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Psicología y Ciencia Social
Universidad Nacional Autónoma de México
jmmd@servidor.unam.mx 
ISSN (Versión impresa): 1405-5082
MÉXICO
 
 
 
 
2005 
César A. Carrascoza V.
SERAFÍN MERCADO: “PADRE DE LA PSICOLOGÍA AMBIENTAL EN MÉXICO” 
 Psicología y Ciencia Social, año/vol. 7, número 1-2 
Universidad Nacional Autónoma de México 
Distrito Federal, México 
pp. 92-106 
 
 
 
 
Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal
Universidad Autónoma del Estado de México
http://redalyc.uaemex.mx
 
mailto:jmmd@servidor.unam.mx
http://redalyc.uaemex.mx/
http://redalyc.uaemex.mx/
92 Año 2005, Volumen 7, Números 1 y 2
* UNAM. Facultad de Estudios Profesionales Iztacala.
El Doctor Serafín Mercado es uno de los pilares de la psicología general experimental y cognoscitivista en 
México. Esta entrevista permite entender una parte trascendente de la historia de la psicología del siglo XX en 
nuestro país, de la que él fue activo constructor.
Entre los temas que aborda en esta charla, el Dr. Mercado nos platica: a) acerca del surgimiento de la psicología 
experimental en México y su contexto histórico; b) del carácter filosófico tomista de la psicología enseñada en la 
universidad en el momento de su ingreso a la carrera de psicología, y cómo ésta va adquiriendo paulatinamente 
una orientación más científica; c) de los obstáculos que va superando en su desarrollo profesional, tanto por severos 
problemas de salud, como por las dificultades políticas enfrentadas con la hegemonía conductista de la época; d) del 
reconocimiento otorgado como padre e la “psicología ambiental” en México, y finalmente, e) una reflexión crítica 
del papel desempeñado por la metodología cualitativa en la investigación psicológica, vinculada a la etapa de 
desarrollo en que la psicología actual se encuentra.
Serafín Mercado:
 Psicología Ambiental
en México”
César A. Carrascoza V.*
“Padre de la 
93
¿Dr. Mercado, cómo explicaría usted el surgimiento 
de la psicología experimental en México?
La psicología experimental llega a 
México muy pronto una vez que se inaugura el 
laboratorio de Wilhem Wundt en Alemania. Un 
poco después del laboratorio de William James en 
Harvard. Estos dos sucesos (la fundación de ambos 
laboratorios) marcarían el inicio de la Psicología 
Experimental, el ingreso de la psicología a la 
ciencia empírica, con lo que dejaría de ser una mera 
rama de la filosofía especulativa, transformándose 
en una ciencia empírica.
En México, a finales del siglo XIX con el 
proyecto de Reforma Educativa de Gabino Barreda, 
durante el gobierno Juarista, la psicología se 
vuelve una de las áreas que quedan incorporadas 
al plan educativo. Entonces tanto Ezequiel 
Chávez, como Enrique O. Aragón son quienes 
realmente dan impulso a la incorporación de la 
psicología en la Escuela Nacional Preparatoria. 
En ese periodo, en la Escuela de Altos Estudios ya 
se empieza a formar un área de especialización en 
Psicología en el Doctorado de Filosofía. Se crean 
laboratorios en México, vienen personalidades 
muy relevantes como James R. Baldwin. Esa fase 
es muy importante porque establece las bases para 
su consolidación.
Después, con el movimiento revolucionario de 
1910, se viene abajo la universidad, se viene abajo 
la estructura y cuando se reabre es con muchos 
tumbos, muchos problemas. Viene la rebelión para 
obtener la autonomía, y con esto se genera una 
dura lucha política.
En realidad la universidad en ese momento 
era elitista, totalmente contraria a la idea de la 
Revolución Mexicana, que consistía en hacer 
un gobierno para las masas y no para las elites. 
Incluso la búsqueda de la autonomía universitaria, 
fue la búsqueda de las elites, al servicio del control 
gubernamental revolucionario.
Durante este convulso tiempo desaparece un 
tanto la idea de la psicología, aunque después 
vuelve a aparecer. Primero como un apéndice de la 
filosofía, ya después como un área independiente 
con su propia maestría y su propio doctorado, 
además con un esquema bajo el cual se podía 
ingresar desde la preparatoria directamente a la 
maestría. O la idea de que profesionales de otras 
Dr. Serafín Mercado is one of the pillars of both general experimental and cognitive psychology in Mexico. 
This interview helps us understand a very important part of history of psychology in our country, for Dr. Mercado 
has been an active constructor of it.
Topics discussed in the interview with Dr. Mercado include: a) how experimental psychology began in Mexico, 
and its historical context; b) the philosophical approach given to psychology when he started studying it and how it 
became a scientific approach; c) the barriers he’s been through in his professional development, such as health problems 
and political issues caused by the behaviorist hegemony of the time; d) the international acknowledgment as father 
of environmental psychology in México; e) and finally, a critical reflection on the performance of qualitative 
methodology applied in psychology research related to the current development of psychology. 
94 Año 2005, Volumen 7, Números 1 y 2
áreas pudieran integrarse a este postgrado.
Entonces, entré directamente a la maestría 
en psicología, desde la licenciatura. Y estamos 
hablando del año de 1958. Entonces todavía 
era una licenciatura disfrazada de maestría, 
formalmente declarada maestría. Algunas gentes 
como por ejemplo el Dr. Ángel San Román 
hicieron su maestría y luego su doctorado, que no 
es más que un equivalente a una maestría actual. 
Pero para ese momento era el grado de doctor y 
se quedó con el grado de doctor. Indudablemente 
él es muy competente, ha avanzado mucho por su 
cuenta, pero no como formación que se le dio.
Cuando vuelve a nacer la psicología, nace 
primero sobre todo bajo el control del grupo 
ideológico dominante en Filosofía. Estamos 
hablando de la reacción de la reacción. Eran tomistas, 
neotomistas. Después los neotomistas empiezan 
a ingresar a los problemas de la psicología con 
la preocupación de demostrar la existencia del 
alma, de espiritualidad, de los problemas éticos 
de la filosofía, etc., como fundamentales para la 
psicología. Esa es la corriente dominante. Después, 
con la falta de recursos y con el crecimiento muy 
grande la población, empiezan a abrirse a algunos 
de los médicos, a los psiquiatras. En esa época, 
lo que va a ingresar básicamente son psiquiatras 
psicoanalíticos, primero ingresa un grupo fuerte 
de psiquiatras de orientación ortodoxa, unos de 
ellos formados en Argentina, unos formados en 
Europa, que son los que constituyen el sustento 
inicial. Después hay algunas gentes excepcionales 
que se filtran como Carlos Gómez Robledo, tienen 
una perspectiva ya más moderna de la psicología, 
pero no de la psicología experimental, sino de la 
psicología aplicada. Entonces se va a cuestiones 
de la psicología del trabajo y psicología clínica no 
filosófica y ni psicoanalítica. Pero… llega Fromm. 
Primero huye del nazismo y se va a Estados 
Unidos. Luego encuentra que Estados Unidos 
no le asienta bien a su salud, se viene a México 
y se establece en Cuernavaca. Entonces empieza 
a formar un grupito de psicoanalistas mexicanos, 
de orientación frommiana, ellos empiezan a 
ingresar también en la maestría en psicología, en 
ese momento, y se forma un grupo muy orientado 
clínicamente, por ejemplo gentes como Loret, 
que le interesa la cuestión educativa, o algunas 
gentes así. Y el laboratorio que habían montado el 
Maestro Chávez y el Maestro Aragón queda ahí 
arrumbado. En alguna bodega.
No es sino hasta que uno de los alumnos de 
Altos Estudios que estudiaba medicina, se va a 
hacer un posgrado a la Universidad de Iowa. Le 
toca estudiar con Kurt Levan y con Clark Hull, que 
eran los que en ese momento estaban moviendo la 
psicología norteamericana. 
¿Quién era este maestro?
Rogelio Díaz Guerrero. Él regresa y empieza a 
combatir por un lado a los grupos filosóficos como 
psicoanalíticos. Empieza a reabrirel laboratorio, 
restaura muchos aparatos, construye otros, abre 
un laboratorio de psicología experimental para 
demostraciones, no para investigación, y se empieza 
a lanzar para hacer algunos proyectos. Por ejemplo, 
a mi me tocó participar con él en dos o tres cosas. 
Una de ellas, estaban las máquinas de enseñanza 
recién salidas de Harvard, de B. F. Skinner, entonces 
Grorielle, que es una editorial muy poderosa en 
Estados Unidos, estaba entusiasmadísima con 
esa idea y se prueba aquí un curso de estadística 
con el sistema de enseñanza, auxiliado por una 
maquina de enseñanza programada y él hace 
investigación. Otro proyecto que fue importante 
fue el que él se trajera a Osgood y consiguiera 
dinero para implementar parte de la investigación 
de Osgood en el posgrado. Estaba obteniendo el 
dinero del mundo, entonces pudo hacer proyectos 
coordinados con los japoneses, con los europeos, 
con los africanos, con los latinoamericanos, etc. 
para tratar de demostrar la generalidad de su 
modelo, y el modelo de Osgood funcionó muy bien. 
95
Entonces él hace con Osgood la parte mexicana 
del estudio de diferencial semántico y además 
él traduce y adopta para México el instrumento 
junto con un señor Salas. El tercer gran proyecto 
es que le dan dinero para evaluar el programa de 
Plaza Sésamo, etc. 
Como tenía muchos nexos con Estados Unidos, 
empezaron rumores de que era agente de la CIA y 
cosas de este tipo.
¿Usted fue alumno de Díaz Guerrero? Me interesa 
conocer su trayectoria como estudiante.
Mis primeros contactos con la psicología 
experimental ocurrieron en los primeros dos años. 
En el primer año no fue estrictamente experimental, 
pero sí fue una aproximación más objetiva a través 
de un psiquiatra de orientación biológica, el Dr. 
Alfonso Caso que nos daba neuroanatomía y nos 
llevó a conocer el manicomio de la Castañeda, 
pudimos ver ahí algunas cosas. Pero ya no eran 
los conceptos etéreos que estábamos impuestos a 
oír en todos los demás cursos. El segundo curso 
importante que nos fue dictado fue el curso del 
Dr. Díaz Guerrero, y a partir de ahí nos pegamos 
a él, y fue la gente que en primer lugar adoptó 
una posición mucho más científica en relación a 
la psicología. Se formaron grupos: César Vallejo, 
Galileo Galilei, etc., cuyo objetivo era el desarrollo 
de una academia más objetiva y tuvimos nuestros 
propios seminarios, hicimos nuestros programas. 
Pero obviamente no eran escuchados por las 
autoridades.
Cómo llegó Ud. a estudiar psicología ¿Que lo hizo 
inclinarse por la psicología experimental?
La idea de dedicarme a psicología fue un 
problema existencial en el bachillerato. Tenía 
lecturas e intereses en dos áreas: física y psicología, 
tenía que definirme por alguna de las dos. En 
un momento dado decidí que la psicología tenía 
más campo para descubrir. Yo sentía que la física 
estaba llegando a un cierre, todavía no conocía yo 
los cambios revolucionarios que se iban a dar con 
Einstein. La física no se cerró tan rápidamente 
como creía. Pero eso hizo que me fuera hacia la 
psicología. Evidentemente mi orientación era más 
a la investigación. En ese momento está uno poco 
claro acerca de cual va a ser su carrera. Estaba 
interesado mucho por la psicología infantil. 
En términos de mis lecturas, rápidamente me 
desprendí de los esquemas psicoanalíticos. Mi 
primer libro que leí fue sobre un esquema del 
psicoanálisis, lo leí en inglés, pero empecé a leer 
otras perspectivas y bueno. Una ventaja que yo 
tenía sobre los compañeros es que después de la 
secundaria pude estar un año con una hermana y 
un cuñado que vivían en Estados Unidos. Pude 
estar un año en la secundaria allá y en ese año 
adquirí un dominio bastante bueno del inglés. Yo 
podía comprar libros en esa época, que surtía muy 
bien la Librería Internacional. Compraba libros 
independientemente de los cursos, y leía cosas que 
a veces todavía no habían sido leídas ni por los 
profesores. Otro factor que fue muy importante fue 
mi curso con Don Rogelio. El hecho de que Don. 
Rogelio estableciera contactos con universidades 
americanas, con la Fundación Menninger, 
luego con la Universidad de Texas y algún otro 
contacto implicó que fuéramos de aquí a allá, que 
escucháramos lo que hacían allá, las posiciones 
y puntos de vista y eso nos cambió radicalmente 
nuestra visión de lo que era la psicología. Y después 
otro factor fue que Rogelio, mal que bien, empezó 
a hacer sus proyectos. Él dejaría pronto de ser un 
psicólogo experimental en sentido estricto, pasando 
de la psicología básica experimental, moviéndose 
muy rápidamente hacia la psicología social, 
probablemente por la influencia muy fuerte de su 
maestro Kurt Levin. Sin embargo, hizo cosas tales 
como dar un seminario optativo sobre aprendizaje, 
al final, que cambió la visión a muchos, y mucho 
también fue el hecho de estos grupos estudiantiles 
96 Año 2005, Volumen 7, Números 1 y 2
independientes. Teníamos nuestros seminarios, 
nosotros estábamos leyendo a Osgood antes de 
que se tradujera. Estábamos leyendo, recién salido 
en Estados Unidos, lo estábamos discutiendo aquí 
en nuestros grupos de trabajo. Conocíamos muy 
bien la teoría psicológica en boga. Estábamos en 
la frontera. Compramos también el Handbook of 
Experimental Psychology, de Stevens. Me acuerdo 
que cuando yo fui a Kansas se sorprendieron 
porque los estudiantes de doctorado estaban 
usando los libros de Sigmund Koch “ Psychology, 
a Hystory of a Science” y yo ya las había leído, y 
ellos eran ya de los programas de doctorado. De 
manera que leíamos en una noche todo el libro de 
Introducción a la Psicología de Hilgard. De repente 
estábamos leyendo libros súper especializados 
sobre Percepción. Fue una generación muy 
inquieta, fue una época muy ebullecente, tanto en 
lo académico como en lo político. Me acuerdo que 
quienquiera que venía a dar una conferencia, mi 
generación éramos 350, divididos en la mañana y 
en la tarde, y una conferencia que había llenaba 
un aula, porcentualmente era la mitad de toda 
los estudiantes, que estaban ahí abarrotando la 
sala de conferencias. Ahora tenemos cuatro mil, 
cinco mil estudiantes y en un momento llegamos 
a tener siete mil, y se trae en este momento a 
alguien van cuatro gatos. No hay ese espíritu de 
interés genuino de conocimiento, de curiosidad, de 
deseo de explorar cosas, etc. Había un espíritu de 
discusión muy fuerte y de organización autónoma 
de los estudiantes. Eso hizo a esa época diferente. 
Otra influencia muy importante fue la del 
Dr. Alberto Cuevas, porque él regresaba de Yale. 
Él había tenido allá un tropiezo por cuestiones 
éticas. Lo suspendieron de la universidad porque 
consideraron que no era ético lo que estaba 
trabajando en cuestiones de sexualidad. Pero era 
una gente con una mente abierta, con una muy 
buena formación. Estaba leyendo constantemente 
artículos directamente de los Journals, no nos 
venía a platicar como los demás, sino que nos 
hablaba directamente de las investigaciones y él 
nos dio, por un lado unos cursos de psicofisiología 
y de psicología experimental que en términos 
de contenido nos abrieron las perspectivas de lo 
que a mí me interesó mucho en la percepción. 
Nos hablaba cosas, por ejemplo, de los estudios 
sobre el asentamiento de contornos y todo este 
tipo de cosas. Una época en que eso estaba apenas 
en frontera, mientras se estaba desarrollando en 
Estados Unidos ya nos lo estaba platicando. Nos 
habló también de Filosofía de la Ciencia y cuestiones 
de investigación. Eso, con el complemento de lo 
que nos estaba ofreciendo Rogelio, hizo un grupo 
pequeño, pero muy sólido, de gentes interesadas 
en perspectiva veraz, científica, de la psicología. 
No necesariamente pensando hacer carreras de 
investigadores. Posiblemente como psicólogos 
aplicados, como psicólogos profesionales.
 Muchos de ellos cambiaron su trayectoria 
en función de que se abrieron oportunidades 
excepcionales. Una de estas fue el hecho de que el 
Dr. Fernando Velasco, que es conocidopor haber 
sido mucho tiempo Director de ANUIES, después 
fue subsecretario de Educación Superior. Antes de 
esto él había sido profesor y Director en la Escuela 
de Pedagogía, Filosofía y Letras en la Universidad 
Veracruzana, su estado natal. Y como director 
tenía interés en desarrollar un área de psicología. 
En algún consultorio conoció a Víctor Alcaraz y a 
José Antonio Gago. Les dijo que si les interesaba 
irse a Jalapa a abrir un área de este tipo con él y 
ellos dijeron que sí. Empezaron a implementarlo, 
pero hubo un cambio de Dirección y perdió el Dr. 
Velasco. 
Ya se estaba echando a andar el proyecto, 
entonces se empezó a implementarlo y me 
buscaron. En esos momentos estaba con problemas 
de que ya me quería casar, etc.; no me animé a irme 
inmediatamente. Tenía yo trabajo remunerado. 
Estaba trabajando cosas de psicología industrial en 
la Comisión Federal de Electricidad, desarrollando 
instrumentos, etc.
97
¿Qué año era?
Como 1963. Y como desde 61 o 62 empecé 
a trabajar primero como psicómetra y después 
como orientador, y en esa época tenía mis dos 
trabajos. Había terminado los cursos y empecé a 
trabajar en mi proyecto de tesis. Luego el proyecto 
de tesis fue un proyecto que me propone Rogelio. 
Una de las gentes que estaba haciendo cuestiones 
experimentales en la Universidad …clínicamente. 
Era la clínica psicoanalítica ortodoxa más 
importante del mundo por los recursos que tenía 
en Kansas. Topica, Kansas.
 Eso fue muy interesante. Fui con el Dr. 
Rylegard que estaba trabajando en cuestiones 
experimentales de cognición dentro del marco 
más general de Harlow. En realidad estaba 
especificando como operaría el yo pero con ideas 
muy cognitivas. Ahí hice un estudio comparando 
niños entre mexicanos y americanos en su 
desarrollo conceptual. Cosas así, ya no sonaban 
nada psicoanalíticos.
¿Esto fue después de que rechazó irse a Jalapa?
No. Esto fue antes y era uno de los problemas 
que había: terminar la tesis y todo ese tipo de 
cosas. Yo terminé mi tesis en 64, me casé en 65 y 
tenía un ofrecimiento para irme a una universidad 
de Puebla. Empecé a considerar ese ofrecimiento 
pero resultó que ahí había en ese momento una 
situación política muy explosiva y me di cuenta de 
que me estaba sentando sobre un barril de pólvora. 
Eché para atrás todo y le dije a la gente de Jalapa 
que sí me quería ir, y me fui con ellos. Yo tenía una 
ventaja sobre todos ellos: era el único recibido. 
Pero era un grupo excelente. Los actuales líderes 
de la psicología estaban ahí, como estudiantes. Se 
rescató lo que se había hecho en el Galileo Galilei 
sobre el programa. Nada más se modificó, se refinó, 
se ajustó. Y eso fue el programa de Jalapa. Después, 
ahí empecé a impartir cursos que yo nunca había 
tomado, como percepción. Nunca había tomado un 
curso sobre percepción, y yo impartí percepción 
sobre la base de mis lecturas. Obviamente fue un 
curso en donde yo no tenía parámetros. De repente 
les estaba dando cosas propias para un posgrado 
a alumnos de licenciatura. En ese momento el 
programa de Jalapa era sumamente exigente. 
Empezó a adquirir una fama impresionante porque 
todos estábamos dando cosas muy avanzadas 
para una licenciatura, y mucho más para una 
licenciatura tercermundista. Ahí es donde empecé 
a hacer investigación, estuvimos haciendo unas 
cosas en percepción pero en perspectiva gestaltista 
en esa época, y empecé a investigar las causas…
fui el primero. Antes incluso que en Inglaterra 
se planteara …el que planteó con más recursos 
y más posibilidades formalmente la teoría de las 
claves de profundidad estaban detrás de la ilusión 
de…Después han habido muchos avances. Se 
criticó esa teoría. Yo sigo pensando que las cosas 
no estaban totalmente elucidadas. Pasó la época 
de mucho interés por los fenómenos de ilusión, 
entonces ya se ha dejado ese campo, que podría 
resurgir en uno de estos días.
Después estuve estudiando otros aspectos 
de percepción que implicaban trabajos menos 
elaborados. Después se vino el Primer Congreso 
de Psicología en Jalapa. Fuimos los organizadores. 
La Sociedad Mexicana de Psicología. Después 
la Sociedad Mexicana de Psicología se abrogó 
la organización de hecho, pero primero fue 
la Universidad Veracruzana directamente, 
y específicamente nuestro grupo los que lo 
realizaron. A ese congreso invitamos a varios 
profesores americanos de esta disciplina, el Dr. 
Hereford de la Universidad de Texas, a quien 
había yo conocido porque había sido invitado 
por mediación del Dr. Orozco. Él nos dio alguna 
formación psicométrica, nos ayudó a desarrollar 
una escala que fue muy utilizada, la escala Hereford 
de orientación vocacional, la desarrolló él con 
98 Año 2005, Volumen 7, Números 1 y 2
nosotros. Es una escala que hasta hace muy poco 
estuvo funcionando todavía en las preparatorias, 
como uno de los instrumentos de orientación..
El fue uno de los ponentes invitados, una de 
las ponencias principales. Estuvo observando y 
le gustó el trabajo que había hecho Emilio Ribes 
y el que había hecho yo y el que había hecho 
Gustavo Fernández y nos invitó a irnos becados a 
la Universidad de Texas. Él podía conseguir becas 
del Instituto de Estudios Latinoamericanos. Una 
beca que era muy modesta: 330 dólares al mes, 
pero aun en esas condiciones aceptamos Gustavo 
y yo, y le presentamos en ese momento a Luis 
Castro. Considerábamos que era una gente muy 
competente. Lo habíamos conocido a través de un 
trabajo en orientación profesional. Nos reunimos 
los tres. Emilio no aceptó porqué él no quería ir a 
Texas, no veía perspectivas para él. Posteriormente 
se fue con Berlyne, en el camino tomó un café en 
un restaurante de Chicago con Bijou, quien lo 
convenció de la aproximación conductual.
 Cuando llegó a la maestría en Toronto tuvo un 
gran desinterés, la sacó porque tenía que sacarla, 
pero de ahí se regresó y empezó a trabajar desde la 
perspectiva conductual en Jalapa. Pero nosotros si 
nos fuimos allá. Allá habían quedado antecedentes 
muy negros. No voy a mencionar nombres porque 
son gentes que están vivas, por un lado, y por otro 
gente que tuvo gran importancia en el desarrollo 
de la facultad. No quiero denigrarlos. Pero fueron 
tres psicólogos. Uno de ellos que se fue a la práctica 
profesional y dos que se quedaron en la academia, 
fueron invitados antes que nosotros, y cuando 
llegaron allá se la dedicaron a pachanguearla y 
salieron reprobados en casi todas las materias, etc., 
y los mandaron de regreso a su casa. Entonces 
cuando yo llegué, me extraño mucho y el que se 
encargaba de las inscripciones en la universidad 
me dijo: “Pero esta es una universidad seria, y aquí 
si se trabaja”. Yo pensé “este señor es un racista”, 
pero no tenía yo idea de los antecedentes que 
había.
 Cuando pasó el primer año sacamos casi 
puras A (9.5 y 10 en nuestro sistema numérico). 
Entonces, estábamos con muchas A, prácticamente 
ninguna B. Cambió la imagen de los mexicanos, 
trabajábamos muy duro, nos quedábamos hasta la 
noche. Solo tomábamos vacaciones…donde nos 
ofrecía Carl Herford era la escuela de Educación. 
Era el programa de psicología educativa que en 
Estados Unidos siempre ha sido muy dependiente 
del programa de psicología. Pero yo tomé 
cursos con gentes también del departamento de 
psicología, en un curso muy importante Morán 
me inició en unas cosas sobre pensamiento, etc. 
Gentes que dejaron huella, y además me tocaron 
buenos maestros, también en el departamento de 
psicología educativa. Varias gentes de orientación 
experimental.
 Mis intereses no se fueron por la psicología 
educativa aplicada, sino a los fundamentos de 
la psicología educativa, que serían percepción, 
cognición, etc Realmente mi formación teórica 
fue excelente, orientada ya hacia la psicología 
experimental, mi formación metodológica fue 
excelente. Tuve buenísimos cursos de psicología 
experimental, de estadística, de psicometría, etc. 
que dieron una base muy sólida a mi formación 
Yo terminé los cursos allá y regresé a México.Hasta allá fue a verme el Dr. Luis Lara. Me ofreció 
que me viniera a México, que había una plaza en 
la universidad. Fue el problema burocrático más 
grande, hasta después de seis meses me pagaron. 
Yo tenía un niño y estaba mi esposa esperando 
otra niña y me tuve que endeudar con mi familia 
pavorosamente y cuando me pagaron, una cantidad 
fabulosa, que se esfumó porque inmediatamente 
tuve que pagar todas mis deudas.
 Fue una época muy ajetreada. Regresamos a 
México. Una época de muchos cambios. Estaba 
reciente el 68 y en el 69 todavía había mucha 
agitación en México entre los estudiantes y entre 
los profesores, por los acontecimientos del 68 y 
nos fuimos a trabajar. Estaba en ese momento…
99
psicología había crecido tanto que ya no cabía en 
Filosofía y Letras. Primero nos mandaron a la 
escuela de Economía, que fue la primera que obtuvo 
un edificio nuevo, después nos cambiaron a la 
escuela de Contaduría y Administración. Después 
nos volvieron a regresar a Economía. Yo empecé 
teniendo un escritorio en un espacio abierto con 
veinte otros escritorios. Mi cubículo no tenía 
ninguna privacidad, no teníamos absolutamente 
ningunos recursos, cuando mucho lápiz y papel 
y eso si bien nos iba. Todavía era la época de 
las universidades grandes, la universidad tenía 
computadora grande, y yo no me interesé mucho 
en esa época en la computación pues lo veía como 
un instrumento de especialistas y que siempre iba 
a tener al mando a alguien que le perforara sus 
tarjetas.
 Pero sacamos proyectos de todas maneras, 
recuerdo haber hecho una cosa muy interesante 
sobre aprendizaje de conceptos y alguna cosa 
que irrumpía fuertemente con las perspectivas 
de aprendizaje de discriminación, donde se 
demostraba que el reforzamiento no jugaba 
mucho juego, sino que era la información que 
adquiría el sujeto como retroalimentación más 
que la parte reducción del impulso. También en 
esa época seguimos un trabajo de doctorado que 
había versado sobre aprendizaje, un paradigma 
que estaba muy de boga entre los conductistas 
mediacionistas de esa época que era el “cambio de 
inversión” (universal shift), que consistía en que se 
presentaba a los sujetos un estímulo positivo y uno 
negativo. Por ejemplo, un círculo rojo y luego uno 
verde. De repente cambiaban polaridad: el que era 
positivo se hacía negativo y el que era negativo 
se transformaba en positivo. Encontraban que los 
sujetos aprendían en menos ensayos –esta es una 
de las cosas le interesaron mucho a Harry Harlow, 
este tipo de fenómenos que no encajaban con la 
teoría conductual, pues él estaba tratando de dar 
una solución mediacionista. Yo me acuerdo que 
lo hice con humanos y usaba como respuestas los 
números, y como estímulos tuve cuadrados con 
diferentes tamaños, colores, texturas y letras del 
alfabeto; también con diferentes texturas, tamaños, 
colores, etc. A veces el tamaño era la clave para 
poder ordenar adecuadamente los conceptos. El 
uno era el más pequeño, el siguiente lo hacían por 
“ensayo y error”, y después se les transfería a la 
misma dimensión rotada, a otra dimensión pero 
en el mismo ordenamiento, la otra dimensión 
rotada y la otra situación en la que se rompía 
con la dimensión: en desorden los estímulos. 
Con el aprendizaje vimos que si las dimensiones 
eran ordenadas, si los estímulos se relacionaban 
con los números por una dimensión ordenada, 
estos se aprendían mucho más fácilmente que si 
eran desordenados. Entonces, los procesos de 
aprendizaje se estaban transfiriendo de estructuras 
previas; y después, que era más fácil aprender la 
rotación, ya sea dentro de la estructura o fuera de 
la estructura en… Incluso tomaba menos tiempo 
que el aprendizaje de señal. Entonces, esto le 
daba al traste a los modelos mediacionistas, y en 
ese momento yo hablaba de redes (todavía no se 
llamaban cognitivas), y seguí algunas cosas aquí, 
incluso fui a un congreso a Japón y presenté ese 
trabajo de tesis con un profesor, el Dr. Jack Donald, 
que fue un magnifico profesor en cuestiones 
de cognición, discípulo de …el de los modelos 
factoriales de inteligencia. 
Después teníamos el problema de que no 
teníamos nada con que hacer el trabajo y solicité 
equipo de prueba humana que me donaron en 
esa época, ya no me acuerdo cual era la casa que 
lo hacía, y nos lo trajeron. Al traerlo, Nahum 
Martínez, que acababa de regresar me dijo que se 
podría manejar con la computadora, que nada mas 
se necesitaría hacer una interfase para poderlo 
lograr…nunca logró la interfase famosa, pero 
mientras tanto el equipo de control que yo tenía en 
el otro equipo se lo presté a los conductistas para 
controlar cajas de Skinner. Después tenía el equipo 
pero no lo podía operar, y no tenía los suficientes 
100 Año 2005, Volumen 7, Números 1 y 2
conocimientos en el área de computación como 
para hacerlo yo mismo. Mi preocupación había 
sido más a lo interno de la metodología y la teoría 
que, por ejemplo, cuestiones aledañas por decirte 
computación. Si no hubiera habido esa falla, tal vez 
mi historia académica hubiera sido muy diferente. 
En ese momento, había efervescencia por la 
independencia de la facultad. Yo fui uno de los 
que participó fuertemente. Con don Ricardo 
Guerra, que era filósofo de orientación marxista-
hegeliana muy importante en la universidad y 
el país. Y bueno, terminaron concediéndonos la 
independencia y se construyó este edificio A y 
luego el B, donde estaba la Escuela de Trabajo 
Social. Ya después trabajo social les hicieron otro 
edificio, donde ahora están ellos.
Paulatinamente mejoró un poquito la situación 
de recursos, pero yo empecé a tener broncas con 
Luis Lara y el grupo conductista radical. En ese 
momento se renta el laboratorio de Coyoacán. 
Supuestamente era para el desarrollo de la psicología 
experimental, pero me excluyen. Adelanté un año 
mi sabático porque ya no aguantaba la situación 
de obstrucción, en esas épocas encontré a Héctor 
Capello en la explanada, y él traía el primer libro 
que se escribió en forma sobre psicología ambiental. 
Una compilación que me empezó a interesar. 
Estaba yo haciendo experimentos sobre distancia 
personal. Pedí mi sabático. Me invitaron a la UAM-
Xochimilco y me fui para allá. Me pagaban mejor. 
Estaba en surgimiento. Participé en el desarrollo 
del programa. Después empezaba a ser famoso 
allá porque me dieron un puesto administrativo 
para hacer investigaciones educativas. Yo empecé 
a chocar con toda la grilla de esa época. Yo era 
izquierdista, era marxista en esa época, pero 
definitivamente había gente mucho más radical 
que yo, mucho más interesada en la grilla más 
que en la ciencia. Empezaron a haber problemas 
y conflictos que no se pudieron resolver. Pude 
producir realmente muy poco, algunas cuestiones 
filosóficas, algunas cuestiones técnicas, pero no 
pude revisar realmente ninguna investigación en 
ese cargo. En ese momento me decepcionó mucho 
la UAM como estaba, una serie de conflictos 
internos, una efervescencia política terrible, 
mientras que en la UNAM ingresó como Directora 
de psicología la Dra. Graciela Rodríguez.
En ese momento se dio un conflicto, una huelga 
muy larga aquí. Yo pude regresarme a la UNAM, 
y cuando se solucionó el conflicto ya pude empezar 
a trabajar mis cosas. Estamos hablando de que dos 
años después de que regresé a México, en 1971, me 
detectaron cáncer de tiroides. Me operaron, pero el 
cirujano que me había operado, que era un cirujano 
excelente, quiso controlar todo químicamente y 
me empezó a dar un problema creciente de calcio. 
Empecé a tener unos síntomas terribles hasta que 
llegué a una depresión pavorosa. Me acuerdo que 
me la pasaba aquí en el cubículo dibujando. Tenía 
de repente ratos buenos y proyectos, y luego otra 
vez volvía a la depresión. A pesar de eso hice algún 
trabajo de lectoescritura. Después fue cuando 
me interesó la psicología ambiental y me fui a 
Xochimilco, donde seguí trabajando la psicología 
ambiental y luego regresé a la facultad. Empecé 
a trabajara pesar de que estaba en condiciones 
crecientemente malas. Lo que se estaba afectando 
eran los núcleos de la base del cerebro, que tienen 
que ver mucho con estímulos emocionales. Lo que 
me estaba generando una depresión pavorosa, tiene 
que ver mucho con los procesos de recuperación 
de información, de memoria. Lo que tiene que ver 
con el hipocampo, núcleo caudado.
No fue sino hasta después que el médico, un 
neurólogo me detectó el problema y me mandó con 
un endocrinólogo. El mejoró un poco los niveles de 
calcio. En ese momento logré ingresar a nutrición 
como paciente. Primero entré con los internistas, 
quienes mejoraron un poco las cosas pero no 
resolvieron totalmente el caso. Los endocrinólogos 
equilibraron los niveles al cien por ciento. Tuve 
que cambiar los patrones de alimentación. Eso me 
hizo recuperar paulatinamente mi productividad. 
101
Tuve dos años oscuros, mi edad media y ya 
empezamos a trabajar muy fuerte en la psicología 
ambiental. Era ahí donde se cristalizaban mis 
intereses teóricos, cognición y percepción. Mis 
intereses aplicados, algún área de aplicación 
que yo percibiera muy fuerte precisamente 
para este país. Empecé a trabajar algunas cosas 
experimentalmente, por ejemplo, estudios sobre 
ruido. Después empecé a entrar al área de la 
vivienda con el INFONAVIT, con financiamiento 
de CONACYT. Estos financiamientos nos 
llevaron a una situación muy buena, se hicieron 
investigaciones, se generó un modelo. Esta etapa 
ha sido sumamente productiva.
Yo me alejé de la psicología experimental 
básica, pero dentro de la psicología ambiental 
sigo siendo una gente de línea dura metodológica, 
incluso no soy muy leído ni muy aceptado por la 
mayoría de los americanos y los europeos porque 
mi aproximación es muy rigurosa, psicométrica y 
experimentalmente. Por la naturaleza del objeto 
no uso tanto la psicología experimental excepto 
en los estudios de ruido o los experimentos sobre 
complejidad perceptual. Los otros son estudios 
de campo en los que introduzco la metodología 
experimental para controlar las variables, 
desarrollando medidas rigurosas. Eso me ha 
permitido lograr cierto grado de éxito en el área. 
Incluso la sociedad más importante en el área me 
dio un reconocimiento como padre de la psicología 
ambiental en México. Esto fue muy gratificante, 
para mí fue muy importante esa parte. 
Yo creo que mi parte más importante en 
psicología experimental no fue como investigador, 
sino como docente. Cuando yo estaba impartiendo 
ya el Osgood a los alumnos en los cursos de psicología 
general experimental. Incluso en una época me 
invitaron a la Universidad Iberoamericana e hice 
lo mismo. Salieron algunas generaciones muy 
brillantes de las gentes que fueron los psicólogos 
experimentales más rigurosos.
En esa época, dada mi apertura y que les daba 
muchos de los modelos experimentales clásicos, 
una gran cantidad de mis alumnos se fueron 
hacia el conductismo. Entonces, mi papel fue 
muy importante en el desarrollo del programa de 
psicología general experimental, en contraposición 
y como manera de cancelarlo devino el desarrollo 
por parte de Luis Lara del programa de Análisis 
Experimental de la Conducta.
¿a qué atribuye usted esta situación?
Bueno, pues a problemas políticos e ideológicos. 
Intolerancia a otras perspectivas. En esa época 
había una intolerancia pavorosa y además el hecho 
de que no apoyé políticamente a Luis Lara. Estaba 
sentido conmigo por eso, y me obstaculizaba 
en todo lo que se podía. Esa situación hizo que 
muchas de las gentes tuvieran recursos, cajas de 
Skinner, etc., y que yo no tuviera el menor equipo. 
Pedí una cámara Cannon y me la quitaron porque 
decían que la iba a descomponer. Eran más bien 
cuestiones políticas.
¿una alianza entre Lara y los conductistas?
Exactamente. Lara era el líder político de los 
conductistas. El líder académico seguía siendo 
Emilio Ribes. Que en ese momento ya regresó 
de Jalapa por problemas de tipo político allá. 
Los corrieron prácticamente por razones de 
confrontaciones políticas, no por problemas 
académicos, con los grupos locales de allá. Ya 
después se vino la oportunidad del campus de 
Iztacala. Lo tomó Ribes y se fue otra vez a construir 
su programa superradical, que eventualmente se 
vino abajo y ahora es el paso del péndulo al extremo 
opuesto. Espero que en algún momento se abran 
más estos programas para tener acceso a todas 
las perspectivas, pero en ese momento si era muy 
radical. Eran los conductistas y todos los demás 
animistas. Cualquiera que no fuera conductista era 
102 Año 2005, Volumen 7, Números 1 y 2
animista para ellos.
Sin embargo, hay una alianza entre conductistas y 
psicoanalistas ¿no?
No mucha. En teoría no estaban peleándose 
con ellos. Lo que pasa es que con Luis Lara 
aseguraron el poder político por ocho años o nueve 
en la facultad. Y después a pesar de eso tuve una 
participación muy fuerte en el desarrollo de los 
programas. De los posgrados que se generaron 
en esa época fueron los de psicología general 
experimental, psicobiología y psicología educativa. 
Yo tuve una ingerencia muy fuerte en esos tres 
programas y luego se presentó la oportunidad 
de desarrollar el programa de ambiental y soy en 
buena parte el responsable de ese programa, junto 
con Patricia Ortega, Javier Urbina y otros. Se 
nutrió del trabajo de nosotros tres y el arquitecto 
Covarrubias.
¿Este último posgrado se fundó durante la gestión 
de quien?
Empezó sus pininos desde que estaba Graciela 
Rodríguez en la Dirección de la Facultad. 
Incluso lo habíamos pensado primero como una 
especialización. En ese momento no se pudo 
lograr echar a andar nada. Después nos pusimos 
a trabajar fuertemente en su seminario sobre 
psicología ambiental extracurricular, que eran 
básicamente profesores y traíamos invitados de 
arquitectura, de ingeniería, de sociología, etc. 
Hablábamos sobre temas de psicología ambiental 
en general. Después de esto, logramos un 
programa muy bueno desde el punto de vista de 
contenido como desde el punto de vista formal. 
Lo que siguió fue un trabajo muy arduo. Trajimos 
gente de Estados Unidos, Canadá y de Europa para 
que contemplaran nuestro programa, y empezó 
a operar el programa durante la gestión de Juan 
José Sánchez Sosa. Casi eran diez años después de 
que lo habíamos empezado.
¿Con Juan José soplaron vientos diferentes?
Si. Hubo la posibilidad de echarlo a andar 
y después con Javier Urbina como Director 
hubo un apoyo fuerte que nos permitió un gran 
crecimiento. En términos de productividad, de 
solidez académica. Cuando regresó Juan José ya 
no hubo tanto apoyo. Nuevamente los factores 
políticos juegan un papel importante en el 
desarrollo de las ciencias. Aunque se diga que no, 
sí, definitivamente. El posgrado ha decaído. No 
se ha permitido el ingreso de recursos nuevos. A 
Javier Urbina lo jaló la Secretaría de Salud y ya 
no hemos tenido tantas posibilidades de mantener 
los estándares que habíamos logrado al inicio. Yo 
pienso que son fundamentalmente problemas de 
recursos humanos. Necesitamos traer nueva gente. 
Tenemos gente trabajando para universidades 
de Estados Unidos y no trabajando en nuestro 
programa, porque no ha habido presupuesto para 
una plaza.
¿Y ahora con los nuevos vientos conductistas en el 
poder? 
En este momento con Arturo Bouzas, que fue 
de la gente que estuvo en Jalapa junto con Héctor 
Ayala, que fue uno de los hijos de los que vinieron 
de Jalapa, nos ofrecieron que las cosas iban a estar 
muy bien y que iba a haber un gran desarrollo. 
Bueno, yo quiero ver que sucede finalmente. Pero 
yo siento que a nivel de trabajo hemos hecho cosas 
bastante importantes. La tesis de Patricia Ortega 
fue una investigación muy importante a nivel de 
hospitales. Yo tengo un modelo sobre habitabilidad 
de la vivienda. El trabajo que realicé con el Dr. 
Covarrubias sobre el papel de la complejidad sobre 
la evaluación ambiental.
103
Siento que por ese lado voy a seguir dando 
lata un rato, ya no tanto,ya tengo más de sesenta 
años. Tengo la idea de que en estos próximos 
años estos y otros proyectos se desarrollarían y 
a ver que tanto alcanza el tiempo ya por la edad, 
pero yo creo que mi papel más importante ha sido 
precisamente como formador. Desgraciadamente, 
algunas de mis características personales hacen 
que la gente decida no continuar conmigo las 
tesis. Mi personalidad es muy obsesiva, un tanto 
caótico, y eso desconcierta mucho a la gente. Yo en 
mi trabajo individual me llevo muy bien así, pero 
cuando trabajo en equipo cambia. La otra cosa es 
que soy exigente, los estándares no los bajo con 
tal que salga la gente bien, sino que espero que 
la gente los alcance, entonces mucha gente se 
desanima u oye rumores acerca de cómo soy y 
prefiere no arriesgarse. 
Yo siento que mi papel fundamental en 
toda mi vida académica ha sido la de formador. 
En la licenciatura he sido captador de gente 
interesada en psicología ambiental. Éramos parte 
del grupo que vino a reforzar a Díaz Guerrero, 
quien empezó a hacer una psicología en México 
diferente de la puramente psicoanalítica, y quien 
logró que prácticamente despareciera la filosófica. 
Luego, la otra cosa es haber sido formador en 
áreas nuevas. La psicología educativa estaba 
prácticamente muerta cuando regresé a México. 
La revivimos tanto en la licenciatura como en el 
posgrado. Muchos de los profesores actuales del 
área fueron mis alumnos, incluyendo unos muy 
radicales conductistas. Indudablemente creo 
haber tenido influencia en haberles hecho ver la 
posibilidad de explicar procesos complejos con las 
teorías conductuales o cognitivas. Después en el 
posgrado formé mucha gente en el área educativa, 
experimental, dentro de psicología experimental 
formé muchos de los profesores actuales. Patricia 
Ortega y Javier Urbina son estudiantes míos 
que tomaron cursos de psicología ambiental y 
de metodología para formarse como psicólogos 
ambientales. Los fundamentos y la disciplina de 
trabajo la obtuvieron conmigo.
Yo creo que es la parte más importante de 
la formación. Cuando uno da una clase o una 
conferencia afecta a un pequeño número de 
personas que pueden estar juntos en un espacio 
y tiempo determinado. Cuando uno escribe, deja 
productos más permanentes que pueden afectar o 
verse enterrados por el olvido de la perspectiva que 
tiene en un momento dado la investigación de la 
ciencia y pueden ser redescubiertos años después. 
A mi me parece que esa es la parte importante. La 
parte que me ha costado más trabajo es escribir, pero 
estoy haciendo el esfuerzo por romper eso. En este 
momento tengo un proyecto de un esquema teórico 
de cognición, un ensayo teórico, tengo un libro de 
percepción ambiental que revive mis intereses en 
la psicología experimental de la percepción. En 
términos de psicología experimental ambiental 
mi producción es mucho más sólida que la de la 
mayoría de la gente en el mundo entero. Eso me 
puede dar ciertas ventajas.
En este momento está muy de moda lo 
cualitativo versus lo cuantitativo. Está muy 
de moda la investigación participante sobre la 
investigación experimental y cuasiexperimental. 
Parecen desarrollos importantes. No se pueden 
desechar en lo absoluto, pero no creo que vayan 
realmente a sustituir algún día a la investigación 
rigurosa. Siento que es un movimiento pendular 
en la ciencia internacional que va a tener que 
regresar. Los aspectos cualitativos, se veía con 
Marx, tienen una relación extraña con los aspectos 
cuantitativos. Unos se transforman en los otros y 
los otros en unos. Yo pienso, yo soy pitagórico en 
mi concepción ontológica del mundo, yo pienso 
que el que nosotros podamos hablar en términos 
cuantitativos, y que eso nos permita hablar más 
precisamente de las cosas, simplemente implica 
que de alguna manera el mundo en su operación 
es cuantitativo. La esencia de los fenómenos es 
cuantitativa. El que nosotros podamos descubrir 
104 Año 2005, Volumen 7, Números 1 y 2
esa esencia y que podamos reflejarla es el logro 
intelectual más importante del hombre.
En las ciencias sociales y en la psicología esto 
ha sido menos fuerte. La influencia de las ciencias 
sociales en la psicología está empujando muy fuerte 
hacia lo cualitativo, excepción hecha de la economía. 
Pero yo siento que lo que pasa con lo cualitativo es 
que no se tiene buen análisis, es decir, es el caso de 
la química. Se veían cualitativamente las cualidades 
perceptuales de los efectos de las diferentes 
sustancias químicas. Que los ácidos corroían, que 
si ciertas sustancias quemaban y cosas así. Esta era 
una visión cualitativa de la naturaleza. Fue cuando 
empezó a entrar lo cuantitativo, el peso, como una 
parte importante del análisis del fenómeno, que 
empezaron a aparecer las clasificaciones, primero 
la clasificación de elementos y compuestos, luego 
la teoría atómica de Dalton y después Mendeleyev 
con su tabla periódica de elementos. Y esto va 
hablando claro de la estructura más íntima de la 
materia. Mi creencia es que estamos exactamente 
en la etapa mágica de la química en psicología. Es 
decir, la etapa en la que todavía no hemos tenido 
buenas clasificaciones, que esas clasificaciones no 
nos han dado las claves adecuadas para abordar 
los fenómenos. Actualmente tenemos percepción y 
memoria, motivación, etc. Yo no estoy tan seguro 
de que la motivación sea un separador de los 
procesos perceptuales y de la memoria. Un proceso 
evaluativo, que es parte del proceso cognitivo, 
que da una salida lenta a la parte emocional, que 
modifica la percepción y la cognición de las cosas.
Mientras no tengamos una buena clasificación 
es que no vamos a poder penetrar realmente en 
los fenómenos. Yo, por ejemplo, veo que más que 
ninguna cosa, es la visión clasificatoria de los 
procesos motivacionales y emocionales lo que 
hace la contribución más importante de autores 
como Osgood, que, además, vienen a coincidir 
de buena manera con los desarrollos de muchos 
otros teóricos. Hay una gran consistencia en 
las teorías sobre emoción. Hay diferencias que 
son de concepción general, conductista versus 
cognoscitivista, o diferencias de detalles, pero todo 
mundo sabe que la retroalimentación placentera es 
un proceso importante en el aprendizaje, llámese 
reforzamiento o llámese retroalimentación. Todo 
mundo sabe que hay un proceso de activación 
que tiene que ver con lo estimulante que sea el 
ambiente y que el ambiente poco estimulante es 
negativo, que se vuelve positivo en la medida en 
que se vuelve más estimulante hasta cierto punto, 
y después de ese punto vuelve a ser negativo. 
Hay muchos puntos de coincidencia aun cuando 
se hable en términos diferentes y aunque el 
mecanismo explicativo sea diferente para las 
diferentes teorías.
Yo pienso que el problema actual es, en gran 
medida, todavía la cerrazón en claustros o 
enclaves dogmáticas, que hacen imposible aceptar 
otras ideas, que usan diferentes metodologías para 
la misma idea. Por ejemplo, yo creo que Osgood 
no había leído ni siquiera a Adler pero vuelve 
a encontrar el mismo factor, como un aspecto 
importante. Yo encuentro la estructura en que 
tanto la activación como el control alimentan al 
placer, el cual forma parte de las emociones y ya 
la taxonomía de las emociones va a darse por la 
conexión de los tres factores. Pero detrás de eso 
hay una teoría más general de las emociones. Yo 
creo que va a regresar el péndulo nuevamente de 
lo cualitativo hacia lo cuantitativo en un futuro. 
Sin embargo, las ciencias sociales son las 
“ciencias sociales de un mundo platicado”, porque 
no tenemos muchas veces acceso a los fenómenos 
reales. Tú no puedes estar viendo qué es lo que 
hace una familia. No tienes instrumentos que 
te permitan monitorear fácilmente lo que está 
sintiendo una señora cuando le dice algo su 
esposo. El instrumento más sensible consiste 
en preguntarle: ¿cómo se siente con respecto a 
su esposo cuando dice esto?, y eso es plática. Y 
sabemos muy bien que somos capaces de mentir, de 
distorsionar,de tratar de convencer al investigador, 
105
de tratar de darle un dato al investigador. Podemos 
decir una cosa para hacerlo parecer tonto, podemos 
decir algo para quedar bien con él, entonces 
estamos tratando de leerle la mente para decirle 
lo que quiere. Esto es parte del comportamiento 
humano normal. Yo siento que ha sido eso lo que 
ha generado algunos de los problemas fuertes en 
psicología humana principalmente, y en las ciencias 
sociales. No tenemos formas fuertes de medir los 
procesos, las estructuras, los cambios, etc. Eso 
hace que a veces parezca como que lo cuantitativo 
es irrelevante. Vemos que en áreas donde esto 
es más manejable, el éxito ha sido sorprendente. 
Percepción del color, por ejemplo, nuestras 
aproximaciones cuantitativas nos han llevado a 
modelos extremadamente sólidos, que tienen que 
ser ampliados, y precisamente donde están las 
dificultades es en la ampliación a los aspectos que 
ya no son tan accesibles desde el punto de vista 
experimental. La economía, teniendo la moneda 
como unidad, ha podido hacer modelos incluso 
relativistas, la moneda puede perder valor, puede 
tener un concepto de valor independiente al valor 
de la moneda, al valor de las mercancías, etc. Pero 
todo en cuanto a la relación moneda-mercancía. 
Eso hace que esta disciplina haya podido avanzar 
más que ninguna de las otras ciencias sociales.
Yo pienso que es una perspectiva de los tiempos, 
que esto va a cambiar y yo siento que mi trabajo 
en esa dirección es muy importante. De repente, 
bueno, va a regresar. Pensamiento mágico mío, 
pero una convicción.
Tengo la convicción de que lo cualitativo es lo 
cuantitativo no analizado. Lo cualitativo constituye 
los aspectos superficiales del fenómeno, sin que 
se entre a los procesos a veces no directamente 
observables. Mucho de lo cuantitativo de la 
química empezó a desarrollarse cuando se habló de 
átomos. Los átomos no se vieron. Hasta hace muy 
poco nadie había visto nada cercano a un átomo, 
aun en la actualidad tenemos unas fotografías 
muy difusas de moléculas. Pero no es algo que sea 
visualizado fácilmente. Sin embargo, teóricamente 
se puede manejar muy bien. El éxito de la química 
es: estas sillas de plástico, este cuero de vinilo 
simulado, los motores de explosión de gasolina, 
veinte mil cosas. Una buena parte de la tecnología 
contemporánea es con tecnología química. La 
farmacología, por ejemplo. La comprensión misma 
del organismo como sistema químico ha sido la 
base del desarrollo de las ciencias biológicas.
Yo siento que el problema es de “desesperanza 
aprendida”, es decir, hemos fracasado tanto en 
lograr realmente hacer sentido de nuestras ciencias 
usando métodos cuantitativos que regresamos a 
los cualitativos. Yo creo que no es exactamente lo 
que va a permitir el desarrollo de la ciencia. Los 
aspectos cualitativos, cuando se hacen en términos 
de buscar formas de clasificar los fenómenos, 
pueden llevar a la intuición profunda que nos 
lleva luego a la cuantitativa. La clasificación de 
sustancias en compuestos y elementos nos llevó 
mucho a dilucidar la química. La época posterior 
al concepto de átomo y la química cuantitativa 
hace que Lavoassier pueda desarrollar una teoría 
diferente de la combustión que resultó una mejor 
explicación de la teoría de Flogisto. 
Esto está por pasar en las ciencias sociales. Lo 
que pasa es que estamos trabajando con sistemas 
muy complejos. No son tan fáciles de analizar 
como un sistema químico. A nivel de moléculas, 
los químicos y los físicos están encontrando 
también sistemas muy complejos, pero como ya 
tienen una tradición cuantitativa muy establecida, 
los van a reunir como pueden. Por ejemplo, el 
primer modelo de la forma como interactuaban 
las moléculas con sus vecinos fue unidimensional, 
después desarrollaron el modelo bidimensional, 
y, hasta donde yo sé, nadie ha desarrollado un 
modelo tridimensional. Simplemente porque es un 
problema muy complejo. 
Muchas veces, para poder resolver los problemas, 
se simplifican los objetos. El que Skinner considere 
que lo único que es importante es la emisión de 
106 Año 2005, Volumen 7, Números 1 y 2
una respuesta y la recepción de una recompensa 
constituye una sobre simplificación de la realidad 
en la que viven los organismos. Pero permite 
aproximarse analíticamente a ciertos fenómenos. 
Es lo mismo el que nosotros nos pongamos a 
estudiar la memorización de sílabas sin sentido, es 
una sobre simplificación absoluta de la memoria 
humana. No reconoce significados, imágenes, 
transformaciones, procesos, interacciones, 
relaciones, cosas mucho más complejas como 
conceptos. Con las sílabas sin sentido es evidente 
que estamos distorsionando el mundo, pero, 
nuevamente, yo creo que salen modas que son 
producto de la misma inadecuación del modelo 
de ciencia. No soy positivista en lo absoluto. Yo 
creo que, por ejemplo, los conceptos de validez 
externa y de control experimental, como aspectos 
limitados, son producto de la visión estrictamente 
positivista-empirista. Te estoy hablando de 
psicología, pero yo creo que el problema viene de 
no darse cuenta de dónde vienen realmente los 
procesos.

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