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Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal (2a ed ) by Schinca, Marta (z-lib org)

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SEGUNDA EDICIÓN 
Manual de 
psicomotricidad, 
ritmo y expresión 
corporal 
Wolters Kluwer 1 Educación 
España 
Marta Schinca 
MANUAL 
DE PSICOMOTRICIDAD, RITMO 
Y EXPRESIÓN CORPORAL 
© Marta Schinca 
© Wolters Kluwer España, S.A. 
C/ Collado Mediano, 9 
28230 Las Rozas (Madrid) 
2a reimpresión de la 2a edición: noviembre 2011 
© WOLTERS KLUWER ESPAÑA, S.A. Todos los derechos reservados. A los efectos del art. 32 del 
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todos los medios materiales, humanos y técnicos a su alcance para procurar una información exhaustiva, 
completa, exacta y actualizada. 
Ilustraciones: Mar Sabater 
ISBN Edición Gráfica: 978-84-9987-023-6 
ISBN Edición Digital: 978-84-9987-024-3 
Depósito Legal: M-44153-2011 
Impreso por Wolters Kluwer España, S.A. 
Prólogo 
Esperaba impaciente a que mi madre terminara de dar clase y, cuando por f n 
despedía entre risas a la última persona y el bullicio desaparecía poco a poco en la 
lejanía, entraba corriendo en ese espacio grande y vacío. Hacía pocos minutos que 
había estado inundado de gente, pero ahora estaba lleno de nada, invitándome a an-
dar a gatas, saltar, correr, tirarme al suelo y hacer todos los jeribeques y movimientos 
que quisiera para apoderarme de esa amplitud. 
Recuerdo que aquella sala diáfana, con paredes blancas y suelo de madera, muy 
limpio y brillante, me fascinaba. Un pequeño tamborcillo de madera, de forma irre-
gular, estaba situado como por casualidad en una esquina. En otra esquina -menos 
casual- se apilaban muy arreglados varios huesos que pertenecían a un esqueleto 
humano. Sí, eran de verdad, "habían sido de una persona como yo", me explicaba 
mi madre mientras me mostraba a qué parte del cuerpo pertenecían. 
A veces compartía esa sala con mi hermano y otros niños para que mi madre nos 
enseñara cosas muy variadas. No eran juegos, porque ella nunca repetía el mismo 
ejercicio ni los llamaba con nombres o títulos como: "el tula, el pañuelo o el escon-
dite". Sin ser juegos eran muy divertidos, sobre todo al f nal, cuando nos encontrába-
mos imbuidos por la tarea que nos hacía implicarnos "en cuerpo y alma" a todos. 
Empezábamos estudiando un movimiento, una parte del cuerpo, un objeto o algo 
que hacíamos cada uno solo. Después, eso lo compartíamos con otro compañero. Al 
f nal todos jugábamos juntos y nos inventábamos cosas nunca vistas, al menos por 
nosotros mismos. 
Han pasado más de 40 años desde que comencé a recibir clases de Expresión 
Corporal en un grupo infantil por lo que quizás no me pueda acordar de los nombres 
de aquellos niños, pero lo que recuerdo con nitidez son las imágenes de sus cuerpos 
5 
en movimiento, sus actitudes, caracteres y sus modos peculiares de reaccionar. Las 
impresiones que recibía de ellos a través de multitud de estímulos sensoriales seguro 
que transformaron muchas cosas de mi persona. 
¿Cuál sería el misterio que ejercía sobre mí esa habitación en la que pasaban tan-
tas cosas dificiles de explicar con palabras y luego parecía seguir habitada cuando 
estaba totalmente vacía? 
¿Intuía desde mi viva niñez una riqueza inmaterial que logra fuir entre las perso-
nas cuando se les permite comunicarse a través del lenguaje del cuerpo? 
Ahora, después de tantos años en los que he seguido desarrollando como docente 
e intérprete este sistema de trabajo creado por Marta Schinca, me he dado cuenta de 
que un aula de movimiento, vacía y diáfana, no es misteriosa de por sí. En mi caso 
el encantamiento lo creaba una señora con un pequeño tamborcillo y un grupo de 
personas dispuestas a entregar algo de sí. 
También me he dado cuenta de que el ser humano necesita realizar un trayecto 
para convertirse en persona. Ese trayecto lo hace la enseñanza. Desde el principio, 
el niño debe tener una orientación en lo vivencia! y simbólico del lenguaje corporal. 
Sentirse a sí mismo, percibirse desde su cuerpo, vivir el espacio que le rodea, comu-
nicarse a través del ritmo e identif carse con el otro, todo ello es la experiencia vivida 
que lo va a educar y a enriquecer. 
Marta Schinca comenzó a enseñar hace más de 40 años en Uruguay. En 1970 Mar-
ta se instala en Madrid, donde instaura esta valiosa enseñanza, que transmitió tanto 
a niños como a adultos. Su investigación abarca la vertiente educativa y la artística, 
que han ido evolucionado a la par, adaptándose a todos los tiempos. 
Gran parte de la ef cacia de su método radica en la claridad y coherencia técnica 
que permite una inmersión profunda en la búsqueda y el descubrimiento personal. 
La otra parte depende de la formación del pedagogo, que debe tener su propia expe-
riencia vivida para poder enseñar lo que enseña. 
Este libro es una guía para el educador, pues contiene las bases del método que 
creó Marta Schinca y que sigue evolucionando actualmente. 
A partir de las propuestas de trabajo psicomotriz que Marta Schinca desarrolla, el 
profesor puede adquirir unas herramientas básicas para que los niños descubran, se 
impliquen, se comuniquen y adquieran una serie de experiencias que se traducirán 
más adelante en asimilación de conceptos y comprensión de sí mismos y el entorno. 
6 Helena Ferrari 
--------------- Capítulo 1 
Consideraciones generales 
l. Introducción 
2. Objetivos 
3. Importancia de la psicomotricidad y de la expresión dinámica 
Capítulo 1 
l. INTRODUCCIÓN 
Todo ser humano se manifiesta, se hace patente a los demás, a través de su presencia 
fisica. Todo contacto de la persona con el mundo exterior se establece desde la propia 
realidad corporal. El cuerpo es el nexo entre el mundo interior y el mundo circundante. 
El falso concepto de la oposición entre espíritu y cuerpo que caracterizó a la filosofia 
cartesiana predominó en los sistemas educativos hasta que la psicología y la pedagogía 
modernas dieron el justo valor a lo que constituye la unidad funcional cuerpo-psiquis. 
El proceso de formación y desarrollo de la capacidad intelectual, psíquica y humana 
del niño sería incompleto y antinatural si atendiera solamente al área cognitiva; no sólo 
se debe pensar sino percibir, sentir y vivir las experiencias desde la unidad psico-fisica. 
A su vez, las experiencias vividas a partir del propio cuerpo (asiento de la interac-
ción de lo intelectual y emocional) posibilitan una captación diferente del mundo, una 
aprehensión deconceptos que por haber sido vivenciados dejan una huella más profun-
da que los conocimientos meramente racionales. 
Desarrollando las facultades sensoriales y mentales del niño de forma equilibrada, se 
le ayuda a afrontar las exigencias que los aprendizajes escolares le suponen; pero tam-
bién le abre un campo de libre expresión necesaria para incentivar su creatividad, su 
potencial interior y la interrelación activa y positiva con los demás niños. 
La psicomotricidad y la expresión corporal se basan en estos principios; no son mate-
rias para el entrenamiento fisico ni para crear una competitividad entre los que las practi-
can. Muy al contrario, a partir de la vivencia del cuerpo en el espacio y el tiempo, se desa-
rrolla la conciencia de sí mismo como ser íntegro: sensible, material y espiritual, capaz de 
sentir, expresar y, lo más importante, capaz de compartir y comunicar con los demás. 
2. OBJETIVOS 
Dentro del campo de la educación del niño, en los últimos años se está dando una 
especial importancia a desarrollar su expresión, y con ello, a potenciar su sensibilidad, 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 9 
sus posibiliddes creativas y su capacidad de descubrirse a sí mismo, manifestándose con 
espontaneidad y plenitud. 
El método de motricidad y expresión corporal a exponer a lo largo de este libro, 
tomando como instrumento al propio cuerpo, constituye una importante vía de canali-
zación de aptitudes, de liberación, hallazgo y toma de conciencia de las posibilidades 
personales; abre el camino a la necesidad real de manifestarse del ser humano y favo-
rece el desarrollo armónico del niño en su totalidad psicofisica. 
Por el valor integrante de sus características, este método entra dentro de unas líneas 
de profilaxis y terapia de enfermedades psíquicas. 
Analizaremos en primer lugar dichas características para poder comprender poste-
riormente de qué manera su aplicación incide en la formación psicosomática del niño. 
A) Equilibrio psicofísico. El carácter fundamental de esta técnica radica en que 
favorece dicho equilibrio. Partiendo de una base fisica de conocimiento y control mus-
cular, se va conformando una educación integral del ser. 
Para conseguir esta transformación, este paso del trabajo o ejercicio puramente cor-
poral a una manifestación total del alumno, es necesaria la participación activa de la 
mente, la sensibilidad individual y la imaginación psicosomática. 
En el desarrollo práctico de cualquier proceso de ejercicios debemos pasar por una 
etapa racional en la que la mente supervisa la ejecución de cada movimiento e intenta-
mos lograr una vivencia kinestésica suficientemente clara; cuando el cuerpo responde 
con cierto dominio al mandato mental, la sensibilidad y la imaginación actúan sobre la 
calidad expresiva de dicho movimiento, el cual se expone exteriormente con caracteres 
peculiares en cada individuo. 
B) Creatividad personal. Cada manifestación mediante el movimiento corporal es 
diferente, es una expresión absolutamente individual, personal, que responde a las 
características más profundas de su personalidad. Por esta razón es por la que huimos 
de la mecanización del ejercicio fisico; toda mecanización conduce a una no-participa-
ción mental; el movimiento es en este caso un ejercicio puramente corporal y, por tanto, 
unilateral. En cambio, debemos lograr siempre una participación activa y coordinada de 
la mente, la sensibilidad e imaginación. 
Es fundamental e imprescindible el respeto a la expresión individual, porque también 
lo es hacia la personalidad del alumno, el cual nunca debe sentirse inhibido por la bús-
queda de la perfección, sino libre en la búsqueda de la autenticidad de la expresión. En 
este punto radica la creatividad personal. 
Para que resulte claro este concepto de creatividad en el movimiento se debe desta-
car que, antes de llegar a la liberación corporal, se realizarán ejercicios muy precisos 
que conduzacan a su conocimiento parcial y total. Sobre esta base podemos ir dando 
cada vez más margen de libertad, hasta llegar a la creatividad. 
C) Finalidad. El campo de acción de la técnica de motricidad y expresión corporal 
puede subdividirse para interpretar en profundidad sus finalidades en dos ramas de igual 
10 © WK Educación 
importancia: en el trabajo aplicado a niños sin dificultades especiales, tanto motrices 
como psíquicas, y en la reeducación de niños con dificultades psicomotrices. 
El objeto de los diversos ejercicios podemos resumirlo en los siguientes puntos: 
- Toma de conciencia del esquema corporal. 
- Sentido de la orientación, lateralidad y equilibrio. 
- Intensificación de la capacidad de atención general. 
- Introspección. Reflexión. Encuentro de las posibilidades personales. 
- Desarrollo del sentido rítmico. Percepción temporal y espacial. 
- Conciencia del cuerpo como instrumento de expresión en el espacio y el tiempo. 
- Desarrollo de la sensibilidad y la imaginación. 
- Vivencia global que permite apreciar otros campos artísticos; colores, composi-
ciones, formas y volúmenes, ritmo, relaciones en el espacio, inciden en la com-
prensión de pintura y escultura, música, danza, teatro, etcétera. 
- Comunicación, que favorece el relacionarse con los otros de manera activa y sen-
sible. 
3. IMPORTANCIA DE LA PSICOMOTRICIDAD Y 
DE LA EXPRESIÓN DINÁMICA 
Los estudios realizados por diversos especialistas con respecto a las dificultades de 
aprendizaje de los niños con problemas de tipo disléxico, dislálico, disgráfico y, en 
general, con ciertas alteraciones motrices insisten en destacar en ellos insuficiencias con 
relación a la organización temporal, espacial y función simbólica. 
Todos estos niños, como consecuencia, van a encontrar más dificil su aprendizaje 
escolar, ya que las materias básicas del mismo -lectura y escritura-, presuponen una 
maduración de los factores antes expresados. 
Concretándonos en la escritura, sólo puede adquirirse en el momento en que el niño 
consiga una buena organización de su motricidad, con una coordinación de movimien-
tos adecuada, buena orientación espacial, percepción y capacidad de simbolización. 
La educación psicomotriz se dirige, pues, a favorecer la adquisición o a desarrollar 
la capacidad de percepción témporo-espacial y de simbolización, partiendo de la toma 
de conciencia y control del propio cuerpo, como base indispensable sobre la que se afir-
mará posteriormente la concienciación de esas nociones. 
¿Por qué es fundamental el conocimiento y control del cuerpo? Éste es el puente 
entre el «yo» y el mundo exterior; la relación entre cada ser y lo externo se materializa 
en base a manifestaciones motrices, y esa realidad exterior a sí mismo empieza a cono-
cerse a través de sus sensaciones y percepciones. 
Existen una serie de conceptos abstractos a los que el niño tiene acceso sólo por 
medio de una experiencia real que le ayude a comprenderlos. Por ejemplo, los concep-
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 11 
tos de arriba-abajo, delante-detrás, izquierda-derecha, la captación de los volúmenes, 
las formas, los planos, la relación espacial entre los objetos, las distancias, alturas, suce-
siones de elementos, direcciones, etcétera, son fácilmente asimilados cuando son viven-
ciados a través del trabajo corporal individual y colectivo en un espacio común. 
Tomando como referencia su propio cuerpo, empiezan a tener sentido para el niño una 
serie de palabras que antes carecían de él. 
Es importante precisar que el niño normalmente, cuando está libremente rodeado de 
objetos o juguetes, hace naturalmente su propia búsqueda inconsciente, ya que palpa, toca, 
lanza, desliza, trepa, se tumba sobre ellos, se mete debajo, con lo cual va adquiriendo, 
mediante estos movimientos en relación con dichos objetos, noción de sus formas, textu-
ras, pesos, distancias, volúmenes, etcétera. Se trata entonces de ayudarle en esta búsqueda, 
que es totalmente natural, sabiendo sacar partido de sus experiencias,canalizándolas hacia 
un buen control de la motricidad, a la interiorización de las sensaciones propioceptivas y al 
desarrollo de una buena representación mental del propio cuerpo, experiencias fundamen-
tales para poder usar la herramienta corporal libremente en el espacio y el tiempo. 
Dentro de las técnicas de psicomotricidad los cuatro grandes temas a tratar se cen-
tran así: 
a) Toma de conciencia del cuerpo. 
b) Toma de conciencia del espacio. 
e) Toma de conciencia del tiempo. 
d) Toma de conciencia de las relaciones cuerpo-espacio-tiempo. 
a) Toma de conciencia del cuerpo. 
El primer paso, pues, radica en la realización de ejercicios para la organización del 
esquema corporal, la construcción de la imagen interna. Para ello, la base es la percep-
ción, conocimiento y funcionalidad de cada zona corporal, para poder obtener poste-
riormente una participación global en el movimiento total. 
Debemos también aclarar que no siempre el camino debe ser tan rígido como cuan-
do lo planteamos teóricamente, ya que, por ejemplo, el trabajo con niños pequeños ( cua-
tro o cinco años) puede organizarse de modo muy diferente, aunque los objetivos fina-
les son los mismos. A esta edad, el niño siente su cuerpo globalmente más que por zonas 
y además no tiene la necesidad de racionalizar sus vivencias corporales. Todo intento 
en este sentido sería coartar sus impulsos naturales. El movimiento es inherente a él y 
surge espontáneamente; determinadas acciones, como rodar, desplazarse en contacto 
con el suelo, saltar, girar, estirarse, esconderse, etcétera, son realizados naturalmente y 
el niño siente placer al efectuarlas. Este placer demuestra el movimiento como una 
vivencia afectiva, además de corporal. No sustrayendo la carga emocional del movi-
miento, el camino puede ser el siguiente: dar directrices no muy rígidas usando esta 
capacidad motriz liberadora para después intentar una recapacitación sobre lo hecho, 
llegando a una racionalización, pero sólo cuando es necesaria y no antes de que lo sea. 
Está claro que este tipo de trabajo, por lo que tiene de enseñanza viva, no puede ser 
codificado bajo reglas implacables. 
12 © WK Educación 
b) Toma de conciencia del espacio. 
Volviendo al orden que establecimos anteriormente, es sobre la base de la conciencia 
del cuerpo como es posible realizar la estructuración espacial. 
El proceso de ejercicios por los cuales hacemos tomar al niño noción de su cuerpo y 
del espacio interior, así como de la «primera esfera de acción>>, es decir, el espacio que 
rodea al cuerpo sin desplazamiento de éste, es la misma progresión natural que realiza 
el niño desde que nace hasta la adquisición de dicho esquema. Algunos no la adquieren 
hasta los nueve o diez años. 
Para estos niños es muy dificil la noción de lateralidad. Pueden independizar zonas 
parciales del cuerpo, pero no tienen conciencia de que éste se divide en dos partes simé-
tricas, derecha e izquierda. 
Por estas razones, la base del trabajo, en una primera etapa, es ahondar en el conoci-
miento y funcionalidad del propio cuerpo. 
La adquisición del sentido del espacio, a raíz de las investigaciones de Wallon y de 
Piaget, se sabe que se desarrolla gradualmente y a través de numerosas etapas. 
Quiere decir que su formación es lenta y esforzada; no es innata como hace años se 
pensaba. 
La correcta interrelación entre el espacio interior y el espacio exterior es fundamen-
tal para la precisión de los movimientos corporales y la relación con los objetos. 
La vivencia del espacio en el niño se centraliza en su propio cuerpo. Por eso tiene la 
noción de espacio exterior como espacio parcial, cuyo núcleo es el centro de gravedad 
de su cuerpo. Dentro de esta vivencia es necesario que interiorice, en relación a su pro-
pio centro, las nociones de derecha-izquierda, arriba-abajo y delante-detrás. Su cuer-
po es la referencia, por eso no podrá tener sentido del espacio sin antes haber estructu-
rado su propio esquema corporal. 
Posteriormente, el desarrollo de la vivencia del espacio total le hará tomar conocimien-
to de su cuerpo en desplazamiento, en relación constante y cambiante respecto al ámbito 
en el cual se mueve y con respecto a los demás niños u objetos que están a su alrededor. 
Por todo ello, el desarrollar el sentido espacial y la toma de conciencia del esquema 
corporal favorece la estructuración de la orientación, lateralidad y equilibrio, que cons-
tituyen deficiencias inherentes a la mayor parte de los niños con problemas de psico-
motricidad. 
e) Toma de conciencia del tiempo. 
Hemos establecido también la importancia de la adquisición de la función temporal, 
y aunque no tengamos otra opción que plantearlo como tema aparte del anterior se 
sobreentiende que ambas funciones, espacial y temporal, en la mayor parte de los casos 
se relacionan interviniendo simultáneamente. 
En el caso de los niños con problemas de aprendizaje de la lectura y la escritura, la 
aplicación de ejercicios en que ambas nociones trabajen juntas, en total interacción, es 
importantísima, ya que el lenguaje hablado se basa en relaciones temporales y el escri-
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 13 
to, en relaciones espaciales. El leer en voz alta lo escrito o el escribir lo hablado corres-
ponde a transformar constantemente lo espacial en temporal y viceversa. 
El lenguaje hablado es ya de por sí el ejercicio básico desarrollado en el tiempo. 
La palabra en sí misma posee una gran riqueza dinámica, rítmica y sonora. La com-
binación de varias palabras en la frase, con la base de la sucesión temporal y con la 
variedad rítmica que confieren las diferentes acentuaciones, duraciones de palabras y 
sílabas y las pausas naturales del lenguaje, permiten utilizar estos elementos para encau-
zar al niño hacia la vivencia del sentido rítmico. 
La investigación de los psicólogos prácticos ha demostrado el enorme progreso que 
supone la adquisición de la función temporal en el aprendizaje de la lectura y en otros 
tipos de procesos mentales. 
La temporalidad y el sentido rítmico también se adquieren a partir de las sensaciones 
corporales kinestésicas. El ritmo, aunque puede provenir del exterior (percusión, músi-
ca), debe vivirse como algo inherente a la propia organicidad del cuerpo en movimien-
to. La tensión y la distensión muscular, los impulsos y reposos, las diferentes duracio-
nes y pausas de los movimientos, forman parte de la vivencia de lo temporal y de lo que 
constituye la esencia del ritmo fisiológico e interno. Así también, toda comunicación 
con los otros se rige por las relaciones en el tiempo por medio de la simultaneidad (uní-
sono), sucesión (diálogo) o pasaje. 
d) Toma de conciencia de las relaciones cuerpo-espacio-tiempo. 
La función de simbolización se refiere a sustituir por signos determinados conteni-
dos que aquéllos representan. Dichos signos pueden pertenecer al lenguaje escrito, oral, 
corporal, pictórico, plástico, etc., y esa capacidad de sustituir la realidad por el símbo-
lo que la representa es una actividad importantísima a nivel de trabajo intelectual. 
Volviendo a la lectura y la escritura, los sonidos de las vocales y consonantes, así 
como las letras que los representan, son signos sonoros y gráficos. Adquirir dichos sig-
nos, saber agruparlos, separarlos, ordenarlos para formar palabras y frases, es poner en 
juego constantemente la percepción sonora, rítmica y espacial. 
Dentro de nuestra técnica de motricidad se aplica mucho la simbolización estableci-
da; por ejemplo, una correspondencia entre un sonido de una duración determinada y 
un gesto corporal que, emancipado luego del sonido, representa dicho sonido. 
Sin recurrir a ejemplos tan abstractos, cualquier situación imaginaria creada por el 
niño que juega pone en actividad la función simbólica. En este senido son innumerables 
los ejemplos, dentro del campo de la expresón corporal, de ejercicios en los cuales el 
niño, con la ayuda de su imaginación, representa y simbolizasituaciones y acciones. 
En muchos niños con problemas psicomotrices se observa una enorme dificultad 
para imaginarse a sí mismos en una situación irreal o crear dicha situación. 
Dentro de la vida mental natural del niño, la función simbólica es de una importan-
cia extrema, y lo será a todos los niveles de su actividad intelectual futura. 
Como profilaxis de posibles deficiencias en las funciones temporal, espacial y 
simbólica, así como importante contribución a la formación integral del niño, es una 
14 © WK Educación 
forma de descubrirse a sí mismo y a los demás por medio de un nuevo lenguaje que 
permite comunicarse y manifestarse. Es abrir un nuevo camino de expresión, y como 
actividad psicofisica propende a un equilibrado desarrollo de todos los factores de la 
personalidad. 
En el campo estético, los diversos factores que intervienen en el desarrollo de la 
capacidad creativa ayudan a llegar a la vivencia y a la comprensión de diferentes mani-
festaciones artísticas, como pueden ser la música, la danza, el teatro, la escultura, la pin-
tura, la literatura, etcétera. 
El niño es un ser en continuo cambio y con muchas apetencias. Sería totalmente 
nefasta una educación dirigida sólo hacia lo puramente racional, hacia la adquisición de 
conocimientos. Por eso, la misión de esta materia es desarrollar sus facultades senso-
riales y mentales. 
Es una enseñanza viva en la que cada clase debe ser libre, creativa; nunca puede evo-
lucionar bajo un molde prefijado, sino que se nutre y crece por las aportaciones espontá-
neas de los niños. 
Por último quisiera aclarar, para evitar errores de concepto, que lo que llamamos 
'expresión corporal' no se identifica con la materia denominada 'motricidad', sino que 
la primera crece de la semilla de la segunda. Es decir, la técnica de motricidad es el 
conocimiento básico sobre cuyos cimientos se desarrolla la expresión corporal. 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 15 
______________ Capítulo 11 
Toma de conciencia 
del propio cuerpo 
l. Conocimiento y control del cuerpo (independización e interrelación muscular 
y articular) 
2. Lateralidad, independencia y coordinación de zonas y segmentos 
3. El contramovimiento 
4. Respiración 
5. Técnicas de relajación 
6. Postura, equilibrio estático y dinámico 
7. Articulación. Sucesión. Segmentación 
8. Coordinación visomotora. Ejercicios especiales para manos 
9. Calidades de movimiento. Antagonismo muscular 
10. Locomoción 
11. Ejercicios-juegos con objetos 
12. Imaginación y sensibilidad individual y colectiva. Expresión libre 
Capítulo 11 
Este bloque de contenidos es muy amplio. Para abordar su estudio lo dividimos en 
doce apartados, lo cual permite su sistematización a la hora de encararlos. 
Queremos advertir que el planteamiento que expondremos se dirige a alimentar los 
conocimientos y recursos del educador; no se trata, pues, de fórmulas aplicables direc-
tamente al trabajo con los niños. Esto significa que los ejercicios serán explicados de 
forma técnica, progresando gradualmente en dificultad, pero es al profesor a quien 
corresponde encontrar su modo de transmisión ayudando a los alumnos con imágenes 
miméticas, diversas fuentes sonoras o juegos adecuados a la aplicación de cada tema. 
La conciencia corporal, en los niños, se va adquiriendo por medio de experiencias 
vividas y no por la reflexión consciente. 
Aparte de las imágenes de animales, materias, elementos de la naturaleza, que les 
harán implicarse en los trabajos corporales que el profesor plantee, existe un gran alia-
do como recurso de juego: el objeto. 
Los diferentes materiales, formas, tamaños y consistencias de los distintos objetos 
que pueden utilizarse, permiten desarrollar la percepción táctil en relación con los gra-
dos de esfuerzo muscular, el peso corporal, los puntos o superficies de apoyo activos o 
pasivos, y una enorme gama de movimientos, a la vez que favorecen la adquisición del 
sentido espacial, del sentido rítmico, y la interrelación comunicativa con los otros niños. 
A continuación enumeraremos los apartados correspondientes a este bloque temático: 
l. Conocimiento y control del cuerpo. (Independización e interrelación muscular y 
articular) 
2. Lateralidad. Independencia y coordinación de zonas y segmentos. 
3. El contramovimiento. 
4. Respiración. 
5. Técnicas de relajación. 
6. Postura. Equilibrio estático y dinámico. 
7. Articulación. Sucesión. Segmentación. 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 19 
Erveton
Highlight
Erveton
Highlight
Erveton
Highlight
8. Coordinación visomotora. Ejercicios especiales para manos 
9. Calidades de movimiento. Antagoniso muscular. 
10. Locomoción. Andar. Saltar. Girar. Deslizar. 
11. Ejercicios-juegos con objetos. 
12. Imaginación y sensibilidad individual y colectiva. Expresión libre. 
l. CONOCIMIENTO Y CONTROL DEL CUERPO 
(INDEPENDIZACIÓN E INTERRELACIÓN MUSCULAR 
Y ARTICULAR) 
La técnica psicomotriz profundizada al máximo constituiría en su aplicación un 
aprendizaje racional y progresivo para obtener un total dominio corporal, partiendo del 
estudio del funcionamiento y manejo de los músculos de acuerdo con su función bási-
ca normal. 
Sin embargo, en nuestro trabajo escolar no podemos pretender alcanzar ese nivel, ni 
constituye una meta el «profesionalizar» esta actividad. Esto sería absurdo; por tanto, la 
manera de dirigirlo hacia los niños debe ser pasar por las diferentes etapas de un traba-
jo consciente, pero canalizado hacia la idea del juego o sugerido con la ayuda de abun-
dantes imágenes para la realización de los diversos ejercicios. 
Una primera etapa del proceso de aprendizaje corresponde a una exploración de cada 
músculo y su función o funciones propias y su manejo en la contracción y en la decon-
tracción. 
Es decir, aislar el trabajo de un sólo músculo y, una vez independizado del resto del 
cuerpo, efectuar en primer lugar el estudio de sus actividades básicas: concentración y 
aflojamiento. Para ello es necesario interiorizar las sensaciones corporales y racional-
mente ir tomando conciencia de ellas. 
Reseñaremos de una manera práctica la realización de algunos ejercicios de inde-
pendización muscular. 
• Posición de partida: acostados en el suelo en decúbito dorsal, brazos en cruz, 
palmas de las manos hacia arriba, piernas paralelas, flojas (las puntas de los pies 
caen hacia afuera). 
Sentir la sensación de que el cuerpo descansa y pesa. Es un muñeco de trapo. La 
imagen despierta enseguida la idea de flojedad muscular. 
Centrar la atención en un hombro especificando bien si será el derecho o el 
izquierdo; la zona a atender es su parte anterior y superior. El brazo es de trapo, está 
inerte, no existe en él ni un mínimo de tensión. Cuando el músculo en el que cen-
tramos la atención se empieza a contraer (apretar), el segmento óseo correspondien-
te, en este caso el húmero, comienza a levantarse del suelo. 
20 © WK Educación 
El levantamiento debe hacerse lentamente, hasta una altura de unos quince centí-
metros, con gran lucha contra su propio peso, que, en sensación, debe resultar enor-
me. Consiguiendo sentir que el brazo cuelga verdaderamente, muerto, todo el esfuer-
zo muscular se concentra en la zona que rodea a la articulación del hombro (formada 
por el húmero, clavícula y omoplato). Mantener unos segundos el brazo en alto y 
luego soltar de golpe el músculo que soportaba todo el peso; cae en total aflojamien-
to-relajamiento. 
Mediante este sencillo ejercicio obtenemos la independización de un músculo y, lo 
que es más importante, la sensación kinestésica de la contracción y el aflojamiento de 
este músculo. 
Se sobreentiende que este aislamiento puede realizarse con todos y cada uno de los 
músculos del cuerpo. 
Por ejemplo, sobre la base del ejercicio anterior se puede levantar una pierna también 
desde un sólo músculo. 
• Posición de partida: la misma que en el caso anterior. La pierna izquierda está 
muerta, inerte. Localizarla contracción muscular en la zona de la ingle. El músculo 
que realiza esta función sobrepasa la articulación de pelvis con fémur. La rodilla no 
debe levantarse superestirada, pues de esta manera no se sentiría el peso de la pierna. 
Después de la contracción es importante llegar a conseguir aflojamiento total del 
músculo trabajado. No se puede llegar a esta relajación si previamente no se ha 
tomado conciencia de la tensión. 
Existen dos tipos básicos de aflojamiento muscular: el relajamiento, en que la 
contracción se deshace de golpe, y la distensión o decontracción controlada, en la 
que la tensión se va deshaciendo gradualmente, mediante control mental y lucha 
contra la gravedad, sosteniendo desde la zona trabajada para evitar la caída brusca. 
Este trabajo de aislación muscular es el más elemental y básico desde el punto de 
vista de la progresión de los diversos ejercicios; pero generalmente en los movimientos 
naturales, fisiológicamente realizados, cada contracción no se realiza aisladamente, sino 
que gravita sobre otro u otros músculos, encadenándose dichas contracciones con el 
paso de la energía. 
Quiere decir que, orgánicamente, un movimiento cualquiera tiene un recorrido dentro 
del cuerpo. Cada movimiento es, así, el resultado de un trabajo muscular sucesivo de los 
músculos agonistas y sinergistas, a la vez que se relajan o contraen los antagonistas. 
Por ejemplo, en el movimiento de elevación lateral de un brazo, el encadenamiento 
o división del trabajo se realiza así: en primer lugar se contraen los fijadores del omo-
plato, sigue el deltoides con la elevación del húmero, contínua el tríceps extendiendo el 
codo y, al fin, los extensores de muñeca y dedos. 
La distensión se lleva a cabo en el mismo orden en que se ha desarrollado el paso de 
energía. 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 21 
El recorrido de movimiento desde que éste nace hasta que muere es el ritmo fisioló-
gico del mismo. 
La vivencia del «paso de la energía» a través del cuerpo es fácilmente experimenta-
ble, al principio, en ejercicios centralizados en la movilización de la columna vertebral. 
Al hacer realizar un ejercicio a los alumnos, después de concretar la posición de parti-
da, es muy importante enunciar verbalmente qué se debe hacer y no ejecutarlo con el fin 
de que los niños lo imiten. No se debe buscar la «copia>> exterior de formas, sino el pro-
ceso inverso. El dictado del maestro va directamente a la mente del niño; éste debe dar a 
su cuerpo el mandato cerebral correspondiente. De esta manera se crea un circuito en que 
el movimiento nace de adentro y luego se exterioriza, para lo cual se desarrolla un proce-
so de descubrimiento del funcionamiento de los mecanismos corporales. Este descubri-
miento trae consigo las percepciones y sensaciones kinestésicas correspondientes. 
La imitación de movimientos enseñados por el educador previamente continuaría 
con un proceso de afuera hacia adentro, que, para entrenamiento o control de determi-
nadas funciones, tiene también su valor y no es totalmente desechable, pero sólo usado 
con fines específicos. Por ejemplo, para analizar el funcionamiento motriz por imitación 
o para ejercitar la memorización de una secuencia de movimientos, etc. 
"LOMO DE GATO, SILLA DE MONTAR" 
• Posición de partida: apoyados en rodillas y manos. Muslos y brazos perpendi-
culares al suelo. Las manos mantienen la separación que existe entre los hombros. 
Realización del ejercicio: movilizar el tronco desde pelvis a cabeza sobre muslos 
y brazos fijos en el sentido de un arco hacia arriba (lomo de gato) y un arco hacia 
abajo (silla de montar). Enunciado así, el movimiento deja mucho margen de liber-
tad a su ejecución, pero esto, lejos de ser una desventaja, es lo que permite a cada 
uno descubrir qué partes del cuerpo intervienen, si trabajan todas a la vez o no, si 
hay zonas que permanecen sin tensión, etc. 
Al observar el trabajo de cada niño se van a constatar muchas diferencias en su reali-
zación. Quienes tengan un mayor dominio natural del cuerpo o dejen más libertad a éste 
para que reaccione orgánicamente van a hacerlo ya con «recorrido de energía>>. Otros lo 
harán como si la columna no tuviera articulaciones intervertebrales, accionándola como 
un todo rígido, sin la menor sensación de paso energético. Otros dejarán alguna zona sin 
intervenir en el movimiento, como, por ejemplo, la cabeza o los omóplatos. 
Nuestro cuerpo tiene su centro de gravedad en el centro de una línea imaginaria que 
atravesara la pelvis desde el ombligo al coxis. La energía del movimiento que fluye por 
la columna vertebral se genera a la altura de la unión de la quinta vértebra lumbar con el 
sacro. Originándose allí el movimiento, se implica en él la pelvis y va pasando a través 
de cada vértebra en dirección a las cervicales; por último se mueve la cabeza. Antes de 
llegar a la columna cervical los omóplatos se cierran, creando una fuerza contraria que 
aplana y estira la parte dorsal. Los omóplatos, pues, se acercan a la columna durante la 
realización de la "silla de montar" y se separan de ella durante el "lomo de gato". 
22 © WK Educación 
o o 
-----
Lomo-silla 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 23 
Otro ejercicio en el cual se siente claramente el recorrido a lo largo de la columna es 
el siguiente: 
• Posición de partida: sentados en el suelo con piernas cruzadas por delante del 
tronco, rodillas hacia afuera, lo más bajas posibles. La columna erguida, como eje 
flexible de nuestro tronco. 
Previamente, si los niños son pequeños se les ha enseñado la ubicación, dentro del 
cuerpo, de la columna vertebral y su composición en base a diferentes «piezas» (vérte-
bras) que se articulan unas con otras. 
Si son mayores y conocen en algún grado la anatomía humana debe hacérseles sen-
tir la flexibilidad y la fuerza de la columna. La flexibilidad es el resultado de la capaci-
dad de movimiento que le confieren las articulaciones intervertebrales. 
• Realización del ejercicio: manteniendo la posición erguida, hacer «vivir» a los 
alumnos «la sensación de esa posición». Esto significa que deben «mirarse hacia 
adentro», sintiendo sus zonas musculares de mayor tensión. Por supuesto que ésta 
se extiende a lo largo de toda la columna, desde la «Cruz», y un segundo nudo de 
tensión se concentrará a la altura de los omoplatos, que se encontrarán cerrados, es 
decir, muy cerca de la columna. 
Partiendo de la clara imagen de decontracción muscular a lo largo de la columna, 
iniciar, en la zona más baja, es decir, en la cruz, un desmoranamiento lento sobre el 
eje vertical y no trasladando el peso hacia adelante. Esta distensión controlada va 
pasando vértebra por vértebra, hasta que finalmente cae la cabeza adelante, quedan-
do la columna, si la miráramos de perfil, formando un arco de pelvis a cabeza. 
Reconstruir otra vez «colocando» vértebra sobre vértebra, iniciando este movi-
miento también en la «Cruz». 
Este ejercicio, básico para sentir el recorrido de movimiento en su fase activa 
(reconstrucción) y pasiva (desmoronamiento), puede ejecutarse en base a numerosas 
imágenes que surgen durante el trabajo: por ejemplo, la idea de un acordeón que se esti-
ra y se retrae en posición vertical; o un edificio que se va construyendo ladrillo por 
ladrillo y se desmorona, en movimiento lento, una vez quitado el primero, etc. 
Hasta ahora hemos analizado dos tipos de movimientos. El primero, correspondien-
te a la movilización de un segmento o segmentos óseos mediante la independización 
muscular. El segundo, en el que el movimiento es el resultado de una serie de contrac-
ciones musculares encadenadas que provocan un paso de energía con un recorrido visi-
ble y kinestésicamente perceptible y controlable. Es decir, un trabajo de interrelación 
muscular perfectamente coordinado. 
Los ejercicios que tienen como base el recorrido a través de la columna vértebra a 
vértebra sensibilizan al alumno para, en un trabajo más libre,poder dejar fluír la energía 
24 © WK Educación 
desde el centro a la periferia, llegando, si es posible, hasta la yema de los dedos y más 
lejos, hacia el espacio. 
• Con la ayuda de sonidos, música, o imágenes, este recorrido de movimiento 
puede hacerse hacia todas las direcciones del espacio y con diferentes tipos de 
impulsos y duraciones, con movimientos rápidos o lentos, fuertes o suaves. Las 
ondas que recorren el cuerpo son como las corrientes en el agua o la savia que va 
desde las raíces a las ramas del árbol. 
2. LATERALIDAD, INDEPENDENCIA Y COORDINACIÓN 
DE ZONAS Y SEGMENTOS 
El comportamiento del niño es perturbado muchas veces por problemas de orden 
motriz, como, por ejemplo, la incoordinación; la falta de precisión en los gestos produ-
cida por fallos en la emisión de las órdenes motoras; la incapacidad para independizar, 
durante el movimiento, un brazo del otro o una mano de la otra (sincinesias); la inca-
pacidad para disociar miembros superiores de inferiores; la lateralización mal estable-
cida; la imposibilidad de la inhibición voluntaria, la torpeza de movimientos. 
Al ir tomando conciencia de su cuerpo con ejercicios especialmente dirigidos a ese 
fin, el niño adquiere poco a poco el sentido de la lateralidad, cuya carencia o descontrol 
produce también problemas en la estructuración espacial. 
Los ejercicios de coordinación entre diferentes partes del cuerpo son fundamentales 
para la ejercitación de los mandos motores. 
Sobre la base del primer ejercicio elemental que analizamos anteriormente, en el cual 
efectuábamos el levantamiento de un brazo por independización muscular, podemos 
establecer algunas variaciones con el fin de enriquecerlo, trabajando sobre la coordina-
ción y disociación de miembros. 
• Posición de partida: en decúbito dorsal, brazos en cruz con las palmas hacia arriba. 
Recordar el ejercicio 1, en el que llegábamos a levantar el brazo desde su «raíz» 
obteniendo sensación de contracción en la zona del hombro; posteriormente, afloja-
miento-relajamiento. 
Realizar ahora ese mismo movimiento, pero alternativamente, brazo izquierdo y 
derecho. El brazo izquierdo se levanta y se suelta; luego, el brazo derecho. Existe ya 
aquí coordinación muy elemental entre un miembro y otro, pero debe realizarse lo 
más claramente posible. Naturalmente se establece un ritmo personal que favorece la 
ejecución de estos movimientos coordinados. No permitir que se superponga la 
acción de un brazo sobre la del otro. Controlar muy bien de modo que cuando uno se 
mueve, el otro se conserva en total relax. Está de más decir que se utilizará siempre 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 25 
Erveton
Highlight
que sea posible la designación del brazo derecho e izquierdo, provocando, incluso en los 
niños, la necesidad de esa designación para que dichas nociones, tan importantes para que 
la organización de la lateralidad y del esquema corporal, vayan prendiendo en el niño. 
• Alternancia de levantamiento-aflojamiento de cada pierna, recordando que ésta 
es también accionada desde su <<I"aíz», la parte superior del fémur. Cuando trabaja la 
derecha, mantener totalmente floja la izquierda. En este punto radica lo principal a 
tener en cuenta en la realización del ejercicio. 
• Trabajo unilateral del cuerpo. 
Levantar simultáneamente brazo y pierna izquierdos; aflojarlas de golpe y pasar 
a trabajar con los miembros derechos. 
La idea de la simetría corporal es, para el niño, comprensible practicando este tipo 
de ejercicios. También en este caso es muy importante que el lado derecho del cuer-
po descanse mientras trabaja el izquierdo y viceversa. 
• Trabajo cruzado de los miembros. 
La coordinación mental y fisica es mucho más complicada. Levantar brazo 
izquierdo simultáneamente con pierna derecha; aflojar ambos. Levantar brazo dere-
cho simultáneamente con pierna izquierda; aflojar ambos. Mientras trabajan unos 
miembros los otros permanecen en relax. 
• Simultaneidad de brazos alternando con simultaneidad de piernas. 
Levantar los dos miembros superiores simultáneamente; aflojarlos. Levantar los 
dos miembros inferiores simultáneamente y aflojarlos. 
• Aplicar el trabajo alternado, unilateral y cruzado de brazos y piernas de una 
forma más libre, con imágenes de animales o vegetales marinos: un pulpo cuyos 
tentáculos ondulan superponiendo sus ondas, un alga que flota, un cangrejo que arti-
cula sus patas, etc. 
Los ejercicios planteados hasta ahora y los que se plantearán, explicados como inde-
pendizaciones, coordinaciones de miembros o disociaciones, se presentan como un 
material básico para que el profesor los vaya introduciendo en clase de forma lúdica, 
intercalados con experiencias más imaginativas para que los niños se impliquen y gocen 
efectuándolos. Es decir, aquí sólo se muestran los ejercicios base para que el maestro 
construya su clase aplicándolos como juego. 
26 
Algunas imágenes para ello: 
• "Somos muñecos de trapo movidos por un niño que nos ha encontrado en un 
desván" ... 
• "Somos de arcilla dura que se va derritiendo por zonas ... y se vuelve a endurecer". 
• "Somos humo, somos cristal, somo agua", etc. 
• "Flotando en el agua nos convertimos en mar, olas, etc." 
© WK Educación 
• "Somos como un elástico, una goma, etc., que se estira y vuelve sola a su estado 
inicial". 
• "Somos aceite que se esparce por el suelo y luego se solidifica", "un flan que se 
desplaza". 
• "Somos un globo que se sostiene en el aire", ''un trozo de plomo". 
Las imágenes de materias son interesantes porque inmediatamente reacciona el cuer-
po con transformaciones de tonicidad y de peso. 
También puede jugarse con imágenes de objetos como una pelota que bota, un papel 
que se rasga, etc. 
Péndulos 
Las coordinaciones unilaterales o cruzadas pueden realizarse mediante movimientos 
pendulares. 
Los péndulos crean una cadencia repetible que determina un juego corporal a la vez 
"dirigido y libre", mediante la alternancia de impulso-retención o punto muerto-caída. 
• Lanzar los brazos hacia arriba mediante un impulso, con punto giratorio en el 
hombro. Si se les deja libres, la inercia les llevará al "punto muerto" y desde allí al 
abandono a la gravedad, desde donde, con impulso regular, se volverán a lanzar. Para 
ello las articulaciones de los brazos deben estar distendidas, a la vez que la columna, 
vertical, recibe los impactos del movimiento sin rigideces, elástica pero firmemente. 
Poner en práctica la ley del movimiento pendular: preparación-impulso-punto muer-
to-relajación-rebote y nuevo impulso: es un buen ejercicio de control rítmico. 
Se trata de hacer una acción (impulso) y dejar que el resto se haga solo, sin permitir 
que el ritmo creado domine al que lo ejecuta, sino que éste, mediante el juego de los 
impulsos y el libre fluír, domine dicho ritmo. 
• Los péndulos de cada pierna (desde el movimiento básico de retroversión y 
anteroversión) pueden coordinarse con los de brazos en conmovimiento o contra-
movimiento. 
• Pueden hacerse péndulos de brazos, de piernas y de tronco-brazos, en el plano 
sagital y en el plano frontal, de pie y de rodillas en el suelo. Las combinaciones son 
infinitas cuando se usan otras direcciones y se utilizan los péndulos para impulsar-
se en locomoción o como impulso para el salto. 
Realmente el movimiento pendular permite aprender a usar el juego con la gravedad, 
los saltos, giros y caídas. 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 27 
Diferentes tipos de marchas 
Para trabajar la coordinación unilateral y cruzada: 
• Marcha del camello. Manos y pies en tierra, avanza la mano derecha a la vez que 
el pie derecho, luego mano y pie izquierdos. 
• Marcha del elefante. Manos y pies avanzan en coordinación cruzada. 
• Marcha de la rana. Pies separados, casi cuclillas, manos apoyadas en el suelo, 
entre ambos pies. Saltar estirando piernas. 
• Marcha del cangrejo. Manos y pies en tierra. Marchar lateralmente, nunca hacia 
adelante. 
• Marcha a dúo.Monstruo de ocho patas. Espalda con espalda, buscar modos de 
marcha sin despegarse. 
• Marcha sentados. Marchar sobre los isquiones, con balanceo izquierda-derecha, 
coordinando con el brazo del mismo lado que se estira horizontalmente adelante. 
• Simetría a partir de los brazos. 
Realizar movimientos libres sintiendo igualdad de sensaciones articulares, seg-
mentarías y de tono muscular entre un brazo y otro. La idea de trabajar puede ser: 
un brazo se mira en un espejo; el otro es su imagen. 
La simetría se siente si un plano sagital imaginario (el espejo) divide el cuerpo en 
mitad izquierda y mitad derecha. 
Este ejercicio referido a brazos puede ampliarse a piernas e incluso al cuerpo ente-
ro respetando que la columna sólo se mueve en el plano sagital, nunca en el frontal. 
Habiendo ya superado esta fase podemos aplicar esta progresión de ejercicios en la 
posición de pie. 
Por supuesto que lo que aquí se presenta puede ser objeto de innumerables variacio-
nes en cuanto a direcciones de los movimientos de brazos y piernas, calidad de peso de 
los mismos, intensidad o impulsos aplicados, etcétera. Sólo se puede tomar este esque-
ma como guía. 
Tomaremos como base los ejercicios anteriores y sobre ellos trabajaremos en posi-
ción de pie ... 
• Posición de partida: de pie. Tronco erguido, sentir un eje vertical que pasa por 
el centro de la cabeza, centro de gravedad y cae entre los dos pies. En esta posición, 
los músculos extensores y flexores se encuentran en perfecto equilibrio. Su tensión 
es la mínima necesaria para mantener y sostener a los segmentos óseos que compo-
nen el esqueleto. Cuando en alguna zona no existe esta tensión tónica, el músculo 
estará en un grado de flojedad relativa, que provocará el correspondiente desaco-
modo de la parte ósea que debe sostener. 
28 © WK Educación 
• Trabajo cruzado de miembros. El brazo derecho se eleva por el lateral hasta pasar 
la altura del hombro; a la vez se eleva por el lateral la pierna izquierda formando una 
diagonal con el brazo. Vuelta el eje y luego con el brazo izquierdo y pierna derecha. 
• Trabajo unilateral. Levantar simultáneamente brazo y pierna izquierdos lateral-
mente. Retomo controlado, lento. Lo mismo con brazo y pierna derechos. 
• "Polichinela". Lo mismo que anteriormente, pero brazo y pierna de cada lado 
se levantan flexionados tocando codo con rodilla. Hacerlo saltando como si el poli-
chinela estuviese movido por hilos. 
• Lo mismo que anteriormente pero los brazos y piernas se levantan y bajan flexio-
nados por delante (plano sagital); se puede hacer unilateral o cruzado. Partir de posi-
ción erguida del tronco pero las rodillas flexionadas (nivel bajo mantenido siempre). 
• Simultaneidad de brazos alternando con simultaneidad de piernas. 
Elevar miembros superiores a la vertical; retomar lentamente a la posición de par-
tida. Ahora flexionar ambas rodillas al máximo dejando las plantas de los pies apo-
yadas; hacerlo sin que el tronco avance, y retomar. Alternar el trabajo de miembros 
superiores e inferiores sin superponer uno a otro. 
Es muy importante trabajar independientemente con cada miembro, con clara locali-
zación derecha o izquierda, para fijando estas nociones y también ir creando la idea de 
la simetría corporal. He aquí un ejercicio que se desarrolla sobre esas bases, a la vez que 
incorpora la práctica de otras direcciones espaciales. 
• - Posición de partida: de pie. Tronco erguido, piernas levemente separadas 
para tener buena estabilidad. 
• Trabajar sólo con el brazo derecho. Conducir este brazo: 
- adelante (horizontal). 
- arriba (vertical). 
- lateral derecho (horizontal). 
- abajo (vertical). 
El profesor ordenará pasar de una posición a otra sin un orden previo. Los niños 
lo harán con ojos cerrados. 
• Hacerlo sólo con el brazo izquierdo. 
• Con los dos simultáneamente: en base al ejercicio desarrollar la idea de 
simetría. 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 29 
Trabajo cruzado de miembros 
• Con los dos simultáneamente, pero en movimientos asimétricos, sin salir de las 
cuatro posiciones anteriores: por ejemplo, mientras el izquierdo va arriba, el derecho 
al lateral; cambiar las posiciones muy claramente, sin titubeos de orden motriz o 
espacial. 
• Coordinarlo con pasos. Cada paso corresponde a movimientos simétricos o 
asimétricos de brazos, pero ahora utilizados libremente y usando las diferentes arti-
culaciones. 
30 © WK Educación 
• Liberación total del movimiento de los brazos; liberación de las piernas median-
te pasos en todas direcciones. Coordinación orgánica y espontánea de miembros 
superiores e inferiores. 
Todos estos ejercicios están indicados para el conocimiento del espacio parcial. 
Continuando con el análisis y el control de las diferentes zonas corporales centremos 
nuestra atención en el manejo de los omóplatos, cuya acción es vital con relación con 
el trabajo de columna y/o de brazos. 
Cierre de omóplatos 
• Posición de partida: en decúbito ventral. Aflojar bien todo el cuerpo. La fren-
te apoyada en el suelo, los hombros-brazos sueltos, las piernas distendidas (talones 
caídos hacia afuera). Acercar ambos omóplatos a la columna vertebral, dirigiéndo-
los hacia la zona lumbar. Distender suavemente los músculos trabajados. Es un 
movimiento cuyo eje de simetría es la columna. Debe realizarse primeramente ais-
lando los omóplatos y posteriormente dejando que la acción de éstos influya sobre 
la columna, la cual responde aplanándose y estirándose. 
• Posición de partida: la anterior. Coordinar el cierre de los omóplatos con una 
rotación y estiramiento de piernas paralelas; la columna se alarga y, como conse-
cuencia, la cabeza se levanta. 
Independización pélvica. Retroversión-anteroversión 
• Posición de partida: en decúbito dorsal. Cuerpo en relax. Girar la pelvis sobre su 
eje transversal, volcándola hacia adelante, arqueando mucho la zona lumbar (antero-
versión de la pelvis). El trabajo muscular predominante corresponde a los músculos 
lumbares. Después de su contracción, distenderlos dejando volver la pelvis a la posi-
ción normal. Hacerla girar ahora hacia atrás hasta que la zona lumbar toque el suelo 
(retroversión de la pelvis). El trabajo muscular se concentra en la sinergia glúteos-
abdominales. Al distenderlos, la pelvis vuelve sola a la posición inicial. Estos dos movi-
mientos pélvicos son básicos para la conciencia del movimiento, puesto que desde el 
cinturón pélvico parten las energías hacia el tronco (columna) o hacia las piernas. 
Torsión de la pelvis 
• Posición de partida: en decúbito dorsal. Piernas recogidas sobre el vientre. 
Volcar pelvis-piernas sobre el lado derecho hasta tocar el suelo con ellas. Volver al 
centro pegando la zona lumbar al suelo (retroversión de la pelvis) y volcar hacia la 
izquierda. 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 31 
• Hacer lo anterior partiendo de piernas estiradas sobre el suelo. La pelvis inicia 
el movimento y el cuerpo entero responde girando, y así seguir rodando dando 
varias vueltas. 
• Rodar en la misma dirección varios niños a la vez, luego en la dirección con-
traria como el flujo y reflujo del mar. Conseguir una tonicidad sin rigidez para que 
el movimiento fluya en espiral. 
Como hemos dicho anteriormente, la pelvis es el centro emisor del movimiento más 
importante del cuerpo humano. Desde la pelvis podemos rodar, girar, desplazamos en 
equilibrio, caer, elevamos ... Explorando todas las posibilidades se puede jugar con dife-
rentes dinámicas en los movimientos globales del cuerpo siendo la pelvis el motor de 
ese juego corporal. 
3. EL CONTRAMOVIMIENTO 
Dentro de las acciones motrices de coordinación muscular, las anteriores se rigen por 
una relación de alternancia entre unas zonas y de simultaneidad entre otras. 
Ahora analizaremos un caso muy importante de coordinación: el contramovimiento, 
que se puede definir elementalmente como dos energías corporales en oposición. 
• Contramovimiento de brazos.Posición de partida: de pie. El brazo derecho está 
levantado y estirado verticalmente; el izquierdo cuelga normalmente desde el hom-
bro. Ambos empiezan a moverse a la vez: el derecho, por distensión controlada, 
comienza a bajar, y el izquierdo, con paso de energía hacia la mano, a subir. La con-
traposición es constante; por ella se llega simultáneamente a posiciones opuestas. 
Este contramovimiento puede hacerse pasando los brazos por delante del cuerpo 
o lateralmente. 
• Contramovimiento de piernas. Decúbito dorsal. Brazos flojos, a los lados del 
tronco; una pierna estará flexionada, con la planta del pie apoyada en el suelo; la 
otra, extendida. 
Ambas comienzan a desplazarse por el suelo al mismo tiempo: la que estaba fle-
xionada se va estirando lentamente; la otra se va flexionando. 
En estos movimientos es importante imaginarse una resistencia espacial que no 
permite una liviandad y facilidad excesivas. 
Expresar exteriormente un contramovimiento es posible, tanto para el que lo realiza 
como para el que lo observa, mediante la manifestación de una resistencia que se opone 
al trabajo corporal. Esta lucha creada es la base del antagonismo. 
32 © WK Educación 
Todo contramovimiento está regido por las leyes del antagonismo muscular o espa-
cial. (El tema del antagonismo lo trataremos posteriormente). 
• Contramovimiento entre miembros superiores e inferiores. Posición de partida: 
de pie. 
Las rodillas se flexionan al máximo sin levantar los talones; simultáneamente los 
brazos suben a la vertical. Mientras éstos vuelven, las rodillas se estiran. Efectuar 
los contramovimientos con lentitud. 
• Posición de partida: en decúbito dorsal, piernas plegadas sobre el vientre; los 
brazos también flexionados, formando un ovillo con todo el cuerpo. Desde la cruz 
parten dos energías contrarias: una, hacia las piernas, que se van estirando articula-
ción por articulación, deslizándose los pies por el suelo, hasta el total alargamiento. 
Otra, hacia los brazos, cuyo estiramiento se realiza también pasando a través de arti-
culación por articulación hasta los dedos de las manos, pero en sentido contrario a 
las piernas. Retomo suave y controlado a la posición de ovillo. 
Las posibilidades que crea el contramovimiento corporal son infinitas y son también 
innumerables las imágenes con que podemos ayudar a los niños en este tema. 
Una vez comprendida la noción de contramovimiento individualmente se enriquecen 
enormemente sus posibilidades aplicándolo al trabajo en parejas o entre dos grupos de niños. 
• Contramovimiento de piernas entre dos niños. 
Posición de partida: sentados en el suelo, frente a frente, con piernas extendidas, rotadas 
de manera que las rodillas miren hacia arriba. Los dos inician simultáneamente un movi-
miento de flexión de rodillas, deslizando los pies por el suelo hasta cerca de la pelvis. 
No es sólo un movimiento de piernas, sino que se integra la totalidad del cuerpo, 
pues al originarse aquél en el centro de gravedad, la columna responde arqueándo-
se en sentido convexo hacia atrás. 
Hacerlo contra una resistencia, como si una banda elástica atada a los tobillos de 
ambos fuese estirándose con esfuerzo. De este modo se establece antagonismo entre 
los dos; como dos energías que retrocedieran en direcciones opuestas, con gran difi-
cultad para separarse una de la otra. 
Seguidamente, estirar activamente las piernas, con presión en sentido opuesto 
uno del otro. Este movimiento parte también del centro de gravedad, pero, por ser 
estiramiento, en la cruz (lumbares y extensores de la columna). Por la acción de los 
extensores se yergue la columna. También se genera antagonismo entre ambos, 
como en el movimiento anterior, pero manifestado como dos energías que avanzan 
en direcciones contrarias. 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 33 
34 
\ 1'--=-----
¿ ,cz , .. 
Contramovimiento entre miembros superiores e inferiores (grande-pequeño) 
(encogerse-estirarse) 
© WK Educación 
• Conmovimiento con paso de energía entre dos cuerpos 
Un niño, que llamaremos A, toma la posición de partida anterior, con rodillas fle-
xionadas; el otro B, con rodillas estiradas. 
A da origen a la energía que, naciendo en la cruz, pasa a través de sus piernas (por 
supuesto, también reacciona la columna); B recibe la energía transmitida por A y sus 
piernas responden flexionándose (también su tronco). 
La próxima vez será B quien inicie la energía y el movimiento recorre ambos cuerpos. 
• Contramovimiento de brazos entre dos niños 
Sentados frente a frente, piernas cruzadas; brazos levantados a la altura de los 
hombros, codos y manos extendidas, apoyadas imaginariamente en un plano hori-
zontal. 
Flexionar ambos niños, lenta y simultáneamente, los codos hacia afuera, tirando 
hacia atrás con resistencia, con la idea de la banda elástica. 
Luego empujar hacia adelante con las manos «apoyadas» imaginariamente en un 
objeto que comprimen entre ambos. 
• Conmovimiento con pasaje de energía 
A inicia un impulso en sus hombros que se transmite a través de sus brazos, que 
se estiran; pasa el movimiento a B, cuyas articulaciones responden flexionándose. 
La comunicación de la energía se establece a través de un espacio resistente y elástico. 
• Contramovimiento total entre dos niños 
Este ejercicio se puede llevar a cabo sólo si el movimiento básico de lomo-silla 
ha sido ya dominado. Como hemos visto, éste consiste en una doble acción de la 
columna vertebral; una vez como enorme arco con la convexidad hacia arriba, luego 
como arco con la convexidad hacia abajo, pero sobre muslos y brazos fijos, sin fle-
xión de codos. 
• Posición de partida: un niño frente a otro con suficiente espacio como para 
poder deslizarse ambos hacia adelante. Sentados sobre los talones, brazos adelante 
de modo que las manos se apoyen, separadas por la misma distancia existente entre 
hombros, más adelante que la cabeza. 
Iniciando el movimiento en la cruz, los dos empiezan a avanzar con el tronco, 
dejando deslizar las manos por el piso y efectuando una silla lo más profunda posi-
ble con el esternón muy cerca del piso. A final del recorrido de movimiento a lo 
largo de la columna, la cabeza se levanta. 
Retroceder, originando el movimiento otra vez en cruz-pelvis, pero pasando 
ahora a realizar un lomo, muy alto, dirigido atrás-arriba. 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 35 
Como en los contramovimientos planteados anteriormente, las dos energías crea-
das luchan en direcciones opuestas: una contra la otra al avanzar y una separándose 
de la otra al retroceder. En ambas ocasiones sentir contraposición de fuerzas como 
imanes que al repelerse intentamos unirlos o que al atraerse intentamos separarlos. 
36 
Conmovimiento con paso de energía entre dos niños (empujar-presionar 
con diferentes intensidades). 
© WK Educación 
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Commovimiento con paso de energía con resistencia del espacio. 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 37 
38 
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IL- -L2r 
Trabajo simultáneo de lomo-silla entre dos niños. 
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• Commovimiento con paso de energía de un cuerpo a otro. 
A avanza en silla de la manera planteada anteriormente; «empuja>> a través del 
espacio a B, quien retrocede en lomo. Luego se cambian los papeles y B avanza de 
modo que su energía se transmite a A. 
Ejercicios para la aplicación libre de los conceptos anteriores 
• Un niño, con ojos cerrados, palpa a otro que se ha colocado en una postura 
determinada; el primero debe reproducir el diseño corporal del que está inmóvil. Se 
puede hacer también sólo con zonas corporales: sólo brazos-manos; sólo piernas, 
sólo tronco-cabeza. 
• Un niño "modela" al otro como si fuese una estatua, colocándole lentamente 
las diferentes partes del cuerpo mediante el toque en las articulaciones comprome-
tidas en la determinación de la forma a conseguir. Debe hacerse con suma atención 
y cuidado, con laidea de que es muy frágil. 
Si se establece buena "escucha" por parte de ambos, el que modela lo puede hacer 
desde más lejos, sin tocar al otro, sólo por gestos que enseguida son "captados" por 
la estatua. 
• El muñeco de trapo (con sus movimientos pesados, en los que actúa la relaja-
ción y la distensión muscular) se transforma en un robot autómata, que repite 
secuencias de movimientos segmentarios. 
• Varios robots autómatas combinan sus movimientos para componer una máqui-
na. Se realiza con esquemas rítmicos repetidos en relación a los movimientos indi-
viduales. 
• Entre cuatro niños (dos frente a otros dos). Primero dos son observadores (pero 
se colocan de espaldas a los otros). Los observados deben colocarse en posturas cla-
ras, relacionadas entre sí. Los observadores giran, los ven y deben colocarse de igual 
forma. Desde este momento, los primeros van cambiando pequeños detalles que los 
segundos deben reproducir. 
• Un niño debe perseguir a los otros hasta tocar a alguno. No puede tocarlo si 
se inmoviliza en una postura que previamente se ha determinado. Cuando toca a 
alguien, éste es el que debe perseguir a los otros. La postura predeterminada tiene 
que realizarse con todos los detalles para que sea válida. Cada tanto tiempo se 
cambia esa postura. 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 39 
1 
Commovimiento libre con paso de energía de un niño a otro. 
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4. RESPIRACIÓN 
Se ha observado a través de las experiencias de muchos especialistas que existe una 
relación muy firme entre las dificultades psicomotrices y la mala respiración. 
Los problemas respiratorios varían en cada caso en intensidad y características, pero 
en general se manifiestan provocando ansiedad, cansancio e incapacidad para una buena 
concentración. 
La reeducación de la función respiratoria, así como la adecuación de ésta al movi-
miento, es fundamental en todos los casos, evitando fatigas indebidas y determinando 
la dinámica y el ritmo orgánico de aquélla. 
Cada movimiento, elementalmente, tiene una parte activa y otra pasiva. La fase acti-
va es la que está realizada por sucesivas contracciones musculares que desarrollan una 
o varias energías. La fase pasiva corresponde a la decontracción controlada de los mús-
culos trabajados en la fase anterior. 
Cuando se coordina un movimiento con la respiración, fisiológicamente la fase pasi-
va va unida a la inspiración y la fase activa a la espiración. 
Intentaremos provocar en los niños un tipo de respiración en el que tengan partici-
pación todos los músculos respiratorios normales: diafragma, supracostales, intercosta-
les, escalenos y pequeño serrato superior. 
Recordemos, asimismo, que durante una espiración normal, sin esfuerzo extra, no 
hay trabajo muscular activo, sino que la salida del aire es el resultado de la elasticidad 
del tejido de los alvéolos pulmonares y la presión del diafragma que sube en su disten-
sión. 
Para que los alumnos realicen una respiración completa al entrar el aire por la nariz 
deben sentir en primer lugar una expansión de la base de la caja torácica; después, 
expansión de la zona ventral, y, al terminar de llenarse los pulmones, expansión a nivel 
torácico. Hay que evitar falsas contracciones en los trapecios (parte superior de hom-
bros), cuello y brazos, que permanecen inmóviles pero no rígidos. 
La mejor posición para practicar la respiración en la fase de los primeros contactos 
con estos ejercicios es en decúbito dorsal. La razón es que se puede centralizar perfec-
tamente la atención en la función respiratoria, ya que el cuerpo entero descansa y no 
existen contracciones musculares activas, salvo, claro está, la de los músculos respira-
torios propiamente dichos. 
Cuando existe ya un conocimiento práctico de la función puede efectuarse en posi-
ción de sentados con piernas cruzadas delante del tronco. En este caso es importante, al 
principio, mantener la columna vertebral erguida en el eje mientras se realiza el ejerci-
cio. Los músculos extensores de la columna, en este caso, la sostienen, yuxtaponiendo 
su trabajo al que deben realizar normalmente los músculos respiratorios. 
Un error muy generalizado consiste en que el niño, para realizar la inspiración, absor-
be el aire activamente, con ruido y con un falso movimiento de ampliación del tórax y 
elevación de hombros. Es preciso señalar a los alumnos que la inspiración es una acción 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 41 
Erveton
Highlight
Erveton
Highlight
perfectamente controlable y realizable voluntariamente, pero que generalmente se rea-
liza sin intervención activa de la voluntad. 
Entonces, para ejecutar los ejercicios dejaremos entrar el aire libremente por la nariz, 
sin absorber, y simplemente tomaremos conciencia y controlaremos el desarrollo de la 
inspiración. 
El solo hecho de concentrar la atención en esta función provoca que se aumente el 
volumen normal del aire inspirado. 
No es necesario manifestar exteriormente un gran esfuerzo para que el aire entre en 
los pulmones; solamente se trata de que lo que constantemente nuestro organismo rea-
liza sin control mental, lo efectúe bajo ese control. 
Sería diferente en el caso de utilizar inspiraciones activas con el fin de aumentar la capa-
cidad, desarrollar los músculos respiratorios o provocar máxima ventilación pulmonar. 
Un importante detalle es que en la práctica de la respiración el aire debe entrar por la 
nariz para purificarse, calentarse y humedecerse. 
Ocurre, a veces, que algunos niños tienen dificultad para inspirar por la nariz. Si no 
existiera una verdadera lesión que no permitiera el paso normal de aire, habría que 
entrenarlos poco a poco para que se construya el hábito. 
En la práctica del ejercicio básico normal de la respiración, la inspiración será uni-
forme, profunda y lenta. Hay que evitar las aspiraciones bruscas, a pequeños golpes o 
demasiado superficiales. 
Al terminar la inspiración se efectúa una pequeña pausa, tras la cual empieza a rea-
lizarse la espiración, lenta y controladamente, evitando la presión fuerte o brusca del 
abdomen y tórax. El aire debe salir uniforme y suavemente. Puede hacerse por la boca, 
formando entre los labios un pequeño orificio como para pronunciar la letra p, el cual 
ayuda al control de la columna de aire. Este seguimiento de la entrada y salida del aire 
en los pulmones y el enlentecimiento de la respiración normal influye fundamental-
mente en la ampliación de la capacidad respiratoria, es decir, la cantidad de aire absor-
bida y expulsada en cada movimiento respiratorio. 
Se expone a continuación un ejemplo de ejercicio respiratorio con movimiento acti-
vo de brazos, una de cuyas finalidades es la de favorecer el ensanchamiento torácico, 
pues acopla al trabajo de los músculos respiratorios normales la labor sinérgica de otros 
músculos de la zona torácica, escapular y brazos. 
• Posición de partida: en decúbito dorsal, piernas relajadas, brazos verticales per-
pendiculares al suelo, palmas de las manos mirando hacia adentro. Comienza la inspi-
ración lenta, a la vez que se van separando los brazos hacia afuera, luchando contra una 
resistencia espacial imaginaria. Por este motivo se establece lucha muscular antagónica. 
Al llegar los brazos al suelo, mantener la tensión existente dentro de ellos; la caja 
torácica se ha ensanchando, los espacios intercostales se han abierto. Pequeña pausa 
y empieza la espiración controlada al mismo tiempo que los brazos vuelven a la 
posición de partida. 
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Analizaremos seguidamente la coordinación de un ejercicio ya conocido por nosotros 
con la respiración. El ejercicio en cuestión es el de la reconstrucción y desmoronamien-
to de columna, en posición sentados, con piernas cruzadas por delante del tronco. 
Se ha establecido ya que fisiológicamente, cuando relacionamos un movimiento de 
dos fases, activa y pasiva, con la respiración, la primera va unida a la espiración y la 
segunda a la inspiración.• En la reconstrucción de la columna el recorrido activo va desde la "cruz" (articu-
lación 53 lumbar con sacro) hasta cervicales-cabeza. A medida que el aire ante-
riormente inspirado sale poco a poco en una larga espiración, se puede obtener la 
sensación de que éste va colocando, a su paso, las vértebras una a una. El des-
moronamiento, pasivo, termina con una inspiración. 
• Una variación del ejercicio anterior sería hacerlo más libre en su movimiento: 
hacerse un ovillo al inspirar y expandirse creciendo a la máxima extensión al 
espirar. Esta expansión puede hacerse hacia el tronco, como antes, integrando 
también ambos brazos en diferentes direcciones, un solo brazo, pensando que va 
cambiando la forma del "crecimiento": con rotación, con flexión, etc. 
Liberándolo aún más, podrían integrarse las piernas, creciendo hacia ellas en 
otras posturas: tumbados, de lado, de pie. 
• En decúbito dorsal. Hacer un ovillo plegando las piernas sobre el vientre y los bra-
zos sobre las piernas, lentamente, mientras se inspira. Retener en esa posición el 
aire unos segundos (apnea) y luego, rápidamente, con gran impulso, espirar activa-
mente con expulsión de aire por la boca mientras desde el centro se estira la colum-
na y las extremidades superiores e inferiores en sentido contrario sobre el suelo. 
• Ejercicio libre: inspirar estando el cuerpo relajado. Mientras dura la espiración el 
cuerpo se va incorporando, expandiendo y estirándose como un elástico. Éste va 
volviendo poco a poco a su estado laxo, en el que vuelve a inspirar. Cada vez el 
elástico se estira en direcciones diferentes y con distintas formas. 
• Hacerlo con un elástico real, ancho, cosido de manera que sea un óvalo, sosteni-
do desde las dos muñecas. Inspirar suavemente y extender el elástico espirando 
de forma horizontal, delante del cuerpo, para que se abra la caja torácica. 
• Con un elástico más grande, también cerrado, hacer lo mismo pero sosteniendo 
una parte con un pie contra el suelo y la otra con una mano. Al espirar estirar al 
máximo. 
Espiración forzada, activa. 
En los ejercicios anteriores la espiración se efectuaba de forma lenta y controlada. 
Recordemos que normalmente ésta se realiza sin trabajo muscular activo, intervi-
niendo solamente la elasticidad del tejido pulmonar. Sin embargo, algunas veces es 
necesario forzar la salida del aire mediante trabajo muscular con el fin de conseguir una 
máxima ventilación pulmonar. 
Como sabemos, existe siempre una pequeña cantidad de aire en los pulmones (aire 
residual) que no sale al exterior en la respiración normal. 
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Reconstrucción y desmoronamiento de la columna, coordinado con la respiración. 
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Ejercicio libre: inspirar con el cuerpo relajado. Espirar incorporando 
y estirándose como un elástico. 
Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 45 
Se trata de favorecer al máximo la comprensión de los pulmones para que expulsen la 
mayor cantidad de aire; así, necesariamente, la siguiente inspiración llevará más oxígeno. 
• Sentados, erguidos, piernas cruzadas delante del tronco: inspirar con el ensan-
chamiento normal en base de caja torácica y abdomen (parte anterior y posterior). 
Coger una mano con otra delante del tórax. Espirar el aire normal y, al final de su 
salida, contraer el abdomen para que salga la mayor cantidad de aire posible, a la 
vez que se presiona con fuerza una mano contra la otra. 
Ejercitación de la apnea. 
Se puede hacer en decúbito dorsal, sentados o de pie. 
• Efectuar una inspiración y retener el aire dentro de los pulmones un tiempo 
corto; espirar lentamente. Ir aumentando progresivamente el tiempo de apnea. 
• Inspirar y espirar. Al finalizar la respiración, efectuar una larga pausa interrum-
piendo el ritmo respiratorio antes de volver a inspirar. 
• Inspirar; espirar interrumpiendo la salida del aire por períodos cortos y regulares 
de apnea. 
Ejercicio libre: inspirar con el cuerpo relajado. Espirar incorporando y estirándo-
se como elástico. 
5. TÉCNICAS DE RELAJACIÓN 
Es bien conocido el valor de la buena relajación en el trabajo psicomotriz, puesto que 
no sólo conduce al buen funcionamiento de los mecanismos corporales, sino que tiene 
un valor psíquico indiscutible. La relajación bien realizada debe ser tanto física como 
mental; el dominio del relax muscular voluntario prepara al individuo también psíqui-
camente a un ablandamiento, a una distensión, a un alejamiento del mundo exterior y a 
un tranquilo encuentro consigo mismo. En clase, la relajación favorece para la obten-
ción de un clima individual y colectivo de calma interior, fundamental para el trabajo. 
Hemos visto ya que las funciones básicas del músculo, contracción y aflojamiento, 
constituyen uno de los primeros objetivos de estudio y práctica al enfrentarnos al trabajo 
corporal. Para obtener una clara sensación de las contracciones musculares es necesario 
practicar la relajación como medio de control de cada músculo, de cada segmento o del 
cuerpo en su totalidad. En los ejercicios prácticos expuestos en páginas anteriores se ha 
analizado ya cómo conseguir la relajación parcial, sobre todo en los casos de independi-
zación de zonas musculares. Y hemos visto que debe darse una importancia primordial al 
aflojamiento de la o las zonas trabajadas. También habíamos especificado que existen dos 
tipos básicos de aflojamiento muscular: el relajamiento, por el cual la contracción desa-
parece instantáneamente, por abandono total y rápido de la tensión del músculo, provo-
cando así la caída del o los segmentos accionados, y la distensión o decontracción con-
trolada, por la cual la o las contracciones se deshacen gradualmente, mediante control 
mental, en labor simultánea de la elasticidad fisiológica con la voluntad del sujeto. 
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En general, en niños que no presentan dificultades especiales, el relajamiento muscular 
se efectúa fácilmente en el desarrollo natural de los movimientos, y en ellos responde a una 
necesidad fisiológica del músculo. Sin embargo, los que tienen algún tipo de problema psi-
comotor encuentran grandes obstáculos para relajarse y para efectuar distensiones lentas. 
Existen, además, niños con paratonía muscular, o sea, contracturas constantes de zonas 
musculares que se oponen a toda distensión o relajamiento. En ellos es de primordial impor-
tancia educar las sensaciones propioceptivas de ablandamiento, de flojedad muscular. 
Para llegar a conseguir la relajación existen algunas técnicas que actúan por medio 
de sensaciones contrastantes. 
Son aplicables tanto a las relajaciones parciales o totales. 
• Para efectuar con niños pequeños: observar la diferencia entre un objeto duro y 
otro blando. Trasladar esta experiencia al propio cuerpo: «El brazo es rígido, duro». 
<<Ahora se hace muy blando». Primeramente, la transformación se hace muy lenta, 
como si el brazo fuera hielo que se va derritiendo; después se hace rápidamente, de 
una sola vez. Efectuar el mismo ejercicio con todo el cuerpo, tumbado en el suelo, en 
posición natural y cómoda, muy blanda, con ojos cerrados. Pasar a la dureza de todo 
el cuerpo; volver a la total blandura. 
Las sensaciones contrastantes a aplicar pueden ser: apretar-soltar; levantar-dejar 
caer; estirar-dejar volver. 
Las relajaciones parciales son realizables con todos los segmentos del cuerpo, es decir, 
con todos los grupos musculares que los accionan. Lo importante es obtener la sensación 
de la contracción y del peso específico del miembro o zona trabajada; luego, el abando-
no a la fuerza de gravedad y la consiguiente caída. Otro auxiliar en la comprensión del 
tema es la comparación: practicar y racionalizar la diferencia entre, por ejemplo, <<lan-
zar» un brazo desde el hombro o «conducirlo» moviéndolo controladamente, y «aban-
donarlo» a la gravedad. Los primeros movimientos son activos, el segundo es pasivo 
(sólo activo en cuanto a la voluntad y el control).

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