Logo Studenta

A_PV-1814-ES

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

J
T
1814a.
SESION PLENARIA
Jueves 20 de noviembre de 1969,
a las 10.30 horas
NUEVA YORK
8. Interpretar o simplemente comentar un documento tan
límpido en su expresión y tan rico en su contenido es
indudablemente aceptar el riesgo de falsificarlo o de hacerle
perder su altura moral y su alcance político.
9. El Manifiesto sobre el Africa meridional no es tan sólo,
ciertamente, un conjunto de ideas ftlosóficas; es un resumen
"Es justo reconocer que la humanidad ha tenido
siempre conciencia de la necesidad de salvaguardar la
dignidad del hombre por sus conquistas... Esta con-
ciencia se ha hecho más imperiosa a partir de la segunda
guerra mundial, que puso de manifiesto la unidad de
destino de la humanidad en el mundo. Y manifiesta en la
Carta de nuestra Organización y en la Declaración
Universal de Derechos Humanos, en las cuales afirmamos,
de la manera más solemne, nuestra profesión de fe
humanitaria nuestra común convicción de que los, hom-
bres, independientemente de los accidentes de la exis-
tencia individual o colectiva, nacen de derecho libres e
iguales, y que, por encima de la realidad de los individuos,
hay, en un sentido que trasciende la historia, un ideal de
la especie, en virtud d~l cual todo 10 que es realmente
humano debería estar inspirado por el amor, la justicia, la
verdad y la belleza." {ibid., párr. lO.}
1 Manifiesto aprobado por 1& quinta Conferencia en la Cumbre de
los Estados de Africa oriental y central, reunida en Lusaka (Zambia)
del 14 al 16 de abril de 1969. y después por la Asamblea de Jefes de
Estado y de Gobierno de la Organización de la Unidad Africana en
su sexta reunión ordinaria, celebrada en Addis-Abeba del 6 a19 de
septiembre de 1969.
7. Esto es 10 que había expresado ante ustedes el
Presidente Ahidjo en términos todavía más elocuentes
cuando dijo:
" ... Si la Organización de la Unidad Mricana ha esti-
mado, sin embargo, necesario elaborar el Manifiesto que
tienen ustedes ante sus ojos, y al que les pide que se
asocien, es porque está profundamente convencida de que
una fe que no es total es una fe que se niega a sí misma"
{1780a. sesión, párr. 12}.
6. El Manifiesto sobre el Africa meridional1 {A/7757]
pertenece a la familia de documentos juridicopolíticos que
el genio africano, en su búsqueda ansiosa de una compren-
sión entre los hombres, dedica a la causa del Mrica
meridional a través de las Naciones Unidas. Es también una
profesión de fe por la cual los Estados africanos reafirman
su fidelidad a su mosofía constante: la que rechaza sin
piedad el colonialismo antiguo y nuevo, el racismo, la
discriminación, y preconiza en cambio el respeto de la
dignidad humana, sin distinción de razas, de color o de
religión.
5. En efecto, como decía el Presidente Ahidjo el pasado
6 de octubre ante esta Asamblea,
4. Mas hoy nos felicitamos de que los Estados africanos
hayan abandonado la actitud meditativa en que los había
sumergido su reciente independencia, para proponer a la
comunidad internacional un documento detenidamente
preparado, a la vez concreto y positivo, adecuado para sacar
a las Naciones Unidas de su parálisis, en especial en lo que
se refiere a la liquidación de la situación en el Africa
meridional.
3. Algunos han querido ver en esta falla, si no el irrealismo
de las medidas preconizadas hasta ahora, por 10 menos el
signo de un agotamiento progresivo de nuestra Organiza-
ción.
Cooperación entre las Naciones Unidas y la Organización de
la Unidad Africana: Manifiesto sobre el Africa Meridional
SUMARIO
PáginQ
TEMA 106 DEL PROGRAMA
Presidenta: Srta. Angie E. BROOKS (Liheria).
1. La PRESIDENTA (traducido del inglés): Este tema ha
sido sometido directamente a la consideración de la
Asamblea en sesión plenaria. La Asamblea tiene ante sí un
proyecto de resolución patrocinado por varios Estados
Miembros {A/L.575 Y Co".l}.
2. Sr. NJINE (Camerún) (traducido del francés): La
Asamblea General emprende hoy el examen del tema 106. ,
relativo a la situación en el Africa meridional, en un
momento particularmente significativo de la historia de las
Naciones Unidas. Pese a los incansables esfuerzos que éstas
no han dejado de desplegar en el sentido de la realización de
algunos de los nobles ideales inscritos en su Carta, el análisis
de su balance de actividades, en vísperas de su vigésimo
quinto aniversario, revela indudables debilidades. Más que
en ningún momento anterior, en el actual período de
sesiones se han formulado interrogantes sobre las razones
profundas de las impotencias de las Naciones Unidas frente
a la persistencia en nuestro mundo de ciertas injusticias
unánimemente reprobadas, pero cuya tolerancia continúa
sin embargo amenazando más y más la paz 'y la seguridad
internacionales.
Tema 106 del programa:
Cooperación entre las Naciones Unidas y la Organización de
la Unidad Mricana: Manifiesto sobre el Africa meridional 1
Naciones Unidas
ASAMBLEA
GENERAL
VIGESIMO CUARTO PERIODO DE SESIONES
Documentos Oficiales
\ ,
:
1¡
l·
f
!
l
'.
¡-
" i!.
I
1I
lt
11
1·1¡J
I, .
\.
¡-
~; .
l·
r]
)~.
¡ .~
¡~
I .)
rI
1 A/PV.1814
J
.. 1
\, ¡
meridional el alcance universal que merece, a fin de que
triunfe en adelante, sobre esta parte del globo, la fuerza del
derecho sobre el derecho de !a fuerza.
17. Tal es el sentido del proyecto de resolución A/L.575 y
Corr. 1. Como puede verse de su lectura, este proyecto es el
resultado de contactos y de cambios de impresiones entre
numerosas delegaciones. Tengo el placer Je anunciar que el
Pakistán ha pedido esta misma manana que se inscriba el
nombre de su delegación en la lista de los autores del
proyecto de resolución.
22. Sin em!>argo, hemos notado igualmente en el curso de
esas consultas que hay varias interpretaciones diversas del
Manifiesto. Incumbe p~r consiguiente a mi deleg~ción,
como actual Presidente del Grupo africano, explicar el
Manifiesto tal como lo ven sus autores, esto es, los Estados
africanos. El Manifiesto contiene tres mensajes básicos. En
primer lugar, el de que los países africanos independientes
se oponen permanentemente a todo sistema político que
acepta y adopta la política de discriminación racial. Se
esfuerzan por organizar, bajo sus jurisdicciones, sociedades
libres de la animosidad racial; tratan de desarrollar socie-
dades no racistas. Reconocen no obstante que no han
alcanzado hasta ahora esa forma de sociedad totalmente
desprovista de racismo. A pesar de ello, su objetivo y su
resolución sigue siendo el establecimiento de sociedades
hbres de los prejuicios raciales.
19. Sr. KIBINGE (Kenia) (traducido del inglés): En
nombre del grupo africano, me es grato presentar formal-
mente a la aprobación de la Asamblea General el proyecto
de resolución A/L.575 y Corro 1, relativo al Manifiesto de la
Organización de la Unidad Mricana sobre el Mrica meri-
dional [A/7754]. No es ésta la pfL'J1era vez que la cuestión
del Manifiesto se somete a la atención de esta augu8ta
Organización. En su forma original, el Manifiesto fue
presentado ya este mismo año al Consejo de Seguridad por
la delegación de Zambia [1489a. sesión], y fue aprobado
entonces como documento oficial del Consejo de Segu-
ridad2 •
18. Estoy persuadido de que, siguiendo a los Estados
africanos, las Naciones Unidas, en un impulso general"
suscribirán sin reservas este manifiesto.
2 Documento 8/93.63.
21. El Manifiesto ha sido distribuido ya con ese fin. Desde
que empezó a ckcular, mi delegación ha celebrado ya
muchas consultas con otras delegaciones, y observo compla-
cido que ha sido estudiado amplia y muy intensivamente.
En cierto modo esto significa que la Asamblea General tiene
plena conciencia del cont~nido de la declaración.
20. En un momento anterior del actual período de
sesiones de la Asamblea General [ 1780a. sesión} , el
Presidente de la República del CamefÚn, Exmo. Sr. El Hadj
Ahmadou Ahidjo, actual Presidente de la Asamblea de Jefes
de Estado y de Gobierno de la Organización de la Unidad
Mricana, presentó el Manifiesto de la Organización de la
Unidad Mricana. Procede, pues, que la Asamblea General
adopte ahoraese Manifiesto, mediante el proyecto de
resolución, como declaración de las Naciones Unidas.
"de todos los medios a su alcance para publicar solemne-
mente el texto de la Declaración y, después, para disponer
que sea distn'buido, expuesto, leído y comentado en las
escuelas y otros establecimientos de enseñanza, sin
distinción fundada en la condición política de los países o
de los territorios".
13. En todo caso, el Manifiesto sobre el Mrica meridional
está ahí. Todos nosotros 10 hemos leído y meditado.
Estamos persuadidos de que la decepción del mundo sería
inmensa si el llamamiento lanzado al unísono por todos los
Jefes de Estado y de Gobierno de la Organización de la
Unidad Mricana, llamamiento tan pertinente en cuanto al
fondo, tan fmne y cortés en cuanto a la forma, no
encontrara ningún eco favorable en Sudáfrica, en Portugal y
en los usurpadores de Rhodesia.
14. Como siempre, mi delegación ha asumido ya por su
parte sus responsabilidades. En efecto, la República Federal
del Camerún está determinada a secundar en la medida de
sus fuerzas los esfuerzos que la OUA, de concierto con
todos los ~rganismos competentes de las Naciones Unidas,
despliega, hoy como ayer, para desterrar definitivamente
del Mrica meridional las situaciones y las prácticas contra-
rias a la Declaración Universal de Derechos Humanos, a la
Carta de las Naciones Unidas y a la de la OUA.
15. Cuando, ellO de diciembre de 1948, nuestra Asam-
blea aprobó y proclamó la Declaración Universal de
Derechps Humanos, recomendó-a los Estados Miembros, en
su resolución 217 D (lIT), que se valieran
12. De la misma manera, el Manifiesto sobre el Mrica
meridional no debe interpretarse en función de prejuicios
de orden ideológico. Al desear que desaparezcan los
instintos de hegemonía y de dominación basados sobre la
opresión, la explotación, la coacción y los argumentos
falaces, para dar paso a las relaciones de amistad y de
cooperación entre Estados independientes, el Manifiesto se
eleva muy por encima de todas las contingencias ideológicas
para no considerar sino la suma de bienestar que "el
reconocimiento del hombre por el hombre" puede llevar al
equllibrio de la comunidad internacional.
10. Quiérase o no, el colonialismo, en todas sus formas,
está en vías de liquidación, y no está ya lejos el día en que
nuestra Asamblea registrará de nuevo el paso de una
segunda corriente análoga a la tan valerosa y realista que
algunas partes de Mrica conocieron hace una década. Sería
anacrónico e ilusorio pensar lo contrario.
de actitudes, una indicación política, una señal de determi-
nación.
11. No podría ser de otra manera, cua.l1do la Carta de las
Naciones Unidas, que se quería estática, es en realidad un
documento vivo y dinámico que ya no es posible, honrada-
mente, interpretar con arreglo a criterios caducos y supe-
rados; antes bien, por la fuerza de las cosas, hemos de
adaptarla a la evolución de laS ideas políticas modernas
teniendo en cuen~a las realidades sociales y políticas que
imperan en el mundo actual.
2 Asamblea General - Vigésimo cuarto período de sesiones - Sesiones Plenarias
16. Queremos esperar que hoy esta Asamblea, mediante
un voto unánime, reconocerá al Manifiesto sobre el Africa
._._"-~_.__o "-
f ,.:." '"", \ . '._ ~,~L .~:~~ ,~:~.':.~~~;¡:..~·:0J~~>·'_,.0~~]~iil,~-;~:.:~ _~":~_ , .,.._. -tid.c~«tMiftsti~-!_, ~~.~ ,.',
1814a. sesión - 20 de noviembre de 1969 3
27. La aceptación de este proyecto de resolución nos daría
una oportunidad de hacerlo así. Pero una razón todavía más
importante para acoger con satisfacción el Manifiesto es el
hecho de que se trata de una defmición muy oportuna de
los objetivos, actitudes y procedimientos que son necesarios
en la lucha contra el racismo y contra la opresión política,
social y económica de los pueblos coloniales. La definición
de los objetivos y actitudes contenida en el Manifiesto es
oportuna porque los largos años de protesta casi éstéril de
esta Organización contra la política seguida por los regí-
menes de Mrica meridional han inducido a confusión
respecto a los fmes de ésta y, 10 que es peor, a la apatía en
ciertos sectores.
28. Quisiera señalar algunas de las características del
Manifiesto que a juicio de mi ·delegación podrían ser
particularmente útiles para aclarar los objetivos de las
Naciones Unidas y justificar las líneas de acción que nos
hemos trazado. Ante todo, yo mencionaría la defensa
inflexible que el Manifiesto hace de su posición de
hostilidad activa frente a las prácticas coloniales y raciales
predominantes en el Mrica meridional. Esa hostilidad se
basa en la devoción a la justicia humana y a la igualdad. No
pide una perfección inmediata, sino que pide el abandono y
la sustitución de aquellas políticas que deliberadamente
tratan de organizar a la sociedad de manera que se
destruyan en las mentes de los hombres los principios de
igualdad humana y de autodeterminación nacional.
29. Las Naciones Unidas han procurado siempre mantener
un diálogo con los gobiernos del Mrica meridional; han
esperado siempre, durante los últimos veinte años, que la
comunidad internacional podría ejercer sobre esos gobier-
nos una presión moral para hacerlos rectificar sus políticas.
No obstante, entre 1946, cuando por primera vez el
apartheid fue condenado por las Naciones Unidas, y el
momento actual, ha habido una abierta y continuada
intensificación de la política de apal'theid en Sudáfrica y en
el territorio ilegalmente mantenido de Namibia. En los
territorios administrados por Portugal, las autoridades
portuguesas h~ p~rsistido en negar la autodeterminación a
los pueblos de esos territorios. Frente a la denegación
sistemática de los derechos humanos en Sudáfriea, la
comunidad mundial debe mostrar una hostilidad sin restrie-
El Sr. .Borch (Dinamarca), Vicepresidente, ocupa la
Presidencia.
26. Sr. FARAH (Somalia) (traducido del inglés): Para la
delegación de Somalia es una gran satisfacción apoyar el
24. Hace ya más de siete meses que el Manifiesto se
aprobó originalmente en Lusaka, en la República de
Zambia. En estos siete meses los regímenes a que nos
referimos han tenido pleno conocimiento de la declaración.
Sin embargo, han continuado siguiendo implacablemente su
política antidemocrática. Esperamos que esto no signifique
que se proponen seguir su peligrosa carrera. Pero a falta de
indicios de que se propongan modificar su política, es
forzoso que los Estados africanos teman la probabilidad de
que los regímenes racistas sudafricanos persistan en recha-
zar el planteamiento pacífico de los problemas que ellos
mismos han ,originado. Por consiguiente, el Manifiesto
contiene este tercer mensaje: si fuera imposible persuadir a
esas fuerzas hostiles para que negociaran con nos'otros y
concedieran los derechos fundamentales que actualmente
niegan a los pueblos africanos en Sudáfrica, entonces los
pueblos oprimidos del ~frica meridional podrían recurrir a
medios violentos para obtener reparación de sus agravios. Si
tal cosa ocurriera, los Estados africanos se reservan el
derecho de apoyar tales medios de resolver los problemas
del apartheid, de la discriminación racial y del colonialismo.
El Manifiesto, pues, incluye esta importante disposición.
25. Sólo necesito reiterar la esperanza de mi delegación,
como de todas las demás que patrocinan este proyecto de
resolución, de que los regímenes que practican políticas
antidemocráticas en el Africa meridional vean la ventaja de
modificar su política antes de que los pueblos del- sur de
Mrica y los Estados africanos independientes se vean
obligados a recurrir a medios no pacíficos de resolver los
graves problemas que actualmente se plantean allí. Invi-
tamos a todos los pueblos del mundo que aman la paz a
unirse a nosotros aprobando este proyecto de resolución y
el Manifiesto corno demostración práctica de que el mundo
reconoce los peligros del apartheid, de la discriminación
racial y del colonialismo, así como la necesidad de
eliminarlos rápidamente del continente africano y de todo
el mundo para que la paz y la prosperidad puedanser
garantizadas en el Mrica meridional.
23. En segundo lugar, el Manifiesto contiene el siguiente proyecto de resolución A/L.575 y Corr.l, que acaban de
mensaje. El pueblo de Mrica meridional se ve hoy presentar elocuentemente a la Asamblea los representantes
abrumado por grandes tensiones y desdichas a causa de la de Camerún y Kenia. El Manifiesto sobre el Mrica
existencia de los tres males siguientes: la política de meridional, sobre el que se requiere la atención de la
apqrtheid, seguida con una crueldad sin precedentes por el Asamblea General, intenta explicar a la comunidad inter-
régimen racista de Pretoria; la discriminación racial, practi- nacional, con la mayor concisión y claridad que sea posible,
cada generalmente en aquellas regiones en que regímenes la actitud de las naciones africanas ante los inhumanos
minoritarios no africanos se aferran al poder contra toda problemas del apartheid y la injusticia del gobierno minori-
lógica; y el colonialismo, en virtud del cual ciertos países tario y ante aquellos que niegan la autodeterminación a los
extranjeros esgrimen falsos derechos a ciertos territorios pueblos sometidos que la buscan. Estas políticas y prác-
africanos. Mediante esos falsos derechos que pretenden ticas, claramente contrarias a la Carta de las Naciones
tener sobre territorios africanos, esos países extranjeros Unidas y a la Declaración Universal de los Derechos
están negando a millones de africanos el derecho a la Humanos, hace tiempo que han sido condenadas por esta
autodeterminación, que es fundamental para el proceso Organización. Pero los daños que causan son tan graves y
democrático. Frente a esas prácticas antidemocráticas, el constituyen tal mancha en la historia de nuestros tiempos
Manifiesto declara que los países independientes de Mrica que debemos renovar constantemente nuestro empeño en la
-tratarán, en primer lugar, de buscar soluciones pacíficas, lucha por su eliminación.
por p'edio del diálogo y de otros medios pacíficos de
consulta. Los países independientes de Africa esperan que
este ellfoque pacífico sea aceptable para aquellos que, con
sus acciones inhumanas, han optado por ~eclararse enemi-
gos de Mrica.
---"-,.;.:..,..-'-'__e,
- \
1
l
4 Asamblea General - Vigésimo cuarto período de' sesiones - ,Sesiones Plenarias
ciones contra el racismo y contra la supresión de la
voluntad popttlar, que asp~a a la autodeterniinación.
30. En Rhodesia, un régimen ilegal minoritario combina
las ofensas del colonialismo y del racismo, cooperando
estrechamente tánto con el Gobierno portugués como con
el sudafricano.
31. El Manifiesto sobre el Africa meridional se ocupa
también de cómo ha de expresarse la hostilidad de la
comunidad internacional. Puesto que el Manifiesto se ha
originado en países- que apoyan la Carta de las Naciones
Unidas, muestra claramente una preferencia a alcanzar el
objetivo de la liberación de los pueblos del Mrica meri-
dional por medios pacífi90s más bien que violentos. No
obstante, reconoce también que en una situación en que se
da una imposición sistemática y en gran escala de la
injusticia, llega a un momento en que resulta moralmente
defendible oponerse a esa injusticia por medios violentos.
Por esta razón el Manifiesto declara que
"mientras la evolución pacífica se vea dificultada de
hecho por los hombres que en este momento ejercen el
poder en los Estados del Africa meridional, no tenemos
más alternativa que dar a los pueblos de estos· territorios
todo el apoyo posible en su lucha contra los opresores"
[Aj7754, párr. 12J.
32. Uno de los rasgos más loables del Manifiesto, a juicio
de mi delegación, es el equilibrio que mantiene entre una
actitud intransigente en apoyo de la dignidad humana por
una parte, y por otra una evaluación prudente y moderada
de las necesidades de la situación en su conjunto y de las
circunstancias particulares de cada una de las regiones del
Mrica meridional que causan preocupación. Por ejemplo, el
Manifiesto expresa claramente que la repulsa del apartheid
y del colonialismo es también una exigencia de que
"se ,ofrezca a los pueblos de dichos Estados la oportu-
nidad de colaborar como ciudadanos iguales y que ellos se
den las instituciones y el sistema de gobierno a cuyo
amparo, de común acuerdo, convivirán y colaborarán para
crear una comunidad armoniosa" [ibid., pá". 8J.
33. El objetivo no es invertir colérica y vindicativamente la
actual dominación racial, sino hacer que todos acepten los
principios de la dignidad humana. El Consejo de Seguridad
tenía consideraciones de esta naturaleza en 1964 cuando, a
través de los buenos oficios del Secretario General, designó
un grupo de expertos presididos por la Sra. Alva Myrdal
para hacer recomendaciones sobre la solución de los
problemas sudafricanos. Una de las recomendaciones de ese
Comité, que ulteriormente hizo suyas el Consejo de
Seguridad [resolución 191 (1964JJ, fue que debería consti-
tuirse una convención nacional en Sudáfrica, con la
cooperación de las Naciones Unidas, en el que estuvieran
representados todos los pueblos. Las Naciones Unidas no
han cerrado la puerta a la cooperación para el logro de ese
objetivo, y el Manifiesto de Lusaka define claramente la
h'beración de Sudáfrica como aplicación del principio de
autodeterminación. Pero el Manifiesto afinna también que
"las ilctividades del Gobierno de Sudáfrica son de tal
naturaleza que el resto del mundo tiene el deber de
intelVenir para proteger a la humanidad" [Aj7754,
párr. 20J. Continúa apoyando todas aquellas formas de
ostracismo instituidas o recomendadas por la Asamblea
General y el Consejo de Seguridad. El Manifiesto no sugiere,
evidentemente, que deba suspenderse toda acción significa-
tiva contra Sudáfrica mientras se espera la respuesta de los
Gobiernos sudafricano y portugués. De hecho, en el caso de
Sudáfrica, el Gobierno de ese país ha rechazado todas las
oportunidades de discutir la cuestión con las Naciones
Unidas y, como para mostrar su desprecio por la opinión
mundial, ha extendido e intensificado su política de
discriminación racial y opresión.
34. Mi delegación está convencida de que esta Organiza-
ción estará siempre dispuesta a responder cuando, a todas
luces, están en juego los principios de igualdad y auto-
determinación nacional. Pero, como subraya el Manifiesto,
debe seguir usando todos los medios de que dispone para
oponerse a un sistema que se basa en la negación de la
naturaleza humana.
35. Mi delegación espera que la Asamblea General apruebe
unánimemente el proyecto de resolución [AjL.575 y
Co".1J. Al hacerlo así mostrará su intención de intensificar
los esfuerzos internacionales para la eliminación del apart-
heid, de la discriminación racial y del colonialismo.
36. Sr. MAYAKI (Nigeria) (traducido del francés): La
Asamblea General comienza hoy el debate de un problema
que preocupa ante todo a todos los Estados independientes
y también, me atrevo a decirlo, a todos los Estados que
aman la paz y la libertad.
37. Sabemos todo el interés que nuestra Asamblea pon'e en
este problema; pero cuando, por efecto de un fenómeno de
escalada de dificultades, se llega a un callejón sin salida, la
lucidez sigue siendo la mejor forma, de valor.
38. Un raro ejemplo de esta virtud nos ha dado aqüí
mismo el Presidente Ahidjo, actuando en nombre de la
Organización de la Unidad Mricana, cuando el 6 de octubre
desarrolló ante esta Asamblea el espíritu del Manifiesto de
Lusaka. Nadie podrá olvidar en qué términos, un día
después de la fecha fijada para que Sudáfrica se retirara de
Namibia, lanzó a todas las naciones del mundo - y, en
primer lugar, a la República Sudafricana - un llamamiento
"para que se pongan en juego todos nuestros recursos para
que nuestra época . . . sea el comienzo del reinado de una
auténtica fraternidad humana en el mundo" [1780a. sesión,
párr. 32J. Quisiera no obstante recordarlo, y cito sus
palabras:
"Al hacer este llamamiento a la conciencia universal,
queremos lio solamente demostrar nuestra adhesión a la
paz y al ideal de fraternidad humana, y nuestravoluntad
de contribuir mediante el diálogo y la negociación a la
solución de los grandes problemas del mundo, sino
también revivificar nuestra fe en el hombre y nuestra
consideración a. su dignidad... Sería aberrante dar a
nuestro combate un sentido racista ...; ese prejuicio
tendiente a dividir a la humanidad en razas supenores e
inferiores y a justificar la dominación de unas sobre otras.
Nuestra lucha supone, por lo tanto, la condenación de
todo racismo, y no la instauración de un racismo al revés,
y se basa en la convicción inquebrantable de que, cuando
.se niegan los valores humanos de un solo hombre, se
atenta contra la dignidad de todos los hombres." [Ibid.,
párrs. 17y 16.J
t
I~
I
l
r
1:
l.:f
._,.--_., ._.--'"--_..
1814a. sesión - 20 de noviembre de 1969
1
5
...'
1'::
I
"
(:
[:
1,
t
I
~
[~
I
i
Tal es efectivamente nuestro problema: no se combatirá el
veneno del racismo mediante ese otro veneno: un "racismo
antirracista".
39. El único antídoto del racismo reside en la afrrmación,
infatigablemente repetida, del carácter sagrado del hombre,
hecho a imagen de Dios, que no cabe rebajar a la categoría
de los animales. Tal es la importancia de la condición
humana, que el hombre es juzgado por su conciencia. Hacer
que el hombre redescubra la importancia de su condición,
he ~í el fondo del problema. Todos nos debemos a ese fm,
todo debe concurrir a él. Todas las fuerzas espirituales - en
primer lugar el Islam y el Cristianismo, pero también
nuestra Asamblea de pueblos, este "lugar de cita del dar y
del recibir", según la imagen del poeta negro antillano Aimé
Césaire - pueden y deben entenderse para resucitar nuestra
fe en el hombre y realizar su suprema esperanza: la
civilización de lo universal, objetivo de todos nosotros.
40. He dicho civilización de lo universal, y no civilización
universal, pues ésta no puede ser impuesta sino por la
fuerza, despreciando las complementaridades que hacen la
riqueza del fenómeno humano. Como decía Pi~rre Teilhard
de Chardin, "las razas no son de una igualdad matemática,
son de una igualdad complementaria".
41. El continente africano, en el que, acaso más que en
cualquier otra parte, se encuentran frente a frente esas
complementaridades, se siente por ello destinado a una
misión sagrada. Somos el alfa y la omega de una humanidad
que quiere hacerse, pero que se busca, en la encrucijada de
contradicciones que vendrán un día a disolverse en una
simbiosis fecunda, en la alianza indestructible de dos
mundos, más complementarios que opuestos: los del
análisis matemático y de la emoción, del concepto y de la
imagen, de la razón lógica y de la intuición.
42. Sólo podremos progresar por ese camino si hacemos
todos un esfuerzo para comprendernos y conocernos.
43. Movidos por este espíritu lanzamos un nuevo llama-
miento a los blancos ciegos y sordos del Africa meridional.
Abundan los ejemplos de la importancia y el valor de la
aportación negro-árabe-bereber al mundo indoeuropeo; hay
también ejemplos de síntesis logradas, en la primera ftla de
las cuales nos complace citar nuestra cooperación con
Francia, que conservará siempre en nuestro corazón un
lugar privilegiado. No por ser la antigua potencia adminis-
tradora, sino por ser Francia, en la que se encarnan los más
puros valores espirituales, síntesis indisoluble del corazón y
del espíritu, imagen ejemplar de un humanismo integral.
44. ¡Blancos del !_irica meridional, escuchadnos, com-
prendednos! Demos juntos un paso, sin complejos y sin
temor, un paso hacia algo nuevo, pará que se cese de
traicionar allí al hombre y a la civilización. En lugar de
desconocemos, aprended a conocernos y a comprendernos.
Ayudando a los otros a elevarse rápidamente y a liberarse,
trabajaréis en vuestra propia elevación y en vuestra propia
liberación.
45. En virtud de este espíritu - pues nosotros esperamos
un gesto que sea signo de nuevas tendencias -, ¿por qué
Sudáfrica, por ejemplo, no habría de considerar la creación
de un gobierno multirracial en el que las poblaciones negras
estuvieran asociadas a la gestión general de los asuntos del
país? Sudáfrica debe, desde ahora mismo, re,isar su
política racial y su política de desarrollo económico. No
saldrá de sus contradicciones actuales a este respecto si no
es mediante una revisión valiente de su comportamiento
irracional en materia racial. De ello depende el desarrollo
armonioso de su futuro, y sería lamentable que se negara a
agarrar, sin mayor demora, el asidero que hoy le tendemos.
46. Antes que ignorar la civilización negra y sus formas tan
diversas de expresión, ¿no sería mejor para los blancos del
Africa meridional que aprovecharan su valúr y explotaran
toda su riqueza potencial? ¿No es el arte africano, ante
todo, un medio de comunicación y de comunión?
47. En vez de encarcelar a hombres cuyo único delito es el
de la sinceridad, ¿no harían mejor los gobiernos del Mrica
meridional liberándolos y dejándolos expresarse, ya que es
bien cie¡to que no hay para cualquier autoridad mejor guía
que la de la verdad, y que no hay verdad sin. confronta-
ción? Unas medidas de amnistía no sólo tendrían un efecto
apaciguador, sino que además permitirían desembocar en
nuevas fórmulas.
48. Por esta razón pensamos que el Manifiesto de Lusaka
trae algo nuevo al examen de la situación dramática en el
Africa meridional.
49. Pensamos que los dirigentes de Sudáfrica, elGobierno
portugués y, fmalmente, los dirigentes del régimen ilegal de
Rhodesia del Sur, sabrán aprovechar esta ocasión -la
ocasión de la última oportunidad - para revisar su concepto
de dominación del hombre por el hombre mediante la
fuerza y la violencia. Pensamos haber aportado con este
Manifiesto la prueba de nuestro deseo de encontrar una
solución honorable a todos esos problemas. Que no se nos
diga, por lo tanto, que no hemos agotado todas las vías y
todos los medios capaces de conducir al arreglo de esas
cuestiones mediante el diálogo. Y si nos vemos forzados a
utilizar la violencia, 10 haremos; pero que nuestros adver-
sarios sepan entonces que ellos asumirán ante la historia
toda la responsabilidad.
50. El Manifiesto de Lusaka es el mensaje de toda el Mrica
independiente, y en cuanto tal merece ser largamente
meditado, con la seriedad que ello implica. Pensamos que
también los amigos de los que dirigen la política del Mrica
meridional sabrán desempeñar el papel que tenemos dere-
cho a esperar de ellos. Al hacerlo así, harán una obra útil
para la humanidad entera.
51. Antes que negar la autoridad de las Naciones Unidas,
¿no tendrían las potencias del Mrica meridional mayor
interés en aceptar la reanudación del diálogo por intermedio
de una autoridad indiscutida, sin que por otra parte sea
necesario suscitar con esa ocasión cuestiones jurídicas
previas que, a juicio de mi delegación, podrían más bien
retrasar la solución de los pro1l1emas?
52. La paz no es la ausencia de guerra. Un orden aparente
puede disimular un desorden establecido. Toda paz verda-
dera .no puede fundarse sino sobre la justicia y el amor.
Sobre la justicia, es decir, el respeto real de los derechos de
unos y otros, sin discriminación de ninguna clase. Sobre el
amor, que va mucho más allá de lo que la justicia puede
. l
•
¡
6 Asamblea General- Vigésimo cuarto período de sesiones - Sesiones Plenarias
, '.
\ ".
{
i'
¡
1
l'
i·
I
l·
I
i¡
!
l·
!
I
I
t
f
f!
l'
¡
1,
63. Como el Presidente Nyerere dijo en Canadá el mes
pasado:
64. En esta Asamblea tenemos muchas divisiones y dispu-
tas. Conviene que en estas cuestiones de igualdad r~cial y
emancipación de Alrica de la supremacía blanca estemos
abrumadora y cordialmente de acuerdo, y que el mundo así
nos vea.
"Deseamos estimular la igualdad humana y dar a la
dignidad humana y al espíritu opuesto al racismo la
oportunidad de crecer en nuestros países."
"No soy racista y detesto el racismo, porque lo
considero como algo bárbaro, tanto si viene del hombre
negro como si viene del blanco."
"Sólo podremos dar máxima prioridad a ~stas cues-
tiones de desarrollar la libertad individualy la dignidad
individual cuando toda Africa sea libre."
59. Permítaseme referirme al otro gran problema a que se
refiere el Manifiesto, el problema de la raza. En esta
cuestión es en donde los africanos marcan una pauta al
mundo. El Manifiesto es una repulsa del racismo. La lucha
africana - para utilizar las palabras del Manifiesto - ha de
liberarse de "un medio emponzoñado por la propaganda del
racismo" [ibid., pá". lO}.
60. Muchos de los pueblos de Africa han sufrido alguna
forma de explotación. o dominación extranjeras. Sin embar-
go no son africanos, sino hombres blancos quienes perpe-
túan en nuestros días en el Africa meridional el mal de la
discriminación racial. Los africanos, para su honra perdu-
rable, siempre han clamado contra ella y se han opuesto a
ella.
•y terminaba diciendo:
61. Nelson Mandela, del Congreso Nacional Africano de
Sudáfrica, al ser juzgado antes de ser enviado a la prisión,
dijo:
62. Son los africanos quienes han avergonzado a los'
blancos enseñando y practicando los principios de la
igualdad. Por eso saludamos respetuosamente la reafirma-
ción por líderes africanos, en palabras de equilibrada
dignidad, de los principios de la libertad: liberación de la
opresión y la injusticia, liberación del prejuicio y liberación
de la dominación inhumana de una raza, de un pueblo o de
una clase por otra. Ese es el principal mensaje del
Manifiesto.
65. Sr. YOST (Estados Unidos de América) (traducido del
inglés): El Manifiesto sobre el Africa meridional, publicado
primer}lIIlente en abril de 1969 en Lusaka por catorce
Estados del Mrica oriental y central, es indudablemente
uno de los más importantes documentos políticos y
humanos que jamás haya producido el continente africano.
traer. "La paz de que hablamos no puede obtenerse sin la personas, los hombres a quienes se niegan esos derechos y
libre. y confiada comunicación entre los hómbres de las a quienes se embrutece por la opresión se vuelven
riquezas de su espíritu y de sus facultades creadoras." inevitablemente a la violencia, por creer, aunque equivo-
¿Chocan estas palabras? Son, sin embargo, las del mensaje C&damente, que ésta es su única manera de conseguir que
del Concilio ecuménico Vaticano 11. se reconozcan sus derechos."
53. 'Todo esto no son sino ideas, ni siquiera sugerencias,
pues 10 que esperamos es un signo, un rayo de sol a través
de las brumas actuales. Nuestros sentimientos reflejan
nuestra buena fe, y por ello ponemos nuestra confianza en
esta Asamblea y en sus Miembros para que el llamamiento
de Lusaka sea una prenda segura de una renovación política
en el Africa meridional.
58. Como el Primer Ministro de mi país ha dicho en la
Cámara de los Comunes:
Tal es el mensaje del Manifiesto. Si ha de haber conflicto
racial en Mrica, como acaba de declarar el representante de
Nigeria, un conflicto racial que inflame a toda Afri~a y se
extienda al mundo, no serán los africanos los que cargarán
con la responsabilidad original.
57. Leemos en el Manifiesto:
"Una de las más viejas leyes de la historia es que allí
donde no hay democracia que disponga el respeto a las
"Es mejor negociar que destruir, hablar que matar. De
ninguna manera propugnamos la violencia, sino el fin de
toda violencia practicada por los opresores de Africa
contra la dignidad humana." {A/7754, pá". 120.}
55. El Manifiesto habla de violencia. Por mj parte, yo
nunca propugnaré la violencia. He visto con demasiada
frecuencia en diversas partes del mundo cómo la violencia
engendra la violencia, y he visto cuánto mal se hace cuando
los hombres están divididos por los horrores de la violencia
y la amargura del odio consiguiente.
56. Pero hay dos clases de violencia: hay la violencia de la
resistencia y hay la violencia de la represión. Es la segunda
- la violencia de la opresión, la violencia de un Estado
policíaco, con su perniciosa y omnipotente red de fuerza
opresiva, como vemos en el Africa meridional - la que es
despreciable y provocadora. Es la violencia de la opresión la
que causa la violencia de la resistencia.
54. Lord CARADON (Reino Unido) (traducido del in-
gi~s): Me es muy grato intervenir después del notable y
emocionante discurso que acabamos de escuchar. Apoyo el
proyecto de resolución que se nos ha presentado [A/L.575
Y Co".l}. Lo hago de buen grado, porque vemos en el
Manifiesto de Lusaka una declaración constructiva e imagi-
nativa sobre algunos de los mayores problemas de nuestro
tiempo. Se trata de un documento africano, de una
declaración africana que saludamos y respetamos. Es la
verdadera voz de Africa la que clara y altivaJIlente habla
hoy en esta Asamblea mundial. No me incumbe suscribir
todos los puntos del Manifiesto. De hecho, hay en él
algunas propuestas sobre las cuales mi Gobierno desearía
formular concretamente reservas o hacer objeciones. Nues-
tra complacencia no se extiende a todas y cada una de las
propuestas. Lo que acogemos con tan cálida complacencia
es la inspiración, la expresión elocuente, la fmalidad
generosa y elevada de esta declaración histórica.
r
J
, .
1814a. sesión - 20 de noviembre de 1969 7
La reciente adopción de este Manii.~esto por la Organización
de la Unidad Mricana, que represc!lta a cuarenta y un
Estados independientes, 10 hace aún más digno de atención
y estudio por parte de la comunidad mundial.
66. Para subrayar la importancia de este documento, el
Presidente Ahidjo, de la República del Camerún, presentó
formalmente el Manifiesto a la Asamblea General en su
elocuente discurso el 8 de octubre de 1969 [1780a. sesiónJ.
Como resultado de su discurso y por iniciativa de los
Estados Miembros africanos tenemos ahora ante nosotros el
tema "Cooperación entre las Naciones Unidas y la Organiza-
ción de la Unidad Africana: Manifiesto sobre el Africa
meridional" .
67. Con referencia a este tema se ha presentado un
proyecto de resolución [A/L.575 y Corr.1J según el cual se
acoge con satisfacción el Manifiesto y se 10 señala a la
atención de todos los Estados y pueblos. Los Estados
Unidos apoyan este proyecto de resolución y votarán en su
favor.
68. Acabamos de oír varias intervenciones muy elocuentes
a este respecto. Hay muchos puntos en este emotivo
documento que suscribimos de todo corazón. Quizá su
mayor contribución es que, en su justificada repulsa del
racismo blanco y del colonialismo en el Africa meridional,
sabiamente denuncia el mal opuesto de un racismo a la
inversa, y aun de toda clase de espíritu vengativo o de deseo
de dominación de un grupo por otro. Además, en muchos
aspectos, este documento despliega una prudente flexibi-
lidad respecto a los métodos y al ritmo del progreso hacia la
justicia.
69. Esto no' quiere decir ni da a entender que estemos de
acuerdo con todas y cada una de las opiniones expresadas
en este largo documento. Por ejemplo, mi Gobierno no
aprueba el uso de la fuerza, ni para promover ni para
combatir la causa de la justicia en el Mrica meridional. Hay
ciertas referencias a Portugal y a supuestas actividades e
intenciones portuguesas en el Africa meridional con las
cuales no quisiéramos asociamos y que consideramos
inexactas. Creemos también que la exclusión de Sudáfrica
de las Naciones Unidas o de sus organismos no adelantaría
la causa de la autodeterminación y de la lucha contra el
racismo en la región. Continuamos creyendo, por el
contrario, que el contacto, el diálogo y la persuasión son los
medios acertadps, por lentos que parezcan sus efectos.
70. A este respecto, nos complace particularmente obser-
var la declaración de los autores de que prefieren alcanzar
sus objetivos sin violencia física, de que prefieren negociar
antes que destruir, hablar antes que matar.
71. El Manifiesto presenta en memorables términos de
sabiduría política las verdaderas fmalidades de los que
buscan la libertad de los pueblos del Mrica meridional:
"En primer lugar, que las pobl&ciones de los territorios
que todavía se hallan bajo el dominio colonial deben
tener la libertad de determinar por sí mismas las
instituciones que les permitirán ejercer su autonomía. En
segundolugar, que los ciudadanos del Mrica meridional
que en los sucesivo tendrán la posibilidad de ser hombres
liberados de todo prejuicio de color, ya no vivan en un
medio emponzoñado por la propaganda del racísmo."
[Aj7754, párr. lO.}
72. Los Estados Unidos se enorgullecen de dar su más
cordial apoyo a las palabras que acabo de citar. Creemos
que los innegables derechos que se reclaman en esas
palabras se realizarán en el momento oportuno.
73. SI. DE MIRANDA (portugal) (traducido del inglés):
La delegación de Portugal no acostumbraba subir a esta
tribuna a menos que poderosas razones nos obliguen a
hacerlo. Por una parte, tanto se ha dicho y repetido
incontables veces sobre la cuestión de las provincias
portuguesas de ultramar, que infringir la sana regla de
conducta que nos hemos fijado sólo llevaría a recargar
innecesariamente las voluminosas actas de la Organización.
No deseamos aumentar el volumen de los "océanos de
papel" de que hablaba un representante durante el reciente
debate g-eneral. Hoy, sin embargo, nos creemos obligados a
hacer una excepción y a pedir la palabra.
74. Mi delegación desea comentar el documento tit~lado
"Manifiesto sobre el Mrica meridional", que ha sido
presentado a la Asamblea. 10 hemos examinado con toda la
atención que se debe a un documento suscrito por Jefes de
Estado y de Gobierno de Mrica. Es un texto bastante largo,
y sólo una parte de él concierne a Portugal. Mi delegación
limitará sus comentarios tan sólo a algunos aspectos
esenciales de esa parte.
75. El Manifiesto contiene una declaración de principios y
una expresión de opiniones sobre cuestiones de hecho,
mezcladas con consideraciones políticas.
76. En cuanto a los principios, el Manifiesto subraya la
"convicción de que todos los hombres son iguales y de
que gozan de los mismos derechos a la dignidad humana y
al respeto, sin distinción de color, raza, culto o sexo"
libid., pÓJT. 2J.
Esta creencia es también la nuestra y lo ha sido desde
tiempo inmemorial. Sostenemos, en efecto, que somos los
pioneros de esta creencia en el mundo moderno, pues
fueron los navegantes portugueses de los siglos XV y XVI
quienes primero difundieron el ideal de la fraternidad
humana por el mundo que descubrieron; y los portugueses
la han practicado desde entonces en sus contactos con
pueblos de otras razas y de otros continentes. En la historia
de las relaciones interraciales sería difícil encontrar un
capítulo de mayor interés humano que el que describe la
fraternal intercomunicación que los portugueses de Europa
establecieron desde los primeros tiempos con pueblos de
otras etnias en otros continentes. Es cierto que los
portugueses tenían varios objetivos al emprender su audaz
empresa de los descubrimientos, pero entre ellos no
figuraba el de la dominación de los pueblos. Por otra parte,
la expansión del cristianismo fue con toda seguridad uno de
sus principales objetivos, y aun puede decirse que el
primerísirno. Esto significaba difundir el mensaje de la
hermandad universal de los hombres, cualesquiera que
fueran' su raza y su color. Al ser fieles a ese mensaje, los
portugueses trataron con pueblos de otros orígenes étnicos
en un pie de igualdad y crearon con muchos de ellos
vínculos de solidaridad espiritual, que condujeron con el
-
~.
---f.í
8 Asamblea General - Vigésimo cuarto período de sesiones - Sesiones Plenarias
a
Sl
(
f
1
e
r
e
r
a
S
e
e
jl
F
8
c
h
c,
h
si
tl
u
p
e:
el
h
s€
Cl
Cl
ce
rr
e~
ci
ni
la
ce
81
pl
h:
te
81. Mi delegación aprecia esta sincera confesión, pues
corresponde en gran medida a nuestra propia evaluación de
las realidades de Mrica y de los acontecimientos de que
hemos sido testigos allí en los últimos años. Y creemos que
Portugal tiene no sólo el derecho, sino el deber de hacer su
propia evaluación, pues es responsable del bienestar de
millones de personas que vi'..-en en ese contifiente.
82. El Manifiesto declara, en su párrafo 4, que la indepen-
dencia de los Estados africanos no significa "una perfección
lograda", sino una "adhesión a la igualdad y la dignidad
humanas". El Manifiesto continúa:
85. No me propongo ocupar el tiempo de la A~amblea con
una excursión al pasado. No parece necesario, pues históri-
camente el hecho es tan claro que es superfluo insistir en él.
Aun,los más parciales críticos de Portugal, que trabajosa-
mente han indagado y enumerado todas sus faltas de acción
o de omisión, han sido incapaces de impugnar el hecho de
que Portugal se ha adherido siempre al princ~pio de la igual .
83. De la cita precedente resulta claro que todo 10 que se
espera de Portugal es una adhesión activa al principio de la
igualdad y la dignidad humanas, aunque en la práctica la
realidad quede lejos del ideal. Se deduce también del
Manifie..to que, si existiera esa adhesión activa por parte
portuguesa, no estaría justificada la actual hostilidad a
Portugal de los Estados africanos. En efecto, sus autores
hacen expresamente esta declaración como uno de los
artículos de su fe.
84. Mi delegación ha declarado ya y no vacila en repetir
que Portugal se adhiere y se ha adherido siempre sin
reservas al principio de la igualdad y la dignidad humanas. Y
en verdad nos sorprende que haya todavía alguien que, en
este año de gracia de 1969, no se haya percatado aún de la
adhesión de Portugal a este principio. Es precisaw'mte el
principio sobre el cual Portugal ha basado tradicionalmente
su política en Mrica, como en cualquier otro lugar. Esto es
un hecho histórico y una realidad presente.
"Si existiera real adhesión a estos principios entre los
Estados que detentan el poder en el Africa meridional, los
desacuerdos que pudieran separarnos en cuanto a su
aplicación, o con respecto a actos políticos particulares,
sólo afectarían nuestras relaciones individuales con dichos
Estados. Si los regímenes del Africa m~ridional manifes-
taran su respeto por estos principios, la hostilidad expresa
y activa que nuestros Estados han proclamado y que
experimentamos hacia ellos, entonces no sería justi-
ficada." [Ibid., pán'. 5.J
tiempo a la nación multirracial portuguesa, la cual dura ya 80. Es cierto que el Manifiesto hace una referencia
cerca de cinco siglos. Tal fenómeno no se ha repetido en indirecta a las demás situaciones cuando sus autores
parte alguna en la historia de las relaciones raciales. admiten, entre otras cosas análogas, que "admitimos que en
el seno de nuestros propios Estados la lucha por la
fraternidad humana y la indiscutible dignidad del hombre
está en sus albores" [Aj7754, párr.4J. ¿Cómo hay que
interpretar estas palabras? Sólo pueden significar que la
independencia por sí sola no ha garantizado automática-
mente la fraternidad humana. SólQ pueden significar que los
obstáculos a la dignidad humana no se han eliminado
automáticamente. Sólo pueden significar que la indepen-
dencia ha marcado únicamente el comienzo de una lucha,
cuyo resultado pertenece al reino nebuloso de lo incierto.
77. Quizá por esta razón la nación portuguesa es a veces
mal comprendida y confundida con otros sistemas inter-
raciales, aunque un cuidadoso estudio revelaría que el
si~tema portugués difiere de los otros en aspectos esenciales.
El sist~ma portugués no es ni ha sido nunca un sistema
colonial en el sentido moderno del término. Hacemos esta
afmnación confiadamenie y estamos dispuestos a soste-
nerlfk Cuando se nos dice, pues, que todos los hombres son
iguales y tienen igual derecho a la dignidad humana, nos
sentimos perfectamente ooguros para decir inmediatamente
y sin la menor vacilación qtle no podemos dejar de estar de
acuerdo. Nos da una satisfacción no pequeña observar que,
en este punto esencial, no hay difer~ncia alguna entre la fe
expresada en el Manifiesto y nut',stra propia doctrina y
práctica tradicionales. Esperamos l!11~ k,~ autores del
Manifiesto experimenten igual satisfacción al notar esta
identidad de creencias sobre una cuestión de tan funda-
mental importancia, pues nosotros por nuestra parte esta-
mos convencidos de que a partir de esta identidad de
creencias fundamentales será fácilliegara un entendimiento
en cuestiones prácticas.
78. Antes de continuar, mi delegación desea subrayar que
nad3: en mis observaciones debe interpretarse como falta de
consideración con los dirigentes africanos que han suscrito
el Manifiesto. Al analizar el documento, mi delegación se
limitará estrictamente al reino de las ideas y de las
realidades, sin referencia alguna a las personalidades, pues es
en la consideración objetiva de las ideas y de las realidades
donde hemos de encontrar su valor positivo. Por añadidura,
en la presente discusión lo que está en juego es la felicidad
futura de un gran número de seres humanos. Este hecho nos
impone a todos una grave obligación de ser objetivos e
impersonales. Movida por este espíritu, mi delegación
pasará a comentar el documento presentado a la considera-
ción de la Asamblea.
19..Una observación preliminar parece pertinente. El
documento se titula "Manifiesto sobre el Mrica meri-
dional". La fmalidad de ocuparse del Mrica meridional se
expresa también en el primer párrafo de su texto. N'J
obstante, el documento contiene referencias a la Guinea
portuguesa, que como todos saben, no está situada en
Mrica meridional. Se diría que o bien hay aquí alguna
confusión o el título del Manifiesto no es del todo
apropiado. Si el documento es un manifiesto sobre el Mrica
meridional, mi delegación no puede comprender las referen-
cias que hace a ia Guinea portugues~. Si, por otra parte, el
documento Se refiere a situaciones distintas de las que
existen en el Mrica meridional y se ocupa de todo el
. continente, entonces mi delegación no puede dejar de
preguntarse por. qué es mudo sobre otras situaciones
existentes en Africa y que están lejos de ser normales. Un
estudio comparátivo de todas estas situaciones sería, a
nuestto jUicio, muy revelador. Es más, esto sería un
ejercicio'muy útil desde el punto de vista de la política
práctica. Nos atrevemos. pues, a. esperar que tal estudio se
emprenderá en algún monM..lto. Mi delegación, por su parte,
está dispuesta a prestar la ayuda que pueda necesitarse para
ello.
(
I
I .
I
¡
1
1 .
!
1
1
í
1
¡
Ii .
!
1
¡
1 .
1814a. sesión - 20 de noViembre de 1969
I
1;
¡
V~
~.
l·
dignidad de los hombres. Este principio) que es en realidad
la piedra angular de la venerable política portuguesa) se
enuncia en numerosos documentos con siglos de antigüedad
y cristaliza en el artículo S de la actual Constitución
p~rtuguesa, que reza así:
"El Estado portugués es una República unitaria y
corporativa) basada en la igualdad de los ciudadanos ante
la ley, en el libre acceso de todas las clases a los beneficios
de la civilización y en la interferencia de todos los
elementos 'estructurales de la nación en l.a vida administra-
tiva y en la elaboración de las leyes."
Este artículo de la Constitución portuguesa es un compro·:
miso tal que nada podría ser más solemne, inequívoco e
imperativo. Y es un compromiso observado en la práctica)
ya que expresa el tradicional espíritu exento de racismo que.
carat.}teriza al pueblo portugués.
86. Pero· ¿por qué ir tan lejos? El Manifiesto mismo
admite, en su párrafo 13, que en Angola, Mozambique y la
Guinea portuguesa "el problema básico que se plantea no es
el racismo". Esta es una importante admisión) aunque se
haga a regañadientes. Muchas valiosas conclusiones se
deducen de ella. Se deduce que no hay discriminación
racial. Se deduce que no hay raza dominante y razas
oprimidas. Se deduce que no hay racismo blanco ni racismo
negro. Se deduce que el principio de la dignidad humana se
aplica en la práctica, 10 mismo que se reconoce en la teoría.
Se deduce que hay una clara adhesión a ese principio y que
esa adhesión es sincera. Y fma1mente se deduce, de
conformidad con el párrafo S del Manifiesto, que no está
justificada la hostilidad de los Estados africanos hacia
Portugal.
87. ¿Actuarán los Estados africanos de conformidad con
su propia declaración?
88. El Manifiesto, sin embargo, trata de eludir la obliga-
ción que deriva de esa declaración. Lo hace así negando los
hechos y planteando otra cuestión que nada tiene que ver
con la adhesión al principio de igualdad. Muestra así que su
leitmotiv no es el principio ético de la igualdad humana,
sinú una cuestión puramente política; no un ideal que
trascienda las consideraciones de la política partidista, sino
una cuestión de pragmatismo político. Se nos dice en el
párrafo 13 que el problema básico es "la pretendida
existencia de Portugal en Mrica". Y, a manera de explica-
ción: "Portugal se halla situado en Europa." Evidentemente
hay aquí alguna confusión: el término "Portugal" con el
sentido de cierto territorio situado en Europa se confunde
con el término ''Portugal'' con la significación del Estado
conocido internacionalmente por ese nombre y constituido,
como resultado de un prolongado proceso histórico, de
manera que incluye territorios situados fuera de Europa.
89. No es en modo alguno el único Estado multirracial y
pluricontinental que existe. No vemos, pues, cómo pueda
hablarse de pretensión respecto a la actual composición
territorial del Estado llamado Portugal. Tal composición no
es una pretensión; es un hecho, un hecho que tiene ya casi
cinco siglos de antigüedad. No ha sido producido por
ningún decreto ni por ninguna legislación, sino por obra de
la historia. La legislación, incluidos los diversos textos
constitucionales, no es sino una expresión jurídica de una
_.-.,---_.. _..
.'
"
9
realidad creada por la historia y que existe mucho antes de
que se hiciera ley alguna para regular su funcionamiento.
90. No será superfluo insistir, pues, en algo que se olvida
muy a menudo, en que no es la geografía ni la raza, sino la
historia, lo que hace los Estados y las naciones. Si fuera la
geografía solamente, las Naciones Unidas podrían ponerse
entonces a revisar inmediatamente el mapa político del
mundo. ¡Qué cataclismo traería esa revisión! péro esto es
imposible, y hemos de concluir por consiguiente que el
llamado problema básico invocado en el Manifiesto deriva
de una errónea concepción básica sobre el proceso normal y
llniversal de la formación de Estado y naciones y, más
concretamente, sobre la legitimidad de la realidad que es
Portugal considerado como Estado y como nación. Por otra
parte, si la concepción errónea qu~ se encuentra implícita
en el Manifiesto fuera adoptada, tendríamos que concluir
que las consideraciones geográficas y raciales podrían
justificar una reordenación de las actuales fronteras polí-
ticas en todo el mundo. ¿Estarían dispuestos los autores del
Manifiesto a aplicar a otros Estados, incluidos los suyos
propios, la vara de medir de la geografía ~" de la raz~ que
invocan respecto a Portugal?
91. El Manifiesto prosigue caracterizando el sistema polí-
tico portugués según conviene a su propósito. Bastaría
reflexionar un poco sobre los sistemas políticos existentes
en Mrica para darse cuenta de que, si Portugal merece la
descripción que de él se hace en' el ManifiestQ, tendría
entonces buen número de acompañantes en ese continente.
Pero mi delegación rechaza esa descripción y no hará sobre
ella más comentario que el de recordar la bien conocida .
máxima de que aquellos que viven en casas de vidrio no
deberían arrojar piedras. "Conócete a ti mismo", es una
antigua norma de sabiduría que no ha perdido su valor ni su
actualidad.
92. En cuanto a los demás argumentos contenidos en el
Manifiesto, mi delegación debe hacer dos observaciones
generales. La primera es que es iniposible, en buena lógica,
conciliar esos argumentos con la admisión de que "el
problema básico no es el racismo". Nuestra segunda
observación es que los argumentos pertenecen al reino
objetivo de los hechos comprobables, y no al reino
subjetivo de las opiniones que pueden depender de diversos
factores. En Angola, Mozambique y la Guinea portuguesa
los hechos han sido y siguen siendo diariamente compro-
bados por observadores extranjeros imparciales y calificados
en número incontable, yesos observadores son casi unáni-
mes en afIrmar que los hechos son comonosotros los
presentamos y no como se presentan en el Manifiesto.
93. Con el debido respeto a todos los interesados, mi
delegación sostiene que aquí el Manifiesto se basa en
infonnación errónea sobre puntos de hecho. No hay que
censurar al Gobierno portugués por esta falta de informa-
ción. En diversas ocasiones el Gobierno portugués invitó al
Secretario General de las Naciones Unidas a comprobar
personalmente las realidades en los Territorios portugueses
de Mrica. El Gobierno portugués ha invitado igualmente a
los gobiernos africanos a que enviaran allí representantes
califIca.dos con el mismo objeto.. Estas invitaciones no han
sido aceptadas. En estas circunstancias, lo menos que se .
puede decir es que no es leal esgrimir argumentos contrarios
a los hechos y basarlos en conclusiones que no corres-
ponden a realidad alguna.
J
-¡
1
I
¡,
¡
-~,
Asa,nble,'\ General - Vigésimo cuarto Reríodo de sesiones - Sesiones Plenarias
¡
i
i
1
1,-
~
'~
~
,1
ii
n,
I.¡
I
f
"¡
..¡
1
'1
~
r
r
{
i
~
!'.i
10
94. El Manifiesto parece def~iÍder la "voluntad libremente
expresada del pueblo". Pero esta posición aparente está en
abierta contradicción con 10 que leemos en otro lugar del
Manifiesto, en especial en los párrafos 14 y 15. Allí se fija
claramente un objetivo predeterminado: nada menos que
un "traspaso pacífico del poder a los pueblos de estos
territorios africanos". Una lectura superficial del Manifiesto
pudiera hacer concluir que los pueblos mencionados aquí
son todos los pueblos de Angola, Mozambique y la Guinea
portuguesa. Pero no es así. Los pueblos a que se refiere el
Manifiesto sonlos implicados en los movimientos que llevan
a cabo actividades violentas contra esos territorios a partir
de sus bases en países vecinos. Según ~l Manifiesto son ellos
quienes se supone que representan la voluntad de todos los
pueblos de los territorios portugueses de que se trata; a ellos
es a quienes debe transferir Portugal el poder pacífica-
mente. En otras palabras, Portugal debe colaborar para
facilitar el objetivo de los grupos o movimientos violentos
que ~piran a hacerse con el poder, porque éstos están
apoyados desde el extranjero y disponen de armas que les
proporcionan fuentes exteriores, entre ellas, por confesión
propia, la Unión Soviética. Se pide así a Portugal que
traicione la confianza de la abrumadora mayoría- de la
población de sus territorios y que los entregue a movi-
mientos armados por el extranjero con los cuales no quieren
tener nada que ver. Por otra parte, dado que hay varios
movimientos rivales, se impondría igualmente a Portugal la
decisión respecto a cuál de ellos habría de transferirse el
poder. ¿Y todas estas imposiciones desde el exterior se
llamarían "la voluntad libremente expresada del pueblo"?
¿Se llamarían autodeterminación? ¿Se llamarían indepen.
dencia y adhesión al principio de la dignidad humana? Y si
el resultado fuera, como en los demás países de Mrica, "los
albores de una lucha", ¿qué se diría entonces? Se diría
quizá que "dulce et decorum est pro patria mori'~ Esto,
desde luego, podrían decir los que sobrevivieran. Pero ¿qué
decir de los muertos que no hubieran necesitado morir?
95. En ciertos círculos se ha dicho que algunas frases del
párrafo 12 dan la nota clave del Manifiesto. Es verdad que
hay en ese párrafo algunas nobles frases. Pero, a nuestro
parecer, ningu~a frase debe ser aislada de su contexto. Y el
contexto del párrafo es una clara apología no sólo de la
violencia perpetrada por los elementos que, según se dice,
luchan por su liberación, sino también de la ayuda que les
prestan los Estados africanos. Ese contexto constituye
tainbién un claro intento de echar la culpa a la otra parte.
En lo que a fortugal se refiere, el contexto está contradicho
por la admisión contenida en el párrafo 14, que mi
delegación comentará en breve. Por 10 pronto resulta, según
el párrafo 127 que todas las actividades violentas y la ayuda
prestada por elementos ext]'años a tales actividades están
justificadas si el motivo invocado es la liberación. Amenos
que se pruebe ser incorrecta la interpretación de la doctrina
fijada en el párrafo 12, mi delegación desearía tomar nota
de esa doctrina~ pues entonces tendría que aplicarse siempre
que se recurriera a la violencia bajo el disfraz de liberación.
96. El Manifiesto trata de explicar 10 que sus autores
entienden por hberación. En el párrafo lOse describe la
liberación con un doble significado: libertad para deter·
rnlqar las instituciones de gobierno autónomo y liberación
de la discriminación racial. No es necesario insistir en que
no hay discriminación racial en ninguno de los territorios
portugueses. En cuanto a la elección de las instituciones
políticas, el pueblo de todos los territorios portugueses goza
ya de ese derecho sin discriminación alguna, y por 10 demás
la política explícita del Gobierno portugués es promover,
principalmente mediante la difusión de la educación, el
ejercicio de ese derecho por parte de las poblaciones de
todos los territorios portugueses y su participación cada vez
más activa en todas las actividades nacionales. A medida
que la instrucción alcanza a más amplios sectores y que las
élites locales se hacen más numerosas y capaces, las tareas
que se les asignan en la administración y el gobierno se
amplificarán progresivamente. Siendo ésta la realidad, ¿no
carece de sentido hablar de h'beración, como hace el
Manifiesto, con referencia a las poblaciones de los terri·
torios portugueses? .
97. En el párrafo 11, el Manifiesto desaprueba 10 que
llama racismo a la inversa e imperialismo africano. Nos
congratulamos de esa desaprobación. Pero, en vista de los
acontecimientos que en realidad han seguido a la inaugura·
ción de la independencia en algunos países africanos y de la
forma en que se acentúan los programas de africanización, a
nadie sorprenderá que abriguemos ciertos recelos a este
respecto.
98. Alguien parece haber leído en el Manifiesto un deseo
de negociar. Es verdad que en el párrafo 12 leemos las
palabras "Es mejor negociar que destruir, hablar que
matar". Habríamos apreciado más estas palabras si se
hubieran pronunciado antes de que se emprendiera el
camino de la violencia en 1961, cuando cientos de personas
inocentes, negros y blancos, hombres, mujeres y niños,
fueron víctimas de una matanza en medio de excesos de
una brutalidad sin precedentes en ciertas partes del norte de
Angola. Habríamos apreciado más esas palabras si se
hubieran pronunciado antes de que la violencia se exten- -
diera después a otros dos territorios portugueses y antes de
que los gobiernos africanos comenzaran a apoyar directa·
mente la violencia, incluso a través de un comité expresa·
mente constituido con este fm. No obstante, mi delegación
quisiera asegurar a todos los interesados que hemos leído
cuidadosamente y hemos reflexionado detenidamente sobre
estas palabras y otras análogas contenidas en el Manifiesto.
99. Del mismo modo hemos leído cuidadosamente y
hemos reflexi(111~do detenidamente sobre las palabras que
anteceden y las palabras que siguen. Desgraciadamente,
encontramos que el resultado de cualquier negociación que
pudiera proyectarse se ha determinado ya en el Manifiesto.
Ese resultado se expone en los párrafo 10, 14 y 15, no
menos que en el párrafo 12. En efecto, la primera-frase del
párrafo 12 dice: HDespués de definir de esta ~anera el
objetivo de la liberación, no pod~mos transigir ni hacer
concesiones." En este contexto, el papel de Portugal en
cualquier negociación consistiría en fmnar en la línea de
puntos en todo 10 que se refiera a cuestiones funda·
mentales. El resto sería una simple cuestión de forma o
quizá de establecer de común acuerdo las ceremonias que se
celebrarían con ocasión de la transferencia de poderes,
evidentemente a las partes impuestas a Portugal. Y cuando
hubiera terminado el proceso de pseudo-negociaciones, el
arreglo resultante sería saludado como "voluntad libre·
me~te expresada del pueblo".
100. El término '/negociar" parece tener en el contexto
del Manifiesto un sentidodistinto de su sentido corriente,
por 10 que pudiera ser oportuno pedir más aclaraciones.
, ; , .-.!I .•
r
¡
I,..
¡
;
,
i'
:
1"):
l.
L
i
~
~":
I
j
r,
i:
I
¡. ~
!
I
I
!
L
I
¡ ,
f. .
,-
I
\
/.
1,
l'I
!..
1
e
(
(
s
l
e
iJ
u
F
e:
v:
vj
le
h
se
hl
de
b~
ce
d(
H
M
fil
ad
la:
bt
in'
Pe
Ul
vi<
N~
la
el
in~
co:
qu
tal
ví(
arr
Sie
jus
rec
la
ha(
10,
me
mtl
su
inn
biq
1814a. sesión - 20 de noviembre de 1969
,
)
101. Cuando está en juego el destino de millones de seres
humanos, Portugal no puede abdicar de sus responsabi-
lidades. Las poblaciones que, contrariamente a lo supuesto
en el Manifiesto, no han mostrado deseo alguno de cambios
del tipo de los contemplados en ese documento - y son,
repito, la inmensa mayoría -, confían en la protección del
Gobierno portugués. Esa protección se les da, aun a costa
de grandes sacrificios, porque todo Gobierno tiene el deber
elemental de proteger a sus poblaciones.
102. El Manifiesto, alterando a su gusto los hechos, llama
a esto "la actitud inhumana de Portugal y su despiadada
dominación de los pueblos" fAj7754, párr. 14J. Mi delega-
ción deja al juicio de las personas imparciales el decir lo que
es realmente inhumano y despiadado: el suministro desde el
exterior de armas y otros materiales a unos pocos para
subyugar a los muchos, o la protección otorgada a estos
últimos por su Gobierno legítimo. El Manifiesto admite, en
el párrafo 14, que no fue Portugal, sino los otros, quienes
iniciaron la lucha. El Manifiesto declara también que, dadas
unas condiciones que equivaldrían a una rendición de
Portugal, los que comenzaron la lucha podrán desistir de
ella. Esto significa que no fue Portugal el que comenzó la
vic1encia y que no depende de Portugal el poner fm a la
violencia. Portugal se ve atacado y resiste en virtud de la
legítima defensa, pues tiene el derecho y el deber de
hacerlo. La responsabilidad de la violencia recae así de lleno
sobre aquellos que luchan contra Portugal. Y sin embárgo
hace ya varios años que se desarrolla una intensa campaña
de propaganda e innumerables resoluciones han sido apro-
badas por esta Organización en las que se acusa a Portugal,
como si Portugal hubiera iniciado la violencia o pudiera
detenerla.
103. Si Portugal no inició la lucha - y esto es cierto y el
Manifiesto lo admite -, si no depende de Portugal el poner
fin a. la lucha - y esto es también cierto y el Manifiesto lo
admite igualmente -, entonces debe admitirse también que
las acusaciones y condenas a que me he referido son
burdamente injustas. 'Son, en realidad, cínicos intentos de
invertir la verdad en busca de cierto objetivo político.
Podría creerse y esperarse que en la era de las Naciones
Unidas se haría una clara distinción entre política y
violencia. Podría creerse y esperarse que en la era de las
Naciones Unidas no se haría intento alguno para estimular
la violencia como medio para consegu~I un fm político. Por
el contrario, lo que encontramos es que aquellos que
instigan a la violencia, aquellos que facilitan la formación de
combatientes, aquellos que suministran las armas, aquellos
que proporcionan el apoyo logístico y de otra índole, son
también los que tratan de imponer una política a las
víctimas de esa violencia. Esta es la política de la mano
armada, que creíamos pertenecía a un pasado muerto.
Siendo así, no podemos sino lamentar que se trate ahora de
justificar la política de la mano armada, privilegio antaño
reclamado por los imperialismos nacionales, en nombre de
la comunidad internacional. Este es un hecho que debe
hacernos reflexionar a todos.
104. Portugal por su parte ha reflexionado ya. Profunda-
mente convencido de la legitimidad de sus derechos e
intereses, profundamente convencido del valor humano de
su política, profundamente convencido de la lealtad de la
inmensa mayoría de las poblaciones de Angola, Mozam-
bique y Guinea Portuguesa, Portugal sigue una política que
, - T
rJ 1
1
I,.
\
11
no sólo está plenamente de acuerdo con el principio de la
igualdad y de la dignidad humanas, sino que, si hemos de
ser realistas, hay que admitir también que es la única capaz
de defender y promover los mejores intereses de las
poblaciones interesadas. Portugal no puede entregar sus
poblaciones a los azares de la experimentación política, ni
esas poblaciones han mostrado deseo alguno de tal experi-
mentación. Saben que con Portugal se les garantiza plena-
mente su dignidad humana dentro de una sociedad iguali-
taria multirracial, o más bien no racial. Saben que con
Portugal se les da seguridad y protección para sus vidas y
propiedades. Saben que con Portugal se les garantiza el
progreso en todas las esferas de actividad. Saben que
Portugal no defiende 'la dominación de una raza por otra,
sino el esfuerzo cooperativo armonioso de todos. A este
propósito, Portugal - y me refiero aquí al territorio
europeo - es el primero de todos los países por el
porcentaje de ayuda prestada al desarrollo de territorios y
poblaciones de Africa. Los Territorios portugueses de
Africa superan ampliamente a muchos países africanos por
su índice de crecimiento económico. En ciertas esferas,
tales como educación y servicios sanitarios, no hay muchos
países africanos que puedan gloriarse de haber alcanzado
más altos niveles.
lOS. Una de las falsas ideas respecto a la acción de
Portugal en sus territorios de Africa concierne a lo que en
algunos sectores se llama inmovilismo. Piensan algunos que
Portugal está tratando de parar el reloj, que no está
haciendo nada por el ascenso de las poblaciones locales.
Esta es una noción absolutamente falsa. El esfuerzo
excepcional que se realiza en todos los Territorios para la
rápida promoción general de las poblaciones locales' habla
por sí mismo y lh.lr Portugal. No hay intento alguno de
detener el reloj. Lo que Portdgal desea y por lo que se
esfuerza es porque no se empuje el reloj hacia atrás. Este
sería el resultado si la sociedad no racial que Portugal ha
construido durante siglos fuera sustituida por una sociedad
en la que la raza se considerara ,como factor determinante.
Todos los esfuerzos de Portugal y todos sus pesados
sacrificios se dirigen, sinceramente y de buena. fe, a asegurar
en primer lugar que no haya retroceso alguno en las
relaciones fraternales existentes entre ciudadanos de las
razas blanca y negra y, después, que esas relaciones sigan su
línea natural de desarrollo sin estorbo ni obstáculo.
106. Hace sólo algunos años se llevó a cabo una intensa
campaña de propaganda, tanto internacionalmente como
aquí, en las Naciones Unidas, acusando a Portugal de todos
los crímenes imaginables contra las poblaciones de sus
territorios de Mrica. Esta propaganda se ha hundido desde
entonces en gran parte bajo el peso de su propia enormidad..
Sus falsedades resultaron demasiado evidentes, de la misma
manera que r~su1tó evidente que, por debajo de tales
jnvenciones propagandísticas, había un objetivo político
particular. El paso del tiempo ha aclarado el aire así
contaminado de falsedad y. gran parte de la incomprensión
cínica y deliberadamente creada en torno a Portugal se ha
desvanecido después. Los portugueses confiamos en que lo
que queda de la falsedad desaparezca análogamente y en
que se. reconozca la verdad en los círculos que pueden estar
todavía en el error.
107. Entretanto, proseguimos nuestro camino tradicional
con entera fe en la validez de nuestros ideales y objetivos.
_._'-'-'-'_._'---'- '---'--~-_.. -- ' -'-~.-...:.--_"-
1
, - 1
1
12 Asamblea General - Vigésimo cuarto período de sesiones - Sesiones Plenarias
116·. Tal escepticismo es perfectamente comprensible.
Quiero hacer notar, sin embargo, que también aquí sería
erróneo y peligroso dejarse ganar por un pesimismo
indiscriminado. Los efectos de los factores morales dentro'
115. Es importantísimo enseñar a la opinión pública de
todo el mundo, y en particular a la generación más joven, a
resistir a la mentalidad de temor y de superioridad que está
en la raíz de la discriminación racial. Puede decirse que
estos intentos para educar a la opiniónmundial, para crear
de hecho una especie de cuarentena ética, no han tenido
todavía mucha eficacia cuando se trata de eliminar la
presión racial y el colonialismo en la propia Africa
meridional.
114. Aunque las perspectivas a corto plazo no sean
ciertamente alentadoras, me atrevo a sugerir que hay
algunas razones de optimismo si ensanchamos y alargamos
nu~stra mirada sobre la situación en el Africa meridional y
en el mundo. Una de las finalidades fundamentales de las
Naciones Unidas con respecto al Aftica :r:neridional ha sido
y, a nuestro juicio, debería seguir siendo, la de mantener
una presión ininterrumrida y creciente de la comunidad
mundial sobre los regímenes minoritarios de esa región.
Tales regímenes representan de hecho una proporción tan
pequeña de los pueblos de este mundo interdependiente
que aquella presión, si la apoya una conciencia pública cada
vez más clara de lo que está en juego, tiene que ser
forzosamente eficaz en último término. Tal presión ha de
ejercerse de diversas maneras y mediante distintos medios.
Uno de esos métodos ha sido y debe seguir siendo el de
inmunizar a todos los pueblos del mundo contra la
superstición del prejuicio racial. Podemos registrar ya
progresos en este campo en comparación con la situación
reinante hace sólo algunas décadas. Una razón de esto es
que los debates y las decisiones de las Naciones Unidas han
~ontribuido a crear y a mantener una opinión mundial
dirigida contra la opresión racial. En efecto, han tenido
lugar cambios dramáticos, en la actitud psicológica de
muchos pueblos, sin excluir el pueblo sueco.
113. Comprendemos perfectamente, y compartimos de
veras, el sentimiento de frustración y desencanto de todos
los pueblos que se adhieren a los ideales de libertad,
igualdad y progreso, y en particular de los pueblos de Africa
cuando contemplan la aparente inactividad e impotencia de
las Naciones Unidas en la actualidad frente a las fortalezas
del gobierno minoritario en el Africa meridional. Nns
percatamos de que mientras esta sombra se cierna sobre
Africa el conjunto del continente no podrá lograr la
estabilidad y armonía que deben permitir a los pueblos
africanos desarrollar al máximo sus fuerzas creadoras en
favor de la paz, la prosperidad y la felicidad.
111. Es bien conocida la posición de mi Gobierno respecto
a los diversos aspectos del problema del Afríca meridional.
Esa posición ha sido expresada y confirmada también en el
presente período de sesiones de la Asamblea General.
Hemos declarado nuestra ilpplacable oposición a las polí-
ticas de los regímenes minoritarios en Africa meridional y
nuestra voluntad de dar asistencia moral y material a los
pueblos oprimidos.
109. Nosotros creemos en la cooperación. Deseamos co-
operar. Extendemos nuestra mano amistosamente a todos
los países africanos y esperamos sinceramente que nos la
estrechen.
11G. Sr. AsTRÓM (Suecia) (traducido del inglés);. Ante
todo, quisiera expresar la satisfacción de mi delegación por
el hecho de que este tema tan importante haya sido
incluido en el programa de la Asamblea General. Es
oportuno y procedente, a nuestro juicio, que se dé
conocimiento a la Organización mundial de esta declaración
histórica y que se le dé la oportunidad de pronunciarse
sobre ella. Permítaseme decir inmediatamente que mi
delégación apoya el proyecto de "resolución que se nos
presenta [A/L.575 y CO".]}, en el que se acoge con
satisfacción el Manifiesto, y que nos complacerá votar en su
favor.
El Manifiesto aboga por lo, que llama Ugo~ierno de la 112. Estamos convencidos de que es pertinente y necesaria
mayoría". De hecho, trata de distinguir entre una minoría una acción más enérgica por parte de las Naciones Unidas.
blanca y una mayoría negra. Esta posición tiene un sesgo Sostenemos que las decisiones sobre tales acciones deberán
racial. Está cargada de desastrosas consecuencias. Portugal, tomarse cuando las circunstancias indiquen que pueden
en cambio, aboga por una sociedad no racial, en la que no tener eficacia para lograr los resultados deseados. Y
haya blancos ni negros, sino sólo personas, iguales en su sostenemos también que la universalidad en la composición
dignidad humana, iguales en sus derechos y oportunidades, de las Naciones Unidas y en sus diversos órganos es un
iguales en todo campo de actividad. Lo que hace falta es principio tan importante desde el punto de vista de la
juzgar imparcialmente c:tál de estas dos posiciones responde eficacia de la acción de las Naciones Unidas que es preciso
mejor al más alto ideal de la sociedad humana, cuál de ellas mantenerlo incluso en la presente situación de grave
concuerda mejor con las realidades de las provincias provocación.
portuguesas y cuál de ellas está más al servicio de los
mejores intereses de Africa en general.
108. Dicho esto, quisiera 'volver a un punto que he
subrayado anteriormente. Me refiero a la identidad de la
creencia fundamental expresada en el Manifiesto y la
profesada por nosotros. Si a los autores del Manifiesto les
preocupa la observancia del principio de igualdad y dig-
nidad humanas, al que nosotros nos adherimos plenamente,
entonces no puede haber mejor manera de promover ese
objetivo que restaurar las condiciones en que nuestras
poblaciones puedan continuar progresando en paz, sin ser
obligadas a distraer una parte de. su esfuerzo para las
necesidades de la defensa. Estas condiciones pueden y en
'Verdad debieran ser aseguradas por los autores del Mani-
fiesto, pues entra en sus posibilidades hacerlo. Y el
beneficio revertiría no sólo sobre nuestras poblaciones, pues.
hay que aceptar que años de hostilidad hacia Portugal no
han producido ningún resultado constructivo. Por útra
parte, son cada vez más los que reconocen el hecho de que.
los verdaderos problemas con que se enfrenta Africa no son:
causados por la presencia de Portugal en sus territorios de
ese continente. Por el contrario, Portugal ha estado siempre
dispuesto a cooperar con todos los países africanos. El
realismo y la prudencia política indican que la cooperación
es en todos los casos la actitud más constructiva en la vida
internacional. No se la puede sustituir con nada que tenga
igual valor.
I
-- -
. 1
I
1
...'
13
J
77003-December 1972-475
Se levanta la sesión a las 13.20 horas.
120. Para todo el mundo está ya claro que una de las
claves de la paz y del progreso en el Mtica meridional sería
que los propios regímenes min.oritarios dejaran ver un
cambio de su espíritu. Cualquier indicación de ese cambio
de espíritu y cambio de dirección podría abrir vastas
posibilidades, aun en esta hora tan tardía, para que las
Naciones Unidas emprendieran una acción constructiva en
favor de la negociación y de la solución pacífica fin l11.
Estimamos, pues, I que a los regímenes minoritarios les
corresponde ahora realizar tal rectificación de su política. Si
ahora, todavía en esta hora tan tardía, indicaran que el
objetivo fmal de todos los pueblos de Aftica, negros y
blancos, es un continente libre de todas las fonnas de
racismo y colonialismo, entonces las perspectivas serían más
brillantes de 10 que en este momento parecen para alcanzar
un futuro pacífico, feliz y próspero en esa inquieta parte
del mundo.
importante jalón en el desarrollo y la discusión en este lugar
de todo este conjunto de problemas. El Manifiesto es
verdaderamente una Carta Magna para todos los hombres
que viven en esa parte del mundo. Como he dicho, el
Manifiesto quita la posibilidad de utilizar el temor como
excusa para la inacción. El Manifiesto establece también, sin
dejar lugar a dudas, sobre quién recaerá en el futuro la
responsabilidad de tal inacción. Atribuye netamente esa
responsabilidad a los dirigentes de los propios regímenes
minoritarios.
1814a. sesión - 20 de noviembre de 1969
Litho in United Nations, New York
119. En atención a estas consideraciones, recibimos con
complacencia el Manifiesto de Lusaka, fruto de la imagina-
ción y de la virtud política. Representa a nuestro juicio un
118. El proyecto de resolución que tenemos ahora ante
nosotros y

Continuar navegando