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Manual-Inteligencia-Emocional

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Este documento es un resumen que recoge los
apuntes y contenidos académicos del curso online
Inteligencia Emocional: Estimulación y desarrollo en la primera infancia
Propuesta de formación:
El curso está dirigido a estudiantes y profesionales de la psicología y la educa-
ción, así como también a familiares y cuidadores interesados en el desarrollo 
de la inteligencia emocional.
Objetivos:
1. Proporcionar oportunidades para el desarrollo emocional de los cuidadores. 
2. Capacitar a los cuidadores para que desarrollen estrategias para reconocer 
 y manejar las emociones de los niños bajo su cuidado.
3. Promover la regulación emocional en niños utilizando estrategias proporcio
 nadas por el cuidador.
4. Facilitar estrategias para que los cuidadores promuevan una adecuada ex
 presión emocional en los niños.
Disertante:
Elena Flores, PhD(c)
Graduada en Psicología por la Universidad de Salamanca (USAL), España. Más-
ter Universitario en Neuropsicología por la USAL, grado de experto en docen-
cia de la Neuroeducación e inteligencia emocional en la primera infancia por 
la Universidad Nebrija, en Madrid, España. Candidata a Doctorado en la USAL, 
en especialización en Psicología Clínica y de la Salud y Psicoterapia Cognitivo 
Conductual por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP), en Madrid, 
España. Cofundadora de NeuroClass.
Indice
MÓDULO I
Introducción conceptual a la inteligencia emocional
y el desarrollo emocional ....................................................................1
¿Qué es la inteligencia emocional (IE)? ....................................................2
 Principios básicos a tener en cuenta en el desarrollo de la IE ....2
 Aspectos claves de la IE .........................................................................3
La educación emocional como paso previo .........................................4
 Objetivos generales de la educación emocional ..........................5
 El cerebro del niño implicado en el proceso .................................6
 El papel del apego y la emoción ........................................................7
Desarrollo emocional implica hablar de emoción ................................9
 ¿Qué es la emoción? .............................................................................10
 ¿Cómo gestionar correctamente una emoción en los niños? ...12
MÓDULO II
Hitos del desarrollo emocional en la primera infancia ....................15
¿Por qué es necesario conocer los hitos del desarrollo emocional? .16
Desarrollo emocional de 0 a 1 año............................................................17
 Hitos del desarrollo emocional ...........................................................17
 ¿Qué pueden hacer los cuidadores para promover 
 el desarrollo emocional? .......................................................................18
 Pautas básicas de desarrollo emocional ..........................................19
Desarrollo emocional de 1 a 2 años ........................................................20
 Hitos del desarrollo emocional ...........................................................20
 ¿Qué pueden hacer los cuidadores para promover
 el desarrollo emocional? .......................................................................21
 Pautas básicas de desarrollo emocional ..........................................21
Desarrollo emocional de 2 a 3 años ........................................................22
 Hitos del desarrollo emocional ...........................................................23
 ¿Qué pueden hacer los cuidadores para promover
 el desarrollo emocional? .....................................................................23
 Pautas básicas de desarrollo emocional .........................................24
Desarrollo emocional de 4 a 5 años .......................................................25
 Hitos del desarrollo emocional ........................................................26
 ¿Qué pueden hacer los cuidadores para promover
 el desarrollo emocional? .....................................................................27
 Pautas básicas de desarrollo emocional .........................................27
Desarrollo emocional de 5 a 6 años .......................................................28
 Hitos del desarrollo emocional .........................................................29
 ¿Qué pueden hacer los cuidadores para promover
 el desarrollo emocional? .....................................................................29
 Pautas básicas de desarrollo emocional ........................................30
MÓDULO III
Papel de la familia en la inteligencia emocional .............................32
Importancia de la familia en el desarrollo emocional ..............................33
 Cuando el entorno familiar marca la diferencia .................................33
 ¿Por qué es importante tener en cuenta la IE? ...................................34
 Dos formas en la que los padres enseñan IE .......................................34
 Preguntas que se deben hacer los padres .........................................35
MÓDULO IV
Establecimiento de normas, límites y consecuencias
de un desarrollo emocional inadecuado ........................................38
Límites, normas y consecuencias para una buena IE ........................39
 Aspectos para tener en cuenta .........................................................39
 Pautas para establecer límites y normas de forma positiva ......41
¿Qué ocurre cuando no se habla de las emociones? .......................43
 La escucha activa como elemento clave .......................................44
 Una vez que escucho, ¿cómo puedo comunicarme
 correctamente? ......................................................................................45
Educación emocional en el aula ..............................................................47
Referencias bibliográficas ................................................................49
Prólogo
Yo les diré cuál es su gran libro, dijo el presidente Clinton ante los periodistas 
en el Tattered Cover Bookstore de Denver, Colorado, en el curso de una pausa 
imprevista de su campaña, este Emotional Intelligence (de Goleman). Es un li-
bro muy interesante. Me encanta. Hillary me lo regaló.
Cuando un tema de tal calibre es mencionado por el propio Clinton en la Casa 
Blanca, podemos intuir que es algo importante. Esto no es de extrañar cuando 
algunos de los datos que rodean a la etapa infantil son alarmantes. Echemos un 
vistazo a algunos datos publicados por la organización estadounidense Chil-
dren's Defense Fund:
Hoy en día, paradójicamente, mientras cada generación de niños parece vol-
verse más inteligente, sus habilidades emocionales y sociales parecen estar 
disminuyendo drásticamente.
Antes de iniciar la lectura de este documento, conviene aclarar que al decir 
“hijos” se hace referencia tanto a hijos como hijas; al decir “niños” se hace re-
ferencia tanto a niños como niñas; al decir “padres” se hace referencia, según 
el caso de cada cual, tanto a padres como madres. Así mismo, en este último 
aspecto también incluimos a cualquier cuidador que, siendo familiar o no, pase 
tiempo con el niño y se encargue de su educación.
Las tasas de problemas de salud mental infantil y suicidio aumentaron cons-
tantemente entre 2010 y 2020.
Más de 140,000 niños en los Estados Unidos (EE. UU.) perdieron a un cuida-
dor principal o secundario.
En las escuelas y comunidades está aumentando el número de jóvenes con 
depresión, ansiedad,trauma, soledad y tendencias suicidas.
2833 niños abandonan la escuela.
Los proveedores están presenciando un número alarmante de niños y ado-
lescentes en crisisde salud conductual, y los departamentos de emergen-
cia ven aumentos en la ideación suicida y las autolesiones.
De abril a octubre de 2020, los hospitales de los EE. UU. experimentaron un 
aumento del 24 % en la proporción de visitas al departamento de emergen-
cias de salud mental para niños de 5 a 11 años.
135.000 niños llevan armas a la escuela.
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Por otro lado, se ha tratado de que la información expuesta sea lo más entendi-
ble y práctica posible. Con lo que no se ha incidido en cuestiones más teóricas 
o conceptuales. En cualquier caso, si es del interés del lector profundizar en 
tales aspectos, puede revisar las referencias bibliográficas que se encuentran al 
final del documento.
No queremos perder la oportunidad para recordar que, en ocasiones, las lu-
chas internas a las que se enfrenta un niño son más de lo que una familia puede 
manejar por sí sola. Puede ser difícil, pero necesario, acudir a un profesional 
capacitado en caso de requerirse.
Finalmente, aseguramos que el padre perfecto no existe. Este es un breve cur-
so que no está encaminado a señalar aquello que el cuidador no está hacien-
do correctamente en el cuidado del menor, sino brindar algunas herramientas 
para que el desarrollo del niño sea lo más funcional posible.
Para esto, es importante tener en consideración, como indica Gardner, tres 
principios básicos: No ocultes tus sentimientos, no ocultes tus errores y no te-
mas decirles la verdad a los niños.
NeuroClass Elena Flores García 
La mayoría de nosotros ya no vive en aldeas de unos pocos cientos de ha-
bitantes o menos, tal como lo hacían los hombres de la Edad de Piedra, sino 
más bien en ciudades atestadas que forman una aldea global de casi seis mil 
millones de personas. Estas tensiones acumulativas de la vida moderna han 
desatado una avalancha de depresión, angustia e insomnio. Otros problemas 
resultan menos obvios, como por ejemplo el sobrepeso y el cáncer. La mayoría 
(de nosotros) se automedica (para controlar nuestras emociones) usando cual-
quier cosa entre la cafeína y la cocaína; prácticamente nadie permanece ajeno 
a esta situación.
(Michael Norden)
MÓDULO I
Introducción conceptual a la inteligencia
emocional y el desarrollo emocional
2
¿Qué es la inteligencia emocional?
Las emociones y, por lo tanto, las estrategias emocionales se pueden enseñar 
y aprender.
Hoy en día, parece que la inteligencia emocional (IE) se haya convertido en 
una "palabra de moda". Muchas veces, por estar caracterizada con definiciones 
vagas e incompatibles del constructo o problemas de validez discriminante y 
de criterio. Podríamos decir, a grandes rasgos, que la adquisición y el desarrollo 
de habilidades, competencias y comportamientos sociales basados en la emo-
ción tienen sus fundamentos en la IE.
Así, es la capacidad (ya sea heredada o aprendida) de controlar las emociones 
propias y ajenas, discriminar entre ellas y utilizar la información para guiar el 
pensamiento y las acciones. Esto es algo que, sin duda, beneficia el ajuste o 
adaptación psicosocial del menor. Entendida como su capacidad para adap-
tarse al medio. Para ello, depende que el pequeño cuente con los mecanismos 
suficientes para sentirse bien, integrarse, responder adecuadamente a las de-
mandas del entorno y alcanzar sus objetivos.
Con lo anterior, podríamos decir que la IE es la habilidad que permite monitori-
zar las emociones propias y de quienes nos rodean, identificándolas para utilizar 
esta información como guía de nuestros pensamientos y acciones. Su desarrollo 
se trabaja, sobre todo, en las primeras etapas de la educación. Pues es ahí don-
de el pequeño inicia su escolarización, inmerso en un momento de necesida-
des efectivas y sin recursos para comunicar sus sentimientos y emociones.
De esta forma, el entorno al que tiene acceso el menor ha de guiarlo y acom-
pañarlo conociendo cuáles son las necesidades emocionales que puede tener. 
Constituyendo, así, un apoyo sensible y disponible para establecer el apego y 
el resto de las habilidades que le sigue.
Principios básicos a tener en cuenta en el desarrollo de la IE
Que el niño/a necesita, desde que nace, recibir ayuda y asistencia para que 
su desarrollo afectivo sea bueno. La construcción humana valiosa no es po-
sible sin la educación.
Que la satisfacción de sus necesidades en este ámbito corresponde priori-
tariamente a los padres, si bien pueden ser apoyados por otros miembros 
de la familia, educadores, etc.
Que es necesario crear un clima cálido, gratificante y apropiado y generar 
actitudes positivas basadas en el respeto hacia el niño y hacia sus intereses 
y necesidades. Un ambiente afectivo de seguridad y, en fin, las mejores 
condiciones de desarrollo.
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3
Aspectos claves de la IE
Según Goleman y Cherniss (2005), las competencias emocionales pueden di-
vidirse en cuatro campos fundamentales: 1) Conciencia de uno mismo, 2) Auto-
rregulación, 3) Conciencia Social y 4) Gestión de las relaciones sociales.
Ahora, para conseguir la anhelada IE, existen una serie de habilidades que ayu-
dan a que el desarrollo emocional, desde muy temprana edad, vaya consoli-
dándose. Además, tenemos que contar con que la IE se va adquiriendo en un 
continuo que requiere la colaboración constante entre el hogar y la escuela. Un 
aspecto que profundizaremos en el último apartado.
Que el niño, en la familia, necesita también autoridad, firmeza, límites y normas 
claras, que se cumplan, aunque el ejercicio de la libertad no pueda quedar 
restringido exclusivamente a los padres. Si en la familia se da entera libertad a 
los niños, ya no se educa; de igual forma que quien desde el autoritarismo los 
tiene completamente sometidos, tampoco educa (Pérez-Alonso Jeta, 1998).
•
Uno mismo
(competencia personal)
En los demás
(competencia social)
Conciencia de uno mismo
• Autoconciencia emocional
• Valoración adecuada de 
 uno mismo
• Confianza en uno mismo
• Asertividad
Autorregulación
• Autocontrol emocional
• Fiabilidad
• Meticulosidad
• Adaptabilidad
• Motivación de logro
• Iniciativa
Conciencia social
• Empatía
• Orientación hacia el servicio
• Conciencia organizativa
Gestión de las relaciones
sociales
• Desarrollar y estimular
 a los demás
• Influencia
• Comunicación asertiva
• Resolución de conflictos
• Liderazgo con visión
 de futuro 
• Catalizar los cambios
• Establecer vínculos
• Trabajo en equipo
 y colaboración
Reconocimiento
Regulación
Marco referencial de las competencias emocionales
4
La educación emocional como paso previo
La educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente, que 
pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensa-
ble del desarrollo cognitivo, constituyendo ambos los elementos esenciales 
del desarrollo de la personalidad integral. Para ello se propone el desarrollo de 
conocimientos y habilidades sobre las emociones con el objeto de capacitar 
al individuo para afrontar mejor los retos que se planten en la vida cotidiana. 
Todo ello tiene como finalidad aumentar el bienestar personal y social (Bisque-
rra, 2000, p. 243).
Así pues, para poder llegar a la IE, es necesaria la educación emocional, una 
forma de prevención primaria inespecífica, cuyo fin es en tratar de reducir la 
vulnerabilidad de las disfunciones o prevenir su ocurrencia. Y es que, esto no 
solo se debe tener en cuenta en tiempos de crisis.
Con lo anterior, se ha de considerar que la educación emocional debe ser un 
proceso continuo y permanente que existe en el desarrollo de todo currículo 
académico y aprendizaje a lo largo de la vida, por lo que su importancia edu-
cativa se sitúa a nivel de la educación formal y no formal.
En cuanto a los padres, la educación emocional es una herramienta invalua-
ble que les permite crecer con sus hijos, compartir sus ilusiones, debilidades y 
miedos y descubrir juntosquiénes son, qué sienten, qué quieren y qué pue-
den aprender de la vida.
Además, los cuidadores del pequeño pueden enseñarle habilidades para ma-
nejar sus emociones, mejorar su autoestima, desarrollar empatía y resiliencia, y 
desarrollar una comunicación más efectiva y positiva.
En definitiva, al fortalecer sus propias capacidades emocionales y las de sus 
hijos, los padres pueden crear relaciones más sanas, respetuosas y amorosas y 
ayudarlos a construir un futuro más feliz y satisfactorio.
5
Objetivos generales de la educación emocional
1. Adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones. 
2. Identificar las emociones de los demás. 
3. Desarrollar la habilidad de regular las propias emociones. 
4. Prevenir los efectos perjudiciales de las emociones negativas intensas. 
5. Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas. 
6. Desarrollar la habilidad de relacionarse emocionalmente de manera positiva 
 con los demás (García, 2003).
Subojetivos de la educación emocional según componentes
Autoconocimiento emocional
Mejora el reconocimiento y la designación de las propias emociones. 
Mayor capacidad para entender las causas de los sentimientos. 
Reconocimiento de la diferencia entre sentimientos y acciones. 
Manejo de las emociones
Menor cantidad de bromas, peleas e interrupciones de la clase. 
Mayor capacidad para expresar adecuadamente el enojo, sin pelear. 
Menos suspensiones y expulsiones. 
Menos comportamiento agresivo o autodestructivo. 
Más sentimientos positivos sobre ellos mismos, la escuela y la familia. 
Mejor manejo del estrés. 
Menor soledad y ansiedad social. 
Aprovechamiento productivo de las emociones
Más responsabilidad. 
Mayor capacidad de concentrarse en la tarea que se tiene entre manos y de 
prestar atención. 
Menos impulsividad, mayor autocontrol. 
Mejores calificaciones en las pruebas de rendimiento escolar. 
Empatía: interpretación de las emociones. 
Mayor capacidad para comprender el punto de vista de otra persona. 
Mejora de la empatía y de la sensibilidad para percibir los sentimientos de los otros.
Mejora de la capacidad de escucha. 
Mejora de las relaciones personales 
Mejora en la resolución de conflictos. 
Mejor actitud positiva en la comunicación. 
Mayor preocupación y consideración. 
Mayor cooperación, ayuda y actitud de compartir (Goleman, 1996, p. 326-327).
6
¿Qué aspectos se trabajan en la educación emocional?
Aunque se presenten por separado deben contemplarse desde una visión holís-
tica-globalizada; todos ellos se interrelacionan y se trabajan de forma conjunta.
En conclusión, la educación emocional debe centrarse en el desarrollo de tres 
habilidades básicas: la capacidad de comprender las emociones, la capacidad 
de expresar las emociones de manera efectiva y la capacidad de escuchar a 
los demás y desarrollar empatía por las emociones.
El cerebro del niño implicado en el proceso
Como bien refleja Shapiro (1997), quizás el papel más interesante en la educa-
ción emocional de un niño es que en realidad el cuidador está cambiando la 
química de su cerebro, o más precisamente, enseñándole formas de controlar 
su actividad cerebral.
Las emociones, como veremos más adelante, no son conceptos abstractos 
que ayudan a los psicólogos a nombrar, sino que son muy reales. Vienen en 
forma de bioquímicos específicos producidos por el cerebro y a los cuales el 
cuerpo reacciona.
Conciencia emocional. Implica el tomar conciencia del propio estado emo-
cional y manisfestarlo mediante el lenguaje verbal y/o no verbal, así como 
reconocer los sentimientos y emociones de los demás.
Regulación emocional. La capacidad de regular los impulsos y las emociones 
desagradables, de tolerar la frustración y de saber esperar las gratificaciones.
Autoestima. La autoestima es cómo se valora uno a sí. La imagen que una 
persona tiene de sí misma (autoconcepto) es un paso necesario en el 
desarrollo de la empatía. A estas edades, un niño comienza a conocerse 
a sí mismo con la ayuda de los demás, y su aceptación contribuye a su 
propia autoestima.
Habilidades socioemocionales. Reconocer los sentimientos y emociones 
de los demás, ayudar a otros a sentirse bien, desarrollar empatía, mantener 
buenas relaciones (comunicación, colaboración, cooperación, trabajo en 
equipo, resolución de conflictos de forma positiva, etc.).
Habilidades para la vida. Disfrutar de las cosas que se hacen todos los días 
en la escuela, en el tiempo libre, con amigos, familiares y eventos sociales 
(Cassà, 2005).
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Si bien la mayoría de nosotros no tendemos a pensar en las emociones como re-
acciones químicas, solo piensa en lo que sucede cuando tomas bebidas alcohó-
licas o unas cuantas tazas de café. Es posible que no se dé cuenta de que los ali-
mentos que come también tienen una reacción química con su estado de ánimo.
Los alimentos para "sentirse bien" como el chocolate y el helado hacen que el 
cerebro libere serotonina y endorfinas, sustancias bioquímicas que el cerebro 
asocia con sentirse bien. Por ello, a menudo anhelamos estos alimentos cuando 
estamos tristes. Pero no tenemos que ingerir nada para producir el equivalente 
bioquímico de una emoción.
El papel del apego y la emoción
Antes de nada, hay un dato importante que considerar. Y es que, aunque ma-
yormente se menciona la imagen de la madre cuando se habla de apego, se 
deben señalar dos aspectos. Por un lado, esta imagen se puede generalizar 
a la persona que responda a las necesidades del niño. Y por otro, los recién 
nacidos pueden desarrollar el vínculo de apego con una variedad de personas 
familiares, no solo con la madre.
Es importante tener en consideración que los comportamientos maternos sen-
sibles y las interacciones madre-hijo apropiadas son cruciales para la salud y el 
desarrollo del pequeño en los primeros años de vida.
Así, dichas interacciones implican un proceso de tres pasos: observación de 
las señales del niño, interpretación de estas señales y acción/respuesta para 
cumplir con tales señales apropiadas para la edad de desarrollo del menor 
(Bliznashka et al., 2022).
El apego hace referencia a una relación de dos en la que una de las partes, ge-
neralmente la más vulnerable, acude a la otra que es más experimentada para 
obtener de ella afecto, seguridad y protección. Y, como el desarrollo motor o 
del lenguaje, implica un tiempo y una evolución.
Cuidar a un bebé, alimentarlo, sostenerlo, hablarle, mirarlo, son ciertas conductas 
de apego que permiten la comunicación entre el mismo y el cuidador. Aspectos 
completamente necesarios para que se establezca un vínculo de apego.
Esto quiere decir que, más allá de la alimentación, el bebé necesita protección 
y seguridad para poder vivir. Una conducta que forjará la base para sus relacio-
nes futuras. En consecuencia, la seguridad de las experiencias de vida a corto 
y largo plazo de los niños dependerá del tipo de apego que formen con él.
8
En base a tales investigaciones, Ainsworth (1969) pudo clasificar al apego en 
varios tipos o estilos, describiendo tanto al niño como a su cuidador:
1. Apego seguro
El niño con apego seguro es un niño que se siente insatisfecho y destrozado 
cuando se aleja de su madre, como si perdiera a su cuidador para siempre. 
Pero, gracias a que sus cuidadores han sido empáticos, presentes, capaces de 
responder adecuadamente a las necesidades del bebé, con el tiempo logra 
desarrollar la capacidad de representación que le permite mantener en la 
mente a la madre y no angustiarse cuando se va. Se caracterizan por:
2. Apego inseguro – Ambivalente
Estos niños suelen mostrarse inseguros en momentos de exploración, angus-
tiándose frente a la separación de su cuidador sin lograr guardar la calma aun 
cuando este regresa. 
Esto ocurre porque el adulto puede manifestarse de manera ambivalente, 
buscando un acercamiento en algunos casos y rechazando al niño en otros, 
generando inconsistencia. Los niños se caracterizan por:
Tener confianza en sí mismos.
Adaptarse fácilmentea las relaciones externas.
Atreverse a conocer nuevos mundos.
Recurrir a sus cuidadores en situaciones adversas, ya que saben que estos 
estarán disponibles.
Sentir incertidumbre frente a la ambivalencia del cuidador donde no pue-
den anticipar qué pasará posteriormente.
Manifestarse de manera ansiosa cuando se le brindan cuidados.
Tener conductas tanto agresivas como de indefensión.
Poca acción social, afectiva y cognitiva.
Sentimientos de acercamiento y resistencia al contacto a la misma vez.
Frustración, baja autoestima y dificultad en las relaciones por no sen-
tirse queridos.
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3. Apego inseguro – Evitativo
Debido a que algunos cuidadores suelen mostrar conductas de hostilidad, re-
chazo e indiferencia hacia el niño, se dificulta la construcción de una relación 
sana con el otro.
En consecuencia, se produce una relación de desapego y desinterés. Los ni-
ños no soportan las ausencias ni las presencias del cuidador. Estos pequeños 
se caracterizan por:
4. Apego Inseguro – Desorganizado
En 1986, se añade un nuevo tipo de apego inseguro, que da lugar a aquellos 
niños que no forman parte de la clasificación anterior. Se caracteriza por niños 
que han tenido grandes separaciones con sus cuidadores, abandonos, cam-
bios de familia, maltrato y abuso sexual.
Sus cuidadores, seguramente, frente a situaciones difíciles de su vida, no han 
podido responder de forma organizada y esperada para el niño, generando 
una relación patológica con él, en la cual auspician de fuente de seguridad y 
terror a la vez.
Por tanto, se trata de infantes que responden continuamente a la imprevisi-
bilidad de los cuidadores, manifestando desconcierto, ansiedad y terror. Es 
imposible para ellos controlar o anticipar la conducta del adulto. Los autores 
denominaron esta experiencia como “miedo sin solución”.
Desarrollo emocional implica hablar de emoción
Se está empezando a considerar la emoción como esencial para la compren-
sión tanto de la interacción como de la cognición. La emoción es: primero, 
atencional, influye en la información que sobresale; segundo, motivacional, 
influye en el establecimiento de metas y objetivos; y tercero, comunicacional, 
regula la interacción con los demás (Greenberg et al., 1996, p. 71).
Tener poca confianza en sí mismos.
Sentir inseguridad en los demás.
Evitar y rechazar al otro como mecanismo de defensa.
Ser autosuficientes.
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¿Qué es la emoción?
Existe una razón para que seamos emocionales. Nuestras emociones son parte 
de nuestra inteligencia y, de hecho, nuestro bagaje emocional tiene un extraor-
dinario valor de supervivencia.
Aunque no hay un concepto único de emoción que abarque todas las di-
mensiones de la experiencia emocional, puede definirse como un conjunto 
de funciones cerebrales con tres componentes: el cognitivo, el fisiológico y 
el conductual. Según Vázquez (2007), esto tiene grandes implicaciones, edu-
cativamente hablando, pues incluye abordar el trabajo del cuerpo, mente y 
conducta en la atención a las emociones.
Las emociones desempeñan un papel crucial en diversas áreas de nuestra vida, 
desde la comunicación social y escrita hasta el procesamiento de la informa-
ción y las habilidades de pensamiento crítico. Además, como se ha menciona-
do, están estrechamente relacionadas con nuestro bienestar físico y mental, así 
como con nuestra personalidad y forma de interactuar con el mundo.
Con lo anterior, también tienen un papel clave en cuanto a la guía y gestión 
del comportamiento, incluso en contextos novedosos y en ausencia de pen-
samiento lógico.
Aunque esta parte emocional ha sido invisible durante mucho tiempo, según 
Goleman, (1996) “el cerebro emocional es más rápido que el cerebro racional, 
reacciona antes que el racional, sin darle oportunidad de pensar y de reflexio-
nar” (p.15), por lo que su importancia se vuelve cada vez más notoria.
Al fin y al cabo, todo proceso educativo se ve afectado por factores emo-
cionales que pueden incidir positiva o negativamente en el desarrollo de las 
habilidades, valores y actitudes individuales.
Es importante destacar que cuando se alude al término de emoción, se ha de 
evitar etiquetar de forma que se simplifique en que existen emociones buenas 
o emociones malas. Pues, a pesar de que algunas son más agradables que 
otras de experimentar, todas son útiles y aportan información.
Para determinar cuándo una emoción deja de ser funcional, se hace referencia 
a la falta de expresión y gestión adecuada de esas emociones. Ahora, es im-
portante tener en cuenta que sentir una emoción no es ser la emoción.
11
Elementos constitutivos de la emoción 
En una emoción se dan los siguientes elementos:
Una situación o estímulo que reúne ciertas características, o cierto poten-
cial, para generar tal emoción.
Un sujeto capaz de percibir esa situación, procesarla correctamente y re-
accionar ante ella.
El significado que el sujeto concede a dicha situación, lo que permite eti-
quetar una emoción, en función del dominio del lenguaje con términos 
como alegría, tristeza, enfado, entre otros.
La experiencia emocional que el sujeto siente ante esa situación.
La reacción corporal o fisiológica: respuestas involuntarias: cambios en el 
ritmo cardíaco o respiratorio, aumento de sudoración, cambios en la ten-
sión muscular, sudoración, sequedad en la boca, presión sanguínea.
La expresión motora-observable: expresiones faciales de alegría, ira, mie-
do, entre otras; tono y volumen de voz, movimientos del cuerpo, sonrisa, 
llanto y otros (Vivas et al., 2007).
1.
2.
3.
4.
5.
6.
¿Qué hay detrás de una emoción?
Pluchik postuló en 1980 que existen ocho emociones básicas, cada una de las 
cuales está asociada con sistemas conductuales adaptativos. Estas emociones 
y sus posibles funciones biológicas son las siguientes:
Emoción
Miedo
Alegría
Odio
Aprobación
Tristeza
Disgusto
Expectación
Sorpresa
Función Biológica
Protección
Reproducción
Destrucción
Afiliación
Reintegración
Rechazo
Exploración
Orientación
12
Dos formas de posicionarse ante una emoción
Existen dos estrategias principales que los niños pueden utilizar para enfrentar 
situaciones desafiantes: la confrontación y la evitación.
Por lo tanto, es importante para los padres y cuidadores ayudar a los niños a 
encontrar un equilibrio adecuado entre la confrontación y la evitación para en-
frentar situaciones desafiantes de manera efectiva.
¿Cómo gestionar correctamente una emoción en los niños?
Algunos aspectos (a modo resumido y que luego extenderemos en los siguien-
tes capítulos) que el adulto debe considerar al relacionarse con el niño son los 
siguientes (Bisquerra, 2011, p. 72):
La confrontación implica enfrentar la situación a pesar de las emociones 
negativas que pueda provocar, y es una estrategia eficiente para maximi-
zar la felicidad y la salud mental a largo plazo si se espera que la situación 
traiga beneficios en el futuro. Por ejemplo, si un niño tiene dificultades para 
hablar en público en la escuela, enfrentar esta situación y practicar su habi-
lidad de hablar en público puede ayudar a superar su miedo y mejorar su 
autoestima y habilidades sociales en el futuro. La confrontación puede ser 
difícil para los niños, ya que pueden sentir miedo o ansiedad al enfrentar 
situaciones desconocidas o desafiantes.
Por otro lado, la evitación se refiere a evitar la situación por completo. La 
evitación puede ser una estrategia adecuada si la situación no traerá bene-
ficios futuros o si tiene más efectos perjudiciales que beneficios. Por ejem-
plo, si un niño tiene una fobia a los perros, evitar los encuentros con perros 
puede ayudar a sentirse más seguro y cómodo, evitando la ansiedad y el 
estrés asociados con la fobia. Sin embargo, si la fobia a los perros limita la 
capacidad del niño para participar en actividades sociales o familiares, la 
evitación puede volverse disfuncional y limitar su capacidad para enfrentar 
situacionesdesafiantes en el futuro.
1.
2.
Permitirles expresar sus sentimientos sin restricciones. Toda persona tiene 
derecho a expresar su tristeza, alegría, enfado, rabia, malestar, etc.
No eliminar las emociones negativas, pues el pequeño necesita expe-
rimentar tanto las emociones positivas como las negativas para un buen 
aprendizaje emocional. Sentir miedo, dolor, culpa o vergüenza es tan natu-
ral como sentir alegría, felicidad, amor o cariño.
Hablar de los sentimientos con naturalidad, sin dramatización. Es impor-
tante hablar de la alegría, tristeza, miedo, enfado, etc. Pues ayuda a sentirse 
más cerca de los demás y a conocerse mejor.
•
•
•
13
Identificar sus propias emociones para que les sea más fácil reconocer las 
emociones de los demás y las propias. Respetar los sentimientos y emo-
ciones del resto y los propios es esencial para las relaciones y autoestima.
Recordarles que se les quiere sin importar cuán emocionales se sientan, 
usando mensajes como, "Entiendo que estés enfadado, pero aún te quiero". 
Y es que, los niños pueden entender que si estamos enfadados con ellos o 
ellos están enfadados, los adultos ya no los quieren. Recordar verbalmente 
que no es así les permite lograr una correcta comprensión y aceptación 
emocional. El estado emocional de una persona en un momento dado no 
debe afectar su amor por alguien.
Se tiene que considerar que el lenguaje emocional se expresa a través del 
cuerpo y las palabras.
Introducir a los niños a las estrategias de promoción de la salud. Practicar 
actividades para relajarse y cantar, bailar, hablar, reír, etc.
Permitir que cometan errores y aprendan a ser más autónomos emocio-
nalmente. Los pequeños entenderán y serán cada vez más conscientes de 
sus sentimientos.
Ayudarlos a comprender que las emociones no siempre provocan ciertos 
comportamientos.
Impulsarles a tomar en cuenta las perspectivas de otras personas, dado 
que comprender sus perspectivas, sentimientos y emociones, los ayudará a 
convivir y construir relaciones con los demás. Una forma, es decir, "¿Cómo 
te sentirías si..." (identificación de sentimientos); "Él siente... Porque..." (reco-
noce los sentimientos de los demás).
Los niños tienen derecho a sentir emociones y expresar sus sentimientos. 
Pero es importante que lo hagan bien y para ello es clave regular su expre-
sión. Por ejemplo, “Si estoy enfadado, no tengo derecho a pegarte”.
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En definitiva:
Identificar y analizar sus sentimientos.
Atender a la comunicación no verbal tanto del niño como de uno mismo.
Reformular lo que expresa.
Ponerles una etiqueta a sus sentimientos.
Fomentar una adecuada expresión.
No emitir juicios de valor ni descalificaciones.
No someterlo a un interrogatorio: respetar su tiempo (López Agrelo, 2005).
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MÓDULO II
Hitos del desarrollo emocional
en la primera infancia
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¿Por qué es necesario conocer los hitos del desarrollo emocional?
Como expresa Shapiro, el hecho de que muchos de nosotros no anticipamos 
los cambios en el desarrollo emocional de nuestros hijos de la misma forma 
en que esperamos los cambios en su desarrollo físico y cognoscitivo puede 
contribuir al surgimiento de numerosos problemas que en realidad pueden 
prevenirse (1997, p. 18).
Así pues, el conocimiento y evaluación de los hitos y logros del desarrollo es-
perados por edad, así como aquellos factores protectores y de riesgo que los 
influyen, constituye un conocimiento y una tarea esencial de quienes están día 
a día con los más pequeños. Esta tarea requiere una permanente actualización 
y acompañamiento (Olhaberry y Sieverson, 2022).
Los niños cambian su comportamiento a medida que crecen. Y es que, a 
lo largo de su desarrollo, su comportamiento puede cambiar dramática-
mente según van adquiriendo nuevas habilidades, conocimientos y expe-
riencias que influyen en sus acciones y comportamiento. Es importante re-
conocer estos cambios para comprenderlos mejor. Además, estos pueden 
reflejar el estado físico, desarrollo cognitivo y emocional del niño, lo que 
sugiere un proceso evolutivo que es importante. 
Los hijos tienden a comportarse de manera similar a otros niños de la mis-
ma edad, pero también tienen sus propias características únicas. Aunque 
los niños de la misma edad tienen patrones comunes de comportamiento, 
cada menor es único y tiene sus propias características y personalidades. 
Es importante no etiquetar o comparar a los niños con otros, ya que esto 
puede limitar su desarrollo y autoestima. En cambio, debemos centrarnos 
en valorar y nutrir las fortalezas individuales, promover la autonomía y va-
lorar su individualidad.
Es importante que los padres sepan lo que los niños pueden y no pue-
den hacer a su edad para no forzar más allá de sus capacidades en ese 
momento. Los padres no pueden hacer avanzar al niño en su proceso de 
aprendizaje si no está preparado para ello, pero sí ayudarlo a aprovechar 
cada momento, sentimiento, acción o experiencia de su desarrollo. Cada 
etapa del desarrollo infantil presenta su propio conjunto de desafíos, y es 
importante reconocerlos para alinear nuestras expectativas y requisitos 
con las habilidades y necesidades del niño. Demasiados desafíos para los 
pequeños pueden crear estrés y frustración innecesarios y obstaculizar el 
aprendizaje y el crecimiento. Por otro lado, no hacerles suficientes pregun-
tas puede limitar su potencial y dificultar su independencia y autonomía. 
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Antes de empezar con los siguientes capítulos, es importante recordar que no 
todos los niños desarrollan las mismas habilidades a la misma velocidad. Y es 
que, cada niño es único y puede tener necesidades emocionales diferentes. 
Recomendamos que, en caso de tener inquietudes o preguntas específicas, no 
dudes en consultar a un profesional de la salud mental.
Desarrollo emocional de 0 a 1 año
Es importante tener en cuenta que incluso antes de adquirir el lenguaje, los be-
bés aprenden a comunicarse a través de las emociones. Por ejemplo, hay tres 
emociones que están presentes desde el nacimiento, la ira, alegría y el miedo.
Con esto, podemos afirmar que la educación emocional empieza antes de na-
cer y no acaba nunca, se debe dar durante toda la vida (Bisquerra, 2011).
Hitos del desarrollo emocional
1-2 meses
El primer hito social medible es alrededor de uno o dos meses de edad, y es la 
sonrisa social del bebé en respuesta a las vocalizaciones o sonrisas agudas de 
los padres. Reconoce el olor y la voz del cuidador y responde al tacto suave.
En el periodo desde los 0 hasta los 2 meses existe una "sensibilidad social in-
discriminada". En esta, los bebés responden positivamente ante cualquiera que 
les preste atención.
2-3 meses
Ya pueden usar una expresión facial distinta para expresar emociones en un 
contexto apropiado después de los 2 meses de edad. 
En los primeros 2 a 3 meses, el bebé aprende a regularse fisiológicamente y ne-
cesita rutinas suaves. Aprende progresivamente a calmarse. La interacción coo-
perativa sensible con el cuidador ayuda al bebé a aprender a manejar la tensión.
Cuando los padres y madres esperan de sus hijos un comportamiento 
apropiado para su edad, les muestran respeto y les enseñan a hacer lo 
mismo con ellos. Esto promueve el respeto mutuo desde una edad tem-
prana. Al esperar que un niño actúe de manera apropiada para su edad, 
se refleja respeto por sus habilidades y por su proceso de desarrollo. El 
respeto mutuo desde una edad temprana también sienta las bases para 
una relación padre-hijo saludable y positiva. Esto ayudará a establecer una 
comunicación abierta y efectiva, aumentar la confianza mutua y fortalecer 
los lazos familiares (Martínez González, 2009).
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4-5 meses
Alrededor de los 4 meses de edad le hacen saber a su cuidador si quitarles su 
juguete les molesta o si están contentos cuando los sostiene. Una respuesta sen-
sible pero firme del cuidador ayuda a los bebés a manejar el estrés emocional.
6-7 meses
Entre los 6 ylos 12 meses se establecen relaciones de apego efectivas con un 
cuidador receptivo. Así, aparece la ansiedad ante los extraños cuando un bebé 
distingue entre lo familiar y lo desconocido.
El bebé se involucra mutuamente en sus interacciones con el cuidador y lo busca 
para que lo consuele, ayude y juegue. Entre estos meses puede mostrar angustia 
por separación. Y es que, desde los 6 meses hasta el año empezará a confor-
marse la llamada "sensibilidad diferenciada", en la que el pequeño comenzará a 
centrarse más en la persona que le cuida.
8-9 meses
Alrededor de los 8 meses de edad, se desarrollan habilidades de atención con-
junta. Un bebé mirará en la misma dirección que el cuidador y seguirá su mirada. 
Eventualmente, volverán a mirar al cuidador para demostrar que comparten la 
experiencia.
A partir de los 9 meses expresará con facilidad alegría, disgusto, rabia, y se dará 
cuenta si las personas están contentas o enfadadas con él, reaccionando de for-
ma diferenciada (Malik y Marwaha, 2022).
10-12 meses
Al año, capta la información que le ofrece el adulto, si debe aproximarse ante 
un extraño, o no.
Ante un objeto que llame su atención mirará a la persona que le cuida como si 
buscara orientación: una expresión temerosa por parte del adulto o una falta de 
expresividad inhibe su exploración. Las expresiones emocionales de un adulto 
regularán la conducta exploratoria y social del bebé (Ibarrola, 2014).
¿Qué pueden hacer los cuidadores para promover
el desarrollo emocional?
Durante esta etapa, los pequeños establecen lazos de afecto y confianza con 
quienes les rodean como parte de su desarrollo social y afectivo. Este desarro-
llo requiere aprendizaje y entrenamiento y, como tal, puede enseñarse.
19
Pautas básicas de desarrollo emocional
La forma en que los cuidadores abrazan, cargan a su bebé o juegan con él defi-
nirá la manera en la que el niño interactuará con ellos y con los demás. Algunas 
indicaciones a tener en cuenta son (Centros para el Control y Prevención de 
Enfermedades [CDC]):
Conclusión
Aunque hay que tener en cuenta los hitos del desarrollo, no hay que olvidarse 
que cada bebé es un mundo diferente y el desarrollo emocional no será el 
mismo en todos.
Asimismo, la evolución de las emociones es el resultado de una interacción en-
tre el temperamento del bebé, su desarrollo cognitivo y el ambiente que le ro-
dea. Y este último aspecto es un componente fuerte y crucial para su desarrollo.
Cuando se habla de aprendizaje integral, se incluyen las competencias emo-
cionales y sociales que, a su vez, favorecen un buen ajuste afectivo. Un aspecto 
que sentará las bases de acciones futuras.
Hablar al bebé. Esto no solo estimulará su lenguaje, sino que hará que el 
pequeño se sienta escuchado desde un ambiente de confianza. Para ello, 
puede ser útil responderle cuando haga sonidos, repitiéndolos y agregan-
do palabras.
Elogiar lo que hace. Parte de su desarrollo se consolida según las respues-
tas que reciban del entorno. Al fin y al cabo, estas son para ellos la fuente 
de información de aquello que les rodea y conforma un intercambio afec-
tivo con los demás.
Abrazarle y cargarle. Esto ayudará a que se sienta seguro y querido, cui-
dando a la vez la relación afectiva.
Jugar y entretenerle en áreas seguras reforzará el vínculo afectivo y servi-
rá de base para poder conocer más sus preferencias. Además, se podrán 
conocer mejor sus gustos según su tono emocional, que será diferente en 
función de los estímulos con los que está interactuando, y a través del tono 
muscular. En definitiva, cuanto más se interactúe, más se podrá sintonizar 
con el bebé y mejor podrán traducirse sus expresiones vocales y gestuales.
Cuidar la propia salud física, mental y emocional. Cuando el cuidador se 
siente bien consigo mismo, le será más fácil disfrutar del bebé. Esto es 
importante para el pequeño, que a muy temprana edad ya es sensible al 
estado emocional de quien lo cuida. Pues su cerebro está trabajando siem-
pre y capta todo lo que hay a su alrededor. 
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Desarrollo emocional de 1 a 2 años
Durante la etapa comprendida entre el primer y segundo año de vida, los niños 
experimentan una serie de cambios emocionales que pueden resultar desa-
fiantes para los padres.
Independencia y conductas desafiantes al poder
No solo comienzan a desarrollar un sentido de individualidad y autonomía, 
sino que el "no" comienza a ser una palabra frecuente. De ahí que a esta etapa 
se la conozca como la edad del "no".
Sin embargo, es importante entender que al decir "no" y desafiar el poder, los 
niños están explorando y estableciendo límites y su propia identidad. Es decir, 
una característica más de su maduración psico-física.
Hitos del desarrollo emocional
A medida que el pequeño explora las sensaciones agradables que trae con-
sigo el contacto físico, se muestra cada vez más amoroso y busca el recono-
cimiento y la aprobación de los adultos a través de la repetición de acciones 
que reciben elogios.
No obstante, también pueden surgir expresiones negativas en momentos de 
obstinación y frustración, como demandar atención exclusiva o lanzar objetos 
con violencia.
A partir del año y medio, pueden aparecer los celos y el narcisismo empieza a 
hacerse evidente, acompañado de nuevos sentimientos como ansiedad, con-
fianza en sí mismo, orgullo y frustración.
En esta etapa, el niño puede pasar por diversas fases emocionales en un mis-
mo día, desde querer estar cerca de los padres hasta desear jugar de forma 
independiente. Además, puede desarrollar miedos, dificultades para dormir y 
períodos de regresión.
A medida que el pequeño se acerca a los 2 años, el deseo de independencia 
y autonomía choca con la necesidad de dependencia, generando un conflicto 
interno y frustración.
Por otro lado, a pesar de su fuerte egocentrismo, el niño también comienza a 
ser más aventurero, buscando explorar sus límites y probar su poder. En esto, la 
ansiedad de separación también se agudiza, generando un apego excesivo o 
pataletas, que se suman a su confuso estado emocional (Ibarrola, 2014).
21
¿Qué pueden hacer los cuidadores para promover el desarrollo emocional?
Se ha de tener en cuenta que, en este rango de edad, los pequeños pueden ma-
nifestar excesos de genio en forma de rabietas y pataletas, sin motivo aparente.
Y es que, aún no tienen control total sobre sus emociones y sentimientos, que 
son intensos y necesitan ser satisfechos de manera inmediata.
Así, para promover su desarrollo emocional, es importante proporcionar un am-
biente seguro y libre para que puedan expresarse, dialogar con ellos para enten-
der sus emociones, observar láminas y dibujos de niños y adultos que muestren 
diferentes emociones y hablar sobre ellos, permitirles jugar y explorar diferentes 
situaciones emocionales, protegerlos cuando expresan miedo y enseñarles for-
mas positivas de manejar el enfado y el disgusto (Pérez-Alonso Jeta, 1998).
Pautas básicas de desarrollo emocional
Es importante que los padres presten atención a las emociones del bebé y res-
pondan de manera adecuada y sensible para ayudar a establecer una base só-
lida para el desarrollo emocional y social del menor. A continuación, algunas 
pautas (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades [CDC]):
Leer al pequeño a diario.
Animarlo a explorar y a probar cosas nuevas.
Fomentar la independencia que está adquiriendo, dejándolo que se vista 
y coma por sí solo.
Reaccionar más a los comportamientos positivos del niño. Esto puede 
acompañarse de un abrazo o un beso en la mejilla, por ejemplo. Gestos 
que pueden ser suficientes para ayudar a que el pequeño se sienta mejor. 
También pueden ofrecerse palabras de aliento y apoyo, como "Te quiero 
mucho" o "Estoy aquí para ayudarte".
Ir juntos al parque o dar un paseo en autobús para fomentar en el niño la 
curiosidad. En definitiva, hay que asegurar que su curiosidad natural no se 
vea frenada, siempre y cuando no se ponga en peligro su seguridad ni la 
de los demás.Modelar comportamientos positivos. Recordemos que los niños apren-
den mucho al observar a los adultos que los rodean. Por lo tanto, es im-
portante modelar comportamientos emocionalmente saludables, como 
expresar las emociones de manera clara y saludable, resolver conflictos de 
manera pacífica y demostrar empatía hacia los demás.
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Conclusión
Es importante que los padres tengan en cuenta el desarrollo emocional de los 
niños de 1 a 2 años porque durante este periodo los niños experimentan una 
gran cantidad de cambios emocionales y de comportamiento.
Así, los pequeños tienen emociones y sentimientos muy fuertes, pero aún no 
tienen las habilidades necesarias para regular sus emociones. Como resultado, 
pueden ser propensos a tener rabietas y comportamientos desafiantes.
Los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar habilidades emocionales y 
sociales clave durante este tiempo, lo que les permitirá gestionar sus emocio-
nes y relacionarse mejor con los demás a medida que crecen.
Desarrollo emocional de 2 a 3 años
Un papel cada vez más activo en la emoción
El avance más importante que se produce en el ámbito afectivo es que los pe-
queños toman un papel más activo en cuanto a la interacción a las emociones 
de los demás. Así, toman conciencia de su capacidad para poder influir en las 
emociones y actuar en consecuencia.
La pasividad quedó atrás
De algún modo, podría decirse que, con respecto a los años anteriores, ya no 
solo son elementos pasivos, sino que tienen un papel emocional más activo. 
O bien generando una emoción a los demás (haciendo de rabiar, por ejemplo) 
o gestionando reacciones (consolando).
En definitiva, adquieren poco a poco la capacidad de conocer los sentimientos 
de los demás y hacer algo para transformarlos. Pudiendo identificar las condi-
ciones o acciones que desencadenan o hacen cesar un estado emocional en el 
otro. Aquí comienza el desarrollo de la cooperación (Pérez-Alonso Jeta, 1998).
23
Hitos del desarrollo emocional
El reconocimiento y la expresión facial son las herramientas claves que los pe-
queños usan para desarrollar su conocimiento emocional en este año.
A partir de los 2 años, se comienzan a utilizar etiquetas lingüísticas para nom-
brar las emociones básicas (p. ej., alegría, enfado, tristeza y miedo) y entender 
la causa de dichas emociones (Murillo et al., 2020).
De esta forma, ya puede conocer los estímulos que desencadenan las emocio-
nes y se esfuerza por expresarse correctamente.
Y es que, a medida que las habilidades cognitivas y motoras de los niños se 
desarrollan, este comenzará a regular sus propias necesidades a través de ac-
ciones instrumentales y lenguaje comunicativo, reduciendo su dependencia 
de las demostraciones externas de angustia emocional.
Contemos con que, a mayor independencia, mayor rebeldía. De hecho, no 
es casualidad que a esta etapa también se la considere como "la fase del no", 
caracterizada por la obstinación y terquedad, cuyo objetivo no es otro que 
afianzar su identidad (Martínez González, 2009).
Por otro lado, aumentan los miedos y aparece la emoción de la envidia según 
va descubriendo el sentido de pertenencia.
¿Qué pueden hacer los cuidadores para promover
el desarrollo emocional?
Los niños a esta edad experimentarán grandes cambios intelectuales, socia-
les, emocionales y de aprendizaje que darán paso a una nueva forma explorar 
y entender aquello que les rodea.
No tiene que perderse de vista la importancia de una crianza temprana y sen-
sible donde exista la capacidad por parte de los cuidadores de interactuar con 
el niño para proporcionar entornos estructurados y apropiados de cara a un 
desarrollo adecuado (Murphy et al., 2021).
Para lo anterior, el papel de la familia es crucial, pues supone el principal agente 
socializador. En consecuencia, los padres de familia deben favorecer el apren-
dizaje de dichas competencias emocionales. Especialmente en esta edad, don-
de el pequeño empieza a tener un mayor grado de control sobre su capacidad 
de influir en las emociones de los demás y, es en tal período, cuando se suele 
registrar el mayor número de rabietas y las más intensas.
24
Además, en la presente etapa no hay que olvidar la importancia de enseñarles 
que no pueden tener todo lo que quieren y la relevancia de tolerar sus frus-
traciones. Pues las rabietas empiezan a tomar protagonismo con el fin de ser 
atendido o para obtener lo que desea y como reacción a la frustración.
Pautas básicas de desarrollo emocional
Para apoyar este proceso, es útil que los cuidadores proporcionen una regu-
lación externa o andamiaje con el fin de facilitar el desarrollo emocional en el 
niño durante los primeros años de vida.
Reservar alguna hora para leer libros con el pequeño. Por ejemplo, “El 
Monstruo de Colores”, de Anna Llenas, “El libro enfadado”, de Cédric Ra-
madier o “Vaya rabieta”, de Mireille d’Allancé. A esta edad empiezan a gus-
tarles los cuentos y se identifican con personajes fantásticos. Aquí, puede 
ser interesante considerar inventar lo que se llaman “historias de modelos 
positivos” que aborden los problemas o preocupaciones de la vida real del 
niño. En estas, el protagonista, que tiene rasgos similares a los del niño, ex-
hibe un pensamiento realista y la capacidad de resolver problemas en sus 
pensamientos, sentimientos y conductas (Shapiro, 1997). Se han de consi-
derar los siguientes aspectos para esta actividad:
- Elegir un momento en el que el niño no se distraiga.
- Seleccionar una historia que se adapte al nivel de atención del pequeño. 
- Leer con entusiasmo y dramatismo.
- Hacer contacto visual frecuente con el niño mientras lee.
- Animarle a interrumpir con comentarios o preguntas.
- Lograr que el momento sea mutuamente gratificante en lugar de transfor-
marlo en una tarea doméstica.
- Dejar que el pequeño explore diferentes finales para ayudarlo a encon-
trar su propio proceso de razonamiento.
Animarlo a participar en juegos de simulación. Muchas veces, es a través 
del juego simbólico donde puede descargar parte su tensión, por ejem-
plo. Hay que recordar que en los tiempos lúdicos se ha de tener en cuenta 
elogiar al niño por las conductas adecuadas, siendo preciso, sincero y evi-
tando la adulación excesiva. Demostar interés por lo que el pequeño está 
haciendo, participando en la actividad, describiendo lo que ve y reflejando 
sus sentimientos cuando sea posible. Y, finalmente, no hacer preguntas ni 
dar órdenes. Pues el trabajo del adulto es observar y reflejar lo que ve, no 
controlar o guiar (Shapiro, 1997).
Llevarlo a pasear para que explore el ambiente que lo rodea. Pues esta es una 
etapa acrobática y del deambulador, donde prima el desarrollo psicomotriz.
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Prestarle atención y festejar cuando siga instrucciones y tenga un compor-
tamiento positivo, limitando su atención cuando se ponga desafiante o haga 
rabietas. Ahora, en cualquier respuesta de los cuidadores ha de haber una 
provisión de calidez emocional, estimulación y capacidad de respuesta. Es 
en esta edad donde su deseo de agradar al adulto es cada vez mayor y se 
esfuerza por expresarse de forma adecuada y controlar su conducta para re-
cibir el elogio y evitar la desaprobación. Asimismo, se ha de tener en cuenta 
que aún no entiende la necesidad ni el sentido de las reglas, pero comienza a 
darse cuenta de que existen en el entorno. Por lo que, poco a poco, empieza 
el desarrollo de la capacidad de tomar decisiones.
Enseñarle formas aceptables de manifestar su enojo. Esto, a largo plazo, le 
permitirá contar con estrategias constructivas para regular la angustia cuando 
se produce. Para ello, es importante la sensibilidad de los padres para res-
ponder a la angustia emocional del pequeño.
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Conclusión
Es crucial tener en cuenta que la educación integral no tiene que ver única-
mente con el intelecto, sino que también hace referencia al sentimiento y la 
emoción, imaginación y acción emocional.
De este modo, considerar el desarrolloemocional en el proceso enseñan-
za-aprendizaje, será un presagio para un buen desarrollo infantil. En cuanto a 
esto, será determinante que las personas más cercanas al menor conozcan 
cómo actuar y poner en marcha esta información.
Desarrollo emocional de 4 a 5 años
La independencia sigue en aumento
Junto con la curiosidad y la formulación de preguntas constante, comienza un 
periodo de independencia donde el infante quiere hacer las cosas por sí mis-
mo (por ejemplo, vestirse, cepillarse los dientes).
Con esto, también hay más colaboración y comienza a comprender las normas 
sociales. Logrando, asimismo, una mejora con respecto a años anteriores en la 
compresión y expresión de sus emociones.
26
Hitos del desarrollo emocional 
A esta edad, los pequeños ya pueden contar, identificar colores, formas, núme-
ros y letras, así como memorizar y recitar algunas palabras o frases de cancio-
nes y poemas infantiles, entre otros. Sin embargo, no se queda ahí, empiezan a 
desarrollar el conocimiento de emociones más complejas, como la vergüenza 
y el orgullo.
Asimismo, entre los 4 y 5 años, aproximadamente, desarrollan la "teoría de la 
mente". Esto les permite imaginar y representarse la perspectiva mental de otra 
persona, identificar las consecuencias de su comportamiento y compensar as-
pectos asociados a su temperamento.
De tal modo, se produce un importante cambio en el que se hacen más sen-
sibles en la comprensión de las causas mentales de estas. Y no solo de las 
causas externas (Pérez-Alonso Jeta, 1998).
Ahora, los niños hacen más avances en su conocimiento sobre los estados 
mentales y las emociones durante la infancia media y más allá. Todo esto es el 
resultado, en parte, de que se encuentren inmersos en las emociones sociales. 
Y es que, es en dicho periodo donde el niño empieza a relacionarse más allá 
del entorno familiar ampliando sus relaciones.
Por otro lado, aunque comienzan a exhibir procesos inhibitorios alrededor de 
los 4 años, todavía es normal que tengan alguna dificultad para regular sus emo-
ciones. En consecuencia, las rabietas siguen siendo relativamente comunes. 
Aunque ahora tienen mayor capacidad de planificar y anticipar consecuencias.
No olvidar el objetivo
No se ha de ignorar que los primeros años de vida son críticos para el desarrollo 
humano. Y es que, las experiencias tempranas dan forma a la estructura del cere-
bro y al comportamiento futuro.
Durante esta fase, el cerebro experimenta cambios sorprendentes. Crece, se 
desarrolla y pasa por algunos períodos de aprendizaje sensibles que requieren 
un entorno experiencial significativo, estimulación multisensorial y suficientes re-
cursos materiales.
27
¿Por qué es importante el desarrollo emocional en este periodo?
Estos años conllevan una etapa de transición en la que los menores están de-
sarrollando habilidades emocionales cruciales que les ayudarán a lo largo de 
su vida.
Con lo anterior, están aprendiendo a identificar, expresar y regular sus emo-
ciones. Así como construir una comprensión de cómo las emociones pueden 
afectar su comportamiento y el de los demás.
Además, en dicha etapa los niños están comenzando a construir su identidad y 
autoestima, aprendiendo cómo interactuar con el resto de manera efectiva.
Los cuidadores pueden influir en este proceso de muchas maneras, fomentando 
el desarrollo emocional de los pequeños y ayudándoles a desarrollar habilida-
des para resolver conflictos, establecer relaciones saludables y manejar el estrés. 
En definitiva, velando por un ambiente enriquecido por el cuidado, la responsa-
bilidad y la dedicación de adultos responsables.
Pautas básicas de desarrollo emocional
Es importante que los padres y madres hablen mucho con sus hijos para 
fomentar el desarrollo de su pensamiento, creatividad, vocabulario y capa-
cidad de expresión. El diálogo es especialmente importante para mantener 
una conexión emocional con los padres en esta etapa en la que los niños ya 
no necesitan tanta protección física. Si el niño es capaz de expresarse correc-
tamente, será más fácil para él adaptarse a la escuela y a sus compañeros.
Permitirle que haga tareas sencillas. Las tareas domésticas y otras respon-
sabilidades deberían aumentar con la edad. Y, es en esta, donde comienzan 
a querer hacer encargos y asumir responsabilidades en tareas domésticas y 
escolares.
Hay que asegurarse de que los niños tengan tiempo para el juego crea-
tivo, independientemente de que hagan dibujos, jueguen a mamás y pa-
pás o hagan teatro. Y es que, el juego se vuelve cada vez más imaginativo 
y es una parte importante del crecimiento durante dicha etapa. En este 
sentido, el arte, por ejemplo, tiene un impacto directo en la subjetividad 
del pequeño y se enfoca completamente en su esfera emocional, ya sea a 
través de formas de expresión como la música, la pintura, el cine y muchas 
otras manifestaciones.
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Comenzar a enseñarles a los niños el lenguaje para resolver problemas. Para 
ello, puede ser útil empezar con simples juegos de palabras y luego genera-
lizarlos a aquellas situaciones en las que los pequeños plantean un problema 
para resolver. Se puede hacer uso de juegos de palabras con el fin de que 
lleguen a razonar en lugar de actuar sobre los problemas. En definitiva, en-
señarles a negociar y a encontrar soluciones que satisfagan a ambas partes.
Fomentar la empatía. Los padres pueden enseñar a sus hijos a ponerse en 
el lugar de los demás y entender cómo se sienten. La empatía es la base de 
todas las capacidades sociales que surge naturalmente en la gran mayoría 
de los niños. Esto puede hacerse a través de juegos de rol y conversaciones 
sobre situaciones cotidianas (Shapiro, 1997).
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Conclusión
La etapa entre los 4 y 5 años es muy importante desde el punto de vista emo-
cional, pues comienzan a desarrollar una mayor conciencia y comprensión de 
sus propias emociones y las emociones de los demás. Así pues, estar pendien-
te de dicho periodo y proporcionar un ambiente emocionalmente seguro y 
positivo, es esencial para su desarrollo emocional y salud mental en el futuro.
Desarrollo emocional de 5 a 6 años
Conciencia, empatía y justicia
El niño en este periodo va necesitando de manera progresiva menos ayuda en 
sus actividades diarias.
Además, disfruta interactuando con personas adultas y participando en juegos 
con otros niños. Experimentando, asimismo, un rápido avance en su capaci-
dad lingüística.
Durante la transición de los cinco a los seis años, hay un aprendizaje importante 
con respecto a otros años, tanto la adquisición de una mayor conciencia de sí 
mismos y de los demás, como el sentido de empatía y justicia.
29
Hitos del desarrollo emocional
A los 5 y 6 años, puede seguir reglas e instrucciones simples. Junto a esto, 
aprende habilidades sociales para adultos, como elogiar y disculparse por 
errores involuntarios.
Por otro lado, empiezan a preferir pasar más tiempo en grupos de compañe-
ros y relacionarse con un grupo de amigos. El juego imaginativo se vuelve más 
complejo, y puede comenzar a jugar a vestirse y hacer realidad sus fantasías 
(Malik y Marwaha, 2022).
Asimismo, recordemos que los niños comienzan a exhibir procesos inhibitorios 
alrededor de los 4 años, con mejoras significativas que ocurren alrededor de 
los 6 años y continúan hasta el final de la adolescencia.
Otro punto importante es que a los 6 años son ya capaces de entender que la 
emoción es menos intensa si se deja de pensar en el "hecho" que la provocó.
La empatía cognoscitiva
A esta edad, comienza a asentarse la etapa de la empatía cognoscitiva. Es decir, 
la capacidad de ver cosas desde la perspectiva de la otra persona y actuar en 
consecuencia.
Así pues, las capacidades relacionadas con la adopción de una perspectiva le 
permiten al niño saber cuándo acercarse a un amigo que está triste, por ejem-
plo, y cuándo dejarlo tranquilo.
En tal etapa, aprenden también que no requieren de comunicación emocional 
(tal como el llanto), porque ya ha desarrolladoun punto de referencia o mode-
lo interno respecto de cómo puede sentirse una persona en una situación de 
congoja, ya sea que lo demuestre o no.
¿Qué tienen que considerar los cuidadores para promover
el desarrollo emocional?
La importancia del contexto familiar es claramente evidente, y este es el punto 
de partida para cualquier forma de intervención. Es importante recordar que 
los adultos siguen siendo los pilares de referencias del menor. Por ello, se han 
de tener en cuenta tres mecanismos significativos (Thümmler et al., 2020):
Aprendizaje observacional: Cada año que pasa, el reflejo del propio com-
portamiento se está volviendo más importante. Así, los padres son un modelo 
que seguir para los niños a través de cómo expresan sus propias emociones 
y su comportamiento cuando lidian con las emociones.
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Prácticas de crianza relacionadas con las emociones: Las reacciones de los 
padres a las emociones positivas y negativas de sus hijos están relacionadas 
con la idoneidad de la regulación de las emociones de los pequeños.
Clima emocional de la familia: La crianza de los niños basada en la acepta-
ción, el apoyo, el afecto y la comprensión parece tener un impacto óptimo 
en su desarrollo emocional.
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Pautas básicas de desarrollo emocional
Demostrar afecto, reconociendo los logros.
Ayudar a desarrollar el sentido de la responsabilidad. Por ejemplo, pi-
diendo al pequeño ayuda con las tareas del hogar, como poner la mesa. En 
esto también influye el sentido de la independencia. Por lo que se vuelve 
importante respetar las elecciones del niño, a menos que pongan en peli-
gro la seguridad o la salud.
Hablar sobre la escuela, amigos y cosas que desearía hacer en el futuro. 
Esto le transmite que el adulto está interesando en él.
Conversar con el pequeño sobre el respeto hacia los demás. Animándolo 
a ayudar a las personas más necesitadas.
Ayudarle a establecer metas alcanzables. De esta manera, aprenderá a 
sentirse orgulloso de sus logros, y a depender menos de la aprobación y 
el reconocimiento de los demás.
Enseñarle a ser paciente. Por ejemplo, a esperar su turno y terminar una ta-
rea antes de ir a jugar. Esto sin olvidar invitarle a que piense en las posibles 
consecuencias antes de hacer algo.
Poner reglas claras y respetarlas. Por ejemplo, establecer por cuánto tiem-
po puede ver la televisión y a qué hora tiene que acostarse.
Hacer cosas divertidas en familia, como participar en juegos, leer y asistir 
a eventos en la comunidad.
Involucrarse en la escuela. Esto es, reunirse con los maestros y el personal 
escolar para entender sus objetivos de aprendizaje y saber cómo trabajar 
juntos para ayudar a que el niño logre los objetivos.
Ayudar al pequeño a enfrentar nuevos retos. Animándole a resolver por 
sí solo sus problemas, como los desacuerdos con otros niños. Lo que hará 
que se sienta motivado y persevere.
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31
Conclusión
El desarrollo emocional de los niños de 5 a 6 años es un aspecto clave del 
desarrollo infantil que puede tener un impacto significativo en su bienestar y 
adaptación social a largo plazo.
Y es que, durante esta etapa, los niños comienzan a desarrollar una compren-
sión más sofisticada de las emociones y a experimentar una mayor diversidad 
y complejidad emocional.
Por lo tanto, es importante que los cuidadores se centren en proporcionar en-
tornos emocionalmente seguros y fomentar habilidades emocionales positi-
vas, como la regulación emocional, empatía y resolución de conflictos, a fin de 
apoyar un desarrollo emocional saludable y una adaptación social exitosa en 
la vida adulta.
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MÓDULO III
Papel de la familia
en la inteligencia emocional
33
Importancia de la familia en el desarrollo emocional
La vida en familia supone nuestra primera escuela para el aprendizaje emocio-
nal: en tan íntimo caldero aprendemos qué sentimientos abrigar hacia nosotros 
mismos y cómo reaccionarán otros a tales sentimientos; cómo pensar acerca 
de esos sentimientos y qué elecciones tenemos a la hora de reaccionar; cómo 
interpretar y expresar esperanzas y temores.
Esta escuela emocional funciona no solo a través de lo que los padres dicen 
o hacen directamente a los niños, sino también en los modelos que ofrecen a 
la hora de manejar sus propios sentimientos y aquellos que tienen lugar entre 
marido y mujer (Goleman, en el prólogo de Elias et al., 1999).
Se debe tener en cuenta que los niños pequeños tienen naturalmente confian-
za en sí mismos, inclusive frente a desventajas insuperables y fracasos repeti-
dos, por lo que fortalecer eso es la labor crucial del entorno (Shapiro, 1997).
En la infancia, el ajuste psicosocial al que nos referimos anteriormente se relacio-
na con la adaptación y el funcionamiento en algunos de los principales ámbitos 
que caracterizan dicha etapa: el ámbito familiar y escolar. Veamos el primero.
Cuando el entorno familiar marca la diferencia
Uno de los hitos críticos de la crianza es el desarrollo de las habilidades socioe-
mocionales que comienzan en la niñez a través de un apego u otro. Aunque en 
el desarrollo de la IE influyen aspectos como los genes, la cultura y otros agen-
tes de socialización, la familia, al ser la principal unidad de crianza, es crucial.
De hecho, los progenitores con alta inteligencia emocional brindan a sus hijos 
comportamientos positivos de crianza en la vida diaria, lo que se traduce en 
que limitan los comportamientos indeseables mientras expresan calidez emo-
cional al controlar sus emociones negativas.
Esto se transmite, especialmente, a través de los lazos que establezcan con el 
pequeño, pues darán paso a determinados resultados socioemocionales. Así, 
por ejemplo, un patrón de comunicación familiar orientado a la conversación 
será especialmente importante en el desarrollo de la IE.
Las consecuencias de la IE en el entorno educativo
Cuando los niños hablan con los padres sobre sus experiencias emocionales, 
desarrollan una comprensión de los efectos de la emoción en los distintos con-
textos, donde se incluye el ámbito educativo.
Una mejor IE se asocia con mayor rendimiento académico, mejores relaciones 
con los compañeros y competencia social (Harris et al., 2022).
34
¿Por qué es importante tener en cuenta la IE?
El desarrollo de la IE es fundamental durante la infancia porque en esta etapa de 
la vida se produce un rápido crecimiento emocional.
Además, la IE se ha asociado con la salud mental en numerosas ocasiones. De 
hecho, se ha reportado que las personas con problemas de salud mental tie-
nen un nivel de IE significativamente menor que la población general.
Asimismo, las personas con altos niveles de inteligencia emocional, medida 
como rasgo y habilidad, reportan una mayor satisfacción con la vida. Siendo 
un predictor significativo del bienestar hedónico y eudemónico (Szcześniak y 
Tułecka, 2020).
Resumiendo, a grandes rasgos, la IE permite que:
Dos formas en la que los padres enseñan IE
La IE se puede aprender, perfeccionar y mejorar capacitando a los padres. 
De hecho, los padres son la clave para el desarrollo de las habilidades emocio-
nales y sociales de los niños. Pues, como hemos mencionado, en las primeras 
fases del desarrollo la identificación y el control de las emociones se aprenden 
en la familia prioritariamente.
La vía del efecto directo
A partir de esta, los cuidadores pueden transmitir explícitamente las habilida-
des emocionales a los niños. Por ejemplo, a través de conversaciones sobre 
regulación emocional, formación directa o refuerzo de la conducta expresiva.
Una forma en la que puede apreciarse esto es cuando los padres se muestran 
emocionalmente sensibles a las necesidades del menor. Así, los adultos que 
explican y reflexionan sobre sus propias emociones y las de sus hijos, les ayu-
dan a desarrollar capacidades de mentalización en las que las emociones se 
entienden y regulan hábilmente.
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Se logre tener una respuesta de estrés emocional y fisiológica más saludable.
No se evite,ignore o distraiga de la situación estresante como forma 
principal de afrontamiento y se trate directamente con el factor estresan-
te, acortando así la duración de la experiencia.
No se detenga pasivamente en la situación estresante.
Se utilicen formas más constructivas de hacer frente a las posibles ame-
nazas (Piqueras et al., 2019).
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La vía del efecto indirecto
Por este camino, los progenitores transmiten habilidades emocionales a sus hi-
jos de forma implícita o inconsciente. Mismamente, a través de la observación 
o modelado de las competencias y respuestas emocionales de los demás.
Hay que tener presente que las atribuciones, creencias y expectativas de los 
padres pueden tener consecuencias considerables en la forma en que los pa-
dres impulsan la socialización en sus hijos (Sánchez-Núñez et al., 2020).
Preguntas que se deben hacer los padres
Para solucionar problemas en la familia, se recomienda responder varias pre-
guntas antes de tomar acción:
1.
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3.
4.
6.
5.
7.
¿Cómo te sentiste en esta situación en particular? ¿Cómo está tu hijo?
¿Cómo explicas lo que está pasando? ¿Cómo crees que tu hijo entiende esto? 
¿Cómo te sentirías si estuvieras en su lugar?
¿Cuál es la mejor manera de manejar esto? ¿Cómo lo haces en otros casos? 
¿realmente es útil?
¿Cómo lo hacemos? ¿Qué debemos hacer? ¿Cómo debemos tratar a los de-
más? ¿Estamos listos para hacerlo?
¿Tenemos las habilidades necesarias? Además, ¿hay alguna forma de solucio-
nar este problema?
¿Qué debemos hacer cuando ocurren eventos inesperados en nuestros pla-
nes? ¿Qué obstáculos podemos prever?
¿Cuándo podemos reunirnos para discutirlo, compartir pensamientos y senti-
mientos y comenzar a progresar como familia? (Macías, 2010).
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¿Qué es mejor evitar al enseñar inteligencia emocional?
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Involucrarse en comportamientos que no se desea que el niño imite. Es im-
portante no ser verbalmente duro cuando se está en un momento de enfa-
do. Pues en dicha situación, es mejor decir "Me molesta cuando haces X", en 
lugar de "Me vuelves loco" o "¿Cómo puedes ser tan tonto?". De esa manera, 
el niño entiende que el problema es su comportamiento, no quién es. Por 
ello, es importante tener cuidado y evitar comentarios mezquinos o sarcásti-
cos y críticas excesivas, que socavan la confianza del niño en sí mismo.
Los niños suelen mostrar su independencia siendo irrespetuosos y atre-
vidos. No hay que tomar los comentarios como algo personal, pero es 
necesario establecer límites y cumplirlos, y siempre diciéndoselo a sus 
hijos cuando hieren los sentimientos.
Evitar ponerse del lado del "enemigo". Cuando los maestros u otras figu-
ras de autoridad son insensibles, los pequeños suelen buscar la simpatía de 
sus padres. Es crucial asegurarse sobre qué sucedió antes de emitir juicios.
¿Hay momentos en los que no debería ser un entrenador de emociones?
Sí. Estos son algunos de esos momentos:
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Cuando no se tiene suficiente tiempo. Los niños escuchan mejor cuando 
el adulto no está bajo presión de tiempo, en peligro de interrupciones 
constantes o cogiendo llamadas de teléfono, por ejemplo. Por ello, es im-
portante involucrar a los menores mientras se hacen tareas como lavar los 
platos, cocinar o lavar la ropa. En definitiva, hay que olvidar las prisas y los 
miedos y tener siempre presente la ternura y el afecto.
Cuando otras personas están lo suficientemente cerca para escuchar la 
conversación. Es difícil entrenar a un niño que se porta mal frente a fami-
liares, amigos o un maestro. Se debe evitar hablar frente a un hermano, ya 
que centrarse en los sentimientos de un niño puede molestar al otro. Así, se 
podría transmitir al niño que se planea discutir el tema en otro momento, 
asegurándose de hacer un seguimiento.
Cuando se está demasiado molesto o cansado para escuchar. En estas 
situaciones es mejor tomarse un descanso para revitalizarse.
Cuando el pequeño está siendo manipulador. Si se queja y llora para sa-
lirse con la suya, probablemente no sea el mejor momento para entrenar. 
Sería recomendable posponer la conversación hasta que esté tranquilo y 
pueda escuchar sin distracciones (HealthDay, 2022).
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Conclusión
La familia parece ser un importante antecedente de la inteligencia emocional 
y tiene un impacto significativo en la capacidad de comprender y gestionar las 
emociones a lo largo del tiempo.
A su vez, la capacidad de autorregular las propias emociones es crucial en la 
promoción del funcionamiento psicológico óptimo y la satisfacción con la vida. 
En cambio, factores como la desconexión emocional, poca participación en la 
familia, permisividad y cambio frecuente de reglas se vinculan con una menor 
inteligencia emocional.
Asimismo, esto último, relacionado con lo educativo, puede asociarse con ne-
cesidades educativas especiales o tasas de absentismo escolar.
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MÓDULO IV
Establecimiento de normas,
límites y consecuencias de un desarrollo
emocional inadecuado
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Límites, normas y consecuencias para una buena IE
Las rabietas, el comportamiento de confrontación o la desobediencia pueden 
considerarse comportamientos normales si se cumplen dos criterios:
En parte, este es un comportamiento que desarrollan la mayoría de los niños 
y, por otro lado, una de sus funciones en el desarrollo del comportamiento es 
lograr la adaptación al medio en el que se encuentran. Ahora, es importante 
que al establecer límites se consideren las características evolutivas del niño.
En cuanto a esto último, no es lo mismo la reacción que pueden tener a los tres 
años, cuya capacidad de expresión es la de llorar, gritar o patalear, a cuando 
vaya creciendo y desarrollándose, que será insultar o amenazar.
Además, hay que tener en cuenta que poner límites es una forma de afecto y, 
al mismo, de preocupación hacia el menor.
Antes de seguir en este apartado, es importante preguntarnos y, sobre todo, en-
tender qué pretende comunicar el pequeño con este tipo de comportamientos.
Aspectos para tener en cuenta
Para que estos comportamientos mencionados al inicio no trasciendan, los pa-
dres necesitan implementar estrategias efectivas para enfrentarlos y que no se 
generalicen en el estilo de vida del niño. Por tanto, ni ceder a lo que el pequeño 
quiere ni reaccionar de forma agresiva es una solución, porque con ese com-
portamiento el progenitor envía mensajes muy contradictorios.
Hay que ser conscientes que, al igual que el comportamiento de los niños puede 
influir y cambiar el comportamiento de los padres para que se adapten gradual-
mente a su desarrollo (pues el comportamiento del menor puede reforzarlos o 
prevenirlos, según el tipo de comportamiento que muestre y sus consecuencias 
posteriores), el comportamiento de los padres también puede tener un efecto 
de la misma manera.
Instrumental
Objetivo
El pequeño hace uso de este tipo de 
comportamientos para conseguir 
algo, ya sea una recompensa o evi-
tar alguna situación desagradable.
Transmitir sus estados ya sea de en-
fado, frustración o disconformidad. 
Esto se acompaña de un intento por 
rebelarse ante aquellas normas y lími-
tes que el adulto le va imponiendo.
Comunicativo
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No ceder ante la presión
En esto hay un aspecto importante a tener en cuenta, y es no ceder ante la pre-
sión. Pues cuando los padres finalmente ceden a los deseos de su hijo, le dan 
lo que quiere o le quitan lo que quiere evitar, le están diciendo que ha hecho lo 
correcto para lograr su objetivo, por lo que es más probable que este compor-
tamiento se repita en el futuro.
La alternativa más efectiva combina un conjunto de características esenciales. 
Las más notables son las relacionadas con la calma, serenidad y fortaleza que 
muestran los padres juntos.
Por otro lado, es importante señalar que puede ser útil darle la oportunidad de 
arreglar lo estropeado. De esta forma, el niño será el encargado de reparar las 
cosas o simplemente el desorden que haya causado con el comportamiento 
negativo o rabieta.
Del mismo modo, se recomienda

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