Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
99Infecciones ginecológicas CA P ÍTU LO 3 Puesto que la mayor parte de las operaciones ginecológicas son programadas, el especialista tiene tiempo sufi ciente para reducir el inóculo microbiano. Por lo tanto, es necesario tratar casos de vagi- nosis bacteriana, vaginitis por tricomonas, cervicitis e infecciones urinarias o respiratorias activas antes de una cirugía. ■ Clasificación de las heridas Desde 1964, las heridas quirúrgicas se han clasifi cado según el grado de contaminación bacteriana del sitio quirúrgico al momento de la cirugía. Conforme aumenta el número de bacterias (inóculo) en dicha área se incrementa el índice de infección posoperatoria. Heridas limpias Esta categoría comprende a las cirugías programadas, a las que se realizan por indicaciones quirúrgicas no traumáticas, a aquellas que no presentan infl amación en el campo quirúrgico y a las que no involucran las vías respiratorias, digestivas y genitourinarias. No hay transgresiones de la técnica quirúrgica. Por lo tanto, la mayor parte de las cirugías laparoscópicas y de los anexos pertenece a esta categoría y, en el sentido estricto, también se debe añadir la histerectomía supracervical. Sin profi laxis, el índice de infección varía del 1 al 5%. La administración preventiva de antibióticos no reduce la tasa de contaminación después de estos procedimientos, por lo cual no se debe utilizar de manera sistemática. Heridas limpias contaminadas Éstas son heridas quirúrgicas en las que se penetra en los aparatos respiratorio, digestivo, genital o urinario en una situación contro- lada y sin una inusual contaminación bacteriana concomitante. Tampoco debe haber transgresiones de la técnica quirúrgica. El índice de infección varía del 5 al 15%. Este grupo comprende a la mayor parte de las cirugías ginecológicas como histerectomía total, conización cervical y dilatación y legrado. Entre éstas, la histerectomía es la técnica en la que con más frecuencia se infecta el campo quirúrgico. Estas intervenciones casi siempre son pro- gramadas y sólo la histerectomía es indicación para profi laxis con antibióticos con el fi n de reducir el índice de infección pos- operatoria (cuadro 39-6). (American College of Obstetricians and Gynecologists, 2009). Heridas contaminadas Los casos clásicos de esta categoría son las heridas accidentales, recientes y abiertas; las cirugías con transgresiones importantes de la técnica estéril o en las que hay contaminación evidente con contenido del aparato digestivo; y las incisiones en las que apa- rece infl amación aguda no purulenta (Mangram, 1999). El índice de infección es del 10 al 25%. Por esta razón, se requiere de un mínimo de 24 h de tratamiento antibiótico perioperatorio y en algunos casos se deberá recurrir al cierre tardío de la herida. En esta categoría se incluyen la laparoscopia y la laparotomía por salpingi- tis aguda. Si hay un absceso, la herida se considera sucia. Heridas sucias Éstas por lo general son antiguas heridas traumáticas o lesiones que involucran un sitio de infección clínica o perforación visceral. El área quirúrgica se encuentra contaminada desde el punto de vista clínico en el momento de la operación y el índice de infección varía del 30 al 100%. Por lo tanto, es necesario administrar antibióticos. una dosis oral de 1 g de azitromicina en el hospital también logrará cumplir con dicho objetivo. INFECCIONES POSOPERATORIAS ■ Importancia clínica y riesgos La invasión de los sitios quirúrgicos por microorganismos patóge- nos representa un gran porcentaje de las infecciones hospitalarias. Éstas duplican o incluso triplican la estancia nosocomial esperada y causan una gran morbilidad de las pacientes, con incremento de los costos sanitarios. Los riesgos de experimentar dichos eventos son variados e incluyen factores relacionados con las pacientes y cau- sas quirúrgicas (cuadro 3-29); el cuadro 39-17 presenta estrategias preventivas (pág. 973). Uno de los más importantes es el grado de contaminación de la herida en el momento de la cirugía. CUADRO 3-28. Tratamiento parenteral recomendado para la enfermedad pélvica inflamatoria Esquema A Cefotetán, 2 g IV cada 12 h o Cefoxitina, 2 g IV cada 6 h más Doxiciclina, 100 mg por vía oral o IV cada 12 h Esquema B Clindamicina, 900 mg IV cada 8 h más Una dosis de carga de 2 mg/kg de gentamicina seguida de una dosis de mantenimiento de 1.5 mg/kg cada 8 h. Se puede sustituir por una sola dosis diaria de 3 a 5 mg/kg/día Esquemas parenterales alternativos Ampicilina/sulbactam, 3 g IV cada 6 h más Doxiciclina, 100 mg por vía oral o IV cada 12 h IV, intravenosa. Tomado de Centers for Disease Control and Prevention, 2010b. CUADRO 3-29. Factores de riesgo de infecciones en el sitio de una herida quirúrgica Tabaquismo Hemorragia excesiva Anemia preoperatoria Nivel socioeconómico bajo Inmunodepresión Cirugía reciente en el campo quirúrgico Obesidad (histerectomía abdominal) Juventud (histerectomía vaginal) Senectud (histerectomía abdominal) Procedimiento quirúrgico prolongado (>3.5 h) Colocación de cuerpos extraños (catéteres, sondas de drenaje, etc.) HbA1c perioperatoria >7% o glucosa capilar >250 en diabéticos HbA1c, hemoglobina A1c. 03_Chapter_03_Hoffman_4R.indd 9903_Chapter_03_Hoffman_4R.indd 99 06/09/13 20:5006/09/13 20:50 GINECOLOGÍA������������������������������������������������� SECCIÓN 1 GINECOLOGÍA GENERAL������������������������������������������������������������������������������������������������������� 3. INFECCIONES GINECOLÓGICAS���������������������������������������������������������������������������������������������������� INFECCIONES POSOPERATORIAS����������������������������������������������������������������������������������������������
Compartir