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J T 1814a. SESION PLENARIA Jueves 20 de noviembre de 1969, a las 10.30 horas NUEVA YORK 8. Interpretar o simplemente comentar un documento tan límpido en su expresión y tan rico en su contenido es indudablemente aceptar el riesgo de falsificarlo o de hacerle perder su altura moral y su alcance político. 9. El Manifiesto sobre el Africa meridional no es tan sólo, ciertamente, un conjunto de ideas ftlosóficas; es un resumen "Es justo reconocer que la humanidad ha tenido siempre conciencia de la necesidad de salvaguardar la dignidad del hombre por sus conquistas... Esta con- ciencia se ha hecho más imperiosa a partir de la segunda guerra mundial, que puso de manifiesto la unidad de destino de la humanidad en el mundo. Y manifiesta en la Carta de nuestra Organización y en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en las cuales afirmamos, de la manera más solemne, nuestra profesión de fe humanitaria nuestra común convicción de que los, hom- bres, independientemente de los accidentes de la exis- tencia individual o colectiva, nacen de derecho libres e iguales, y que, por encima de la realidad de los individuos, hay, en un sentido que trasciende la historia, un ideal de la especie, en virtud d~l cual todo 10 que es realmente humano debería estar inspirado por el amor, la justicia, la verdad y la belleza." {ibid., párr. lO.} 1 Manifiesto aprobado por 1& quinta Conferencia en la Cumbre de los Estados de Africa oriental y central, reunida en Lusaka (Zambia) del 14 al 16 de abril de 1969. y después por la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno de la Organización de la Unidad Africana en su sexta reunión ordinaria, celebrada en Addis-Abeba del 6 a19 de septiembre de 1969. 7. Esto es 10 que había expresado ante ustedes el Presidente Ahidjo en términos todavía más elocuentes cuando dijo: " ... Si la Organización de la Unidad Mricana ha esti- mado, sin embargo, necesario elaborar el Manifiesto que tienen ustedes ante sus ojos, y al que les pide que se asocien, es porque está profundamente convencida de que una fe que no es total es una fe que se niega a sí misma" {1780a. sesión, párr. 12}. 6. El Manifiesto sobre el Africa meridional1 {A/7757] pertenece a la familia de documentos juridicopolíticos que el genio africano, en su búsqueda ansiosa de una compren- sión entre los hombres, dedica a la causa del Mrica meridional a través de las Naciones Unidas. Es también una profesión de fe por la cual los Estados africanos reafirman su fidelidad a su mosofía constante: la que rechaza sin piedad el colonialismo antiguo y nuevo, el racismo, la discriminación, y preconiza en cambio el respeto de la dignidad humana, sin distinción de razas, de color o de religión. 5. En efecto, como decía el Presidente Ahidjo el pasado 6 de octubre ante esta Asamblea, 4. Mas hoy nos felicitamos de que los Estados africanos hayan abandonado la actitud meditativa en que los había sumergido su reciente independencia, para proponer a la comunidad internacional un documento detenidamente preparado, a la vez concreto y positivo, adecuado para sacar a las Naciones Unidas de su parálisis, en especial en lo que se refiere a la liquidación de la situación en el Africa meridional. 3. Algunos han querido ver en esta falla, si no el irrealismo de las medidas preconizadas hasta ahora, por 10 menos el signo de un agotamiento progresivo de nuestra Organiza- ción. Cooperación entre las Naciones Unidas y la Organización de la Unidad Africana: Manifiesto sobre el Africa Meridional SUMARIO PáginQ TEMA 106 DEL PROGRAMA Presidenta: Srta. Angie E. BROOKS (Liheria). 1. La PRESIDENTA (traducido del inglés): Este tema ha sido sometido directamente a la consideración de la Asamblea en sesión plenaria. La Asamblea tiene ante sí un proyecto de resolución patrocinado por varios Estados Miembros {A/L.575 Y Co".l}. 2. Sr. NJINE (Camerún) (traducido del francés): La Asamblea General emprende hoy el examen del tema 106. , relativo a la situación en el Africa meridional, en un momento particularmente significativo de la historia de las Naciones Unidas. Pese a los incansables esfuerzos que éstas no han dejado de desplegar en el sentido de la realización de algunos de los nobles ideales inscritos en su Carta, el análisis de su balance de actividades, en vísperas de su vigésimo quinto aniversario, revela indudables debilidades. Más que en ningún momento anterior, en el actual período de sesiones se han formulado interrogantes sobre las razones profundas de las impotencias de las Naciones Unidas frente a la persistencia en nuestro mundo de ciertas injusticias unánimemente reprobadas, pero cuya tolerancia continúa sin embargo amenazando más y más la paz 'y la seguridad internacionales. Tema 106 del programa: Cooperación entre las Naciones Unidas y la Organización de la Unidad Mricana: Manifiesto sobre el Africa meridional 1 Naciones Unidas ASAMBLEA GENERAL VIGESIMO CUARTO PERIODO DE SESIONES Documentos Oficiales \ , : 1¡ l· f ! l '. ¡- " i!. I 1I lt 11 1·1¡J I, . \. ¡- ~; . l· r] )~. ¡ .~ ¡~ I .) rI 1 A/PV.1814 J .. 1 \, ¡ meridional el alcance universal que merece, a fin de que triunfe en adelante, sobre esta parte del globo, la fuerza del derecho sobre el derecho de !a fuerza. 17. Tal es el sentido del proyecto de resolución A/L.575 y Corr. 1. Como puede verse de su lectura, este proyecto es el resultado de contactos y de cambios de impresiones entre numerosas delegaciones. Tengo el placer Je anunciar que el Pakistán ha pedido esta misma manana que se inscriba el nombre de su delegación en la lista de los autores del proyecto de resolución. 22. Sin em!>argo, hemos notado igualmente en el curso de esas consultas que hay varias interpretaciones diversas del Manifiesto. Incumbe p~r consiguiente a mi deleg~ción, como actual Presidente del Grupo africano, explicar el Manifiesto tal como lo ven sus autores, esto es, los Estados africanos. El Manifiesto contiene tres mensajes básicos. En primer lugar, el de que los países africanos independientes se oponen permanentemente a todo sistema político que acepta y adopta la política de discriminación racial. Se esfuerzan por organizar, bajo sus jurisdicciones, sociedades libres de la animosidad racial; tratan de desarrollar socie- dades no racistas. Reconocen no obstante que no han alcanzado hasta ahora esa forma de sociedad totalmente desprovista de racismo. A pesar de ello, su objetivo y su resolución sigue siendo el establecimiento de sociedades hbres de los prejuicios raciales. 19. Sr. KIBINGE (Kenia) (traducido del inglés): En nombre del grupo africano, me es grato presentar formal- mente a la aprobación de la Asamblea General el proyecto de resolución A/L.575 y Corro 1, relativo al Manifiesto de la Organización de la Unidad Mricana sobre el Mrica meri- dional [A/7754]. No es ésta la pfL'J1era vez que la cuestión del Manifiesto se somete a la atención de esta augu8ta Organización. En su forma original, el Manifiesto fue presentado ya este mismo año al Consejo de Seguridad por la delegación de Zambia [1489a. sesión], y fue aprobado entonces como documento oficial del Consejo de Segu- ridad2 • 18. Estoy persuadido de que, siguiendo a los Estados africanos, las Naciones Unidas, en un impulso general" suscribirán sin reservas este manifiesto. 2 Documento 8/93.63. 21. El Manifiesto ha sido distribuido ya con ese fin. Desde que empezó a ckcular, mi delegación ha celebrado ya muchas consultas con otras delegaciones, y observo compla- cido que ha sido estudiado amplia y muy intensivamente. En cierto modo esto significa que la Asamblea General tiene plena conciencia del cont~nido de la declaración. 20. En un momento anterior del actual período de sesiones de la Asamblea General [ 1780a. sesión} , el Presidente de la República del CamefÚn, Exmo. Sr. El Hadj Ahmadou Ahidjo, actual Presidente de la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno de la Organización de la Unidad Mricana, presentó el Manifiesto de la Organización de la Unidad Mricana. Procede, pues, que la Asamblea General adopte ahoraese Manifiesto, mediante el proyecto de resolución, como declaración de las Naciones Unidas. "de todos los medios a su alcance para publicar solemne- mente el texto de la Declaración y, después, para disponer que sea distn'buido, expuesto, leído y comentado en las escuelas y otros establecimientos de enseñanza, sin distinción fundada en la condición política de los países o de los territorios". 13. En todo caso, el Manifiesto sobre el Mrica meridional está ahí. Todos nosotros 10 hemos leído y meditado. Estamos persuadidos de que la decepción del mundo sería inmensa si el llamamiento lanzado al unísono por todos los Jefes de Estado y de Gobierno de la Organización de la Unidad Mricana, llamamiento tan pertinente en cuanto al fondo, tan fmne y cortés en cuanto a la forma, no encontrara ningún eco favorable en Sudáfrica, en Portugal y en los usurpadores de Rhodesia. 14. Como siempre, mi delegación ha asumido ya por su parte sus responsabilidades. En efecto, la República Federal del Camerún está determinada a secundar en la medida de sus fuerzas los esfuerzos que la OUA, de concierto con todos los ~rganismos competentes de las Naciones Unidas, despliega, hoy como ayer, para desterrar definitivamente del Mrica meridional las situaciones y las prácticas contra- rias a la Declaración Universal de Derechos Humanos, a la Carta de las Naciones Unidas y a la de la OUA. 15. Cuando, ellO de diciembre de 1948, nuestra Asam- blea aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechps Humanos, recomendó-a los Estados Miembros, en su resolución 217 D (lIT), que se valieran 12. De la misma manera, el Manifiesto sobre el Mrica meridional no debe interpretarse en función de prejuicios de orden ideológico. Al desear que desaparezcan los instintos de hegemonía y de dominación basados sobre la opresión, la explotación, la coacción y los argumentos falaces, para dar paso a las relaciones de amistad y de cooperación entre Estados independientes, el Manifiesto se eleva muy por encima de todas las contingencias ideológicas para no considerar sino la suma de bienestar que "el reconocimiento del hombre por el hombre" puede llevar al equllibrio de la comunidad internacional. 10. Quiérase o no, el colonialismo, en todas sus formas, está en vías de liquidación, y no está ya lejos el día en que nuestra Asamblea registrará de nuevo el paso de una segunda corriente análoga a la tan valerosa y realista que algunas partes de Mrica conocieron hace una década. Sería anacrónico e ilusorio pensar lo contrario. de actitudes, una indicación política, una señal de determi- nación. 11. No podría ser de otra manera, cua.l1do la Carta de las Naciones Unidas, que se quería estática, es en realidad un documento vivo y dinámico que ya no es posible, honrada- mente, interpretar con arreglo a criterios caducos y supe- rados; antes bien, por la fuerza de las cosas, hemos de adaptarla a la evolución de laS ideas políticas modernas teniendo en cuen~a las realidades sociales y políticas que imperan en el mundo actual. 2 Asamblea General - Vigésimo cuarto período de sesiones - Sesiones Plenarias 16. Queremos esperar que hoy esta Asamblea, mediante un voto unánime, reconocerá al Manifiesto sobre el Africa ._._"-~_.__o "- f ,.:." '"", \ . '._ ~,~L .~:~~ ,~:~.':.~~~;¡:..~·:0J~~>·'_,.0~~]~iil,~-;~:.:~ _~":~_ , .,.._. -tid.c~«tMiftsti~-!_, ~~.~ ,.', 1814a. sesión - 20 de noviembre de 1969 3 27. La aceptación de este proyecto de resolución nos daría una oportunidad de hacerlo así. Pero una razón todavía más importante para acoger con satisfacción el Manifiesto es el hecho de que se trata de una defmición muy oportuna de los objetivos, actitudes y procedimientos que son necesarios en la lucha contra el racismo y contra la opresión política, social y económica de los pueblos coloniales. La definición de los objetivos y actitudes contenida en el Manifiesto es oportuna porque los largos años de protesta casi éstéril de esta Organización contra la política seguida por los regí- menes de Mrica meridional han inducido a confusión respecto a los fmes de ésta y, 10 que es peor, a la apatía en ciertos sectores. 28. Quisiera señalar algunas de las características del Manifiesto que a juicio de mi ·delegación podrían ser particularmente útiles para aclarar los objetivos de las Naciones Unidas y justificar las líneas de acción que nos hemos trazado. Ante todo, yo mencionaría la defensa inflexible que el Manifiesto hace de su posición de hostilidad activa frente a las prácticas coloniales y raciales predominantes en el Mrica meridional. Esa hostilidad se basa en la devoción a la justicia humana y a la igualdad. No pide una perfección inmediata, sino que pide el abandono y la sustitución de aquellas políticas que deliberadamente tratan de organizar a la sociedad de manera que se destruyan en las mentes de los hombres los principios de igualdad humana y de autodeterminación nacional. 29. Las Naciones Unidas han procurado siempre mantener un diálogo con los gobiernos del Mrica meridional; han esperado siempre, durante los últimos veinte años, que la comunidad internacional podría ejercer sobre esos gobier- nos una presión moral para hacerlos rectificar sus políticas. No obstante, entre 1946, cuando por primera vez el apartheid fue condenado por las Naciones Unidas, y el momento actual, ha habido una abierta y continuada intensificación de la política de apal'theid en Sudáfrica y en el territorio ilegalmente mantenido de Namibia. En los territorios administrados por Portugal, las autoridades portuguesas h~ p~rsistido en negar la autodeterminación a los pueblos de esos territorios. Frente a la denegación sistemática de los derechos humanos en Sudáfriea, la comunidad mundial debe mostrar una hostilidad sin restrie- El Sr. .Borch (Dinamarca), Vicepresidente, ocupa la Presidencia. 26. Sr. FARAH (Somalia) (traducido del inglés): Para la delegación de Somalia es una gran satisfacción apoyar el 24. Hace ya más de siete meses que el Manifiesto se aprobó originalmente en Lusaka, en la República de Zambia. En estos siete meses los regímenes a que nos referimos han tenido pleno conocimiento de la declaración. Sin embargo, han continuado siguiendo implacablemente su política antidemocrática. Esperamos que esto no signifique que se proponen seguir su peligrosa carrera. Pero a falta de indicios de que se propongan modificar su política, es forzoso que los Estados africanos teman la probabilidad de que los regímenes racistas sudafricanos persistan en recha- zar el planteamiento pacífico de los problemas que ellos mismos han ,originado. Por consiguiente, el Manifiesto contiene este tercer mensaje: si fuera imposible persuadir a esas fuerzas hostiles para que negociaran con nos'otros y concedieran los derechos fundamentales que actualmente niegan a los pueblos africanos en Sudáfrica, entonces los pueblos oprimidos del ~frica meridional podrían recurrir a medios violentos para obtener reparación de sus agravios. Si tal cosa ocurriera, los Estados africanos se reservan el derecho de apoyar tales medios de resolver los problemas del apartheid, de la discriminación racial y del colonialismo. El Manifiesto, pues, incluye esta importante disposición. 25. Sólo necesito reiterar la esperanza de mi delegación, como de todas las demás que patrocinan este proyecto de resolución, de que los regímenes que practican políticas antidemocráticas en el Africa meridional vean la ventaja de modificar su política antes de que los pueblos del- sur de Mrica y los Estados africanos independientes se vean obligados a recurrir a medios no pacíficos de resolver los graves problemas que actualmente se plantean allí. Invi- tamos a todos los pueblos del mundo que aman la paz a unirse a nosotros aprobando este proyecto de resolución y el Manifiesto corno demostración práctica de que el mundo reconoce los peligros del apartheid, de la discriminación racial y del colonialismo, así como la necesidad de eliminarlos rápidamente del continente africano y de todo el mundo para que la paz y la prosperidad puedanser garantizadas en el Mrica meridional. 23. En segundo lugar, el Manifiesto contiene el siguiente proyecto de resolución A/L.575 y Corr.l, que acaban de mensaje. El pueblo de Mrica meridional se ve hoy presentar elocuentemente a la Asamblea los representantes abrumado por grandes tensiones y desdichas a causa de la de Camerún y Kenia. El Manifiesto sobre el Mrica existencia de los tres males siguientes: la política de meridional, sobre el que se requiere la atención de la apqrtheid, seguida con una crueldad sin precedentes por el Asamblea General, intenta explicar a la comunidad inter- régimen racista de Pretoria; la discriminación racial, practi- nacional, con la mayor concisión y claridad que sea posible, cada generalmente en aquellas regiones en que regímenes la actitud de las naciones africanas ante los inhumanos minoritarios no africanos se aferran al poder contra toda problemas del apartheid y la injusticia del gobierno minori- lógica; y el colonialismo, en virtud del cual ciertos países tario y ante aquellos que niegan la autodeterminación a los extranjeros esgrimen falsos derechos a ciertos territorios pueblos sometidos que la buscan. Estas políticas y prác- africanos. Mediante esos falsos derechos que pretenden ticas, claramente contrarias a la Carta de las Naciones tener sobre territorios africanos, esos países extranjeros Unidas y a la Declaración Universal de los Derechos están negando a millones de africanos el derecho a la Humanos, hace tiempo que han sido condenadas por esta autodeterminación, que es fundamental para el proceso Organización. Pero los daños que causan son tan graves y democrático. Frente a esas prácticas antidemocráticas, el constituyen tal mancha en la historia de nuestros tiempos Manifiesto declara que los países independientes de Mrica que debemos renovar constantemente nuestro empeño en la -tratarán, en primer lugar, de buscar soluciones pacíficas, lucha por su eliminación. por p'edio del diálogo y de otros medios pacíficos de consulta. Los países independientes de Africa esperan que este ellfoque pacífico sea aceptable para aquellos que, con sus acciones inhumanas, han optado por ~eclararse enemi- gos de Mrica. ---"-,.;.:..,..-'-'__e, - \ 1 l 4 Asamblea General - Vigésimo cuarto período de' sesiones - ,Sesiones Plenarias ciones contra el racismo y contra la supresión de la voluntad popttlar, que asp~a a la autodeterniinación. 30. En Rhodesia, un régimen ilegal minoritario combina las ofensas del colonialismo y del racismo, cooperando estrechamente tánto con el Gobierno portugués como con el sudafricano. 31. El Manifiesto sobre el Africa meridional se ocupa también de cómo ha de expresarse la hostilidad de la comunidad internacional. Puesto que el Manifiesto se ha originado en países- que apoyan la Carta de las Naciones Unidas, muestra claramente una preferencia a alcanzar el objetivo de la liberación de los pueblos del Mrica meri- dional por medios pacífi90s más bien que violentos. No obstante, reconoce también que en una situación en que se da una imposición sistemática y en gran escala de la injusticia, llega a un momento en que resulta moralmente defendible oponerse a esa injusticia por medios violentos. Por esta razón el Manifiesto declara que "mientras la evolución pacífica se vea dificultada de hecho por los hombres que en este momento ejercen el poder en los Estados del Africa meridional, no tenemos más alternativa que dar a los pueblos de estos· territorios todo el apoyo posible en su lucha contra los opresores" [Aj7754, párr. 12J. 32. Uno de los rasgos más loables del Manifiesto, a juicio de mi delegación, es el equilibrio que mantiene entre una actitud intransigente en apoyo de la dignidad humana por una parte, y por otra una evaluación prudente y moderada de las necesidades de la situación en su conjunto y de las circunstancias particulares de cada una de las regiones del Mrica meridional que causan preocupación. Por ejemplo, el Manifiesto expresa claramente que la repulsa del apartheid y del colonialismo es también una exigencia de que "se ,ofrezca a los pueblos de dichos Estados la oportu- nidad de colaborar como ciudadanos iguales y que ellos se den las instituciones y el sistema de gobierno a cuyo amparo, de común acuerdo, convivirán y colaborarán para crear una comunidad armoniosa" [ibid., pá". 8J. 33. El objetivo no es invertir colérica y vindicativamente la actual dominación racial, sino hacer que todos acepten los principios de la dignidad humana. El Consejo de Seguridad tenía consideraciones de esta naturaleza en 1964 cuando, a través de los buenos oficios del Secretario General, designó un grupo de expertos presididos por la Sra. Alva Myrdal para hacer recomendaciones sobre la solución de los problemas sudafricanos. Una de las recomendaciones de ese Comité, que ulteriormente hizo suyas el Consejo de Seguridad [resolución 191 (1964JJ, fue que debería consti- tuirse una convención nacional en Sudáfrica, con la cooperación de las Naciones Unidas, en el que estuvieran representados todos los pueblos. Las Naciones Unidas no han cerrado la puerta a la cooperación para el logro de ese objetivo, y el Manifiesto de Lusaka define claramente la h'beración de Sudáfrica como aplicación del principio de autodeterminación. Pero el Manifiesto afinna también que "las ilctividades del Gobierno de Sudáfrica son de tal naturaleza que el resto del mundo tiene el deber de intelVenir para proteger a la humanidad" [Aj7754, párr. 20J. Continúa apoyando todas aquellas formas de ostracismo instituidas o recomendadas por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad. El Manifiesto no sugiere, evidentemente, que deba suspenderse toda acción significa- tiva contra Sudáfrica mientras se espera la respuesta de los Gobiernos sudafricano y portugués. De hecho, en el caso de Sudáfrica, el Gobierno de ese país ha rechazado todas las oportunidades de discutir la cuestión con las Naciones Unidas y, como para mostrar su desprecio por la opinión mundial, ha extendido e intensificado su política de discriminación racial y opresión. 34. Mi delegación está convencida de que esta Organiza- ción estará siempre dispuesta a responder cuando, a todas luces, están en juego los principios de igualdad y auto- determinación nacional. Pero, como subraya el Manifiesto, debe seguir usando todos los medios de que dispone para oponerse a un sistema que se basa en la negación de la naturaleza humana. 35. Mi delegación espera que la Asamblea General apruebe unánimemente el proyecto de resolución [AjL.575 y Co".1J. Al hacerlo así mostrará su intención de intensificar los esfuerzos internacionales para la eliminación del apart- heid, de la discriminación racial y del colonialismo. 36. Sr. MAYAKI (Nigeria) (traducido del francés): La Asamblea General comienza hoy el debate de un problema que preocupa ante todo a todos los Estados independientes y también, me atrevo a decirlo, a todos los Estados que aman la paz y la libertad. 37. Sabemos todo el interés que nuestra Asamblea pon'e en este problema; pero cuando, por efecto de un fenómeno de escalada de dificultades, se llega a un callejón sin salida, la lucidez sigue siendo la mejor forma, de valor. 38. Un raro ejemplo de esta virtud nos ha dado aqüí mismo el Presidente Ahidjo, actuando en nombre de la Organización de la Unidad Mricana, cuando el 6 de octubre desarrolló ante esta Asamblea el espíritu del Manifiesto de Lusaka. Nadie podrá olvidar en qué términos, un día después de la fecha fijada para que Sudáfrica se retirara de Namibia, lanzó a todas las naciones del mundo - y, en primer lugar, a la República Sudafricana - un llamamiento "para que se pongan en juego todos nuestros recursos para que nuestra época . . . sea el comienzo del reinado de una auténtica fraternidad humana en el mundo" [1780a. sesión, párr. 32J. Quisiera no obstante recordarlo, y cito sus palabras: "Al hacer este llamamiento a la conciencia universal, queremos lio solamente demostrar nuestra adhesión a la paz y al ideal de fraternidad humana, y nuestravoluntad de contribuir mediante el diálogo y la negociación a la solución de los grandes problemas del mundo, sino también revivificar nuestra fe en el hombre y nuestra consideración a. su dignidad... Sería aberrante dar a nuestro combate un sentido racista ...; ese prejuicio tendiente a dividir a la humanidad en razas supenores e inferiores y a justificar la dominación de unas sobre otras. Nuestra lucha supone, por lo tanto, la condenación de todo racismo, y no la instauración de un racismo al revés, y se basa en la convicción inquebrantable de que, cuando .se niegan los valores humanos de un solo hombre, se atenta contra la dignidad de todos los hombres." [Ibid., párrs. 17y 16.J t I~ I l r 1: l.:f ._,.--_., ._.--'"--_.. 1814a. sesión - 20 de noviembre de 1969 1 5 ...' 1':: I " (: [: 1, t I ~ [~ I i Tal es efectivamente nuestro problema: no se combatirá el veneno del racismo mediante ese otro veneno: un "racismo antirracista". 39. El único antídoto del racismo reside en la afrrmación, infatigablemente repetida, del carácter sagrado del hombre, hecho a imagen de Dios, que no cabe rebajar a la categoría de los animales. Tal es la importancia de la condición humana, que el hombre es juzgado por su conciencia. Hacer que el hombre redescubra la importancia de su condición, he ~í el fondo del problema. Todos nos debemos a ese fm, todo debe concurrir a él. Todas las fuerzas espirituales - en primer lugar el Islam y el Cristianismo, pero también nuestra Asamblea de pueblos, este "lugar de cita del dar y del recibir", según la imagen del poeta negro antillano Aimé Césaire - pueden y deben entenderse para resucitar nuestra fe en el hombre y realizar su suprema esperanza: la civilización de lo universal, objetivo de todos nosotros. 40. He dicho civilización de lo universal, y no civilización universal, pues ésta no puede ser impuesta sino por la fuerza, despreciando las complementaridades que hacen la riqueza del fenómeno humano. Como decía Pi~rre Teilhard de Chardin, "las razas no son de una igualdad matemática, son de una igualdad complementaria". 41. El continente africano, en el que, acaso más que en cualquier otra parte, se encuentran frente a frente esas complementaridades, se siente por ello destinado a una misión sagrada. Somos el alfa y la omega de una humanidad que quiere hacerse, pero que se busca, en la encrucijada de contradicciones que vendrán un día a disolverse en una simbiosis fecunda, en la alianza indestructible de dos mundos, más complementarios que opuestos: los del análisis matemático y de la emoción, del concepto y de la imagen, de la razón lógica y de la intuición. 42. Sólo podremos progresar por ese camino si hacemos todos un esfuerzo para comprendernos y conocernos. 43. Movidos por este espíritu lanzamos un nuevo llama- miento a los blancos ciegos y sordos del Africa meridional. Abundan los ejemplos de la importancia y el valor de la aportación negro-árabe-bereber al mundo indoeuropeo; hay también ejemplos de síntesis logradas, en la primera ftla de las cuales nos complace citar nuestra cooperación con Francia, que conservará siempre en nuestro corazón un lugar privilegiado. No por ser la antigua potencia adminis- tradora, sino por ser Francia, en la que se encarnan los más puros valores espirituales, síntesis indisoluble del corazón y del espíritu, imagen ejemplar de un humanismo integral. 44. ¡Blancos del !_irica meridional, escuchadnos, com- prendednos! Demos juntos un paso, sin complejos y sin temor, un paso hacia algo nuevo, pará que se cese de traicionar allí al hombre y a la civilización. En lugar de desconocemos, aprended a conocernos y a comprendernos. Ayudando a los otros a elevarse rápidamente y a liberarse, trabajaréis en vuestra propia elevación y en vuestra propia liberación. 45. En virtud de este espíritu - pues nosotros esperamos un gesto que sea signo de nuevas tendencias -, ¿por qué Sudáfrica, por ejemplo, no habría de considerar la creación de un gobierno multirracial en el que las poblaciones negras estuvieran asociadas a la gestión general de los asuntos del país? Sudáfrica debe, desde ahora mismo, re,isar su política racial y su política de desarrollo económico. No saldrá de sus contradicciones actuales a este respecto si no es mediante una revisión valiente de su comportamiento irracional en materia racial. De ello depende el desarrollo armonioso de su futuro, y sería lamentable que se negara a agarrar, sin mayor demora, el asidero que hoy le tendemos. 46. Antes que ignorar la civilización negra y sus formas tan diversas de expresión, ¿no sería mejor para los blancos del Africa meridional que aprovecharan su valúr y explotaran toda su riqueza potencial? ¿No es el arte africano, ante todo, un medio de comunicación y de comunión? 47. En vez de encarcelar a hombres cuyo único delito es el de la sinceridad, ¿no harían mejor los gobiernos del Mrica meridional liberándolos y dejándolos expresarse, ya que es bien cie¡to que no hay para cualquier autoridad mejor guía que la de la verdad, y que no hay verdad sin. confronta- ción? Unas medidas de amnistía no sólo tendrían un efecto apaciguador, sino que además permitirían desembocar en nuevas fórmulas. 48. Por esta razón pensamos que el Manifiesto de Lusaka trae algo nuevo al examen de la situación dramática en el Africa meridional. 49. Pensamos que los dirigentes de Sudáfrica, elGobierno portugués y, fmalmente, los dirigentes del régimen ilegal de Rhodesia del Sur, sabrán aprovechar esta ocasión -la ocasión de la última oportunidad - para revisar su concepto de dominación del hombre por el hombre mediante la fuerza y la violencia. Pensamos haber aportado con este Manifiesto la prueba de nuestro deseo de encontrar una solución honorable a todos esos problemas. Que no se nos diga, por lo tanto, que no hemos agotado todas las vías y todos los medios capaces de conducir al arreglo de esas cuestiones mediante el diálogo. Y si nos vemos forzados a utilizar la violencia, 10 haremos; pero que nuestros adver- sarios sepan entonces que ellos asumirán ante la historia toda la responsabilidad. 50. El Manifiesto de Lusaka es el mensaje de toda el Mrica independiente, y en cuanto tal merece ser largamente meditado, con la seriedad que ello implica. Pensamos que también los amigos de los que dirigen la política del Mrica meridional sabrán desempeñar el papel que tenemos dere- cho a esperar de ellos. Al hacerlo así, harán una obra útil para la humanidad entera. 51. Antes que negar la autoridad de las Naciones Unidas, ¿no tendrían las potencias del Mrica meridional mayor interés en aceptar la reanudación del diálogo por intermedio de una autoridad indiscutida, sin que por otra parte sea necesario suscitar con esa ocasión cuestiones jurídicas previas que, a juicio de mi delegación, podrían más bien retrasar la solución de los pro1l1emas? 52. La paz no es la ausencia de guerra. Un orden aparente puede disimular un desorden establecido. Toda paz verda- dera .no puede fundarse sino sobre la justicia y el amor. Sobre la justicia, es decir, el respeto real de los derechos de unos y otros, sin discriminación de ninguna clase. Sobre el amor, que va mucho más allá de lo que la justicia puede . l • ¡ 6 Asamblea General- Vigésimo cuarto período de sesiones - Sesiones Plenarias , '. \ ". { i' ¡ 1 l' i· I l· I i¡ ! l· ! I I t f f! l' ¡ 1, 63. Como el Presidente Nyerere dijo en Canadá el mes pasado: 64. En esta Asamblea tenemos muchas divisiones y dispu- tas. Conviene que en estas cuestiones de igualdad r~cial y emancipación de Alrica de la supremacía blanca estemos abrumadora y cordialmente de acuerdo, y que el mundo así nos vea. "Deseamos estimular la igualdad humana y dar a la dignidad humana y al espíritu opuesto al racismo la oportunidad de crecer en nuestros países." "No soy racista y detesto el racismo, porque lo considero como algo bárbaro, tanto si viene del hombre negro como si viene del blanco." "Sólo podremos dar máxima prioridad a ~stas cues- tiones de desarrollar la libertad individualy la dignidad individual cuando toda Africa sea libre." 59. Permítaseme referirme al otro gran problema a que se refiere el Manifiesto, el problema de la raza. En esta cuestión es en donde los africanos marcan una pauta al mundo. El Manifiesto es una repulsa del racismo. La lucha africana - para utilizar las palabras del Manifiesto - ha de liberarse de "un medio emponzoñado por la propaganda del racismo" [ibid., pá". lO}. 60. Muchos de los pueblos de Africa han sufrido alguna forma de explotación. o dominación extranjeras. Sin embar- go no son africanos, sino hombres blancos quienes perpe- túan en nuestros días en el Africa meridional el mal de la discriminación racial. Los africanos, para su honra perdu- rable, siempre han clamado contra ella y se han opuesto a ella. •y terminaba diciendo: 61. Nelson Mandela, del Congreso Nacional Africano de Sudáfrica, al ser juzgado antes de ser enviado a la prisión, dijo: 62. Son los africanos quienes han avergonzado a los' blancos enseñando y practicando los principios de la igualdad. Por eso saludamos respetuosamente la reafirma- ción por líderes africanos, en palabras de equilibrada dignidad, de los principios de la libertad: liberación de la opresión y la injusticia, liberación del prejuicio y liberación de la dominación inhumana de una raza, de un pueblo o de una clase por otra. Ese es el principal mensaje del Manifiesto. 65. Sr. YOST (Estados Unidos de América) (traducido del inglés): El Manifiesto sobre el Africa meridional, publicado primer}lIIlente en abril de 1969 en Lusaka por catorce Estados del Mrica oriental y central, es indudablemente uno de los más importantes documentos políticos y humanos que jamás haya producido el continente africano. traer. "La paz de que hablamos no puede obtenerse sin la personas, los hombres a quienes se niegan esos derechos y libre. y confiada comunicación entre los hómbres de las a quienes se embrutece por la opresión se vuelven riquezas de su espíritu y de sus facultades creadoras." inevitablemente a la violencia, por creer, aunque equivo- ¿Chocan estas palabras? Son, sin embargo, las del mensaje C&damente, que ésta es su única manera de conseguir que del Concilio ecuménico Vaticano 11. se reconozcan sus derechos." 53. 'Todo esto no son sino ideas, ni siquiera sugerencias, pues 10 que esperamos es un signo, un rayo de sol a través de las brumas actuales. Nuestros sentimientos reflejan nuestra buena fe, y por ello ponemos nuestra confianza en esta Asamblea y en sus Miembros para que el llamamiento de Lusaka sea una prenda segura de una renovación política en el Africa meridional. 58. Como el Primer Ministro de mi país ha dicho en la Cámara de los Comunes: Tal es el mensaje del Manifiesto. Si ha de haber conflicto racial en Mrica, como acaba de declarar el representante de Nigeria, un conflicto racial que inflame a toda Afri~a y se extienda al mundo, no serán los africanos los que cargarán con la responsabilidad original. 57. Leemos en el Manifiesto: "Una de las más viejas leyes de la historia es que allí donde no hay democracia que disponga el respeto a las "Es mejor negociar que destruir, hablar que matar. De ninguna manera propugnamos la violencia, sino el fin de toda violencia practicada por los opresores de Africa contra la dignidad humana." {A/7754, pá". 120.} 55. El Manifiesto habla de violencia. Por mj parte, yo nunca propugnaré la violencia. He visto con demasiada frecuencia en diversas partes del mundo cómo la violencia engendra la violencia, y he visto cuánto mal se hace cuando los hombres están divididos por los horrores de la violencia y la amargura del odio consiguiente. 56. Pero hay dos clases de violencia: hay la violencia de la resistencia y hay la violencia de la represión. Es la segunda - la violencia de la opresión, la violencia de un Estado policíaco, con su perniciosa y omnipotente red de fuerza opresiva, como vemos en el Africa meridional - la que es despreciable y provocadora. Es la violencia de la opresión la que causa la violencia de la resistencia. 54. Lord CARADON (Reino Unido) (traducido del in- gi~s): Me es muy grato intervenir después del notable y emocionante discurso que acabamos de escuchar. Apoyo el proyecto de resolución que se nos ha presentado [A/L.575 Y Co".l}. Lo hago de buen grado, porque vemos en el Manifiesto de Lusaka una declaración constructiva e imagi- nativa sobre algunos de los mayores problemas de nuestro tiempo. Se trata de un documento africano, de una declaración africana que saludamos y respetamos. Es la verdadera voz de Africa la que clara y altivaJIlente habla hoy en esta Asamblea mundial. No me incumbe suscribir todos los puntos del Manifiesto. De hecho, hay en él algunas propuestas sobre las cuales mi Gobierno desearía formular concretamente reservas o hacer objeciones. Nues- tra complacencia no se extiende a todas y cada una de las propuestas. Lo que acogemos con tan cálida complacencia es la inspiración, la expresión elocuente, la fmalidad generosa y elevada de esta declaración histórica. r J , . 1814a. sesión - 20 de noviembre de 1969 7 La reciente adopción de este Manii.~esto por la Organización de la Unidad Mricana, que represc!lta a cuarenta y un Estados independientes, 10 hace aún más digno de atención y estudio por parte de la comunidad mundial. 66. Para subrayar la importancia de este documento, el Presidente Ahidjo, de la República del Camerún, presentó formalmente el Manifiesto a la Asamblea General en su elocuente discurso el 8 de octubre de 1969 [1780a. sesiónJ. Como resultado de su discurso y por iniciativa de los Estados Miembros africanos tenemos ahora ante nosotros el tema "Cooperación entre las Naciones Unidas y la Organiza- ción de la Unidad Africana: Manifiesto sobre el Africa meridional" . 67. Con referencia a este tema se ha presentado un proyecto de resolución [A/L.575 y Corr.1J según el cual se acoge con satisfacción el Manifiesto y se 10 señala a la atención de todos los Estados y pueblos. Los Estados Unidos apoyan este proyecto de resolución y votarán en su favor. 68. Acabamos de oír varias intervenciones muy elocuentes a este respecto. Hay muchos puntos en este emotivo documento que suscribimos de todo corazón. Quizá su mayor contribución es que, en su justificada repulsa del racismo blanco y del colonialismo en el Africa meridional, sabiamente denuncia el mal opuesto de un racismo a la inversa, y aun de toda clase de espíritu vengativo o de deseo de dominación de un grupo por otro. Además, en muchos aspectos, este documento despliega una prudente flexibi- lidad respecto a los métodos y al ritmo del progreso hacia la justicia. 69. Esto no' quiere decir ni da a entender que estemos de acuerdo con todas y cada una de las opiniones expresadas en este largo documento. Por ejemplo, mi Gobierno no aprueba el uso de la fuerza, ni para promover ni para combatir la causa de la justicia en el Mrica meridional. Hay ciertas referencias a Portugal y a supuestas actividades e intenciones portuguesas en el Africa meridional con las cuales no quisiéramos asociamos y que consideramos inexactas. Creemos también que la exclusión de Sudáfrica de las Naciones Unidas o de sus organismos no adelantaría la causa de la autodeterminación y de la lucha contra el racismo en la región. Continuamos creyendo, por el contrario, que el contacto, el diálogo y la persuasión son los medios acertadps, por lentos que parezcan sus efectos. 70. A este respecto, nos complace particularmente obser- var la declaración de los autores de que prefieren alcanzar sus objetivos sin violencia física, de que prefieren negociar antes que destruir, hablar antes que matar. 71. El Manifiesto presenta en memorables términos de sabiduría política las verdaderas fmalidades de los que buscan la libertad de los pueblos del Mrica meridional: "En primer lugar, que las pobl&ciones de los territorios que todavía se hallan bajo el dominio colonial deben tener la libertad de determinar por sí mismas las instituciones que les permitirán ejercer su autonomía. En segundolugar, que los ciudadanos del Mrica meridional que en los sucesivo tendrán la posibilidad de ser hombres liberados de todo prejuicio de color, ya no vivan en un medio emponzoñado por la propaganda del racísmo." [Aj7754, párr. lO.} 72. Los Estados Unidos se enorgullecen de dar su más cordial apoyo a las palabras que acabo de citar. Creemos que los innegables derechos que se reclaman en esas palabras se realizarán en el momento oportuno. 73. SI. DE MIRANDA (portugal) (traducido del inglés): La delegación de Portugal no acostumbraba subir a esta tribuna a menos que poderosas razones nos obliguen a hacerlo. Por una parte, tanto se ha dicho y repetido incontables veces sobre la cuestión de las provincias portuguesas de ultramar, que infringir la sana regla de conducta que nos hemos fijado sólo llevaría a recargar innecesariamente las voluminosas actas de la Organización. No deseamos aumentar el volumen de los "océanos de papel" de que hablaba un representante durante el reciente debate g-eneral. Hoy, sin embargo, nos creemos obligados a hacer una excepción y a pedir la palabra. 74. Mi delegación desea comentar el documento tit~lado "Manifiesto sobre el Mrica meridional", que ha sido presentado a la Asamblea. 10 hemos examinado con toda la atención que se debe a un documento suscrito por Jefes de Estado y de Gobierno de Mrica. Es un texto bastante largo, y sólo una parte de él concierne a Portugal. Mi delegación limitará sus comentarios tan sólo a algunos aspectos esenciales de esa parte. 75. El Manifiesto contiene una declaración de principios y una expresión de opiniones sobre cuestiones de hecho, mezcladas con consideraciones políticas. 76. En cuanto a los principios, el Manifiesto subraya la "convicción de que todos los hombres son iguales y de que gozan de los mismos derechos a la dignidad humana y al respeto, sin distinción de color, raza, culto o sexo" libid., pÓJT. 2J. Esta creencia es también la nuestra y lo ha sido desde tiempo inmemorial. Sostenemos, en efecto, que somos los pioneros de esta creencia en el mundo moderno, pues fueron los navegantes portugueses de los siglos XV y XVI quienes primero difundieron el ideal de la fraternidad humana por el mundo que descubrieron; y los portugueses la han practicado desde entonces en sus contactos con pueblos de otras razas y de otros continentes. En la historia de las relaciones interraciales sería difícil encontrar un capítulo de mayor interés humano que el que describe la fraternal intercomunicación que los portugueses de Europa establecieron desde los primeros tiempos con pueblos de otras etnias en otros continentes. Es cierto que los portugueses tenían varios objetivos al emprender su audaz empresa de los descubrimientos, pero entre ellos no figuraba el de la dominación de los pueblos. Por otra parte, la expansión del cristianismo fue con toda seguridad uno de sus principales objetivos, y aun puede decirse que el primerísirno. Esto significaba difundir el mensaje de la hermandad universal de los hombres, cualesquiera que fueran' su raza y su color. Al ser fieles a ese mensaje, los portugueses trataron con pueblos de otros orígenes étnicos en un pie de igualdad y crearon con muchos de ellos vínculos de solidaridad espiritual, que condujeron con el - ~. ---f.í 8 Asamblea General - Vigésimo cuarto período de sesiones - Sesiones Plenarias a Sl ( f 1 e r e r a S e e jl F 8 c h c, h si tl u p e: el h s€ Cl Cl ce rr e~ ci ni la ce 81 pl h: te 81. Mi delegación aprecia esta sincera confesión, pues corresponde en gran medida a nuestra propia evaluación de las realidades de Mrica y de los acontecimientos de que hemos sido testigos allí en los últimos años. Y creemos que Portugal tiene no sólo el derecho, sino el deber de hacer su propia evaluación, pues es responsable del bienestar de millones de personas que vi'..-en en ese contifiente. 82. El Manifiesto declara, en su párrafo 4, que la indepen- dencia de los Estados africanos no significa "una perfección lograda", sino una "adhesión a la igualdad y la dignidad humanas". El Manifiesto continúa: 85. No me propongo ocupar el tiempo de la A~amblea con una excursión al pasado. No parece necesario, pues históri- camente el hecho es tan claro que es superfluo insistir en él. Aun,los más parciales críticos de Portugal, que trabajosa- mente han indagado y enumerado todas sus faltas de acción o de omisión, han sido incapaces de impugnar el hecho de que Portugal se ha adherido siempre al princ~pio de la igual . 83. De la cita precedente resulta claro que todo 10 que se espera de Portugal es una adhesión activa al principio de la igualdad y la dignidad humanas, aunque en la práctica la realidad quede lejos del ideal. Se deduce también del Manifie..to que, si existiera esa adhesión activa por parte portuguesa, no estaría justificada la actual hostilidad a Portugal de los Estados africanos. En efecto, sus autores hacen expresamente esta declaración como uno de los artículos de su fe. 84. Mi delegación ha declarado ya y no vacila en repetir que Portugal se adhiere y se ha adherido siempre sin reservas al principio de la igualdad y la dignidad humanas. Y en verdad nos sorprende que haya todavía alguien que, en este año de gracia de 1969, no se haya percatado aún de la adhesión de Portugal a este principio. Es precisaw'mte el principio sobre el cual Portugal ha basado tradicionalmente su política en Mrica, como en cualquier otro lugar. Esto es un hecho histórico y una realidad presente. "Si existiera real adhesión a estos principios entre los Estados que detentan el poder en el Africa meridional, los desacuerdos que pudieran separarnos en cuanto a su aplicación, o con respecto a actos políticos particulares, sólo afectarían nuestras relaciones individuales con dichos Estados. Si los regímenes del Africa m~ridional manifes- taran su respeto por estos principios, la hostilidad expresa y activa que nuestros Estados han proclamado y que experimentamos hacia ellos, entonces no sería justi- ficada." [Ibid., pán'. 5.J tiempo a la nación multirracial portuguesa, la cual dura ya 80. Es cierto que el Manifiesto hace una referencia cerca de cinco siglos. Tal fenómeno no se ha repetido en indirecta a las demás situaciones cuando sus autores parte alguna en la historia de las relaciones raciales. admiten, entre otras cosas análogas, que "admitimos que en el seno de nuestros propios Estados la lucha por la fraternidad humana y la indiscutible dignidad del hombre está en sus albores" [Aj7754, párr.4J. ¿Cómo hay que interpretar estas palabras? Sólo pueden significar que la independencia por sí sola no ha garantizado automática- mente la fraternidad humana. SólQ pueden significar que los obstáculos a la dignidad humana no se han eliminado automáticamente. Sólo pueden significar que la indepen- dencia ha marcado únicamente el comienzo de una lucha, cuyo resultado pertenece al reino nebuloso de lo incierto. 77. Quizá por esta razón la nación portuguesa es a veces mal comprendida y confundida con otros sistemas inter- raciales, aunque un cuidadoso estudio revelaría que el si~tema portugués difiere de los otros en aspectos esenciales. El sist~ma portugués no es ni ha sido nunca un sistema colonial en el sentido moderno del término. Hacemos esta afmnación confiadamenie y estamos dispuestos a soste- nerlfk Cuando se nos dice, pues, que todos los hombres son iguales y tienen igual derecho a la dignidad humana, nos sentimos perfectamente ooguros para decir inmediatamente y sin la menor vacilación qtle no podemos dejar de estar de acuerdo. Nos da una satisfacción no pequeña observar que, en este punto esencial, no hay difer~ncia alguna entre la fe expresada en el Manifiesto y nut',stra propia doctrina y práctica tradicionales. Esperamos l!11~ k,~ autores del Manifiesto experimenten igual satisfacción al notar esta identidad de creencias sobre una cuestión de tan funda- mental importancia, pues nosotros por nuestra parte esta- mos convencidos de que a partir de esta identidad de creencias fundamentales será fácilliegara un entendimiento en cuestiones prácticas. 78. Antes de continuar, mi delegación desea subrayar que nad3: en mis observaciones debe interpretarse como falta de consideración con los dirigentes africanos que han suscrito el Manifiesto. Al analizar el documento, mi delegación se limitará estrictamente al reino de las ideas y de las realidades, sin referencia alguna a las personalidades, pues es en la consideración objetiva de las ideas y de las realidades donde hemos de encontrar su valor positivo. Por añadidura, en la presente discusión lo que está en juego es la felicidad futura de un gran número de seres humanos. Este hecho nos impone a todos una grave obligación de ser objetivos e impersonales. Movida por este espíritu, mi delegación pasará a comentar el documento presentado a la considera- ción de la Asamblea. 19..Una observación preliminar parece pertinente. El documento se titula "Manifiesto sobre el Mrica meri- dional". La fmalidad de ocuparse del Mrica meridional se expresa también en el primer párrafo de su texto. N'J obstante, el documento contiene referencias a la Guinea portuguesa, que como todos saben, no está situada en Mrica meridional. Se diría que o bien hay aquí alguna confusión o el título del Manifiesto no es del todo apropiado. Si el documento es un manifiesto sobre el Mrica meridional, mi delegación no puede comprender las referen- cias que hace a ia Guinea portugues~. Si, por otra parte, el documento Se refiere a situaciones distintas de las que existen en el Mrica meridional y se ocupa de todo el . continente, entonces mi delegación no puede dejar de preguntarse por. qué es mudo sobre otras situaciones existentes en Africa y que están lejos de ser normales. Un estudio comparátivo de todas estas situaciones sería, a nuestto jUicio, muy revelador. Es más, esto sería un ejercicio'muy útil desde el punto de vista de la política práctica. Nos atrevemos. pues, a. esperar que tal estudio se emprenderá en algún monM..lto. Mi delegación, por su parte, está dispuesta a prestar la ayuda que pueda necesitarse para ello. ( I I . I ¡ 1 1 . ! 1 1 í 1 ¡ Ii . ! 1 ¡ 1 . 1814a. sesión - 20 de noViembre de 1969 I 1; ¡ V~ ~. l· dignidad de los hombres. Este principio) que es en realidad la piedra angular de la venerable política portuguesa) se enuncia en numerosos documentos con siglos de antigüedad y cristaliza en el artículo S de la actual Constitución p~rtuguesa, que reza así: "El Estado portugués es una República unitaria y corporativa) basada en la igualdad de los ciudadanos ante la ley, en el libre acceso de todas las clases a los beneficios de la civilización y en la interferencia de todos los elementos 'estructurales de la nación en l.a vida administra- tiva y en la elaboración de las leyes." Este artículo de la Constitución portuguesa es un compro·: miso tal que nada podría ser más solemne, inequívoco e imperativo. Y es un compromiso observado en la práctica) ya que expresa el tradicional espíritu exento de racismo que. carat.}teriza al pueblo portugués. 86. Pero· ¿por qué ir tan lejos? El Manifiesto mismo admite, en su párrafo 13, que en Angola, Mozambique y la Guinea portuguesa "el problema básico que se plantea no es el racismo". Esta es una importante admisión) aunque se haga a regañadientes. Muchas valiosas conclusiones se deducen de ella. Se deduce que no hay discriminación racial. Se deduce que no hay raza dominante y razas oprimidas. Se deduce que no hay racismo blanco ni racismo negro. Se deduce que el principio de la dignidad humana se aplica en la práctica, 10 mismo que se reconoce en la teoría. Se deduce que hay una clara adhesión a ese principio y que esa adhesión es sincera. Y fma1mente se deduce, de conformidad con el párrafo S del Manifiesto, que no está justificada la hostilidad de los Estados africanos hacia Portugal. 87. ¿Actuarán los Estados africanos de conformidad con su propia declaración? 88. El Manifiesto, sin embargo, trata de eludir la obliga- ción que deriva de esa declaración. Lo hace así negando los hechos y planteando otra cuestión que nada tiene que ver con la adhesión al principio de igualdad. Muestra así que su leitmotiv no es el principio ético de la igualdad humana, sinú una cuestión puramente política; no un ideal que trascienda las consideraciones de la política partidista, sino una cuestión de pragmatismo político. Se nos dice en el párrafo 13 que el problema básico es "la pretendida existencia de Portugal en Mrica". Y, a manera de explica- ción: "Portugal se halla situado en Europa." Evidentemente hay aquí alguna confusión: el término "Portugal" con el sentido de cierto territorio situado en Europa se confunde con el término ''Portugal'' con la significación del Estado conocido internacionalmente por ese nombre y constituido, como resultado de un prolongado proceso histórico, de manera que incluye territorios situados fuera de Europa. 89. No es en modo alguno el único Estado multirracial y pluricontinental que existe. No vemos, pues, cómo pueda hablarse de pretensión respecto a la actual composición territorial del Estado llamado Portugal. Tal composición no es una pretensión; es un hecho, un hecho que tiene ya casi cinco siglos de antigüedad. No ha sido producido por ningún decreto ni por ninguna legislación, sino por obra de la historia. La legislación, incluidos los diversos textos constitucionales, no es sino una expresión jurídica de una _.-.,---_.. _.. .' " 9 realidad creada por la historia y que existe mucho antes de que se hiciera ley alguna para regular su funcionamiento. 90. No será superfluo insistir, pues, en algo que se olvida muy a menudo, en que no es la geografía ni la raza, sino la historia, lo que hace los Estados y las naciones. Si fuera la geografía solamente, las Naciones Unidas podrían ponerse entonces a revisar inmediatamente el mapa político del mundo. ¡Qué cataclismo traería esa revisión! péro esto es imposible, y hemos de concluir por consiguiente que el llamado problema básico invocado en el Manifiesto deriva de una errónea concepción básica sobre el proceso normal y llniversal de la formación de Estado y naciones y, más concretamente, sobre la legitimidad de la realidad que es Portugal considerado como Estado y como nación. Por otra parte, si la concepción errónea qu~ se encuentra implícita en el Manifiesto fuera adoptada, tendríamos que concluir que las consideraciones geográficas y raciales podrían justificar una reordenación de las actuales fronteras polí- ticas en todo el mundo. ¿Estarían dispuestos los autores del Manifiesto a aplicar a otros Estados, incluidos los suyos propios, la vara de medir de la geografía ~" de la raz~ que invocan respecto a Portugal? 91. El Manifiesto prosigue caracterizando el sistema polí- tico portugués según conviene a su propósito. Bastaría reflexionar un poco sobre los sistemas políticos existentes en Mrica para darse cuenta de que, si Portugal merece la descripción que de él se hace en' el ManifiestQ, tendría entonces buen número de acompañantes en ese continente. Pero mi delegación rechaza esa descripción y no hará sobre ella más comentario que el de recordar la bien conocida . máxima de que aquellos que viven en casas de vidrio no deberían arrojar piedras. "Conócete a ti mismo", es una antigua norma de sabiduría que no ha perdido su valor ni su actualidad. 92. En cuanto a los demás argumentos contenidos en el Manifiesto, mi delegación debe hacer dos observaciones generales. La primera es que es iniposible, en buena lógica, conciliar esos argumentos con la admisión de que "el problema básico no es el racismo". Nuestra segunda observación es que los argumentos pertenecen al reino objetivo de los hechos comprobables, y no al reino subjetivo de las opiniones que pueden depender de diversos factores. En Angola, Mozambique y la Guinea portuguesa los hechos han sido y siguen siendo diariamente compro- bados por observadores extranjeros imparciales y calificados en número incontable, yesos observadores son casi unáni- mes en afIrmar que los hechos son comonosotros los presentamos y no como se presentan en el Manifiesto. 93. Con el debido respeto a todos los interesados, mi delegación sostiene que aquí el Manifiesto se basa en infonnación errónea sobre puntos de hecho. No hay que censurar al Gobierno portugués por esta falta de informa- ción. En diversas ocasiones el Gobierno portugués invitó al Secretario General de las Naciones Unidas a comprobar personalmente las realidades en los Territorios portugueses de Mrica. El Gobierno portugués ha invitado igualmente a los gobiernos africanos a que enviaran allí representantes califIca.dos con el mismo objeto.. Estas invitaciones no han sido aceptadas. En estas circunstancias, lo menos que se . puede decir es que no es leal esgrimir argumentos contrarios a los hechos y basarlos en conclusiones que no corres- ponden a realidad alguna. J -¡ 1 I ¡, ¡ -~, Asa,nble,'\ General - Vigésimo cuarto Reríodo de sesiones - Sesiones Plenarias ¡ i i 1 1,- ~ '~ ~ ,1 ii n, I.¡ I f "¡ ..¡ 1 '1 ~ r r { i ~ !'.i 10 94. El Manifiesto parece def~iÍder la "voluntad libremente expresada del pueblo". Pero esta posición aparente está en abierta contradicción con 10 que leemos en otro lugar del Manifiesto, en especial en los párrafos 14 y 15. Allí se fija claramente un objetivo predeterminado: nada menos que un "traspaso pacífico del poder a los pueblos de estos territorios africanos". Una lectura superficial del Manifiesto pudiera hacer concluir que los pueblos mencionados aquí son todos los pueblos de Angola, Mozambique y la Guinea portuguesa. Pero no es así. Los pueblos a que se refiere el Manifiesto sonlos implicados en los movimientos que llevan a cabo actividades violentas contra esos territorios a partir de sus bases en países vecinos. Según ~l Manifiesto son ellos quienes se supone que representan la voluntad de todos los pueblos de los territorios portugueses de que se trata; a ellos es a quienes debe transferir Portugal el poder pacífica- mente. En otras palabras, Portugal debe colaborar para facilitar el objetivo de los grupos o movimientos violentos que ~piran a hacerse con el poder, porque éstos están apoyados desde el extranjero y disponen de armas que les proporcionan fuentes exteriores, entre ellas, por confesión propia, la Unión Soviética. Se pide así a Portugal que traicione la confianza de la abrumadora mayoría- de la población de sus territorios y que los entregue a movi- mientos armados por el extranjero con los cuales no quieren tener nada que ver. Por otra parte, dado que hay varios movimientos rivales, se impondría igualmente a Portugal la decisión respecto a cuál de ellos habría de transferirse el poder. ¿Y todas estas imposiciones desde el exterior se llamarían "la voluntad libremente expresada del pueblo"? ¿Se llamarían autodeterminación? ¿Se llamarían indepen. dencia y adhesión al principio de la dignidad humana? Y si el resultado fuera, como en los demás países de Mrica, "los albores de una lucha", ¿qué se diría entonces? Se diría quizá que "dulce et decorum est pro patria mori'~ Esto, desde luego, podrían decir los que sobrevivieran. Pero ¿qué decir de los muertos que no hubieran necesitado morir? 95. En ciertos círculos se ha dicho que algunas frases del párrafo 12 dan la nota clave del Manifiesto. Es verdad que hay en ese párrafo algunas nobles frases. Pero, a nuestro parecer, ningu~a frase debe ser aislada de su contexto. Y el contexto del párrafo es una clara apología no sólo de la violencia perpetrada por los elementos que, según se dice, luchan por su liberación, sino también de la ayuda que les prestan los Estados africanos. Ese contexto constituye tainbién un claro intento de echar la culpa a la otra parte. En lo que a fortugal se refiere, el contexto está contradicho por la admisión contenida en el párrafo 14, que mi delegación comentará en breve. Por 10 pronto resulta, según el párrafo 127 que todas las actividades violentas y la ayuda prestada por elementos ext]'años a tales actividades están justificadas si el motivo invocado es la liberación. Amenos que se pruebe ser incorrecta la interpretación de la doctrina fijada en el párrafo 12, mi delegación desearía tomar nota de esa doctrina~ pues entonces tendría que aplicarse siempre que se recurriera a la violencia bajo el disfraz de liberación. 96. El Manifiesto trata de explicar 10 que sus autores entienden por hberación. En el párrafo lOse describe la liberación con un doble significado: libertad para deter· rnlqar las instituciones de gobierno autónomo y liberación de la discriminación racial. No es necesario insistir en que no hay discriminación racial en ninguno de los territorios portugueses. En cuanto a la elección de las instituciones políticas, el pueblo de todos los territorios portugueses goza ya de ese derecho sin discriminación alguna, y por 10 demás la política explícita del Gobierno portugués es promover, principalmente mediante la difusión de la educación, el ejercicio de ese derecho por parte de las poblaciones de todos los territorios portugueses y su participación cada vez más activa en todas las actividades nacionales. A medida que la instrucción alcanza a más amplios sectores y que las élites locales se hacen más numerosas y capaces, las tareas que se les asignan en la administración y el gobierno se amplificarán progresivamente. Siendo ésta la realidad, ¿no carece de sentido hablar de h'beración, como hace el Manifiesto, con referencia a las poblaciones de los terri· torios portugueses? . 97. En el párrafo 11, el Manifiesto desaprueba 10 que llama racismo a la inversa e imperialismo africano. Nos congratulamos de esa desaprobación. Pero, en vista de los acontecimientos que en realidad han seguido a la inaugura· ción de la independencia en algunos países africanos y de la forma en que se acentúan los programas de africanización, a nadie sorprenderá que abriguemos ciertos recelos a este respecto. 98. Alguien parece haber leído en el Manifiesto un deseo de negociar. Es verdad que en el párrafo 12 leemos las palabras "Es mejor negociar que destruir, hablar que matar". Habríamos apreciado más estas palabras si se hubieran pronunciado antes de que se emprendiera el camino de la violencia en 1961, cuando cientos de personas inocentes, negros y blancos, hombres, mujeres y niños, fueron víctimas de una matanza en medio de excesos de una brutalidad sin precedentes en ciertas partes del norte de Angola. Habríamos apreciado más esas palabras si se hubieran pronunciado antes de que la violencia se exten- - diera después a otros dos territorios portugueses y antes de que los gobiernos africanos comenzaran a apoyar directa· mente la violencia, incluso a través de un comité expresa· mente constituido con este fm. No obstante, mi delegación quisiera asegurar a todos los interesados que hemos leído cuidadosamente y hemos reflexionado detenidamente sobre estas palabras y otras análogas contenidas en el Manifiesto. 99. Del mismo modo hemos leído cuidadosamente y hemos reflexi(111~do detenidamente sobre las palabras que anteceden y las palabras que siguen. Desgraciadamente, encontramos que el resultado de cualquier negociación que pudiera proyectarse se ha determinado ya en el Manifiesto. Ese resultado se expone en los párrafo 10, 14 y 15, no menos que en el párrafo 12. En efecto, la primera-frase del párrafo 12 dice: HDespués de definir de esta ~anera el objetivo de la liberación, no pod~mos transigir ni hacer concesiones." En este contexto, el papel de Portugal en cualquier negociación consistiría en fmnar en la línea de puntos en todo 10 que se refiera a cuestiones funda· mentales. El resto sería una simple cuestión de forma o quizá de establecer de común acuerdo las ceremonias que se celebrarían con ocasión de la transferencia de poderes, evidentemente a las partes impuestas a Portugal. Y cuando hubiera terminado el proceso de pseudo-negociaciones, el arreglo resultante sería saludado como "voluntad libre· me~te expresada del pueblo". 100. El término '/negociar" parece tener en el contexto del Manifiesto un sentidodistinto de su sentido corriente, por 10 que pudiera ser oportuno pedir más aclaraciones. , ; , .-.!I .• r ¡ I,.. ¡ ; , i' : 1"): l. L i ~ ~": I j r, i: I ¡. ~ ! I I ! L I ¡ , f. . ,- I \ /. 1, l'I !.. 1 e ( ( s l e iJ u F e: v: vj le h se hl de b~ ce d( H M fil ad la: bt in' Pe Ul vi< N~ la el in~ co: qu tal ví( arr Sie jus rec la ha( 10, me mtl su inn biq 1814a. sesión - 20 de noviembre de 1969 , ) 101. Cuando está en juego el destino de millones de seres humanos, Portugal no puede abdicar de sus responsabi- lidades. Las poblaciones que, contrariamente a lo supuesto en el Manifiesto, no han mostrado deseo alguno de cambios del tipo de los contemplados en ese documento - y son, repito, la inmensa mayoría -, confían en la protección del Gobierno portugués. Esa protección se les da, aun a costa de grandes sacrificios, porque todo Gobierno tiene el deber elemental de proteger a sus poblaciones. 102. El Manifiesto, alterando a su gusto los hechos, llama a esto "la actitud inhumana de Portugal y su despiadada dominación de los pueblos" fAj7754, párr. 14J. Mi delega- ción deja al juicio de las personas imparciales el decir lo que es realmente inhumano y despiadado: el suministro desde el exterior de armas y otros materiales a unos pocos para subyugar a los muchos, o la protección otorgada a estos últimos por su Gobierno legítimo. El Manifiesto admite, en el párrafo 14, que no fue Portugal, sino los otros, quienes iniciaron la lucha. El Manifiesto declara también que, dadas unas condiciones que equivaldrían a una rendición de Portugal, los que comenzaron la lucha podrán desistir de ella. Esto significa que no fue Portugal el que comenzó la vic1encia y que no depende de Portugal el poner fm a la violencia. Portugal se ve atacado y resiste en virtud de la legítima defensa, pues tiene el derecho y el deber de hacerlo. La responsabilidad de la violencia recae así de lleno sobre aquellos que luchan contra Portugal. Y sin embárgo hace ya varios años que se desarrolla una intensa campaña de propaganda e innumerables resoluciones han sido apro- badas por esta Organización en las que se acusa a Portugal, como si Portugal hubiera iniciado la violencia o pudiera detenerla. 103. Si Portugal no inició la lucha - y esto es cierto y el Manifiesto lo admite -, si no depende de Portugal el poner fin a. la lucha - y esto es también cierto y el Manifiesto lo admite igualmente -, entonces debe admitirse también que las acusaciones y condenas a que me he referido son burdamente injustas. 'Son, en realidad, cínicos intentos de invertir la verdad en busca de cierto objetivo político. Podría creerse y esperarse que en la era de las Naciones Unidas se haría una clara distinción entre política y violencia. Podría creerse y esperarse que en la era de las Naciones Unidas no se haría intento alguno para estimular la violencia como medio para consegu~I un fm político. Por el contrario, lo que encontramos es que aquellos que instigan a la violencia, aquellos que facilitan la formación de combatientes, aquellos que suministran las armas, aquellos que proporcionan el apoyo logístico y de otra índole, son también los que tratan de imponer una política a las víctimas de esa violencia. Esta es la política de la mano armada, que creíamos pertenecía a un pasado muerto. Siendo así, no podemos sino lamentar que se trate ahora de justificar la política de la mano armada, privilegio antaño reclamado por los imperialismos nacionales, en nombre de la comunidad internacional. Este es un hecho que debe hacernos reflexionar a todos. 104. Portugal por su parte ha reflexionado ya. Profunda- mente convencido de la legitimidad de sus derechos e intereses, profundamente convencido del valor humano de su política, profundamente convencido de la lealtad de la inmensa mayoría de las poblaciones de Angola, Mozam- bique y Guinea Portuguesa, Portugal sigue una política que , - T rJ 1 1 I,. \ 11 no sólo está plenamente de acuerdo con el principio de la igualdad y de la dignidad humanas, sino que, si hemos de ser realistas, hay que admitir también que es la única capaz de defender y promover los mejores intereses de las poblaciones interesadas. Portugal no puede entregar sus poblaciones a los azares de la experimentación política, ni esas poblaciones han mostrado deseo alguno de tal experi- mentación. Saben que con Portugal se les garantiza plena- mente su dignidad humana dentro de una sociedad iguali- taria multirracial, o más bien no racial. Saben que con Portugal se les da seguridad y protección para sus vidas y propiedades. Saben que con Portugal se les garantiza el progreso en todas las esferas de actividad. Saben que Portugal no defiende 'la dominación de una raza por otra, sino el esfuerzo cooperativo armonioso de todos. A este propósito, Portugal - y me refiero aquí al territorio europeo - es el primero de todos los países por el porcentaje de ayuda prestada al desarrollo de territorios y poblaciones de Africa. Los Territorios portugueses de Africa superan ampliamente a muchos países africanos por su índice de crecimiento económico. En ciertas esferas, tales como educación y servicios sanitarios, no hay muchos países africanos que puedan gloriarse de haber alcanzado más altos niveles. lOS. Una de las falsas ideas respecto a la acción de Portugal en sus territorios de Africa concierne a lo que en algunos sectores se llama inmovilismo. Piensan algunos que Portugal está tratando de parar el reloj, que no está haciendo nada por el ascenso de las poblaciones locales. Esta es una noción absolutamente falsa. El esfuerzo excepcional que se realiza en todos los Territorios para la rápida promoción general de las poblaciones locales' habla por sí mismo y lh.lr Portugal. No hay intento alguno de detener el reloj. Lo que Portdgal desea y por lo que se esfuerza es porque no se empuje el reloj hacia atrás. Este sería el resultado si la sociedad no racial que Portugal ha construido durante siglos fuera sustituida por una sociedad en la que la raza se considerara ,como factor determinante. Todos los esfuerzos de Portugal y todos sus pesados sacrificios se dirigen, sinceramente y de buena. fe, a asegurar en primer lugar que no haya retroceso alguno en las relaciones fraternales existentes entre ciudadanos de las razas blanca y negra y, después, que esas relaciones sigan su línea natural de desarrollo sin estorbo ni obstáculo. 106. Hace sólo algunos años se llevó a cabo una intensa campaña de propaganda, tanto internacionalmente como aquí, en las Naciones Unidas, acusando a Portugal de todos los crímenes imaginables contra las poblaciones de sus territorios de Mrica. Esta propaganda se ha hundido desde entonces en gran parte bajo el peso de su propia enormidad.. Sus falsedades resultaron demasiado evidentes, de la misma manera que r~su1tó evidente que, por debajo de tales jnvenciones propagandísticas, había un objetivo político particular. El paso del tiempo ha aclarado el aire así contaminado de falsedad y. gran parte de la incomprensión cínica y deliberadamente creada en torno a Portugal se ha desvanecido después. Los portugueses confiamos en que lo que queda de la falsedad desaparezca análogamente y en que se. reconozca la verdad en los círculos que pueden estar todavía en el error. 107. Entretanto, proseguimos nuestro camino tradicional con entera fe en la validez de nuestros ideales y objetivos. _._'-'-'-'_._'---'- '---'--~-_.. -- ' -'-~.-...:.--_"- 1 , - 1 1 12 Asamblea General - Vigésimo cuarto período de sesiones - Sesiones Plenarias 116·. Tal escepticismo es perfectamente comprensible. Quiero hacer notar, sin embargo, que también aquí sería erróneo y peligroso dejarse ganar por un pesimismo indiscriminado. Los efectos de los factores morales dentro' 115. Es importantísimo enseñar a la opinión pública de todo el mundo, y en particular a la generación más joven, a resistir a la mentalidad de temor y de superioridad que está en la raíz de la discriminación racial. Puede decirse que estos intentos para educar a la opiniónmundial, para crear de hecho una especie de cuarentena ética, no han tenido todavía mucha eficacia cuando se trata de eliminar la presión racial y el colonialismo en la propia Africa meridional. 114. Aunque las perspectivas a corto plazo no sean ciertamente alentadoras, me atrevo a sugerir que hay algunas razones de optimismo si ensanchamos y alargamos nu~stra mirada sobre la situación en el Africa meridional y en el mundo. Una de las finalidades fundamentales de las Naciones Unidas con respecto al Aftica :r:neridional ha sido y, a nuestro juicio, debería seguir siendo, la de mantener una presión ininterrumrida y creciente de la comunidad mundial sobre los regímenes minoritarios de esa región. Tales regímenes representan de hecho una proporción tan pequeña de los pueblos de este mundo interdependiente que aquella presión, si la apoya una conciencia pública cada vez más clara de lo que está en juego, tiene que ser forzosamente eficaz en último término. Tal presión ha de ejercerse de diversas maneras y mediante distintos medios. Uno de esos métodos ha sido y debe seguir siendo el de inmunizar a todos los pueblos del mundo contra la superstición del prejuicio racial. Podemos registrar ya progresos en este campo en comparación con la situación reinante hace sólo algunas décadas. Una razón de esto es que los debates y las decisiones de las Naciones Unidas han ~ontribuido a crear y a mantener una opinión mundial dirigida contra la opresión racial. En efecto, han tenido lugar cambios dramáticos, en la actitud psicológica de muchos pueblos, sin excluir el pueblo sueco. 113. Comprendemos perfectamente, y compartimos de veras, el sentimiento de frustración y desencanto de todos los pueblos que se adhieren a los ideales de libertad, igualdad y progreso, y en particular de los pueblos de Africa cuando contemplan la aparente inactividad e impotencia de las Naciones Unidas en la actualidad frente a las fortalezas del gobierno minoritario en el Africa meridional. Nns percatamos de que mientras esta sombra se cierna sobre Africa el conjunto del continente no podrá lograr la estabilidad y armonía que deben permitir a los pueblos africanos desarrollar al máximo sus fuerzas creadoras en favor de la paz, la prosperidad y la felicidad. 111. Es bien conocida la posición de mi Gobierno respecto a los diversos aspectos del problema del Afríca meridional. Esa posición ha sido expresada y confirmada también en el presente período de sesiones de la Asamblea General. Hemos declarado nuestra ilpplacable oposición a las polí- ticas de los regímenes minoritarios en Africa meridional y nuestra voluntad de dar asistencia moral y material a los pueblos oprimidos. 109. Nosotros creemos en la cooperación. Deseamos co- operar. Extendemos nuestra mano amistosamente a todos los países africanos y esperamos sinceramente que nos la estrechen. 11G. Sr. AsTRÓM (Suecia) (traducido del inglés);. Ante todo, quisiera expresar la satisfacción de mi delegación por el hecho de que este tema tan importante haya sido incluido en el programa de la Asamblea General. Es oportuno y procedente, a nuestro juicio, que se dé conocimiento a la Organización mundial de esta declaración histórica y que se le dé la oportunidad de pronunciarse sobre ella. Permítaseme decir inmediatamente que mi delégación apoya el proyecto de "resolución que se nos presenta [A/L.575 y CO".]}, en el que se acoge con satisfacción el Manifiesto, y que nos complacerá votar en su favor. El Manifiesto aboga por lo, que llama Ugo~ierno de la 112. Estamos convencidos de que es pertinente y necesaria mayoría". De hecho, trata de distinguir entre una minoría una acción más enérgica por parte de las Naciones Unidas. blanca y una mayoría negra. Esta posición tiene un sesgo Sostenemos que las decisiones sobre tales acciones deberán racial. Está cargada de desastrosas consecuencias. Portugal, tomarse cuando las circunstancias indiquen que pueden en cambio, aboga por una sociedad no racial, en la que no tener eficacia para lograr los resultados deseados. Y haya blancos ni negros, sino sólo personas, iguales en su sostenemos también que la universalidad en la composición dignidad humana, iguales en sus derechos y oportunidades, de las Naciones Unidas y en sus diversos órganos es un iguales en todo campo de actividad. Lo que hace falta es principio tan importante desde el punto de vista de la juzgar imparcialmente c:tál de estas dos posiciones responde eficacia de la acción de las Naciones Unidas que es preciso mejor al más alto ideal de la sociedad humana, cuál de ellas mantenerlo incluso en la presente situación de grave concuerda mejor con las realidades de las provincias provocación. portuguesas y cuál de ellas está más al servicio de los mejores intereses de Africa en general. 108. Dicho esto, quisiera 'volver a un punto que he subrayado anteriormente. Me refiero a la identidad de la creencia fundamental expresada en el Manifiesto y la profesada por nosotros. Si a los autores del Manifiesto les preocupa la observancia del principio de igualdad y dig- nidad humanas, al que nosotros nos adherimos plenamente, entonces no puede haber mejor manera de promover ese objetivo que restaurar las condiciones en que nuestras poblaciones puedan continuar progresando en paz, sin ser obligadas a distraer una parte de. su esfuerzo para las necesidades de la defensa. Estas condiciones pueden y en 'Verdad debieran ser aseguradas por los autores del Mani- fiesto, pues entra en sus posibilidades hacerlo. Y el beneficio revertiría no sólo sobre nuestras poblaciones, pues. hay que aceptar que años de hostilidad hacia Portugal no han producido ningún resultado constructivo. Por útra parte, son cada vez más los que reconocen el hecho de que. los verdaderos problemas con que se enfrenta Africa no son: causados por la presencia de Portugal en sus territorios de ese continente. Por el contrario, Portugal ha estado siempre dispuesto a cooperar con todos los países africanos. El realismo y la prudencia política indican que la cooperación es en todos los casos la actitud más constructiva en la vida internacional. No se la puede sustituir con nada que tenga igual valor. I -- - . 1 I 1 ...' 13 J 77003-December 1972-475 Se levanta la sesión a las 13.20 horas. 120. Para todo el mundo está ya claro que una de las claves de la paz y del progreso en el Mtica meridional sería que los propios regímenes min.oritarios dejaran ver un cambio de su espíritu. Cualquier indicación de ese cambio de espíritu y cambio de dirección podría abrir vastas posibilidades, aun en esta hora tan tardía, para que las Naciones Unidas emprendieran una acción constructiva en favor de la negociación y de la solución pacífica fin l11. Estimamos, pues, I que a los regímenes minoritarios les corresponde ahora realizar tal rectificación de su política. Si ahora, todavía en esta hora tan tardía, indicaran que el objetivo fmal de todos los pueblos de Aftica, negros y blancos, es un continente libre de todas las fonnas de racismo y colonialismo, entonces las perspectivas serían más brillantes de 10 que en este momento parecen para alcanzar un futuro pacífico, feliz y próspero en esa inquieta parte del mundo. importante jalón en el desarrollo y la discusión en este lugar de todo este conjunto de problemas. El Manifiesto es verdaderamente una Carta Magna para todos los hombres que viven en esa parte del mundo. Como he dicho, el Manifiesto quita la posibilidad de utilizar el temor como excusa para la inacción. El Manifiesto establece también, sin dejar lugar a dudas, sobre quién recaerá en el futuro la responsabilidad de tal inacción. Atribuye netamente esa responsabilidad a los dirigentes de los propios regímenes minoritarios. 1814a. sesión - 20 de noviembre de 1969 Litho in United Nations, New York 119. En atención a estas consideraciones, recibimos con complacencia el Manifiesto de Lusaka, fruto de la imagina- ción y de la virtud política. Representa a nuestro juicio un 118. El proyecto de resolución que tenemos ahora ante nosotros y
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