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La leyenda del pavo real

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La leyenda del pavo real 
De la cultura maya aún se conservan narraciones como esta, donde los 
protagonistas son los animales, y que contiene una explicación sobre la 
belleza de los pavos reales. 
Además, esta historia permite reflexionar acerca de las consecuencias de la 
vanidad y de no cumplir las promesas. 
Cuenta la leyenda que, tiempo atrás, las aves eran muy distintas a las que 
conocemos ahora. 
A cada rato, las aves discutían porque cada una de ellas se creía más importante 
que las demás. 
Itzmná, el dios maya de la sabiduría, decidió convocar a las aves para decidir quién 
sería la próxima en gobernar. En el encuentro, las aves comenzaron a exaltar cada 
uno de sus atributos, en relación con su canto y su plumaje. 
Xkokolch, en ruiseñor, presumió de su dulce canto. Mientras, Cutz, el pavo montés, 
alardeó de su carácter y rigidez. Por su parte, Chac-Dzibdzid, el cardenal, destacó 
su bello plumaje. 
El pavo real, que también estaba presente, no hablaba, sino que escuchaba con 
envidia y recelo al resto de aves. 
En aquel tiempo, el pavo real no era atractivo, solo tenía plumas feas y un cuerpo 
grande. Por eso, decidió ir a visitar a su amigo, un pequeño pájaro que no había 
estado presente en el encuentro. El pavo real le pidió sus bellas plumas para verse 
más elegante y ganarle al resto de aves. A cambio, le prometió compartir el poder 
con él. 
El pequeño pájaro accedió y le prestó sus plumas. Pronto, empezó a emerger un 
hermoso plumaje en el cuerpo del pavo real. 
 
Días más tarde, tuvo lugar el gran concurso en el que se elegiría quién ocuparía el 
puesto. El pavo real sorprendió a todos con su apariencia y fue nombrado 
gobernador. Sin embargo, no cumplió con la promesa que le había hecho al 
pequeño pájaro, quien se había quedado desnudo. 
Cuando el dios Itzmná se enteró de lo sucedido, decidió castigar al pavo real: le 
permitió quedarse con el bello plumaje, pero le dio un canto desagradable que 
causa risa a todos. Por eso, ahora, el pavo hace así: 
— ¡gluglú!

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