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473www.sonepsyn.cl ARTÍCULO DE REVISIÓN Teoría de la Mente, ¿un error conceptual en Neuropsicología? Theory of Mind, a conceptual error in neuropsychology? ABSTRACT Contemporary neuropsychology recognizes the theory of mind as the capacity that children develop, between the ages of 4 and 5, to interpret, predict and explain their own behavior and that of others in terms of their underlying mental states, linking its study to various types of disorders with special emphasis on autism spectrum disorders. The objective of the article focuses on the reflection on what a theory that seeks to investigate the mind should consider, addressing the concepts of inferences and representations, contrasting its content with folk psychology. The relevance of directing the line of study is analyzed considering a conceptual change for a more appropriate one that generates fewer theoretical gaps at the time of establishing its epistemic support, for this purpose, social cognition is presented as a possible candidate to replace the highly controversial theory of the mind. From this point of view, it is important to emphasize the importance of concepts when informing the results of research, since they can stigmatize and / or caricature the groups of people with whom they work, groups that particularly they tend to be differentiated by the social group given the baseline characteristics by which they are chosen to be part of the research. Key words: theory of mind, neuropsychology, cognitive science, autism spectrum disorder, social cognition. Rev. Chil Neuro-Psiquiat 2022; 60 (4); 473-478 Recibido: 09-11-2021 Aceptado: 24-06-2022 1 Fonoaudiólogo, Magíster en Neurociencias. Fonoaudiología, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Arturo Prat. Iquique, Chile. Manuel Matías Ambiado-Lillo1 REV. CHIL NEURO-PSIQUIAT 2022; 60 (4); 473-478 474 www.sonepsyn.cl TEORÍA DE LA MENTE, ¿UN ERROR CONCEPTUAL EN NEUROPSICOLOGÍA? REV. CHIL NEURO-PSIQUIAT 2022; 60 (4); 473-478 INTRODUCCIÓN Como en la mayoría de los procesos reflexivos, la primera interrogante que se debería plantear es la cuestión misma en términos generales: ¿qué es la teoría de la mente (TM)? Numerosos autores en el campo de la neuropsicología -siguiendo a Premack y Woodruf-(1), la reconocen como “la capacidad que desarrollan los niños, entre los 4 y 5 años, de interpretar, predecir y explicar el comportamiento propio y de los otros en términos de sus estados mentales subyacentes”, o en palabras más sintéticas, y por lo demás osadas, “<<leer>> la mente del otro”(2). Estas citas dejan en evidencia, que más que una teoría sobre la mente, es una aplicación práctica de una habilidad social aprendida, la cual busca un sustento localizacionista(3) equiparable a las descripciones neurofisioanatómicas para el estudio del lenguaje en los cuadros afásicos.(4) ¿Es la Teoría de la Mente una teoría sobre la mente? Pero esta TM no considera en su explicación de fondo factores extremadamente relevantes en la actuación mental, a saber, emociones, representaciones e inferencias, por lo tanto, quedaría condicionada por su incapacidad para explicar de forma satisfactoria y científica la concepción de mente arraigada en un sistema biológico. Posiblemente el lector tienda a refutar que la TM sí da cuenta de las inferencias que pueden realizar las personas, como en la ya clásica prueba de falsas creencias de Sally y Anne propuesta por Baron-Cohen(5), pero, ¿qué y cómo se generan estas inferencias?, nuevamente se queda en el plano de la ejecución sin un fundamento que sustente esta actuación. En cuanto a la información respecto de las representaciones, el escenario es aún más desalentador: la TM solo menciona que las personas tienen representaciones, sin embargo, no se describe qué son esas representaciones específicamente, o cómo podrían ser estudiadas. En este punto, la TM se derrumba al no establecer siquiera un atisbo de intención en su explicación, considerando que, si bien las representaciones suponen un gran desafío al momento de pensar en el modo de configurar la abstracción de la realidad, desde los noventas se vienen proponiendo ideas para su adecuado abordaje, sea desde la teoría semántica de dos factores(6) o desde la teoría sintáctica modular propuesta por Fodor(7). Es más, con el progresar de la tecnología y la unificación de las ciencias clásicas en su forma de neurociencia cognitiva, se encuentran nuevas propuestas a estas interrogantes, específicamente desde la neurociencia del lenguaje, disciplina en la que se expone y explica todo el entramado neuroanatómico (del que se tiene conocimiento en la actualidad), en el cual se sustentan las funciones lingüísticas evidenciables gracias a los avances en neuroimagen y tractografía(8). Para ejemplificar esta idea, y como característica emergente del SNC, se puede establecer que las representaciones mentales surgen de la activación de los psicones (sistemas neurales agrupados con una finalidad compartida), que permiten la conceptualización(9), del mismo modo ocurre para todas las habilidades lingüísticas. Al comprender estas variaciones, las repercusiones que se producen en la neuropsicología son evidentes. Con un sustrato basal concreto se torna más sencillo comprender como un sistema nervioso que es afectado por factores externos, sean ambientales o sociales, o factores internos endocrinos, razonamiento o la actividad neural espontánea repercuten en la actuación de los seres humano. La comprensión de estos eventos en cuanto a características emergentes de un biosistema, se podrían analizar desde el cambio en las actividades neurales por estímulos aferentes que desencadenan procesamientos de información en núcleos o áreas corticales especializadas, que a su vez generan respuestas eferentes mediante sistemas de salida motoras(10), originando las conductas humanas que son el objeto de estudio de la neuropsicología. Sin embargo, y pese a la fundamentación expuesta, ¿se podría asumir una representación mental como esta emergencia? Si se asume como cierto no existiría TM, dado que el fundamento se orienta al plano del reduccionismo, por tanto, más que de mentalización, la TM 475www.sonepsyn.cl MANUEL AMBIADO abordaría cuestiones físicas. Por otro lado, si se desestima, aún queda por establecer que es una representación y, de este modo, una teoría que pretenda abordarlas sin hacer una descripción detallada; ¿cómo podría explicarlas? ¿Teoría de la mente o psicología de sentido común? Es evidente que la TM no tiene respuestas para estas interrogantes, aún así, postula que las personas interactúan prediciendo las actuaciones de sus interlocutores con base en mentalizaciones subyacentes. Las propuestas clásicas para comprender la TM incluyen a la (a) teoría modular, la cual propone que existe un módulo específico en el cerebro que sería el responsable de esta capacidad de leer la mente; la (b) teoría de teorías, estableciendo un constructo evolutivista en el desarrollo humano, situando como edad crítica los 4 años, edad en que la TM sería demostrable mediante evaluaciones de falsas creencias; y la (c) teoría de simulación, que plantea que las personas simulan estados mentales que luego son atribuidos a sus interlocutores.(1,11) Por la forma en que se presenta la TM luego del análisis, sería apropiado cuestionar si más que una teoría sobre la mente, quizás sería mas apropiado reconocerla como un postulado enmarcado dentro de la clásica psicología de sentido común, considerando que -citando a Rabossi en extenso-: “El vocabulario de la psicología de sentido común hace referencia a estados y procesos mentales y supone, en consecuencia, que tales estados y procesos existen. La atribución de esos estados y procesos permite interpretar, explicar y predecir las acciones de los demás. En tal caso, algunos de los términos empleados desempeñan el papel de términosteóricos, y las explicaciones y predicciones suponen la existencia de regularidades y leyes”.(12) Postulado que se enmascara en una explicación de procesos personales y subpersonales(13), produciendo una suerte de cientificismo que no llega a fundamentarse detalladamente. Vale decir que, en la actualidad, esta visión en el mundo de las ciencias cognitivas es fuertemente cuestionada, porque toda su propuesta no tiene modo de ser puesta a prueba bajo el paradigma científico clásico, llegando incluso a mencionar algunos estudiosos de la mente, que estos postulados no son un aporte real dado que no resuelven problemas en el área, por ello no debería existir.(14) Implicaciones prácticas Desde el inicio de la conceptualización, la TM en neuropsicología se ha estudiado ligada a diversos tipos de trastornos(15-17), con especial énfasis en los trastornos del espectro autista (TEA)(18-24). Y una de las conclusiones a las que se ha llegando en la mayoría de los casos, como es de esperar, es que los personas con estos trastornos neuropsicológicos tienen problemas con la TM. Pero las dificultades que se presentan, más bien son inferenciales y representacionales, y estas habilidades mentales son las que se pretende correlacionar con desempeños lingüísticos, contextuales y/o emocionales, sin demasiado éxito por lo demás. Pero ¿qué responde o informan estos resultados respecto de la mente en sí?, ¿Qué pasa con las personas que fallan en tareas de inferencias, tienen menos mente que otras personas? En esta línea, se podría llegar a concluir que no tienen mente las personas que fallan en inferir y representar, así como las personas que aún no llegan a los 3 o 4 años de edad. Lo más probable es que esta no es una conclusión que los mismos científicos que utilizan el término TM estén dispuestos a aceptar. En ese sentido, sería más pertinente dirigir la línea de estudio considerando un cambio conceptual, el cual fuera más adecuado y generara menos vacíos teóricos al momento de establecer su respaldo epistémico, para tal efecto, la cognición social(25) se presenta como posible candidato a reemplazar la tan polémica TM. De este modo, la nueva conceptualización respondería mucho mejor a cuestiones prácticas, como fallos que podría presentar una persona al presuponer una determinada forma de actuar o decidir respecto de otra persona, la cual ha sido criada en una cultura completamente diferente a la REV. CHIL NEURO-PSIQUIAT 2022; 60 (4); 473-478 476 www.sonepsyn.cl cual él pertenece; dificultades para inferir estados emocionales; comprender enunciados metafóricos. En este sentido, valen las reflexiones propuestas por Rodríguez(26), quien postula que, lo que las personas creen, más que un estado interno, está dado en función de su contexto físico y social. Incluso, la propia figura del ser emerge de las experiencias que las personas representan mediadas por relatos autobiográficos que servirán para presentarse socialmente ante los demás y ante ellos mismos. Comentarios finales Como queda en evidencia luego de esta breve exposición, la aplicación de conceptos sin fundamentos que los soporten, y que además pretendan responder a tal o cual fenómeno sin una reflexión de fondo, acarrea un par de consecuencias que se alejan de ser benignas. Una primera conclusión podría dirigirse a la implantación y perduración de conceptos en el colectivo científico neuropsicológico y sus áreas afines lo que, sin lugar a dudas, a la larga puede producir sesgos o limitaciones en las perspectivas sobre cómo se abordan estos fenómenos. Un ejemplo claro, y guardando todas las proporciones, es el dualismo cartesiano que implanta el “dilema” mente-cuerpo, discutido hasta el día de hoy. Tomando esta idea, todo el estudio que deriva de la propuesta TM, dado el enfoque característico de hacer ciencia en la actualidad, puede significar una mala interpretación y aplicación terminológica al considerar las conclusiones de los estudios contemporáneos, los que pretenden informar en qué medida determinada habilidad o condición se correlaciona con la TM de esa persona, lo que pueda significar en muchos casos correlaciones espurias, al no individualizar y operacionalizar cada uno de los constituyentes de esta teoría. Desde este punto de vista, es importante enfatizar la importancia que tienen los conceptos a la hora de informar los resultados de las investigaciones, debido a que ellos pueden estigmatizar y/o caricaturizar a los grupos de personas con los que se trabaja, grupos que particularmente propenden a ser diferenciados por el colectivo social dadas las características basales por los que se eligen para formar parte de las investigaciones. Al considerar todos los antecedentes expuestos, un cambio en la conceptualización se considera pertinente y factible. En este sentido, en la actualidad se cuenta con el concepto de cognición social, que a juicio del autor se posiciona como idóneo, dada la naturaleza del ser humano como ser social por excelencia, asimismo, se abre un universo de posibilidades al estudio considerando que la mente, en algún momento, puede dejar de analizarse como un constructo preestablecido, interno e individual. TEORÍA DE LA MENTE, ¿UN ERROR CONCEPTUAL EN NEUROPSICOLOGÍA? REV. CHIL NEURO-PSIQUIAT 2022; 60 (4); 473-478 477www.sonepsyn.cl RESUMEN: La neuropsicología contemporánea reconoce la teoría de la mente como la capacidad que desarrollan los niños, entre los 4 y 5 años, de interpretar, predecir y explicar el comportamiento propio y de los otros en términos de sus estados mentales subyacentes, ligando su estudio a diversos tipos de trastornos con especial énfasis en los trastornos del espectro autista. El objetivo del artículo se centra en la reflexión sobre lo que debería considerar una teoría que pretenda indagar sobre la mente, abordando los conceptos de inferencias y representaciones, contrastando su contenido con la psicología de sentido común. Se analiza la pertinencia de dirigir la línea de estudio, considerando un cambio conceptual por uno más adecuado y que genere menos vacíos teóricos al momento de establecer su respaldo epistémico. Para tal efecto, la cognición social se presenta como posible candidato a reemplazar la tan polémica teoría de la mente. Desde este punto de vista, es importante enfatizar la importancia que tienen los conceptos a la hora de informar los resultados de las investigaciones, debido a que ellos pueden estigmatizar y/o caricaturizar a los grupos de personas con los que se trabaja, grupos que particularmente propenden a ser diferenciados por el colectivo social dadas las características basales por los que se eligen para formar parte de las investigaciones. Palabras claves: teoría de la mente, neuropsicología, ciencias cognitivas, trastorno del espectro autista, cognición social. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Pascual B, Aguado G, Sotillo M. Aproximación a las diferentes perspectivas teóricas sobre la «teoría de la mente». Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología. 2006; 26(3): 154-165. https://doi. org/10.1016/S0214-4603(06)70208-X 2. Aguado G. 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