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2 Contenido Prólogo de Lissa Rankin, MD Introducción Qué debes esperar PARTE 1: EXPECTATIVAS Capítulo 1: Mis intoxicaciones de expectativas Capítulo 2: Los qué y por qué de las intoxicaciones de expectativas Definición de «intoxicación de expectativas» Por qué suceden las intoxicaciones de expectativas Capítulo 3: Qué cosas no funcionan Distracción Adormecer el dolor Ser fuerte Arengas positivas La segunda opción Desviación espiritual Capítulo 4: Concienciación y aceptación El primer paso para salir de la decepción PARTE 2: PLAN DE TRATAMIENTO Capítulo 5: Indicación holística para el tratamiento de la intoxicación de expectativas Receta de role-playing Capítulo 6: Nivel emocional Cómo suprimimos las emociones 3 Receta de role-playing: el surfista ¡No estoy enojado! El poder de la vulnerabilidad Haz una cita con tus sentimientos Conclusión Capítulo 7: Nivel mental Tu historia Receta de role-playing: El jinete Cuando tus pensamientos viajan en el tiempo Conclusión Capítulo 8: Nivel conductual Receta de role-playing: El científico Estrategias compensatorias Tus superpoderes Las trampas de la evitación Tus valores esenciales Conclusión Capítulo 9: Nivel Espiritual La línea de meta en lugar de la línea del alma Tu plan de estudios espiritual Receta de role-playing: el explorador Vivir desde el interior Sométete a un poder superior Búsqueda de las lecciones Tu propósito en la vida Conclusión PARTE 3: PREVENCIÓN Capítulo 10: Manejo de tus expectativas Salsa secreta para perseguir tus metas Capítulo 11: Remedios rápidos que funcionan Remedio rápido 1: Deja de complacer a los demás Remedio rápido 2: Sigue tu propio camino Remedio rápido 3: No vayas al restaurante chino para comer nachos Remedio rápido 4: Despierta del coma de las comparaciones Remedio rápido 5: Sirve a los demás 4 Remedio rápido 6: Sé como un niño Remedio rápido 7: Atibórrate de gratitud Conclusión Reconocimientos Notas Sobre la autora Créditos 5 Elogios para ¡Adiós a la decepción! «Desearía haber contado con esta guía que indica paso a paso cómo superar los gigantescos obstáculos que enfrenté cuando me rompí ambas muñecas y se destrozaron mis sueños de jugar en la NFL. No permitas que la intoxicación de expectativas controle tu vida: ¡aplica lo que viene en este libro!» —Lewis Howes, exatleta profesional que se transformó en empresario de estilo de vida y anfitrión del podcast The School of Greatness «Christine Hassler es el tipo de guía espiritual real que todos necesitamos tener de nuestra parte: conmovedora, sabia, compasiva y práctica. Sus métodos probados y su profunda comprensión personal son la mejor medicina que podrías tener para tu corazón y tu alma.» —Christine Arylo, catalizadora del amor propio y autora de Madly in Love with ME: The Daring Adventure of Becoming Your Own Best Friend «Christine Hassler continúa siendo una voz invaluable para todas las generaciones. Sus discernimientos y observaciones han cambiado y esclarecido cómo veo mi vida y la manera en que estoy criando a mis hijos.» —Michael De Luca, productor fílmico y presidente de producción de Columbia Pictures «La decepción puede ser un enorme y feo monstruo que se oculta bajo nuestra cama. Este libro es la guía de consulta para ayudarnos a superar la intoxicación de expectativas con galanura y de iluminar los rincones oscuros para desterrar a esas horribles creaturas producto de la decepción.» —Kathryn Budig, autora de The Women’s Health Big Book of Yoga «Christine Hassler es genial y perspicaz. Finalmente tenemos la solución para lidiar con algo que acosa a tantas personas, incluyéndome a mí. Si esperas prosperar en un mundo que parece lanzarte reveses en cada oportunidad posible, éste es el libro para ti. Con verdades transformadoras e historias reales, ¡Adiós a la decepción! cambiará tu manera de abordar cualquier desafío y te dará el valor y la sabiduría para transformar tu vida.» —Marcia Wieder, exitosa autora de Making Your Dreams Come True y Directora Ejecutiva/Fundadora de Dream University. 6 Prólogo Estoy segura de que mis amorosos padres tenían la mejor intención cuando me educaron con la creencia de que tenía el mundo en mis manos. Como la consentida hija mayor de unos padres que me adoraban, crecí pensando que el mundo me trataría con el mismo amor que ellos me habían dado, así que imaginen mi sorpresa cuando llegué a la facultad de medicina, donde me sentí juzgada y criticada por mis profesores, quienes regularmente me regañaban por mi estupidez e incompetencia. También supuse que todos los hombres me tratarían como la princesa que mi padre me había hecho creer que era, así que imaginen mi confusión y pena cuando terminé casada con un hombre que no me consentía como lo habían hecho mis papás. Para cuando cumplí treinta y tres años, era muy exitosa en mi carrera como médico, pero me había divorciado dos veces, me sentía desilusionada de mi profesión y tomaba siete medicamentos para una multitud de enfermedades que mis médicos me habían hecho creer que eran incurables. Con la carga de una enorme sensación de merecimiento sobre mi cabeza, sentí que el Universo me había fallado. Para cuando cumplí treinta y seis años, atravesé una y otra vez la oscura noche del alma hasta terminar enfrentándome con la intoxicación de expectativas, en el que la acumulación de pérdidas me dejó abatida, emocionalmente paralizada y en absoluta desesperación. Pensé que encontraría alivio al renunciar a mi trabajo como médico, vender mi casa frente al mar y mudarme al campo, donde planeaba lanzar mi nueva carrera como autora al escribir mi primera obra maestra. Pero las cosas no salieron como las planeaba y para los cuarenta y un años, tenía una deuda de doscientos mil dólares, no contaba con agente ni editor, y mi tercer matrimonio había fracasado. Mi vida se había desviado tanto del cuento de hadas que había esperado que apenas podía reconocerla. ¿En qué me había equivocado? Mi autoestima sufrió un fuerte golpe y empezó a resquebrajarse el cascarón de mi ego. Lo que no había anticipado era que el verdadero oro había estado enterrado todo ese tiempo debajo de ese cascarón. Tuve que extraer el oro oculto bajo la intoxicación de expectativas, sacando una diminuta pepita a la vez, hasta que mi vida empezó a dar un giro. El proceso fue lento, doloroso y lleno de autocrítica, desilusión, frustración, escollos y pruebas para mi fe. Debido a que finalmente ese viaje produjo una gran cantidad de satisfacción personal, espiritual y profesional, no puedo lamentarme ni por un instante de ello, pero sí puedo decir que desearía haber recibido la bendición de contar con el libro de 7 Christine Hassler cuando todo aquello estaba pasando. ¡Podría haberme librado de años de sufrimiento innecesario! Si en este instante tienes este libro en tus manos, y estás hundido en tu propia intoxicación de expectativas, considéralo como una señal del Universo que te dice que estás listo para avanzar en esta fase de tu viaje. Con este libro, se te guiará a través de tu intoxicación de expectativas con amor, compasión y sensibilidad hacia lo mucho que podrías estar sufriendo en este momento. Nadie esperará (ni permitirá) que pases por alto tus emociones dolorosas mediante una “desviación espiritual”. Pero para cuando llegues al final de este libro, se te habrán dado todas las herramientas que necesitas para extraer el oro enterrado en tu decepción, siempre y cuando estés listo para enfrentar la absoluta verdad acerca de ti mismo y de lo que tu alma posiblemente haya venido a aprender a esta tierra. Después de sacar las gemas ocultas en tu intoxicación de expectativas, no sólo sanarás de tu decepción, sino que aprenderás cómo prevenirlo en el futuro. Se te inspirará a vivir tu vida de un modo totalmente nuevo y te abrirás mucho más a la enorme diversidad de experiencias que el Universo pueda tener dispuestas para ti, en lugar de alterarte cuando no recibes de inmediato lo que pediste del menú de la vida. Este libro es el mapa para atravesarel territorio de cualquier decepción que puedas estar sufriendo. Te garantizo que has sido llamado a participar en esta aventura y que tu misión, si eliges aceptarla, será mucho más extraordinaria, mágica y llena de asombro, misterio, propósito y satisfacción que cualquier otra cosa que puedas haber imaginado por ti mismo. Así que respira profundamente, abróchate el cinturón, ármate de valor y disponte para que tu intoxicación de expectativas te conduzca por el mejor recorrido de tu vida. Todo aquel que emprende un viaje del héroe necesita de un preceptor y Christine es la guía perfecta en tu propio recorrido. Al practicar las herramientas y ejercicios en este libro, descubrirás que ya cuentas con el amor, la satisfacción y el significado que tu alma pretende experimentar en esta vida. Y tendrás que agradecerle a tu intoxicación de expectativas por la capacidad de adaptación, por el empoderamiento y el valor que has adquirido. Al recordar ahora mi intoxicación de expectativas, estoy llena de gratitud y sé que verás del mismo modo tu propia experiencia cuando hayas cruzado al otro lado de la decepción, lleno de sorpresas y bendiciones que nunca pudiste haber esperado. Lissa Rankin, MD Autora del éxito de The New York Times: La mente como medicina y La cura del miedo. 8 9 Introducción ¿Alguna vez te ha sucedido que algo resultó de manera tan diferente a cómo esperabas que te has sentido inmensamente desilusionado? ¿Alguna vez te ha decepcionado tanto una persona o una situación que pensaste que nunca podrías superarlo? ¿Alguna vez no has logrado satisfacer tus propios estándares y te has sentido fracasado? Seamos francos, la vida está llena de sorpresas que no siempre son del tipo que desearíamos: el trabajo, y la estabilidad económica que conlleva, han desaparecido. La relación con aquel que pensamos que era «el hombre de nuestra vida» termina de pronto o se convierte en eso que no podemos lograr. Esa carrera profesional que se ejecutó con precisión y que de pronto se vuelve mediocre y llena de dudas. Un embarazo deseado que no se presenta. El proyecto en el que vertimos sangre, sudor y lágrimas, y que no trae los resultados esperados. El padre o madre que súbitamente ya no está, o el hijo que no alcanza el potencial que vimos en él. Una enfermedad que interrumpe tu existencia. O tal vez conseguimos todo lo que deseábamos en la vida, pero aún no nos sentimos satisfechos. Sufrimos cuando nuestra realidad no se ajusta a las expectativas a las que estamos tan aferrados. Si puedes identificarte con este tipo de incomodidad -del tipo que se alimenta de una vida colmada de perspectivas y de la confrontación resultante que experimentamos cuando las cosas no van como las planeábamos o esperábamos- entonces estás experimentando la intoxicación de expectativas. Y no estás solo. Yo pasé la mayor parte de mi vida esforzándome por lograr las metas personales y profesionales que creía que me harían sentir feliz y exitosa. Mi vida siguió al pie de la letra el plan que me había esforzado tanto en lograr. Hice todas las cosas «correctas». Sin embargo, cuando mi carrera, mi compromiso matrimonial, mis finanzas, mis relaciones familiares y mi salud se desmoronaron, me descubrí en medio de una intoxicación de expectativas que temí que nunca sería capaz de superar. ¡Y apenas tenía un poco más de veinte años! «En vista de que la mayoría de mis amigos me han superado tanto en el logro de sus metas en la vida, me siento rezagada y no tan valiosa como aquellos que están cumpliendo con sus metas. La seguridad en mí misma y la confianza en mis propias capacidades se han derrumbado por los suelos. Me siento menos motivada, energizada o emocionada para trabajar realmente en descubrir cuál es mi camino. Me siento confundida, desconectada y simplemente perdida en cuanto a lo que se supone que debo hacer.» 10 Athena Si te pareces aunque sea un poco a mí, has encontrado gran consuelo en planificar y tratar de controlar tu vida. Todos nos enorgullecemos grandemente en establecer metas y alcanzarlas. Consideramos que es valioso estar a la altura de las expectativas de los demás y encontramos seguridad en que los demás vivan según nuestras expectativas. Pero en esos momentos en que las cosas no salen como lo esperábamos, no sólo nos sentimos decepcionados, sino que empezamos a dudar de todo, incluso de nosotros mismos. Internalizamos la falta de resultados externos deseados al pensar que eso significa que hicimos algo mal o que se nos ha cometido una injusticia. Esto crea un sufrimiento que puede ir de tolerable a insoportable. De hecho, la decepción es parte de la experiencia humana, ¿pero es necesario el sufrimiento? Es fácil sentirse bien cuando las cosas van como deben, pero ¿cómo reducimos nuestro sufrimiento cuando no ocurre así? ¿Es posible transformar la decepción? La respuesta es sí, si aprendemos a aprovechar la decepción para poder extraer algo de ella, en lugar de simplemente sufrirla. Es posible que tu decepción sea lo mejor que te ha pasado en la vida. Las intoxicaciones de expectativas son portales hacia enormes oportunidades de sanar los problemas de nuestro pasado, de cambiar cómo vivimos en el presente y de crear un futuro que se base en quienes somos en realidad, en lugar de quienes esperamos ser. El problema es que nos hemos cegado tanto por lo que creemos desear, y nos hemos paralizado por el dolor de no obtenerlo, que no vemos la puerta de transformación que se abre ante nosotros. Rogamos que las cosas sean diferentes, aunque nosotros sigamos siendo los mismos. Nos agotamos trabajando con gran ahínco para cambiar nuestras circunstancias externas sin cambiarnos a nosotros. El temor de enfrentar otra intoxicación de expectativas puede ser paralizante, así que permanecemos en la incomodidad de nuestro sufrimiento. Pero no encarar nuestra decepción y el recelo de dar un paso adelante son mucho más dañinos que cualquier cosa que podamos temer. Sólo es posible alcanzar la máxima satisfacción cuando cambiamos nuestros pensamientos y respuestas acostumbradas que nos mantienen a un nivel muy básico de supervivencia. Lo que deseas es prosperar y no simplemente sobrevivir, ¿no es cierto? «Algunos cambios parecen negativos de manera superficial, pero pronto te darás cuenta de que se está creando un espacio en tu vida para que emerja algo nuevo. » Eckhart Tolle 11 12 Qué debes esperar Existen muchas historias inspiradoras acerca de personas que han superado enormes obstáculos y que ahora viven «felices para siempre». A menudo escuchamos las historias de «antes» y «después», ¿pero cómo llegaron a la parte en que son felices? ¿Cuál es exactamente la fórmula para convertir una desgracia en una bendición? Empieza con preguntar «¿Qué estoy aprendiendo?» en lugar de «¿Por qué me está pasando esto?». Esta pregunta abre tu mente a las posibilidades y logra que salgas de sentirte la víctima de tu vida. Luego puedes aprovechar tu decepción en lugar de simplemente tratar de deshacerte de ella o de sumirte en tu sufrimiento. Este libro es una guía que te lleva paso a paso a descubrir cómo lograr esto al nivel emocional, mental, conductual y espiritual. Dejar de atender a cualquiera de estos niveles es como ponerte una curita en la intoxicación de expectativas, lo cual aumenta la probabilidad de reabrir posteriormente las heridas de una decepción específica. En vista de que no somos seres unidimensionales, te ofreceré un enfoque multidimensional que incluye diversas herramientas y técnicas. Asegúrate de tener un diario en el que anotes los ejercicios escritos que vienen en este libro. Recomiendo escribir a mano tus respuestas, en lugar de mecanografiarlas, ya que la letra manuscrita te ayuda a ingresar al lado intuitivo de tu cerebro. El libro también incluye visualizaciones guiadas que puedes leer o descargar y escuchar gratuitamente en www.expectationhangover.com/bonus. Aprenderás a aprovechar tu enorme potencial humano al acceder a tu mente lógica y consciente, a tu intuición y creatividad, ya tu corazón sabio y amoroso. Hay una parte inocente y lúdica de ti mismo que está dispuesta a ser curiosa e intentar nuevas cosas, del modo en que lo haría un niño. Tienes una parte sensible que ha tomado las cosas a pecho y que merece compasión. Tienes una parte guerrera que está valerosamente comprometida con el cambio positivo. Tienes dentro de ti a una mujer o a un hombre sabio que tiene una experiencia y un discernimiento sorprendente, y que te impulsa con gran cuidado, del modo en que lo haría un padre amante. Y tienes una parte espiritual que puede ver todo desde un plano de desapego y aceptación. Te pido que estés dispuesto a emprender este viaje conmigo e ir a tu propio ritmo. Voy a pedirte que abandones tus expectativas. Quizá digas: «Pero mis expectativas me motivan y ayudan a lograr mis metas». Eso no es cierto. Hagamos una distinción: una 13 expectativa se define como «una anticipación entusiasta de que suceda algo». Una meta se define como «un propósito u objetivo». Cuando nos aferramos a las expectativas, estamos esperando que algo suceda y cediendo nuestro poder. Cuando empezamos a identificar y deshacernos de nuestras expectativas, podemos dar los pasos que nos empoderarán para lograr nuestras metas, con un claro sentido de propósito. Las intoxicaciones de expectativas de las que he sido testigo han conmovido profundamente mi corazón y me han inspirado una enorme compasión por el dolor que es parte de la experiencia humana. Me conmueven las cosas que he visto que enfrenta la gente. A lo largo de este libro leerás muchas historias sobre mis clientes y sus intoxicaciones de expectativas. También las he experimentado yo misma y he visto las bendiciones que vienen junto con ellas. Pero no te preocupes, no te voy a decir simplemente que todo pasa por una razón sin mostrarte cómo descubrir esa razón. Estoy aquí para enseñarte a cambiar tu manera de experimentar las intoxicaciones de expectativas, de modo que puedas cambiar tu vida. Estoy aquí para liberarte de las expectativas que tienes de ti mismo y de los demás. Estoy aquí para mostrarte que la satisfacción que buscas en el exterior está mucho más cerca de lo que piensas. Y, más que nada, estoy aquí para guiarte poco a poco hasta que salgas del sufrimiento y transformes tu decepción. No puedo prometerte que luego de terminar este libro nunca vuelvas a tener una intoxicación de expectativas, pero sí puedo garantizarte dos cosas. Primero, cuando experimentes una decepción, sabrás cómo atravesarla con mayor rapidez y de manera más edificante. Segundo, aumentará el tiempo entre tus intoxicaciones de expectativas. Lo que aprendas en este libro te ayudará a lograr una vida que quizá no esté libre de decepciones, pero que ya no se verá obstaculizada por ellas. «He aprendido que antes de sufrir una intoxicación de expectativas temía al fracaso. A veces sigo temiendo, pero prosigo tomando decisiones e intentando las cosas, porque ya no me paraliza mi miedo al fracaso; me ha sucedido y he lidiado con él. Si vuelve a suceder, lidiaré de nuevo con eso. La mayor bendición de mi mayor decepción es que ahora tengo confianza en mí mismo y fe en que podré manejar cualquier cosa. Hasta que te ves a ti mismo atravesando por algo, nunca estás suficientemente seguro de que serás capaz de hacerlo y ahora yo lo estoy.» Matthew Todos nos hemos sentido quebrantados y heridos, y todos tenemos los recursos internos que necesitamos para sanar y transformarnos. Cada circunstancia desdichada puede traernos una gran fortuna. En la más indeseable de las circunstancias externas es donde descubrimos las cualidades interiores como el valor, la fe, la compasión, la inspiración, la aceptación y el amor. Es frecuente que la vida nos ponga trabas para que veamos hacia otra dirección, que es incluso mejor que lo que habíamos planeado. Antes de que se revele esa nueva dirección, existe una ventana de oportunidad; una oportunidad de cambiar los comportamientos que nos mantienen atados a patrones 14 limitantes en los que parecemos estar enfrentando constantemente una serie de intoxicaciones de expectativas. Esta es tu ventana de oportunidad. «Estar vivo implica enfrentar decepciones. Has tratado y fallado y sigues tratando, sin saber nunca si alguna vez alcanzarás lo que querías. Pero a veces alcanzamos lo que necesitamos.» Joan D. Vinge 15 PARTE Expectativas 16 MIS INTOXICACIONES DE EXPECTATIVAS «Me gusta vivir. En ocasiones he estado absoluta, desesperada y agudamente desolada, abatida por la pena, pero después de pasar por todo eso, sigo estando bastante segura de que el simple hecho de estar viva es una gran cosa.» Agatha Christie Estoy familiarizada con las intoxicaciones de expectativas. Antes de que se secara la tinta de mi diploma universitario me mudé a Los Ángeles para perseguir mi sueño de trabajar en la industria del espectáculo. Me impulsaba una enorme expectativa de mí misma en cuanto a tener un éxito rotundo para compensar las inseguridades que me habían acosado desde la infancia. Para cuando llegué a la provecta edad de veinticinco años, ya tenía una oficina con vista a la calle, una asistente que contestaba los teléfonos, una cuenta de gastos personales, un salario real, importantes comidas de negocios, proyecciones de la industria televisiva, clientes y tarjetas de presentación. Tenía parejas y asistía a eventos de la industria. Incluso pasé una Noche Vieja con George Clooney -¡ese sí que es un beso de Año Nuevo que nunca olvidaré! Visto desde afuera, parecía como si «lo tuviera todo». Pero había un pequeño problema: era totalmente infeliz. ¿Dónde estaba la felicidad y el sentido de valía que pensé que obtendría al lograr mis metas? Todos los días intentaba convencerme de que me gustaba mi trabajo. Me sentía obligada a permanecer en él porque me había esforzado tanto en conseguirlo, pero enfrentaba cada día con una sensación de pavor. Empecé a sufrir migrañas, subía por el elevador a mi oficina con un nudo en el estómago y estaba irritable todo el tiempo. Para salvarme a mí misma de un colapso total, y también a los demás de tener que soportar a la perra en la que de pronto me estaba convirtiendo, renuncié. Dejar mi prestigiosa profesión cambió mis circunstancias externas, pero seguí sintiéndome infeliz. Agotada y ansiosa de encontrar un cambio total de dirección, me 17 convertí en entrenadora personal, pensando que esa podría ser mi «pasión». Pero de nuevo estaba equivocada. Luego proseguí con nueve empleos diferentes en dos años, en búsqueda constante de algo que me hiciera sentir mejor acerca de mí misma. Durante esa época acumulé una deuda de miles de dólares, me dieron un diagnóstico de «trastorno inmunitario desconocido», dejé de hablarle a mi madre después de que decidí que no había logrado cumplir con las expectativas que ella tenía de mí, y mi novio rompió su compromiso conmigo seis meses antes de nuestra boda. Ésa era yo a los veintisiete años: desconsolada, endeudada, enferma, peleada con mi familia y sin una dirección en mi carrera. Nada había resultado del modo que esperaba, a pesar de mis meticulosos planes y mi deseo de sobresalir. Una verdadera intoxicación de expectativas. Una noche crucial me descubrí por primera vez en mi vida contemplando cómo terminaría con mi existencia. Ésa era una idea terrible, pero me sentía tan increíblemente desesperada y perdida que no sabía qué hacer. Y luego algo pasó. De pronto me inundó una ola de compasión y amor incondicional que parecía venir de la nada. El tiempo se detuvo. La tranquilidad reemplazó al dolor. Supe que todo estaba sucediendo por una razón. A diferencia de lo que había sucedido en el pasado, cuando la gente me decía esa frase manida y me hacía sentir el deseo de golpearlos y gritar: «¡Bueno, no sé cuál será la maldita razón, pero esto es un asco!», en ese momento supe que era verdad, aunque no conociera aún la razón. La sensación de paz y conexión duró apenas un instante, porque mi mente quiso tratar de averiguar de qué se trataba, peroel impacto de ese momento durará toda una vida. Por primera vez sentí que había experimentado a Dios (y todo había ocurrido gracias a mi intoxicación de expectativas). En ese instante me prometí que profundizaría y examinaría mi vida, y que averiguaría quién era en realidad, qué quería realmente y cómo iba a conseguirlo. Abrí mi mente a la posibilidad de que en algún sitio dentro de esta intoxicación de expectativas podría encontrar una bendición. La primera bendición se reveló por sí sola dos días después, cuando desperté con la idea para mi primer libro, que dio inicio a una carrera muy inesperada con escritora, conferencista profesional, facilitadora, coach de vida y consejera espiritual. Mi mayor intoxicación de expectativas fue el catalizador para iniciar una vida profesional que me encanta totalmente. Mi crisis de los veinticinco años estaba en el pasado y creí que estaba en camino de crear la vida que deseaba. Me libré de mis deudas, reparé mi relación con mi mamá y recuperé la salud. Luego de años de búsqueda, encontré mi verdadera pasión en cuanto al trabajo. Y después de recuperarme de mi mala experiencia amorosa, me casé con un hombre al que amaba profundamente. Después de pasar los treinta años, mi vida era lo que pensaba que debía ser. Finalmente «lo tenía todo» (¡Jajá! Qué bonito que mi ego haya pensado eso). Luego empezó a brotar otra intoxicación de 18 expectativas. Se había manifestado todo lo que esperaba que me haría sentir feliz, pero seguía teniendo una profunda sensación de anhelo de algo que no podía definir. Una sed que no podía apagar ningún empleo, hombre, salario o viaje a Bali (a donde he ido en tres ocasiones). Esta intoxicación de expectativas tenía un mensaje más profundo para mí. Me embarqué en un viaje en el que aprendería cómo aprovechar la decepción, un recorrido que me sacudió en lo más profundo de mi ser. El efecto colateral más notable de esta conmoción fue un divorcio que me lanzó de lleno a una intoxicación de expectativas que habría de convertirse en la más grave que haya experimentado alguna vez. Le di tantas vueltas a la idea de si debía divorciarme que perdí la mitad de mi cabellera. Pero en mi corazón sabía que nuestro matrimonio tenía fecha de caducidad (te enterarás más acerca de tales fechas más adelante en este libro). Mientras atravesaba por el divorcio, alguien me dijo: «Christine, sácale el mayor provecho a este tiempo». Este fue uno de los mejores consejos que recibí. El asunto con una intoxicación de expectativas es que nunca se refiere únicamente al problema que actualmente nos provoca el malestar, sino que detona todo tipo de asuntos sustanciosos que vienen de nuestro pasado y que aún no se han resuelto. La intoxicación de expectativas que atravesé a los treinta y tantos años incluyó el supuesto fracaso de un matrimonio, la inestabilidad económica y no tener hijos, a pesar de que escuchaba el sonoro tic-tac de mi reloj biológico. Pero le saqué todo el provecho que pude. Mientras elaboraba el duelo por el final de mi matrimonio, me sumergí a marchas aceleradas en el trabajo, vendí la casa que renové junto con mi esposo y me mudé a mi propia casa, todo ello mientras me dedicaba a presentarme ante la gente como coach y oradora sobre temas inspiradores, lo cual no fue fácil en medio de mi propia intoxicación de expectativas. Me enfrentaba con el sentimiento de vergüenza por mi matrimonio «fallido» y tenía que acallar mis juicios internos que me decían que quién era yo para dar consejos, cuando mi propia vida no había resultado como la planeaba. La conclusión a la que llegué es que soy una de las mejores personas para instruir acerca de las intoxicaciones de expectativas porque he aprendido a atravesar cada una de ellas y cruzar esos portales de transformación que se abrían por todas partes alrededor de mí. Cuando escribí los libros anteriores, sentí que tenía técnicas probadas para superar las intoxicaciones de expectativas porque había creado algunos resultados externos. Pero mi última intoxicación de expectativas fue diferente. Esta vez no tengo un «final feliz» que «pruebe» que he tratado mi colapso de una manera efectiva. Pero soy más feliz de lo que nunca he sido antes, porque me he liberado del sufrimiento, aunque mi vida no tiene el aspecto que esperaba que tuviera. Incluso aquellas cosas que nos parecen absolutamente desdichadas están al servicio de nuestro crecimiento, aprendizaje y sanación. La cura de las intoxicaciones de expectativas no está en descubrir otra manera de obtener aquello que pensamos 19 querer, sino más bien en apartarnos lo suficiente de nuestra ruta para ver lo que realmente necesitamos. «Es hasta que nos perdemos que empezamos a entendernos a nosotros mismos.» Henry David Thoreau 20 LOS QUÉ Y POR QUÉ DE LAS INTOXICACIONES DE EXPECTATIVAS «A veces las cosas tienen que ir mal para que vayan bien.» Sherrilyn Kenyon Todos somos consumidores de expectativas. Son fáciles de conseguir –con nuestros padres, familia, amigos, medios de comunicación- y muchas las creamos nosotros mismos. Quizá se refieran a tener éxito, casarnos, tener hijos, vernos bien, lograr una diferencia, complacer a los demás… La lista es interminable, en particular en el mundo de hoy donde existen constantes oportunidades de compararnos con los demás y de buscar el modo de ser más, mejores o diferentes. Nunca antes han sido tan elevadas las expectativas en términos de lo que somos capaces los seres humanos y esto crea una paradoja de oportunidad y presión. Las expectativas son una cosa generalizada en nuestras vidas y la mayoría estamos condicionados a impulsarnos con base en ellas y tratar de concretarlas. Pero no comenzamos así. Nacimos en un estado de Amor puro donde no existe ninguna expectativa en absoluto. Considéralo como nuestra «inocencia original». Al nacer sabías las siguientes Verdades: estás íntegro y completo. No hay nada mal en ti. Eres valioso y merecedor. Puedes confiar en el Universo. Tienes un profundo conocimiento interno. Estás conectado. Lo único que existe y lo único que importa es el Amor. Tú eres el Amor. Y luego creciste y sucedieron cosas que te alejaron del amor y te condujeron al temor: alguien te criticó; sólo obtuviste elogios a través de tus logros; alguien te abandonó o no estuvo a tu lado cuando lo necesitaste; fuiste testigo de peleas o gritos; te destrozaron el corazón; se te dijo que tus sueños eran imposibles; sentiste mucha presión para lograr el éxito; te rechazaron; cometiste un error y te consideraste como un fracaso; te comparaste con otros y creíste que eran mejores en algún sentido. O tal vez tuviste una infancia llena de dicha y creciste esperando que el mundo adulto fuera 21 igual. En el momento en que tuviste tu primer encuentro con la realidad en la forma de una decepción fue cuando entraste en un estado de temor. Al estar atrapados en las garras del temor, experimentamos una desconexión y una sensación de vacío. La voz de nuestro ego y las voces de los demás adquieren mayor volumen que nuestra voz interna y nuestro espíritu, y nos sentimos solos y aislados. Para manejar la desconexión, empezamos a dejar que nos motive aquello que suponemos que logrará que nos amen de nuevo. Para llenar el vacío, creamos expectativas de lo que creemos que nos hará sentir realizados. Entonces nuestras expectativas se vuelven nuestro norte, que a menudo nos conduce directamente a una decepción. «Cuando una puerta se cierra, otra se abre; pero con tanta frecuencia miramos tanto tiempo y con tanto remordimiento a la puerta cerrada que no vemos aquellas que se abren frente a nosotros.» Alexander Graham Bell DEFINICIÓN DE «INTOXICACIÓN DE EXPECTATIVAS» Para este momento es posible que tengas una idea bastante cercana de lo que significa intoxicarte con expectativas, pero esta es mi definición oficial: la multitud de sentimientos, pensamientos y respuestas indeseables que se presentan cuando ocurre una o una combinación de las siguientes situaciones: • Las cosas no salen como las pensasteo planeaste, o como tú querías. • Las cosas resultan según tus planes y deseos, pero no sientes la satisfacción que esperabas. • Eres incapaz de cumplir con tus expectativas personales, profesionales, o ambas. • Ocurre algún hecho no deseado o inesperado que entra en conflicto con lo que querías o planeabas. Existen muchos, pero en general caen dentro de una de las siguientes tres categorías: intoxicaciones de expectativas situacionales. Estos ocurren cuando algo no resulta del modo que queríamos o cuando no obtenemos la satisfacción anticipada de lograr un resultado. Michelle trabajó con gran ahínco para progresar en su carrera de leyes, pero resultó que no se parecía en nada a lo que ella esperaba; descubrió que ir al trabajo todos los días era un martirio. Jason pasó más de diez años en una compañía en la que se le había prometido un ascenso considerable, pero lo despidieron sin advertencia alguna. 22 intoxicaciones de expectativas interpersonales. Este tipo de intoxicación de expectativas ocurre cuando alguien más nos falla o cuando las acciones de otra persona nos sorprenden de manera desagradable. Jeff recibió una llamada en la que le avisaron que su hijo, que siempre había sido su máximo orgullo, estaba bajo arresto por posesión de drogas. Sarah fue a lo que pensó que sería una cita romántica fantástica, pero el tipo nunca se volvió a comunicar con ella. intoxicaciones de expectativas autoimpuestas. Estas ocurren cuando no cumplimos con los estándares o metas que nos hemos puesto a nosotros mismos. En otras palabras, nos decepcionamos de nosotros mismos y de los resultados que hemos logrado o que no pudimos alcanzar. Richard pasó un año estudiando para presentar el examen de ingreso a medicina, pero no obtuvo la puntuación suficiente para ingresar a la escuela de su elección. Chelsea dio su primera presentación en el trabajo y salió de allí sintiendo que la había arruinado por completo. Aunque varíen el reparto de personajes y las circunstancias específicas de una intoxicación de expectativas, los síntomas son similares en términos generales a los de una intoxicación por alcohol, pero provocan mucha mayor infelicidad y son más duraderos: • Falta de motivación • Depresión • Ansiedad • Remordimiento • Incomodidad física • Confusión • Irritabilidad • Autocrítica • Negación • Comportamiento adictivo • Letargo • Enojo • Vergüenza • Culpa • Bajo desempeño laboral • Disminución en la creatividad • Relaciones tensas • Crisis de fe • Retraimiento social 23 • Deseo de permanecer en cama, apagar la luz y taparse la cabeza con las cobijas Nuestras creencias y lo que nos decimos a nosotros mismos alimentan gran cantidad de los síntomas que experimentamos durante una intoxicación de expectativas. Cuando las cosas no salen como queremos, es natural que caigamos en pensamientos debilitantes como «no valgo lo suficiente», «cometí un error», «todos los demás son mejores que yo», «estaré sola para siempre», «nunca tendré éxito», «nunca lograré que esto funcione» y así sucesivamente. Si ocurre algo inesperado que altera la imagen de la persona que creemos ser, nos retorcemos, quejamos e intentamos controlarlo, porque nuestro sentido de identidad está bajo amenaza. Nuestra autoestima se desploma y empezamos a sentirnos aislados de un poder superior o incluso cuestionamos por completo su existencia. Quedamos atrapados en el remordimiento por el pasado o nos aferramos a la idea de que existe algo en el futuro que nos hará sentir mejor. Haríamos cualquier cosa por darle fin a nuestro sufrimiento, el problema es que simplemente no sabemos qué hacer. EJERCICIO Identificación de tus intoxicaciones de expectativas Ahora llegó tu turno de identificar las intoxicaciones de expectativas que en la actualidad te provocan el mayor sufrimiento mediante responder las siguientes preguntas en tu diario. Por cada sí, describe en forma breve la intoxicación de expectativas relacionada y clasifícala según si es situacional, interpersonal o autoimpuesta. Luego, en una escala de 1 a 5, califica el nivel de decepción que te ha causado (donde 1 es tolerable y 5 es tremendamente dolorosa). 1. ¿Existe algo en tu vida que no resultó del modo en que lo planeaste? 2. ¿Hay algún aspecto de tu vida que no disfrutes, a pesar de haber pensado que sí lo harías? 3. ¿Existe alguien en tu vida que te decepcionó? 4. ¿Tienes una relación que ha tomado un curso que te provoca angustia? 5. ¿Estás decepcionado por algo que has hecho o dejado de hacer? 6. ¿Te lamentas de una decisión que tomaste o de una acción realizada? 7. ¿Sucedió alguna cosa que te tomó por sorpresa y que te ha dejado con una sensación de confusión o perturbación? Antes de que revisaras estas preguntas, quizá hayas estado consciente de cuando menos una intoxicación de expectativas que tengas o hayas tenido. Ahora tal vez te 24 diste cuenta de que has estado cargando con varias intoxicaciones de expectativas. No te preocupes, una vez que sepas cómo tratar una, podrás resolver todas las decepciones con una mayor desenvoltura. Por el momento, identifica la intoxicación de expectativas que mayor sufrimiento te causa. Será la que hayas calificado como la más alta en la escala de la decepción (o la que recibió la mayor calificación si sólo existe una con calificación alta). Ésa es en la que nos enfocaremos primero. «¿Todo sería diferente si hubiera hecho las cosas de otro modo? ¿Sería diferente si no me hubiera presionado tanto a mí misma? Dije que nunca tuve expectativas, pero esta sensación de pérdida sólo puede significar que sí las tuve o las tengo.» Melanie POR QUÉ SUCEDEN LAS INTOXICACIONES DE EXPECTATIVAS «Si un hombre parte de certezas, terminará con dudas; pero si se conforma con partir de la duda, terminará con certezas.» Francis Bacon Una de las partes más desafiantes de la intoxicación de Expectativas es la sensación de que hemos fracasado, que no hemos satisfecho los estándares o metas que nos propusimos a nosotros mismos, en especial si hemos puesto todo de nuestra parte. Pasé tres meses armando una conferencia que daría por Internet y por la que sentía gran entusiasmo. Realicé más de treinta entrevistas, escribí toneladas de materiales de marketing y correos electrónicos, produje un video y contraté a un equipo de personas. Realmente esperaba que se inscribieran 15 mil personas a la conferencia. Pero una semana antes sólo tenía 2 mil 500. Me sentí muy decepcionada y no podía averiguar por qué no obteníamos los resultados esperados. Mientras me flagelaba y empezaba a lamentarme, pensando en todo lo que pude o debí haber hecho, mi intoxicación de expectativas empeoró. «Tenía muchas ilusiones en mi sueño de cambiar al mundo por medio de la música y de letras significativas, y sufría todo el tiempo por la intoxicación de expectativas acerca de no haber recibido ningún pago ni reconocimiento por mi trabajo. Estaba tan centrada en el resultado que perdí de vista lo mucho que disfrutaba creando música.» Leslie Sin embargo, en verdad me encantó armar un proyecto, me divertí haciendo las entrevistas y conociendo nuevas personas interesantes. Estaba entusiasmada con el tema y formé un proyecto del que me sentía orgullosa. Pero cuando el resultado no fue el que esperaba, todo eso salió volando por la ventana y tuve una inmediata 25 intoxicación de expectativas. De pronto, toda la experiencia se refería al destino y no al viaje. Debido a que mi ego se obsesionó con las cifras, olvidé la alegría, el entusiasmo y la creatividad que habían llenado mi alma. No conseguir el resultado deseado es una de las maneras aparentemente crueles con las que el Universo nos da una lección acerca de que el viaje de la vida es más importante que el destino. Nos sentimos absolutamente vivos en esos momentos en que vertimos sangre, sudor y lágrimas en algo en lo que tenemos fe. Sentimos inspiración, entusiasmo y pasión. Todas ellas son experiencias maravillosas y nos agrada la sensación que las acompaña. Pero en cuanto nos percatamos de que el sueño que teníamosen nuestro corazón no se convirtió en realidad, todos los buenos sentimientos se evaporan en una intoxicación de expectativas y nos descubrimos pensando «¿Por qué está pasando esto?». Buena pregunta. Durante mis propias intoxicaciones de expectativas, quería saber exactamente por qué estaba sucediendo, tanto para poder hacer algo al respecto como para contrarrestar la incomodidad de mi sensación de incertidumbre. Pensamos que si tan sólo supiéramos por qué sucedió, podríamos cambiarlo y no tener que soportar la intoxicación de expectativas. La principal razón por la que ocurre la decepción es para enseñarnos una lección de vida que cambie nuestros paradigmas. Una intoxicación de expectativas es una experiencia inesperada que provoca que empecemos a mirar al interior y, en última instancia, a girar en dirección diferente. En apariencia, las intoxicaciones de expectativas crean discordancia pero en realidad tienen un efecto armonizador, porque las cosas inesperadas son las que conducen a la innovación y a la novedad. «Mientras crecía, todo el tiempo me dijeron que si conseguía un trabajo en el que ganara mucho dinero, si encontraba al hombre adecuado y si tenía la familia correcta, sería feliz. Me dijeron que si hacía las cosas de acuerdo al “Plan”, sería feliz. Pues bien, imaginen mi sorpresa cuando, al acercarme cada vez más a lograr El Plan, me sentí progresivamente más lejos de la felicidad. Tenía un trabajo en el que ganaba mucho dinero, un marido que me adoraba, hijos bien portados y, sin embargo, ¿dónde estaba la felicidad? ¿Dónde estaba ese sentimiento que se me había prometido? ¡La sensación de satisfacción, propósito, logro, alegría y felicidad no estaba allí! ¿Por qué no?» Connie No nos inscribimos por voluntad propia a las lecciones que imparten las intoxicaciones de expectativas, porque amenazan aquello a lo que se aferra nuestro ego: el control, la seguridad y los resultados externos. Advertencia: las lecciones que voy a compartirte no serán muy satisfactorias para tu ego y no necesariamente te darán el tipo de respuestas que deseas. Desde este momento te invito a que abras tu mente para entender estas lecciones y cuando lleguemos a nuestro plan de tratamiento en la segunda parte, aprenderás algunas herramientas para trabajar con ellas. 26 «Reemplaza el temor a lo desconocido con curiosidad.» Danny Gokey Lección 1: El control es una ilusión Somos expertos en colocar nuestro tiempo y energía en el logro de los resultados que deseamos y mientras más esfuerzo hacemos, más merecedores nos sentimos de conseguir los resultados. Cuando se satisfacen nuestras expectativas, tenemos una sensación de seguridad y logro; nos sentimos seguros y en el camino correcto. Suponemos que la vida progresará según nuestro plan y que la gente se comportará de maneras predecibles. A todos nos encanta el control, porque lo desconocido es francamente aterrador. De hecho, pienso que el control es la máxima adicción. Pero la verdad es que realmente no tenemos un control absoluto de nuestras vidas y ninguna otra cosa ilumina con tanta claridad esa verdad como una intoxicación de expectativas. Quizá estés pensando: «Por supuesto, tengo control de mi propia vida. No me digas que todo está determinado por el destino o por algún poder superior». Créeme que te entiendo. A mi ego también le encanta pelearse por lograr el control. Pero en realidad es una ilusión. Por ejemplo, tienes una idea de lo que vas a hacer mañana, pero existen un millón de cosas inesperadas que pueden suceder y que alterarán tus planes. ¿Estoy diciendo que todo depende de algún poder superior? No, todos tenemos libre albedrío y, por ende, tenemos influencia en el curso de nuestra vida. Sin embargo, no tenemos control total sobre cuándo o cómo ocurrirán ciertos sucesos o si acaso ocurrirán. En lo que sí tenemos control es en cómo respondemos a lo que sucede. Pero colocamos bastante más esfuerzo en tratar de controlar nuestra vida y en lograr que ocurran las cosas que en asumir la responsabilidad de cómo reaccionamos hacia las intoxicaciones de expectativas. Todo el esfuerzo en el mundo no garantizará siempre el resultado que deseamos. Cuando dejas de tratar de obtener una certidumbre, brota una sensación más profunda de confianza. Y no me refiero a confianza en el Universo o en un poder superior, sino confianza en ti mismo y en tu propia capacidad de responder de una manera óptima ante la vida. Además, si supieras todo lo que te va a suceder, te perderías de las sorpresas agradables de la vida. «La conclusión a la que he llegado gracias a mi intoxicación de expectativas es que en realidad nunca tienes que “hacerla en la vida”. No existe ningún momento mágico y seguro en que simplemente hayas llegado a conseguir lo que deseabas y ya nunca tengas que preocuparte. La vida y el acto de vivir son constantes. El cambio es constante.» Liana La historia de Olivia Hace cerca de un año me despidieron. Nunca en mi vida me habían despedido de un trabajo y no podía dar crédito de 27 que realmente estuviera sucediendo. Había trabajado tanto para mi empresa y después de todo lo que había contribuido, ¿me despedían? Me sentí traicionada, asustada, confundida, avergonzada y como si existiera algo en mí que estuviera fundamentalmente mal. También hacía poco que me había divorciado y ahora tendría que asumir yo sola la responsabilidad de mis dos hijos pequeños, sin un empleo y sin prestaciones. Como me sentía tan fuera de control, entré en un estado enloquecido de hiperactividad en el que empecé a enviar currículos de manera obsesiva, al mismo tiempo que me flagelaba internamente por ser un horrible ser humano al que habían despedido. Solicité empleo en todo lugar posible, aunque no pareciera ser algo que quisiera hacer. No salía con mis amigos porque me dije que no debería salir a divertirme hasta que tuviera un trabajo. Me preocupaba todo el tiempo por el dinero y por cómo podría sentirme segura de nuevo. La cosas llegaron a un nivel tal de descontrol que, finalmente, me permití preguntarme cosas como «¿Realmente quieres tomar otro empleo que tan sólo sirva para pagar las cuentas y que te mantenga en ese sistema de checar tarjeta durante los siguientes treinta años? ¿O quieres darte cuenta, elegir la posibilidad de considerar que este despido es una bendición y darle un vuelco total a tu vida en dirección a tus sueños?» En el momento en que me hice esas preguntas y dejé de tratar de lograr que sucediera algo con base en el temor, empezaron a aparecer por casualidad las oportunidades para realizar los pasos necesarios que me llevarían a lograr las cosas que en realidad quería hacer, como convertirme en una asistente de parto. Estas fueron las cosas que nunca traté de lograr porque no me sentía suficientemente segura. Cuando empecé a percatarme de esas increíbles señales que me llevaban en dirección a conseguir mis sueños, presté atención y finalmente tomé la decisión de dejar de tratar de controlar cada aspecto de mi vida. Aprendí el poder y la fuerza que provienen de atravesar el fuego de la decepción, el dolor y el miedo, y sé que es mejor adoptar el cambio que resistirse a él. No quiero que me malentiendan; no siempre lo logro de inmediato. Pero cuando menos cuando me resisto, sé que es por obra mía, lo cual significa que puedo cambiarlo. Lección 2: Tu zona de confort es una trampa Todos tenemos una zona de confort que hemos construido con base en lo que nos parece seguro y fácil de manejar. En esta zona de confort tomamos ciertas decisiones y llevamos a cabo conductas específicas que refuerzan los sentimientos de seguridad. Nos parece familiar y conocemos todos sus pormenores. En ocasiones daremos un paso más allá, pero en general eso ocurre solamente después de haber hecho una cuidadosa lista de los pros y los contras, y cuando sentimos determinado grado de seguridad en cuanto a nuestro nivel de riesgo. Pero nuestra zona de confort no nos parece cómoda porque sea sana; se siente tan acogedora porque es familiar y refuerza la ilusión de control.Nos restringen los autoconceptos y estructuras que se derivan de las expectativas acerca de quién se supone que somos y qué se supone que hagamos. Ansiamos sentir el colmo del amor, la dicha, la inspiración y la pasión, pero no queremos sumirnos en las profundidades de los sentimientos incómodos, como la tristeza, el enojo y la vergüenza. Tenemos grandes sueños y deseamos cambiar nuestras vidas, pero nos limitamos porque no estamos dispuestos a ingresar a lo desconocido. Así que seguimos yendo a la segura, viviendo la vida según nuestros planes y llevando a cabo las rutinas y comportamientos que son familiares. La decepción misma puede convertirse en una zona de confort. Por mucho que quieras tratar tus intoxicaciones de expectativas, quizá estés experimentando cierto grado de autocomplacencia en el statu quo, al haberte resignado a la sensación de que la vida te ha decepcionado; ¡pero esa no es manera de vivir! 28 Muchos de mis clientes vienen a verme porque quieren hacer cambios en sus vidas. En cuanto sugiero algo que creará los cambios deseados, pero que requiere que se salgan de sus zonas de confort, se les ocurre un millón de razones por las que no pueden hacerlo. Permanecen atrapados en sus zonas de confort mientras que su vitalidad y sentido de propósito se van marchitando porque no quieren cristalizar su potencial. Imagina una planta que ya es demasiado grande como para la maceta en la que está sembrada. ¿Qué sucederá? Nunca llegará a alcanzar el estado que tenía destinado, a menos que se le vuelva a plantar. Tu zona de confort es como una concha restrictiva y no de protección. Esa es la razón por la que me emociono tanto cuando alguien tiene una intoxicación de expectativas; sé que esa es la manera en que el Universo está causándole la incomodidad suficiente como para que se escape de su zona limitante de confort y pueda crecer hasta alcanzar su máximo potencial. La experiencia humana implica evolución constante. Dentro de cada uno de nosotros existe un impulso evolutivo hacia la transformación. No somos seres inmutables; el cambio es inevitable. Si nos resistimos o tememos al cambio, llega una intoxicación de expectativas que nos ayuda a evolucionar. Sin importar tus circunstancias, no te conformes con la autocomplacencia o con la actitud de que lo que tienes es «suficientemente bueno». Mereces y eres capaz de mucho más. Lección 3: No está allá afuera Quizá puedas identificarte con el patrón de pensamiento de cuando pase tal, entonces pasará cual o si pasa esto, entonces pasará esto otro: Cuando consiga ese aumento, me sentiré económicamente seguro. Cuando me case, me sentiré respetable. Cuando tenga un poco más de experiencia, podré iniciar mi propio negocio. Si no me despiden, no me sentiré deprimida. Si bajo dos kilos, me sentiré confiado. Si no cometo ese error, entonces me sentiré orgullosa de mí misma. La cantidad de razonamientos de este tipo que puede creerse el ego es infinita. Mucha gente «se esfuerza en mejorarse a sí misma» para poder conseguir algo externo. Es maravilloso tener sueños, pero cuando el trabajo interior se dirige únicamente a obtener resultados externos, seguimos experimentando las intoxicaciones de expectativas. Creemos que nuestra felicidad viene de obtener lo que deseamos y con frecuencia nos abocamos a nuestras expectativas a expensas de nuestra salud, relaciones y, más que otra cosa, de nuestro momento presente. Nuestra obsesión con lo que podemos hacer, ser o tener nos arroja a una búsqueda constante de algún resultado externo. Luego, una vez que obtenemos aquello que queríamos, sufrimos una intoxicación de expectativas si descubrimos que no es tan satisfactorio como creíamos que sería. O experimentamos una inyección de energía que dura brevemente, pero luego empezamos a buscar otra cosa más por la cual luchar y se 29 vuelve un ciclo interminable. Recientemente me contrataron para dar una conferencia frente a un grupo de directores ejecutivos sobre el tema de «lograr la satisfacción». Me pareció bastante divertido que utilizaran la palabra logro con referencia a la satisfacción; estamos tan atados a los resultados externos que incluso intentamos ¡«lograr» la satisfacción! Comencé mi charla con este grupo tan motivado de individuos diciéndoles que íbamos a meditar y que luego hablaríamos del amor. ¡La expresión en sus rostros fue invaluable! La satisfacción no es algo que llevemos a cabo. Tratar de estar a la altura de todas nuestras expectativas internas y externas nos lleva a la mayoría a vivir como hacedores humanos y no como seres humanos. Sólo cuando tenemos el valor de dejar en el pasado lo que esperamos que suceda es cuando empezamos a experimentar el tipo de satisfacción que es duradera. Cada intoxicación de expectativas es una oportunidad de soltar aquella cosa externa a la que nos hemos aferrado en búsqueda de valía, seguridad o amor, y de encontrar –dentro de nosotros mismos- la experiencia que estamos buscando. Lección 4: No estás recibiendo un castigo Durante una intoxicación de expectativas, tenemos la tendencia a pensar que hemos hecho algo para merecer la decepción. Nos creemos el equívoco común de que nos suceden cosas malas para ponernos a prueba o, incluso, como una revancha por haber hecho algo malo. Ya sea de manera consciente o inconsciente, la mayoría cargamos con un temor de que el Universo (Dios, el espíritu o un poder superior) nos juzga de algún modo. Así que cuando las cosas no salen como queremos, creemos que el sufrimiento que experimentamos es un castigo. Esto no podría ser más lejano de la verdad. La verdad es que toda circunstancia o situación ocurre para que obtengas tu bien supremo, aunque no se sienta así en ese momento. El Universo no castiga, prueba o lleva un listado de conductas buenas/malas y correctas/incorrectas. No hiciste nada malo. Siempre has hecho lo mejor que has podido. Realmente. A pesar de que aún no lo creas del todo, empieza a considerar esa idea. Fustigarte y seguir creyendo que ésta es una prueba o un castigo sólo perpetuará tu intoxicación de expectativas y tiene el potencial de empeorarla. Aquello que parece como prueba e infortunio en tu vida es en realidad una bendición y una enseñanza que no tienen precio. Algo que ayuda a nuestro bien supremo es un poco de humildad. Nuestros egos pueden crear algunas expectativas poco realistas de los demás y de la vida en general. Con frecuencia esto puede conducir a una sensación de merecimiento que, en última instancia, se vuelve enajenante. Una de esas clásicas intoxicaciones de expectativas es justo el enfrentamiento directo con la realidad que necesitamos para dejar de pensar 30 que el mundo gira en torno nuestro. Después de haber estado en una empresa durante un año, Dylan esperaba que se le tratara con más respeto, que sus ideas se tomaran más en serio y que le dieran un aumento de sueldo. Se sentía frustrado y estaba a punto de renunciar, pero luego lo despidieron por tener una «mala actitud». Dylan no sólo estaba conmocionado, sino que también sentía que le habían cometido una injusticia. Se preguntaba: «¿Cómo pudieron hacerme esto a mí?». Trabajé con Dylan para que asumiera la responsabilidad de la parte que le correspondía en cuanto a su situación, a través de examinar la manera en que sus expectativas habían afectado cómo lo percibían los demás en su empleo. Desafíe a Dylan a cuestionar si sus expectativas eran realistas, en vista de que este era su primer empleo luego de salir del posgrado y que él era el empleado más joven de la compañía. Al tomar perspectiva y examinar la situación sin tomarla a título personal, pudo ver que la impresión que daba era de alguien que se creía merecedor de todo. Como Dylan estaba tan enfocado en lo que quería y pensaba que merecía, pasó por alto las oportunidades de trabajar en equipo. Por fortuna, pudo aprovechar esta decepción y abordar con humildad su siguiente búsqueda de empleo. Cuatro meses después lo contrataron en una empresa incipiente donde trabaja en una ambiente de gran colaboracióny le encanta ser un miembro participativo del equipo. En su trabajo se enfoca en aquello que puede contribuir, más que en su obsesión de lo que espera para sí mismo. Mantener a raya sus expectativas le dispuso para prosperar en este nuevo ambiente. La decepción puede tirarnos con gran rapidez de nuestro pedestal si nuestras expectativas se empiezan a centrar demasiado en nosotros mismos y se rompe el contacto con la realidad. Ésta es una verdadera bendición porque, en última instancia, un pedestal resulta un lugar muy solitario donde vivir. A veces nuestras esperanzas se basan en la fantasía y nos enfrentamos con una intoxicación de expectativas que se siente como un castigo, cuando en realidad nos está salvando del sufrimiento futuro. Jennifer, una de mis clientes, se sintió destrozada cuando le confesó su amor a un hombre del que creía estar enamorada y él la rechazó. Después de haberse sincerado y de ponerse en situación vulnerable, se sintió muy humillada y avergonzada, hasta que a la larga se dio cuenta de que estaba enamorada de la idea que tenía de ese hombre más que de lo que él era en realidad. Sus expectativas basadas en una fantasía de cómo sería la vida si estuvieran juntos le impidieron ver que él era un mujeriego que no tenía ninguna intención de estar en el tipo de relación de pareja que ella deseaba. Aunque fue doloroso durante un tiempo, finalmente se sintió agradecida de pasar por un dolor breve, en lugar de haber entrado en una relación que con mayor probabilidad terminaría con gran sufrimiento. Dejar de aferrarse a ideales fijos te ayuda a ver con más claridad, porque no existen temores o deseos que obstruyan tu visión. Jennifer decidió que estaría abierta a que Dios pusiera en su vida a la persona adecuada, en lugar de obsesionarse en tratar de encontrarla por sí sola. Irónicamente, justo cuando dejó de buscar al «hombre de 31 su vida», lo encontró. Dos años después de pedirme ayuda, se mudó a un nuevo apartamento y terminó casándose con el hombre que vivía en el departamento frente al suyo. Recuerda estas lecciones y empieza a considerar tu vida como la gran aventura que te ofrece muchas oportunidades para crecer. Cuando estamos comprometidos con nuestros valores pero liberamos nuestras expectativas, creamos un mayor espacio para las oportunidades inesperadas que pueden conducir a la felicidad en lugar de a una intoxicación. «Cuando bailas, tu propósito no es llegar a cierto lugar en la pista, sino disfrutar cada uno de los pasos.» Wayne Dyer 32 QUÉ COSAS NO FUNCIONAN «Adormecer por un tiempo el dolor lo empeorará cuando finalmente lo sientas.» J. K. Rowling ¿Cuál es el tratamiento para las intoxicaciones de expectativas? Bueno, se necesita mucho más que un par de aspirinas, una comida grasosa y quedarte encerrado en un lugar con luz tenue. Existen formas de lograr un alivio temporal para los síntomas de intoxicación, pero para el alivio permanente se requiere de un plan amplio de tratamiento y prevención. Esto es bastante diferente de la manera en que la mayoría enfrentamos nuestras intoxicaciones –esforzándonos por soportarlas y encontrar algo o alguien que nos haga sentir mejor. Así que antes de hablar de qué funciona, necesitamos tratar aquello que no funciona. En este capítulo se resumen las seis estrategias más comunes, pero ineficaces, para afrontar las intoxicaciones de expectativas. DISTRACCIÓN Una intoxicación de expectativas es el problema evidente que te encantaría ignorar. Así que en lugar de reconocerla realmente y enfrentarla de manera directa, canalizas tu energía hacia algo más, con el propósito de evitarla. Te dedicas a añadir cosas a tu lista de pendientes, llenando cualquier espacio de contemplación en tu vida. Tu existencia se llena de ocupaciones y no de plenitud. Tomas unas vacaciones con la esperanza de que un bronceado te libre de tus preocupaciones; evitas las conversaciones o las conexiones con personas que quizá te pongan en condición de vulnerabilidad; encuentras un proyecto o una persona con los cuales obsesionarte, para impedir que tu atención se centre en tu propio dolor; o te sumerges en algún 33 tipo de aventura que te distraiga de lidiar con lo que sucede. «Dejé mi trabajo en Suiza para estar con mi esposo en Estados Unidos, pero apenas un año después me encontré en medio de un divorcio. Me mantuve muy ocupada –demasiado ocupada- para no tener que pensar en lo que había salido mal. Trabajaba de tiempo completo, estudiaba a tiempo parcial e inicié mi carrera como escritora. Después de casi dos años de ser una trabajólica, ya no pude manejar el estés y tuve un colapso. Supongo que sigo teniendo algunos asuntos pendientes que debo atender y ahora que tengo un poco de espacio para respirar y la fortaleza para lidiar con ello, estoy resolviéndolos uno por uno. Isabelle Considera lo siguiente: ¿Cómo te distraes de enfocarte en tu intoxicación de expectativas? ¿Cómo evitas lidiar realmente con la decepción? ADORMECER EL DOLOR En lugar de darle la vuelta al dolor de una intoxicación de expectativas, quizá utilices alguna técnica de adormecimiento o supresión. Los métodos comunes de adormecimiento incluyen ingerir alcohol, comer, trabajar, gastar dinero, ver televisión, evadirte con drogas (medicamentos o drogas ilícitas), ocupar tu tiempo en redes sociales, navegar en Internet y ejercitarte en exceso. Cualquier tipo de comportamiento adictivo que te impide sentir realmente es una forma de supresión. El adormecimiento es fácil porque no existe escasez de distracciones y remedios rápidos. Sin embargo, el adormecimiento es una de las estrategias de afrontamiento más dañinas, debido al alto grado de estimulación que implica. A fin de mantener un nivel particular de supresión durante cierto tiempo, tienes que ir subiendo las apuestas y aumentando la estimulación. Así que mientras mayor es el tiempo que pasas suprimiendo por medio del adormecimiento, más dependiente te vuelves de la herramienta de supresión que hayas elegido. «Yo era “la otra mujer” y creía que él dejaría a su novia por mí. Cuando me di cuenta de que eso no sucedería, no quería salir de mi cama. El chocolate, el vino y la televisión se convirtieron en mis mejores amigos.» Francesca Considera lo siguiente: ¿Qué sustancias o conductas utilizas para adormecerte? Cuando quieres librarte de un sentimiento o pensamiento desagradable, ¿qué ansías? SER FUERTE 34 Cuando sucede algo desagradable, a menudo nos creemos la suposición de que se nos está poniendo a prueba y que pasar esa prueba depende de forzarnos y perseverar, sin darnos permiso de sentir plenamente. Vivimos en un mundo donde ser fuerte y fingir que nada nos molesta no sólo es algo común, sino que también recibe recompensa. «Ser fuerte» es uno de los consejos más comunes que he escuchado y es el que menos me gusta, debido a la implicación de que no deberíamos sentir. Nos ponemos una máscara, intentando parecer fuertes en lo externo, mientras nos desmoronamos en lo interno. La fortaleza está sobrevaluada. Esforzarse por expulsar una intoxicación de expectativas significa por lo general que también estamos haciendo a un lado algunas oportunidades valiosas de aprendizaje y sanación. La vulnerabilidad es una poderosa herramienta para sanar. La severidad y la rigidez mental disminuyen la vulnerabilidad. La perseverancia es importante cuando se aprovechan las intoxicaciones de expectativas, pero la clave es perseverar en atravesar por tu intoxicación de expectativas, en lugar de hacer acopio de fuerza para expulsarla o superarla. «Exteriormente actuaba como si todo estuviera bien. Era una chica ruda. Todos decían: “Con el tiempo todo estará bien”. Dejé de comunicar mis sentimientos porque pensé que tan sólo necesitaba ser fuerte.» Glenda Considera lo siguiente: ¿Otras personas, o tú mismo, te han dicho que «seas fuerte» cuando tienes una intoxicación de expectativas? ¿Cuáles son los costos de «ser fuerte»? ¿Qué significa la vulnerabilidad para ti? ARENGAS POSITIVAS Entendemos el poder del pensamientopositivo porque nuestros pensamientos tienen energía. Sin embargo, cuando estamos en el ojo de la tormenta de una intoxicación de expectativas, arengarnos no siempre es apropiado y puede ser una forma de evitación. He visto a muchas personas que se presionan a sí mismas, instándose de inmediato a decirse afirmaciones positivas, pero eso no parece auténtico cuando se está en medio de una decepción. No quiero decir que esté defendiendo el pensamiento negativo ni que te permitas caer en la autocompasión. A lo que me refiero es que reconocer aquello que es verdaderamente auténtico en ti mismo es una parte importante para sanar. Es más probable que obligarte a tener pensamientos totalmente positivos detone la autocrítica, porque es una expectativa poco realista. Considera lo siguiente: Cuando tienes una intoxicación de expectativas, ¿te apresuras a encontrar un modo de «hacer que todo esté bien»? ¿El pensamiento positivo te parece sostenible y creíble? Si te permites reconocer que no te agrada lo que sucede, ¿eso sería un alivio? 35 LA SEGUNDA OPCIÓN Cuando no nos gusta lo que está pasando, a menudo suponemos que simplemente necesitamos un nuevo conjunto de circunstancias. Un nuevo trabajo, una nueva ciudad, una nueva relación, un nuevo auto: «la segunda opción». Aunque te mudes a una nueva ciudad y consigas un nuevo empleo, inicies otra relación o inviertas en una gran compra, esa cosa externa es sólo un reemplazo y no una solución, porque seguirás llevando contigo todos los problemas internos no resueltos de tu intoxicación de expectativas. Tratar de reemplazar el dolor de una cosa con el placer de algo más, no creará resultados positivos duraderos en tu vida. ¿Por qué no? Porque lo que motivó y atrajo esa cosa nueva fue tu decepción y la sensación de carecer de algo. Y eso es como construir una casa sobre arena. Quizá se mantenga en pie durante un rato, pero tarde o temprano la casa se hundirá, porque no tiene una base firme. «En lugar de lidiar con el dolor y la traición del rompimiento, pensé que lo mejor para superar a un hombre era conseguirme otro. Pero con cada nueva relación que creaba me sentía carente de propósito y decepcionada, así que terminé sintiéndome muy desdichada y, también, muy sola.» Sophia Considera lo siguiente: ¿Has intentado tratar una intoxicación de expectativas buscando «la segunda opción»? ¿Cómo te funcionó? ¿Estás buscando algo externo para curar tu decepción? DESVIACIÓN ESPIRITUAL Cuando tenemos una intoxicación de expectativas, a veces tomamos una «desviación espiritual», intentando saltar de inmediato a las bendiciones que conlleva la situación, sin hacer el trabajo que facilite de hecho el tipo de aprendizaje que crea los cambios duraderos en nuestra vida. En mi experiencia, no podemos solamente meditar, entonar cánticos o rezar para salir de una intoxicación de expectativas. Las prácticas espirituales son esenciales, pero somos seres multidimensionales. Si intentamos ver los aspectos positivos demasiado pronto, quizá estemos desviando la vista de la verdad de nuestra experiencia humana. De la misma manera que nuestras intoxicaciones de expectativas implican una diversidad de experiencias, tenemos que estar dispuestos a resolverlas a diversos niveles: emocional, mental y conductual, al igual que espiritual. Considera lo siguiente: ¿Estás intentando reprimir tus pensamientos negativos buscando de inmediato las bendiciones? ¿Crees que no deberías sentirte mal o que incluso deberías experimentar culpa por «permitirte» percibir lo que sientes? ¿Te aferras a alguna práctica espiritual para curar tu intoxicación de expectativas? 36 Es probable que en diferentes momentos hayas utilizado cuando menos algunas de las estrategias de afrontamiento anteriores. Y estás en buena compañía. Todos empleamos estas estrategias porque en realidad nunca se nos enseñó a lidiar de manera eficaz con la decepción. Debido a que las intoxicaciones de expectativas son desagradables, buscamos una manera expedita de aliviar la incomodidad. Si niegas, juzgas o te resistes al proceso y a aquello que está catalizando en tu interior una intoxicación de expectativas, de hecho es posible que estés amplificando tus síntomas. Si no se les da tratamiento, las intoxicaciones de expectativas siguen afectándote e influyendo en tus pensamientos, sentimientos, elecciones y reacciones. Lo que es más, continuarás recreando de manera inconsciente diferentes versiones de la misma intoxicación de expectativas. «El carácter no se puede desarrollar en tranquilidad y calma. La única manera de fortalecer el alma, aclarar la visión, inspirar la ambición y lograr el éxito es a través de experimentar los infortunios y sufrimientos.» Helen Keller. 37 CONCIENCIACIÓN Y ACEPTACIÓN «La vida es simple. Todo sucede para ti, no te sucede a ti. Todo ocurre exactamente en el momento preciso, ni demasiado pronto ni demasiado tarde. No tiene que gustarte… simplemente resulta más fácil si es así.» Byron Katie Ahora que hemos establecido que las intoxicaciones de expectativas tienen las claves para la transformación, sé que te encantará saltar de inmediato a la parte que trata sobre alcanzar la satisfacción. Pero confía en mí, si quieres una satisfacción duradera – del tipo que no se basa en cualquier resultado externo- concédele tiempo y dignidad a tu proceso. Tú lo mereces. Empieza adquiriendo conciencia de cuál es tu intoxicación de expectativas y de cómo te está afectando. La concienciación significa «adquirir conocimiento o tomar conciencia». Mientras más entiendas tus intoxicaciones de expectativas, más fácil será que tú mismo las cures y alivies los síntomas negativos. De la misma manera en que un doctor tendría que llenar un formato de historia clínica y hacerte muchas preguntas sobre tus antecedentes médicos y tus síntomas actuales, debes evaluar en forma exhaustiva tu intoxicación de expectativas, a fin de tratarla con eficacia. Comencemos examinando cómo te afecta tu intoxicación de expectativas a los niveles emocional, mental, conductual y espiritual. EJERCICIO Formato de evaluación de la intoxicación de expectativas Consulta las respuestas que anotaste para el ejercicio de Identificación de tus intoxicaciones de expectativas y, para cada intoxicación que hayas identificado, responde minuciosamente a las siguientes preguntas: 38 1. ¿Qué causó la intoxicación de expectativas? Nombra la intoxicación de expectativas (por ejemplo: «No conseguir el trabajo que deseaba») y escribe el nombre en la parte superior de tu formato de evaluación. 2. ¿Cuáles fueron específicamente las expectativas que tenías de ti mismo, de otra persona, de alguna otra cosa, o de todos los anteriores? 3. ¿Qué sucedió o dejó de suceder que contribuye más a tu intoxicación de expectativas? 4. De las seis estrategias temporales de afrontamiento que se trataron en el capítulo 3, ¿cuáles has estado utilizando? 5. ¿Qué sentimientos estás experimentando? 6. Describe el estado actual y tema de tus pensamientos: ¿Están dirigidos al futuro o al pasado? ¿Son compasivos o críticos? ¿Son positivos o negativos? ¿En qué se centran tus obsesiones? 7. ¿Qué crees acerca de ti mismo como resultado de tu intoxicación de expectativas? 8. ¿Qué crees acerca de otras personas, de tu vida en general, o de ambos, como resultado de tu intoxicación de expectativas? 9. ¿Qué conclusiones has derivado como resultado de tu intoxicación de expectativas (por ejemplo: «No debería haber confiado en esa persona», «No consigo lo que deseo», «La vida no es justa»)? 10. ¿Qué acciones estás emprendiendo o no como resultado de tu intoxicación de expectativas? 11. ¿Cuál es el impacto que ha tenido tu intoxicación de expectativas en tu fe o en tu conexión con un poder superior? 12. ¿Esta intoxicación de expectativas te recuerda cosas de tu pasado? ¿Están emergiendo ciertos recuerdos? ¿En qué sentidos te parece familiar? 13. ¿Cómo percibes tu futuro en este momento? Cuando piensas en lo que vendrá, ¿qué cosas ves? Este formato de evaluación estu herramienta de concienciación. Tenla a la mano porque la consultarás cuando avancemos al plan de tratamiento. EL PRIMER PASO PARA SALIR DE LA DECEPCIÓN ¿Alguna vez has practicado artes marciales? Uno de los principios esenciales es que en lugar de resistirte a un golpe que te lancen, deberías aceptarlo y seguir la energía del golpe, porque la resistencia requiere más energía que la aceptación. Un golpe lastima más si nos resistimos a él. De manera similar, cuando avanzas a la aceptación de tu 39 decepción, no existe resistencia hacia lo que es, así que tienes bastante más energía para tratar tu intoxicación de expectativas. La aceptación no significa que tengan que agradarte las circunstancias y los síntomas de tu intoxicación de expectativas; más bien, significa que te liberas de los juicios al respecto. ¿A qué me refiero con juicio? Cada vez que ocurre algo y nos formamos una opinión o le ponemos una etiqueta de «bueno», «malo», «correcto» o «incorrecto», estamos juzgando y resistiéndonos a lo que es. Por un lado está lo que sucede (realidad) y por el otro está el significado que le damos (nuestra interpretación de la realidad). Nuestros juicios nos parecen verdaderos, pero en verdad son sólo creencias que establecemos. Estas interpretaciones limitantes de la realidad mantienen nuestra intoxicación de expectativas en un estado de estancamiento, haciendo que la transformación sea más difícil para nosotros. Desde una edad muy temprana se nos enseña acerca de lo correcto e incorrecto y se nos recompensa por ser «buenos». Nos parece natural emitir un juicio, porque nuestros egos ansían confirmación y juzgar algo nos da un falso sentido de certidumbre. Nuestro deseo de certidumbre puede obstaculizar nuestra evolución, porque los juicios atrapan las emociones, creencias y conductas que causan y perpetúan la decepción. Emitir juicios –acerca de nosotros mismos, los demás y el mundo- está tan generalizado que se vuelve nuestro modo predeterminado de respuesta. Piensa en tu intoxicación de expectativas y considera tus juicios al respecto: ¿Piensas que no debería haber sucedido? ¿Supones que fue terrible? ¿Crees que las cosas debieron ser diferentes? ¿Piensas que se te cometió una injusticia? ¿Consideras que estabas equivocado? ¿Crees que eso causó las circunstancias indeseables en tu vida? ¿Piensas que te dejó dañado? Si respondiste sí a cualquiera de estas preguntas, entonces los juicios están perpetuando tu intoxicación. Quizá pienses: «Eso que causó mi intoxicación de expectativas fue espantoso y no puedo imaginar aceptarlo». Un aspecto clave que debes entender es que la aceptación no significa que justifiques o concuerdes con lo que sucedió. Más bien, la aceptación significa que dejes de tratar de darle sentido a lo que ocurrió o dejó de ocurrir, y que hagas a un lado la opinión de que las cosas debieron o no suceder de cierto modo. La aceptación significa desprenderte de los juicios y de tu apego a etiquetar las cosas como «buenas», «malas», «correctas» o «incorrectas». Significa que elijes ya no seguir empleando las estrategias temporales de afrontamiento para luchar contra tu intoxicación de expectativas. «Ser la cuidadora de mi pareja después de que tuvo una lesión cerebral ha sido bastante más traumático que mi experiencia militar. Tengo muchos problemas para aceptar que no está muerto pero que ya no es el hombre que conocí, y para aceptar que no existe forma de recuperar nuestras ilusiones. Necesito crear un plan totalmente distinto para incluir este nuevo conjunto de circunstancias. Lo único que puedo hacer es aceptarlo todo. La respuesta no está en culparme. Necesito aceptar mi propia naturaleza real mientras que el amor abre mi corazón para dar y recibir 40 amor. Me doy cuenta de que soy la causa de mi propio sufrimiento. Al compartimentar el dolor y asumir la responsabilidad en lugar de la culpa, me abro a una perspectiva que me permite seguir adelante en lugar de estancarme.» Didi Avanzar a lo largo de este libro y tratar tu intoxicación de expectativas de manera eficaz será mucho más sencillo si tienes una actitud abierta, expansiva y de aceptación incondicional hacia ti mismo, los demás y la realidad en general. Las cosas han resultado difíciles hasta el momento, ¿no es cierto? Elige el plan de la gracia: avanza hacia la aceptación. EJERCICIO Avance hacia la aceptación Este ejercicio te ayudará a avanzar a la aceptación para que puedas llevar a cabo de manera eficiente el plan de tratamiento de la segunda parte. 1. ¿Qué estás juzgando en tu intoxicación de expectativas? En otras palabras, ¿qué piensas que debió o no pasar? En tu diario haz una lista con tus opiniones y juicios de tu situación. 2. Piensa en un momento en que las cosas no hayan salido justo como las querías, pero lo aceptaste en lugar de luchar contra ello o buscar un remedio rápido. Puede ser algo tan importante como no pelear por obtener un ascenso que no conseguiste o algo aparentemente pequeño, como no molestarte porque se demoró un vuelo. Trae a tu mente un momento en que simplemente aceptaste las cosas como eran. Luego cierra los ojos y revive el recuerdo visualizándolo en gran detalle, hasta que experimentes cómo se siente la aceptación. 3. Una vez que te adentres en el sentimiento de aceptación. Revisa la lista que escribiste en respuesta a las preguntas en el primer paso y vuelve a redactarla, utilizando la frase: «Estoy dispuesto a aceptar» antes de cada afirmación. Por ejemplo, «Estoy dispuesto a aceptar que rompieron conmigo», «Estoy dispuesta a aceptar que no obtuve un ascenso», «Estoy dispuesto a aceptar que desearía haber tomado otra decisión». Recuerda: la aceptación no significa que tenga que gustarte; simplemente significa que estás dejando de resistirte contra lo que es. 4. Reconócete a ti mismo por estar dispuesto a cambiar tu punto de vista y pasar de los juicios a la aceptación. Siente el alivio que representa dejar de resistirte y juzgar. 41 La historia de Denise «Podrías decir que soy una fanática del control desde que nací. Cuando estaba creciendo siempre quería ser «la mandamás». De hecho, mi hermano creó un acrónimo especial para mí que afirma claramente mis tendencias naturales: CSMCDU (Comandante Suprema, Máxima Controladora del Universo). Tiemblo al imaginarme el desafío que representé para mis padres. Aprendí la máxima lección en cuanto a ceder el control y tender a la aceptación cuando me sometieron a un inesperado y traumático parto por cesárea. Mis planes de un parto natural dentro del agua, con contacto inmediato entre mi bebé y yo en el que invitara a mi hija a entrar en un mundo de paz, ternura y amor, se desmoronaron. Nuestra hijita nació en manos de un desconocido, oculta de mí por una cortina y separada de mi vientre por un médico al que nunca había visto. Nunca me imaginé que mi bebé llegaría al mundo en tales condiciones. Nunca esperé sentirme tan completamente fuera de control. Ni tampoco esperé sentirme fracasada y exitosa al mismo tiempo. Una vez que comencé a enfrentar mi tristeza, mis sentimientos de absoluto fracaso y mi deseo desesperado de haber tenido el parto que planeaba, pude ver que estaba ignorando por completo la verdad más importante: aunque el nacimiento de mi hija no cumplió con los planes a los que me aferraba con tanta desesperación, todo resultó maravillosamente y tengo una hija hermosa y sana. ¿Qué mejor manera de aprender a abandonar mis expectativas que después de ver mis planes destrozados? ¿Cómo podría adoptar realmente el arte de la sumisión sin que se me hubiera enseñado con tanta claridad que la gracia proviene de soltar amarras? En este momento tienes una poderosa decisión que tomar: o aceptas completamente tus intoxicaciones de expectativas o luchas contra ellas. Creo que estarás agotado de luchar, pero quizás pienses que debes mantenerte firme. Te aseguro que someterte a través de la aceptación es una de las cosas más poderosas que puedes hacer. Tu vida no tiene que ser una batalla. No tienes que esforzarte con tanto
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