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Resumen Psicología Etica y Derechos Humanos

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ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS
Segundo Parcial
Prof. Prácticos: Rodolfo Albarracín
Prof. Teóricos: Julieta Bareiro y Magali Milmaniene
Luciana Bertoli
LU 402283620
2do cuatrimestre
2018
1- En el caso presentado, podría pensarse que Oshima llegó a la instancia del suicidio por no haber sido diagnosticado correctamente y, con esto, ser tratado en consecuencia (suponiendo que haya tenido entrevistas con algún trabajador de la salud). 
Por un lado, se podría tomar esto, en términos de Reich (2001) como una equivocación en el diagnostico por falta de información sobre la enfermedad, ya que en Japón había un desconocimiento de la depresión, no se la diagnosticaba porque se consideraba que sus síntomas se debían a causas físicas y sólo se recomendaba descanso.
Por otro lado, también podemos pensar que se trata, siguiendo a este autor, de un diagnóstico erróneo, no intencionado. Esto, en principio, por las conocidas limitaciones inherentes al proceso diagnóstico, el cual presenta, según Reich (2001), dudosa fiabilidad, inconsistencia y tendencia a cambios, frecuentes sesgos y un uso de criterios subjetivos.
Además, teniendo en cuenta que, “el diagnóstico es un acto social y tiene lugar dentro de un contexto social ” (p. 192), y que los diagnósticos se hacen en base a comportamientos que son juzgados en relación a normas sociales, es decir, comparados en cierta forma con los comportamientos esperados dentro de una sociedad, teniendo en cuenta esto, debemos considerar que este caso tiene lugar dentro de un contexto social en el cual no se tenían en cuenta las causas personales de alguien, como el hecho de trabajar en exceso, y que esto podía estar en relación con un cierto estado de ánimo. Se pensaba que la depresión tenía que ver solo con una cuestión de herencia genética, en la tradición médica japonesa se desconocía a la depresión como una combinación entre lo físico y lo psicológico. Quizás en otro contexto social, este caso no hubiera llegado a un suicidio.
En relación a esto, debemos considerar que los trabajadores de la salud se guían por una o más teorías de la enfermedad mental que se asocian a sistemas nosológicos. La adherencia a una u otra teoría o sistema puede influir en la forma de evaluar el comportamiento de una persona. En el caso de Oshima, podemos decir que la falta de diagnóstico se debe en parte al enfoque propio de la tradición médica japonesa, que, como se mencionó más arriba, no consideraba a la depresión como una enfermedad que pudiera estar relacionada con las condiciones de vida de una persona.
Luego de una gran campaña de marketing de una farmacéutica japonesa que promocionaba un antidepresivo, se duplicó en sólo cuatro años la cantidad de personas diagnosticadas con un trastorno del estado de ánimo. A partir del marketing generado por esta empresa, para favorecer sus propios intereses económicos, la depresión pasó, no solo a ser aceptada como enfermedad sino a estar “de moda”. Podríamos inferir que como consecuencia de esto, se comenzó a sobrediagnosticar depresión ya que la cantidad de gente diagnosticada se duplicó en solo cuatro años (y junto con esto obviamente creció el mercado de antidepresivos). Podemos suponer también, debido a la cantidad de diagnósticos, que algunos de ellos fueran erróneos o al menos dudosos. 
En el caso presentado, un diagnóstico erróneo, o la falta de diagnóstico, tuvo como consecuencia el suicidio de Oshima. Ya que al no ser diagnosticado correctamente no recibió la atención o tratamientos necesarios para su mejoría. Por otro lado, el hecho de que aumentara la cantidad de diagnósticos de depresión y con ello la venta de anti depresivos podría haber tener como consecuencia la prescripción de una medicación errónea para personas que no eran realmente depresivas y esto traer aparejados daños para su salud. 
2- En primer lugar, siguiendo a França (1996), se podría decir que el modelo de salud que predominaba anteriormente en Japón era un modelo médico, naturalista. Y esto, debido a que no reconocían la existencia de la depresión como una condición física y psicológica. La depresión se tomaba como algo físico y no como una combinación entre aspectos físicos y psicológicos. 
El modelo médico se enmarca dentro del paradigma cientificista, que parte de considerar que la definición de lo que es salud mental y lo que es enfermedad es independiente de los valores sociales y éticos de una sociedad[footnoteRef:1]. A partir de esto, podríamos inferir que según este modelo, no habría relación entre el hecho de que Oshima trabajara excesivamente a diario durante meses y su suicidio. No habría relación entonces entre la depresión y la cultura del trabajo de Japón, entre las condiciones de vida de las personas y la salud mental. [1: França, 1996.] 
En el juicio de la familia de Ichiro Oshima con la agencia Dentsu, la defensa de esta agencia intento argumentar que la depresión era sólo una cuestión de herencia genética, creencia que podría enmarcarse dentro del modelo médico. 
Por otro lado, en el juicio se demostró que la causa de la depresión podía relacionarse con las circunstancias personales de alguien, y que no era solo una cuestión de herencia genética. Esta concepción de la depresión podría entrar en el modelo mental de salud, el cual considera que las enfermedades psicológicas tienen su causalidad en lo psíquico, y se relacionan con lo orgánico solo colateralmente.
Podría relacionarse entonces el suicidio de Oshima con la calidad de vida que llevaba, consecuencia del trabajo excesivo que mantenía. 
Podemos pensarlo también desde el modelo social de salud. Una de las concepciones de este modelo es la enfermedad mental como mala relación social a diferencia de la “normalidad” o salud como adaptación. Entra en relación el contexto y no solo las causas personales del individuo. En el caso de Oshima, la depresión tiene clara relación con el ámbito laboral y podríamos inferir una “inadaptación” al ritmo de trabajo que se llevaba en el contexto social en el que vivía. 
Para no caer en estigmatizaciones, el profesional puede promover la idea de que el diagnostico no es algo estático sino que puede ser un estado en la vida de un sujeto que puede evolucionar, puede tratarse. A su vez, promover el conocimiento de que la depresión no es algo causado únicamente por lo biológico sino que tiene que ver con la calidad de vida y el contexto social, es decir que modificando las condiciones de vida se puede mejorar el estado de salud. Evitando así la idea de que estar depresivo en algún momento de la vida significa serlo para toda la vida. El conocimiento de que la depresión no sea algo que tenga que ver solo con lo biológico o la herencia genética puede derribar la idea de que no se nace depresivo sino que es algo que se puede ir construyendo a partir de la suma de varios factores e invita a cuestionar cuáles son esos factores y cuántos de ellos pueden modificarse. En este caso, podemos pensar que los exámenes de estrés a los trabajadores pueden servir a este propósito. 
3- Desde el punto de vista organizacional, en un caso como el presentado, las responsabilidades que atañen al psicólogo son, dar cuenta de las dificultades de la empresa, cuales son las condiciones que podrían estar afectando al bienestar emocional de los individuos, lo cual se podría llevar a cabo a través de los exámenes de estrés a los individuos, y así ayudar a sus miembros a realizar un autoanálisis del funcionamiento sistémico. En base a esta evaluación, pensar posibles cambios organizacionales que aporten al bienestar de los individuos y al mejoramiento del funcionamiento global del sistema. Por último, llevar a cabo técnicas de ingeniería psicológica que permitan una modificación en la forma en que la organización desarrolla sus finalidades incrementando así el bienestar global y personal del sistema y sus integrantes[footnoteRef:2]. Podemos decir que, en este caso, la función del psicólogo dentro de una empresa sería la de evaluar la situación general, haciendo hincapié en las condiciones laboralesque podrían influir en la salud mental de los trabajadores y trabajar para el mejoramiento del ámbito laboral en general. [2: França, 1996.] 
Si bien el trabajador de la salud en este caso es un empleado de la empresa y tiene deberes que cumplir para con la misma, no puede sustraerse de la responsabilidad de velar por la salud mental de los individuos. Uno de los conflictos éticos que podría presentarse es justamente entre sus obligaciones como empleado y sus obligaciones con las personas a las que sirve profesionalmente.
Es éticamente imperativo que el psicólogo obtenga el consentimiento libre e informado de los individuos antes de cualquier intervención en una organización. Es decir que en este caso, antes de realizar los exámenes de estrés o algún tipo de tratamiento o intervención posterior, los involucrados deben estar al tanto de los objetivos y procedimientos que se llevaran a cabo con su intervención, así como sus posibles consecuencias. En este punto, puede surgir otro conflicto ético y es que, puede haber cierta presión por parte de la autoridad organizacional para con los individuos involucrados, los cuales puede que no tengan la libertad para decidir si participar o no. El psicólogo debe buscar siempre la manera de evitar el condicionamiento a la libertad de los implicados[footnoteRef:3]. Para esto, es necesario tomar a la persona como un sujeto autónomo capaz de tomar decisiones sobre su vida. Esto se sustenta en el respeto por el derecho a la autodeterminación y autonomía, del cual se desprende la norma del consentimiento informado que plantea el Código de Fe.P.R.A. [3: França, 1996.] 
Por otro lado, puede presentarse un problema ético respecto a la intimidad y confidencialidad de los trabajadores. El secreto profesional en el ámbito organizacional constituye el deber ético de la confidencialidad tanto al interior como al exterior de la misma. 
En este punto, la acción podría estar guiada por el Código de Ética de la American Association for Counseling and Development (1981)[footnoteRef:4], que establece que los datos o informes psicológicos deben ser considerados información profesional para uso en la relación psicológica y no como parte de los ficheros de la institución. Es decir que estos datos no deben estar al alcance de todos sino únicamente ser usados profesionalmente. El material psicológico solo puede ser revelado a otros bajo el expreso consentimiento del individuo. [4: Asociación Americana de Asesoramiento y Desarrollo.] 
4- En un primer momento no se consideraba a la depresión como categoría clínica. A partir de una campaña publicitaria comienza a instalarse esta categoría y hasta a ponerse de “moda”. La cantidad de personas diagnosticadas se duplica en sólo cuatro años. 
Desde la ética de la investigación en ciencias sociales podemos pensar que antes de la venta de los antidepresivos publicitados, debería haberse hecho una investigación que cumpla con determinadas pautas éticas. Entre ellas, la obtención del consentimiento informado de quienes participarían en esta investigación. Por otro lado, en relación a la administración de sustancias se debe justificar científicamente su utilización, tales sustancias deben obtenerse de modo legal y utilizarse en las condiciones que fijan las leyes, y se debe tener el debido conocimiento y experiencia sobre los efectos de las mismas[footnoteRef:5]. Según Rovaletti (2012), en el ámbito de la investigación suelen presentarse conflictos de intereses, es decir, un conflicto entre intereses primarios e intereses secundarios. Los intereses primarios refieren a los deberes profesionales, como el bienestar del paciente o la validez de la investigación. Entre los intereses secundarios se encuentra la ganancia financiera, el deseo de prestigio, la preferencia por la familia o amigos. Estos últimos están presentes en las investigaciones pero se tornan ilegítimos cuando influyen o dominan a los intereses primarios en la toma de decisiones profesionales. Esta autora plantea una “polarización sistemática” de los resultados que surgen de investigaciones patrocinadas por la industria farmacéutica y de los que surgen de investigaciones no patrocinadas. De esto se desprende que las cuestiones o temas científicos que se analizan en las investigaciones reflejan los intereses del patrocinador. Un conflicto que se puede presentar en las empresas es entre sus fines comerciales y las necesidades médicas, económicas y sociales. Prueba de esto es, no solo la orientación en las prácticas y la investigación financiadas sino incluso la censura y distorsión de resultados para su publicación. [5: Rovaletti, 2012.] 
En este punto, podemos cuestionar entonces si la investigación sobre la depresión y el uso de antidepresivos y luego la gran campaña de marketing desplegada se llevó a cabo impulsada realmente por un beneficio posible para la sociedad o la búsqueda de una mejora en la calidad de vida o si estuvo pura y exclusivamente influenciada por los intereses económicos del patrocinador.
Bibliografía
Código de la Asociación de Psicólogos. Códigos de la Federación de Psicólogos de la República Argentina, 10/04/1999. Principios y reglas éticas de la profesión. 
França- Tarragó, O (1996). Principales criterios éticos para la investigación psico psiquiátrica. En O. França- Tarragó, Ética para Psicólogos (pp. 99-105). Bilbao: Desclée De Brouwer.
Reich, W. (2001). El diagnóstico psiquiátrico como problema ético. En S. Bloch, P. Codoff, S. Green (Eds.) La ética en psiquiatría (189-216).
Rovaletti, M.L. (1995). Reflexiones para una ética del proceso psicoterapéutico. En M.L. Rovaletti (Ed.), Ética y psicoterapia (pp. 29-44). Buenos Aires: Biblos.
Rovaletti, M.L. (Ed.) (2012). La Ética de la investigación en el ámbito de las Ciencias Sociales y/o Humanas. Buenos Aires: Departamento de Publicaciones- Facultad de Psicología, UBA (Textos de VVAA sobre problemas éticos de la investigación, guía para evaluación ética de proyectos, conflicto de intereses, integridad y responsabilidad científica, reglas éticas, competencia, datos sensibles, consentimiento colectivo, ética intercultural, vulnerabilidad y daños, investigación y discapacidad, investigación y VIH-Sida, investigación y clínica). 
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