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Biologia de los microorganismos (1319)

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792 P A T O G E N I C I D A D E I N M U N O L O G Í A
En el Capítulo 23 hemos revisado la protección pasiva frente a 
la invasión por patógenos, la infección y la enfermedad. En los 
tres capítulos siguientes, nos centraremos en los mecanismos 
activos desarrollados por los vertebrados para hacer frente a los 
patógenos y las enfermedades que estos causan. En este capí-
tulo se presenta una visión general de la inmunidad, es decir, la 
capacidad activa para resistir una enfermedad. Los organismos 
multicelulares tienen sistema inmunitario constitutivo, o innato, 
cuya diana son los patógenos comunes, independientemente de 
su identidad. Un segundo nivel de inmunidad lo constituye el 
sistema inmunitario adaptativo, que actúa contra agentes pató-
genos específicos para reducir al mínimo sus efectos nocivos. 
Consideraremos en primer lugar las características funda-
mentales de la respuesta inmunitaria a los patógenos. Luego 
trataremos de las vacunas, una herramienta práctica para 
aumentar la respuesta inmunitaria adaptativa y proteger a un 
organismo contra futuras exposiciones a patógenos concretos. 
Concluiremos con la descripción de las reacciones del sistema 
inmunitario que causan enfermedades, como es el caso de las 
alergias.
I Inmunidad
La inmunidad innata, es decir la capacidad constitutiva delcuerpo para reconocer y destruir los patógenos o sus pro-
ductos, está mediada en gran parte por los fagocitos, células 
que pueden ingerir, matar y digerir la mayoría de los patóge-
nos microbianos. La respuesta inmunitaria innata se desarrolla 
pocas horas después del contacto y la infección con un pató-
geno. Algunas características estructurales compartidas por 
muchos patógenos, como ciertos componentes de la pared celu-
lar, interaccionan con receptores omnipresentes en los fago-
citos. Tras esta interacción, los fagocitos activan una serie de 
genes que conducen a la destrucción del patógeno. 
Sin embargo, algunos patógenos son tan virulentos que las 
respuestas innatas no son totalmente eficaces para combatirlos. 
Cuando ocurre esto, los fagocitos de la inmunidad innata acti-
van la inmunidad adaptativa para actuar en ese tipo de infec-
ciones. La inmunidad adaptativa es la capacidad adquirida de 
reconocer y destruir un patógeno específico o sus productos. 
Las respuestas adaptativas actúan contra moléculas específicas 
de los patógenos, denominadas antígenos. Los fagocitos pre-
sentan los antígenos a los linfocitos, células clave en la respuesta 
adaptativa. Los antígenos se unen a receptores específicos de 
los linfocitos y así activan ciertos genes que promueven la mul-
tiplicación de los linfocitos y la síntesis de proteínas que inter- 
accionan específicamente con el patógeno, marcándolo para 
ser destruido. Una respuesta adaptativa protectora tarda nor-
malmente varios días en desarrollarse; su intensidad aumenta 
a medida que aumenta el número de linfocitos reactivos frente 
al antígeno. 
Comenzaremos con las células y órganos comunes a todo el 
sistema inmunitario y luego consideraremos las células y los 
mecanismos que actúan en la inmunidad innata y en la adap-
tativa.
24.1 Células y órganos del sistema 
inmunitario 
Las células que intervienen en la inmunidad innata y adaptativa 
se desarrollan a partir de precursores comunes, las llamadas 
células madre. La inmunidad es fruto de la actividad de célu-
las que circulan por todo el cuerpo, principalmente a través de 
la sangre y de la linfa, un líquido parecido a la sangre que con-
tiene células con núcleo y proteínas, pero que carece de hema-
tíes. La sangre y la linfa interaccionan directa o indirectamente 
con cada uno de los principales órganos y sistemas.
Células madre, sangre y linfa 
Las células madre pluripotentes son células precursoras que 
pueden diferenciarse en cualquier tipo de célula de la sangre 
(Figura 24.1). Crecen en la médula ósea, donde se diferencian en 
una variedad de células maduras bajo el control de citocinas y 
quimiocinas, proteínas solubles que influyen en muchos aspec-
tos de la diferenciación de células inmunitarias. Las células dife-
renciadas viajan a otras partes del cuerpo a través de la sangre 
y la linfa. 
La sangre está formada por componentes celulares y no celu-
lares, entre los que hay un gran número de células y molécu-
las que intervienen en la respuesta inmunitaria. Las células 
más numerosas de la sangre humana son los eritrocitos (gló-
bulos rojos o hematíes), células sin núcleo que transportan oxí-
geno desde los pulmones a los tejidos (Tabla 24.1). Sin embargo, 
aproximadamente el 0,1 % de las células de la sangre son célu-
las con núcleo, los llamados leucocitos o glóbulos blancos de 
la sangre. Los leucocitos comprenden los fagocitos del sistema 
inmunitario innato y linfocitos, que son las células que inter-
vienen en la respuesta adaptativa. 
La sangre se compone de células en suspensión y de plasma, 
un líquido que contiene proteínas y otros solutos. Fuera del 
cuerpo, la sangre y el plasma forman rápidamente un coá-
gulo de fibrina insoluble, que solo permanece líquido si pre-
viamente se añade un anticoagulante, como citrato de potasio 
o heparina. Cuando se forma el coágulo, las proteínas insolu-
bles y las células quedan atrapadas en una masa grande e inso-
luble. La fracción líquida restante, denominada suero, que no
contiene células ni proteínas de la coagulación. Sin embargo, el
suero contiene aún una alta concentración de otras proteínas,
entre las cuales se encuentran las proteínas solubles del sistema
inmunitario llamadas anticuerpos, que se unen a los antígenos
de los patógenos.
Circulación de la sangre y de la linfa
La sangre es bombeada por el corazón a través de las arterias y 
los capilares por todo el cuerpo y retorna por las venas (Figura 
24.2a, b). En el lecho de los capilares, los leucocitos y los solutos 
pasan, en los dos sentidos, de la sangre al sistema linfático, un 
sistema circulatorio separado que contiene linfa (Figura 24.2a-c).
La linfa drena desde los tejidos extravasculares a los capilares 
linfáticos y por los conductos linfáticos alcanza los ganglios lin-
fáticos (Figura 24.2d). Los ganglios linfáticos son órganos que 
contienen linfocitos y fagocitos preparados para encontrarse 
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