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4 5 MARÍA DOLORES GONZÁLEZ RIVERA ANTONIO CAMPOS IZQUIERDO 6 7 8 INTRODUCCIÓN CAPÍTULO 1. EL CURRÍCULO EN EDUCACIÓN SECUNDARIA EN EL ÁREA DE EDUCACIÓN FÍSICA Objetivos y esquema conceptual 1.1. El desarrollo curricular en Educación Física 1.1.1. El primer nivel de concreción curricular 1.1.2. El segundo nivel de concreción curricular 1.1.3. El tercer nivel de concreción curricular 1 .2. Breve evolución de la Educación Física en Secundaria en relación con el currículo 1 .3. El profesorado y la forma de entender el currículo CAPÍTULO 2. LA PROGRAMACIÓN DE AULA EN EDUCACIÓN FÍSICA EN LA ETAPA DE EDUCACIÓN SECUNDARIA Objetivos y esquema conceptual 2.1. El proceso en la elaboración de una programación de aula 2.2. Elementos de una programación de aula en el área de Educación Física en Educación Secundaria 2.2.1. Portada e índice 2.2.2. Introducción 2.2.3. Análisis de la realidad del centro educativo y de su entorno 2.2.4. Características psicoevolutivas del alumnado 2.2.5. Objetivos generales 2.2.6. Competencias 9 2.2.7. Contenidos 2.2.8. Temporalización de los contenidos: las Unidades Didácticas 2.2.9. Intervención didáctica 2.2.10. Actividades de enseñanza y aprendizaje 2.2.11. Recursos didácticos espaciales y materiales 2.2.12. Coordinación con los recursos humanos y entidades implicadas en el proceso educativo 2.2.13. Interdisciplinariedad e intradisciplinariedad 2.2.14. Tratamiento transversal 2.2.15. Atención a la diversidad 2.2.16. Evaluación 2.2.17. Innovación educativa para la mejora de la enseñanza de la Educación Física 2.2.18. Conclusión y bibliografía 2.2.19. Anexos CAPÍTULO 3. EL PROCESO DE ELABORACIÓN DE LAS UNIDADES DIDÁCTICAS EN EDUCACIÓN FÍSICA Objetivos y esquema conceptual 3.1. Diseño de Unidades Didácticas en Educación Física 3.1.1. Título de la Unidad Didáctica 3.1.2. Introducción de la Unidad Didáctica 3.1.3. Objetivos didácticos 3.1.4. Competencias en la Unidad Didáctica 3.1.5. Contenidos de la Unidad Didáctica 3.1.6. Temporalización de la Unidad Didáctica 10 3.1.7. Intervención didáctica en la Unidad Didáctica 3.1.8. Actividades de enseñanza y aprendizaje 3.1.9. Recursos didácticos de la Unidad Didáctica y coordinación con los recursos y entidades 3.1.10. Diferentes relaciones con la Unidad Didáctica 3.1.11 Medidas de atención a la diversidad en una Unidad Didáctica 3.1.12. Evaluación en una Unidad Didáctica 3.1.13. Innovación educativa e investigación para la mejora en la Unidad Didáctica 3.2. La Sesión de Educación Física CAPÍTULO 4. EL DEPORTE ESCOLAR Y SU CONEXIÓN CON LAS CLASES DE EDUCACIÓN FÍSICA Objetivos y esquema conceptual 4.1. Contextualización del deporte escolar en los centros educativos 4.2. Importancia del deporte escolar en los centros educativos a través de las actividades físico-deportivas extraescolares 4.3. La necesaria conexión de las actividades físico-deportivas extraescolares con la materia de Educación Física 4.4. La intervención docente en las actividades físico-deportivas extraescolares CAPÍTULO 5. ANÁLISIS DE LOS ESTILOS DE ENSEÑANZA EN EDUCACIÓN FÍSICA Y EN EL DEPORTE ESCOLAR Objetivos y mapa conceptual 5.1. La intervención docente en Educación Física y en el deporte escolar a través de los estilos de enseñanza 5.2. Los estilos de enseñanza antes de cruzar la barrera del descubrimiento 5.3. Los estilos de enseñanza una vez cruzado el umbral de descubrimiento 11 5.4. Los estilos de enseñanza más allá del umbral de descubrimiento 5.5. La alternancia en la aplicación de los estilos de enseñanza CAPÍTULO 6. EL PROCESO EVALUADOR Objetivos y esquema conceptual 6.1. Finalidades y características de la evaluación 6.2. Tipos de evaluación en función de quién participa en el proceso evaluador 6.3. La temporalización en la evaluación 6.4. El objeto de la evaluación 6.4.1. La evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado 6.4.2. La evaluación del desempeño del docente CAPÍTULO 7. LOS INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN EN EDUCACIÓN FÍSICA Y EN EL DEPORTE ESCOLAR Objetivos y esquema conceptual 7.1. Los instrumentos de evaluación para la valoración del proceso de aprendizaje del alumnado y del desempeño del docente 7.1.1. Instrumentos de observación 7.1.2. Instrumentos de evocación y síntesis 7.1.3. Instrumentos de experimentación CAPÍTULO E.NECESIDAD DE LA FORMACIÓN PERMANENTE DEL PROFESOR DE EDUCACIÓN FÍSICA Y DEL DEPORTE ESCOLAR PARA LA MEJORA DE SU PRÁCTICA PROFESIONAL Objetivos y esquema conceptual 8.1. Formación permanente del profesorado de Educación Física y del deporte escolar 8.2. La investigación educativa 12 8.3. La investigación en la práctica educativa: afrontando los interrogantes 8.4. Instrumentos de obtención de información para la investigación educativa 8.4.1. Los grupos de discusión 8.4.2. La observación externa y la observación participante 8.4.3. Las notas de campo 8.4.4. Los diarios de campo 8.4.5. Los perfiles 8.4.6. Análisis de documentos, pruebas documentales o documentos oficiales 8.4.7. Los registros del investigador principal 8.4.8. Las fotografías 8.4.9. Las grabaciones en vídeo y en audio 8.4.10. Los memorandos analíticos o informes analíticos 8.4.11 El cuestionario 8.4.12 La entrevista 8.5. Criterios de credibilidad, transferencia, consistencia y confirmación en la investigación cualitativa BIBLIOGRAFÍA 13 14 Es incuestionable, hoy en día, que la Educación Física, como materia en Educación Secundaria Obligatoria y en Bachillerato, es esencial para contribuir al desarrollo integral del alumnado, favoreciendo, de esta forma, la obtención de enriquecedoras situaciones motrices y la adquisición de valores educativos para la consecución de una adecuada vida social y saludable en los jóvenes. Asimismo, a la hora de hacer referencia al deporte en edad escolar, es fundamental aquel que se programa y desarrolla en los centros educativos fuera del horario lectivo, también denominado actividades físico-deportivas extraescolares, debido a su gran relevancia dentro del deporte escolar para alcanzar los fines de una actividad físico- deportiva educativa y formativa tan importantes y necesarios en estas edades. Por tanto, la promoción del deporte escolar en los centros educativos favorece la educación de los jóvenes para que adquieran los valores sociales inherentes a la práctica deportiva y el hábito saludable de la realización de actividad física y deporte así como su conexión con los objetivos de la materia de Educación física (Feu, 2002; Campos Izquierdo y Esmel, 2005; Orts y Mestre, 2005). Así, el Anteproyecto de Ley sobre la ordenación del ejercicio de determinadas profesiones del deporte, elaborado por el Consejo Superior de Deportes (2007) y la Ley 3/2008, de 23 de abril, del ejercicio de las profesiones del deporte en Cataluña, determinan que la profesión de Profesor de Educación Física permite impartir Educación Física en los correspondientes niveles de enseñanza y realizar todas las funciones tales como planificar, programar, coordinar, tutorar, evaluar o dirigir la actividad docente. Asimismo, estipulan que también esta profesión abarca la realización de las funciones de impulsar, planificar, programar, coordinar, evaluar o dirigir las actividades del deporte escolar que se programen y ejerzan los centros educativos fuera del horario lectivo. Además, en la disposición adicional cuarta de la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa (LOMCE) se propone que las Administraciones educativas promoverán la práctica diaria de deporte y ejercicio físico por parte del alum nado durante la jornada escolar, garantizando un desarrollo adecuado para favorecer una vida activa, saludable y autónoma. Esta disposición también determina que su diseño, coordinación y supervisión serán asumidos por el profesorado con cualificación o especialización adecuada en estos ámbitos. En este sentido, en el presente libro se integra tanto la intervención docente en la materia de Educación Físicaen la Enseñanza Secundaria como en las actividades físico- 15 deportivas extraescolares de los centros educativos. Es fundamental que esta intervención docente se lleve a cabo de una forma adecuada, en la que el profesorado esté inmerso en una continua reflexión, investigación e innovación de su desempeño profesional y su práctica diaria con la finalidad de que sea lo más eficiente posible y esté en una permanente mejora, en busca de la calidad de la enseñanza. De esta forma, el docente de Educación Física y el de las actividades físico- deportivas extraescolares se encuentran en continua transformación y readaptación de su práctica profesional educativa en función de las características y evolución del alumnado, del contexto y de los procesos y situaciones que se producen. Esto genera un escenario del proceso de enseñanza y de aprendizaje que supone una enseñanza centrada en el aprendizaje del alumnado (Gimeno, 2001). Por todo ello, el proceso de enseñanza y de aprendizaje es tan complejo que hace necesario un conocimiento profundo de todos los elementos que lo constituyen. Así, este libro se presenta como un manual para el docente o futuro docente tanto de Educación Física en la Enseñanza Secundaria como de las actividades físico-deportivas extraescolares, donde se explican, de una manera integrada, los diferentes elementos de este proceso educativo en los dos ámbitos de actuación profesional (la materia de Educación Física y las actividades físico-deportivas extraescolares), prestando especial atención sobre el currículo, la programación (que incluye los diferentes elementos didácticos), la metodología y la evaluación. Asimismo, se incluye un elemento que muchas veces es olvidado por los docentes y que supone un complemento esencial de las clases de Educación Física, como es la conexión de esta materia con las actividades físico-deportivas extraescolares. Igualmente, se ha querido resaltar la importancia de la formación permanente del profesorado tan necesaria para favorecer, tal y como se ha comentado, los procesos de reflexión, investigación e innovación en busca de la calidad educativa. Se debe tener en cuenta que durante la elaboración de este libro está en proceso el desarrollo curricular de la LOMCE, por lo que se hace mención tanto a la LOE (Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación) como a la LOMCE. Este libro se estructura en ocho capítulos que incluyen todos los elementos comentados anteriormente: El capítulo 1 se centra en el currículo de la asignatura de Educación Física en Educación Secundaria Obligatoria y en Bachillerato, que sirve de contextualiza ción para los capítulos sucesivos. Además, se exponen los diferentes niveles de concreción curricular, se hace un breve recorrido histórico sobre la materia de Educación Física y las 16 diferentes formas de entender el currículo. En los capítulos 2 y 3 se presentan cada uno de los elementos y procesos para la elaboración de una programación de aula (capítulo 2) y de una Unidad Didáctica (capítulo 3), ya que constituye un paso previo e indispensable para la práctica profesional docente. No obstante se debe reflejar que este proceso de programación, aunque está orientado a la enseñanza de la Educación Física en Educación Secundaria, también sirve de guía para planificar el proceso de enseñanza y de aprendizaje de las actividades físico- deportivas extraescolares. El capítulo 4 se centra en las actividades físico-deportivas extraescolares de los centros educativos. En él se resalta la importancia del desarrollo del deporte escolar en los centros educativos en las actividades físico-deportivas extraescolares y su necesaria conexión con las finalidades y demás elementos didácticos con la materia de Educación Física. En el capítulo 5 se describe cada uno de los estilos de enseñanza que el docente de Educación Física y el de las actividades físico-deportivas extraescolares deben conocer en profundidad, entre otros elementos didácticos, para realizar una adecuada intervención docente, de tal manera que adquieran los recursos metodológicos necesarios para tener la capacidad de adaptarse a cualquier situación que se les presente durante el proceso educativo. Se ha optado por la descripción de los estilos de enseñanza según las clasificaciones de los autores de Mosston y Ashworth (1993) y Delgado (1991a), por ser los más conocidos en el panorama español, si bien no son las únicas fuentes existentes (Sicilia y Delgado, 2002). En los capítulos 6 y 7 se aborda la evaluación en Educación Física, se presenta de manera integrada cada uno de los componentes necesarios para llevar a cabo una evaluación formativa en el contexto educativo: finalidades, características, tipos, temporalización y objeto de la evaluación (capítulo 6), así como los instrumentos de evaluación (capítulo 7). Estos elementos del proceso evaluador van dirigidos tanto a la enseñanza de la Educación Física, como a la enseñanza de las actividades físico- deportivas extraescolares. Por último, en el capítulo 8 se presenta la necesidad de una formación permanente del docente, tanto en la materia de Educación Física como en las actividades físico- deportivas extraescolares, así como un aspecto fundamental para la mejora de la práctica educativa, de tal forma que se exponen los argumentos para que el profesorado o futuro profesorado sea consciente de la necesidad de la investigación y la experimentación continuas para la mejora del proceso de enseñanza y aprendizaje, y para de afrontar las 17 nuevas situaciones y los problemas que se presentan en las clases. Para ello, se expone de una manera básica un proceso de investigación que se puede llevar a cabo en el contexto educativo: la investigación-acción. Al comienzo de cada uno de los capítulos se ha optado por exponer los objetivos del capítulo con la finalidad de orientar al lector en lo que se pretende conseguir tras la lectura del mismo. Igualmente, se presenta un esquema conceptual en cada uno de los capítulos, que permite observar de un solo vistazo su contenido, resaltando, para ello, las palabras clave del capítulo. Asimismo, y con esta finalidad, a continuación se presenta un esquema del libro, donde se observa la interrelación de cada uno de los capítulos anteriormente descritos. 18 19 20 El profesorado de Educación Física, en su práctica diaria, debe estar inmerso en una continua planificación, organización, desarrollo, reflexión, evaluación, investigación e innovación del currículo con la finalidad de que su desempeño profesional e intervención docente sea lo más eficiente posible, y no sólo se convierta en un simple transmisor de contenidos. Asimismo, en este proceso también participa el alumnado como núcleo central, de tal forma que debe ser una parte activa del mismo. Para ello, es imprescindible que el docente profundice en el sentido del currículo y comprenda los modelos y acepciones que se le han atribuido a lo largo de la historia y que siguen vigentes en la actualidad. También implica el conocimiento de la legislación educativa vigente en el panorama español, a partir del cual debe concretar y adaptar el currículo para estructurar, planificar, realizar y evaluar su práctica educativa con la finalidad de adecuarlo a un grupo de alumnos determinado. Igualmente, el profesorado debe ser consciente de las ideologías existentes en la sociedad y su posible repercusión, de forma implícita, en la práctica docente diaria a través del currículo oculto. Se debe resaltar que, aunque este capítulo está orientado al docente o al futuro docente de Educación Física, es también muy útil para el profesorado de las actividades físico-deportivas extraescolares debido a que estas actividades deberían ir encaminadas a lograr los objetivos de la asignatura de Educación Física. De esta forma, los elementos del proceso educativo deben coincidir para lograr una actividad física y deportiva con un desarrollo físico, personal y social del alumnado que complemente la Educación Física integrada en el sistemaeducativo (Comisión Europea/EACEA/Eurydice, 2013). Al respecto, en la disposición adicional cuarta de la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa (LOMCE) se propone que Las Administraciones educativas promoverán la práctica diaria de deporte y ejercicio físico por parte de los alumnos y alumnas durante la jornada escolar, en los términos y condiciones que, siguiendo las recomendaciones de los organismos 21 competentes, garanticen un desarrollo adecuado para favorecer una vida activa, saludable y autónoma. El diseño, coordinación y supervisión de las medidas que a estos efectos se adopten en el centro educativo, serán asumidos por el profesorado con cualificación o especialización adecuada en estos ámbitos. Asimismo, dentro del segundo nivel de concreción y según la legislación educativa, las actividades físico-deportivas extraescolares se deben desarrollar en el proyecto educativo del centro y el consejo escolar del centro debe ser el encargado de informar, aprobar y fijar las directrices para la programación y desarrollo de las actividades extraescolares, para asegurar un adecuado funcionamiento de estas actividades. Objetivos y esquema conceptual Los objetivos que se pretenden alcanzar a partir de la lectura y comprensión de este capítulo son los siguientes: -Identificar los niveles de concreción curricular y distinguir los diferentes documentos, finalidades, elementos y características identificativos de cada uno de ellos. -Conocer de forma breve la evolución histórica de la materia de Educación Física en la etapa de Educación Secundaria a partir de un análisis de leyes educativas en el sistema educativo español. -Comprender las diferentes acepciones del currículo que se han manifestado a lo largo de la historia y su repercusión en la concepción del currículo actual. -Ser conscientes de la importancia del currículo oculto en las clases de Educación Física y reflexionar sobre su repercusión en el proceso educativo. 22 Figura 1.1. Esquema conceptual del capítulo. El currículo en Educación Secundaria en el área de Educación Física. 1.1. El desarrollo curricular en Educación Física El profesorado de Educación Física debe conocer la organización y la estructura del currículo del sistema educativo español para la adecuada planificación, organización, ejecución y evaluación de su práctica educativa. La LOMCE entiende por currículo la regulación de los elementos que determinan los procesos de enseñanza y aprendizaje para cada una de las enseñanzas: objetivos, competencias, contenidos, metodología didáctica, criterios de evaluación de adquisición de las competencias y del logro de los objetivos y estándares y resultados de aprendizaje evaluables. La Comisión Europea/EACEA/Eurydice (2013: 57) establece que el currículo "hace referencia a los documentos oficiales, entendidos como: los distintos tipos de normas en las que se explicitan las directrices, obligaciones y/o recomendaciones para la educación física y los centros educativos". El desarrollo de los diferentes niveles de concreción curricular constituye un proceso de adaptación y adecuación del currículo que implica la elaboración desde el Ministerio encargado de la educación, las Administraciones educativas autonómicas, el equipo 23 docente de un centro educativo, hasta llegar al docente que imparte una materia a un grupo de alumnos concreto. En este proceso de adaptación del currículo, es indispensable que el profesorado acuda a los documentos curriculares previos: los reales decretos por los que se establecen las enseñanzas mínimas de cada etapa educativa a nivel estatal (los cuales emanan de la Ley educativa estatal correspondiente), los decretos por los que se establece el currículo de la etapa educativa por parte de la comunidad autónoma correspondiente, el proyecto educativo del centro (donde se incluye la concreción de los currículos establecidos por la Administración educativa) y la programación de aula. Todos estos documentos curriculares se corresponden con los diferentes niveles de concreción curricular: -Primer nivel de concreción curricular: reales decretos por los que se establecen las enseñanzas mínimas de cada etapa educativa a nivel estatal, a partir de los cuales cada administración educativa de las diferentes comunidades autónomas desarrollará los decretos por los que se establece el currículo de la etapa educativa correspondiente. -Segundo nivel de concreción curricular: el proyecto educativo del centro, donde se incluyen, entre otros elementos, el proyecto curricular de etapa y las programaciones didácticas de los departamentos. -Tercer nivel de concreción: la programación de aula. Figura 1.2. Niveles de concreción curricular y sus documentos curriculares. 24 1.1.1. El primer nivel de concreción curricular Los documentos identificativos de este primer nivel de concreción curricular son los siguientes: los reales decretos que establecen las enseñanzas mínimas para cada etapa educativa a nivel estatal (los cuales surgen de la Ley educativa estatal correspondiente) (primer subnivel) y los decretos autonómicos que establecen el currículo de las distintas enseñanzas (segundo subnivel). La competencia de este nivel de concreción corresponde al Ministerio encargado de la educación el cual elabora el real decreto de enseñanzas mínimas y, a partir del mismo, las Administraciones educativas de las diferentes comunidades autónomas concretan los correspondientes decretos por los que se establecen los currículos. Por tanto, el contexto que conforma el primer nivel de concreción son el Gobierno y las Administraciones educativas autonómicas. Los elementos que conforman estos documentos son: -Objeto y ámbito de aplicación. -Estructura y organización de las enseñanzas y de los centros. -Objetivos de la etapa educativa. -Organización de los cursos. -Currículo de cada una de las materias que componen la etapa educativa correspondiente. Según la LOE, la LOMCE y el Real Decreto 1631/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria, las finalidades de este nivel de concreción son: -Asegurar la uniformidad formativa a todo el alumnado dentro del sistema educativo español al finalizar la etapa educativa correspondiente. - - - -- - - - - - -- - - -- -Garantizar la validez de los títulos correspondientes en todo el territorio español, con la finalidad de facilitar la continuidad, progresión y coherencia del aprendizaje en caso de movilidad geográfica del alumnado. -Desarrollar las enseñanzas mínimas de la etapa correspondiente para que, a partir de las mismas, las administraciones educativas autonómicas establezcan el currículo. 25 -Establecer el currículo de la etapa educativa correspondiente, del que formarán parte las enseñanzas mínimas fijadas en los reales decretos. En cuanto a las características de este nivel de concreción se encuentran las siguientes (Viciana, 2002): -Normativo: fija las normas y directrices que el profesorado debe seguir. -Prescriptivo: ordena y determina los elementos básicos mínimos para asegurar su cumplimiento, es decir, establece unos elementos curriculares comunes que el alumnado debe alcanzar y aprender al acabar una etapa educativa y a los que el centro educativo y profesorado deben atenerse. -Abierto y flexible: no sustituye la toma de decisiones del profesorado, debido a que se dan unas indicaciones generales, a partir de las cuales los equipos docentes y el profesorado deben concretarlas y adaptarlas a su centro educativo y a sus aulas. -Orientador: se trata de un instrumento que guía al profesorado en su práctica educativa, ya que éste debe contextualizar los elementos básicos según su realidad educativa. 1.1.2. El segundo nivel de concreción curricular El documento curricular identificativo de este segundo nivel de concreción es el proyecto educativo del centro. A partir de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE), no se contemplael término Proyecto Curricular de Centro (PCC) como instrumento que explicite los acuerdos que guíen las actuaciones docentes. Según Cardona (2001) y Cantón (2004) el proyecto educativo del centro es una propuesta integral, global y colectiva de actuación a largo plazo, que permite dirigir de forma adecuada y coherente el proceso educativo en un centro. Por ello, es una explicitación de las concepciones ideológicas y educativas en las que un centro pretende educar a su alumnado. Asimismo, Díaz (1995), Cardona (2001) y Cantón (2004) exponen que es una herramienta para la gestión adecuada y coherente que explicita los principios y rasgos de identidad del centro, los fines y objetivos que persigue el centro y su estructura organizativa. No se debe confundir el proyecto educativo del centro con la programación general anual, las programaciones didácticas de los departamentos, el desarrollo curricular de etapa y el reglamento de organización y funcionamiento del centro. Estos elementos forman parte del propio proyecto educativo y son documentos a corto plazo excepto el 26 reglamento de organización y funcionamiento del centro y el propio proyecto educativo que son a largo plazo (Díaz, 1995; Ureña, 1999; Cardona, 2001; Viciana, 2002; Cantón, 2004). El contexto que conforma este nivel de concreción es el centro educativo. La LOE, la LOMCE y el Real Decreto 1631/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria, determinan que las finalidades de este nivel de concreción son: -Desarrollar y completar los currículos establecidos por las administraciones educativas autonómicas para dar respuesta a las características y la realidad educativa de cada centro. -Contribuir al desarrollo del currículo favoreciendo la elaboración de modelos abiertos de programación docente y de materiales didácticos que atienden a las distintas necesidades del alumnado y del profesorado. Asimismo, este nivel de concreción curricular debe garantizar la adecuada progresión de la enseñanza de los diferentes elementos educativos a lo largo de la escolaridad del alumnado en el centro educativo. Otra finalidad de este nivel de concreción es la de orientar la elaboración de la programación de aula. Además, la LOE y la LOMCE determinan que es imprescindible establecer una adecuada coordinación entre los proyectos educativos de los centros de Educación Primaria y los de Educación Secundaria con la finalidad de que exista una coherencia entre el desarrollo curricular y los demás elementos especificados en los proyectos educativos para asegurar una incorporación de los alumnos a la Educación Secundaria gradual y positiva. En cuanto a los elementos de este nivel de concreción, la LOE y la LOMCE establecen que el proyecto educativo del centro recogerá los valores, los objetivos y las prioridades de actuación. Asimismo, incorporará la concreción de los currículos establecidos por la Administración educativa que corresponde fijar y aprobar al Claustro, así como el tratamiento transversal en las áreas, materias o módulos de la educación en valores y otras enseñanzas. Asimismo, dicho proyecto deberá tener en cuenta las características del entorno social y cultural del centro, recogerá la forma de atención a la diversidad del alumnado y la acción tutorial, así como el plan de convivencia, y deberá respetar el principio de no discriminación y de inclusión educativa como valores fundamentales, así como los principios y objetivos recogidos en la ley educativa vigente y 27 en la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, Reguladora del Derecho a la Educación. Además, en el Real Decreto 83/1996, de 26 de enero, por el que se aprueba el Reglamento orgánico de los institutos de Educación secundaria, se establece que el proyecto educativo fijará los objetivos, prioridades y procedimientos de actuación e incluirá: -La organización general del centro. -La adecuación de los objetivos generales de las etapas que se imparten en el centro. -El reglamento de régimen interior. -Los medios previstos para facilitar e impulsar la colaboración entre los distintos sectores de la comunidad educativa. -Las decisiones sobre la coordinación con los servicios sociales y educativos del municipio y las relaciones previstas con instituciones públicas y privadas para la mejor consecución de los fines establecidos. Otros elementos básicos que componen el documento del proyecto educativo del centro pueden ser: -La filosofía del centro educativo, -Los cauces de información a las familias. -Las actividades complementarias y extraescolares. De todos estos apartados se debe resaltar la filosofía del centro educativo, ya que es un elemento esencial y fundamental en la planificación, así como en la intervención docente y desempeño profesional de cada uno de los profesores. Campos Izquierdo (2010) explica que la filosofía del centro educativo es la forma de concebir y entender la educación en el centro educativo y su organización, explicitada en las normas, principios, valores, comportamientos y formas de entender, decidir, vivir, pensar y actuar del propio centro educativo. Por ello, sirve de guía y orienta todas las actuaciones y comportamientos de los miembros del centro educativo y todas las decisiones, procesos y acciones que se desarrollan en el mismo así como sus relaciones con agentes y entidades externos al mismo. Asimismo, orienta y establece pautas fundamentales en la planificación y cada una de las programaciones de los diferentes 28 profesores del centro educativo. Según Campos Izquierdo (2010), se debe diferenciar entre la filosofía del centro educativo y la cultura del centro educativo. Mientras que la primera es aquella que se establece, se describe y se detalla por escrito (explicitada teóricamente), la segunda es el resultado de su aplicación práctica (ejecución) e interacción en el centro educativo y con el entorno, es decir, es la manifestación, acción o cotidianeidad de la filosofía del centro. Por consiguiente, se debería estudiar, analizar y evaluar la cultura del centro educativo para constatar si está en consonancia con lo establecido en la filosofía del centro educativo. Respecto al proyecto curricular de etapa, en el Real Decreto 83/1996, de 26 de enero, por el que se aprueba el Reglamento orgánico de los institutos de Educación secundaria, se establece que la comisión de coordinación pedagógica será la encargada de supervisar la elaboración y se responsabilizará de la redacción del proyecto curricular para cada una de las etapas educativas de acuerdo con el currículo oficial y los criterios establecidos por el claustro. En este proceso dicha comisión garantizará la participación de todos los profesores de la etapa. Al menos, los proyectos curriculares de etapa incluirán: -Las directrices y las decisiones generales siguientes: oLa adecuación de los objetivos generales al contexto socioeconómico y cultural del centro y a las características de los alumnos. oDecisiones de carácter general sobre metodología didáctica. oCriterios generales sobre evaluación de los aprendizajes y promoción de los alumnos. oOrientaciones para incorporar a través de las distintas áreas el tratamiento transversal. oCriterios y procedimientos previstos para organizar la atención a la diversidad de los alumnos. Cuando existan alumnos con necesidades educativas especiales se incluirán los criterios para realizar las adaptaciones curriculares apropiadas para estos alumnos. oLa determinación de las materias optativas que ofrece el centro. oCriterios para evaluar y, en su caso, revisar los procesos de enseñanza y la práctica docente de los profesores. 29 -El plan de orientación y de acción tutorial. -Las programaciones didácticas de los departamentos. En relación con las programaciones didácticas del departamento, en el Real Decreto 83/1996, de 26 de enero, por el que se aprueba el Reglamento orgánico de los institutos de Educación secundaria se establece que será elaboradapor cada departamento y al menos incluirán: -Los objetivos, los contenidos y los criterios de evaluación. - La forma en que se incorpora el tratamiento transversal. -La distribución temporal de los contenidos en el ciclo o curso correspondiente. -La metodología didáctica que se va a aplicar. Los procedimientos de evaluación del aprendizaje de los alumnos. -Los criterios de calificación que se vayan a aplicar. Lasactividades de recuperación para los alumnos con asignaturas pendientes y las profundizaciones y refuerzos para lograr dicha recuperación. Los materiales y recursos didácticos que se vayan a utilizar. -Las medidas de atención a la diversidad y las adaptaciones curriculares para los alumnos que las precisen. Las actividades complementarias y extraescolares que se pretenden realizar desde el departamento. Respecto a las actividades extraescolares, es imprescindible que estén planificadas dentro de las programaciones didácticas, dado que es necesaria una adecuada coordinación entre el profesorado del centro educativo, con la finalidad de que los objetivos vayan en una misma dirección y para asegurar un adecuado funcionamiento de las mismas. Además, según la legislación educativa, el consejo escolar debe ser el encargado de fijar las directrices para el desarrollo de las actividades extraescolares, en colaboración con los padres del alumnado. Igualmente, según lo establecido en el Real Decreto 83/1996, de 26 de enero, por el que se aprueba el Reglamento orgánico de los institutos de Educación secundaria y en el Real Decreto 82/1996, de 26 de enero por el que se aprueba el Reglamento Orgánico de las Escuelas de Educación Infantil y de los 30 Colegios de Educación Primaria las actividades extraescolares deberán estar planificadas y programadas dentro del proyecto curricular de etapa y del programa general anual del centro educativo, y como tal en el proyecto educativo del centro, y éstas deberán ser aprobadas por el claustro de profesores y el consejo escolar. Además, en el caso de los Institutos de Educación Secundaria existe el Departamento de actividades complementarias y extraescolares, el cual es el encargado de promover, organizar y facilitar las actividades extraescolares. Con la LOMCE, las actividades fisicodeportivas extraescolares tienen más importancia, pues determina que las Administraciones educativas promoverán la práctica diaria de deporte y ejercicio físico por parte de los alumnos durante la jornada escolar. Además, en esta Ley se establece que el Consejo Escolar del centro debe participar en la aplicación de la línea pedagógica global del centro e informar las directrices para la programación y desarrollo de las actividades escolares complementarias y actividades extraescolares. En el capítulo 4, dada su importancia, se dedica a las actividades fisicodeportivas extraescolares y su conexión con la materia de Educación Física. Las características de este segundo nivel de concreción, según la LOE y la LOMCE, son: -Activo: los centros docentes juegan un papel dinámico y eficiente en la determinación del currículo, el cual se somete a constantes revisiones y adaptaciones a la realidad del centro. -Autónomo: corresponde al principio de autonomía pedagógica, de organización y de gestión con el fin de que el currículo sea un instrumento válido para dar respuestas a las características y a la realidad educativa de cada centro. -Coordinado: trabajo en equipo entre el profesorado de los centros educativos con la finalidad de secuenciar los objetivos y contenidos que el alumnado debe alcanzar y adquirir a lo largo de su escolaridad en el centro educativo, y de esta forma dar coherencia al aprendizaje de los objetivos y contenidos de una materia a lo largo de los diferentes niveles educativos. -Coherente entre las diferentes etapas educativas: debe existir una coordinación entre los proyectos educativos de los centros de Educación Primaria y los de Educación Secundaria con la finalidad de que la incorporación del alumnado a esta última etapa sea gradual y positiva. 1.1.3. El tercer nivel de concreción curricular 31 El documento curricular que conforma el tercer nivel de concreción curricular es la programación de aula. Su elaboración es competencia del profesorado de la materia de Educación Física de un grupo de alumnos definido, por lo que difiere de la programación didáctica del departamento cuya elaboración es competencia de todos los docentes pertenecientes a un departamento (Viciana, 2002). El contexto que engloba este nivel de concreción es el aula y el desarrollo de las diferentes actividades de enseñanza y aprendizaje, y, como tal, la intervención docente diaria. La finalidad de este tercer nivel es el diseño por parte del docente de un planteamiento educativo en el que interactúan de forma coherente los diferentes elementos didácticos para su puesta en acción en un grupo concreto. Por consiguiente, los elementos que conforman el documento perteneciente a este nivel de concreción pueden ser (Ureña et al., 1999; Fernández, 2002; Viciana, 2002; Alonso, 2006; Del Valle y García, 2007): -Introducción. -Análisis de la realidad del centro y de su entorno. -Características psicoevolutivas del alumnado. -Objetivos generales: conexión entre Objetivos Generales de Etapa (OGE), Objetivos Generales de Área (OGA) y Objetivos generales para el curso en concreto al cual va dirigida la programación. -Competencias. -Contenidos: planteamiento general de los contendidos, bloques de contenidos y contenidos para el curso en concreto. -Temporalización de los contenidos: las Unidades Didácticas. -Intervención didáctica: principios metodológicos, métodos de enseñanza, técnicas de enseñanza, estilos de enseñanza, estrategias de enseñanza en la práctica, tipos de feedback, distribución y organización del alumnado. -Actividades de enseñanza y aprendizaje: tipos de actividades, actividades complementarias y extraescolares. 32 -Recursos didácticos: espaciales y materiales. -Coordinación con los recursos y entidades implicadas en el proceso educativo. -Interdisciplinariedad e intradisciplinariedad -Tratamiento transversal. -Atención a la diversidad. -Evaluación: evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado y del desempeño docente. -Innovación educativa para la mejora del proceso de enseñanza y aprendizaje en Educación Física. -Bibliografía. -Anexos. En el capítulo 2 se desarrollará cada uno de estos elementos del proceso de enseñanza y de aprendizaje. Las características del tercer nivel de concreción curricular son (Díaz Lucea, 1994; Viciana, 2002): -Concreto: adapta las decisiones tomadas en la programación didáctica del departamento (segundo nivel de concreción) a los intereses y características del grupo en concreto, de tal forma que las decisiones adoptadas en la programación de aula pueden variar de un grupo a otro, aun siendo de un mismo nivel educativo y centro educativo. -Personalizado: el profesor es protagonista de su propio diseño curricular a partir de la interpretación de los niveles de concreción anteriores y de la puesta en marcha de su programación de aula. Además, otras características de este nivel de concreción curricular pueden ser: -Modificable: el diseño de la programación de aula es susceptible de modificación según se vaya desarrollando a lo largo del curso académico, en función de cómo interaccione el grupo durante el proceso de enseñanza y aprendizaje. 33 -Compartido: algunas decisiones pueden ser tomadas de forma conjunta entre el profesor y el alumnado, de tal forma que éste es una parte activa que participa en el diseño del currículo. -Reflexionado: el profesor debe estar inmerso en un proceso de reflexión constante sobre todos los elementos de la programación, que influirá en la mejora de la programación de aula mientras se lleva a cabo y de futuras programaciones de aula. -Innovador: en el diseño y desarrollo de la programación de aula, el profesorado realiza una formación continua para la mejora de su intervencióndidáctica, investigando nuevas formas de impartir la docencia y participando en proyectos de innovación educativa. 34 35 36 37 1.2. Breve evolución de la Educación Física en Secundaria en relación con el currículo Los diferentes cambios que ha sufrido el sistema educativo español afectan, entre otros, al currículo de Educación Física, lo que hace necesario realizar un breve recorrido histórico de esta materia a partir de un análisis de sucesivas leyes educativas en el sistema educativo español a partir de la democracia, con la finalidad de conocer sus diferentes manifestaciones y los cambios producidos. Con la Ley 14/1970, de 4 de agosto, General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa (LGE) la materia de Educación Física estaba presente en el currículo con dos horas semanales, por tanto, parece ser que esta materia se consolida, recibiendo el nombre de Educación Física y Deportiva. Así, dado que esta Ley fue elaborada en la época del franquismo, puesta en marcha en el periodo de pretransición y desarrollada durante los años de la transición española, se puede decir que es a partir de la democracia cuando se establece la obligatoriedad de la Educación Física en el ámbito escolar y su consideración como una materia de igual valor e importancia que el resto de las asignaturas y este reconocimiento se extiende al profesorado (García Ferrando, 1990; Campos Izquierdo, Pablos y Mestre, 2006). Posteriormente, en la democracia, con las leyes educativas: Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), Ley Orgánica 10/2002, de 23 de diciembre, de Calidad de la Educación (LOCE) y Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE), entre las materias comunes se encontraba la materia de Educación Física, que contaba con dos horas semanales en todos los niveles educativos de la Etapa de Secundaria y en el primer nivel educativo de Bachillerato, a excepción de algunas comunidades que solamente en algunos cursos tienen una hora de Educación Física semanal. Con la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa (LOMCE) las materias se organizan según bloques de asignaturas troncales, específicas y de configuración autonómica, situando la materia de Educación Física como asignatura dentro del bloque de asignaturas específicas. Por tanto, la Educación Física se encuentra en un nivel inferior al de otras materias. Asimismo, al finalizar el cuarto curso de educación secundaria obligatoria y el bachillerato, los alumnos realizarán una evaluación individualizada, en la que se comprobará el logro de los objetivos de la etapa y el grado de adquisición de las competencias correspondientes de la que se excluye a la asignatura de Educación Física. Así, la materia de Educación Física aunque parece que está consolidada de forma 38 obligatoria en el currículo, tiende a ser reducida en cuanto al número de horas y se la otorga menos importancia. Este hecho ocasiona la dificultad para conseguir los objetivos pretendidos, más aún cuando los beneficios de la actividad física y el deporte para la sociedad son, a nivel general, entre otros, los de: -Atender a la mejora y mantenimiento de la salud psicológica y física desde el aspecto de la prevención y terapéutico; favorecer el desarrollo del ser humano (habilidades, actitudes, hábitos y conocimientos) mediante la educación integral en la actividad física y el deporte. -Atender al carácter socializador del deporte como medio transmisor privilegiado de la cultura y de los valores morales y éticos, así como integrador en un grupo, respeto a los demás, etc. -Aumentar la productividad laboral y disminución del absentismo laboral; y contribuir a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos y al bienestar social (Campos Izquierdo, 2010). Además, hay que remarcar que el Consejo Superior de Deportes (2000) determina que la Conferencia Mundial de Ministros y Altos funcionarios de la Educación Física y el Deporte expusieron que un gasto de un euro en la actividad física y el deporte representa de cara al futuro un ahorro de tres euros en inversión sanitaria o social. Asimismo, en Bachillerato, etapa educativa para conseguir estos objetivos con mayor énfasis ya que el alumnado se encuentra en la adolescencia, la carga horaria de la asignatura de Educación Física todavía es más reducida y tal y como afirma Campos Izquierdo (2005) es muy escaso el alumnado que realiza actividades físico-deportivas extraescolares en el centro educativo, respecto al desarrollado en etapas educativas anteriores. Esto se contradice con el sentir de la sociedad que, cada vez más, reivindica, desde diferentes ámbitos, la necesaria práctica de actividad fisica y deporte junto con una dieta sana y equilibrada, debido a la grave crisis de sedentarismo, obesidad, violencia y aislamiento que pueden sufrir los escolares en la sociedad actual. Además, el número de horas destinadas a la materia de la Educación Física en el sistema educativo español entra en contradicción con el informe del Parlamento Europeo (2007) que demanda como mínimo tres horas de Educación Física por semana, tanto en la Enseñanza Primaria como en Secundaria, y va más lejos aún exigiendo a las autoridades competentes que fomenten el conocimiento del cuerpo y el desarrollo de la salud a través de una mayor integración del deporte con las demás asignaturas. Estas demandas por parte del Parlamento Europeo se fundamentan en las facultades, entre 39 otras, que posee la Educación Física como única materia escolar que tiene por objeto preparar al alumnado para una vida sana y como uno de los instrumentos más importantes de integración social. Por ende, sería necesario un mayor reconocimiento y un aumento del número de horas de la materia de Educación Física, así como una adecuada y eficiente conexión con el deporte escolar realizado en el centro educativo fuera de horario lectivo (actividades físico-deportivas extraescolares) para conseguir los objetivos que se pretenden en la asignatura de Educación Física y los beneficios que genera la adecuada práctica de actividad física y deporte. Al respecto, en el estudio de González Rivera (2008) se obtuvo que esta conexión es inexistente en la mayoría de los casos. Además, un aspecto que se debe resaltar es que la formación inicial exigida en la normativa actual para impartir la asignatura de Educación Física en ESO y Bachillerato es escasa e inespecífica, ya que, además de la formación pedagógica y didáctica exigida (Máster Universitario en Formación del Profesorado de ESO, Bachillerato y FP) en la LOE se establece que solamente será necesario poseer el título de Licenciado, Ingeniero o Arquitecto, o el título de Grado. Igualmente, esta formación inicial se exige en el Real Decreto 860/2010, de 2 de julio, por el que se regulan las condiciones de formación inicial del profesorado de los centros privados para ejercer la docencia en la ESO o Bachillerato, y además se determina acreditar una cualificación específica adecuada para impartir las materias respectivas (en este Real Decreto, este requisito se explicita de forma tan general que podría ser cualquier graduado). Por ello, para que la asignatura de Educación Física sea impartida de forma adecuada para garantizar todos los beneficios anteriormente comentados, se debería especificar que, en el caso de Educación Física, fuese el título de Grado de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte junto con el máster oficial exigido. En los siguientes cuadros, a modo de comparación, se presentan los Objetivos Generales de Educación Física correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria (cuadro 1.2) y a Bachillerato (cuadro 1.3) relativos a las leyes educativas (LOGSE, LOCE, LOE) en sus respectivos reales decretos: Real Decreto 1007/1991, de 14 de junio, por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria; Real Decreto 813/2003, de 27 de junio, por el que se establece la ordenación generaly las enseñanzas comunes de la Educación Secundaria Obligatoria; y Real Decreto de 1631/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria. Y a los referidos a Bachillerato: Real Decreto 1178/1992, de 2 de octubre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas del Bachillerato; Real Decreto 117/2004 de 23 de enero, por el que 40 se desarrolla la ordenación y se establece el currículo del Bachillerato; y Real Decreto 1467/2007, de 2 de noviembre, por el que se establece la estructura del Bachillerato y se fijan sus enseñanzas mínimas. Cuadro 1.2. Equivalencia entre los Objetivos Generales de Educación Física de la ESO referentes a la LOGSE, la LOCE y la LOE 41 42 Cuadro 1.3. Equivalencia entre los Objetivos Generales de E. F. de Bachillerato referentes a la LOGSE, la LOCE y la LOE 43 44 A continuación, también se presentan los bloques de contenidos de la etapa de Educación Secundaria Obligatoria relativos a las leyes educativas de la LOGSE, LOCE y LOE extraídos de los correspondientes reales decretos: Real Decreto 1007/1991, de 14 de junio, por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria; Real Decreto 813/2003, de 27 de junio, por el que se establece la ordenación general y las enseñanzas comunes de la Educación Secundaria Obligatoria; y Real Decreto de 1631/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria. Cuadro 1.4. Equivalencia entre los bloques de contenidos de Educación Física de la ESO referentes a la LOGSE, la LOCE y la LOE 45 Asimismo, se exponen en el cuadro 1.5 los bloques de contenidos de Bachillerato correspondientes a la LOGSE, la LOCE y la LOE según los respectivos reales decretos: Real Decreto 1178/1992, de 2 de octubre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas del Bachillerato; Real Decreto 117/2004 de 23 de enero, por el que se desarrolla la ordenación y se establece el currículo del Bachillerato; y Real Decreto 1467/2007, de 2 de noviembre, por el que se establece la estructura del Bachillerato y se fijan sus enseñanzas mínimas. Cuadro 1.5. Equivalencia entre los bloques de contenidos de Educación Física de Bachillerato referentes a la LOGSE, la LOCE y la LOE En relación con los contenidos de Educación Física de Educación Secundaria Obligatoria y de Bachillerato de la LOMCE, no se explicitan en el correspondiente Proyecto de Real Decreto (al igual que los objetivos de la materia) por tratarse de una asignatura específica, sino que las Administraciones educativas serán las encargadas de fijar los contenidos. No obstante, el citado Proyecto estructura la asignatura de Educación Física en torno a cinco situaciones motrices diferentes: -Acciones motrices individuales en entornos estables. -Acciones motrices en situaciones de oposición. -Acciones motrices en situaciones de cooperación, con o sin oposición. -Acciones motrices en situaciones de adaptación al entorno. 46 -Acciones motrices en situaciones de índole artística o de expresión. 1.3. El profesorado y la forma de entender el currículo En primer lugar, para una adecuada intervención docente, se debe distinguir entre currículo oficial y currículo oculto. El currículo oficial o formal hace referencia al conjunto de aprendizajes, tanto cognitivos, motrices como sociales y afectivos, fijados por la Administración y que más tarde son planificados en las programaciones didácticas de los departamentos y en las programaciones de aula. Por otra parte, el currículo oculto se puede definir como el conjunto de aprendizajes de conocimientos, actitudes, creencias y emociones no planificados, que son enseñados y aprendidos de manera inconsciente y que frecuentemente son más trascendentales y significativos que los aprendizajes explícitos (Kirk, 1990). Pues bien, la práctica del currículo en el aula (currículo real) y los diseños curriculares o intenciones (currículo formal) son dos aspectos inseparables dentro del currículo (junto con el currículo oculto). Desde esta concepción, el profesorado debe ser un sujeto activo entre la teoría y la práctica y no un mero interventor del currículo oficial o formal, ya que el diseño y el proceso curricular es un binomio que forma parte de un mismo proceso. Es aquí donde se deben distinguir los modelos del currículo: el modelo de objetivos y el modelo de proceso, tal y como los denominaba Stenhouse (1987). Elliott (2005) explica que el primero de estos modelos se basa en la racionalidad técnica, es decir, en la planificación de un currículo orientado por enunciados muy claros y específicos de los resultados de aprendizaje que se pretende que el alumnado alcance y definidos en términos de cambios mensurables en la conducta del alumnado. Sin embargo, el modelo de proceso se basa en la planificación racional del currículo, donde los objetivos se refieren a criterios o principios de procedimiento que se llevan a la práctica en el proceso de la educación, y no como resultado del mismo. Así, el modelo de proceso se sustenta en los siguientes elementos clave (Elliott, 2005): -El aprendizaje supone una construcción activa del significado por parte del alumnado más que su producción pasiva. -La enseñanza debe facilitar el desarrollo de las capacidades naturales de comprensión de los alumnos, en lugar de producir ciertos resultados predeterminados. -La evaluación del aprendizaje se realiza en relación con el desarrollo de las capacidades intelectuales que se manifiestan en sus resultados, en vez de hacerlo 47 con respecto a la mayor o menor coincidencia de los logros obtenidos por los sujetos con unas normas predeterminadas de actuación, es decir, medirlos en función de unos indicadores de actuación predeterminados. -Los criterios para la evaluación de la enseñanza se refieren a las condiciones que facilitan el desarrollo de las capacidades del alumnado, por lo que difieren de los propios de la evaluación del aprendizaje. Para una mayor comprensión de estos dos modelos se presentan las diferencias de los mismos en el cuadro 1.6 (Elliott, 2005). Cuadro 1.6. Diferencias entre modelo de objetivos y modelo de proceso (Elliott, 2005: 162, 163) Existe una gran diversidad de definiciones, clasificaciones y acepciones que se le atribuyen al currículo en función de diferentes autores (Gimeno y Pérez, 1989; Gimeno, 1992; Vázquez, 1997; Devís y Molina, 2001; Viciana, 2002; Zabalza, 2004). Para analizar las acepciones del currículo, se partirá de las propuestas por Gimeno y Pérez (1989): -El currículo como estructura organizada de conocimientos: es aquella que considera 48 el currículo como la mera transmisión del conocimiento, es decir, como un cuerpo organizado de conocimientos que se transmiten a través de las diferentes materias que se imparten en la escuela. Así el profesor se convierte en un mero transmisor y consumidor, acomodado y apoyado en textos y guías ya elaborados, produciéndose un distanciamiento entre la teoría y la práctica real. De esta forma, el profesorado de Educación Física que se enmarca dentro de esta acepción es aquel que entiende el currículo de la materia de Educación Física como el conjunto de temas específicos del ámbito de la actividad física y el deporte que aparecen dentro del programa de la asignatura (Devís y Molina, 2001). Así, un profesor de Educación Física, por ejemplo, de segundo de la ESO que concibe el currículo de esta forma se preguntará qué contenidos hay que enseñar y su respuesta, tal vez, sea: el calentamiento, las cualidades físicas, los deportes de adversario, los deportes colectivos, el lenguaje corporal, la realización de recorridos en el medio natural, etc. A partir de estos contenidos este profesor diseñará y desarrollará su práctica docente. -El currículo como sistema tecnológico de producción: el profesorado se limita a planificar, de forma sistemática, los resultados que se pretende alcanzar en funciónde unos objetivos marcados por la Administración. Por tanto, además de tener presente el contenido educativo, señala el marco ideal que fija unos objetivos generales dentro del cual se desarrollará la labor educativa especificando otros objetivos más operativos, reduciéndose el currículo a un documento donde se especifican los indicadores de logro que el profesorado pretende que su alumnado alcance, definidos en comportamientos específicos. Esta acepción parte de una concepción tecnológica de la educación, concibiendo la enseñanza como un conjunto de técnicas que llevan a unos fines establecidos de antemano de manera eficaz. Así, se identifica con el modelo de objetivos y la racionalidad técnica en la planificación que se ha expuesto anteriormente (Elliott, 2005). El docente que conciba el currículo de esta forma se preguntará cuáles son los mejores medios para alcanzar los objetivos que pretende, y, a partir de ellos, guiará su práctica docente. -El currículo como plan de instrucción: es quizá la acepción más extendida entre el profesorado que entiende el currículo como un documento donde seplanifica detalladamente lo que el alumnado debe aprender, por lo que se precisan los objetivos, competencias, contenidos, recursos didácticos, actividades y evaluación, así como las formas más apropiadas para conseguir lo programado. Esto supone un proceso mental de reflexión, que conlleva al diseño y a la programación. Por tanto, el currículo dentro de esta perspectiva se entiende como una planificación 49 racional por parte del profesorado de su intervención didáctica. Esta forma de concebir el currículo está patente en la LOGSE de 1990 (Devís y Molina, 2001). Asimismo, en la actualidad sigue vigente, dado que en la LOE se recoge esta forma de entender el currículo a la hora de definirlo en su capítulo III, artículo 6: "...se entiende por currículo el conjunto de objetivos, competencias básicas, contenidos, métodos pedagógicos y criterios de evaluación de cada una de las enseñanzas reguladas en la presente Ley". La LOMCE, en su artículo 6, también continúa con esta forma de entender el currículo aunque modifica o completa algunos elementos. Esta Ley educativa establece que se entiende por currículo la regulación de los elementos que determinan los procesos de enseñanza y aprendizaje para cada una de las enseñanzas e integra los siguientes elementos: los objetivos, las competencias o capacidades, los contenidos, la metodología didáctica, los estándares y resultados de aprendizaje evaluables, los criterios de evaluación del grado de adquisición de las competencias y del logro de los objetivos de cada enseñanza y etapa educativa. -El currículo como conjunto de experiencias de aprendizaje: considera el currículo como todas las experiencias de aprendizaje que se llevan a cabo en el centro educativo, por lo que además de abarcar los elementos planificados, también se incluyen "aquellos aspectos y fenómenos educativos que se producen en la escuela y que, aunque no fueron previa y explícitamente planificados, ejercen una influencia decisiva en el aprendizaje del alumnado (Gimeno y Pérez, 1989: 193). Por tanto, esta perspectiva constituye una visión más amplia del currículo que incluye el currículo oculto (que se aborda más adelante). -El currículo como solución de problemas: subraya el carácter singular de la práctica escolar, es decir, el contexto del currículo es el centro educativo y el aula, por lo que éste se orienta hacia la solución de problemas, situados en un espacio y tiempo determinados, siendo el profesorado el que debe dar respuesta a los mismos. Se convierte en un proyecto flexible que proporciona las bases y criterios generales sobre el proceso educativo, en el que se deben incluir los principios para la selección de contenidos, para el desarrollo de los métodos y para evaluar el progreso del alumnado y el proceso de enseñanza. Por tanto, el currículo constituye "un proyecto que prescribe con flexibilidad principios y orientaciones sobre el qué, el cómo yel cuándo, sobre contenidos y procesos; y en particular, es una propuesta integrada y coherente que no especifica más que principios generales para orientar la práctica escolar como un proceso de solución de problemas" (Gimeno y Pérez, 1989: 194). 50 -El currículo como cruce de prácticas diversas: es aquel que se corresponde con un currículo entendido como un proceso que va más allá de la interpretación y de la solución de problemas prácticos de la enseñanza, va más allá del aula y se interesa por fomentar valores educativos relacionando la escuela y la sociedad. Es decir, un currículo, el cual forma parte "de múltiples tipos de prácticas que no se pueden reducir únicamente a la práctica pedagógica de enseñanza" (Gimeno, 1988: 24). El profesorado de Educación Física concibe esta perspectiva del currículo si orienta la práctica de la actividad física hacia el fomento de valores sociales a través de la discusión de su repercusión en la vida cotidiana. Como se ha comentado anteriormente, un aspecto importante que debe ser tenido en cuenta en el diseño y en el proceso curricular es el currículo oculto, que está presente en toda intervención docente y que no se corresponde con lo que aparece de forma explícita en los documentos curriculares, sino que es fruto de las interacciones producidas durante el proceso educativo, tales como los sentimientos, valores, formas de comportamientos, etc. Mata, Rodríguez y Bolívar (2004: 364) sostienen que "se aprende más por lo que se hace que por lo que se dice", por lo que el currículo oculto, al no estar escrito, permite que se pueda aprender más por las relaciones sociales que se crean y por las actitudes que se exteriorizan que por lo que se dice en la transmisión de determinados contenidos. En esta línea, Tinning (1992) expone que estos tipos de aprendizajes, no planificados, se hallan presentes en todas las experiencias educativas y, a menudo, son infinitamente más poderosos que los aprendizajes explícitos. Por ello, es sumamente importante tener en cuenta esos aprendizajes, puesto que muchas de esas maneras no declaradas de hacer las cosas configuran poderosamente futuros comportamientos y actitudes. De esta forma, es imprescindible que el profesorado (o futuro profesorado) de Educación Física y de las actividades físico-deportivas extraescolares lo tenga presente como posible influencia en el desarrollo de sus sesiones de Educación Física. Tal y como explica Elliott (2005), los valores implícitos tienen que formar parte del contenido explícito del currículo, ponerlos de manifiesto, analizarlos, discutirlos y planificarlos. Sólo de esta forma el profesorado podrá ser consciente de las posibles distorsiones que impregnan las prácticas docentes y, al mismo tiempo, estar en disposición de mejorarlas, pudiendo así ayudar al alumnado en la tarea de desenmascarar determinadas prácticas, valores y creencias en tomo a la actividad física y el deporte (Devís y Molina, 1998). Es decir, intentar compren der qué mensajes ocultos son transmitidos mediante la enseñanza de la Educación Física, si son o no beneficiosos y por qué, con la finalidad de conseguir una coherencia y eficiencia en el proceso educativo y en la intervención docente. Tal y como explica Sanz (2004) el currículo oculto emana de las relaciones sociales 51 escolares cuya estructuración se establece en función de las condiciones particulares del tipo que se dan (historia de la institución educativa, condición social de los sujetos, fines y medios propuestos por la legislación, etc.). Por lo que este término se relaciona con el de ideología, que abarca, según Kirk (1990: 146) "un conjunto de sistemas de creencias, valores y prácticas materiales que son modos de ver y comprender la realidad, estructurando así la conciencia individual y colectiva". La ideología se mueve desde unos niveles explícitos a otros implícitos: en el primer nivel se encuentran los sistemas de ideas de pensamiento directo (como son las ideologías profesionales, los programaspolíticos o los sistemas religiosos), en el otro extremo se localizan supuestos irreflexivos acerca del mundo, que influyen en nuestro pensamiento (Devís y Molina, 1998). Pues bien, de entre estos diferentes niveles, la ideología implícita dentro de la escuela (y en concreto en la materia de Educación Física) la componen aquellos aspectos ocultos transmitidos al alumnado a través de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Así, el profesorado de Educación Física debe tener en cuenta que la ideología engloba una serie de valores sociales atribuidos al deporte que pueden repercutir sobre la Educación Física. Así pues, muchas de las dificultades de las clases de Educación Física derivan de aspectos sociales más generales y externos al aula: elitismo, autoridad (como forma de control social), sumisión (dependencia o falta de autonomía), competitividad insana, sexismo, machismo, lucha por el éxito a cualquier precio, modo capitalista de producción, forma de control social, diferencia de clases, etc. Los dos términos (currículo oculto e ideología) están tan íntimamente relacionados que incluso resulta difícil determinar dónde finaliza uno y dónde comienza el otro. Al respecto, Kirk (1990) afirma que la ideología permite conectar determinados aprendizajes implícitos y encubiertos que se dan en las clases (currículo oculto) con otras prácticas sociales y culturales más amplias. Un concepto fundamental en el estudio del currículo oculto en las clases de Educación Física son las rutinas, a las que Kirk (1990: 140) hace referencia en una de las definiciones de currículo oculto: "El currículo oculto integra conocimientos, actitudes, etc., que aprenden los alumnos como consecuencia inevitable de participar en las actividades rutinarias y formales de la escuela". Las rutinas son, pues, aspectos o situaciones que tienden a repetirse en todas las sesiones (Aznar y González Rivera, 2002). Si estas situaciones no son previstas organizativamente de antemano, pueden no orientar adecuadamente los objetivos propuestos en la programación de aula, así como desviar o retardar el desarro llo de una sesión. Para ello, el profesorado deberá organizar las sesiones mediante procedimientos 52 destinados a obtener comportamientos controlados en esas situaciones. Una vez organizadas, el profesor estará más preparado para reaccionar ante ellas. Si bien en una clase de 50 minutos, el profesor de Educación Física se suele centrar más en el diseño de la parte principal que en la inicial o en la final, tampoco se suele centrar en la planificación y desarrollo de las rutinas. En el estudio de Aznar y González Rivera (2002) sobre los patrones de conducta fijos o rutinas de las clases de Educación Física en la etapa de Educación Secundaria y la posible transmisión de ciertos valores al alumnado, se identificaron 22 rutinas en las clases de Educación Física: entrada a clase de los alumnos; señal para comenzar la fase informativa; control de asistencia; solicitar las tareas demandadas en la sesión anterior; puesta en movimiento de los alumnos; presentación de la sesión; señal para indicar la finalización de la sesión; recogida de material; información para la siguiente sesión; salida del alumnado; transición de una actividad a otra; cumplimiento de horario de la sesión; forma de distribución y agrupamiento del alumnado; distribución y organización de los recursos didácticos; feedback; limitación del espacio; ubicación de la profesora; forma de responder ante las preguntas de los alumnos; control de la duración de las actividades; control del material; actuación ante alumnos que no pueden realizar actividad física; formas de captar la atención a los alumnos. En el citado estudio se obtuvo que los mensajes ocultos transmitidos en la enseñanza de las sesiones de Educación Física son influyentes y pueden llegar a ser negativos en los alumnos, por lo que independientemente del estilo de enseñanza que emplee el profesorado, se comunicarán a través de las rutinas, diferentes actitudes y valores para el alumnado como: la diferencia de clases, hábitos de conformidad no cuestionada, respeto a la autoridad, obediencia inmediata, puntualidad, imposición de los intereses del profesor, cooperación, diferencia de trato, separación de sexos, despreocupación, responsabilidad, modo de dominación, etc. No obstante, la elección de un estilo de enseñanza u otro por parte del profesorado y su posterior puesta en práctica en las sesiones de Educación Física también puede implicar y transmitir mensajes ocultos diferentes. En definitiva, el profesorado de Educación Física debería reflexionar sobre los mensajes implícitos que se transmiten al alumnado y ser consciente de sus valores. De este modo, será capaz de orientar las sesiones de una forma más consciente y evitar así caer en las corrientes ideológicas negativas dominantes en la sociedad actual. Una forma de reflexionar sobre ellos es a través de la investigación en el aula, utilizando diferentes técnicas e instrumentos de obtención de la información (diario del profesor y del alumno, observación participante, observación externa...), tal y como se explica en el último capítulo del libro. 53 54 55 Una programación de aula no debe ser entendida como una mera organización de los elementos que se tendrán en cuenta durante el proceso de enseñanza y aprendizaje, sino que debe suponer un proceso abierto, flexible, dinámico y en continuo progreso, reflexión, investigación y transformación que, en función de los procesos que ocurran en el aula, pueda modificarse para readaptarse en busca de la mejora de la calidad y eficiencia de la enseñanza. Por tanto, la planificación no va a ser cerrada, sino que es reflexionada, investigada y evaluada para la mejora de la calidad educativa y de la intervención docente. Tal y como expone Bolívar (2008) no se trata de un documento tangible que suele contener un conjunto de componentes interrelacionados (objetivos, competencias, contenidos, metodología, estándares y resultados de aprendizaje evaluables, actividades y evaluación) como plan para las acciones subsecuentes con un uso puramente burocrático, sino que se trata de un diseño curricular que constituye una dinámica de acción de reflexión comprometida y de mejora constante. Además, este proceso debe estar basado en el aprendizaje centrado en el alumnado, favoreciendo su implicación, actividad y protagonismo (Gimeno, 2001; Mayorga y Madrid, 2010). Para ello, se debe tener en cuenta los principios psicoeducativos, el contexto y el alumnado en su dimensión psicosociológica (García Valcárcel, 2001; Castillo y Cobrerizo, 2005). La enseñanza, por tanto, debe convertirse en un proceso que proporcione aprendizaje comprensivo, autónomo, reflexivo, significativo y relevante a los estudiantes (Gimeno, 2001; Mayorga y Madrid, 2010). Esto comporta nuevas implicaciones del profesorado y del alumnado, cambios en los objetivos y en la metodología docente, la reformula ción de las estrategias de enseñanza-aprendizaje, modificaciones en el sistema de evaluación y en la organización de los recursos y de los espacios (Imbemon y Medina, 2008). El hecho de planificar supone un sistema de decisiones anticipadas sobre lo que se pretende conseguir y cómo se va a lograr (Soucie, 2002). Por tanto, los docentes, y el 56 centro educativo en general, tienen que saber: dónde están, adónde ir, por qué, por dónde y cómo, además de cuándo y quién lo debe realizar, y esto se consigue con una adecuada planificación (Campos Izquierdo, 2010). Por su parte, Mestre y Orts (1997) especifican que la acción planificadora realizada en el contexto educativo debe consistir en una adecuada, sistemática, rigurosa y eficiente planificación del proceso de aprendizaje físico- deportivo del alumnado. En este sentido, este autor afirma que el proceso de planificación está interrelacionado, adaptándose constantemente a los procesos de ejecución o desarrollo y evaluación (del proceso y de los resultados) (figura 2.2). De esta forma, la planificacióndebe ser estructurada, sistemática, científica, flexible y en constante adaptación y toma de decisiones en cada una de las situaciones teniendo como un eje común los elementos didácticos y variables que se desea organizar. Asimismo, expone que para alcanzar los objetivos fijados influyen las situaciones de cada momento (las características del centro educativo y del aula, las características del alumnado, la situación en la que se encuentra cada alumno y sus interrelaciones, etc.) ya que éstas son cambiantes. Cada uno de los elementos que se integran en una programación de aula en la materia de Educación Física se pueden y se deben extrapolar al contexto del deporte escolar en los centros educativos, para planificar y programar el proceso de enseñanza y aprendizaje de las actividades físico-deportivas extraescolares. Objetivos y esquema conceptual Los objetivos que se pretenden alcanzar a partir de la lectura y comprensión de este capítulo son los siguientes: -Comprender la importancia de la programación de aula como un proceso dinámico, que se encuentra en continuo cambio e innovación, para la mejora de la calidad educativa y de la práctica docente. -Saber desarrollar los diferentes elementos didácticos que componen una programación de aula. -Ser capaz de interrelacionar de forma coherente estos elementos didácticos dentro de una programación de aula para la enseñanza de la Educación Física en Educación Secundaria y en el deporte escolar. 57 Figura 2.1. Esquema conceptual del capítulo. La programación de aula en Educación Física en la etapa de Educación Secundaria. 2.1. El proceso en la elaboración de una programación de aula El proceso de programación de aula requiere un trabajo considerable. El profesorado debe sumergirse en un proceso cognitivo que consiste en la planificación del proceso de enseñanza y aprendizaje de gran variedad de elementos didácticos para el adecuado desarrollo de las clases: definición de las competencias, propósito y sus consecuencias, precisión de los fundamentos teóricos en que se basará, secuenciación de los contenidos, organización del material didáctico, elección de métodos de enseñanza, tipos de feedback, diseño de las actividades, clima socioafectivo y evaluación (Mosston y Ashworth, 1993). Esta toma de decisiones implica adoptar una posición que no es lineal sino dilemática, porque detrás de estas opciones se encuentran nuestras concepciones, ideas, creencias pedagógicas y físico-deportivas, nuestros conocimientos disciplinares y nuestra experiencia docente (Margalef, 2008). En la toma de decisiones de la práctica docente, y como tal del proceso de enseñanza y aprendizaje, se distinguen tres fases: fase preactiva o fase de preparación; interactiva o fase de activación de la relación pedagógica; y postactiva o fase de verificación de resultados (Jackson, 1968). La fase preactiva o de preparación corresponde a la planificación y al diseño de lo que se pretende realizar, la cual contribuye a sistematizar y hacer explícito el modo de concebir, plantear y organizar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Estas tres fases de toma de decisiones son interdependientes para el buen 58 funcionamiento de la práctica docente, formando un ciclo de toma de decisiones (Metzler y Young, 1984). Por tanto, la planificación es un proceso inicial, pero que constantemente va a estar revisado, mejorado y reformulado y ser concebido como el conjunto de decisiones y procesos que tienden a guiar el proceso de enseñanza y aprendizaje hacia un futuro deseado. El proceso de planificación ayuda a determinar la dirección para llevar a cabo la intervención educativa; dar confianza y seguridad al profesor; refrescar su memoria a través del estudio y la revisión del contenido; tomar decisiones sobre la organización temporal y los recursos didácticos y proporcionar un análisis sobre la evaluación (Clark y Yinger, 1979). Además, la planificación proporciona una oportunidad para conectar el aprendizaje previo de los estudiantes, sus características y condiciones ambientales en el proceso de enseñanza y aprendizaje (Housner y Griffey, 1985; Griffey y Housner, 1991). Asimismo, supone una oportunidad para reflexionar sobre posibles actuaciones de innovación e investigación de la práctica educativa. También, el proceso de planificación favorece una coordinación con el resto de profesores y equipos docentes del centro educativo para determinar acciones conjuntas en posibles conexiones entre contenidos de diferentes materias, en la adquisición de competencias del alumnado y en la educación en valores. Figura 2.2. Dinámica en el diseño y aplicación de una programación de aula. A la hora de llevar a cabo una programación influye la forma de entender el currículo, es decir, si la concepción del docente se basa en un modelo del currículo como producto (racionalidad técnica) o si, por el contrario, se basa en un modelo curricular como proceso (racionalidad práctica). El primero de ellos se fundamenta en la forma de entender el currículo (y por ende la enseñanza) otorgando mayor énfasis a los objetivos prefijados y a documentos planificados para su implementación; sin embargo, el segundo centra su atención en un conjunto de ele mentos en constante interacción (profesores, 59 alumnos y conocimientos) (Bolívar, 2008). Por tanto, un docente que se interese por un proceso de enseñanza y aprendizaje como una actividad crítica de investigación, adaptación e innovación constantes y por una enseñanza hacia la comprensión de lo que pasa en la realidad susceptible de ser cambiada y reconstruida, debe entender la programación como un proyecto y como un proceso. Y, tal y como apuntan López Pastor, Monjas y Pérez (2003), como un proyecto en el sentido de que implica una hipótesis que se debe contrastar con la práctica; y como un proceso que conlleva observar y evaluar el proceso de enseñanza y aprendizaje, lo que permite reconstruir, reformular y, por tanto, diseñar de nuevo la programación constantemente. Así pues, es importante que el docente que se dispone a llevar a cabo una programación de aula comprenda que consiste en un proceso dinámico, en continuo cambio e innovación, para la mejora de la calidad educativa y de la práctica docente (ver figura 2.2). 2.2. Elementos de una programación de aula en el área de Educación Física en Educación Secundaria La programación de aula corresponde al tercer nivel de concreción y debe ser diseñada por el docente para un grupo de alumnos en concreto, inmerso en un contexto determinado. Por esta razón debe ser personal y adaptada a ese grupo-clase, por lo que no hay un único modelo de programación, sino que cada docente la diseñará en función de los elementos que vea necesario incluir en la misma, según la circunstancia y situación de cada momento, y los organizará para su mayor comprensión. De esta forma, una programación de aula debe ser práctica (un error común es que las programaciones son teóricas sin explicitar acciones concretas) y variará si va dirigida a otro grupo de ese mismo nivel educativo en cuanto a los elementos que la componen, tales como la atención a la diversidad, aspectos metodológicos, actividades de enseñanza y aprendizaje, características del alumnado, etc. Por ejemplo, una programación de aula dirigida 4.° A de la ESO será diferente a la de 4.0 B de la ESO aunque esté diseñada por el mismo docente de un centro educativo, ya que ésta se diseñará y será susceptible de ser modificada en función de las expectativas y motivaciones del alumnado, sus características, el contexto interno del aula, la situación del alumnado y sus interrelaciones, entre otros. Aun así, existen unos elementos esenciales que en toda programación de aula se deben contemplar. De hecho, son diversos los autores que proponen diferentes elementos que se pueden incluir en una programación en Educación Física y diversas estructuras en cuanto a su organización (Ureña et al., 1999; Fernández, 2002; Viciana, 2002; Alonso, 2006; Del Valle y García, 2007), aunque todos
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