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112 Actualizaciones en anestesiología para enfermería permeabilizar la vía aérea. En el contexto intrahospitalario existirá la posibilidad de emplear mascarillas faciales con ambú u otros dispositivos similares. En el momen- to actual, no existe evidencia sufi ciente para recomendar suprimir las ventilaciones en la RCP para profesionales de la salud, aunque algunos estudios avalan que la ventilación pasiva con apertura de la vía aérea y admi- nistración de oxígeno con mascarilla que se consigue administrando compresiones de forma no interrumpida durante los primeros seis minutos de RCP extrahospitalarias po- dría aumentar la supervivencia. En el caso de 2 reanimadores, al combi- nar el masaje cardiaco con las respiraciones (30:2), durante las respiraciones el reanima- dor responsable del masaje cardiaco debe dejar de ejercer toda la presión sin perder el contacto entre las manos y el esternón, y tras las respiraciones, debe reiniciar el masa- je (cabe recordar que es preferible que cada reanimador trabaje a un lado de la víctima). Es recomendable intercambiar posiciones cada 2 minutos para prevenir la fatiga. En el caso de un único reanimador, tras las 30 compresiones, deberá extender la cabeza del paciente, levantando la barbilla mientras realiza las 2 respiraciones, volviendo a colo- car posteriormente sin demora las manos en la posición correcta sobre el esternón para continuar con el masaje. Las posibilidades de restablecer un rit- mo efi caz con las maniobras de SVB son remotas; por ello no se debe perder tiempo durante las mismas en buscar pulso. Sin embargo, si el paciente tose, hace algún movimiento o intenta respirar de manera es- pontánea (presenta signos de vida), el reani- mador deberá buscar signos de circulación (pulso), empleando menos de 10 seg en ello; EN NINGÚN OTRO CASO DEBE INTE- RRUMPIRSE la resucitación en el SVB (excepto para desfi brilar; al iniciar el SVA, sólo se interrumpirán las maniobras de RCP para evaluar el ritmo tras 2 min de RCP y, en ocasiones, para intubar al paciente, como se verá más adelante). Cuando las compresiones torácicas se realizan durante una parada cardiaca, la pre- sión de perfusión coronaria sólo asciende de manera gradual, siendo más alta tras 30 compresiones que tras 15. Con cada pausa de ventilación, la presión de perfusión des- ciende con rapidez. Hacen falta después va- rias compresiones antes de que se restablez- ca el nivel anterior de perfusión coronaria y cerebral. En cuanto a lo que se refi ere a la circulación, una relación compresión: venti- lación de 30:2 tiene, por tanto, más posibili- dades de ser efi caz que una de 15:2. También hay evidencia de un mejor resultado para la víctima de parada cardiaca si se le propor- ciona un número más elevado de compresio- nes torácicas durante la RCP, incluso si es a expensas de una cifra inferior de ventilacio- nes. Por ello, desde las guías ERC 2005 se recomienda una relación entre las compre- siones y respiraciones de 30:2, en lugar de 15:2, y en las guías de 2010, se insiste en interrumpir lo menos posible las compresio- nes cardiacas. Por tanto, el masaje cardiaco (con res- piraciones) debe ser precoz (<4min), inin- terrumpido, efi caz (PAS 80 ó PAM 40), manteniendo la relación a 30:2, rítmico (100 comp/min, algo menos de 2 compresiones por segundo, es decir, 5 ciclos de 30:2 en 2 minutos), con posibilidad de emplearlo como función de marcapasos (como se ha mencionado, las compresiones cardiacas pueden actuar de marcapasos externo, como paso intermedio hasta la obtención de uno). Se debe continuar con el masaje hasta que llegue la ayuda (y se empiece con el SVA), el paciente respire o muestre otros signos de circulación (signos de vida: tos, movimientos, respiración) o el reanimador esté exhausto. Sin embargo, se debe prolon- gar más allá de 20 min siempre que estemos ante un niño, una situación de hipotermia, intoxicación o electrocución.
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