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Fundamentos de toxicología (109)

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el oxígeno); la formación de carboximioglobina, y
particularmente la de carboximiocardioglobina,
incluso frente a niveles de sólo 6 % de COHb, en
individuos con trastornos cardíacos previos, puede
originar alteraciones de ritmo e isquemia de mio-
cardio. De hecho, se admite que la mortalidad agu-
da por CO se debe normalmente a disritmias ven-
triculares.
La afectación muscular se detecta en el análisis
clínico por elevación en suero de la creatinquinasa
(CK); en ocasiones se produce rabdomiolisis.
d. El CO actúa como neuromensajero y activa
a la guanilciclasa, que participa en la relajación
del músculo liso, y se produce vasodilatación.
También, como hemos dicho, libera al NO de las
plaquetas, que es un potente vasodilatador. Como
consecuencia de ambas acciones, tiene lugar hipo-
tensión arterial, que puede originar síncope, pérdi-
da de consciencia y empeoramiento del intoxi-
cado.
Mediante experimentación con animales se ha
encontrado mejor correlación entre las lesiones en
la sustancia blanca cerebral y la hipotensión que
con el porcentaje de COHb. La peroxidación lipí-
dica en las células cerebrales se desarrolla una
hora después de superado el síncope y la hipoten-
sión, tiempo necesario para que el estrés oxidativo,
que se inicia con la reperfusión, se manifieste con
destrucción de mitocondrias.
Además, el CO provoca un incremento de gluta-
mato, aminoácido excitador del SNC, el cual indu-
ce liberación del calcio intracelular, que desenca-
dena la cascada de daño retardado neuronal.
Las secuelas retardadas (semanas después de la
exposición) incluyen lesiones en la sustancia blan-
ca cerebral, que pueden objetivarse por tomografía
axial computarizada (TAC) y en la autopsia, donde
pueden apreciarse zonas de necrosis. Los indivi-
duos sobrevivientes de intoxicaciones graves sue-
len presentar secuelas retardadas neurológicas y
neuropsiquiátricas.
Se consideran factores de riesgo la edad tempra-
na (niños pequeños) y la superior a 50 años, así
como enfermedades cardiovasculares y pulmo-
nares.
La determinación analítica de carboxihemoglo-
bina en sangre total puede realizarse por espectro-
fotometría visible y por coximetría (en el análisis
general de oxihemoblogina, metahemoglobina,
etc.); mediante acidificación de la muestra de san-
gre se libera el CO, que se puede valorar mediante
espectrofotometría infrarroja o por cromatografía
gaseosa.
Una correlación aproximada entre la concentra-
ción de carboxihemoglobina, expresada como por-
centaje en relación con la hemoglobina total, y la
situación circunstancial y clínica del sujeto, es la
siguiente:
< 2 %: no fumadores, vecinos rurales,
2-4 %: fumadores pasivos,
5-10 %: fumadores,
12-20 %: intoxicación leve a moderada; 
cefaleas, etc. (simula gripe),
20-30 %: intoxicación aguda 
(simula intoxicación etílica),
50-70 %: coma,
>70 %: muerte rápida.
En los cadáveres de los quemados con frecuen-
cia no se encuentra una carboxihermoglobina alta,
como sería de esperar, en cuyo caso la muerte sue-
le atribuirse a inhibición respiratoria o a shock.
El mejor procedimiento terapéutico de la intoxi-
cación por CO, después de separar al intoxicado de
la atmósfera contaminada y hacerle respirar aire
rico en oxígeno, es introducirle en una cámara
hiperbárica (pulmón de acero), con alta presión de
oxígeno para que desplace al CO, conforme a la
ley de acción de masas.
a.2. Formación de metahemoglobina. Los oxi-
dantes débiles (como los nitritos y las aminas) son
capaces de oxidar el hierro bivalente (Fe2+) de la
hemoglobina y pasarlo a trivalente (Fe3+), dando
lugar a la metahemoglobina (MetHb). Esta forma
de hemoglobina no es útil para el transporte de
oxígeno, por lo que las células del organismo
experimentarán hipoxia. Normalmente, a causa de
los tóxicos que se absorben, en el ser humano hay
un 2 % de hemoglobina en forma de metahemoglo-
bina.
a.3. Rotura de hematíes: hemólisis. La forma-
ción de metahemoblobina por los oxidantes y la
alteración del equilibrio de oxidación-reducción
dentro del glóbulo rojo pueden conducir a la rotura
de éste, y por tanto a su incapacitación para trans-
portar el oxígeno.
Esto ocurre, por ejemplo, en la intoxicación con
arseniuro de hidrógeno o arsina (AsH3), cuyo meca-
nismo de toxicidad es diferente al de los restantes
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