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línea recta (región K o nobahia); en cada una de ellas hay diferente densidad electrónica que influ- ye en su reactividad. Cuando el benzo-a-pireno es oxidado por las oxidasas de función mixta (MFO), dependientes del citocromo P-450 (cit P450 1A1) y concreta- mente por la benzopireno-3-monooxigenasa, una AHH muy inducible (véase «oxidaciones microsó- micas», Capítulo 4), se forman epóxidos; de éstos, los situados en la región bahía son los más electró- filos y reaccionan con grupos nucleófilos biológi- cos presentes en proteínas, ácidos nucleicos, etc., lo que origina necrosis, mutaciones, cáncer y mal- formaciones (teratogénesis). Recordemos que la destoxicación de los epóxi- dos con apertura del anillo, se realiza por hidrata- ción y posterior conjugación. Los epóxidos pueden ser hidratados por las enzi- mas epoxihidrolasas (EH) a dihidroles, que aún son susceptibles de oxidación por intervención de las MFO que forman nuevo epóxido en otro lugar de la molécula. Los dioles en general, al ser más hidroso- lubles, resultan menos tóxicos que los epóxidos, pero cuando aquéllos se epoxidan, y forman, por ejemplo, el 7,8-dihidrodiol-9,10-epóxidobenzopi- reno, vuelven a ser fuertemente cancerígenos y mutagénicos, especialmente el enantiómero (–)7,8,(–)7R,8R, que es 10 veces más tumorígeno que el (+)7S,8S. Se ve, pues, que el metabolismo hidroxilativo del benzopireno sigue dos caminos, uno que aumenta el poder cancerígeno y otro que lo disminuye; lo interesante sería poder inhibir aque- llas hidroxilasas y estimular éstas. El bromobenceno es oxidado por las MFO y ori- gina dos epóxidos, situados, respectivamente, entre los carbonos 2-3 y 3-4; el primero, aunque se une a hemoglobina y a restos de cisteína, se transforma fácilmente en o-bromofenol, poco tóxico, que se excreta por vía renal. Sin embargo, el 3,4-epóxido es más reactivo y puede seguir tres caminos: a) minoritariamente puede originar p-bromofenol, b) por su gran reactividad se une covalentemente a proteínas tisulares, preferentemente a restos de his- tidina y otros, produciendo necrosis, c) la epoxi- dohidrolasa lo transforma en 3,4-dihidrodiol; tanto éste como el epóxido pueden conjugarse con el glu- tatión, pero (véase Capítulo 6) el conjugado libera tioles reactivos nefrotóxicos. La formación de los dos epóxidos es susceptible de influirse por pretratamiento con inductores; el pretratamiento con fenobarbital aumenta la vía del 3,4-epóxido, y por tanto la toxicidad renal y hepá- tica, posiblemente por inducir la síntesis de una isoenzima del P-450, mientras que el pretratamien- to con 3-metilcolantreno induce la vía del 2,3-epó- xido, con formación de o-bromofenol de menor toxicidad. Parece ser que la síntesis de las arilhidrocarbu- rohidroxilasas está regida por un solo gen de carácter dominante, y de la misma forma que Evans (1965) propuso dividir a los humanos en dos grupos, acetiladores rápidos y acetiladores lentos, según su capacidad genética para efectuar la desto- xicación de numerosos fármacos por acetilación, mediante la N-acetiltransferasa, así Kellerman et al. (1973) sugirieron clasificar a las personas en inductoras de AHH (aril-hidrocarburo-hidroxilasa) altos, medios y bajos, conforme a unas pruebas realizadas sobre los linfocitos. Según estos autores, los individuos que son inductores de AHH altos o medios corren un mayor riesgo de cáncer broncopulmonar que los inductores bajos. Los sistemas de monooxigenasa son extremada- mente sensibles a diferencias de especie, edad e influencias alimentarias y ambientales. Algunos sistemas experimentan un cierto ciclo circadiano, pues su actividad varía hasta cinco veces de la mañana a la tarde. La inducción por pretratamiento es máxima en individuos jóvenes; las ratas recién destetadas responden mucho mejor que las adultas; los ani- males bien alimentados reaccionan peor que los hambrientos, siempre que la dieta proteica sea suficiente. Las diferentes especies responden muy distinta- mente a los inductores; ello es cierto no sólo desde el punto de vista cuantitativo, sino también desde el cualitativo. El ratón es una de las especies que peor responden; así, el DDT y el benzopireno pro- ducen en él un efecto mínimo. Por el contrario, las respuestas de la rata son mucho mejores, en un orden parecido a las humanas. Se ha visto que en determinadas cepas de rato- nes, la actividad basal de la aril-hidrocarburo (ben- zo-a-pireno)-hidroxilasa es detectable en el hígado fetal varios días antes del nacimiento. Si a una hembra gestante se le administra nueve días antes del parto una sola dosis intraperitoneal de 3-metil- colantreno, a las 24 horas ya puede comprobarse 154 TOXICOLOGÍA FUNDAMENTAL 05 toxicologia alim 24/11/08 13:20 Página 154
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