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1 EL ARTE BIZANTINO I. Contextualización histórica. El Imperio bizantino nace en el 395 cuando tras la muerte del emperador Teodosio, que legó a cada uno de sus dos hijos una de las partes: a Acadio, la parte oriental, con capital en Constantinopla, y a Honorio, la parte occidental, con capital en Rávena. Esta división no fue arbitraria. La economía, sociedad, lengua, que en la zona oriental era predominantemente griega. La cultura e incluso los ritos litúrgicos se diferenciaban mucho en las dos áreas del antiguo imperio. Características del Imperio Bizantino • Civilización eminentemente urbana. • Recupera el idioma y la identidad griega. • En derecho y administración sigue los patrones de la tradición romana. • Monarquía autocrática (monarquía absoluta de origen divino) • Cesaropapismo (intervención de la monarquía en asuntos religiosos). • Imperio fuertemente centralizado y burocratizado. 2 Con la caída en el 476 del Imperio Romano de Occidente, este territorio occidental se dividió en centros independientes de poder, los llamados reinos germánicos, y en consecuencia el Imperio de Oriente se convirtió en el único sucesor legítimo del Imperio Romano y principal potencia del Mediterráneo, tanto en el plano político como militar, económico y cultural. Al Imperio de Oriente se le va a denominar Imperio Bizantino porque Constantinopla era una antigua colonia griega fundada en el Bósforo en el siglo VII llamada Bizancio. La ciudad de Constantinopla. Constantino creó sobre esta colonia una nueva ciudad a la que dio su nombre. La extraordinaria importancia estratégica de Bizancio, junto al estrecho del Bósforo y llave de la ruta entre el Mediterráneo y el Mar Negro, con el añadido de poseer un puerto natural fácilmente defendible, todo ello decidió a Constantino para convertirla en el centro político y militar de la zona oriental del Imperio y a dotarla de edificios apropiados, avenidas, foros, hipódromos, el palacio imperial ya desaparecido y la basílica de Santa Sofía. Esos son los elementos que conforman la capital con la corte más lujosa y el esplendor cultural más importante de toda Europa durante mil años. Cuando el imperio se dividió, Constantinopla se convirtió en la capital del Imperio de Oriente, que por extensión de la palabra Bizancio fue denominado Imperio Bizantino. La capital del Imperio Bizantino se convirtió en una gran urbe que competía en esplendor y riqueza con la ciudad de Roma. En torno al emperador se situaba toda una corte de nobles y altas jerarquías eclesiásticas, que con sus palacios embellecían la ciudad. De todos los edificios que configuraron esta gran urbe, Santa Sofía es el único monumento que se ha conservado 3 hasta nuestros días: el Senado y el Palacio Imperial desaparecieron, y del Hipódromo no quedó, en la Constantinopla turca, más señal que la de su emplazamiento gracias al obelisco egipcio traído por Teodosio, con su base cubierta de esculturas. Durante toda la Edad Media se irguió en el centro de la espina. La superficie del Hipódromo forma hoy todavía la plaza del Al-Medián; sólo por él y por Santa Sofía se puede señalar el asiento de los demás edificios de este grupo monumental del centro de la ciudad de Bizancio, cuya posición conocemos por descripciones literarias. Las únicas construcciones del siglo IV que se conservan en Bizancio son sus famosas cisternas, cuya disposición no ofrece precedentes en la arquitectura romana. El área del recipiente está dividida en un cuadriculado por medio de hileras de columnas paralelas, sobre las cuales se apoyan ingeniosas bóvedas esféricas, que en seguida sugieren los sistemas de cúpulas del Oriente y hasta de la lejana Persia. Justiniano concibe el Imperio Romano como un imperio Cristiano. En el ideal de Justiniano se ven unidos fe y política. Era un gobernante obsesionado por conseguir un poder ilimitado. Él a sí mismo se considera representante de Dios en la tierra, y asume en consecuencia tanto el poder político como el religioso. Teóricamente, él admite que existen dos instituciones de poder paralelas, el político y el religioso, que no deben interferirse, pero este deseo de poder le convierte en la práctica en un "rex-sacerdos", un rey sacerdote, un césar-papa, creando un sistema político-religioso llamado "cesaropapismo". El cesaropapismo va a perdurar durante todo el periodo, el arte va a ser fundamentalmente áulico, al servicio del poder político. Las frecuentes representaciones del emperador en las obras de arte tratan de reflejar la solemnidad y majestuosidad que rodeaba a los soberanos y les convertía en símbolos del poder político y religioso. El arte Bizantino La evolución del arte paleocristiano motivará el nacimiento del arte Bizantino. Supone una asimilación entre las formas propias de la Religión Cristiana Ortodoxa y la influencia oriental (persa y musulmana), en la que se incorporan de elementos propios del mundo helenístico. La gran novedad estriba en que el arte Bizantino mantuvo también importantes rasgos de la cultura greco-latina, pudiendo considerarse un arte puente 4 entre la antigüedad y el futuro Renacimiento. Etapas del Arte Bizantino • Primera Edad de Oro: (s. IV- VIII). La época dorada de este arte coincide con la época de Justiniano. • Época Iconoclasta (s. VIII - XI) produjo una crisis artística acentuadísima, especialmente en el arte figurativo. • Segunda Edad de Oro: (s. XI-XV) Coincidiendo con el llamado “Renacimiento Macedónico” y con posterioridad con el reinado de la Dinastía de los Comemos. I Edad de Oro (s. IV-IX) Supone una continuación del arte Romano, a partir del siglo V se verá influenciado por las aportaciones del arte Cristiano Oriental, que pondrá las bases para su época de esplendor. El siglo VI, coincidiendo con el reinado del Emperador Justiniano, es una época de gran riqueza económica y esplendor en las artes, constituye la fase de mayor suntuosidad del período. Una de las principales características de su arquitectura fue la utilización de la bóveda y cúpula de herencia romana, pero con adelantos técnicos que las mejoraron: construyen sin cimbras, emplean piedras muy ligeras, porosas y elementos de cerámica huecos, con los que forman la red interior de estas construcciones, que después se cubren con materiales de adorno. La estructura de las iglesias bizantinas está basada en las técnicas constructivas romanas, aunque se organizaba para conseguir unos amplios espacios interiores acordes con las necesidades de la religión cristiana. Tiene diferentes funciones, significados y simbolismos, ya que es tanto un lugar para la reunión de los fieles y a la vez se exalta al Emperador y a la Iglesia. Su carácter trascendente y simbólico comienza con la orientación de las cabeceras hacia el este; la rígida estratificación de la sociedad bizantina se manifiesta claramente en la jerarquización de la utilización del espacio, con lugares reservados según la dignidad y el cargo; está presente también el simbolismo de las formas geométricas y del número, así por 5 ejemplo la forma circular de la cúpula, hace referencia a Dios, la Eternidad, las dos torres, aluden a la doble naturaleza de Cristo, las tres naves a la Trinidad, etc. Las plantas más utilizadas en la arquitectura bizantina son aquellas que tienden al plan central y suelen cubrirse con cúpula (imagen del cosmos, regido porDios), levantadas sobre pechinas (triángulos curvilíneos que permiten el paso de una planta cuadrada a la circular), con el sistema constructivo descrito arriba. Con el sistema de contrarresto usado, muchos de los muros son de relleno, sin función estructural, por lo que se horadan de ventanas, que dotan de iluminación al edificio, y los que quedan se recubren de mosaicos y/o pinturas. El arco es el de medio punto y el capitel característico tiene una forma tronco- piramidal invertida y a veces se superponen dos. Aunque hay numerosos ejemplos, las dos joyas del estilo son “Santa Sofía de Constantinopla” y “San Vital de Rávena”. Santa Sofía de Constantinopla El edificio conocido como Santa Sofía de Constantinopla o Divina Sabiduría (Hagia Sofia) fue mandado construir por el emperador Justiniano, durante el período artístico conocido como Primera Edad de Oro del arte bizantino. Su ámbito cronológico abarca desde el año 532 al 537 y sus autores fueron Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto. Los materiales usados fueron piedra y ladrillo para los muros, mármoles de colores para Tiene planta cuadrada exteriormente, pero centralizada de base poligonal en su interior. 6 las columnas y el pavimento, planchas de cobre en el interior, etc. Su planta conjuga magistralmente dos tipologías conocidas, la basilical y la de cruz griega cubierta por una gran cúpula. De la basílica toma las tres naves (la central más ancha que las laterales) y el ábside y de la segunda, la cruz griega inscrita en un rectángulo. La enorme cúpula se levanta a 55 metros del suelo, con un diámetro de 31 7 metros. Se apoya en cuatro grandes machones que, a través de cuatro triángulos curvilíneos (pechinas) permiten el paso de la planta cuadrada a la circular. En Santa Sofía contrasta enormemente el distinto tratamiento que se le da al interior y al exterior del edificio. En el exterior, el edificio se concebía como un ejemplo de equilibrio, con nítidos volúmenes, que dejaban traslucir la estructura interna, con los materiales desnudos, sin decorar. Recordemos que los minaretes que presenta en la actualidad son un añadido posterior a la toma de los turcos de Constantinopla, cuando se convirtió en mezquita. En el interior, en cambio, el efecto es otro. Se trata del espacio más importante, dominado por la gran cúpula que, a causa de las ventanas del tambor parece estar ingrávida, elevándose en el aire. Como los muros interiores estaban totalmente decorados, la intensa luz al derramarse sobre ellos, crea una sensación de irrealidad, de espacio realmente “mágico”. La cúpula acentúa la concepción de espacio central (símbolo celeste por estar más cerca del cielo, por tanto representa a la Divinidad, que también se manifiesta por la luz que emana de ella), aunque no debemos olvidar que columnas, exedras y casquetes crean también una tensión longitudinal de esencia basilical. 8 Los mosaicos, de inspiración cristiana y de un colorido y riqueza extraordinaria, se realizaron entre los siglos IX y XII. En el siglo XIX se ocultaron cubriéndolos con yeso, en 1932 se destaparon, y después de un largo proceso de restauración, en 1964 se expusieron al público. En la nave central nos encontramos con otra de las peculiaridades de Santa Sofía, la tribuna, en la que le monarca tiene su trono. En las laterales destaca también la galería de arcos. Los muros están muy perforados por vanos, y varios arcos hacen reposar el peso de la cúpula sobre pilares. Esta iglesia es un lugar dedicado tanto a la glorificación de Dios como del Emperador, con una jerarquización del espacio que deja traslucir el rígido protocolo de la corte, reflejo de la influencia oriental en la cultura bizantina. SAN VITAL DE RÁVENA, siglo VI Es uno de los máximos exponentes de la arquitectura bizantina. Se comenzó a construir en la segunda década del siglo VI y se concluyó entre los años 546 y 548. El arquitecto pudo ser occidental, pero conocedor de la arquitectura que se estaba creando en la corte de Constantinopla. La iglesia de San Vital de Rávena se convertirá en la iglesia oficial Imperio Romano Occidental. A primeros del siglo X se instala al lado de la basílica un convento de monjes benedictinos. Debido a las nuevas necesidades, el atrio existente fue transformado en claustro realizándose un nuevo acceso al noreste para los laicos. En el siglo XIII se añadiría una torre campanile. En el XVI por problemas de infiltraciones fue necesario elevar el pavimento en 80 cm, al mismo tiempo se renovó el presbiterio y se 9 eliminó el ciborio insertando un coro de madera. Con posterioridad se realizaron obras para la reconstrucción del claustro y a finales del siglo XVII fue necesario reemplazar la torre campanile, que había sido destruida por un terremoto. A principios del siglo pasado se realizaron una serie de obras para devolver a su estado original el interior del edificio. La planta está formada por dos octógonos, uno inscrito dentro de otro. El central con pilares se extiende hasta el deambulatorio mediante siete nichos formados por ocho columnas. La cúpula está sobre un gran tambor con ventanas, sobre la parte central de la planta sobre elevada. En torno a la cúpula está el deambulatorio que presenta dos pisos, uno bajo y la tribuna. En sus inicios, la cubierta del deambulatorio era de madera pero en la Edad Media se cubrió con bóveda. Tiene un gran presbiterio en el octógono interior, formado por dos partes: tramo recto que ocupa la anchura del deambulatorio y remate en exedra. El ábside, de forma poligonal, está flanqueado por dos torrecillas rectangulares y dos capillas circulares. En extremo opuesto en posición 10 oblicua se sitúa el nártex, de forma rectangular. Antecede al nártex un atrio porticado en tres de sus lados que es uno de los accesos al edificio. Las otras dos entradas están situadas a los lados de las capillas. El exterior está construido en ladrillo, de características similares a los de Constantinopla, son más delgados y largos que los utilizados en anteriores edificaciones realizadas en Rávena. La decoración musiva1 se conserva exclusivamente en el ábside (tramo recto y exedra) y el presbiterio. Entre los mosaicos destaca el que representa al Cristo Redentor. Dentro del ábside, en las paredes de ambos lados, se hallan dos paneles en los que se representa al emperador Justiniano y a su esposa Teodora. En el lado del Evangelio aparece el emperador vistiendo un manto de seda púrpura, el color exclusivamente reservado a la autoridad, como elegido de Dios, lleva en sus manos la ofrenda litúrgica del pan eucarístico. Aparece rodeado por dignatarios de su corte, vestidos de blanco y de púrpura, entre ellos e arzobispo de Rávena, Maximiano. En el lado de la epístola, está situado el mosaico protagonizado por su esposa Teodora y su séquito. La emperatriz aparece engalanada con joyas, ataviada también con el manto púrpura bordada en oro con las figuras de los tres Magos, lleva la aureola y la corona como su marido. Y en este caso, 1 La Musivaria es el arte del mosaico. El vocablo griego μοῦσα, significa musa, del que deriva la palabra latina musivus. Los romanos consideraban que el arte de realizar mosaicos únicamente podía ser elaboradopor musas o por artistas favorecidos por ellas. 11 ella sostiene un cáliz, la ofrenda del vino para la Eucaristía. Uno de los miembros de la corte sostiene una cortina entreabierta que, como una puerta, hace alusión a la Iglesia, en cuyo interior se encuentra la fuente de la Gracia de la que emana el agua bendita que proporciona la salvación. San Apolinar in Classe, siglo VI, Rávena Esta basílica junto a San Vital, representa uno de los mejores ejemplos de los templos bizantinos. Es de planta basilical está dividida en tres naves separadas por columnas con base en forma de pilar que soportan arcos de medio punto. La nave central de mayor altura, dispone de una hilera de vanos a cada uno de los lados para iluminar el interior del templo. El austero exterior del edificio contrasta con la decoración del interior a base de mosaicos, aunque restringida a la zona de la cabecera y el arco de triunfo que da acceso al ábside principal, donde aparece un gran Pantocrator así como la cruz patada de los bárbaros. San Apolinar el Nuevo (556-565) Rávena. Presenta las características propias de las basílicas tradicionales tardo- romanas, herencia de las basílicas paleocristianas, su interior se distribuye en tres naves con nártex. No tiene tribuna, y la diferencia de altura entre las naves laterales y la central se llena de ventanas y se decora con mosaicos Monasterio de Santa Catalina, siglo VI, Monte Sinaí, Egipto Santa Elena, madre del emperador Constantino I el Grande, mandó construir una capilla en el lugar donde según la tradición Moisés habló con Dios en el episodio bíblico de la "zarza ardiente". Posteriormente el emperador Justiniano I mandó construir un monasterio en aquel lugar, junto a la capilla mencionada. El monasterio tiene gran importancia debido a su antigua y valiosa biblioteca que guarda la segunda colección más extensa de códices y manuscritos del mundo, sólo superada en número de ejemplares por la Biblioteca Vaticana.
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