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Caso_de_Duelo NEMYANI GUTIERREZ

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Nemyani Gutierrez 27.260.069
Caso de Duelo
 Se trata de una familia formada por Maritza, la madre, de 50 años, Julio de 12 años y Elena de 11 años. El padre murió hace 2 años, después de una larga enfermedad que le imposibilitaba trabajar fuera de casa, hacía recados y se ocupaba de los niños.
 El motivo de consulta es que Julio no quiere estudiar, es irresponsable e inquieto, "aunque vive feliz y es muy cariñoso".
 En la primera sesión, a la que acuden los tres, se explora el problema y la muerte del padre. La madre comenta que Julio habla en presente de su papá y no quiere ir a las misas, y que Elena siempre procura que la madre no llore, es muy estudiosa y llora frecuentemente (en ese momento la niña rompe a llorar). Maritza intentó que a partir del día siguiente a la muerte todo siguiera como si nada y se ha mantenido fuerte. También comenta que con el marido podía intercambiar impresiones y que quizás ha pecado de blanda, "ahora Julio sólo tiene a su madre". 
1. Consideras que Julio ha elaborado satisfactoriamente su duelo? Por qué?
No, considero que Julio se encuentra en una fase de negación, ya que, habla de su papá como si aún estuviese presente en su vida de forma física y ha continuado con sus actividades y su forma de ser “feliz y cariñoso” como si nada hubiese pasado, evidenciando que no experimenta o se niega a experimentar dolor, ciertos sentimientos o pensamientos que acompañan a la perdida de un ser querido. 
2. Qué elementos evaluarías?
Se evaluaría en función de detectar si hay presencia de duelo patológico debido a lo referido en esta primera exploración: 
· Sentimientos/emociones: sensación subjetiva de indiferencia, culpa persistente, falta de metas o inutilidad respecto al futuro, ausencia de respuesta emocional evitando el contacto con el dolor y las lágrimas, dificultades para aceptar la muerte, sentimientos negativos en relación a la muerte, soledad, depresión, ansiedad, sensación de indefensión frente a la vida, fobia respecto a la enfermedad o la muerte. 
· Sensaciones físicas: posibles manifestaciones a nivel somático como agotamiento, sensación de ahogo, sensaciones físicas parecidas a las experimentadas por el fallecido, falta de apetito, alteraciones del sueño.
· Cogniciones/pensamientos: pensamientos intrusivos sobre el fallecido, añoranza o búsqueda del fallecido, autoestima, creencias y valores, estilo de afrontamiento. 
· Conductas/Comportamientos desadaptativos que adquiere el paciente para evitar pensar o sentir como lo hace respecto a la perdida. Ej.: abuso de alcohol, fármacos o comida chatarra, actos de rebeldías, llantos recurrentes y descontrolados, imitar al fallecido, enfocarse únicamente en el trabajo, cambios radicales en su vida, la persona no quiere desprenderse de posesiones materiales que pertenecían al fallecido, entre otros.
· Apoyo social. 
3. Qué hipótesis podrías plantearte?
La familia presenta un duelo evitativo, proyectado por la madre, que les impide completar el duelo.
Debido a que refiere que intentó que desde el siguiente día a la muerte todo siguiera como si nada manteniéndose fuerte, demostrando que el continuar con sus actividades cotidianas, evadiendo la nueva realidad, lo que les incapacita elaborar el duelo, utilizando la negación de sentimientos, pensamientos y del contexto como estrategia de afrontamiento ante la perdida. 
4. Según las tareas de duelo (W.Worden), cómo diseñarías tu intervención terapéutica? 
1. Aceptar la realidad de la perdida
- Se le pedirá al sujeto que relate sobre la pérdida y las circunstancias que lo rodearon, durante el discurso se pueden realizar preguntas como: ¿Dónde ocurrió la muerte? ¿Cómo ocurrió? ¿Quién te lo dijo a ti? ¿Dónde estabas cuando te enteraste? ¿Cómo fue el funeral?, con el fin de hacer más real esta pérdida para el paciente, que tome consciencia de ello. Se busca integrar la aceptación de la perdida a través de la expresión del sujeto, esta integración es necesaria para superar la etapa de negación y dándole entrada a tener una consciencia intelectual y emocional evocando dicho evento, cuantas más veces relata la muerte del fallecido, más real se hace su pérdida, lo que le puede permitir despedirse y aceptar que la presencia de esa persona ya no se encuentra en la tierra. 
2. Trabajar las emociones y el dolor de la perdida
- Se le solicitará al paciente que busque fotografías y sus objetos favoritos que le recuerden a la persona perdida, luego explicará que sucedía en cada foto, con cada objeto, como se sentía, que recuerdos le transmiten. Posterior a ello se indagará su mundo emocional preguntándole qué siente al recordar cada experiencia, cómo lo vive. Se le pedirá que se deje llevar por las emociones que van fluyendo, sin oponerse ni luchar, y que una vez identifique cada emoción le dé un significado en voz alta, un por qué a la manera en la que se siente. Con el objetivo de conectarse con esos sentimientos, que lo exprese y lo pueda liberar, sin tener que arrastrar el dolor de la perdida a lo largo de su vida. Asimismo, una vez el paciente identifique sus emociones puede realizar cartas dirigidas el fallecido en torno a ellas, ej. Carta de perdón, de agradecimiento, de rabia, de tristeza y de despedida. 
3. Adaptarse a un medio en el que el fallecido este ausente
- Se utilizarán técnicas de resolución de problemas, en el que la persona puede identificar o descubrir una solución, como estrategia de afrontamiento eficaz ante su situación problemática como en este caso es la pérdida de un ser querido. La resolución de problemas implica la búsqueda racional de una solución o soluciones a través de una serie de estrategias (como el establecer y cumplir metas específicas, realistas y concretas dirigidas a cambiar el problema), que ayudan a solucionar o afrontar esta situación problemática. Se consideran cuatro habilidades básicas: 1) definición y formulación del problema, 2) generación de soluciones alternativas, 3) toma de decisión, y 4) aplicación de la solución y comprobación de su utilidad.
4. Recolocar emocionalmente al fallecido para continuar viviendo
- Se le pedirá al paciente que diseñe su ritual de despedida, ya sea, ir al cementerio, escribir, dibujar, escuchar una canción especial, dedicarle un discurso, encender velas, deshacerse de un objeto relacionado con la persona perdida, todo depende de la elección del mismo y que la acción sea significativa para él. El propósito es dar un adiós definitivo y que recuerde a la persona fallecida con serenidad, alegría y amor en lugar de hacerlo desde la tristeza, el miedo, la rabia o la culpa, para que así pueda orientarse a establecer nuevas relaciones, continuar su vida, sin olvidar al fallecido sino encontrarle un lugar apropiado en su vida psicológica. 
También se trabajará en función de psicoeducar al paciente, ayudándole a entender que tiene una vida por delante llena de posibilidades, que se puede disfrutar de nuevo, ser feliz y establecer nuevas relaciones familiares, personales, laborales, entre otros. Se busca es que él mismo encuentre motivos para vivir y pueda volver a vincularse con todo aquello que la vida ofrece sin olvidar y sin dejar de amar.

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