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Anatomía deportiva 5ª edición revisada y ampliada Jürgen Weineck Edición licenciada de la obra Sportanatomie, 18 edición, por permiso de Spitta Verlag GmbH & Co.KG, Balingen, Alemania Título original de la obra: Sportanatomie, 18th ed. Autor: Jürgen Weineck Traducción: Gemma Perramon Diseño de cubierta: Rafael Soria © 2013, Editorial Paidotribo Les Guixeres C/ de la Energía, 19-21 08915 Badalona (España) Tel.: 93 323 33 11 – Fax: 93 453 50 33 http://www.paidotribo.com E-mail: paidotribo@paidotribo.com Quinta edición: ISBN: 978-84-9910-404-1 ISBN EPUB: 978-84-9910-588-8 BIC: MFC; MMS Fotocomposición: Editor Service, S.L. Diagonal, 299 – 08013 Barcelona http://www.paidotribo.com mailto:paidotribo@paidotribo.com Índice Prefacio 1 Consideraciones generales sobre las células y los tejidos Generalidades de la célula (citología) Estructura de la célula Generalidades acerca de los tejidos (histología) Tejido epitelial Epitelio superficial Apéndice: cicatrización Epitelio glandular Apéndice: actividad de las glándulas sudoríparas Epitelio sensorial Tejido conectivo y de sostén Clasificación del tejido conectivo Mesénquima Tejido conectivo coloidal Tejido conectivo reticular Tejido adiposo Tejido conectivo propiamente dicho Tipos de tejido conectivo propiamente dicho Tejido de sostén Tejido tendinoso Lesiones típicas y lesiones por sobrecarga de los tendones Tejido cartilaginoso Lesiones por sobrecarga en el cartílago hialino: artrosis a causa del deporte Tejido óseo Apéndice: periostitis Lesiones típicas y lesiones por sobrecarga y por ausencia de carga en los huesos Tejido muscular Musculatura lisa Musculatura estriada Apéndice: contracción muscular Lesiones musculares típicas Tejido nervioso Célula nerviosa (neurona) Estructura de las fibras nerviosas Estructura de un haz de fibras nerviosas Neuroglia Estructura macroscópica del sistema nervioso central 2 Aparato locomotor pasivo y activo Indicaciones de dirección Movimientos Planos y ejes Visión general del aparato locomotor Estructuras pasivas del aparato locomotor Conceptos generales sobre huesos y articulaciones Función del hueso Formas óseas Adaptación del hueso a la carga deportiva El hueso como componente articular: clasificación de las articulaciones Sinartrosis Diartrosis Estructura de las diartrosis Clasificación de las diartrosis Estructuras que limitan la movilidad articular Visión general de la estructura del esqueleto humano Columna vertebral Cintura escapular y extremidad superior Cintura pélvica y extremidad inferior Estructuras activas del aparato locomotor Generalidades sobre los músculos Formas y tipos de músculos Mecánica muscular Estructuras auxiliares de la musculatura y de los tendones de inserción Apéndice: inflamación de las bolsas serosas (bursitis) Apéndice: inflamación de las vainas tendinosas 3 Presentación de los principales sistemas articulares Tronco Estructuras pasivas del aparato locomotor en el tronco Estructura ósea de la columna vertebral Cuerpos vertebrales Discos intervertebrales Lesiones típicas del disco intervertebral por sobrecarga Arco vertebral y apófisis Forma de la columna vertebral Deformaciones de la columna vertebral Apéndice: enfermedad de Scheuermann (cifosis del adolescente) Movilidad de la columna vertebral Estructura de las articulaciones vertebrales Aparato ligamentario de la columna vertebral Resumen de las funciones de la columna vertebral Estructura ósea de la cintura pélvica Uniones articulares y aparato ligamentario de la cintura pélvica Caja torácica (tórax) Musculatura de la respiración (incluyendo la musculatura auxiliar) Respiración torácica Musculatura propia de la respiración Respiración abdominal Estructuras activas del aparato locomotor en el tronco Musculatura abdominal Musculatura anterior y lateral de la pared abdominal Musculatura posterior de la pared abdominal Lesiones agudas de la musculatura abdominal Musculatura de la espalda Musculatura autóctona de la espalda Resumen de la valoración de la función de la musculatura abdominal y de la espalda Uniones articulares entre la columna vertebral y la cabeza Aparato ligamentario de las articulaciones de la cabeza Músculos que actúan sobre la posición de la cabeza Lesiones de la columna vertebral Extremidad superior Cintura escapular Articulaciones de la cintura escapular Apéndice: luxación acromioclavicular Musculatura de la cintura escapular Articulación del hombro Musculatura de la cintura escapular Lesiones típicas y lesiones por sobrecarga en la región del hombro Lesiones típicas Fracturas Lesiones articulares Lesiones musculares y tendinosas Lesiones típicas por sobrecarga Articulación del codo Huesos y aparato ligamentario de la articulación del codo Aparato muscular de la articulación del codo Articulaciones trocoides del antebrazo Músculos que actúan sobre las articulaciones trocoides del antebrazo Lesiones típicas y lesiones por sobrecarga en la región del codo y del antebrazo Lesiones típicas Fracturas Lesiones articulares del codo Lesiones típicas por sobrecarga en la región del codo Articulaciones de la muñeca Articulaciones proximal y distal de la muñeca Músculos que actúan sobre la articulación de la muñeca Mano Huesos y aparato ligamentario Músculos de los dedos Lesiones típicas y lesiones por sobrecarga en la mano y en los dedos Lesiones típicas Fracturas Lesiones articulares Lesiones típicas por sobrecarga Extremidad inferior Articulación de la cadera Huesos y aparato ligamentario Músculos que actúan sobre la articulación de la cadera Lesiones típicas y lesiones por sobrecarga en la región de la articulación de la cadera y del muslo Lesiones típicas Lesiones musculares Lesiones tendinosas Fracturas óseas Lesiones típicas por sobrecarga Articulación de la rodilla Huesos y aparato ligamentario Musculatura de la articulación de la rodilla Lesiones típicas y lesiones por sobrecarga en la región de la articulación de la rodilla Lesiones típicas Lesiones musculares agudas Lesiones agudas de las estructuras óseas, cartilaginosas y ligamentarias Lesiones por sobrecarga en la región de la rodilla y de la pierna Pie y articulaciones del pie Estructura del pie Funciones del pie Articulaciones superior e inferior del tobillo Articulación superior del tobillo Apéndice: efectos de llevar zapatos de tacón altos Articulación inferior del tobillo Musculatura del pie Apéndice: debilidades y deformidades del pie Apéndice: importancia de un calzado adecuado para los corredores Lesiones típicas y lesiones por sobrecarga en la región de la articulación del tobillo y del pie Lesiones típicas Lesiones musculares y tendinosas Fracturas óseas Lesiones ligamentarias Lesiones típicas por sobrecarga 4 Análisis de los movimientos simples del tronco y de las extremidades Prefacio Análisis de secuencias de movimiento simples Movimientos simples del tronco Flexión anterior del tronco Extensión del tronco Inclinación lateral del tronco Rotación del tronco Movimientos simples de la extremidad superior Anteversión Elevación Fijación del brazo en posición de elevación vertical Descenso del brazo desde la posición vertical Retroversión del brazo Abducción del brazo Retroversión desde la posición de abducción horizontal Anteversión desde la posición de abducción horizontal Aducción del brazo desde la posición de abducción Rotación interna del brazo desde la posición anatómica Rotación externa del brazo desde la posición anatómica Flexión del codo Extensión del codo Movimientos de prono-supinación del antebrazo Flexión de la muñeca Extensión de la muñeca Abducción de la muñeca Movimientos simples de la extremidad inferior Flexión de la cadera Extensión de la cadera Hiperextensión de la cadera Abducción del muslo Aducción del muslo Rotación interna del muslo Rotación externa del muslo Extensión de la rodilla Flexión de la rodilla Rotación interna de la pierna Rotación externa de la pierna Flexión plantar en la articulación superior del tobillo Extensión dorsal en la articulación superior del tobilloPronación del antepié en la articulación inferior del tobillo Supinación del antepié en la articulación inferior del tobillo 5 Análisis de secuencias de movimiento deportivas complejas Prefacio Atletismo Marcha Carrera Salida y carrera Salto de longitud Triple salto Salto de altura Salto de pértiga Lanzamiento de jabalina Lanzamiento de disco Lanzamiento de bola Lanzamiento de martillo Natación Estilo braza Apéndice: rodilla del nadador de braza Estilo crol Estilo mariposa Estilo espalda Saltos de trampolín y de palanca Waterpolo Gimnasia Gimnasia en la barra fija Vueltas alrededor de un punto de apoyo Gimnasia en las anillas Abducción del brazo a 90º en las anillas, codos extendidos Suspensión horizontal en pronación Posición de apoyo con las manos en el suelo y piernas extendidas paralelas al suelo en suspensión Gimnasia en las paralelas Posición de apoyo sobre las manos Saltos en el potro Gimnasia en el suelo Salto (potro longitudinal) Paralelas asimétricas Barra de equilibrio Halterofilia Deportes de lucha Boxeo Lucha libre Judo Esgrima Tiro deportivo Tiro con carabina Tiro con arco Deportes acuáticos Remo Kayak Vela Ciclismo Equitación Juegos sobre hierba y en pabellones deportivos Fútbol Hoquey Balonmano Baloncesto Voleibol Tenis Golf Bolos Tenis de mesa Deportes de invierno Esquí alpino Snowboard Esquí de fondo Patinaje de velocidad sobre hielo Patinaje artístico Salto de esquí Bobsleight Descenso en trineo Baile 6 Entrenamiento anatómico y funcional de la fuerza Prefacio Catálogo de ejercicios para realizar movimientos simples Movimientos simples del tronco Movimientos simples de la extremidad superior Movimientos simples de la extremidad inferior Bibliografía Índice alfabético D Prefacio esde hace años, los alumnos que se forman para ser profesores de educación física deben examinarse de anatomía funcional, y esta materia también se considera necesaria en la formación de los entrenadores. En el ámbito escolar, la anatomía funcional también forma parte del contenido de teoría deportiva estudiada en la asignatura de educación física (en el marco de la biología deportiva y la teoría del entrenamiento) y se aplica para explicar cómo se realizan los movimientos deportivos. Aun así, continúan faltando publicaciones que informen sobre las necesidades de una anatomía deportiva funcional, exceptuando la literatura especializada, orientada a la formación médica, y que es, por un lado, demasiado cara y, por otro lado, suele ser incomprensible e inadecuada para el sector deportivo, debido al lenguaje especializado que utiliza. La finalidad de este libro, que analiza los fundamentos funcionales y anatómicos de prácticamente todos los deportes olímpicos de invierno y de verano, consiste en hacer posible una aproximación a la anatomía deportiva que hasta ahora ha fracasado por la dificultad de la comprensión del lenguaje especializado. En su primera parte, este libro aporta la información básica que permita comprender los contenidos que se exponen posteriormente. Puesto que, en principio, cualquier estímulo de carga tiene una influencia sobre la célula y las diferentes estructuras compuestas por esta unidad funcional básica, el libro empieza exponiendo las generalidades de la célula y los tejidos, para continuar describiendo las estructuras que éstos forman. En la segunda parte se proporciona una visión general sobre el sistema de órganos tanto activos como pasivos del aparato locomotor, así como un pequeño resumen de los términos anatómicos que pueden ser útiles. La tercera parte del libro aporta una representación detallada de los músculos más importantes del aparato locomotor, de forma que las estructuras óseas y ligamentarias solamente serán tratadas con la profundidad que se requiere para la comprensión inmediata de la función muscular. La presencia de numerosas ilustraciones pretende contribuir a la comprensión del funcionamiento de cada uno de los músculos de la forma más clara posible. La cuarta parte intenta integrar los diferentes músculos presentados aisladamente en la presentación de los movimientos complejos del tronco y de las extremidades. De esta forma se establece un “puente” entre la teoría y la práctica deportiva. Y finalmente, la quinta parte ofrece una guía de entrenamiento y de diferentes ejercicios para la persona interesada en el deporte y no especialista, con propuestas dinámicas y estáticas de entrenamiento de la fuerza para todos los grupos musculares implicados en el análisis de las secuencias motoras simples. Todas las disciplinas deportivas no tratadas en este libro pueden ser recreadas de forma autónoma con esta información. La finalidad de este libro es, por lo tanto, presentar una serie de conocimientos teóricos de anatomía en relación directa con la práctica, de forma que puedan ser directamente utilizados en la preparación de las clases, de la práctica deportiva o del entrenamiento. En esta 18ª edición, revisada y ampliada, el lector dispone, además de la información anatómica y funcional, de diferentes indicaciones en relación con los mecanismos lesionales y síntomas de las típicas lesiones deportivas y las lesiones por sobrecarga que sufren las estructuras pasivas y activas del aparato locomotor como consecuencia de la práctica de las diferentes disciplinas deportivas. Esto permitirá al atleta que ha sufrido una lesión o una sobrecarga, pero también al entrenador o al monitor, poner en marcha los mecanismos necesarios para evitar que se produzcan y establecer una profilaxis que permita mantener la salud de forma duradera. J. Weineck Y 1 Consideraciones generales sobre las células y los tejidos Generalidades de la célula (citología) a que, en principio, todo estímulo afecta a la célula y las funciones superiores dependen de la unidad funcional más pequeña, es decir, la célula, se inicia esta obra explicando la estructura general de la célula corporal para así facilitar la comprensión del resto de estructuras formadas por ella. En serie ascendente se comentan a continuación cada una de las estructuras siguientes. Célula → complejo celular = tejido → organización y unión funcional en forma de órgano o bien sistema de órganos, tal como aparece finalmente, por ejemplo, en las estructuras pasivas o activas del aparato locomotor. Estructura de la célula La célula se compone básicamente de un cuerpo celular (protoplasma), del núcleo celular y de diferentes estructuras subcelulares, importantes para la función y el mantenimiento de la célula. Aquí solamente se comentarán las principales. Tal y como se desprende de la figura 1, la célula está recubierta por una membrana celular (el sarcolema de la célula muscular). Su permeabilidad selectiva (porosidad) para sustancias orgánicas y electrólitos y su capacidad de asociación con otras células acreditan a la membrana celular como una estructura biológica compleja y altamente especializada. Los procesos asociados al transporte activo (p. ej., bomba de sodiopotasio) están localizados en la membrana celular. El citoplasma (el sarcoplasma de la célula muscular), un líquido rico en electrólitos y proteínas, es el lugar donde tienen lugar la obtención de energía anaeróbica (glucólisis), la síntesis del glucógeno (éste constituye la forma de almacenamiento intracelular de la glucosa), la descomposición del glucógeno y la síntesis de los ácidos grasos. En el citoplasma se encuentran también los distintos depósitos de energía, como son, por ejemplo, las acumulaciones de glucógeno y las gotas de grasa. Figura 1. Estructura esquemática de la célula. El retículo endoplasmático (el retículo sarcoplasmático de la célula muscular) se extiende a partir de la membranacelular por la totalidad del citoplasma y constituye un sistema de transporte intracelular ocupado en parte por partículas esféricas, los ribosomas. El retículo endoplasmático y los ribosomas constituyen, entre otras cosas, el lugar donde se produce la síntesis proteica. En la célula muscular, el retículo endoplasmático desempeña un papel importante en el transporte de estímulos desde la superficie hacia las fibrillas contráctiles (ver pág. 58 y s.). El núcleo celular contiene el material genético y posee la capacidad de multiplicarse idénticamente (determina, por ejemplo, el patrón a seguir para la síntesis proteica). Conjuntamente con los ribosomas ya mencionados, es de gran importancia en la síntesis de las proteínas. A través de la reproducción de las estructuras proteicas, ambos hacen posible el aumento de tamaño (hipertrofia) por ejemplo de la célula muscular durante el crecimiento o al llevar a cabo un entrenamiento físico. Las mitocondrias representan finalmente las “centrales energéticas” de la célula, puesto que en ellas tiene lugar la oxidación de los sustratos ricos en energía. También contienen las enzimas del ciclo de Krebs y de la cadena respiratoria, y en ellas tienen lugar la fosforilación oxidativa y la obtención de energía. Generalidades acerca de los tejidos (histología) Se denomina tejido a un conjunto de células de estructura similar con una misma función y diferenciación. El tejido constituye una parte estructural en el conjunto del organismo y desarrolla una función parcial. Se distinguen cuatro tejidos básicos: ■ Tejido epitelial. ■ Tejido conectivo y de sostén. ■ Tejido muscular. ■ Tejido nervioso. Todos los órganos del hombre están compuestos por varios tipos de tejido. Las células responsables de una función orgánica especial son denominadas células del parénquima, en contraposición a las células del estroma (intersticio), que cumplen únicamente la función de nutrición y de mantenimiento de la forma del órgano. Los tejidos pueden reaccionar a un posible aumento de los requerimientos de las funciones específicas de los mismos con hipertrofia (aumento de tamaño de las células) y/o hiperplasia (aumento del número de células). Todos los tejidos y órganos se desarrollan a partir de los tres cotiledones del embrión: ■ Tejido epitelial: ectodermo, endodermo y mesodermo. ■ Tejido conectivo y de sostén: mesodermo. ■ Tejido muscular: en su mayor parte del mesodermo y en menor medida del ectodermo. ■ Tejido nervioso: ectodermo. Tejido epitelial El tejido epitelial recubre las superficies internas y externas y constituye la parte funcional más importante de todas las glándulas (epitelio glandular). Además es capaz de cumplir funciones sensoriales especiales (epitelio sensorial). Tejido epitelial 1. Epitelio superficial. 2. Epitelio glandular. 3. Epitelio sensorial. Epitelio superficial Características: ■ Conjunto de células en superficie. ■ Situado en superficies corporales internas o externas. ■ Carencia de vasos. ■ Alimentación por difusión. ■ Delimitación con respecto a otros tejidos por medio de una membrana basal. Funciones: ■ Función de protección (p. ej., piel). ■ Función metabólica (p. ej., epitelio renal). Tipos: Se distingue entre epitelio superficial plano, cúbico (isoprismático) y cilíndrico, así como entre epitelio simple (una sola capa) o estratificado (más de una capa), entre epitelio de una sola fila o de varias filas, entre no queratinizado y queratinizado (ver fig. 2). Uno de los epitelios superficiales más importantes es la piel. Ésta constituye el mayor órgano del cuerpo y cubre de 1,5 a 2 m2 en función de la talla corporal. Su contribución al peso corporal total es del 15% aproximadamente. La piel está compuesta de varias capas. Consta de una capa superficial o epidermis, de un corion (dermis = capa de tejido conjuntivo) y por el subcutis (ver fig. 3). La epidermis está dividida a su vez en diferentes capas. En la capa más inferior, el estrato germinativo o blastodermo, se forman las nuevas células de la piel que llegarán a la superficie en el período de un mes, allí morirán y formarán la capa más superior (capa córnea de la epidermis). Las células córneas serán eliminadas finalmente de la superficie en forma de pequeñas escamas. Puesto que la migración de células desde la base hacia la superficie dura 27 días aproximadamente, podemos decir que la renovación de la capa superficial se produce mensualmente. La dermis es, debido a su gran riqueza en fibras de tejido conjuntivo (especialmente en fibras de colágeno), la parte de la piel más importante en cuanto a su efecto mecánico. En la dermis o corion encontramos además los folículos pilosos, las glándulas, los vasos sanguíneos, las células de tejido conjuntivo y células libres del sistema inmunitario, así como estructuras nerviosas (Leonhardt, 1975, 318). Un cm2 de piel contiene por término medio 1 m de vasos sanguíneos, 4 m de red nerviosa, 10 pelos, 100 glándulas sudoríparas, 3.000 terminaciones nerviosas especializadas en el tacto, 25 corpúsculos táctiles, 13 puntos de frío, 2 puntos de calor, 200 terminaciones para el dolor y células de pigmentación. Puesto que el conjunto de la superficie de la piel posee unos 300.000 puntos de frío (receptores del frío), pero tan sólo unos 30.000 puntos de calor, el frío será sentido en consecuencia con mucha más intensidad y como algo más desagradable que el calor. El tejido subcutáneo está separado conceptualmente de la piel, aunque funcionalmente pertenece a la misma. El tejido subcutáneo une la superficie de la piel con las estructuras que se encuentran inmediatamente por debajo de ella (fascias, periostio), contiene una proporción de grasas más o menos marcada en función del sexo (el denominado tejido graso subcutáneo) y conduce los principales vasos y nervios de la piel. El tejido subcutáneo cumple una función de reserva de nutrientes y de protección ante el frío. Figura 2. Distintos tipos de epitelio superficial: 1 = epitelio plano simple, 2 = epitelio isoprismático simple, 3 = epitelio cilíndrico o columnar simple, 4 = epitelio ciliado estratificado, 5 = epitelio plano estratificado no queratinizado, 6 = epitelio plano estratificado queratinizado, 7 = epitelio de transición no extendido, 8 = epitelio de transición extendido. Figura 3. Representación esquemática de la estructura de la piel. Funciones de la epidermis (Leonhardt, 1975, 316): ■ Protección ante lesiones mecánicas, químicas y térmicas, y ante muchos agentes patógenos por medio de su epitelio y las secreciones glandulares. ■ Participación en mecanismos de defensa por las células inmunológicas que contiene. ■ Regulación de la temperatura por medio del control de la irrigación sanguínea (vasoconstricción y vasodilatación y secreción de líquidos por medio de las glándulas). ■ Participación en la regulación del metabolismo del agua protegiendo de la desecación o bien secretando líquidos que contienen electrólitos. ■ Órgano receptor de presión, temperatura y dolor por medio de las estructuras nerviosas correspondientes. ■ Órgano de comunicación (órgano para transmitir informaciones del sistema nervioso vegetativo) por medio del rubor, la palidez, la “piel de gallina”, etc. ■ Capacidad para cicatrizar. Apéndice: cicatrización La capacidad de las células corporales para formar dos células hermanas por división no solamente es útil para el crecimiento, sino también para la regeneración. Por medio del fenómeno de la regeneración, el organismo puede reponer células, complejos celulares o segmentos de un órgano que se encuentren desgastados, dañados o se hayan perdido. La capacidad de regeneración de las células mesoteliales y de las conectivas es muy buenaen contraposición a la de las células musculares y nerviosas: en una herida en la piel o una fractura ósea se produce una regeneración completa, mientras que en el caso de un infarto cardíaco o una enfermedad cerebral se producen lesiones permanentes. La figura 4 presenta una visión general del proceso que se desarrolla en una cicatrización. Epitelio glandular Características: ■ Sirve para la formación y secreción de sustancias (secreciones, increciones). ■ Está formado por células epiteliales especializadas. Según el modo en que los productos glandulares llegan o salen del cuerpo, se distingue entre glándulas exocrinas y glándulas endocrinas. Glándulas exocrinas Sus productos (secreciones) son transportados por conductos o directamente a una superficie interna o externa. Ejemplos: glándulas sudoríparas, salivares, lacrimales y digestivas. ■ Según la posición de las glándulas en relación con la superficie diferenciamos entre glándulas exocrinas en glándulas endoepiteliales (la célula glandular se encuentra en el epitelio) y glándulas exoepiteliales (la célula glandular está situada en las capas más profundas del tejido). ■ Según el modo de secreción se dividen en: – Glándulas apocrinas: después de haber sido producida y acumulada en el vértice de la célula, la secreción es expulsada con parte de citoplasma del vértice de la célula. Ejemplo: glándula mamaria. – Glándulas holocrinas: toda la célula glandular junto con su contenido es secretada. Ejemplo: glándulas sebáceas de la piel. Figura 4. Fases de la cicatrización de las heridas. Primera fase (1a, 1b) de la cicatrización (fase exudativa): la sangre que ha salido a causa de la lesión de los capilares, venas y pequeños vasos arteriales se coagula. Hasta allí se trasladan los glóbulos blancos (leucocitos = células macrófagos) y eliminan los restos de tejido y las bacterias que se han introducido. Segunda fase (2) de la cicatrización (parte proliferativa): los capilares se introducen en la cicatriz. De las células de la pared de los vasos sanguíneos aparecen distintos tipos de células de tejido conectivo que entran en el coágulo. A ambos lados de la herida se producen también divisiones celulares. El hueco de la herida se cierra por proliferación de las células mesoteliales. Tercera fase (3) de la cicatrización (formación de la cicatriz): las células de tejido conectivo forman células reticulares a partir del 5º día, y a partir del 20º día, fibras resistentes a la tracción. La estructura original de la epidermis se restablece y el tejido superficial recupera su grosor original. La duración total de la cicatrización depende del tamaño de la herida (según Lippert, 1979, 24). – Glándulas merocrinas: la expulsión de la secreción se realiza en forma de gotas en la superficie de la célula. Ejemplo: glándula sudorípara. ■ Según el tipo de secreción diferenciamos entre: – Glándulas serosas (secreciones acuosas y ricas en proteínas. Ejemplo: glándula lacrimal). – Glándulas mucosas (secreción viscosa. Ejemplo: saliva secretada por las glándulas situadas en la raíz de la lengua). – Glándulas mixtas (ejemplo: glándulas salivales debajo de la lengua). ■ Según la estructura de las glándulas se dividen en: – Glándulas tubulares simples (ejemplo: glándulas del intestino delgado). – Glándulas tubulares sinuosas (ejemplo: glándulas sudoríparas). – Glándulas tubulares ramificadas (ejemplo: glándulas de la túnica mucosa del estómago). – Glándulas acinosas y alveolares simples (ejemplo: glándula parótida y pulmón). – Glándulas compuestas (ejemplo: glándulas salivales) (ver fig. 5). Apéndice: actividad de las glándulas sudoríparas Con un máximo de un 1% de sustancia disuelta, el sudor es la secreción más diluida de todas las glándulas. Esta dilución se consigue porque, después de la formación de una secreción isotónica en las partes más próximas de las conducciones de salida, el sodio se absorbe activamente y con ello se ahorra. La adaptación al calor o bien el efecto del entrenamiento deportivo consisten principalmente en que la glándula “aprende” a secretar un líquido más diluido en mayores cantidades y con ello a trabajar de forma más económica. Glándulas endocrinas No presentan conductos de salida, sino que vierten sus productos (increciones [hormona]) directamente al torrente sanguíneo. Ejemplos: hipófisis, glándula tiroides, suprarrenales. Epitelio sensorial En el epitelio sensorial nos encontramos ante grupos epiteliales que tienen capacidad de recibir estímulos específicos y transmitirlos de nuevo. Existen diferentes receptores para la sensibilidad, el gusto, el olfato, el oído y la vista. Tejido conectivo y de sostén El tejido conectivo y de sostén se encuentra extendido por todo el cuerpo y desempeña diferentes funciones. Forma una estructura de sostén para el cuerpo a través de los huesos, cartílagos y tendones; envuelve como tejido conectivo los órganos y los reúne formando grupos funcionales, y constituye la estructura básica (estroma) de los órganos, sobre la cual se asientan las verdaderas células orgánicas (parénquimas). Los derivados especiales del tejido conectivo tienen una gran importancia para las defensas inmunológicas. Finalmente, el tejido conectivo desempeña un papel importante en lo referente al almacenamiento (agua, grasa), al transporte de sustancias (entre vasos sanguíneos y células) y a la cicatrización de heridas (formación de cicatrices). Clasificación del tejido conectivo El tejido conectivo puede dividirse en: ■ Mesénquima ■ Tejido conectivo coloidal ■ Tejido conectivo embrionario ■ Tejido conectivo reticular ■ Tejido adiposo ■ Tejido conectivo propiamente dicho Mesénquima El mesénquima solamente aparece durante el desarrollo embrionario. Es un tejido básico a partir del cual se pueden desarrollar diferentes tejidos. Tejido conectivo coloidal El tejido conectivo coloidal solamente aparece en el cordón umbilical del feto, así como en la pulpa dental de los niños. Tejido conectivo reticular El tejido conectivo reticular –debe su nombre a la formación de un espacio reticular tridimensional (reticulum, red)– forma la estructura básica para los órganos linforreticulares (bazo, ganglios linfáticos, médula ósea). Además de la función puramente de sostén, las células reticulares cumplen la tarea de la fagocitosis (los fagocitos son células que devoran restos de tejidos, cuerpos extraños, etc. y los digieren) y la formación de las células libres (ver más adelante). Tejido adiposo El tejido adiposo constituye una forma especial de tejido conectivo reticular. Las células adiposas tienen la capacidad de almacenar grasa. Ésta no se acumula entre las células, sino dentro de ellas. Cuando se lleva a cabo una alimentación hipercalórica, el aumento de peso no se debe en principio al aumento del número de células adiposas, sino al aumento del volumen de las mismas. Las células se convierten en grandes bolas de grasa y pueden alcanzar un diámetro de 0,1 a 0,2 mm. El tejido adiposo de una persona normal no entrenada representa una media del 18% (hombres) al 28% (mujeres) del peso corporal. En personas muy entrenadas (p. ej., en deportistas de resistencia, este porcentaje es un 10% inferior). Tal como muestra la figura 6, el tejido graso es el que posee un menor contenido de agua de todos los tejidos. Figura 5. Diferentes formas de glándulas (la parte que produce la secreción tiene un color más oscuro). Diferenciamos entre grasa estructural y grasa depósito Grasa estructural. Las células adiposas están entretejidas por fibras reticulares y de colágeno. Cuando se ven sometidas a presión, estas células adiposas se deforman, se tensan y absorben la presión.Este tipo de almohadillas para soportar la presión existen en la planta del pie o en la región glútea. En otros puntos del cuerpo, el tejido adiposo cumple una función de relleno de cavidades huecas o de garantía del mantenimiento de la posición de un órgano determinado. Grasa depósito. Puesto que la grasa posee el mayor índice calórico de todos los nutrientes, el cuerpo puede almacenar grandes reservas energéticas en forma de depósitos de grasa. Los depósitos se localizan especialmente en el tejido subcutáneo y en la cavidad abdominal (en el denominado “delantal” o epiplón mayor en el intestino grueso, omentum majus). La grasa en forma de depósito no es un tejido “muerto”, sino que es un tejido ricamente vascularizado y que se encuentra en un constante proceso de remodelación. Por lo tanto, la existencia de depósitos de grasa demasiado grandes significa una sobrecarga para el conjunto del organismo, especialmente para el sistema cardiocirculatorio, y acorta la esperanza de vida. En resumen, las funciones del tejido adiposo son las siguientes: ■ Protección mecánica (p. ej., como amortiguador de presión en la planta del pie). ■ Cierre de espacios entre órganos. ■ Moldeado de la forma corporal. ■ Aislamiento térmico. ■ Almacenamiento de energía y agua. Figura 6. Contenido en agua de los diferentes tejidos corporales. Tejido conectivo propiamente dicho El tejido conectivo está compuesto por una sustancia básica amorfa homogénea y una red de fibras de diferente estructura y características. Tanto la sustancia básica como las fibras son producidas por las células de tejido conectivo en distintas cantidades y con diferente distribución según las necesidades funcionales. Células de tejido conectivo Las células de tejido conectivo se dividen en fijas (fijadas a un lugar) y libres. Las células de tejido conectivo fijas –también denominadas fibrocitos– producen los componentes básicos de las fibras de tejido conectivo y la sustancia intercelular amorfa. Las células de tejido conectivo libres (p. ej., las células sanguíneas, los histiocitos, las células plasmáticas, etc.) no participan en la formación de la sustancia intercelular y pertenecen al sistema de defensa inmunológica (SRE = sistema reticuloendotelial). Se trata en cierto modo de “células acompañantes” que se encuentran en diferentes cantidades en los espacios intercelulares y en la malla de tejido conectivo y que son capaces de llevar a cabo la fagocitosis (eliminación de partículas extrañas o bacterias). Sustancias intercelulares Las sustancias intercelulares están formadas por componentes amorfos y con forma. Los componentes amorfos están formados por sustancia básica amorfa, y los componentes con forma están formados por fibras. Sustancia básica Los componentes básicos de la sustancia básica son los polisacáridos (glucanos) y las proteínas. La resistencia de la sustancia básica viene determinada por el grado de polimerización de estos complejos proteoglucanos. La sustancia básica constituye, entre otras cosas, el medio de fijación de las fibras que se describen a continuación, y, por su viscosidad, evita la propagación de partículas extrañas por el tejido. Con la edad, la sustancia básica disminuye, lo que provoca una deshidratación (pérdida de agua) del espacio extracelular y con ello la disminución de la turgencia del tejido (tensión tisular), lo cual determina, entre otros aspectos, un aumento de la aparición de arrugas. Fibras El tipo de tejido conectivo en el organismo viene determinado en gran medida por el tipo y la estructura de sus fibras. La estructura fibrosa se forma según las cargas mecánicas a las que es sometida y las líneas de fuerza relacionadas con ellas. Un cambio en el trayecto de las líneas de fuerza produce una transformación y una nueva adaptación a la estructura de las fibras de tejido conectivo. Se diferencian tres tipos de fibras de tejido conectivo: las fibras de colágeno, las fibras elásticas y las fibras de reticulina. Fibras de colágeno Las fibras de colágeno aparecen prácticamente por todo el cuerpo y constituyen una gran parte de todas las fibras del tejido conectivo. Son los elementos estructurales del cuerpo sometidos en mayor grado a las fuerzas de tracción; su capacidad de resistencia al estiramiento es por lo tanto muy grande: su resistencia a la tracción es de 6 kg/mm2. La ultraestructura de las fibras se divide en la siguiente serie decreciente: fibra, fibrilla y microfibrilla (ver fig. 7). Atención. El diámetro de las fibras o fibrillas es diferente en cada uno de los tejidos y depende además de las cargas aplicadas y de la edad. Con la solicitación de las fibrillas se produce un aumento del diámetro transversal de las mismas, el cual disminuye con la edad y con la falta de entrenamiento. Indicación clínica. Cuando se procede a la inmovilización prolongada de una o varias articulaciones (p. ej., tras una fractura), se produce un acortamiento de las fibras de colágeno del aparato ligamentario afectado y con ello una rigidez pasajera que puede ser eliminada de nuevo mediante el ejercicio y la movilización. Fibras elásticas Las fibras elásticas se diferencian básicamente de las fibras de colágeno por su estructura y sus propiedades. Son mucho más finas y ramificadas, y forman redes tridimensionales. Especialmente característica es su alta capacidad de extensión (de un 150% de su longitud original). Las fibras elásticas estiradas recuperan su longitud inicial una vez que finaliza la tracción. De esta forma, mediante la contracción del órgano compuesto de fibras elásticas (ligamento, fascia) se produce un ahorro de trabajo muscular en línea con un principio de economía general. Puesto que las fibras elásticas están un poco onduladas en posición de reposo, tienen un efecto compensador al comienzo de una tracción que aparezca súbitamente (esfuerzo brusco); al producirse el desplegamiento de dichas ondas, se produce una prolongación del 4% aproximadamente antes del propio estiramiento elástico. Encontramos una mayor proporción de fibras elásticas en órganos frecuentemente sometidos a fuerzas de estiramiento (p. ej., el pulmón), en el tejido celular subcutáneo y en ligamentos especialmente elásticos (p. ej., en los ligamentos amarillos de la columna vertebral). Con la edad y la falta de entrenamiento aumenta la elasticidad de las fibras. Fibras reticulares Las fibras reticulares (fibras en forma de red) son las fibras más finas del organismo humano. Son elásticas y reversibles al estiramiento. Su estructura reticular se ve influida por fuerzas de tracción y de compresión. Las fibras de reticulina forman la envoltura de numerosos órganos (p. ej., en las células del hígado, de las glándulas, adiposas o musculares) o como estructura de sostén (p. ej., la médula ósea). Figura 7. Estructura de una fibra de colágeno. Tipos de tejido conectivo propiamente dicho Tejido conectivo laxo El tejido conectivo laxo es el tejido más abundante en el organismo humano, ya que se extiende por todo el cuerpo entre los órganos, vasos y nervios, y, como tejido de relleno, da cohesión a los mismos. Dado que llena el espacio intersticial, también es denominado tejido conectivo intersticial. Son característicos los amplios espacios intercelulares que contienen abundante sustancia básica amorfa y muchas células conectivas libres. El tejido conectivo laxo está formado por una red tridimensional de fibras reticulares, fibras elásticas y principalmente de fibras de colágeno. Con una estructura y composición semejantes es posible que los órganos vecinos y los elementos del tejido puedan desplazarse de forma importante, al mismo tiempo que queda garantizadala suficiente estabilidad para permitir que dicho órgano o tejido regresen a su longitud original. Las células de tejido conectivo, los fibrocitos, se encuentran sueltas entre dichas fibras. Se debe tener en cuenta que si se lesiona una parte del cuerpo, los fibrocitos pueden migrar de la red de tejido y cubrir la superficie lesionada. Es entonces cuando forman cicatrices, es decir, una parte del tejido es sustituida por tejido conectivo. El tejido conectivo laxo tiene una gran capacidad de regeneración, de forma que es especialmente adecuado para la cicatrización de heridas. Tejido conectivo denso El tejido conectivo denso tiene poca sustancia básica y pocas células conectivas libres; es rico en fibras y relativamente pobre en células. A causa de su composición, principalmente de haces de fibras de colágeno, es muy resistente a las cargas mecánicas. Por tanto, su presencia es adecuada en aquellas zonas sometidas a cargas de tracción, de presión y de cizallamiento. Ejemplos: aparato capsuloligamentario, fascias, vainas de músculos y tendones. La cápsula articular y los ligamentos degeneran con la edad, por un lado, debido a la propia edad –por una reducción del metabolismo celular– y, por otro, debido a la reducción general de actividad que se produce con la misma y al empeoramiento del estado de entrenamiento de todos los sistemas orgánicos que la suele acompañar. Por ello se produce finalmente una reducción de la capacidad de carga mecánica. De forma experimental se ha podido comprobar, por ejemplo, que la resistencia a la tracción del ligamento cruzado anterior en una persona de 50 años es de tan sólo un tercio respecto a la de un adulto joven (Menke, 1997, 89). En comparación con la musculatura, el metabolismo propio del tejido conectivo es lento y poco influenciable. La adaptación funcional a un aumento de la carga o la regeneración tras una lesión son muy lentas. Tanto en el aporte como en la retirada de productos intermedios y derivados del metabolismo, el intercambio de sustancias y gases solamente es posible por medio de una difusión pasiva y dilatada. Los microtraumatismos (lesiones muy pequeñas con hemorragia capilar), los procesos infecciosos y degenerativos y los trastornos neurocirculatorios de vascularización perjudican la adaptación, de por sí ya lenta, por alargamiento de la vía de difusión. El retraso en la curación que esto conlleva puede provocar lesiones crónicas del tejido conectivo con una transformación funcional y morfológica de la estructura, lo cual puede comportar roturas del tejido conectivo con la aplicación de nuevas cargas. Tejido de sostén La diferenciación entre tejido conectivo y tejido de sostén es arbitraria y se efectúa únicamente por razones sistemáticas. Ambos tejidos disponen de células conectivas especializadas en diferentes funciones. Se entiende por tejido de sostén aquel que le da al cuerpo una forma determinada dada su resistencia especial. Se distingue entre tejido tendinoso, cartilaginoso y óseo. Tejido tendinoso Los tendones sirven para la transmisión de la fuerza muscular a los órganos efectores: huesos y articulaciones. La fuerza de tracción necesaria para que esto se produzca queda garantizada gracias a las fibras de colágeno (fibras tendinosas) y a su ordenación especial. Estructura del tendón El tendón está compuesto por algunos fibrocitos o fibroblastos (tendocitos) y por la matriz extracelular, muy dominante, formada principalmente por fibrillas de colágeno, fibras elásticas adicionales y los denominados proteoglucanos (sustancia intersticial o material estructural). A una edad avanzada, la capacidad de resistencia a la tracción y la elasticidad disminuyen (un 20% aproximadamente). Esta disminución de la capacidad de carga del tendón determinada por la edad es atribuible a la reducción del número de células tendinosas, a la progresiva pérdida de su disposición a la proliferación, a la disminución de la síntesis de proteoglucanos y a la reducción de la elasticidad de la estructura fibrosa, factores todos ellos que reducen en conjunto la capacidad de carga en la zona de transición musculotendinosa y especialmente en la zona de transición del tendón al hueso. Según el tipo de cargas a los que se vean sometidos, diferenciamos entre tendones de deslizamiento y tendones de tracción. Algunos tendones de deslizamiento típicos son el tendón de inserción del m. supraespinoso y el tendón largo del bíceps. Mientras que los tendones de tracción no entran en contacto directo con los huesos o partes de la articulación durante todo su recorrido, la parte de un tendón de deslizamiento que roza con un punto de palanca dispone de una capa de cartílago fibroso en este punto, cuya estructura está formada por una red de fibras de colágeno con diferentes tipos de colágeno (Menke, 1997, 118). Los tendones dispuestos en superficie se denominan aponeurosis (placas tendinosas). En los tendones, las fibras de colágeno están dispuestas en paralelo; en reposo se encuentran en ligera ondulación. Entre las fibras de colágeno encontramos células tendinosas (fibrocitos) de disposición lineal que, por razones de espacio, han adoptado una forma especial que hace que también sean denominadas “células alares” (ver fig. 8). El tendón está dividido en la siguiente serie ascendente: ■ Fibra tendinosa - haces primarios -haces secundarios - tendón (ver fig. 9). ■ Los haces primarios y secundarios y el tendón están recubiertos por vainas de tejido conectivo (peritendón interno y externo) (ver fig. 10). Los nervios y los vasos sanguíneos que aportan los nutrientes discurren por estas vainas tendinosas. El principal componente de los tendones y los ligamentos es, además de una pequeña cantidad de elastina y de proteoglucanos (entre otros), el colágeno. Existe una relación lineal entre el diámetro de las fibrillas de colágeno –éste aumenta o disminuye con el entrenamiento o la inactividad o inmovilización– y la dureza de tracción del tendón respectivo. Observe. En una inmovilización provocada por una lesión se produce una pérdida de la capacidad de resistencia del tendón debido a la pérdida de colágeno que sufre el mismo. Una vez transcurridas de 8 a 12 semanas de inmovilización, el tendón necesita aproximadamente un año para adquirir de nuevo su capacidad de carga original (Oakes, 1998, 588). Figura 8. Representación parcial de un tendón. Figura 9. Organización estructural de los tendones y los ligamentos (Oakes, 1998, 586). Figura 10. Representación de un tendón en su diámetro longitudinal (a) y transversal (b). Fijación del tendón al músculo y al hueso Fijación del tendón al músculo (representación simplificada) El músculo está fijado al hueso a través de los tendones. La unión de las fibras musculares y las fibras tendinosas –también denominada zona de transición musculotendinosa– se realiza gracias a que las fibras tendinosas se fijan a las fibras musculares o a sus membranas basales a través de profundas hendiduras (ver fig. 11). Inserción tendinosa en el hueso Se considera inserción tendinosa en el hueso a la zona de transición existente entre el tendón y el órgano efector hueso. La función del tendón consiste entonces en transmitir la tracción a la que es sometido, al producirse la contracción muscular, al hueso. El campo de tensión funcional del tendón entre el eslabón activo y el pasivo del sistema motor se pone de manifiesto en la estructura específica de las zonas de inserción. Por un lado, el tendón, resistente a la tracción, no debe ser arrancado del músculo. Esto se impide gracias a la existencia de un entramado de fibrillas de colágeno y fibras musculares (ver fig. 11), así como a ladisposición de ligera ondulación de las fibrillas tendinosas en posición de reposo y al depósito de fibras elásticas, lo que hace que, al tensarse el tendón, se deba superar primero esta primera resistencia elástica, de forma que se evita una aplicación súbita del efecto de la tracción. Por otro lado, esta elasticidad representa un problema decisivo para la zona de transición óseo-tendinosa puesto que el módulo de elasticidad –que nos proporciona información sobre la capacidad de estiramiento de un material– presenta considerables diferencias (del orden de la décima potencia). Figura 11. Fijación del tendón a una fibra musculoesquelética. Este problema queda solucionado por la presencia de una zona cartilaginosa en la zona de inserción del tendón a modo de sistema de amortiguación de las fuerzas físicas; el continuo aumento de las células cartilaginosas en la inserción hace que se produzca una adaptación progresiva de las características elásticas del tendón a las del propio hueso. Desde un punto de vista mecánico, la función de la zona de inserción consiste en equilibrar sistemas que disponen de diferente elasticidad (ver fig. 12). De forma detallada, la estructura de la inserción responde al cumplimiento de las siguientes funciones típicamente orgánicas (Ziegler, 1997, 202): ■ Transmisión dirigida de la fuerza muscular al área ósea afectada. ■ Refuerzo o disminución de la transmisión de fuerza inducida. ■ Almacenamiento de energía elástica. ■ Influencia del tono muscular. Adaptación de los tendones y los ligamentos a la carga Los tendones y los ligamentos también son capaces de adaptarse a la carga. Mediante el entrenamiento aumentan tanto el diámetro transversal como la resistencia a la tracción y al desgarro en ligamentos y tendones, mientras que la inactividad produce una disminución de la resistencia de los mismos (Kubo et al., 2004, 324). El aumento de la resistencia a la tracción de las fibrillas tendinosas que viene determinado por la carga y por el entrenamiento es consecuencia de una serie de adaptaciones tanto cualitativas como cuantitativas. Cualitativamente se produce una fijación de la estructura micelar (estructuras similares a redes cristalinas de las cadenas de proteínas fijas de los tendones, responsables de la absorción de las tracciones) y con ello un aumento de la resistencia a la tracción. Cuantitativamente se produce una proliferación de micelas o hipertrofia, es decir, un aumento del diámetro transversal del tendón (aumento del número y del tamaño de las fibras y fibrillas de colágeno) con un aumento paralelo del número de sus uniones transversas de tropocolágeno mediante una aceleración de la síntesis del colágeno y el aumento de la matriz hidroproteoglucano debido a un aumento de la actividad de los fibroblastos (Tipton en Renstöm, 1996, 166; Oakes, 1998, 589). Inmediatamente después de realizar una unidad de entrenamiento aumenta la síntesis del colágeno y se presenta un aumento claro a los 3 días. Se produce como consecuencia un engrosamiento del tendón (tras un entrenamiento de 12 semanas se constata un aumento del diámetro transversal del 10% (Kjaer, 2003, 300). Figura 12. Representación de la zona de inserción tendinosa en reposo (a) y bajo tracción (b) según Becker y Krahl (1978). Las personas de procedencia africana presentan una mayor “rigidez” (mayor porcentaje de estructuras de tejido conectivo) en los tendones de las extremidades inferiores que los europeos. Esto les capacita para experimentar un mayor almacenamiento de energía cinética durante la marcha y la carrera, e influye de forma notable en su gran aptitud para las disciplinas de salto y de velocidad (Fukashiro et al., 2003, 183). Atención. Al estirar los tendones se produce un aumento del vertido de todos los factores de crecimiento en los fibroblastos de los tendones, lo que produce una estimulación de la proliferación celular, de la diferenciación celular y de la formación de la matriz. Esto tiene una importancia decisiva para la óptima adaptación a la carga, así como para el proceso de curación tras producirse una lesión tendinosa o ligamentaria (Skutek et al., 2001, 48). Cuando el cuerpo se ve sometido a cargas no fisiológicas, como es el caso frecuentemente en el deporte de alto rendimiento, es posible que una célula tendinosa (fibrocito), responsable de la producción de colágeno y de mucopolisacáridos, reaccione, por ejemplo, como una célula ósea (osteocito); se produce entonces una proliferación del depósito de calcio y finalmente una osificación de esta zona de tejido conectivo. Dichas osificaciones están presentes, por ejemplo, en el “hueso del jinete” o en jugadores de balonmano debido a los lanzamientos con caída. Atención. La ingesta de anabolizantes para conseguir una musculación rápida no parece ser muy razonable desde un punto de vista fisiológico, pues la resistencia del tejido tendinoso no está adaptada al aumento de fuerza que se requiere. En el tejido tendinoso y ligamentario no existe la misma situación metabólica anabólica que en el músculo. Puesto que los anabolizantes favorecen además una sobreproducción de ácido hialurónico en la sustancia básica, que conduce a una mayor hinchazón del tejido conectivo, el límite de resistencia a la carga de estas estructuras puede verse reducido. La ingestión de cortisona también provoca algunos problemas, pues dicha sustancia produce, debido a su efecto catabólico (destructor), la disminución de la estabilidad no solamente en la sustancia de tejido conectivo del hueso, sino también en las fibras de colágeno y en los tendones, ligamentos y fascias. Por lo tanto, este medicamento deberá ser utilizado con estrictas indicaciones en las lesiones del tejido conectivo degenerativas, pues a pesar de conseguir una mejora sintomática y de tener un efecto antiinflamatorio, no son raros los desgarros tendinosos producidos al reiniciar la carga deportiva en este contexto. Lesiones típicas y lesiones por sobrecarga en los tendones Lesiones típicas Entre las típicas lesiones agudas encontramos los desgarros tendinosos (parciales y totales), que afectan especialmente a deportistas adultos o a personas mayores, y en menor medida a niños y a adolescentes, pues en éstos los tendones corren menos riesgo de sufrir lesiones debido a su todavía alta elasticidad (en estos últimos se producen más frecuentemente los denominados desgarros apofisarios, en los que se produce un arrancamiento de la zona de inserción en el hueso en la región del cartílago de crecimiento, ver pág. 51 y s.). Lesiones por sobrecarga Tendinitis Cuando se producen microtraumatismos crónicos recidivantes debido a una disposición individual o a una insuficiente adaptación al entrenamiento, pueden aparecer las denominadas “tendinitis de inserción”. Los factores desencadenantes típicos son (Ziegler, 1997, 203): ■ Relación inadecuada entre la constitución física y la disciplina deportiva elegida. ■ Aumento abrupto de la intensidad de las cargas. ■ Nula o insuficiente regeneración tras la carga. ■ Estado de entrenamiento general insuficiente. ■ Terreno inadecuado (pista sintética, asfalto, terreno escarpado). ■ Aparatos deportivos inadecuados para el individuo (p. ej., raqueta de tenis, zapatillas deportivas). ■ Desequilibrios musculares totales o parciales o deformaciones ortopédicas (p. ej., pie plano o cavo). Según el tipo de deporte practicado existe una predominancia de diferentes tipos de tendinopatías de inserción. Terapia Cuando el tendón está en peligro y con el fin de evitar que se produzcan lesiones irreversibles de las células tendinosas próximas al hueso oprocesos de regeneración con sobreproducción de células (p. ej., por la formación de espolones óseos, etc.), se deberían tomar las medidas preventivas necesarias para evitar que se den los factores desencadenantes antes mencionados. Cuando la tendinopatía de inserción ya es manifiesta, se aplica la terapia sintomática con aplicación de antiinflamatorios (como los antiinflamatorios no esteroideos) y enzimas, combinados con medidas locales (hielo, pomadas, electroterapia), todo ello acompañado de la adecuada modificación del entrenamiento o con pausas de entrenamiento y de un programa de fisioterapia individualizado. Si las dolencias persisten, se aconseja la infiltración local de glucocorticoides microcristalinos (Ziegler, 1997, 204). Desgarros tendinosos La mayoría de los desgarros tendinosos se producen debido a sobrecargas crónicas y a las alteraciones degenerativas que las acompañan. En las del tendón de Aquiles, la mayor incidencia se produce en la tercera década de la vida, sin que se sepa claramente si este fenómeno es debido a la modificación del peso corporal o al nivel de actividad respectivo (Moller/Astrom/Westin, 1996, 479). Cintura escapular y extremidad superior Región afectada Deporte practicado Apóf. coracoides – coracoiditis (M. coracobraquial, tendón corto del bíceps) Lanzamientos, balonmano, voleibol, tenis, musculación Epicóndilo radial del húmero = codo de tenista (extensores de la mano y de los dedos) Tenis, tenis de mesa, gimnasia, balonmano, voleibol, esquí de fondo Epicóndilo cubital del húmero = codo del lanzador (flexores de la mano y de los dedos, m. pronador redondo) Lanzamiento de jabalina, voleibol, golf Apóf. estiloides del cúbito y del radio (ligs. colaterales) Tenis de mesa, salto de trampolín, gimnasia, esgrima Metacarpianos II/III- base dorsal (m. extensor radial del carpo) Boxeo Hueso pisiforme (m. flexor cubital del carpo) Salto de trampolín Punta del olécranon (m. tríceps braquial) Lanzamientos, lucha, judo, gimnasia Pelvis y extremidad inferior Región afectada Deporte practicado Rama del isquion (inguinocruralgia) Especialmente fútbol Tub. púbico (m. recto abdomen) Especialmente fútbol (dolor inguinal, síndrome de losaductores) Pecten del pubis (m. aductor largo) Especialmente fútbol (dolor inguinal, síndrome de losaductores) Tuberosidad isquiática (grupo de flexores) Carrera, salto, deportes de pelota, salto de trampolín,esgrima, remo, levantamiento de pesos Parte medial del platillo tibial (pata de ganso) Carrera, salto, deportes de pelota, salto de trampolín,esgrima, remo, levantamiento de pesos Cabeza del peroné (m. bíceps femoral, ligs. colaterales) Carrera, salto, deportes de pelota, salto de trampolín,esgrima, remo, levantamiento de pesos Borde superior e inferior de la rótula (m. cuádriceps femoral o lig. rotuliano) “jumper´s knee” (carrera, remo, esgrima, salto, deportes de pelota, salto de trampolín, levantamiento de pesos) Bordes medial y lateral de la tibia (retináculo rotuliano) “jumper´s knee” (carrera, remo, esgrima, salto, deportesde pelota, salto de trampolín, levantamiento de pesos) Tuberosidad tibial (lig. rotuliano) “jumper´s knee” (carrera, remo, esgrima, salto, deportesde pelota, salto de trampolín, levantamiento de pesos) Borde lateral de la tibia (m. tibial ant., síndrome compartimental crónico) Carrera, salto, voleibol, baloncesto, salto de trampolín Borde medial de la tibia (m. flexor común de los dedos)“shin splint” Carrera en terrenos duros, marcha, salto, voleibol, baloncesto Tuberosidad calcánea (inserción del tendón de Aquiles) Carrera, salto, voleibol, baloncesto Tuberosidad del V metatarsiano (m. peroneo corto) Carrera, salto, voleibol, baloncesto Tabla 1. Localizaciones más frecuentes de las tendinitis de inserción más frecuentes (Franke, en Ziegler, 1997, 203) Tejido cartilaginoso Como todo tejido conectivo y de sostén, el cartílago también está formado por células, denominadas condrocitos, y por sustancia intercelular (sustancia básica). Diferenciamos tres tipos de cartílago: cartílago fibroso, cartílago hialino y cartílago elástico (ver fig. 13). Es típica de los tres tipos de cartílagos la existencia de condrones. Con este término se conocen los territorios cartilaginosos formados por una o varias células cartilaginosas y completamente envueltas por una cápsula cartilaginosa y una zona pericapsular (aumento de la presencia de sustancias mucosas). Cartílago fibroso En el cartílago fibroso, la sustancia intercelular está formada principalmente por un tejido conectivo denso de colágeno con muchas fibras de disposición paralela y poca sustancia básica amorfa. El número de condrocitos es bajo. Ejemplo: anillo fibroso de los discos intervertebrales, meniscos. El cartílago fibroso es muy resistente a las fuerzas de tracción, de compresión y de cizallamiento. La aplicación de cargas a estas estructuras provoca la proliferación de fibras de colágeno. Cartílago hialino En el cartílago hialino la sustancia intercelular está compuesta de muchas fibras de colágeno que se encuentran en la sustancia básica amorfa y que son “enmascaradas” por la misma (no visibles en el microscopio), así como de un gran número de condrones. La alta capacidad de resistencia del cartílago articular ante las cargas de compresión, de tracción y de cizallamiento es atribuible, por un lado, a la presencia y a la especial estructura de los numerosos condrones y, por otro lado, a la especial disposición de las fibrillas de colágeno en el cartílago articular (ver fig. 14). Como revestimiento de las articulaciones verdaderas (diartrosis), el cartílago hialino es el responsable de la distribución de las fuerzas actuantes. Éste reduce de forma específica la solicitación del tejido conectivo que forma parte de la estructura de la articulación. Figura 13. Representación de los tres tipos de cartílago (ver detalles en el texto). Figura 14. Disposición y función de las fibras de colágeno en el cartílago articular según Benninghoff y Goertler (1975). Las cargas máximas del hueso subcondral (el que se encuentra por debajo de la capa de cartílago) se ven reducidas de forma decisiva o llegan a ser incluso anuladas. El cartílago hialino combina de forma única la rigidez ante las cargas de compresión con la elasticidad y un coeficiente de rozamiento muy bajo. No existe hasta la actualidad ninguna sustancia industrial comparable (Mow et al., 1984, 377; Bruns/Steinhagen, 2000, 43). Normalmente, el cartílago hialino es capaz de mantener su gran funcionalidad durante siete u ocho décadas de la vida sin que se presenten trastornos significativos de la función articular (Buckwalter et al., 1988, 405). Adaptación del cartílago hialino a la carga Ante la aplicación de cargas durante períodos de tiempo más cortos o más largos, podemos observar diferentes fenómenos de adaptación agudos y crónicos en el cartílago hialino de la articulación, de especial interés para los deportistas. Ante la aplicación de cargas durante un período de tiempo breve se produce un aumento de grosor agudo del cartílago hialino debido a una absorción de líquidos temporalmente limitada del 12% al 13%. Gracias a este estado de hinchazón provisional y determinado por la carga (p. ej., al calentar), el cartílago se hace más resistente ante el aumento de fuerzas de compresión y de cizallamiento. Ante la aplicación de cargas durante un período de tiempo largo (p. ej., al correr de forma regular), se produce una hipertrofia del cartílago, de modo que las células cartilaginosas y los condrones aumentan de tamaño, se incrementa el número de células dentro de los condrones y también lo hace la actividad metabólica de las células cartilaginosas, todos ellos mecanismos que capacitan al cartílago hialino parasuperar el aumento de las cargas mecánicas a las que se ve sometido sin provocar lesiones articulares. Se considera que 3 mm son un “grosor de cartílago crítico” para que tenga lugar un aporte de sustrato completo (Franke, 1979). Puesto que el cartílago de la rótula puede llegar a tener un grosor de 6 mm, también se podría explicar la relativa frecuencia de las condropatías rotulianas (trastorno degenerativo del cartílago rotuliano) por este alargamiento notable del trayecto de intercambio metabólico en los procesos de difusión. Las causas para la posible destrucción del cartílago pueden ser sobrecargas endógenas (p. ej., disminución individual de la capacidad de carga) o exógenas (cargas aplicadas durante el entrenamiento deportivo, p. ej., flexiones de piernas con pesos). Tal como explica la figura 15, los denominados tejidos braditrofos (tejidos con un metabolismo lento), tales como tendones, ligamentos, cartílago y huesos, necesitan fases de adaptación más o menos largas (de meses a años). Lesiones por sobrecarga en el cartílago hialino: artrosis a causa del deporte Puesto que el cartílago hialino articular es un tejido “braditrofo” –el cartílago hialino no está vascularizado ni inervado, ni recibe aporte linfático–, su capacidad de regeneración se ve fuertemente disminuida. Su nutrición tiene lugar únicamente a través del líquido sinovial, que llega al cartílago por difusión y por “convección mecánica de las sustancias”. La particularidad de la capacidad de regeneración del cartílago en comparación con otros tejidos consiste además en el hecho de que las células cartilaginosas (condrocitos) forman células diferenciadas, pero no disponen de un contingente de hematoblastos especiales como motor de regeneración. Mientras que ante la lesión de otros tejidos conectivos se produce una serie de reacciones inflamatorias en cascada que conduce a una migración de células con potencial regenerador, el cartílago no dispone de esta capacidad por ser avascular. Además del reducido número de células, la falta de capacidad de regeneración del cartílago se atribuye a la delimitación de los condrocitos en la zona lesionada por la matriz extracelular (Bruns/Steinhagen, 2000, 44). Figura 15. Diferentes adaptaciones del tejido del aparato locomotor y de sostén a las cargas deportivas (Lohrer, 1991, 13). Cuando se produce una sobrecarga crónica del cartílago articular por la presencia de cargas deportivas que superan la capacidad de carga individual, o bien debido a las alteraciones asociadas a la edad, puede llegar a aparecer una artrosis. La tabla 2 explica que la aparición de lesiones tardías tras la realización de una actividad deportiva intensa en el ámbito de la práctica deportiva de alto rendimiento es atribuible a diferentes factores endógenos y exógenos. Hasta ahora ha sido imposible determinar todos los parámetros de carga que favorecen la aparición de artrosis en cada deportista, y con ello calcular el riesgo individual que esto representa (Schmitt, 2006, 253). En las artrosis asociadas a la aplicación de cargas deportivas es muy importante tener en cuenta que la capacidad de carga del cartílago puede ser muy distinta entre diferentes personas (Clark et al., 2002, 53, y 2003, 553). Factores endógenos Disposición familiar Capacidad de carga del cartílago Relación entre ejes Movilidad y estabilidad articular Capacidad de coordinación, talento Peso corporal Talla corporal Sexo Enfermedades metabólicas Factores exógenos Lesiones que han provocado inestabilidad y movilidad articular Cargas deportivas específicas Intensidad de la carga Tabla 2. Factores endógenos y exógenos causantes de las patologías articulares degenerativas por la práctica de deporte de alto rendimiento (según Schmitt, 2006, 249) El momento de inicio de una carrera deportiva de alto rendimiento también será decisivo de cara a la aparición de una artrosis asociada a la actividad deportiva. En algunas disciplinas deportivas, como por ejemplo las denominadas de composición, tales como la gimnasia deportiva, el patinaje artístico y la gimnasia rítmica, se exigen rendimientos muy altos en edades de crecimiento. Esto significa que los posibles factores de riesgo ya existentes podrán presentarse de forma especialmente precoz y contener un alto potencial de lesiones. Ejemplo. En la región de la cadera, la aparición de una coxartrosis será más probable cuanto más marcada sea, por ejemplo, una posible displasia de cadera previa (p. ej., en forma de una cadera valga). En este caso, la congruencia de las superficies articulares con una distribución de las cargas lo más regular posible entre el acetábulo y la cabeza del fémur será decisiva. En las denominadas “variantes menos”, como por ejemplo en la ya mencionada displasia de cadera, se crean unos puntos de mayor presión que provocan una sobrecarga precoz de la articulación y, con ello, una degeneración precoz del cartílago articular (Schmitt, 2006, 249). Un efecto similar tendrán también las desviaciones de los ejes (p. ej., las piernas en “X” o las piernas en “O”), puesto que las mismas pueden conducirnos a las típicas sobrecargas con gonartrosis valga (artrosis de las rodillas en “X”) o gonartrosis vara (artrosis de las rodillas en “O”). Estas desviaciones de los ejes pueden ser congénitas o adquiridas por un entrenamiento deportivo específico; existen indicios que señalan que los niños que juegan al fútbol presentan más incidencia de piernas en “O” que los niños que practican otros tipos de disciplina. Debido a los numerosos cambios de dirección, a las técnicas de pase y a los lanzamientos característicos de este juego (por ejemplo, el lanzamiento interno), el niño se ve sometido a una serie de estímulos favorecedores de esta posición de las piernas que tienen un efecto negativo sobre la actividad del cartílago de crecimiento. Se han podido constatar efectos similares sobre las articulaciones de los brazos o de las muñecas en practicantes de gimnasia artística. Aquí se pudo demostrar que, debido a las cargas axiales a las que es sometido el cartílago de crecimiento en la región distal del antebrazo, la epífisis distal del radio se ve inhibida en su actividad, mientras que la epífisis distal del cúbito no es inhibida, sino que incluso puede llegar a ser estimulada, de forma que se presenta una variante de cúbito plus, que significa un aumento del riesgo de sufrir artrosis (Rettig, 2003, 37; Schmitt, 2006, 249). Las extremidades superiores, la columna vertebral y las extremidades inferiores no se ven afectadas en la misma medida en lo referente al desarrollo de alteraciones artrósicas. Al ser un miembro que no soporta la carga del cuerpo, una vez que la extremidad superior deja atrás la fase deportiva, la carga sobre el cartílago se ve extremadamente reducida, de forma que es muy rara la aparición de patologías de desgaste articular; solamente un 2-5% de los ex deportistas de alto rendimiento con una solicitación especial de las extremidades superiores (deportes de lucha o de fuerza, deportes con gran riesgo de caída como por ejemplo el patinaje, balonmano, el patinaje de línea o el skateboard) presentan artrosis en la región del hombro (Van Saase et al., 1989, 271). Una investigación realizada con 21 lanzadores de jabalina de nivel de competición mundial (Schmitt et al., 2001, 275) nos muestra la influencia que puede tener la realización de una actividad deportiva intensiva de alto rendimiento sobre las articulaciones del hombro; en dos tercios de los atletas se constataron marcados signos de desgaste articular con formación de osteófitos (excreciones óseas como porejemplo los espolones óseos), reducción de la interlínea articular (como signo de la existencia de una degeneración articular), lesiones del rodete (lesiones del labio articular), degeneraciones y roturas tendinosas del m. supraespinoso, así como una cranealización (desplazamiento hacia arriba) de la cabeza del húmero. En la región de la columna vertebral, la realización de una actividad deportiva intensa y a largo plazo puede conducir a diferentes alteraciones degenerativas (degeneraciones de los discos articulares con protrusión y prolapso, ver pág. 99; sobrecarga de las pequeñas articulaciones vertebrales, etc.). En función de las diferentes disciplinas, se produce una sobrecarga crónica de diferentes segmentos de la columna vertebral; en la gimnasia se produce mayoritariamente una sobrecarga de la columna lumbar o dorsal o en la zona de transición entre ambas por hiperextensión de la columna en los ejercicios de arqueamiento o en los flic- flacs (Hellström et al., 1990, 127; Lundin et al., 2001, 103); en los futbolistas se ven especialmente afectados los segmentos L4 a S1; lo mismo ocurre en los deportistas de lanzamientos y de saltos, así como en los levantadores de pesos; en todos ellos aparecen trastornos degenerativos, especialmente en la región de la CVL (columna vertebral lumbar) (Videmann et al., 1995, 699; Schmitt et al., 2004, 2554, y 2005, 457). Las disciplinas expuestas a un gran riesgo de sufrir artrosis en las grandes articulaciones (especialmente en la región de la rodilla y de la cadera) de la extremidad inferior son especialmente aquellas en las que se producen una serie de secuencias de movimiento repetitivas de gran intensidad y con fuerzas de choque –se habla de las denominadas disciplinas deportivas de impacto, como por ejemplo los deportes de juego (fútbol, balonmano, rugby, fútbol americano, etc.)– en combinación con un importante riesgo de sufrir lesiones (Schmitt, 2006, 252). La influencia de las lesiones o las prelesiones sobre el desarrollo de, por ejemplo, una gonartrosis (artrosis de rodilla) fue demostrada de forma impresionante por Sutton et al. (2001, 756) y Hootman et al. (2003, 636). La aparición de coxartrosis (artrosis de cadera) y gonartrosis (artrosis de rodilla) se produce mayoritariamente en atletas que practican disciplinas de fuerza, seguidos de los atletas que practican disciplinas de juego (Kujala et al., 1994, 231, y 1995, 539). En las disciplinas deportivas con grandes cargas de choque y con los factores de riesgo que ello conlleva –por ejemplo, microtraumatismos de repetición, sobrepeso, disposición genética, deformación preartrósica– se debe contar con una mayor incidencia de artrosis secundaria. Como ejemplo de deformidades preartrósicas tenemos las displasias articulares (deformaciones articulares), la condronecrosis (destrucción del cartílago articular), los traumatismos, las artritis, las deformidades, las asimetrías o la deformación de los ejes. Observe. Del mismo modo que las deformidades preartrósicas y las deformidades postraumáticas conducen a una artrosis secundaria aunque no existan más factores de riesgo, la mera existencia de riesgos como la carga, el peso o la edad, sin la presencia de factores adicionales, y siempre que las condiciones articulares estén biológicamente intactas, no provocarán forzosamente una artrosis (Menke, 1997, 87). Existe una estrecha relación entre la edad y la artrosis; mientras que el 20% de las personas de menos de 50 años presentan lesiones articulares, en las personas de entre 50 y 60 años este porcentaje aumenta hasta el 50%, y en el grupo de población de 70 a 90 años casi todas las articulaciones de la cadera presentan este tipo de alteraciones (Menke, 1997, 88). Terapia Como medidas terapéuticas debemos considerar los procedimientos conservadores y quirúrgicos (Erggelet et al., 2000, 49). Terapia conservadora Entre los innumerables procedimientos, medicamentos, complementos nutricionales y dietas que pretenden tratar las lesiones articulares con éxito, todavía no se ha podido probar en ningún caso que exista una relación causa-consecuencia, en el sentido de que se haya producido la regeneración de una lesión existente en el cartílago hialino. En muchos casos se ha podido ayudar al deportista de forma sintomática –mayoritariamente gracias a factores antiinflamatorios– disminuyendo las molestias y mejorando la funcionalidad, pero no se ha podido conseguir la eliminación de las molestias. Aun así se puede afirmar que el correcto tratamiento de las inflamaciones de la mucosa articular mediante la aplicación de medidas físicas o con medicamentos evita, bajo determinadas circunstancias, que se produzca una mayor degeneración del cartílago. Terapia quirúrgica Los tratamientos quirúrgicos de los que disponemos actualmente son la refijación de fragmentos desprendidos, el lavado articular (para limpiar fragmentos de cartílago, fibras de colágeno y agregados de proteoglucanos que tienen un efecto mediador de la inflamación sobre la sinovial), el alisamiento cartilaginoso (shaving, para extraer capas de cartílago superficiales hipermóviles), la osteotomía (intervención para corregir los ejes, de forma que se alivian las sobrecargas sobre el cartílago y se frena la evolución de su degeneración), la descarga de la compresión articular (p. ej., mediante la resección de las superficies articulares, con tenotomía o un fijador externo), las técnicas estimuladoras de la médula ósea (mediante la perforación de una lesión cartilaginosa), los trasplantes osteocondrales (p. ej., mediante la implantación de áreas cartilaginosas de zonas de cartílago sometidas a menos carga) o el trasplante de partes blandas (cubrimiento de las lesiones articulares mediante periostio), el trasplante celular (introducción de células cartilaginosas con la intención de sintetizar cartílago nuevo) y las prótesis articulares. Los múltiples procedimientos aplicados nos muestran que todavía no existe el método que nos garantice una intervención exitosa, aunque en algunos casos concretos y según la magnitud y el tipo de lesión puedan conseguirse buenos resultados. Debido a la mínima capacidad de regeneración del tejido cartilaginoso, se deberá considerar una fase de descarga larga tras la intervención. Se debería esperar entre 9 y12 meses para retomar cualquier tipo de actividad deportiva de contacto. Cartílago elástico La sustancia intercelular del cartílago elástico está compuesta de fibras de colágeno reticulares en la sustancia básica amorfa. Las fibras elásticas determinan la gran resistencia a la flexión de este tipo de cartílago, por ejemplo el cartílago del pabellón auditivo. Características comunes de los tres tipos de cartílago: ■ El tejido cartilaginoso está desprovisto de nervios y de vasos sanguíneos. Su nutrición tiene lugar por difusión a través de capilares periféricos o, en el cartílago articular, a través del líquido sinovial. ■ A medida que avanza el proceso de envejecimiento, disminuye el contenido de agua del cartílago; asociado a ello se produce una pérdida de elasticidad. ■ El tejido cartilaginoso es un tejido con un metabolismo lento (el denominado tejido braditrofo) y con poca capacidad de regeneración. ■ La actividad de la célula cartilaginosa presenta una influencia endocrina; por ejemplo, aumenta con la testosterona y disminuye con la cortisona. ■ Cuando se produce un aumento de la carga, la célula cartilaginosa se ve obligada a compensar dicha carga mediante un aumento de su actividad metabólica
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