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Interpretación de electrocardiogramas

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N.° 44 •ABRIL 2000
PUBLICACION
CIENTIFICO TECNICA
PARA EL PROFESIONAL
DE LA CLINICA DE
PEQUEÑOS ANIMALES
PUBLICACIÓN EDITADA POR LUZÁN 5 S.A. DE EDICIONES
AULA
VETERINARIA
Monografías
de actualidad
Dirige y coordina esta monografía:
Dra. Paloma García
Director:
Dr. Fidel San Román Ascaso
INTERPRETACIÓN
DE ELECTROCARDIOGRAMAS
INTERPRETACIÓN
DE ELECTROCARDIOGRAMAS
PROGRAMA 2000
N.o 43 (Febrero)
BASES PARA LA GESTIÓN 
EN CENTROS VETERINARIOS
Juan A. Aguado 
N.o 44 (Abril)
INTERPRETACIÓN DE
ELECTROCARDIOGRAMAS
Paloma García
N.o 45 (Junio)
PATOLOGÍA DEL OÍDO 
EN PERRO Y GATO
Fidel San Román
N.o 46 (Agosto)
ENFERMEDADES ESPINALES (II)
Tomás Fernández
N.o 47 (Octubre)
MEJORA Y CONSERVACIÓN
GENÉTICA CANINA
Cecilio Barba
N.o 48 (Diciembre)
ATOPIAS Y ALERGIAS ALIMENTARIAS
EN PERRO Y GATO
Ana Ríos
Publicación bimestral. Reservados todos los derechos de edición.
Se prohíbe la reproducción o transmisión total o parcial del contenido de este número, ya sea por medio electrónico o mecánico, de fotocopia,
grabación u otro sistema de reproducción, sin autorización expresa del editor.
Tarifa de suscripción anual: Mediante cheque bancario adjunto de 6.656 ptas. Mediante contra reembolso de 7.280 ptas. 
Ejemplar suelto: 1.850 ptas. (IVAincluido).
Empresa periodística núm. 3.725. Depósito legal: M. 1137-1993 ISSN: 1133-2751 Imprime: EGRAF, S.A.
Pasaje Virgen de la Alegría, 14
Teléfono 91 405 72 60 / 91 405 15 95 
Fax 91 403 49 07
e-mail: veterinaria@luzan5.es
http://www. aulaveterinaria.com
28027 Madrid
DIRECTOR:
Dr. Fidel San Román Ascaso
Director del Hospital 
Clínico Veterinario. 
Catedrático de Cirugía.
Facultad de Veterinaria. 
Universidad Complutense de 
Madrid
DIRECTOR HONORARIO:
Dr. Juan José Tabar Barrios
Centro Policlínico Veterinario 
Raspeig. San Vicente. Alicante
DIRECTORA DE LA MONOGRAFíA:
Paloma García Fernández
Profesora Titular de Cirugía. 
Dpto. Patología Animal.
Facultad de Veterinaria. 
Universidad Complutense de 
Madrid
COLABORADOES:
J. Bernal
M. A. Cabezas Salamanca
R. Cediel Algovia
P. García Fernández
A. Soto Bustos
M. Rabanal
A. Peña Rodríguez
C. Pérez Díaz
M. Sánchez de la Muela
E. Ynaraja Ramírez
Dirección Comercial:
Guillermo Garzón Fdez.-Conde
Coordinación Editorial:
Elena Malmierca Lerma
Dirección de Producción:
Fernando Latorre Margolles
Dirección Artística:
José Luis García Alonso
Coordinación de Realización:
Isabel Velasco Granados
Maquetación:
M.ª Luz Franco F d e z . - C o n d e
Reproducción Fotográfica e
Infografía:
Enrique Leiva Hidalgo
Supervisión y Corrección de
Textos:
Marta Martínez Sandoval
Asistente de Corrección:
Guillermo Rodríguez Peñacoba
Composición de Textos:
M.ª Dolores Llano García 
Colaboradores:
Beatriz García Martín
Cristina Plaza Fonseca
Enrique Leiva
Pablo Bravo Avilés
CANIS ET FELIS N.o 44
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
taff
INTERPRETACIÓN DEL ECG
ONDA P DEL ELECTROCARDIOGRAMA
EDITORIAL
BIBLIOGRAFIA
ÍNDICE DE COLABORADORES
EL COMPLEJO QRS: LA DESPOLARIZACIÓN VENTRICULAR
CANIS ET FELIS N.o 44
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
LA ONDA T Y EL SEGMENTO S-T DEL ELECTROCARDIOGRAMA
ALTERACIONES DE LA CONDUCCIÓN INTRACARDÍACA
LA ELECTROCARDIOGRAFÍA TRANSTELEFÓNICA
ARRITMIAS DURANTE LA ANESTESIA
ndice
A evolución imp a rable del desarrollo tecnológico en Vete ri n a ria a finales del
siglo XX y ahora, ya a comienzos del nuevo milenio, ha llevado a la necesidad
de dominar y hacer uso de nuevas técnicas por par te de nuestros colegas veteri-
narios.
La electrocardiografía, registro de los cambios de potencial del músculo cardíaco, surgió
en la clínica humana como consecuencia de una larga investigación realizada en humanos
y animales, y derivada de los muchos conocimientos en electromiografía.
Como casi siempre, nuestros queridos animales de investigación, aunque son los prime-
ros sufridores de cualquier técnica y de su desarrollo, siendo necesarios para revalidarla y
luego aplicarla en Medicina humana; no llegan a ser beneficiarios de esa innovación tecno-
lógica antes de que sea necesaria y asequible para su uso en la clínica veterinaria.
En el caso de la electrocardiografía, estamos ya en esta fase final, ya que en la actuali-
dad, ninguna clínica que se precie puede prescindir de su uso.
Su aplicación en el diagnóstico, seguimiento y prevención de enfe rmedades card í a c a s
resulta ya imprescindible en Veterinaria.
Los procedimientos quirúrgicos y anestesiológicos se han visto definitivamente beneficia-
dos por el auxilio de la electrocardiografía, en forma de registro gráfico previo a la cirugía
o como sistema de registro continuo durante la intervención, lo que ha beneficiado extraor-
dinariamente a nuestros pacientes evitando complicaciones y fracasos.
Un grupo de extraordinarios veterinarios de nuestro hospital, coordinados por la Profe-
s o ra Dra. Paloma García, y entusiastas de esta técnica, tuvo —pienso— la genial idea de
hacer una monografía en el seno de Canis et Felis para apor tar a otros profesionales las
experiencias de su uso en la práctica clínica. El resultado es este manual que tenemos entre
manos, que llena definitivamente el hueco que existía y responde totalmente a las expecta-
tivas.
Si la ex i stencia de alguna de las monografías antes publicadas está aconsejada en las biblio-
tecas de nuest ras clínicas, ésta tiene que esta rlo por su entidad plenamente just i fi c a d a .
Enhorabuena a los autores y a la editorial Luzán.
Fidel San Román Ascaso
Catedrático de Cirugía
Universidad Complutense de Madrid
LL
CANIS ET FELIS N.o 44
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
ditorial
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
L uso de la electrocardiografía como método diagnóstico está muy extendido en la práctica veteri-
naria. Para poderle sacar un mayor partido, debemos tener en cuenta unos conocimientos básicos
tanto para su realización como para su interpretación.
Hay que tener en cuenta que el trazado electrocardiográfico se puede alterar por distintos motivos,
dando lugar a la aparición de artefactos que nos pueden dificultar un diagnóstico.
Es importante conocer los valores normales del electrocardiograma de un animal para poder comparar los
de nuestro paciente con éstos y poder detectar posibles patologías. También nos puede ayudar el cálculo del
eje cardíaco, pero solamente acompañándolo de otras pruebas, ya que por sí solo no nos da una información
definitiva.
P. GARCÍA FERNÁNDEZ,
M. A. CABEZAS SALAMANCA, C. PÉREZ DÍAZ
Dpto. Patología Animal II, Cátedra de Cirugía, Facultad Veterinaria, Universidad Complutense de Madrid
EE
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
A R A la inte rp retación de
un electro c a rd i o gra m a
(ECG), hay que tener en
c u e n ta una serie de
p a rá m et ros que to d o s
conocemos, como son
la frecuencia cardíaca, el ritmo base, el
eje principal, el valor máximo de los
i n te rvalos PR, QRS y QT, el conto rno de
las ondas P y el patrón de QRS, así como
la confi g u ración del segmento ST y de la
onda T. Pueden pre s e n ta rse algunas difi-
c u l tades a la hora de inte rp retar el ECG
y considera rlo normal o no, por lo qu e
se hace necesario revisar cada tra z a d o
del ECG de manera ordenada, y con un
fin dete rminado para ev i tar cualqu i e r
e rro r; como ejemplo, nombra remos el
p a t rón de la onda T, que puede que sea
el más va riable de todas las ondas, ya
que está sujeto a muchas infl u e n c i a s
ex t ra c a rdiacas y a las pequeñas alte ra-
ciones del segmento ST; cualqu i e ra de
ellas nos pueden inducir a inte rp reta c i o-
nes incorre c tas en el ECG.
La morfología de las distintas deri-
vaciones del ECG de los individuos nor-
males no siempre es uniforme, diversas
variables constitucionales pueden mo-
dificar un electrocardiograma, como la
edad (fig. 1), el peso, la raza, la po-
sición anatómica del corazón dentro
del tórax, así como la conformación
del mismo tórax. Además de estas con-
sideraciones constitucionales, las varia-ciones en la técnica de obtención del
ECG pueden dar lugar a una modifica-
ción en el mismo. Los distintos aparatos
electrocardiográficos pueden respon-
der a una misma señal eléctrica con
una frecuencia que no es idéntica.
Algunas ondas Q que se ven con un
electrocardiógrafo pueden incorporar-
se en la onda R con otro aparato de registro. El segmen-
to ST y la altura de la onda T pueden ser diferentes por
variaciones en la frecuencia de respuesta y por no poder
reflejar cambios propios de un estado patológico. Por
esta razón, los pequeños cambios en el ECG deben
correlacionarse siempre con las condiciones clínicas.
Otros factores técnicos, incluyendo el empleo de una
solución alcohólica en lugar de una salina para el con-
tacto de los electrodos, o el contacto inadecuado de los
electrodos con la piel, pueden dar lugar al registro de fal-
sos bajos voltajes.
Y a pesar de una técnica meticulosa, el ECG es tam-
bién susceptible de variaciones de un día para otro. Así,
cambios en la excursión de QRS en algunos pacientes
pueden tener criterios marginales de hipertrofia ventricu-
lar en un trazado; criterios que pueden no encontrarse
en otro ECG ulterior. Por ello, debemos evitar al máximo
cualquier defecto tanto en la técnica como en la obser-
vación y examen del registro realizado para poder valo-
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
PP
Fig. 1a. — Ejemplo de electrocardiograma de un animal joven
de 8 meses.
Fig. 1b. — Ejemplo de electrocardiograma de un animal adul-
to de10 años.
b
a
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
rar, y que nos sea de utilidad esta prue-
ba diagnóstica complementaria.
Para llegar al diagnóstico de una
enfermedad cardíaca, el ECG no nos
será definitivo; hay que complementar
siempre con otra serie de pruebas:
analítica sanguínea, ra d i o grafía de
tórax, ecocardiografía..., pero es de
inestimable valor, pues sin ella tampo-
co podremos dar el diagnóstico.
El corazón tiene células especializa-
das que marcan el paso de la despolari-
zación espontánea y un sistema de con-
ducción tisular rapidísimo que tra n s m i te
el impulso eléctrico desde las células de
los marcapasos de una manera orga n i-
zada y coordinada a través del cora z ó n .
B ajo condiciones normales, el impulso se
inicia en el nódulo sinoauri c u l a r, que es
el marcapasos intrínseco más rá p i d o ,
localizado en la aurícula dere cha. Des-
pués se tra n s m i te a toda la aurícula,
h a sta el nódulo auri c u l ove n t ri c u l a r; a
continuación, y a través de las ra m a s
d e re cha e izqu i e rda del fascículo de
Hiss, desciende por cada lado del septo
i n te rve n t ricular hacia la punta, el ápex ,
del corazón; y es entonces cuando la
t ransmisión se continúa, gracias a las
fi b ras de Purkinje, por toda la pared ve n-
t ri c u l a r, ta n to del lado dere cho como del
i z qu i e rdo. Las defl exiones del electro c a r-
d i o grama (ECG), re p re s e n tan la suma
de todas las fuerzas eléctricas que com-
ponen el ciclo cardiaco (fig. 2 ).
TÉCNICA HABITUAL
La inte rp retación de un electro c a r-
d i o grama se hará más sencilla si siem-
p re lo re g i st ramos con el animal en la
misma posición. La posición conve n c i o-
nal del paciente es el decúbito late ral dere cho, con las
ex t remidades ex tendidas perp e n d i c u l a rm e n te al eje lon-
gitudinal del cuerpo, pero de manera que el animal se
e n c u e n t re más o menos cómodo y tra n quilo; pues el re g i s-
t ro es muy recomendable que se haga con el animal cons-
c i e n te y sin ningún tipo de sedación o tra n qu i l i z a c i ó n .
Toda sedación produce cambios en el ritmo, pero en oca-
siones muy excepcionales te n d remos que re c u rrir a este
tipo de inmovilización química, para lo que re c o m e n d a-
remos la utilización de acepromacina (0,03 mg/kg) en
combinación o no con la ketamina (10 mg/kg) y/o diace-
pam (0,3 mg/kg), si es necesario. 
En pacientes con alto compromiso cardio-respiratorio
o en el caso de los gatos, la situación del animal puede
ser la esternal o variar en tanto en cuanto el animal no
se estrese demasiado, aunque debemos evitar la posi-
ción de pie, pues el movimiento o los temblores suelen ser
más frecuentes y el trazado del ECG se hace ilegible.
Hay que observar al animal durante la toma del registro
y así se podrá anotar los trazos correspondientes a movi-
mientos del animal o los asociados a la respiración.
Los electrodos se colocan uno en cada una de las
extremidades, obteniendo: LA, RA, LL y RL, aprovechan-
do las zonas de escaso pelaje como son las axilas y el
pliegue de la babilla, o las almohadillas centrales plan-
tares, o los codos y las rodillas. Para estudios electrocar-
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
Fig. 2.— Representación electrocardiográfica del ciclo cardíaco.
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
diográficos completos, se debe colocar
un quinto electrodo (V o C), denomina-
do electrodo explorador, y que se sitúa
en diferentes posiciones (sobre la 7.ª
vértebra torácica, 6.º espacio intercos-
tal en la unión costocondral...).
No rm a l m e n te tienen un código de
c o l o res; así, y re s p e c t i va m e n te a los elec-
t rodos mencionados, tenemos: negro
p a ra el neutro N, amarillo para LA, ro j o
p a ra RA, ve rde para LL o LF; en el caso
del electrodo ex p l o rador también puede
ser marrón. Además del código de color,
y para ev i tar confusiones, suelen esta r
e s c ri tas las iniciales corre s p o n d i e n tes en
cada electrodo de la ex t remidad donde
deben colocarse, con las iniciales en
m ayúscula y utilizando la denominación
i n glesa de las ex t re m i d a d e s .
Hay varios tipos de electrodos: pin-
zas cocodrilo, agujas, adhesivo s . . . ,
podemos utilizar cualquiera de ellos, lo
más importante es que éstos deben
contactar íntimamente con la piel para
conseguir un buen registro. Entre las
pinzas de cocodrilo y las agujas, son
más recomendables las pinzas por ser
menos lesivas, y aún así debemos ase-
gurarnos de que no sean extremada-
mente incómodas, para que el animal
esté lo más quieto posible durante el
registro. A los adhesivos les haremos
contactar más íntimamente aplicando
esparadrapo sobre ellos y sobre la
extremidad con cierta tensión. También
utilizaremos, y con la misma finalidad
de obtener un contacto íntimo, una sus-
tancia conductora, como es una solu-
ción salina, alcohol o bien un gel elec-
troconductor, con el que impregnare-
mos la piel del animal antes de colocar
los electrodos.
Con estos electrodos podremos obtener las derivacio-
nes bipolares estándar (fig. 3): 
Derivación I: comparando RA (-) con LA(+).
Derivación II: comparando RA (-) con LL (+).
Derivación III: comparando LA (-) con LL (+).
Las derivaciones amplificadas se obtienen al compa-
rar un miembro con los otros dos y son: 
aVR: RA (+), comparado con LL y LA (-).
aVL: LA (+), comparado con RA y LL (-).
aVF: LL (+), comparado con RL y RA (-).
Estas seis derivaciones conjuntas forman el Sistema
Hexaxial de Bailey, y son las que con más frecuencia se
registran y sobre las que se hacen la mayoría de los infor-
mes electrocardiográficos (fig. 4).
Las derivaciones monopolares torácicas o precordia-
les se utilizan en casos muy contados o en estudios car-
diológicos especiales. Y se obtienen al comparar el elec-
trodo colocado en: 
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
Fig. 3.— Representación vectorial de las derivaciones bipolares.
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
— El 6.º espacio inte rc o stal izqu i e rd o ,
c e rca del este rnón: CV6LL o V2.
— La unión costo c o n d ral: CV6LU o V4.
— El 5.º espacio intercostal derecho
cerca del esternón: CV5RL o rV2.
— La línea media dorsal entre las dos
escápulas: V10 .
En cuanto a las derivaciones orto-
gonales que toman los tres planos del
tórax (de derecha a izquierda, craneo-
caudal y ventrodorsal), que se corres-
ponden respectivamente con los ejes
espaciales (X, Y y Z), se usan con más frecuencia para el
registro electrocardiográfico en caballos más que en la
clínica de pequeños animales.
El electro c a rd i o gramapuede defi n i rse como la re p re-
s e n tación grá fica de los cambios eléctricos que se pro d u c e n
en el miocardio dura n te el ciclo cardiaco. Las dist i n ta s
ondas, su denominación, así como su correspondencia con
las fases del ciclo cardiaco se re p re s e n tan en la fi g u ra 2.
Como ya hemos mencionado, para la interpretación
completa de un electrocardiograma, deberemos estable-
cer un orden en la obtención de los datos y de la infor-
mación que se deriva de este registro, y podría ser el que
exponemos a continuación:
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
Fig. 4. — Ejemplos de las distintas derivaciones electrocardiográficas, tanto bipolares (Y, II, III), como las ampli-
ficadas (aVR, aVL, aVF).
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
— Pri m e ro, estudiar si el trazado es
legible o no, si es válido o no. Deben
exc l u i rse aquéllos que té c n i c a m e n te sean
e qu í vocos en el re g i st ro, desest i m á n d o s e .
— Determinar el ritmo.
— Se debe indicar la frecuencia car-
díaca. 
— Hay que determinar los intervalos
y la magnitud de los complejos PQRST.
Esto se hace normalmente en la deriva-
ción estándar II. Para la interpretación
correcta del ECG, el clínico debe fami-
liarizarse principalmente con los com-
plejos QRS.
— Estudiar las deri vaciones estándar I,
II, y III, y localizar cualquier anorm a l i-
d a d .
— Analizar también las derivaciones
de las extremidades aVR, aVL, aVF, y
detectar si existen alteraciones signifi-
cativas.
— Calcular el eje eléctrico del com-
plejo QRS, midiéndolo en grados.
Con todo ello conseguiremos un
informe electrocardiográfico completo,
sin que se nos pase por alto ningún
dato importante.
El primer paso para obtener una
buena info rmación de un ECG es conse-
guir un trazado legible, y para ello, el
a p a ra to de re g i st ro, el electro c a rd i ó gra-
fo, debe tener unas mínimas posibilida-
des y cara c te r í sticas técnicas con las qu e
podamos optimizar nuest ro trazado. 
ELECTROCARDIÓGRAFO
Uno de los dispositivos a tener será:
Control de la sensibilidad
Con este mando conseguimos variar
el número de centímetros del papel a lo que equivale1
mV en el ECG. Normalmente se ajusta a 1 cm/mV, pero
en algunos casos, como cuando los complejos tienen
gran amplitud, lo podemos ajustar, haciendo disminuir la
sensibilidad, para que el registro sea más legible y valo-
rable. Es importante dejar registrado sobre el papel la
sensibilidad empleada en amplitud para el registro del
ECG, aunque muchos de los aparatos de registro lo
hacen de manera automática.
Velocidad del papel
La velocidad seleccionada en el electro c a rd i ó gra fo
puede modifi c a rse, y aunque ex i sten apara tos en el mer-
cado con los que podemos aj u star la velocidad a la qu e
deseemos, lo más habitual y práctico es el re g i st ro sólo a
dos velocidades: a 50 mm/seg o a 25 mm/seg.
Cuando registramos a 50 mm/seg, tenemos la equi-
valencia de 1 mm = 1 mV = 1 cm. En este caso cada cua-
drado pequeño sobre el eje horizontal representa 0,02
segundos; y como mínimo debemos registrar cuatro com-
plejos QRS en cada una de las derivaciones, excepto en
la derivación II, en que recogeremos, al menos, seis com-
plejos QRS.
Cuando seleccionamos la velocidad de 25 mm/seg,
cada cuadrado pequeño se debe multiplicar por 0,04
para calcular la duración de la actividad eléctrica en
segundos. 
Filtros
Es otra de las posibilidades técnicas con las que debe
contar nuestro electrocardiógrafo. Con ellos consegui-
mos evitar artefactos en el trazado; pueden disminuir la
altura de los complejos QRS, pero es muy recomendable
su utilización.
Selector de derivaciones
Normalmente nosotros tenemos que ir cambiando el
mando para seleccionar la derivación que queremos
registrar.
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
EL PAPEL DE REGISTRO Y LOS
INTERVALOS
El papel de registro se trata de un
papel milimetrado, con líneas vertica-
les así como horizontales. Para facili-
tarnos las mediciones y la exactitud de
éstas, cada cinco líneas verticales y
horizontales la quinta línea es más
oscura que las restantes. Las líneas
horizontales se espacian 1 mm, que
representa 0,1 mV, cuando el electro-
cardiograma se estandariza a 1 mV.
Así, diez cuadrados pequeños vertica-
les equivalen a 1 mV de electricidad.
Las líneas verticales son líneas de
t i e mpo, cuyo inte rvalo es de 0,02
segundos cuando el papel corre a una
velocidad de 50 mm/seg. Cinco cua-
drados pequeños, por lo tanto, serán
igual a 0,1 seg. Y en el caso de selec-
cionar la velocidad de 25 mm/seg, el
intervalo será de 0,04 seg.
Los valores de la duración y de la
magnitud del ciclo cardiaco de cada
e l e c t ro c a rd i o grama se miden ex p re-
sando la duración en segundos.
La amplitud de las defl ex i o n e s ,
p o s i t i vas o nega t i vas, se miden desde
la línea isoeléctrica hasta la punta de
la infl exión de la onda en cuest i ó n .
Las medidas de su duración ta m b i é n
h ay que re a l i z a rlas, y se hacen desde
el inicio hasta el final del segmento
e s p e c í fi c o .
En la parte superior del papel de
registro del electrocardiograma, exis-
ten unas marcas que representan inter-
valos de tiempo. Cuando en el aparato
se selecciona una velocidad de 50
mm/seg, el tiempo entre estas dos mar-
cas es 1,5 seg. Estas marcas nos pue-
den ayudar a la hora de calcular la frecuencia cardíaca,
ya que si contamos los complejos que existen durante 3
seg (dos intervalos de los mencionados) y los multiplica-
mos por 20, obtenemos la frecuencia cardíaca en lati-
dos/minuto (lpm).
INTERFERENCIAS EN EL REGISTRO
Las causas más frecuentes de interferencias en el regis-
tro de un ECG son:
— Mal conta c to: electrodos sucios, corroídos, mal lubri fi-
cados o mal posicionados.
— Inte rfe rencias por ot ros apara tos que operan a la
misma frecuencia que nuest ro electro c a rd i ó gra fo, o
que se encuentran en la sala de re g i st ro o conecta d o s
a la misma red (apara to de rayos X, ra d i o c a s s ete, fl u o-
re s c e n tes, peladoras). Es recomendable que el animal
se encuentre sobre una superficie aislante (ta b l e ro
especial, aislante, etc.) a la hora de realizar el re g i st ro
p a ra ev i tar este tipo de inte rfe rencias, y realizar el
re g i st ro en una estancia donde no estén funcionando
ot ros apara tos eléctri c o s .
— Mov i m i e n to del animal: te m b l o res, mov i m i e n to vo l u n-
ta rio de las ex t remidades, mov i m i e n tos re s p i ra to rios, et c .
— Colocación incorrecta de los electrodos.
— Proximidad de teléfonos móviles (fig. 5).
FRECUENCIA CARDÍACA 
El averiguar la frecuencia cardíaca, el número de lati-
dos por minuto, es un procedimiento bastante sencillo,
tan sólo debemos de contar el número de complejos que
se registran durante seis segundos y multiplicarlo por
diez o realizar cualquier otra combinación aritmética a
la que estemos acostumbrados.
Los valores medios de la frecuencia cardíaca son:
— Perros adultos: 70-160 latidos por minuto.
— Razas pequeñas: hasta 180 lpm.
— Cachorros: hasta 220 lpm.
— Gatos: 160-240 lpm, con una media de 197 lpm.
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
La frecuencia cardíaca depende
generalmente del nódulo senoauricu-
lar, ya que es el marcapasos normal
del corazón, que se encuentra en la
pared posterior de la aurícula dere-
cha. Cuando falla este nódulo, otras
regiones del corazón son capaces de
actuar como marcapasos ectópicos o
posibles, y en condiciones de urgencia
o patológicas son capaces de iniciar el
latido y de encargarse de la actividad
automática. Así, podemos tener diver-
sos tipos de marcapasos: un marcapa-
sos auricular ectópico, un marcapasos
ventricular, un marcapasos del nódulo
auriculoventricular.
Cuando la frecuencia cardíaca está
aumentada, el número de latidos por
minuto es mayor de lo normal, lo que
se denomina taquicardia; y cuando,
por el contrario, están disminuidos, lo
que registraremos es una bradicardia,
pero además, dependiendo del lugar
donde se origineel impulso, podremos
tener:
— Ta qu i c a rdia sinusal: fre c u e n c i a
mayor de lo normal pero con un ritmo
normal. Significa que el impulso se ori-
gina en el nódulo senoauricular.
— B ra d i c a rdia sinusal: fre c u e n c i a
inferior a la normal pero con un ritmo
normal, originada en el nódulo seno-
auricular.
— Taquicardia ventricular.
RITMO CARDÍACO
Lo obte n d remos al comp a rar el espa-
cio de tiempo que ex i ste entre los com-
plejos; y con ello podremos saber si es
un ritmo regular o irre g u l a r. En el pri m e r
caso, el espacio de tiempo entre los complejos re g i st ra d o s
es consta n te; en el segundo caso, no. Si además conta m o s
el número de complejos por minuto y lo comp a ramos con el
n ú m e ro normal de la especie, no sólo obte n d remos la fre-
cuencia cardíaca, sino que a la vez vamos a saber si el
ritmo cardiaco está aumentado en frecuencia, es decir, si
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
Fig. 5.— Ejemplos de interferencias:
• Manipulación sobre una de las extremidades.
• Pérdida de conexión en un electrodo.
• Efecto del alcohol sobre un electrodo.
• Temblor del animal.
• Temblor más acusado, con jadeo y movimiento.
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
h ay una ta qu i c a rdia o, por el contra ri o ,
e stá disminuido, es decir, si el animal
tiene una bra d i c a rd i a .
El ritmo normal en el perro es el
ritmo regular sinusal, asociado a taqui -
cardia cuando se trata de un animal
nervioso o muy excitado; y, a menudo,
arritmia sinusal con o sin marcapasos
migratorio.
La arritmia sinusal es un ritmo re g u l a r
i rre g u l a r, originado el impulso en el
nódulo sinoauricular en el que los inte r-
valos R-R varían más de 0,12 seg o un
10%; y donde las ondas P son idénticas.
En razas bra qu i c é falas, suelen te n e r
un ritmo considerado dentro de los pará-
m et ros de normalidad por su const i t u-
ción, ya que tienen un grado más o
menos imp o rta n te de obst rucción de las
vías aéreas; y en este ritmo de arri t m i a
sinusal re s p i ra to ria, que provoca un
a u m e n to en la frecuencia card í a c a
d u ra n te la inspiración y una disminución
de la frecuencia cardíaca dura n te la
e s p i ración, se hacen más marcadas las
pausas sinusales, lo que puede acerc a r-
se a la definición de bloqueo sinoauri c u-
lar o parada sinusal. Éste se descri b i rá
como un ritmo normal o anormal en fun-
ción del re sto de los pará m et ros o signos
que encuentre el clínico en ese animal.
La arritmia sinusal y el marc a p a s o s
m i gra to rio senoauricular (en este caso la
onda P si cambia de morfología), entra n
d e n t ro de los denominados ritmos va ri a-
bles junto a ot ros como son el de fi b ri l a-
ción auricular (ritmo va riable donde no
h ay P ve rd a d e ras sino muchas espiga s
a u ri c u l a res ectópicas) y que a lo larg o
de la monografía se irán comenta n d o
con más detalle, pues corresponden casi
todos ellos a estados patológicos y se
deben apreciar conjunta m e n te con ot ras alte raciones en el
ECG para evaluar su imp o rta n c i a .
También podemos ver descri tos ot ros ritmos denomina-
dos ritmos rápidos, como la ta qu i c a rdia parox í stica (auri-
c u l a r, nodal, suprave n t ri c u l a r, ve n t ricular), aleteo auri c u l a r,
a l eteo ve n t ri c u l a r, fi b rilación auri c u l a r, fi b rilación ve n t ri c u-
l a r; que entrarían también dentro de los ritmos pato l ó g i c o s
y que se definen en capítulos poste ri o re s .
En nuestros pacientes podemos encontrar cualquiera
de estos ritmos, pero, como ya hemos comentado, tene-
mos que unirlos conjuntamente a varios hallazgos en el
trazado, así como a signos o síntomas clínicos que reco-
jamos en la exploración del paciente, para lograr defi-
nirlos y que nos verifiquen la existencia real de un pro-
blema cardiaco y su intensidad.
Para los gatos, los únicos ritmos normales son o el
ritmo sinusal normal o la taquicardia sinusal por nervio-
sismo o excitación.
EJE ELÉCTRICO 
El eje eléctrico se puede definir como la dirección pre-
p o n d e ra n te de la corri e n te eléctrica dura n te la despolari-
zación ve n t ri c u l a r. También se conoce como el eje eléctri c o
medio del ventrículo, ya que es la ex p resión ve c to rial media
de la onda de despolarización ve n t ri c u l a r.
Aunque puede calcularse cada uno de los ejes corres-
pondientes a la activación auricular, ventricular y de
repolarización ventricular, en la práctica es suficiente el
cálculo del eje de la onda de despolarización ventricular,
es decir, el vector resultante con magnitud y dirección de
la suma de todos los potenciales de acción generados
por las células cardíacas al activarse durante la despola-
rización del ventrículo. La dirección del eje eléctrico se
expresa como una desviación del eje en grados de los
seis ejes del sistema de referencia (fig. 6).
El eje eléctrico principal del complejo QRS se expresa
como desviación del eje en tres tipos:
— Eje eléctrico normal: 100°.
— Desviación a la izqu i e rda: por debajo de 40° en perro
y 0° en ga tos (Levo e j e ) .
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
— Desviación a la derecha: por enci-
ma de 100° en perro y 160° en gatos
(Dextroeje).
El cálculo del eje eléctrico se puede
determinar por tres métodos:
— Uno que incluye el uso de un sis-
tema de derivaciones bipolar. Normal-
mente se utilizan la derivación I o la III
para calcular el eje. La suma algebrai-
ca en milímetros de las amplitudes, en
milímetros, de las ondas positivas y
negativas en la derivación I se calcula
para tener el eje de la derivación I. Lo
mismo se hace en la derivación III. Las
líneas perpendiculares se señalan a tra-
vés del punto calculado sobre las líne-
as de la derivación. El eje eléctrico
principal es la línea dibujada desde el
centro del sistema hacia el punto de
intersección de las perpendiculares. Y
tiene un signo positivo o negativo.
— El otro sistema incluye el examen
de las seis derivaciones para determi-
nar cuál es la derivación más isoeléctri-
ca y más pequeña. El eje eléctrico ver-
d a d e ro corre perpendicular a esta
derivación isoeléctrica. Por lo que la
derivación perpendicular a ésta será el
eje eléctrico principal. Si esta deriva-
ción es positiva, entonces el eje va en
dirección hacia el polo positivo de esa
derivación, o se buscará la derivación
con la deflexión de onda R de mayor
voltaje. El electrodo positivo de esta
derivación en el sistema hexaxial nos
aproxima al eje eléctrico.
— El te rcer método es mediante
unas tablas en las que se re p re s e n ta n
los dist i n tos va l o res del eje eléctri c o
p a ra cada uno de los va l o res qu e
ex i stan de la semisuma de los complejos QRS en las
d e ri vaciones I y II (fig. 7 y 8).
No rm a l m e n te, el método que se utiliza para calcular el
eje eléctrico es el del plano fro n tal (el pri m e ro descri to), el
cual es en realidad la media de todos los ve c to res de la acti-
vidad eléctrica originada en la despolarización ve n t ri c u l a r.
Por lo que es necesario const ruir un diagrama, conocido
como sistema de re fe rencia triaxial, o hexaxial si se inclu-
yen las deri vaciones amp l i ficadas, basado en el tri á n g u l o
de Einth oven. Usando la fi g u ra 6 calculamos el eje:
— Se calcula la suma algebraica de las deflexiones
positivas y negativas de los complejos QRS en dos deri-
vaciones (normalmente la I y la II).
— Se proyectan esos vectores en relación al centro de
la escala a lo largo de las líneas del diagrama.
— Se dibujan las paralelas a esos puntos.
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
Fig. 6. — Representación vectorial de las distintas derivaciones,
y gráfico del eje cardíaco.
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
Fig. 7. — Tablas para el cálculo del ejercicio del eje cardíaco.
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
Fig. 8. — Tablas para el cálculo del ejercicio del eje cardíaco.
— Donde se cortan esas líneas, dibu-
jamos una línea hacia el centro.— El ángulo que forma esa línea con
el 0° es la media del eje eléctrico.
Cada área o porción muscular del
corazón tiene su propio vector, resul-
tante a su vez de la suma de los poten-
ciales de acción de las células de esa
área. El ECG es la representación grá-
fica de los vectores correspondientes a
la activación auricular (onda P), y a la
activación ventricular (vectores 1, 2 y
3), que dan lugar al complejo QRS; a
la recuperación ventricular (onda T); y
a la recuperación auricular (onda Ta),
la cual no suele verse en el ECG por
quedar incluida en el QRS.
E sta confi g u ración de los complejos re p re s e n ta la
posición del corazón y la dirección de la dist ri b u c i ó n
de la despolarización en cada deri vación. En un perro
n o rmal, la porción principal del complejo QRS se diri-
ge hacia la izqu i e rda, poste rior y ve n t ra l m e n te ,
dando lugar a una onda R en las deri vaciones I, II, III
y aVF. En estas deri vaciones da lugar a una defl ex i ó n
p o s i t i va porque la onda de despolarización se diri ge
hacia el electrodo positivo en la corre s p o n d i e n te deri-
va c i ó n .
El eje eléctrico principal es una determinación muy útil
en la evaluación de las enfermedades cardíacas. Propor-
ciona una gran ayuda en la localización de las dilata-
ciones cardíacas. Un eje por encima de +100° hasta
–90° en el perro es un indicativo fiable de un aumento
ventricular derecho, mientras que un eje entre +40° y
–90° suele estar asociado a un aumento del ventrículo
izquierdo.
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
27
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
TERMINOLOGíA DEL 
ELECTROCARDIOGRAMA:
ONDAS E
INTERVALOS
Onda P
Re p re s e n ta la despolarización y
contracción de la aurícula, es decir, la
a c t i vación auri c u l a r. Es la pri m e ra
deflexión hacia arriba que precede al
complejo QRS.
Debe medir 0,04 mV y 0,04 seg en
la derivación II, siendo estos valores
válidos tanto para perros como para
gatos.
La onda P puede ser también nega-
tiva, por lo que se la considera isoeléc-
trica. Después de ella hay una breve
pausa hasta que el impulso pasa al
nódulo auri c u l ove n t ri c u l a r, perm i t i é n-
dose así que la sangre pase de la aurí-
cula a los ventrículos. Este período se
registra como una línea breve isoeléc-
trica, tanto positiva como negativa, y
se denomina Intervalo PR.
En los perros esta onda P puede
variar en amplitud y polaridad de una
manera cíclica, asociada con la respi-
ración. Esto se conoce con el nombre
de marcapasos migratorio, y es debido
a una inhibición vagal del nódulo sino-
auricular, que da lugar a un desplaza-
miento temporal del marcapasos inicial
del ciclo cardiaco. La prolongación de
la onda P se conoce como onda P
mitrale y a menudo indica un aumento
auricular izquierdo impor tante, ya que
el impulso tarda más tiempo en atrave-
sar la aurícula. En las razas grandes,
un aumento de es ta onda P no necesa-
riamente es indicativa de una hipertro-
fia auricular, se baraja dentro de los límites normales
(0,05 seg). Cuando es la amplitud de la onda P lo que
aumenta se denomina P pulmonale, y lo que nos indica
es que la aurícula derecha se encuentra aumentada de
tamaño, ya que los voltajes se suman.
Intervalo PR
Despolarización auricular y tiempo hasta el inicio de
la actividad ventricular. Tiene una duración normal de
0,06-0,13 seg en perro y 0,05-0,09 seg en gatos. Un
intervalo más corto de lo normal suele indicar una pre-
excitación ventricular.
Después se produce la despolarización ventricular. En
los pequeños animales se lleva a cabo en tres fases cla-
ramente diferenciadas, que dan lugar a las ondas Q, R,
y S. Se produce por la despolarización de la mitad y de
la porción apical del septo. Se origina por la distribución
del impulso eléctrico hacia la superficie de ambos ventrí-
culos Se inicia por la activación del miocardio en la base
de los ventrículos. Es un periodo isoeléctrico corto antes
de la repolarización ventricular.
Complejo QRS
Re p re s e n ta la contracción la despolarización y la con-
t racción de los ventrículos dere cho e izqu i e rdo, es decir
c o rresponde a la activación ve n t ri c u l a r.
La onda Q: es la deflexión negativa que precede a la
R. Se produce por la despolarización de la porción api-
cal y del vértice del septo.
La onda R: es la deflexión positiva del complejo. La
onda R es la deflexión más importante y suele ser positi-
va en la derivación II. Se origina por la difusión del
impulso hacia la superficie de ambos ventrículos.
La onda S: es la deflexión negativa que sigue a la R.
Refleja la activación de del miocardio en la base de los
ventrículos, no ocurre lo mismo con la altura (amplitud)
del complejo QRS, que aunque puede variar mucho
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
entre dos animales, no lo hace el con-
torno o la forma del complejo.
Un complejo QRS más ancho y alto
suele corresponder con un aumento del
tamaño del ventrículo izquierdo. Los
animales obesos suelen tener una onda
R menor, aunque debemos diferenciar
con una disminución de esta onda la
presencia de fluido en la cavidad pleu-
ral o saco pericárdico.
El bloqueo de rama dere cha lo
apreciaremos al comprobar el retraso
o la interrupción en la conducción de la
rama derecha del fascículo de Hiss,
que se caracteriza en el ECG por una
onda S más profunda y ancha, espe-
cialmente en las derivaciones I, II, y
aVF, junto con la desviación a la dere-
cha del eje eléctrico. A menudo, es un
hallazgo casual en animales sin otros
signos de enfermedad cardíaca, pero
si existen otros síntomas, será un dato más de alteración
en el miocardio.
El bloqueo de rama izquierda es un retraso en la con-
ducción por la rama izquierda del fascículo de Hiss o de
ambos fascículos, el anterior y el posterior, y se caracte-
riza por una prolongación de los complejos QRS igual o
superior a los 0,08 seg. Normalmente, es positiva en las
derivaciones I, II, III y aVF. Se considera un indicador
importante de enfermedad miocárdica grave, ya que la
rama izquierda es una estructura extensa y difícil de
lesionarse, a no ser que la rama derecha también lo esté.
Segmento ST
Es la porción del electro c a rd i o grama que sigue a la
onda S y precede a la onda T. Debe ser una línea re c ta ,
h o ri z o n tal y sin desviaciones, por tra ta rse de un peri o d o
i s o e l é c t rico. No debe tener una depresión superior a 0,2
mV o una amplitud superior a 0,15 mV. Estos pará m et ro s
son indicativos de isquemia o hipoxia miocárdica, ori g i n a-
da por infa rtos miocárdicos, y son especialmente pre o c u-
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
p a n tes si se desarrollan en el tra n s c u rs o
de una enfe rmedad o una aneste s i a .
Onda T
Puede ser ta n to positiva como nega t i-
va. Re p re s e n ta la re p o l a rización y el lle-
nado de los ventrículos. Corresponde a
la re c u p e ración ve n t ri c u l a r. Suele ser
b a sta n te consta n te en los pequeños ani-
males de compañía. Y aunque diga m o s
que la onda T es basta n te consta n te en
a mplitud, no lo es en tamaño y polari-
dad, que varía en gran medida en los
p e queños animales de comp a ñ í a .
Esta onda no suele medir más del
25% de la onda R. Para gatos, la altu-
ra máxima no debe sobrepasar los 0,3
mV. Suele estar asociada a cambios
electrolíticos, potasio principalmente. 
Intervalo QT
Incluye la activación y recuperación
ventricular. Su duración depende de la
frecuencia cardíaca y suele ser 0,14-
0,22 seg en perros y 0,12-0,18 seg
para gatos.
Onda U
De origen no bien conocido (recu-
peración de los músculos papilares, o
de la red de Purkinje).
CRITERIOS EN UN 
ELECTROCARDIOGRAMA 
NORMAL DEL PERRO
Se deben re c o ger las seis deri va-
ciones de las ex t remidades con una
a mplitud estándar de 1mV.
Medidas normales ( d e ri vación II, a 50 mm/seg,
1cm =1mV)
Onda P
A n ch u ra (duración): máxima 0,04 seg (2 cuadra d o s ) .
Amplitud (altura): máxima 0,4 mV (4 cuadrados).
Debe ser positiva siempre en las derivaciones II y aVF.Y positiva o isoeléctrica en la derivación I.
La duración de la onda P no debe exceder de 2 cua-
d rados o 0,04 seg. La altura o amplitud de la onda P no
debe exceder de 4 cuadrados o 0,4 mV.
Intervalo P-R (desde el principio de P hasta el principio
del complejo QRS).
Anchura (duración): 0,06 hasta 0,13 seg (de 3 a 6,5
cuadrados).
Complejo QRS (desde el inicio de la onda Q hasta el
final de la onda S).
A n ch u ra (duración): máxima, En razas pequ e ñ a s
0,05 seg (2,5 cuadrados).
En razas grandes, 0,06 seg (3 cuadrados).
Amplitud (altura) de la onda R (desde la zona basal
hasta el vértice superior): máxima, de 2,5 a 3,0 mV (30
cuadrados), en las derivaciones II, III, y aVF.
La anchura del complejo QRS se mide desde el princi-
pio de la onda Q hasta el punto en que la onda S vuelve
a la línea base. La anchura máxima del complejo QRS,
en perros de menos de 20 kg, debe ser de 2,5 cuadra-
dos o 0,05 seg. En aquellos perros de más de 20 kg, la
anchura máxima será de 3 cuadrados o 0,06 segundos.
La altura de la onda R se mide desde la línea base
hasta su pico. La altura máxima de esta onda (R) es de
25 a 30 cuadrados, o 2,5 a 3,0 mV. La amplitud de la
onda R puede ser mayor de 2,5 mV en perros sanos con
edades inferiores a los dos años de edad, pero normal-
mente no superan los 3,0 mV.
Segmento S-T
Como depresión: no más de 0,2 mV (2 cuadrados)
por debajo de la línea base en las derivaciones II y III .
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
En la derivación CV6LL puede llegar a
0-3 mV.
Como elevación: no más de 0,15 mV
(1,5 cuadrados) por encima de la línea
base en las derivaciones II y III.
El segmento ST no debe tener cam-
bios de repolarización, es decir, sin de-
presiones ni elevaciones desde la línea
base.
Onda T
Puede ser positiva o nega t i va .
Negativa en las derivaciones V10 y
CV5RL (excepto en el Chihuahua).
A mplitud (altura): no debe ser más de un cuarto de la
a mplitud de la onda R.
Intervalo Q-T (desde el inicio de Q hasta el final de T).
Anchura: de 0,15 seg hasta 0,25 seg (desde 7,5 hasta
12,5 cuadrados): puede variar según la frecuencia car-
díaca, más rápido cuando la frecuencia cardíaca tiene
un intervalo Q-T más corto.
Eje eléctrico principal: en el plano frontal desde 40°
hasta 100°.
Daremos como resumen de los parámetros normales
para pequeños animales los que figuran en la tabla I
(Tilley, 1992).
CAPÍTULO I INTERPRETACIÓN DEL ECG
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
TABLA I
Onda P
Intervalo PR
QRS
Intervalo QT
Perro
0,04
0,06-0,13
< 0,06
0,15-0,25
Gato
0,04
0,05-0,09
< 0,04
0,12-0,18
Perro
0,4
< 3,0
Gato
0,2
< 0,9
Duración (seg) Voltaje (mV)
CAPÍTULO II ONDA P DEL ELECTROCARDIOGRAMA
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
A onda P es la representación gráfica de todas las fuerzas eléctricas que se producen durante la des-
polarización auricular. La presencia de ondas P positivas en derivación II, anterógradas, y en rela-
ción 1:1 con los complejos QRS, son las tres características que definen un ritmo de base sinusal.
Los cambios en la duración y el voltaje de la onda P del ECG pueden sugerir agrandamiento (fun-
damentalmente dilatación) auricular. Así, las ondas “P pulmonale” pueden indicar una dilatación de
la aurícula derecha y las ondas “P mitrale” pueden aparecer en casos de dilatación de la aurícula izquierda.
Las modificaciones en la onda P pueden no estar relacionadas con modificaciones auriculares de origen
patológico, ya que los valores, el voltaje y la duración de esta onda pueden variar significativamente en fun-
ción del peso vivo del animal, y del grado de entrenamiento al que es té sometido.
Los complejos prematuros y los latidos de escape de origen supraventricular son impulsos ectópicos que tie-
nen ondas P con una morfología distinta a la de los latidos de origen sinusal, e incluso pueden no aparecer.
La fibrilación y el flutter auricular son taquiarritmias caracterizadas por la presencia de ondulaciones de la línea
base (ondas f y F, respectivamente) en ausencia de ondas P claramente visibles.
Los bloqueos auriculo ventriculares (de 1.°, 2.° y 3.er grado) son defectos de conducción auriculoventricu-
lar que cursan con alteraciones en el intervalo P-R del ECG y/o ondas P aisladas.
Á. SOTO BUSTOS
Cardio Vet
LL
CAPÍTULO II ONDA P DEL ELECTROCARDIOGRAMA
¿QUÉ REPRESENTA
LA ONDA P EN UN 
ELECTROCARDIOGRAMA?
A onda P es la re p re-
s e n tación grá fica de
la re s u l ta n te de to d a s
las fuerzas (camp o s )
e l é c t ricas que se pro-
ducen dura n te la des-
p o l a rización de ambas aurículas. La
aurícula dere cha (AD) se despolariza en
p rimer lugar (el nódulo sinusal (NS) se
e n c u e n t ra en esta zona) y la aurícula
i z qu i e rda (AI) se activa más ta rde, esta s
c o n s i d e raciones serán imp o rta n tes cuan-
do se estudien los patrones de agra n d a-
m i e n to auri c u l a re s .
La onda P puede ser positiva o
negativa dependiendo de la derivación
que estemos considerando.
En un ritmo de base sinusal normal,
las ondas P son positivas en derivación
II (Tilley, 1992).
El NS es el marcapasos normal del
corazón y es el que rige la frecuencia
en un ritmo fisiológico. En el NS se
genera el impulso eléctrico, iniciándose
entonces la despolarización auricular.
Este impulso se dirige hacia el nódulo
a u ri c u l ove n t ricular (NAV). El NAV
retiene el impulso cierto tiempo, pre-
viene que és te llegue demasiado pron-
to a los ventrículos, para que se com-
plete el llenado ventricular.
E ste ret raso en la conducción del est í-
mulo aparece re p re s e n tado en el electro-
c a rd i o grama (ECG) por el segmento P- R .
PATRONES DE AGRANDAMIENTO
Los cambios en la onda P del ECG
pueden sugerir agrandamiento (funda-
mentalmente dilatación) o alteraciones en la conducción
interauricular (Fisch, 1999).
Agrandamiento de aurícula derecha (AD)
Se puede sospechar la existencia de una hipertro-
fia/dilatación de la aurícula derecha por un incremento
en el voltaje de la onda P en las derivaciones II, III y aVF.
En derivación II, a la onda P mayor de 0,4 mV (en el
perro) o de 0,2 mV (en el gato), se la denomina P pul-
monale, y tiene un aspecto picudo al ser alta y delgada
(Tilley, 1992) (fig. 1).
Sin embargo, en un estudio clínico (Hinchcliff, 1997)
realizado en perros nórdicos de trineo se determinaron
valores de amplitud de onda P de 0,4 mV, valor en el lími-
te de la normalidad, sin que ello determinase que existía
dilatación de la AD.
En ocasiones, cuando existen ondas P pulmonale,
como consecuencia de agrandamiento de la AD, se
puede apreciar una defl exión nega t i va o pequ e ñ a
depresión de la línea base después de la onda P, deno-
minada onda Ta, que representa la repolarización auri-
cular; (Tilley, 1992) (Edwards, 1987).
La presencia de ondas P pulmonale se puede asociar
a (Tilley, 1992; Edwards, 1987):
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
LL
Fig. 1. — Ondas P pulmonale (0,5 mV de voltaje) en un perro
de raza Yorkshire Terrier con colapso traqueal*.
— Enfermedades pulmonares cróni-
cas (bronquitis, neumonía, colapso fun-
cional de la mucosa dorsal de la tra-
quea), que producen hipertensión pul -
monar y la consiguiente sobrecarga
del hemicardio derecho.
— Patologías cardíacas congénitas
(comunicación interauricular, displasia
tricúspide...), entre otras.
— Insuficiencia valvular tricúspide de
carácter degenerativo (endocardiosis
tricúspide).
— Dirofilariosis.
La presencia de ondas P anorm a l-
m e n te altas también puede ser un arte-
fa c to que aparece en electro c a rd i o gra-
mas que tienen ritmos sinusales a fre-
cuencias cardíacas elevadas; y esto no
i mplica la ex i stencia de una aurícula
d e re cha aumentada de tamaño (Moïse,
1998; Ti l l ey, 1992; Edwa rds, 19 87 ) .
Agrandamiento de aurícula
izquierda (AI)
Las modificaciones en la anch u ra de
la onda P indican pri n c i p a l m e n te agra n-
d a m i e n to en la aurícula izqu i e rda, ya
que es esta cámara cardíaca la que más
c o n t ri b u ye a la duración de la onda P.
( Fri e d b reg, 1966). Cuandoesta onda
a p a rece con una anch u ra superior a
0 , 04 seg (en el perro y el ga to) se la
denomina onda P mitrale (Ti l l ey, 19 9 2 ;
E d wa rds, 19 87) (Fig. 2). El té rmino de
m i t rale se le oto rgó porque esta alte ra-
ción es la que aparece de fo rma típica
en la endocardiosis va lvular mitral cró n i-
ca, como consecuencia del re flujo san-
guíneo a través de la vá lvula mitral y de
la sobre c a rga de volumen que apare c e
en la aurícula izqu i e rda. Sin embargo, esta alte ración elec-
t ro c a rd i o grá fica de la onda P puede pre s e n ta rse ta m b i é n
en ot ras situaciones (Ti l l ey, 19 9 2 ) :
— Alteraciones en la conducción del estímulo desde el
nódulo sinusal al NAV.
— Endocardiosis valvular mitral crónica.
— Cardiopatías congénitas: estenosis aórtica, comuni-
cación interventricular, ductus arterioso persistente...
— Isquemia, hipoxia de la AI.
— Miocarditis.
En un estudio re c i e n te (Blumenthal et al., 1996) sobre
re g i st ros E C G , analizados mediante comp u ta d o ra, de 364
p e rros cazadores no anestesiados, se obtuvieron datos dis-
c re p a n tes con los va l o res considerados como el límite de
d u ración normal de la onda P (es decir, 0,04 seg) de est u-
dios ante ri o res (Ti l l ey, 1992; Edwa rds, 19 87; Lannek,
19 61; Horwitz et al., 1953; Loney and Jones, 1993; Hous-
ton et al., 1995; Hamlin y Pa t te rson, 1977). En este est u d i o
se vio que la duración media de la onda P de todos los indi-
viduos inte grados en el estudio era de 0,449 seg, va l o re s
s u p e ri o res a los que se aceptaban como normales. En dich o
e studio también se dete rminó una dife rencia signifi c a t i va
e n t re la duración de la onda P entre sexos y entre dist i n to s
CAPÍTULO II ONDA P DEL ELECTROCARDIOGRAMA
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
Fig. 2. — Ondas P mitrale (0,06 seg de duración) en un perro
Caniche con una endocardiosis valvular mitral cróni-
ca en fase avanzada*.
pesos. Así, en el caso de la hembra s ,
t u v i e ron un valor medio de 0,454 seg,
m i e n t ras que en los machos su va l o r
medio fue de 0,438 seg. Re s p e c to al
peso vivo, observa ron que aqu e l l o s
p e rros de menos de 20 kg tenían va l o re s
de la duración de la onda P signifi c a t i va-
m e n te infe ri o res a los de perros con más
de 20 kg de peso (0,416 seg y 0,453
seg, re s p e c t i va m e n te ) .
En ot ro estudio (Hinch c l i ff, 19 97), re a-
lizado con perros de trineo muy entre n a-
dos, se midieron va l o res medios de dura-
ción de la onda P de 0,061 seg.
O t ro estudio (Rezakhani et al., 19 9 0 )
también es discre p a n te con los va l o re s
c o n s i d e rados normales para la anch u ra
de la onda P. En él se obtuvieron va l o re s
medios de la anch u ra de esta onda en
Pa sto res Alemanes de 0,052 seg.
Se puede concluir que la onda P es un
d a to clínico de re l evancia, que puede
indicar cara c te r í sticas morfológicas y
funcionales cardíacas de las aurículas,
p e ro que también puede aparecer indi-
re c ta m e n te relacionada con el peso vivo
del animal (Blumenthal et al., 1996) y
con el grado de entre n a m i e n to al qu e
e stén sometidos (Hinch c l i ff, 19 97), apa-
reciendo un fenómeno similar al que ocu-
rre en seres humanos, denominado sín-
d rome del corazón atlético, pudiendo
o c u l tar y confundir esta circ u n stancia la
evidencia de una patología card í a c a
( H u ston et al., 1985; Lichtman et al.,
1973; Tung et al., 19 84 ) .
M A R C A PASOS MIGRATO R I O
(TILLEY, 1985)
Es un fenómeno fre c u e n te en los re g i s-
t ros electro c a rd i o grá ficos de perros nor-
males que suele aparecer dentro de los ritmos o arri t m i a s
sinusales como va ri a n te normal y fisiológica; en el cual, la
onda P varía ta n to en amplitud como en morfología (Ti l l ey,
1992; Moïse, 1998) (fig. 3). Sabiendo que este NS com-
p rende una zona de aprox i m a d a m e n te 40 mm de diáme-
t ro (Boineau et al., 1990), el marcapasos migra to rio se pro-
duce por un cambio en el marcapasos cardíaco dentro del
NS, que va originando cambios graduales en la confi g u ra-
ción de la onda P, pero nunca llegando a ser nega t i va en
ninguna de las deri vaciones caudales (I, II, III y aVF). Los
i n te rvalos P-R permanecen consta n tes, nunca acortados, y
los complejos QRS pre s e n tan una morfología igual a la de
un ritmo sinusal norm a l .
El balance entre el estado de activación autónomo sim-
pático y para s i mpático infl u ye ta n to en la frecuencia card í a-
ca (FC), como antes veíamos, como en el tamaño y la fo rm a
de la onda P.
El marcapasos migratorio está particularmente acen-
tuado en los casos de arritmia sinusal marcada (Tilley,
1992; Moïse, 1998).
T í p i c a m e n te, las ondas P aparecen más altas dura n te los
períodos de ta qu i c a rdia sinusal (Moïse, 1998), sin que ello
te n ga ninguna relación con una modificación anatómica de
c a rá c ter patológico de la AD. Por el contra rio, en ri t m o s
c a rdíacos lentos, en los que los inte rvalos R-R son largos, la
a mplitud de la onda P puede ser mayo r, debido a la infl u e n-
CAPÍTULO II ONDA P DEL ELECTROCARDIOGRAMA
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
Fig. 3. — Marcapasos migratorio. Nótese la variación de mor-
fología de la onda P a lo largo del trazado*.
cia que tiene el tono para s i mp á t i c o
d u ra n te estos ritmos cardíacos más len-
tos, que hace que la conducción eléctri c a
c a rdiaca sea más lenta dura n te esta s
fases. (Moïse, 19 9 8 ) .
Es imp o rta n te dife renciar el marc a p a-
sos migra to rio de arritmias pote n c i a l-
m e n te graves, como complejos pre m a t u-
ros auri c u l a res y ritmos o ta qu i c a rd i a s
a u ri c u l ove n t ri c u l a res (Ti l l ey, 1992). No
ex i ge ningún tra ta m i e n to ya que se le
c o n s i d e ra un fenómeno fisiológico sin
i mplicación patológica alguna.
La conclusión es que la morfología
de la onda P puede variar según el
ritmo cardíaco que exista, el cual está
a su vez gobernado por la influencia
del tono simpático y para s i mp á t i c o
existente (Moïse, 1998).
ONDAS P ANORMALES
Las ondas p en los complejos
prematuros supraventriculares
( C P S V-ondas P´) (Tilley, 1992)
Los complejos pre m a t u ros suprave n-
t ri c u l a res son impulsos pre m a t u ros (apa-
recen antes de tiempo) que se ge n e ra n
en un foco ectópico dist i n to del NS. Se
pueden originar en dive rsos puntos del
tejido auri c u l a r, pudiendo ex i st i r:
— Complejos prematuros auriculares
(CPA).
— Complejos prematuros auriculo-
ventriculares (CPAV).
Aunque se pueden englobar ambos
tipos dentro de una misma denomina-
ción complejos prematuros supraventri-
culares. Se caracterizan porque en el
trazado ECG se presentan como un fenómeno eléctrico
prematuro y suelen ir seguidos de una pausa compensa-
toria, debida al período refractario en el que se encuen-
tra el NS en el momento en que debe generar el siguien-
te estímulo sinusal normal (fig. 4). Los complejos QRS tie-
nen una conformación normal, igual a la de los ritmos
sinusales normales, ya que la conducción del estímulo
eléctrico a partir del NAV sigue las vías normales de con-
ducción, es decir, la conducción a través del Haz de Hiss
y de los ventrículos es normal, a menos que exista un
defecto en la conducción intraventricular de forma con-
comitante.
Como las ondas P se originan por encima del tejido ve n-
t ri c u l a r, su confi g u ración es dist i n ta a la de las ondas P de
los latidos de ori gen sinusal. Se las denomina por ello,
ondas P´ y pueden ser nega t i vas, positivas (pero dife re n-
tes a las ondas P de latidos sinusales), bifásicas, o esta r
a u s e n tes. Todo esto dependiendo del lugar de ori gen del
i mpulso pre m a t u ro dentro del área suprave n t ri c u l a r.
No siempre la ausencia de la onda P o su morfología
nos indican el lugar de origen de los CPSV. Existen varias
razones por las que pueden no aparecer ondas P´ en los
CPSV, como describe Kittleson1, 1998:
Primero, debido a que la despolarización prematura
CAPÍTULO II ONDA P DEL ELECTROCARDIOGRAMAINTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
Fig. 4. — (Registro ECG con las derivaciones I, II y III). Comple -
jo prematuro supraventricular. Nótese que este com-
plejo aparece antes de tiempo, no tiene onda P y va
seguido por una pausa compensatoria*.
(complejo prematuro) se origine en el
tejido auricular, pero que al aparecer
de forma precoz, su onda P´ se solape
con el complejo QRS o la onda T del
complejo P-QRS-T anterior.
Segundo, cuando el CPSV se origi-
na en la zona auriculoventricular (AV)
(CPAV) y no se produce una conduc-
ción retrograda del estímulo ni la con-
siguiente despolarización auricular.
Tercero, si el CPSV procede de la
zona AV pero la despolarización auri-
cular (representada por la onda P) y la
despolarización ventricular (represen-
tada por el complejo QRS) se dan
simultáneamente, entonces dicho com-
plejo QRS oculta a la onda P´.
Au n que la aparición de una onda P´
de polaridad positiva en deri vaciones I,
II, III o aVF en un CPSV se suele re l a c i o-
nar con que la despolarización pre m a t u-
ra proviene de la zona auri c u l a r, no ex i s-
te un cri te rio absoluto para dife renciar si
un complejo pre m a t u ro procede del te j i-
do auricular (CPA) o de la región AV
( C PAV); consecuente m e n te, y dado qu e
la significación clínica de ambos es la
misma, se les puede denominar simp l e-
m e n te CPSV (Kittleson1, 19 9 8 ) .
I g u a l m e n te, las ondas P´ nega t i va s
p ote n c i a l m e n te pueden estar pro d u c i d a s
por despolarizaciones de la zona AV y
de la aurícula izqu i e rda, por lo que una
onda P´ no se debe relacionar auto m á t i-
c a m e n te con un CPAV, como fre c u e n te-
m e n te se asumía (Kittleson1, 19 9 8 ;
Waldo et al., 1975). De todos modos,
las ondas P´ que aparecen después de
los complejos QRS en los CPSV suelen
tener su ori gen en la zona AV (Kittle-
s o n1, 19 9 8 ) .
El tratamiento (ver fibrilación auricu-
lar) depende de la frecuencia de presentación; así, sólo
se requiere cuando son:
— Más fre c u e n tes de 20 CPSV por minuto .
— Si aparecen en ritmo bigémino (latido sinusal-CPSV)
o trigémino (latido sinusal-latido sinusal-CPSV o CPSV-
CPSV-latido sinusal).
— Si aparecen salvas de taquicardia supraventricular
(auricular o AV) paroxística.
— Si existen síntomas de insuficiencia cardiaca con-
gestiva (ICC) o de bajo gasto cardíaco.
Cuando estos complejos aparecen en un número de
tres o más se les denomina taquicardia supraventricular,
igualmente existe taquicardia auricular y taquicardia AV.
La taquicardia auricular puede ser constante o paro-
xística, y suele presentarse con un ritmo muy regular, es
decir, los intervalos R-R son constantes.
La frecuencia suele ser alta, aunque podemos encon-
trarnos taquicardias auriculares en las que se disparen
salvas aisladas de CPSV, y entonces pueden aparecer
frecuencias normales.
El diagnóstico dife rencial de la ta qu i c a rdia sinusal
puede ser difícil, ya que no se pueden distinguir las ondas
P de latidos sinusales normales de las ondas P´ cuando la
ta qu i c a rdia auricular es continua (Ti l l ey, 19 87). Sin embar-
go, ex i sten algunas dife rencias imp o rta n tes entre la ta qu i-
c a rdia sinusal y auri c u l a r, como se indica a continuación
( E d wa rds, 19 87) (tabla I).
En general, los CPSV se asocian a dilatación auricular
debida a:
— Enfe rmedades va lv u l a res (endocardiosis mitral, et c . ) .
— Miocarditis.
— Pericarditis.
— Intoxicación por digitálicos.
— Hipoxia miocárdica.
— Hipocaliemias.
— Descensos patológicos del tono vagal.
— Hipertiroidismo en gatos...
La taquicardia auricular se asocia a las mismas causas
que producen CPSV, apareciendo además en:
CAPÍTULO II ONDA P DEL ELECTROCARDIOGRAMA
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
— Síndrome de pre-excitación (sín-
drome de Wolf-Parkinson-White).
— Intoxicaciones por digitálicos (se
produce taquicardia auricular con blo-
queos A-V).
Estos complejos prematuros suelen
aparecer antes de establecerse una
fibrilación auricular.
Complejos de escape supraven-
triculares: Ondas P´ (Tilley, 1992;
Edwards, 1987) 
Son latidos originados en fo c o s
ectópicos que aparecen en períodos
de pausa, como mecanismo defensivo
del corazón para evitar períodos de
asistolia.
Como en el caso de los complejos
prematuros supraventriculares, pueden
producirse en focos auriculares (com-
plejos de escape auriculares) o AV
(complejos de escape supraventricula-
res). Dependiendo de su lugar de génesis, tendrán una u
otra morfología, al igual que los CPSV; sólo diferencián-
dose de éstos porque aparecen en períodos de pausa
como defensa ante la inactividad cardiaca.
En el caso de mantenerse una sucesión de latidos de
escape, se establece un ritmo de escape, que es una bra-
diarritmia mucho más grave, de frecuencia cardiaca
siempre baja.
De igual modo que los latidos de escape, pueden exis-
tir ritmos de escape auriculares o AV.
Siempre son secundarios a otra situación patológica,
y están producidos por las mismas circunstancias que la
bradicardia sinusal, los bloqueos sinusales y AV:
— Hipotermia.
— Endocrinopatías (hipotiroidismo, síndrome de Addi-
son...).
— Ad m i n i st ración de fá rmacos antiarrítmicos (digox i n a ,
b - b l o qu e a n tes) y dist i n tos age n tes anestésicos y tra n qu i l i-
z a n tes: fe n otiacinas (acepromacina, propionil pro m a c i-
na), a2– a d re n é rgicos (xylacina, medetomidina), et c .
— Enfermedades que cursan con aumento de tono
vagal (patologías faríngeas, respiratorias, torácicas, gas-
trointestinales, intracraneales, etc.).
CAPÍTULO II ONDA P DEL ELECTROCARDIOGRAMA
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
TABLA I Diferencia entre taquicardia sinusal y auricular
Taquicardia auricular
• Suele aparecer en animales mayores, general-
mente de forma secundaria a una valvulopatía
senil degenerativa.
• Revierte con una maniobra vagal (presión en glo-
bos oculares o en los senos carotídeos).
• Las ondas P pueden ser positivas, pero son de
distinta morfología a las normales del ritmo sinu-
sal regular.
• Los intervalos R-R son constantes.
Taquicardia sinusal
• Ocurre en animales nerviosos o muy estresa-
dos.
• No suele revertir con maniobras vagales, y si lo
hace, regresa a taquicardia sinusal tras cesar
dicha maniobra.
• Las ondas P son iguales a las del ritmo sinusal
normal.
• Los intervalos R-R tienden a variar en longitud.
— Síndrome de seno enfermo (Sick
Sinus Syndrome).
— Animales braquicéfalos (aumento
de tono vagal debido a su conforma-
ción anatómica).
En gatos es siempre patológica y se
la considera una arritmia grave, de la
que se debe averiguar su causa prima-
ria, si existe, y tratar con rapidez.
Dado que los latidos de escape son
un mecanismo defensivo para evitar la
asistolia cardiaca, no se los debe elimi-
nar. Siempre es necesario investigar la
causa primaria que está produciendo
esta bradiarritmia e instaurar una tera-
pia específica.
Se debe tratar la causa primaria
que los está produciendo. A veces,
está indicado el tratamiento a base de
fármacos parasimpaticolíticos (atropi-
na, glicopir rolato), simpaticomiméticos
(isoproterenol) o la implantación de un
marcapasos permanente.
Ausencia de onda P: Fibrilación
auricular (FA) (Ondas F) 
Esta es una arritmia caracterizada
porque no existen ondas P claramente
visibles, sino que aparecen ondulacio-
nes de la línea base que se propagan
en distintas direcciones. (Konings et al.,
1994) (fig. 5). Se producen como con-
secuencia de la génesis de impulsos
auriculares desorganizados causantes
de depolarizaciones, que se propagan
sin que exista una contracción auricu-
lar eficaz (Ruffy, 1994; Falk y Podrid,
1992). En el registro electrocardiográ-
fico aparece una actividad eléctrica
auricular en forma de pequeñas ondu-
laciones irregulares de amplitud y morfología variables,
denominadas ondas F, siempre a frecuencia ventricular
alta (generalmente superior a 180 lpm en perros y 240
lpm en gatos) (Edwards, 1987). 
La re s p u e sta ve n t ricular es muy irre g u l a r, lo que se tra-
duce en el electroc a rd i o grama como un ritmo no sinusal (no
ex i sten ondas P) e irre g u l a rm e n te irregular (Zipes, 19 9 8 ) .
Los inte rvalos R-R son muy irre g u l a res, debido a un meca-
nismo defe n s i vo cardíaco en el cual aparece un bloqu e o
AV de 2.º grado para ev i tar que la frecuencia ve n t ricular se
d i s p a re a niveles peligrosos (Zipes, 1998). Esto se ex p l i c a
p o rque no todas las ondas F que se re g i st ran son tra s m i t i-
das a través del nódulo AV, cancelándose muchos imp u l s o s
a u ri c u l a res debido a la colisión de las ondas eléctricas por
b l o queo en la unión AV, sin llegar hasta los ventrículos, lo
que causa un ritmo ve n t ricular muy irregular (Zipes, 19 9 8 ) .
Al igual que en los complejos pre m a t u ros suprave n t ri c u l a-
res, los complejos QRS tienen una confo rmación normal, a
menos que ex i sta un defe c to asociado en la conducción
i n t rave n t ri c u l a r.
Aunque esta arritmia se ha descrito también como
variante normal en perros sanos, fundamentalmente de
CAPÍTULO II ONDA P DEL ELECTROCARDIOGRAMA
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
Fig. 5. — Fibrilación auricular en un perro Montaña del Pirineo
con una cardiomiopatía dilatada. Nótese la ausencia
de ondas P, las ligeras oscilaciones de la línea isoeléc-
trica (ondas F) y la irregularidad en los intervalos R-R*.
razas grandes, en los que se puede
presentar de forma espontánea debido
al gran tamaño auricular, y también
asociada a distintas patologías sistémi-
cas de origen extracardiaco, traumatis-
mo o anestesia, al igual que en seres
humanos, perros y gatos, la fibrilación
auricular suele ser secundaria a una
a fección cardiaca grave (Ne l s o n ,
1998; Tilley, 1992).
El pronóstico de esta arritmia es
e s p e c i a l m e n te grave en aqu e l l o s
pacientes de razas de tamaño peque-
ño y medio, ya que la arritmia suele
estar relacionada con una patología
cardiaca primaria grave y avanzada,
en la cual la cardioversión de la fibrila-
ción auricular a un ritmo de base sinu-
sal se produce en muy pocos casos, a
pesar del tra ta m i e n to (Ti l l ey, 19 9 2 ;
Bohn et al., 1971).
Las etiologías que más fre c u e n te-
m e n te producen FA son la card i o m i o-
patía dilatada (especialmente en
p e rros de razas grandes y giga n te s )
y las enfe rmedades va lv u l a res cró n i-
cas muy avanzadas (endocard i o s i s
va lvular auri c u l ove n t ri c u l a r, funda-
m e n ta l m e n te en perros de ra z a s
p e queñas y miniatura) (Ti l l ey, 19 9 2 ;
B o n a g u ra et al., 1986; Spaulding et
al., 1976). Otras causas menos fre-
c u e n tes son: cardiopatías card i a c a s
c o n gé n i tas avanzadas (estenosis pul-
monar o aórtica, ductus arte rioso per-
s i ste n te, etc.), neoplasias intra c a rd i a-
cas, intoxicación digitálica, alte ra c i o-
nes electrolíticas (pri n c i p a l m e n te la
h i p e rcaliemia), traumatismo card i a c o
( Pa t te rson et al., 19 61; Bohn et al.,
1971; Silber et al., 1975; Ti l l ey,
19 9 2 ) .
En el caso de los gatos, la FA es una arritmia rara y,
que suele ser secundaria a una cardiomiopatía restrictiva
o hipertrófica (Nelson et al., 1998; Bonagura, 1994;
Spaulding et al., 1976; Tilley, 1977).
Es importante diferenciar esta arritmia de oscilaciones
de la línea base debidas a artefactos.
El tra ta m i e n to indicado para la FA, al igual que para las
demás ta qu i a rritmias suprave n t ri c u l a res (CPSV, ta qu i c a rd i a
a u ri c u l a r, f l u t t e r a u ricular…), que re qu i e ran tra ta m i e n to, se
basa en el empleo de digitálicos (pri n c i p a l m e n te digox i n a )
como pri m e ra opción (exc e pto en el caso de ga tos con FA
s e c u n d a ria a una cardiomiopatía hipert ró fica) (Ti l l ey,
1992); fá rmacos bloqu e a n tes (pro p ranolol, atenolol), solos
o en combinación con digoxina, y, como última opción, los
b l o qu e a n tes del canal de calcio (diltiazem, etc.). El objet i vo
del tra ta m i e n to antiarrítmico de la FA es reducir la fre c u e n-
cia auri c u l a r, siendo los va l o res más deseables en el perro
en to rno a 10 0 - 160 latidos por minuto (lmp), aunque cier-
tos auto res recomiendan reducir esta frecuencia hasta 70-
100 lpm en el caso del perro y a 80-140 lpm en el caso del
ga to (Nelson et al., 1998; Ti l l ey, 1992; Sisson, 19 8 8 ) .
Ausencia de onda P: Flutter auricular (Ondas F)
(Edwards, 1987; Tilley, 1992) 
Este tipo de arritmia no es tan frecuente como la fibri-
lación auricular. Sin embargo, también está asociada a
una afección auricular grave en los pequeños animales,
al igual que la fibrilación auricular. El flutter auricular es
una taquiarritmia de transición que suele derivar en una
fibrilación auricular.
En el flutter auricular tampoco existen ondas, apare-
ciendo ondulaciones de la línea base más evidentes que
en el caso de la fibrilación auricular, denominadas ondas
F. Suele existir una relación fija entre las ondas F y los
complejos QRS (2:1, 3:1, etc.), aunque no existe un valor
constante para el intervalo P-R. Al igual que en la fibrila-
ción auricular, la frecuencia ventricular es muy irregular
por el desarrollo de un bloqueo AV de 2.º grado como
mecanismo defensivo (Edwards, 1987).
En ocasiones, las deflexiones de la línea base son muy
evidentes, pero sin llegar a ser oscilaciones tan marcadas
CAPÍTULO II ONDA P DEL ELECTROCARDIOGRAMA
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
como en el caso del flutter auricular. En
estos casos, al ritmo se le puede deno-
minar fibrio-flutter o flutter-fibrilación
(Edwards, 1987).
Su etiología y tra ta m i e n to son los mis-
mos que para la fi b rilación auri c u l a r.
AUSENCIA DE ONDA P: 
PARO AURICULAR PERSISTENTE
(EDWARDS, 1987; TILLEY, 1992)
Es una arritmia cara c te rizada por la
ausencia de ondas P y por un ritmo de
escape con presencia de complejos QRS
de morfología típica suprave n t ricular o
muy similar. También pueden apare c e r
c o mplejos de escape de ori gen supra-
ve n t ri c u l a r, que pueden acomp a ñ a rs e
f re c u e n te m e n te por complejos de re -
e n t rada con un patrón de bloqueo de
rama dere cha del Haz de Hiss.
Se produce por una incapacidad de
las aurículas para contraerse (Kittle-
son1, 1998), y puede estar originada
por intoxicación digitálica e hipercalie-
mia severa.
E x i sten ot ras etiologías, como son: dis-
t ro fia muscular, amiloidosis, card i o p a t í a
muy avanzada, etc., en las cuales se ha
d e st ruido gran parte del miocardio auri-
cular y éste es re e mplazado por te j i d o
fi b roso (Kittleson1, 19 9 8 ) .
La dist ro fia muscular antes menciona-
da se ha descri to en perros de las ra z a s
S p ri n ger Spaniels, Shi-tzu, perros mest i-
zos, Spri n ger Spaniel In glés (Ti l l ey,
1983), entre ot ra s .
La dest rucción o afuncionalidad del
tejido miocárdico auricular (ta n to del
nódulo sinusal como de los tra c tos inte r-
nodales) producen una pérdida de la
función de marcapasos del nódulo sinusal o de conducción
de estímulos hasta el NAV, obligando a este nódulo a to m a r
el mando marcapasos del corazón (Kittleson2, 1998). Con-
s e c u e n te m e n te, ex i ste un ritmo de escape a una FC baja de
40-60 lpm (Kittleson2, 1998). No aparecen ondas P en nin-
guna de las seis deri vaciones. La morfología de los comp l e-
jos QRS es normal, o aberra n te, incre m e n tando su dura c i ó n
en el caso de que coex i sta un bloqueo de rama del Haz de
Hiss. No se produce un incre m e n to en la FC tras la adminis-
t ración de atropina, ni aparecen ondas P.
Como antes se ha señalado, las causas pueden ser:
— Hipercaliemia.
— Intoxicación digitálica.
— Distrofia muscular fascioescapulohumeral: en estos
casos la pared auricular es extremadamente fina.
El tratamiento está basado en la corrección de la
causa primaria (hipercaliemia, intoxicación digitálica) o
en la implantación de un marcapasos ventricular perma-
nente. También es necesario tratar la ICC que pudiese
desarrollarse como complicación.
A LTERACIONES EN EL SEGMENTO P-R Y
ONDAS P AISLADAS. ALTERACIONES EN LA
CONDUCCIÓN DE ESTÍMULOS:BLOQUEOS
CARDÍACOS 
El intervalo P-R comprende desde el inicio de la onda
P hasta el inicio del complejo QRS, y representa el tiem-
po transcurrido desde la despolarización auricular hasta
el inicio de la despolarizacion ventricular. El rango nor-
mal de este intervalo es de 0,06 a 0,13 seg en el perro,
y de 0,05-0,09 seg en el gato (Edwards, 1987).
Bloqueo auriculoventricular de 1.er grado (Edwards,
1987; Tilley, 1992)
Se define como un ret raso en el paso de impulso eléctri-
co a nivel AV, el cual se re p re s e n ta electro c a rd i o grá fi c a-
m e n te en una pro l o n gación del inte rvalo P-R (superior a
CAPÍTULO II ONDA P DEL ELECTROCARDIOGRAMA
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
0 ,13 seg en el perro y superior a 0.09
seg en el ga to (fi g. 6) (Edwa rds, 19 87 ) .
Este tipo de bloqueos puede ser un
hallazgo no patológico normal en
perros con exceso de tono vagal fisio-
lógico, perros de conformación bra-
qu i o c e fálica como los Pe qu i n e s e s ,
Bóxer, Pug, etc. Sin embargo, también
se pueden asociar a:
— Desequ i l i b rios electrolíticos (hiper-
caliemias e hipocaliemias).
— Cardiopatías leves.
— Secundariamente a una dilatación
auricular (endocardiosis valvular mitral
crónica, cardiomiopatía dilatada, etc.).
— Intoxicaciones por digitálicos, β- b l o-
qu e a n tes, doxo rrubicina, etc. 
— Inducidos por dist i n tos age n tes tra n-
qu i l i z a n tes y anestésicos (xilacina, mede-
tomidina, acepro m a c i n a ) .
— Procesos que cursen con aumento
p a tológico del tono va gal (pato l o g í a s
i n t ra to rácicas, ga st ro i n te stinales, intra-
c raneales, et c . ) .
— Miocarditis (protozoarias, bacte-
rianas…).
Los intervalos P-R puede aparecer
prolongados también secundariamente
a un ritmo cardiaco lento (en bradicar-
dias sinusales o arritmias sinusales muy
marcadas) (Edwards, 1987).
No re qu i e ren un tra ta m i e n to específi-
co y no inducen a ninguna modifi c a c i ó n
hemodinámica apreciable. Como pri m e-
ra medida, se debe ave riguar y tra tar la
causa pri m a ria que los está pro d u c i e n d o .
Bloqueo auriculoventricular de
2.º grado ( E d wa rds, 19 87; Ti l l ey,
1992)
En este caso, algunos de los estímulos no llegan a atra-
vesar el NAV, y en el trazado aparecen ondas P aisladas
sin complejos QRS que las sigan, es decir, el cociente
P/QRS no será igual a uno, sino superior.
Se asocia a:
— Incrementos patológicos de tono vagal (pueden
aparecer en perros braquicéfalos de forma fisiológica).
— Filariosis.
— Cardiopatías diversas.
— Alteraciones en el NAV (por ejemplo: fibrosis mi-
croscópica idiopática que aparece en perros viejos,
especialmente Cocker Spaniels).
— Neoplasias cardiacas.
— Intoxicaciones por digitálicos.
— Hipercaliemias.
— Inducidos por anestésicos, etc.
Los bloqueos AV de 2.º grado se pueden dividir en
dos subtipos:
Tipo A (Mobitz I): en el que el inte rvalo P-R se va alar-
gando pro gre s i va m e n te, es decir, ex i ste una sucesión de
b l o queo AV de 1.e r grado, que llega fi n a l m e n te a dar un
b l o queo AV de 2.º grado con una onda P aislada, sin com-
CAPÍTULO II ONDA P DEL ELECTROCARDIOGRAMA
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
Fig. 6. — Bloqueo auriculoventricular de 1.er grado en un perro
sano de raza Pequinés, donde el intervalo P-R tiene
0,14 seg de anchura. Nótese además la presencia de
ondas P mitrale*.
plejo QRS, y de nuevo comienza con la
sucesión de P-QRS con bloqueo AV de
1.e r grado (fig. 7).
Tipo B (Mobitz II) : estos bloqueos
se cara c te rizan porque apare c e n
ondas P aisladas que no van seguidas
de complejos QRS. Suele existir una
relación cons tante entre las ondas P y
los QRS, que puede ser 2:1, 3:1, 3:2,
etc.; y las ondas P que van seguidas
por complejos QRS poseen un interva-
lo P-R siempre constante (fig. 8). 
E stos bloqueos de 2.º grado sólo
re qu i e ren tra ta m i e n to si causan sinto m a-
tología de ICC aguda o de bajo ga sto
c a rdiaco; y la te rapéutica es la misma
que para la bra d i c a rdia sinusal, siemp re
que se haya eliminado una causa pri m a-
ria que los pueda estar ori g i n a n d o .
Bloqueo auriculoventricular de 3.e r
grado (bloqueo AV completo o disocia-
ción A V) ( E d wa rds, 19 87; Ti l l ey, 19 9 2 )
En este caso, todos los impulsos auri-
c u l a res quedan bloqueados y no ex i ste
conducción a través del NAV. Existe por
lo ta n to una descoordinación entre el
ritmo auricular (ritmo gobernado ge n e-
ra l m e n te por el nódulo sinusal) y el ri t m o
de los ventrículos (bajo el control de un
p u n to por debajo del bloqueo). Apare-
cen ondas P sin relación con los comp l e-
jos QRS, siendo ta n to los inte rvalos P- P
como R-R re l a t i va m e n te consta n tes (fi g .
9), pero pre s e n tando un inte rvalo P- R
s i e mp re va ri a b l e .
Es una arritmia g rave que no suele
responder al tratamiento médico y que
generalmente exige la implantación de
un marcapasos artificial permanente.
La frecuencia auricular suele ser levemente taquicár-
dica y el ritmo de los ventrículos responde al marcapasos
A-V, con frecuencias de hasta 60 lpm, o de 40 lpm si el
marcapasos es un foco ventricular.
CAPÍTULO II ONDA P DEL ELECTROCARDIOGRAMA
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
Fig. 7. — Bloqueo auriculoventricular de 2.º grado Mobitz tipo
I. Nótese el progresivo aumento que va experimen-
tando el intervalo P-R, hasta que llega a interrumpir-
se totalmente el paso del estímulo a través del nódu-
lo auriculoventricular (onda P que no va seguida por
un complejo QRS)*.
Fig. 8. — ECG realizado a 25 mm/seg. Bloqueo auriculoventri-
cular de 2.º grado Mobitz tipo II. Nótese la ausencia
de complejo QRS tras la tercera onda P*.
Aparece en:
— Cardiopatías graves.
— En fases terminales de ICC.
— Neoplasias cardiacas infiltrativas.
— Miocarditis.
— Hipercaliemias severas.
— Intoxicaciones graves por digitáli-
cos o agentes anestésicos.
— Fibrosis idiopática microscópica.
— Cardiomiopatía hipertrófica.
— Agravamientos de bloqueos AV
de 1.er y 2.º grado, etc.
El tratamiento está enfocado a elimi-
nar la causa primaria que los produce.
Se puede iniciar la terapia con atro-
pina o seguir el protocolo diseñado
para el tratamiento de la bradicardia
sinusal. Sin embargo, sólo se aumenta
la supervivencia de pacientes aqueja-
dos de esta arritmia con la implanta-
ción de un marcapasos artificial.
CAPÍTULO II ONDA P DEL ELECTROCARDIOGRAMA
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
Fig. 9. — Bloqueo auriculoventricular de
3.er grado (bloqueo auriculoven-
tricular completo) con un ritmo
de escape idioventricular. Nótese
la total desincronización entre la
despolarización auricular (ondas
P) y la despolarización ventricular
(complejos QRS)*.
* Todos los registros ECG son
de derivación II y están realiza -
dos a 50 mm/seg y 1 cm =
1mV, a menos que se indique
lo contrario.
NOTA
CAPÍTULO III EL COMPLEJO QRS: LA DESPOLARIZACIÓN VENTRICULAR
INTERPRETACIÓN DE ELECTROCARDIOGRAMAS
L complejo QRS representa la despolarización de los ventrículos, por lo que es la parte más impor-
tante de un electrocardiograma. El estímulo eléctrico que circula a través de los ventrículos aporta
datos de relevancia en la contracción mecánica ventricular. En este capítulo se determinará el sig-
nificado de cada una de las ondas que componen el complejo QRS, su medición y sus valores
normales, y posteriormente se realizará un repaso de las distintas patologías que pueden provocar modifica-
ciones tanto en cada una de las ondas como en todo el complejo QRS en general.
M. Rabanal
Cardio Vet
EE
DETERMINACIÓN DEL 
COMPLEJO QRS
L complejo QRS precede
al PR o PQ y se mide
según la duración en la
línea basal desde el ini-
cio de la onda Q (prime-
ra deflexión negativa del
complejo en la derivación II) hasta el
final de la onda S (última deflexión
negativa del complejo en la derivación
II). La amplitud del complejo (la dife-
rencia de potencial) viene determinada
por la medida que va desde la base de
la onda R en la línea isoeléctrica hasta
su punto más alto. Cuando no existe
onda Q, el

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