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32 Enfermedad renal crónica Orientación MIR Se debe conocer la clasificación de la ERC y los principales factores de progresión. Se deben dominar las alteraciones del metabolismo óseo- mineral y la anemia asociadas a ERC. Se debe conocer el tratamiento inmunosupresor del trasplante renal. 5.1. Definición La enfermedad renal crónica (ERC) se define como la presencia de alte- raciones de la estructura o función renal, que acontecen en un periodo superior a 3 meses (MIR 13-14, 128). Por tanto, se habla de ERC si existe: • Disminución del filtrado glomerular (FG) < 60 ml/min/1,73 m2 (categorías G3a-G5). El riñón tiene una amplia variedad de funcio- nes: endocrinas, metabólicas y excretoras. El FG es sólo un compo- nente de la función excretora, pero está aceptado como el mejor índice global de función renal (por debajo de 60 ml/min hablare- mos de insuficiencia renal). El resto de las funciones renales suelen empeorar de forma paralela a la caída del FG. La elevación de la creatinina sérica por encima de los valores normales indica habi- tualmente un descenso de FG, pero puede haber deterioro del FG con valores de creatinina dentro del rango normal (p. Ej en pacien- tes desnutridos), por lo que para detectar un descenso del FG se debe usar el ClCr o utilizar las fórmulas de estimación del FG (véase Capítulo 01). • Alteraciones estructurales o funcionales, aunque FG > 60 ml/ min. La presencia de cualquiera de las siguientes alteraciones durante más de 3 meses, independientemente del FG, también se considera ERC: - Albuminuria > 30 mg/día. - Otras alteraciones del sedimento urinario (p. ej., hematuria). - Alteraciones electrolíticas debidas a defectos tubulares (p. ej., síndrome de Fanconi, acidosis tubular, pérdida renal de sodio, potasio o magnesio...). - Afecciones renales detectadas con imagen (p. ej., riñones poli- quísticos, hidronefrosis, riñón en herradura,...). - Trasplante renal. 5.2. Clasificación La Tabla 5.1 muestra la clasificación de la ERC en las guías internacio- nales de nefrología KDIGO, según el FG y la proteinuria. Tanto la dismi- nución del FG como el aumento de la albuminuria incrementan el riesgo cardiovascular del paciente y predicen mayor progresión de la enfer- medad renal. De hecho, la albuminuria, que aparece tanto por defecto inicial en la barrera de filtración como por aumento de la presión en los capilares glomerulares (asociado a hiperfiltración), resulta el principal factor de progresión de la ERC (MIR 16-17, 137; MIR 16-17, 139; MIR 14-15, 102). Recuerda ➔ Cuando existe aumento de la presión intraglomerular, aparece hi- perfiltración y con ello proteinuria. La proteinuria es el principal factor de progresión de la ERC independientemente de su etiología. KDIGO Filtrado glomerular Categorías, descripción y rangos (ml/min/1,73 m3) Albuminuria (mg/g) Categorías, descripción y rangos A1 A2 A3 Normal a ligeramente elevada Moderadamente elevada Gravemente elevada < 30 mg/g 30-299 mg/g > 300 mg/g G1 Normal o elevado ≥ 90 G2 Ligeramente disminuido 60-89 G3a Ligera a moderadamente disminuido 45-59 G3b Moderada a gravemente disminuido 30-44 G4 Gravemente disminuido 15-29 G5 Fallo renal < 15 Tabla 5.1. Clasificación de la ERC según el filtrado glomerular y la albuminuria (estimada por cociente Alb/Cr en mg/g) mostrando el riesgo de desarrollo de enfermedades cardiovasculares y de progresión de la ERC (verde: riesgo bajo; amarillo: riesgo moderadamente elevado; naranja: alto riesgo; rojo: riesgo muy alto) MIR 19-20, 112 5.3. Etiología La causa más frecuente de ERC a nivel mundial es la nefropatía diabética (20-25%), seguida de la ERC de origen vascular (15-20%) y de las glomeru- lonefritis (10-15%). Otras causas menos frecuentes son las Nefropatías tubulointersticiales (8-10%) y la Poliquistosis del adulto (5-8%). Hay un por- centaje importante de ERC de etiología no filiada, habitualmente en rela- ción a un diagnóstico tardío (20-25%). 05 33 05. Enfermedad renal crónica. NF 5.4. Clínica (Tabla 5.2) Alteraciones endocrinas A. Alteraciones del metabolismo mineral (Figura 5.1) La ERC altera la regulación de calcio, fósforo y vitamina D, con aparición de hiperparatiroidismo secundario (elevación de PTH), enfermedad meta- bólica ósea y calcificaciones vasculares, que incrementan la mortalidad cardiovascular de estos pacientes. FG Alteración Manejo 30-50 ml/min Nicturia. Fundamentalmente en patologías tubulointersticiales Metabolismo óseo-mineral: • hiperparatiroidismo secundario (aumento progresivo de PTH) • Frecuente déficit de 25 hidroxivitamina D y descenso lento de 1,25 dihidroxivitamina D Se recomienda dieta baja en fósforo y suplementar con 25(OH)-vitamina D si hay deficiencia 15-29 ml/min Metabolismo óseo-mineral: • Insuficiencia de 1,25- dihidroxivitamina D • Aumento de PTH > 300 pg/ml • Hipocalcemia • Hiperfosforemia Disminución de la ingesta de fósforo → quelantes del fósforo Aportes de calcio: sólo si hipocalcemia grave y fósforo controlado Suplementos de vitamina D o análogos: sólo si fósforo controlado Calcimiméticos (bloqueantes de la secreción de PTH) → paratiroidectomía Anemia normocítica- normocrómica (a veces microcítica-hipocrómica) Suplementos de hierro Suplementos de vitamina B12, ácido fólico y otros EPO humana recombinante Acidosis metabólica con anión gap elevado (acúmulo de aniones, lesión tubular, descenso de atrapaprotones tubulares) Aportes de bicarbonato oral para mantener bicarbonato sérico entre 22 y 27 mEq/l (evitar también alcalosis por riesgo de calcificaciones) < 14 ml/min Signos y síntomas urémicos Manejo sintomático y si no hay mejoría, inicio de diálisis Hiperpotasemia Tratamiento farmacológico y si no hay respuesta, inicio de diálisis Retención H2O y Na + Diurético de asa y si no hay respuesta, inicio de diálisis Tabla 5.2. Alteraciones según el estadio de ERC y tratamiento de las mismas (MIR 17-18, 129) Por una parte, existe hipovitaminosis D, debida a una disminución de la absorción intestinal de vitamina D (por el estado inflamatorio crónico de la ERC) y al descenso en la última hidroxilación de la vitamina D en el riñón. Esto provoca menor absorción intestinal de calcio, siendo frecuente la hipocalcemia o calcio en límite bajo de la normalidad, y menor incorpo- ración de calcio y fósforo a los huesos con aumento de la hormona parati- roidea (PTH) (MIR 11-12, 103). Por otra parte, con la disminución del FG existe una reducción de la fosfaturia, con tendencia a retener fósforo. El hiperparatiroidismo secundario consiste en una elevación precoz y mante- nida de la PTH cuyo objetivo es disminuir la reabsorción tubular de fósforo, consiguiendo mantener niveles séricos normales de dicha molécula hasta estadios avanzados de ERC. Las consecuencias de esta elevación de PTH son el aumento de la destrucción ósea (la PTH trata de sacar calcio de las reservas o de la absorción intestinal), y el mal funcionamiento de otros sistemas, como empeoramiento de la anemia (la PTH es una toxina urémica). Estudios más recientes han observado también una elevación precoz y progresiva de FGF23, molécula de acción fosfatúrica que dis- minuye la síntesis de vitamina D activa y empeora el hiperparatiroidismo secundario y la anemia. Además el FGF23 aumenta el riesgo cardiovascular y puede acelerar la progresión de la enfermedad renal. Por último, en ERC se observa una disminución de la expresión del correceptor α-Klotho, una proteína transmembrana parte del complejo receptor de FGF23 que se ha asociado con la sensibilidad a la insulina y la protección al envejeci- miento. ↑ Producto Ca x P ↑ Calci�caciones extraesqueléticas Retención de P ↑ Salida de Ca y P del hueso Uremia ↑ PTH ↓ FG ↓ Fosfaturia Hipocalcemia ↓ Absorción intestinal de calcio ↓ Sintesis de 1,25-dihidroxi-Vit-D + + + + + + + Figura 5.1. Fisiopatologíadel metabolismo calcio-fósforo en la ERC Las consecuencias comunes son, por tanto: • Musculoesqueléticas: dolor y fracturas óseas y tendinosas. Existen diferentes tipos de lesiones óseas dependiendo del tipo de remode- lado óseo predominante, del volumen óseo y de la mineralización: - Osteítis fibrosa. Enfermedad ósea de elevado remodelado, típi- camente asociada al hiperparatiroidismo secundario. Se acom- paña de cifras elevadas de PTH, con muchas zonas de resorción ósea, remodelado anormal y fibrosis. Por ejemplo, vértebras en “jersey de rugby”, tumores pardos en metáfisis de huesos lar- gos, o reabsorción ósea de las falanges distales en los dedos de las manos. - Osteomalacia. Defecto en la mineralización. Asociada a la defi- ciencia de vitamina D y a otros factores como la toxicidad por aluminio en pacientes en diálisis (MIR 18-19, 229). - Enfermedad ósea mixta urémica. Asociación de elevado remodelado y defecto en la mineralización. - Enfermedad ósea adinámica. Bajo remodelado óseo sin defecto de mineralización. Asociada a cifras anormalmente bajas de PTH y elevadas de calcio. Más frecuente en pacientes ancianos y diabéticos. - En todos estos casos puede existir además osteoporosis: dismi- nución del volumen óseo. • Calcificaciones cardiovasculares o de otros tejidos blandos. Debe entenderse la enfermedad mineral ósea de la ERC como una enfer- medad sistémica que afecta a tejidos blandos, sobre todo vasos san- guíneos, válvulas cardiacas y piel (Figura 5.2). La uremia favorece la 34 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición aparición de calcificaciones vasculares, habitualmente aparecen es estadio 5 de ERC y aumentan la mortalidad cardiovascular de estos pacientes. A B Figura 5.2. Imágenes de calcificaciones arteriales. (A) Reconstrucción tridimensional del eje aortoilíaco en valoración pretrasplante de paciente diabético. (B) Imagen de arteria poplítea calcificada En un bajo porcentaje de pacientes puede desarrollarse una arteriolopatía urémica calcémica, conocida como calcifilaxis, con extensas calcificacio- nes de piel, músculo y tejido celular subcutáneo, y una elevada mortalidad relacionada con ulceraciones de la piel con mala respuesta a tratamiento antibiótico. Clínicamente son lesiones muy dolorosas. El tratamiento de las alteraciones del metabolismo óseo-mineral incluye: • Restricción del consumo de fósforo en la dieta y quelantes de fós- foro con las comidas cuando lo primero no sea suficiente. Se prefieren los quelantes no cálcicos a los que llevan calcio en el principio activo. • Reposición de calcio y vitamina D cuando sea necesario y siempre que las cifras de fósforo se consigan mantener por debajo de 5-5,5mg/dl. • En el hiperparatiroidismo grave que no se controla con las medidas previas se utilizan moléculas que evitan la producción de PTH por la glándula paratiroidea: análogos de la vitamina D (como el paricalci- tol) y calcimiméticos, que se unen al receptor de calcio estimulador de PTH bloqueándolo (como cinacalcet o el recientemente aprobado para pacientes en diálisis etecalcetida). • Como última opción terapéutica en casos de persistencia de PTH ele- vada que asocia hipercalcemia o hiperfosforemia, a pesar de todas las medidas médicas mencionadas, puede realizarse paratiroidectomía, sobre todo en aquellos casos en los que se demuestra que la glándula paratiroides ha desarrollado autonomía para secreción elevada de PTH sin estímulos (hiperparatiroidismo terciario). B. Otras alteraciones hormonales • Crecimiento. La uremia impide la correcta utilización de las hormo- nas, ya que asocia un déficit de las proteínas transportadoras habi- tuales. En niños condiciona un enlentecimiento del crecimiento y disminución de la talla. En adultos es frecuente observar alteracio- nes del ritmo sueño-vigilia o modificación del carácter. • Hormonas sexuales. Alteraciones que conducen a la esterilidad por amenorrea y disfunción eréctil. • Alteraciones tiroideas. Disminuye la conversión periférica de T4 a T3. • Empeoramiento del control de la glucemia en pacientes diabéticos por aumento de la resistencia periférica a la insulina y paralelamente descenso de su eliminación renal con mayor riesgo de hipoglucemias (MIR 12-13, 58-ED). Alteraciones hematológicas A. Anemia La anemia es un dato constante en la ERC, con muy pocas excepciones, como la enfermedad poliquística del adulto. Habitualmente se trata de una anemia normocítica normocrómica, aunque en algunos casos puede ser microcítica hipocrómica, y sus principales causas son: • Déficit de eritropoyetina (EPO) por disminución de la producción renal, y disminución de su acción en relación con inflamación sistémica o alteraciones del metabolismo óseo mineral (la PTH es una toxina uré- mica y bloquea los receptores de EPO). • Déficit absoluto de hierro (disminución de la absorción intestinal), des- censo de las proteínas transportadoras y mala utilización periférica del mismo, ambos por el estado inflamatorio crónico. • Déficit de ácido fólico, vitamina B12, así como de otros cofactores de la eritropoyesis. En todo paciente con anemia ERC se debe hacer un estudio completo de las causas de anemia. Se debe reponer, en primer lugar, el déficit de hierro, indicado cuando IST < 20% o ferritina < 100 ng/ml. En pacientes en los que se desea minimizar el uso de eritropoyetina se administrará hierro ante IST < 25% y/o ferritina < 200 ng/ml. El objetivo será mantener niveles de IST en torno a 30% y ferritina 200-500 ng/ml. También se suplementará el déficit de vitamina B12 y ácido fólico, frecuente en estos pacientes. Si tras la correcta reposición de hierro y vitaminas, la hemoglobina (Hb) continúa por debajo de 10 g/dl, existe indicación de tratamiento con eritropoyetina sub- cutánea o intravenosa, con un objetivo de Hb de 10-12 g/dl, rango en el que los pacientes están asintomáticos y tienen menos riesgo de efectos adver- sos de la EPO: hipertensión arterial, accidente cerebrovascular o aumento de la angiogénesis (MIR 12-13, 120). Actualmente están en estudio los inhibidores de la prolilhidroxilasa, una nueva familia de fármacos para el tratamiento de la anemia en ERC, capaces de prolongar la vida media del factor inducible de la hipoxia (HIF) y favorecer la síntesis endógena de eri- tropoyetina en las células hepáticas. B. Alteraciones de la coagulación Se asocia disfunción plaquetaria (trombopatía urémica) y endotelial. Se deben descartar otras causas de trastorno de la coagulación que puedan ser concomitantes. Retención hidrosalina y alteraciones cardiovasculares La causa más frecuente de muerte en ERC es la cardiovascular. Existe una tendencia crónica a la retención de sodio y agua que, junto con las cal- cificaciones cardiovasculares y la arterioesclerosis llevan a hiperten- sión arterial e insuficiencia cardíaca. En la ecocardiografía es frecuente encontrar hipertrofia ventricular izquierda con disfunción diastólica. Son 35 05. Enfermedad renal crónica. NF también habituales la enfermedad coronaria y vascular periférica en relación a todo lo mencionado previamente. Para el manejo de estas complicaciones es esencial la restricción de la ingesta de sodio (< 2 g/día), el uso de diuréticos para el control de la volemia y el empleo de otros antihipertensivos según las cifras de PA. Los antihipertensivos de elección en todo paciente con proteinuria son los bloqueantes del SRAA; enlentecen la progresión y pueden usarse hasta estadios finales, siempre vigilando el riesgo de hiperpotasemia y suspen- diéndolos en situaciones de hipoperfusión renal transitoria o hiperpotase- mia mal controlada (MIR 13-14, 44-CD). Se deben controlar el resto de factores de riesgo cardiovascular. Alteraciones digestivas Son característicos el mal sabor de boca, el fetor urémico (mal olor secun- dario de la degradación de la urea en saliva), la anorexia(alteración urémica que mejora muy rápido con la hemodiálisis), las náuseas, los vómitos y el estreñimiento por enlentecimiento del tránsito intestinal. Además, la ure- mia disminuye la capacidad de absorción de nutrientes y se ha observado que existe mayor tendencia a úlcera péptica y al sangrado digestivo. Alteraciones neurológicas Existe disfunción del sistema nervioso periférico (como mononeuropatía o polineuropatía, frecuente el síndrome de piernas inquietas), pero también del central, sobre todo para cifras muy elevadas de urea: disminución del nivel de consciencia que puede llevar a crisis epilépticas y coma. Estas com- plicaciones son cada vez menos frecuentes por el inicio precoz de diálisis. Alteraciones cutáneas La coloración característica es cetrina (por anemia y retención de uro- cromos); muy frecuentemente los pacientes refieren prurito (secundario a hiperfosforemia, aumento de PTH y calcificaciones subcutáneas), y si las cifras de urea son muy altas, se podría ver la escarcha urémica (polvo fino resultante tras la evaporación de un sudor con alta urea). Alteraciones nutricionales Actualmente, el sobrepeso es el índice de masa corporal más frecuente en los pacientes estables con ERC; sin embargo, debido al estado inflamatorio cró- nico, la mayoría están malnutridos con aumento de masa grasa y descenso de masa magra, lo que les lleva a otras complicaciones, como la predisposición a infecciones y el enlentecimiento de la cicatrización de las heridas. La ingesta proteica debe estar en torno a 0,8 g/kg/día en situaciones de ERC avanzada. Respuesta inmunitaria La ERC origina inmunodeficiencia funcional, con lo que se considera a estos pacientes inmunodeprimidos y, por ello, se incluyen en las campañas de vacunación estacional. Hiperpotasemia y acidosis metabólica con anión gap elevado En estadios avanzados de ERC se producirá disminución de la reabsorción de bicarbonato en el túbulo proximal, disminución de la excreción de K y H+ en el túbulo distal y disminución del filtrado de aniones que aumentan el gap. Inicialmente pueden manejarse de forma conservadora con disminu- ción de la ingesta de potasio (al igual que restringimos el fósforo en la dieta en las alteraciones del metabolismo óseo mineral), quelantes del potasio con las comidas y bicarbonato oral, aunque su falta de control es indicación de terapia renal sustitutiva. En algunas causas de ERC con predominio de afectación túbulointersticial como las nefropatías tubulointersticiales cróni- cas o la ATIV en la diabetes avanzada pueden presentar acidosis metabólica con AG normal. Recuerda ➔ El tratamiento de la ERC se basa en restringir la ingesta de sal y tratar la HTA, control de la proteinuria con BSRAA, tratamiento de la anemia y las alteraciones del metabolismo óseo-mineral. Cuando no existe buen control médico en ERC avanzada, se programa la entrada en diálisis. 5.5. Terapia renal sustitutiva Con la terapia renal sustitutiva (TRS) se hace referencia a hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante renal. Mientras que la hemodiálisis y la diá- lisis peritoneal sólo sustituyen la capacidad de filtrado de sustancias del riñón, el trasplante renal es capaz de realizar todas las funciones renales de nuevo. En ERC, la indicación de inicio de TRS está relacionada con el FG y suele ser necesaria por debajo de 10 ml/min de FG. Siempre se debe individualizar dependiendo de la rapidez de progresión de la ERC en los estadios avanza- dos (p. ej., las nefropatías proteinúricas progresan rápido al final de la enfer- medad), según la tolerancia clínica a los síntomas urémicos y la respuesta al tratamiento conservador de la sobrecarga de volumen, la acidosis meta- bólica y la hiperpotasemia. Un mal control clínico/analítico puede precipitar el inicio de TRS a pesar de un FG > 10 ml/min, mientras que una excelente tolerancia y respuesta con progresión lenta, puede permitir el inicio de TRS con FG más bajos de 10 ml/min. Hemodiálisis (Figura 5.3) La hemodiálisis consiste en interponer dos compartimentos líquidos (san- gre y líquido de hemodiálisis) a través de una membrana semipermeable, llamada filtro o dializador. La sangre se extrae del paciente puncionando una vena arterializada a través una fístula arteriovenosa (lo ideal) o mediante un catéter (habitualmente un catéter permanente yugular tunelizado). La membrana semipermeable permite el intercambio por gradiente de concentración (difusión) de solutos de pequeño peso molecular: creatinina, urea, sodio, potasio, etc., que pasan de la sangre al líquido de diálisis, mien- tras que bicarbonato o calcio pasan del líquido de diálisis a la sangre. Se ejerce, además, una diferencia de presión entre la sangre y el líquido de diálisis que permite eliminar el agua en exceso del paciente, arrastrándose a su vez con ella moléculas de mediano peso molecular. Las proteínas de mayor peso molecular y los elementos formes no traspasan la membrana. Las características del filtro y del líquido de diálisis se pueden individualizar según las necesidades del paciente. Una sesión de hemodiálisis media dura unas 4 horas y debe realizarse cada 48 horas. 36 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición Las primeras sesiones de hemodiálisis se realizan con menor intensidad para evitar cambios bruscos en la urea plasmática (riesgo de síndrome de desequilibrio dialítico). Prurito Piel seca Tinte cetrino Calci�cación coronaria Riñones pequeños Alteraciones metabolismo óseo-mineral Figura 5.3. Paciente con ERC en hemodiálisis. Sesión de hemodiálisis Diálisis peritoneal Es otra modalidad de tratamiento que permite un intercambio de solutos por difusión entre la sangre (rica en toxinas urémicas) y el líquido de diálisis (rico en bicarbonato y calcio), pero utilizando como membrana semiper- meable el peritoneo. En este caso, el líquido de diálisis se infunde a través de un catéter abdominal (catéter de Tenckhoff) en el espacio peritoneal del paciente, y pasado un tiempo en el que este líquido se satura de toxinas urémicas, agua y sodio, se extrae y se infunde un nuevo líquido de diálisis. Esta técnica permite una mayor autonomía del paciente y asocia un menor coste sanitario, pero no todos los pacientes son candidatos a esta modali- dad (contraindicado en pacientes con cirugías abdominales previas, EPOC grave, limitaciones psicofísicas graves o pacientes con entorno personal, social o familiar desfavorable, por riesgo de aumento de complicaciones infecciosas). Trasplante renal Permite volver a una función renal normal, por lo que aporta mejor calidad de vida, mayor supervivencia y menor coste sanitario. El injerto renal suele ser heterotópico, es decir, no se localiza en el lugar de los riñones nativos (retroperitoneales), sino que se implanta en la fosa ilíaca derecha (FID) o en la fosa ilíaca izquierda (FII), dependiendo de la longitud de los vasos del injerto y de las características anatómicas individuales del receptor (calcificaciones vasculares, fibrosis) (Figura 5.4). Para el control de la HTA de los pacientes portadores de Tx renal debemos usar de inicio bloqueantes del SRAA o antagonistas del calcio de forma indi- vidualizada y dependiendo de la presencia o ausencia de microalbuminuria. Las contraindicaciones del trasplante renal se exponen en la Tabla 5.3. El paciente trasplantado es inmunosuprimido farmacológicamente para tratar de evitar el rechazo del órgano. La triple terapia estándar incluye: prednisona + inhibidor de la calcineurina (tacrolimus, o menos utili- zado actualmente ciclosporina) + antimetabolito (micofenolato o menos empleado actualmente azatioprina). En la terapia de inducción además se añaden con frecuencia anticuerpos antileucocitos monoclonales o policlo- nales (basiliximab, timoglobulina). En la terapia de mantenimiento se man- tienen habitualmente los tres fármacos y se intenta disminuir al máximola dosis de corticoides. Otro grupo de fármacos disponible es el de los anti- proliferativos (conocidos como imTOR: everolimus o sirolimus), que pueden utilizarse en casos de enfermedad tumoral o infecciones oportunistas con elevada replicación viral. En estos casos se recomienda sustituir el antime- tabolito por este antiproliferativo, asociándole el inhibidor de la calcineu- rina a menor dosis. Existen, por último, otros fármacos que se emplean en pacientes seleccionados con alto riesgo de rechazo, como el belatacept. Riñón trasplantado Figura 5.4. Localización del trasplante renal Contraindicaciones absolutas Contraindicaciones relativas Infección activa Enfermedad maligna activa Abuso de sustancias activo Insuficiencia renal reversible Enfermedad psiquiátrica no controlada Falta de adherencia al tratamiento continua y documentada Baja expectativa de vida Patología sistémica que requiera intervención médica o quirúrgica antes del trasplante Tabla 5.3. Contraindicaciones del trasplante renal Entre los efectos secundarios de los fármacos inmunosupresores destaca el riesgo de nefrotoxicidad asociado a los anticalcineurínicos y a los imTOR (efecto vasoconstrictor) por lo que se deben monitorizar sus niveles plas- máticos de forma periódica (MIR 18-19, 140). También se han descrito casos de microangiopatía trombótica asociados a estos fármacos. Entre los efectos secundarios de los inhibidores de la síntesis de purinas destacan la intolerancia gastrointestinal y la mielotoxicidad (MIR 15-16, 115; MIR 14-15, 105). Por último, se ha descrito desarrollo de proteinuria y en casos raros neumonitis intersticial asociada a los imTOR (también se deben monitorizar los niveles). Dado que se trata de pacientes inmunosuprimidos, además de los riesgos asociados a la cirugía o el riesgo de rechazo, existe un elevado riesgo de infecciones habituales y oportunistas. En la Tabla 5.4 se resumen las prin- cipales complicaciones del trasplante renal. 37 05. Enfermedad renal crónica. NF Complicaciones del trasplante renal Inmunológicas: • Rechazo hiperagudo: se evita con la prueba cruzada • Rechazo agudo: fiebre, deterioro de la función renal. Más frecuente en los primeros 6 meses. Puede ser humoral o celular (MIR 13-14, 129-UR) • Glomerulopatía crónica del injerto: disfunción crónica por rechazo y otros daños Vasculares: • Trombosis venosa: dolor en el injerto + hematuria macroscópica en el postoperatorio • Isquemia arterial o dehiscencia de suturas: inestabilidad hemodinámica, oligoanuria, en el postoperatorio • Estenosis de arteria del injerto: hipertensión arterial, deterioro de la función renal con IECA. Puede aparecer meses-años tras el trasplante Urológicas: • Fístula en la vía urinaria: salida de la orina por el drenaje en vez de por la sonda vesical en la primera semana. Puede originar una colección de orina en el abdomen (urinoma) • Otras colecciones en el lecho quirúrgico: linfocele o hematoma. • Uropatía obstructiva (estenosis ureteral): deterioro de FG que suele aparecer en los 3-6 meses tras el trasplante Infecciosas: • Infecciones oportunistas (paciente inmunodeprimido) (CMV, pneumocistis, virus BK). Más frecuentes en el primer año postrasplante Recidiva de glomerulopatía primaria de base: • Las que recidivan con mayor frecuencia en el postrasplante renal son las glomerulopatías C3, especialmente la enfermedad de los depósitos densos • La que recidiva más rápido en el postrasplante renal es la GN focal y segmentaria idiopática Efectos adversos de la medicación inmunosupresora (nefrotoxicidad por anticalcineurínicos e imTOR, diabetes esteroidea...) Tabla 5.4. Complicaciones del trasplante renal (MIR 18-19, 140) Plasmaféresis Aunque su fundamento es similar a la hemodiálisis (filtrar la sangre de un paciente con una membrana semipermeable), el uso de la plasmaféresis es muy distinto. No se trata de una técnica de reemplazo renal, sino que su objetivo es eliminar de la sangre moléculas que se hayan asociado a la etiopatogenia de la enfermedad que padezca el paciente: autoanticuerpos y otras moléculas inflamatorias (vasculitis ANCA, crioglobulinemia, púrpura trombocitopénica trombótica, enfermedad de Goodpasture, miastenia gra- vis...), lipoproteínas (hiperlipidemias familiares), etc. Estas moléculas son de elevado tamaño, por ello los poros de los filtros de plasmaféresis son mucho más grandes que los de hemodiálisis. Habitualmente es necesario reemplazar el plasma que es casi por completo retirado del paciente, y esto puede hacerse con plasma fresco congelado o con albúmina, según la etiología del paciente. Preguntas MIR ➔ MIR 19-20, 112 ➔ MIR 18-19, 140, 229 ➔ MIR 17-18, 129 ➔ MIR 16-17, 137, 139 ➔ MIR 15-16, 115 ➔ MIR 14-15, 102, 105 ➔ MIR 13-14, 44-CD, 128, 129-UR ➔ MIR 12-13, 58-ED, 120 ➔ MIR 11-12, 103 ➔ MIR 10-11, 102 ✔ Las alteraciones de sedimento o de iones por patología tubular, incluso con FG conservado, también se consideran ERC. ✔ La causa más frecuente de ERC es la diabetes mellitus. ✔ La proteinuria es el principal factor de progresión de la ERC, se trata con bloqueantes del sistema RAA, que disminuyen la presión glomerular, la hiperfiltración y, por tanto, la proteinuria. ✔ En la ERC, la PTH y el P están elevados, mientras el calcio y la vitamina D están descendidos. ✔ La anemia de la ERC es multifactorial. Para tratarla se deben reponer primero hierro y vitaminas, y tras ello valorar inicio de eritropoyetina. El objetivo de este tratamiento es una Hb 10-12 g/dl. ✔ La sintomatología urémica, la acidosis metabólica, la hiperpotasemia y la sobrecarga de volumen aparecen en estadios avanzados de ERC, y si no se manejan correctamente con tratamiento conservador, son moti- vo de inicio de terapia renal sustitutiva (diálisis, trasplante). ✔ El tratamiento estándar de inmunosupresión de mantenimiento del trasplante renal incluye prednisona + tacrolimus + micofenolato. Conceptos Clave 38 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición Mujer de 48 años de edad, trasplantada renal desde hace un año, con función renal estable en 65 ml/min. Sigue tratamiento de forma cró- nica con prednisona 5 mg al día, tacrolimus de liberación retardada 4 mg/día y micofenolato de mofetilo 250 mg cada 12 horas. Ha tenido varias infecciones por CMV, con respuestas al tratamiento sin enfer- medad invasiva, pero que vuelven a recidivar. ¿Cómo optimizaría el tratamiento con el objetivo de evitar más recidivas? 1) No puede optimizarse, la terapia que lleva es la indicada en todo tras- plante renal. 2) Podría bajarse o eliminarse la dosis de prednisona. 3) Podría sustituirse el micofenolato por everolimus. 4) Podría disminuirse la dosis de tacrolimus. RC: 3 Varón de 58 años de edad diagnosticado de enfermedad renal crónica secundaria a nefropatía diabética. Presenta FG estimado por CKD-EPI de 50 ml/min e índice de albúmina/creatinina en orina de 150 mg/g. ¿En qué estadio clasificarías a este paciente? 1) G3a A1. 2) G3a A2. 3) G3b A2. 4) G3b A3. RC: 2 Mujer de 65 años de edad con enfermedad renal crónica de etiolo- gía vascular, estadio 4 A2, en tratamiento con quelante de potasio y bicarbonato oral. Acude a la revisión en la consulta con astenia y algo de prurito, sin sintomatología gastrointestinal. En la analítica presenta: Hb 9,5 g/dl, plaquetas 250.000/mcl, leucocitos 8.000/mcl. Glucosa 100 mg/dl, Cr 3,1 mg/dl, urea 120 mg/dl, Na 140 mEq/l, K 4 mEq/l, HCO3– 24 mEq/l. IST (índice de saturación de transferrina) 25%, ferritina en rango, vitamina B12 y ácido fólico en rango. Ca 8,5 mg/dl, P 6 mg/dl, PTH 150 pg/ml, 1-25-dihidroxi-vitamina D 25 ng/ml. ¿Qué se añadiría al tratamiento de esta paciente? 1) Vitamina D3 en gotas y hierro oral. 2) Quelantes cálcicos de fósforo y hierro intravenoso. 3) Quelantes de fósforo y eritropoyetina subcutánea. 4) Calcio oral separado de las comidas y hierro intravenoso.RC: 3 Casos Clínicos Recursos de la asignatura
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