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blanca. Esto es previsible, puesto que la actividad metabólica de los cuerpos de las neuronas en la sustancia gris es mucho mayor que en las terminaciones nerviosas de la sustancia blanca. La barrera hematoencefálica aísla el tejido cerebral del resto del cuerpo, y está formada por las uniones estrechas que existen entre las células endoteliales en los lechos capilares (v. pág. 462). CIRCULACIÓN CEREBRAL El torrente sanguíneo al cerebro debe aportar oxígeno, glucosa y otros nutrientes al tejido nervioso, y eliminar dióxido de carbono, ácido láctico y residuos metabólicos. Se ha demostrado que el cerebro está irrigado por sangre arterial procedente de las dos arterias carótidas internas y de las dos arterias vertebrales. El aporte de sangre a la mitad del cerebro procede de la arteria carótida interna, y la arteria vertebral de este lado y sus respectivos flujos se juntan en la arteria comunicante posterior en el punto en el que la presión de las dos es igual y no se mezclan (fig. 17-6). Si, no obstante, la arteria carótida interna o la arteria vertebral se ocluyen, la sangre fluye hacia atrás o hacia delante a lo largo de este punto para compensar la reducción del torrente sanguíneo. El circuito arterial cerebral también permite que el torrente sanguíneo atraviese la línea media, como se observa cuando se ocluye la arteria carótida interna o vertebral de un lado. También se ha observado que los dos flujos de sangre desde las arterias vertebrales se mantienen separados del mismo lado de la luz en la arteria basilar, y que no se mezclan. Aunque las arterias cerebrales se anastomosan las unas con las otras en el circuito arterial cerebral y mediante ramas en la superficie de los hemisferios cerebrales, una vez que penetran en la sustancia cerebral, no se producen más anastomosis. El factor más importante para que la sangre fluya a través del cerebro es la presión sanguínea arterial. A ésta se oponen factores como el aumento de la presión intracraneal, aumento de la viscosidad de la sangre o estenosis del diámetro vascular. El flujo de sangre cerebral es marcadamente constante a pesar de los cambios de la presión sanguínea general. Esta autorregulación de la circulación se logra mediante una disminución compensatoria de la resistencia vascular cerebral cuando disminuye la presión intracraneal, y por un aumento de la resistencia vascular cuando aumenta la presión arterial. No es necesario insistir en que esta autorregulación no mantiene un torrente sanguíneo adecuado cuando la presión arterial se reduce a un nivel muy bajo. 803 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Capítulo 17 Irrigación del encéfalo y de la médula espinal Circulación cerebral booksmedicos.org Botón1:
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