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1	
EL ARTE BIZANTINO I. 
Contextualización	histórica.		
 
El	Imperio	bizantino	nace	en	el	395	cuando	tras	la	muerte	del	emperador	
Teodosio,	que	legó	a	cada	uno	de	sus	dos	hijos	una	de	las	partes:	a	Acadio,	
la	 parte	 oriental,	 con	 capital	 en	 Constantinopla,	 y	 a	 Honorio,	 la	 parte	
occidental,	con	capital	en	Rávena.	
	
	
	
Esta	división	no	 fue	arbitraria.	 La	economía,	 sociedad,	 lengua,	que	
en	la	zona	oriental	era	predominantemente	griega.	La	cultura	e	incluso	los	
ritos	 litúrgicos	 se	 diferenciaban	 mucho	 en	 las	 dos	 áreas	 del	 antiguo	
imperio.	
	
Características del Imperio Bizantino 
• Civilización eminentemente urbana. 
• Recupera el idioma y la identidad griega. 
• En derecho y administración sigue los patrones de la 
tradición romana. 
• Monarquía autocrática (monarquía absoluta de origen 
divino) 
• Cesaropapismo (intervención de la monarquía en 
asuntos religiosos). 
• Imperio fuertemente centralizado y burocratizado. 
	
	 2	
Con	 la	caída	en	el	476	del	 Imperio	Romano	de	Occidente,	este	 territorio	
occidental	 se	 dividió	 en	 centros	 independientes	 de	 poder,	 los	 llamados	
reinos	germánicos,	 y	 en	 consecuencia	el	 Imperio	de	Oriente	 se	 convirtió	
en	el	único	sucesor	legítimo	del	Imperio	Romano	y	principal	potencia	del	
Mediterráneo,	 tanto	 en	 el	 plano	 político	 como	 militar,	 económico	 y	
cultural.	
	
Al	 Imperio	 de	 Oriente	 se	 le	 va	 a	 denominar	 Imperio	 Bizantino	 porque	
Constantinopla	era	una	antigua	colonia	griega	fundada	en	el	Bósforo	en	el	
siglo	VII	llamada	Bizancio.	
	
La	ciudad	de	Constantinopla.		
	
Constantino	 creó	 sobre	 esta	 colonia	 una	 nueva	 ciudad	 a	 la	 que	 dio	 su	
nombre.		
	
La	 extraordinaria	 importancia	 estratégica	 de	 Bizancio,	 junto	 al	 estrecho	
del	Bósforo	y	llave	de	la	ruta	entre	el	Mediterráneo	y	el	Mar	Negro,	con	el	
añadido	 de	 poseer	 un	 puerto	 natural	 fácilmente	 defendible,	 todo	 ello	
decidió	a	Constantino	para	convertirla	en	el	centro	político	y	militar	de	la	
zona	 oriental	 del	 Imperio	 y	 a	 dotarla	 de	 edificios	 apropiados,	 avenidas,	
foros,	 hipódromos,	 el	 palacio	 	imperial	 ya	 desaparecido	 y	 la	 basílica	 de	
Santa	Sofía.	Esos	son	los	elementos	que	conforman	la	capital	con	la	corte	
más	lujosa	y	el	esplendor	cultural	más	importante	de	toda	Europa	durante	
mil	años.	Cuando	el	 imperio	 se	dividió,	Constantinopla	 se	convirtió	en	 la	
capital	 del	 Imperio	de	Oriente,	que	por	extensión	de	 la	palabra	Bizancio	
fue	denominado	Imperio	Bizantino.	
	
La	capital	del	 Imperio	Bizantino	se	
convirtió	 en	 una	 gran	 urbe	 que	
competía	 en	 esplendor	 y	 riqueza	
con	la	ciudad	de	Roma.	En	torno	al	
emperador	 se	 situaba	 	 toda	 una	
corte	 de	 nobles	 y	 altas	 jerarquías	
eclesiásticas,	 que	 con	 sus	 palacios	
embellecían	la	ciudad.		
	
De	 todos	 los	 edificios	 que	
configuraron	 esta	 gran	 urbe,		
Santa	 Sofía	 es	 el	 único	
monumento	que	se	ha	conservado	
	 3	
hasta	nuestros	días:	el	Senado	y	el	Palacio	Imperial	desaparecieron,	y	del	
Hipódromo	no	quedó,	en	la	Constantinopla	turca,	más	señal	que	la	de	su	
emplazamiento	 gracias	 al	 obelisco	 egipcio	 traído	 por	 Teodosio,	 con	 su	
base	 cubierta	de	esculturas.	Durante	 toda	 la	 Edad	Media	 se	 irguió	 en	el	
centro	 de	 la	 espina.	 La	 superficie	 del	 Hipódromo	 forma	 hoy	 todavía	 la	
plaza	 del	 Al-Medián;	 sólo	 por	 él	 y	 por	 Santa	 Sofía	 se	 puede	 señalar	 el	
asiento	de	los	demás	edificios	de	este	grupo	monumental	del	centro	de	la	
ciudad	de	Bizancio,	cuya	posición	conocemos	por	descripciones	literarias.	
	
Las	únicas	construcciones	del	siglo	IV	que	se	conservan	en	Bizancio	son	sus	
famosas	 cisternas,	 cuya	 disposición	 no	 ofrece	 precedentes	 en	 la	
arquitectura	 romana.	 El	 área	 del	 recipiente	 está	 dividida	 en	 un	
cuadriculado	por	medio	de	hileras	de	columnas	paralelas,	sobre	las	cuales	
se	 apoyan	 ingeniosas	 bóvedas	 esféricas,	 que	 en	 seguida	 sugieren	 los	
sistemas	de	cúpulas	del	Oriente	y	hasta	de	la	lejana	Persia.	
	
Justiniano	 concibe	 el	 Imperio	 Romano	 como	 un	 imperio	 Cristiano.	 En	 el	
ideal	 de	 Justiniano	 se	 ven	 unidos	 fe	 y	 política.	 Era	 un	 gobernante	
obsesionado	por	conseguir	un	poder	ilimitado.	Él	a	sí	mismo	se	considera	
representante	 de	 Dios	 en	 la	 tierra,	 y	 asume	 en	 consecuencia	 tanto	 el	
poder	político	como	el	religioso.	Teóricamente,	él	admite	que	existen	dos	
instituciones	 de	 poder	 paralelas,	 el	 político	 y	 el	 religioso,	 que	 no	 deben	
interferirse,	 pero	 este	 deseo	 de	 poder	 le	 convierte	 en	 la	 práctica	 en	 un	
"rex-sacerdos",	 un	 rey	 sacerdote,	 un	 césar-papa,	 creando	 un	 sistema	
político-religioso	llamado	"cesaropapismo".	
	
El	cesaropapismo	va	a	perdurar	durante	todo	el	periodo,	el	arte	va	a	ser	
fundamentalmente	 áulico,	 al	 servicio	 del	 poder	 político.	 Las	 frecuentes	
representaciones	del	emperador	en	las	obras	de	arte	tratan	de		reflejar	la	
solemnidad	y	majestuosidad	que	rodeaba	a	los	soberanos	y	 les	convertía	
en	símbolos	del	poder	político	y	religioso.	
	
El	arte	Bizantino	
	
La	 evolución	 del	 arte	 paleocristiano	 motivará	 el	 nacimiento	 del	 arte	
Bizantino.	Supone	una	asimilación		entre	las	formas	propias	de	la	Religión	
Cristiana	Ortodoxa	y	la	influencia	oriental	(persa	y	musulmana),	en	la	que	
se	 	 incorporan	 de	 elementos	 propios	 del	 mundo	 helenístico.	 La	 gran	
novedad	 estriba	 en	 que	 el	 arte	 Bizantino	mantuvo	 también	 importantes	
rasgos	 de	 la	 cultura	 greco-latina,	 pudiendo	 considerarse	 un	 arte	 puente	
	 4	
entre	la	antigüedad	y	el	futuro	Renacimiento.		
	
Etapas	del	Arte	Bizantino	
• Primera	 Edad	 de	 Oro:	 (s.	 IV-	 VIII).	 La	 época	 dorada	 de	 este	 arte	
coincide	con	la	época	de	Justiniano.	
• Época	 Iconoclasta	 (s.	 VIII	 -	 XI)	 produjo	 una	 crisis	 artística	
acentuadísima,	especialmente	en	el	arte	figurativo.	
• Segunda	 Edad	 de	 Oro:	 (s.	 XI-XV)	 Coincidiendo	 con	 el	 llamado	
“Renacimiento	Macedónico”	y	con	posterioridad	con	el	 reinado	de	
la	Dinastía	de	los	Comemos.	
	
I	Edad	de	Oro	(s.	IV-IX)	
	
Supone	 una	 continuación	 del	 arte	 Romano,	 a	 partir	 del	 siglo	 V	 se	 verá	
influenciado	por	 las	aportaciones	del	arte	Cristiano	Oriental,	que	pondrá	
las	bases	para	su	época	de	esplendor.	
	
El	 siglo	VI,	 coincidiendo	con	el	 reinado	del	Emperador	 Justiniano,	es	una	
época	de	gran	 riqueza	económica	y	esplendor	en	 las	artes,	 constituye	 la	
fase	de	mayor	suntuosidad	del	período.		
	
Una	de	 las	principales	características	de	su	arquitectura	 fue	 la	utilización	
de	 la	bóveda	y	 cúpula	de	herencia	 romana,	pero	 con	adelantos	 técnicos	
que	las	mejoraron:	construyen	sin	cimbras,	emplean	piedras	muy	ligeras,	
porosas	 y	 elementos	 de	 cerámica	 huecos,	 con	 los	 que	 forman	 la	 red	
interior	de	estas	construcciones,	que	después	se	cubren	con	materiales	de	
adorno.	
 
La	 estructura	 de	 las	 iglesias	 bizantinas	 está	 basada	 en	 las	 técnicas	
constructivas	romanas,	aunque	se	organizaba	para	conseguir	unos	amplios		
espacios	 	 interiores	 acordes	 con	 las	 necesidades	 de	 la	 religión	 cristiana.	
Tiene	diferentes	funciones,	significados	y	simbolismos,	ya	que	es	tanto	un	
lugar	para	la	reunión	de	los	fieles	y	a	la	vez	se	exalta	al	Emperador	y	a	la	
Iglesia.	
	
Su	 carácter	 trascendente	 y	 simbólico	 comienza	 con	 la	 orientación	de	 las	
cabeceras	hacia	el	este;	la	rígida	estratificación	de	la	sociedad	bizantina	se	
manifiesta	 claramente	 en	 la	 jerarquización	 de	 la	 utilización	 del	 espacio,	
con	 lugares	 reservados	 según	 la	 dignidad	 y	 el	 cargo;	 está	 presente	
también	 el	 simbolismo	de	 las	 formas	 geométricas	 y	 del	 número,	 así	 por	
	 5	
ejemplo	 la	 forma	 circular	 de	 la	 cúpula,	 hace	 referencia	 a	 Dios,	 la	
Eternidad,	 las	dos	 torres,	aluden	a	 la	doble	naturaleza	de	Cristo,	 las	 tres	
naves	a	la	Trinidad,	etc.	
	
Las	plantas	más	utilizadas	en	
la	arquitectura	bizantina	son	
aquellas	que	tienden	al	plan	
central	y	suelen	cubrirse	con	
cúpula	 (imagen	 del	 cosmos,	
regido	porDios),	 levantadas	
sobre	 pechinas	 (triángulos	
curvilíneos	 que	 permiten	 el	
paso	 de	 una	 planta	
cuadrada	 a	 la	 circular),	 con	
el	sistema	constructivo	descrito	arriba.		
	
Con	 el	 sistema	 de	 contrarresto	 usado,	
muchos	de	los	muros	son	de	relleno,	sin	
función	 estructural,	 por	 lo	 que	 se	
horadan	 de	 ventanas,	 que	 dotan	 de	
iluminación	al	edificio,	y	 los	que	quedan	
se	recubren	de	mosaicos	y/o	pinturas.		
	
El	arco	es	el	de	medio	punto	y	el	capitel	
característico	 tiene	 una	 forma	 tronco-
piramidal	 invertida	 y	 a	 veces	 se	
superponen	dos.	
	
Aunque	 hay	 numerosos	 ejemplos,	 las	
dos	 joyas	 del	 estilo	 son	 “Santa	 Sofía	 de	
Constantinopla”	y	“San	Vital	de	Rávena”. 
	
Santa Sofía de Constantinopla 
 
El	edificio	conocido	como	Santa	Sofía	de	Constantinopla	o	Divina	Sabiduría	
(Hagia	Sofia)	fue	mandado	construir	por	el	emperador	Justiniano,	durante	
el	 período	 artístico	 conocido	 como	 Primera	 Edad	 de	 Oro	 del	 arte	
bizantino.	 Su	 ámbito	 cronológico	 abarca	 desde	 el	 año	 532	 al	 537	 y	 sus	
autores	 fueron	 Antemio	 de	 Tralles	 e	 Isidoro	 de	 Mileto.	 Los	 materiales	
usados	fueron	piedra	y	ladrillo	para	los	muros,	mármoles	de	colores	para	
Tiene	planta	cuadrada	exteriormente,	pero	
centralizada	de	base	poligonal	en	su	interior.		
	 6	
las	columnas	y	el	pavimento,	planchas	de	cobre	en	el	interior,	etc.	
	
	
Su	planta	conjuga	magistralmente	dos	tipologías	conocidas,	la	basilical	y	la	
de	 cruz	griega	 cubierta	por	una	gran	 cúpula.	De	 la	basílica	 toma	 las	 tres	
naves	(la	central	más	ancha	que	las	laterales)	y	el	ábside	y	de	la	segunda,	
la	cruz	griega	inscrita	en	un	rectángulo.		
La	enorme	cúpula	se	levanta	a	55	metros	del	suelo,	con	un	diámetro	de	31	
	 7	
metros.	 Se	 apoya	 en	 cuatro	 grandes	machones	 que,	 a	 través	 de	 cuatro	
triángulos	curvilíneos	(pechinas)	permiten	el	paso	de	la	planta	cuadrada	a	
la	circular.		
	
En	 Santa	 Sofía	 contrasta	 enormemente	el	 distinto	 tratamiento	que	 se	 le	
da	al	interior	y	al	exterior	del	edificio.		
	
En	 el	 exterior,	 el	 edificio	 se	
concebía	 como	 un	 ejemplo	
de	 equilibrio,	 con	 nítidos	
volúmenes,	 que	 dejaban	
traslucir	la	estructura	interna,	
con	 los	materiales	 desnudos,	
sin	decorar.	Recordemos	que	
los	 minaretes	 que	 presenta	
en	 la	 actualidad	 son	 un	
añadido	 posterior	 a	 la	 toma	
de	 los	 turcos	 de	
Constantinopla,	 cuando	 se	
convirtió	en	mezquita.	
En	 el	 interior,	 en	 cambio,	 el	
efecto	 es	 otro.	 Se	 trata	 del	
espacio	 más	 importante,	
dominado	 por	 la	 gran	 cúpula	
que,	a	 causa	de	 las	ventanas	del	
tambor	 parece	 estar	 ingrávida,	
elevándose	 en	 el	 aire.	 Como	 los	
muros	 interiores	 estaban	
totalmente	decorados,	la	intensa	
luz	 al	 derramarse	 sobre	 ellos,	
crea	una	sensación	de	irrealidad,	
de	 espacio	 realmente	 “mágico”.	
La	 cúpula	 acentúa	 la	 concepción	
de	 espacio	 central	 (símbolo	
celeste	 por	 estar	 más	 cerca	 del	
cielo,	por	tanto	representa	a	 la	Divinidad,	que	también	se	manifiesta	por	
la	 luz	 que	 emana	 de	 ella),	 aunque	 no	 debemos	 olvidar	 que	 columnas,	
exedras	 y	 casquetes	 crean	 también	 una	 tensión	 longitudinal	 de	 esencia	
basilical.	
	 8	
Los	mosaicos,	de	inspiración	cristiana	y	de	un	
colorido	 y	 riqueza	 extraordinaria,	 se	
realizaron	entre	 los	siglos	 IX	y	XII.	En	el	siglo	
XIX	 se	 ocultaron	 cubriéndolos	 con	 yeso,	 en	
1932	 se	 destaparon,	 y	 después	 de	 un	 largo	
proceso	 de	 restauración,	 en	 1964	 se	
expusieron	al	público.	
	
En	la	nave	central	nos	encontramos	con	otra	
de	las	peculiaridades	de	Santa	Sofía,	la	
tribuna,	en	la	que	le	monarca	tiene	su	trono.	
En	las	laterales	destaca	también	la	galería	de	
arcos.	Los	muros	están	muy	perforados	por	
vanos,	y	varios	arcos	hacen	reposar	el	peso	
de	la	cúpula	sobre	pilares.		
	
Esta	iglesia	es	un	lugar	dedicado	tanto	a	la	glorificación	de	Dios	como	del	
Emperador,	con	una	jerarquización	del	espacio	que	deja	traslucir	el	rígido	
protocolo	 de	 la	 corte,	 reflejo	 de	 la	 influencia	 oriental	 en	 la	 cultura	
bizantina.	
	
SAN	VITAL	DE	RÁVENA,	siglo	VI	
Es	 uno	 de	 los	 máximos	
exponentes	 de	 la	 arquitectura	
bizantina.	 Se	 comenzó	 a	
construir	en	 la	segunda	década	
del	siglo	VI		y	se	concluyó	entre	
los	 años	 	 546	 y	 548.	 El	
arquitecto	pudo	ser	occidental,	
pero	 conocedor	 de	 la	
arquitectura	 que	 se	 estaba	
creando	 en	 la	 corte	 de	
Constantinopla.	 La	 iglesia	 de	
San	 Vital	 de	 Rávena	 se	 convertirá	 en	 la	 iglesia	 oficial	 Imperio	 Romano	
Occidental.	 	 A	 primeros	 del	 siglo	 X	 se	 instala	 al	 lado	 de	 la	 basílica	 un	
convento	 de	 monjes	 benedictinos.	 Debido	 a	 las	 nuevas	 necesidades,	 el	
atrio	existente	fue	transformado	en	claustro	realizándose	un	nuevo	acceso	
al	noreste	para	los	laicos.	En	el	siglo	XIII	se	añadiría	una	torre	campanile.	
En	 el	 XVI	 por	 problemas	 de	 infiltraciones	 fue	 necesario	 elevar	 el	
pavimento	 en	 80	 cm,	 al	 mismo	 tiempo	 se	 renovó	 el	 presbiterio	 y	 se	
	 9	
eliminó	 el	 ciborio	 insertando	 un	 coro	 de	 madera.	 Con	 posterioridad	 se	
realizaron	 obras	 para	 la	 reconstrucción	 del	 claustro	 y	 a	 finales	 del	 siglo	
XVII	fue	necesario	reemplazar	la	torre	campanile,	que	había	sido	destruida	
por	un	terremoto.	A	principios	del	siglo	pasado	se	realizaron	una	serie	de	
obras	para	devolver	a	su	estado	original	el	interior	del	edificio.	
	
La	planta	está	formada	por	dos	octógonos,	uno	inscrito	dentro	de	otro.	El	
central	 con	 pilares	 se	 extiende	 hasta	 el	 deambulatorio	 mediante	 siete	
nichos	 formados	 por	 ocho	 columnas.	 La	
cúpula	 está	 sobre	 un	 gran	 tambor	 con	
ventanas,	 sobre	 la	 parte	 central	 de	 la	
planta	sobre	elevada.	En	torno	a	la	cúpula		
está	 el	 deambulatorio	 que	 presenta	 dos	
pisos,	uno	bajo	y	la	tribuna.		En	sus	inicios,	
la	 cubierta	 del	 deambulatorio	 era	 de	
madera	 pero	 en	 la	 Edad	Media	 se	 cubrió	
con	bóveda.		
	
Tiene	 un	 gran	 presbiterio	 en	 el	 octógono	
interior,	 formado	 por	 dos	 partes:	 tramo	
recto	 que	 ocupa	 la	 anchura	 del	
deambulatorio	y	remate	en	exedra.		
	
El	 ábside,	 de	 forma	 poligonal,	 está	 flanqueado	 por	 dos	 torrecillas	
rectangulares	 y	 dos	 capillas	 circulares.	 	 En	 extremo	opuesto	 en	 posición	
	 10	
oblicua	 se	 sitúa	 el	 nártex,	 de	 forma	 rectangular.	 Antecede	 al	 nártex	 un	
atrio	porticado	en	tres	de	sus	lados	que	es	uno	de	los	accesos	al	edificio.	
Las	otras	dos	entradas	están	situadas	a	los	lados	de	las	capillas.	
	
El	exterior	está	construido	en	ladrillo,	de	características	similares	a	los	de	
Constantinopla,	son	más	delgados	y	largos	que	los	utilizados	en	anteriores	
edificaciones	 realizadas	 en	 Rávena.	 	 	 La	 decoración	musiva1	se	 conserva	
exclusivamente	en	el	ábside	(tramo	recto	y	exedra)	y	el	presbiterio.		Entre	
los	 mosaicos	 	 destaca	 el	 que	 representa	 al	 Cristo	 Redentor.	 Dentro	 del	
ábside,	en	las	paredes	de	ambos	lados,	se	hallan	dos	paneles	en	los	que	se	
representa	al	emperador	Justiniano	y	a	su	esposa	Teodora.	
	
En	 el	 lado	 del	 Evangelio	
aparece	 el	 emperador	
vistiendo	 un	 manto	 de	
seda	 púrpura,	 el	 color	
exclusivamente	 reservado	
a	 la	 autoridad,	 	 como	
elegido	 de	 Dios,	 lleva	 en	
sus	 manos	 la	 ofrenda	
litúrgica	 del	 pan	
eucarístico.	 Aparece	
rodeado	 por	 	 dignatarios	
de	 su	corte,	 vestidos	de	blanco	y	de	púrpura,	entre	ellos	e	arzobispo	de	
Rávena,	Maximiano.	
	
	En	 el	 lado	 de	 la	 epístola,	
está	 situado	 el	 mosaico	
protagonizado	 por	 su	
esposa	 Teodora	 y	 su	
séquito.	 La	 emperatriz	
aparece	 engalanada	 con	
joyas,	ataviada	también	con	
el	 manto	 púrpura	 bordada	
en	oro	con	las	figuras	de	los	
tres	Magos,	 lleva	 la	aureola	y	 la	corona	como	su	marido.	Y	en	este	caso,	
																																																								
1	La	Musivaria	 es	 el	 arte	 del	mosaico.	 	 El	 vocablo	 griego	 μοῦσα,	 significa	musa,	 del	 que	
deriva	 la	 palabra	 latina	 musivus.	 Los	 romanos	 consideraban	 que	 el	 arte	 de	 realizar	
mosaicos	únicamente	podía	ser	elaboradopor	musas	o	por	artistas	favorecidos	por	ellas.	
	
	 11	
ella	 sostiene	 un	 cáliz,	 la	 ofrenda	 del	 vino	 para	 la	 Eucaristía.	 Uno	 de	 los	
miembros	 de	 la	 corte	 sostiene	 una	 cortina	 entreabierta	 que,	 como	 una	
puerta,	hace	alusión	a	la	Iglesia,	en	cuyo	interior	se	encuentra	la	fuente	de	
la	Gracia	de	la	que	emana	el	agua	bendita	que	proporciona	la	salvación.	
	
San Apolinar in Classe, siglo VI, Rávena 
Esta basílica junto a San Vital, representa uno de los mejores ejemplos 
de los templos bizantinos. Es de planta basilical está dividida en tres 
naves separadas por columnas con base en forma de pilar que 
soportan arcos de medio punto. La nave central de mayor altura, 
dispone de una hilera de vanos a cada uno de los lados para iluminar 
el interior del templo. 
El austero exterior del edificio 
contrasta con la decoración del 
interior a base de mosaicos, 
aunque restringida a la zona de 
la cabecera y el arco de triunfo 
que da acceso al ábside 
principal, donde aparece un gran 
Pantocrator así como la cruz 
patada de los bárbaros. 
 
San	Apolinar	el	Nuevo	(556-565)	Rávena.	
Presenta	 las	 características	 propias	 de	 las	 basílicas	 tradicionales	 tardo-	
romanas,	herencia	de	las	basílicas	paleocristianas,	su	interior	se	distribuye	
en	tres	naves	con	nártex.	No	tiene	tribuna,	y	la	diferencia	de	altura	entre	
las	 naves	 laterales	 y	 la	 central	 se	 llena	 de	 ventanas	 y	 se	 decora	 con	
mosaicos	
	
Monasterio	de	Santa	Catalina,	siglo	VI,	Monte	Sinaí,	Egipto	
Santa	 Elena,	 madre	 del	 emperador	 Constantino	 I	 el	 Grande,	 mandó	
construir	una	capilla	en	el	lugar	donde	según	la	tradición	Moisés	habló	con	
Dios	 en	 el	 episodio	 bíblico	 de	 la	 "zarza	 ardiente".	 Posteriormente	 el	
emperador	 Justiniano	 I	 mandó	 construir	 un	 monasterio	 en	 aquel	 lugar,	
junto	 a	 la	 capilla	 mencionada.	 	 El	 monasterio	 tiene	 gran	 importancia	
debido	a	su	antigua	y	valiosa	biblioteca	que	guarda	 la	segunda	colección	
más	 extensa	 de	 códices	 y	 manuscritos	 del	 mundo,	 sólo	 superada	 en	
número	de	ejemplares	por	la	Biblioteca	Vaticana.

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