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Christophe Geoffroy TENER UNA ESPALDA SANA DESCUBRA EL MÉTODO KINÉ FORM & SANTÉ en 5 etapas y 80 ejercicios Copyright de la edición original: © 2011 Cristophe Geoffroy Esta obra se ha publicado según el acuerdo con Spormel Sarl Título original: Avoir un bon dos Traducción: Sandra Sol Montero Diseño de cubierta: Rafael Soria © 2014, Cristophe Geoffroy Editorial Paidotribo www.paidotribo.com E-mail: paidotribo@paidotribo.com Primera edición ISBN: 978-84-9910-551-2 ISBN EPUB: 978-84-9910-908-4 BIC: VFM http://www.paidotribo.com Fotocomposición: Bartolomé Sánchez de Haro bgrafic@bgrafic.es mailto:bgrafic@bgrafic.es Agradecimientos Escribir un libro es una aventura larga, apasionante y absorbente. Quiero dar las gracias especialmente a Nathalie, mi mujer, por su paciencia, su apoyo y su valiosa ayuda; a nuestros padres e hijos, así como a nuestros familiares, por su comprensión; a Marie-Anne, por la calidad de sus ilustraciones; a Margo y su Boîte à Virgules, quien tiene el don de ordenar las palabras y las ideas, y a Didier y a su equipo de Ekibio, por su confianza y amistad de siempre. De paso, gracias a este libro, esperamos contribuir a su bienestar físico y mental. Sumario Introducción La lumbalgia en cuestión El concepto Kiné form & santé® El método Kiné form & santé® Fase 1 Entender cómo funciona la espalda para utilizarla mejor ZOOM SOBRE EL TRONCO Un chasis, dos cavidades El eje de dirección: la columna vertebral Las piezas del eje de dirección: las vértebras El sistema amortiguador: el disco intervertebral Los elementos de protección La silueta ZOOM SOBRE LA REGIÓN LUMBOABDOMINAL Saber adaptarse Una región frágil Una caja deformable Una anatomía propicia a la estabilidad Una pelvis móvil para regular las tensiones Respetar la curvatura lumbar ¡Cuidado con los enderezamientos! El papel de la respiración y de los abdominales Utilizar correctamente los abdominales La importancia de los paravertebrales Una caja abdominal de calidad y bien utilizada Unas estructuras periféricas eficaces Los músculos que hay que flexibilizar para proteger los lumbares Si usted no respeta estas reglas Normas para las buenas prácticas Fase 2 Sentir y dominar los movimientos correctos Los movimientos educativos aislados La báscula de pelvis Las posturas denominadas “económicas” El respeto de la axialidad Meter el estómago Respirar bien Meter el estómago y respirar Los movimientos educativos combinados Levantar correctamente un peso del suelo Reforzar bien sus abdominales Fase 3 Adaptarse a las necesidades de la vida diaria Las reglas indiscutibles Las posturas prolongadas La posición en sedestación La posición en bipedestación La posición acostada o estirada Los movimientos repetidos El paso de una posición a otra Casos prácticos Situaciones particulares Ejercicios de calentamiento para la espalda Fase 4 Mejorar y mantener sus cualidades físicas ¿Cómo determinar sus necesidades? El material necesario Dónde hacer los ejercicios Refuerzo muscular, estabilidad y equilibrio Los niveles Los ejercicios Los ejercicios con dominante posterior Los ejercicios con dominante anterior Los ejercicios con dominante anterior y oblícua Los ejercicios con dominante lateral Los ejercicios para los miembros inferiores Los ejercicios para los más deportistas Estirar para proteger su espalda ¿Para quién están indicados estos estiramientos? ¿Cómo determinar sus necesidades? Los ejercicios Los niveles Posturas para estirar los isquiotibiales Posturas para estirar el psoas Posturas para estirar los glúteos Posturas para estirar los cuádriceps Posturas para estirar la espalda Fase 5 Aprender a relajarse Sentir la relajación ¿Cómo hacerlo? La respiración Varios niveles de relajación Relajación del cuerpo en su totalidad Relajación de la espalda y de la región lumbar Relajación de la espalda, de la columna vertebral y de los hombros Relajación de los hombros Relajación de los trapecios y de la región cervical Movilizaciones y estiramientos globales ¿Cómo hacerlo? La oxigenación de los tejidos ¿Cómo hacerlo? Los programas Volver a la calma Programas y sesiones personalizados Organice su sesión El contenido de una sesión Planifique sus sesiones Para empezar Para progresar Como complemento de una actividad física o deportiva Tras un episodio agudo (lumbago) En caso de hernia discal En caso de lumbalgia crónica En caso de hiperlordosis lumbar Terapias relacionadas Consejos para las lumbalgias Las diferentes fases de la lumbalgia Ante todo, prevención Dolores y causas Las técnicas curativas La inmovilización local Los masajes El gancheo Las manipulaciones vertebrales El taping El calor Las fajas lumbares Controle su peso Conclusión Bibliografía Prefacio Hombre apasionado y apasionante, Christophe Geoffroy pertenece a esa categoría de personas que uno escucha primero por interés y después por convicción. Hijo de un agricultor, profundamente arraigado a la tierra, muy pronto –guiado por el buen sentido ardechés y una profunda convicción– me decanté por una alimentación bio, que rechaza cualquier insumo químico de síntesis, por una vida y un entorno libre de toda contaminación. Sigo convencido de que el bienestar y la transformación del individuo se basan, ahora más que nunca, en el producto bio, que favorece el pensamiento positivo y un mayor equilibrio del cuerpo, ya que reduce claramente las tensiones y los riesgos de enfermedades (estrés, obesidad, cáncer…). Por lo tanto, mi reflexión va bastante más allá: situando la salud de los individuos en el centro de la problemática, faltaba considerar comportamientos que resultaran beneficiosos para la vida diaria y que fueran más allá del mero producto alimentario. También, ferviente defensor de la máxima “mente sana en cuerpo sano”, considero que uno de los objetivos indiscutibles de mi éxito como gerente del grupo Ekibio es el bienestar de los equipos que me rodean. Desde el feng shui hasta la creación de un bar bio, muchos son los proyectos que han visto la luz, basados en la salud y en el trabajo constante: reducir la penalidad de los puestos, informar y formar sobre la buena gestión del cuerpo, dar al esfuerzo físico el lugar que se merece para obtener un mayor bienestar… Mi encuentro con Christophe Geoffroy, en 1998, fue uno de los detonantes para dar este paso adelante. Hemos trabajando juntos en mi empresa, hemos discutido nuestras posturas y hemos intercambiado opiniones sobre la salud de cada uno y, en especial, sobre el mal del siglo: “el dolor de espalda”. Todas las personas que estén interesadas en tomar las riendas de su cuerpo deberían leer el libro de Christophe Geoffroy, y también las que quieran cultivar un modo de vida sano y ser dueñas de sus gestos. Didier Perréol Director general y fundador de Groupe Ekibio Introducción ¡Un poco de mí, mucho de usted! Diversas experiencias personales y la presión de mi entorno más cercano me han empujado a escribir esta obra, que también podría titularse Eduque su espalda. Profesionalmente, suelo estar en contacto con hombres y mujeres de todas las edades, morfotipos diversos y etnias diferentes. Y aunque, en ocasiones proceden de profesiones diametralmente opuestas, tienen como denominador común el dolor de espalda. “Cuando me duele la espalda, tomo medicamentos.” “Espero a que desaparezca el dolor.” “Si me duele la espalda, me quedo quieto.” “Me he roto la espalda en el trabajo.” ¿Se reconoce? ¡Esto es lo que oigo normalmente! ¿Cómo quedarse de brazos cruzados? ¡Tomemos un poco de perspectiva! Podríamos creer que el dolor de espalda está relacionado con las tareas repetitivas o con los trabajos pesados. Sin embargo, los casos de lumbalgia comenzaron a manifestarse a partir de la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que se empezaron a reducir las exigencias físicas en la mayoría de las profesiones –sobre todo graciasa la modernización de la maquinaria y a la automatización de ciertos puestos de trabajo–. ¡Una auténtica contradicción! Durante meses, yo mismo padecí lumbalgia y analicé el impacto que tenía en mi vida diaria: comprendo, mejor que nadie, la importancia de buscar –y encontrar– soluciones para poder superarla. Mi primera recomendación será: “Para prevenir el dolor de espalda, o para mantener a raya los dolores lumbares: ¡actúe!” Comience por el “principio”: aprenda a utilizar correctamente su espalda en cada momento. Y si tiene dolor, sea consecuente: esta actitud le ayudará a determinar la causa o las posibles causas de su malestar. El enemigo de la espalda: ¡su uso incorrecto! El hombre tiene la suerte de poder decidir y controlar sus posturas y sus gestos. Pero, por falta de educación y por no sentirlo, no presta atención a su espalda, y, en consecuencia, poco a poco van surgiendo los problemas. Y no se trata de simplificar el día a día para que las cosas evolucionen adecuadamente. Al contrario, llevar una vida cada vez más sedentaria favorecerá la debilitación global de nuestras facultades físicas y mentales. Consecuencia directa: ¡nuestra espalda ha recibido un fuerte revés! ¡El círculo vicioso del que se debe salir pronto! El sedentarismo unido a un uso incorrecto del cuerpo conduce, a corto o medio plazo, al dolor. Si nuestra actividad física disminuye, utilizamos menos ciertas partes del cuerpo (los muslos o los músculos de la pared lumboabdominal, por ejemplo), por lo que éstas se agarrotan o se atrofian. A la hora de ejecutar una carga de trabajo físico importante, el cuerpo ya no sabe ni puede responder. Se establecen compensaciones, otras zonas del cuerpo son solicitadas en exceso: ¡empiezan los problemas! Sedentarismo + Mal uso del cuerpo = Dolor, a corto y medio plazo Actuar y reaccionar Frente al sufrimiento, como muchos de nosotros, usted busca la solución rápida o el remedio milagroso. Pero acudir de forma ocasional a un terapeuta, por muy bueno que sea, no resolverá nada si a su vez usted no se preocupa: del funcionamiento de su espalda y de los mecanismos que la debilitan; de las posiciones que adopta durante 6 u 8 horas al día, ya sea en el trabajo o en su tiempo libre; de saber si su físico está adaptado o no a su carga de trabajo y qué ejercicios pueden resultar beneficiosos para favorecer esta adaptación; de la correcta dosificación de su actividad física y de la correcta ejecución de los ejercicios. Sucederá lo mismo después de una intervención quirúrgica (hernia discal); si no cambia sus costumbres, dañará las zonas contiguas a la intervenida. ¿Está decidido y motivado? Sólo le falta encontrar a la persona que le haga comprender el origen de su dolor, como un auténtico coach, que se encargue de elaborar junto a usted una estrategia educativa y preventiva, y sobre todo que le anime a involucrarse en un programa. “No será fácil encontrarlo”, pensará usted, porque si nuestro sistema actual es incorrecto, ¿quién está cualificado para presentar un nuevo modelo? Por eso, para ayudarle a “educar su espalda”, le propongo seguir mis consejos y el método descrito en este libro. Nadie puede adoptar las posturas correctas ni hacer ejercicio en su lugar. Pero verá que la fatalidad no existe: es posible actuar o reaccionar para prevenir sus problemas de espalda. Mi concepto en pocas palabras... Debido a que he tratado a muchos trabajadores procedentes de profesiones diferentes, he podido identificar sus necesidades y encontrar las soluciones para que puedan recuperar el bienestar en el trabajo. Basándome a la vez en lo vivido y en mi experiencia profesional, he desarrollado el concepto Kiné form & santé® y el método que pone en práctica sus principios. El concepto se basa en concebir al individuo globalmente. El método, lógico y pedagógico, tiene como objetivo enseñarle a tomar conciencia de la realidad, ¡aportarle soluciones prácticas para usar como es debido el cuerpo, la espalda, la zona lumbar! Utilizar la espalda convenientemente en cada momento sólo será posible si: comprende su funcionamiento general; consigue entender los movimientos básicos indispensables para su correcta gestión; toma conciencia de sus errores y corrige sus hábitos en todo momento; incluye en su rutina ejercicios de mantenimiento o de fortalecimiento de la espalda, unidos a ejercicios de relajación; practica una actividad física con regularidad. De este modo, conservará, o recuperará, una espalda estable y flexible. Podrá adaptar sus esfuerzos sin restringir sus actividades. Si sufre episodios dolorosos, conseguirá controlar y aliviar el dolor. ¡Ponga en marcha el mecanismo! Mucho de su parte, un poco de la mía La actitud de un buen número de personas con respecto a la espalda se halla reflejada en esta cita de Gide (Los alimentos terrestres, 1897): “El día que comprenda que el responsable de casi todos los males de la vida no es Dios sino los hombres, ya no se resignará a estos males.” Cambie su rutina como he hecho yo: actualmente presto más atención a mi cuerpo y dirijo mis actividades deportivas hacia la práctica del deporte saludable. Puedo afirmar que la asimilación de buenos hábitos y la práctica diaria de ejercicios simples serán eficaces para su futura espalda. Los buenos hábitos y la práctica diaria de ejercicios sencillos resultarán beneficiosos para su futura espalda. Más tranquilo, orgulloso de haber recuperado la forma, ganará confianza, sus pensamientos serán positivos... ¡vivirá de otra manera! La lumbalgia en cuestión Unas estadísticas alarmantes Cuando nos referimos al dolor de espalda, en el 90 % de los casos lo relacionamos con la región lumbar. Esta parte baja de la columna vertebral, habitualmente denominada “riñones”, está considerada como una víctima de los esfuerzos inconvenientes. Es uno de los focos de interés de la terapéutica actual; encuestas y estadísticas lo corroboran. La lumbalgia: ¡la primera enfermedad profesional! Según la Caisse national d’assurance maladie des travaillateurs salariés (CNAMTS), ocho de cada diez franceses han sufrido, sufren o sufrirán de la espalda; la lumbalgia constituye la primera enfermedad profesional. Por sí sola, la manipulación manual de cargas es la responsable de 256.000 casos de lumbalgia al año, es decir, el 35 % de los accidentes de trabajo. Un sondeo sobre las dolencias que afectan a los adolescentes (durante el mes anterior al cuestionario) revela que las relacionadas con la espalda ocupan la segunda posición (justo por detrás del dolor de cabeza). Según otra encuesta del Centre de recherche pour l’étude et l’observation des conditions de vie (Crédoc), realizada en 1995: el 70 % de las personas en edad de trabajar han sido víctimas de al menos un episodio de lumbalgia; la tercera parte ha tenido que abandonar (por lo menos temporalmente) su trabajo por este motivo; estos últimos años, la duración media de estas bajas va en aumento, y en 2001 alcanzó los 43 días. Nada sorprendente en estas estadísticas: al día, de media, ¡utilizamos la espalda de 1.500 a 2.000 veces! Sin embargo, es algo que no tenemos en cuenta si lo comparamos con la atención que prestamos a otras partes del cuerpo (el cuidado de la dentadura, por ejemplo, que goza de continuas campañas de sensibilización), y sólo nos acordamos de ella cuando aparecen los dolores. Un cuerpo menos preparado y menos fuerte Hace 60 años, en Francia, la actividad laboral era mucho más rural. El esfuerzo formaba parte del día a día: forjaba los cuerpos, “la función creaba el órgano”. Todavía pasa en muchos países poco industrializados: los niños van caminando al colegio y la mayoría de los empleos requieren un componente físico importante (manipular, transportar, andar...). Niños nepalíes de camino a la escuela El precio del éxito: actualmente, el coche es el principal modo de desplazamiento, y la cinta transportadora y el ascensor han invadido los edificios. Los niños pasan muchas horas al día frente al televisor,las consolas de videojuegos o el ordenador... ¡Pasamos de un extremo al otro! Cada vez le exigimos menos a nuestro cuerpo, si no es a través de la práctica deportiva puntual. Pero correr una hora a la semana no es nada comparado con la actividad del agricultor, del obrero o del estudiante de los años cincuenta. El sobrepeso, muy extendido en nuestras sociedades, es otra consecuencia de la inactividad. Y aunque no sea la causa directa de los problemas de espalda, contribuye y agrava a menudo los síntomas. Hoy en día, las posturas adoptadas sin demasiados problemas hace 60 años son complicadas: los individuos están menos adaptados físicamente. El sedentarismo se halla en el origen del debilitamiento muscular, tanto en cuanto a fuerza como a flexibilidad, lo que empobrece nuestros esquemas motores, además de las capacidades de movimiento de nuestro cuerpo en el espacio. Efectivamente, levantar cargas de 40 kg requiere demasiado esfuerzo para la espalda y, a largo plazo, la daña. Pero los pequeños esfuerzos que realizan diariamente nuestros abuelos –como la manipulación de cargas, el bricolaje, los desplazamientos a pie o en bicicleta, la jardinería– son ejercicios sanos. Sin olvidar que, además, estas actividades favorecen también la oxigenación del cuerpo. Un cuerpo mal utilizado Los errores más clásicos residen en las bases de nuestra educación. La profilaxis de la espalda debería formar parte de nuestras costumbres, al igual que cepillarse los dientes. El número de horas que pasamos sentados aumenta (en el despacho, durante los desplazamientos...) sin que prestemos atención a la postura de nuestra espalda. La práctica deportiva empieza cada vez más pronto y las carreras son cada vez más largas, pero sólo tienen un único objetivo, sin preocuparse por la salud: ¡el resultado a cualquier precio! ¿Cómo extrañarse entonces de sentir dolor al caer de espaldas por casualidad? La profilaxis de la espalda: un hábito por adoptar, igual que el cepillado de los dientes. La economía lumbar se debe emplear primero en el día a día y después en los entrenamientos deportivos. Si no, se repetirán los mismos errores..., y ello provocará trastornos ¡cada vez más agudos! Una evolución esperanzadora Sin embargo, para algunos empresarios, recuperar valores positivos es una prioridad. El trabajo no debería perjudicar el cuerpo, al contrario; preparándose correctamente y adoptando las posturas adecuadas, todas las tareas realizadas deberían contribuir al correcto desarrollo y mantenimiento de nuestras cualidades físicas y psíquicas. En 1998 conocí a Didier Perréol, presidente de la empresa Euro-Nat (empresa líder en lo bio en Francia)(1), e intercambiamos numerosas ideas, sobre todo sobre el modo de vida del hombre de hoy en día. Siempre preocupados por mejorar las condiciones de trabajo de sus empleados, Didier y su equipo comprendieron, mucho antes que otros, que la filosofía bio no residía sólo en el plato, sino que también consiste en interesarse por el día a día del ser humano, respetando en todo lo posible el entorno. Proteger la espalda para que el trabajo deje de ser una ardua tarea y se convierta en una actividad beneficiosa. Firmando la carta “Travail, Santé durable” con el sector sanitario, Euro-Nat quiere demostrar que el trabajo no debe entenderse como una ocupación sino, todo lo contrario, como una actitud beneficiosa para el hombre. Con el permiso de Didier Perréol, realicé un estudio teniendo en cuenta los diferentes actores de su empresa, a partir del cual mi punto de vista sobre la incidencia del trabajo en la salud, el bienestar y la espalda ha salido reforzado. Los resultados de este estudio, presentados en la siguiente página conducen a determinar realmente las carencias, así como las necesidades actuales, en materia de salud de la espalda. Se concluye que: muchas personas identifican las causas de su dolor de espalda (tablas 1 y 2) , pero no saben o no dominan los métodos para evitarlo (tablas 3 y 4) ; así que no actúan ni aceptan su problema (tablas 5 y 6) , sino que acaban teniendo una visión negativa del trabajo y del esfuerzo físico, ya que su actividad perjudica su salud (tablas 7, 8 y 9) . Esta encuesta se realizó a todos los empleados de la empresa Euro-Nat de Peaugres (Ardèche); todos recibieron un cuestionario con diez preguntas que incluían varias respuestas, pero únicamente podía responderse sí o no. Para usted, ¿cuál es el origen del dolor de espalda? Conclusión: Muchas personas tienen claro cuál es el origen del dolor de espalda. Conclusión: Estas personas no tienen soluciones para evitar el dolor de espalda o no se dan las condiciones adecuadas. ¿Qué hace para proteger las cervicales y los hombros? ¿Conoce y utiliza algunos ejercicios para relajarse? Conclusión: Como no saben qué hacer, estas personas se abstienen de hacer ejercicio o no le dedican tiempo. De hecho, aceptan su problema. Para usted, el trabajo contribuye: Conclusión: El resultado es una visión negativa del trabajo y del esfuerzo físico, ya que, al fin y al cabo, el trabajo es fuente de problemas y dolencias. De este modo, a pesar de años de evolución, los resultados de este estudio demuestran que el hombre no siempre se adapta bien a los gestos que reproduce a diario. Sin embargo, existen soluciones adecuadas en cada caso. ¿Buena o mala espalda? Estar o no estar de acuerdo con su espalda: ¡ésa es la cuestión! ¿Se ha reconocido en este cuestionario? ¿Cómo responde su cuerpo a las tensiones del trabajo y de la vida diaria? He reunido, en la tabla de la página siguiente, los tres parámetros esenciales que sirven para poder identificar sus necesidades. Tabla 10. ¿En qué punto se encuentra? Analizando estas situaciones diferentes, se confirma que no siempre son el lugar de trabajo, la actividad física o el deporte practicado los aspectos que provocan dolor, sino tal vez: el desconocimiento de cómo funciona el cuerpo y qué uso debemos darle; la falta de sentir y escuchar el cuerpo; no respetar, desde muy jóvenes, las consignas de prevención; un cuerpo no adaptado físicamente; el tiempo de dedicación al mantenimiento del cuerpo; un razonamiento centrado únicamente a corto plazo. Actualmente, ¿quién cree que una carga bien llevada comporta más beneficios para la espalda que tirar de una maleta con ruedas? ¿Quién cree que la posición que se adopta al estar sentado en una silla sin respaldo es mejor para la espalda que la que se adopta en un sillón de dirección? ¡Muy poca gente! La evolución de las mentalidades ha debilitado la salud del hombre. Las tareas nobles que la fortalecían y la potenciaban ya no están de moda. La comodidad ha sustituido a los valores fundamentales que se basaban en el esfuerzo físico. Sin embargo, la espalda, los huesos, necesitan ser movidos y forzados para ganar más densidad y resistencia. Los cartílagos, para ensancharse, requieren presiones regulares. Los músculos, para una mejor tonicidad, necesitan ser solicitados y oxigenados a menudo. Solicitaciones y oxigenación regulares = Músculos tónicos Muchos pretenden recuperar la forma física y mental practicando steps o bicicleta, encerrados en salas de gimnasios. Los mismos que no suben nunca por las escaleras o siempre van en coche al trabajo que tienen a cinco minutos de casa. ¡Otra contradicción! Ya es hora de adoptar hábitos nuevos, y desde muy jóvenes. Y aportar pronto un poco más de lógica y simplicidad a nuestras vidas, para preparar mejor el futuro. Las “limitaciones justas” Mantener el cuerpo en su conjunto requiere un mínimo de actividad física. Bien dosificado, este consumo físico es beneficioso para el organismo; contribuye a la mejora de los siguientes aspectos: del sistema circulatorio; de la función cardíaca; del sistema hormonal, del humor, del estrés; del aparato locomotor. A nivel óseo: garantiza la dureza del esqueleto, manteniendo el delicado equilibrio entre los procesos de su fabricación y los de su destrucción; retrasa los fenómenosde descalcificación. A nivel articular, contribuye: al mantenimiento de los procesos que participan en la nutrición y el crecimiento del cartílago, que tiende a adelgazarse durante un período de inactividad prolongado y a ensancharse con el movimiento, ¡aunque éste sea breve!; a mejorar el equilibrio, gracias a las solicitaciones propioceptivas de los diferentes receptores sensoriales situados en los niveles articular, muscular y fibroso. A nivel muscular, mantiene: el volumen, la fuerza y el tono muscular; la vigilancia y el control propioceptivo, evitando las retracciones musculofibrosas relacionadas con la inmovilidad o el sedentarismo. A nivel corporal, favorece: la disminución del tejido adiposo, luchando así contra la obesidad. Los beneficios de la oxigenación Gracias a la oxigenación del cuerpo, nuestras células transforman en energía los nutrientes que le son aportados. La oxigenación favorece también los procesos de cicatrización y de regeneración celular. Tiene un papel fundamental en la salud de la piel. Ayuda a eliminar ciertas tensiones musculares. Restableciendo el equilibrio ácido-base del organismo, el oxígeno contribuye al buen funcionamiento celular. Pasear unas horas por la montaña reequilibra el pH de la orina. Y ahora, descubra cómo el concepto Kiné form & santé® puede ayudarle a conseguir una espalda más sana. ¡Capte nuestros dibujos en un segundo! Dibujo en color Dibujo en blanco y negro (1) Euro-Nat, conocida por su marca Priméal®, los cereales y la quinoa, fabrica y distribuye productos biológicos desde 1968. El concepto Kiné form & santé® Kiné form & santé®: otro enfoque de la prevención Más que un método, Kiné form & santé® es una forma de vida. Fruto de veinte años de observación, de atención, de paciencia y de experimentación, este concepto reúne todos los elementos necesarios para ayudarle a ser más responsable de su cuerpo(2). Kiné form & santé® está dirigido a todas aquellas personas que aspiran a utilizar convenientemente su cuerpo y adaptarse fácilmente –y sobre todo sin el menor peligro– a las diferentes circunstancias de su vida diaria (trabajo, tareas domésticas, tiempo libre, deporte...). El concepto puede aplicarse en muchos ámbitos, como la preparación física, la alimentación, la higiene corporal o incluso la preparación mental. En esta obra, el concepto Kiné form & santé® se centra en la espalda y en la zona lumboabdominal. El método Kiné form & santé® ¡Un método aplicable antes de sentir dolor y cuando éste ya haya aparecido! El estricto reposo y la inmovilidad, incluso recomendada habitualmente en el caso de las lumbalgias, sólo agravan el problema. Para resultar eficaces, la prevención y los tratamientos deben residir ante todo en el conocimiento de uno mismo, el movimiento y la actividad. Partiendo de la lógica y la reflexión, el método Kiné form & santé®, que se divide en cinco fases, se basa en la anatomía del cuerpo humano, en su funcionamiento y en la experimentación. Estos datos dictan los gestos que deben ejecutarse o evitarse, mucho antes de considerar el tipo de actividad o la incidencia de las posturas que se adoptan en el puesto de trabajo. Este programa puede resultar también muy práctico para los terapeutas que quieran ayudar a sus pacientes a entender mejor su cuerpo. Para evitar que una lumbalgia se prolongue –y que ello comporte una incapacidad– las cinco fases del programa Kiné form & santé® pretenden que vuelva a hacer vida prácticamente normal si le duele la espalda. La única condición para conseguirlo: su participación activa, ¡sin la que nada es posible! El método se ha dividido en cinco fases por razones pedagógicas. En realidad, se mezclan continuamente unas con otras. Antes de profundizar en ellas, aquí tiene una breve teoría. Recuerde Cada fase tiene su importancia. Si sólo se limita a una de ellas, no logrará huir realmente de los problemas de espalda. Con el método Kiné form & santé®: recupere el bienestar tanto en el trabajo como en su tiempo libre; muévase minimizando al máximo los riesgos. Fase 1. Entender cómo funciona la espalda para utilizarla mejor ¡La anatomía y la biomecánica dictan las posturas que hay que adoptar! Cuando usted utiliza una herramienta de trabajo (el ordenador, por ejemplo), respeta su modo de empleo. La primera etapa consiste en que comprenda que con su cuerpo sucede lo mismo; si no respeta ciertas reglas de uso, el riesgo de “tener una avería” se multiplica. Habitualmente, usted coloca la espalda de manera inconsciente: sólo se da cuenta y reflexiona sobre ello cuando aparece el dolor. ¡Respete el modo de empleo de su cuerpo! Únicamente podrá cambiar de actitud cuando conozca y comprenda la anatomía y el funcionamiento de la espalda –y, sobre todo, del raquis lumbar–, así como los movimientos que la perjudican. Fase 2. Sentir y dominar los movimientos correctos Los principios de la higiene lumboabdominal residen en la realización de diversos movimientos que deberá aprender, como por ejemplo: las básculas pélvicas (para reducir las presiones lumbares); meter el estómago (para reducir las presiones intraabdominales); la respiración. El primer paso consiste en aprender a reconocer los “movimientos básicos”. Gracias al dominio de estos movimientos, usted se adaptará a cualquier situación de la vida diaria sin el menor peligro. Ante todo, se trata de que usted experimente estos movimientos básicos en su propio cuerpo, y luego los repita para acostumbrarse a ellos e interiorizarlos. En esta fase, usted aprenderá a reconocer cada movimiento de manera aislada, eliminando cualquier limitación que pudiera perjudicar su correcta percepción. A continuación, para que estos movimientos resulten funcionales bastará con que los asocie y los incorpore a sus gestos habituales. Procure no saltarse ninguna etapa, porque, sin esta fase, no tiene nada que hacer. Fase 3. Adaptarse a las necesidades de la vida diaria Cuando haya adquirido los movimientos, sólo queda incorporarlos a las situaciones cotidianas. Los gestos que anteriormente “pensaba” ahora salen solos; su espalda adopta espontáneamente la postura correcta. Estar físicamente preparado para poder adoptar la postura correcta. Pero para adoptar la postura correcta hay que estar preparado físicamente. Detecte tanto sus deficiencias como los errores que comete; dicho de otro modo, determine cuándo y por qué solicita en exceso su espalda. ¿no domina los movimientos de báscula pélvica? ¿tiene los isquiotibiales demasiado rígidos y, por consiguiente, no puede colocar correctamente la pelvis? ¿los músculos de la región lumbar no le sostienen? ¿tiene los muslos demasiado débiles porque no los utiliza? Fase 4. Mejorar y mantener sus cualidades físicas Después de identificar sus carencias y sus limitaciones, llega el momento de trabajar sus puntos débiles. Si goza de una buena musculatura lumbar, tiene unos isquiotibiales flexibles y un buen sentido del equilibrio, será un privilegiado, aunque deberá mantener sus condiciones. Si, por el contrario, no forma parte de este grupo de privilegiados, la repetición regular de ejercicios específicos protegerá, mejorará y reforzará su zona lumboabdominal. Estos ejercicios, progresivos, exigen poca dedicación, pues sus beneficios están comprobados; practicándolos, adquirirá más rápidamente los automatismos adecuados para cada situación. Se centran en: el fortalecimiento muscular funcional (revestimiento); la flexibilidad; el equilibrio. Fase 5. Aprender a relajarse Aunque la espalda sirve para aportarnos estabilidad y sostenernos, también necesita aflojarse y relajarse después de una larga jornada de trabajo o en ciertas épocas del año. Usted podrá practicar cómodamente en casa o en su lugar de trabajo ejercicios simples de autorrelajación –a base de estiramientos y movilizaciones suaves– acompañados de una respiración apropiada, lo que favorecerá su recuperación. Los masajes, el calor y las actividadesfísicas suaves, como andar o montar en bicicleta, serán buenos aliados. ¡Para todos los públicos! ¡El método Kiné form & santé® es para todo el mundo! El programa resulta eficaz tanto para prevenir como en caso de dolor. Es tan recomendable para la persona sedentaria que trabaja en una oficina como para el trabajador que no para quieto. Desde los 7 a los 77 años, ¡no hay límite de edad! Es más, aprender desde muy pequeños cómo funciona la espalda nos servirá para tomar conciencia de ella. En la práctica Las claves del éxito ¡El éxito sólo depende de usted! A lo largo de todo el programa, mantenga la motivación y el deseo de progresar. Tiene que creer, atreverse y desechar los pensamientos negativos tales como: “es demasiado tarde para mí”, “no tengo tiempo” o “nunca lo conseguiré”. El apoyo de su entorno inmediato, tanto afectivo como profesional, le resultará de gran ayuda. Piense a largo plazo. Sea constante (practique los ejercicios a diario, basta con 5 ó 10 minutos al día). Ármese de paciencia, porque los resultados sólo llegarán con el tiempo. ¿Cómo tomárselo? ¿Cuándo empezar? Después de leer este libro, si no tiene ningún problema en particular, puede empezar tranquilamente por el programa básico. En caso de molestias o dolores, y si ya ha sufrido una lumbalgia, es indispensable acudir a un especialista. Primero le hará un chequeo y después determinará cuáles son sus necesidades y, sobre todo, cuáles son “los pasos a seguir”; aproveche el valor añadido que le brindará el apoyo psicológico de un especialista. Desconfíe de las pautas sistemáticas propuestas sin discernimiento, del tipo “tiene que estirar, tiene que reforzar...”; son demasiado imprecisas, no le convienen. ¡Nada mejor que una consulta con un experto! Sin duda, en el capítulo Programas y sesiones adaptadas (pág. 249), encontrará una guía adecuada a su perfil, con los elementos necesarios para progresar convenientemente. ¿Qué material necesita? El material es básico; se resume en una esterilla, una pelota grande (tipo Stability Ball o Swiss Ball) y, ocasionalmente, una barra de tracción para fijar en el marco de una puerta. Los demás accesorios ya los tiene, forman parte de su día a día: una mesa, una silla o un taburete, ¡nada más! (2) Ver el libro Coachez votre corps, de C. Geoffroy. Fase 1 Esta primera fase es informativa pero indispensable. Aunque en ciertos momentos su lectura le resulte pesada, ¡debe llegar hasta el final! porque la descripción de la anatomía y de su funcionamiento le ayudará a comprender las posibilidades mecánicas de su espalda. Como puntos prioritarios, se establecerán los movimientos que deben hacerse y los que deben evitarse. Comparemos el cuerpo humano con un coche, con su chasis y todas las demás piezas que lo componen; cuanto más minuciosos sean los ajustes de su coche, más lejos le llevará. Su cuerpo es cuestión de mecánica; los controles, las revisiones y el mantenimiento le garantizarán una conducción “todoterreno”. Entender cómo funciona la espalda para utilizarla mejor Zoom sobre el tronco Un chasis, dos cavidades El tronco es la parte central e intermedia del cuerpo (fig. 1.1); por arriba, garantiza la conexión entre la cabeza y los miembros superiores, y por abajo, con los miembros inferiores. En su parte posterior se sitúa la espalda con la columna vertebral, que es el verdadero eje del cuerpo. Esquemáticamente, el tronco está compuesto por dos cajas superpuestas (llamadas cavidades) que se articulan en torno a la columna vertebral. Estos dos compartimentos –el torácico y el abdominal– son volúmenes con una geometría y una presión variables, lo que hace que sean muy trascendentales. La parte superior: la cavidad torácica Compuesta por la caja torácica, por el volumen muscular y, en el caso de la mujer, por el de los senos, esta estructura ósea alberga y protege los órganos vitales (pulmones, corazón, estómago, hígado...) y el músculo diafragma, entre el tórax y el abdomen (fig. 1.48d, pág. 61). La parte inferior: la cavidad abdominal Está compuesta por tejidos blandos: las vísceras (excepto en la parte trasera donde se sitúa el tallo vertebral). Esta cavidad posee una parte superior (el diafragma), los laterales (los músculos oblicuos y el transverso), una parte posterior (los músculos lumbares), una parte anterior (los músculos abdominales) y un fondo, el suelo pélvico (el periné). Los movimientos del tronco Gracias a la organización de sus piezas óseas y de sus músculos, el tronco puede realizar movimientos curvos (parecidos a los de la serpiente) en los tres planos del espacio. La combinación de estos movimientos coloca el conjunto del cuerpo, lo que permite que los miembros superiores puedan llevar a cabo acciones. Fig.1.4. La flexión: la columna se inclina hacia delante. Fig.1.5. La extensión: la columna se curva hacia atrás. Fig.1.6. La inclinación lateral: la columna se curva hacia un lado. Fig.1.7. La rotación: la columna gira sobre sí misma. Una vez obtenido este alineamiento de vértebras, el tronco debe estabilizar cada postura para que los miembros superiores puedan realizar sus tareas, sobre todo cuando se levanta algo del suelo. Recuerde Aunque la prioridad del tronco es la estabilidad, éste contiene dos estructuras que requieren movimiento. Ambas cavidades están contempladas en todos los ejercicios y consejos. El eje de dirección: la columna vertebral La columna vertebral es un eje óseo móvi situado a lo largo de la parte dorsal del tronco: se extiende desde la base del cráneo hasta la cadera. Así pues, está íntimamente relacionada con la cabeza, la caja torácica (miembros superiores) y la cintura pélvica (miembros inferiores). Fig. 1.8 Está compuesta por: 33 vértebras (sacro y cóccix incluidos); 24 de ellas estás separadas por discos intervertebrales; algunos elementos asociados: las cápsulas articulares, los ligamentos y los músculos, que aseguran la cohesión, el sostén y la movilidad del conjunto. Contiene y protege la médula espinal, que pasa por el canal raquídeo, desde la base del cráneo hasta las vértebras lumbares. Entre las vértebras salen las “raíces” de los nervios encargados de transmitir las informaciones procedentes de los órganos y que se dirigen al cerebro, o a la inversa. Fig. 1.9. Tres regiones distintas. Movilidad y estabilidad La columna vertebral permite colocar el tronco en el espacio. La suma de los pequeños movimientos de sus 26 niveles de articulación y de la multitud de sus músculos posibilitan su movilidad. Sin embargo, mientras que su uso cotidiano sólo requiere un poco de amplitud raquídea, siempre exige estabilidad. Las piezas del eje de dirección: las vértebras Las vértebras son huesos específicos que presentan dos partes principales: Por delante Una parte maciza, denominada cuerpo vertebral; en sus zonas inferior y superior se sitúa el disco intervertebral. Fig. 1.10. Vista desde arriba de una vértebra lumbar. Por detrás Un brazo óseo en forma de arco delimita el orificio vertebral; sobre este arco reposan las facetas articulares superior e inferior. Fig 1.11. Vista de perfil de una vértebra dorsal. En total hay 33 vértebras, repartidas en 5 grupos: - 7 vértebras cervicales; - 12 vértebras dorsotorácicas (24 costillas); - 5 vértebras lumbares; - el sacro (5 vértebras sacrales); - el cóccix (de 3 a 6). ¡Una forma para cada nivel! La configuración de las vértebras varía según su nivel; su tamaño aumenta a medida que descienden por el raquis y su forma en diábolo ofrece una mejor resistencia ósea a las presiones (fig 1.13). Por razones prácticas, normalmente se las conoce por la inicial: C7: séptima vértebra cervical; D6: sexta vértebra dorsal, o T6: sexta vértebra torácica; L2: segunda vértebra lumbar; S1: primera vértebra sacra. Fig. 1.12a. C7: vista superior. Fig. 1.12b. D6: vista superior. Fig. 1.12c. L2: vista superior. Fig. 1.13 La resistencia a la compresión (aquí expresada en daN) varía enfunción de los niveles. Es más importante a nivel lumbar que a nivel cervical. Un tubo protector Fig. 1.14. Canal raquídeo. El apilamiento de las vértebras da lugar, en los niveles de los agujeros vertebrales, a una especie de “tubo óseo” –el canal raquídeo– por el que pasa la médula espinal, protegida también por las vértebras a lo largo de su trayecto. Visto de perfil, en cada nivel hay un espacio, denominado agujero de conjunción, por el que emerge, de manera simétrica, cada nervio que sale de la médula. Fig. 1.15. Agujero de conjunción. Cada vértebra(3) está unida a la siguiente por tres articulaciones: por delante, el disco intervertebral; por detrás, las articulaciones interapofisarias (dos por nivel). Movilidad variable Fig. 1.16 Las vértebras permiten colocarse y situarse en el espacio a mayor o menor velocidad. Las superficies articulares y los músculos asociados posibilitan la movilidad, que varía según los niveles (muy móvil en el nivel cervical y poco móvil en el dorsal y en el lumbar). El sistema amortiguador: el disco intervertebral El disco intervertebral se sitúa entre dos vértebras y asegura la articulación entre los cuerpos vertebrales (fig. 1.18). Está compuesto por dos partes (fig. 1.17): en el centro, el núcleo (nucleus pulposus) , de consistencia gelatinosa: deformable pero incompresible, es el pivote de los movimientos vertebrales. alrededor del núcleo, un anillo fibroso (annulus fibrosus) que lo contiene. Fig. 1.17 Fig.1.18. Disco intervertebral. El disco intervertebral sirve de amortiguador y de junta flexible entre los dos cuerpos vertebrales, porque transmite las presiones “amortiguadas” al cuerpo vertebral (fig.1.19a). Los dos componentes del disco, núcleo y anillo, permiten una extraordinaria adaptación estática; el disco modula su forma a la mínima solicitación mecánica de la vértebra (fig. 1.19b). La calidad de amortiguación del disco está asegurada por el mantenimiento de la presión del líquido contenido en el núcleo. Fig. 1.19a Fig. 1.19b Niveles de presión que hay que controlar Las fuerzas compresivas tienden a reducir la altura del disco. Estas presiones pueden ser: Axiales ( fig.1.20a y b ) Se reparten verticalmente de manera uniforme sobre el conjunto de la vértebra. El disco resiste bien estas presiones axiales: el diámetro vertical del núcleo disminuye, lo que aumenta su diámetro horizontal y provoca un estiramiento de las fibras del anillo. Recupera su altura inicial tras un tiempo de reposo inferior a 5-10 minutos. Fig. 1.20a y 1.20b. Presión axial sin flexión del raquis lumbar: pocas consecuencias sobre el disco (si presión < a 500 kg sobre el disco). Oblicuas ( fig. 1.21a y b ) No están repartidas uniformemente sobre el conjunto de la vértebra, sino excéntricamente (más de un lado que del otro). El disco soporta menos estas presiones, porque tienen tendencia a provocar su aplastamiento. Cuando usted se inclina hacia delante, el disco se cierra por delante y se entreabre por detrás. El líquido del núcleo migra hacia atrás, y, en función del estado de las fibras del anillo, puede llegar a comprimir los elementos posteriores: el ligamento vertebral común posterior: el lumbago; los elementos nerviosos situados en el canal raquídeo, en particular el nervio ciático: la ciática. Fig. 1.21a y 1.21b. Presión asociada a la flexión. ¡Frágil! Antes de hablar de deterioro del disco, debemos saber que, a consecuencia de su débil vascularización(4), cuando sus células se lesionan apenas cicatrizan. Recuerde Los mecanismos de degeneración del disco no sólo residirían en las presiones mecánicas, sino también en las influencias de tipo bioquímico, que tendrían una gran importancia. Como en los huesos, hay dos escalafones que participan en el mantenimiento de sus estructuras, y los que intervienen en su fortalecimiento (anabolismo) no deben ser superados por los que trabajan para su destrucción (catabolismo). Para saber qué errores debe evitar cometer a partir de ahora, he aquí los mecanismos que le debilitan. Los traumatismos por esfuerzos bruscos Ocurren cuando levantamos una carga demasiado pesada del suelo o cargamos mal el peso (carga demasiado excéntrica en comparación con el centro del cuerpo). Fig. 1.22 Fig. 1.23. En este ejercicio de musculación, las flexiones y las incorporaciones debilitan el disco. Los microtraumatismos frecuentes Tanto las vibraciones o estiramientos repetitivos sobre las fibras del anillo como los gestos rutinarios mal efectuados destruyen los vasos que garantizan la nutrición del disco intervertebral. Los períodos de reposo insuficientes El disco se deshidrata fisiológicamente de día y se rehidrata de manera natural de noche (como una esponja) y durante las fases de reposo (según De Puky); la ausencia de reposo le impide recuperar su volumen acuoso óptimo (es menos espeso). Fig. 1.24 El envejecimiento del disco A menudo, este envejecimiento comporta: Disminución de la altura del disco , lo que se traduce en un aplastamiento del núcleo (una desecación del núcleo líquido). Sin embargo, esto no quiere decir necesariamente que sufra, pero los ligamentos articulares posteriores de dos vértebras sucesivas se juntan, lo que comporta riesgo de choques e hiperpresiones dolorosas, que provocan artrosis o bloqueo ( fig. 1.25b ) . Fig. 1.25a. Disco normal. Ligamentos articulares posteriores normales. Fig. 1.25b. Disco hundido, oprimido. Hiperpresión y fragmentación de los ligamentos articulares posteriores durante los movimientos. Riesgo de fisuras en el anillo fibroso , sobre todo en los accesos del núcleo; en este caso, hablamos de hernia ( fig. 1.26a y b ) . Fig. 1.26a. Vista superior del disco. Fig. 1.26b. Vista en sección del disco. ¿Por qué duele? Según varios autores, las redes nerviosas discales que indican dolor se situarían en la periferia del anillo fibroso. Otros autores indican que el núcleo, como el anillo fibroso, no estaría inervado; los ligamentos o los nervios enviarían entonces el mensaje doloroso. En cualquier caso, el dolor revela una compresión de los ligamentos o los nervios (fig. 1.27), que indica una distensión y una hiperpresión intradiscal (deterioro de los dos constituyentes del disco). Fig. 1.27. Compresión de una raíz nerviosa por el núcleo que provoca una hernia. En la práctica En las actividades de la vida diaria, intente reducir al máximo las presiones sobre los discos intervertebrales; necesitan conservar su espesura y su presión interna para garantizar sus funciones como amortiguadores y guías de los movimientos. Recuerde mantener siempre la axialidad (pág. 64) para que las presiones sigan repartidas por el conjunto del disco. Los elementos de protección Estos elementos, junto con las articulaciones, suelen ser los responsables del dolor. Pero estos dolores no sólo proceden de una lesión discal o de una compresión nerviosa; pueden, por ejemplo, localizarse en un ligamento. El sistema ligamentario El sistema ligamentario es doble: Un sistema longitudinal continuo y común a todas las vértebras (fig. 1.28). Tres ligamentos continuos, como tiras, salen del occipital en dirección al sacro: el ligamento vertebral común anterior (LVCA), situado en la parte anterior de los cuerpos vertebrales y de los discos; el ligamento vertebral común posterior (LVCP), situado en la parte posterior de los cuerpos vertebrales y de los discos; el ligamento supraespinoso, situado en la parte posterior de los espinosos. Un sistema discontinuo (fig. 1.28) compuesto por: el ligamento interespinoso, entre dos apófisis espinosas; el ligamento intertraverso, entre dos apófisis transversas; el ligamento amarillo, entre dos láminas. Fig. 1.28 Cada sistema ejerce una función diferente. Entre otras, el LVCA y el LVCB tienen la misión de encauzar el disco intervertebral. Los ligamentos discontinuos están más relacionados con el arco posterior y controlan los movimientos de los ligamentos articularesposteriores. Las cápsulas articulares Cada articulación posterior dispone de dos cápsulas: una anterior y otra posterior. Son bastante laxas, y soportan los bostezos y los desplazamientos entre las facetas articulares (fig. 1.28). Los músculos del tronco Situados alrededor del tronco, su localización sobre diversos planos (superficial y profundo) y sus orientaciones (axial, transversal y oblicua) garantizan la protección vertebral y lumboabdominal. Sin ellos, el raquis se desmoronaría. Gracias a ellos, la columna vertebral y los miembros superiores sitúan el conjunto del cuerpo en el espacio. Los músculos cortos Estabilizadores del eje central, los músculos cortos permiten el mantenimiento postural entre las vértebras. Constituyen el plano profundo; compuestos por múltiples haces, van de una vértebra a otra. Fig. 1.29. Músculos asumiendo el mantenimiento de la posición sentada. A nivel estático, funcionan permanentemente por automatismo. Son responsables de la estabilidad activa. Equilibran las curvaturas de la columna vertebral y evitan las malas posturas o las deformaciones. Fig. 1.30. Vista posterior de los músculos del plano profundo. Los músculos cortos Movilizadores, los músculos largos participan en el posicionamiento del eje central y en la gestualidad (fig. 1.35). Funcionan más ocasionalmente que los músculos cortos. Subcutáneos, o situados inmediatamente por encima de la primera capa, constituyen los planos intermedio y superficial (figs. 1.31-1.34). Los más conocidos son los trapecios, el dorsal ancho, los pectorales y los abdominales oblicuos. Fig. 1.31 Fig. 1.32 Vistas posteriores de los músculos del plano intermedio Vistas posterior y lateral de los músculos del plano superficial Fig. 1.35. Músculos que favorecen la colocación y la activación de los miembros superiores. Potentes, forman enlaces estables y refuerzan el tronco cuando los miembros superiores realizan un movimiento. Las aponeurosis (5) como refuerzo Están delimitadas por los músculos planos: los trapecios (a nivel cervical) y el dorsal ancho (a nivel lumbar). En forma de rombo (uno menor y otro mayor, fig. 1.36), garantizan una protección pasiva complementaria. Durante los movimientos de flexión hacia delante, estas capas musculares tienen un efecto de placaje sobre la región subyacente correspondiente, en el caso de las zonas cervicodorsal y lumbar. Fig. 1.36 En la práctica Antes de intentar reforzar los músculos anchos de la espalda y del tórax, compruebe la eficiencia de su musculatura profunda. La mejor manera de estimularla y desarrollarla: manténgase activo lo más a menudo posible (fig. 1.30), dando preferencia a las posturas económicas que solicitan su musculatura de sostén (pág. 105). La silueta ¡Las curvaturas como fuente de equilibrio! Las curvaturas vertebrales son naturales. Equilibran y estabilizan el cuerpo en el espacio, sin exigir un consumo energético demasiado importante. Por motivos de economía raquídea, será necesario mantenerlas e intentar respetarlas. Con un total de tres (la curvatura del sacro es fija), se inscriben en una axialidad de conjunto que no corresponde a una verticalidad. Se sitúan en el plano anteroposterior(6): la lordosis cervical (que corresponde a la concavidad); la cifosis dorsal (la convexidad o dovelaje); la lordosis lumbar (el arqueo). ¡Para situarse! Respecto a una línea vertical (que puede ser una pared), las curvaturas vertebrales crean flechas (fig. 1.37), cuyos valores medios (Charrière y Roy, 1975) están indicados en la tabla siguiente: Flechas vertebrales Nivel Valor medio (mm) C7:7ª cervical 25 a 40 D8: 8ª dorsal 0 (contacto) D12: 12ª dorsal 20 L3: 3ª lumbar 25 a 40 S2: 2ª sacra 0 (contacto) Tabla 11 Fig. 1.37. Eje del trago. La cabeza está ligeramente hacia delante, el acromion (hombro) un poco hacia atrás, el trocánter mayor (cadera) de nuevo hacia delante, el epicóndilo femoral (rodilla) ligeramente hacia atrás y el maléolo externo (tobillo) en posición neutra. No es fácil ser consciente de estas curvaturas de equilibrio, porque para la mayoría de nosotros, “derecho” es sinónimo de “vertical”. Ahora bien, la bipedestación normal no es una vertical, sino una línea quebrada, en virtud de estas curvaturas (fig.1.37). El individuo está completamente inclinado hacia delante; esta inclinación se produce principalmente en torno a los tobillos e induce curvaturas de recuperación subyacentes, garantizando el equilibrio. Variaciones de curvaturas Estas curvaturas son “móviles”, es decir, que pueden aumentar o disminuir. Ya sean muy acentuadas o leves, indican un equilibro incorrecto y pueden comportar dolor. Cuando aumentan hablamos de hiperlordosis (arqueo más pronunciado) e hipercifosis (espalda redonda). Cuando disminuyen hablamos de borradura de curvatura. Fig. 1.38 Dos causas posibles De una etnia a otra, las curvaturas de base pueden ser más o menos acentuadas. De origen morfológico Estas diferencias o modificaciones morfológicas a menudo dependen de la herencia, la etnia, el sexo, la sobrecarga ponderal o la edad. De origen postural Las posturas prolongadas adoptadas cotidianamente rompen el equilibrio económico del cuerpo y lo obligan a mantener un ángulo perjudicial que repercute sobre los diferentes niveles. Estas actitudes provocan presiones y, con el paso del tiempo, las curvaturas se transforman, ¡a veces en el mal sentido! La espalda puede mantener posiciones fijas durante horas, como encima de una bicicleta. Pero cambiar una imagen corporal viciada no es fácil; la actitud natural es considerada generalmente como “normal”. El trabajo de corrección se obtiene en conjunto y comprende todas las tensiones –musculares o articulares– que se han adaptado, teniendo en cuenta las cajas torácica y abdominal. En la práctica En todo momento, intente respetar al máximo la axialidad del conjunto de su espalda; si establece un programa de ejercicios personalizados, tendrá que tener en cuenta las variaciones de curvatura que éstos suponen. (3) Excepto en el caso de las dos primeras vértebras cervicales. (4) El disco intervertebral posee su propia vascularización, que desaparece a partir de los 20-25 años. La absorción de nutrientes se realiza entonces por osmosis e imbibición a partir de las estructuras circundantes, sobre todo las placas cartilaginosas. (5) Aponeurosis: revestimiento de tejido fibroso donde se encuentra el músculo y que también sirve de punto de inserción del músculo sobre el hueso. (6) Anteroposterior o sagital; es decir, de atrás adelante, o a la inversa. La región lumboabddominal soporta maltrato y agotamiento. Sin embargo, si integra los principios educativos enunciados en este libro y se implica realmente en este aprendizaje, las tensiones discales e intraabdominales que sufre disminuirán. Pero para afrontar convenientemente sus problemas lumbares debe cuidar esta zona, así como todo el conjunto lumbopelvicofemoral (lumbar, pelvis y fémur). Este capítulo detalla los puntos que deben respetarse para el conjunto de la zona lumboabdominal: la columna lumbar, pero también las zonas contiguas representadas por las cajas abdominal y torácica, la cintura pélvica (la pelvis y la cadera), la rodilla y las articulaciones vertebrales, así como los grupos musculares que actúan directamente sobre estos segmentos óseos. Zoom sobre la región lumboabdominal Saber adaptarse Hay que aprender a respetar la región lumboabdominal; esta educación reside en la noción de economía raquídea, es decir, en una mejor gestión de esta región en sus actividades cotidianas. Porque en cada situación se pueden adoptar diversas posturas: ¡buenas y malas! Buenas posturas Fig. 1.39 Fig. 1.41 Fig. 1.43 Malas posturas Fig. 1.40 Fig. 1.42 Fig. 1.44 Las claves del éxito La estabilidad debe basarse en el respeto de la curvatura fisiológica de la columna lumbar (axialidad), junto con un trabajo apropiado de los abdominales y una buenarespiración. Esto sólo será posible si posee: - una buena educación y una percepción ajustada, que le permitirán colocar correctamente la pelvis durante sus gestos cotidianos; - un buen dominio de la respiración; - una buena movilidad pélvica, que depende de la calidad de las articulaciones coxofemorales (las caderas) y de los músculos que encuadran su pelvis (paravertebrales y abdominales); - una buena tonicidad muscular de la caja abdominal, de los paravertebrales y de los muslos, para garantizar la estabilidad lumbopélvica. Una región frágil La región lumbar es una zona bastante corta (fig. 1.47) situada entre dos partes poco móviles: el tórax y la pelvis. Esquemáticamente, está constituida por un eje central (la columna lumbar) colocado sobre un soporte, la pelvis (fig. 1.45). Está enmarcada lateralmente y hacia delante por el abdomen, compuesto de partes blandas: las vísceras y los músculos (fig. 1.46), y se relaciona directamente con el vientre (cavidad abdominal). Fig. 1.45. Eje óseo entre la pelvis (soporte) y la caja torácica. Fig. 1.46. Vista en sección del abdomen y de la región lumbar al nivel del disco situado entre L3 y L4. Fig. 1.47. La columna lumbar: 5 vértebras y una curvatura, la lordosis. Una caja deformable Delante de la columna lumbar se sitúa el abdomen, parecido a una caja de seis caras, que contiene las vísceras. Constituido por tejidos blandos con una geometría variable, se deforma cuando su volumen se modifica; la presión intraabdominal varía también: si su volumen disminuye, aumentará la presión; si su volumen aumenta, disminuirá la presión. Las seis caras de la cavidad abdominal Una parte anterior ( fig. 1.48a ) y los laterales ( fig. 1.48b ) : los músculos de la pared abdominal . La función de estos músculos es más estática que dinámica. Se distribuyen en tres capas: La capa más profunda está representada por el transverso (ver pág. 72) . Esta especie de vaina profunda sale de la espalda (por las vértebras) y cubre la pared del abdomen. El transverso tiene un papel primordial en la regulación de las presiones intraabdominales. La segunda capa está compuesta por los oblicuos –el mayor y el menor–. Intermediarios entre el transverso y los rectos mayores, su dirección es oblicua, como su propio nombre indica. Muy laterales, aprietan la cintura y limitan, con el transverso, la expansión de la masa visceral. Son los responsables de diversas acciones, entre ellas las torsiones y las flexiones laterales. La tercera capa, la más superficial, está formada por los rectos mayores del abdomen , situados en la parte delantera en dirección vertical. Equilibran la curvatura lumbar con los paraverterbales, que son posteriores. Una parte posterior ( fig. 1.48c ): la columna vertebral y los músculos posteriores tienen una función más estática que dinámica. Esta cara posterior de la cavidad está compuesta por el eje vertebral, sus refuerzos contiguos (vaina aponeurótica, ligamentos) y los músculos que revisten las vértebras lumbares. Están dispuestos: delante de la columna: los psoas; lateralmente: los cuadrados lumbares; detrás: los erectores del raquis. Una parte inferior o profunda ( fig. 1.48d ): el suelo perineal, que también tiene vocación estática. Es una estructura musculoaponeurótica, tendida como una “hamaca”, que está formada por tres planos: el periné, el diafragma urogenital y el diafragma pélvico. Su papel principal es sostener la masa de órganos situados al nivel de la pelvis y, sobre todo, amortiguar los impulsos hacia abajo durante los esfuerzos. Habrá que incorporarlo sistemáticamente. Una parte superior ( fig. 1.48e ): el diafragma , que tiene un papel dinámico. Es una amplia capa muscular que encierra la cavidad abdominal por la parte superior. Está formada por dos semicúpulas, derecha e izquierda, que descienden durante la inspiración –creando así una capacidad de aire suficiente para llenar los pulmones– y ascienden durante la espiración, bajo la acción de la compresión del músculo transverso del abdomen. Una anatomía propicia a la estabilidad Para reforzar esta estabilidad, debemos incidir sobre algunos de sus elementos, tales como: detrás, los músculos profundos, colocados como columnas para estabilizar el raquis ( fig. 1.50 ) ; la aponeurosis del dorsal ancho, que refuerza los músculos profundos y cuyo papel es el de placaje durante los movimientos de flexión hacia delante, los que aumentan el sustento de esta zona ( fig. 1.51 ) ; delante y sobre las costillas, los abdominales, anchos y orientados en diversas direcciones, lo que garantiza un correcto apoyo y una protección eficaz. No podemos incidir sobre otros elementos, tales como: las vértebras lumbares, poco numerosas (5) y macizas ( fig. 1.49 ) ; el poderoso sistema ligamentario; los discos intervertebrales, que son más altos. Fig. 1.49. Vértebra lumbar maciza. Fig. 1.50. Las columnas de músculos envainan las vértebras. Fig. 1.51. Refuerzo aponeurótico. Poca amplitud de movimiento Como demuestran las amplitudes medias registradas en el raquis lumbar, el elemento dominante en esta región no es el movimiento sino, ante todo, la estabilidad. Por eso, la musculatura abdominal, que representa una parte importante de esta región, debe ser móvil y rígida a la vez. Una pelvis móvil para regular las tensiones La pelvis funciona como soporte de la columna vertebral. Sus posibilidades de movimiento tienen un papel primordial en las curvaturas y en la estática lumbar. Tiene la capacidad de inclinarse lateralmente, girar (hablamos de rotación) y bascular hacia delante o hacia atrás (estos dos movimientos son los más conocidos): cuando bascula (8) hacia delante, la región lumbar se cruza, o se ensancha, o se arquea: es la anterversión. Este movimiento comporta la lordosis lumbar. Cuando bascula hacia atrás, la región lumbar se encoge y el arqueo se desdibuja: es la retroversión. Este movimiento comporta la cifosis lumbar. Fig. 1.52 Entre otros factores, la posición de la pelvis depende de: la calidad de los grupos musculares que la contienen: éstos pueden ser flexibles, rígidos, fuertes o débiles; la posición en la que usted se encuentra: de pie, la gravedad (peso) predispone a la anterversión, mientras que cuando usted está sentado tiende al hundimiento en retroversión (ver tabla 14 , pág. 122) En la práctica Tiene que dominar perfectamente los movimientos de la pelvis. ¡Son tan importantes como la flexión o la extensión de una rodilla! Si no lo hace, está perjudicando una región entera! (ver educación de la pelvis, pág. 94). Respetar la curvatura lumbar Las curvaturas sirven para proteger el raquis y equilibrar el conjunto del cuerpo. Si no las mantenemos (nos referimos a respetar la axialidad), rompemos el equilibrio y creamos tensiones. Para que pueda entenderlo mejor, he aquí el análisis de algunas situaciones corrientes. Posición de pie inclinada hacia delante Sin control de la pelvis = presión elevada sobre el disco vertebral Esta posición va acompañada de una torsión de la región lumbar; las presiones al nivel del par disco/cuerpo vertebral no se reparten de manera uniforme sino descentrada (fig. 1.53). Fig. 1.53 Con control de pelvis = disminución de las presiones Cuando uno se inclina hacia delante manteniendo la axialidad, las presiones se centran y se reparten por todo el par disco/cuerpo vertebral (fig. 1.54a). Fig. 1.54a Fig. 1.54b Recuerde Tras haber flexionado las rodillas, el retroceso de las nalgas favorece la conservación de la axialidad lumbar. Esta posición es interesante para las personas que sufren de las rodillas. Postura sentada La postura sentada comporta generalmente una báscula de pelvis en retroversión. Las presiones a nivel lumbar dependerán del ángulo de flexión del tronco (a) y del grado de retroversión de la pelvis. Esta última está influida por la postura de las caderas y de las rodillas (flexión o extensión) y por el grado de flexibilidad de los isquiotibiales.Fig. 1.55. El control de la pelvis es mayor o menor en función de la posición sentada elegida. Postura sentada inclinada hacia delante Fig. 1.56 ¡Estas presiones aumentan aún más si intenta levantar una carga desde su asiento! Sin control de la región lumboabdominal: flexión del tronco + flexión de las caderas = presión muy elevada Postura inclinada hacia delante con rotación y carga ¡Es la peor de las situaciones! Los discos de las vértebras lumbares soportan mal la rotación. Siendo ya muy ínfimas las posibilidades (en torno a 2º por nivel), si se añade flexión, ambos mecanismos simultáneos seccionan las fibras de los discos, exponiéndolos a desgarros y lumbagos o hernias discales. La situación más clásica es una persona sentada en una silla que está recogiendo una carpeta que está a un lado en el suelo. Flexión del tronco + flexión de las caderas + rotación + carga = presión máxima sobre el disco Fig. 1.57 Recuerde Al parecer, este mecanismo de flexión-rotación es la causa principal de la degeneración del disco (Farfan y otros, 1970). Postura denominada “adelantada” No dude en utilizar esta postura en cualquier circunstancia: facilita la conservación de la axialidad. Si tiene que levantar algo que tiene enfrente, incline el busto en línea con el cuerpo. Fig. 1.58. Ideal para algunos ejercicios de musculación. Fig. 1.59. El eje de la pelvis se confunde con el del esfuerzo: la espalda está protegida. Tabla 12. Variaciones de las presiones verticales (o normales) en el disco entre L4-L5 en diferentes posturas. Según Nachemson y R. Mottier. Para interpretar más fácilmente lo que representan las presiones discales en función de las posturas adoptadas, las he expresado en kg/disco(9). Se constata que en todas las posturas en las que la axialidad lumbar es respetada, las presiones son más débiles (son 1/3 más débiles de pie que sentado). Las inclinaciones con las lumbares encorvadas son perjudiciales, pero alcanzan su máxima peligrosidad cuando van acompañadas de un movimiento de rotación. En la práctica En las diferentes situaciones de la vida diaria, el respeto por la axialidad es la respuesta adecuada para proteger sus discos intervertebrales. Cuando se incline hacia delante, utilice las posturas económicas (ver Fase 2, pág.105) y los muslos. ¡Cuidado con los enderezamientos! Los enderezamientos o las recuperaciones de una postura inclinada hacia delante causan más problemas (pero no son los únicos). Cuando usted está inclinado, el disco “bosteza” en su parte posterior y el núcleo se echa hacia atrás. Cuando usted recupera la posición, esta parte posterior está pellizcada por la acción de los músculos paravertebrales. A menudo, en estas circunstancias se producen las lumbalgias agudas, los lumbagos o las hernias. He aquí los enderezamientos más peligrosos: La repetición de los esfuerzos de enderezamiento “clásico” El enderezamiento asociado a un esfuerzo Fig. 1.61 El enderezamiento después de una posición mantenida durante mucho tiempo, con la pelvis retrovertida Fig. 1.62 En la práctica Antes de enderezarse o de levantar una carga, busque la axialidad lumbar: pase de nuevo por una postura que facilite la anteversión de la pelvis. El papel de la respiración y de los abdominales La respiración y los abdominales actúan también por las presiones intraabdominales. Durante la respiración, el movimiento de tipo “pistón”, creado por el par diafragma/transverso, se efectúa verticalmente, pero también en la circunferencia del tronco (distanciamiento de la caja torácica e inflamiento del estómago). La cavidad abdominal también es deformable; cualquier solicitación que disminuya el volumen de esta cavidad aumenta las presiones en el abdomen. Utilizar correctamente el diafragma ¡Aprender a respirar es fundamental! En primer lugar, la respiración fisiológica consiste en respirar en “el lugar”, es decir, en llenar los pulmones de abajo arriba, ¡como cuando llenamos una botella (fig. 1.63)! Fig. 1.63 Fig. 1.64 Primero hay que expulsar el aire por la boca, porque siempre hay aire en los pulmones. Durante esta espiración, el diafragma asciende por la acción de la contracción del músculo transverso abdominal (fig. 1.64), y después desciende de nuevo automáticamente, creando una solicitación de aire favorable al llenado de los pulmones: la inspiración. Fig. 1.65 Columna erguida + diafragma = INSPIRE El descenso del diafragma empuja todas las vísceras hacia abajo, apoyándose así sobre los músculos que cierran la parte inferior de la cavidad (suelo pélvico). Esta presión también se ejercerá sobre los músculos anteriores, al nivel de los abdominales, que, gracias a su elasticidad, permitirán que el estómago se hinche (fig. 1.65). Así pues, el músculo abdominal transverso hace de contrapeso. Columna erguida + periné + transverso = ESPIRE Durante la espiración es mejor mantener la columna vertebral erguida, porque la contracción de los músculos de la cavidad hace que el diafragma suba (fig. 1.66); utilice convenientemente los músculos de la cavidad y empiece por contraer el periné y los abdominales que salen de la parte de abajo (zona subumbilical). Finalmente, los abdominales se vuelven a tensar, el diafragma y el periné ascienden, la altura aumenta de nuevo y la circunferencia abdominal disminuye. La respiración debe ser un movimiento sincronizado con las regiones contiguas. Fig. 1.66. ¡Póngase derecho! Fig. 1.67. Acomodarse favorece las presiones en la parte inferior. ¿Sabe qué es el transverso? Sin duda es desconocido, porque no lo vemos (es el músculo abdominal más profundo), y forma una auténtica vaina alrededor de todo el abdomen (fig. 1.48b, pág. 61). A la altura de la línea alba(10) cambia su naturaleza, deja de ser elástico y fibroso (lo que es de gran importancia en los casos de eventración o durante el embarazo porque, encerrándose sobre sí mismo, tiene tendencia a apartarse de la línea alba, de ahí la necesidad de incorporarlo a los demás “abdominales”). Como el transverso no actúa de conector entre piezas óseas, ningún movimiento lo hace trabajar. La única manera de contraerlo es espirando (fig. 1.68). Estrechándose (con los oblicuos), permite contener y adherir las vísceras contra la cara anterior del raquis. Esta función “visceral” hace que sea extremadamente importante. Fig. 1.68. Después de haber contraído el periné, para hacer trabajar el transverso, expulse el aire metiendo el estómago. ¿A qué llamamos respiración invertida? De manera imaginaria, durante la respiración invertida: con la inspiración, el estómago se mete hacia dentro y el pecho sobresale y se hincha (mientras que el diafragma primero debe bajar); con la espiración, el pecho y el esternón descienden y el estómago se hincha. Si respira así, sus capacidades de ventilación están muy reducidas, porque no utiliza todas las posibilidades fisiológicas del par diafragma/transverso. En la práctica Durante la espiración: - manténgase estirado, para elevar y adherir las vísceras a la columna. Durante los esfuerzos (como levantar una carga, hacer abdominales...): - no bloquee el diafragma hacia abajo, porque la contracción de los abdominales aumenta la presión hacia abajo, hacia delante y hacia atrás. Utilizar correctamente los abdominales Para limitar las presiones y mantener la axialidad, todo esfuerzo que implique al raquis lumbar debe realizarse a partir de un abdomen muscularmente preparado. Cuidado con las posturas que aproximan los hombros a las caderas Fig. 1.69. No realice esfuerzos en flexión sin contraer la cavidad abdominal, ya que esto provoca presiones hacia abajo, atrás y delante. Los esfuerzos en posición de acercamiento del esternón y de la pelvis (inclinarse hacia delante, por ejemplo), sin el estómago metido, provocan presiones en la parte trasera (disco lumbar), pero también hacia delante y hacia abajo; se tiene que asociar con un trabajo de las cavidades torácica y abdominal.Fig. 1.70. Abandone la práctica de los abdominales que “juntan”: sacan el estómago y presionan hacia abajo. La verdadera función de los abdominales Los abdominales: ¡unos músculos polivalentes! Tener una buena cintura abdominal no es cuestión sólo de pura estética, sino que también es una necesidad fisiológica, porque los músculos abdominales participan: En el mantenimiento de las vísceras . Si esta pared es demasiado laxa cuando estamos de pie, la tendencia normal de los órganos es descender hacia delante y hacia abajo, debido a la gravedad. En la respiración. Los abdominales se relajan durante la respiración. Sin embargo, durante la espiración, bajo la acción del transverso, que se encoje sobre sí mismo, expulsan el aire hacia la salida: el estómago se mete hacia dentro y el diafragma asciende. En la circulación sanguínea. Los movimientos de tipo “pistón”, provocados por la pareja diafragma/transverso, crean un bombeo favorable al retorno venoso. En el masaje del contenido abdominal, favoreciendo el “esfuerzo”. Con cada movimiento del diafragma y del transverso, las vísceras son movilizadas, lo que estimula los órganos que tienen que vaciarse. En los movimientos. Cada vez que usted mueve las piernas, los brazos o el tronco, que se inclina o se yergue, los abdominales trabajan. En el sostenimiento de la espalda. Como una faja, los abdominales ayudan a los músculos de la espalda a mantener la columna erguida. Se manifiestan dos funciones: Función puramente visceral Fig. 1.71 y 1.72. Los huesos no son movilizados por el transverso, pero hay un encogimiento del estómago. Función puramente mecánica Figs. 1.73 y 1.74. Los huesos son movilizados por las fibras de los rectos del abdomen y de los oblicuos. No obstante, la función mecánica debe unirse a la función visceral, aun a riesgo de provocar importantes presiones intraabdominales. Función mecánica + función visceral = gestión de las presiones Fig. 1.75 El suelo pélvico, ¿para qué? Tendido bajo la masa visceral, el suelo pélvico es como una “hamaca” para los músculos (fig. 1.48e, pág. 61). Sostiene todos los órganos situados al nivel de la pelvis. Está atravesado por el ano y los órganos urogenitales. Desempeña una función primordial en el mantenimiento de la continencia. Contrayéndose: ejerce una presión sobre la uretra, la vagina o el ano. Esta presión impide el paso de la orina. El suelo pélvico tiene, pues, una función estática. amortigua los esfuerzos que están dirigidos hacia abajo y refuerza la fijación del transverso. La contracción debe realizarse siempre de abajo arriba El transverso debe funcionar en coordinación con el periné, sobre todo después de un parto, y los demás abdominales (recto mayor y oblicuo). Si se respeta este principio, la práctica de los abdominales ya no está contraindicada. La presión justa En primer lugar, contraiga el periné como si retuviera la orina, luego saque el aire presionando primero los abdominales situados debajo del ombligo para contener las vísceras y el diafragma hacia arriba (fig. 1.76). Así, no habrá presión hacia abajo y el trabajo del periné estará unido al de los abdominales. Periné “apretado” + expulsar el aire metiendo el estómago (transverso) + levantar la cabeza (columna erguida) Fig. 1.76 Fig. 1.77. Si contrae la parte central antes que la parte inferior, las presiones se ejercen hacia abajo y hacia arriba. Recuerde Si hay presión en el transverso sin contracción previa del periné y de la parte inferior del abdomen, la parte central del abdomen se retrae, ejerciendo presiones hacia abajo (suelo pélvico) y hacia arriba (fig. 1.77). Es posible hacer abdominales relativamente pronto después de un parto. Basta con respetar la siguiente regla: no empujar hacia abajo. En la práctica Comience siempre por “contraer el periné” (como si quisiera retener la orina), luego meta el estómago expulsando el aire por la boca, empezando por abajo, y finalmente contraiga los oblicuos y los rectos mayores. Utilice movimientos suaves, empezando de abajo hacia arriba, y renuncie a los crunch(11) y otros ejercicios que retraen la región lumboabdominal. La importancia de los paravertebrales Estos músculos posteriores denominados erectores del raquis o músculos paravertebrales son numerosos, compactos y entrecruzados en varios planos (superficial y profundo). Con la cocontracción de los músculos anteriores (psoas, abdominales), están presentes en todos los movimientos del raquis y estabilizan la región lumbar. Su función, como la de los abdominales, es más estática que dinámica. Recuerde A menudo, en el caso de la lumbalgia crónica, existe generalmente una debilidad de los músculos paravertebrales, tanto de fuerza como de resistencia. Un mayor desarrollo de un grupo muscular respecto a otro (fig. 1.79) puede incidir en la armonía de las curvaturas y provocar algún desequilibrio: En las personas cuyos trabajos requieren fuerza, los esfuerzos repetidos para levantar cargas, y sobre todo para estabilizar, solicitan mucho esta musculatura posterior. Se desarrolla, se encoge, mientras que en la parte anterior los músculos abdominales tienden al relajamiento progresivo. Al revés, los deportistas que abusan del refuerzo abdominal en posición corta (tipo crunch ) encogen la parte anterior en lugar de estirarla, lo que provoca el enroscamiento de la región lumbar y la aparición de patologías fácilmente evitables. Fig. 1.78. La musculatura de ambas partes de la columna se comporta como los obenques que estabilizan el mástil de un barco. Fig. 1.79. Equilibrio indispensable entre los paravertebrales y los abdominales. En la práctica Para trabajar y conservar sus músculos paravertebrales, practique el gainage estático, manteniendo siempre recta la columna vertebral durante los esfuerzos y los ejercicios. Una cavidad abdominal de calidad y correctamente utilizada Ahora ya lo sabe, la cavidad abdominal está constituida por seis caras y sólo puede ser eficaz si: la musculatura de las seis caras está adaptada y equilibrada; respeta la colocación de la columna ( fig. 1.80 ) ; el uso de sus diferentes grupos musculares (periné, abdominales, paravertebrales y diafragma) y su sincronización son adecuados. Cavidad eficaz = región reforzada Si la resistencia de esta cavidad es eficaz, la musculatura de las diferentes paredes musculares permite: mantener las vísceras pegadas a la columna vertebral; disponer de un punto de apoyo estable para el raquis durante los esfuerzos ( fig. 1.80 ) y proporcionar la fuerza suficiente para efectuar el ejercicio. Fig. 1.80. La columna lumbar puede apoyarse en la parte anterior, que es “dura”. Cavidad ineficaz = raquis debilitado en un estómago distendido Por el contrario, si la cavidad no hace de sostén, las presiones constantes y repetidas acaban por aflojar de manera permanente los músculos hacia abajo (suelo pélvico) y hacia delante (musculatura abdominal, sobre todo el transverso). Así: la musculatura abdominal se ensancha, pierde el tono y las vísceras se inclinan primero hacia delante y abajo ( fig. 1.81 ) ; sin apoyo estable, el raquis se halla debilitado. Fig. 1.81. Si no se usa la cavidad abdominal, se desplaza el centro de gravedad hacia la musculatura. En la práctica Ejercite con regularidad las seis caras de la musculatura de su cavidad abdominal. Trabaje de manera estática, ya que ésta es su función principal. Unas estructuras periféricas eficaces El respeto por la axialidad está ligado a las posibilidades de movimiento de la báscula de pelvis en torno a la cadera. La articulación de la cadera La articulación de la cadera (o articulación coxofemoral) es profunda (fig.1.82). Su movilidad permite orientar el miembro (a través del fémur) y el tronco (a través de la pelvis), sobre todo en el plano anteroposterior, por ejemplo, en las transiciones sentado/de pie o las inclinaciones a partir de la posición en bipedestación. El fémur y la pelvis (o hueso coxal) giran juntos
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