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Cuando se modifican las zonas o grupos quími- cos activos sobre las moléculas biológicas, deno- minadas desde Ehrlich farmacóforos o toxóforos, puede ocurrir que: 1. Un cierto número de alteraciones no haga variar la actividad. El conjunto de zonas o grupos de la molécula en que esto ocurre se llama mitad no crítica y no interviene en la acción. 2. Existan grandes zonas apolares, necesarias para la actividad, pero que pueden modificarse algo sin alterar la actividad. Es la región de liber- tad estática. Ninguna de estas zonas es fundamental para prejuzgar o interpretar la actividad. 3. Haya grupos que influyen grandemente en la relación lipofilia/hidrofilia (coeficiente de reparto lípido/agua) o en el establecimiento de enlaces con los receptores. Recordemos que en los ácidos y bases débiles, su pK frente al pH del medio deter- mina la proporción de sustancia sin disociar, o sea, la que puede atravesar membranas. 4. En las series homólogas se produzca una rela- ción parabólica, ya que la actividad puede aumen- tar con el número de átomos de C (o de metilenos), porque incrementa la lipofilia, pero cuanto ésta alcance ciertos valores (se hace muy grande) la sustancia se acumulará en los lípidos fijos sin lle- gar a los receptores. 5. Un 25 % de los productos sintéticos, y por tanto de los medicamentos, son racémicos (mezcla de isómeros). Cuando una sustancia tiene un átomo con cuatro sustituyentes diferentes, aquel se deno- mina centro quiral (del griego kiro, mano), porque da origen a dos estereoisómeros, llamados enantió- meros, que no son superponibles, sino que uno es como la imagen del otro en un espejo, y poseen muy diferentes propiedades fisicoquímicas (hidro/liposolubilidad, rotación de la luz polarizada hacia la derecha o hacia la izquierda, que antes se designaban como d o l y actualmente con (+), (-) o con R, S,) y también bioquímicas; varían grande- mente en cuanto a sus moléculas transportadoras, a las enzimas que les usen como sustratos, a sus receptores, etc., por lo que se habla de una cinética y una dinámica estereoselectiva, ya que, al tener las moléculas biológicas estructura quiral (los aminoá- cidos y proteínas son S, y los hidratos de carbono R), presentan diferente actividad, según el número de enlaces que establezcan con el receptor. Los lugares diana son biomoléculas quirales que enla- zan preferentemente con uno de los dos enantióme- ros. De cada pareja de enantiómeros (estereoisóme- ros), el más activo se denomina eutómero y el menos activo distómero. Así, una serie homóloga de estereoisómeros puede dividirse en una serie eutomérica y otra distomérica; ahora bien, cuando se absorbe un compuesto racémico, aunque el isó- mero específicamente activo sea el eutómero, el distómero también puede agredir al organismo en otros lugares diana, y lo obliga a su biotransforma- ción y eliminación, por lo que en caso de medica- mentos lo ideal es no administrar el compuesto racémico sino solamente el isómero eutómero ais- lado, para evitar los efectos indeseables que pudie- ra ejercer el distómero; ejemplo típico de la peli- grosidad de un racémico se tiene en la talidomida, cuyo enantiómero teratógeno es el d ó R. En el caso del alcohol etílico ocurre todo lo con- trario; al no poseer el etanol ningún carbono asi- métrico carece también de receptores biológicos específicos que permitan contemplar una interac- ción ligando-receptor, lo que ha dificultado expli- car el mecanismo de toxicidad de esta sustancia. Con arreglo a la teoría de la toxicidad selecti- va, la copulación de un posible tóxico con su res- pectivo receptor dependerá de las características fisicoquímicas y estructura molecular del com- puesto. Empíricamente se sabe que en la toxici- dad influyen: 1. El peso atómico o molecular. Tanto los ele- mentos inorgánicos como las moléculas orgánicas son más tóxicos cuanto mayor es su peso atómico o molecular. En los halógenos es a la inversa por- que la toxicidad del F > Cl > Br > I. 2. La valencia o grado de oxidación (por tanto, especie química) de la que depende la hidro o lipo- solubilidad de los compuestos y, consecuentemen- te de su facilidad para atravesar las membranas celulares. Así, el cloruro de mercurio I (HgCl) es prácticamente insoluble en agua y muy poco tóxi- co por vía oral, a diferencia del cloruro de mercu- rio II (HgCl2), aunque el Hg + lentamente se oxida a la forma Hg2+. En forma elemental Hg0 no es demasiado tóxico por vía oral, salvo cronicidad, pero extraordinariamente lesivo si se inhalan sus vapores; los compuestos organomercúricos, como el metilmercurio, son fuertemente neurotóxicos. 212 TOXICOLOGÍA FUNDAMENTAL 06 toxicologia alim 24/11/08 13:46 Página 212
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