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Dialnet-LaSupuestaAnimadversionDePiagetPorLaFilosofia-4895334

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CARPETA ___________ .3
Prof. HERNÁN SIERRA MEJÍA
Psicólogo
Universidad Nacional de Colombia
LA SUPUESTA ANIMADVERSIÓN
~
DE PIAGET POR LA FILOSOFIA
xaminar la concepclOn de la filosofía que tiene un
"gran filósofo" (en el sentido habermasiano) es, ante
todo, poder trazar los límites de aquello que habría
de ser su naturaleza. Piaget fue un gran filósofo, al
menos en el sentido de haber pensado problemas de fundamento
del conocimiento (y creo que éste es uno de los sentidos principales
si no el más importante). Pero Piaget fue también un agudo crítico
de la filosofía. ¿Cuál es entonces la naturaleza de la filosofía según
Piaget? ¿Qué es lo que él recusa y cuál es la función que le asigna?
¿A propósito de qué se vuelve Piaget contra la filosofía? El objetivo
del presente trabajo consiste en examinar la real posición de Piaget
frente a la filosofía. En la primera parte me detendré en su crítica
a la metafísica y a la filosofía en tanto teoría del conocimiento,
así como en su concepción general respecto de la naturaleza y fun-
ción de la filosofía. En la segunda parte presentaré el caso concreto
de la relación entre filosofía y psicología, por ser dicha relación
el motivo principal por el que Piaget se muestra más cáustico con-
tra los filósofos. En fin, en la última parte haré algunas conside-
raciones generales sobre estos asuntos a modo de conclusión.
Los límites de la filosofía
Tanto en su "Autobiografía" 1 como en Sabiduría e ilusiones de la
filosofía2, Piaget destaca dos crisis intelectuales de su adolescencia:
la una de naturaleza religiosa y la otra filosófica, pero las dos en-
1. Piaget, J. Opus cit en Busino, G.; Goldmann, L. et al. (1966) Piaget y las ciencia sociales.
Salamanca: Sígueme, 1974. pp. 147-181.
2. Piaget, J. (1965). Opus cit. Península. Barcelona. 1973. (Ver Cap. J) (En lo sucesivo
SIf).
58 • Nos. 5-6 AÑO MCMXCVIIU. NACIONAL DE COLOMBIABOGOTA,D.C.
HERNAN SIERRA MEJIA LA SUPUESTA ANIMADVERSiÓN DE PIAGET POR LA FILOSOFfA
trañableinente unidas bajo un solo problema, el del
conocimiento. En este período (en el que ya era reco-
nocido como uno de los raros especialistas en mala-
cología) Piaget presentaba serias inclinaciones por la
filosofía, en especial por la teoría del conocimiento.
Pero después de leer algunos filósofos como A. Saba-
tier, H. Bergson, W James, 1.Kant, tuvo la imperiosa
necesidad de dedicarse por entero a la investigación
científica, por considerar que la especulación filosófi-
ca no le conduciría a la solución del problema en el
que estaba empeñado: bu~car una fundamentación
biológica del conocimiento . Desde su crisis de "des-
conversión" Piaget enfila baterías contra la pretensión
de hacer de la epistemología una tarea del todo refle-
xiva con exclusión del apoyo en la experiencia cientí-
fica,y en su empeño de independizar la epistemología
de la filosofía dispara contra tirios y troyanos. Sin em-
bargo, Piaget ha sido mal interpretado cuando se le
acusa de haber descalificado del todo a la filosofía.
Incluso se le señala de ser un positivista a raíz de la
tesis defendida en Sabiduría e ilusiones de la filosofía. Ya
en esta obra Piaget parte de la premisa de que "todo
el que no ha pasad~ por la filosofía queda incurable-
mente incompleto- . Y esto ya es admitir demasiado.
Piaget no se opone a que la filosofía se ocupe de los
límites del conocimiento, pero si le exige: a) que refle-
xione sobre sus propios limites, b) que asuma el hecho
de que lo que conocemos de la ciencia es siempre lo
actual y, además, c) que
su esencia es la de estar
siempre" abierta" a nue-
vas posibilidades. ¿A
qué se refiere Piaget
cuando demanda a la fi-
losofía que se ocupe tam-
bién de sus propios lími-
tes? Nada fácil es res-
ponder a esta cuestión,
tanto más si se tiene en
cuenta el resbaladizo te-
rreno de la naturaleza de
la filosofía. Recordemos,
por ejemplo, que para
Wittgenstein la filosofía
no puede ser una doctri-
na sobre el mundo. La fi-
losofía para él es una ac-
titud hacia la vida o un
método de análisis del
lenguaje. En cambio, y
sólo a título de contraste,
para Heidegger la filoso-
fía es el lugar de "el pen-
sar". "Los filósofos son los pensadores'": Aunque Piaget
define la filosofía como "una toma de posi~ión razo-
nada con respecto a la totalidad de lo real" ,también
se ocupa de ella cuando se le define sólo como doctri-
na del conocimiento científico. Sea que se piense en la
metafísica o en los métodos de formalización lógica
del conocimiento científico y, desde este último punto
de vista, en un criterio legislador para establecer lo
que es o no ciencia, Piaget se enfrenta a una y otra
alternativa en diferentes espacios de su 7vasta obra
(con especial atención en SIF y en NME ), a fin de
deslindar de la metafísica una epistemología general
que constituya la base de la doctrina del conocimiento
científico. Así pues, si nuestra interpretación del pen-
samiento piagetiano es correcta, los "límites" tendría-
mos que situarlos en los métodos de la filosofía y, en
especial, en su función.
La crítica de Piaget a la metafísica no se dirige
en la misma dirección en que 10 hace el positivismo
lógico. Desde luego que las dos críticas se dirimen,
en última instancia, en términos de método. Sin em-
bargo, existe una diferencia básica: la naturaleza de
la crítica piagetiana es epistemológica por oposición
a la crítica lógica del positivismo lógico. La tesis cen-
tral del positivismo en contra de la metafísica consiste
en afirmar que esta no constituye un genuino co-
nocimiento porque sus términos carecen de signi-
ficado. Buena parte de la crítica de Carnap a la me-
tafísica descansa en la
manera como interpreta
el significado de las pa-
labras constitutivas de las
proposiciones. La semán-
tica carnapiana asume
que la referencia es una
propiedad de las pala-
bras y, por consiguiente,
debe ser posible estable-
cer las características ob-
servables de aquello so-
bre lo cual, en última
instancia, descansa el sig-
nificado cognoscitivo de
aquellas. De no ser posi-
ble establecer tales carac-
terísticas, el término ca-
rece de significado y con
él la proposición. Ade-
más, es la naturaleza for-
mal del conocimiento lo
que lo constituye como
tal y, con tal virtud, basta
el análisis lógico del len-
3. Aparte del supuesto según el cual "existe una lógica de la acción
distinta a la lógica matemática"(SIF. p, 14), que habría de consignar en su
inédito fsbozo de neopragmatismo bajo la reconocida influencia de W. Ja-
mes, A. Reyrnond y H. Bergson, l'iaget dice haber llegado a dos ideas
centrales como producto de sus dos crisis intelectuales. 1] "Poseyendo
todo organismo una estructura permanente que puede modificarse bajo
las influencias del medio pero sin destruirse jamás en cuanto estructura
de conjunto, todo conocimiento es siempre asimilación de un dato exterior
a las estructuras del sujeto". 2] "Los factores normativos del pensamiento
corresponden biológicamente a una necesidad de equilibrio por autorre-
gulación: así, la lógica podría corresponder en el sujeto a un proceso de
cquilibración". (SIr p. lA).
4. SIF. p. 7.
5. Heidegger, M. (1954) "¿Qué quiere decir pensar?" en Conferencias
1I artículos. Barcelona: ODÓS, 1994. p. 114.
6. SIl' p. 51. "El término «razonado» opone la filosofía a las tomas
de posiciones puramente prácticas o afectivas, o también a las creencias
sencillamente admitidas sin elaboración reflexiva: una pura moral, una
fe, etc. El concepto «totalidad» abarca tres componentes. En primer lugar,
se refiere al conjunto de las actividades superiores del hombre y no ex-
clusivamente al conocimiento: moral, estética, fe (religiosa o humanista),
etc. En segundo lugar, implica, desde el punto de vista del conocimiento,
la posibilidad de que exista, bajo las apariencias fenoménicas y los cono-
cimientos particulares, una realidad última, una cosa en sí, un absoluto,
etc. En tercer lugar, una reflexión sobre la totalidad de lo real puede na-
turalmente conducir a una apertura sobre el conjunto de los posibles
(Leibniz, Renouvicr; etc.)." p. 51.
7. l'iaget,J. (Dir: 1%8) Lógica y cmlOcimiellto científico: 1. Naturaleza
lf lIJétodos dI' la l'/¡,,,tcl1w!oSitl. Buenos Aires: Proteo, 1970.
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COLOMBIANA
CE PSICOLOGIA 59
CARPETA
guaje para establecer el valor cognoscitivo de un
enunciado con total prescindencia de las cuestiones
relativas a la epistemología. La investigación de la
capacidad humana de conocimiento es asunto de la
psicología, no de la filosofía de la ciencia.
Piaget no admite que se pueda invocar el sig-
nificado de los enunciados y de los problemas como
criterio demarcatario. En primer lugar, porque desde
el punto de vista de la ciencia, esta es en esencia
"abierta" y está en libertad para tratar todos los pro-
blemas que quiera y pueda en la medida en que
encuentre métodos apropiados para ello y, por tanto,
no hay razón para constreñirla a un conjunto de pro-
blemas limitados de antemano sin que, con ello, se
desnaturalice su propia dinámica. De otro lado no
se puede admitir, desde el punto de vista del co-
nocimiento, que la metafísica carezca de sentido "no
porque se pueda admitir sin más la validez de un
conocimiento metafísico, sino porque nada permite
clasificar definitivamente un problema como cien-
tífico o metafísico y porque un problema puesto en
duda, cuando mas, puede ser llamado "sin signi-
ficación (cognoscitiva) actual"s.
La otra cara del problema del significado de la
metafísica, refiere a la significación expresiva o, en
general, humana. Carnap reconoce que los enuncia-
dos metafísicos "sirven para la expresión de una actitud
emotiva ante la vida", pero aún en este terreno no
le reconoce más mérito que la de ser un sustituto
"inadecuado" del arte. En el fondo, no admite que
sea un modo conveniente de afrontar los problemas
humanos: el metafísico confunde la descripción con
la expresión y "crea una estructura que no logra nada
en 10 que toca al conocimiento y que es insuficiente
como expresión de una actitud emotiva ante la vida,,9.
Piaget piensa otra cosa: aun en el caso en el que,
desde el punto de vista del conocimiento, un pro-
blema carezca de significación actual, no deja de ser
"un problema de significación humana permanente y
siempre actual, un legítimo problema filosófico por
tanto"lO. Según Piaget no es pues el sentido ni la
naturaleza de los proble-
mas 10 que distingue
ciencia de filosofía, ellas
sólo se diferencian por la
naturaleza de sus méto-
dos. Desde luego que los
métodos de la filosofía
no le son extraños a la
ciencia. La reflexión filo-
sófica no sólo tiene un
valor heurístico incom-
parable sino que, como
bien sostiene Kuhn, cumple una función esclarece-
dora en los momentos de crisis de la ciencia. Esto
bien 10 sabe y 10 defiende Piaget. Su objeción no
podría interpretarse como un intento de descalificar
los métodos filosóficos en tanto principios de me-
diación cognoscitiva. Su crítica esta dirigida al ca-
rácter especulativo de los métodos filosóficos, a su
total prescindencia de los instrumentos de compro-
bación empírica directa en la formación de cono-
cimientos. De aquí entonces que la filosofía no pueda
alcanzar nunca un genuino conocimiento. "La filo-
sofía constituye una «sabiduría» imprescindible a los
seres racionales para coordinar las diversas activi-
dades de los hombres, pero no alcanza un saber pro-
piamente dicho, provisto de las garantías y de las
formas de control que caracteriza 10 que se llama
C .. ,,11 L .. bí .«Conocírruento» . a CIenCIa,en cam 10, es un SIS-
tema racional de explicación capaz de contrastarse
con la realidad, cuya validez no obedece a criterios
de demarcación sino, ante todo, a un progresivo pro-
ceso de desubjetivación garantizado por los niveles
de formalización lógica del conocimiento alcanzado.
En fin, si Piaget no admite que la filosofía, en
tanto doctrina sobre la totalidad de 10 real sea un
genuino conocimiento (Figura 1), tampoco le admite
al positivismo lógico descalificarla sobre la base de
su significación. Es mas bien sobre la base de un
principio según el cual 10 que distingue saber de co-
nocer, es decir filosofta de ciencia, es 10 mismo que
diferencia una toma de posición razonada acerca de
la totalidad de 10 real (o de una parte de ella) de
una decisión fáctica acerca de 10 que se cree sobre
el mundo, esto es, los instrumentos de control fáctico
cualesquier sean ellos. Al invocar tales instrumentos
parecería que Piaget abogara por un principio según
el cual se trazara una línea divisoria entre filosofía
y ciencia sin descalificar a la primera. Pero esta línea
divisoria, este principio, no es mas que una expresión
dúctil de un criterio de progreso científico con arreglo
al cual la ciencia avanza en sus métodos de control
y, por tanto, en sus conocimientos. De esta suerte,
los límites metodológi-
cos de la filosofía sólo
permiten establecer sus
alcances, no su validezY
Al mirar este asunto
de la relación entre filo-
sofía y ciencia desde el
punto de vista de las fun-
ciones de la primera, pía-
get, al mismo tiempo que
recusa su presentación
de juez cuando se limita
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Nos. 5-6 AÑO MCMXCVII
U. NACIONAL DE COLOMBIA
BOGOTA,D.C.
S. SIF. P: 53, Hemos usado los términos "sentido" y "significado"
sin distinción alguna entre ellos, aunque en rigor, y desde la tradición de
la filosofía analítica, debimos haber hecho tal distinción. Con ello quisi-
mos mantenernos fieles al lenguaje de Piaget quien no hace diferencia
alguna entre ellos, De otro lado, hemos hablado de «significado del pro-
blema» lo cual es, en cierto sentido, equívoco. La razón de este uso no es
otra que la costumbre de Piaget de formular los problemas siempre en
términos disyuntivos,
9. Carnap, R. (1932) "La superación de la metafísica mediante el
análisis lógico del lenguaje" en Ayer, A, J. (Ed. 1959) El positivismo lógico.
México: FCE, 1981. p. 85,
10. SIF. p. 54.
11. SIF. p. 5.
HERNÁN SIERRA MEJiA LA SUPUESTA ANIMADVERSiÓN D~ PIAGET POR LA FllOSOFIA
Figura 1. El conjunto de teorías (física, biología, sociología,
psicología, etc.), constituyen casos particulares de una teoría
metauniversal que la abarca a todas: la Metafísica. Esta, incluso,
cubre ámbitos no cubiertos por las teorías particulares (Re-).
a ser una doctrina sobre la ciencia, le reconoce una
importante función y admite que la filosofía ha de
ocuparse de la totalidad de lo real. Pero como doctrina
sobre el conocimiento en general ya no puede seguir
siendo una filosofía sino una disciplina autómata y
científica.
La filosofía no puede seguir siendo un juez de
la ciencia. Su función no puede ser la de establecer
barreras respecto de lo que es o no conocimiento
científico. Los intentos por establecer tales demar-
caciones·han sido desbordados en el curso histórico
del desarrollo de las ciencias. Nuevos métodos y nue-
vas doctrinas se han impuesto a las voces que gritan
su descalificación. El único juez de las aperturas que
la "dialéctica interna" de las ciencias impulsa a ima-
ginar ampliar de manera inoxerable, es la ciencia mis-
ma. La exigencia de una formalización lógica del co-
nocimiento alcanzado es, desde luego, un principio
de fundamentación científica, pero en nombre de este
principio no pueden ser descalificadas las nuevas
y diversas formas de conocimiento que se atienen
con rigor a los hechos.
Los criterios de forma-
lización le son inheren-
tes a las diferentes re-
giones cognocitivas y a
los diferentes momen-
tos de su desarrollo.
Pretender entonces eri-
gir unos criterios uni-
versales e invariables de
formalización para todo
tipo de Conocimiento y
para todo momento de
su desarrollo es desconocer la naturaleza de los di-
versos objetos científicos, de sus conocimientos y
de sus transformaciones históricas. La función de
legislador en el sentido de exigir una validez formal
del conocimiento, es el ejercicio que con derecho
propio le asiste a las epistemologías regionales in-
herentes a las ciencias perticulares. Con todo, Piaget
defiende el ideal de la "unidad de la ciencia", "en
el sentido de concebir dicha unidad como conjunto
de interdependencias y complementariedades en-
tre las diferentesdisciplinas,,12, sin pretender con
ello ninguna uniformidad artificial. Es por esto que
Piaget aboga por un trabajo interdisciplinario, cuya
consecuencia sea el enri~uecimiento mutuo entre
las disciplinas científicas 3.
¿A que se reduce entonces la tarea de la filosofía?
Sostiene Piaget que el estudio de la actividad cog-
nocitiva del sujeto, la epistemología, que ha sido un
campo de investigación que por tradición se le ha
reservado a la filosofía, sólo puede ser desligado de
ella si se asume su estudio de manera científica. La
filosofía, sostiene en una clara expresión que nos evo-
ca la tesis de Habermas, sólo puede llevar a cabo
la legítima tarea de coordinar los valores de cono-
cimiento con los demás valores humanos, tarea nada
despreciable si se tiene en cuanta, con Habermas,
que para desplegarla se requiere ejercer la difícil fun-
ción de "interprete". En un pequeño ensayo en el
que pone en cuestión la actitud del "gran pensador",
Habermas defiende la idea de que la filosofía debe
abandonar las funciones de "acomodadora y de juez"
para asumir las más modestas de "vigilante e in-
terprete". La filosofía agotó sus recursos para el or-
denamiento de la racionalidad y es insuficiente para
juzgar el surgimiento de nuevas disciplinas cientí-
ficas. Al final del artículo lanza su proclama en la
que expresa que la filosofía debe dirigir sus esfuerzos
a coordinar valores a partir del ejercicio interpre-
tativo: "Los procesos de entendimiento del mundo
vital precisan de una tradición cultural en toda la am-
plitud de su horizonte y no
solamente de las bendi-
ciones de la Ciencia y de
la Técnica. De este modo,
La Filosofía podría actualizar
su referenciaa la totalidad en
su cometido de interprete del
mundo vital. Cuando menos
podría ayudar a poner en mo-
vimiento la articulación in-
móvil de lo cognitivo-instru-
mental, con lo práctico-moral
y lo estético-expresivo, todo
12. Piaget, J. (1947) "Sobre la relación de las ciencias con la filosofía"
en (1970)Psicología y epistemología. Ariel. Barcelona. 1973. p. 116. En repe-
tidas ocasiones habla Piaget de "complementariedad" e "interdependen-
cias" entre las ciencias. Usa el primer término en un sentido lógico, es
decir en el sentido de la simultaniedad de dos conocimientos válidos A y
Bno contradictorios (aunque lleguen a ser contrarios) coordinados entre
sí según algún principio o criterio de coordinación. Con el segundo tér-
mino Piaget completa el cuadro de las coordinaciones constructivas entre
las ciencias. Dicho término refiere a los aspectos inferenciales de natura-
leza dialéctica que dan lugar a nuevos sistemas de estructuración crítica
que pueden dar cuenta, incluso, de las contradicciones entre A y B.
13. Véase Piaget, J. (1973) "La epistemología de las relaciones ínter-
disciplinarias" en (1979) El mecanismo del desarrollo mental. Editora Nacio-
nal. Madrid.
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COLOMBIANA
DE PSICOLOGIA 61
CARPETA
lo cual esta paralizado, como una maquinaria que
se obstinara en atascarse'il?
En suma, no parece erróneo interpretar la po-
sición de Piaget frente a la filosofía en los siguientes
términos: la filosofía constituye un sistema de saberes
cuya función mediadora y coordinadora de los di-
versos valores humanos orienta el espíritu en su de-
sarrollo histórico (Figura 2). Interpretar, coordinar y
orientar son pues funciones centrales de la filosofía.
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Coordinación de valores , u
Cultura
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Figura 2. Los distintos valores (cognoscitiv~s,morales, éticos,
religiosos, etc.) son interpretados y coordinados en una es-
tructura de conjunto: la Sabiduría. Esta tiene la función de
orientar la cultura productora de valores.
Psicología y Filosofía
En una lúcida acotación sobre el destino de la
psicología afirma Piaget15 que ésta tiene el infeliz
privilegio de ser una disciplina en la que toda persona
se siente autorizada para emitir juicios desde ella
y sobre ella. Es, desde luego, un privilegio en tanto
alimeta o informa a la ciencia psicológica, en tanto
le propone problemas y la dinamiza con la riqueza
de un pensamiento vivo y audaz, pero es infeliz tan
pronto se desdibujan los dominios desde donde se
emiten los juicios. Es frecuente encontrar, en el curso
de una conferencia o de una conversación algún "per-
sonaje" que quiere explicar el "verdadero" sentido
de los hechos que se han expuesto. La pretensión
de autoridad del sentido común o el dogmatismo fi-
losófico hacen de la psicología el terreno en el que
todos se sienten con libertad de moverse con arro-
gancia y sin el más mínimo sentido de respeto por
quienes han invertido lo mejor de su inteligencia
tratando de resolver los problemas psicológicos. Este
"infeliz privilegio" no es
pues una situación arti-
ficial de la psicología.
Por el contrario, provie-
ne, de un lado, de las ne-
cesarias relaciones que
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BOGOTA.D.C.
establece con otras disciplinas científicas y filosóficas
y, del otro, de la natural disposición racional del ser
humano que le invita a explicar e interpretar tanto
su propio comportamiento como el de 105 demás.
La cuestión no sería de modo alguno problemá-
tica (aunque, desde luego, es problematizadora), si
el "infeliz privilegio" no desembocara en pretensio-
nes descalificadoras o duplicadoras de la psicología.
La hostilidad de Piaget hacia la filosofía (una ex-
presión más apropiada es: hacia ciertas doctrinas fi-
losóficas), se encuentra en gran medida en tales ac-
titudes.
En uno de los capítulos más polémicos de SIF,
Piaget se dispone a hacer un balance de la "psicología
filosófica". Para comprender bien a qué se refiere
Piaget con la "Psicología filosófica", veamos los dos
sentidos de referencia de este término. En un primer
sentido, se trata de la psicología a la que se han
visto precisados los filósofos a recurrir, en vista de
la carencia científica, cuando requieren avanzar en
sus argumentaciones. De otro lado, se trata de aquella
que se pretende distinta de la psicología científica
y se arroga el derecho de complementarla o sus-
tituirla. Piaget nada tiene contra la primera manera
de hacer psicología. Por el contrario, se queja de que
los filósofos, que tuvieron que acudir a una psicología
especulativa, la abandonaran demasiado pronto sin
recurrir a los hechos. Lo que Piaget pone en cuestión
es la validez y la legitimidad de la "psicología fi-
losófica" que se propone completar o sustituir a la
psicología científica. Quiero aclarar que no se trata
de recusar la teorización psicológica a la manera del
primer Skinner. La duplicidad de lenguaje (teórico
y experimental) que con tal frecuencia se presenta
en la ciencia 16 es un asunto interno que solo puede
ser resuelto por los científicos de las ciencias par-
ticulares al tratar, de un lado, las cuestiones relativas
a las reglas de interpretación y, del otro, las relativas
al fundamento. Desde luego que hay aquí un pro-
blema filosófico, ontológico para ser más precisos,
pero tal duplicidad no autoriza la duplicación del
conocimiento y menos aún la descalificación del co-
nocimiento empírico. La dualidad lingüística es más
una consecuencia de la necesidad de profundizar en
las explicaciones, que la expresión de un principio
ontológico según el cual habrían dos realidades fun-
dantes de un mismo tipo
conocimiento.
En efecto, el intento
de hacer de la psicología
una disciplina ajena a la
contrastación empírica, a
la formulación de leyes y
14. Habermas, J. (19Rl) "La filosofía como vigilante e interprete" en
(19R3) Conciencia moral y acción comunicativa. Península. Barcelona. 19R5.
p, 28 (el subrayado es nuestro).
15. Ver Piaget, J. (1950) Introducción de la el'istemología gelINica: 1. El
pensamiento matemático. Buenos Aires: Paidos.
Ió. Véase B?rn, M. (196) "La idea de la realidad en la física". ECO,
Tomo llI/ó, octubre de 1961. pp. 565-594.
HERNÁN SIERRA MEJIA LA SUPUESTA ANIMADVERSiÓN DE PIAGET POR LA FILOSOFIA
a la explicación, es decir, su descalificación como dis-
ciplina científica explicativa o, en el mejor de loscasos
un virtual reconocimiento como ejercicio empírico
sin valor alguno en su función comprensiva de la
humano es el que Piaget recusa casi con violencia.
Después de las críticas de Dilthey'? a la vieja psi-
cología -que por lo demás fueron prometedoras en
el programa trazado y enriquecedoras en su con-
cepción-, los argumentos se repiten sin atender casi
a los avances de la psicología. Pocos han sido, después
de Dilthey, los filósofos que, como Russell-I', han so-
metido a una crítica seria a la psicología sin pretender
descalificarla o quizá sustituirla.
La tesis de Piaget en contra de la "psicología
filosófica" consiste en recusar su validez y legitimi-
dad por diversos motivos a los cuales nos referimos
más adelante pero que, en lo fundamental, podemos
sintetizar en el hecho de asumir los filósofos una
actitud tal frente a su "psicología filosófica", que sólo
puede pensarse como sistemas manádicos sujetos a
"variaciones" congeniales sin posibilidad sin posi-
bilidad alguna de coordinación intersubjetiva sobre
bases empíricas fuertesl", En efecto, los defensores
de la "psicología filosófica", en el sentido aquí ob-
jetado, eluden la confrontación interteórica y la cons-
tatación empírico alegando para ello que basta con
asumir una actitud comprensiva frente a lo humano
sobre la intuición, y que la constatación empírica no
permite aprehender la esencia de lo humano. En la
base de este planteamiento subyace una concepción
de ciencia que no hace justicia a los desarrollos cien-
tíficos reales de la psicología.
En la crítica a Sartre, Piaget resalta dos asuntos
de importancia que conviene destacar aquí. Con el
primero de ellos levanta un expediente contra la idea
sartriana, emanada del más puro empirismo, según
la cual la ciencia no puede hacer otra cosa que co-
leccionar hechos sin que pueda jamás llegar a captar
la esencia de las cosas, y puesto que la psicología
empírica queda atrapada por lo accidental, la tarea
de la psicología filosófica habría de consistir en tras-
cender tales hechos en favor de las esencias. de otro
lado, Piaget objeta la su-
posición. según la cual
la "intención" y la "sig-
nificación", en tanto fe-
nómenos originarios del
mundo vivido, habrían
de ser los objetos de la
psicología filosófica con
los cuales dar cuenta y
sustituir las carencias de
la psicología empírica.
El planeamiento de Sartre parece suponer que
la ciencia es por naturaleza positivista y, en este sen-
tido, la actitud del científico sería la de un colec-
cionista de hechos. Con base en este supuesto y en
contra de él, Sartre pretende sustituir los "hechos"
por las "esencias" que no serían observables en la
experiencia empírica. Piaget no puede aceptar esta
concepción equivocada de la ciencia. La doctrina epis-
temológica de Piaget y, en consecuencia, su idea de
"hecho" y de tarea científica, dista mucho de la doc-
trina empirista del conocimiento. La alternativa para
el conocimiento científico no puede plantearse entre
el empirismo (o positivismo) y el sinsentido. Podemos
rechazar la doctrina del origen sensorial de los co-
nocimientos, en el sentido de imagen-copia, sin que
ello implique renunciar al soporte empírico del co-
nocimiento. Si no queremos seguir a Piaget en este
punto, basta recordar las tesis de I. Kant y de K
R. Popper para comprender que esa disyuntiva es
errónea.
La cuestión clave es si se justifica sustituir los
hechos por las esencias. En la tradición empirista,
el hecho es considerado como dado, lo que se nos
da en la experiencia. El sujeto poco o nada participa
en la constitución del hecho. El mundo es visto así
como un conjunto de acontecimientos. El sujeto, con
su supuesta neutralidad valorativa y en nombre de
la objetividad, quedaría, como su nombre lo indica,
sujeto a los hechos. En este sentido, poco importa
si sustituímos al observador por un aparato: esto
además sería lo más indicado. Pero, ¿es ésta una con-
dición de observabilidad, una condición necesaria
para la ciencia? La ciencia en su pretensión de ob-
jetividad, ¿debe prescindir necesariamente del sujeto
observador? En la tradición positivista, todo parece
conducir a la ciencia en tal dirección y la crítica de
Sartre a la psicología, avala, con su rechazo, dicha
concepción. Sin embargo, rechazar tal pretensión de
objetividad y tal concepto de hecho no significa co-
locarse en la otra orilla del conocimiento. Para Piaget,
la crítica científica debe hacerse desde dentro y esto
significa transformar su propia concepsión acerca de
lo que es conocimiento.
En primer lugar, "he-
cho" no es, para Piaget,
lo dado en la experiencia.
No se trata de un simple
registro sin determina-
ción alguna por parte del
sujeto. Un hecho un pro-
ducto revestido de signi-
ficado y derivado de la
composición del conteni-
17. Véase Dilthey, W (1894) "Ideas acerca de una psicología descrip-
tiva y analítica" y "(1895-1896) "Sobre psicología comparada" en (1924)
Ohms: VI. I\ico¡ogÍa y teoría del conocimiento. México: FCE, 1948.
18. Más prudente, aguda y respetuosa con el desarrollo de la ciencia
fue la crítica de B. Russcll a la psicología del momento. Véase (1921)
AI/(ílisis dclcsl'Íritu. Buenos Aires: Paidos, 1962 y (1927) Los [undamenlo«
de la filosofía. Barcelona: Plaza y [anez, 1972.
19. Una crítica semejante a esta de Piaget se encuentra en Fodor; j.
(1968) La cxplicacum psicológica Madrid Cátedra, 19HO. Fodor le objeta a
Ryle su tesis según la cual la psicología debe renunciar a la explicación
causal y a su intención de sustituir a la psicología por la especulación
filosófica. Véase p. 47.
REVISTA
COLOMBIANA
DE PS!CC1LOC;IA 63
CARPETA
do empírico de la experiencia y de un esquema de
significación construido por el sujeto 20. En este sen-
tido, la psicología no puede esperar accidentes, no
puede quedar atrapada en el registro de las con-
tingencias observables. De otro lado, el concepto
"esencia", que por lo demás varía con forme a la
doctrina filosófica, debe expresar, para que se cons-
tituya como tal, dos características fundamentales:
debe referirse a algo inequívoco y debe ser portadora
de necesidad. Si esto es así, un hecho bien establecido
(y por tanto bien interpretado) es suficiente en esos
dos sentidos aparte de ser objetivo, subraya Piaget.
Recordemos, por ejemplo, la noción de masa. Cuando
un niño comprende que dos trozos de plastilina, A
y B, permanecen iguales a pesar de las transforma-
ciones de uno de ellos, estamos frente a una regla
conforme a la cual el niño juzga la igualdad. esa
regla es necesaria porque sin ella no podría juzgar
la igualdad y es inequívoca porque es la condición
de conservación de la igualdad a pesar de las trans-
formaciones de uno de los elementos. No es pues
posible aceptar, afirma Piaget, que "bajo el pretexto
de reaccionar contra el positivismo, etc., se nos pre-
senten unas tesis personales como verdadera psico-
logía", pues esto "es burlarse de las reglas del juego
y confundir el estudio de la subjetividad en general
con la importancia dominadora de la subjetividad
personal" 21.
En cuanto a la intención y a la significación, lo
que Piaget muestra es que no son exclusividad de
la filosofía. Hoy en día, estas nociones son conceptos
centrales en las ciencias cognitivas. Todo problema
filosófico es susceptible de convertirse en científico,
siempre que esté suficientemente delimitado para
prestarse a comprobaciones sistemáticas. La inten-
ción o, con más precisión la Intencionalidad, es un
concepto que hunde sus raíces en la filosofía de Bren-
tano. Para este filósofo, la naturaleza de la mente
es la de ser siempre un acto dirigido hacia un objeto.
Esta idea está presente en el concepto piagetiano "es-
quema de acción". La acción, no se cansa de repetir
Piaget, es siempre una acción respecto de un objeto.
Es cierto que Piaget no hizo uso del término 'In-
tencionalidad', pero su concepto de acción no puede
ser entendido si lo despojamos de dicha noción. "Ni
la intencionalidad absoluta de la vida mental -ar-
gumenta Piaget-, ni el papel absolutamente general
de la significación, que
bienpodría ser la carac-
terística cognoscitiva
más esencial de la con-
ciencia, paralelamente al
aspecto dinámico pro-
64
Nos. 5-6 ANO MCMXCVII
U. NACIONAL DE COLOMBIA
BOGOTA, D.C.
pio de las intenciones, constituye un vedado de caza
de la psicología filosófica: éstas son las nociones co-
rrientes en la psicología contemporánea" 22.
Si la discusión de Piaget con la psicología filo-
sófica se limitara a la disputa por unos conceptos,
no se podría comprender la razón de la rapiña. La
cuestión en liza remite al estatuto epistemológico de
los conceptos acotados, en especial el de internacio-
nalidad. Piaget no puede admitir que la Inteciona-
lidad se invoque como entidad originaria, y por lo
tanto explicativa, en la constitución del sujeto. Estos
conceptos remiten a realidades que se tienen que
explicar. Invocar la Intencionalidad como fundante
de sujeto con base en el análisis introspectivo, no
es otra cosa que razonar subjetivamente en nombre
de subjetividad. La Intencionalidad, en su noción y
no en su término, ya se encuentra en el esquema
de acción. Sin embargo, no es algo que antecede o
precede a la acción a la manera de un origen que
causa una acción. La intencionalidad queda expre-
sada en la acción no sólo porque ésta es siempre
acción respecto de un objeto sino, ante todo, porque
su organización está en función de una meta an-
ticipada.
En fin, la perspectiva sincrónica y solipsista de
la psicología filosófica no hace justicia a la naturaleza
misma del objeto de estudio psicológico: la de ser
un objeto nunca acabado y que, por consiguiente,
se exige un abordaje genético. "En cuanto se sitúa uno
en el punto de vista de las totalidades funcionales y,
sobre todo, en cuanto se les restituye su dimensión
histórica de las que son inseparables, no se puede en
justicia hablar de experiencias originarias, ya que tienen
un pasado; no son, pues, nunca ni originarias, ni ple-
namente adecuadas a título de tomas de conciencia
ya que dejan escapar una importante parte del esque-
matismo subyacente que las hace posibles" 23.
Conclusión
Al término de estas consideraciones cabe destacar
algunas enseñanzas de la disputa de Piaget con la
psicología filosófica y con la filosofía en general.
1.La distinción propuesta por Piaget entre SABER
y CONOCER es vaga e inútil. Es vaga porque el
conocimiento científico no está exento de un conjunto
de saberes que entretejen la urdinumbre de las pro-
posiciones empíricamente
soportadas y porque lo
designa como "saber"
puede pasar a ser cono-
cimiento. Es inútil por-
que al limpiar a la ciencia
20. Piaget, J. y Carda, R. (1982) Psicogénesis e historia de la ciencia.
México: Siglo XXI.
21. SIF, p. 184.
22. SIF, p. 151.
23. SIF, p. 179.
HERNÁN SIERRA MF>' LA SUPUESTA ANIMADVERSiÓN DE PIAGET POR LA FllOSOFiA
de sus "saberes" nada gana en objetividad y mucho
se pierde en la dimensión humana del conocimiento.
No obstante, aunque se rechace la distinción plan-
teada por Piaget entre SABER y CONOCER, nada nos
autoriza a aceptar la duplicación y superación de la
ciencia (y la psicología) con un conocimiento de na-
turaleza filosófico.
2. El problema de la comprensión en psicología
no puede eludirse fácilmente y menos aún puede
descalificarse por su origen filosófico. El problema
de la comprensión atañe a la explicación psicológica
y, por consiguiente, debe abrirse la posibilidad de
encontrar una salida científica al problema de la sig-
nificación sin que ello implique hacer conseciones
metafísicas. La psicología ha propuesto conceptos se-
gún los cuales podernos llegar al problema de la com-
prensión de una manera más clara que la filosófica
y los filósofos de la accíórr'" han contribuido a es-
tablecer el problema de la comprensión desde una
perspectiva explicativa.
3.Desde luego que la queja de Piaget es acertada:
la paradoja del psicólogo consiste en que "todo el
mundo cree comprenderlo, porque todos se creen
psicólogos a pesar de que es precisa una cultura cien-
tífica más que regular para comprender que la menor
afirmación supone unas comprobaciones experimen-
tales bastante difíciles,,25. Sin embargo, el mismo Pia-
get insiste en el diálogo entre las disciplinas y en
el trabajo interdisciplinario. Esta circunstancia exige,
así mismo un diálogo entre la filosofía y psicología.
Pero es diálogo deber ser intrínseco al trabajo cien-
tífico de la psicología. Es un diálogo que, hoy en
día, es una constante.
4. Creo que la pregunta a Piaget no es si admite
o no la intuición o la reflexión. Lo que debernos pre-
guntarle es: ¿cómo distinguirnos entre "buena" y
"mala" filosofía? En un pensador, ¿cuándo y cómo
podernos establecer que está pensando corno filósofo
o corno científico? lp
M. Véase Wright, H. von (1971) Explicación y comprensión. Madrid:
Alianza, 1979.
2';. Piaget, J. (1967) "Psicología del psicólogo" en La aventura huma-
na: enciclopedia de las ciencias del hombre. [Tomo 5] Bogotá: Salvat, 1967.
(p. 16).
K.E.V:ST.A.
C~lOMBIANA
DE PSICOl-OGIA 65

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