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17 Estudios Sociales Año 50, Vol. XLI-Número 157 Septiembre-diciembre 2018 La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social Dominican society: a history of poverty, abandonment and social immobility Société dominicaine: une histoire de pauvreté, d’abandon et d’immobilité sociale Miguel Ceara-Hatton* Resumen Este ensayo, a partir del concepto de excedente económico, argumenta que la evolución de las actividades productivas de la República Dominicana, desde la colonia hasta la actualidad, ha estado marcada por la pobreza, el abandono y la inamovilidad social. Primero, durante las cuatro centurias que van desde el siglo XVI hasta finales del siglo XIX, ya que las actividades económicas se basaron fundamentalmente en lo que proporcionaba la naturaleza, sin ningún proceso de elaboración, con tecnologías muy básicas y rudimentarias, lo cual no permitía la generación sistemática de un excedente económico, estancando la reproducción social. Esta situación fue el resultado de la inexistencia de mercados interno y externo. Segundo, a partir de finales del siglo XIX y principio del XX se instaura una nueva lógica de acumulación de capital. Este cambio se originó con la introducción de la industria azucarera, que permitió por primera vez una reproducción ampliada de la sociedad, no sólo por la generación del excedente, sino por proveer las divisas necesarias para financiar los medios de producción que requería la expansión del aparato productivo. Desde la década de 1950, se desarrolla la industria de sustitución de importaciones de carácter urbano que fomenta una acumulación en ese sector, generando en el largo plazo contradicciones internas y coincidiendo con situaciones externas que no le permitieron seguir reproduciéndose, siendo reemplazada por las zonas francas y el turismo. * Economista dominicano. Investigador del Centro de Estudios Económicos y Socia- les P. José Luis Alemán (CEPA) de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Correo electrónico: cearahatton@gmail.com Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 Miguel Ceara-Hatton18 La consecuencia de las modalidades del desarrollo de estas actividades productivas fue un crecimiento económico que generaba pobreza, inamovilidad social y desigualdad, porque el salario se convirtió en el precio de ajuste de la economía, creando una brecha creciente entre el salario real y la productividad por persona empleada. Palabras claves: República Dominicana, Economía de la República Dominicana, Excedente económico, Crecimiento económico, pobreza, desigualdad, Historia de la República Dominicana Abstract This essay, based on the concept of economic surplus, argues that the evolution of the productive activities of the Dominican Republic, from the colony to the present, has been marked by poverty, abandonment and social immobility. First, during the four centuries that go from the sixteenth century to the end of the nineteenth century, since economic activities were based primarily on what nature provided, without any elaboration process, with very basic and rudimentary technologies, which did not allow the systematic generation of an economic surplus, stagnating social reproduction. This situation was the result of the lack of internal and external markets. Second, from the end of the 19th century and the beginning of the 20th, a new logic of capital accumulation was established. This change originated with the introduction of the sugar industry, which allowed for the first time an expanded reproduction of society, not only for the generation of the surplus, but for providing the necessary foreign currency to finance the means of production required by the expansion of the apparatus productive. Since the 1950s, the urban import substitution industry has been developing, encouraging an accumulation in this sector, generating internal contradictions over the long term and coinciding with external situations that did not allow it to continue reproducing, being replaced by free zones and tourism. The consequence of the modalities of the development of these productive activities was an economic growth that generated poverty, social immobility and inequality, because the salary became the adjustment price of the economy, creating a growing gap between real wages and productivity. Keywords: Dominican Republic, Economy of the Dominican Republic, Economic surplus, Economic growth, poverty, inequality, History of the Dominican Republic. Résumé Cet essai, basé sur le concept de l’excédent économique, soutient que l’évolution des activités productives de la République Dominicaine, de La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social 19 l’époque coloniale à nos jours, a été marquée par la pauvreté, la négligence et l’immobilité sociale. Tout d’abord, au cours des quatre siècles allant du XVIe siècle jusqu’à la fin du XIXe siècle, les activités économiques ont été en grande partie sur ce à condition que la nature, sans aucun processus, avec la technologie très basique et rudimentaire, ce qui ne permettait pas la génération systématique d’un surplus économique, la stagnation de la reproduction sociale. Cette situation résulte de l’absence de marchés internes et externes. Deuxièmement, à partir de la fin du XIXe siècle et au début du XXe siècle, une nouvelle logique d’accumulation du capital a été établie. Ce changement est née avec l’introduction de l’industrie du sucre, qui, pour la première fois une reproduction élargie de la société, non seulement pour la génération de surplus, mais en fournissant les devises nécessaires pour financer les moyens de production nécessaires à l’expansion de l’appareil productif. Depuis les années 1950, la substitution des importations de l’industrie caractère urbain qui favorise l’accumulation dans le secteur se développe, générant des contradictions internes à long terme et coïncidant avec des situations extérieures qui ne lui permettait pas de continuer à jouer, remplacée par des zones franches et tourisme. La conséquence des modalités de développement de ces activités productives est la croissance économique qui a généré la pauvreté, l’immobilité sociale et de l’inégalité, parce que le salaire est devenu l’ajustement des prix de l’économie, la création d’un écart croissant entre les salaires réels et la productivité personne employée. Mots-clés: République Dominicaine, économie de la République Dominicaine, surplus économique, croissance économique, pauvreté, inégalités, histoire de la République Dominicaine Introducción El objetivo de este artículo es analizar el proceso de reproducción de la sociedad dominicana desde los tiempos de la colonia hasta la actuali- dad. Para ello nos auxiliaremos del concepto de excedente económico, entendido este como “aquella parte del producto que excede a lo que es necesario para reconstituir el acervo inicial de medios de producción [utilizado] y [los] medios [de] subsistencia para los trabajadores em- pleados en el proceso productivo”(Roncaglia, 2006, p. 183). El excedente económico es objeto de la pugna distributiva que reflejan las relaciones de poder. La creación del excedente se asocia a otros dos conceptos: el primero es la existencia de la división del trabajo, lo cual implica que el trabajador se dedica a una tarea específica, produciendo lo que no consume y con- Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 20 sumiendo lo que no produce; ello presupone la existencia de un mercado creciente que permite el intercambio del excedente. El segundo concepto “es el proceso circular entre la producción, el in- tercambio, la reconstrucción del acervo inicial de medios de producción y bienes de consumo [y el inicio de] nuevo [del] proceso de produc- ción”(Roncaglia, 2006, p. 96). Ese proceso circular da lugar a las deman- das recíprocas intersectoriales y garantiza que todo oparte de la pro- ducción pueda ser realizada (vendida). De esta forma, la economía se representa (modela) como un proceso circular cuyo punto de inicio son las condiciones de producción del excedente económico, las formas y reglas que rigen la distribución del excedente entre las diferentes clases sociales y sectores económicos y, finalmente, el consumo y/o uso pro- ductivo de ese excedente para así dar inicio a un nuevo ciclo de produc- ción y consumo, que puede reproducir los mismos niveles del ciclo ante- rior o lograr una reproducción ampliada (cuando hay un uso productivo del excedente). La vinculación de estos tres conceptos —la división del trabajo, el exce- dente y el flujo circular entre el proceso de producción y la demanda— constituyen el núcleo central del enfoque de la economía clásica1 con- temporánea, y es este marco teórico el que se utiliza para analizar el proceso de reproducción de la sociedad dominicana. Cabe indicar que este artículo no es un texto de historia económica ni mucho menos de historia (sin apellido); es de economía política, en el sentido de analizar el proceso de reproducción de la sociedad domini- cana través del tiempo. Se parte de un enfoque de análisis económico2 1 “Sraffa destacaba en particular la importancia de la noción de excedente y de la concepción del sistema económico como flujo circular de producción y consumo. El tamaño del excedente (el problema smithiano de la riqueza de las naciones), su distri- bución entre las diversas clases sociales (el problema en el que Ricardo concentró la atención en sus Principios) y su utilización en el consumo improductivo o en la acumu- lación constituían las cuestiones en las que los economistas clásicos centraron su aná- lisis. La división del trabajo, el excedente y el flujo circular de producción y consumo eran, pues, los elementos que caracterizaban la economía política clásica: «en notable contraste» -como señalaba Sraffa (1960, p. 93) ‘‘con la visión que presenta la teoría moderna, de una avenida unidireccional que va de los ‘factores de producción’ a los ‘‘bienes de consumo’ ”. (Roncaglia, 2006, p. 590). 2 En donde se define: a. el problema económico, entendido “como un análisis de aquellas condiciones que garantizaban el funcionamiento continuo de un sistema basado en la di- visión del trabajo, y, por lo tanto, un análisis de la producción, distribución, acu- mulación y circulación del producto”; b. la teoría del valor basada en la dificultad de producción, de modo que los precios indican la dificultad relativa de producción; Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 Miguel Ceara-Hatton 21 que provee un esquema lógico y explicativo y que define conceptos y relaciones funcionales. Para ello, utiliza modelos que revelan el compor- tamiento y las interrelaciones de variables relevantes como la acumula- ción de capital, la distribución del ingreso, la formación de los precios, la determinación del nivel de producto (agregados macroeconómicos), el tipo de cambio y las transacciones con el exterior, entre otras categorías y variables de análisis que son propias de la disciplina económica y que subyacen en el análisis. Sin embargo, ello no es suficiente. Y esto así porque el proceso de repro- ducción social hace referencia al desarrollo económico, que es un fenó- meno social de largo plazo que se encuentra determinado por una mul- tiplicidad de variables no económicas que interactúan dinámicamente, como son la evolución de las instituciones, la especificidad histórica del país, la diacronía y sincronía de acciones y decisiones, etc. Es por eso que es necesario un análisis histórico.3 La combinación de ambos enfo- ques y métodos, el de la economía política y el de la historia4, permite c. el problema de los precios relativos, que se entienden “como algo distinto del problema de las decisiones relativas a la acumulación y a los niveles de produc- ción, en donde el concepto de equilibrio no es relevante”; d. la distribución del ingreso, concebida como “un problema con características autónomas, que refiere al papel de las diferentes clases sociales y sus relaciones de poder”. (Roncaglia 2012, p.373-374). 3 Esta perspectiva de la historia nada tiene que ver con la Escuela Histórica Alemana de Economía que se desarrolló a finales del s. XIX y principios del XX y que no con- tiene una referencia a la teoría económica como un marco lógico deductivo. (Schum- peter 2012, p. 886-891). 4 Moya Pons (2017) resume la teoría y el método histórico a partir de la articulación de cuatro elementos. Así, el acontecer económico, los niveles de la organización so- cial, la lucha política y el control ideológico constituyen “una trabazón ontológica” porque forman una unidad en perpetua interrelación dinámica: su evolución en el tiempo es lo que hace el objeto de estudio de la historia. Sobre el método apunta que, en el esfuerzo de “explicar la estructura o el cambio de una sociedad cualquiera, el historiador debe estudiar y conocer (…) aquellos consti- tuyentes materiales que condicionan la vida económica, (…) Al aplicar su método, el his- toriador debe también registrar la existencia de los diversos grupos de interés (incluidas las clases sociales) que controlan o poseen los recursos disponibles”. “Acto seguido, el historiador debe buscar establecer las relaciones asociativas o con- flictivas, que existen entre esos grupos entre sí para determinar dónde y cómo operan los mecanismos de control y dominación en la preservación del orden socioeconómico exis- tente (…)”. Las interrelaciones entre los diversos grupos de interés expresan normal- mente la existencia de conflictos y de modos de cooperación socialmente establecidos. “El estudio de las diversas formas del conflicto social y de las respuestas organizacio- nales (…) proporciona claves para entender cómo se produce el cambio social que, visto en su dimensión temporal, es lo mismo que el cambio histórico”. “La comprensión del cambio social pasado es hacia lo que atiende el historiador. Este debe ser capaz de explicar el acontecer que estudia como consecuencia de un pasado Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social 22 abordar el proceso de desarrollo como manifestación —entre otros fac- tores— de las condiciones de la reproducción material, de los conflictos sociales y de las luchas de poder a través de las pugnas distributivas, de acuerdo con un marco general en que las trayectorias influyen, el tiempo tiene espesor, los procesos son multidimensionales y hay una dinámica de interdependencia entre las variables. De este modo el análisis histó- rico permite establecer las formas en que se concretizan en realidades concretas los modelos económicos.5 Rastrear el proceso de generación del excedente económico en la Repú- blica Dominicana permite, a partir de este enfoque teórico metodológi- co, establecer dos momentos en la evolución económica dominicana. El primero, cubre casi 400 años, espacio de tiempo en el que la pobreza y la inamovilidad social eran el resultado de la falta de generación de un excedente en forma sistemática. El segundo se inicia con el desarrollo de la economía azucarera (finales del siglo XIX) y llega hasta la actualidad. Este período se caracteriza por la generación de un excedente en forma sostenida debido a la aparición de la industria azucarera, al eventual desarrollo del sector industrial y, fi- nalmente, a la economía de zonas francas y turismo, cuando no solamen- te se producen transferencias de ingresos entre grupos (el pastel no cre- ce), sino que además las luchas distributivas se extienden a la expansión de un excedente mayor por el aumento de la productividad del trabajo. Aparte de dar lugar a una persistente pobreza y a poca movilidad social, esta nueva dinámica agrega la desigualdad en el marco de un contexto de crecimiento económico y acumulación de capital.1. De la colonia hasta finales del siglo XIX Una de las características principales de los primeros cuatro siglos de evolución de la sociedad dominicana fue el estancamiento económico y la falta de una generación sostenida de excedente de producción. La creación de excedente fue ocasional y estuvo determinada por factores exógenos al proceso productivo: era en cantidades físicas resultado de una buena cosecha, del clima, y eran apropiadas por un grupo minori- anterior irrepetible, de tal manera que uno sea consecuencia del otro, no a la inversa…” (Moya Pons, 2017, p. 446-449). 5 “Lo concreto es concreto por ser la síntesis de muchas determinaciones, por lo tanto, la unidad de lo diverso. Aparece en el pensamiento como proceso de síntesis, como resultado, no como punto de partida, y, en consecuencia, el punto de partida de la intuición y representación”. (Marx 1979 [1857], p. 58). Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 Miguel Ceara-Hatton 23 tario que, como tendencia general, utilizaba el excedente generado en consumo y no en la creación de capacidad productiva. Durante la mayor parte de esa época (del s. XVI hasta el final del s. XIX) no había mercados a los cuales vender. El mercado interno era tan redu- cido que prácticamente no existía, mientras que el mercado externo estu- vo condicionado por la restricción que impuso el poder colonial al crear una empresa monopólica de comercialización que dificultó el desarrollo de actividades productivas. La ausencia de mercados a donde destinar la producción limitó la división del trabajo y, con ello, las primeras formas de aumentar la productividad, lo que imposibilitó la creación de excedente6. En efecto, hasta casi finales del siglo XIX, la actividad económica de- pendió básicamente de lo que la naturaleza suministraba sin ningún esfuerzo productivo y con escaso desarrollo de las fuerzas productivas, situación que generó unas relaciones sociales de producción básicas (patriarcales) y socialmente atrasadas. Las principales actividades económicas desarrolladas estos cuatro si- glos fueron: a) El pastoreo, actividad que se realizaba sobre la base de una ganadería cimarrona que se reproducía en forma silvestre en tierras sin dueño (pas- tos naturales que, cuando se agotaban en una zona, eran sustituidos por otros a donde se movía el ganado) o bajo propiedad comunal, y cuyos requerimientos tecnológicos —para la producción de cueros y carnes— eran prácticamente inexistentes. Inicialmente esta producción se desti- nó al contrabando en el norte de la isla y después sirvió para abastecer el mercado de la Colonia Francesa a cambio de lograr un conjunto de bienes que la sociedad dominicana demandaba y no producía. El pas- toreo se ubicó en el centro del país y en la llanura costera del este y fue mermándose hasta extinguirse en las primeras dos décadas del s. XIX (la revolución haitiana, la guerra de la Reconquista y la España Boba). b) La recolección, actividad que se ejerció principalmente en el sur del país y eventualmente en la línea noroeste, gracias a la explotación de los bosques que el hábitat creaba con poca o nada de transformación y valor agregado. Su producción, que se exportaba de manera ocasio- nal, exigía mínimos requerimientos técnicos y se obtenía a partir de la explotación de tierras que no tenían dueño. La producción tampo- 6 El acrecentamiento de los mercados favorecía la división del trabajo y el uso pro- ductivo del excedente, lo cual generaba más excedente que requerían más mercados, generándose así un proceso de reforzamiento. Más división del trabajo, más productiv- idad y la necesidad de nuevos mercados. Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social 24 co era sistemática y fue devorando los bosques, obligando a explotar los más lejanos y costosos. c) La economía campesina de autoconsumo, que, frente a la pobreza reinante, garantizaba la “autarquía”. El conuco producía lo mínimo necesario para el consumo y estaba limitado por la fuerza de trabajo familiar. Sobre la base del “tumbe y queme”, la tierra “cansada” era sustituida por la siguiente disponible. d) El tabaco del Cibao, una producción que se inicia a finales del s. XVIII con destino, primero, al mercado local y al haitiano y, even- tualmente (en el siglo XIX), a Europa, si bien la pérdida de calidad lo fue mermando para 1850-60. El tabaco fue considerado por Bonó7 como la base de nuestra democracia infantil por su impacto en la dis- tribución del ingreso y en la expansión del mercado interno. Y más recientemente Ferrán (2018) lo define como una parte constitutiva del ADN cultural dominicano. Ciertamente, el tabaco fue socialmente un avance frente al pastoreo y la recolección, pero, debido a que se desa- rrolló mediante un capital comercial que redistribuía riqueza, a la baja escala y a los problemas de calidad, no fue capaz de crear una masa crítica de acumulación de capital. e) El contrabando, actividad que fue una forma generalizada de comer- cio frente a las penalidades que imponía el monopolio comercial es- pañol (Casa de Contratación de Sevilla) y que predominó en la costa norte y en los poblados próximos a la línea fronteriza, particularmen- te en el s. XVIII. Ninguna de estas actividades era fuente de un excedente permanente ni tenía potencial para sostener un proceso de acumulación de capital productivo. 1.1 Hechos históricos en los primeros cuatro siglos En general, los primeros cuatro siglos fueron de abandono, marginación de la isla e inamovilidad social, con esporádicos pero breves períodos de crecimiento y relativa prosperidad. 7 “[El tabaco] ha sido es y será el verdadero Padre de la Patria para aquellos que lo observan en sus efectos económicos, civiles y políticos. Él es la base de nuestra infantil democracia por el equilibrio en que mantiene a las fortunas de los individuos, y de ahí viene siendo el obstáculo más serio de las oligarquías posibles; fue y es el más firme apoyo de nuestra autonomía y él es por fin quien mantiene gran parte del comercio interior (…) por los cambios que realiza con las industrias que promueve y necesita” (Bonó, 1881 [1964], p.199). Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 Miguel Ceara-Hatton 25 En este período la población permaneció estancada (creció 1.46% acu- mulativo anual), duplicándose cada 50 años. La miseria y los conflictos hicieron que hubiera momentos de emigraciones masivas. (gráfico 1) Tan temprano como el siglo XVI, la isla salió de las rutas de los barcos españoles, porque las corrientes marinas pasaban por el norte de la isla y el único puerto habilitado para mercadear estaba en el sur. La ciudad y el puerto de Santo Domingo poco a poco quedaron marginados. No había oro, el azúcar llegó a su pico en 1550 y desapareció en dos o tres décadas más. España fue abandonando la isla porque en otras partes de América había más territorios que colonizar, más riqueza de la que apropiarse y más excedente que generar. De este modo, le dejó a la isla de Santo Do- mingo el contrabando como principal forma de abastecimiento. Gráfico 1. Tendenciasde la población 1500-1900 1503; 1,800 1510; 10,000 1516; 3,500 1528; 4,000 1546; 5,000 1606; 5,960 1681; 7,500 1718; 18,410 1739; 30,058 1769; 70,625 1783; 119,600 1812, 63,000 1834; 71,223 1838; 100,086 1844; 126,000 1863; 207,700 1867; 382,312 1908; 638,000 1700 1750 1800 1850 19001500 1550 1600 1650 Fuente: Moya Pons (2010). Evolución de la población dominicana, 1500-2010, p.53 En 1561, España trasladó formalmente el sitio para operar sus barcos a La Habana. El siglo XVII, que empezó con las despoblaciones de Oso- rio (1606), se constituyó en el llamado “Siglo de la Miseria” cuando se fueron todos los que pudieron irse y la población no sobrepasó los 8 mil habitantes. Era tanta la miseria, que igualó a toda la población (ricos y pobres, amos y esclavos,blancos y negros) y dio origen al “mulataje”. Hoy sabemos que los dominicanos tenemos un 49% de ADN africano8. El abandono de los españoles y la pobreza generalizada dan pie a la ocupación francesa 8 Periódico el Diario Libre. 5 de julio 2016. El dominicano tiene un 49% de ADN africano y un 39% europeo. https://www.diariolibre.com/ciencia-y-tecnologia/ciencia/ el-dominicano-tiene-un-49-de-adn-africano-y-un-39-europeo-NE4251429 Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social 26 en el oeste de la isla. En 1697 España reconocía la presencia francesa en el oeste de la isla. Tres años antes, en 1694, se introducía la caña de azú- car en lo que hoy es el norte de Haití. El siglo XVIII fue de relativa prosperidad para la colonia española, gracias al éxito de la colonia francesa del oeste. Pero esa prosperidad se fue con la guerra de independencia haitiana que terminó en 1804 y que dio paso a la ocupación francesa de la colonia española, y luego, a la España Boba, ambos períodos de mucha pobreza en la parte este de la isla. Era tanta la pobreza, tan grande el fracaso del poder colonial, que en 1822 los domi- nicanos dieron la bienvenida a los haitianos, lo que puede considerarse como una expresión de su esperanza de mejorar sus condiciones de vida.9 En los años de la ocupación haitiana se registró una cierta prosperidad que condujo a la independencia en 1844. Se ha estimado que para ese año había una población de 126 mil personas. La poca prosperidad que- dó erosionada con la guerra de independencia (la separación, según el Manifiesto de 1844) y con la excesiva emisión monetaria para financiar la guerra, lo que generó una acelerada inflación, depreciación del peso y profundizó la descapitalización y el empobrecimiento general. A los pocos años vino la Anexión, y luego, la guerra Restauradora, que acabó con el exiguo aparato productivo que existía. Las emisiones monetarias fueron seguidas por una deuda pública creciente —contratada en forma fraudulenta y usurera— que envolvería al país en una larga crisis finan- ciera (Herrera, 1982) hasta la pérdida total de soberanía (1916-1924). En 1868 empieza la Guerra de los 10 años en Cuba, que da origen a la emigración cubana hacia Santo Domingo. Es también entonces cuando se instala la industria azucarera en la llanura costera del sur, mientras se desvanece en el norte la industria del tabaco. A finales del siglo XIX la 9 En el “Manifiesto de los habitantes de la parte Este de la isla, antes Española o de Santo Domingo, sobre las causas de su separación de la República Haitiana”, del 16 de enero de 1844, se escribía: “Cuando en Febrero de 1822, la parte oriental de la Isla cediendo solo a la fuerza de las circunstancias, no se negó a recibir el ejército del General Boyer, que como amigo traspaso el límite de una y otra parte, no creyeron los Españoles Dominicanos que con tan disimulada perfidia hubiese faltado a las prome- sas que le sirvieron de pretexto para ocupar los pueblos, y sin las cuales, habría tenido que vencer inmensas dificultades y quizás marchar sobre nuestros cadáveres si la suerte le hubiese favorecido. Ningún dominicano le recibió entonces, sin dar muestras del deseo de simpatizar con sus nuevos conciudadanos: la parte más sencilla de los pueblos que iba ocupando, saliéndole al encuentro, pensó encontrar en el que acababa de recibir en el Norte el título de pacificador, la protección que tan hipócritamente había prometido. Mas a poco, al través del disfraz, que ocultaba las siniestras miras que traía, ¡advirtieron todos que estaban en manos de un opresor, de un tirano fiera!”. (Rodríguez Demorizi (Editor), 1944, p. 9) [Texto destacado en cursiva, MCH]. Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 Miguel Ceara-Hatton 27 economía dominicana se transforma: la economía azucarera crece (un capital productivo) y empieza a modificarse el sistema de propiedad de la tierra (que hasta entonces había sido comunal). Todo esto da lugar a un intenso proceso de “descampesinización”, de pobreza y desigualdad. 1.2 Los hechos estilizados en los primeros cuatro siglos Al terminar el siglo XIX concluían cuatro siglos de estancamiento eco- nómico, abandono y pobreza, cuyas características principales fueron: a. No se desarrollaron actividades económicas que generaran una masa crítica de excedente de producción y mucho menos hubo la posibili- dad de un uso productivo del mismo. En general, se trataba de acti- vidades basadas en el pastoreo, la recolección y el autoconsumo, de modo que implicaban formas de organización social históricamente atrasadas, donde no había un acto de producción. Si bien estas acti- vidades podían generar excedentes, lo hacían de manera ocasional, como consecuencia de hechos fortuitos. Simplemente se explotaba lo que la naturaleza proveía, y cuando se agotaban los recursos natura- les en un determinado predio, la gente se movía al más próximo que estuviera a su alcance. Esta situación se diferencia de lo sucedido en el resto de las islas del Caribe, e inclusive de lo acontecido en Haití, donde se desarrolló una economía de plantación esclavista en el siglo XVIII. Esta se constitu- yó en una fuente permanente de excedente a través de la coerción y la violencia, en un contexto de técnicas primitivas de producción que obligaban a un grupo social a reducir su consumo al límite o a un nivel inferior de su reproducción. La plantación y la esclavitud implicaron una segregación social y racial que no se presentó en la colonia española, porque no desarrolló una industria colonial del azúcar. En otras palabras, las causas de la pobreza en el Santo Domingo español y en el resto de las colonias del Caribe fueron diferentes y tuvieron consecuencias diferen- tes en el largo plazo. En una fue la ausencia de producción lo que generó pobreza, abandono del territorio e inamovilidad social; mientras que en las otras sí se generó excedente de producción, pero sobre la base de la explotación extrema de la población esclava. Es de notar que aún después de desaparecida la esclavitud en los países del Caribe, y a todo lo largo del siglo XIX, se mantuvieron las diferencias en los niveles productivos entre República Dominicana y el resto de las islas del Caribe. En efecto, un indicador del nivel de actividad económica de las islas del Caribe serían las exportaciones reales. Según los cálculos Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social 28 de Bulmer-Thomas para todo lo largo del siglo XIX, la República Domi- nicana exportó menos del 1% de lo que exportó toda la región (cuadro 1), siendo el principal producto de exportación de la región el azúcar y sus derivados (melaza y ron), que representaron el 72% del promedio de las exportaciones totales en todo ese siglo. El tabaco representó el 8%, el cacao el 1.5% y el café el 11.4%. Estos cuatro rubros constituyeron más del 92% de las exportaciones totales en ese período. Cuadro 1. Exportaciones domésticas a precios de 1860 de los países de la región del Caribe* (1820-1900) Años Haiti Rep. Dom. Cuba Puerto Rico Jamaica Trinidad Otras Caribe 1820 5.2% 0.4% 15.4% 1.5% 27.7% 2.7% 47.1% 100.0% 1830 7.0% 0.8% 25.8% 4.5% 18.8% 3.1% 40.1% 100.0% 1840 7.3% 0.9% 40.6% 8.7% 7.9% 2.7% 31.8% 100.0% 1850 6.0% 1.2% 51.2% 8.1% 5.9% 2.9% 24.6% 100.0% 1860 5.5% 1.0% 54.7% 6.4% 5.0% 2.9% 24.6% 100.0% 1870 3.7% 1.1% 58.3% 6.3% 4.1% 3.9% 22.6% 100.0% 1880 5.7% 1.3% 50.2% 8.0% 3.9% 4.7% 26.3% 100.0% 1890 5.2% 2.9% 48.2% 7.3% 4.8% 4.3% 27.2% 100.0% 1900 7.0% 9.3% 32.9% 6.5% 7.0% 5.8% 31.4% 100.0% Fuente: Elaborado con información de Victor Bulmer-Thomas (2012). The economic history of the Caribbean since the Napoleonic Wars. Cambridge University Press. Base de Datos que acompañan al libro On-line * Los países y territorios del Caribe incluidosson: Haití, Rep. Dom., Cuba, Puerto Rico, Antigua, Bahamas, Barbados, Belice, Islas Vírgenes Británicas., Dominica, Grenada, Guyana, Jamaica, Montserrat, Nevis, St Kitts, St Lucia, San Vicente, Tobago, Trinidad, Turcas y Caicos, Guyana Francesa, Guadalupe, Martinica, Antillas Holandesas, Surinam, Islas Vírgenes Danesas .,St Bar- thélemy b. Las consecuencias de la pobreza fue el abandono del territorio, la poca población absoluta, la baja densidad, el aislamiento, la rurali- dad, el localismo y la falta de educación10. Comparada con el resto del Caribe, la parte española de la isla se mantuvo despoblada y con baja densidad hasta más de la mitad del s. XX. En 1820, la Repúbli- ca Dominicana tenía el 2.4% de la población del Caribe; treinta años después constituía apenas el 4.1% de dicha población; mientras que al final del siglo llegó al 6.5%. La población dominicana representó el 4.2% de la población total del Caribe durante el s. XIX (cuadro 2). 10 Según los modelos de Barro-Lee, en 1870 el 98.3% de la población de 15 a 64 años no tenía escolaridad. En 1900 ese porcentaje se había reducido a 92.5% y 7.5% de la po- blación entre 15 a 64 tenía algún curso de primaria. http://www.barrolee.com/ Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 Miguel Ceara-Hatton 29 Los bajos niveles de población determinaron que, en promedio, durante el s. XVII, la densidad en la colonia española de Santo Domingo fuera de menos de un 1 habitante por km2. Luego subió a un promedio de 2 habitantes por km2 durante el período que va desde el inicio del s. XIX hasta la Guerra Restauradora (1863). Al final del s. XIX, la densidad su- bió a una cifra del orden de 5 habitantes por km2. Esta escasa población daba cuenta del escaso valor de la tierra, del aislamiento de la población y de la ruralidad.11 Cuadro 2 Estructura de la población del Caribe* (ajustado por el cálculo percápita) 1820-1900 Años Haití Rep. Dom Cuba Puer- to Rico Ja- mai- ca Trini- dad Bar- ba- dos Gua- de- loupe Mar- tini- que Resto Cari- be Cari- be 1820 15.7% 2.4% 24.7% 10.3% 15.2% 1.6% 3.7% 4.2% 3.8% 19% 100% 1830 16.4% 2.9% 25.8% 11.4% 13.4% 1.5% 3.6% 4.2% 3.8% 17% 100% 1840 16.3% 3.6% 26.2% 13.7% 11.9% 1.7% 3.8% 4.0% 3.8% 15% 100% 1850 16.3% 4.1% 27.9% 13.1% 11.2% 1.9% 3.7% 3.4% 3.8% 15% 100% 1860 15.3% 4.0% 30.4% 13.7% 10.3% 1.9% 3.6% 3.2% 3.6% 14% 100% 1870 16.5% 4.1% 29.2% 14.0% 10.4% 2.2% 3.4% 3.0% 3.2% 14% 100% 1880 17.7% 4.6% 27.3% 14.3% 10.6% 2.7% 3.1% 2.7% 3.1% 14% 100% 1890 19.0% 5.3% 25.9% 14.5% 10.3% 3.2% 2.9% 2.6% 2.9% 13% 100% 1900 20.5% 6.5% 23.3% 13.8% 10.8% 3.6% 2.8% 2.6% 3.1% 13% 100% Fuente: Elaborado con información de Victor Bulmer-Thomas (2012). The economic history of the Caribbean since the Napoleonic Wars. Cambridge University Press. Base de Datos que acompañan al libro On-line. * Los países y territorios del Caribe incluidos son: Haití, Rep. Dom., Cuba, Puerto Rico, Anti- gua, Bahamas, Barbados, Belice, Islas Vírgenes Británicas., Dominica, Grenada, Guyana, Ja- maica, Montserrat, Nevis, St Kitts, St Lucia, San Vicente, Tobago, Trinidad, Turcas y Caicos, Guyana Francesa, Guadalupe, Martinica, Antillas Holandesas, Surinam, Islas Vírgenes Dane- sas .,St Barthélemy 11 En este sentido, Bosch analizaba: “Si en 1780 los pobladores de nuestro país lle- gaban a 100 mil, según los censos o padrones —aunque de acuerdo con los cálculos de Sánchez Valverde eran unos 125 mil—, y para 1851 eran más o menos 150 mil, el aumen- to de población había sido excesivamente lento; la mitad en setenta años, en el primer caso, y apenas 25 mil en el mismo tiempo, en el segundo caso. En términos de densidad por kilómetro cuadrado, habíamos llegado a menos de tres, puesto que en 1851 el país era un poco más grande que ahora; o lo que es decir, nos hallábamos en la situación de menos de una familia por cada kilómetro cuadrado. Era totalmente imposible que con tan escasa población produjéramos capital, y lo era más todavía si tomamos en cuenta que esa población no estaba preparada en ningún orden para la producción capitalista; que ni siquiera los cosecheros de tabaco sabían mejorar la calidad de su hoja; que para sembrar, la totalidad del campesinado usaba la coa indígena; que la mayoría de las ca- sas que se construían eran de tablas de palma con techo de yagua; que la gran mayoría de la población no usaba zapatos e ignoraba el alfabeto…”. (Bosch, Juan, 2009 [1970], p. 244) [Texto destacado en cursiva, MCH]. Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social 30 c. La pobreza generalizada por la falta de excedente de producción creó una inamovilidad social. Los pobres permanecían pobres por genera- ciones. La estructura social se petrificó en el tiempo, pues la produc- tividad estaba estancada: los cambios en la distribución eran básica- mente consecuencia de la mecánica de la circulación de mercancías (comprar barato y vender caro) y no por la creación de nueva riqueza. d. La falta de caminos12 hacía mucho más pequeño el mercado interno. La producción estaba limitada a los mercados regionales, que eran minúsculos y no creaban estímulos para aumentar la productividad porque no había a quien venderle, lo cual determinaba un país desin- tegrado, sin control nacional y sin comercio intrarregional. Tampoco había posibilidades de exportar porque no había transporte marítimo regular. En otras palabras, al no haber mercado, no había posibilida- des de producir un excedente. e. Procesos migratorios hacia el exterior a causa de la pobreza relativa y de diversos hechos históricos (despoblaciones de Osorio, tratado de Basilea, la ocupación francesa, la España Boba, la ocupación hai- tiana, la guerra restauradora, la inflación, etc.) hicieron más difícil la sobrevivencia en la colonia española y en la posterior república. Sen- cillamente, en diferentes momentos, se fue todo el que pudo irse. En resumen, estos casi cuatro siglos fueron de pobreza, inamovili- dad social, abandono de la isla, desinterés, estancamiento económi- co, despoblación, ruralidad, aislamiento de la población, autarquía, localismo y formación del “mulataje”. Y, en gran parte, todo ello fue consecuencia de la incapacidad de la sociedad para generar un exce- dente de producción. 12 José Ramón Abad (1888) lo describe así: “Los caminos que hay en la actualidad son simples trochas abiertas a través de los bosques, o brechas por entre las montañas, o trillados laberínticos por las sa- banas. Inútil es decir que no se aprovechan por el comercio, ni por la agricultura; y cuando en algunos lugares la necesidad obliga a transportar por ellos los frutos; es sacrificando una buena parte del valor de los mismos, en calidad y en precio, lo que apareja una pérdida efectiva en la riqueza nacional”. (José Ramón Abad, (1973 [1888], p. 177) Bosch indica sobre el mismo tema: “... en 1851 ... no había un camino en el que pudie- ra usarse la carreta para llevar carga, lo cual encarecía enormemente el transporte de lo que se producía. Schomburgk calculaba que para llevar el tabaco cibaeño a los puntos de venta y embarque se empleaban 40,000 caballos a un costo de 160,000 pesos españoles; y como es natural, se asombraba de que no se utilizaran carretas o los ríos navegables, como el Vaque, por ejemplo, por el cual podía conducirse mu- cho tabaco hasta el puerto de Monte Cristi”. (Bosch, 2009 [1970], p. 244). Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 Miguel Ceara-Hatton 31 2. Del final del siglo XIX hasta la actualidad: crear riqueza generando pobreza El desarrollo de la industria azucarera a partir de las últimas dos décadas del s. XIX transformó la economía y la sociedad dominicana e inició una nueva etapa caracterizada por una generación sistemática del excedente económico y un uso productivo de una parte de éste. Además, el sector azucarero se constituyó en la principal fuente de generación de las di- visasnecesarias para importar los medios de producción que reclama- ba la acumulación de capital. La industria azucarera será el motor de la economía en los siguientes 100 años (1880-1980) debido a la demanda mundial, a su naturaleza productiva, a su capacidad de arrastrar al resto de la economía y de someterla al ciclo internacional de los precios del producto, lo cual contrasta con las principales actividades económicas de los cuatro siglos anteriores. 2.1 La nueva fuente de riqueza y el despojo campesino Desde muy temprano, figuras como Hostos y Bonó cuestionaron el cos- to de esa forma de “modernidad” y de generación de excedente que —a cambio del deterioro de la desigualdad del ingreso y del aumento de la exclusión social— implicaba el desarrollo azucarero. Hostos (1939 [1884], p. 159-176) señalaba en 1884 que con la actividad azucarera: • había aumentado el capital social • se valoraban los terrenos, que hasta ese momento “sólo tenía un valor natural” • se regularizaba la propiedad, que había sido “indefinida” • mejoraban los medios de trabajo y los accesorios del trabajador • se establecían procedimientos modernos de producción • se cambiaban las pequeñas industrias por grandes • aumentaba la dependencia del comercio nacional respecto al comer- cio internacional • aumentaba el consumo, porque aumentaba el ingreso y también porque “la gran industria tiende al desarrollo de las necesidades artificiales”. • aumentaba el comercio de exportación y prosperaba “artificialmente la especulación” • aumentaba el ingreso público A pesar de estas virtudes, Hostos se preguntaba sobre los resultados a mediano y largo plazo de este tipo de “modernización”. Después de Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social 32 reflexionar sobre las magnitudes y características del tabaco, el hato y los trapiches, señalaba que antes del establecimiento de los grandes in- genios azucareros, el comercio vivía concretado al cambio nacional, a una reducida exportación y a las importaciones que podríamos llamar supletorias o complementarias, porque efectivamente no hacían otra cosa que suplir las faltas en la producción nacional o completar los consumos. Se trabajaba bastante a corta escala, se producía poco más de lo necesario, el exceso se cambiaba por lo que reclamaba el consumidor o no tenía el país y se vivía. Se vivía pobremente, pero de propio fondo: el país vivía casi en absoluto de lo que producía el país. Poco trabajo le bastaba para el cultivo de los frutos menores y la crianza de sus ganados, y los mercados nacionales ofrecían copiosa fuente de consumos a la demanda pública. Contento de su pobreza, el país consumía lo que producía y nada más. Pero vinieron los ingenios, vino con ellos la oferta de trabajo y demanda de braceros, se hizo bracero el antiguo cultivador de breves predios, se abandonó el conuco, se descuidó la crianza de aves de corral, las pequeñas industrias agrícolas, la economía rural, cuanto por tradición o por instinto había servido para alimentar el consumo general (...) y por paradójico que parezca, el país era más pobre cuando más rico se hacía el Estado. (Hostos, 1939 [1884], p. 162) Se preguntaba Hostos si era favorable la situación de un país donde dis- minuyen los consumos debido al aumento de los productos. La respues- ta era no, porque indudablemente: ha habido un progreso que se palpa, en la aplicación de capitales a la fabricación de azúcar: eso ha sido bueno, y no se niega; pero ese progreso ha prescindido completamente de las condiciones económicas de la sociedad cuyos intereses venía a estimular y eso es malo. (Hostos, 1939 [1884], p. 163-164). Al igual que Hostos, Pedro Francisco Bonó también cuestionó en 1884 el impacto de la industria azucarera en la vida de los dominicanos. Arguyó que el progreso no era de los dominicanos, y que estos, muy por el contrario, al ser despojados de sus tierras —que eran adquiri- das por los inversionistas capitalistas a muy bajos precios—, se veían condenados a servir como proletarios. Y por eso resaltaba que: “antes, aunque pobres y rudos eran propietarios, y hoy más pobres y embru- tecidos han venido a parar en proletarios. ¿Qué progreso acusa eso? Mejor entraña una injusticia hoy y un desastre mañana” (Bonó, 1964 [1884], p. 327). Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 Miguel Ceara-Hatton 33 En otro escrito, refiriéndose a las provincias del Este, expresó: “El mo- nopolio destruyó los conucos y sus anexos de ganado menor, y con ellos la subsistencia de la ciudad y trabajadores; y el capital reciente- mente introducido tiene que redituar ahora sus intereses propios de reproducción y conservación, y los indispensables del capital (...)”. Es así que se pregunta, además: “¿cómo se podrán suplir los conucos, la subsistencia de la ciudad y los trabajadores?”. Razona que el aumento del “salario de los trabajadores desposeídos” disminuirá el interés de su capital fijo: “Además el alza de salarios está limitada por la concu- rrencia de los otros países productores, por los medios de los consumi- dores y llegará [el] día que no podrá subir los jornales. Por los que [se] ha pagado recientemente, presumo que ese día está cercano. Pedirá entonces nuevos monopolios de aduana, que no se le otorgarán porque no hay sobre quién hacerlos recaer. Al antiguo labriego del este sólo le queda su persona y esta es inviolable hoy. ¿Dónde encontrará el re- medio? ¿En la emigración temporal interior? (...) ¿Será en el exterior? (Bonó, 1964 [1884], p. 281). Entre 1900 y 1930 se consolida la industria azucarera. Para ello fue ne- cesario desmontar el sistema de propiedad comunera, desmontar la pe- queña propiedad campesina en la llanura costera del sureste, crear un marco de incentivos a esa industria y facilitar la importación de mano de obra. En esos años se consolidó la pérdida de soberanía nacional por el manejo inadecuado de la deuda pública externa y la marcha de la co- yuntura internacional, así como se desmanteló la incipiente industria con la reforma arancelaria de 1919.13 Ello ocurría en el marco de una gran desigualdad social, como establece Muto (2014). Con el desarrollo de la industria azucarera, se establecieron nuevas re- laciones de poder: se consolidó una élite en una sociedad que no tenía “aristocracias tradicionales u oligarquías bien organizadas” (Muto, 2014, p. 178). En vez de ello —indica Muto—, los líderes socioeconómicos repre- sentaban “una coalición inestable y flexible de depositarios de poderes 13 Esa reforma arancelaria implicó la desgravación de 245 productos “que no debie- ron jamás declararse libres antes de obtener una reciprocidad de los Estados Unidos”, se redujeron los derechos de importación a más de 700 artículos y a pesar de declarar que el objetivo de la reforma era “el de favorecer a la porción pobre del pueblo consu- midor”, se había establecido un arancel que eliminaba los derechos sobre productos que consumen los ricos como “los mármoles, al ónix, al jaspe, al alabastro, a los diaman- tes y otras piedras preciosas en bruto y sin montar” (…) así como las sedas, los tules, las tapicerías; pero no se han “liberados los calderos, ni las pailas, ni los anafes para cocinar, ni los demás utensilios de cocina; las linternas de mano, ni las lámparas que hayan de alumbrar la casa del pobre”. (Informe del Lic. Francisco J. Peynado, citado por Hoepelman y Senior, 2009 [1922], p. 916) Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social 34 políticos, económicos y sociales de diversa fuerza, a menudo eclipsados por otros poderes y penetración extranjera aún más fuertes”, y cuya mo- vilidad dependía de la carrera política que le diera el acceso y control del presupuesto nacional. En general, para esa época, no existen informaciones e indicadores so- ciales,ni siquiera de distribución del ingreso. Solamente se encuentran ciertos datos precarios en algunas fuentes como el censo de 192014, el de 1935 y el de 1950, así como en algunas bases de datos internacionales, en donde se pueden encontrar indicadores dispersos comparados con otros países de América Latina. Según el censo de 1920, la sociedad dominicana seguía siendo una so- ciedad rural (apenas el 16.6% residía en las zonas urbanas) que tenía una población total situada por debajo del millón de habitantes (894 mil) y cuyas principales ciudades eran muy pequeñas: la más grande era Santo Domingo, con 31 mil habitantes; seguía Santiago, con 17 mil; y luego estaba San Pedro de Macorís, con 14 mil. 17 de las 30 “ciudades con más de 1,000 habitantes” no llegaban a 2,000 personas. La población con trabajo remunerado alcanzaba 204 mil, lo cual impli- caba una relativamente baja tasa de participación de 42%15, de los cuales había 904 profesionales (0.1%), 138 mil agricultores y ganaderos (68%) y 65 mil con oficios misceláneos (32%), es decir, predominaban empleos agrícolas y precarios. A nivel de la educación primaria, se estimaba una matriculación de más 101 mil alumnos, repartidos en 980 escuelas y en 1,195 aulas, prevalecien- do escuelas pequeñas (2 aulas por escuela y 104 alumnos por escuela) con un elevado nivel de hacinamiento, pues había unos 51 alumnos por aula. La tasa de matriculación era reducida, fluctuaba entre 51% a 32%, según el tamaño de la población de referencia (cuadro 3). A nivel de educación secundaria, había 6 escuelas en el país, más 3 escuelas nor- males con 268 inscritos y una universidad con 4 facultades y 3 escuelas16 y 169 estudiantes. Estas cifras corresponden al año de la “Danza de los Millones”, el de mayor éxito exportador de la economía dominicana en muchos años. Lo que significa que el nivel de privación educativa era mucho mayor antes y después de ese año, cuando se registra un notable retroceso por el impacto de la crisis azucarera de los años siguientes (Muto, 2014, p. 196, tabla 20). 14 Censos de 1935, 1950, 1960, 1970 y sucesivos 15 Población que trabaja por remuneración entre población en edad de trabajar 16 Facultades de derecho, medicina, farmacia y matemática. Escuelas de odontolo- gía, obstetricia y notariado. Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 Miguel Ceara-Hatton 35 Cuadro 3 Indicadores de educación 1920 Provincia Escuelas Aulas Alum-nos Alum- nos / Aula Aulas / Escue- las Alum- nos / Escue- las Pobla- ción de 7 a 14 Pobla- ción 7 a 20 Santo Domingo 148 378 20,220 53.5 2.6 136.6 62% 38% Azua 83 151 6,592 43.7 1.8 79.4 28% 17% Barahona 50 92 4,226 45.9 1.8 84.5 37% 23% Seybo 92 143 5,786 40.5 1.6 62.9 44% 27% San Pedro de Macorís 63 110 6,963 63.3 1.7 110.5 97% 56% Pacificador 80 158 7,850 49.7 2.0 98.1 44% 28% Samaná 29 56 2,216 39.6 1.9 76.4 58% 37% La Vega 97 229 12,603 55.0 2.4 129.9 54% 33% Espaillat 46 125 7,254 58.0 2.7 157.7 63% 39% Santiago 128 268 15,905 59.3 2.1 124.3 57% 35% Puerto Plata 89 141 6,143 43.6 1.6 69.0 47% 29% Monte Cristi 75 143 6,128 42.9 1.9 81.7 40% 26% Totales 980 1,994 101,886 51.1 2.0 104.0 51% 32% Fuente: Elaborado con el Censo Nacional de la República Dominicana de 1920. Publicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo Vol. CLXVIII, p. 118, 147, 148-159, El censo de 1920 permite estimar un nivel de analfabetismo17 que alcanzaba el 70% de las personas de 15 años o más, lo cual colocaba a la República Dominicana en la quinta posición de mayor analfabe- tismo de 20 países América Latina.18 Se mantuvo en esos niveles en las décadas del 1930 y 1940, empezando a ceder a partir de la déca- da de 1950, cuando el país pasó a quedar rezagado en una séptima posición. Utilizando la base de datos de MOxLAD, se ha estimado que en 1930 la esperanza de vida en el país era de 26 años, la segunda más baja de 17 países de América Latina, solo superada por Guatemala. En la década de 1940 sube a 34 años, pero sigue ocupando la segunda posición más baja (16 de 18 países) de América Latina. En la década de 1950 registra un notable avance (44 años), pasando a la posición 12 de 20 países de la región. 17 Calculada como el cociente entre los que no saben leer entre la suma de los que saben + no saben 18 Base de datos MOxLAD http://moxlad-staging.herokuapp.com/home/es# Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social 36 El país seguía relativamente incomunicado internamente en 192019, ya que no se había terminado ninguna carretera de importancia. Es en 1922 cuando se termina la carretera Duarte, que iba de la capital a Monte Cristi. Para ese año también se habían construido los 68 km que unen a Santo Domingo con San Pedro de Macorís y otros 25 kilómetros entre esta última población y Hato Mayor. Mientras, el Cibao tenía dos líneas de ferrocarriles (uno de Santiago a Puerto Plata y otro de la Vega a Sán- chez) que facilitaban las exportaciones, el comercio y el movimiento de personas en esa zona. Gráfi co 2. Producción azucarera en miles de toneladas. Por décadas, de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico (1900-1999) 178 364 493 834 926 1,043 793 260 102 41 1,045 2,725 4,491 2,957 4,120 5,597 5,261 6,426 7,539 5,027 54 113 266 412 447 655 816 1,186 982 565 1900-09 1910-19 1920-29 1930-39 1940-49 1950-59 1960-69 1970-79 1980-89 1990-99 PR Cuba RD Fuente: Oscar Zanetti (2012),p. 466-469 Según datos de Zanetti (2012), la producción promedio de azúcar de la República Dominicana en la primera década del s. XX (1900-09) era de 54 mil toneladas anuales, lo cual representaba el 5% de la producción de Cuba y el 30% de la de Puerto Rico. En la década de 1920-1930, la produc- ción de RD se había multiplicado por 5 (266 mil toneladas), pero apenas representaba el 5.9% de la producción de Cuba y la mitad de la produc- ción de Puerto Rico. La producción más alta de azúcar que registra la República Dominicana se verifi có en la década de 1970, cuando alcanzó un promedio de 1.2 millones de toneladas, lo cual representó el 19% de la producción cubana. Estas cifras muestran la velocidad de avance de la producción azucarera y el reducido tamaño relativo de la industria dominicana en el Caribe (gráfi co 1). Al decir de Muto, este modelo “difundió sus benefi cios de una manera dispareja y exigua, mientras producía una economía desbalanceada y de- pendiente”. La nueva forma de inserción en la economía mundial, mane- 19 Censo de 1920, p. 91-92. El censo de 1920 describe las obras que la Dirección Ge- neral de Obras Públicas realizó entre 1908 y 1922. Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 Miguel Ceara-Hatton 37 jada por los intereses azucareros, “promovió el monocultivo y también la dependencia comercial, tecnológica y de capitales, en donde una élite de criollos e inmigrantes, se apropió de la mayoría de los beneficios produci- dos. La masa de la población en la República, como ocurrió en otros países similares, pagó el precio por esta limitada prosperidad con la intensifica- ción de su pobreza, vulnerabilidad y dislocación” (Muto, 2014, p. 287). 2.2 El salario y la pobreza en la sustitución de importaciones financiado con las exportaciones de tradicionales La dictadura de Trujillo se inicia en 1930 y enfrenta inmediatamente el im- pacto de la crisis económica mundial de 1929. No es hasta 1937-38 cuando se recupera el nivel de gastos e ingresos públicos de 1930, mientras que el nivel de exportaciones de 1929 no se recuperó hasta después de 1943. En la década de 1940, la guerra mundial permitió generar un excedente ex- portador que se utilizó para recuperar las aduanas (bajo control norteame- ricano desde finales del s. XIX), pagar la deuda externa, crear la moneda dominicana y hacer numerosas inversiones en infraestructura. En 1948, el Banco Mundial describía la economía dominicanacomo alta- mente dependiente de unos pocos productos de exportación, en donde el “control de la economía se concentra en dos grupos: inversionistas ex- tranjeros, principalmente de EE. UU., y funcionarios del gobierno o sus familias”. Además, afirmaba que “la distribución del ingreso era muy des- igual”(International Bank of Reconstruction and Development, 1948, p. 5). Cuadro 4. Ingreso Nacional (Total y percápita) 1940-1947 Años Millones de US$ US$ percapita US$ percapita de 2018 1940 1/ 70.4 42 63 1943 2/ 90 51 61 1947 3/ 160 80 75 Fuente: International Bank of Reconstruction and Development (1948), p.21 1/ Brookings Institution, “Refugee Settlement in the Dominican Republic”, 1942. (E. Goodwin) 2/ Defense Supplies Corp., RFC, “Air Transport in Latin America”, 1944 (R. A. Wight). 3/ IMF, “Initial Par Value: Dominican Republic”, 1948 (J. F. Noyola) En 1940, el Banco Mundial estimaba que el ingreso nacional de la Repú- blica Dominicana era de US$70 millones (cuadro 4), los que, llevados a Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social 38 dólares de 201820, equivalían a US$1,258 millones y a un per cápita equi- valentes a US$63 a precios actuales. Es decir, la economía dominicana de 1940, llevada a dólares de 2018, sería equivalente al 1.6% de la econo- mía actual21 y el percápita estaría cercano al 0.86%. Lo que es lo mismo que decir que la economía se había multiplicado por 62 veces a precios de 2018 y el percápita por 116 veces.22 En 1943 el per cápita real se había reducido levemente a US$61 anuales (a precios en dólares de 2018), en tanto que en 1947 se colocaba en US$75 reales. Este ingreso nacional era generado en un 59% por la agricultura, en un 11.1% por las manufacturas y en un 12.8% por el comercio y los servicios. Noyola23, en el año de 1948, elaboró un reporte para el FMI donde descri- bía a la República Dominicana “como una Cuba no desarrollada” (IMF [Noyola], 1948, p. 1) con una geografía similar y muy dependiente del azúcar. A partir de este estudio —que hace una breve comparación del nivel de desarrollo de los dos países—, se puede concluir lo siguiente: a) RD no había alcanzado el mismo nivel de eficiencia en el uso de re- cursos que Cuba. b) RD tenía un estándar de vida mucho más bajo que Cuba. c) La salud y educación de los trabajadores dominicanos era inferior al nivel de los cubanos. d) El nivel de alfabetismo era 25% en RD y 78% en Cuba. e) El desarrollo industrial y comercial en dominicana apenas había co- menzado. f) El 82% (1944) del empleo remunerado vivía de la agricultura, mientras que en Cuba lo hacía solo el 41% (1943). g) El ingreso nacional estimado para RD era de US$80 per cápita, mien- tras que en Cuba era el triple (US$245). h) La agricultura cubana estaba más concentrada en el azúcar que la RD y era menos diversificada.24 i) En Cuba, el 45% de la inversión en azúcar era de propiedad nacional; 20 El índice de precios al consumidor de los EE. UU. se multiplicó por 17.8635 veces entre 1940 y 2018, por 14.4560 desde 1943, y 11.2148 desde 1947. 21 El gobierno dominicano calcula que el PIB nominal de 2018 es US$78,266 millones 22 Hay que tomar estos datos con precaución, dado que son calculados en dólares según el IPC de EE. UU. y, por lo tanto, ignoran los efectos de la variación del tipo de cambio (sobrevaluación o subvaluación). 23 Juan P. Noyola (1922-1962) fue un economista mexicano. Se le considera como uno de los precursores de la teoría de la inflación estructuralista. 24 La producción de azúcar en la República Dominicana cubría solo 15% de la tierra cultivada (1946), mientras que en Cuba cubría el 55%. Otros cultivos de exportación como el café, el cacao y el tabaco representaban el 25% en RD, mientras que en Cuba representaba solo el 5%. Alrededor del 60% de la tierra cultivada en RD se dedicaba a cultivos de subsistencia (tubérculos, arroz, maíz, frijoles y plátanos), en tanto que en Cuba lo hacía el 40%. Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 Miguel Ceara-Hatton 39 en la RD, en 1944, solo el 8% de esa inversión era de propiedad nacio- nal. j) En RD, lo único que quedaba de la industria azucarera eran los im- puestos, pues tanto el capital como la mano de obra eran extranjeros. k) En Cuba se había desarrollo un mercado para industrias livianas, en la RD las industrias se encontraban en una “etapa muy rudimentaria”. El empleo industrial total representaba el 7.3% del total en 1944 (6% si se excluye a los trabajadores del azúcar). l) La RD dependía menos del comercio exterior que Cuba y registraba un mayor nivel de diversificación. También RD dependía menos que Cuba de las importaciones de alimentos. En síntesis, a pesar de los notables cambio de la economía dominicana, en las primeras cuatro décadas del siglo XX la sociedad dominicana se- guía mostrando un elevado atraso absoluto (casi tres cuartas partes de la población analfabeta) y también relativo, si se la comparaba con otros países del Caribe, tal como se hizo con Cuba. Desde un principio, Trujillo y sus allegados utilizaron los recursos (políticos, humanos, materiales y financieros) del Estado para generar una acumula- ción originaria. Trujillo inicia un rápido proceso de acumulación de capita- les y comprendió desde muy temprano, como señala Moya Pons (1977), que su riqueza personal dependía del crecimiento de la economía del país. Así, a finales de la década de 1940 y principio de 1950, incursiona en la industria azucarera comprando y construyendo ingenios y establece otras industrias de consumo doméstico bajo un régimen de elevada protección. De este modo, se desarrolló una industria de sustitución de importaciones totalmente al margen de los mecanismos de mercado. De ahí que se carac- terizara por ser una industria ineficiente cuyos requerimientos de medios de producción importados fueron financiados por las exportaciones de azúcar, café, cacao y tabaco.25 Así se consolidó un modelo de reproducción social donde el uso del poder político permitía un proceso circular de acu- mulación de poder político y económico. Uno conducía al otro. El modelo 25 El FMI describe el comportamiento de la economía dominicana de la siguiente ma- nera: “Durante la mayor parte de la década de 1950, la República Dominicana logró una tasa bastante rápida de crecimiento económico, basada en gran medida en un aumento de la producción de exportación, principalmente de azúcar, y un aumento considerable en la actividad de fabricación de productos livianos. Fuera del sector exportador, la pro- ducción agrícola se estancó y la producción de alimentos para el consumo interno no pudo mantener el ritmo de la población en rápido crecimiento. (…) Los precios internos aumentaron muy poco y, aunque hubo un déficit de la balanza de pagos en la cuen- ta corriente de la década en general, hasta 1960, el peso dominicano siguió siendo una moneda totalmente convertible. Alrededor de 1959, esta fase dio paso a un período de estancamiento. La inversión y el consumo disminuyeron en un período de incertidumbre política y se produjeron fuertes salidas de capital de los Trujillo, que habían controlado una amplia variedad de negocios en las últimas tres décadas” (IMF, 1967, p.1-2) Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social 40 de acumulación fue exitoso mientras crecían las exportaciones, pero entró en crisis cuando la dimensión política (la institucionalidad subyacente del proceso de acumulación) generó una crisis del modelo económico. La forma de reproducción de la sociedad dominicana durante la dictadu- ra de Trujillo generó pobreza, exclusión y marginalidad en un marco de crecimiento económico y de generación del excedente económico. Ello fue el resultado de una dinámica compulsiva de concentración del ingre- so26 que mantuvo lossalarios controlados y el salario social bajo (gasto público en salud y educación). En efecto, el salario promedio mínimo legal real durante el período 1930-1960 fue el 43% del poder adquisitivo del salario promedio de 1963 a 1968, y este fue el nivel más bajo en los casi 90 años entre 1930 y 2017 ( Ver gráfico 3) Sobre el proceso de desarrollo seguido durante la década de 1950, el FMI señaló que en: estos años el consumo del sector privado se mantuvo reducido por los bajos salarios, consecuencia de la ausencia de una organización laboral, y por fuertes impuestos indirectos, que permitió una alta tasa de formación de capital tanto en el sector privado como en el gubernamental. Además de bajos salarios, el modelo fue incapaz de generar los empleos necesarios que demandaba la economía, tal como también señaló el FMI: El desempleo continúa siendo un problema crónico, estimado de manera conservadora, abarca casi una cuarta parte de la mano de obra potencial. El desempleo es particularmente agudo en las zonas rurales donde más de dos tercios de la población reside, dedicada principalmente a la agricultura de subsistencia en pequeñas explotaciones. Una alta proporción de la población es analfabeta, y hay una escasez severa de trabajadores calificados y profesionales, incluso en comparación con muchos otros países subdesarrollados. (…) El alto nivel de desempleo rural está relacionado con los problemas de baja productividad y retraso en el crecimiento de la agricultura. En parte esto es atribuido a las técnicas primitivas empleadas tanto en las subutilizadas grandes fincas y por el sector de subsistencia. (FMI, 1967, p. 1-2) En resumen, el modelo de reproducción social durante la dictadura man- tuvo compulsivamente bajos salarios y generó pocos empleos a pesar del crecimiento económico y la acumulación de capital, creando des- igualdad, pobreza y exclusión social. La desaparición de Trujillo (1961) dio inicio a una transición política 26 Los balances publicados en la década de 1960 dan cuenta del nivel de concentra- ción del ingreso (Bosch, 2009 [1985]) y (ONAPLAM, 1966). Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 Miguel Ceara-Hatton 41 (1960-1968) muy convulsionada y de gran movilización social, resul- tado de una mayor libertad después de 30 años de dictadura. Durante estos años la coyuntura política27 condicionó la coyuntura económica. Además, por iniciativa del remanente trujillista que quería conservar el poder, así como por presión de la población, aumentaron los salarios y se redujeron los impuestos indirectos. Ello tuvo como consecuencia el aumento de las importaciones de consumo, y en particular, de los ali- mentos, lo que fue absorbiendo los superávits corrientes acumulados y deteriorando las finanzas públicas.28 Entre 1963-1968, se registró el nivel de salario mínimo legal real más elevado en casi las 9 décadas (1930-2017) de que se dispone información (ver gráfico 3), lo que corresponde al período de mayor empoderamiento ciudadano y movilización social que vivió el país, fruto de las reivindicaciones (forma- ción de sindicatos) y de la recuperación —por lo menos temporalmente— de derechos civiles (libertad de expresión, de reunión, etc.) y políticos (creación de partidos políticos) que acompañaron la desaparición de la dictadura, así como del vacío de poder que se creó entre las élites tradicionales, las que tardaron varios años en reconstituirse e imponer el orden social pos-Trujillo. Esa crisis política desembocó en una intervención militar norteamericana que restableció el poder de las élites conservadoras. Con las elecciones de 1966 empieza el fin de la transición del modelo económico iniciado a finales de la década de 1950. A partir de 1968 se pasó, de un esquema basado en la sustitución de importaciones, sin me- canismos de mercado y financiado por las exportaciones tradicionales, a 27 Durante este período se suceden varios gobiernos: el Consejo de Estado (1962), Bosch (1963), el Triunvirato (1963-1965), la guerra civil (1965), García Godoy (1965- 1966). 28 El FMI describe la coyuntura del momento de la siguiente manera: “En 1961, el gobierno redujo los impuestos indirectos y comenzó a otorgar aumentos salariales masivos. Entre 1960 y 1965, los salarios industriales se duplicaron aproximadamente, y la mayoría de los aumentos se produjeron en 1962 y 1963. Los gastos de consumo aumentaron rápidamente entre 1962 y 1964, reflejando los aumentos salariales y la re- cuperación de la actividad, mientras que al mismo tiempo aumentaba las inversiones privadas, especialmente para la vivienda, recuperándose de los bajos niveles de 1960- 61” (…) “El impacto de los aumentos salariales en los precios internos fueron modera- dos por las concesiones fiscales, la adopción de una política de importación más liberal y el control de precios. (…) “Desde 1960 seha visto un deterioro en el ejercicio fiscal, lo que resulta en una serie de déficits presupuestarios financiado desde 1962 con préstamos y donaciones externas. Los ingresos públicos ahora representan una menor proporción del PIB que en la dé- cada de 1950, como resultado de una débil capacidad de cobro y concesiones fiscales, mientras que los gastos de nómina aumentaron bruscamente, lo que provocó recortes severos en otros gastos corrientes y en la inversión pública. Como resultado, la calidad de los servicios que provee los municipios y otras agencias gubernamentales, que de- penden en gran medida de las transferencias del presupuesto, se ha deteriorado”. (IMF 1967, p. 2-3). Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social 42 otro esquema basado en la sustitución de importaciones, con mecanis- mos de mercado y financiado por las exportaciones tradicionales. La nueva estrategia requería de una rápida acumulación de capitales en el sector industrial y urbano. Para ello, se creó un esquema de protección industrial a partir de la Ley 29929 de Incentivo y Protección Industrial (abril 1968), que junto al arancel estableció un marco de elevada pro- tección efectiva al sector industrial a través de la creación de barreras arancelarias a los bienes finales y de la exoneración a las importaciones de insumos y bienes de capital, así como de otros impuestos. El sector industrial se benefició de la Ley de Austeridad (Ley no. 1 del 9 de julio 1966), que fijó un tope a los salarios del sector público y las entidades autónomas, redujo los sueldos de los servidores públicos y congeló los aumentos. Esta ley, que inicialmente fue por 6 meses, y que tenía por objetivo enfrentar el deterioro de la situación fiscal del período de transición pos-Trujillo, se extendió por casi una década, convirtiéndo- se en uno de los instrumentos principales para fomentar las ganancias en el sector industrial y urbano al anclar los sueldos y salarios del sector privado. Como consecuencia de su aplicación, el salario mínimo legal real se desplomó y la población se empobreció (Ver gráfico 3). Al fijarse los sueldos y salarios, había dos alternativas para reproducir la fuerza laboral: la represión de los sindicatos y de las luchas reivindica- tivas salariales y la congelación de los precios de los alimentos. Ambas medidas se adoptaron, pero la de mayor impacto en lo económico fue la segunda, que contribuyó a la descapitalización de la actividad agrícola y el empobrecimiento de las zonas rurales. Los precios de los produc- tos agropecuarios se mantuvieron bajo control vía las importaciones del Instituto de Estabilización de Precios (INESPRE), que a través de meca- nismos de financiamiento del gobierno de los EE. UU., como la PL-480 y la CCC30, podía importar los excedentes de producción de ese país a precios subsidiados y en condiciones de financiamiento blandas. El sector industrial se convirtió en un gran importador de materias pri- mas y bienes de capital, para lo cual el Banco Centralles dio acceso a las divisas oficiales, cuyo tipo de cambio era 1x1, mientras que en el mercado de divisas propias31 la moneda se depreciaba. Los exportadores debían en- 29 Ley de Incentivo y Protección Industrial del 24 de abril de 1968, que tuvo su an- tecedente en la Ley 4 de Protección e Incentivo Industrial de 1963 y en los contratos especiales que hacía Trujillo durante la dictadura. (Moya Pons 1992) 30 Public Law 480 y Commodity Credit Corporation 31 El mercado de divisas propias se inicia en 1961, cuando se empezaron a crear restricciones para las importaciones y pagos de compromisos con el exterior. Este mercado se oficializa en 1967. Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 Miguel Ceara-Hatton 43 tregar las divisas al Banco Central al tipo de cambio oficial32, lo que pro- vocaba la sobrevaluación del peso y la transferencia de ingresos desde los exportadores hacia los importadores de insumos y bienes de capital. Gráfico 3. Índice de salario mínimo legal real en empresas grandes (1930-2017) base 1963-1968 0.43 0.91 0.71 0.56 0.72 0.25 0.35 0.45 0.55 0.65 0.75 0.85 0.95 In di ce d e sa la rio s Indice Base Promedio Base 1963-1968 Modelo de sustitución de importaciones sin utilizar mecanismo de mercado y financiado por el Azúcar, café, cacao y tabaco. Alto crecimiento PIB, baja volatilidad y elevada concentración del ingreso. (1930-1960) Transición pos-Trujillo: Bajo Crecimiento económico y alta volatilidad, aumento de salarios (1961-1968) Modelo de sustitución de importaciones con mecanismo de mercado y financiado por el Azúcar, café, cacao y tabaco. Alto crecimiento PIB, baja volatilidad y elevada concentración del ingreso. (1969-1982) Transición hacia los servicios: Bajo crecimiento económico, alta volatilidad, severo ajuste (1982-1991) Modelo de Servicios: ZZFF, turismo e importaciones. Alto crecimiento PIB, baja volatilidad y salario mínimo legal bajo (1992-Actualidad) Fuente: Elaborado con información de la Secretaría de Estado de Trabajo (1999). Tarifas de sa- larios mínimos nacionales aprobadas por el Comité Nacional de Salarios. Santo, R:D. Agosto. SISDOM 2015. Ministerio de Trabajo 2017 Gráfico 4. Gasto de la Presidencia de la República en % del Presupuesto Total 1960-2003 0.7 2.6 0.8 1.0 2.1 2.5 7.0 16.6 22.7 27.1 31.0 37.5 41.7 45.1 49.8 48.5 47.8 49.2 44.9 18.6 13.7 14.9 11.5 15.8 12.3 26.2 31.9 53.7 52.5 53.6 48.0 59.7 51.5 45.2 51.0 49.6 47.4 38.1 22.1 20.7 20.3 19.3 23.2 14.0 Fuente: BCRD 32 La ley del 31 de junio de 1962 obligó a los exportadores a entregar todas las divisas al Banco Central. Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social 44 Cuadro 5. Tasa de desocupación de la población económicamente activa de 15 años y más en la ciudad de Santo Domingo (1970-1980) Año Desempleo en % 1970 24.0 1973 20.0 1978 24.2 1979 19.31 y 18.52 1980 193 1 Santo Domingo Santiago 3 Población urbana Fuente: ONAPLAN 1981, p.7 y 1982, p. 10 En el gasto público se producen dos movimientos para apoyar al sector industrial urbano. Primero se produce una concentración de gastos en la Presidencia de la Republica (gráfico 4), de forma que este organismo llegó a manejar más de la mitad del presupuesto nacional; y en segun- do lugar, se ejecutó un activo programa de inversiones públicas que alcanza el 36% de la inversión total y casi 8% del PIB en promedio para el período de 1969-1978 y que se dedicaba a la creación de infraestruc- tura, principalmente en las zonas urbanas. A pesar del crecimiento económico, el desempleo seguía siendo ele- vado. Al inicio de la década del 1970 se estimaba que el desempleo urbano rondaba el 24%. Y en 1978 se mantenía al mismo nivel (cuadro 5). Ello quiere decir, que el proceso de desarrollo industrial de la déca- da de 1970 impactó poco en la creación de nuevos empleos. Asimismo, mientras se empobrecía la zona rural, los salarios por horas trabajadas se mantenían bajos y el salario social no lograba cubrir las necesidades de salud, educación, agua potable, etc. de la población trabajadora. En este modelo, la represión del ingreso laboral —a pesar del crecimien- to económico y de la productividad— era el resultado de la lógica que fomentaba las ganancias en el sector industrial urbano de sustitución de importaciones. A partir de 1979 se intentó enfrentar el rezago social a través de un gasto público que reactivara la oferta de servicios públicos y mejora- ra el salario promedio de la economía. Esta política demandaba una reforma fiscal que nunca se hizo. Además, coincidió con la crisis del petróleo de 1979 (cuando el barril pasa de US$13 a US$30), con el au- Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 Miguel Ceara-Hatton 45 mento de la tasa de interés internacional (casi llega al 20% entre 1979 y 1980, con la política de Paul Volcker) y con la caída de la demanda de exportaciones tradicionales asociada al cambio en la tecnología en la producción de azúcar de maíz y a los cambios en las preferencias de los consumidores en el mercado mundial. Esta situación externa se combinó con el aumento del requerimiento de importaciones por unidad de producto que se desprendía del modelo de sustitución de importaciones, por lo que provocó una tremenda crisis fiscal y de balanza de pagos. Así terminó la etapa de industrialización por susti- tución de importaciones. En el gobierno el nivel de salario estuvo congelado desde 1966 hasta 1977, aunque a partir de 1978, casi inmediatamente después de asumir el nuevo gobierno, se elevó el salario mínimo a RD$100. El salario míni- mo general se elevó a RD$125 en mayo de 1979 y fueron aumentados en un 10%33 los sueldos superiores a RD$125 y hasta RD$300, si bien todos los salarios aumentados por esta medida permanecerían congelados por un período de dos años. Adicionalmente, en 1978, hubo aumentos sustanciales para los maestros de escuelas públicas y empleados del Consejo Estatal del Azúcar.34 A pesar del esfuerzo del gobierno por recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores, el mismo se perdió tan rápido como en 1981 y 1982. El salario estaba sometido a las relaciones de poder entre el trabajo y el capital, las cuales determinaban que las ganancias de productividad nunca llegaran en magnitud reducida a los trabajadores, abriendo así la brecha entre productividad del trabajo y el salario medio (gráfico 5). El nivel salario mínimo real tiene un techo teórico que es el nivel pro- ductividad por persona ocupada y un piso que corresponde al ingreso necesario para reproducir la fuerza de trabajo. Esa diferencia genera una brecha que se distribuye sobre la base de una puja distributiva que es determinada por las relaciones de poder de los diferentes grupos sociales. Se aprecia, en el gráfico 6, que esa brecha tiende a crecer en el 33 Ley 45 de mayo de 1979 34 Los salarios de los maestros “aumentaron en un promedio del 44% en agosto de 1978, y en un 26% en junio de 1979. En el sector azucarero no se había registrado aumen- tos en los salarios de los cortadores de caña desde 1976 debido al bajo precio del azú- car en los mercados internacionales. Sin embargo, para la cosecha 1979/80, el Consejo Estatal del Azúcar (CEA) aumentó a los cortadores de caña de RD$1.35 por tonelada a RD $1.75 por tonelada. La compañía, también otorgó un bono navideño de un mes en diciembre de 1979; además, en enero de 1980, después de una huelga de trabajadores, otorgó un préstamo sin intereses equivalente a 15 días de pago por adelantado de la bo- nificación que se acumularía durante la campaña agrícola 1979/80” (FMI, 1980, p. 14). Año 50, Vol. XLI, septiembre-diciembre 2018, pp. 17-63 La sociedad dominicana: una historia de pobreza, abandono e inamovilidad social 46 tiempo, pero sobre
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