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Tabla de contenido Género (gramática) 1 EL GÉNERO EN EL SUSTANTIVO 3 Variables: 9 Invariables: 10 Género (gramática) Género (gramática), categoría gramatical al que pertenece un sustantivo o un pronombre, por el mero hecho de concertar con él una forma, y por lo general sólo una, del adjetivo o los determinantes. La palabra género procede del latín genus, que significa ‘clase’, ‘tipo’. Es una categoría gramatical de la que se han servido las lenguas para clasificar principalmente a los sustantivos en dos o más grupos, basándose en propiedades formales que se manifiestan principalmente en la referencia pronominal, la concordancia que el sustantivo establece con el adjetivo o el participio y las terminaciones de los casos. En ciertas lenguas el género del sustantivo se reconoce por la concordancia. El latín y el griego clásico distinguen tres géneros: masculino, femenino y neutro, al igual que en la actualidad lo hacen el ruso y el alemán; el español, el italiano y el francés sólo admiten los géneros masculino y femenino; algunas lenguas africanas bantúes, como el swahili, establecen mediante prefijos el equivalente a seis géneros. La función gramatical que tiene el género es la de establecer la concordancia; el sustantivo impone su género a todo el sintagma nominal. En muchas lenguas, el género gramatical es redundante, ya que aparece reflejado en determinantes, adjetivos, sustantivos y a veces en los pronombres, debido a la concordancia que se establece entre estos tipos de palabras dentro de la oración: Las rosas blancas cortadas el martes están marchitas. En alguna ocasión el género sirve también para diferenciar significados. Desde el punto de vista semántico, la distinción entre masculino y femenino, cuando se trata de seres animados, hace referencia generalmente, aunque no siempre, al sexo que éstos presentan; así, al macho se le asocia con el género masculino, a la hembra, con el femenino y a ciertos seres inanimados con el género neutro; es lo que se llama género natural. En las lenguas en las que no existe el neutro, los nombres inanimados también se clasifican como masculinos o femeninos, pero este género es sólo gramatical y la inclusión en uno u otro grupo se debe principalmente a razones etimológicas, históricas o de carácter asociativo. EL GÉNERO EN EL SUSTANTIVO Siguiendo la definición de la Real Academia Española, “un nombre es femenino o masculino cuando las formas respectivamente femeninas o masculinas del artículo y de algunos pronombres se agrupan directamente con el sustantivo en construcción atributiva o aluden a él fuera de esta construcción”. • Significación del género A) En los nombres de persona: Cuando el sustantivo se refiere a personas, el masculino designa al varón, y el femenino a la mujer; pero si el sustantivo está en plural el género masculino puede incluir a hombres y mujeres: esposo (hombre), esposa (mujer), esposos (ambos). Cuando el sustantivo se refiere a animales que tradicionalmente han estado unidos al hombre, el masculino alude al macho y el femenino a la hembra de cada especie. Sin embargo, a ciertos animales se les ha asignado un género gramatical u otro, con el cual se nombra a los dos sexos, como en el caso de los epicenos: jilguero, ballena. B) En los nombres de cosa: Los nombres asexuados son masculinos o femeninos por razones históricas, etimológicas o asociativas; por ejemplo, los nombres de los días de la semana, de los meses o de los colores son masculinos, mientras que los nombres de las letras del alfabeto o los nombres de las ciencias son femeninos; muchos nombres de árboles son masculinos, no así sus frutos, que se nombran en femenino. El español no ha seguido reglas fijas para la asignación de un género u otro a los sustantivos. • Forma de los nombres en relación con el género En los nombres de persona La oposición masculino/femenino se expresa generalmente con los morfemas: -o/-a: hermano/hermana, mesonero/mesonera, mono/mona. -e/-a: monje/monja, infante/infanta, dependiente/dependienta. Ø/a: las palabras que terminan en -d, -l, -n, -r, -s y -z hacen el femenino añadiendo una -a: colegial/colegiala, conductor/conductora. Aunque se tiende a considerar que todo sustantivo terminado en -o es masculino y el terminado en -a es femenino, no ocurre siempre así; algunas palabras como patriarca, papá terminan en -a y, sin embargo, no son femeninas, otras engloban tanto a hombre como a mujer: víctima, persona, o el femenino presenta un significado distinto del masculino, tal es el caso de coronela, término que tradicionalmente se aplica a la esposa de un coronel y no a una mujer que se haya dedicado a la carrera militar y haya obtenido esa jerarquía. También hay nombres terminados en -o que son femeninos, como la soprano, la contralto. Existen otras formas de expresar la oposición masculino/femenino en español: Mediante terminaciones especiales de origen culto como: -esa: conde/condesa, tigre/tigresa; -isa: papa/papisa, sacerdote/sacerdotisa; -ina: gallo/gallina, héroe/heroína o cambiando el sufijo: actor/actriz, emperador/emperatriz. Utilizando palabras diferentes (heterónimos): padre/madre, yerno/nuera, caballo/yegua. Anteponiendo el artículo masculino o femenino: el huelguista / la huelguista, el mártir / la mártir, el testigo / la testigo. Completando al sustantivo con las palabras macho o hembra (cuando se trata de epicenos): codorniz macho / codorniz hembra, tiburón macho / tiburón hembra. En los nombres de cosa En bastantes ocasiones, los sustantivos que terminan en -o han conservado el género masculino si lo tenían originalmente o han cambiado su género para asimilarse al masculino; del mismo modo, los que terminan en -a han conservado o han adquirido al pasar al español el género femenino. Cuando en los nombres comunes, que no se refieren a personas o animales, aparece la oposición masculino/femenino esta oposición implica diferencias semánticas entre ambos géneros: manzano/manzana, cuchillo/cuchilla. Lo mismo ocurre cuando la oposición se establece mediante el artículo masculino y femenino en algunos nombres: el cólera / la cólera, el editorial / la editorial, el pendiente / la pendiente. En algunos casos el masculino hace alusión a una persona, mientras que el femenino se refiere a un objeto o ciencia: cochero/cochera, gramático/gramática. Ciertos sustantivos admiten los dos géneros, son ambiguos; la utilización de uno u otro por parte del hablante se debe a las connotaciones que este término le traiga o al ámbito geográfico o social en el que desarrolle su vida: el mar / la mar, el margen / la margen. Hay que recordar que los sustantivos femeninos que empiezan por a- o ha- tónicas llevan antepuesto el artículo el en singular; este artículo etimológicamente es femenino: el ancla, el hada, por lo que su plural es: las anclas, las hadas; sólo los nombres de las letras admiten la forma la del artículo: la a, la hache. En los nombres propios A) Significación del género: Son masculinos los nombres propios y los apellidos (funcionen como adjetivos o como sustantivos) con los que se denominan hombres, y femeninos los que aluden a mujeres. Los nombres propios referidos a animales siguen la misma regla que los de las personas. Por norma general, ríos, cabos, golfos, lagos, mares y océanos son masculinos, al igual que volcanes y montes, porque, aunque no aparezca escrito, se sobrentiende el sustantivo genérico al que se refieren: el Guadalquivir, el Mediterráneo, el Pacífico. Los nombres de islas y bahías son femeninos: las Canarias, las Malvinas. B) Forma de los nombres en relación con el género: Muchos nombres establecen la oposición masculino/femenino mediante los morfemas -o/-a o Ø/-a: Mariano/Mariana, Luis/Luisa; sin embargo, hay nombres femeninos que terminan en o como Martirio o Rocío. En algunos casos, el que sea masculino o femenino depende únicamente del sexo de la persona que lo lleve: don Rosario / doña Rosario, don Encarnación / doña Encarnación, si bien éstos son poco frecuentes. Los nombres de provincias terminadosen -o son masculinos: Lugo, Logroño, y los que finalizan en -a femeninos: Segovia, Granada; los que tienen otras terminaciones suelen asociarse al masculino, excepto cuando en el contexto se sobrentiendan las palabras pueblo, villa, ciudad... Los nombres propios femeninos que comienzan por a tónica, cuando llevan antepuesto el artículo singular, toman la forma la en lugar de la forma el, habitual en los nombres comunes: ‘ La Ávila’ de siempre. En los nombres compuestos Si en la composición interviene un sustantivo, la palabra resultante suele tomar el género de éste o el masculino: la sinrazón, el ganapán, el tragaluz. Los restantes sustantivos formados por composición han adoptado el género masculino, salvo ciertas palabras terminadas generalmente en -a que se han asociado con el femenino: el contrafuerte, el calabobos pero: la alarma, la cantimplora. Los sustantivos formados por prefijación son masculinos en la mayoría de los casos: el aeropuerto, el automóvil, aunque la bocacalle y la autopista. • El género en los adjetivos calificativos El adjetivo toma el mismo género que el del sustantivo al que acompaña: hombre bueno, árbol pequeño, a no ser que se refiera a varios sustantivos, uno al menos de género masculino, en cuyo caso ha de ir en masculino plural: Mi amigo y su hermana estaban ‘encantados’ con su nuevo juguete. Por la forma que presentan pueden ser Variables: Presentan las terminaciones: -o para el masculino y -a para el femenino: bueno/buena, simpático/simpática, murciano/murciana. Los terminados en -ete y -ote, cambian la -e final por una -a: regordete/regordeta, brutote/brutota. Los acabados en consonante añaden una -a para formar el femenino: bailarín/bailarina, portugués/portuguesa, cortador/cortadora. Invariables: Presentan una única forma para los dos géneros los comparativos mayor, menor, superior..., y los terminados en: -e, -i, -ú: belga, triste, cursi, bantú. -ble, -bre: degradable, pobre ense, -iense: melillense, coloniense -ante, -ente, -iente: flotante, excelente, sobresaliente. -az, -iz, -oz, -al, -il, -ar, -or: fugaz, feliz, feroz, fundamental, frágil. • El género en determinantes y pronombres Presentan el mismo género que el sustantivo por tener que concordar con él, pero suelen adoptar formas diferentes para cada género, o la oposición -o/-a, -e/-a. • El género en los participios Los participios activos y pasivos pueden realizar la misma función que los adjetivos, por lo que concuerdan con sustantivos e incluso han dado lugar a numerosos adjetivos existentes en nuestro idioma. El participio activo, acabado en -ante, -ente, -iente es invariable en la forma invariable y muchas veces se sustantiva: apasionante, pudiente, saliente, mientras que el pasivo presenta la terminación -o para el masculino y -a para el femenino: cansado/cansada, temido/temida, herido/herida.