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J. Salavert, M. Berrospi, ML. Miralles, RM. Dueñas, ML. Tiffon, L. San Molina 304 Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2003;30(6):304-313 Resumen Se revisa el trastorno delirante desde su historia y con- cepto hasta sus posibilidades terapéuticas en la actuali- dad, analizando la epidemiología, clínica, aspectos diag- nósticos, curso y pronóstico. Nos encontramos ante una patología poco común que se caracteriza por la presen- cia de ideas delirantes de instauración insidiosa, basa- das en un mecanismo interpretativo y que habitualmente aparecen en una estructura de personalidad premórbida determinada. La prevalencia es de 1-4% de todos los pacientes ingresados en hospitales psiquiátricos. La me- dia de la edad de inicio está alrededor de los 40 años y es ligeramente más frecuente en mujeres. Muchos pacientes están casados y trabajan, existiendo cierta asociación con la inmigración reciente y un estatus socioeconómico bajo. Suele haber un factor ambiental favorecedor al ini- cio del trastorno. Es frecuente la existencia de anteceden- tes familiares de trastorno psiquiátrico aunque la preva- lencia de esquizofrenia y psicosis afectivas no está incrementada. El tipo de trastorno delirante más frecuen- te es el persecutorio. Se cree que el trastorno delirante es un diagnóstico esta- ble, de tal forma que menos de un 25% de los pacientes evolucionan hacia la esquizofrenia y menos de un 10% evolucionan hacia los trastornos del estado de ánimo. Con un tratamiento adecuado tiene un buen pronóstico si bien la mayoría presentan dificultades de aceptación del mismo. Palabras clave: Trastorno Delirante. Delirio. Psicosis Paranoica. Estados Paranoides. Summary Delusional disorder is reviewed from its history and definition through nowadays treatment options, analysing epidemiology, clinical presentation, diagnosis, course and prognosis. We are facing at an uncommon disorder characterized by delusions of insidious onset, based on a misinterpretation mechanism, which normally appears in some types of personality. Its prevalence is about 1-4% of all patients admitted to psychiatric hospitals. Mean age at onset is about 40 years and female patients are slightly predominant. Most patients are married and occupied, finding some association with new immigration and low socio-economical status. Onset of the disorder is Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2003;30(6):304-313Original usually preceded by environmental events. Frequently family history of mental disorder is found, although prevalence of schizophrenia and affective psychosis is not increased. Persecutory delusion is the most common type. Delusional disorder is believed to be a stable diagnosis, with less than 25% of patients developing schizophrenia and less than 10% developing mood disorders. Prognosis is good with appropriate treatment but most patients are difficult to engage in the process of treatment. Key words: Delusional Disorder. Delusion. Paranoid Psychosis. Paranoid States. Introducción El objetivo de la presente revisión es efectuar un recorrido hasta el momento actual a través del tras- torno delirante, recogiendo buena parte de sus as- pectos históricos, conceptuales, epidemiológicos, clínicos y terapéuticos. La raíz etimológica de la palabra “paranoia” debe- mos buscarla en los antiguos griegos, que la em- pleaban para hacer alusión a cualquier tipo de tras- torno mental. Aunque por lo que hace referencia a la aplicación del término “paranoia” en el sentido de delirio, fue el alemán S. G. Vogel en el siglo XVIII quien lo propuso para referirse a todos los delirios, fueran éstos de instauración crónica o aguda, acompañados de alte- raciones de la sensopercepción o no. Fue el francés Esquirol, quien con el concepto de monomanías hizo referencia por primera vez al significado actual del estado paranoide. Sin duda, a la hora de delimitar nosológica y fenomenológicamente a la paranoia son la escuela alemana y francesa las que recogen todo cuanto hasta el momento actual se conoce de tan apasionante tema. Fue Kahlbaum, de la escuela alemana, quien em- pleó el término “paranoia” para denominar a los en- José Salavert Montserrat Berrospi María L. Miralles Rosa Mª Dueñas María L. Tiffon Luis San Molina Benito Menni Complejo Asistencial en Salud Mental Barcelona El t rastorno delirante. Revisando los aspectos de la paranoia Correspondencia: José Salavert Jiménez Benito Menni, CASM Dr. Antoni Pujadas, 38 08830 Sant Boi de Llobregat. Barcelona El trastorno delirante. Revisando los aspectos de la paranoia 305Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2003;30(6):304-313 fermos delirantes que no presentaban deterioro afec- tivo o de sus capacidades intelectuales, por lo que consideraba a la paranoia una forma de locura par- cial que afectaba en esencia el contenido del pensa- miento (Kahlbaum, 1863). Kahlbaum indicaba que la actividad delirante y la conducta consecuente en los pacientes paranoicos se mantenía relativamente estable a lo largo del tiempo. En sus escritos, auto- res como Tiling y Griesinger consideran la importan- cia de los afectos y las alteraciones del yo en la génesis de los delirios. Posteriormente, a finales del siglo XIX, Krafft-Ebing precisó que la paranoia era una enfermedad crónica cuyo síntoma principal era la existencia de ideas del i rantes primarias, sistematizadas, fruto de conclusiones juiciosas. El elemento que destaca es que los delirios surgen o bien de juicios equivocados o de errores perceptivos (Krafft-Ebing, 1893). Con Kraepelin surge el concepto moderno de para- noia que atribuyó a la misma un origen endógeno (a diferencia de las psicosis reactivas). Según este au- tor, se trataba de un delirio de instauración insidio- sa (generalmente desarrollado en personalidades psicopáticas con rasgos sensitivos), bien sistemati- zado, que surgía por un mecanismo interpretativo, de evolución crónica, sin alucinaciones y conser- vándose la personalidad y la función volitiva. Kraepelin clasificó los delirios paranoicos en persecutorio, celotípico, erotomaníaco, grandioso e hipocondríaco, si bien creía que los pacientes afectos de esta últi- ma variedad padecían un trastorno independiente (Kraepelin, 1921). Bleuler englobó toda forma de paranoia en la esquizofrenia (basándose en la pos- terior evolución esquizofrénica de muchos casos de paranoia descritos por Kraepelin). Sin embargo, en su libro Demencia precoz. El grupo de las esqui- zofrenias en 1911, describe detalladamente a nivel semiológico como el sistema delirante del paranoi- co se gesta partiendo de premisas falsas, desarro- llándose de manera lógica, con ideas interrelacio- nadas e inmutables, sin deterioro alguno o altera- ción de otras funciones mentales (Bleuler, 1960). Jaspers introdujo el concepto fenomenológico de desarrollo (Jaspers, 1993), en contraposición al ori- gen endógeno constitucional de Kraepelin, que a diferencia del proceso no provoca deterioro de la personalidad. Además, es comprensible en su gé- nesis sobre una estructura de personalidad propen- sa (paranoi de) que se hace del i rant e si n desestructurarse, en reacción a acontecimientos adversos ambientales, pero implicando cronicidad del delirio a diferencia de la reacción paranoide. A continuación, es obligado mencionar el delirio sen- sitivo de referencia descrito por Kretschmer en 1918, que se desencadenaría sobre un carácter sensitivo de base (hipersensibles, inseguros, autoculpabiliza- dores, pasivos, sumisos). Se t rataría según Kretschmer de reacciones paranoides aunque en ocasiones se desarrollaría un cuadro delirante, vivi- do por el sujeto como un conflicto con personas de su entorno que podría no obstante ser egodistónico, teniendo el paciente cierta conciencia de trastorno e incluso pudiendo solicitar éste ayuda médica. El autor precisa que el núcleo del cuadro patológico está constituido por un delirio de referencia centra- do, que surge de un fundamento afectivo gradual entre la vergonzosa inseguridad y la desesperada autoacusación (Kretschmer, 2000). Finalmente se- ñalarlas más recientes descripciones de K. Schneider en las que se hace hincapié en la congruencia afectiva de los delirios. La escuela clásica francesa divide las psicosis deli- rantes crónicas en función de su evolución (no deficitaria y deficitaria) y sitúa las psicosis delirantes sistematizadas en el primer grupo (sin evolución deficitaria). Cabe destacar sus exhaustivas descrip- ciones de los cuadros delirantes. Como ejemplos ci- taremos los siguientes: – Delirios de interpretación y reivindicación de Serieux y Capgras: siendo los primeros desarro- llos delirantes fruto de la suma de interpretacio- nes basadas en la suspicacia y la desconfianza; los delirios de reivindicación, caracterizados por el fanatismo se subdividen a su vez en tipos: pleitistas o querellantes, inventores, idealistas, profetas, etc. – Delirios imaginativos de Dupré (similar a la parafrenia de Kraepelin salvo en el componente alucinatorio que es florido y de contenido fantás- tico en esta última): con predominio de ideación megalomaníaca, de gran riqueza imaginativa y pobreza alucinatoria. – Delirios pasionales de Clerambault: con sus dos formas principales, la celotipia y la erotomanía. – Delirios de grandeza de Foville. – Delirio de los perseguidores razonantes de Falret. – Síndrome de Capgras: descrito por Capgras y Reboul-Lachaux, constituye el ejemplo más ca- racterístico de los delirios de suplantación o fal- sa identificación, también denominados de Sosias en honor al sirviente de Anfitrión de la comedia de Plutarco. El paciente cree que una persona que conoce perfectamente, generalmente un familiar cercano, es en realidad un doble que ha adoptado la forma e identidad de esa persona conocida. – Son otros delirios de falsa identificación descri- tos por autores de la escuela francesa, el síndro- https://www.researchgate.net/publication/232185246_Manic_Depressive_Insanity_and_Paranoia?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/50339647_Demencia_precoz_el_grupo_de_las_esquizofrenias?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== J. Salavert, M. Berrospi, ML. Miralles, RM. Dueñas, ML. Tiffon, L. San Molina 306 Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2003;30(6):304-313 me de Fregoli, el delirio de intermetamorfosis y el delirio de los dobles subjetivos. Henry Ey, en su obra Estudios sobre los delirios, habla de la continuidad del delirio paranoico y la personalidad, es decir del carácter constitucional del delirio (Ey, 1998). Es la “ locura razonante” de la escuela francesa (se trata de un sistema delirante desarrollado lógicamente). En cuanto a las teorías dinámicas, la formación de ideas delirantes en la paranoia se explica en parte desde el mecanismo defensivo de la proyección. Sigmund Freud implicó también a los mecanismos de defensa de negación y formación reactiva, a su vez aceptados actualmente. Freud, en el célebre caso Schreber, señala como origen de los síntomas paranoides del importante juez de Dresde al rechazo de sus inconscientes fantasías homosexuales. Otto Fenichel por ejemplo, en su teoría psicoanalítica de las neurosis explica cómo el paciente paranoico pre- senta generalmente una conducta totalmente nor- mal, estando desconectado de la realidad únicamente en un punto que rellena con el sistema delirante (Fenichel, 1966). También habla del mecanismo de proyección en personas con baja autoestima. Debe- mos citar también a Jacques Lacan que trató la psi- cosis paranoica en su tesis doctoral. Indicando ele- mentos como el narcisismo, la imagen ideal y la asimilación de las restricciones paternas e introdu- ciendo el concepto de paranoia de autopunición en su análisis del caso Aimée (Lacan, 1976). Para finalizar esta revisión histórica y desde perspec- tivas más actuales, la Asociación Americana de Psi- quiatría en su Diagnostic and Statistical Manual, Second Edition (DSM-II) separaba la esquizofrenia de los estados paranoides. Fue en el DSM-III-R en el que se introdujo el concepto de trastornos delirantes que queda consolidado en el DSM-IV. La diferencia principal de esta clasificación con la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) es el crite- rio de duración, que es de 1 mes como mínimo para el DSM-IV y de 3 meses en la CIE-10. Concepto Abordando ya el concepto de trastorno delirante, éste hace referencia a una condición poco común carac- terizada por la presencia de uno o más delirios cróni- cos, de gravedad variable que se organizan como desarrollos delirantes, en una estructura premórbida de personalidad determinada (paranoide, dependien- te, histriónica), habiendo generalmente un factor ambiental favorecedor del desarrollo, que dota de carga afectiva a una idea, convirtiéndola en sobreva- lorada y partiendo de ella el sistema delirante. Enumerando las características semiológicas del delirio en el trastorno delirante observamos: – En cuanto a su evolución, se trata de un delirio crónico, de comienzo insidioso y progresivo (ge- neralmente en la edad media de la vida), con alternancia de períodos de mayor y menor acti- vidad delirante, pero sin perder esa actividad en ningún momento. – En su origen es primitivo o primario sin ninguna otra alteración física o mental que lo haya pro- vocado. – Surge a partir de interpretaciones del sujeto. Se basa en unos fundamentos erróneos y no se mo- difica con la argumentación lógica. Es incorre- gible, irrebatible e ininfluenciable. – Desde el punto de vista de su estructura, es bien sistematizado, goza de coherencia interna, está bien organizado y es de apariencia lógica y vero- símil. – En cuanto al contenido, se desarrolla en torno a un tema uniforme (generalmente una sola idea en número), con una tonalidad afectiva de la idea en función del contenido del delirio. – Resulta en ocasiones contagioso por lo que pue- de extenderse o transmitirse a otra persona (folie à deux) o incluso grupos de personas. Esta in- ducción a terceras personas suele deberse a la verosimilitud de las ideas delirantes y a los ela- borados y convincentes razonamientos de los pacientes paranoicos. – No hay deterioro de la personalidad del sujeto o éste es mínimo, con evolución a largo plazo con indemnidad de las capacidades ejecutivas y el afecto. La vida del paciente puede no obstante verse gravemente alterada en función del tipo de delirio que puede influir intensamente en su funcionamiento habitual. – Suele haber gran resonancia afectiva en concor- dancia con las características de la idea deliran- te. El humor es congruente con el delirio (exci- tado, eufórico, receloso, depresivo, expectante, etc.) dependiendo de la naturaleza de éste. – La presencia de alteraciones sensoperceptivas no es frecuente. Si aparecen pseudoalucinaciones o alucinaciones, éstas suelen ser táctiles u olfatorias y consistentes con el delirio. Algunos pacientes delirantes pueden presentar otro tipo de alucinaciones, casi siempre auditivas, más que visuales (Kaplan, 2000). https://www.researchgate.net/publication/31667183_De_la_psicosis_paranoica_en_sus_relaciones_con_la_personalidad_J_Lacan_tr_por_A_Alatorre?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== El trastorno delirante. Revisando los aspectos de la paranoia 307Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2003;30(6):304-313 Reacción paranoide Para concluir y antes de entrar en los aspectos epidemiológicos, debemos diferenciar el trastorno delirante (desarrollo paranoide crónico) de la reac- ción paranoide o reacción delirante. Ésta consiste en una psicosis reactiva o reacción vivencial anor- mal en la que intervienen una predisposición perso- nal (una personalidad paranoide por ejemplo) y fac- tores externos que actúan como desencadenantes. No se desarrollan los contenidos delirantes que sue- lenser poco consistentes e inconexos y totalmente reversibles con restitutio ad integrum del sujeto. El origen del delirio es en este caso secundario. Se podría decir que la personalidad responde de manera paranoide ante una situación vital pero en ningún momento podemos hablar de desarrollo delirante, llamando la atención la desorganización del pensa- miento y la conducta, sin la característica deses- tructuración del yo de las psicosis esquizofrénicas. Se autolimita en semanas o meses, teniendo gene- ralmente una duración menor a un mes. Son características pues de la reacción paranoide: la presencia de factores o vivencias desencadenantes y su correspondencia temporal con el delirio, los fre- cuentes rasgos paranoides de personalidad previos, la relación con el acontecimiento desencadenante y el contenido del delirio y la evolución reversible, re- solviéndose el cuadro bien por tratamiento o bien por cese de la situación estresante. Cursa sin deterioro de la personalidad y ausencia de síntomas disociativos. Son más frecuentes bajo si- tuación de aislamiento social y/o sensorial y se debe ser cauto ante su evolución en ocasiones hacia un delirio crónico (Pichot, 1977). Epidemiología Los datos epidemiológicos del trastorno delirante son escasos debido a la poca frecuencia del trastorno (el menos frecuente de todos los trastornos psiquiátri- cos para algunos autores), incluso a veces los datos son discrepantes ya que se han utilizado distintos criterios diagnósticos dependiendo de épocas y paí- ses. También hay que añadir la dificultad que entra- ña el detectar esta patología al ser pacientes que no suelen consultar voluntariamente al psiquiatra, dado que esto significaría admitir que su delirio es un error. La frecuencia en la población general es desconoci- da aunque parece que a lo largo de la historia ha mantenido una proporción relativamente estable en la población general (Kaplan, 2000) y probablemen- te es mayor de lo que los psiquiatras detectan en la clínica. Esto último es debido a que muchos pacien- tes conservan suficiente insight y autocontrol para permanecer adaptados a la comunidad. Así pues, los pacientes con un delirio hipocondríaco consultan a médicos de otras especialidades, los erotomaníacos y celotípicos pueden mostrarse agresivos y así entrar en conflictos con la policía, los pacientes con delirio persecutorio pueden consultar a abogados o acudir al juez, mientras que los que presentan delirios de grandiosidad pueden practicar cultos o religiones ra- ras (Munro, 1991). Christenson y Blazer (1984) encontraron que un 4% de la población mayor de 65 años presentaba ideación paranoide persistente (sin especificar la causa), siendo de los pocos datos sobre prevalencia obtenidos di- rectamente de la comunidad (Bulbena, 2001). Kendler en 1982 presentó el estudio descriptivo más importante del trastorno delirante sobre una mues- tra de pacientes ingresados en hospitales psiquiátri- cos de EUA, Inglaterra, Canadá e Irlanda a lo largo de sesenta años. Los datos epidemiológicos obteni- dos en ese estudio son los que aparecen en los ma- nuales de psiquiatría de referencia. La prevalencia del trastorno delirante fue del 1-4% y la incidencia (número de ingresos por año) del 1-3/100.000 habi- tantes (Kaplan, 2000). El trastorno delirante suele debutar en la edad me- dia de la vida, con un pico máximo entre los 35-55 años de edad (Bulbena, 2001), aunque puede apa- recer a lo largo de toda la vida adulta (entre los 19- 80 años de edad) (Manschreck, 1996). Algunos au- tores observan que la edad de inicio de la enferme- dad es significativamente más temprana en los va- rones (33,9 años) respecto las mujeres (46,4 años), y también es más temprana la edad de la primera consulta psiquiátrica en los varones una vez ya se ha establecido la enfermedad (Munro, 1991). Otros autores observan una edad de inicio del trastorno y de primera consulta psiquiátrica más temprana en aquellos enfermos con un delirio de contenido so- mático. La mayoría de pacientes están casados (entre el 50 y 75% según las series) pero hay una alta tasa de rupturas matrimoniales y un bajo índice de fertilidad, para algunos autores esto podría ser debido a una personalidad premórbida paranoide que también suele acompañarse de relaciones interpersonales pobres (Munro, 1991; Bulbena, 2001). La mayoría de estudios señalan una ligera mayor fre- cuencia en mujeres (ratio de varones/mujeres: 0,85) (Manschreck, 1996), aunque en otros la diferencia https://www.researchgate.net/publication/21314767_Phenomenological_aspects_of_monodelusional_disorders?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/21314767_Phenomenological_aspects_of_monodelusional_disorders?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/21314767_Phenomenological_aspects_of_monodelusional_disorders?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/14574929_Delusional_disorder_The_recognition_and_management_of_paranoia?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/14574929_Delusional_disorder_The_recognition_and_management_of_paranoia?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== J. Salavert, M. Berrospi, ML. Miralles, RM. Dueñas, ML. Tiffon, L. San Molina 308 Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2003;30(6):304-313 es incluso mayor (ratio mujeres/varones: 3) (Yamada, 1998). Se han descrito algunas diferencias en las caracte- rísticas clínicas del trastorno delirante según el sexo del paciente, así pues, las mujeres tendrían más fre- cuentemente delirios de contenido sexual (un tercio de éstas lo presentan), siendo la erotomanía lo más frecuente seguido del delirio de haber padecido una agresión sexual, de haber contraído una enfermedad venérea o de estar embarazada. En las mujeres se han descrito una mayor frecuencia de síntomas afectivos, éstas obtienen puntuaciones más altas en las escalas de depresión y los síntomas depresivos que se acompañan de síntomas vegetativos apare- cen característicamente en las fases iniciales del tras- torno (Rudden, 1983). Esta mayor presencia de sín- tomas depresivos en las mujeres puede dificultar el diagnóstico de trastorno delirante a favor de otros diagnósticos como el trastorno esquizoafectivo o la depresión psicótica y conlleva que hasta un 25% de las mujeres diagnosticadas de trastorno delirante cuente con un diagnóstico previo erróneo (Rudden, 1983). Es importante aclarar que la existencia de estos síntomas depresivos no significa que tengan un mayor número de episodios depresivos mayores comórbidos respecto a los hombres y de hecho, no es así. Los síntomas maniformes acompañando el trastorno delirante también son más frecuentes en las mujeres aunque la diferencia no es significativa respecto de los varones (Rudden, 1983). La presen- cia de factores precipitantes interpersonales y la in- clusión de personas cercanas en el contenido del delirio son más frecuentes en el sexo femenino, en cambio los varones suelen incluir en su delirio a per- sonas menos cercanas y la temática del delirio con más frecuencia suele versar sobre la homosexuali- dad y la autorreferencialidad (Rudden, 1983). Tanto en hombres como en mujeres el delirio se centra más en objetos masculinos que en femeninos (Rudden, 1983). Parece ser que el trastorno delirante afecta más a los estratos socioeconómicos y educativos más desfavorecidos aunque es un dato controvertido (Bulbena, 2001). Se presenta en toda variedadde razas y nacionalidades, y se ha apuntado que en paí- ses como Japón la prevalencia no es tan alta porque quizás los sentimientos de victimización estén so- cialmente más tolerados que en la cultura occiden- tal (Yamada, 1998). En cuanto a los antecedentes familiares, Kendler y Hays, en 1981 observaron que la prevalencia de esquizofrenia en los familiares de los enfermos para- noicos era significativamente inferior a la de los fa- miliares de enfermos esquizofrénicos así como la presencia de psicosis afectivas en los familiares de los pacientes paranoicos. Así pues, estos autores sugirieron la existencia de una independencia genética de la paranoia respecto a la esquizofrenia y las psi- cosis afectivas (Bulbena, 2001). Es frecuente encontrar una historia familiar de en- fermedad psiquiátrica y se ha descrito una significa- tiva proporción de familiares con sentimientos de inferioridad, celos, suspicacia, personalidad paranoide y trastorno delirante respecto a la población general (Manschreck, 1996). Génesis del delirio: personalidad previa y factores precipitantes (Figura 1) En el trastorno delirante el individuo mantiene una vigilancia de su entorno en un estado de hiperalerta, lo que le hace interpretar lo externo con dificultad y posteriormente se configura la ideación delirante. En este proceso pueden intervenir circunstancias externas estresantes (factores precipitantes) y/o la existencia de una vulnerabilidad individual (persona- lidad premórbida, transmisión familiar, experiencias pasadas,...) (Harv Ment Health Lett, 1999). La personalidad premórbida más frecuentemente descrita en la literatura es la paranoide y sus carac- terísticas principales consisten en una actitud de desconfianza, la rigidez, la hipertrofia del yo, los jui- cios erróneos que mantienen de manera pasional, el alto sentido de la justicia que incluso les lleva al fanatismo y el tener un predominio de los mecanis- mos de defensa de negación, formación reactiva y proyección (Bulbena, 2001). Son individuos que tie- nen un sistema de alarma hipersensible para detec- tar la traición y la hostilidad y esto les hace suscep- tibles al delirio (Harv Ment Health Lett, 1999). La presencia de algún factor precipitante se da en el 38% de pacientes con trastorno delirante y es más frecuente en las mujeres (Rudden, 1983). En éstas son muy comunes los precipitantes de índole sexual como son las agresiones, las primeras relaciones o las relaciones extramatrimoniales (Modlin, 1963). El estrés marital también ha sido identificado como posible factor precipitante (Rudden, 1983). En una muestra de mujeres diagnosticadas de paranoia se constató que todas habían experimentado estrés marital previo al inicio de la enfermedad (Rudden, 1983). En muchas mujeres la erotomanía aparece después de un episodio de conflicto conyugal (Rudden, https://www.researchgate.net/publication/51313452_Age_at_onset_of_delusional_disorder_is_dependent_on_the_delusional_theme?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/51313452_Age_at_onset_of_delusional_disorder_is_dependent_on_the_delusional_theme?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/51313452_Age_at_onset_of_delusional_disorder_is_dependent_on_the_delusional_theme?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/16545016_A_comparison_of_delusional_disorders_in_women_and_men?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/16545016_A_comparison_of_delusional_disorders_in_women_and_men?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/16545016_A_comparison_of_delusional_disorders_in_women_and_men?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/16545016_A_comparison_of_delusional_disorders_in_women_and_men?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/16545016_A_comparison_of_delusional_disorders_in_women_and_men?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/16545016_A_comparison_of_delusional_disorders_in_women_and_men?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/16545016_A_comparison_of_delusional_disorders_in_women_and_men?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/16545016_A_comparison_of_delusional_disorders_in_women_and_men?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/16545016_A_comparison_of_delusional_disorders_in_women_and_men?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/16545016_A_comparison_of_delusional_disorders_in_women_and_men?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== El trastorno delirante. Revisando los aspectos de la paranoia 309Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2003;30(6):304-313 1983). Otros factores precipitantes son el aislamiento social, los accidentes, el incremento de mayor inti- midad en las relaciones interpersonales, el incremento de la responsabilidad sociolaboral y en definitiva, cualquier situación de estrés que conlleve una mayor dificultad para interpretar el entorno. También se han señalado la importancia de algunos factores orgáni- cos como el haber sufrido un daño cerebral, el abuso de sustancias tóxicas o el envejecimiento, factores que podrían estar implicados en el inicio de la en- fermedad (Manschreck, 1996). Aún no está clara la relación de la sordera (en cuanto a situación de deprivación sensorial) con el posterior desarrollo de la paranoia, incluso algunos autores han encontrado hiperacusia en los pacientes delirantes (Kaplan, 2000). El fenómeno de la inmigración reciente también se ha descrito como un posible factor de riesgo. Los inmigrantes al llegar al país de acogida se encuen- tran con comportamientos y normas sociales, una lengua incomprensible, etc. que puede favorecer la formación de delirios persecutorios. Esto ha sido descrito por psiquiatras y psicólogos que atienden a este grupo de población (Bulbena, 2001). Quizás el delirio de contenido celotípico es el tipo de trastorno delirante sobre el que se han propuesto más factores “etiológicos” (somáticos, psicológicos y constitucionales). Los factores constitucionales ha- cen referencia a una personalidad sensitivo-paranoide o antisocial, y a la existencia de baja autoestima, escasa autoafirmación y dificultades sexuales y maritales (Soyka, 1991). El desarrollo de la celotipia a menudo se ha asociado a trastornos sexuales como el hipogonadismo y la impotencia sobre todo induci- dos por el consumo de alcohol, aunque no todoslos autores están de acuerdo con esta asociación (Soyka, 1991). Como ya se ha mencionado, los autores de formación psicoanalítica relacionan la celotipia con la existencia de una homosexualidad latente (Soyka, 1991). Aspectos clínicos El concepto de paranoia ya ha sido definido al inicio del presente artículo, por lo que en este apartado haremos mención de los tipos de delirio según el contenido y a otras manifestaciones clínicas que pue- den acompañar al trastorno delirante más allá de su definición según los criterios establecidos en el DSM- IV (Tabla 1). El tipo de delirio más frecuente según la mayoría de autores es el persecutorio, el celotípico es más prevalente en los varones, el de grandiosidad es in- frecuente y a veces poco diagnosticado. El somático pese a su baja frecuencia ha sido uno de los más Tabla 1. Criterios diagnósticos del trastorno del irante (DSM-IV) A. Ideas delirantes no extrañas (p. ej., que implican situaciones que ocurren en la vida real, como ser seguido, envenenado, infectado, amado a distancia o engañado por el cónyuge o amante, o tener una enfermedad) de por lo menos 1 mes de duración. B. Nunca se ha cumplido el Criterio A para la esquizofrenia. Nota: En el trastorno delirante puede haber alucinacio- nes táctiles u olfatorias si están relacionadas con el tema delirante. C. Excepto por el impacto directo de las ideas delirantes o sus ramificaciones, la actividad psicosocial no está deteriorada de forma significativa y el comportamiento no es raro ni extraño. D. Si se han producido episodios afectivos simultáneamente a las ideas delirantes, su duración total ha sido breve en relación con la duración de los períodos delirantes. E. La alteración no es debida a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia (p. ej., una droga o un medica- mento ) o a enfermedad médica. Especificar tipo (se asignan los siguientes tipos en base al tema delirante que predomine): tipo erotomaníaco: ideas delirantes de que otra persona, en general de un status superior, está enamorada del sujeto. Tipo de grandiosidad: ideas delirantes de exagerado valor, poder, conocimientos, identidad, o relación especial con una divinidad o una persona famosa. Tipo celotípico: ideas delirantes de que el compañero sexual es infiel. Tipo persecutorio: ideas delirantes de que la persona ( o alguien próximo a ella) está siendo perjudicada de alguna forma. Tipo somático: ideas delirantes de que la persona tiene algún defecto físico o una enfermedad médica. Tipo mixto: ideas delirantes características de más de uno de los tipos anteriores, pero sin predominio de ningún tema. Tipo no especificado. Figura 1. Génesis del delirio https://www.researchgate.net/publication/21100599_Prevalence_of_delusional_jealousy_in_different_psychiatric_disorders_An_analysis_of_93_cases?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/21100599_Prevalence_of_delusional_jealousy_in_different_psychiatric_disorders_An_analysis_of_93_cases?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/21100599_Prevalence_of_delusional_jealousy_in_different_psychiatric_disorders_An_analysis_of_93_cases?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/21100599_Prevalence_of_delusional_jealousy_in_different_psychiatric_disorders_An_analysis_of_93_cases?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/21100599_Prevalence_of_delusional_jealousy_in_different_psychiatric_disorders_An_analysis_of_93_cases?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/14574929_Delusional_disorder_The_recognition_and_management_of_paranoia?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== J. Salavert, M. Berrospi, ML. Miralles, RM. Dueñas, ML. Tiffon, L. San Molina 310 Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2003;30(6):304-313 recogidos en la literatura, afecta por igual a ambos sexos, y consta de tres subtipos: olfativo, dismórfico y de infestación. El delirio erotomaníaco es más fre- cuente en las mujeres solteras (Rudden,1983). Las manifestaciones clínicas asociadas al trastorno delirante que se han descrito con mayor frecuencia se muestran en la Tabla 2 y cabe destacar la relativa escasa frecuencia de la ira patológica y de la suspi- cacia respecto a otros tipos de síntomas, dos mani- festaciones que clásicamente se han asociado a la paranoia (Munro, 1991). Comorbilidad El trastorno delirante no se asocia a patología orgáni- ca subyacente aunque se han encontrado trastornos cerebrales mínimos en el 16% de los pacientes. El abuso de alcohol o de otras sustancias tóxicas puede acompañar al diagnóstico de trastorno delirante inclu- so antes de que éste sea diagnosticado (Munro, 1991). Diagnóstico Entrevista con el paciente paranoide Crear y preservar una buena alianza terapéutica con estos pacientes suele ser difícil por su elevada suspi- cacia, desconfianza e incluso hostilidad. Los pacien- tes que conservan suficiente insight como para no verbalizar la ideación delirante pueden ser identifica- dos por sus rasgos de personalidad paranoide. En los pacientes más suspicaces de revelar sus pensamien- tos a veces se les puede identificar por su comporta- miento peculiar o por su actitud amenazadora (Harv Ment Health Lett, 1999). Una vez ya aceptan ha- blar de su delirio se muestran firmes respecto a su veracidad y acostumbran a recurrir a todo aquello que les confirma sus creencias. El terapeuta no de- bería de proponerse cambiar la idea delirante como primer objetivo ya que antes conviene establecer una relación de confianza con el paciente adoptando una actitud de respeto y honestidad y huir de actitudes distantes o de excesiva cordialidad (Harv Ment Health Lett, 1999). La adopción de una actitud empática y el ofrecimiento de ayuda facilita la reducción de la ansie- dad y de los síntomas depresivos que a menudo acom- pañan al delirio, así como la sensación de frustración que pueda tener el paciente. Es entonces cuando será el momento de averiguar cuándo se inició el trastor- no, cuál es su curso (episódico o continuo), con qué experiencias vitales relaciona el paciente su delirio, qué significado tiene para él, qué problemas le aca- rrea o le soluciona, y cómo interfiere en su vida diaria (Harv Ment Health Lett, 1999). Por último, se explo- rará la existencia de actitudes hostiles o de riesgo auto o heteroagresivo para poder prevenirlas. Diagnóstico diferencial Siempre que nos encontremos ante un paciente deli- rante es necesario realizar un diagnóstico diferencial. Hay que considerar fundamentalmente los trastornos mentales orgánicos y aquellos trastornos psiquiátricos en los que la ideación delirante es un síntoma secun- dario como la esquizofrenia y los trastornos afectivos. Los trastornos médicos que pueden causar ideas de- lirantes son fundamentalmente de tipo endocrino, metabólico y neurológico, junto a las producidas por el consumo de tóxicos y de fármacos (Tabla 3). Respecto a los trastornos psiquiátricos deben consi- derarse la esquizofrenia, los trastornos del estado de ánimo, el trastorno hipocondríaco y el trastorno paranoide de la personalidad. Así, en cuanto a la esquizofrenia, puede diferenciar- se por la presencia de delirios extravagantes, apla- namiento o inadecuación afectiva, incoherencia y mayores dificultades de funcionamiento en contraste con lospacientes con un trastorno delirante. A pesar de las muchas diferencias el trastorno deli- rante a menudo es diagnosticado erróneamente como esquizofrenia (Mansreck, 1996). Los criterios para establecer un diagnóstico diferencial entre paranoia y esquizofrenia quedan reflejados en la Tabla 4. Deberemos pensar en un trastorno afectivo siempre que el contenido del delirio sea depresivo o expansi- vo, existan antecedentes familiares o personales de enfermedad afectiva y presencia de otros signos de trastorno afectivo. El paciente hipocondríaco, en contraste con el pa- ciente con trastorno delirante, admite la posibilidad de que su trastorno no exista, mientras que el segun- do presenta una firme convicción de padecerlo. Tabla 2. Manifestaciones clínicas asociadas al trastorno del irante Manifestaciones clínicas asociadas (Munro, 1991) –Estado marcado de hiperalerta y de ansiedad: 70% –Insomnio grave: 60% –Sentimientos de vergüenza: 40% –Infelicidad, desánimo persistente: 64% –Ira patológica o suspicacia: 28% https://www.researchgate.net/publication/21314767_Phenomenological_aspects_of_monodelusional_disorders?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/21314767_Phenomenological_aspects_of_monodelusional_disorders?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/21314767_Phenomenological_aspects_of_monodelusional_disorders?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== El trastorno delirante. Revisando los aspectos de la paranoia 311Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2003;30(6):304-313 Respecto al trastorno paranoide de la personalidad, el hecho de que sus interpretaciones rara vez llegan a ser delirantes nos ayudarán a establecer un diag- nóstico diferencial correcto. Por tanto el diagnóstico final del paciente con ideas delirantes requiere una evaluación completa médica y del estado mental. En la evaluación médica deben incluirse un examen físico con una evaluación neurológica completa y pruebas de laboratorio, fun- damentalmente una analítica general y un análisis de tóxicos para identificar causas orgánicas. La eva- luación neuropsicológica y un EEG o tomografía computerizada también pueden estar indicados en función de la clínica asociada. En resumen, el diagnóstico del trastorno delirante se basará en la ausencia de anormalidades significati- vas en el estado mental y físico a excepción del pen- samiento delirante. Esta presentación monosintomá- tica es poco común en enfermedades médicas que causan ideas delirantes y sería extraordinaria en tras- tornos psiquiátricos que no fueran trastornos deliran- tes (Manschreck, 1996). Curso y pronóstico El curso de los trastornos delirantes crónicos es muy variable pudiendo existir remisiones completas, con o sin recaídas o pudiendo cronificarse. Según los datos citados por Kaplan y Sadock el 50% presentan una mejoría completa, en el 20% existe una disminución de la intensidad clínica y el 30% restante no experimenta ningún cambio en los estu- dios de seguimiento. Por otra parte, Kendler y Tsuang consideraron que el diagnóstico es bastante estable, ya que sólo hay en- tre un 3 y un 22% de los pacientes que evolucionan hacia el desarrollo de síntomas esquizomorfos (Kendler, 1981) y menos de un 10% evolucionan hacia los trastornos del estado de ánimo (Kaplan y Sadock, 1999). Como factores indicadores de buen pronóstico pode- mos señalar: un buen ajuste ocupacional y social, sexo femenino, inicio antes de los 30 años, apari- ción aguda de la enfermedad, breve duración del episodio y presencia de factores precipitantes o estresores psicosociales. Según el tipo de delirio, aunque los datos fiables son bastante limitados, los pacientes que parecen tener peor pronóstico son los que sufren delirios de gran- deza o celotípicos, en contraste con los pacientes con ideas delirantes de tipo persecutorio, somático y erotomaníaco (Kaplan y Sadock, 1999). Tratamiento El tratamiento suele ser difícil ya que se trata de pacientes que rara vez acuden espontáneamente en busca de tratamiento ya que habitualmente no tie- nen conciencia de enfermedad. Además muestran recelo y suspicacia que los conduce al incumplimiento de las indicaciones terapéuticas. Tabla 3. Enfermedades médicas que pueden ocasionar ideas del irantes – Enfermedades endocrinas: enfermedad de Addison, enfermedad de Cushing, enfermedades tiroideas y paratiroideas – Alteraciones metabólicas: hipoglucemia, insuficien- cia hepática, uremia, estados deficitarios (B12, folato, tiamina, niacina) – Trastornos neurológicos: enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Pick, corea de Huntington, enferme- dad de Parkinson, esclerosis múltiple, enfermedades cerebrovasculares, tumores cerebrales, epilepsia – Delirium – Inducidas por tóxicos y fármacos: anfetamina, alco- hol, cocaína, alucinógenos, marihuana, esteroides, L-dopa, cimet idina, fármacos ant i tuberculosos y antihipertensivos Tabla 4. Diagnóstico diferencial entre trastorno del irante y esquizofrenia Trastorno delirante Esquizofrenia Inicio 35-45 años Inicio 20-30 años Personalidad previa paranoica Personalidad previa esquizoide Delirio bien sistematizado Delirio mal sistematizado Con propagación social Sin propagación social Cierta comprensibilidad lógica del delirio Escasa comprensibilidad lógica del delirio Poco frecuente Más frecuente Evolución crónica: desarrollo Evolución crónica: proceso Sin desestructuración del yo Con desestructuración del yo ni deterioro y deterioro https://www.researchgate.net/publication/247588380_Modern_Synopsis_of_Psychiatry?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/247588380_Modern_Synopsis_of_Psychiatry?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/16165229_Nosology_of_Paranoid_Schizophrenia_and_Other_Paranoid_Psychoses?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/14574929_Delusional_disorder_The_recognition_and_management_of_paranoia?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== J. Salavert, M. Berrospi, ML. Miralles, RM. Dueñas, ML. Tiffon, L. San Molina 312 Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2003;30(6):304-313 Es importante intentar mantener una buena relación médico-paciente evitando entrar en confrontación directa con el tema del delirio, manifestando com- prensión y ofreciendo ayuda farmacológica para abor- dar los síntomas no específicos, como la ansiedad o el insomnio. Este abordaje nos permitirá establecer una alianza terapéutica con el paciente desde la que puede irse tratando y controlando la evolución de su trastorno. En el tratamiento de este tipo de patologías habrá que combinar medidas farmacológicas, ciertas for- mas de psicoterapia y posiblemente hospitalizacio- nes puntuales. En general los datos son dispares y la literatura exis- tente es confusa en los aspectos terapéuticos por tanto sólo pueden realizarse orientaciones en térmi- nos generales. Por otra parte, a pesar de que es una enfermedad que a menudo es crónica y que normalmente ha sido considerada resistente al tratamiento hasta fechas recientes, parece que con un tratamiento adecuado pueden tener un buen pronóstico (Munro, 1995). La mayoría de pacientes delirantes pueden ser trata- dos a nivel ambulatorio. Sin embargo, la hospitaliza-ción puede estar indicada, a veces de forma involuntaria, si se observan importantes trastornos de conducta o indicios de conducta violenta o suici- da. Respecto al tratamiento psicofarmacológico, aunque no se han realizado estudios bien controlados con muestras amplias de pacientes, la mayoría de los autores creen que los antipsicóticos son el tratamiento de elección en el trastorno delirante. Además estos fármacos pueden disminuir la agitación, el temor y la ansiedad que acompaña al delirio (Manschreck, 1996). En estos pacientes los antipsicóticos atípicos ofre- cen la ventaja de un menor perfil de efectos secun- darios y por consiguiente una mejor tolerabilidad que facilita el cumplimiento del tratamiento. El pimozide ha sido utilizado con buena respuesta clínica en el tratamiento de algunos subtipos de tras- torno delirante como el somático (Riding, 1975), celot íp i co (Pol lock, 1 9 8 2 ; Yatham, 1 9 8 9 ) y erotomaníaco (Munro, 1985) (Hart, 1990). Sin em- bargo, a pesar de que su uso es frecuente en dichos trastornos, su superioridad frente al resto de antipsicóticos está todavía sujeta a controversia dado que los resultados se basan en estudios no controla- dos y con un escaso número de pacientes. Asimis- mo, el hecho de que este fármaco haya sido gene- ralmente el tratamiento de primera elección en los últimos años constituye un factor de confusión al considerar los resultados con diferentes tratamien- tos (Munro, 1995). Las pautas generales recomendadas para el empleo de antipsicóticos en estos pacientes son: empezar con dosis bajas e ir incrementando lentamente si existe buena tolerabilidad. Mantenerlo durante largo tiempo y posiblemente de forma indefinida si ha sido efectivo, reduciéndo progresivamente la dosis de for- ma muy lenta hasta alcanzar la mínima dosis eficaz. Si no se obtiene efecto en 6-8 semanas, es conve- niente sustituirlo por otro fármaco de diferente fami- lia química. Como ya se ha señalado anteriormente, una causa común de fracaso terapéutico es el incumplimiento del tratamiento y esta posibilidad debe evaluarse cuidadosamente. En estos casos en ocasiones es preciso administrar antipsicóticos depot como el decanoato de flufenacina y más recientemente la risperidona de acción prolongada. Aunque los antidepresivos no suelen utilizarse en el tratamiento de este trastorno deben considerarse en pacientes que no responden a los antipsicóticos y presentan síntomas depresivos, sintomatología ob- sesiva o cuando existen antecedentes personales o familiares de trastorno afectivo. En el mismo sent ido las sales de l i t io y los anticonvulsivantes pueden ser útiles aunque la expe- riencia científica es limitada. La terapia electroconvulsiva generalmente no está recomendada en estos pacientes. En definitiva, la farmacoterapia está indicada en es- tos pacientes pero los datos relevantes son limita- dos, por lo que serán necesarios ensayos clínicos controlados para determinar el manejo óptimo para los pacientes con trastorno delirante (Manschreck, 1996). En cuanto a las técnicas psicoterápicas, la terapia cognitiva se ha mostrado más efectiva que los fármacos en algunos estudios. Utilizar otras técni- cas puede ser arriesgado ya que puede generar des- confianza en el paciente. En esta línea, Retterstol advirtió que la psicoterapia de grupo debe estar contraindicada en enfermos paranoides. No existe, de todas formas, ninguna investigación que haya evaluado la efectividad de la psicoterapia en este tipo de pacientes. (Retterstol). https://www.researchgate.net/publication/21179763_Paranoid_states_classification_and_management?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/14574929_Delusional_disorder_The_recognition_and_management_of_paranoia?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/14574929_Delusional_disorder_The_recognition_and_management_of_paranoia?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/14574929_Delusional_disorder_The_recognition_and_management_of_paranoia?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/14574929_Delusional_disorder_The_recognition_and_management_of_paranoia?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/14521020_An_overview_of_treatment_on_paranoiddelusional_disorder?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== https://www.researchgate.net/publication/14521020_An_overview_of_treatment_on_paranoiddelusional_disorder?el=1_x_8&enrichId=rgreq-f8c3a6c515b1b8abc716bafff3f71b07-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNzM1ODk4OTtBUzoxMDQ3MTEzMzYyMzUwMThAMTQwMTk3NjUzNjY3OA== El trastorno delirante. 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