la Tierra. La confianza en la entrega de mi peso al otro no debería ser nunca mayor a la confianza en mis propios sostenes. Y cuanto más flexible estuviese, más podría recibir el impacto de la caída de otros cuerpos, o bien del mío, sobre la Tierra. Invitar a alguien a mi danza era entrar en un mundo desconocido por ambos. Escuchar y sentir su respiración exigía haberme detenido antes en reconocer la propia. La comunicación se daría si ambos entrábamos en un estado de escucha profundo y sutil. Temas como la confianza, la entrega, la iniciativa, la capacidad de negarse ante una propuesta fuera del propio tiempo resultaron fundamentales para evitar el riesgo de un accidente. En esto consistieron los encuentros de improvisación o “jams” —nombre prestado del jazz— que se organizaron desde sus inicios hasta nuestros días en diferentes ciudades de nuestro país y de todo el mundo. Hoy, que el movimiento de mis ideas y mis sentimientos continúa desafiándome para seguir creciendo, y hasta ocupa un lugar central en los recursos con los que trabajo asistiendo a otros en el campo de la salud corporal y emocional, sigo sintiendo que la vida es danza y que, más allá de escuelas, técnicas o disciplinas, “bailar es cosa mía”. 31 Capítulo 1. La energía vital de nuestro cuerpo La dimensión orgánica La dimensión orgánica se relaciona con el centro bajo o Muladhara. Este centro se localiza alrededor del coxis, en la base de la columna, entre el ano y los genitales, y abarca la zona comprendida por la planta de los pies, la cara posterior de las piernas y los glúteos. Le corresponde el plexo pélvico, donde encontramos los órganos de la pelvis menor, el útero en la mujer, la próstata en el hombre, la vejiga y el recto. Corresponde a aquellos aspectos de la persona ligados a la materialidad, a la tierra como fuente de la que se nutre, a la fuerza telúrica, a los aspectos más primitivos del ser humano, aquellos que surgen de la manera más salvaje y que lo conectan con su naturaleza animal. Proporciona energía a los demás centros y les da la vitalidad, el vigor y la resistencia que necesitan para poder funcionar saludablemente. En este nivel se producen todos los fenómenos físico-químicos estudiados por la fisiología, que se encargan de mantenernos con vida. Se relaciona, fundamentalmente, con el sistema vegetativo, y es el responsable del buen funcionamiento de todos nuestros órganos vitales. El saber del cuerpo ¿Qué decimos cuando decimos “cuerpo”? Desde una concepción dualista, podríamos responder que aludimos a esa zona de nosotros que puede ser mirada, tocada, medida, estudiada. Nuestro costado material. Y en esa pura materialidad a la que es arrojado, lo que aparece es una extensión que no piensa ni siente ya que tales atributos les son reservados al espíritu, al alma, o a la razón. Es esta última la que se encarga de establecer un saber, una decodificación de ese organismo funcional que es el cuerpo. Lo obliga a adecuarse a nuestras necesidades y requerimientos en tanto sujetos (reproducirse, ser joven, no atravesar el dolor), y el cuerpo, desde su lugar de objeto, casi siempre responde a ellos. Desde esta perspectiva binaria, también podríamos decir que el cuerpo es el lugar donde se manifiestan las emociones, donde se hace visible ese otro aspecto de cada uno que es inmaterial e intangible, un modo de expresión del espíritu o del inconsciente, la representación material de nuestros sentimientos y nuestros pensamientos. 32 En cualquiera de los casos, según esta visión el cuerpo queda separado del espíritu y ocupa un lugar secundario respecto de lo que solemos considerar sustancial de nosotros mismos (la razón, el espíritu). Como “no sabe”, lo ponemos en manos de quien “sí sabe”, y es a ese saber racional sobre lo biológico al que le otorgamos las decisiones más importantes de nuestra corporalidad. Pero es interesante destacar que hay otras concepciones acerca del cuerpo. Las tradiciones orientales, como el yoga por ejemplo, integran en una unidad indisoluble cuerpo, mente y espíritu. En Occidente, F. Nietzsche, por ejemplo, tampoco considera al cuerpo como algo subalterno del alma o de la razón, sino como la manifestación misma de la vida. Una vida que no requiere ser mediatizada ni justificadabajo un orden y una comprensión racionales. No necesita ser explicado, ya que es él el que sabe. Y no porque el saber lo tenga el cuerpo en lugar de la razón, sino porque ese cuerpo, que es vida, está más allá de la división con el pensamiento y el espíritu. Se trata de un cuerpo que es pensamiento, y un pensamiento que es cuerpo. Lo corporal, para Nietzsche, es la irrupción de una potencia inapelable. En ese sentido es que el cuerpo tiene mucho que enseñarnos. Desde la perspectiva que estamos presentando dentro de la dimensión orgánica, el cuerpo es una de las formas en que se expresa la materia. Es la materialidad de lo orgánico lo que subyace a todo lo que existe; es el fundamento de todo. El embarazo es un momento en el que el cuerpo se impone y nos convoca a habitarlo. Ejercicios para desarrollar el impulso vital Dado que este centro se relaciona con la fuerza y la vitalidad, los ejercicios que realizaremos a continuación estarán orientados a trabajar e impulsar la marcha, el caminar, el apoyo de los pies sobre la tierra, lo cual habla de nuestro estado en el mundo y de cómo andamos y nos sentimos en la vida. El trabajo con esta región corporal fomenta la toma de conciencia de los diferentes puntos de apoyo, a fin de registrar y mejorar la distribución del peso del cuerpo, con especial énfasis en el talón y los bordes externos de los pies. Ejercicio nº 1. Marcando territorio. Ocupando nuestro propio lugar: Algunas personas caminan casi en puntas de pie, quizá para ocupar menor espacio, por inseguridad, por exceso de idealismo o por tener un escaso contacto con el mundo concreto, como si la materialidad les pesara o les molestara. Este ejercicio apunta a tomar esos lugares que nos corresponden en el mundo, a buscar apoyos firmes, a aprender a pedir y a defender nuestros derechos y a preservarnos de aquello que nos impide ser como somos o como quisiéramos ser. 33 Caminando con paso firme. Caminar con paso firme mientras se observa cómo los pies apoyan alternadamente en el suelo como dejando huellas. Sentir que con la marcha se está marcando el territorio dentro del cual se elegirá el propio lugar donde pararse. Ejercicio nº 2. Plantándose para echar raíces: A este ejercicio se lo conoce como “grounding” dentro de la bioenergética. Su objetivo es lograr una sensación de seguridad, ya que se trata de perder el miedo a abandonarse a la fuerza gravitacional que hace que quedemos como suspendidos en el aire, sin contacto con lo material. Echando raíces (grounding). Consiste en pararse con los pies paralelos a unos 20 cm de distancia entre sí, y flexionar levemente las rodillas dejando que el peso del cuerpo caiga sobre las plantas en forma pareja. En esa posición sentir cómo los pies toman contacto con el suelo como si se enraizaran en la tierra. Tomar conciencia de la respiración y sentir cómo se descargan a tierra las tensiones al soltar el aire, y se toma de ella la energía necesaria para el resto del cuerpo al inhalar. Ejercicio nº 3. Para recuperar nuestra naturaleza animal: Si dividimos nuestro cuerpo en una parte inferior y otra superior, encontraremos que la primera es la que se halla en contacto con las funciones más primitivas, menos elaboradas, más vinculadas con nuestra naturaleza animal, como pueden ser el ritmo y los 34 movimientos instintivos de supervivencia, que nos producen una sensación de poder y seguridad. Es la zona que ponemos en marcha en el acto concreto de parir, en el que utilizamos toda la fuerza de la vida y de la animalidad que existe dentro de nosotras. Recuerden que no sólo parimos valiéndonos de aquello que sabemos, sino de lo que sentimos visceralmente. Golpeando el suelo con las plantas de los pies. Para tener esta experiencia, hacemos el ejercicio de golpear el suelo con fuerza con toda la planta del pie —en especial con los talones— en forma rítmica, cuidando de apoyar tanto las almohadillas como el dedo gordo y los bordes externos. Seguimos un ritmo parejo, como si participáramos de una danza ritual primitiva, y buscamos en cada pisada descargar la energía de nuestro cuerpo acumulada en las piernas. Podemos acompañarnos con música de percusión, como la de las danzas africanas, o con ritmos de otras regiones del mundo. Ejercicio nº 4. Amortiguando con las rodillas: Para que la energía del cuerpo no se bloquee y pueda circular hasta su descarga a tierra por las piernas, es necesario que las articulaciones de las rodillas se encuentren flexibles; esto quiere decir que estén libres y fuertes a la vez. 35 Flexionando levemente las rodillas. Para ello es necesario que, al estar de pie, ambas se encuentren relajadas, y evitar un estiramiento excesivo de las piernas. De este modo le amortiguan a la columna, especialmente a la zona lumbar, y al resto del cuerpo, los golpes que se producen habitualmente en la marcha, al saltar o cuando caemos. Ejercicio nº 5. Fortaleciendo las articulaciones de las rodillas: Para fortalecer esta zona, conviene hacer diariamente algunos ejercicios de flexión de rodillas. Para fortalecer las articulaciones. En posición de pie, y tomadas de una barra o una silla, flexionar y extender alternativamente las piernas, acuclillándose y volviendo a incorporarse, entre 15 y 30 veces. Además de favorecer el fortalecimiento y tonificación de rodillas y piernas, estos movimientos contribuyen a flexibilizar los músculos que bordean el periné y que se encuentran en la base de la pelvis. 36 Ejercicio nº 6. Ejercicio de elongación: Para compensar el efecto del ejercicio anterior, conviene estirar la zona posterior de las piernas, desde los talones hasta los isquiones, tomándose los tobillos con las manos. Elongación posterior. Este ejercicio puede realizarse sentadas en el suelo, extendiendo una pierna primero y la otra después si la panza está muy grande, y buscando elongar la parte posterior de cada una de ellas mientras se hace una exhalación profunda. Ejercicio nº 7. Ejercicio de reflexología. Para estar bien paradas: Nuestros pies representan nuestra manera de situarnos ante la vida. Hacen que nos sintamos o nos vean “siempre en las nubes”, o más “terrestres” y concretos, “patinando” o “dando traspiés” en la vida. Están aquellos “agarrados” que se aferran a las cosas materiales, los que van “con pie de plomo”, y los que van “en puntillas de pie” o no se atreven ni siquiera a pisar. Cada persona expresa una diferente manera de estar en el mundo. La reflexología nos cuenta cómo la salud de nuestro cuerpo-mente se refleja en la planta de nuestros pies. Según ella, en ese lugar se encuentran los centros nerviosos correspondientes a los diferentes órganos del cuerpo, y su estimulación mejora la actividad orgánica así como la circulación sanguínea. Mapa plantal según la reflexología. 37 Puesto que en el embarazo se producen alteraciones profundas en la fisiología de la mujer, masajear por zonas la planta del pie podría colaborar en la prevención de várices al activar el retorno venoso, sobre todo en días muy húmedos, que es cuando las piernas más se hinchan. Masaje plantal sobre pelotita. Con una pelotita de tenis ubicada debajo del pie, masajear los diferentes puntos de apoyo. Luego, asentar todo el peso del cuerpo para estimular los centros nerviosos que se encuentran en la planta. Ejercicio nº 8. Ejercicio del guerrero: Se nos ha enseñado a mantener las piernas cerradas, a inhibir nuestra fuerza, a caminar en tacos altos, a no descargar los talones sobre la tierra. Pero todo ello en realidad desactiva el impulso expulsivo, que es primario y que nos pone en contacto con lo más primitivo de nosotras. El siguiente es un ejercicio bioenergético de descarga de las piernas. 38 Pateando al aire. Tirar pequeñas patadas al aire mientras se suelta la voz con un sonido liberador, como los que se usan muchas veces en las artes marciales, a fin de estimular la actitud delguerrero: una actitud activa, alerta y lista para la lucha. Este ejercicio representa el movimiento orgánico de expulsar, soltar y descargar, y sirve para poner en marcha la potencia. Ejercicio nº 9. Para descargarse: Los siguientes ejercicios brindan la posibilidad de descargar la congestión venosa, que se expresa en edematizaciones en las piernas y en problemas circulatorios. Descargando las piernas. Acostadas boca arriba con los pies apoyados en la pared y la cola cerca de ella, hacer vibrar las piernas con intensidad dando golpecitos sobre la pared acompañándolos con exhalaciones sonoras. Ejercicio nº 10. Ejercicios expresivos: La mayoría de los ejercicios que hemos propuesto pueden ser empleados, también, para ayudarnos a expresar aquellas emociones que se encuentran contenidas en forma hermética en nuestro cuerpo, ya que hay que tener en cuenta que las tensiones musculares son, la mayor parte de las veces, resultado de sentimientos no expresados o emociones reprimidas. Todo dependerá del objetivo propuesto y del contexto en el que los realicemos. Por ejemplo, si logramos crear un ambiente de intimidad, ya sea estando solas o acompañadas por alguien de nuestra confianza, y pronunciamos una palabra o una frase significativa mientras ejecutamos el ejercicio, pueden aflorar algunas emociones que teníamos guardadas a la espera de ser liberadas. Es el caso de la ira o el rechazo, 39 que por no ser socialmente aceptados se nos hace difícil manifestarlos y terminan siendo reprimidos. Tomemos el ejemplo del ejercicio del guerrero arriba descripto, e imaginemos que lo hacemos pateando sobre la cama. Para liberar emociones contenidas. Acostadas, con las piernas recogidas y los pies apoyados sobre la cama, golpeamos el colchón alternativamente con uno y otro pie, levantando y bajando las piernas en cada patada. Decimos o gritamos la palabra “no” o “basta” en cada golpe, como rechazando o tratando de deshacernos de algo inaceptable. Lo repetimos varias veces hasta sentir que nuestro cuerpo entra en sintonía con nuestras palabras. Al detenernos, estabilizamos nuestra respiración llevándola a la zona abdominal y percibiendo la movilización energética de los pies y las piernas. Podemos lograr este mismo resultado con los demás ejercicios al repetirlos varias veces y permitir que emerjan aquellas emociones o sentimientos que nuestros cuerpos tan confidencialmente guardan. 40 En posición de elegir Como ocurre en todos los planos de la vida, la desinformación y el desconocimiento llevan a una tranquilidad engañosa, y en el caso específico del nacimiento y el parto, a la aceptación pasiva de las condiciones impuestas por el sistema de salud. Sin embargo, la mujer, a diferencia de las demás hembras mamíferas, tiene el derecho de elegir una forma de parir fisiológica, que respete sus preferencias y posibilidades emocionales, familiares y culturales. La pasividad tiene un alto costo en salud psicofísica, que no sólo las mujeres, sino también los bebés, terminan pagando. La pareja, en su embarazo, suele atravesar un período de inseguridad emocional, lo cual influye en su posibilidad de elegir libremente. Pero desarrollar las cualidades de esta dimensión segurizante pueden ayudarla a ocupar el espacio que le corresponde, plantarse en sus derechos, pararse en la realidad del contexto en el que vive y flexibilizarse frente a la aparición de variables que le impidan llevar adelante su proyecto. Es desde una posición firme, pero no rígida, que podemos defender lo que queremos y sentirnos seguras de confiar en nuestras fuerzas vitales. Aprender a elegir la posición para parir es aprender a elegir cómo situarse frente a la vida. La manera como parimos refleja nuestra propia manera de vivir. Tomar conciencia de esto puede conducirnos a aprovechar el tiempo de gestación para reconocer cómo estamos viviendo y concretar los cambios que sintamos que debemos producir. Alentar el movimiento Como veremos en el capítulo 5, existe una diferencia entre el pujo como reflejo expulsivo realizado en diferentes posturas y el pujo con la respiración bloqueada y en posición acostada. Para favorecer la necesidad instintiva de pujar, en lugar de entrenar a la mujer para que se ubique de manera confortable sólo para el médico (acostada o litotomía), debería ayudársela a conocer su propio cuerpo para poder moverse y adoptar aquellas posiciones más adecuadas a su reflejo expulsivo. Alentar el movimiento es confiar en él. Es “no empujar el río” tratando de conducir el parto, el pujo, las relaciones sexuales. Promover el flujo de nuestras ideas, de nuestros cuerpos, de nuestras relaciones afectivas, de nuestros roles, para que nuestra creatividad pueda emerger también como un “reflejo expulsivo”. Visualización para soltar Comenzamos inhalando y exhalando el aire, tratando de registrar especialmente el momento de la exhalación... Lo hacemos una y otra vez hasta sentir que, cuando 41 largamos el aire, con él soltamos un pequeño sonido... un sonido suave, ese sonido que hace el aire simplemente al salir por la boca... una exhalación sonora... La próxima vez le agregamos, a ese soltar el aire con sonido, un soltar las piernas... si estamos boca arriba las piernas se sueltan hacia afuera... y si la posición de boca arriba ya empezara a incomodarnos nos acomodaremos hacia el lado izquierdo... con esa misma idea de soltar el peso... Junto con el cuerpo nos soltamos... Con la próxima respiración ponemos la atención en soltar los pies sobre el suelo... tomando en cuenta qué parte de ellos estamos apoyando o está en contacto con el suelo... La siguiente respiración permite soltar el peso de esos puntos de apoyo de los pies en el suelo... y con la próxima respiración y al exhalar, soltamos el peso de los apoyos de las rodillas en el suelo... y así vamos subiendo con los otros puntos de apoyo de nuestro cuerpo en el suelo... Cada vez que exhalamos, soltamos el peso en ese punto donde ese hueso o esa porción de piel apoya en el suelo... y de ese modo vamos soltando punto por punto... la cadera... la columna o el lateral... los hombros... los brazos... las manos... Soltamos la cabeza sobre la tierra permitiéndole a nuestro cuello descansar de sostenerla permanentemente... Soltamos la cabeza y la entregamos... Ahora vamos a detenernos en la idea de soltar, pero esta vez no sólo el peso de nuestro cuerpo, sino cualquier tensión en cualquier zona que se encuentre... la soltamos, la abrimos, la dejamos ir... reconocemos que ya no nos pertenece... Soltamos así una sensación... y también soltamos la emoción que nos produce... tal vez soltemos una lágrima... tal vez un suspiro... La respiración es nuestra aliada en este soltar... Soltamos la imaginación.... soltamos los pensamientos.... soltamos las ideas... soltamos nuestra capacidad de crear... y nos imaginamos entonces soltando a nuestro bebé en el pujo que lo hará nacer... para lo cual tomamos aire y al largarlo nos imaginamos con tantas fuerzas como para animarnos a soltar a nuestro bebé... lo soltamos porque sentimos la necesidad de separarnos... no nos pertenece... no está ya dentro de nosotras... Y así soltando hacemos nacer a nuestro bebé...soltando emociones, sensaciones... tal vez llanto, grito, fluidos... Ahora, paulatinamente, con un desperezo con el que soltamos el aire... empezamos a movernos, a estirarnos, a volver a nuestro estado en el que sostenemos a nuestro hijo hasta el momento de nuestro parto y de su nacimiento... ¿Soltar o retener? Durante el embarazo, la mujer suele adoptar posturas retentivas (comprime los muslos como evitando que el bebé se le deslice, camina con cuidado por miedo de caerse, sufre de constipación, sus movimientos son más controlados). Su miedo a la pérdida convierte su capacidad de sostener en un movimiento tendiente a contraer, lo cual muchas veces da lugar a conductas retentivas que le impiden un saludable fluir
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