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Orientaciones Didacticas para el Desarrollo de la velocidad

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ORIENTACIONES DIDÁCTICAS PARA EL DESARROLLO DE LA VELOCIDAD MEDIANTE
EL MODELO COMPRENSIVO EN LA INICIACIÓN DEPORTIVA ESCOLAR
Mª José Daniel Huerta, Juan Manuel Borrego Jiménez
RESUMEN
Podemos considerar la velocidad como la capacidad física que mejor puede integrarse en el modelo comprensivo,
conociendo que es a través del razonamiento y entendimiento de la actividad motriz como un sujeto es capaz de asimilar un
aprendizaje. Nuestra propuesta de trabajo surge de la posibilidad de incorporar este componente cuantitativo a las realiza-
ciones motrices en la Iniciación Deportiva, teniendo presente que en la resolución de problemas motores con componente
motivacional, la velocidad de reacción se manifiesta como un determinante de la adecuación espacial y temporal a situacio-
nes en las que existe incertidumbre.
Tras abordar los factores que nos permiten hacer esta propuesta, basándonos en el estudio de la velocidad de reacción,
nuestra intención es presentar algunas orientaciones didácticas para su incorporación al trabajo global, táctico y comprensi-
vo en las etapas de formación deportiva.
INTRODUCCIÓN
La velocidad puede ser definida, desde el punto de vista de la física como V= e/t, sin embargo, desde el punto de vista
deportivo es entendida como «la capacidad de realizar uno o varios movimientos en el menor tiempo posible a ritmo de eje-
cución máxima».
Como bien es sabido, la velocidad posee varios componentes entre los que podemos destacar el componente de reac-
ción, el de contracción y el de desplazamiento. Esto significa que, en función del componente existente, emerge un tipo de
velocidad diferente, es decir, si se posee un componente de reacción dará lugar a la velocidad de reacción, por ejemplo.
Centrándonos en el objeto de esta comunicación, hemos de potenciar y justificar la importancia del trabajo de la velo-
cidad de reacción, y para comenzar, qué mejor, que partir de una definición para comprender con exactitud tal término y
ahondar en la cuestión. Por tanto, diremos que la velocidad de reacción es la «capacidad de reaccionar en el menor tiempo
a un estímulo» (Grosser, 1992).
La velocidad de reacción puede ser simple o puede ser compleja. La simple «exige una determinada reacción ante una
determinada señal», (Mora, 1995) ej: Una salida de velocidad, en la que el atleta una vez que percibe el disparo reacciona
con una salida baja. Por otro lado, la velocidad de reacción compleja sitúa al deportista frente al problema de tener que ele-
gir la mejor reacción ante varias posibilidades de respuesta.
Según Zaciorskij (1968) y Krüger (1982), existen cinco componentes durante el tiempo de reacción, de los cuales, unos
son entrenables y otros no. El primero se corresponde con una fase de percepción (entrenable), donde aparece el estímulo.
El segundo, es un componente aferente que trasmite el estímulo (poco o nada entrenable) (Mora, 1995). El tercero, es un
componente central, este permite que el S.N.C. reciba y programe una señal de respuesta (es altamente entrenable). El cuar-
to, es un componente eferente, que trasmite la repuesta por el nervio motor (poco o nada entrenable), y por último el quin-
to componente es de tiempo de latencia, es cual, estimula al músculo y provoca la contracción (entrenable).
Debemos mencionar ciertos factores que influyen en la velocidad de reacción, que como tal, la condicionan:
– Tipo de estímulo: táctil, auditivo y visual
– Número de órganos de los sentidos estimulados: monosensorial / bisensorial.
– Número de receptores estimulados: vista (-), oído (+), tacto (+)
– Intensidad del estímulo.
– Duración del estímulo.
– Posición del cuerpo.
– Miembro que responde al estímulo.
– Estructura del movimiento: tareas de estructura simple / tareas de estructura compleja.
– La velocidad de la contracción muscular
– La viscosidad de la fibra muscular.
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– La capacidad de elaborar alta frecuencia de impulsos nerviosos y su correspondiente conducción hasta los múscu-
los.
– ...
Llegado este momento, sentimos la necesidad de ofrecer una definición del modelo comprensivo que vamos a defen-
der, y de la actividad motriz lúdica como medio para llegar a tal fin.
El modelo comprensivo es propuesto por Bunker y Thorpe (1982). Este modelo, como afirma Onofre (2002) surge en
contraposición al modelo mecanicista (modelo técnico tradicional). Este modelo, propone una enseñanza que parte del
aprendizaje táctico, por el que los alumnos elaboran respuestas (más o menos próximas a los modelos técnicos) sobre la
base de la decisión tomada ante una situación-problema (propia de las actividades motrices lúdicas) en las que los partici-
pantes comprometen los mecanismos de percepción, decisión y ejecución.
A este modelo, como acabamos de señalar, se adapta la actividad motriz lúdica como medio de trabajo. Consideramos
la actividad motriz lúdica, como el movimiento consciente (motricidad) y dotado de finalidad propia que cursa con un com-
ponente motivacional elevado. 
Para aclarar cualquier discrepancia sobre la Iniciación Deportiva, proponemos dos definiciones:
Antón (1997) define la Iniciación Deportiva como el proceso seguido para la adquisición del conocimiento de capaci-
dades para practicar un deporte hasta la consolidación de las mismas.
Romero (2001) defiende este concepto como la toma de contacto con la habilidad específica de un deporte.
LA IMPORTANCIA DE TRABAJAR LA VELOCIDAD DE REACCIÓN EN EDADES ESCOLARES
La velocidad es una capacidad física que se mejora con el paso de los años. Ya hacia los 5 años y sucesivos, cuando se
producen los primeros cambios morfológicos, se observa una mayor capacidad para responder a los estímulos que se plan-
tean.
Atendiendo a R. Winter (Martínez, 1993), afirmaremos que el progreso de mejora de la velocidad se prolonga hasta los
10 años, siendo a partir de esta edad el incremento de mejora de la velocidad menos pronunciado. El mismo autor apunta
que «... antes de los 10 años de edad no se llega a observar un alto nivel en esta cualidad...». Teniendo en cuenta esto, pode-
mos derivar el desarrollo de la velocidad al estado de maduración de las estructuras del sistema nervioso.
Considerando todo lo anterior, vemos la necesidad de trabajar la velocidad de reacción en los primeros años de la ini-
ciación deportiva, puesto que es una capacidad que se comienza a desarrollar a edades sumamente tempranas y el desarro-
llo alcanzado en edades superiores, se relaciona directamente con el trabajo de ésta en las edades iniciales.
Para finalizar este punto, se podría concluir afirmando que, «si los demás componentes de la motricidad están trabaja-
dos de forma adecuada, la velocidad también lo estará. Si el proceso de trabajo ha sido correcto, esa cualidad estará en el
punto óptimo de las condiciones potenciales del ser humano al finalizar la edad escolar» (Aguirre, 1993).
UTILIZACIÓN DEL MODELO COMPRESIVO PARA EL DESARROLLO DE LA VELOCIDAD DE REACCIÓN
Pretendemos, mediante esta comunicación, destacar la importancia del trabajo de la velocidad de reacción a través del
modelo comprensivo utilizando como medio de trabajo la actividad motriz lúdica.
Queremos proponer este modelo acompañado de la actividad motriz lúdica, es decir, pretendemos utilizar la actividad
motriz lúdica no sólo como un factor de diversión sino también como una herramienta didáctica y metodológica que permi-
ta al niño reflexionar sobre su propia acción. Pero además, dicha actividad ha de ofrecerle al niño la oportunidad de obser-
var, descubrir e investigar su entorno. 
Apoyamos el modelo comprensivo para el trabajo de la velocidad de reacción por diversos motivos:
– Nos permite plantear el trabajo de la misma mediante la actividad motriz lúdica, para proceder a la búsqueda o
resolución de un problema. Esto nos ofrece la oportunidad de proponer diferentes respuestas ante una misma
situación, por tanto, favorece el desarrollo del ingenio y la creatividad.
– El aprendizaje no es un aspecto aislado, sino que siempre propone la actividad dentro de un contextodetermina-
do, favoreciendo las situaciones reales de juego para provocar una mejora en la iniciación deportiva.
– Mejora la capacidad de asimilación, reflexión y compresión, permitiendo en todo momento que el propio partici-
pante sea consciente de lo que está haciendo, y lo que es más importante, por qué o para qué lo hace.
– Tras la eliminación de la demostración del profesor o animador, favorece la implicación y participación del escolar
en las actividades propuestas. Por tanto, podríamos decir que el niño como tal cobra protagonismo en su propio
aprendizaje. Si consideramos que en la edad escolar el niño aún mantiene presente un egocentrismo puro, este
protagonismo puede ser un indicio para garantizar la motivación del mismo.
– El sistema de trabajo que nos permite la utilización de este modelo comprensivo impulsa el espíritu crítico y el des-
arrollo intelectual del participante.
– Parte de los conocimientos o habilidades adquiridas con anterioridad, por eso, decimos que es un aprendizaje sig-
nificativo.
– Favorece la autonomía del alumno puesto que le obliga a buscar diversas soluciones a una actividad propuesta.
Teniendo en cuenta todas estas características, presuponemos que el modelo comprensivo favorece en la iniciación
deportiva la presencia y el desarrollo de un deporte de recreo y de formación para el niño.
Por lo tanto, si entendemos que se trata de resolver un problema motor concreto, aportando la respuesta más eficiente
y económica, es fácil comprender que el proceso tendrá mayor o menor duración, en función de la complejidad de la tarea,
de las capacidades individuales y de los conocimientos previos que se posean.
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ORIENTACIONES DIDÁCTICAS PARA TRABAJAR LA VELOCIDAD DE REACCIÓN MEDIANTE EL MODELO COMPRESIVO
Como ya hemos apuntado anteriormente, el trabajo de velocidad de reacción que proponemos ha de seguir las pautas
características del modelo comprensivo, y además, ha de utilizar la actividad motriz lúdica. El niño tiene que desarrollarse
divirtiéndose a la vez que aprende.
Directrices metodológicas que han de tenerse en cuenta para trabajar la velocidad en niños
– Los métodos de trabajo deben ajustarse a las diferentes edades y características de los participantes.
– Hay que aprovechar los períodos o fases sensibles para la mejora de la velocidad. De ahí la importancia del traba-
jo de la velocidad de reacción en edades tempranas.
– Debido a que el sistema nervioso central madura relativamente pronto (10-12 años), sus posibilidades de «modela-
do» pueden desaparecer si no se trabaja desde edades prematuras.
Para trabajar la velocidad de reacción correctamente en la infancia se debe incidir principalmente en los aspectos de
coordinación neuro-muscular.
Actividades que se deben incluir:
– Salidas y reacciones desde diferentes posiciones y ante diferentes tipos de estímulos (sonoro, táctil y visual).
– Ejercicios de frecuencia segmentaria.
– Carreras cortas con cambios de ritmo: Tareas de persecución.
– Actividades de asimilación: arrancada- parada- puesta en movimiento.
– Relevos.
– Actividades para mejorar la capacidad de percepción (atención selectiva).
BIBLIOGRAFÍA
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