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TFG_Beatriz Vera Polo

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1 
 
INTRODUCCIÓN 
Diodoro Crono y la filosofía megárica 
El presente Trabajo de Fin de Grado ofrece una traducción anotada de los 
testimonios existentes sobre la vida y la doctrina del filósofo Diodoro Crono. 
Diodoro Crono es considerado tradicionalmente como un filósofo adscrito a la 
escuela de Mégara, una de las escuelas socráticas peor conocidas, ya que las obras 
originales de sus miembros han desaparecido, salvo una pequeña cantidad de 
fragmentos1. Su actividad más representativa fue la dialéctica, la cual incluso llegó a 
eclipsar al resto de su actividad filosófica. Esta dialéctica es heredera de la sofística del 
siglo V a.C., de la que toman la importancia del logos (argumento o discurso), y 
consiste en la argumentación mediante preguntas y respuestas. Esto no puede 
considerarse en conjunto como un mero juego erístico sino como una posición filosófica 
determinada que refleja las posibilidades y la eficacia del logos. Dicha actividad tiene 
como resultado consideraciones propiamente lógicas y un marcado interés por la teoría 
del lenguaje, siendo éste fundamental en autores como Diodoro, quien desarrolló 
argumentos sobre la validez de las proposiciones condicionales. La tradición nos ha 
legado un contenido muy diversificado de la dialéctica megárica, no solo argumentos 
interesantes, sino también diversos sofismas. Los sofismas aparentemente lúdicos que 
podrían parecer simples juegos de palabras realmente nos demuestran un interés teórico 
por el lenguaje. La labor lógica de la escuela de Mégara se refleja en la intención de 
determinar la veracidad de enunciados complejos en función de la de sus componentes. 
Otro importante aporte de la filosofía de la escuela de Mégara, principalmente 
desarrollado por Diodoro y Filón, es la lógica modal, entendiendo como modalidades 
propiedades de las proposiciones o de los estados de las cosas2. 
 
1 Los pasajes que aluden a los Megáricos han sido reunidos y editados por K. Döring (DÖRING 1972) y G. 
Giannantoni (GIANNANTONI 1990) y han sido traducidos al italiano por L. Montoneri (MONTONERI 1984) 
y al francés por R. Muller (MULLER 1985). 
2 Ofrecen estudios generales sobre los Megáricos R. Muller (MULLER 1988) y L. Montoneri (MONTONERI 
1984, pp. 13-226), además de las obras de K. Döring y G. Giannantoni citadas en la nota 1. Sobre la 
lógica megárica hay buenos resúmenes en S. Bobzien (BOBZIEN 2011; BOBZIEN 1999, pp. 89-92), W. 
Kneale y M. Kneale (KNEALE-KNEALE 1971, pp. 113-138) y I. M. Bocheński (BOCHEŃSKI 1951, pp. 77-
102). 
Los megáricos 
2 
 
El destino de la escuela de Mégara se halla fuertemente ligado a los estoicos 
(mediante la figura de Zenón de Citio, discípulo de Estilpón y Diodoro Crono, fundador 
del estoicismo), a quienes se considera herederos y continuadores de su filosofía, sobre 
todo en materia de lógica. Algunas de las contribuciones menos contestadas de la 
escuela de Mégara nos han sido, en efecto, transmitidas bajo el nombre de los filósofos 
estoicos. Aunque sin duda la filosofía megárica tuvo también incontestables efectos 
sobre la Academia y el Perípato, así como sobre los epicúreos3. 
La propia existencia de la escuela de Mégara ha sido muy discutida recientemente. 
Hay algunos autores como Sedley que defienden la existencia de tres escuelas 
diferenciadas: megáricos, cuyo mayor representante es Estilpón y desarrolla una moral 
inclinada al cinismo; erísticos, cuyo líder fue Eubúlides, contemporáneo y adversario de 
Aristóteles, que construyen su método filosófico sobre acertijos lógicos; dialécticos, a 
cuya escuela pertenecería Diodoro Crono, que, usando el método dialéctico, realizaron 
grandes logros en la lógica proposicional. Para Sedley, ha existido una confusión entre 
αἵρεσις (escuela unificada que se reconoce por todos sus miembros) y διαδοχή (árbol 
genealógico de filósofos construido por los biógrafos helenísticos), ya que Diógenes 
Laercio nos dice que los sucesores de Euclides fueron los megáricos, luego los erísticos 
y después los dialécticos, y tradicionalmente se ha asumido que son tres nombres que se 
aplicaron a la misma escuela. Pero Sedley propone que en realidad se trata de una 
genealogía y son tres escuelas diferenciadas4. Otros autores como Muller y Döring 
muestran en cambio cierto escepticismo respecto a la existencia de tres escuelas 
diferenciadas y defienden la presencia de una única escuela de Mégara, fundada por 
Euclides de Mégara (discípulo de Sócrates que también hace uso del monismo eleático 
de Parménides) en el siglo IV a.C. Esta tesis se basa en que los megáricos son 
designados como dialécticos por las fuentes de la Antigüedad, y en que la unidad de la 
escuela no excluye la existencia de diferentes corrientes de pensamiento y rivalidades 
dentro de la misma. Las principales corrientes presentes son la que se ocupa de 
problemas éticos (Estilpón) y la que se ocupa de cuestiones teóricas, lógicas y 
metafísicas (Diodoro Crono, Filón). Pese a estas divergencias hay que tener en cuenta 
 
3 Son importantes los estudios sobre la huella de la lógica megárica en la lógica estoica realizados por 
R.R. O’Toole y R.E. Jennings (O’T OLE-JENNINGS 2004, pp. 397-522), J. Allen (ALLEN 2001, pp. 188-
193) y B. Mates (MATES 1961). 
4 SEDLEY 1977, pp. 74-78. 
Escuela 
megárica y 
escuela 
dialéctica 
3 
 
que existen afinidades doctrinales entre sus miembros, sobre todo sobre la noción de lo 
posible5. 
 Diodoro es un lógico pionero y uno de los miembros más celebrados de la 
escuela de Mégara de los siglos IV-III a.C6. La fecha de su nacimiento es desconocida y 
su muerte suele datarse en el 284 a.C. aproximadamente. La datación se realiza 
basándose en su influencia sobre Aristóteles (cuya muerte se fecha en el 322 a.C.), 
reflejada en la respuesta que da éste (Metafísica Θ 3) a la teoría modal de los 
Megáricos, y en el hecho de que la tradición nos presenta a Diodoro como 
contemporáneo e importante influencia de la primera generación de la escuela estoica 
(cuyo inicio se sitúa aproximadamente en el 300 a.C.), siendo su fundador, Zenón de 
Citio, discípulo del propio Diodoro7. Según los testimonios conservados, Diodoro era 
originario de Yaso, en Caria, pero se habría trasladado a Mégara atraído por la 
reputación de los filósofos del lugar, donde desarrolló su filosofía tras ser instruido por 
Apolonio Crono8. Existen varios indicios de que pudo desarrollar parte de su actividad 
en Alejandría: se le relaciona con Tolomeo Soter (en la noticia que la tradición 
anecdótica nos ha legado sobre su muerte9); a Calímaco se le atribuyen versos en los 
que alude a Diodoro10; y además existen indicios para ver una relación entre el médico 
alejandrino Herófilo y Diodoro Crono11. El sobrenombre Crono parece heredado de su 
maestro, Apolonio Crono12, pero no queda claro si tenía un sentido peyorativo o si por 
el contrario se usaba en un sentido favorable. Por un lado, siguiendo a Homero y 
Hesíodo, a Cronos se le aplica el epíteto de ἀγκυλομήτης, “astuto”, “de torcido 
consejo”, sentido que bien puede ser adaptado a la noción de hábil dialéctico13; por otro 
 
5 DÖRING 1989, pp. 293-310 y MULLER 1988 pp. 66-67. 
6 Cabe destacar los estudios sobre la figura de Diodoro Crono producidos por D. Sedley (SEDLEY 2013; 
SEDLEY 1977, pp. 74-120), R. Muller (MULLER 1994, pp. 779-781; MULLER 1988, pp. 185-192), G. 
Giannantoni (GIANNANTONI 1990, pp. 73-81), K. Döring (DÖRING 1997, pp. 587-589), L. Montoneri 
(MONTONERI 1984, pp. 123-202), y P. Natorp (NATORP 1903, cc. 270-316). 
7 SEDLEY 2013, § 1. Life. 
8 MULLER 1994, pp. 779-781. 
9 Véase F 1, en p. 8. 
10 Véase F 1, en p. 8 y F 38, p. 20-21. 
11 Véase F 37, en p. 19-20 y LEITH 2014. 
12 Véase F 1, en p. 8; F. 2, en p. 9; F 3, en p. 9. 
13 GIANNANTONI 1990, pp. 73-81. 
Diodoro:vida 
4 
 
lado, tiene el sentido peyorativo de “carcamal”, el cual probablemente le fue otorgado 
por Tolomeo Soter debido a su desencuentro14. 
No existen evidencias de que dejase ninguna enseñanza por escrito, sino que 
parece que desarrolló sus argumentos de modo oral, lo que encaja con su denominación 
de dialéctico, entendiendo como tal la práctica socrática de discusión filosófica basada 
en preguntas y respuestas. Sin embargo, en el fragmento 1 (p. 8) se nos habla de la 
composición por escrito15 de un logos por parte de Diodoro (λόγον γράψας) y en Sexto 
Empírico parece haber ecos de textos atribuidos a Diodoro16. D. Sedley defiende que su 
filosofía no era conocida a través de escritos, sino gracias al contacto personal con el 
propio Diodoro; su preferencia por la presentación oral explicaría por qué su lógica 
llegó a ser mejor conocida que la de los Peripatéticos, ya que el uso de la escritura en la 
lógica formal siempre da lugar a una mayor complejidad. Además, se dice que el 
argumento soberano era un tema recurrente en los banquetes, y la imagen que crea 
Calímaco en el epigrama de los cuervos17 se correspondería con unos planteamientos 
filosóficos frecuentemente repetidos de modo oral. Es posible que la doctrina de 
Diodoro se transmitiese a través de obras de contemporáneos que estuviesen bajo su 
influencia, como sus discípulos Filón (quien puede que representase la teoría semántica 
de Diodoro en su obra Περὶ σημασιῶν) y Pantoides (que en su obra Περὶ ἀμφιβολιῶν 
parece ser que también representó su teoría semántica), e incluso Zenón (fundador de la 
Estoa y pupilo de Diodoro) y su escuela, que desarrollaron la lógica a partir de los 
postulados dialécticos18. Asimismo, D. Leith apunta a que otro vehículo de transmisión 
de la filosofía de Diodoro son los escritos del médico alejandrino Herófilo, quien, si 
aceptamos que Diodoro desarrolló parte de su actividad en Alejandría (tal como parece 
apuntar la tradición anecdótica que relaciona a ambos personajes), pudo haber conocido 
de primera mano sus enseñanzas orales y haberlas reflejado en sus obras19. 
 
14 GIANNANTONI 1990, pp. 75-76 y MULLER 1994, pp. 779-781. 
15 Véase nota 7 a la traducción. 
16 Véase F 33, pp. 15-17 y nota 41 a la traducción. 
17 Véase F 38, pp. 20-21. 
18 SEDLEY 1977, pp. 80-81. 
19 Véase F 37, pp. 19-20; nota 41 a la traducción y LEITH 2014. 
Diodoro: 
escritos 
5 
 
En cuanto a la doctrina de Diodoro Crono, podemos distinguir, a tenor de los 
textos que hemos traducido, diferentes temas en los que centró su atención. En primer 
lugar, cabe mencionar su teoría del movimiento, basada en que la materia y el espacio 
(quizá también postuló esto mismo referido al tiempo) son divisibles en elementos sin 
partes (ἀμερῆ); si bien niega que las cosas se muevan, no rechaza el hecho empírico de 
que las cosas cambian de lugar a lo largo del tiempo y, por tanto, se han movido. En 
cuanto al movimiento, también hay que destacar una variación del argumento Σωρίτης 
(cuya invención se atribuye a Eubúlides), que usa para crear la paradoja del movimiento 
por preponderancia y por integralidad (κατ’ εἰλικρίνειαν20). Es importante asimismo la 
aportación de Diodoro al campo de la semántica, donde desarrolla las bases de la tesis 
convencionalista expresada por Hermógenes en el Crátilo de Platón, de acuerdo con la 
cual nada salvo la convención determina el significado de una palabra; de ello Diodoro 
infiere que la única determinación para el significado de una palabra es la intención del 
usuario en la ocasión en que la utiliza, eliminándose de este modo la posibilidad de 
ambigüedad21. Otro punto destacable de la filosofía de Diodoro es su posición en el 
debate sobre las condiciones de verdad de las proposiciones condicionales, 
entendiéndose que tales proposiciones no simples están formadas por una proposición 
como antecedente y una como consecuente. Para Diodoro una proposición condicional 
es válida siempre que el consecuente no es ni pueda ser falso; además, una condicional 
no puede, según él, cambiar su valor de verosimilitud. Por otra parte, es necesario 
mencionar la importancia de la lógica modal en la filosofía de Diodoro, considerándose 
que las modalidades eran propiedades de las proposiciones, estados o asuntos; de la 
teoría modal de Diodoro conocemos cuatro definiciones de sus nociones modales 
(gracias a Boecio); según él, la modalidad que tiene una proposición depende totalmente 
de la condición de verdad que tiene en el presente y en el futuro. La definición de lo 
posible fue planteada por Diodoro de dos modos: todo lo que es o será verdad es posible 
y todo lo posible es o será verdad; para respaldar este segundo planteamiento fue creado 
el argumento soberano, que si bien fue bien conocido en la antigüedad, no ha llegado 
 
20 Véase F 34, en pp. 18-19 y nota 46 a la traducción. 
21 Buen resumen en SEDLEY 2013, § 2-5. 
Diodoro: 
doctrina 
6 
 
completo a nosotros y los testimonios muestran que se compone de algunas 
proposiciones contradictorias entre sí22. 
Los textos 
 Para la realización del presente trabajo nos hemos basado en las recopilaciones 
de fragmentos hechas por K. Döring (DöRING 1972) y G. Giannantoni (GIANNANTONI 
1990), si bien hemos realizado algunas modificaciones. Los fragmentos utilizados han 
sido numerados de manera consecutiva y algunos de ellos han sido reordenados 
respecto a las recopilaciones anteriormente mencionadas. Además, entre los fragmentos 
inciertos hemos añadido unas propuestas recientes23. Hemos traducido el texto de las 
ediciones originales recogidas en el apéndice, no el de los editores de los fragmentos. 
En las ocasiones en las que hemos tenido que apartarnos del texto editado hemos 
señalado en nota la divergencia. 
 Entre los textos se distinguen dos grandes grupos: los que aportan información 
biográfica y anecdótica y los que contienen información relevante sobre la doctrina de 
Diodoro. A veces entre estos últimos se incluyen noticias biográficas y anecdóticas24, y 
en el primero se alude a componentes de la doctrina de Diodoro. Pero, en general, la 
distinción es clara. 
 En el primer grupo destaca la figura de Diógenes Laercio, cuya obra se 
caracteriza por ser un repertorio sistemático y ordenado de información bibliográfica 
combinada con ingredientes doxográficos sobre la filosofía griega25. Las demás fuentes 
son las convencionales en materia biobibliográfica: la Suda, las noticias literarias de 
Estrabón, etc. Junto a ellas hay un material anecdótico que ha entrado a formar parte de 
una tradición erudita general, como la noticia de Plinio (F 4). Destacan por su interés y 
por el hecho de alimentarse de importantes fuentes perdidas el fragmento de Numenio 
(F 8 y F 9). 
 
22 Buen resumen en BOBZIEN 2011, § 3-5. Existe mucha bibliografía al respecto del argumento soberano, 
cabiendo destacar JANSEN 2011, pp. 73-75. 
23 Véase DENYER 2002. 
24 Véase F 37, pp. 19-20. 
25 GARCÍA GUAL 2007, pp. 7-33. 
7 
 
 En el segundo grupo nos aportan el núcleo de la información que tenemos sobre 
la doctrina de Diodoro Sexto Empírico26 y los comentaristas de Aristóteles. Estos, a 
partir de las explicaciones a pasajes aristotélicos, elaboran sus propias teorías filosóficas 
y aportan además el modo que han tenido otros filósofos de resolver diferentes 
problemas planteados por Aristóteles, lo cual los convierte en una importante fuente 
para el conocimiento de la filosofía más oscura para el lector moderno. También 
conviene destacar que las discusiones filosóficas helenísticas, en general, y los estoicos 
(que tienen una relación especial con los Megáricos), en particular, tienen una gran 
importancia para los comentarios, sobre todo a nivel de la terminología usada en ellos27.Se relaciona con este grupo lo que se lee en Cicerón, Epicteto, Plutarco y Temistio 
sobre el argumento soberano y la lógica modal. Además, forman una categoría 
particular en el grupo de los textos que nos aportan información sobre la doctrina de 
Diodoro las fuentes doxográficas que han recogido noticias sobre la teoría de los 
irreductibles (Aecio y Ps.-Galeno, que forman parte de los Doxographi Graeci de 
Diels). 
 Finalmente han sido traducidos fragmentos que no está claro si aluden realmente 
a Diodoro Crono. Entre ellos cabe destacar la noticia de Aristóteles, que no es de ningún 
modo adscrita a Diodoro por aquellos que niegan la pertenencia de éste a la escuela de 
Mégara28. Además, hemos incluido los fragmentos propuestos por N. Denyer29, los 
cuales parecen ser extractos de una única compilación de material relacionado con el 
peripatético Fenias de Éreso, a quien en el F 60 se le atribuye una obra Contra Diodoro. 
 
 
 
 
 
26 PELLEGRIN 2010, pp. 120-141 y BETT 2005, pp. 9-30. 
27 DICKEY 2007, pp. 49-51; SORABJI 1990, pp. 1-30; TUOMINEN 2009, pp. 1-40. 
28 Véanse F 58, p. 29; F 59, p. 29 y nota 56 a la traducción. 
29 Véanse F 61, p. 29 y F 62, p. 30. 
8 
 
TRADUCCIÓN 
Información biográfica 
1 D.L., II 111-112 (pp. 217-218 Dorandi): Hay también otros que fueron discípulos de 
Eubúlides 1, entre los cuales también está Apolonio Crono 2, de quien fue discípulo 
Diodoro de Yaso, hijo de Aminias, cuyo sobrenombre era Crono3, sobre el cual dice 
Calímaco en sus epigramas: “El propio Momo escribía en los muros: Crono es sabio”4. 
Era también éste dialéctico y pasa por haber inventado, según algunos, el argumento 
embozado y el cornudo. Éste, una vez que se encontraba junto a Tolomeo Soter5, fue 
interpelado por Estilpón 6 acerca de unas cuestiones dialécticas; y como no pudo 
resolverlas inmediatamente, entre otras pullas que le lanzó el rey, muy particularmente 
recibió el nombre de Crono a modo de burla. (112) Salió del banquete y escribió un 
tratado7, y después puso fin a su vida a causa de la desesperación. Estos versos míos 
están dedicados a él: “Diodoro Crono, ¿cuál de las divinidades te arrastró a la funesta 
desesperación, para que tú mismo te lanzaras al Tártaro por no haber resuelto las 
 
1 Como es típico en Diógenes Laercio, se habla de los filósofos como discípulos del líder de la escuela 
correspondiente. Eubúlides de Mileto (siglo IV a.C.), discípulo de Euclides, el fundador de la Escuela 
Megárica, dentro de la cual pertenece a la corriente de pensamiento dedicada a cuestiones lógicas y 
teóricas. 
2 Apolonio Crono (siglo IV a.C.), discípulo de Eubúlides y, a su vez, mentor de Diodoro Crono. 
3 Véase introducción, p. 3. 
4 Call., Fr. 393 Pfeiffer. Momo es un ser divino, personificación del sarcasmo y las disputas, por lo que se 
le asocia fácilmente con las discusiones filosóficas. R. Pfeiffer y K. Döring interpretan este epigrama en 
tono satírico, entendiendo que Momo, un espíritu criticón es presentado como amante de Diodoro, 
escribiendo sobre él en las paredes como era propio de los enamorados. Sin embargo, M. Marko da una 
lectura menos satírica: incluso Momo, espíritu dado a la discordia, no tiene objeción en reconocer como 
sabio a Diodoro (MARKO 1995, pp. 342-367). 
5 Se ha discutido si esta estancia junto a Tolomeo Soter tuvo lugar en su corte de Alejandría (SEDLEY 
1977, pp. 79-80) o bien durante una estancia de éste en Mégara, tras la ocupación de la ciudad en el 307 
a.C. Sin embargo, no es este el único testimonio que puede indicar una relación con uno de los centros 
culturales más activos de su época, Alejandría. Al propio Calímaco (también conectado con la corte 
tolemaica) se le atribuyen versos epigramáticos en los que hace referencia a la figura de Diodoro Crono, 
lo que no sería de extrañar si éste fuese una persona bien conocida en la Alejandría contemporánea. 
Además, hay una anécdota (cf. F 37, pp. 19-20, S.E., P., II 22, 241-245) y otros indicios (cf. nota 41) que 
indican una cercanía con el médico alejandrino Herófilo, y si bien la historia narrada en dicho fragmento 
parece ser en sí ficticia, no es descabellado pensar que existió un contacto real entre ambos personajes 
(LEITH 2014, pp. 592-608). Así pues, nos inclinamos a pensar que al menos parte de su actividad 
filosófica se desarrolló en Alejandría y, por tanto, la estancia junto a Tolomeo tuvo lugar allí. 
6 Estilpón (siglo III a.C.), tercer líder de la Escuela Megárica, entre cuyos discípulos se cuentan Zenón 
(fundador del estoicismo), Menedemo (fundador de la escuela de Eretria) y el orador Álcimo. Su doctrina 
era principalmente ética, de inspiración socrática y con tintes cínicos. 
7 Es el único testimonio en el que se indica claramente que Diodoro escribió una obra. Véase 
introducción, pp. 3-4. 
9 
 
palabras enigmáticas de Estilpón? Por tanto, se ha descubierto que eres Crono sin la ro 
y la kappa”8. 
2 Str., XVII 3, 22 (IV, p. 544 Radt): También Apolonio Crono es de aquí (sc. Cirene), el 
maestro del dialéctico Diodoro, el cual también recibió el nombre de Crono, puesto que 
algunos transfirieron el apelativo del maestro al discípulo. 
3 Str., XIV 2, 21 (IV, p. 70 Radt): De allí (sc. de Yaso9) era el dialéctico Diodoro 
llamado Crono; al principio falsamente, pues quien era llamado Crono era Apolonio, su 
mentor, pero se lo transfirieron a él debido a la falta de notoriedad del verdadero Crono. 
4 Plin., Nat. VII 53, 180 (pp. 106-107 Schilling): Son especialmente sorprendentes y 
frecuentes las muertes repentinas —esto es la mayor felicidad de la vida—, las cuales 
mostraremos que son naturales. Muchas de ellas las expuso Verrio 10; nosotros nos 
conformaremos con una selección. Murieron de gozo, aparte de Quilón, sobre el cual 
hemos hablado, […] Sófocles y Dionisio, el tirano de Sicilia […]; de vergüenza (sc. 
murió) Diodoro, profesional de la disciplina dialéctica, por no haber resuelto 
inmediatamente un acertijo jocoso planteado por Estilpón. 
5 D.L., VII 25 (p. 490 Dorandi): Fue discípulo (sc. Zenón11) también de Diodoro, tal 
como dijo Hipóboto12; y fue junto a quien cultivó la dialéctica. 
6 D.L., VII 16 (p. 490 Dorandi): Eran empeñadas sus disputas (sc. de Zenón) con el 
dialéctico Filón13 y compartió sus estudios con él. Por esto fue admirado por Zenón el 
más joven14, no menos que Diodoro, su maestro. 
 
8 Diógenes realiza así un juego de palabras propio de la literatura epigramática de época helenística: 
Κρόνος sin la κ ni la ρ es ὄνος, “burro”. 
9 Yaso es una localidad de Caria, en Asia Menor. Para su importancia cultural en la época de Diodoro 
véase FRANCO 2004. 
10 Verrio Flaco (siglo I a.C.), gramático que se convirtió en tutor de los nietos de Augusto. El pasaje al 
que se refiere Plinio está tomado de su obra Libri rerum memoria dignarum. 
11 Zenón de Citio (siglos IV-III a.C.) fue discípulo de Diodoro y Estilpón. Es considerado el fundador de 
la escuela estoica, cuya lógica está muy relacionada con la desarrollada por los filósofos megáricos. 
12 Hipóboto (siglos III-II a.C.), historiador de la filosofía cuyas obras Sobre las escuelas filosóficas y 
Catálogo de filósofos sirven de fuente a Diógenes Laercio. 
13 Filón (siglos IV-III a.C.), filósofo perteneciente a la escuela de Mégara, donde estudió bajo la tutela de 
Diodoro Crono. 
14 Zenón el más joven es identificado con Zenón de Sidón. Véase fragmento 7. 
10 
 
7 Suid. s.v. Ζήνων (ζ 78) (II, p. 507 Adler): Zenón, hijo de Museo, de Sidón, filósofo 
estoico, aprendiz de Diodoro el llamado Crono; él a su vez fue maestro de Zenón de 
Citio. 
8 Numen., Fr. 25 Des Places (pp. 65-66) (ap. Eus., PE XIV 5, 11-14)15: De Polemón16 
fueron discípulos Arcesilao17 y Zenón (sc. de Citio). […] Pues bien, de Zenón recuerdo 
haber dicho que fue discípulo de Jenócrates18 y despuésde Polemón, luego junto a 
Crates19 profesó el cinismo; ahora, que se ponga en su cuenta que también se adhirió a 
Estilpón y a los razonamientos heracliteos. Pues cuando, siendo ambos discípulos de 
Polemón, rivalizaban entre ellos, se valieron para su lucha el uno de Heráclito y 
Estilpón y, al mismo tiempo, de Crates, de entre los cuales por obra de Estilpón se 
convirtió en combativo; por obra de Heráclito, en severo; y en cínico por obra de Crates. 
Por su parte, Arcesilao recurre a Teofrasto, a Crántor20 el platónico y a Diodoro, y 
además a Pirrón21, de los cuales se convirtió en profesional de la persuasión por obra de 
Crántor; en sofista por obra de Diodoro; y por obra de Pirrón en un filósofo polifacético, 
en un fresco y en una nonada. Por eso se decía sobre él un verso paródico e insultante 
que se cantaba: “Por delante Platón, detrás Pirrón, en medio Diodoro”22. Y Timón23 
 
15 El fragmento pertenece a la obra de Numenio titulada Sobre el distanciamiento de los Académicos 
respecto a Platón (Περὶ τῆς τῶν Ἀκαδημαικῶν πρὸς Πλάτωνα διαστάσεως). 
16 Polemón (siglos IV-III a.C.) fue escolarca de la Academia. Principalmente moralista, formuló el ideal 
de ‘vida acorde a la naturaleza’ que adoptó después el estoicismo gracias a su pupilo Zenón de Citio. 
17 Arcesilao (siglos IV-III a.C.), escolarca de la Academia, primero formado con las lecturas de Teofrasto 
pero después seguidor de Crántor; también conoció a Polemón y a Crates, tras cuya muerte fue elegido 
escolarca; es quien introdujo el escepticismo en la Academia. Su argumento más famoso y que tuvo 
mayor influencia es el que dirigió contra la teoría estoica del conocimiento. 
18 Jenócrates (siglo IV a.C.), escolarca de la Academia, intentó reproducir el pensamiento de Platón con 
un sistema estereotipado y formalizado, así como también se interesó por ofrecer un recuento de la 
naturaleza de los dioses y demonios y sus relaciones con los cuerpos celestes que después será elaborado 
por el Neoplatonismo. 
19 Crates (siglos IV-III a.C.), filósofo cínico y poeta, discípulo de Diógenes (aunque no está claro hasta 
qué punto fue fiel seguidor de sus principios). Es gracias al hecho de que Zenón fuese su discípulo por lo 
que se establece un vínculo ente cinismo y estoicismo. 
20 Crántor (siglos IV-III a.C.), filósofo de la Academia y primer comentarista de Platón. Discípulo de 
Jenócrates y condiscípulo de Arcesilao. 
21 Pirrón (siglos IV-III a.C.), fundador de la escuela escéptica. Estudió con Brisón de Heraclea, filósofo al 
que se adscribe a la escuela megárica. Fue maestro de Timón de Fliunte. Véase nota 23. 
22 Se trata de una recreación de un verso homérico que describe a la Quimera (Hom., Il. Ζ 181): πρόσθε 
λέων, ὄπιθεν δὲ δράκων, μέσση δὲ χίμαιρα , “por delante león, por detrás serpiente y en medio cabra”. En 
el F 10 el verso se atribuye al filósofo estoico Aristón de Quíos. 
23 Timón (siglos IV-III a.C.) es un filósofo escéptico seguidor de Pirrón. Se conservan fragmentos sobre 
todo de su obra Σίλλοι en que ridiculizaba a todos los autores, pasados y contemporáneos, comparándolos 
con Pirrón. 
11 
 
dice que acabó de condimentarse asimilando la erística por obra de Menedemo24, si es 
que realmente dice sobre él25: “Pues así teniendo bajo el pecho el plomo de Menedemo, 
acudirá corriendo a Pirrón, que es todo carne, y a Diodoro”. Así pues, tras entrelazar los 
argumentos de Pirrón y el escepticismo con las sutilezas de Diodoro, que era dialéctico, 
produjo, gracias al estilo admirable de Platón, una engalanada especie de verboso 
galimatías, y decía y se contradecía […]. 
9 Numen., Fr. 25 Des Places (pp. 67-68) (ap. Eus., PE XIV 6, 4): Tras haberse adherido 
(sc. Arcesilao) a Diodoro en las racioncillas esas vistosas formuladas sin escrúpulos y 
haber sido discípulo de Pirrón […], condimentado así por aquí y por allá, salvo por la 
denominación permaneció fiel pirrónicamente a la supresión de todas las cosas. 
10 D.L., IV 32-33 (p. 321 Dorandi): Parece ser que admiraba (sc. Arcesilao) a Platón y 
era propietario de sus libros. (33) Pero también, según algunos, tenía devoción por 
Pirrón, se dedicó a la dialéctica y se hizo adepto del pensamiento de Eretria26, y era por 
lo que Aristón27 decía sobre él: “Por delante Platón, detrás Pirrón, en medio Diodoro”. 
Timón dice así sobre él: “Pues así teniendo bajo el pecho a Menedemo como un plomo, 
acudirá corriendo a Pirrón, que es todo carne, y a Diodoro”. Y más tarde lo presenta 
diciendo lo siguiente: “Nadaré hacia Pirrón y hacia el retorcido28 Diodoro”. 
11 S.E., P. I 33, 234 (I, p. 60-61 Mutschmann-Mau): Y cuentan que por eso Aristón dijo 
sobre él (sc. Arcesilao): “Por delante Platón, detrás Pirrón, en medio Diodoro” […] por 
recurrir además a la dialéctica de Diodoro, aunque era abiertamente platónico. 
12 Clem. Al., Strom. IV 19, 121, 5 (II, p. 302 Stählin-Früchtel-Treu): Pues las hijas de 
Diodoro, el conocido como Crono, fueron todas dialécticas, como dice Filón el 
dialéctico en el Menéxeno, cuyos nombres cita: Menéxena, Argiva, Teógnide, 
Artemisia, Pantaclea. 
 
24 Menedemo (siglos IV-III a.C.) estudió siguiendo las enseñanzas de Estilpón, después de lo cual se unió 
a la escuela de Eretria, fundada por Fedón, de la que llegó a ser líder. Su filosofía es calificada como 
erística. 
25 La expresión griega εἴπερ γε δή φησι περὶ αὐτοῦ es un tanto ambigua en este contexto. Podría querer 
decir que no es seguro que sea Timón quien dice esas palabras o, más probablemente, que no es seguro 
que Timón se refiera a Arcesilao con ellas. También puede subrayar simplemente la evidencia (“diciendo 
de él, como dice...”). 
26 Se refiere a la escuela fundada por Menedemo. Véase nota 24. 
27 Aristón (siglo III a.C.), filósofo estoico discípulo de Zenón, centró su actividad en la ética, rechazando 
la lógica y la física. 
28 Puede tener que ver con su epíteto, Cronos, en el sentido de ἀγκυλομήτης. Véase introducción, p. 3. 
12 
 
13 Hier., adv. Iovin. I 42 (PL XXIII, p. 273b): Se dice que Diodoro el socrático tuvo 
cinco hijas dialécticas de notable virtud, sobre las cuales también Filón, el maestro de 
Carnéades29, tiene escrita una completísima historia. 
En torno a la semántica 
14 Gell., Noctes Atticae XI 12, 1-3 (II, p. 348 Marshall): Crisipo30 dice que toda palabra 
es ambigua por naturaleza, puesto que de una misma se pueden comprender dos o más 
significados. (2) Diodoro, por su parte, quien tenía el sobrenombre de Crono, dijo: 
“ninguna palabra es ambigua, y nadie dice o tiene en mente nada ambiguo, y no debe 
parecer que se dice nada que no sea lo que tiene en mente quien lo dice. (3) Ahora bien, 
cuando yo he tenido en mente decir una cosa y tú has entendido otra distinta, más bien 
puede parecer que se ha dicho de manera oscura, que no ambigua, pues la naturaleza de 
una palabra ambigua ha debido ser tal que, quien la haya dicho, haya tenido en mente 
decir dos o más cosas; sin embargo, nadie que haya tenido en mente decir una sola cosa, 
dice dos o más”. 
15 Ammon., in Int. 2 (p. 38, 17-20 Busse): Si esto que se dice es correcto, entonces es 
evidente que no aprobaremos al dialéctico Diodoro, quien piensa que todo sonido 
articulado es significativo y que para probarlo puso a uno de sus criados el nombre 
‘Perolociertoesqué’ (Ἀλλαμήν) y a otro el de otra conjunción. 
16 Simp., in Cat. 1 (p. 27, 15-21 Kalbfleisch): Algunos resuelven la dificultad diciendo 
que no todo nombre es significativo. Porque si se dice nombre en tres sentidos: uno por 
su característica, aunque no esté asignado a ningún referente, como blityri31; otro, que si 
bien está asignado, sin embargo no tiene característica de nombre, como la conjunción 
‘Pero lo cierto es que’ (ἀλλὰ μήν) que Diodoro puso como nombre a un criado 
mofándose de las definiciones de la gramática y de los que dicen que los nombres lo son 
por naturaleza;y otro, que tiene la característica de nombre y está asignado, como 
 
29 Carnéades de Cirene (siglos II-I a.C.), principal representante de la Academia escéptica, a menudo 
considerado el fundador de la Academia Nueva. Por tanto, Jerónimo comete un error al decir que es 
discípulo del dialéctico Filón. 
30 Crisipo de Solos (siglo III a.C.), líder de la Estoa sucesor de Cleantes, que desarrolló particularmente la 
lógica estoica. 
31 La palabra βλίτυρι es una onomatopeya que imita el sonido de un arpa (CHANTRAINE 1968, p. 181). 
13 
 
Sócrates, Platón y el resto de los que se denominan nombres, ¿qué impide que el 
homónimo pueda dejar de estar asignado, aunque tiene la característica de nombre? 
17 Steph., in Int. 2 (p. 9, 20-24 Hayduck): Pues bien, Crátilo decía que los nombres lo 
son por naturaleza, conforme al primero de los sentidos32, mientras que Diodoro decía 
que no lo son por naturaleza sino por convención33, y esto conforme al segundo de los 
sentidos, el de que (está asignado a un referente) de manera espontánea y fortuita, que 
es por lo que les puso a sus propios mozos34 nombres de conjunciones, llamándolos 
‘Porunaparte’ (Μέν) y ‘Porotraparte’ (Δέ). 
18 Schol., in Dionys. Thrac. artem gramm. (Schol. Londin.) 12 (p. 522 Hilgard): Pues 
bien, se dice que de esa manera Diodoro, el llamado Crono, llamaba a su sirviente 
haciendo uso de la conjunción ‘Porotraparte’ en lugar de usar un nombre, pues solía 
llamar a los que llamaba con un nombre puesto por el uso y la costumbre35. 
19 An. Ox. IV 328, 25-32 (p. 328 Cramer): Sobre el nombre. —Dicen que el nombre 
tiene prioridad porque todas las palabras reciben en común la denominación de nombre, 
en el sentido en que decimos que Platón se sirve de bellos nombres. Pues si es 
considerado nombre lo que tiene característica de nombre y significado, y cada una de 
las partes del enunciado tiene significado y puede formar parte de una frase, es evidente 
que cada una podría ser llamada nombre. Y es en virtud de ello por lo que se dice que 
Diodoro, el llamado Crono, llamaba a su sirviente36. 
 
 
32 Esteban comenta los sentidos que puede tener φύσει “por naturaleza”: el primero de ellos, al que hace 
referencia el fragmento, se define como λέγεται μὲν γὰρ φύσει καὶ τὸ ἀπὸ τῆς φύσεως προαχθέν “pues se 
dice que es por naturaleza lo que es producto de la naturaleza”; el segundo, como λέγεται δὲ πάλιν φύσει 
καὶ τὸ ἁρμοδίως κείμενον, “también se dice que es por naturaleza lo que se asigna en consonancia”, es 
decir, que por su etimología evoca la realidad a la que se refiere. 
33 Existe una laguna en el texto que nos impide conocer cuál es el primero de los dos sentidos que Esteban 
otorga a θέσει, “por convención”. El segundo de ellos, al que hace referencia el fragmento, es τὸ ἁπλῶς 
καὶ ὡς ἔτυχεν κείμενον, “el significado que se asigna de forma espontánea y fortuita”. 
34 Griego παῖδας, que, si bien puede usarse para referirse a los hijos, parece más coherente que, conforme 
al resto de la tradición, que habla de οἰκέται, se entienda que también aquí hace referencia a los sirvientes 
(παῖς = “mozo”). 
35 La expresión τριβῇ καὶ συνηθείᾳ, “por el uso y la costumbre”, es un tanto ambigua. Entendemos que 
evoca el concepto de θέσει, “por convención”. 
36 El texto o bien está muy resumido o bien está amputado; parece faltar el nombre del sirviente, Ἀλλαμήν 
según los F 15, 16, 18. 
14 
 
En torno a los irreductibles (ἀμερῆ)37 
20 Stob., I 10, 16 (p. 128 Wachsmuth) = Aet., Plac. I 3, 27 (p. 289, 6-10 Diels): Diodoro, 
de sobrenombre Crono, (sc. sostiene que el principio de todo son) los cuerpos 
irreductibles (ἀμερῆ)38, que son infinitos, y que esos mismos también reciben el nombre 
de mínimos; infinitos en número, pero limitados en magnitud. 
21 Stob., I 14, 1k (p. 143 Wachsmuth) = Aet., Plac. I 13, 3 (p. 312, 8-9 Diels): 
Jenócrates y Diodoro definieron los mínimos con el término de irreductibles. 
22 S.E., P. III 32 (I, p. 142 Mutschmann-Mau) (= M. IX, 363): Diodoro el llamado 
Crono (sc. dijo que) los cuerpos mínimos e irreductibles (son el principio de todo). 
23 Ps.-Galen., Hist. Philos. 18 (p. 611, 1-2 Diels): Diodoro, llamado Crono, (sc. considera 
que son el principio de todo) los cuerpos irreductibles y mínimos. 
24 Euseb., PE XIV 23, 4 (p. 325 Mras-Des Places) (Dion. Alex., p. 133 Feltoe): En 
cambio otros, cambiándole el nombre a los átomos, dicen que son cuerpos irreductibles, 
partes del todo, a partir de los cuales, indivisibles como son, se constituye todo y en los 
cuales se disgrega. Y dicen que el que dio nombre a estos irreductibles fue Diodoro. 
25 Alex. Aphr., in Sens. 6 (p. 122, 21-23 Wendland): Si lo más pequeño, por su propia 
naturaleza, no es perceptible y lo más grande no es imperceptible, en ese caso, no se 
podría demostrar que lo más pequeño es una magnitud por su propia naturaleza, como 
Diodoro cree demostrar. 
26 Simp., in Ph. VI 1 (p. 926, 19-21 Diels): Son irreductibles también los instantes y las 
unidades, de modo que si se hablara de cuerpos irreductibles, como Diodoro cree 
demostrar, se dirá lo mismo sobre aquellos. 
27 Alex. Aphr., in Sens. 7 (pp. 172, 28-173, 10 Wendland): Con estas consideraciones 
parece que la argumentación sobre los irreductibles planteada por Diodoro o bien por 
algún otro, fue (sc. Aristóteles) el primero que la planteó e hizo uso de ella. Pero éste, 
 
37 A pesar de que Diodoro Crono no es un filósofo que se preocupe por problemas físicos, su teoría sobre 
los irreductibles, que se inserta en su doctrina del movimiento (la cual no es sino un problema lógico), ha 
pasado en la tradición a formar parte de las diferentes teorías sobre los principios (ἀρχαὶ πάντων). 
38 Con irreductibles traducimos sistemáticamente el griego ἀμερῆ, cuerpos sin partes en las que se puedan 
dividir. Es otra denominación de los ἄτομοι. 
15 
 
que la inventó, hizo uso de ella de manera válida, mientras que los otros, que se 
vanagloriaban de ella, la tomaron de él, pero hicieron uso de ella indebidamente. 
28 Chalc., Comm. in Plat. Tim. 203 (p. 448 Moreschini): Pues además (sc. Platón) llama 
goznes a las conjunciones invisibles, o a la acumulación de los corpúsculos mínimos, 
como Diodoro, o aglomeración maleable de los mismos (corpúsculos) que son similares 
entre sí, como Anaxágoras39 […]. 
29 Chalc., Comm. In Plat. Tim. 48 (p. 572 Moreschini): Otros piensan que la contextura 
sutil de la materia se forma en virtud de la pequeñez de los cuerpos irreductibles, cuyo 
número es infinito —es el caso de Diodoro y algunos estoicos—, y que su unión así 
como su disgregación serían fortuitas. 
30 Ps.-Clem., Rec. VIII 15 (p. 225, 18-19 Rehm-Paschke): Diodoro llama irreductibles 
[…] a los elementos de los principios. Interpretatio Rufini: Diodoro llama a los 
elementos de los principios irreductibles (amere), es decir, que no tienen partes. 
En torno al movimiento 
31 Stob., I 19, 1 (p. 162 Wachsmuth) = Aet., Plac. I 23, 5 (p. 320, 7-8 Diels): Diodoro 
Crono (dice) que algo se ha movido, pero que nada se mueve. 
32 S.E., M. X 48 (II, p. 313 Mutschmann): Se muestra de acuerdo con estos filósofos (sc. 
los que dicen que no existe el movimiento, como Parménides y Meliso) también 
Diodoro Crono, salvo que debe decirse, según éste, que algo se ha movido, pero que 
nada en absoluto se mueve, como mostraremos al avanzar la exposición, cuando 
examinemos su posición con mayor detalle. De momento basta tener conocimiento de 
que también él es de la misma opinión que los que niegan el movimiento. 
33 S. E., M. X 85-102 (II, pp. 320-324 Mutschmann): Es aportada otra demostración 
relevante a la idea de que no existe el movimiento por Diodoro Crono, por medio de la 
cual plantea que nada en absoluto se mueve, pero se ha movido. Y el no moverse, es 
consecuente con sus hipótesisde los irreductibles: (86) en efecto, el cuerpo irreductible 
debe estar contenido en un espacio irreductible, y por eso no se mueve en él —pues lo 
 
39 Anaxágoras (siglo V a.C.), primer filósofo que se conoce que se estableció en Atenas. Su posición se 
debe en gran medida a la metafísica y la epistemología de Parménides, y se relaciona también con las 
ideas eleáticas. 
16 
 
tiene lleno por completo; sin embargo, es necesario que lo que se vaya a mover tenga 
más espacio—, ni en el que no está, pues todavía no está en aquel, para moverse en él; 
de modo que no se mueve. Pero se ha movido según el sentido común, pues lo que ha 
sido visto antes en este espacio, eso ahora se ve en otro espacio, cosa que no hubiera 
ocurrido si no se hubiese movido. Así pues, este filósofo, queriendo defender su propia 
doctrina, recurrió a un argumento absurdo, pues ¿cómo no va a ser absurdo el decir que, 
sin que nada se mueva, algo se ha movido? En cambio, los escépticos, dudando 
igualmente del moverse y el haberse movido, no aprobarán nada absurdo, como aquello 
a lo que recurrió Diodoro. (87) Por lo demás, él (sc. Diodoro) plantea el argumento 
manido en apoyo de la idea de que nada se mueve, diciendo “si algo se mueve, se 
mueve en el espacio en el que está o en el que no está; pero, ni lo hace en el que está —
pues está quieto en él—, ni en el que no está —pues no está en él—; en consecuencia, 
no se mueve”. (88) Tal es el argumento, mientras que la corroboración de sus premisas 
es evidente; pues si hay dos espacios, uno en el que algo está, el segundo en el que no 
está, y ni siquiera se puede concebir un tercero aparte de ellos, es necesario que lo que 
se mueve, si realmente se mueve, se mueva en uno de estos dos espacios, pues en el que 
es inconcebible no podría moverse. Así pues, en el espacio en el que está no se mueve, 
pues lo tiene lleno por completo; y mientras está en él, está quieto, y dado que está 
quieto, no se mueve en él. (89) Por otra parte, en el espacio en el que no está, a su vez es 
imposible que se mueva, pues donde algo no está, allí no puede ser agente ni paciente de 
nada, y asimismo tampoco moverse. Y como no se podría decir que quien está en Rodas 
se mueve en Atenas, así tampoco se dirá, en general, que todo cuerpo se mueve en el 
espacio en el que no está. (90) Por tanto, si hay dos espacios, aquel en el que está y en el 
que no está, y queda demostrado que en ninguno de ellos puede moverse aquello que se 
mueve, no existiría lo que se mueve. Y tal es la corroboración del argumento; ha sido 
refutada de diferentes modos por muchos, cuyas objeciones expondremos a 
continuación. (91) Unos dicen que es imposible que, siendo ciertas las situaciones 
perfectivas, resulten falsas sus correspondientes imperfectivas, sino que se dan por 
ciertas, y, siendo falsas (las perfectivas), consecuentemente (son) falsas (las 
imperfectivas). Pues aquello de lo que existe un término, también existe, y de lo que no 
existe, no podría existir el término. Si la situación perfectiva fuera el término de la 
imperfectiva, en consecuencia sería necesario que, existiendo la situación perfectiva, la 
cual es efectivamente el término, exista también la imperfectiva de la que es término. 
(92) Y como no es nada el “haber llegado a ser” como situación perfectiva, no siendo 
17 
 
cierto el “llegar a ser” como situación imperfectiva, y al igual que no es nada el 
“haberse destruido” como situación perfectiva, no dándose de antemano el “destruirse” 
como situación imperfectiva, así es imposible que, no siendo cierto el “moverse” como 
situación imperfectiva, sea cierto el “haberse movido” como situación perfectiva. [...] 
(97) Tales son las objeciones al argumento. Parece que Diodoro en seguida salió al paso 
de la primera enseñando que cabe que, siendo verdaderas las situaciones perfectivas, 
resulten falsas las imperfectivas. Pues supóngase que alguien se ha casado hace un año 
y otro un año después. En consecuencia, hablando de ellos, la consideración “estos se 
casaron”, siendo perfectiva, es verdadera; en cambio, la consideración “estos se están 
casando”, siendo imperfectiva, es falsa, pues cuando éste se estaba casando, éste aún no 
se estaba casando, y cuando éste se estaba casando, éste ya no se estaba casando. Sólo 
entonces sería verdad, hablando de ellos, la consideración “estos se están casando’”, si 
se estuvieran casando a la vez. Así pues, es posible que, siendo verdadera la situación 
perfectiva, sea falsa su correspondiente imperfectiva. (98) Un caso similar es también lo 
de “Helena tuvo tres maridos”. En efecto, ni cuando tuvo a Menelao como marido en 
Esparta, ni cuando a Paris en Ilión, ni cuando, al morir éste, se casó con Deífobo, es 
verdad la situación imperfectiva, lo de “tiene tres maridos”, siendo verdad la situación 
perfectiva, lo de “tuvo tres maridos”. (99) Diodoro recurre a sofismas en estos 
argumentos y quiere que, por la ambigüedad, nosotros desbarremos. […] (100) […] 
Pero, por Zeus, a favor de esta hipótesis Diodoro aporta otra corroboración, haciendo 
uso de un ejemplo más claro. (101) Pues supóngase que se lanza, dice, una pelota al 
techo que tenemos por encima. En efecto, en el tiempo en el que transcurre el 
lanzamiento, la consideración imperfectiva “la pelota alcanza el techo” es falsa, pues 
todavía se está desplazando. Cuando alcanza el techo, se convierte en cierta la 
consideración perfectiva “la pelota alcanzó el techo”. En consecuencia, cabe que, siendo 
falsa la imperfectiva, la perfectiva llegue a ser cierta, y por ello, que nada se mueve en 
sentido imperfectivo, pero se ha movido en sentido perfectivo. Ojo no esté desbarrando 
también aquí, (102) pues la consideración imperfectiva “la pelota alcanza el techo” llega 
a ser cierta no cuando la pelota está en el aire durante el trayecto, sino cuando empieza a 
alcanzar el techo. Pero cuando, habiendo consumado el contacto, vuelve a bajar, 
entonces la perfectiva se convierte en cierta, “la pelota alcanzó el techo”. Así pues, 
Diodoro es absurdo al aceptar el “haberse movido” como verdadero, mientras que 
rechaza el “moverse” como falso; es necesario o aceptar ambos o rechazar ambos 
18 
 
34 S.E., M. X 112-118 (II, pp. 326-328 Mutschmann): Así pues era necesario decir esto 
contra las objeciones al argumento aducido por Diodoro. Aduce (sc. Diodoro) también 
algunos otros argumentos no tan relevantes, sino más sofísticos, que expondremos para 
poder descartar cada uno de ellos durante el tratamiento de las cuestiones. Pues para 
empezar, dice, lo que se mueve está en un espacio, pero lo que está en un espacio no se 
mueve; en consecuencia, lo que se mueve no se mueve. (113) Habiendo dos tipos de 
movimiento, uno por preponderancia y el segundo por integralidad 40 , y siendo el 
movimiento por preponderancia aquel en cuyo caso, moviéndose la mayoría de las 
partes de un cuerpo, unas pocas están quietas, y el movimiento por integralidad aquel en 
cuyo caso todas las partes del cuerpo se mueven, parece que de estos dos movimientos, 
el movimiento por preponderancia precede al movimiento por integralidad. (114) Pues 
para que algo se mueva por integralidad, es decir, enteramente como un todo, antes se 
debe concebir como moviéndose por preponderancia, igual que para que alguien llegue 
a ser canoso por integralidad, debe haberse vuelto canoso por preponderancia; y para 
que algo sea tomado como un montón por integralidad, debe haberse convertido en un 
montón por preponderancia. De igual manera el movimiento por preponderancia debe 
preceder al movimiento por integralidad, pues el movimiento por integralidad es la 
intensificación del movimiento por preponderancia. (115) Ahora bien, no existe el 
movimiento por preponderancia, como demostraremos, por lo tanto tampoco se 
producirá el movimiento por integralidad. Pues supóngase un cuerpo formado de tresirreductibles, dos que se mueven y uno sin movimiento, ya que esto es lo que requiere 
el movimiento por preponderancia. (116) Así pues, si añadimos a este cuerpo un cuarto 
irreductible sin movimiento, asimismo se producirá movimiento; pues si, en efecto, el 
cuerpo que está compuesto de tres irreductibles, dos que se mueven y uno sin 
movimiento, se mueve, al ser añadido el cuarto irreductible también se moverá, pues 
son más poderosos los tres irreductibles, gracias a los cuales antes se movía, que el 
único irreductible añadido. Pero si el cuerpo compuesto de cuatro irreductibles se 
mueve, también se moverá el compuesto de cinco, pues son más poderosos los cuatro 
irreductibles, gracias a los cuales antes se movía, que el irreductible añadido. (117) Y si 
el cuerpo compuesto de cinco se mueve, de todo punto se moverá también si se 
incorpora un sexto irreductible, ya que son más poderosos cinco que uno solo. Y así 
 
40 Acuñamos esta expresión para traducir el griego κατ’ εἰλικρίνειαν. De por sí, la expresión quiere decir 
en griego “en pureza” o “en rigor”. Aplicada al movimiento y opuesta a κατ’ ἐπικράτειαν, da la idea de lo 
integral frente a lo preponderante. 
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llega Diodoro hasta diez mil irreductibles intentando demostrar que es inconcebible el 
movimiento por preponderancia, pues es absurdo, dice, decir que se mueve por 
preponderancia un cuerpo en el cual nueve mil novecientos noventa y ocho irreductibles 
están inmóviles y sólo dos se mueven. De modo que nada se mueve por preponderancia. 
Si esto es así, tampoco por integralidad; de lo que se deduce que nada se mueve. (118) 
Pues bien, la especulación es más o menos así, pero parece que es sofística y que tiene 
una fácil refutación, pues al mismo tiempo que la adición del primer irreductible se 
esfuma el movimiento por preponderancia, estando en movimiento dos irreductibles y 
dos sin movimiento. De modo que tales especulaciones han de evitarse. 
35 S.E., M. X 142-143 (II, p. 333 Mutschmann): Los que han supuesto que todo se 
descompone en irreductibles, como Epicuro y su escuela, además más bien caen en 
dificultades más propias de jovenzuelos, (143) y para empezar, la de que no existirá 
movimiento, como Diodoro enseñaba ateniéndose a los lugares y los cuerpos 
irreductibles. Pues el cuerpo irreductible que se contenía en el primer espacio 
irreductible no se mueve, ya que estaba contenido en el espacio irreductible y lo tenía 
lleno por completo. Y asimismo, el que está situado en el segundo (espacio) no se 
mueve, pues ya se ha movido. Pero si lo que se mueve no se mueve ni en el primer 
espacio durante el tiempo en el que está en el primero, ni en el segundo, y, aparte de 
estos, no se concibe un tercer espacio, lo que se dice que se mueve no se mueve. 
36 S.E., P. III 10, 71 (I, p. 154 Mutschmann-Mau): También hay que mencionar aquello 
de que si algo se mueve, se mueve en el espacio en el que está o en el que no está; pero 
(no se mueve) ni en el que está, pues está quieto en este, si está en este, ni en el que no 
está, pues en el espacio en el que algo no está, allí no puede ser agente o paciente de 
nada; en consecuencia, no se mueve. Este argumento es de Diodoro Crono. 
37 S.E., P. II 22, 241-245 (I, pp. 127-128 Mutschmann-Mau): Y así el dialéctico no 
podrá decir nada en lo tocante a los sofismas que en una situación práctica requieren 
una solución; en cambio, planteándonos unas cuestiones de este tipo […]: (242) “si algo 
se mueve, ciertamente se mueve en el espacio en el que está, o en el que no está; pero 
(no se mueve) ni en el que está —pues está quieto—, ni en el que no está —¿pues cómo 
podría obrar algo en aquel en el que en principio ni siquiera está?—; en consecuencia, 
nada se mueve” […] (244) y reuniendo unas paparruchas de este tipo frunce el ceño, 
echa mano de la dialéctica y muy solemnemente se pone a construir argumentos para 
20 
 
ilustrarnos por medio de demostraciones silogísticas, […] lo de que algo se mueve […], 
siendo quizás suficiente, sin embargo, el oponerles la evidencia para que se quiebre su 
actitud aseverativa por medio del testimonio contrario que ofrecen los fenómenos y que 
los contrarresta. Tras habérsele planteado el argumento contra el movimiento a un 
filósofo, se puso a pasear en silencio […]. (245) Circula también una graciosa anécdota 
sobre Herófilo41 el médico: fue éste contemporáneo de Diodoro, el cual haciendo un uso 
de mal gusto de la dialéctica, desarrollaba argumentos sofísticos contra, entre otras 
muchas cuestiones, el movimiento. Así pues, cuando una vez que Diodoro se había 
dislocado el hombro fue a casa de Herófilo para que lo curase, él le gastó una broma 
diciendo: “o en el lugar en el que estaba el hombro se ha dislocado, o en el que no 
estaba; ni en el que estaba ni en el que no estaba; en consecuencia, no se ha dislocado”, 
con lo que el sofista se puso a rogar que dejara los argumentos de ese tipo, y le aplicara 
en cambio la cura apropiada que le ofrecía la medicina. 
38 S.E., M. I 309-312 (III, p. 671-672 Mutschmann-Mau): Sin embargo, quizá está de 
más avergonzar a los gramáticos con los términos más antiguos y quizá científicos, 
cuando no son capaces de comprender ni un epigramillo cualquiera, como el que fue 
compuesto por Calímaco dedicado a Diodoro Crono: “Mira, hasta42 los cuervos sobre 
los tejados graznan «¿Cuáles son los términos de la implicación?» y «¿Cómo a su vez 
existiremos?»” 43 . (310) Pues que Diodoro era un grandísimo dialéctico y enseñaba 
cómo debe ser juzgada la implicación válida, de modo que, porque su doctrina ya se 
imponía, incluso los cuervos sobre las casas graznaban su juicio sobre la implicación 
por la frecuente repetición, eso lo podría decir el gramático, y hasta ahí comprenderá lo 
 
41 Herófilo (siglos IV-III a.C.) es un médico afincado en Alejandría, cuya mayor aportación a la medicina 
fue la descripción del sistema nervioso y sus funciones. Es uno de los fragmentos usados para defender 
que parte de la vida y las enseñanzas de Diodoro se desarrollaron en Alejandría (cf. nota 5). Véase 
introducción, p. 3. 
42 Optamos aquí por seguir la corrección que hace R. Pfeiffer (propuesta por Wilamowitz) en la 
recopilación de fragmentos de Calímaco, κοὶ, en lugar del κου que dan los manuscritos de Sexto 
Empírico. 
43 Las palabras que dicen los cuervos pueden ser interpretadas de diferente modo: la primera parte es 
claramente una referencia a las argumentaciones sobre las implicaciones lógicas de Diodoro, mientras que 
la segunda da lugar a mayores dificultades. Se entiende que Sexto Empírico, como expone a 
continuación, toma estas palabras en el sentido de que Diodoro niega la muerte, por lo que los cuervos se 
preguntan cómo van a existir después (αὖθις). Sin embargo, podemos deducir que el valor que le atribuye 
Sexto Empírico, al igual que hace a lo largo de su obra, es un valor lógico (αὖθις = “a su vez”, 
“asimismo”). Hay quien postula, sin embargo, que αὖθι es en realidad la contracción de αὐτόθι, con 
sentido espacial, por lo que la pregunta de los cuervos sería “¿Cómo podremos llegar a estar allí (en el 
lugar al que nos hemos movido)?”, haciendo referencia a la negación del movimiento que propone 
Diodoro; Sexto Empírico no lo habría entendido, tomando un argumento que tendría referencia espacial 
como uno con referencia temporal (WHITE 1986, pp. 342-367). 
21 
 
que es comprensible hasta para los niños. (311) Pero cuando llegue a lo de “¿Cómo a su 
vez existiremos?” se quedará callado, al no aprehender el fondo44 que se intenta ilustrar. 
Y es que es propio de filósofos decir que es la opinión de Diodoro la idea de que nada 
se mueve. Pues lo que se mueve se mueve o en el lugar en el que está o en el que no 
está; pero ni lo primero ni lo segundo; en consecuencia, no se mueve. Y de la idea de 
que nada se muevese sigue la de que nada se destruye, (312) pues como, dado que una 
cosa no se mueve ni en el espacio en el que está ni en el que no está, nada se mueve, de 
ese modo, puesto que un ser vivo no muere ni en el tiempo en el que vive ni en el que 
no vive, en consecuencia, nunca muere. Y si esto es así, a su vez seremos según él seres 
siempre vivos. 
39 S.E., M. X 347 (II, p. 373 Mutschmann): En el mismo sentido, pero con un ejemplo 
diferente, también ha planteado Crono un argumento así: si la pared se destruye, o bien 
se destruye cuando están en contacto unas con otras las piedras y están unidas, o bien 
cuando están separadas; pero la pared no se destruye ni cuando están en contacto unas 
con otras y están unidas, ni cuando están separadas; en consecuencia, la pared no se 
destruye. 
En torno a la lógica proposicional 
40 S.E., P. II 11, 110-111 (I, p. 92 Mutschmann-Mau): Pues Filón dice que es una 
implicación válida aquella que no parte de algo verdadero y concluye en una falsedad, 
como por ejemplo, si es de día y yo estoy discutiendo, la proposición “si es de día, yo 
estoy discutiendo”. Diodoro, en cambio, aquella que no cabía ni cabe que partiendo de 
algo verdadero concluya en una falsedad; según él la implicación mencionada parece ser 
una falsedad, puesto que, si es de día y yo me he callado, habiendo partido de algo 
verdadero, concluirá en una falsedad; (111) la que es verdadera es la de que “si no 
existen elementos irreductibles de los seres, existen elementos irreductibles de los 
seres”, toda vez que partiendo de una falsedad, lo de que “no existen elementos 
irreductibles de los seres”, concluirá en algo según él verdadero, lo de que “existen 
elementos irreductibles de los seres”. 
 
44 Traducimos aquí πρᾶγμα como “fondo”, es decir, “materia”. El fragmento pertenece a un contexto en el 
que Sexto Empírico critica a los gramáticos porque solo dominan la forma, lo superficial, pero no la 
materia, el fondo. 
22 
 
41 S.E., M. VIII 112-117 (II, pp. 128-129 Mutschmann): Pues, en general, todos los 
dialécticos dicen que una implicación es válida cuando lo que se concluye en ella se 
sigue de lo que precede en ella; ahora bien, a propósito de cuándo y cómo se sigue, 
están en desacuerdo unos con otros y establecen criterios contradictorios sobre el 
seguirse. (113) Por ejemplo, Filón sostenía que la implicación es verdadera cuando no 
parte de algo verdadero y concluye en una falsedad, de modo que una implicación 
verdadera lo es, según él, en tres casos, mientras que en un solo caso es una falsedad. En 
efecto, cuando, partiendo de algo verdadero, concluya en algo verdadero, es verdadera, 
como lo de “si es de día, hay luz”; y cuando, partiendo de una falsedad, concluya en una 
falsedad, es asimismo verdadera, por ejemplo lo de “si la tierra vuela, la tierra tiene 
alas”; (114) e igualmente la que parte de una falsedad pero concluye en algo verdadero, 
es verdadera, como lo de “si la tierra vuela, la tierra existe”. Y únicamente es una 
falsedad cuando, partiendo de algo verdadero, concluya en una falsedad, como es lo de 
“si es de día, es de noche”, pues, si es de día, lo de “es de día” es verdadero, que era lo 
que precedía, y lo de “es de noche” es una falsedad, que era lo que se concluía. (115) 
Diodoro, en cambio, dice que es verdadera la implicación que ni cabía ni cabe que, 
partiendo de algo verdadero, concluya en una falsedad. Esto contradice la posición de 
Filón, pues una implicación como esta: “si es de día, yo estoy discutiendo”, si es de día 
en el momento presente y yo estoy discutiendo, es verdadera según Filón, puesto que 
partiendo de algo verdadero, lo de “es de día”, concluye en algo verdadero, lo de “yo 
estoy discutiendo”; en cambio, según Diodoro, es una falsedad, pues cabe que en alguna 
ocasión, habiendo partido de algo verdadero, lo de “es de día”, concluya en una 
falsedad, lo de “yo estoy discutiendo”, en el caso de que me haya callado, y cabía que, 
partiendo de algo verdadero, concluyera en una falsedad, lo de “yo estoy discutiendo”, 
(116) ya que antes de que empezara a discutir, partía de algo verdadero, lo de “es de 
día”, pero concluía en una falsedad, lo de “yo estoy discutiendo”. Asimismo la que se 
formula así: “si es de noche, yo estoy discutiendo”, si es de día y yo estoy callado, es 
igualmente verdadera según Filón, pues partiendo de una falsedad concluye en una 
falsedad; en cambio, según Diodoro es una falsedad, pues cabe que esa misma 
implicación, habiendo partido de algo verdadero, concluya en una falsedad, si ha 
llegado la noche, y asimismo yo no estoy discutiendo sino guardando silencio. (117) Y 
claro está, también la de “si es de noche, es de día”, si es de día, es verdadera según 
Filón, por el hecho de que partiendo de una falsedad, lo de “es de noche”, concluye en 
algo verdadero, lo de “es de día”; en cambio, según Diodoro es una falsedad, por el 
23 
 
hecho de que cabe que si se ha hecho de noche, partiendo de algo verdadero, lo de “es 
de noche”, concluya en una falsedad, lo de “es de día”. 
42 S.E., M. VIII 265 (II, p. 163 Mutschmann): Asimismo dese por admitido que las 
expresiones tienen naturaleza incorpórea. Mas puesto que dicen que el signo en la 
implicación válida es el antecedente, será necesario que la implicación válida esté 
establecida y acreditada de antemano, si la tal implicación es la que dice Filón o la que 
dice Diodoro, o bien una mezcla de ambas, o bien la establecida de cualquier otro 
modo; ya que, habiendo muchas divergencias sobre ella (sc. la implicación válida), no 
es posible concebir cabalmente el signo si el desacuerdo queda sin resolver. 
43 S.E., M. VIII 332-333 (II, p. 179 Mutschmann): Pues para no repasar muchos juicios 
sobre la implicación, digamos aquí que es una implicación válida la que no parte de algo 
verdadero y concluye en una falsedad: la de que “si existe el movimiento, existe el 
vacío”, según Epicuro, partiendo de algo verdadero, lo de “existe el movimiento” y 
concluyendo en algo verdadero, será verdadera; pero según los peripatéticos, partiendo 
de algo verdadero, lo de “existe el movimiento” y concluyendo en una falsedad, lo de 
“existe el vacío”, será una falsedad; (333) en cambio, según Diodoro, partiendo de una 
falsedad, lo de “existe el movimiento”, y concluyendo en una falsedad, lo de “existe el 
vacío”, la propia implicación será verdadera, pero la premisa “existe realmente el 
movimiento” la refuta como falsedad. 
44 Cic., Acad. II 47, 143 (p. 100 Plasberg): En esto mismo que los dialécticos enseñan en 
los rudimentos, de qué modo hay que juzgar si es verdadera o falsa cualquier 
implicación formulada de este modo: “si es de día, hay luz”, ¡cuánta discusión hay! 
Diodoro tiene una opinión, Filón otra y otra Crisipo. 
En torno a la lógica modal 
El argumento soberano 
45 Epict., Diss. II 19, 1-5 (pp. 169-170 Schenkl)45: El argumento soberano parece que 
está planteado a partir de unas bases que son aproximadamente las siguientes: 
 
45 Epicteto menciona también el argumento soberano en Diss. II 19, 8-9 y Diss. II 18, 17-18, pero dado 
que en dichos fragmentos no realiza una explicación de éste, no consideramos oportuno incluirlos en el 
presente trabajo. 
24 
 
existiendo una contradicción mutua y compartida 46 entre estas tres consideraciones, 
“todo acontecimiento pretérito verdadero es necesario”, “lo imposible no se sigue de lo 
posible”, y “es posible aquello que ni es verdadero ni lo será”, habiendo percibido esta 
contradicción, Diodoro se sirve de la verosimilitud de las dos primeras para establecer la 
de que no es posible aquello que ni es verdadero ni lo será. (2) Por lo demás, alguien 
observará, como las dos compartidas, las siguientes: que es posible aquello que ni es 
verdadero ni lo será, y que lo imposible no se sigue de lo posible; perono que todo 
acontecimiento pretérito real es necesario, como parece que es la opinión de Cleantes47 
y su escuela, a los cuales manifestó un gran apoyo Antípatro48. (3) Otros, las otras dos: 
que es posible lo que ni es verdadero ni lo será, y que todo acontecimiento pretérito 
verdadero es necesario, y que, en cambio, lo imposible se sigue de lo posible. (4) Pero 
es imposible observar aquellas tres debido a que existe contradicción mutua y 
compartida. (5) Así pues, si alguien me pregunta: “¿tú cuáles de estas observas?”, le 
responderé que no lo sé, pero he recibido la información en ese sentido: que Diodoro 
observaba aquellas, Pantoides49 y Cleantes y su escuela, creo, las otras, y Crisipo y su 
escuela las otras. 
46 Cic., Fat. 6, 12 - 7, 13 (p. 155 Giomini): Ojo, Crisipo, con desertar de tu causa, por la 
cual mantienes una gran contienda con Diodoro, un valioso dialéctico. Pues si es 
verdadera la implicación así formulada: “si alguien ha nacido al salir la Canícula, éste 
no morirá en el mar”, también es verdadera esta otra: “si Fabio ha nacido con la 
aparición de la Canícula, Fabio no morirá en el mar”. Así pues, existe una contradicción 
entre estas consideraciones: que Fabio ha nacido con la aparición de la Canícula y que 
Fabio va a morir en el mar; y puesto que se da por cierto en el caso de Fabio que ha 
nacido con la aparición de la Canícula, estas consideraciones también se contradicen 
entre sí, que Fabio existe y que va a morir en el mar. Así pues, esta implicación está 
formulada a partir de contradicciones: “Fabio existe, y Fabio morirá en el mar”, lo que, 
tal como se ha planteado, no puede darse. Luego la proposición “Fabio morirá en el 
mar” es de esa clase de lo que no puede realizarse. Así pues, todo aquello que se dice 
 
46 Traducimos así κοινῆς. El sentido es que de las tres proposiciones, sistemáticamente dos de ellas 
comparten veracidad frente a la falsedad de una tercera. 
47 Cleantes de Asos (siglos IV-III a.C.), discípulo de Zenón de Citio y sucesor suyo al frente de la Estoa. 
48 Antípatro de Tarso (siglo II a.C.), sucesor de Diógenes de Babilonia al frente de la Estoa y maestro de 
Panecio. 
49 Pantoides (siglo III a.C.), figura oscura de la escuela dialéctica. 
25 
 
que será falso en el futuro, no puede realizarse. (7, 13) Pero esto, Crisipo, no es de 
ningún modo lo que quieres, y es sobre todo por eso mismo por lo que mantienes la 
disputa con Diodoro. Pues él dice que sólo puede realizarse lo que o es verdadero o será 
verdadero, y dice que cualquier cosa que haya de ser es necesario que eso se realice, y 
dice que cualquier cosa que no vaya a ser, eso no puede realizarse. 
47 Cic., Fat. 9, 17 (pp. 157-158 Giomini): Pero volvamos a aquella contienda de Diodoro 
que llaman Περὶ δυνατῶν (Sobre lo posible), en la cual se plantea cuál es el sentido de 
lo que puede realizarse. Así pues la opinión de Diodoro es que solo se puede realizar 
aquello que o es verdadero o va a ser verdadero; punto que toca la cuestión esa de que 
nada que no sea necesario que se realice se realiza, y que cualquier cosa que pueda 
realizarse, o ya es o va a ser; y que no puede cambiarse de verdadero en falso aquello 
que va a ser, más que lo que se ha realizado; pero que en lo realizado se manifiesta la 
imposibilidad de cambiar, mientras que en ocasiones en aquello que se va a realizar, 
como no se manifiesta, ni siquiera parece que sea posible. 
48 Hier., adv. Pelag. I 9 (p. 502 c-d Migne): Entre Diodoro y Crisipo, unos 
valiososísimos dialécticos, existe esta contienda περὶ δυνατοῦ (sobre lo posible). 
Diodoro dice que solo puede realizarse aquello que o es verdadero o va a ser verdadero. 
Y cualquier cosa que vaya a ser, es necesario que se realice. Por su parte, cualquier cosa 
que no vaya a ser, eso no puede realizarse. En cambio, Crisipo dice que también lo que 
no va a ser puede realizarse: como que se rompa esta perla, incluso si esto nunca va a 
suceder. 
49 Cic., Fam. IX 4 (p. 281 Schackleton Bailey): Cicerón a Varrón. Sábete que yo κρίνειν 
περὶ δυνατῶν κατὰ Διόδωρον (sigo sobre lo posible el juicio de Diodoro). Por lo que, si 
vas a venir, que sepas que es necesario que tú vengas; si en cambio no vas a venir, es 
ἀδύνατον (imposible) que tú vengas. Ahora bien, considera cuál de las dos κρίσεις 
(juicios) te agrada más, si el de Crisipo o este, que nuestro Diódoto50 no digería. En 
cualquier caso, también sobre estas cosas hablaremos cuando tengamos tiempo; también 
eso es κατὰ Χρύσιππον δυνατόν (posible según Crisipo). 
 
50 Diódoto (siglos II-I a.C.), filósofo estoico, maestro de Cicerón. 
26 
 
50 Plu., de stoic. Repugn. 46 (p. 1055d-f Casevitz-Babut)51: ¿Cómo no va a estar en 
contradicción con su argumento (sc. de Crisipo) sobre el destino el argumento sobre los 
posibles? Pues si no es posible lo que es verdadero o lo será, según Diodoro, sino que 
todo lo susceptible de realizarse, aunque no vaya a realizarse, es posible, serán posibles 
muchas cosas que no son conformes al destino. De modo que o bien el destino pierde la 
fuerza invencible, ineluctable y omnipotente, o bien, siendo éste como Crisipo pretende 
que es, lo que es susceptible de realizarse irá a dar muchas veces en lo imposible. Y 
todo lo verdadero será necesario, porque está apresado por la necesidad más poderosa 
de todas; en cambio, toda falsedad será imposible, porque tiene implícita la mayor de las 
razones que le estorba el convertirse en algo verdadero. Pues a quien le está reservado 
como destino morir en el mar, ¿cómo va a ser posible que ese sea susceptible de morir 
en tierra? ¿Y asimismo, cómo va a ser posible que quien está en Mégara se presente en 
Atenas si esto está impedido por el destino? 
51 Alex. Aphr., de An. I 15 (pp. 183, 34 – 184, 10 Wallies): Puede (sc. Aristótles) estar 
refiriéndose también a la teoría de los posibles, tanto la de lo de que o es o será, la cual 
se llama diodorea; pues él definía como posible solamente lo que es o lo que será de 
todo punto; pues que yo llegue a estar en Corinto, según él, es posible si estuviera en 
Corinto, o si fuera a estarlo de todo punto, pero si no llegara a estarlo, no sería posible; 
y también el que el crío llegue a ser gramático52 es posible si de todo punto fuera a 
serlo; y es para probar eso para lo que el argumento soberano está planteado por 
Diodoro. Como asimismo (puede estar refiriéndose) a la de Filón: esta era la que se 
formula conforme a la mera propiedad del sujeto, aunque su realización esté impedida 
por alguna necesidad externa; así decía que es posible que el rastrojo que está en el 
barbecho 53 o en el fondo del mar se queme estando allí, aunque eso mismo esté 
impedido forzosamente por lo que le rodea. 
52 Simp., in Cat. 7 (pp. 195, 3 – 196, 24 Kalbfleisch): Experimentan también otras 
dificultades que son inherentes a la llamada cuestión sobre los posibles y que pueden 
resolverse gracias a ella: “Pues vamos a ver, ¿con qué criterio —dicen— juzgaremos lo 
 
51 Plutarco vuelve a mencionar el argumento soberano en De comunn. Notit. 24, p. 1070 c-d, pero dado 
que no aporta ninguna explicación, hemos optado por no incluir dicho fragmento. 
52 Nada hay en el contexto que nos permita distinguir si se usa γραμματικός como sustantivo, 
“gramático”, o como adjetivo, “instruido”. 
53 Es raro el uso de ἄτομος en femenino para referirse a la tierra sin labrar; probablemente el texto esté 
corrupto. 
27 
 
perceptible y lo cognoscible?, ¿únicamente con el criterio de la propiedad, como 
sostenía Filón, aunque ni haya ni llegue a haber conocimiento de ello, como el madero 
que está en el mar Atlántico es inflamable en lo que depende de sí mismo y de su propia 
naturaleza?; ¿o acaso este tipo de conceptos deben juzgarse con el criterio de la 
propiedad queno encuentra impedimentos, en la medida en que se prestan por 
naturaleza por sí mismos a caer en el dominio del conocimiento y la percepción, si no lo 
estorba ningún impedimento manifiesto?; ¿o bien ni lo uno ni lo otro, sino que se habla 
de lo cognoscible cuando el conocimiento de ello existe o va a existir, y lo posible se va 
a juzgar con el criterio del resultado?” […] Y que no existiendo lo cognoscible no existe 
el conocimiento, es cosa que se admite; pues a partir de lo cognoscible llega a existir el 
acto que le concierne. En cambio, que no existiendo el conocimiento es posible que 
exista lo cognoscible, los que juzgan lo posible únicamente con el criterio de la 
propiedad lo admiten, —pues tiene implícita la naturaleza apropiada para ser 
conocido—, mientras que los que lo dictaminan con el criterio del resultado no lo 
admiten, a menos que vaya a resultar en una realización efectiva. Así pues constata cuán 
absurda es la situación que experimentan quienes juzgan lo posible de la misma manera 
que los antiguos, con el criterio de la propiedad cualquiera que sea, como Filón, y en 
cambio tienen dificultad por ello según la noción de Diodoro, que juzga lo posible con 
el propio 54 criterio del resultado, y aducen como objeción a esa noción que lo 
cognoscible es cognoscible aunque no exista el conocimiento. 
53 Phlp., in A. po. I 15 (p. 169, 17-21 Wallies): Diodoro dice que hay algunos otros 
sentidos de lo posible: pues dice que es posible lo que ya ha resultado, que es a lo que 
nosotros lamamos lo existente, o lo que es posible que resulte pero aún no ha resultado. 
En cambio, Filón dice que es posible lo que ha resultado, o lo que es posible que resulte 
aunque nunca resulte, como decimos que es perceptible una concha en el fondo del mar. 
54 Boeth., in Int. 9 (II, pp. 234, 10 – 235, 9 Meiser): Así pues, hay tres maneras de 
entender la posibilidad. Filón dice que es posible lo que por la propia naturaleza del 
enunciado puede ser tomado como verdad, como cuando digo que hoy voy a volver a 
leer las Bucólicas de Teócrito; esto, si nada externo lo impide, por cuanto depende de sí 
mismo, puede predicarse verazmente. Por su parte, del mismo modo el propio Filón 
establece que es necesario lo que, siendo verdad, por cuanto depende de sí mismo, 
 
54 Se traduce αὐτῇ τῇ ἐκβάσει en lugar del †ταύτῃ τῇ ἐκβάσει editado por Kalbfleisch. 
28 
 
nunca podría ser susceptible de ser falso. Determina a su vez que es no necesario lo que, 
por cuanto depende de él, podría dar cabida a la falsedad. Pero es imposible, lo que 
según su propia naturaleza nunca podría dar cabida a la verdad. Sin embargo, él mismo 
confirma que lo contingente y lo posible son una misma cosa. Diodoro determina que es 
posible lo que es o será; imposible, lo que, siendo falso, no será verdadero; necesario, lo 
que, siendo verdadero, no será falso; no necesario, lo que ya es o será falso. [...] Pero si 
todas las cosas se realizan por necesidad, hay que alinearse sin ninguna duda con la 
opinión incorrecta de Diodoro. Pues él pensó que si alguien va a morir en el mar, ese no 
sería susceptible de morir en tierra, que no es lo que dicen ni Filón ni los estoicos. Pero 
aunque no sea eso lo que digan, sin embargo, si miden una parte de la contradicción con 
el criterio del resultado de la necesidad, se ven obligados a pensar lo mismo que 
Diodoro. 
55 Boeth., in Int. 12 (II, p. 412, 8-21 Meiser): Así pues, teniendo en principio dos facetas 
lo posible: una la que se dice de lo que, no siendo, sin embargo es posible; otra la que se 
predica de lo que ya es en acto y no solo en potencia, lo posible según esta segunda 
faceta, lo que ya es en acto, muestra dos aspectos de sí: uno el de que, siendo, no es 
necesario; el otro el de que, siendo, también lleva implícito en sí el que sea necesario 
que sea. Y esto no solo lo capta la sutileza de Aristóteles, sino que Diodoro también 
define así lo posible: lo que es o será. Por tanto, a lo que Diodoro llama “será”, eso 
Aristóteles lo entiende como posible, lo que, no siendo, sin embargo puede realizarse; y 
por su parte lo que Diodoro llamó “es”, esto lo interpreta Aristóteles como posible, 
aquello a lo que se denomina posible por el hecho de que ya es en acto. 
56 Them., Or. II 30 b-c (I, pp. 37-38 Schenkl-Downey): ¿Entendéis vosotros tal vez, si 
alguien anda discutiendo sobre silogismos de acá para allá, y es capaz de analizar 
argumentos sin valor, y desembozar los embozados y a su vez los confirmativos y 
refutativos, como Filón o Diodoro, a quienes se deben esos ilustres monumentos, el 
Soberano y el Cornudo, sofismas intratables y maliciosos cuya comprensión es difícil y 
su conocimiento inútil, como la atadura del yugo del carruaje de Midas —pues bien, 
entendéis que ese filosofa, o más bien quienquiera que delibere a menudo sobre la 
virtud, el arrojo y la valentía sentado sobre un camastro dirigiéndose a tres o cuatro 
jóvenes, no siendo capaz de asomarse de la habitación por su debilidad? 
 
29 
 
Fragmentos de dudosa adscripción 
57 Alexis F 110 (II, p. 80 Kassel-Austin) (ap. Ath., IV 165d): Alexis en La muchacha de 
Cnido: “El maldito Diodoro en dos años hizo una pelota55 de la hacienda paterna; tan 
frescamente se lo ventiló todo”. 
58 Arist., Metaph. Θ 1046 b, 29-32: Hay algunos que dicen, como los Megáricos56, que 
solamente cuando es en acto se puede, mientras que cuando no es en acto no se puede; 
por ejemplo, el que no está construyendo no puede construir, sino que lo puede el que 
está construyendo cuando está construyendo. Y del mismo modo en los demás casos. 
59 Alex. Aphr., in Metaph. Θ 2.3 (II, p. 570, 25-30 Hayduck): Aristóteles se estaría 
refiriendo con Megáricos a Euclides y su escuela, pues este tenía su escuela en Mégara. 
Dice en efecto que los Megáricos hacen que potencia y acto sean lo mismo. Pues decían 
que el que construye, cuando está construyendo, entonces tiene la capacidad de 
construir y puede construir; en cambio, cuando no está construyendo, no puede ni tiene 
desde luego tal capacidad, por el hecho de que la potencia es lo mismo que el acto. Y 
del mismo modo en los demás casos. 
60 Alex. Aphr., in Metaph. A 9 (I, p. 84, 16-18 Hayduck) (=Phan., fr. 9 Wehrli): Fenias 
dice en su Contra Diodoro que Políxeno el sofista introduce al tercer hombre diciendo 
[...]. 
61 Ath. I 16e (= Phan., fr. 18 Wehrli): Y también los pretendientes en Homero 
disfrutaban “con los dados ante las puertas”, no habiendo aprendido el juego de dados 
del megárico 57 Diodoro, ni tampoco de León de Mitilene, que era ateniense de 
ascendencia, el cual era invencible en el arte de los dados, como dice Fenias. 
 
55 La expresión σφαῖραν ἀπέδειξε τὴν πατρῷαν οὐσίαν, que ha sido literalmente traducida en el presente 
ejercicio, es una forma que Alexis tiene de referirse al derroche de la hacienda paterna. No hay 
fundamento para identificar al Diodoro de Alexis con Diodoro Crono; véase ARNOTT 1996, pp. 295-296. 
56 Sedley, quien niega que Diodoro pertenezca a la escuela de Mégara, no identifica a Diodoro como 
referente de Aristóteles en este pasaje. Véase introducción, p. 2. 
57 Μεγαρικοῦ es una conjetura de Schweighäuser —aceptada por Denyer (DENYER 2002, pp. 599-600)— 
por el μεγάλου del manuscrito de Ateneo. 
30 
 
62 Eust., ad Hom. Od. I 107 (I, pp. 28, 33 - 29, 2 Stallbaum): Dice58 que asimilando 
Diodoro el megárico la tal piedra59 a la danza de los astros, Clearco dice que tiene 
analogía con los cinco planetas. 
63 D.L., VII 200. 202 (pp. 599-600 Dorandi): (Reseñando los títulos de Crisipo) Contra 
los críticos, dirigido a Diodoro, un libro. (VII 202) Sobre la diversidad de las virtudes, 
dirigido a Diodoro, cuatro libros. 
 
 
58 Ὁ τὰ περὶ τῆς Ἑλληνικῆς παιδιᾶς γράψας, la fuente de Eustacio;

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