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GINECOLOGIA (103)

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82 Ginecología general
SECCIÓ
N
 1
Diagnóstico
El linfogranuloma venéreo se diagnostica después de la valoración 
clínica excluyendo otras causas y al obtener una prueba positiva 
para Chlamydia. Una concentración serológica mayor de 1:64 
apoya el diagnóstico. Además, las biopsias de ganglios linfáticos 
que se obtienen por frotis o por aspiración se pueden cultivar para 
buscar C. trachomatis o someter a una prueba de inmunofl uores-
cencia o PCR.
Tratamiento
El esquema recomendado por los CDC (2010b) consiste en 100 mg 
de doxiciclina por vía oral cada 12 h durante 21 días. Otra opción 
es la eritromicina base, 500 mg cada 6 h por vía oral durante 21 
días. Se recomienda que las parejas sexuales de los 60 días previos 
se sometan a prueba de infección uretral o cervical y reciban trata-
miento tradicional contra Chlamydia.
MICROORGANISMOS PATÓGENOS 
QUE CAUSAN VAGINITIS CONTAGIOSA
El término vaginitis es el diagnóstico que se establece en las mujeres 
que manifi estan secreción vaginal anormal con sensación urente, 
irritación o prurito vulvar. Es una de las razones más comunes 
por las que las mujeres solicitan una consulta con el ginecólogo 
(American College of Obstetricians and Gynecologists, 2008b). Las 
causas principales de secreción vaginal sintomática son vaginosis 
bacteriana, candidiasis y tricomonosis.
No se establece el diagnóstico defi nitivo en 7 a 70% de las 
mujeres con secreción vaginal (Anderson, 2004). Cuando no existe 
una infección evidente, no se debe iniciar un tratamiento. En estos 
casos es necesario tranquilizar a las pacientes, pues pueden sur-
gir preocupaciones por contactos sexuales recientes. Es necesario 
y confortante descartar enfermedades de transmisión sexual. Cabe 
señalar que durante esta valoración, el médico debe realizar una 
anamnesis amplia sobre infecciones vaginales previas y su trata-
miento; la duración de los síntomas; el uso de medicamentos que 
se venden sin receta que haya utilizado y cuándo; y los antecedentes 
menstruales y sexuales completos. Las características sobresalientes 
de los antecedentes menstruales se describen en el capítulo 8. Por 
lo general, el interrogatorio de los antecedentes sexuales incluye 
preguntas sobre la edad al momento del primer coito, la fecha de 
la actividad sexual más reciente, el número de parejas recientes y su 
género, el uso de condón, métodos anticonceptivos, enfermedades 
de transmisión sexual previas y el tipo de actividad sexual (anal, 
oral o vaginal).
Además, deben explorarse de forma minuciosa la vulva, la 
vagina y el cuello uterino. Varias etiologías pueden identifi carse en 
el consultorio mediante un examen microscópico de la secreción 
vaginal (cuadro 3-15). Primero puede inspeccionarse una prepa-
ración salina, ya descrita antes. Una “preparación con KOH” con-
tiene una muestra de secreción mezclada con varias gotas de KOH 
al 10%. Es posible realizar una prueba olfativa para BV antes de 
colocar el cubreobjetos. El KOH produce edema osmótico y lisis 
de las células epidermoides. Esto aclara la imagen al microscopio y 
ayuda a identifi car los brotes o las hifas de los hongos. Por último, 
el análisis del pH vaginal proporciona información adicional. Éste 
puede calcularse con tiras de papel reactivo para pH. Para obtener 
lecturas apropiadas, se presiona una tira reactiva contra la pared 
vaginal superior y se deja ahí unos cuantos segundos para que 
permite que los cuerpos reticulares se transformen en múltiples 
cuerpos elementales, que son liberados por exocitosis.
Síntomas
Esta infección se divide en tres fases de la manera siguiente: estadio 
1, vesículas o pápulas pequeñas; estadio 2, linfadenopatía inguinal 
o femoral; y estadio 3, síndrome anogenitorrectal. El periodo de 
incubación de esta infección es de tres días a dos semanas. Las 
pápulas iniciales se curan con rapidez sin dejar cicatrices. Aparecen 
por lo regular en la horquilla y la pared vaginal posterior exten-
diéndose algunas veces hasta el cuello uterino. La inoculación repe-
tida origina lesiones en varios sitios.
Durante la segunda fase, llamada en ocasiones síndrome ingui-
nal, los ganglios linfáticos inguinales y femorales aumentan de 
volumen en forma gradual. Estos ganglios hipertrófi cos y dolo-
rosos en ambos lados del ligamento inguinal, se fusionan creando 
el “signo del surco” que es característico y que aparece hasta en el 
20% de las mujeres infectadas (fig. 3-12). Además, los ganglios 
hipertrófi cos se rompen a través de la piel y se forman fístulas 
que drenan en forma crónica. Antes de su rotura aparece fi ebre. 
Muchas mujeres con linfogranuloma venéreo (LGV) sufren infec-
ciones secundarias por Chlamydia que se acompañan de malestar 
general y fi ebre. También se han publicado casos de neumonitis, 
artritis y hepatitis concomitantes.
Durante el tercer estadio del LGV, la paciente manifi esta pru-
rito rectal y una secreción mucosa proveniente de las úlceras recta-
les. Cuando éstas se infectan, la secreción se torna purulenta. Este 
cuadro es resultado de la obstrucción linfática por la linfangitis y 
algunas veces genera elefantiasis de los genitales externos y fi brosis 
del recto. A menudo se acompaña de hemorragia rectal y la mujer 
manifi esta cólicos con distensión abdominal, dolor rectal y fi ebre. 
La perforación intestinal origina peritonitis. Se han reportado casos 
de estenosis uretral y vaginal.
FIGURA 3-12. Fotografía del “signo del surco” que se observa en el 
linfogranuloma venéreo. Los ganglios linfáticos hipertróficos y fusiona-
dos a ambos lados del ligamento inguinal crean esta hendidura carac-
terística. (Tomada de Schachter, 2003, con autorización.)
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	SECCIÓN 1 GINECOLOGÍA GENERAL�������������������������������������������������������������������������������������������������������
	3. INFECCIONES GINECOLÓGICAS����������������������������������������������������������������������������������������������������
	MICROORGANISMOS PATÓGENOS (...)�������������������������������������������������������������������������������������������������������������

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