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José León Carrión
 
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Prólogo
1. Aproximación histórica a la neuropsicología actual
1.1. Introducción
1.2. El objeto de la neuropsicología en su devenir histórico
1.3. Los precursores y los forjadores de la neuropsicología: la
localización de funciones
1.4. Dos modelos de neuropsicología: la clínica (europea) y la
psicométrica (americana)
1.5. La neuropsicología contemporánea
2. Metodología de la evaluación neuropsicológica
2.1. Aproximación a la metodología de la evaluación neuropsicológica
2.2. Presupuestos básicos
2.2.1. Unidad que regula el tono y la vigilia
2.2.2. Unidad que obtiene, procesa y almacena información del mundo
exterior
2.2.3. Unidad de programación, regulación y verificación de la
actividad mental
2.3. Garantías científicas del modelo cualitativo de evaluación
neuropsicológica
2.3.1. El método de análisis estructurab
8
2.3.2. El método de análisis de la capacidad de aprendizaje o genético-
experimental
2.3.3. El método del análisis sindrómico
2.4. El proceso de evaluación según el modelo cualitativo experimental
2.4.1. Formulación, elección y valoración del problema
2.4.2. Formulación de hipótesis
2.4.3. Comprobación de la hipótesis diagnóstica y conclusiones
2.4.4. Fiabilidad de la evaluación neuropsicológica cualitativa
2.5. Metodología de la evaluación neuropsicológica según el modelo
cuantitativo o psicométrico
2.6. Garantías psicométricas del enfoque cuantitativo
2.6.1. Fiabilidad de las pruebas neuropsicológicas
2.62. Validez delaspruebas neuropsicológicas
2.6.3. Tipos de errores en el uso de las pruebas neuropsicológicas
2.7. Método de inferencia en el modelo psicométrico
2.8. Detección del daño cerebral
2.8.1. La valoración clínica del tipo y de la localización del daño
2.8.2. Evaluación de la afectación de la conducta del sujeto por el daño
cerebral
2.9. Métodos y técnicas estadísticas en el modelo psicométrico de la
evaluación neuropsicológica
9
2.10. A modo de resumen
3. Evaluación neuropsicológica
3.1. Introducción
3.2. Evaluación y valoración de la capacidad de orientación
3.3. Evaluación y valoración de la capacidad atencional
3.4. Evaluación de la hemiinatención y la hemianopsia
3.5. Evaluación y valoración de los procesos de memoria
3.5.1. Evaluación de los procesos mnésicos y de aprendizaje de la
Batería Neuropsicológica Sevilla (BNS)
3.5.2. Cuestionario de Problemas Orgánicos de Memoria (CUPOM)
3.5.3. Escalas de Memoria de Wechsler-Revisadas
3.5.4. Figura Compleja de Rey-Osterrieth
3.6. Evaluación y valoración del lenguaje
3.7. Valoración del funcionamiento ejecutivo y de la capacidad para
resolver problemas
3.8. Evaluación y valoración de la capacidad intelectual
3.9. Evaluación y valoración de la capacidad sensitiva y motora
3.10. Evaluación y valoración de las capacidades aritméticas y de
cálculo
3.11. Valoración de la capacidad visoperceptiva y visoconstructiva
3.12. Evaluación y valoración funcional y de las actividades de la vida
10
diaria
3.13. Evaluación y valoración de los factores emocionales y de
personalidad
3.14. A modo de conclusión
4. Técnicas de neuroimagen en neuropsicología: perspectivas actuales
4.1. Tomografía axial computadorizada (TAC)
4.1.1. Tomografia axial computadorizada y evaluación neuropsicológica
4.2. Imágenes por resonancia magnética (MRI)
4.2.1. Resonancia magnética y neuropsicología
4.2.2. Tractografía o tensor de difusión (DTI)
4.3. La medida del flujo sanguíneo cerebral regional
4.3.1. Aspectos básicos metodológicos para la medida del flujo
sanguíneo cerebral regional a través de 133Xe
4.4. Validez y fiabilidad de las medidas del rCBF
4.5. Flujo sanguíneo y procesos cognitivos
4.5.1. Multimodalidad y diferenciación funcional cerebral de las
funciones neurocognitivas
4.5.2. Actividad cerebral e imágenes mentales
4.5.3. Activación cerebral en los procesos de lectoescritura ,
4.5.4. Lenguaje y activación cerebral
45.5. Actividad cerebral y procesos de memoria
11
4.6. Tomografía por emisión simple de fotones (SPECT)
4.6.1. Tomografia por emisión simple de fotones y lenguaje
4.7. La tomografía por emisión de positrones (PET)
47.1. Aspectos metodológicos de la tomografia por emisión de
positrones en neuropsicología cognitiva
47.2. Tomografia por emisión de positrones e investigación
neurocognitiva
47.3. Tomografia por emisión de positrones y procesos psicológicos
básicos
47.4. Tomografia por emisión de positrones y lenguaje
47.5. Tomografia por emisión de positrones y alteraciones de la
normalidad psicológica
4.8. Uso de la sonografía por doppler transcraneal en neuropsicología
4.9. Observaciones finales sobre el uso de técnicas de neuroimagen en
la evaluación neuropsicológica
5. Trastornos cognitivos, comportamentales y psiquiátricos
5.1. Introducción
5.2. Trastornos del lenguaje
5.2.1. Afasia de Broca
5.2.2. Afasia de Wernicke
5.2.3. Disfasia
12
5.2.4. Disartria
5.3 Trastornos de la memoria
5.3.1. Amnesia retrógrada
5.3.2. Amnesia postraumática,
5.3.3. Amnesia anterógrada o de fijación
5.4. Trastornos de la atención
5.5. Pérdida de capacidad intelectual
5.6. Ataxia
5.7. Apraxias
5.8. Trastornos cognitivos, del comportamiento y psiquiátricos
5.8.1. Neurosis postraumáticas
5.8.2 Trastornos psicóticosy psicosis maniaco-depresiva
5.8.3. Síndrome depresivo postraumático
5.8.4. Excitabilidad/agresividad esporádica y continuada
5.8.5. Síndrome de Moria
5.8.6. Síndrome demencial
5.8.7. Alteración de la personalidad
5.8.8 Síndrome orgánico de la personalidad
5.9. Epilepsia
13
5.10. Síndrome posconmocional
6. Traumatismos craneoencefálicos
6.1. Introducción
6.2. Epidemiología
6.3. Daños primario y secundario
6.3.1. Daño cerebral primario
6.3.2. Daño cerebral secundario
7. Trastornos cerebrovasculares
7.1. Introducción al trastorno cerebrovascular o ictus
7.2. La infraestructura vascular
7.3. La hipertensión arterial
7.4. Ictus isquémico
7.4.1. Ataque isquémico transitorio (TIA)
7.4.2. Infarto completo
7.4.3. Trombosis
7.4.4. Ictus isquémicos
7.4.5. Oclusión de la arteria carótida interna
7.4.6. Oclusión de los territorios cerebrales de la arteria cerebral media
7.4.7. Oclusión de los territorios arteriales de la arteria cerebral anterior
7.4.8. Ictus hemorrágicos
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8. Trastornos neurológicos
8.1. El examen neurológico
8.2. Trastornos neoplásicos del sistema nervioso
8.3. Trastornos degenerativos: las demencias
8.3.1. La enfermedad de Alzheimer
8.3.2. La enfermedad de Parkinson
8.3.3. La demencia de Pick
8.4. La migraña y los dolores de cabeza
8.5. La epilepsia
8.6. Las infecciones
9. Neuropsicología de la percepción y de la atención
9.1. Estructura psicológica de la percepción y de la atención
9.2. El modelo clásico de los tres sistemas de atención de Posner y
Petersen de 1990
9.3. Organización cerebral del fenómeno perceptivo
9.4. Niveles atencionales
9.5. Rehabilitación de los trastornos de la atención
10. Neuropsicología de la memoria
10.1. Introducción
10.2. Memoria y aprendizaje
15
10.3. La memoria desde la psicología cognitiva
10.4. La memoria a corto plazo
10.5. La memoria a largo plazo
10.6. Procesos de memoria
10.7. Las operaciones de olvido
10.8. Redes neuronales artificiales y memoria
10.9. Neuropsicología de la memoria
10.10. El papel del hipocampo
10.11. El papel de los lóbulos cerebrales
10.12. Memoria y estados afectivos
10.13. El papel de otros niveles subcorticales
10.14. El papel de la edad
10.15. La evaluación de los procesos de memoria
10.15.1. Evaluación de los procesos mnésicos según Luria,
10.15.2. Medidas de la memoria a corto plazo
10.15.3. Medidas de memoria a largo plazo
10.15.4. Baterías de memoría
11. Neuropsicología del lenguaje
11.1. Introducción
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11.2. Características del lenguaje
11.3. Lenguaje y naturaleza humana
11.4. Lenguaje y regulación de la conducta
11.5. Neurología del lenguaje
11.6. Lenguajey lóbulo frontal
11.7. Sistemas cerebrales funcionales y lenguaje
11.8. Hemisferios cerebrales y lenguaje
11.9. Trastornos del lenguaje
11.10. Clasificación de las afasias según el nivel intermedio: la
afasiología de Luria
11.11. Afasias motoras
11.12. Afasias sensoriales
11.13. Evaluación de la función verbal
12. Neuropsicología de la resolución de problemas
12.1. Introducción
12.2. Desarrollo de las habilidades para resolver problemas
12.3. Neurología de la resolución de problemas
12.4. Neuropsicología de las funciones ejecutivas
12.5. La evaluación de las habilidades para la resolución de problemas
13. Neuropsicología de las emociones y de los sentimientos
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13.1. Introducción: el marco teórico de las emociones y de los
sentimientos
13.2. Teorías clásicas de la emoción
13.2.1. William james
13.2.2. La teoría de james-Lange
13.2.3. La teoría de Cannon-Bard
13.2.4. La propuesta de la emoción cognitiva de Schachtery Singer
13.3. El rescate actual de la teoria somática de la emoción: la teoría
somática de Papanicolaou y la hipótesis del marcador somático de
Damasio
13.4. Neuroanatomía de las emociones
13.41. La sustancia gris periacueductal
13.4.2 Las estructuras diencefálicas
13.4.3. La amígdala
13.44. El núcleo accumbens
14. Neuropsicología de las vísceras
14.1. El segundo cerebro
14.2. Sistema nervioso autónomo y vísceras
14.3. Sentidos y propiocepción
14.4. Regulación central autonómica
14.5. Funciones de las vísceras
18
14.6. Anatomía del sistema nervioso autónomo
14.7. Dolor
14.8. Sistema nervioso entérico
15. Rehabilitación neuropsicológica
15.1. El daño neurológico y sus consecuencias
15.2. Plasticidad, reorganización y recuperación cerebral
15.3. El diseño de los programas de rehabilitación: el papel de la
evaluación neuropsicológica
15.4. Principios básicos de la rehabilitación neuropsicológica
15.5. Duración de la rehabilitación
15.6. Rehabilitación de las funciones cognoscitivas y de los trastornos
emocionales
15.7. Eficacia de los tratamientos especializados
15.8. Rehabilitación de los trastornos del lenguaje
15.9. Rehabilitación de los movimientos voluntarios: el equilibrio y la
postura
15.10. Células madre en rehabilitación neuropsicológica
16. Neuroética y deontología profesional
16.1. Fundamentos
16.2. Propuesta de tabla de reglas
Bibliografia
19
 
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21
La obra que tiene entre sus manos está concebida como un instrumento académico que
contiene de forma explícita, ordenada y sistemática la información necesaria sobre
objetivos, atribuciones, organización y procedimientos necesarios para el desarrollo
conceptual, teórico, clínico y aplicado de la neuropsicología, dentro del marco de las
neurociencias humanas. De igual manera se ofrecen las instrucciones o recomendaciones
que se consideran necesarias para la ejecución del trabajo del neuropsicólogo, teniendo
como marco de referencia los objetivos aceptados y consensuados sobre la disciplina, las
innovaciones más recientes y una prospectiva sobre por dónde se va a ir desarrollando.
Los primeros capítulos (capítulos 1-3) ofrecen los fundamentos científicos y la
metodología de la neuropsicología haciendo especial indagación en las garantías
científicas de los modelos cuantitativos y cualitativos de evaluación neuropsicológica, con
una amplia exposición de las distintas pruebas que se utilizan para la evaluación y
valoración de las distintas funciones neuropsicológicas tanto en sujetos sin daño
neurológico como en sujetos con daño. El capítulo de técnicas de neuroimagen para
neuropsicólogos (capítulo 4) ofrece una amplia puesta al día de las distintas técnicas que
pueden ser utilizadas (TAC, RMN, PET, SPECT, DOPPLER, fNIRS, QEEG).
El capítulo 5 recoge profusamente la amplia gama de trastornos cognitivos,
comportamentales y psiquiátricos que pueden observarse en aquellos pacientes que por
diversas circunstancias han sufrido un daño cerebral o un daño neurológico. Se han
dedicado capítulos específicos a los traumatismos craneoencefálicos (capítulo 6), los
trastornos cerebrovasculares o ictus (capítulo 7) y a otros trastornos neurológicos
(capítulo 8).
Las distintas funciones cognitivas son estudiadas a partir del capítulo 9, la
neuropsicología de la atención (capítulo 9), de la memoria (capítulo 10), del lenguáje
(capítulo 1l), de la resolución de problemas (capítulo 12) y del funciona miento ejecutivo,
de las emociones y de los sentimientos (capítulo 13), y finalmente se estudia la
neuropsicología de las vísceras (capítulo 14).
Para concluir, los dos últimos capítulos están dedicados uno a la rehabilitación
neuropsicológica (capítulo 15) y otro a la ética y a la deontología profesional (capítulo
16).
Espero que tanto la versión impresa como la digital cumplan plenamente su función y
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que tengan al menos la amplia y satisfactoria acogida que tuvo el Manual de
neuropsicología humana, editado por Siglo XXI editores en 1996, tanto en España como
en los distintos países del continente sudamericano y que ha contribuido a la formación
de tantos neuropsicólogos.
 
23
24
1.1. Introducción
La neuropsicología es una ciencia moderna que se desarrolla y expande entre mediados
del siglo xx y la actualidad. El propio término de neuropsicología aparece recogido por
vez primera en los diccionarios de 1893 como una ciencia que pretende integrar las
observaciones psicológicas sobre conducta y mente con las observaciones neurológicas
sobre el cerebro y el sistema nervioso. Pero este término no comienza a ser usado con
cierta moderación hasta 1930 cuando Hebb lo utiliza en su libro Los determinantes de la
conducta. Un análisis neuropsicológico. El término neuropsicología parece consolidarse
claramente a partir de 1948 cuando Hans L.Teuber presenta un trabajo titulado
"Neuropsychology" en el Congreso de la American Psychological Association sobre
diagnóstico y test psicológicos. Este autor investigó junto con M.Bender las relaciones
entre cerebro y conducta en veteranos de guerra con daño cerebral por impacto de bala y
evaluaron a los pacientes, según Benton (1987), con procedimientos como el Test de
doble estimulación simultánea, el Test de figuras enmascaradas, The Wisconsin Card
Sorting Test, The Visual Retention Test, etc. En ese trabajo se expresaba la necesidad de
contar con pruebas propias de evaluación neuropsicológica y se proponía que los test que
generalmente se venían usando para detectar daño cerebral por los psicólogos, se
reconvirtieran o adaptaran al uso clínico, especialmente para la localización de una lesión
cerebral.
Pero parece que la Neuropsicología humana se establece oficialmente con este
nombre, según Benton, entre 1950 y 1965 y se hace firme con la aparición desde Europa
de dos revistas internacionales especializadas. Estas fueron, la que fundó en Francia
Henry Hecaen en 1963 y que llamó Neuropsychologia y la que fundó Ennio De Renzi en
1964 con el título de Cortex en Italia. Un fortaleci miento y consolidación fue la aparición
de diversas sociedades, entre ellas The International Neuropsychological Society (INS) a
finales de los años sesenta. Autores tan prestigiosos como Karl Pribram en 1967, Arthur
Benton en 1971, Edith Kaplan en 1979, y Muriel Lezak en 1987 han sido sus
presidentes. En EE. UU. la División de Neuropsicología Clínica (División 40) de la
25
American Psychological Association es la responsable de la formación en la especialidad
y cuenta con más de 1800 miembros.
Desde un punto de vista histórico, como toda disciplina identificada como propia, con
un cuerpo teórico que la diferencia de otras disciplinas lejanas, o cercanas, el desarrollo
de la neuropsicología también puede rastrearse en los orígenes de la ciencia y
especialmente entre los orígenes de la medicina y de la psicología. La historia de la
neuropsicología va ligada a la historia de las ciencias y al desarrollo de la historia de la
humanidad. El ser humano siempre ha estado interesado por conocer el origen de la
razón y del comportamiento de las personas. Un mayorconocimiento del
comportamiento humano ha facilitado siempre un mejor control y autonomía personal y
ha posibilitado una aproximación a la regulación de la vida social, aspectos que han sido
perseguidos por el hombre desde los confines de la historia.
Pero el mundo no ha sido siempre racional y la búsqueda de explicaciones a las
preocupaciones del hombre ha topado siempre con las limitaciones asociadas a las
creencias y al desarrollo científico y tecnológico de cada momento. La vida de las
personas ha estado más regida por las creencias que por el conocimiento. El mundo
mágico y las creencias irracionales han dominado el destino de gran parte de la
humanidad. La religión y la política han ejercido su fuerte influencia y poder no solo en
la vida de las personas de cada época sino que también han afectado a la regulación de
los pensamientos y al comportamiento de las personas individuales, y a lo que era
tolerable intentar conocer o investigar. Recuérdese, por ejemplo, que el deseo de los
hombres de querer vivir más tiempo no fue reconocido hasta Paracelso (siglo xvi),
porque la vida era un don divino de la que solo Dios podía disponer. También puede
recordarse que no fue hasta el siglo xvi hasta cuando se permitió en Europa que el cuerpo
humano pudiera ser "tocado" o investigado en su interior, por cuestiones religiosas.
Durante la Edad Media solo se podían investigar las partes superficiales del cuerpo,
mientras tanto eran los barberos los que se dedicaban a esos aspectos cercanos a una
cirugía. Las creencias religiosas y políticas marcaban la vida diaria y las necesidades
sociales.
El otro gran condicionarte para el desarrollo de las ciencias, y en particular de la
neuropsicología, han sido los avances tecnológicos. Así, por ejemplo, los grandes
avances en neuropsicología se han producido entre los siglos XIX, y particularmente, el
xx. Un importante avance fue el descubrimiento de la luz eléctrica que, por ejemplo,
permitió que en 1929 Hans Berger inventara el electroencefalograma, que facilitó el
estudio de la actividad eléctrica cerebral. Otro ejemplo de gran paso tecnológico fue el
desarrollo de las técnicas de neuroimagen funcional durante la última parte del siglo xx,
26
que ha permitido el estudio de los distintos sistemas funcionales asociados a tareas
conductuales, cognitivas y emocionales específicas. Sin avances tecnológicos era muy
difícil hacer ciencia y en particular disociar el mundo privado e interior del hombre: la
cognición, los sentimientos, el comportamiento, o lo que se denominaba el alma, del
patrimonio de lo esotérico, lo mágico, lo religioso, o simplemente de lo político. Sin
tecnología en estos campos todo se quedaría, en el mejor de los casos, dentro del ámbito
de lo especulativo.
1.2. El objeto de la neuropsicología en su devenir histórico
La historia de la neuropsicología está marcada por dos grandes debates que se han
mantenido prácticamente hasta la actualidad. El primer debate tuvo lugar entre el
cerebrocentrismo y el cardiocentrismo, y el segundo entre el localizacionismo y el
antilocalizacionismo. La creencia o la certeza de que el cerebro es la base de la razón o
de lo que hoy denominamos funciones psicológicas no ha sido siempre aceptada. Durante
siglos ha habido dos posiciones, la de aquellos que han creído que el cerebro era la sede
del conocimiento y la de los que pensaban que dicha sede era, sin lugar a dudas, el
corazón.
Para Hipócrates y la escuela hipocrática el cerebro es el responsable de la inteligencia y
de los sentidos, del conocimiento y de la emoción así como de las enfermedades
mentales. En su revolucionario tratado sobre la epilepsia, titulado Sobre la enfermedad
sagrada, hace una de las mejores descripciones que se han escrito sobre esta condición
neurológica. Pero lo más relevante fue que en este libro se documenta fehacientemente
que la epilepsia es una enfermedad médica y que no es consecuencia de encantamientos
o de posesiones demoníacas. Un siglo después Platón también sostendrá la teoría
cerebrocéntrica del funcionamiento humano consciente y voluntario. Para Platón (428-
348) el alma está en la cabeza y se divide en tres tipos: la intelectual, que situada en el
cerebro es la principal, la sensitiva que está situada en el corazón y la vegetativa que se
localiza en el abdomen superior. Para Platón el cerebro es el origen de las percepciones,
de la audición, de la visión y del olfato, así como de la memoria y de la opinión.
Por otra parte estarán Aristóteles y los escolásticos, que durante siglos mantendrán una
posición cardiocéntrica del comportamiento humano. Para ellos el cerebro es
simplemente un órgano húmedo, frío e insensible que lo único que lleva es sangre con el
fin de refrigerar y purificar la sangre que llega del corazón. El corazón es realmente el
órgano de las sensaciones, de la inteligencia y del movimiento. Son las teorías
aristotélicas basadas en observaciones con animales las que van a originar la teoría del
pneuma. Esta teoría sostiene que el pneuma es una sus tancia que proveniente del
27
corazón se aloja en los ventrículos cerebrales y viaja desde el cerebro a través de los
nervios a los músculos. Para Galeno existían tres tipos de espíritus o de almas. En primer
lugar, pneuma natural o espíritu vegetal que corresponde al alma concupiscible cuya sede
está en el hígado y tiene las funciones vegetativas de la nutrición y del crecimiento. Con
sede en el abdomen están también las virtudes concupiscibles, o relacionadas con el
deseo, que funcionan por pares: amor-odio, deseo-abominación, gozo-tristeza. En
segundo lugar, el pneuma vital, que se corresponde con el alma irascible y que está
localizado en el tórax, tiene al corazón como órgano clave y se transmite a todo el
organismo a través del sistema arterial. Este pneuma es el responsable de las virtudes
esenciales para la vida: la respiración, el latido cardíaco y el pulso. Y, finalmente, el
pneuma animal, o alma racional, propio del ser humano tiene su sede en el cerebro y
todas las actividades o facultades mentales dependerán de él. Este pneuma superior se
desplazaría desde el cerebro hasta los diferentes órganos a través del interior de los
nervios de forma aferente (sensitiva) y eferente (motora). El corazón es también el
generador del calor innato que se produce a través de la alimentación y de la respiración
(refrigeración) y que transmite a todo el cuerpo.
El otro gran debate histórico dentro de la neuropsicología es el que enfrenta a
localizacionistas con holistas o antilocalizacionistas. Para los localizacionistas el cerebro
no era solo la sede del alma o de la razón sino que en el cerebro se pueden distinguir
partes diferenciadas cada una de ellas asociadas a las distintas facultades del alma. Para
los antilocalizacionistas el cerebro es un órgano equipotencial, indivisible y todas las
partes en las que imaginariamente se pudiera dividir tendrían el mismo valor para las
funciones del alma. Así, por ejemplo, para los localizacionistas una lesión en el cerebro
afectará diferencialmente a tales funciones psicológicas, o del alma, según la zona del
cerebro donde se localice la lesión. Por tanto, no tendrá el mismo efecto una lesión en la
zona frontal que en la zona occipital. Para los holistas una lesión en el cerebro tendrá el
mismo efecto en las facultades mentales o funciones psicológicas, independientemente
del lugar donde se haya producido dicha lesión. Este debate llega casi hasta el día de hoy
cuando proliferan abundantemente en la bibliografía neuropsicológica multitud de mapas
cerebrales realizados con sofisticados métodos y técnicas de neuroimagen.
Un principio de solución a este debate entre localizacionistas y antilocalizacionistas lo
aporta el neuropsicólogo ruso Alexander Romanovich Luria (1902-1977) con su teoría de
los sistemas funcionales en la segunda parte del siglo xx. Para este autor, en el cerebro
existen sistemas o redes funcionales que están compuestas por distintas y distantes zonas
especializadas que se unen para realizar unobjetivo común, como es el que una
determinada tarea funcional se lleve a cabo con eficacia. Cada área del cerebro aporta al
sistema la especialización funcional necesaria para que la tarea se desarrolle
28
adecuadamente. Luria (1966) expone que la base material de los procesos nerviosos
superiores es el cerebro como un todo, pero el cerebro es un sistema altamente
diferenciado cuyas partes son responsables de aspectos diferentes del total unido. Estos
órganos cerebrales funcionales se van a ir desarrollando a través de la actividad práctica
de la persona.
Por lo tanto, la propuesta realizada por Luria puede interpretarse a la luz de los
conocimientos actuales de que en el cerebro hay zonas especializadas para funciones
específicas, pero tales funciones determinarán cómo se organizan o disponen entre sí las
distintas zonas cerebrales en el espacio y en el tiempo. Así pues, puede que una
determinada zona del cerebro pueda participar en multitud de sistemas funcionales
distintos, en ese sentido cada subzona que participa en un sistema funcional puede ser
equipotencial. Por lo tanto, las tareas neuropsicológicas son complejas y para que sean
ejecutadas es necesario que estén organizadas en un sistema funcional formado por
distintas subzonas cerebrales submicroespecializadas. En este sentido los localizacionistas
llevaban razón, en el cerebro se pueden localizar funciones o facultades psíquicas. A los
antilocalizacionistas también hay que concederles parte de la razón: las zonas
especializadas del cerebro son parcialmente equipotenciales ya que intervienen en
distintos sistemas funcionales.
29
Figura 1.1. Alexander R.Luria (1902-1977), uno de los padres de la neuropsicología
contemporánea, a la edad de 50 años.
Por lo tanto, queda claro que el objeto histórico de la neuropsicología es el estudio del
cerebro funcional, de su conectividad y de la organización de las funciones psíquicas en
sistemas o redes cerebrales funcionales tanto en el cerebro sano como en el cerebro
enfermo o lesionado. Para un neuropsicólogo, el cerebro no interesa por sí mismo, sino
por su relación con la actividad psicológica y por como se organiza esta dentro del
cerebro.
1.3. Los precursores y los forjadores de la neuropsicología: la localización de funciones
La historia de la neuropsicología está llena de nombres de personas que en la mayoría de
los casos, al menos los anteriores al último tercio del siglo xx, trabajaron en un ambiente
social y científico muy limitado por las circunstancias religiosas y políticas de cada época.
Pongamos como ejemplos los avatares sufridos por Franz J.Gall y Johann Spurzheim
30
cuando fueron expulsados de Austria y de Francia por sus enseñanzas de la frenología o
cuando en 1877 los psicólogos ingleses se dirigieron al Senado de Cambridge para
solicitar la apertura de un laboratorio psicofisiológico y su solicitud fue denegada
categóricamente por ser calificada como atea. Sin embargo, los trabajos de algunos
autores constituyen por sí solos hitos en la historia de la neuropsicología. A continuación
se recogen algunos de los autores y hechos más relevantes en el devenir de la disciplina a
sabiendas de que por razones de espacio se deja de presentar otros nombres que también
son importantes.
Probablemente hayan sido Franz Joseph Gall y Johann Spurtzheim los más claros
representantes del localizacionismo estricto y los precursores más fantásticos de los
mapas cerebrales actuales. Se los conoce como los padres de la frenología, una ciencia
que Gall comenzó a forjar muy tempranamente a partir de la observación directa de la
cabeza y del cráneo de las personas con ciertas habilidades especiales. La frenología
señalaba que los rasgos más importantes del carácter de una persona pueden ser
determinados a través de un estudio de los "bultos" que tiene en el cráneo. Así, por
ejemplo, aseguraba que las personas que tenían una buena memoria tenían los ojos a flor
de la cabeza, es decir, como tienen las vacas los ojos y, por lo tanto, estas personas
tienen sobredesarrolladas las regiones cerebrales subyacentes. Según Gall, estas regiones
son las responsables de las funciones del lenguaje y en especial de memoria verbal. Gall
fue un gran anatomista y sus estudios científicos, independientemente de la frenología,
dignificaron las funciones del cerebro (León Carrión, 1995). Fue uno de los primeros en
describir problemas afásicos asociados al lóbulo frontal. A principios del siglo XIX las
enseñanzas de Gall y Spurzheim fueron acusadas de materialistas y contrarias a la moral
y a la religión y fueron expulsados de Viena por el empera dor Francisco I.Se marcharon
entonces a París, donde obtuvieron un gran reconocimiento, y se hicieron
internacionalmente famosos, pero otra vez fueron expulsados, en este caso por el propio
Napoleón. Uno de los mayores opositores a la doctrina frenológica de Gall fue Flourens,
quien después de realizar sus experimentos con animales concluye que al ser la corteza
cerebral equipotencial el alma es una unidad por lo que no sería posible aceptar la
doctrina frenológica que defiende que la mente puede ser localizada y dividida en zonas
cerebrales funcionalmente distintas.
31
Figura 1.2. Cartel frenológico del siglo xix. La inscripción en el cuello está en alemán:
"Conócete a ti mismo".
La psicología, y por lo tanto la futura neuropsicología, se van haciendo más
experimentalistas y se produce una época de transición entre una psicología introspectiva
y observacional hacia una psicofisiología más experimental. Uno de los autores que
merece la pena reseñar en este momento histórico es Alexander Bain, el primer autor que
32
escribe un tratado propio de psicología, centrado en la psicología y no mezclada con
otras disciplinas. El tratado consta de dos volúmenes, el primero titulado "Los sentidos y
el intelecto" y publicado en 1855 y el segundo titulado "Las emociones y el deseo"
publicado en 1859. Estos volúmenes constituyen el texto que se usó en Inglaterra durante
más de 50 años para la enseñanza de la psicología. Bain fue también el fundador en 1876
de Mind, la primera revista de psicología en el mundo. En general, su trabajo fue de los
primeros en poner en relación la fisiología experimental con la psicología asociacionista.
A pesar de que el primer contacto de Bain con la psicología es a través de la frenología,
según Boring (1950), este representa un intento de integración entre la psicología y la
fisiología y representó la culminación del asociacionismo y los principios de su absorción
por la psicología fisiológica. Bain destaca y pone de manifiesto que se aprende de la
experiencia sensorial y que, por lo tanto, es la actividad (sensoriomotora) el primer factor
psicofisiológico. Bain argumenta que el fenómeno intelectual, es decir, imaginar, deducir,
inducir o percibir no es más que una forma de combinar las ideas de una manera
determinada y que por lo tanto las diferentes facultades son solamente diferencias de
asociación.
Un localizacionismo más moderno comienza con los hallazgos de JeanBaptiste
Bouillaud, que en 1825 publica un artículo acerca de la localización del lenguaje motor en
los lóbulos anteriores del cerebro humano. En esa publicación se describen tres casos de
pérdida de la palabra en pacientes que no mostraban ningún tipo de parálisis de las
extremidades. Escribe que existe en el cerebro una fuerza particular destinada a recibir y
coordinar los movimientos por los que el hombre por medio de su voz articulada
comunica sus pensamientos, expone sus sentimientos y las penas y las aflicciones de su
alma. Es en los lóbulos anteriores del cerebro donde reside ese sitio nervioso al que se le
puede llamar el órgano legislador de la palabra. Sugiere que hay que distinguir entre las
palabras como signos de nuestras ideas conservando su recuerdo y el hecho de articular
esas mismas palabras, Bouillaud se adelanta así a Broca y a Wernicke al sugerir que
existen dos tipos de trastornos del lenguaje: los motores y los sensoriales.
En 1861, la Sociedad Antropológicade París celebra una serie de debates enfrentando
a autores que defienden la equipotencialidad del cerebro con otros que defienden el
localizacionismo. En abril de ese año, Paul Broca participó en ese evento, sin una
posición fuerte definida de partida, por su parte, presentando sus trabajos. Utilizando
métodos de contraste post mórtem asegura que la mayoría de los hombres son
sinestrohemisféricos para el lenguaje aunque los zurdos de brazo pueden ser
diestrohemisféricos. En esa reunión de París, Broca muestra el cerebro de uno de sus
pacientes, que había sufrido un trastorno del lenguaje hablado. En la autopsia se detectó
que el paciente tenía una lesión en la tercera circunvolución frontal izquierda. El trastorno
33
del lenguaje asociado a dicha lesión se denominó afemia, que más tarde se conocería
como afasia motora o afasia de Broca. El paciente entendía lo que oía pero no podía
hablar. Broca sugirió que es posible que tal circunvolución cerebral tenga su propia
especialización funcional. Los datos que presenta Broca abren asimismo un debate sobre
la lateralización de las funciones psicológicas comenzando con el lenguaje que parece
estar especializado al hemisferio izquierdo. Los trabajos de Broca estimulan la aparición
de otros trabajos localizacionistas y trece años después, en 1874, Carl Wernicke identifica
en una zona del cerebro, muy cercana a la de Broca, la circunvolución tercera superior
del lóbulo temporal del hemisferio izquierdo cuya lesión provoca lo que se conoce como
afasia sensorial, receptiva o de Wernicke. El paciente que la padece puede hablar pero no
entiende aquello que se le dice.
Figura 1.3. Principales áreas del lenguaje, descubiertas, respectivamente, por Broca y
Wernicke a partir de estudios neuropatológicos post mórtem en pacientes cuyos
trastornos se observaban a nivel expresivo (Broca) o a nivel comprensivo (Wernicke).
El localizacionismo se va abriendo camino con bases más sólidas científicamente, pero
entremedio también hay que reseñar que a mediados del siglo XIX aparece en escena el
asociacionismo evolucionista con Herbert Spencer. Este autor trata de acomodar los
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conocimientos actuales sobre frenología, asociacionismo, psicofisiología experimental y
localizacionismo con los principios de la teoría de la evolución. Spencer defiende la
adaptación funcional, frente a unas posturas creacionistas, la existencia de una íntima
conexión del ser con su medio al adaptar el ser humano sus funciones mentales a su
ambiente. Para él, existe un ajuste continuo de las relaciones internas a las relaciones
externas. Spencer tiene, en definitiva, un hueco en la historia de la neuropsicología
porque introduce el principio de que la actividad mental debe entenderse como la
correspondencia entre el organismo y su medio y que el resultado de estas interacciones
se pone de manifiesto a través del sistema nervioso de las distintas especies. Para él, las
conexiones que crean la experiencia se convierten en permanentes a través de las
generaciones, constituyéndose esas nuevas conexiones en la experiencia de la raza.
Darwin y Spencer comienzan a tener influencia en las teorías neurológicas y
psicológicas. Hughlings Jackson (1835-1911), el considerado padre de la neurología
moderna y uno de los fundadores de la revista Brain, al que también marcan las teorías
evolucionistas, tiene asimismo un puesto en la historia de la neuropsicología. Su principal
aportación es el rebatir la idea aceptada de que el sistema nervioso es solo un conjunto de
núcleos o centros que están conectados por vías. Él da un paso más y defiende que el
sistema nervioso está organizado de forma jerárquica, es altamente interactivo en su
totalidad y no puede ser solo entendido a través de sus piezas. Jackson es uno de los
estrictos defensores de las teorías antilocalizacionistas, defiende que cuando se produce
una lesión en el cerebro nunca se produce una completa desaparición de una función,
sino que normalmente conduce a una desorganización de la misma más que a su
desaparición. De acuerdo con su teoría jerárquica del sistema nervioso, lo que sucede
cuando se produce un daño en el cerebro es, en primer lugar, que al más alto nivel se
produce una pérdida de los movimientos voluntarios y, en segundo lugar, a un nivel
funcional inmediatamente inferior, se conservan los movimientos menos automáticos y
menos especializados durante más tiempo. A estas conclusiones llega después de
observar a pacientes hemipléjicos. Para él, cualquier tarea es llevada a cabo por todo el
sistema nervioso y no por un conjunto parcial de células o áreas especializadas. Las
tareas son llevadas a cabo por el sistema nervioso en su conjunto a través de una
compleja y jerarquizada organización vertical, primero representadas en el nivel más bajo
(espinal o cerebral) y luego otra vez en los niveles medios de los sectores motores o
sensoriales de la corteza cerebral, y finalmente se representan otra vez en los niveles
superiores de la corteza cerebral constituidos por los lóbulos frontales.
El antilocalizacionismo u holismo avanza y el experimentalismo más psicológico es
traído a los laboratorios por Kart S.Lashley (1890-1958) que en sus experimentos con
animales combina lesiones cerebrales con procesos de aprendizaje. En su
35
experimentación combina los métodos de ablación cerebral con test objetivos de
aprendizaje y de discriminación sensorial. De su investigación se acuña el término
equipotencialidad para referirse a las propiedades de cualquier parte intacta y sana del
cerebro, asociada con un área funcional, para asumir con eficacia las funciones que se
han perdido como consecuencia de la destrucción de una zona cerebral. Por lo tanto,
para Lashley las diferentes áreas de la corteza son equivalentes aunque la
equipotencialidad no es absoluta ya que depende del tamaño del daño cerebral producido.
Los trabajos de Jackson y de Lashley son estimulantes y ofrecen soporte experimental
y datos que parecen apoyar las teorías antilocalizacionistas. Pero de la otra parte, otros
investigadores también han encontrado, utilizando soporte experimental, datos que
permiten apoyar las teorías localizacionistas. Cabe citar aquí, por ejemplo, la localización
de 52 diferentes áreas neuroanatómicas corticales diferentes por Korbinian Brodmann
(1909). El propio siglo xx comienza con un hecho excepcional, la concesión del Premio
Nobel en 1906 al español Santiago Ramón y Cajal y al italiano Camilo Golgi por sus
estudios sobre la neurona, los axones y las dendritas. Fue en su discurso de diciembre de
ese año en la ceremonia de entrega de los premios cuando Ramón y Cajal expone su
doctrina sobre la neurona como el primer principio de las neurociencias.
Para el desarrollo de la neuropsicología dentro de las neurociencias la contribución de
Cajal fue esencial. Ramón y Cajal establece que el sistema nervioso está formado por
células bien separadas y bien definidas que se comunican unas con otras a través de las
sinapsis. Demuestra que las neuronas tienen interacciones muy complejas y que, en
contra de lo que se creía, esas interacciones no son debidas al azar o casuales sino todo
lo contrario. Las relaciones entre las neuronas son muy específicas y extremadamente
estructuradas. Por lo tanto, a nivel anatómico celular cabe distinguir distintos tipos de
relaciones entre las neuronas y parece haber distintos tipos de circuitería cerebral
altamente específicos y estructurados. Es aquí donde se encuentra la semilla de los
posteriormente reconocidos sistemas funcionales que se conforman en el cerebro; y más
recientemente del concepto de los nuevos mapas funcionales cerebrales por tractografia a
través de resonancia magnética.
La neuropsicología se hace visible socialmente a mediados del siglo xx. En Estados
Unidos nace asociada a la implantación de la psicología en centros clínicos y hospitales
que hacen sobresalir a unos nuevos profesionales que con unos instrumentos sencillos,
normalmente de papel y lápiz, dan respuesta a las quejas y problemas de unospacientes
neurológicos a los que la medicina al uso no puede dar respuesta adecuada. La
neuropsicología comienza a implantarse en EE. UU. a través del psicodiagnóstico y la
evaluación (neuro)psicológica.
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Figura 1.4. Santiago Ramón y Cajal en su laboratorio.
Para Benton (1987) la expansión de la Neuropsicología clínica se debe a una necesidad
social. En este sentido se trata de saber si los factores orgánicos juegan un papel
importante en las dificultades conductuales de los ancianos. Además existe una demanda
y una necesidad cada vez mayor de ayudar a los pacientes con daño cerebral a recuperar
funciones, investigar sobre problemas del aprendizaje, etc. Asimismo Bornstein, Costa y
Matarazzo (1986) entienden que el crecimiento de la neuropsicología clínica y su
actividad investigadora va paralela a los intereses de la psicología de la salud: promoción
de la salud y prevención de la enfermedad; identificación de factores etiológicos y
correlatos etiológicos de la salud y de la enfermedad y por último el tratamiento de la
enfermedad. Así pues, el creciente desarrollo de la neuropsicología clínica lleva a Benton
(ibídem) a decir "era en este contexto de extrema variabilidad en la cualidad de los
servicios neuropsicológicos que habían sido situados en hospitales; clínicas; escuelas y
prácticas privadas que se hacía necesario establecer estándares de competencia para la
práctica de neuropsicología clínica".
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En la constitución de la neuropsicología actual se pueden destacar las siguientes
figuras: Hans-Lukas Teuber, Roger W.Sperry, Ward Halstead, Ralph Reitan y Edith
Kaplan, entre los más relevantes. En Europa, la neuropsicología surge ligada a la
integración de la experiencia clínica neurológica y al desarrollo de la psicología, con
figuras como Ivan Sechenov, Lev S.Vigotsky, Alexander R.Luria, Henry Hecaen, Anne-
Lise Christensen y Ennio de Renzi, entre los más destacados. En Sudamérica el impulso
de la neuropsicología se ha debido al empuje de muchos clínicos que han intentado
mantener e impulsar el conocimiento y la aplicación a la vida real los conocimientos
neuropsicológicos. El primer laboratorio de neuropsicología probablemente fue el
instalado por Medilarharzu en 1958 en Uruguay en el Instituto Neurológico de
Montevideo. Puede afirmarse que como representante y maestro de toda una generación
y productor de nuevo conocimiento neuropsicológico hay que destacar a Juan Azcoaga
en Argentina, que recoge lo mejor de la tradición europea para adaptarla a las
particularidades históricas y sociales, de toda una época, en el continente sudamericano.
1.4. Dos modelos de neuropsicología: la clínica (europea) y la psicométrica (americana)
La neuropsicología actual se forja a partir de mediados del siglo xx en Rusia y Europa y
en los Estados Unidos durante una época que se denominó Guerra Fría con dos modelos
distintos de aproximación al objeto neuropsicológico. Los dos modelos de
neuropsicología son diferentes tanto en el origen como en su implantación, la americana
surge del funcionalismo y de una necesidad social mientras que en Rusia y Europa la
neuropsicología surge de la tradición clínica neurológica europea (Broca, Wernicke,
Dejerine, Hecaen, Korsakov, entre otros). Por lo tanto, los métodos y las formas de
trabajar en neuropsicología van a ser distintos según el neuropsicólogo se haya formado
de acuerdo al modelo americano o al modelo europeo.
Curiosamente, han sido dos instrumentos neuropsicológicos los que han representado a
cada uno de los modelos. Durante casi medio siglo, el representante del modelo
americano ha sido la denominada batería neuropsicológica de HalsteadReitan (1955) y el
modelo europeo ha sido representado por el modelo de investigación neuropsicológica de
Alexander Romanovich Luria adaptado por Anne-Lise Christensen en 1974. Los dos
modelos representan dos formas distintas de hacer y de entender la neuropsicología. El
modelo americano es fundamentalmente cuantitativo y su interés está en la cuantificación
de datos obtenidos del paciente a través de pruebas o baterías neuropsicológicas y en
comparar esos resultados con unos datos normativos de referencia. A este modelo le
interesa cuánto está deteriorada una función respecto a lo que es considerado como
normalidad. Por el contrario, el modelo europeo es fundamentalmente cualitativo y su
interés es conocer cómo está deteriorada una función, cuáles son sus aspectos
38
cualitativos, cómo se manifiesta y cuál es su clínica. En el modelo americano no hay una
conceptualización teórica del funcionamiento neuropsicológico humano más allá de las
correlaciones de los resultados de las pruebas de los test neuropsicológicos con los datos
obtenidos y cuantificados del cerebro y del sistema nervioso.
El modelo europeo posee una teoría completa sobre el funcionamiento
neuropsicológico humano de la cual se derivarán las inferencias diagnósticas, y para el
tratamiento, de acuerdo con el deterioro que presenta el paciente cuando se le explora. Se
podría decir que el modelo americano utiliza test cognitivos y conductuales
estandarizados para evaluar al paciente mientras que el modelo europeo utiliza tareas
funcionales sustancialistas representativas de la conceptualización clínica del
funcionamiento neuropsicológico del ser humano, y por lo tanto realiza una investigación
o exploración neuropsicológica. Al americano le interesa más cuánto se deteriora una
función, al europeo cómo se deteriora. Un intento de unir estas dos concepciones fue
realizado a finales del siglo xx por Edith Kaplan, en la Universidad de Boston. Propuso
un tercer modelo intermedio que denominó la "aproximación procesual" a la evaluación
neuropsicológica, pero que en el fondo no fue más que un intento de unión de los dos
modelos dominantes pero sin tener una teoría propia de funcionamiento neuropsicológico
humano.
El modelo psicométrico se ha impuesto en la mayoría de los países. En primer lugar
porque es el dominante en la literatura y en las revistas científicas, la mayoría de ellas de
orientación y producción americana, y por otra parte porque el modelo americano es más
fácil de aplicar porque principalmente solo requiere adiestramiento para utilizar o
administrar correctamente los test y baterías neuropsicológicas que se aplican a los
pacientes. Mientras tanto la utilización del modelo europeo implica que el clínico debe
poseer un conocimiento exhaustivo del funcionamiento neuropsicológico humano y una
importante formación clínica práctica para realizar una buena valoración
neuropsicológica.
1.5. La neuropsicología contemporánea
Por otra parte, durante el siglo xx los psicólogos comienzan a tener una mayor
implantación social a medida que van desarrollando mejores técnicas de psicodiagnóstico
y pasan a ofrecer asimismo soluciones a los problemas de comportamiento, cognitivos,
emocionales y sociales de las personas con daño cerebral o neurológico. Pero sin duda,
será el gran desarrollo de la psicología básica, especialmente de una psicología cognitiva
que en pocos años pasará de no querer tener ninguna relación con los estudios del
cerebro a querer llamarse neurocognitiva. De igual manera la explosión de las técnicas de
39
neuroimagen funcional hará posible un desarrollo más rápido y ampliamente aceptado
socialmente de la neuropsicología. Así, en la última década del siglo xx y en la primera
del siglo xxi el amplio uso de las técnicas de neuroimagen funcional van a ir permitiendo
conocer un cerebro funcional que obligará a implantar a la neuropsicología en
universidades y hospitales, dando un nuevo e imprescindible papel al neuropsicólogo.
Ahora el neuropsicólogo, con la utilización de estas nuevas técnicas, comienza a cumplir
con mayor precisión su objetivo, buscado históricamente, de conocer el cerebro en
funcionamiento y las bases cerebrales del comportamiento y de la cognición. Otro avance
importante se produce, y será aún más efectivo para la implantación y reconocimiento de
la neuropsicología, cuando los neuropsicólogos dan el paso desde laevaluación y la
rehabilitación de los pacientes con daño cerebral o neurológico hasta ofrecer soluciones
terapéuticas (León Carrión, 1997).
Otro importante impulso relativamente reciente para las neurociencias, y por lo tanto
para la neuropsicología, fue la proclamación el 17 de julio de 1990 en Estados Unidos de
la Década del Cerebro, que materializó la resolución 174 del Congreso de ese país. Se
pretendía fundamentalmente encontrar respuestas al aumento de la incidencia de las
enfermedades cerebrales y mentales de tipo degenerativo, traumático y congénito;
producir nuevos avances tecnológicos en microscopía y en neuroimagen; desarrollar las
ciencias básicas como la genética bioquímica y avanzar en disciplinas intermedias como
la biología molecular y la bioquímica. Todos los trabajos producidos desde esa época han
hecho avanzar las neurociencias, y en su caso a la neuropsicología como parte de la
misma, y la han hecho más visibles y valoradas científica y socialmente. La
neuropsicología se ha hecho más multidisciplinar en su forma de trabajar y ha ampliado
sus tópicos y sus técnicas de trabajo.
En los últimos años resurge un tema aplazado como es la genética del comportamiento,
en la cual los neuropsicólogos también van a Jugar un papel importante. La década del
cerebro dio un fuerte impulso a la neuropsicología cognitiva, a las técnicas de imagen
funcional, al estudio de las demencias y del envejecimiento, a la neurofarmacogenómica
y al desarrollo de programas de rehabilitación de personas con daño cerebral o
neurológico.
La neuropsicología en la actualidad tiene un panorama mucho más sólido, implantado
y fuerte de lo que lo estuvo anteriormente. Corresponde a las nuevas generaciones de
neuropsicólogos continuarla e irla desarrollando, ampliando y consolidando en una
sociedad que exige calidad de vida y no solo cantidad de vida, donde las personas tienen
una esperanza de vida mayor que nunca, y en un momento en el cual la ciencia, y en
especial las biomédicas, se han hecho multidisciplinares.
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41
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2.1. Aproximación a la metodología de la evaluación neuropsicológica
Comenzar a hablar de los aspectos metodológicos de la evaluación neuropsicológica no
es una tarea exenta de esfuerzo y riesgo. El esfuerzo se ha de observar al tenerse que
realizar una labor de síntesis fundamentalmente conceptual y ligada a la propia filosofía
de la ciencia; tarea no siempre fácil ni rápida. El riesgo que se corre al intentar escribir
sobre la metodología de esta disciplina estriba en que uno se pueda quedar a un solo lado
de las ópticas metodológicas o intentar tomar una posición ecléctica que pretenda
satisfacer a todos y que, posiblemente, acabe por no satisfacer a ninguno. A pesar de ello
es una tarea necesaria y apasionante que en las siguientes páginas va a intentar ser clara
en la exposición y en la posición conceptual que se describa. La utilización del método
científico parece imprescindible para que cualquier posicionamiento, descubrimiento,
demostración o evidencia sea aceptada por la comunidad científica. Aunque algunos
aboguen por la necesidad de que a veces es necesario olvidar el método, ya que, dada
cualquier regla por muy fundamental o necesaria que sea para la ciencia, siempre pueden
existir circunstancias en las que resulta aconsejable no solo ignorar dicha regla, sino
adoptar la opuesta, hay incluso circunstancias -y se dan con bastante frecuencia - en las
que la argumentación pierde su prometedor aspecto o se convierte en un obstáculo para
el progreso. En este sentido, pueden defenderse, al menos, dos posturas frente al
método, la de aquellos que entienden que el método ha de ser seguido con
escrupulosidad y estrictamente y la de aquellos que defienden que "todo sirve". Entre
unos y otros han hecho aparecer un liberalismo metodológico que beneficia al progreso
científico.
En cualquier caso, el método parece imprescindible en neuropsicología, que como
disciplina científica también participa de los avatares del método científico general; por lo
que en ella también aparece ese mismo liberalismo metodológico. La investigación
neuropsicológica va más allá de los datos, los trasciende para obtener una determinación
comprehensiva del sujeto sano y de aquel con daño neurológico. Para obtener una
información relevante, sobre un sujeto neurológico, unos abogan por el método estricto
43
en la medida y en la valoración de los datos obtenidos a través del proceso evaluativo;
para esto hay que centrarse exclusivamente en la información que se obtiene con test y
baterías neuropsicológicas. Mientras, otros defienden una mezcla de técnicas y
procedimientos, que incluyen pruebas y técnicas objetivas centradas en el análisis del
proceso de ejecución de tareas. Para decirlo en pocas palabras, se trata del viejo debate
entre lo nomotético y lo ideográfico, entre lo correlacional y experimental y lo clínico y lo
estadístico, ahora aplicado a la evaluación neuropsicológica.
En ese sentido, la polémica puede establecerse sobre si la evaluación neuropsicológica
debe seguir principios nomotéticos o generales o si, por el contrario, debe seguir
principios particulares e individuales. Así pues, si el objetivo de la evaluación
neuropsicológica es el estudio de las relaciones cerebro-conducta en un solo individuo, el
objetivo ideográfico es fundamental, en tanto que es una evaluación individual. En ese
sentido, adaptando una formulación de FernándezBallesteros (1980) sobre el
psicodiagnóstico a la evaluación neuropsicológica, puede decirse que mientras que la
psicología científica se puede situar entre las ciencias generalizadoras, la evaluación
neuropsicológica se situaría entre las evaluativas e individualizadoras, con base en los
hallazgos de las leyes generales de la psicología científico-positiva y los avances de la
neurología y la psicología aplicada. Así pues, los métodos que se pueden utilizar en
evaluación neuropsicológica son los mismos que usa la psicología nomotética y están
ubicados dentro de la misma disciplina científica. Además, la exploración y el análisis del
comportamiento ha de dirigirse tanto a las características generales como a las
confirmadas culturalmente, así como también a la organización idiosincrásica de todas
estas características en el sujeto humano.
Por otra parte, la polémica entre lo correlacional y lo experimental es sin duda otro de
los debates que se dan en evaluación neuropsicológica. Se trata de lo que se conoce
como "las dos disciplinas de la psicología científica", una psicología correlacional y una
psicología experimental. La diferencia fundamental entre el método experimental y el
correlacional se encuentra en el tipo de pregunta que se plantea. El experimentador
pregunta si las personas tienden a reaccionar de una manera determinada a la condición
manipulada, mientras que el correlacionador se pregunta si las personas que tienen
mucho de una tendencia muestran también mucho de otra tendencia. Según Martínez-
Arias (1987), al utilizar métodos correlacionales las variables que se estudian se obtienen
"seleccionando sujetos que difieran o manifiesten niveles diferentes en la variable de
interés, antes de comenzar el estudio" y no manipulando las características específicas de
los sujetos. Aunque tanto los programas de investigación experimental-manipulativos
como los de observacional-correlacional tienen los mismos objetivos últimos, predecir o
establecer relaciones funcionales fiables entre variables. En cualquier caso, y de acuerdo
44
con Cronbach (1986), la cuantificación tiene sus limitaciones, sobre todo si está
divorciada de la información cualitativa. En este sentido, también advierte Pinillos (1981)
para quien el experimento es un procedimiento poderoso que permite obtener
información científica "y constituiría uno de los más graves errores de la psicología
intentar prescindir de él, o minimizar su importancia. Pero el experimento psicológico es
muy vulnerable a errores de los que otras ciencias parecen estar muy libres".
Todo ello, y la situaciónpolítica, hizo que durante los últimos 50 años hayan existido
dos aproximaciones principales a la evaluación neuropsicológica, la cuantitativa cuyo
representante más claro ha sido en EE. UU. la batería neuropsicológica de Halstead-
Reitan, y en la URSS la cualitativa, cuyo representante más significativo es la adaptación
europea del examen o investigación neuropsicológica de Luria/Christensen.
La otra gran polémica en evaluación neuropsicológica está situada entre lo que se ha
llamado lo clínico frente a lo estadístico. El enfoque clínico está más asociado a lo
cualitativo y a la facultad del "clínico" para usar y desarrollar sus conocimientos con
libertad tanto en la formulación de las preguntas y la elección de instrumentos, como en
la planificación del examen neuropsicológico. Mientras tanto, el enfoque estadístico
conduce a la utilización de un diseño más preciso tanto en la formulación de preguntas
como en la elección de instrumentos. El término clínico fue utilizado en un principio no
ya para referirse a los juicios que se tomaban en la clínica, ni por los clínicos, "sino para
los juicios que implicaban un alto nivel de subjetividad". Mientras que el término
estadístico en un principio se utilizaba para referirse a los juicios derivados de
combinaciones matemáticas, "generalmente una ecuación de regresión calculada cuando
tanto las variables predictivas como el criterio eran conocidas y podían cuantificarse". La
evaluación basada en lo clínico es distinta a una basada en lo estadístico. Se realiza una
predicción clínica cuando el que la hace se basa en su experiencia personal, sus
conocimientos y su intuición, mientras que una predicción estadística se sustenta
fundamentalmente en unas variables que deben estar claramente especificadas y ser
perfectamente cuantificadas.
Así, una predicción basada en lo estadístico es la que realiza el neuropsicólogo cuando
utiliza los resultados obtenidos por un paciente con daño cerebral traumático en la Escala
de Coma de Glasgow (Glasgow Coma Scale, GCS). Así cuando dice que el sujeto debe
tener una buena recuperación al haber obtenido diez puntos en la GCS en las primeras 24
horas después del trauma cerebral, está haciendo una predicción basada en datos
estadísticos. Sin embargo, el clínico, que trabaja a pie de cama con ese paciente, está
obligado a tratar en tiempo real los problemas que observa en él y a tomar decisiones y
realizar actos que se derivan de las secuencias causales de lo que él ve. Así, su
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aproximación es cualitativa, holística, molar y personal; organiza sus impresiones y
experiencias, entonces actúa y emite su predicción según su propia experiencia le sugiere
sobre la evolución del paciente.
Los clínicos son deterministas en sus actividades diagnósticas, ya que entienden que
los signos y los síntomas son manifestaciones de procesos causales subyacentes que
pueden ser conocidos de antemano. Por el contrario, la aproximación estadística acepta
el error en diferentes formas: a través del conocimiento probabilístico, a través de la
incertidumbre del determinismo en la que se entiende que el azar es la ignorancia y
entendiendo que la riqueza de la complejidad psicológica no puede ser reducida a un
algoritmo o a unas pocas variables. En definitiva, la aproximación clínica está
caracterizada por ser determinista y causal, y por estar menos relacionada con la
predicción que con el diagnóstico y el tratamiento. Mientras que la aproximación
estadística acepta, como inevitable, el error para hacer menos error en la predicción. Los
errores propios del clínico son los mitos, la "magia" y la ilusión de control; y los del
estadístico las oportunidades perdidas y la ilusión de la falta del control. En este sentido,
ambos enfoques tienen sus propias ventajas e inconvenientes.
Con el propósito de mejorar y comprender el juicio clínico surgieron nuevos estudios
que, entre otros, intentan reproducir matemáticamente el juicio del clínico como en el
caso de los modelos paramórficos, o sobre juicios probabilísticos, como el llamado
modelo de la lente o en simulación por computadoras.
El procedimiento del modelo paramórfico consiste en reproducir matemáticamente el
juicio del clínico. El procedimiento para ello consiste en obtener juicios de uno o varios
clínicos y, a continuación, hallar el modelo matemático que los reproduce con mayor
fidelidad. Para ello, se entrega al clínico una serie de perfiles de datos (X), a partir de los
cuales debe predecir un determinado criterio (Y). A continuación, los valores de X se
correlacionan con los valores de Y para obtener, sobre esta base, la ecuación de regresión
correspondiente (Vizcarro, 1986). El modelo de lente se basa, según esta autora, en el
funcionalismo probabilista de Brunswik y parte de que el conocimiento es probabilístico,
y por lo tanto las inferencias que se hacen lo son en función de datos probabilísticos.
Otros han intentado hacer un estudio cognitivo del juicio clínico.
En cualquier caso, el interés por la controversia clínico-estadística empezó a decaer en
parte debido al desarrollo de la ciencia cognitiva y de la inteligencia artificial. Muchos
clínicos se están replanteando con nuevas perspectivas los juicios clínicos. Holt (1986)
termina escribiendo que "habiendo gastado la mejor parte de mi carrera intentando
clasificar y explicar el juicio clínico y las operaciones mentales de los diagnosticadores,
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no me sorprendería aprender que algunos de ellos puedan ser programados y ejecutados
por computadora".
El empuje del uso de las técnicas de evaluación neuropsicológica conjuntamente con
las técnicas de neuroimagen, como la tomografia por emisión de positrones y las
imágenes por resonancia magnética, como ejemplos, están llevando nuevos
planteamientos y enfoques sobre los significados, métodos y procedimientos en
evaluación neuropsicológica (León Carrión, 1987).
Todas estas polémicas y planteamientos se han materializado en dos enfoques o
modelos de evaluación neuropsicológica. Por una parte se encuentra el modelo
cuantitativo o actuarial con base en la psicología académica, la ciencia conductual, la
neurología y especialmente en la medida psicométrica. El otro enfoque es modelo de
investigación clínica neuropsicológica, representado por la aproximación soviética,
fundamentalmente cualitativo y con base en la neuropsicología, la neurología, la
psicología y la lingüística (Luria y Majovski, 1977). Para entender la metodología de la
evaluación neuropsicológica es imprescindible conocer el proceso y los métodos de
evaluación de estos dos modelos. A esas tareas se dedican las siguientes páginas.
2.2. Presupuestos básicos
El enfoque cualitativo de evaluación neuropsicológica está perfectamente representado
por la aproximación soviética de investigación neuropsicológica clínica asociada a los
trabajos de Alexander R.Luria. De acuerdo con Luria y Majovski (1977), este enfoque
parte del supuesto de que el principal objetivo de la evaluación neuropsicológica es
analizar los trastornos de los procesos corticales superiores específicos de la actividad
psíquica de una persona. Para ello se basa en los principios de la neuropsicología,
entendida como la disciplina preocupada fundamentalmente por el estudio del papel que
juegan los sistemas cerebrales en las actividades psicológicas humanas. Para Luria y
Majovski (ibídem) el estudio del funcionamiento cerebral cuando existe una lesión
localizada debe ser cualitativo. Este método cualitativo se basa en la descripción clínica
que usa un conjunto sistemático y flexible de pruebas. "Esta aproximación es similar a la
del análisis factorial, esto es, separando los resultados para un análisis posterior separado
para determinar aquellos factores que destacan significativamente entre las variables
evaluadas". Así pues, la evaluación neuropsicológica cualitativa es individual y centrada
fundamentalmente en las características particulares que presenta el sujeto con lesión
cerebral y se basa en una comprensión del funcionamiento cerebral y en los métodosde
investigación científica a través de los cuales pueda contrastarse la hipótesis que, sobre
los defectos que presenta el paciente, se haya realizado.
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La neuropsicología soviética que surge de Luria parte de la base de que los procesos
mentales humanos son sistemas funcionales complejos, que no tienen una localización
simple en áreas circunscritas del cerebro. Ello implica que en la ejecución de cualquier
tarea humana intervienen distintas partes del cerebro que pueden estar distantes entre sí.
Por ello, es fundamental en la evaluación neuropsicológica conocer cuáles son las
unidades funcionales básicas que componen el cerebro humano y qué papel juegan en el
desarrollo de cualquier actividad psicológica superior.
Hay que entender que la evaluación neuropsicológica cualitativa que surge del modelo
soviético es imposible de comprender sin hacer referencia, y sin tener conocimiento, de
la teoría neuropsicológica de los procesos psicológicos superiores desarrollada por Luria,
colaboradores y discípulos. Así pues, aunque sea brevemente, describiremos las tres
principales unidades funcionales del cerebro cuya participación conjunta, según Luria, es
importante y necesaria en toda actividad mental, así como necesario conocer en todo
proceso de evaluación o investigación neuropsicológica:
a)Unidad que regula el tono y la vigilia.
b)Unidad que obtiene, procesa y almacena información del mundo exterior.
c)Unidad que programa, regula y verifica la actividad mental.
2.2.1. Unidad que regula el tono y la vigilia
Esta unidad es fundamental ya que para que se desarrolle cualquier tipo de actividad
psicológica superior humana, y para poder evaluarla, el estado de vigilia es fundamental.
Así pues, un tono óptimo de actividad cortical es imprescindible para el desarrollo de la
actividad mental organizada. Estos elementos cerebrales no se sitúan dentro de la
corteza, sino debajo de ella, en el troncoencéfalo y otras estructuras subcorticales con las
que mantiene relaciones bidireccionales (véase figura 2.1).
Entre estos elementos destacan la formación reticular organizada en un doble sistema
ascendente y descendente. El sistema reticular ascendente juega un papel decisivo en la
activación cortical y la regulación del estado de su actividad. El sistema reticular
descendente comienza en estructuras nerviosas superiores y va hacia estructuras
inferiores que son subordinadas al control de los programas que aparecen en la corteza y
que requieren la modificación y modulación del sistema de vigilia para su ejecución. En
general, el sistema nervioso tiene un cierto tono de actividad y el mantenimiento de este
tono es una tarea fundamental de la actividad biológica. Sin embargo, existen situaciones
en que este tono normal es insuficiente y debe ser elevado. Existen tres fuentes
48
principales de activación.
Figura 2.1. Primer bloque cerebral según Luria (Nota: la zona punteada compone el
primer bloque cerebral).
La primera fuente de activación reticular proviene de los procesos metabólicos del
organismo con el fin de conservar el equilibrio interno. Estos procesos dan lugar a formas
simples de activación (respiratoria, cardíaca, etc.) o formas complejas organizadas en
sistemas de conducta encargadas de satisfacer necesidades (hambre, sexualidad, etc.) y
restablecer la homeostasis. La segunda fuente proviene de la llegada al organismo de
estímulos procedentes del mundo externo, desencadenando en los individuos no solo las
sensaciones, sino también los reflejos de orientación. Por último, hay que considerar
como un importante elemento activador, los planes, proyectos y programas que los
individuos tienen a lo largo de su vida consciente.
2.2.2. Unidad que obtiene, procesa y almacena información del mundo exterior
Esta unidad está situada en los sectores convexos neocorticales de las regiones
posteriores, incluyendo las regiones visual (occipital), auditiva (temporal) y sensorial
general (parietal), y tiene como función fundamental la de recibir, elaborar y almacenar la
información. Desde el punto de vista histológico queda constituido por las neuronas de
las seis capas de la corteza cerebral y se caracteriza por la alta especificidad modal de sus
células, así como por regirse por el principio de "todo o nada". Las áreas están
organizadas jerárquicamente en áreas primaria, secundaria y terciaria.
49
Las áreas primarias son las de proyección, es decir, de la IV capa aferente con una
especificidad extremadamente alta, de tal forma que las neuronas de la zona auditiva solo
reaccionan a las propiedades especiales de los estímulos auditivos. Las áreas secundarias
rodean y se superponen a las anteriores y son neuronas de asociación de la II y III capas
corticales. Estas áreas permiten combinar las excitaciones y realizar una función sintética.
Las áreas terciarias se sitúan en los límites de la corteza occipital, temporal y posfrontal,
son formaciones específicamente humanas. Las neuronas que componen estas áreas son
de carácter multimodal y reaccionan a estímulos muy generalizados procedentes de los
analizadores de las otras áreas.
Figura 2.2. Segundo bloque cerebral según Luria (Nota: La zona punteada compone el
segundo bloque cerebral).
Según Luria, en este segundo bloque, rigen tres leyes fundamentales: 1. La ley de la
estructura jerárquica que lleva a que en el niño sean las áreas primarias las que tengan el
papel rector mientras que en el adulto serían las terciarias. 2. La ley de la especificidad
decreciente de las distintas áreas. 3. La ley de lateralización progresiva, que se va
desarrollando a medida que las áreas secundarias, y sobre todo terciarias, van tomando
un mayor protagonismo (véase figura 2.2).
2.2.3. Unidad de programación, regulación y verificación de la actividad mental
Este bloque funcional es el que permite la capacidad de programar, regular y controlar
planes y programas con un determinado fin. Está situado en las regiones anteriores del
cerebro (lóbulos frontales) y pueden estructurarse, al igual que el segundo bloque, en
áreas con diverso cometido funcional jerarquizado (véase figura 2.3).
50
Así pues, de las áreas motoras primarias, áreas ejecutivas (área 4 de Broadman), es de
donde parten aferencias hacia la musculatura esquelética del cuerpo, formando el sistema
piramidal, cuyas respuestas motoras son moduladas por la intervención de otros órganos
subcorticales (sistema extrapiramidal) lo que da lugar a movimientos coordinados,
armónicos y eficaces.
Las áreas secundarias motoras son las que se encargan de preparar los programas
motores y transmitirlos a las anteriores. Las áreas terciarias tienen una gran riqueza de
conexiones bilaterales con otras estructuras corticales y también subcorticales.
En general, la región prefrontal juega un papel decisivo en la formación de propósitos y
resolución de problemas, así como en la regulación y control de las formas más
complejas de conducta humana. Es la que permite que el sujeto se oriente tanto en el
presente como elaborando programas activos de conductas futuras.
Figura 2.3. Tercer bloque cerebral según Luria (Nota: La zona punteada compone el
tercer bloque cerebral).
Estas partes del córtex cerebral son particularmente ricas en conexiones con la
formación reticular activadora descendente y demuestran que los lóbulos frontales en el
hombre participan directamente en el estado de activación incrementada que acompaña
todas las formas de actividad consciente. También sugieren que son las zonas
prefrontales del córtex las que evocan esta activación y hacen posible la compleja
programación, control y verificación de la actividad consciente humana, que requiere,
51
para tener lugar, el tono óptimo de los procesos corticales (véase León Domínguez y
León Carrión, 2014).
2.3. Garantías científicas del modelo cualitativo de evaluación neuropsicológica
Las garantías científicas del modelo cualitativo de evaluación neuropsicológica se
encuentran fundamentalmente en el uso del método científico. Para Luria (1975), este
métodoutiliza los procedimientos de observación, tal como lo hace cualquier otra ciencia,
y la manipulación experimental de aquellas condiciones que afectan a lo que se está
estudiando. De esta forma, se pueden analizar los cambios que se producen cuando el
neuropsicólogo modifica tales condiciones.
Para cubrir estas garantías, existen tres métodos fundamentales susceptibles de ser
aplicados en el desarrollo de la evaluación neuropsicológica:
a)El método de análisis estructural.
b)El método genético-experimental.
c)El método patológico-experimental.
2.3.1. El método de análisis estructural
En este método se trata de observar cómo el paciente resuelve una serie de problemas
que le son planteados por el evaluador. La tarea del psicólogo consiste en examinar cuál
es el entramado estructural de los procesos de los que se ha servido el examinado para
resolver el problema planteado. Se trata de considerar qué procedimientos, qué medios y
qué conductas ha utilizado el sujeto en el proceso de resolución de la tarea que se le ha
propuesto. Esto es importante reseñarlo ya que es una diferencia importante respecto al
modelo cuantitativo encaminado a contabilizar y observar resultados. El modelo
cualitativo que sigue este método de análisis estructural no solo recoge el resultado final,
sino que se centra fundamentalmente en cómo ha sido el proceso resolutivo. Pero para
buscar ese cómo y realizar su análisis estructural hace falta utilizar procedimientos
auxiliares directos e indirectos.
Los procedimientos directos incluyen:
a)Modificación de la estructura del problema. Consiste en observar cómo el sujeto va
realizando la tarea propuesta y en función de su ejecución ir haciéndola cada vez
más compleja. Así el sujeto tiene que acudir a nuevas y diferentes estrategias y
operaciones para resolverla.
52
b)Propuesta de diferentes formas de solución de la tarea propuesta. Consiste en
ofrecer al paciente la posibilidad de resolverlo de diversas formas,
proporcionándole la información y la ayuda necesarias para que resuelva y
proceda en alguna de ellas. Es decir, se trata de no limitar la posibilidad de
respuesta solo a una, lo que hace que el análisis estructural sea más rico y fino.
Los procedimientos indirectos requieren un alto grado de planificación de la evaluación
para que realmente se sepa qué relación tiene lo que se observa con la conducta. Se trata
de obtener "indicios" que indiquen el estado general del sujeto, el funcionamiento de
determinados órganos, etc. Entre estos procedimientos se pueden encontrar los métodos
de registro psicofisiológico: el electroencefalograma (EEG), los potenciales evocados, el
EEG cuantificado, el electromiograma, el reflejo psicogalvánico, las imágenes por
resonancia magnética, etc. Evidentemente, estos métodos no reflejan de por sí, y esto es
importante tenerlo en cuenta, el curso de la actividad psíquica que se está estudiando,
sino que reflejan las condiciones fisiológicas generales características de las mismas.
2.3.2. El método de análisis de la capacidad de aprendizaje o genético-experimental
Este método implica una actitud activa del neuropsicólogo, y se caracteriza por tres
aspectos fundamentalmente:
a)Analiza procesos y no resultados.
b)Ofrece una explicación genotípica de la conducta.
c)Estudiar el proceso de cambio.
En primer lugar, trata de analizar procesos y no productos terminados. Es decir, el
psicólogo, ayudado de distintos soportes, puede formular experimentalmente procesos
psíquicos múltiples y acercarse más a su estructura (Luria, ibídem). Según Riviére
(1985):
el enfoque evolutivo es un componente esencial de la aproximación experimental
en psicología. En muchas investigaciones del grupo de Moscú, la idea básica
consistía en la inducción artificial de un proceso de desarrollo; la utilización
experimental de una especie de microevolución, que permitía reconstruir las fases
principales de la construcción de funciones superiores.
En segundo lugar, se dirige hacia una explicación genotípica de la conducta en vez de
delimitarse a la descripción fenotípica de la misma. Se trata de ir más allá de las
53
semejanzas y diferencias fenotípicas, observables entre las funciones, para llegar a un
nivel más profundo de explicación genotípica. Señala Riviére (ibídem) que Vigotsky
"pensaba que la ciencia sería una empresa superflua si todos los objetos fueran
genotípica y fenotípicamente equivalentes (pues, en tal caso, la experiencia cotidiana y su
descripción fenomenológica razonable) bastaría para el desarrollo del conocimiento".
Por último, se trata de estudiar el proceso de cambio, de formación de conductas "en
lugar de conformarse al estudio de conductas fosilizadas". Así, se plantea a los sujetos
problemas que suelen sobrepasar sus capacidades de solución inmediata en función de su
competencia actual y al mismo tiempo ofrecer medios y ayudas para resolver las tareas
propuestas.
Se trataba, en definitiva, de estudiar los procesos de realización de funciones cognitivas
mediante claves auxiliares específicas. Por eso hablaba Vigotsky de doble estimulación,
por una parte se presentaban los estímulos target, que los sujetos tenían que recordar,
seleccionar o clasificar; por otra, un conjunto de estímulos instrumentales, que permitían
objetivar y exteriorizar los procesos de formación de funciones, que consistirían
esencialmente en el desarrollo de mediaciones (instrumentales o simbólicas) necesarias
para su realización.
El mismo Riviére planteó determinadas críticas al método genético experimental,
preguntándose sobre si realmente es un método objetivo para valorar los procesos
objetivos del desarrollo de las funciones o si lo que se hace es dar un proceso artificial de
aprendizaje más que de solución de tareas. La respuesta que da es que el desarrollo de
las funciones psicológicas superiores es, necesariamente, artificial, que surge de la cultura
y la relación con los demás. La zona de desarrollo potencial se define como la distancia
entre el nivel actual de desarrollo de una persona, de su capacidad para resolver
independientemente, por sí mismo, un problema, y el nivel de desarrollo potencial,
definido como la resolución de un problema bajo la supervisión de un adulto o de un
compañero más capaz.
El método genético experimental de Vigotsky situaba el análisis de los procesos de
desarrollo en la zona de desarrollo potencial, a través (naturalmente) de la influencia
activa del experimentador y del aprendizaje activo del sujeto. Sucede que el aprendizaje a
través de la influencia era para Vigotsky el factor fundamental del desarrollo.
2.3.3. El método del análisis sindrómico
El método del análisis sindrómico o patológico-experimental es especialmente importante
para la evaluación neuropsicológica. Se trata del análisis de los síndromes de las
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alteraciones del comportamiento debido al daño neurológico. Es decir, una vez que se
conoce cuál es la condición que ha causado la alteración de la conducta se analiza su
influencia en toda la actividad psicológica del sujeto en su conjunto. Así, por ejemplo,
una vez que se tiene localizada una lesión focal se estudian sus repercusiones en uno o
varios sistemas funcionales.
Según Luria (1975), este método consiste en que el psicólogo - que estudia
minuciosamente a personas aquejadas de una lesión tópica del cerebro que des plaza o
altera alguna de las condiciones del curso normal de los procesos psíquicos (por ejemplo,
la percepción visual, la memoria audiodiscursiva, o la retención estable del programa de
actividad) - somete a circunstancias de análisis el curso de todo un complejo de procesos
psíquicos y establece cuáles de ellos quedan indemnes y cuáles sufren alteraciones.
Así pues, este tipo de análisis permite establecer aquellos procesos que, siendo
genuinamente psicológicos, están internamente vinculados al factor alterado, y cuáles de
estos procesos no dependen del mismo. Por lo tanto, de esta forma se puede descubrir el
síndrome íntegro. En resumen, con este método se puede saber qué modificaciones

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