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-Módulo 9- TRASTORNOS DEPRESIVOS La depresión es un trastorno del estado de ánimo que cursa con síntomas de angustia. Supone una prevalencia de más de 300 millones de personas en el mundo y es la principal causa de discapacidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, es una de las patologías más comórbidas con cualquier otro trastorno. Alteraciones de neurotransmisores Existe evidencia que niveles anormales de la serotonina, norepinefrina y dopamina, podrían ser importantes en la fisiopatología de la depresión. Serotonina La serotonina ejerce importante acción en el talante, conducta, movimiento, apreciación del dolor, actividad sexual, apetito, secreciones endocrinas, funciones cardiacas y el ciclo de sueño-vigilia. Noradrenalina aumenta significativamente en la vigilia y en episodios de estrés, en los cuales su actividad neuronal alcanza niveles de intensidad máxima, y de ese modo contribuye a alertar el organismo lo necesario para sobrevivir. Es lógico aceptar que el estrés crónico genera depresión reactiva, lo que conduce a mantener el estado de depresión reactiva. La carencia de este neurotransmisor o su desequilibrio con la serotonina puede ser la causa de psicosis depresiva unipolar o bipolar; los medicamentos antidepresivos específicos están dirigidos a mejorar actividad de la noradrenalina en la sinapsis. Dopamina Este neurotransmisor participa en el mantenimiento del estado de alerta. La serotonina y la noradrenalina tienen fuerte influencia en patrones de conducta y función mental, mientras que la dopamina está involucrada en la función motriz. Estas tres sustancias son sin duda fundamentales para un funcionamiento normal del cerebro. (Ver anexo 1 para las funciones de la dopamina) Si bien los efectos de los fármacos antidepresivos sobre la transmisión monoaminérgica son inmediatos, los efectos clínicos, es decir, la mejora de la sintomatología depresiva, no se observan hasta después de dos y tres semanas de tratamiento continuado. Este período de dos-tres semanas parece que es lo necesario para que se produzca un tipo de respuesta fisiológica que podría ser clave para observar mejora en la clínica depresiva. Las disfunciones en el eje hipotalámico hipofisario adrenal se ligan a procesos depresivos tanto como sucede en los procesos de estrés. Lo que indica una relación estrecha entre ambos procesos. El "problema" surge cuando la situación de estrés se torna repetitiva y sostenida, en la cual la adaptación no resulta adecuada y aparecen cambios patológicos como consecuencia de los altos niveles de cortisol, alteraciones en el sistema inmune y alteraciones psicológicas. De esta manera, los desórdenes psicóticos, ansiedad y depresión, podrían surgir de este cambio en la actividad del eje HPA. En definitiva, dentro de las causales de depresión encontramos duelos, crisis o situaciones de estrés a largo plazo en donde la persona se siente incapaz de encontrar salida. Es decir, estresores a largo plazo, y por tanto vinculado al proceso cortical del sistema HPA. CLASIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS DEPRESIVOS. Los trastornos depresivos son una alteración disruptiva del estado de ánimo. Existen varios tipos de trastornos depresivos: trastorno depresivo persistente (distimia), trastorno depresivo mayor, trastorno disfórico premenstrual, trastorno depresivo inducido por sustancia/medicamento, trastorno depresivo inducido por afección médica y otros trastornos depresivos no especificados. En esta clasificación no se incluye la fase depresiva del trastorno bipolar. El rasgo común entre todos estos trastornos es el estado de ánimo triste, vacío o irritable. Acompañado de cambios somáticos y cognitivos que afectan significativamente la capacidad funcional de la persona. Para el diagnóstico es importante contemplar la duración, la presentación temporal o la supuesta etiología (causa). El trastorno de depresión mayor es el trastorno clásico de esta clasificación. Se diagnostica a partir de al menos dos semanas de duración, que implican claros cambios en el afecto, cognición y funciones neurovegetativas (frecuencia cardiaca, digestión, respiración, salivación, sudoración, etc.) y remisiones interepisódicas (episodios de alivio temporal). Se puede realizar un diagnóstico basado en un solo episodio, aunque suele ser recurrente. Se debe considerar especialmente la diferencia entre un episodio normal de tristeza y la tristeza característica del episodio depresivo mayor. Una tristeza por motivos de duelo suele ser normal, y no debe ser considerada dentro del trastorno a pesar de su duración. Puede ocurrir que un duelo se superponga a un trastorno depresivo de base lo que incrementan los síntomas de la depresión mayor ya que la persona tiene una vulnerabilidad. El trastorno puede aparecer por primera vez a cualquier edad, aunque es muy frecuente el inicio en la adolescencia como edad de mayor prevalencia. El trastorno puede presentar remisiones de corta o larga duración. En algunos casos el trastorno puede convertirse en crónico, especialmente en los casos de tipo genético. Y de muy larga duración en los casos inducidos por sustancias, o el trastorno inducido por medicamento o afección médica. Los síntomas de los criterios diagnósticos del episodio depresivo mayor deberían aparecer casi cada día para poderlos considerar, con la excepción del cambio de peso y la ideación suicida. Debería haber ánimo deprimido la mayor parte del día, además de casi cada día. A menudo los síntomas de presentación son el insomnio y la fatiga, y el trastorno se infra diagnostica si no se reconocen los otros síntomas depresivos acompañantes. Al principio, el paciente quizás niegue que está triste, pero la tristeza se podría reconocer a través de la entrevista o deducir de la expresión facial o la conducta. Aparecen fatiga y alteración del sueño en una alta proporción de casos, y las alteraciones psicomotoras (p. ej., incapacidad para sentarse o estar quieto, caminar de un lado para otro, retorcerse las manos o tocarse o frotarse la piel, la ropa u otros objetos. Discurso, pensamientos y movimientos corporales ralentizados, aumento de las pausas antes de contestar, disminución del volumen, la inflexión, la cantidad o la variedad del contenido del discurso, o mutismo) son mucho menos frecuentes, pero son indicativas de una mayor gravedad global, al igual que la presencia de una culpa delirante o casi delirante. TRASTORNO DE DESREGULACIÓN DISRUPTIVA DEL ESTADO DE ÁNIMO Trastorno infanto-juvenil de reciente aparición en el DSM V. Se diagnostica como precedente de una Trastorno bipolar infantil. El trastorno bipolar es de inicio en la adolescencia, ya que en la infancia nunca alcanza los criterios para ser diagnosticado. Este trastorno ayuda a establecer precedentes para el Trastorno Bipolar. El primer diagnóstico no se debe hacer antes de los 6 años de edad y solo hasta la pubertad. El diagnostico debe ser aislado, no se puede justificar su aparición por otros trastornos como depresión, autismo, TDAH, etc., aunque puede ser comórbido. Entre los síntomas se observan tres o más arrebatos emocionales intensos (verbales o conductuales) por semana; arrebatos y berrinches que han estado repitiéndose durante al menos 12 meses: - estado de ánimo crónicamente irritable o enojo la mayor parte del día, casi todos los días; - problemas de funcionamiento en más de un lugar (en casa, en la escuela y con sus compañeros), debido a la irritabilidad. - Los abscesos de cólera no concuerdan con la edad de desarrollo. TRASTORNO DE DEPRESIÓN MAYOR Criterios diagnósticos DSMV: A- Cinco (o más) de los siguientes síntomas han estado presentes durante el mismo periodo de dos semanas y representan un cambio del funcionamiento previo; al menos uno de los síntomas es (1) estado de ánimo deprimido o (2) pérdida de interéso de placer. Nota: no incluir síntomas que se pueden atribuir claramente a otra afección médica. 1- Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días, según se desprende de la información subjetiva (p. ej., se siente triste, vacío, sin esperanza) o de la observación por parte de otras personas (p. ej., se le ve lloroso) (Nota: en niños y adolescentes el estado puede ser irritable). 2- Disminución importante del placer o del interés por todas o casi todas las actividades la mayor parte del día, casi todos los días (como se desprende de la información subjetiva o de la observación). 3- Pérdida importante de peso sin hacer dieta o aumento de peso (p. ej., modificación de más de un 5% del peso corporal en un mes) o disminución o aumento del apetito casi todos los días. (Nota: en el caso de niños considerar el fracaso para el aumento de peso esperado). 4- Insomnio o hipersomnia casi todos los días. 5- Agitación o retraso psicomotor casi todos los días (observable por parte de otros, no solamente la sensación subjetiva de inquietud o enlentecimiento). 6- Fatiga o pérdida de energía casi todos los días. 7- Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada (que puede ser delirante) casi todos los días (no solamente el autorreproche o culpa por estar enfermo). 8- Disminución de la capacidad de pensar o concentrarse, o para tomar decisiones, casi todos los días (a partir de la información subjetiva o de la observación por parte de otras personas). 9- Pensamientos recurrentes de muerte recurrentes (no solo miedo a morir), ideas suicidas recurrentes sin un plan determinado, intento de suicidio o un plan específico para llevarlo a cabo. B- Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento. C- El episodio no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o de otra afección médica. Nota: los criterios A-C constituyen un episodio de depresión mayor. Nota: las respuestas a una pérdida significativa (p. ej., duelo, ruina económica, pérdidas debidas a una catástrofe, una enfermedad o discapacidad grave) pueden incluir el sentimiento de una tristeza intensa, rumiación acerca de la pérdida, insomnio, perdida del apetito y pérdida de peso que figuran en el Criterio A, y pueden simular un episodio depresivo. Aunque estos síntomas pueden ser comprensibles o considerarse apropiados a la perdida, también se debería pensar atentamente en la presencia de un episodio de depresión mayor además de la respuesta normal a una pérdida significativa. Esta decisión requiere inevitablemente el criterio clínico basado en la historia del individuo y en las normas culturales para la expresión del malestar en el contexto de la pérdida. D- El episodio de depresión mayor no se explica mejor por un trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia, trastorno esquizofreniforme, un trastorno delirante, u otro trastorno especificado o no especificado dentro del espectro de la esquizofrenia u otros trastornos psicóticos. E- Nunca ha habido un episodio maníaco o hipomaníaco. TRASTORNO DEPRESIVO PERSISTENTE Este trastorno puede presentarse a cualquier edad, desde muy temprana infancia, y puede convertirse en una depresión crónica. Cuando inicia en la pubertad y período de adolescencia suele estar relacionado con trastornos de personalidad o trastornos por uso de sustancias. Este padecimiento puede ser tanto o más grave que el trastorno depresivo mayor. Para el diagnóstico debe estar presente al menos dos años y debe presentar dos o más de los siguientes síntomas: - poco apetito o sobrealimentación, - insomnio o hipersomnia, poca energía o fatiga, - baja autoestima, - falta de concentración o dificultad para tomar decisiones, - sentimientos de desesperanza. No deben observarse episodios maníacos ni euforia. La gravedad del trastorno depresivo persistente puede variar de leve a grave. En casos graves, el trastorno depresivo persistente puede llevar a un deterioro significativo del rol, incluida la incapacidad de cumplir con las responsabilidades en el trabajo, la escuela, el hogar o en las relaciones interpersonales. Es comórbido con trastornos de ansiedad, trastornos por uso de sustancias y trastornos de la personalidad. La comorbilidad de los trastornos de la personalidad es particularmente común en el caso del trastorno depresivo persistente de inicio temprano (antes de los 21 años). El trastorno depresivo persistente se caracteriza por anomalías en la función cerebral, particularmente en regiones relacionadas con el funcionamiento ejecutivo y la capacidad de respuesta de recompensa, que se cree contribuyen a los síntomas. Un comportamiento de aislamiento, incluyendo evadir las relaciones sociales y las actividades que antes disfrutaba, puede contribuir a los síntomas ya que reduce la oportunidad para que la persona tenga experiencias gratificantes. Las creencias negativas sobre sí mismo, el mundo y otros también pueden contribuir a los síntomas de depresión. Se cree que el trastorno depresivo persistente tiene una predisposición genética similar o idéntica a la del trastorno depresivo mayor; sin embargo, tener la vulnerabilidad genética no significa necesariamente que una persona vaya a desarrollar cualquiera de los dos trastornos. TRASTORNO DISFÓRICO PREMESNTRUAL Trastorno femenino referido a la desregulación hormonal de los ciclos menstruales que puede presentar alteración del estado de ánimo, aunque de escasa duración y bajo riesgo. TRASTORNO DEPRESIVO INDUCIDO POR UNA SUSTANCIA/MEDICAMENTO CARACTERÍSTICAS Este trastorno puede iniciar inmediatamente mientras la persona está consumiendo la sustancia/medicamento y presentar los síntomas del trastorno depresivo mayor como tal, sin embargo, los síntomas se asocian al consumo, inyección o inhalación de una sustancia, a su abstinencia, o para el caso de un medicamento o de una toxina. Para ser considerada una depresión mayor por intoxicación o abstinencia debe haber iniciado a partir del inicio del consumo/abstinencia o dentro del mes posterior, siendo necesarios la exploración clínica y de laboratorio. En ese caso, debe comprobarse que la sustancia o medicamento sea capaz de producir estos síntomas. Además, deberá evaluarse la forma en que los síntomas afectan la vida de la persona en lo social, laboral u otras actividades importantes de su vida. Algunos medicamentos (p. ej., los estimulantes, los esteroides, la L-dopa, los antibióticos, los fármacos para el sistema nervioso central, los agentes dermatológicos, los fármacos quimioterápicos, los agentes inmunológicos) pueden inducir alteraciones anímicas depresivas. Por eso es fundamental elaborar un diagnóstico interdisciplinario con el área clínica. Una vez retirada la sustancia/medicamento, los síntomas depresivos suelen remitir en días o semanas. Aunque el estado de abstinencia de algunas sustancias se puede alargar relativamente, y por lo tanto, es posible que los síntomas depresivos intensos permanezcan durante un largo período tras cesar su consumo. Si los síntomas persisten cuatro semanas más de los esperado para estos casos, deberá evaluarse otra causa. Este trastorno debe ser monitorizado debido al riesgo de suicido que implica para algunos casos severos, aunque la tasa es relativamente inferior en comparación con el riesgo de suicidio para trastorno depresivo mayor como tal. Este trastorno puede tener comorbilidad con cualquier otro tipo de trastorno debido al gran abanico de factores que pueden provocarlo. La mayor comorbilidad se da en el consumo de alcohol y en trastorno de personalidad histriónico, aunque es posible no sea persistente. Criterios diagnósticos DSM V: A- Alteración importante y persistente del estado de ánimo que predomina en el cuadro clínico y que se caracteriza por un estadode ánimo deprimido, disminución notable del interés o placer por todas o casi todas las actividades. B- Existen pruebas a partir de la historia clínica, la exploración física o los análisis de laboratorio de (1) y (2): 1- Síntomas del Criterio A desarrollados durante o poco después de la intoxicación o abstinencia de una sustancia o después de la exposición a un medicamento. 2- La sustancia/medicamento implicado puede producir los síntomas del Criterio A. C- El trastorno no se explica mejor por un trastorno depresivo no producido por una sustancia/medicamento. la evidencia de un trastorno depresivo independiente puede incluir lo siguiente: Los síntomas fueron anteriores al inicio del uso de la sustancia/medicamento; los síntomas persisten durante un periodo importante (p. ej., aproximadamente un mes) después del cese de la abstinencia aguda o la intoxicación grave; o existen otras pruebas que sugieren la existencia de un trastorno depresivo independiente no inducido por sustancia/medicamento (p. ej., antecedentes de episodios recurrentes no relacionados con sustancias/medicamentos). D- El trastorno no se produce exclusivamente durante el curso de un delirium. E- El trastorno causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento. TRASTORNO DEPRESIVO DEBIDO A OTRA AFECCIÓN MÉDICA Período importante y persistente de estado de ánimo deprimido, o disminución notable del interés o del placer en todas o casi todas las actividades y que se puede relacionar a los efectos fisiológicos de la otra afección médica. Una consideración importante es el inicio del trastorno depresivo asociado al inicio de la otra enfermedad, además de una ausencia de historial familiar de depresión. Existen claras asociaciones del trastorno con infarto cerebral, enfermedad de Huntington, enfermedad de Parkinson y daño cerebral traumático. También enfermedad de Cushing, hipertiroidismo, esclerosis múltiple, entre otras. CONSIDERACIONES FINALES Para cualquier trastorno depresivo se debe especificar si es leve, moderado o grave. Si cursa con ansiedad. Si cursa con síntomas de otros trastornos (verborragia, estado de ánimo irritable, etc.). Si inicia con el embarazo. Si presenta catatonia. Si tiene patrón estacional, es decir, que reaparece en cierta época del año.