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Will McRaney-El arte del evangelismo personal

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Tras años de desprestigio, la evangelización tiene un nuevo impulso
gracias al maravilloso libro de Will McRaney, El arte del
evangelismo personal. Este nuevo libro no solo ayudará al cristiano
a testificar mejor, sino también a los líderes de la iglesia a lograr un
mayor crecimiento en sus congregaciones. Ninguno que esté
interesado en transmitir un mensaje atemporal de un modo oportuno
querrá perderse este libro.
Charles Arn
Presidente de Church Growth, Inc.
¡Evangelismo! Hay quienes les encanta y quienes lo detestan. Otros
piensan que es un concepto anticuado que debería quedar juntando
polvo en algún oscuro rincón de nuestra mente. El arte del
evangelismo personal sacude el polvo de este pensamiento falto de
sentido crítico y nos desafía a ver el evangelismo a través de las
lentes de nuestra era pluralista.
McRaney reconstruye cuidadosamente un fundamento bíblico para
el evangelismo y proporciona consejos prácticos para alcanzar a los
perdidos para Cristo en el entorno postmodernista en el que
ministramos. El arte del evangelismo personal bien puede
convertirse en el recurso clásico sobre cómo testificar de Jesús en
una cultura cambiante.
Gary McIntosh
Profesor de Ministerio y Liderazgo Cristiano
Talbot School of Theology, Biola University
Presidente de McIntosh Church Growth Network
Cuando se trata de evangelismo personal, los líderes cristianos nos
dicen que testifiquemos sin darle más vueltas al asunto. Como dice
la publicidad de Nike, «Just do it» [Simplemente hazlo]. Esas son
2
las palabras finales de Will McRaney. Sin embargo, él va más allá
de lo que sabemos que tenemos que hacer y nos dice cómo hacerlo.
Luego de cimentarnos en el fundamento bíblico para el
evangelismo, McRaney lo traslada a nuestra cultura postmoderna y
nos proporciona pasos para incorporar al transmistir el evangelio.
Este libro pasará a formar parte de tus recursos de evangelismo
favoritos. Entonces, léelo y luego ¡aplícalo!
Bob Reccord
Presidente del Comité Misionero de Norteamérica
Durante más de diez años he dado cursos de evangelismo. La
necesidad más sobresaliente durante estos años ha sido un texto
integral y práctico sobre evangelismo personal. El Dr. Will
McRaney le ha proporcionado una herramienta esencial tanto al
ámbito académico como al eclesiástico. En el evangelismo, el
testimonio personal sienta las bases para todos los otros enfoques;
este libro proporciona el recurso esencial para el testimonio
personal.
Alvin Reid
Profesor de Evangelismo
Southern Baptist Theological Seminary
3
4
El Arte del Evangelismo Personal, edición digital
Basado en la edición impresa
El Arte del Evangelismo Personal: Testificar de Jesús en una cultura cambiante © 2012 por
Will McRaney
Publicado por B&H Publishing Group
Nashville, Tennessee
Todos los derechos reservados.
Derechos internacionales registrados
ISBN: 978-1-4336-7702-1
Publicado originalmente en inglés por B&H Publishing Group, con el título The Art of
Personal Evangelism © 2011 por Will McRaney.
Traducción al español: Cecilia Romanenghi
Diseño interior: A&W Publishing Electronic Services
Clasificación decimal Dewey: 248.5
Testimonio/Trabajo evangelístico/Crecimiento de la iglesia
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida ni distribuida de manera alguna ni
por ningún medio electrónico o mecánico, incluyendo el fotocopiado, la grabación y
cualquier otro sistema de archivo y recuperación de datos, sin el consentimiento escrito de
la editorial.
A menos que se indique otra cosa, las citas bíblicas se tomaron de la Nueva Versión
Internacional, © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Usadas con permiso. Las citas
bíblicas marcadas LBLA se tomaron de La Biblia de las Américas, © 1986, 1995, 1997 por
The Lockman Foundation. Usadas con permiso.
5
Índice
Prefacio
Reconocimientos
Introducción
1. ¿Cuál es la participación de Dios?
2. ¿Cuál es tu rol?
3. ¿Cuáles son los elementos esenciales? Aclaremos el mensaje del
evangelio
4. La comunicación en el evangelismo: Para que el evangelio tenga
sentido
5. La comunicación dentro de tu contexto
6. Comunicar a Cristo fuera de tu contexto
7. Consejos para la conversación en el evangelismo personal
8. Quitemos las barreras
9. ¿Qué sigue? Lo mejor de lo que viene
Apéndice 1. Elaboración de un testimonio
Apéndice 2. Ilustraciones del evangelio para testificar
Apéndice 3. Objeciones frecuentes
Apéndice 4. Tareas para los próximos pasos de crecimiento
Apéndice 5. Bibliografía sobre evangelismo personal
Notas
6
E
Prefacio
SCRIBIR UN LIBRO SOBRE EVANGELISMO PERSONAL
ha sido un desafío. He descubierto mucho sobre mí mismo.
Descubrí numerosas limitaciones que tengo como escritor y
académico. El desafío de poner en palabras aquello que más pueda
ayudarte ha sido para mí una lección de humildad.
Algunos de los temas tratados en el libro requirieron una
profunda investigación y reflexión. Descubrí áreas importantes que
nunca había explorado. Sin embargo, he experimentado la gracia de
Dios para completar esta tarea privilegiada a pesar de mis
limitaciones.
Es mucho más fácil criticar libros que escribirlos. A menudo, les
pido a mis alumnos que hablen sobre los puntos fuertes y las
limitaciones de un libro, no sobre sus puntos débiles. No obstante,
reconozco que este libro tiene puntos débiles por los cuales me hago
responsable.
También he redescubierto muchas cosas gracias a escritores que
me precedieron. Gran parte de lo que digo ya ha sido escrito en
alguna forma. Por cierto, procuro apoyarme en aquellos de gran fe y
capacidad que han escrito mucho sobre el evangelismo personal.
No hay libro que pueda abarcar todos los temas concernientes al
evangelismo personal. Soy limitado y el tema es amplio. No he
intentado desarrollar un libro en profundidad alrededor de los
fundamentos bíblicos o de las prácticas particulares del
evangelismo, pero estoy agradecido de que otros lo hayan hecho.
Tampoco he intentado hacer o responder todas las preguntas
7
teológicas. Sin embargo, estoy feliz por el vasto trabajo de otros en
áreas teológicas ya que me han ayudado en este proyecto a través de
sus importantes contribuciones.
Al revisar mis esfuerzos, he descubierto componentes que
podría haber incluido, pero no lo hice. Es difícil no decir algunas
cosas y dejar solo resaltadas otras. Mi deseo es que encuentres
aliento, fortaleza y ayuda práctica en medio de todas las
limitaciones de esta obra.
Este libro aborda los principales problemas prácticos y
fundamentales del evangelismo personal para ayudar a revertir la
decadencia de la iglesia en la última parte del siglo XX en muchas
partes del mundo occidental. Existe el peligro de escribir sobre los
métodos de evangelismo personal y pasar por alto los principios
fundamentales. Mi deseo es ser práctico y a la vez darte el
fundamento sobre el cual deben edificarse los enfoques y las
estrategias del evangelismo. Sin un evangelismo personal efectivo,
la iglesia no puede revertir el deterioro en la mayoría de las
denominaciones en Occidente.
He intentado proporcionar un libro equilibrado que toma en
serio los fundamentos y las teorías de los cuales debe fluir todo
evangelismo, y a la vez proporcionar principios y consejos prácticos
para comunicar nuestro rico mensaje. Intencionalmente, he mirado
mi tarea a través de las lentes del contexto pluralista en que
vivimos, en particular el postmodernismo. Este enfoque tendrá un
gran impacto en la manera de abordar el evangelismo, pero no en
los principios fundamentales que están arraigados en la Escritura.
Muchos buenos libros cubren el evangelismo personal a través
de las lentes de la modernidad. La mayoría de las preguntas sobre el
evangelismo que surgen de la modernidad han sido identificadas y
8
respondidas de algún modo. Espero que mi libro también te ayude
frente a los problemas fundamentales y te proporcione ayuda en tu
travesía espiritual. Si trabajas en una cultura construida
principalmente alrededor de la modernidad, puedes encontrar otros
libros que te ayuden en la evangelización,particularmente en el
evangelismo personal.
Hablaré sobre muchos recursos que me han ayudado a lo largo
del camino, pero si buscas una visión general del tema, te aliento a
leer Introduction to Evangelism [Introducción al Evangelismo] de
mi amigo, el Dr. Alvin Reid. No pretendo duplicar los temas que él
y otros han tratado tan bien.
9
A
Reconocimientos
GRADEZCO EN ESPECIAL A AQUELLOS QUE me han
alentado a lo largo de los años de ministerio y particularmente
en el cumplimiento de esta tarea, muchas veces abrumadora.
Mi esposa Sandy es mi amiga y compañera desde hace 18 años.
Compartimos el amor de nuestras tres hijas, Blakeney, Hadley y
Macy, cada una con una personalidad única que trae gozo y
entusiasmo a nuestras vidas.
También agradezco al presidente, el Dr. Chuck Kelley, y a mis
colegas del Seminario Teológico Bautista de Nueva Orleans por su
aliento y ayuda, y por permitirme perseguir mis sueños en un
entorno académico tan maravilloso. Asimismo, agradezco a mis
alumnos, de quienes he aprendido y a cuya pasión y habilidad para
comunicar el mensaje del evangelio a los que están sin Cristo espero
haber aportado algo.
Varios estudiantes me ayudaron de diversas maneras con este
libro, en particular, Myles Brown. Además de la edición profesional
de Leonard Goss, de Broadman & Holman, mi asistente, Carol
Bryd, y varios colegas y amigos me proporcionaron valiosos
comentarios.
Otras dos personas han hecho posible este libro. Una es la que
me enseñó personalmente a caminar con Jesús día a día y me
desafió a invertir mi vida en otros mediante la transmisión de mi fe,
dentro y fuera de lo que me es habitual. Esa persona es Rick Stark,
que como miembro del plantel de Atletas en Acción en la
Universidad Estatal de Misisipi, me guió durante aquellos años
10
críticos de desarrollo espiritual. Rick, gracias por invertir parte de tu
vida en mí.
La otra persona es mi mentor en el ministerio, el pastor Harold
Bullock de la iglesia Hope Community Church, en Ft. Worth, Texas.
A través de Harold, me sentí desafiado a conducir la iglesia no
como si se tratara de cualquier otro negocio.
No lo hizo solo a través de sus palabras y de su iglesia, sino
también a través de su ejemplo personal. Harold, no puedo
enumerar todas las cosas que he aprendido de ti. Mientras escribía
este libro, muchas veces me costó distinguir entre lo que he leído o
pensado por mi cuenta y lo que tú me enseñaste. En las páginas de
este libro se encuentran tus huellas. Gracias por confiarme tu
sabiduría divina y tu comprensión del ministerio.
Una de mis oraciones es que sea hallado fiel respecto a lo que
tantos han invertido en mí a través de los años. Mi oración por ti
hoy es que, a través de la lectura de este libro, puedas descubrir y
aplicar más la personalidad y la pasión evangelística únicas que
Dios te ha dado.
11
M
Introducción
I VECINO PRESBITERIANO EN LITTLETON,
COLORADO, en broma la llamaba la «palabra E», como si
fuera innombrable. Otros se acobardan al oírla. La palabra es
evangelismo.
Desde el punto de vista emocional, este término no es neutral.
Siempre existen intensas emociones alrededor del evangelismo, así
como el ambiente hogareño siempre evoca emociones en los
preescolares. Por lo general, nuestra reacción frente al tema del
evangelismo es temor, culpa, desaliento e inseguridad en vez de
valor, pasión y entusiasmo. Ya sea que nos guste la palabra
evangelismo o que escojamos otra para describir la tarea que
tenemos por delante, la iglesia ha estado y estará por siempre
innegablemente ligada a la comunicación personal de la esperanza
que solo se encuentra en Cristo.
No se debe ver el evangelismo bajo una luz negativa. El término
proviene de una combinación de palabras griegas para «bueno» y
«mensajero». El evangelismo implica llevar buenas noticias. Kent
Hunter nos recordó que «cuando los cristianos testifican, cuentan
cómo Jesucristo cambió sus vidas. Ese cambio les produce el deseo
de compartir las buenas noticias con otros, buenas noticias que no
tienen que ver con ellos, sino con el Señor que los transforma».1
Un sabio expresó mucha sabiduría y pasión al resumir lo que la
iglesia cristiana necesita oír. Dijo: «Toda religión que no se
considere lo suficientemente valiosa como para transmitirla a los
que no creen está condenada a sucumbir desde adentro». Esta
12
declaración no la hizo un gran cristiano, ni un evangelista como
Billy Graham. No fue una advertencia para los cristianos. Quien lo
dijo fue Yosef Abramowitz, judío, en su artículo: «Enfrentémonos a
los bautistas del sur», en una advertencia a otros judíos. En una
convención anual, los bautistas del sur habían votado para dedicar el
año a la evangelización del pueblo judío. También dijo: «Si los
judíos no cumplen su tarea de proselitismo, puede darse a entender
que no vale la pena extender el judaísmo a otros».2 ¿Puede ser que,
con la falta de evangelismo personal, los cristianos evangélicos
estén dando a entender que no vale la pena extender el cristianismo
a otros?
La gente en todo Occidente busca el sentido y el propósito de su
vida. ¿Estamos en peligro de dar a entender que los cristianos no
hemos encontrado la respuesta? Estamos en peligro de dar a
entender que no vale la pena compartir a Cristo con otros, porque Él
no ha cambiado significativamente nuestra vida.
Dada la tragedia del 11 de septiembre de 2001 y la conmoción
en Medio Oriente, deberíamos pensar en qué damos a entender si
permanecemos en silencio respecto a cómo Dios irrumpió en la
historia para redimir a la gente a través de Jesucristo. Aquellos
terroristas se sacrificaron y murieron por una causa mala y digna de
condenación eterna. ¿Cómo es posible que quienes nos llamamos
seguidores de Cristo no vivamos con la misma pasión y el mismo
sacrificio por una causa justa que trae vida eterna?
Ningún libro puede resolver el problema del silencio por parte
del pueblo de Dios. No obstante, un libro como este puede ayudar a
los lectores a saber cómo comunicar más efectivamente el amor de
Cristo. El propósito de este libro es sacudir el polvo de los
principios bíblicos esenciales y ayudar a conectar el mensaje eterno
13
del pasado con la cultura postmoderna del presente en la cual Dios
significa todo y nada, donde la iglesia cristiana local ha perdido el
favor de la persona de la calle, ya sea por antagonismo o por
indiferencia. El libro está orientado más hacia lo instructivo que
hacia lo inspiracional, sin perder de vista que el evangelismo es
principalmente un acto de obediencia apasionada más que una
búsqueda intelectual.
Existen muchas razones para reexaminar los aspectos básicos
del evangelismo personal. Este es el fundamento de todos los
métodos de crecimiento de la iglesia. Sin evangelismo personal no
hay iglesias, ni pastores, ni servicios de culto. Todo comienza con el
evangelismo personal. No sucede gran cosa en la iglesia hasta que
algunos cristianos preocupados comparten el mensaje transformador
de Jesucristo.
¿Por qué otro libro sobre evangelismo personal? La gente busca
la espiritualidad, pero la iglesia cristiana muchas veces no está
conectada con aquellos que quiere alcanzar. Según la encuesta de
George Barna, en Estados Unidos, el 48% de las personas busca el
significado y el propósito de la vida.3 Sin embargo, según la
Encuesta de Identificación Religiosa Estadounidense 2001, más de
29,4 millones de personas dijeron no tener una religión (más del
doble del número en 1990).4 El 33% se describe como «espiritual
pero no religioso».
Rick Richardson resumió diversos puntos de vista respecto a
nuestra inefectividad para transmitir el evangelio:
«Lamentablemente, la mayoría de nuestros enfoques para proclamar
el evangelio siguen apuntando a la mentalidad moderna científica,
analítica e individualista. En parte, no somos efectivos porque
construimos nuestro puente comunicacional para una mentalidad y
14
una era que está terminando, o que al menos, está sufriendo una
transformación radical. […] Debemos entender y abordar una nueva
mentalidad si queremosque nuestra proclama y demostración del
evangelio sigan siendo relevantes e influencien las mentes y los
corazones de la próxima generación. A la mentalidad emergente se
la ha denominado “postmodernismo”».5
No es mi intención criticar los métodos pasados de evangelismo.
Muchos de ellos fueron efectivos en el contexto dado. Nos
fundamentamos en los enfoques del pasado. He evangelizado desde
mi juventud y descubro que sigo volviendo a las cuatro leyes
espirituales. Los escritores del pasado nos ayudaron a comprender
cómo alcanzar a la gente que crecía en una cultura judeocristiana.
Entonces, gran parte del contexto ha cambiado y continuará
cambiando. Sugeriré que nuestro enfoque del evangelismo no puede
ser el de nuestros padres.
Existen numerosas razones para modificar nuestro enfoque, pero
las resumiré con la siguiente lista.
1. Estamos fracasando en nuestra misión.
2. Vivimos en una cultura radicalmente diferente
(modernismo contra postmodernismo).
3. La gente ya no comparte una historia en común.
4. Ahora, la verdad se percibe y se determina de diferentes
maneras.
5. Ya no se cree en una verdad absoluta que otros
determinan.
6. Los perdidos se muestran más negativos hacia la iglesia
que en el pasado.
7. Los perdidos están más lejos de una verdadera
15
comprensión de Dios que en el pasado.
8. Vivimos en una cultura post y precristiana, no cristiana
(no tenemos la ventaja de jugar como locales).
9. Los cristianos tienen un problema de identidad y de
imagen. (El cristianismo significa todo y nada).
10. La gente siente que es espiritual y por lo tanto, no
necesita de la iglesia.
11. La iglesia tiene poco o nada de valor en la vida de
muchos perdidos.
12. El enfoque general frente a la vida ha cambiado y
nuestros métodos no.
13. Gran parte del evangelismo cristiano conservador se ha
construido sobre encuentros aislados y presentaciones
memorizadas, un enfoque que es efectivo solo en una
cultura altamente homogénea.6
Debemos responder a nuestro mundo cambiado con enfoques
nuevos y bíblicos. No pretendo sugerir que solo un método
evangelístico es el único método. Tampoco quiero implicar que los
métodos creados principalmente a mediados del siglo XX no tienen
lugar en una estrategia global para evangelizar a los que tienen
menos de 40 años. Sin embargo, es cierto que vivimos en un mundo
radicalmente diferente. Francis Schaeffer preguntó: «¿Cómo
deberíamos vivir entonces?». La pregunta para esta generación no
es solo cómo deberíamos vivir, sino también cómo deberíamos
evangelizar en una cultura postmoderna.
LA SITUACIÓN CORRIENTE
La iglesia en Occidente no impacta al conjunto de personas que
16
dicen no poseer una relación personal con Jesucristo. Por cierto,
durante varias generaciones sucesivas nos ha costado mucho retener
a nuestros jóvenes luego de graduarse de la secundaria, y en honor a
la verdad, nos cuesta mucho retener a los adultos que están en las
listas de miembros de nuestra iglesia. De alguna manera, el gran
mensaje y el estilo de vida que Dios ha marcado no se están
comunicando ni viviendo de modo que resulten atractivos para
quienes están en las listas de las iglesias, y menos para los que están
afuera.
No deseo ser alarmista. Dios sigue en Su trono y tendrá la
victoria. Por otra parte, la iglesia histórica que no es misionera se
encuentra en serios problemas en Estados Unidos. Según Bill
Easum, el 60% de las iglesias en Estados Unidos tienen una edad
promedio de 60 años o más.7 Esto no es un buen presagio para el
futuro de la iglesia. Alguien debe hacer sonar la alarma, tocar la
campana, gritar desde lo alto de las montañas.
Como el Titanic, nuestro barco tiene un gran agujero debajo de
la superficie y nos está entrando gran cantidad de agua con el
potencial de hundirnos. En la superficie, puede parecer que muchas
cosas están bien, sin embargo, gran parte de la iglesia se está
hundiendo. Si no prestamos atención pronto, no nos daremos cuenta
hasta que sea demasiado tarde.
Nos encontramos en una batalla, una verdadera guerra espiritual
donde está en juego el destino de generaciones. Lo que me temo es
que, en muchos aspectos, actuamos como si estuviéramos en un
tiempo de paz. En otros frentes, peleamos contra el enemigo
equivocado. El desafío es asaltar las puertas del infierno con el
único mensaje que puede rescatar a la gente de la realidad más
horrenda: la separación eterna de Dios.
17
Varios expertos sugieren que entre el 95 y el 97% de los
cristianos estadounidenses no comparten su fe con otros. Si esta
tragedia continúa, se repetirán las palabras del libro de Jueces:
«También murió toda aquella generación, y surgió otra que no
conocía al SEÑOR ni sabía lo que él había hecho por Israel» (Jue.
2:10).
Luego de examinar el desarrollo espiritual de los estudiantes de
primer año de una maestría, el profesor de formación espiritual de
un seminario líder compila los resultados. Los estudiantes nuevos se
califican a sí mismos en varias facetas de la relación vertical con
Dios y de la relación horizontal y de ministerio con otros. En forma
constante, los ingresantes afirman que su desarrollo y experiencia en
el área de evangelismo personal es el más bajo de su formación
espiritual.
A partir de los cursos de evangelismo personal que he dado, me
encuentro con que los estudiantes de los seminarios
sistemáticamente se categorizan como inexpertos en el evangelismo
personal. Pocos seminaristas que toman cursos de nivel inicial de
evangelismo se consideran experimentados, y aun menos indican
una preparación que los ayude a entrenar a otros en el evangelismo
personal.
Esto es desmoralizador. Mientras dictaba un curso de
evangelismo para estudiantes universitarios, Jake Roudkovski,
estudiante del doctorado y pastor de una iglesia local, escuchó a un
estudiante decir: «Hace cinco años que estoy en el ministerio y
todavía no he llevado a una sola persona a Cristo».
Mis propios cursos de evangelismo no están libres de algunos
comentarios tan sinceros como preocupantes. No hay mucho lugar
para el aburrimiento o la rutina al guiar a otros para que descubran
18
su rol en la expansión del reino y de la gloria de Dios. Mientras
conversábamos sobre los puntos fuertes del «evangelismo del
siervo» y cómo ayudaría este enfoque a un evangelista novato, una
estudiante levantó la mano y preguntó: «¿Y qué sucede con los
estudiantes que no concurrieron aquí para aprender sobre
evangelismo?». Es posible ser seminarista y perder la conexión vital
entre el evangelismo y todas las formas de ministerio cristiano. Sin
embargo, uno de los objetivos del curso es impactar las actitudes,
los valores y las acciones de nuestros estudiantes respecto a
compartir su fe. Esto se hace a través de las experiencias en el salón
de clase y en el campo.
Si existe una necesidad significativa entre los estudiantes del
seminario, seguramente también existe en los miembros de la
iglesia. La mayoría de nosotros hemos tenido dificultad para
compartir nuestra fe en algún momento. La mayor necesidad en la
iglesia cristiana de hoy puede ser simplemente la de equipar a la
gente efectiva e intencionalmente para que transmita su fe de modo
tal que tenga sentido para el testigo y también para la persona que
oye el evangelio.
Los bautismos nunca revelan por completo cuán bien equipamos
a la gente para transmitir su fe ni lo bien que les va al hacerlo. Sin
embargo, sí nos dan algunos indicadores. Los bautistas del sur son
conocidos por evangelizar. En 2000, de más de 43 000 iglesias
bautistas del sur, casi 10 000 no reportaron un solo bautismo. Al
identificar que algunas iglesias simplemente no habían completado
su informe anual, John Yarbrough, vicepresidente del Comité
Misionero Norteamericano a cargo del equipo evangelístico, destacó
que 6700 iglesias que habían completado el informe no habían
bautizado a una sola persona.
19
Las dificultades no se limitan a la Convención Bautista del Sur.
Muchos estiman que el 85% de las iglesias en Estados Unidos están
estancadas o en declive. Las denominaciones luchanpor revertir
esta tendencia. Sin embargo, no se puede revertir sin el evangelismo
personal. A la larga, un creyente debe compartir su vida y el
mensaje de Cristo con un perdido. Hasta se ha informado que Billy
Graham dijo que no existe tal cosa como el evangelismo masivo.
Señalaba que para que la gente responda a Cristo en una cruzada,
los cristianos deben invertir en una relación personal e invitar a
alguien a la cruzada.
Vivimos en un contexto postmoderno donde la gente ya no mira
a la iglesia institucional en busca de respuestas para las preguntas y
las necesidades espirituales profundas como lo hicieron sus abuelos
y padres. Por lo tanto, de las tres principales categorías de
evangelismo —atracción, proyección y medios— las estrategias de
proyección tendrán que jugar un papel cada vez mayor.8 Así como
Jesús dependió de Sus discípulos, la iglesia dependerá cada vez más
de sus miembros para comunicar su mensaje fuera de las paredes de
la iglesia.
Entonces, ¿cuál es exactamente nuestra meta, nuestras
instrucciones de marcha? Examinaremos esa meta para asegurarnos
de que nuestros esfuerzos estén dirigidos a un blanco claro.
LA META
Nuestra meta no es tan solo diseminar información entre los
perdidos, ni lograr que la declaración de fe de la gente se base solo
en una comprensión intelectual de los hechos.
No basta con conseguir decisiones; nuestro deseo supremo es
formar discípulos. En Concentric Circles of Concerns [Círculos
20
concéntricos de preocupaciones], Oscar Thompson destacó algunas
características clave de los discípulos. Nos recordó que:
1. Un discípulo tiene una relación personal con el maestro.
2. Un discípulo está bajo la total autoridad del maestro.
3. Un discípulo posee y demuestra el carácter del maestro.
4. Un discípulo debe estar preparado para sufrir por el
maestro.9
El padre del movimiento de crecimiento de la iglesia moderna,
Donald McGavran, definió el crecimiento de la iglesia en términos
de evangelismo personal entre todas las tribus del mundo de modo
que lleguen a estar agrupadas en congregaciones. Entonces, con ese
objetivo en mente, nuestros enfoques del evangelismo deben
modificarse para reflejar el objetivo que Jesús nos puso por delante.
Muchos de nuestros enfoques del evangelismo personal y de la
enseñanza para el evangelismo personal han sido eficientes, pero no
efectivos. Me parece oír a Jesús conversando con un consultor en
administración de tiempo en el siglo I sobre Su plan de llevar Su
mensaje al mundo a través de doce hombres. Según la mayoría de
los estándares humanos, la forma de vida de Jesús no parecía
eficiente; sin embargo, la historia ha probado que Su enfoque era
efectivo.
La eficiencia no tiene por qué ser enemiga de la efectividad,
pero el modo que honra y agrada a Dios para tratar con la gente
tiene poco de eficiente. La gente es compleja y merece más que oír
hablar de Cristo como si se le entregara un paquete. Como tiene un
gran valor para Dios, deberíamos tratarla con dignidad. Según una
cultura determinada, esto puede implicar cosas diferentes, pero
21
impactará nuestro enfoque sobre cómo transmitimos a Cristo y
cómo motivamos a otros para que lo hagan.
La regeneración se produce en un momento en el tiempo,
generalmente un momento que el creyente identifica. Para otros
cristianos, es un suceso seguro en sus vidas sin conocer
específicamente el momento en particular. Sin embargo, el
evangelismo es en algunos aspectos un proceso. Aunque hay
excepciones, suele ser verdad que cuánto más lejos está una persona
de Dios en términos de conocimiento de Él y receptividad al
Espíritu Santo, más largo es el proceso evangelístico.
Nuestro objetivo gradual en el evangelismo personal será
diferente en los diversos puntos del proceso de
evangelismo/conversión.10 Sin embargo, es verdad que tenemos un
objetivo general para proporcionar los mejores sistemas, entornos,
enfoques, entrenamiento y las mejores herramientas de
comunicación para ayudar a otros a convertirse en seguidores
íntimos de Cristo. No solo procuramos hacer más discípulos, sino
también discipular a un pueblo dedicado y misionero.
Por lo general, nuestros enfoques y estrategias en diversas
facetas de la vida son el desborde de nuestro concepto de éxito.
Basándonos en nuestras perspectivas y valores, nos comportamos
para obtener éxito. Por lo tanto, siempre es bueno definir el éxito,
incluso en el evangelismo personal. ¿Qué es el éxito? ¿Cuál es el
objetivo? Queremos que la gente venga al perdonador y al líder de
sus vidas.11 Queremos que la gente procure vivir en armonía con la
manera en que Dios dirige el universo. Esto le da significado y
propósito a la vida.
Por sobre todas las cosas, procuramos ayudar a la gente para se
acerque a Dios a través de una relación dinámica con Jesús. Por
22
ejemplo, esto implicará seguir los mandamientos de la Escritura
bajo el liderazgo del Espíritu Santo. Procuramos que la gente actúe
como Jesús, piense como Jesús, tenga las actitudes de Jesús y
comparta las prioridades financieras, de tiempo y de oración de
Jesús.
Deseamos que las habilidades, los hábitos de trabajo, las
estructuras familiares, las relaciones interpersonales y cada faceta de
la vida de la gente se vea afectada por Cristo. Deseamos que la
gente funcione basándose en una visión mundial cristiana, con un
profundo sentido de misión, significado y propósito. Finalmente, la
tarea global del evangelismo cobra ímpetu cuando el evangelizado
se convierte en el evangelizador. No obstante, debemos reconocer
que parte del proceso de evangelización implicará actividades como
plantar semillas, riego y desmalezamiento antes y después de la
regeneración.
Muchas veces, el éxito es difícil de encontrar en el evangelismo
personal. Puede ser pequeño o grande. Es tanto para ahora como
para el futuro. Es eterno y temporal. Es emocional y físico. Es tanto
lo que Dios hace como lo que hacemos nosotros. Es natural y
espiritual. Es creciente y monumental. Implica tanto recibir vida
como entregar la propia.
Procuramos lograr que la gente se una a nosotros en la gran
tarea de caminar con Jesús toda la vida, mientras nos relacionamos
correctamente con los que nos rodean. Deseamos que la gente viva
en obediencia amorosa a Dios y por lo tanto disfrute de los
beneficios de seguir al Creador y Sustentador del universo que
determinó cómo debemos vivir. Deseamos que la gente viva bajo la
protección y el cuidado de Dios, porque esto expande la gloria de
Dios y también beneficia a las personas.
23
Nuestro objetivo no es echarlos a la bolsa y abandonarlos. No
procuramos hacer un conteo de decisiones o bautizar a un cierto
número; ni siquiera queremos que las personas se conviertan en
buenos miembros de la iglesia, sino que deseamos ayudarlas a
convertirse en discípulos, sabiendo que no podemos controlar el
futuro de una vida.
Deseamos que operen a partir de una plenitud espiritual, mental,
emocional, relacional y física, y que reconozcan que Dios bendice y
hace como a Él le agrada.
Nuestro deseo es promover una reconciliación entre Dios y
todos los pueblos de la tierra a través de Jesucristo y solo de Él.
Deseamos ver a la gente restaurada como el hijo pródigo en Lucas
15. Queremos que las personas tengan vida abundante (Juan 10:10)
y lleven mucho fruto (Juan 15:8) mientras agradan cada vez más a
Jesús con sus vidas.
Nuestro objetivo es ocuparnos de que sigan exclusivamente a
Jesús. Él ordena que no coloquemos otros dioses antes que Él.
Según una investigación de George Barna, la gente no considera
que seguir a Jesús sea un asunto exclusivo. En un mundo de
tolerancia y pluralismo, es lógico que surja el sincretismo. Las
personas quieren un poquito de Jesús junto con un poquito de
cualquier otra cosa que aparezca en su viaje espiritual. A diferencia
de otras religiones del mundo, Jesús es un Dios inclusivo que exige
una lealtad exclusiva.
En Becoming a Contagious Christian [Transformémonos en
cristianos contagiosos], Bill Hybels nos recuerda que nunca
miramos a los ojos a alguien por quien Jesúsno dio Su vida. A Dios
le importan de verdad los perdidos. El cielo se regocija cuando es
hallada una oveja perdida. Nuestro objetivo comienza a
24
materializarse cuando comenzamos a ver a otros como Jesús los ve,
como ovejas sin pastor. Que el deseo de ver la gloria de Dios
extendida hacia lugares de oscuridad sea lo que impulse nuestros
esfuerzos de comunicar el mensaje de Cristo.
HAGAMOS REFLEXIONAR
Un antiguo filósofo dijo que una vida que no se examina no
merece ser vivida. Es sabio reflexionar sobre el pasado para realizar
ajustes que mejoren el futuro. Al comenzar esta exploración de los
temas que rodean al evangelismo, considera las siguientes
observaciones que hizo un pastor local y qué implicaciones
podemos deducir.
En mi iglesia natal, frecuentemente se bautizaba a los
niños luego de que hicieran su profesión de fe. Era raro que
un adulto viniera a Cristo.
Concurrí a un fin de semana de entrenamiento
evangelístico en 1971, para examinar la adaptación que un
importante ministerio estudiantil había hecho de su encuesta
para hablar de Cristo puerta por puerta en la comunidad.
Llevé el plan a nuestra iglesia, que ya estaba evangelizando
en forma relacional. Probamos el plan durante seis meses. Al
finalizar los seis meses, 54 personas habían orado para
recibir a Cristo a través del testimonio puerta por puerta.
Aunque tratamos de hacer un seguimiento en sus hogares y
los de sus vecinos, solo uno vino a la iglesia durante el
período de seis meses. Durante esos mismos seis meses, 48
habían orado para recibir a Cristo mediante el evangelismo a
través de relaciones, y 44 se convirtieron en miembros
25
bautizados de la iglesia.
Una persona de una denominación que promovía el
trabajo entre los jóvenes enfatizó en un encuentro de
pastores la importancia del evangelismo entre los jóvenes al
decir que, estadísticamente, si las personas no son salvas al
llegar a los 17 años, las posibilidades de que alguna vez
acepten a Cristo son casi nulas. Pensé en el exitoso
evangelismo entre los adultos en el Nuevo Testamento. Me
pregunté si la falta de respuesta contemporánea por parte de
los adultos se debe a corazones cerrados e incrédulos o a
métodos evangelísticos inapropiados.
En una clase del seminario, donde aprendimos los
métodos del evangelismo explosivo, un compañero de unos
30 años de edad contó la conversación que tuvo con una
maestra que enseñaba en la misma escuela que su esposa.
«Le pregunté: “Si murieras esta noche y tuvieras que
presentarte ante Dios, y Él te preguntara: ‘¿Por qué debo
dejarte entrar al cielo?’ ¿Qué le dirías?”. Ella respondió:
“Estas hablando con la persona equivocada, cariño. No creo
en Dios; tampoco creo en el cielo ni en el infierno”. ¿Qué
respondo a eso, Dr. …?».
En el almuerzo de una conferencia de pastores, me senté
junto al pastor de una iglesia de 1500 miembros activos y
otro con una iglesia de 3000 activos. Conversaban sobre el
fracaso en la incorporación de nuevos convertidos con sus
programas de evangelismo explosivo. «Solo bautizamos a
uno o dos de cada 100 decisiones», se quejó el pastor de la
26
iglesia más grande. «A nosotros nos sucede más o menos lo
mismo», respondió el otro. Luego de conversar un rato,
llegaron a la conclusión de que debían ocuparse más en que
sus evangelizadores llevaran a los convertidos «hacia el
frente de la iglesia y los metieran en el agua».
Estudios de la cruzada de Billy Graham en la región
noroeste de Estados Unidos y de la campaña evangelística «I
Found It» (Lo encontré) no mostraron ningún aumento
significativo en la concurrencia de la iglesia local.
Evangelismo en Profundidad fue un programa de los
años sesenta para movilizar a todos los miembros de la
iglesia de una nación para testificar a lo largo de un año. El
esfuerzo comenzaba con el testimonio puerta por puerta y
reuniones de avivamiento en los pueblos y se trasladaba a las
ciudades, luego a las capitales de cada provincia y luego a la
capital nacional. Luego de una década, los estudios
mostraron que en todos los países donde se había aplicado
este programa, la asistencia a la iglesia había disminuido al
año siguiente.12
Esta información no prueba nada. Sin embargo, debería hacer
que nos detengamos y evaluemos seriamente los enfoques que
hemos usado para tratar de alcanzar a los Estados Unidos para
Cristo.
GENERALIDADES DEL LIBRO
Es imposible tratar toda la teología, los problemas, las preguntas
y los métodos del evangelismo en un solo libro. Sin embargo, este
libro está diseñado para darle una visión bastante general tanto al
27
estudiante como al practicante del evangelismo personal. El material
está dividido en tres secciones principales y un apéndice exhaustivo.
La primera sección trata los elementos fundamentales del
evangelismo personal: cuál es la participación de Dios, cuál es tu rol
y cuáles son los elementos esenciales del contenido en el
evangelismo personal. Se ocupa principalmente de clarificar el
mensaje del evangelio al abordar los elementos esenciales del
contenido. En un mundo donde la gente se ve bombardeada con
miles de mensajes al día, es vital que la iglesia cristiana comprenda
su mensaje. Por decirlo de algún modo, la iglesia debe tener un
mensaje relevante. No podemos darnos el lujo de enviar un mensaje
distorsionado, confuso o sin un objetivo claro.
La segunda sección aborda la teoría de la comunicación en el
evangelismo personal. Mi intención es capacitarte para que ayudes a
que el evangelio tenga sentido para los demás. Esta sección tiene
dos tenores de discusión: la comunicación dentro de tu contexto y la
comunicación fuera de tu contexto.
La tercera sección aborda ayudas prácticas en el evangelismo
personal. Está diseñada para proporcionarte una asistencia práctica a
medida que procuras comunicar el amor de Cristo. Está subdividida
en consejos para la conversación, en cómo quitar o tratar barreras
internas y externas, y lo mejor del resto del evangelismo. El capítulo
final trata sobre problemas de género, seguimiento y entrenamiento
para el evangelismo personal en un contexto postmoderno.
El libro termina con varios apéndices para mayor investigación
sobre el evangelismo personal. Se incluyen secciones de
ilustraciones del evangelio, elaboración de un testimonio, tareas
para el crecimiento personal, revisión y evaluación de los materiales
de entrenamiento para el evangelismo personal y una selecta
28
bibliografía comentada para el evangelismo personal.
29
¿C
CAPÍTULO 1
¿Cuál es la participación de
Dios?
ÓMO LLEGA LA GENTE A CONOCER a Cristo? Algunos
elementos de la conversión a Cristo son un misterio, mientras
que otros han sido revelados. Los cristianos sostienen diferentes
creencias respecto a los roles que juegan Dios y la humanidad en el
proceso de salvación y evangelismo. Existen dos posiciones
extremas sobre cómo llega la gente a responder a Cristo. Una
posición es que todo depende de Dios. Desde esta perspectiva, los
cristianos no tienen responsabilidad y su rol en llevar a otros a
Cristo es muy limitado. El peligro de esta postura es que puede
llevar a la pasividad en cuanto a alcanzar a los perdidos.
La segunda posición extrema es que la conversión depende por
completo de los planes y métodos de la gente que comparte su fe.
Aquí tenemos tres peligros.
Primero, es demasiada la presión que recae sobre el testigo. Esto
puede llevar a un miedo paralizante, a la duda en uno mismo e
inseguridad.
Segundo, el testigo puede sentirse tentado a manipular a quien
está en una búsqueda espiritual, para obtener una decisión verbal
que lo haga sentirse bien consigo mismo o agradar a Dios y a los
30
demás. Como Dios es el Creador del ser humano, debemos honrarlo
y tratarlo con el mismo respeto que Dios le ha asignado. Por lo
tanto, la manipulación queda descartada en el evangelismo personal
que honra a Dios.
Esto señala el tercer peligro: la tentación de usar métodos que
están fuera de los límites. El método que utiliza una carnada
engañosa desacredita a Cristo y a Su iglesia, por lo tanto, este
enfoquedebería considerarse fuera de los límites. Los cristianos
deben conducirse en todas las áreas de sus vidas de modo tal que
revelen el carácter de Dios. Además, su deseo debe ser utilizar
enfoques que operen dentro de los propósitos y la majestad de Dios,
de modo que en todo Él sea glorificado (1 Cor. 10:31).
En los siguientes capítulos, exploraremos verdades bíblicas
sobre cómo la gente llega a conocer y a seguir a Cristo como el que
perdona sus pecados y el líder de sus vidas. En este capítulo,
examinaremos el deseo de Dios, Su rol, Su actividad y Sus
herramientas en el proceso de regeneración. En el capítulo dos,
exploraremos el rol del testigo y seguiremos con una discusión
sobre los elementos esenciales del mensaje cristiano en el capítulo
tres.
EL DESEO DE DIOS
Cuando nuestra vida gira demasiado alrededor de nuestra
limitada perspectiva, es fácil olvidar que Dios fue quien diseñó el
universo y todo lo que hay en él, y por lo tanto, tiene todo el
derecho y los privilegios de administrarlo como a Él le parece
adecuado. Esto debería proporcionarnos gran alivio, no miedo.
Entonces, ¿qué tiene en mente Dios respecto a Sus preciadas
criaturas? Desde el comienzo de la humanidad, Dios ha tenido un
31
propósito claro en Su deseo y Sus actividades con la gente. El Dios
que nos hizo tiene deseos positivos para la humanidad. Y, a
diferencia de la humanidad, también posee poder ilimitado para
actuar según Sus deseos.
LA RELACIÓN, LA RESTAURACIÓN, LA RECONCILIACIÓN
CON LA GENTE
Las plantas viven, mueren y dejan de existir. Lo mismo puede
decirse de los animales, pero no de la gente. Dios nos creó para que
vivamos eternamente. Nacemos para vivir para siempre. Esto
demuestra el anhelo de Dios de tener una relación eterna con Su
pueblo. Dios podría habernos hecho seres temporales, con vidas
como las de las plantas o los animales, pero no lo hizo así. Somos
creados para ser bendiciones para Él y trofeos de Su gracia, poder,
gloria y honor para siempre.
El Antiguo Testamento contiene pasajes que claramente indican
el plan de Dios para bendecir a todos los seres humanos. Aunque
puede entenderse y aplicarse mal, el deseo de Dios de bendecir a Su
pueblo es indiscutible. Por ejemplo, Dios bendice al darle a toda la
gente la oportunidad de casarse, de tener una familia, de disfrutar la
lluvia y otros recursos naturales.
El deseo de Dios se centra en la reconciliación. «Y no sólo esto,
sino que también nos regocijamos en Dios por nuestro Señor
Jesucristo, pues gracias a él ya hemos recibido la reconciliación»
(Rom. 5:11). Él actuó, y nosotros debemos actuar, para reconciliar
al mundo con Dios a través de Cristo Jesús.
Dios desea establecer una relación redentora con toda la
humanidad. La Biblia se refiere al pueblo del Señor como una
familia, amigos y una comunidad de fe. La gente llega a ser parte de
32
la familia de Dios a través de la reconciliación, a través de la
restauración de la relación rota.
Surgen al menos dos preguntas importantes al pensar en que no
toda la gente llega a la redención a través de Cristo. Primero, ¿Dios
es caprichoso al desear lo que se niega a permitir? No, la Biblia
claramente comunica que Dios es bueno. «—¿Por qué me llamas
bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino sólo Dios» (Mar.
10:18). «Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer
como el hacer para que se cumpla su buena voluntad» (Fil. 2:13).
Segundo, ¿es Dios finito e incapaz de hacer lo que dice? No, los
relatos bíblicos indican que Dios es infinito.1 La gente no puede
reconciliarse con Dios debido a su pecado, a su propia rebelión.
Pablo escribió: «El amor de Cristo nos obliga, porque estamos
convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos
murieron. Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan
para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado» (2 Cor.
5:14–15). «Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los
exhortara a ustedes por medio de nosotros: “En nombre de Cristo
les rogamos que se reconcilien con Dios”» (2 Cor. 5:20). Ser
embajadores de Cristo nos da un propósito, el ministerio de la
reconciliación.
Dios no solo desea una relación eterna a través de la
reconciliación, sino también una relación comunal consigo mismo y
con otros. El llamado de Dios a la restauración no es un llamado a
vivir la fe cristiana en aislamiento. Él desea restaurar la comunidad
y la familia entre los redimidos. Dios creó para sí un pueblo con un
propósito por excelencia: dar a conocer Su interacción con la
humanidad a través del evangelismo. Al hacer un pacto con Su
pueblo, dio pasos para desarrollar una relación familiar que se
33
expandiría para incluir a la familia cristiana de fe en el Nuevo
Testamento.
El propósito de Dios para nosotros implica nuestra respuesta a
Su invitación a unirnos a Su familia. Él le extiende este deseo a
todos los pueblos del mundo. Su deseo está abierto a todos los que
responderán, porque no quiere que nadie perezca, sin importar la
raza ni la cultura. Como dice la canción «Cristo me ama», todos son
preciosos a Sus ojos. Fisher Humphreys resumió: «El propósito de
Dios es crear una comunidad de personas que escojan libremente
aceptarlo como su Dios, que reciban el amor de Él en sus vidas y
respondan amándolo con todo su corazón y amando a su prójimo
como a sí mismos».2
LOS INDICIOS DEL DESEO DE DIOS EN EL ANTIGUO
TESTAMENTO
Sin dificultad, los antiguos hebreos vieron la necesidad de
reconocer el rol de Dios en el mundo existente (Gén. 1) como lo
hizo la iglesia primitiva (Juan 1). Sencilla pero profundamente, los
testigos antiguos entendieron su propia existencia como un acto
divino: «Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra» (Gén. 1:1).
Dios vivía en comunidad consigo mismo como Trinidad y creó
todas las cosas para disfrutar de los beneficios de esa comunidad.
Por tanto, Dios existe en una relación comunal, aunque esto resulte
un misterio para el ser humano. En Gén. 1:26, Dios dijo: «Hagamos
al ser humano a nuestra imagen y semejanza».
Dios mismo vivía en una forma de comunidad, la Trinidad,
antes de crear al ser humano a Su imagen. La naturaleza misma de
la existencia de Dios implica la comunidad. La Trinidad era un
modelo precursor de la familia humana, que debe vivir en
34
comunidad. Aquellos conceptos fundacionales encontrados en el
Antiguo Testamento señalaban hacia la comunidad redimida que
Dios crearía a través de Cristo.
El acto creacional fue la primera expresión de la comunidad
divina. La comunidad que Dios creó en el jardín se convirtió en una
relación de pacto con Su pueblo en el éxodo. Él deseaba guiar a Su
pueblo, y si ellos lo seguían, experimentarían Su bendición y
protección. Moisés le dio el enfoque teológico a esta idea en Ex.
19:5–6: «Si ahora ustedes me son del todo obedientes, y cumplen mi
pacto, serán mi propiedad exclusiva entre todas las naciones.
Aunque toda la tierra me pertenece, ustedes serán para mí un reino
de sacerdotes y una nación santa. Comunícales todo esto a los
israelitas».
Desde la creación de la humanidad, Dios mostró su deseo de
tener una relación duradera, un pacto con los seres humanos y que
ellos tuvieran buenas relaciones unos con otros. Esta relación vino
con el regalo de la libre voluntad. Debido a sus propios deseos y a
los engaños de Satanás, el hombre y la mujer decidieron
desobedecer a Dios y así cercenaron la relación que había sido
perfecta. La decisión de Adán y Eva de hacer las cosas a su manera
tuvo enormes consecuencias para ellos y para la humanidad: la
separación de Dios.
Cuando la relación de la humanidad con Dios se rompió debido
a la pecaminosa libre elección de Sus criaturas, Él expresó Su deseo
de restaurarla proveyéndoles algo con qué cubrirse el cuerpo para
no sentirse avergonzados delante de Él. Este fue el primer acto
misionero de Dios: buscar, cubrir y restaurar a Su creación; pero no
sería el último. Esta expresión de Su deseo continúa tomando forma
a través de Sus esfuerzos por restaurar la relación correcta con Su
35
creación que el pecadohabía roto.
Hemos perdido nuestra primera bendición, pero Isaías nos
recuerda que uno de los deseos de Dios es tener compasión de
nosotros y mostrarnos Su gracia en nuestro estado caído. «Por eso el
SEÑOR los espera, para tenerles piedad; por eso se levanta para
mostrarles compasión. Porque el SEÑOR es un Dios de justicia.
¡Dichosos todos los que en él esperan!» (Isa. 30:18).
Dios actúa según Sus deseos al enviar mensajeros a Su pueblo.
Con los ninivitas, vemos el deseo de Dios de mostrar gracia y
misericordia manifestada a través de un profeta evasivo, Jonás. Dios
también está dispuesto a conceder misericordia ante el pedido de
Sus siervos. Como respuesta al plan de Dios de destruir Sodoma y
Gomorra, Abraham le rogó que tuviera misericordia. Dios prometió
no destruir las ciudades si Abraham podía localizar unos pocos
justos (Gén. 18–19).
El propósito deliberado de Dios queda maravillosamente
implícito en Su ofrecimiento de un medio sacrificial para la
reconciliación. Dios estableció el uso de los sacrificios de sangre
para cubrir los pecados de Su pueblo (Ex. 12). También estableció
el culto y las fiestas rituales, que eran aspectos precursores de la
comunidad. Los deseos de Dios que se ven en el Antiguo
Testamento prefiguran Sus deseos y obras registrados en el Nuevo
Testamento.
LOS INDICIOS DEL DESEO DE DIOS EN EL NUEVO
TESTAMENTO
El Nuevo Testamento está lleno de demostraciones del deseo de
Dios de darle verdadera vida a la gente. Por ejemplo, Jesús nos dice:
«El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido
36
para que tengan vida, y la tengan en abundancia. Yo soy el buen
pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas» (Juan 10:10-11).
Jesús vino a traer significado, propósito y satisfacción en la vida
basados en los deseos y los planes de Dios.
Su intención y plan no era condenar al mundo sino salvarlo.
Jesús dijo: «Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al
mundo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en él no es
condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber
creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios» (Juan 3:17–18).
El Nuevo Testamento nos revela un poco más el claro deseo de
Dios para Su pueblo: que llegue a una relación de salvación con Él,
el Creador y Sustentador del universo. Pedro nos enseña que Dios
ha resuelto salvar a todos los que entren en una relación de pacto
con Él. «El Señor no tarda en cumplir Su promesa, según entienden
algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes,
porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan»
(2 Ped. 3:9).
Jesús lloró por la perdición de los habitantes de Jerusalén.
«Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por
ella» (Lucas 19:41). Sus lágrimas lo movieron a la acción, hasta
llegar al sacrificio más profundo de muerte en la cruz. Jesús dijo:
«Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había
perdido» (Lucas 19:10). Y una vez que los encontró, Jesús se refirió
a algunos de Sus seguidores como «amigos», no esclavos. Su
muerte y resurrección proporcionaron a la humanidad la salida de
una condición desesperante e irreparable. Su sacrificio nos da
esperanza ante nuestro estado desahuciado. La esperanza es una
necesidad humana profunda.
Otro aspecto del deseo de Dios es traer vida, esperanza,
37
significado, propósito, justicia, amor, bondad y todo lo que es bueno
para Su pueblo.3 Hasta el fruto del Espíritu, como lo revelan los
escritos de Pablo, demuestra el deseo de Dios para Su pueblo. «En
cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia,
amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay
ley que condene estas cosas» (Gál. 5:22-23).
La Escritura nos enseña que el evangelismo no comenzó ni
comienza con los deseos o planes del ser humano. Claramente,
desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento, vemos que Dios desea
tener una relación íntima con Sus criaturas, de manera individual y
grupal. Desde Génesis hasta Apocalipsis vemos que Dios creó al ser
humano para tener una relación con Él y para que se relacione con
sus semejantes para la gloria de Dios (Ap. 5:12–13).
LA INICIATIVA DE DIOS
El ser humano ha estado y está en el corazón de Dios. Sin
embargo, Él no se queda solo con el deseo, sino que actúa a nuestro
favor. Ha tomado la iniciativa en todos los aspectos de la salvación
y sigue haciéndolo, incluso en el evangelismo.4 Tanto el Antiguo
como el Nuevo Testamento revelan la actividad de Dios a nuestro
favor.
EL ANTIGUO TESTAMENTO
Muchos filósofos a través de la historia han pasado por alto un
aspecto esencial de la interacción de Dios con la humanidad.
Aunque Él no es igual que Sus criaturas, no está distante de ellas.
Sin duda, está por encima de toda Su creación. Solo Él pudo crear
algo de la nada. Todo lo demás que ha sido creado ha partido de
algo que ya existía. Sin embargo, solo Dios podía crear algo de la
38
nada. No solo nos creó, sino que nos hizo a Su imagen y semejanza.
La Escritura y la naturaleza nos dejan entrever que Dios está
íntimamente comprometido con Su pueblo siempre, no solo cuando
este obedece sus mandamientos. Luego de la desobediencia de Adán
y Eva, vemos que Dios caminaba con ellos. «Cuando el día
comenzó a refrescar, oyeron el hombre y la mujer que Dios andaba
recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los
árboles, para que Dios no los viera» (Gén. 3:8). A partir de aquí,
comenzamos a ver la participación activa de Dios con Su pueblo
cuando comienza a extender Su gracia. Vemos a Dios en búsqueda
misionera de Sus criaturas a partir de Génesis 3:21. Demostró Su
preocupación por la vergüenza de ellos al proveerles algo para
cubrir su desnudez y el regalo de Su presencia.5
El carácter redentor de Dios se pone de relieve especialmente
ante el crimen de Caín. Aunque Caín persistió en ofrecer sacrificios
incorrectos, Dios lo confrontó y le recordó la manera de hacerlos.
¡Cuánta misericordia le mostró! Sin embargo, esta misericordia no
se circunscribió a los judíos, sino que también se extendió a los
gentiles. En Hechos 15:15–19, una cita de Amós 9:11–12, Jacobo
narró cómo desde el comienzo el propósito de Dios había sido
incluir a los gentiles en Su plan de redención. El relato del éxodo
testifica de tal misericordia inclusiva: todos los que salieran de
Egipto se convertirían en parte de la comunidad de pacto de Dios
(Ex. 19–23).
De igual modo, las dos grandes historias de redención del
Antiguo Testamento prefiguran la obra de Cristo en la cruz con el
derramamiento de sangre para la remisión de pecados: la estancia
temporal en Egipto y el exilio babilónico. Los sucesos alrededor de
la salida de Egipto y de Babilonia prepararon el escenario para la
39
posterior obra de Cristo. Del exilio egipcio (estancia
temporal/esclavitud, no exilio ni cautividad) surge el cordero
pascual. Jesucristo fue el cordero pascual supremo y por excelencia.
Luego de medio siglo de exilio, Daniel reconoció el propósito
redentor de Dios. Se dio cuenta de que la intención de Dios, a través
del castigo del exilio, había sido restaurar al Israel pródigo (Dan.
9:1–20). El uso de setenta veces siete se encuentra en Daniel 9:24–
25. En el Nuevo Testamento, Jesús le dijo a Pedro que debía
perdonar setenta veces siete, el número completo para el perdón
(Mat. 18:21–22).6
En varios lugares del Antiguo Testamento, vemos el deseo de
Dios para todos los pueblos del mundo. Su plan estaba cimentado en
la relación única con Su pueblo Israel. En Jonás, vemos el amor de
Dios hacia los ninivitas. El pueblo de Nínive era perverso y eso
disgustaba grandemente al Señor. Sin embargo, tuvo compasión de
la ciudad y le dio órdenes a Jonás para que predicara contra la
perversidad y advirtiera al pueblo de Nínive (Jon. 1:2; 3:2). Luego
del viaje para escapar, que incluyó algún tiempo en el vientre de un
gran pez, Jonás fue a Nínive y predicó la destrucción venidera. La
gente se arrepintió y adoró a Dios, entonces Él se compadeció y
abandonó la idea de enviar calamidad a ese pueblo.Cuando llegamos a Jonás, vemos que Dios no solo sale en
misión, sino que envía a otros. Nos envía a nosotros. En este
sentido, Isaías, junto con Miqueas, pueden entenderse como
proclamas de una petición universal «y aceptación» entre las
naciones (Isa. 11:10; 60:1–2; 2:1–5; Mic. 4–5). De igual modo,
Amós 9:7 enfatiza el trato providencial de Dios hacia las naciones.
No solo sacó a los sirios de Quir, sino también a los filisteos de
Creta. El amor de Dios no podía quedar confinado al pueblo elegido
40
de Israel.
Desde el comienzo de los tiempos, Dios tenía un plan para que
Su mensaje llegara a todos los pueblos. Creó al pueblo judío para
que fuera un canal de Su bendición, no simplemente un receptor de
ella. Jonás entendió claramente este aspecto misericordioso de Dios
y por eso, en un comienzo se negó a hacer Su voluntad. Sabía que
Dios no solo era capaz de perdonar, sino también de perdonar a los
malvados asirios a los que él detestaba.
EL NUEVO TESTAMENTO
A lo largo del Antiguo Testamento, vemos cómo Dios interactúa
con Su pueblo de diversas maneras. No obstante, la gente necesitaba
que Él mismo viniera al mundo para comprenderlo mejor y decidir
seguirlo.
Al dejar el trono en los cielos para nacer en un pesebre en Belén
y así vivir como un hombre de carne y hueso, Dios nos dio la
demostración suprema de Su apasionado deseo de que nos
reconciliemos con Él. Decidió pasar del poder y la gloria ilimitados
a vivir en un estado de humildad, pocas posesiones, permanente
incomprensión, rechazo continuo, abuso físico y por último, la peor
vergüenza social: la muerte en la cruz. Llevó sobre Sus hombros la
carga espiritual del pecado del mundo.
Algunas veces, la gente tiene dificultad para comprender por
qué Dios prefirió irrumpir en la historia en la forma de carne y
sangre. Algunas veces, las historias abordan mejor estas preguntas
desconcertantes. Para algunos, la historia de Navidad es
incomprensible en gran parte porque buscan respuestas completas a
sus preguntas y esta es tan absolutamente simple. Para los cínicos,
los escépticos y los que no están convencidos, incluyo una parábola
41
moderna. Desconozco el origen de la siguiente historia, pero sigue
tocando mi corazón y proclamando una verdad.
Esta es la historia de un hombre moderno, uno de
nosotros. No era un avaro. Era un hombre amable, decente y
más que todo, un buen hombre. Era generoso con su familia,
correcto en su trato con los demás, pero no creía en toda esa
historia de la encarnación que proclaman las iglesias en
Navidad. Para él no tenía sentido y era demasiado sincero
como para fingir lo contrario. No podía tragarse la historia
de Jesús y de Dios que vino a la tierra como hombre.
«Lamento mucho afligirte», le dijo a su esposa, «pero esta
víspera de Navidad no iré contigo a la iglesia». Dijo que se
sentiría hipócrita, así que prefería quedarse en casa. Se
quedó y el resto fue.
A poco de que la familia partiera, comenzó a nevar. Se
dirigió a la ventana para contemplar los copos de nieve que
cada vez eran más pesados y luego regresó junto al fuego
para leer el periódico. Minutos después, lo sobresaltó un
ruido sordo, luego otro y otro más. Al comienzo, pensó que
seguramente alguien estaba lanzando bolas de nieve contra
la ventana de su sala. Cuando fue a la puerta de entrada a
investigar, se encontró con una bandada de pájaros
amontonados y agobiados en la nieve. Habían quedado
atrapados en la tormenta y en búsqueda desesperada de un
refugio, habían intentado volar hasta su gran ventanal. Sintió
compasión de ellos y quiso ayudarlos. No podía dejar que
las pobres criaturas quedaran allí y se congelaran.
Recordó el establo donde sus hijos alojaban al pony y
42
pensó que les proporcionaría un refugio abrigado si podía
dirigir a los pájaros hasta allí. Rápidamente se puso la
chaqueta y las galochas, y con pasos pesados, se dirigió por
la nieve hasta el establo. Abrió las puertas de par en par y
encendió la luz; pero los pájaros no entraron. Pensó que la
comida los atraería. Fue de prisa hasta la casa y buscó
migajas de pan para esparcir sobre la nieve y así formar un
camino hasta la iluminada puerta abierta del establo.
Sin embargo, para su consternación, los pájaros no le
hicieron caso a las migas de pan y siguieron aleteando
impotentemente en la nieve. Intentó atraparlos. Caminó
alrededor de ellos y agitó las manos tratando de ahuyentarlos
hacia el establo. En cambio, ellos se dispersaron en todas las
direcciones, menos hacia el establo cálido e iluminado.
Entonces, se dio cuenta de que le tenían miedo. «Para ellos»,
pensó, «soy una criatura extraña y aterradora. Si se me
ocurriera alguna forma de hacerles saber que pueden confiar
en mí, que no estoy tratando de lastimarlos, sino de
ayudarlos». ¿Pero cómo? Cualquier movimiento que hacía
parecía asustarlos y confundirlos. Sencillamente, no
pensaban seguirlo. No se dejarían guiar porque le temían.
Pensó: Ojalá pudiera entremezclarme entre ellos y
hablar su idioma para decirles que no tengan miedo y para
mostrarles el camino hacia el establo seguro y cálido. Pero
tendría que ser uno de ellos para que pudieran ver, oír y
entender. Ojalá pudiera ser un pájaro.
En aquel momento, las campanas de la iglesia
43
comenzaron a sonar. El sonido le llegó a los oídos por
encima del sonido del viento. Quedó allí parado escuchando
las campanas que tocaban «Venid, fieles todos», repicando
las alegres nuevas de la Navidad. Entonces, hundió las
rodillas en la nieve. Al fin comprendió lo que Dios sentía
por la humanidad y cayó de rodillas. Había llegado a
conocer al único que se hizo como uno de nosotros para
salvarnos.7
Debido a nuestra necesidad, Dios entró en acción. Jesús entró a
nuestro mundo pecador con un cuerpo físico para que tuviéramos la
oportunidad de unirnos a Él en Su mundo perfecto en un cuerpo
eterno. Mientras estaba aquí en la tierra, la Escritura nos dice que
Jesús interactuó con muchas personas como para expresarles Su
preocupación proveyéndoles sanidad física, emocional, social y
espiritual. Trajo esperanza a los desesperanzados. Proporcionó un
medio para tratar con aquello que ha mortificado a la gente desde el
comienzo, su pecado. Vivió en obediencia al Padre teniendo al
mundo en mente y sacrificó Su vida sin pecado como pago de
nuestra deuda por el pecado.
La venida de Jesús fue la inclusión suprema. Hasta Su
genealogía demuestra el amor de Dios por todos los pueblos del
mundo. Entre los ancestros de Jesús había personas que no eran
judías: Rut, una moabita, y Booz, un mestizo. Desde el comienzo,
Dios tuvo en Su mente y en sus planes a todos los pueblos del
mundo (Hech. 15:13–15).
RESUMEN DE LA INICIATIVA DE DIOS
Desde el comienzo de la creación, Dios deseó tener una relación
con la humanidad para Su placer y para el beneficio de Su pueblo.
44
Él entraba al tabernáculo para encontrarse con Su pueblo. Entraba al
templo para encontrarse con Su pueblo. Entró en la historia de la
humanidad en la persona de Jesucristo para encontrarse con Su
pueblo. Dios entra en los corazones de los individuos en la persona
del Espíritu Santo. Ahora somos templos del Espíritu Santo, de Dios
mismo. Esto demuestra el deseo de Dios de interactuar con Su
pueblo no por obligación, sino por Su propia iniciativa y porque le
agrada. La historia no termina con el deseo de Dios; Él entró y sigue
entrando en acción a favor de Sus criaturas.
EL SACRIFICIO EN LA CRUZ PROPORCIONA EL CAMINO
La cruz y la resurrección fueron y son los hechos más
importantes en la historia de la humanidad. El sacrificio de Jesús
proporcionó el camino para una relación eterna con el Creador del
universo. Sin embargo, la obra de Cristo no comenzó con la cruz.
La interacción con la gente a lo largo de su vida demostró Su amor
y compasión. Desde Génesis hasta Apocalipsis vemos el deseo de
Dios de relacionarse con Sus criaturas. Dios se ha dedicado
íntimamente a Su pueblo. Nos creó y proveyó para nuestras
necesidades físicas y relacionales, y después, nosotros lo arruinamos
todo y rompimos la relación con Él.Nos extendió Su gracia a través
de Jesucristo y el sacrificio definitivo por los pecados del mundo se
realizó en la cruz.
Jesús vino a traer vida. Él puede dar vida gracias a Su muerte
única, definitiva y sustitutiva en la cruz como pago por nuestros
pecados. Hemos sido rescatados a través de la muerte y la
resurrección de Cristo. Su obra en la cruz es para todos y es el pago
para todos los que lo reciben.
La obra de Cristo en la cruz proporciona el medio para la
45
salvación. No hay otro nombre mediante el cual el hombre deba o
pueda ser salvo. La invitación abierta de Dios es a venir a Él, dador
de vida, dador de propósito, el único que puede perdonar pecados y
restaurar un espíritu quebrantado. Juan escribió: «El Espíritu y la
novia dicen: “¡Ven!”; y el que escuche diga: “¡Ven!”. El que tenga
sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida»
(Apoc. 22:17).
LA SALVACIÓN EN TRES TIEMPOS
Generalmente, se describe la salvación en tres aspectos o
tiempos: pasado, presente y futuro. A menudo se hace referencia a
ellos como justificación (pasado), santificación (presente) y
glorificación (futuro). Hemos sido, somos y seremos salvos de la
separación eterna de Dios. Las tres son esenciales pero diferentes.
La justificación y la glorificación implican un solo evento. En eso se
diferencia la santificación, que implica un proceso progresivo o una
serie de sucesos a lo largo de una vida terrenal. Dios participa en
todo el proceso de la salvación, del suceso salvador de la conversión
y regeneración, y del proceso de santificación; además, será el
Creador del futuro momento de glorificación.
Dios tomó la iniciativa en la salvación del ser humano. Podemos
ver esto claramente a través de la vida y el ministerio de Cristo. Sin
embargo, su participación en la salvación de la humanidad no
terminó allí. El Espíritu Santo está activo en la transformación de
los pecadores en santos.
EL ESPÍRITU SANTO EN EL EVANGELISMO
No estamos solos en el evangelismo. La salvación comenzó
como un deseo en el corazón de Dios y resultó en la iniciativa de Él
para llevar a cabo ese deseo. Actuó a favor de Su pueblo en el
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Antiguo Testamento, a través de la vida de Cristo como se ve en el
Nuevo Testamento y a través del Espíritu Santo cuando Cristo dejó
la tierra.
La persona del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es divino y personal. El Espíritu Santo es
cabalmente Dios y está completamente comprometido con Sus
obras. No es una abstracción o una cosa. Deberíamos referirnos a la
persona del Espíritu Santo.
Humphries destacó que «la obra más fundamental del Espíritu
es testificar de Jesús».8 Con respecto al evangelismo, el Espíritu
Santo está en acción en la vida del testigo, en la vida del perdido, en
el momento de la regeneración y luego de la conversión.
El Espíritu en el testigo9
Precede al testigo. Equivocadamente, podemos pensar que el
evangelismo comienza y acaba con las palabras del testigo. Cuando
testificas, nunca transmites el evangelio cuando el Espíritu Santo no
te ha precedido. Esto debería alentarte. El Señor abre el corazón de
quien oye.
Lidia era una mujer que estaba siendo atraída por el Espíritu
Santo. «Una de ellas, que se llamaba Lidia, adoraba a Dios. Era de
la ciudad de Tiatira y vendía telas de púrpura. Mientras escuchaba,
el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de
Pablo. Cuando fue bautizada con su familia, nos hizo la siguiente
invitación: “Si ustedes me consideran creyente en el Señor, vengan
a hospedarse en mi casa”. Y nos persuadió» (Hech. 16:14-15).
Guía y capacita al testigo. ¿Alguna vez te has sorprendido de
poder expresarte con las palabras correctas al tratar de comunicar el
evangelio? No eres el único. En el Evangelio de Lucas, encontramos
47
a Jesús que les da instrucciones a los discípulos: «Cuando los hagan
comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no
se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, porque
en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben
responder» (Luc. 12:11–12). Nuestra parte es estar dispuestos a
hablar.
En la casa de mi suegra se exhibe la siguiente leyenda: «Una
coincidencia se da cuando Dios realiza un milagro y decide
permanecer en el anonimato». Podemos reconocerle demasiado
mérito a Felipe. Desempeñó un papel en llevar al eunuco a Cristo,
pero el Espíritu Santo lo llevó al eunuco (Hech. 8:27–38). Se
encontró en el lugar adecuado en el momento adecuado.
El Espíritu Santo puede indicarle a un testigo dónde ir y qué
decir. Por cierto, tenemos la opción de no escuchar al Espíritu
Santo, pero Dios desea guiarnos.
Capacita al testigo. El Espíritu Santo le concede al testigo
autoridad y sabiduría a medida que se transmite el evangelio. A
medida que el testigo sigue la dirección del Espíritu Santo, este lo
guía. Esta orientación le trae seguridad.
Cada vez que respondemos en obediencia al liderazgo del
Espíritu Santo, podemos ir y hablar con autoridad y sabiduría. Si
respondemos en la carne, desconectados de Dios, no tendremos la
autoridad ni la sabiduría que vienen solo Él.
Poder. El evangelismo personal es una guerra espiritual y debe
comunicarse a nivel espiritual. El testigo debe ir en el poder del
Espíritu Santo. No tenemos la capacidad de ganar almas por nuestra
cuenta. Parte del poder es inexplicable de no ser porque el Señor se
mueve como le parece. Sin embargo, podemos presentarnos como
vasos limpios para ser usados por el Señor. Es importante que
48
continuamente nos sometamos a Jesús como Señor de nuestras
vidas y que confesemos nuestros pecados para que sean perdonados,
de modo que no apaguemos el poder del Espíritu Santo que está en
acción en la persona sin Cristo y en nosotros.
«Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán
poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y
Samaria, y hasta los confines de la tierra» (Hech. 1:8).
«Porque nuestro evangelio les llegó no sólo con palabras sino
también con poder, es decir, con el Espíritu Santo y con profunda
convicción» (1 Tes. 1:5).
Los cristianos tienen poder cuando siguen el mandamiento de
Cristo de comunicar las buenas nuevas. Jesús les dio a los apóstoles
el poder para echar fuera demonios. «Designó a doce, a quienes
nombró apóstoles, para que lo acompañaran y para enviarlos a
predicar y ejercer autoridad para expulsar demonios» (Mar. 3:14–
15).10
Osadía. Como testigo, no necesitas reunir osadía por cuenta
propia. Al conectarte con Dios a través de la oración, el Espíritu
Santo te facultará para hablar el evangelio con osadía. «Después de
haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron
llenos del Espíritu Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin
temor alguno» (Hech. 4:31). Cuando no estamos llenos del Espíritu
Santo es menos probable que hablemos con osadía.
El Espíritu Santo precede, guía, capacita e imparte dones al
testigo rendido. Nuestra responsabilidad es estar continuamente
rendidos al Espíritu Santo.
En los perdidos
Dios opera en nosotros cuando transmitimos el evangelio a otros
(Juan 16:8–11), pero además, el Espíritu Santo opera en la vida de
49
los perdidos para atraerlos hacia sí, revelarles la verdad y convencer
al mundo respecto al mensaje.
El Espíritu Santo atrae. El comienzo del capítulo tres en
Personal Disciple Making [Hacer discípulos en forma personal],
Christopher Adsit narra una historia interesante de su experiencia
con el evangelismo personal cuando estaba en la universidad.
Explica cómo sentía que era responsable de convertir a la mayor
cantidad de gente posible, pero ignoraba el rol del Espíritu Santo.
Tenía tanto celo que hasta podía inventar pasajes de la Escritura
solo para ganar una discusión. Pasó bastante tiempo hasta que
entendió el rol y la obra de Dios en el evangelismo personal.11
Hacemos bien en recordar que solo Dios nos salva de la
separación eterna. Jesús dijo: «Nadie puede venir a mí si no lo atrae
el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final» (Juan
6:44). Sin la atraccióndel Espíritu Santo, no puede restaurarse una
relación rota con Dios.
Una consecuencia de esta verdad es que la gente simplemente
no puede decidir un día que rendirá su vida a Cristo. Probablemente
conozcas a alguien que ha experimentado la atracción del Espíritu
Santo y, sin embargo, la rechaza creyendo falsamente que algún día
llegará a tomar la decisión. Tal vez no le quede otro día de vida.12
Además, suponen que el Espíritu Santo volverá a atraerlos a Dios,
sin saber si será así.
El Espíritu revela la verdad. Los cristianos no le presentan a
Dios a la gente por primera vez. El Espíritu Santo ha estado en
acción para revelarles la existencia divina de Dios y Su poder eterno
antes de que entremos en escena para compartir nuestra fe. Dios
obra en el perdido para crear una conciencia o, como algunos lo han
descrito, una percepción de Dios. Como testigos, podemos traer
50
claridad sobre Cristo y Su obra redentora a nuestros amigos
perdidos, pero es el Espíritu Santo quien revela la verdad.
«Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo
contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su
maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede conocer
acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha
revelado. Porque desde la creación del mundo las cualidades
invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina,
se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie
tiene excusa» (Rom. 1:18–20).
El Espíritu Santo convence de verdad. Con facilidad, los
seguidores de Cristo pueden intentar asumir algunos de los roles de
Dios. Uno de esos roles comprende el área de convicción de pecado.
El Espíritu Santo es quien convence al individuo de su culpa en las
áreas de pecado, justicia y juicio. Por lo tanto, no debemos presionar
a la gente a que se someta pasivamente a partes del mensaje del
evangelio. El Espíritu Santo es quien convence de pecado para
ayudar a la gente a creer en Dios, a la luz de Su justicia y del juicio
venidero. Sin el Espíritu Santo en acción, la persona permanecerá
ciega espiritualmente, sin ver su depravada condición espiritual ni la
obra de Cristo.13
«Y cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto
al pecado, a la justicia y al juicio; en cuanto al pecado, porque no
creen en mí; en cuanto a la justicia, porque voy al Padre y ustedes
ya no podrán verme; y en cuanto al juicio, porque el príncipe de este
mundo ya ha sido juzgado» (Juan 16:8-11).
El Espíritu Santo en la conversión
El Espíritu Santo no solo opera en nuestras vidas cuando
testificamos y en la vida de los perdidos cuando oyen, sino que
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también participa íntimamente en el momento de la conversión
salvadora y en los años siguientes en la vida del nuevo creyente.
Mencioné anteriormente que el evangelismo implica guerra
espiritual. Esta guerra espiritual puede manifestarse de maneras
físicas. Durante un período práctico sobre evangelismo personal en
el seminario donde enseño, enviamos equipos de tres para que
transmitieran su fe en diversas partes de Nueva Orleans y en las
ciudades circundantes. Un equipo particular llevaba a cabo
encuestas evangelísticas en un complejo de departamentos en
Slidell, Louisiana, donde uno de nuestros estudiantes bilingües,
Steven, servía como pastor de una iglesia misionera de habla
hispana.
El equipo se encontró con una persona de habla hispana, así que
el estudiante bilingüe se ocupó de hablar y de compartir el
evangelio. Junto con otros estudiantes en la clase, quedé
maravillado al oír a uno de los miembros del equipo que no entendía
una palabra de español contarle a la clase su experiencia. Contó que
mientras Steven comenzaba a compartir el evangelio y ella
comenzaba a orar en silencio, pudo ver la lucha espiritual que tenía
lugar en el rostro del perdido. Siguió notando las diversas formas de
tensión que se reflejaban en este rostro. Y luego, vio un cambio
completo. A esta altura, Steven le comunicó que la persona estaba
aceptando a Cristo. Asombrada, la estudiante que no podía escuchar
con sus oídos, pudo ver el poder del evangelio a través de los ojos,
mientras observaba la transformación física que tenía lugar en el
rostro del nuevo creyente.
Esto sucedió porque el evangelismo es una batalla espiritual y el
Espíritu Santo obró en la conversión. Cuando nuestros amigos
perdidos confían en Cristo, el Espíritu Santo lleva a cabo la
52
conversión. Los perdidos no pueden salvarse a sí mismos; es una
obra de Dios (Juan 1:12–13; 1 Jn. 2:29; Tito 3:3–7).
Lleva de la muerte a la vida. El Espíritu Santo lleva al que está
muerto espiritualmente a la vida. En los escritos de Juan leemos:
«Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es
espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho: “Tienen que nacer
de nuevo”» (Juan 3:6-7). Pablo también destacó el rol del Espíritu
Santo en dar vida al nuevo creyente. «Él nos salvó, no por nuestras
propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó
mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el
Espíritu Santo» (Tito 3:5).
Sella al creyente. El Espíritu Santo no solo da vida, sino que
también sella al creyente en el momento de la conversión y hasta el
día de la redención. «No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el
cual fueron sellados para el día de la redención» (Ef. 4:30). No
somos sellados por los esfuerzos ni por los métodos evangelísticos
ni de seguimiento. Nuestra salvación está protegida y preservada
hasta el regreso de Cristo exclusivamente por la obra del Espíritu
Santo.
Imparte dones al creyente. Dios nos proporciona a los creyentes
lo que necesitamos para poner en práctica nuestra relación de fe con
Él y con quienes nos rodean. El Espíritu Santo no solo da vida a lo
que estaba muerto y sella al creyente hasta el regreso de Cristo, sino
que también imparte dones al creyente para usarlos en el servicio al
Señor para la expansión y el desarrollo de la iglesia. En diversas
partes del Nuevo Testamento, Pablo escribió sobre los dones dados
a los creyentes, pero más específicamente en 1 Cor. 12–14.
«A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu
para el bien de los demás» (1 Cor. 12:7). «Todo esto lo hace un
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mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo
determina. De hecho, aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos
miembros, y todos los miembros, no obstante ser muchos, forman
un solo cuerpo. Así sucede con Cristo» (1 Cor. 12:11-12).
El Espíritu Santo luego de la conversión
Confirma que somos hijos de Dios. Muchos dicen ser cristianos
pero tienen poca idea de lo que esto significa y mucho menos
reconocen a Cristo como quien perdona y guía sus vidas. Una vez,
tuve un compañero de béisbol que decía ser cristiano. Cuando le
pedí que me hablara sobre su relación con Cristo, recibí una
respuesta interesante. Dijo que cuando era pequeño, había ido al
funeral de su abuela, había llorado y luego, había sentido paz.
Muchas veces, luego de la conversión, a la persona le surgen
dudas respecto a si ha sido salva de verdad. Los creyentes se sienten
tentados a ofrecer seguridad. Aunque algunos pasajes de la Escritura
ayudan en términos de seguridad, solo el Espíritu Santo puede
confirmar que alguien es un hijo de Dios. «El Espíritu mismo le
asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios» (Rom. 8:16).
Es sabio no tratar de convencer a las personas de que son salvas,
en especial si su estilo de vida no produce el fruto de caminar con
Cristo. Pablo exhorta al individuo a probarse para ver si está en la
fe: «Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos.
¿No se dan cuenta de que Cristo Jesús está en ustedes? ¡A menos
que fracasen en la prueba!» (2 Cor. 13:5). Si alguien está en la duda,
también puedes proponerle que lea el Salmo 51 y 1 Juan, que hablan
específicamente de este problema.
Vive en los hijos de Dios. El Espíritu Santo no solo vive y está
activo en cada fase del evangelismo, sino que también vive y obra
dentro del creyente. «¿Acaso no saben que su

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