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J. Cañas Ergonomía Cognitiva 
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ERGONOMÍA COGNITIVA 
 
José J. Cañas 
Universidad de Granada 
Campus de Cartuja 
18071 Granada 
{ HYPERLINK "mailto:delagado@ugr.es" } 
{ HYPERLINK "http://www.ugr.es/~delagado/grupo" } 
 
 
La Ergonomía es definida como la disciplina científica que estudia el diseño de 
los sistemas donde las personas realizan su trabajo. A estos sistemas se les llama 
‘sistemas de trabajo’ y son definidos de una forma amplia como ‘el sector del 
ambiente sobre el que el trabajo humano tiene efecto y del que el ser humano extrae 
la información que necesita para trabajar’. El objetivo que tiene el ergónomo es 
describir la relación entre el ser humano y todos los elementos del sistema de trabajo. 
 
Es conveniente resaltar que en la relación entre la persona y el sistema de 
trabajo podemos destacar dos aspectos relativamente diferentes. Por una parte, 
tenemos el aspecto puramente físico que hace referencia a la estructura muscular y 
esquelética de la persona. Por ejemplo, una persona trabajando en una oficina, puede 
estar sentada (escribiendo en un ordenador) o de pie (haciendo fotocopias). La postura 
que tiene en las dos situaciones es diferente y el diseño del puesto de trabajo tiene 
que hacerse pensando en las características de la estructura del cuerpo humano para 
que la persona se encuentre cómoda, no se canse, no desarrolle ninguna patología de 
la columna vertebral, etc. De este aspecto se ocupa la Ergonomía Física y es quizás el 
más popularizado. Por ejemplo, cuando se anuncia un nuevo coche con ‘diseño 
ergonómico’, el slogan suele significar que, por ejemplo, la altura del volante es 
ajustable para adaptarse a la altura del conductor. 
 
 Sin embargo, hay otro aspecto de la relación entre la persona y el sistema de 
trabajo que hace referencia a como una persona conoce y actúa. Para poder realizar su 
tarea una persona tiene que percibir los estímulos del ambiente, recibir información de 
otras personas, decidir qué acciones son las apropiadas, llevar a cabo estas acciones, 
transmitir información a otras personas para puedan realizar sus tareas, etc. Todos 
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estos aspectos son el objeto de estudio de la Ergonomía Psicológica o Cognitiva (Cañas 
y Waern, 2001). En el diseño de un coche, a nosotros nos interesará como la 
información es presentada al conductor. Por ejemplo, a la hora de diseñar el indicador 
de velocidad podemos hacerlo utilizando indicadores analógicos o digitales. Cada 
indicador tiene sus ventajas y sus inconvenientes desde el punto de vista de cómo el 
conductor percibe y procesa la información sobre velocidad. 
 
 
Aunque los dos aspectos, el físico y el psicológico (ver Figura 1), no son 
totalmente independientes, en Ergonomía Cognitiva nos interesa el segundo y 
hacemos referencia al primero en la medida que tenga consecuencias psicológicas. Por 
ejemplo, si un controlador aéreo adopta una determinada postura incómoda 
aumentará su fatiga y ésta tendrá efectos psicológicos como disminuir su nivel de 
vigilancia. 
 
 
 
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Figura 1. Ergonomía Física y Ergonomía Cognitiva 
 
Cuando combinamos los términos Cognición y Ergonomía lo hacemos para 
indicar que nuestro objetivo es estudiar los aspectos cognitivos de la interacción entre 
las personas, el sistema de trabajo y los artefactos que encontramos en él, con el 
objeto de diseñarlos para que la interacción sea eficaz. Los procesos cognitivos como 
percepción, aprendizaje o solución de problemas juegan un papel importante en la 
interacción y deben ser considerados para explicar tareas cognitivas, tales como la 
búsqueda de información y su interpretación, la toma de decisiones y la solución de 
problemas, etc. 
ERRORES HUMANOS 
 
Un área de aplicación de la Ergonomía Cognitiva que tiene una larga tradición y 
que está acaparando una gran atención actualmente es la de la predicción y evitación 
de los llamados Errores o Fallos Humanos. Muchas veces nos vemos sorprendidos 
por la noticia de un trágico accidente como cuando un tren descarrila provocando la 
muerte de un gran número de personas. Estos accidentes ocurren cuando una 
máquina (e.g. un tren), que está siendo controlada por una persona (e.g. el 
maquinista), tiene un comportamiento inapropiado (e.g. descarrila). Por ello, en los 
primeros pasos de la investigación los técnicos centran su atención en la posible 
existencia de una avería técnica. Sin embargo, a menudo ocurre que, tras un examen 
minucioso de la máquina, no se encuentra ningún funcionamiento defectuoso de sus 
componentes. Entonces, cambian su atención hacia el otro posible responsable del 
accidente, la persona que controlaba la máquina. Desgraciadamente, lo primero que 
salta a las primeras páginas de la prensa es la sospecha de que esta persona tuviese 
alteradas sus condiciones físicas o psíquicas. Por ello, los médicos, a las ordenes de un 
juez instructor, comienzan a realizar análisis, buscando rastros de alcohol, drogas o 
cualquier otra sustancia que justifiquen un comportamiento anormal. Sin embargo, el 
desconcierto de los técnicos y del público se hace patente cuando estos análisis 
tampoco revelan nada. La persona que controlaba la máquina se encontraba en 
perfecto estado físico y psíquico. 
 
 ¿Que ha pasado entonces? A menudo, llegado este momento oímos que “el 
accidente se ha debido a un error humano”. Es decir, la persona que controlaba la 
máquina, en perfecto estado de salud, ha cometido un error incomprensible. 
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Evidentemente, se descarta la posibilidad de que el error haya sido intencionado. Nadie 
quiere estrellarse con un tren. Por tanto, la pregunta que queda en el aire es ¿por qué 
cometió el error? No basta con catalogar el accidente como debido a un error o fallo 
humano. Eso es no decir nada y, lo que es peor, no ayuda a poner las medidas 
necesarias para que no vuelva a ocurrir. Es necesario buscar sus causas. 
 
En Ergonomía Cognitiva tomamos como punto de partida la definición de error 
humano que ha sido propuesta por Reason (1992) quien lo considera como 'un término 
genérico empleado para designar todas aquellas ocasiones en las cuales una secuencia 
planeada de actividades mentales o físicas fallan al alcanzar su pretendido resultado, y 
cuando estos fallos no pueden ser atribuidos a la intervención de algún factor de azar'. 
En términos similares Sanders y McCormick (1993) definen error humano como 'una 
decisión o conducta humana inapropiada o indeseable que reduce, o tiene el potencial 
para reducir, la efectividad, la seguridad, o la ejecución del sistema'. En cualquier 
caso, un error humano es un fallo a la hora de realizar una tarea satisfactoriamente y 
que no puede ser atribuido a factores que están más allá del control inmediato del ser 
humano. 
 
 Para entender porque una persona comete un error debemos empezar por 
considerar que controlar una máquina significa establecer una comunicación entre 
ésta y la persona. Desde este punto de vista, la máquina debe tener medios para 
transmitir a la persona su estado interno. Así, cuando el ingeniero la construye diseña 
paneles con todo tipo de indicadores (diales, pantallas, etc.) pensados para ofrecer 
toda la información que se considera que el operario necesitará para controlarla 
correctamente. Además, puesto que esta comunicación ocurre dentro de un ambiente 
físico sobre el qué la máquina opera, se diseñan también señales que presentan la 
información sobre las condiciones externas en las que se trabaja. Finalmente, la 
comunicación entre la persona y la máquina ocurre casi siempre en situaciones en las 
que están implicadas otras personas y otras máquinas. La comunicación entre todas 
ellas se establece a través de medios técnicos diseñados para que lainformación sea 
recibida y procesada correctamente por la persona que la necesita. Por todo esto, 
desde hace muchos años se viene reconociendo que la causa de estos errores 
humanos muchas veces hay que buscarla en un posible mal diseño de la máquina, de 
las señales informativas o de los medios de comunicación entre las personas. Pero, 
¿qué es un mal diseño? 
 
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 En primer lugar, debemos tener en cuenta que al hablar de un mal o buen 
diseño no debemos adoptar el punto de vista según el cuál una máquina bien diseñada 
es aquella que funciona correctamente, es decir, que todos sus componentes realizan 
la función para la que han sido pensados. Por el contrario, para la Ergonomía 
Cognitiva, un buen diseño también es aquel en el qué se tiene en cuenta que la 
persona que debe trabajar con la máquina tiene una serie de características cognitivas 
que imponen limitaciones en su capacidad de procesar información y tomar decisiones. 
Una máquina mal diseñada es aquella que exige que la persona sea capaz de atender a 
más estímulos de los que su capacidad atencional le permite, recuerde más datos en 
cortos periodos de tiempo de los que son posibles retener en su memoria, tome 
decisiones con información incompleta y en intervalos de tiempo demasiado cortos 
para su capacidad de procesamiento, etc. 
 
DISEÑO DE INTERFACES 
 
 Considerado así el diseño, el componente de la máquina más importante para 
un ergónomo cognitivo es la interfaz con la que interactúa el operario. De una forma 
simple, podemos decir que una interfaz es el “medio” a través del cual se comunican la 
persona y la máquina. Esta comunicación se establece en las dos direcciones. Por 
tanto, al hablar de una interfaz debemos incluir el medio por el cual la máquina 
presenta información a la persona y el medio por el cual la persona introduce 
información en la máquina. 
 
 La cantidad de dispositivos de entrada y salida que están disponibles en las 
interfaces actuales es tan grande que no es posible clasificarlos de una forma fácil. Sin 
embargo, puesto que la tecnología informática se ha introducido en casi todas las 
máquinas que se diseñan actualmente, el diseño de interfaces se estudia 
fundamentalmente dentro de un área de la Ergonomía Cognitiva moderna 
denominada ‘Interacción Persona-Ordenador’. 
 
 El avance que estamos observando en el diseño de interfaces actualmente es 
tan rápido que está obligando a los ergónomos cognitivos a investigar la interacción en 
contexto nuevos para el ser humano. Por ejemplo, estamos pasando de interactuar con 
ordenadores personales que disponen de una pantalla, un teclado y un ratón, a 
interfaces virtuales donde los dispositivos de entrada y salida permitirán tener 
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experiencias de interacción que pueden sobrepasar las capacidades naturales de los 
seres humanos (ver Figura 2). Con el ordenador personal la interacción ocurre a través 
de los sentidos de la vista y el oído fundamentalmente. Sin embargo, en los entornos 
de realidad virtual, el ser humano puede interactuar con las máquinas, por ejemplo, a 
través del sentido vestibular que informa al cerebro sobre el equilibrio del cuerpo 
humano. Por ello, la Ergonomía Cognitiva se está enfrentado actualmente a retos 
nuevos para aplicar la investigación de la Psicología y las Neurociencias al diseño de las 
interfaces para que éstas estén adaptadas a las condiciones en las que el trabajo 
humano se desarrolla. 
 
 
 
Figura 2. Dispositivos de entrada y salida de las interfaces 
 
 
SISTEMAS DE CONTROL DE PROCESOS 
 
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El diseño de sistemas de control de procesos industriales es un área donde los 
ergónomos cognitivos trabajan habitualmente y puede servirnos para ilustrar la 
importancia del diseño de interfaces en el contexto de la prevención y evitación de 
errores humanos. En la industria de transformación de energía y fabricación de 
productos químicos ocurren cadenas de procesos que tienen que ser controlados por 
seres humanos a través de artefactos que sirven para presentar información y actuar 
sobre las operaciones que están ocurriendo dentro y fuera del complejo industrial. La 
interacción de las personas encargadas de este control con los artefactos ocurre 
generalmente dentro de las llamadas salas de control de operaciones, como la que 
puede verse en la Figura 3. En estas salas de control podemos encontrar un buen 
ejemplo de la importancia que un buen diseño de las interfaces tiene desde el punto de 
vista de la predicción y evitación de errores humanos. 
 
 
 
 
Figura 3. Sala de control de operaciones 
 
La tarea de una persona en una sala de control de procesos es supervisar lo que 
ocurre, intervenir cuando se requiera, conocer el estado del sistema, reprogramarlo, 
tomar control de los procesos automatizados cuando es necesario y planificar las 
acciones futuras a corto y largo plazo (Sheridan, 1997). Todas estas funciones hacen 
referencia a procesos cognitivos humanos cuyo correcto funcionamiento depende de un 
buen diseño de la interacción persona-máquina. Para que la supervisión sea posible es 
necesario que las interfaces presenten información sobre el estado del sistema de tal 
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manera que pueda ser atendida, percibida, comprendida, memorizada, etc. Por 
ejemplo, por la investigación psicológica realizada sobre los movimientos oculares 
sabemos que éstos no se dan a una velocidad de más de dos por segundo. Por tanto, 
no es recomendable presentar información a un ritmo que exceda esta velocidad 
(Vicente, 1999). Lo mismo podríamos decir de la memoria. Los resultados 
experimentales muestran que el ser humano no puede almacenar temporalmente más 
de 9 unidades de información (Miller, 1956). 
 
 La validez de las decisiones de diseño que se toman cuando se construyen las 
salas de control de procesos se muestra de una forma dramática cuando ocurren los 
accidentes. Generalmente, estas salas disponen de un gran número de artefactos 
automáticos que funcionan en condiciones normales. Sin embargo, cuando ocurre un 
accidente, es el ser humano el que tiene que tomar control sobre el proceso 
interactuando con los artefactos directamente. Incluso, en condiciones normales se 
recomienda que los operaciones no dejen todo en manos de los sistemas automáticos 
porque se ha demostrado que entonces nos podemos encontrar con un fenómeno 
conocido como complacencia (Parasuraman y Riley, 1997). Este fenómeno ocurre 
cuando la persona confía demasiado en el buen funcionamiento del sistema automático 
y deja de supervisar (interactuar) el proceso, de tal manera que cuando aparece el 
problema no detecta la necesidad de intervenir. 
 
 Por ello, el diseño de las salas de control ha sufrido un cambio de filosofía en los 
últimos años que va en la línea de reconocer la importancia de la interacción persona-
máquina y, por tanto, de la contribución de la Ergonomía Cognitiva en este contexto. 
En la concepción clásica, las salas de control eran diseñadas pensando que las 
máquinas debían ser automáticas y la persona sólo debería actuar cuando el accidente 
ocurriera. Sin embargo, ahora se piensa que el diseño de estas salas debe hacerse 
desde la concepción basada en la estrategia que Zwaga y Hoonhout (1994) llamaron 
supervisión a través del conocimiento conciente de la situación. 
 
Siempre que una persona está en una situación cualquiera tiene un 
conocimiento de lo que ocurre en su entorno. Incluso cuando estamos sentados sin 
hacer nada tenemos información de todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Sin 
embargo, cuando tenemos que realizar una tarea compleja como la que se realiza en 
una sala de control, es necesario que procesemos un conjunto ingente de datos sobre 
loque está ocurriendo dentro y fuera de ella. Toda esta información debe ser atendida, 
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retenida, interpretada y usada para las tomar decisiones necesarias para que el 
proceso industrial progrese correctamente. A todo esto se le llama adquirir, procesar y 
utilizar Conocimiento de la Situación, lo que ha sido definido como “la percepción de 
los elementos en el ambiente dentro de un volumen de tiempo y espacio, la 
compresión de su significado y la proyección de su estado en un futuro cercano” 
(Endsley, 1995). 
 
 En muchos de los dominios de aplicación de la Ergonomía Cognitiva, como el 
tráfico de control aéreo, el pilotaje de aviones, o el control de una central nuclear o 
térmica, los ergónomos han necesitado utilizar este concepto para describir e integrar 
todos los procesos cognitivos que son responsables de la adquisición, almacenamiento 
y uso de la información que está disponible para que la persona pueda realizar el 
trabajo en ellos y, de esta manera ayudar a que el diseño del sistema de trabajo sea el 
apropiado para el ser humano, mejorando su bienestar y evitando los temibles errores 
humanos. 
 
CONCLUSIÓN 
 
 La importancia que la Ergonomía está adquiriendo actualmente como disciplinar 
científica que puede contribuir a mejorar el bienestar humano, requiere que hagamos 
un esfuerzo para definir bien su objeto de estudio. En este sentido, en este trabajo 
hemos querido llamar la atención sobre los dos aspectos, el físico y el psicológico, que 
son importantes diferenciar en la relación del ser humano y el sistema donde trabaja, y 
que dan pié a distinguir dos subdisciplinas dentro de la Ergonomía, la Física y la 
Cognitiva. 
BIBLIOGRAFÍA 
 
Cañas, J.J., y Waern, Y. (2001). Ergonomía Cognitiva. Madrid: Editorial Médica 
Panamericana. 
Endsley, M. (1995a). Toward a Theory of Situation Awareneness in Dynamic Systems. 
Human Factor, 37 (1), 32-64. 
Miller, G.A. (1956). The magical number seven plus or minus two: Some limits on our 
capacity for processing information. Psychological Review, 63, 81-97. 
Parasuraman, R. and Riley, V. (1997). Humans and automation: Use, misuse, disuse, 
abuse. Human Factors, 39, 230-253. 
J. Cañas Ergonomía Cognitiva 
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Reason, J. (1992). Human Error. New York: Cambridge University Press. 
Sanders, M.S., and McCormick, E.J. (1993). Human Factors in Engineering and Design. 
McGraw-Hill, Inc. 
Sheridan, T.B. (1997). Supervisory control. En G.Salvendy (ed.) Handbook of Human 
Factors. New York: Wiley. 
Vicente, K.J. (1999). Cognitive work analysis: Toward Safe, Productive and Healthy 
Computer-based Work. Marwah: LEA. 
Zwaga, H.J.G., and Hoonhout, H.C.M. (1994). Supervisory control behavior and the 
implementation of alarms in process control. En N.A. Stanton (ed.) Human 
Factors in Alarms Design: London: Taylor and Francis.

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