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Tras años de desprestigio, la evangelización tiene un nuevo impulso gracias al maravilloso libro de Will McRaney, El arte del evangelismo personal. Este nuevo libro no solo ayudará al cristiano a testificar mejor, sino también a los líderes de la iglesia a lograr un mayor crecimiento en sus congregaciones. Ninguno que esté interesado en transmitir un mensaje atemporal de un modo oportuno querrá perderse este libro. Charles Arn Presidente de Church Growth, Inc. ¡Evangelismo! Hay quienes les encanta y quienes lo detestan. Otros piensan que es un concepto anticuado que debería quedar juntando polvo en algún oscuro rincón de nuestra mente. El arte del evangelismo personal sacude el polvo de este pensamiento falto de sentido crítico y nos desafía a ver el evangelismo a través de las lentes de nuestra era pluralista. McRaney reconstruye cuidadosamente un fundamento bíblico para el evangelismo y proporciona consejos prácticos para alcanzar a los perdidos para Cristo en el entorno postmodernista en el que ministramos. El arte del evangelismo personal bien puede convertirse en el recurso clásico sobre cómo testificar de Jesús en una cultura cambiante. Gary McIntosh Profesor de Ministerio y Liderazgo Cristiano Talbot School of Theology, Biola University Presidente de McIntosh Church Growth Network Cuando se trata de evangelismo personal, los líderes cristianos nos dicen que testifiquemos sin darle más vueltas al asunto. Como dice la publicidad de Nike, «Just do it» [Simplemente hazlo]. Esas son 2 las palabras finales de Will McRaney. Sin embargo, él va más allá de lo que sabemos que tenemos que hacer y nos dice cómo hacerlo. Luego de cimentarnos en el fundamento bíblico para el evangelismo, McRaney lo traslada a nuestra cultura postmoderna y nos proporciona pasos para incorporar al transmistir el evangelio. Este libro pasará a formar parte de tus recursos de evangelismo favoritos. Entonces, léelo y luego ¡aplícalo! Bob Reccord Presidente del Comité Misionero de Norteamérica Durante más de diez años he dado cursos de evangelismo. La necesidad más sobresaliente durante estos años ha sido un texto integral y práctico sobre evangelismo personal. El Dr. Will McRaney le ha proporcionado una herramienta esencial tanto al ámbito académico como al eclesiástico. En el evangelismo, el testimonio personal sienta las bases para todos los otros enfoques; este libro proporciona el recurso esencial para el testimonio personal. Alvin Reid Profesor de Evangelismo Southern Baptist Theological Seminary 3 4 El Arte del Evangelismo Personal, edición digital Basado en la edición impresa El Arte del Evangelismo Personal: Testificar de Jesús en una cultura cambiante © 2012 por Will McRaney Publicado por B&H Publishing Group Nashville, Tennessee Todos los derechos reservados. Derechos internacionales registrados ISBN: 978-1-4336-7702-1 Publicado originalmente en inglés por B&H Publishing Group, con el título The Art of Personal Evangelism © 2011 por Will McRaney. Traducción al español: Cecilia Romanenghi Diseño interior: A&W Publishing Electronic Services Clasificación decimal Dewey: 248.5 Testimonio/Trabajo evangelístico/Crecimiento de la iglesia Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida ni distribuida de manera alguna ni por ningún medio electrónico o mecánico, incluyendo el fotocopiado, la grabación y cualquier otro sistema de archivo y recuperación de datos, sin el consentimiento escrito de la editorial. A menos que se indique otra cosa, las citas bíblicas se tomaron de la Nueva Versión Internacional, © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Usadas con permiso. Las citas bíblicas marcadas LBLA se tomaron de La Biblia de las Américas, © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso. 5 Índice Prefacio Reconocimientos Introducción 1. ¿Cuál es la participación de Dios? 2. ¿Cuál es tu rol? 3. ¿Cuáles son los elementos esenciales? Aclaremos el mensaje del evangelio 4. La comunicación en el evangelismo: Para que el evangelio tenga sentido 5. La comunicación dentro de tu contexto 6. Comunicar a Cristo fuera de tu contexto 7. Consejos para la conversación en el evangelismo personal 8. Quitemos las barreras 9. ¿Qué sigue? Lo mejor de lo que viene Apéndice 1. Elaboración de un testimonio Apéndice 2. Ilustraciones del evangelio para testificar Apéndice 3. Objeciones frecuentes Apéndice 4. Tareas para los próximos pasos de crecimiento Apéndice 5. Bibliografía sobre evangelismo personal Notas 6 E Prefacio SCRIBIR UN LIBRO SOBRE EVANGELISMO PERSONAL ha sido un desafío. He descubierto mucho sobre mí mismo. Descubrí numerosas limitaciones que tengo como escritor y académico. El desafío de poner en palabras aquello que más pueda ayudarte ha sido para mí una lección de humildad. Algunos de los temas tratados en el libro requirieron una profunda investigación y reflexión. Descubrí áreas importantes que nunca había explorado. Sin embargo, he experimentado la gracia de Dios para completar esta tarea privilegiada a pesar de mis limitaciones. Es mucho más fácil criticar libros que escribirlos. A menudo, les pido a mis alumnos que hablen sobre los puntos fuertes y las limitaciones de un libro, no sobre sus puntos débiles. No obstante, reconozco que este libro tiene puntos débiles por los cuales me hago responsable. También he redescubierto muchas cosas gracias a escritores que me precedieron. Gran parte de lo que digo ya ha sido escrito en alguna forma. Por cierto, procuro apoyarme en aquellos de gran fe y capacidad que han escrito mucho sobre el evangelismo personal. No hay libro que pueda abarcar todos los temas concernientes al evangelismo personal. Soy limitado y el tema es amplio. No he intentado desarrollar un libro en profundidad alrededor de los fundamentos bíblicos o de las prácticas particulares del evangelismo, pero estoy agradecido de que otros lo hayan hecho. Tampoco he intentado hacer o responder todas las preguntas 7 teológicas. Sin embargo, estoy feliz por el vasto trabajo de otros en áreas teológicas ya que me han ayudado en este proyecto a través de sus importantes contribuciones. Al revisar mis esfuerzos, he descubierto componentes que podría haber incluido, pero no lo hice. Es difícil no decir algunas cosas y dejar solo resaltadas otras. Mi deseo es que encuentres aliento, fortaleza y ayuda práctica en medio de todas las limitaciones de esta obra. Este libro aborda los principales problemas prácticos y fundamentales del evangelismo personal para ayudar a revertir la decadencia de la iglesia en la última parte del siglo XX en muchas partes del mundo occidental. Existe el peligro de escribir sobre los métodos de evangelismo personal y pasar por alto los principios fundamentales. Mi deseo es ser práctico y a la vez darte el fundamento sobre el cual deben edificarse los enfoques y las estrategias del evangelismo. Sin un evangelismo personal efectivo, la iglesia no puede revertir el deterioro en la mayoría de las denominaciones en Occidente. He intentado proporcionar un libro equilibrado que toma en serio los fundamentos y las teorías de los cuales debe fluir todo evangelismo, y a la vez proporcionar principios y consejos prácticos para comunicar nuestro rico mensaje. Intencionalmente, he mirado mi tarea a través de las lentes del contexto pluralista en que vivimos, en particular el postmodernismo. Este enfoque tendrá un gran impacto en la manera de abordar el evangelismo, pero no en los principios fundamentales que están arraigados en la Escritura. Muchos buenos libros cubren el evangelismo personal a través de las lentes de la modernidad. La mayoría de las preguntas sobre el evangelismo que surgen de la modernidad han sido identificadas y 8 respondidas de algún modo. Espero que mi libro también te ayude frente a los problemas fundamentales y te proporcione ayuda en tu travesía espiritual. Si trabajas en una cultura construida principalmente alrededor de la modernidad, puedes encontrar otros libros que te ayuden en la evangelización,particularmente en el evangelismo personal. Hablaré sobre muchos recursos que me han ayudado a lo largo del camino, pero si buscas una visión general del tema, te aliento a leer Introduction to Evangelism [Introducción al Evangelismo] de mi amigo, el Dr. Alvin Reid. No pretendo duplicar los temas que él y otros han tratado tan bien. 9 A Reconocimientos GRADEZCO EN ESPECIAL A AQUELLOS QUE me han alentado a lo largo de los años de ministerio y particularmente en el cumplimiento de esta tarea, muchas veces abrumadora. Mi esposa Sandy es mi amiga y compañera desde hace 18 años. Compartimos el amor de nuestras tres hijas, Blakeney, Hadley y Macy, cada una con una personalidad única que trae gozo y entusiasmo a nuestras vidas. También agradezco al presidente, el Dr. Chuck Kelley, y a mis colegas del Seminario Teológico Bautista de Nueva Orleans por su aliento y ayuda, y por permitirme perseguir mis sueños en un entorno académico tan maravilloso. Asimismo, agradezco a mis alumnos, de quienes he aprendido y a cuya pasión y habilidad para comunicar el mensaje del evangelio a los que están sin Cristo espero haber aportado algo. Varios estudiantes me ayudaron de diversas maneras con este libro, en particular, Myles Brown. Además de la edición profesional de Leonard Goss, de Broadman & Holman, mi asistente, Carol Bryd, y varios colegas y amigos me proporcionaron valiosos comentarios. Otras dos personas han hecho posible este libro. Una es la que me enseñó personalmente a caminar con Jesús día a día y me desafió a invertir mi vida en otros mediante la transmisión de mi fe, dentro y fuera de lo que me es habitual. Esa persona es Rick Stark, que como miembro del plantel de Atletas en Acción en la Universidad Estatal de Misisipi, me guió durante aquellos años 10 críticos de desarrollo espiritual. Rick, gracias por invertir parte de tu vida en mí. La otra persona es mi mentor en el ministerio, el pastor Harold Bullock de la iglesia Hope Community Church, en Ft. Worth, Texas. A través de Harold, me sentí desafiado a conducir la iglesia no como si se tratara de cualquier otro negocio. No lo hizo solo a través de sus palabras y de su iglesia, sino también a través de su ejemplo personal. Harold, no puedo enumerar todas las cosas que he aprendido de ti. Mientras escribía este libro, muchas veces me costó distinguir entre lo que he leído o pensado por mi cuenta y lo que tú me enseñaste. En las páginas de este libro se encuentran tus huellas. Gracias por confiarme tu sabiduría divina y tu comprensión del ministerio. Una de mis oraciones es que sea hallado fiel respecto a lo que tantos han invertido en mí a través de los años. Mi oración por ti hoy es que, a través de la lectura de este libro, puedas descubrir y aplicar más la personalidad y la pasión evangelística únicas que Dios te ha dado. 11 M Introducción I VECINO PRESBITERIANO EN LITTLETON, COLORADO, en broma la llamaba la «palabra E», como si fuera innombrable. Otros se acobardan al oírla. La palabra es evangelismo. Desde el punto de vista emocional, este término no es neutral. Siempre existen intensas emociones alrededor del evangelismo, así como el ambiente hogareño siempre evoca emociones en los preescolares. Por lo general, nuestra reacción frente al tema del evangelismo es temor, culpa, desaliento e inseguridad en vez de valor, pasión y entusiasmo. Ya sea que nos guste la palabra evangelismo o que escojamos otra para describir la tarea que tenemos por delante, la iglesia ha estado y estará por siempre innegablemente ligada a la comunicación personal de la esperanza que solo se encuentra en Cristo. No se debe ver el evangelismo bajo una luz negativa. El término proviene de una combinación de palabras griegas para «bueno» y «mensajero». El evangelismo implica llevar buenas noticias. Kent Hunter nos recordó que «cuando los cristianos testifican, cuentan cómo Jesucristo cambió sus vidas. Ese cambio les produce el deseo de compartir las buenas noticias con otros, buenas noticias que no tienen que ver con ellos, sino con el Señor que los transforma».1 Un sabio expresó mucha sabiduría y pasión al resumir lo que la iglesia cristiana necesita oír. Dijo: «Toda religión que no se considere lo suficientemente valiosa como para transmitirla a los que no creen está condenada a sucumbir desde adentro». Esta 12 declaración no la hizo un gran cristiano, ni un evangelista como Billy Graham. No fue una advertencia para los cristianos. Quien lo dijo fue Yosef Abramowitz, judío, en su artículo: «Enfrentémonos a los bautistas del sur», en una advertencia a otros judíos. En una convención anual, los bautistas del sur habían votado para dedicar el año a la evangelización del pueblo judío. También dijo: «Si los judíos no cumplen su tarea de proselitismo, puede darse a entender que no vale la pena extender el judaísmo a otros».2 ¿Puede ser que, con la falta de evangelismo personal, los cristianos evangélicos estén dando a entender que no vale la pena extender el cristianismo a otros? La gente en todo Occidente busca el sentido y el propósito de su vida. ¿Estamos en peligro de dar a entender que los cristianos no hemos encontrado la respuesta? Estamos en peligro de dar a entender que no vale la pena compartir a Cristo con otros, porque Él no ha cambiado significativamente nuestra vida. Dada la tragedia del 11 de septiembre de 2001 y la conmoción en Medio Oriente, deberíamos pensar en qué damos a entender si permanecemos en silencio respecto a cómo Dios irrumpió en la historia para redimir a la gente a través de Jesucristo. Aquellos terroristas se sacrificaron y murieron por una causa mala y digna de condenación eterna. ¿Cómo es posible que quienes nos llamamos seguidores de Cristo no vivamos con la misma pasión y el mismo sacrificio por una causa justa que trae vida eterna? Ningún libro puede resolver el problema del silencio por parte del pueblo de Dios. No obstante, un libro como este puede ayudar a los lectores a saber cómo comunicar más efectivamente el amor de Cristo. El propósito de este libro es sacudir el polvo de los principios bíblicos esenciales y ayudar a conectar el mensaje eterno 13 del pasado con la cultura postmoderna del presente en la cual Dios significa todo y nada, donde la iglesia cristiana local ha perdido el favor de la persona de la calle, ya sea por antagonismo o por indiferencia. El libro está orientado más hacia lo instructivo que hacia lo inspiracional, sin perder de vista que el evangelismo es principalmente un acto de obediencia apasionada más que una búsqueda intelectual. Existen muchas razones para reexaminar los aspectos básicos del evangelismo personal. Este es el fundamento de todos los métodos de crecimiento de la iglesia. Sin evangelismo personal no hay iglesias, ni pastores, ni servicios de culto. Todo comienza con el evangelismo personal. No sucede gran cosa en la iglesia hasta que algunos cristianos preocupados comparten el mensaje transformador de Jesucristo. ¿Por qué otro libro sobre evangelismo personal? La gente busca la espiritualidad, pero la iglesia cristiana muchas veces no está conectada con aquellos que quiere alcanzar. Según la encuesta de George Barna, en Estados Unidos, el 48% de las personas busca el significado y el propósito de la vida.3 Sin embargo, según la Encuesta de Identificación Religiosa Estadounidense 2001, más de 29,4 millones de personas dijeron no tener una religión (más del doble del número en 1990).4 El 33% se describe como «espiritual pero no religioso». Rick Richardson resumió diversos puntos de vista respecto a nuestra inefectividad para transmitir el evangelio: «Lamentablemente, la mayoría de nuestros enfoques para proclamar el evangelio siguen apuntando a la mentalidad moderna científica, analítica e individualista. En parte, no somos efectivos porque construimos nuestro puente comunicacional para una mentalidad y 14 una era que está terminando, o que al menos, está sufriendo una transformación radical. […] Debemos entender y abordar una nueva mentalidad si queremosque nuestra proclama y demostración del evangelio sigan siendo relevantes e influencien las mentes y los corazones de la próxima generación. A la mentalidad emergente se la ha denominado “postmodernismo”».5 No es mi intención criticar los métodos pasados de evangelismo. Muchos de ellos fueron efectivos en el contexto dado. Nos fundamentamos en los enfoques del pasado. He evangelizado desde mi juventud y descubro que sigo volviendo a las cuatro leyes espirituales. Los escritores del pasado nos ayudaron a comprender cómo alcanzar a la gente que crecía en una cultura judeocristiana. Entonces, gran parte del contexto ha cambiado y continuará cambiando. Sugeriré que nuestro enfoque del evangelismo no puede ser el de nuestros padres. Existen numerosas razones para modificar nuestro enfoque, pero las resumiré con la siguiente lista. 1. Estamos fracasando en nuestra misión. 2. Vivimos en una cultura radicalmente diferente (modernismo contra postmodernismo). 3. La gente ya no comparte una historia en común. 4. Ahora, la verdad se percibe y se determina de diferentes maneras. 5. Ya no se cree en una verdad absoluta que otros determinan. 6. Los perdidos se muestran más negativos hacia la iglesia que en el pasado. 7. Los perdidos están más lejos de una verdadera 15 comprensión de Dios que en el pasado. 8. Vivimos en una cultura post y precristiana, no cristiana (no tenemos la ventaja de jugar como locales). 9. Los cristianos tienen un problema de identidad y de imagen. (El cristianismo significa todo y nada). 10. La gente siente que es espiritual y por lo tanto, no necesita de la iglesia. 11. La iglesia tiene poco o nada de valor en la vida de muchos perdidos. 12. El enfoque general frente a la vida ha cambiado y nuestros métodos no. 13. Gran parte del evangelismo cristiano conservador se ha construido sobre encuentros aislados y presentaciones memorizadas, un enfoque que es efectivo solo en una cultura altamente homogénea.6 Debemos responder a nuestro mundo cambiado con enfoques nuevos y bíblicos. No pretendo sugerir que solo un método evangelístico es el único método. Tampoco quiero implicar que los métodos creados principalmente a mediados del siglo XX no tienen lugar en una estrategia global para evangelizar a los que tienen menos de 40 años. Sin embargo, es cierto que vivimos en un mundo radicalmente diferente. Francis Schaeffer preguntó: «¿Cómo deberíamos vivir entonces?». La pregunta para esta generación no es solo cómo deberíamos vivir, sino también cómo deberíamos evangelizar en una cultura postmoderna. LA SITUACIÓN CORRIENTE La iglesia en Occidente no impacta al conjunto de personas que 16 dicen no poseer una relación personal con Jesucristo. Por cierto, durante varias generaciones sucesivas nos ha costado mucho retener a nuestros jóvenes luego de graduarse de la secundaria, y en honor a la verdad, nos cuesta mucho retener a los adultos que están en las listas de miembros de nuestra iglesia. De alguna manera, el gran mensaje y el estilo de vida que Dios ha marcado no se están comunicando ni viviendo de modo que resulten atractivos para quienes están en las listas de las iglesias, y menos para los que están afuera. No deseo ser alarmista. Dios sigue en Su trono y tendrá la victoria. Por otra parte, la iglesia histórica que no es misionera se encuentra en serios problemas en Estados Unidos. Según Bill Easum, el 60% de las iglesias en Estados Unidos tienen una edad promedio de 60 años o más.7 Esto no es un buen presagio para el futuro de la iglesia. Alguien debe hacer sonar la alarma, tocar la campana, gritar desde lo alto de las montañas. Como el Titanic, nuestro barco tiene un gran agujero debajo de la superficie y nos está entrando gran cantidad de agua con el potencial de hundirnos. En la superficie, puede parecer que muchas cosas están bien, sin embargo, gran parte de la iglesia se está hundiendo. Si no prestamos atención pronto, no nos daremos cuenta hasta que sea demasiado tarde. Nos encontramos en una batalla, una verdadera guerra espiritual donde está en juego el destino de generaciones. Lo que me temo es que, en muchos aspectos, actuamos como si estuviéramos en un tiempo de paz. En otros frentes, peleamos contra el enemigo equivocado. El desafío es asaltar las puertas del infierno con el único mensaje que puede rescatar a la gente de la realidad más horrenda: la separación eterna de Dios. 17 Varios expertos sugieren que entre el 95 y el 97% de los cristianos estadounidenses no comparten su fe con otros. Si esta tragedia continúa, se repetirán las palabras del libro de Jueces: «También murió toda aquella generación, y surgió otra que no conocía al SEÑOR ni sabía lo que él había hecho por Israel» (Jue. 2:10). Luego de examinar el desarrollo espiritual de los estudiantes de primer año de una maestría, el profesor de formación espiritual de un seminario líder compila los resultados. Los estudiantes nuevos se califican a sí mismos en varias facetas de la relación vertical con Dios y de la relación horizontal y de ministerio con otros. En forma constante, los ingresantes afirman que su desarrollo y experiencia en el área de evangelismo personal es el más bajo de su formación espiritual. A partir de los cursos de evangelismo personal que he dado, me encuentro con que los estudiantes de los seminarios sistemáticamente se categorizan como inexpertos en el evangelismo personal. Pocos seminaristas que toman cursos de nivel inicial de evangelismo se consideran experimentados, y aun menos indican una preparación que los ayude a entrenar a otros en el evangelismo personal. Esto es desmoralizador. Mientras dictaba un curso de evangelismo para estudiantes universitarios, Jake Roudkovski, estudiante del doctorado y pastor de una iglesia local, escuchó a un estudiante decir: «Hace cinco años que estoy en el ministerio y todavía no he llevado a una sola persona a Cristo». Mis propios cursos de evangelismo no están libres de algunos comentarios tan sinceros como preocupantes. No hay mucho lugar para el aburrimiento o la rutina al guiar a otros para que descubran 18 su rol en la expansión del reino y de la gloria de Dios. Mientras conversábamos sobre los puntos fuertes del «evangelismo del siervo» y cómo ayudaría este enfoque a un evangelista novato, una estudiante levantó la mano y preguntó: «¿Y qué sucede con los estudiantes que no concurrieron aquí para aprender sobre evangelismo?». Es posible ser seminarista y perder la conexión vital entre el evangelismo y todas las formas de ministerio cristiano. Sin embargo, uno de los objetivos del curso es impactar las actitudes, los valores y las acciones de nuestros estudiantes respecto a compartir su fe. Esto se hace a través de las experiencias en el salón de clase y en el campo. Si existe una necesidad significativa entre los estudiantes del seminario, seguramente también existe en los miembros de la iglesia. La mayoría de nosotros hemos tenido dificultad para compartir nuestra fe en algún momento. La mayor necesidad en la iglesia cristiana de hoy puede ser simplemente la de equipar a la gente efectiva e intencionalmente para que transmita su fe de modo tal que tenga sentido para el testigo y también para la persona que oye el evangelio. Los bautismos nunca revelan por completo cuán bien equipamos a la gente para transmitir su fe ni lo bien que les va al hacerlo. Sin embargo, sí nos dan algunos indicadores. Los bautistas del sur son conocidos por evangelizar. En 2000, de más de 43 000 iglesias bautistas del sur, casi 10 000 no reportaron un solo bautismo. Al identificar que algunas iglesias simplemente no habían completado su informe anual, John Yarbrough, vicepresidente del Comité Misionero Norteamericano a cargo del equipo evangelístico, destacó que 6700 iglesias que habían completado el informe no habían bautizado a una sola persona. 19 Las dificultades no se limitan a la Convención Bautista del Sur. Muchos estiman que el 85% de las iglesias en Estados Unidos están estancadas o en declive. Las denominaciones luchanpor revertir esta tendencia. Sin embargo, no se puede revertir sin el evangelismo personal. A la larga, un creyente debe compartir su vida y el mensaje de Cristo con un perdido. Hasta se ha informado que Billy Graham dijo que no existe tal cosa como el evangelismo masivo. Señalaba que para que la gente responda a Cristo en una cruzada, los cristianos deben invertir en una relación personal e invitar a alguien a la cruzada. Vivimos en un contexto postmoderno donde la gente ya no mira a la iglesia institucional en busca de respuestas para las preguntas y las necesidades espirituales profundas como lo hicieron sus abuelos y padres. Por lo tanto, de las tres principales categorías de evangelismo —atracción, proyección y medios— las estrategias de proyección tendrán que jugar un papel cada vez mayor.8 Así como Jesús dependió de Sus discípulos, la iglesia dependerá cada vez más de sus miembros para comunicar su mensaje fuera de las paredes de la iglesia. Entonces, ¿cuál es exactamente nuestra meta, nuestras instrucciones de marcha? Examinaremos esa meta para asegurarnos de que nuestros esfuerzos estén dirigidos a un blanco claro. LA META Nuestra meta no es tan solo diseminar información entre los perdidos, ni lograr que la declaración de fe de la gente se base solo en una comprensión intelectual de los hechos. No basta con conseguir decisiones; nuestro deseo supremo es formar discípulos. En Concentric Circles of Concerns [Círculos 20 concéntricos de preocupaciones], Oscar Thompson destacó algunas características clave de los discípulos. Nos recordó que: 1. Un discípulo tiene una relación personal con el maestro. 2. Un discípulo está bajo la total autoridad del maestro. 3. Un discípulo posee y demuestra el carácter del maestro. 4. Un discípulo debe estar preparado para sufrir por el maestro.9 El padre del movimiento de crecimiento de la iglesia moderna, Donald McGavran, definió el crecimiento de la iglesia en términos de evangelismo personal entre todas las tribus del mundo de modo que lleguen a estar agrupadas en congregaciones. Entonces, con ese objetivo en mente, nuestros enfoques del evangelismo deben modificarse para reflejar el objetivo que Jesús nos puso por delante. Muchos de nuestros enfoques del evangelismo personal y de la enseñanza para el evangelismo personal han sido eficientes, pero no efectivos. Me parece oír a Jesús conversando con un consultor en administración de tiempo en el siglo I sobre Su plan de llevar Su mensaje al mundo a través de doce hombres. Según la mayoría de los estándares humanos, la forma de vida de Jesús no parecía eficiente; sin embargo, la historia ha probado que Su enfoque era efectivo. La eficiencia no tiene por qué ser enemiga de la efectividad, pero el modo que honra y agrada a Dios para tratar con la gente tiene poco de eficiente. La gente es compleja y merece más que oír hablar de Cristo como si se le entregara un paquete. Como tiene un gran valor para Dios, deberíamos tratarla con dignidad. Según una cultura determinada, esto puede implicar cosas diferentes, pero 21 impactará nuestro enfoque sobre cómo transmitimos a Cristo y cómo motivamos a otros para que lo hagan. La regeneración se produce en un momento en el tiempo, generalmente un momento que el creyente identifica. Para otros cristianos, es un suceso seguro en sus vidas sin conocer específicamente el momento en particular. Sin embargo, el evangelismo es en algunos aspectos un proceso. Aunque hay excepciones, suele ser verdad que cuánto más lejos está una persona de Dios en términos de conocimiento de Él y receptividad al Espíritu Santo, más largo es el proceso evangelístico. Nuestro objetivo gradual en el evangelismo personal será diferente en los diversos puntos del proceso de evangelismo/conversión.10 Sin embargo, es verdad que tenemos un objetivo general para proporcionar los mejores sistemas, entornos, enfoques, entrenamiento y las mejores herramientas de comunicación para ayudar a otros a convertirse en seguidores íntimos de Cristo. No solo procuramos hacer más discípulos, sino también discipular a un pueblo dedicado y misionero. Por lo general, nuestros enfoques y estrategias en diversas facetas de la vida son el desborde de nuestro concepto de éxito. Basándonos en nuestras perspectivas y valores, nos comportamos para obtener éxito. Por lo tanto, siempre es bueno definir el éxito, incluso en el evangelismo personal. ¿Qué es el éxito? ¿Cuál es el objetivo? Queremos que la gente venga al perdonador y al líder de sus vidas.11 Queremos que la gente procure vivir en armonía con la manera en que Dios dirige el universo. Esto le da significado y propósito a la vida. Por sobre todas las cosas, procuramos ayudar a la gente para se acerque a Dios a través de una relación dinámica con Jesús. Por 22 ejemplo, esto implicará seguir los mandamientos de la Escritura bajo el liderazgo del Espíritu Santo. Procuramos que la gente actúe como Jesús, piense como Jesús, tenga las actitudes de Jesús y comparta las prioridades financieras, de tiempo y de oración de Jesús. Deseamos que las habilidades, los hábitos de trabajo, las estructuras familiares, las relaciones interpersonales y cada faceta de la vida de la gente se vea afectada por Cristo. Deseamos que la gente funcione basándose en una visión mundial cristiana, con un profundo sentido de misión, significado y propósito. Finalmente, la tarea global del evangelismo cobra ímpetu cuando el evangelizado se convierte en el evangelizador. No obstante, debemos reconocer que parte del proceso de evangelización implicará actividades como plantar semillas, riego y desmalezamiento antes y después de la regeneración. Muchas veces, el éxito es difícil de encontrar en el evangelismo personal. Puede ser pequeño o grande. Es tanto para ahora como para el futuro. Es eterno y temporal. Es emocional y físico. Es tanto lo que Dios hace como lo que hacemos nosotros. Es natural y espiritual. Es creciente y monumental. Implica tanto recibir vida como entregar la propia. Procuramos lograr que la gente se una a nosotros en la gran tarea de caminar con Jesús toda la vida, mientras nos relacionamos correctamente con los que nos rodean. Deseamos que la gente viva en obediencia amorosa a Dios y por lo tanto disfrute de los beneficios de seguir al Creador y Sustentador del universo que determinó cómo debemos vivir. Deseamos que la gente viva bajo la protección y el cuidado de Dios, porque esto expande la gloria de Dios y también beneficia a las personas. 23 Nuestro objetivo no es echarlos a la bolsa y abandonarlos. No procuramos hacer un conteo de decisiones o bautizar a un cierto número; ni siquiera queremos que las personas se conviertan en buenos miembros de la iglesia, sino que deseamos ayudarlas a convertirse en discípulos, sabiendo que no podemos controlar el futuro de una vida. Deseamos que operen a partir de una plenitud espiritual, mental, emocional, relacional y física, y que reconozcan que Dios bendice y hace como a Él le agrada. Nuestro deseo es promover una reconciliación entre Dios y todos los pueblos de la tierra a través de Jesucristo y solo de Él. Deseamos ver a la gente restaurada como el hijo pródigo en Lucas 15. Queremos que las personas tengan vida abundante (Juan 10:10) y lleven mucho fruto (Juan 15:8) mientras agradan cada vez más a Jesús con sus vidas. Nuestro objetivo es ocuparnos de que sigan exclusivamente a Jesús. Él ordena que no coloquemos otros dioses antes que Él. Según una investigación de George Barna, la gente no considera que seguir a Jesús sea un asunto exclusivo. En un mundo de tolerancia y pluralismo, es lógico que surja el sincretismo. Las personas quieren un poquito de Jesús junto con un poquito de cualquier otra cosa que aparezca en su viaje espiritual. A diferencia de otras religiones del mundo, Jesús es un Dios inclusivo que exige una lealtad exclusiva. En Becoming a Contagious Christian [Transformémonos en cristianos contagiosos], Bill Hybels nos recuerda que nunca miramos a los ojos a alguien por quien Jesúsno dio Su vida. A Dios le importan de verdad los perdidos. El cielo se regocija cuando es hallada una oveja perdida. Nuestro objetivo comienza a 24 materializarse cuando comenzamos a ver a otros como Jesús los ve, como ovejas sin pastor. Que el deseo de ver la gloria de Dios extendida hacia lugares de oscuridad sea lo que impulse nuestros esfuerzos de comunicar el mensaje de Cristo. HAGAMOS REFLEXIONAR Un antiguo filósofo dijo que una vida que no se examina no merece ser vivida. Es sabio reflexionar sobre el pasado para realizar ajustes que mejoren el futuro. Al comenzar esta exploración de los temas que rodean al evangelismo, considera las siguientes observaciones que hizo un pastor local y qué implicaciones podemos deducir. En mi iglesia natal, frecuentemente se bautizaba a los niños luego de que hicieran su profesión de fe. Era raro que un adulto viniera a Cristo. Concurrí a un fin de semana de entrenamiento evangelístico en 1971, para examinar la adaptación que un importante ministerio estudiantil había hecho de su encuesta para hablar de Cristo puerta por puerta en la comunidad. Llevé el plan a nuestra iglesia, que ya estaba evangelizando en forma relacional. Probamos el plan durante seis meses. Al finalizar los seis meses, 54 personas habían orado para recibir a Cristo a través del testimonio puerta por puerta. Aunque tratamos de hacer un seguimiento en sus hogares y los de sus vecinos, solo uno vino a la iglesia durante el período de seis meses. Durante esos mismos seis meses, 48 habían orado para recibir a Cristo mediante el evangelismo a través de relaciones, y 44 se convirtieron en miembros 25 bautizados de la iglesia. Una persona de una denominación que promovía el trabajo entre los jóvenes enfatizó en un encuentro de pastores la importancia del evangelismo entre los jóvenes al decir que, estadísticamente, si las personas no son salvas al llegar a los 17 años, las posibilidades de que alguna vez acepten a Cristo son casi nulas. Pensé en el exitoso evangelismo entre los adultos en el Nuevo Testamento. Me pregunté si la falta de respuesta contemporánea por parte de los adultos se debe a corazones cerrados e incrédulos o a métodos evangelísticos inapropiados. En una clase del seminario, donde aprendimos los métodos del evangelismo explosivo, un compañero de unos 30 años de edad contó la conversación que tuvo con una maestra que enseñaba en la misma escuela que su esposa. «Le pregunté: “Si murieras esta noche y tuvieras que presentarte ante Dios, y Él te preguntara: ‘¿Por qué debo dejarte entrar al cielo?’ ¿Qué le dirías?”. Ella respondió: “Estas hablando con la persona equivocada, cariño. No creo en Dios; tampoco creo en el cielo ni en el infierno”. ¿Qué respondo a eso, Dr. …?». En el almuerzo de una conferencia de pastores, me senté junto al pastor de una iglesia de 1500 miembros activos y otro con una iglesia de 3000 activos. Conversaban sobre el fracaso en la incorporación de nuevos convertidos con sus programas de evangelismo explosivo. «Solo bautizamos a uno o dos de cada 100 decisiones», se quejó el pastor de la 26 iglesia más grande. «A nosotros nos sucede más o menos lo mismo», respondió el otro. Luego de conversar un rato, llegaron a la conclusión de que debían ocuparse más en que sus evangelizadores llevaran a los convertidos «hacia el frente de la iglesia y los metieran en el agua». Estudios de la cruzada de Billy Graham en la región noroeste de Estados Unidos y de la campaña evangelística «I Found It» (Lo encontré) no mostraron ningún aumento significativo en la concurrencia de la iglesia local. Evangelismo en Profundidad fue un programa de los años sesenta para movilizar a todos los miembros de la iglesia de una nación para testificar a lo largo de un año. El esfuerzo comenzaba con el testimonio puerta por puerta y reuniones de avivamiento en los pueblos y se trasladaba a las ciudades, luego a las capitales de cada provincia y luego a la capital nacional. Luego de una década, los estudios mostraron que en todos los países donde se había aplicado este programa, la asistencia a la iglesia había disminuido al año siguiente.12 Esta información no prueba nada. Sin embargo, debería hacer que nos detengamos y evaluemos seriamente los enfoques que hemos usado para tratar de alcanzar a los Estados Unidos para Cristo. GENERALIDADES DEL LIBRO Es imposible tratar toda la teología, los problemas, las preguntas y los métodos del evangelismo en un solo libro. Sin embargo, este libro está diseñado para darle una visión bastante general tanto al 27 estudiante como al practicante del evangelismo personal. El material está dividido en tres secciones principales y un apéndice exhaustivo. La primera sección trata los elementos fundamentales del evangelismo personal: cuál es la participación de Dios, cuál es tu rol y cuáles son los elementos esenciales del contenido en el evangelismo personal. Se ocupa principalmente de clarificar el mensaje del evangelio al abordar los elementos esenciales del contenido. En un mundo donde la gente se ve bombardeada con miles de mensajes al día, es vital que la iglesia cristiana comprenda su mensaje. Por decirlo de algún modo, la iglesia debe tener un mensaje relevante. No podemos darnos el lujo de enviar un mensaje distorsionado, confuso o sin un objetivo claro. La segunda sección aborda la teoría de la comunicación en el evangelismo personal. Mi intención es capacitarte para que ayudes a que el evangelio tenga sentido para los demás. Esta sección tiene dos tenores de discusión: la comunicación dentro de tu contexto y la comunicación fuera de tu contexto. La tercera sección aborda ayudas prácticas en el evangelismo personal. Está diseñada para proporcionarte una asistencia práctica a medida que procuras comunicar el amor de Cristo. Está subdividida en consejos para la conversación, en cómo quitar o tratar barreras internas y externas, y lo mejor del resto del evangelismo. El capítulo final trata sobre problemas de género, seguimiento y entrenamiento para el evangelismo personal en un contexto postmoderno. El libro termina con varios apéndices para mayor investigación sobre el evangelismo personal. Se incluyen secciones de ilustraciones del evangelio, elaboración de un testimonio, tareas para el crecimiento personal, revisión y evaluación de los materiales de entrenamiento para el evangelismo personal y una selecta 28 bibliografía comentada para el evangelismo personal. 29 ¿C CAPÍTULO 1 ¿Cuál es la participación de Dios? ÓMO LLEGA LA GENTE A CONOCER a Cristo? Algunos elementos de la conversión a Cristo son un misterio, mientras que otros han sido revelados. Los cristianos sostienen diferentes creencias respecto a los roles que juegan Dios y la humanidad en el proceso de salvación y evangelismo. Existen dos posiciones extremas sobre cómo llega la gente a responder a Cristo. Una posición es que todo depende de Dios. Desde esta perspectiva, los cristianos no tienen responsabilidad y su rol en llevar a otros a Cristo es muy limitado. El peligro de esta postura es que puede llevar a la pasividad en cuanto a alcanzar a los perdidos. La segunda posición extrema es que la conversión depende por completo de los planes y métodos de la gente que comparte su fe. Aquí tenemos tres peligros. Primero, es demasiada la presión que recae sobre el testigo. Esto puede llevar a un miedo paralizante, a la duda en uno mismo e inseguridad. Segundo, el testigo puede sentirse tentado a manipular a quien está en una búsqueda espiritual, para obtener una decisión verbal que lo haga sentirse bien consigo mismo o agradar a Dios y a los 30 demás. Como Dios es el Creador del ser humano, debemos honrarlo y tratarlo con el mismo respeto que Dios le ha asignado. Por lo tanto, la manipulación queda descartada en el evangelismo personal que honra a Dios. Esto señala el tercer peligro: la tentación de usar métodos que están fuera de los límites. El método que utiliza una carnada engañosa desacredita a Cristo y a Su iglesia, por lo tanto, este enfoquedebería considerarse fuera de los límites. Los cristianos deben conducirse en todas las áreas de sus vidas de modo tal que revelen el carácter de Dios. Además, su deseo debe ser utilizar enfoques que operen dentro de los propósitos y la majestad de Dios, de modo que en todo Él sea glorificado (1 Cor. 10:31). En los siguientes capítulos, exploraremos verdades bíblicas sobre cómo la gente llega a conocer y a seguir a Cristo como el que perdona sus pecados y el líder de sus vidas. En este capítulo, examinaremos el deseo de Dios, Su rol, Su actividad y Sus herramientas en el proceso de regeneración. En el capítulo dos, exploraremos el rol del testigo y seguiremos con una discusión sobre los elementos esenciales del mensaje cristiano en el capítulo tres. EL DESEO DE DIOS Cuando nuestra vida gira demasiado alrededor de nuestra limitada perspectiva, es fácil olvidar que Dios fue quien diseñó el universo y todo lo que hay en él, y por lo tanto, tiene todo el derecho y los privilegios de administrarlo como a Él le parece adecuado. Esto debería proporcionarnos gran alivio, no miedo. Entonces, ¿qué tiene en mente Dios respecto a Sus preciadas criaturas? Desde el comienzo de la humanidad, Dios ha tenido un 31 propósito claro en Su deseo y Sus actividades con la gente. El Dios que nos hizo tiene deseos positivos para la humanidad. Y, a diferencia de la humanidad, también posee poder ilimitado para actuar según Sus deseos. LA RELACIÓN, LA RESTAURACIÓN, LA RECONCILIACIÓN CON LA GENTE Las plantas viven, mueren y dejan de existir. Lo mismo puede decirse de los animales, pero no de la gente. Dios nos creó para que vivamos eternamente. Nacemos para vivir para siempre. Esto demuestra el anhelo de Dios de tener una relación eterna con Su pueblo. Dios podría habernos hecho seres temporales, con vidas como las de las plantas o los animales, pero no lo hizo así. Somos creados para ser bendiciones para Él y trofeos de Su gracia, poder, gloria y honor para siempre. El Antiguo Testamento contiene pasajes que claramente indican el plan de Dios para bendecir a todos los seres humanos. Aunque puede entenderse y aplicarse mal, el deseo de Dios de bendecir a Su pueblo es indiscutible. Por ejemplo, Dios bendice al darle a toda la gente la oportunidad de casarse, de tener una familia, de disfrutar la lluvia y otros recursos naturales. El deseo de Dios se centra en la reconciliación. «Y no sólo esto, sino que también nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, pues gracias a él ya hemos recibido la reconciliación» (Rom. 5:11). Él actuó, y nosotros debemos actuar, para reconciliar al mundo con Dios a través de Cristo Jesús. Dios desea establecer una relación redentora con toda la humanidad. La Biblia se refiere al pueblo del Señor como una familia, amigos y una comunidad de fe. La gente llega a ser parte de 32 la familia de Dios a través de la reconciliación, a través de la restauración de la relación rota. Surgen al menos dos preguntas importantes al pensar en que no toda la gente llega a la redención a través de Cristo. Primero, ¿Dios es caprichoso al desear lo que se niega a permitir? No, la Biblia claramente comunica que Dios es bueno. «—¿Por qué me llamas bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino sólo Dios» (Mar. 10:18). «Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad» (Fil. 2:13). Segundo, ¿es Dios finito e incapaz de hacer lo que dice? No, los relatos bíblicos indican que Dios es infinito.1 La gente no puede reconciliarse con Dios debido a su pecado, a su propia rebelión. Pablo escribió: «El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron. Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado» (2 Cor. 5:14–15). «Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: “En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios”» (2 Cor. 5:20). Ser embajadores de Cristo nos da un propósito, el ministerio de la reconciliación. Dios no solo desea una relación eterna a través de la reconciliación, sino también una relación comunal consigo mismo y con otros. El llamado de Dios a la restauración no es un llamado a vivir la fe cristiana en aislamiento. Él desea restaurar la comunidad y la familia entre los redimidos. Dios creó para sí un pueblo con un propósito por excelencia: dar a conocer Su interacción con la humanidad a través del evangelismo. Al hacer un pacto con Su pueblo, dio pasos para desarrollar una relación familiar que se 33 expandiría para incluir a la familia cristiana de fe en el Nuevo Testamento. El propósito de Dios para nosotros implica nuestra respuesta a Su invitación a unirnos a Su familia. Él le extiende este deseo a todos los pueblos del mundo. Su deseo está abierto a todos los que responderán, porque no quiere que nadie perezca, sin importar la raza ni la cultura. Como dice la canción «Cristo me ama», todos son preciosos a Sus ojos. Fisher Humphreys resumió: «El propósito de Dios es crear una comunidad de personas que escojan libremente aceptarlo como su Dios, que reciban el amor de Él en sus vidas y respondan amándolo con todo su corazón y amando a su prójimo como a sí mismos».2 LOS INDICIOS DEL DESEO DE DIOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO Sin dificultad, los antiguos hebreos vieron la necesidad de reconocer el rol de Dios en el mundo existente (Gén. 1) como lo hizo la iglesia primitiva (Juan 1). Sencilla pero profundamente, los testigos antiguos entendieron su propia existencia como un acto divino: «Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra» (Gén. 1:1). Dios vivía en comunidad consigo mismo como Trinidad y creó todas las cosas para disfrutar de los beneficios de esa comunidad. Por tanto, Dios existe en una relación comunal, aunque esto resulte un misterio para el ser humano. En Gén. 1:26, Dios dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza». Dios mismo vivía en una forma de comunidad, la Trinidad, antes de crear al ser humano a Su imagen. La naturaleza misma de la existencia de Dios implica la comunidad. La Trinidad era un modelo precursor de la familia humana, que debe vivir en 34 comunidad. Aquellos conceptos fundacionales encontrados en el Antiguo Testamento señalaban hacia la comunidad redimida que Dios crearía a través de Cristo. El acto creacional fue la primera expresión de la comunidad divina. La comunidad que Dios creó en el jardín se convirtió en una relación de pacto con Su pueblo en el éxodo. Él deseaba guiar a Su pueblo, y si ellos lo seguían, experimentarían Su bendición y protección. Moisés le dio el enfoque teológico a esta idea en Ex. 19:5–6: «Si ahora ustedes me son del todo obedientes, y cumplen mi pacto, serán mi propiedad exclusiva entre todas las naciones. Aunque toda la tierra me pertenece, ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Comunícales todo esto a los israelitas». Desde la creación de la humanidad, Dios mostró su deseo de tener una relación duradera, un pacto con los seres humanos y que ellos tuvieran buenas relaciones unos con otros. Esta relación vino con el regalo de la libre voluntad. Debido a sus propios deseos y a los engaños de Satanás, el hombre y la mujer decidieron desobedecer a Dios y así cercenaron la relación que había sido perfecta. La decisión de Adán y Eva de hacer las cosas a su manera tuvo enormes consecuencias para ellos y para la humanidad: la separación de Dios. Cuando la relación de la humanidad con Dios se rompió debido a la pecaminosa libre elección de Sus criaturas, Él expresó Su deseo de restaurarla proveyéndoles algo con qué cubrirse el cuerpo para no sentirse avergonzados delante de Él. Este fue el primer acto misionero de Dios: buscar, cubrir y restaurar a Su creación; pero no sería el último. Esta expresión de Su deseo continúa tomando forma a través de Sus esfuerzos por restaurar la relación correcta con Su 35 creación que el pecadohabía roto. Hemos perdido nuestra primera bendición, pero Isaías nos recuerda que uno de los deseos de Dios es tener compasión de nosotros y mostrarnos Su gracia en nuestro estado caído. «Por eso el SEÑOR los espera, para tenerles piedad; por eso se levanta para mostrarles compasión. Porque el SEÑOR es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que en él esperan!» (Isa. 30:18). Dios actúa según Sus deseos al enviar mensajeros a Su pueblo. Con los ninivitas, vemos el deseo de Dios de mostrar gracia y misericordia manifestada a través de un profeta evasivo, Jonás. Dios también está dispuesto a conceder misericordia ante el pedido de Sus siervos. Como respuesta al plan de Dios de destruir Sodoma y Gomorra, Abraham le rogó que tuviera misericordia. Dios prometió no destruir las ciudades si Abraham podía localizar unos pocos justos (Gén. 18–19). El propósito deliberado de Dios queda maravillosamente implícito en Su ofrecimiento de un medio sacrificial para la reconciliación. Dios estableció el uso de los sacrificios de sangre para cubrir los pecados de Su pueblo (Ex. 12). También estableció el culto y las fiestas rituales, que eran aspectos precursores de la comunidad. Los deseos de Dios que se ven en el Antiguo Testamento prefiguran Sus deseos y obras registrados en el Nuevo Testamento. LOS INDICIOS DEL DESEO DE DIOS EN EL NUEVO TESTAMENTO El Nuevo Testamento está lleno de demostraciones del deseo de Dios de darle verdadera vida a la gente. Por ejemplo, Jesús nos dice: «El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido 36 para que tengan vida, y la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas» (Juan 10:10-11). Jesús vino a traer significado, propósito y satisfacción en la vida basados en los deseos y los planes de Dios. Su intención y plan no era condenar al mundo sino salvarlo. Jesús dijo: «Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios» (Juan 3:17–18). El Nuevo Testamento nos revela un poco más el claro deseo de Dios para Su pueblo: que llegue a una relación de salvación con Él, el Creador y Sustentador del universo. Pedro nos enseña que Dios ha resuelto salvar a todos los que entren en una relación de pacto con Él. «El Señor no tarda en cumplir Su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan» (2 Ped. 3:9). Jesús lloró por la perdición de los habitantes de Jerusalén. «Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella» (Lucas 19:41). Sus lágrimas lo movieron a la acción, hasta llegar al sacrificio más profundo de muerte en la cruz. Jesús dijo: «Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lucas 19:10). Y una vez que los encontró, Jesús se refirió a algunos de Sus seguidores como «amigos», no esclavos. Su muerte y resurrección proporcionaron a la humanidad la salida de una condición desesperante e irreparable. Su sacrificio nos da esperanza ante nuestro estado desahuciado. La esperanza es una necesidad humana profunda. Otro aspecto del deseo de Dios es traer vida, esperanza, 37 significado, propósito, justicia, amor, bondad y todo lo que es bueno para Su pueblo.3 Hasta el fruto del Espíritu, como lo revelan los escritos de Pablo, demuestra el deseo de Dios para Su pueblo. «En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas» (Gál. 5:22-23). La Escritura nos enseña que el evangelismo no comenzó ni comienza con los deseos o planes del ser humano. Claramente, desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento, vemos que Dios desea tener una relación íntima con Sus criaturas, de manera individual y grupal. Desde Génesis hasta Apocalipsis vemos que Dios creó al ser humano para tener una relación con Él y para que se relacione con sus semejantes para la gloria de Dios (Ap. 5:12–13). LA INICIATIVA DE DIOS El ser humano ha estado y está en el corazón de Dios. Sin embargo, Él no se queda solo con el deseo, sino que actúa a nuestro favor. Ha tomado la iniciativa en todos los aspectos de la salvación y sigue haciéndolo, incluso en el evangelismo.4 Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento revelan la actividad de Dios a nuestro favor. EL ANTIGUO TESTAMENTO Muchos filósofos a través de la historia han pasado por alto un aspecto esencial de la interacción de Dios con la humanidad. Aunque Él no es igual que Sus criaturas, no está distante de ellas. Sin duda, está por encima de toda Su creación. Solo Él pudo crear algo de la nada. Todo lo demás que ha sido creado ha partido de algo que ya existía. Sin embargo, solo Dios podía crear algo de la 38 nada. No solo nos creó, sino que nos hizo a Su imagen y semejanza. La Escritura y la naturaleza nos dejan entrever que Dios está íntimamente comprometido con Su pueblo siempre, no solo cuando este obedece sus mandamientos. Luego de la desobediencia de Adán y Eva, vemos que Dios caminaba con ellos. «Cuando el día comenzó a refrescar, oyeron el hombre y la mujer que Dios andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera» (Gén. 3:8). A partir de aquí, comenzamos a ver la participación activa de Dios con Su pueblo cuando comienza a extender Su gracia. Vemos a Dios en búsqueda misionera de Sus criaturas a partir de Génesis 3:21. Demostró Su preocupación por la vergüenza de ellos al proveerles algo para cubrir su desnudez y el regalo de Su presencia.5 El carácter redentor de Dios se pone de relieve especialmente ante el crimen de Caín. Aunque Caín persistió en ofrecer sacrificios incorrectos, Dios lo confrontó y le recordó la manera de hacerlos. ¡Cuánta misericordia le mostró! Sin embargo, esta misericordia no se circunscribió a los judíos, sino que también se extendió a los gentiles. En Hechos 15:15–19, una cita de Amós 9:11–12, Jacobo narró cómo desde el comienzo el propósito de Dios había sido incluir a los gentiles en Su plan de redención. El relato del éxodo testifica de tal misericordia inclusiva: todos los que salieran de Egipto se convertirían en parte de la comunidad de pacto de Dios (Ex. 19–23). De igual modo, las dos grandes historias de redención del Antiguo Testamento prefiguran la obra de Cristo en la cruz con el derramamiento de sangre para la remisión de pecados: la estancia temporal en Egipto y el exilio babilónico. Los sucesos alrededor de la salida de Egipto y de Babilonia prepararon el escenario para la 39 posterior obra de Cristo. Del exilio egipcio (estancia temporal/esclavitud, no exilio ni cautividad) surge el cordero pascual. Jesucristo fue el cordero pascual supremo y por excelencia. Luego de medio siglo de exilio, Daniel reconoció el propósito redentor de Dios. Se dio cuenta de que la intención de Dios, a través del castigo del exilio, había sido restaurar al Israel pródigo (Dan. 9:1–20). El uso de setenta veces siete se encuentra en Daniel 9:24– 25. En el Nuevo Testamento, Jesús le dijo a Pedro que debía perdonar setenta veces siete, el número completo para el perdón (Mat. 18:21–22).6 En varios lugares del Antiguo Testamento, vemos el deseo de Dios para todos los pueblos del mundo. Su plan estaba cimentado en la relación única con Su pueblo Israel. En Jonás, vemos el amor de Dios hacia los ninivitas. El pueblo de Nínive era perverso y eso disgustaba grandemente al Señor. Sin embargo, tuvo compasión de la ciudad y le dio órdenes a Jonás para que predicara contra la perversidad y advirtiera al pueblo de Nínive (Jon. 1:2; 3:2). Luego del viaje para escapar, que incluyó algún tiempo en el vientre de un gran pez, Jonás fue a Nínive y predicó la destrucción venidera. La gente se arrepintió y adoró a Dios, entonces Él se compadeció y abandonó la idea de enviar calamidad a ese pueblo.Cuando llegamos a Jonás, vemos que Dios no solo sale en misión, sino que envía a otros. Nos envía a nosotros. En este sentido, Isaías, junto con Miqueas, pueden entenderse como proclamas de una petición universal «y aceptación» entre las naciones (Isa. 11:10; 60:1–2; 2:1–5; Mic. 4–5). De igual modo, Amós 9:7 enfatiza el trato providencial de Dios hacia las naciones. No solo sacó a los sirios de Quir, sino también a los filisteos de Creta. El amor de Dios no podía quedar confinado al pueblo elegido 40 de Israel. Desde el comienzo de los tiempos, Dios tenía un plan para que Su mensaje llegara a todos los pueblos. Creó al pueblo judío para que fuera un canal de Su bendición, no simplemente un receptor de ella. Jonás entendió claramente este aspecto misericordioso de Dios y por eso, en un comienzo se negó a hacer Su voluntad. Sabía que Dios no solo era capaz de perdonar, sino también de perdonar a los malvados asirios a los que él detestaba. EL NUEVO TESTAMENTO A lo largo del Antiguo Testamento, vemos cómo Dios interactúa con Su pueblo de diversas maneras. No obstante, la gente necesitaba que Él mismo viniera al mundo para comprenderlo mejor y decidir seguirlo. Al dejar el trono en los cielos para nacer en un pesebre en Belén y así vivir como un hombre de carne y hueso, Dios nos dio la demostración suprema de Su apasionado deseo de que nos reconciliemos con Él. Decidió pasar del poder y la gloria ilimitados a vivir en un estado de humildad, pocas posesiones, permanente incomprensión, rechazo continuo, abuso físico y por último, la peor vergüenza social: la muerte en la cruz. Llevó sobre Sus hombros la carga espiritual del pecado del mundo. Algunas veces, la gente tiene dificultad para comprender por qué Dios prefirió irrumpir en la historia en la forma de carne y sangre. Algunas veces, las historias abordan mejor estas preguntas desconcertantes. Para algunos, la historia de Navidad es incomprensible en gran parte porque buscan respuestas completas a sus preguntas y esta es tan absolutamente simple. Para los cínicos, los escépticos y los que no están convencidos, incluyo una parábola 41 moderna. Desconozco el origen de la siguiente historia, pero sigue tocando mi corazón y proclamando una verdad. Esta es la historia de un hombre moderno, uno de nosotros. No era un avaro. Era un hombre amable, decente y más que todo, un buen hombre. Era generoso con su familia, correcto en su trato con los demás, pero no creía en toda esa historia de la encarnación que proclaman las iglesias en Navidad. Para él no tenía sentido y era demasiado sincero como para fingir lo contrario. No podía tragarse la historia de Jesús y de Dios que vino a la tierra como hombre. «Lamento mucho afligirte», le dijo a su esposa, «pero esta víspera de Navidad no iré contigo a la iglesia». Dijo que se sentiría hipócrita, así que prefería quedarse en casa. Se quedó y el resto fue. A poco de que la familia partiera, comenzó a nevar. Se dirigió a la ventana para contemplar los copos de nieve que cada vez eran más pesados y luego regresó junto al fuego para leer el periódico. Minutos después, lo sobresaltó un ruido sordo, luego otro y otro más. Al comienzo, pensó que seguramente alguien estaba lanzando bolas de nieve contra la ventana de su sala. Cuando fue a la puerta de entrada a investigar, se encontró con una bandada de pájaros amontonados y agobiados en la nieve. Habían quedado atrapados en la tormenta y en búsqueda desesperada de un refugio, habían intentado volar hasta su gran ventanal. Sintió compasión de ellos y quiso ayudarlos. No podía dejar que las pobres criaturas quedaran allí y se congelaran. Recordó el establo donde sus hijos alojaban al pony y 42 pensó que les proporcionaría un refugio abrigado si podía dirigir a los pájaros hasta allí. Rápidamente se puso la chaqueta y las galochas, y con pasos pesados, se dirigió por la nieve hasta el establo. Abrió las puertas de par en par y encendió la luz; pero los pájaros no entraron. Pensó que la comida los atraería. Fue de prisa hasta la casa y buscó migajas de pan para esparcir sobre la nieve y así formar un camino hasta la iluminada puerta abierta del establo. Sin embargo, para su consternación, los pájaros no le hicieron caso a las migas de pan y siguieron aleteando impotentemente en la nieve. Intentó atraparlos. Caminó alrededor de ellos y agitó las manos tratando de ahuyentarlos hacia el establo. En cambio, ellos se dispersaron en todas las direcciones, menos hacia el establo cálido e iluminado. Entonces, se dio cuenta de que le tenían miedo. «Para ellos», pensó, «soy una criatura extraña y aterradora. Si se me ocurriera alguna forma de hacerles saber que pueden confiar en mí, que no estoy tratando de lastimarlos, sino de ayudarlos». ¿Pero cómo? Cualquier movimiento que hacía parecía asustarlos y confundirlos. Sencillamente, no pensaban seguirlo. No se dejarían guiar porque le temían. Pensó: Ojalá pudiera entremezclarme entre ellos y hablar su idioma para decirles que no tengan miedo y para mostrarles el camino hacia el establo seguro y cálido. Pero tendría que ser uno de ellos para que pudieran ver, oír y entender. Ojalá pudiera ser un pájaro. En aquel momento, las campanas de la iglesia 43 comenzaron a sonar. El sonido le llegó a los oídos por encima del sonido del viento. Quedó allí parado escuchando las campanas que tocaban «Venid, fieles todos», repicando las alegres nuevas de la Navidad. Entonces, hundió las rodillas en la nieve. Al fin comprendió lo que Dios sentía por la humanidad y cayó de rodillas. Había llegado a conocer al único que se hizo como uno de nosotros para salvarnos.7 Debido a nuestra necesidad, Dios entró en acción. Jesús entró a nuestro mundo pecador con un cuerpo físico para que tuviéramos la oportunidad de unirnos a Él en Su mundo perfecto en un cuerpo eterno. Mientras estaba aquí en la tierra, la Escritura nos dice que Jesús interactuó con muchas personas como para expresarles Su preocupación proveyéndoles sanidad física, emocional, social y espiritual. Trajo esperanza a los desesperanzados. Proporcionó un medio para tratar con aquello que ha mortificado a la gente desde el comienzo, su pecado. Vivió en obediencia al Padre teniendo al mundo en mente y sacrificó Su vida sin pecado como pago de nuestra deuda por el pecado. La venida de Jesús fue la inclusión suprema. Hasta Su genealogía demuestra el amor de Dios por todos los pueblos del mundo. Entre los ancestros de Jesús había personas que no eran judías: Rut, una moabita, y Booz, un mestizo. Desde el comienzo, Dios tuvo en Su mente y en sus planes a todos los pueblos del mundo (Hech. 15:13–15). RESUMEN DE LA INICIATIVA DE DIOS Desde el comienzo de la creación, Dios deseó tener una relación con la humanidad para Su placer y para el beneficio de Su pueblo. 44 Él entraba al tabernáculo para encontrarse con Su pueblo. Entraba al templo para encontrarse con Su pueblo. Entró en la historia de la humanidad en la persona de Jesucristo para encontrarse con Su pueblo. Dios entra en los corazones de los individuos en la persona del Espíritu Santo. Ahora somos templos del Espíritu Santo, de Dios mismo. Esto demuestra el deseo de Dios de interactuar con Su pueblo no por obligación, sino por Su propia iniciativa y porque le agrada. La historia no termina con el deseo de Dios; Él entró y sigue entrando en acción a favor de Sus criaturas. EL SACRIFICIO EN LA CRUZ PROPORCIONA EL CAMINO La cruz y la resurrección fueron y son los hechos más importantes en la historia de la humanidad. El sacrificio de Jesús proporcionó el camino para una relación eterna con el Creador del universo. Sin embargo, la obra de Cristo no comenzó con la cruz. La interacción con la gente a lo largo de su vida demostró Su amor y compasión. Desde Génesis hasta Apocalipsis vemos el deseo de Dios de relacionarse con Sus criaturas. Dios se ha dedicado íntimamente a Su pueblo. Nos creó y proveyó para nuestras necesidades físicas y relacionales, y después, nosotros lo arruinamos todo y rompimos la relación con Él.Nos extendió Su gracia a través de Jesucristo y el sacrificio definitivo por los pecados del mundo se realizó en la cruz. Jesús vino a traer vida. Él puede dar vida gracias a Su muerte única, definitiva y sustitutiva en la cruz como pago por nuestros pecados. Hemos sido rescatados a través de la muerte y la resurrección de Cristo. Su obra en la cruz es para todos y es el pago para todos los que lo reciben. La obra de Cristo en la cruz proporciona el medio para la 45 salvación. No hay otro nombre mediante el cual el hombre deba o pueda ser salvo. La invitación abierta de Dios es a venir a Él, dador de vida, dador de propósito, el único que puede perdonar pecados y restaurar un espíritu quebrantado. Juan escribió: «El Espíritu y la novia dicen: “¡Ven!”; y el que escuche diga: “¡Ven!”. El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida» (Apoc. 22:17). LA SALVACIÓN EN TRES TIEMPOS Generalmente, se describe la salvación en tres aspectos o tiempos: pasado, presente y futuro. A menudo se hace referencia a ellos como justificación (pasado), santificación (presente) y glorificación (futuro). Hemos sido, somos y seremos salvos de la separación eterna de Dios. Las tres son esenciales pero diferentes. La justificación y la glorificación implican un solo evento. En eso se diferencia la santificación, que implica un proceso progresivo o una serie de sucesos a lo largo de una vida terrenal. Dios participa en todo el proceso de la salvación, del suceso salvador de la conversión y regeneración, y del proceso de santificación; además, será el Creador del futuro momento de glorificación. Dios tomó la iniciativa en la salvación del ser humano. Podemos ver esto claramente a través de la vida y el ministerio de Cristo. Sin embargo, su participación en la salvación de la humanidad no terminó allí. El Espíritu Santo está activo en la transformación de los pecadores en santos. EL ESPÍRITU SANTO EN EL EVANGELISMO No estamos solos en el evangelismo. La salvación comenzó como un deseo en el corazón de Dios y resultó en la iniciativa de Él para llevar a cabo ese deseo. Actuó a favor de Su pueblo en el 46 Antiguo Testamento, a través de la vida de Cristo como se ve en el Nuevo Testamento y a través del Espíritu Santo cuando Cristo dejó la tierra. La persona del Espíritu Santo El Espíritu Santo es divino y personal. El Espíritu Santo es cabalmente Dios y está completamente comprometido con Sus obras. No es una abstracción o una cosa. Deberíamos referirnos a la persona del Espíritu Santo. Humphries destacó que «la obra más fundamental del Espíritu es testificar de Jesús».8 Con respecto al evangelismo, el Espíritu Santo está en acción en la vida del testigo, en la vida del perdido, en el momento de la regeneración y luego de la conversión. El Espíritu en el testigo9 Precede al testigo. Equivocadamente, podemos pensar que el evangelismo comienza y acaba con las palabras del testigo. Cuando testificas, nunca transmites el evangelio cuando el Espíritu Santo no te ha precedido. Esto debería alentarte. El Señor abre el corazón de quien oye. Lidia era una mujer que estaba siendo atraída por el Espíritu Santo. «Una de ellas, que se llamaba Lidia, adoraba a Dios. Era de la ciudad de Tiatira y vendía telas de púrpura. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo. Cuando fue bautizada con su familia, nos hizo la siguiente invitación: “Si ustedes me consideran creyente en el Señor, vengan a hospedarse en mi casa”. Y nos persuadió» (Hech. 16:14-15). Guía y capacita al testigo. ¿Alguna vez te has sorprendido de poder expresarte con las palabras correctas al tratar de comunicar el evangelio? No eres el único. En el Evangelio de Lucas, encontramos 47 a Jesús que les da instrucciones a los discípulos: «Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben responder» (Luc. 12:11–12). Nuestra parte es estar dispuestos a hablar. En la casa de mi suegra se exhibe la siguiente leyenda: «Una coincidencia se da cuando Dios realiza un milagro y decide permanecer en el anonimato». Podemos reconocerle demasiado mérito a Felipe. Desempeñó un papel en llevar al eunuco a Cristo, pero el Espíritu Santo lo llevó al eunuco (Hech. 8:27–38). Se encontró en el lugar adecuado en el momento adecuado. El Espíritu Santo puede indicarle a un testigo dónde ir y qué decir. Por cierto, tenemos la opción de no escuchar al Espíritu Santo, pero Dios desea guiarnos. Capacita al testigo. El Espíritu Santo le concede al testigo autoridad y sabiduría a medida que se transmite el evangelio. A medida que el testigo sigue la dirección del Espíritu Santo, este lo guía. Esta orientación le trae seguridad. Cada vez que respondemos en obediencia al liderazgo del Espíritu Santo, podemos ir y hablar con autoridad y sabiduría. Si respondemos en la carne, desconectados de Dios, no tendremos la autoridad ni la sabiduría que vienen solo Él. Poder. El evangelismo personal es una guerra espiritual y debe comunicarse a nivel espiritual. El testigo debe ir en el poder del Espíritu Santo. No tenemos la capacidad de ganar almas por nuestra cuenta. Parte del poder es inexplicable de no ser porque el Señor se mueve como le parece. Sin embargo, podemos presentarnos como vasos limpios para ser usados por el Señor. Es importante que 48 continuamente nos sometamos a Jesús como Señor de nuestras vidas y que confesemos nuestros pecados para que sean perdonados, de modo que no apaguemos el poder del Espíritu Santo que está en acción en la persona sin Cristo y en nosotros. «Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra» (Hech. 1:8). «Porque nuestro evangelio les llegó no sólo con palabras sino también con poder, es decir, con el Espíritu Santo y con profunda convicción» (1 Tes. 1:5). Los cristianos tienen poder cuando siguen el mandamiento de Cristo de comunicar las buenas nuevas. Jesús les dio a los apóstoles el poder para echar fuera demonios. «Designó a doce, a quienes nombró apóstoles, para que lo acompañaran y para enviarlos a predicar y ejercer autoridad para expulsar demonios» (Mar. 3:14– 15).10 Osadía. Como testigo, no necesitas reunir osadía por cuenta propia. Al conectarte con Dios a través de la oración, el Espíritu Santo te facultará para hablar el evangelio con osadía. «Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno» (Hech. 4:31). Cuando no estamos llenos del Espíritu Santo es menos probable que hablemos con osadía. El Espíritu Santo precede, guía, capacita e imparte dones al testigo rendido. Nuestra responsabilidad es estar continuamente rendidos al Espíritu Santo. En los perdidos Dios opera en nosotros cuando transmitimos el evangelio a otros (Juan 16:8–11), pero además, el Espíritu Santo opera en la vida de 49 los perdidos para atraerlos hacia sí, revelarles la verdad y convencer al mundo respecto al mensaje. El Espíritu Santo atrae. El comienzo del capítulo tres en Personal Disciple Making [Hacer discípulos en forma personal], Christopher Adsit narra una historia interesante de su experiencia con el evangelismo personal cuando estaba en la universidad. Explica cómo sentía que era responsable de convertir a la mayor cantidad de gente posible, pero ignoraba el rol del Espíritu Santo. Tenía tanto celo que hasta podía inventar pasajes de la Escritura solo para ganar una discusión. Pasó bastante tiempo hasta que entendió el rol y la obra de Dios en el evangelismo personal.11 Hacemos bien en recordar que solo Dios nos salva de la separación eterna. Jesús dijo: «Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final» (Juan 6:44). Sin la atraccióndel Espíritu Santo, no puede restaurarse una relación rota con Dios. Una consecuencia de esta verdad es que la gente simplemente no puede decidir un día que rendirá su vida a Cristo. Probablemente conozcas a alguien que ha experimentado la atracción del Espíritu Santo y, sin embargo, la rechaza creyendo falsamente que algún día llegará a tomar la decisión. Tal vez no le quede otro día de vida.12 Además, suponen que el Espíritu Santo volverá a atraerlos a Dios, sin saber si será así. El Espíritu revela la verdad. Los cristianos no le presentan a Dios a la gente por primera vez. El Espíritu Santo ha estado en acción para revelarles la existencia divina de Dios y Su poder eterno antes de que entremos en escena para compartir nuestra fe. Dios obra en el perdido para crear una conciencia o, como algunos lo han descrito, una percepción de Dios. Como testigos, podemos traer 50 claridad sobre Cristo y Su obra redentora a nuestros amigos perdidos, pero es el Espíritu Santo quien revela la verdad. «Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado. Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa» (Rom. 1:18–20). El Espíritu Santo convence de verdad. Con facilidad, los seguidores de Cristo pueden intentar asumir algunos de los roles de Dios. Uno de esos roles comprende el área de convicción de pecado. El Espíritu Santo es quien convence al individuo de su culpa en las áreas de pecado, justicia y juicio. Por lo tanto, no debemos presionar a la gente a que se someta pasivamente a partes del mensaje del evangelio. El Espíritu Santo es quien convence de pecado para ayudar a la gente a creer en Dios, a la luz de Su justicia y del juicio venidero. Sin el Espíritu Santo en acción, la persona permanecerá ciega espiritualmente, sin ver su depravada condición espiritual ni la obra de Cristo.13 «Y cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio; en cuanto al pecado, porque no creen en mí; en cuanto a la justicia, porque voy al Padre y ustedes ya no podrán verme; y en cuanto al juicio, porque el príncipe de este mundo ya ha sido juzgado» (Juan 16:8-11). El Espíritu Santo en la conversión El Espíritu Santo no solo opera en nuestras vidas cuando testificamos y en la vida de los perdidos cuando oyen, sino que 51 también participa íntimamente en el momento de la conversión salvadora y en los años siguientes en la vida del nuevo creyente. Mencioné anteriormente que el evangelismo implica guerra espiritual. Esta guerra espiritual puede manifestarse de maneras físicas. Durante un período práctico sobre evangelismo personal en el seminario donde enseño, enviamos equipos de tres para que transmitieran su fe en diversas partes de Nueva Orleans y en las ciudades circundantes. Un equipo particular llevaba a cabo encuestas evangelísticas en un complejo de departamentos en Slidell, Louisiana, donde uno de nuestros estudiantes bilingües, Steven, servía como pastor de una iglesia misionera de habla hispana. El equipo se encontró con una persona de habla hispana, así que el estudiante bilingüe se ocupó de hablar y de compartir el evangelio. Junto con otros estudiantes en la clase, quedé maravillado al oír a uno de los miembros del equipo que no entendía una palabra de español contarle a la clase su experiencia. Contó que mientras Steven comenzaba a compartir el evangelio y ella comenzaba a orar en silencio, pudo ver la lucha espiritual que tenía lugar en el rostro del perdido. Siguió notando las diversas formas de tensión que se reflejaban en este rostro. Y luego, vio un cambio completo. A esta altura, Steven le comunicó que la persona estaba aceptando a Cristo. Asombrada, la estudiante que no podía escuchar con sus oídos, pudo ver el poder del evangelio a través de los ojos, mientras observaba la transformación física que tenía lugar en el rostro del nuevo creyente. Esto sucedió porque el evangelismo es una batalla espiritual y el Espíritu Santo obró en la conversión. Cuando nuestros amigos perdidos confían en Cristo, el Espíritu Santo lleva a cabo la 52 conversión. Los perdidos no pueden salvarse a sí mismos; es una obra de Dios (Juan 1:12–13; 1 Jn. 2:29; Tito 3:3–7). Lleva de la muerte a la vida. El Espíritu Santo lleva al que está muerto espiritualmente a la vida. En los escritos de Juan leemos: «Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo”» (Juan 3:6-7). Pablo también destacó el rol del Espíritu Santo en dar vida al nuevo creyente. «Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo» (Tito 3:5). Sella al creyente. El Espíritu Santo no solo da vida, sino que también sella al creyente en el momento de la conversión y hasta el día de la redención. «No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención» (Ef. 4:30). No somos sellados por los esfuerzos ni por los métodos evangelísticos ni de seguimiento. Nuestra salvación está protegida y preservada hasta el regreso de Cristo exclusivamente por la obra del Espíritu Santo. Imparte dones al creyente. Dios nos proporciona a los creyentes lo que necesitamos para poner en práctica nuestra relación de fe con Él y con quienes nos rodean. El Espíritu Santo no solo da vida a lo que estaba muerto y sella al creyente hasta el regreso de Cristo, sino que también imparte dones al creyente para usarlos en el servicio al Señor para la expansión y el desarrollo de la iglesia. En diversas partes del Nuevo Testamento, Pablo escribió sobre los dones dados a los creyentes, pero más específicamente en 1 Cor. 12–14. «A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás» (1 Cor. 12:7). «Todo esto lo hace un 53 mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina. De hecho, aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros, y todos los miembros, no obstante ser muchos, forman un solo cuerpo. Así sucede con Cristo» (1 Cor. 12:11-12). El Espíritu Santo luego de la conversión Confirma que somos hijos de Dios. Muchos dicen ser cristianos pero tienen poca idea de lo que esto significa y mucho menos reconocen a Cristo como quien perdona y guía sus vidas. Una vez, tuve un compañero de béisbol que decía ser cristiano. Cuando le pedí que me hablara sobre su relación con Cristo, recibí una respuesta interesante. Dijo que cuando era pequeño, había ido al funeral de su abuela, había llorado y luego, había sentido paz. Muchas veces, luego de la conversión, a la persona le surgen dudas respecto a si ha sido salva de verdad. Los creyentes se sienten tentados a ofrecer seguridad. Aunque algunos pasajes de la Escritura ayudan en términos de seguridad, solo el Espíritu Santo puede confirmar que alguien es un hijo de Dios. «El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios» (Rom. 8:16). Es sabio no tratar de convencer a las personas de que son salvas, en especial si su estilo de vida no produce el fruto de caminar con Cristo. Pablo exhorta al individuo a probarse para ver si está en la fe: «Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos. ¿No se dan cuenta de que Cristo Jesús está en ustedes? ¡A menos que fracasen en la prueba!» (2 Cor. 13:5). Si alguien está en la duda, también puedes proponerle que lea el Salmo 51 y 1 Juan, que hablan específicamente de este problema. Vive en los hijos de Dios. El Espíritu Santo no solo vive y está activo en cada fase del evangelismo, sino que también vive y obra dentro del creyente. «¿Acaso no saben que su
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