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Las técnicas de grupo en la formación Unesco ISBN 92-3-301411-8 Edición francesa 92-3-201411-4 Edición inglesa 92-3-101411-0 Publicado en 1977 por la Unesco 7, place de Fontenoy, 75700 París, Francia Impreso por Boudin, Paris C Unesco 1977 [B] Prefacio El presente estudio tiene por objeto exponer técnicas para favorecer un mejor funcionamiento de los sistemas educativos. El desarrollo de las humanidades y, más particularmente, de la psicología y de la sociología, ha hecho patentes fenómenos inductores del cambio social. Así se ha mani- festado la importancia del grupo restringido, intermediario entre el individuo y los grupos socioeconómicos, como entidad distinta, poseedora de una vida y de un dinamismo propios, núcleo de vida colectiva en el que se elabora dete- nidamente la personalidad. Para lograr el funcionamiento eficaz de la institución educativa es indispensable tomar en consideración esos grupos restringidos. Los sistemas educativos se interesan cada vez más por los métodos que puedan desarrollar el espíritu de colabo- ración con miras a formar seres responsables, aptos para el cambio y capaces de mantener relaciones basadas en un modo de asistencia recíproca. A juzgar por la cantidad las experiencias efectuadas recientemente en varios Estados Miembros, hay cierto número de técnicas de grupo, cuyos mecanismos, ya sea por si solos o combinados con otros, pueden permitir un mejor enfoque de estos nuevos objetivos. No hay que ocultar, sin embargo, que, aunque la introducción de la dinámica de grupo mejore el proceso de comunicación educativa, puede también acelerar la evolución de ciertas estructuras. La relación de grupo vuelve a poner en tela de juicio sistemas de relaciones, establece nuevas fun- ciones y modifica determinadas situaciones. De esta manera, puede precipitar cambios para los que los participantes en el acto educativo están en ocasiones mal preparados. Esos problemas han merecido la atención de la Unesco, sobre todo a partir de la 17a reunión de la Conferencia General (1972). En un primera etapa, la Secretaría de la Organización pidió a varios especialistas que prepararan, en diferentes regiones del mundo, el inventario de experiencias signifi- cativas puestas en práctica en instituciones escolares, uni- versitarias o extraescolares. De este modo, se recopilaron determinados estudios en Europa, Asia y América Latina sobre la aplicación de técnicas de grupo, tanto en el plano escolar como en el de la formación de adultos. En la segunda etapa, el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE), reunió en México, en diciembre de 1972, con arreglo a una sugestión de la Unesco, una mesa redonda de especialistas con el fin de proceder a un intercambio de opiniones sobre la posible aplicación de las técnicas de grupo a la educación, desgajar algunas orientaciones sobre la formación de los formadores y sentar las bases de una experiencia piloto en un país en vías de desarrollo. En el estudio de casos n° 2 (Grupo de lenguaje total) que figura en la cuarta parte de la presente obra, se describe esta experiencia que todavía se prosigue en Costa Rica. En la tercera etapa se estimó útil proceder a una primera síntesis con el conjunto de las informaciones que se habían recogido. Por consiguiente, el presente estudio se destina a todos cuantos tratan de profundizar y mejorar los sistemas de relaciones humanas en el marco de sus propios contextos nacionales. Se encomendó al señor André de Peretti, jefe de la División de Métodos y Medios de Formación (Servicio de Formación Administrativa del Ministerio francés de Educación), que presentara una intro- ducción metodológica, organizada y coherente. Los señores A.B. Baffaut, Profesor en el Servicio de la Formación Administrativa, y R. Villeneuve, ingeniero de Electricidad de Francia, escogieron, analizaron y presentaron una selec- ción de estudios de casos relativos a diversos experimentos de trabajo en grupo, realizados en Europa, África, Asia y América Latina. Algunos de ellos proceden de los trabajos efectuados por la Unesco y otros son fruto de la experiencia propia de los autores. Para cada estudio de casos se pro- ponen varias posibilidades de aplicación.En consecuencia, las dos partes de la presente obra, introducción metodoló- gica y estudios de casos, guardan entre sí evidentes correspondencias. Con este estudio la Secretaría se propone despertar la curiosidad de quienes se interesan por cualquier motivo que sea en el proceso educativo, dotándoles del bagaje necesario para que puedan experimentar por su cuenta si así lo desean unas técnicas capaces de aportar cambios o ajustes reales en los métodos educativos. Si este estudio contribuye a suscitar en el lector la tentación del experi- mento, habrá alcanzado su finalidad. índice Introducción 5 Primera parte: Funcionamiento de los grupos A. ¿Por qué funciona un sistema social? 7 B. ¿Cómo funciona el grupo? 8 C. ¿En qué condiciones hablamos de grupo? 10 Segunda parte: Formas de Grupo I. La organización de los grupos por gamas de consignas específicas 11 II. Los mecanismos múltiples de subagrupamiento 14 III. Los sistemas de interpretación de funciones 18 IV. Estructuración de los grupos en función de los objetivos 20 V. Conclusión 27 Tercera parte: Difusión de las técnicas de grupo 28 Cuadro de conjunto de las formas de grupo 31 Cuarta parte: Estudios de casos I. Experiencias relativas a los métodos activos en los establecimientos escolares y universitarios 1. Métodos activos en la escuela - grupo de aportación común de conocimentos . 38 2. Grupo de lenguaje total 39 3. Grupo de enseñanza disciplinaria no directiva 42 II. Experiencias relativas a la formación continua de los adultos 4. Grupo de readaptación para personal de dirección en paro forzoso . . . . 45 5. La dinámica de grupo en la Sociedad Nacional de Ferrocarriles del Japón . . 47 6. El Q-Sort: Análisis de las perceptiones de sí mismo en un grupo 48 Introducción En nuestra época, el hecho educativo escolar o universi- tario tiene por base la correlación entre un número relati- vamente restringido de educadores y de personal docente y un número sensiblemente importante de alumnos o de estudiantes. Por consiguiente, ya no se trata del sistema de aprendizaje artesanal como era la función de preceptor descrita en el "Emilio" de Jean Jacques Rousseau: un adulto que acompaña permanentemente a un sólo joven, al que consagra toda su atención. Por el contrario, se trata de un sistema de repercusión y de desmultiplicación: a cada maestro o profesor se le confía un grupo bastante numeroso de jóvenes; lo que dice para uno de ellos reper- cute en todos los demás; lo que enseña en calidad de pro- fesor se comunica a todos; el maestro o profesor acom- paña y dirige un conjunto supuestamente homogéneo de individuos que queda instituido en clase. A primera vista, el hecho educativo o escolar se sitúa en nuestros días bajo el signo del grupo. Son bien conocidos los factores económicos así como las consideraciones sociopolíticas que han provocado esta situación. Con arreglo a la división del trabajo encaminada a lograr la eficacia de la producción, se han introducido especializaciones en la enseñanza y la educación, en las que los profesores sigan constituyendo un cuerpo docente pese a que la lógica de la especiahzación haya ido carac- terizándolos y separando progresivamente las funciones de unos y otros. Por otra parte, las crecientes aspiraciones democráticas han Devado a desear que la experiencia del hecho social se cumpliera desde la infancia. De este modo se ha llegado a reunir a los jóvenes, aunque ello se tradu- jera en separarlos cada vez más del mundo de los adultos. Así, desde hace un siglo, el desarrollo histórico de la esco- larización ha agrupado institucionalmente las masas de los jóvenes y los cuerpos de personal docente. Pero de esas agrupaciones organizadas no se ha obtenido toda la fecun- didad que entrañaba la práctica de los grupos. En efecto, si bien se ha reunido a losalumnos en torno de cada maestro, la función de este último ha seguido ejerciéndose según el modelo del preceptor o el patrón. El maestro o profesor debía seguir estando en relación tan aislada como fuera posible con cada uno de sus alumnos, reputado idéntico o empujado a serlo. Se incitaba a cada alumno a que conservara una individualidad distante (no "copiar"; no formar un clan; competir permanentemente en vista para una clasificación; distinguirse; ser "primero" etc.). De hecho, la escolarización se ha desarrollado conforme a una perspectiva "elitista" y corporativa. Las clases no constituían en modo alguno, grupos, sino agrupaciones más o menos inactivas (reguladas por medio de presiones de conformidad); el personal docente disponía de un privilegio incomunicable (las llaves del saber). A partir de fines del siglo XIX, todo vínculo entre alumnos o estu- diantes y toda repercusión de un alumno o un estudiante sobre otros quedaban abolidos1. Así pues, las posibilidades activas de la vida de grupo, caja de resonancia y matriz de organización, no se han utilizado de manera decisiva. Esta situación restrictiva ha podido parecer natural mientras los conceptos relativos a los grupos humanos fueron confusos y estáticos. En efecto, durante mucho tiempo el hecho social se estudio bajo las formas fijas de instituciones jurídicas y después sociológicas. Esas for- mas se observaban como estructuras supuestamente cons- tantes y discontinuas que contenían, por su fuerza repre- siva, a individuos separados; o bien, a falta de ello, se observaban movimientos incoherentes de masas y mul- titudes. Las dos últimas guerras mundiales, seguidas de la descolonización general, con sus secuelas de conmociones y de crecimiento acelerado contribuyeron, por el con- trario, a la emergencia de fenómenos de relación y oscilantes. Los sistemas petrificados resultaban frágiles y caducos tanto en las relaciones sociales como en las inves- tigaciones teóricas. En las ciencias físicas y químicas, por ejemplo, la mecánica ondulatoria y la teoría einsteniana del "campo" asociaron las continuidades y el estudio de los enlaces controlados a las discontinuidades en otro tiempo privilegiadas. También en las ciencias sociales y políticas la psicosociología, nacida con Lewin y Moreno pero también con Bradford, Benne, Bennis, Bion, Homans y Cari Rogers, dio la preferencia a la dinámica de grupo y a la exploración más concreta y más calurosa de las rela- ciones humanas y patentizó bien pronto una superioridad manifiesta sobre la psicología diferencial y los fríos estu- dios dedicados al individuo o incluso a la biotipología. Louis Legrand observa, en el prefacio a "Des enfants enseignent aux enfants" (Ed. de l'Epi. París, 1973), traducción de una obra norteamericana de Alan Gartner, Mary Conway Kohler y Frank Riessman ("Children Teach Children, Learning by Teach- ing"): "Octave Greard, uno de los creadores de la escuela pública francesa, suprime la enseñanza mutua al propio tiempo que se mejoran las condiciones materiales de la enseñanza (1882)". Así pues, la noción de grupo se destaca de las visiones estáticas y estadísticas; ya no designa una forma monó- tona y cerrada, como una urna con bolas de colores cara al cálculo de probabilidades, sino que denota unagesto/í, una forma de contornos en movimiento, un pedazo de campo relacional. Esa noción traduce las oscilaciones en torno a equilibrios casi estacionarios que canalizan inter- cambios de energía. El "grupo" ya no se concibe implí- citamente como la reunión de individuos relativamente idénticos, sino como un conjunto de individuos lo más diferentes posible. Estos sienten que son útiles unos a otros, es decir, "interdependientes", gracias a una sufi- ciente "concientización" en la lucha por el logro de sus objetivos personales. El grupo ya no se comprende sólo en un plan racional, sino también afectivo. Sus dimen- siones se consideran dentro del espacio utilitario y también en el de los símbolos y hasta en los que caracte- rizan lo imaginario y lo fantasmal. La ampliación de las concepciones relativas a los grupos ha dado lugar desde entonces a una multiplicación de las investigaciones experimentales. Los grupos "primarios", los grupos de contacto directo, los "pequeños grupos" están actualmente en primera fila. Se han puesto de manifiesto nuevas características, modalidades diversas, variables originales. De rechazo se han inventado, explo- rado y convalidado estructuraciones múltiples del grupo. Esas investigaciones fundamentales han dado lugar a estu- dios críticos; por otro lado, han encontrado rápidamente una aplicación en el campo de las relaciones de trabajo y en las esferas de la formación de adultos y de la terapia. Las ideologías que ponían en movimiento respondían a la necesidad de equipos más compactos y de comunicaciones más intensas, indispensables a las tecnologías avanzadas y a las economías de crecimiento. La agitación así provocada acabó por llegar al mundo de la educación y de la ense- ñanza, en el que iba a transformar las funciones estableci- das y desplazar las fronteras de "clase" de los grupos de estudiantes o de alumnos. Evidentemente, la difusión de las ideas y de los modos de hacer en relación con la dinámica de grupo se hizo de un modo distinto en los diferentes países, según que su cultura estuviese más o menos centrada en el concepto de grupo o en el de individuo. No se debe al azar el hecho de que Misumi haya rehecho metódicamente en el Japón los experimentos célebres de Lewin sobre los climas de grupo, en tanto que los europeos se limitaron a exegesis puntillosas e infecundas. Como recordó el propio Misumi , los mo- dos culturales de las sociedades pueden poner más o menos en primer término ya sea la relación con otro en cuerpos intermediarios o bien la relación consigo mismo. Cualquiera que sea la propensión cultural, más fuerte o más débil de los individuos, en los diversos países, de sentirse interesados por el modo de organización de los grupos y en ser dinámica, y cualesquiera que sean las posi- bilidades que pueden ofrecer para cambiar o no los siste- mas sociales y las personas, mediante adaptación evolu- tiva o por mutación, resulta que deberían tomarse en consideración tres hechos irrefutables: 1. las experimentaciones sobre los grupos y sobre su diná- mica de estructuración y de locomoción han permitido situar y hacer inteligibles fenómenos y procesos inhe- rentes a las relaciones modernas de producción, de investigación y de cultura. Ya no es posible que el edu- cador, el maestro o el profesor, sigan ignorando esos fenómenos ni tampoco que no conozcan sus procesos. En unos y otros se manifiestan las promesas y los ries- gos implícitos a la democratización progresiva de la enseñanza y a la participación social. 2. Conforme a una diversificación que aporte gamas de medios variados a todo promotor de actividades de for- mación se han desprendido dispositivos prácticos de trabajo en grupo. En adelante, el personal docente y los educadores no podrán ignorar la utilidad de esos medios. Su aprendizaje puede corresponder a necesi- dades que se abren paso en los sistemas escolares y uni- versitarios de todo el mundo: contrarrestar la mono- tonía de las relaciones de enseñanza y de aprendizaje y desarrollar el ejercicio dinámico de su formación por los propios interesados en formarse. 3. Por último, para que la difusión de las técnicas de grupo y de las modalidades de trabajo en grupo estén a la altura de las necesidades y de las urgencias de la evolu- ción, deberían prepararse estrategias de difusión. Los procesos y los modos de desmultiplicación deberán guardar coherencia con la lógica de la dinámica y de la democratización, pero también con la sensibilidad cul- tural especifica de cada pueblo. Por consiguiente, tendremos que cuidarnos esencialmente de sintetizar la aportación de las investigaciones a la diná- mica de los grupos y sus aplicaciones técnicas con arreglo a tres rúbricas: una de funcionalidad, otra de organización estructuraly la tercera de análisis y de acción institucionales. En primer término, examinaremos el funcionamiento de los grupos: ¿por qué y cómo funciona un sistema de cons- titución en grupo? A continuación, ¿en qué condiciones un grupo mecánico de individuos se convierte en un grupo vivo? En segundo término, esbozaremos una clasificación práctica de los tipos de grupo: ¿bajo qué formas múltiples puede estructurarse un grupo y qué variedad de ejercicios orientados hacia el aprendizaje se pueden practicar en el mismo? Por último, propondremos un examen rápido de las estrategias diversas de la difusión de las formas múltiples de técnicas de grupo y de la dinámica de grupo, observando las consecuencias que entraña su amplia puesta en práctica. Como complemento, una serie de documentos, en for- ma de monografías detalladas ilustrarán la utilización, en la educación y la enseñanza o la formación de adultos, de técnicas de grupo o de la dinámica de. grupo (en cada caso se encontrará una descripción de las condiciones científicas y de las evaluaciones obtenidas, así como de las posibilidades de reproducción y de aplicación). 1. Coloquio sobre la dinámica de grupo y la educación, organizado por el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE), en colaboración con la Unesco, en México, en diciembre de 1972. Primera parte Funcionamiento de los grupos A. ¿POR QUE FUNCIONA UN SISTEMA SOCIAL? Al ponerse en contacto con otras personas en un ambiente dado, el individuo experimenta naturalmente gran difi- cultad en ubicarse y trabajar con otros, ya que se le pre- sentan posibilidades múltiples de desplegar sus fuerzas o sus ideas, en conjunción o en oposición a las de los demás, y de aplicarlas a objetos o fines que también podrían inte- resar a otros. Ahora bien, la apreciación de las posibili- dades tanto en función propia como del ambiente, supone una evaluación relativa de las personas y de sus opciones probables, es decir, de sus caracteres y potencialidades. Y esta evaluación debe hacerse con respecto a todas las combinaciones posibles de acuerdo o de desacuerdo, de alianzas entre varios o de rechazo de tales alianzas. 1. Relaciones e incertidumbres Es sabido que muy pronto aumenta el número de estas combinaciones hasta alcanzar una cifra considerable, en cuanto aumenta el número de los individuos en cuestión. Para cada individuo, se da así una pluralidad de hipótesis con probabilidades oscilantes, de lo que se sigue una situación de incertidumbre que fácilmente puede hacerse sofocante, tanto más cuanto que las otras personas se hallen en la misma situación y sus motivaciones y pro- yectos hacen que su comportamiento parezca más incierto e imprevisible. Los riesgos de fantasmas, de repliegues paralizantes y de gestos desconsiderados (y negativos) puede aumentar peligrosamente. Se comprenderá, por lo tanto, que, como expresa Robert Bales, "cada individuo que forma parte de un grupo procure estabilizar la actividad potential de los demás con relación a él, en sentido favorable de ser posible, pero en todo caso de tal modo que pueda preverla"1. 2. Instituciones y estabilización de las relaciones sociales Las instituciones sociales tienen generalmente por función protegernos de las incertidumbres de relación. Sus estructuras limitativas separan las actividades poten- ciales y distinguen a las personas. A cada cual se le asignan racionalmente un lugar y unos movimientos previsibles, además de un nombre que designa y fija su identidad. Al mismo tiempo, las estructuras sociales orientan la diná- mica de los esfuerzos y armonizan las respectivas concep- ciones de los individuos. De este modo, las instituciones sociales instauran unas formas de estabilización, tanto para los "encuentros" como para las "distancias sociales"; ponen en régimen suficientemente continuo y previsible (por medio de un "equilibrio casi-estacionario", según la expresión de Lewin) los intercambios de energía y de in- formación con respecto a los objetos y las descargas emo- cionales y afectivas entre las personas. Debido a las censuras culturales que ejercen y a las sepa- raciones sociales que determinan, el individuo, en efecto, no puede aproximarse a sus semejantes, ni física ni senti- mentalmente; se retiene, no se deja sorprender, y única- mente empeña, por lo general, en el medio que le es propio, interpretando unos papeles esperados de conformidad con unos ritos repetidos, "su personalidad superficial" . Por el contrario, gracias a los armazones sociales de identificación (especialmente las formas de comunicación y de autoridad o los sistemas de parentesco y de perte- nencia), se alienta al individuo a no alejarse demasiado de su entorno; se ve conducido a no diferenciarse en exceso de la gente con la que está asociado; se le puede identificar fácilmente en un escalón social determinado. Estos armazones, con respecto a los cuales puede con- sentir situarse, le permiten conjurar su soledad viviendo una cohesión social; le ayudan a conjurar su angustia "paranóiaca", su agresividad hacia los otros y, en conse- cuencia a trabajar codo con codo con ellos, guiado por líderes para el logro de unos fines comunes que se consi- deran símbolos de valores. Se puede pensar, siguiendo al canadiense Elliot Jaques, que en este proceso los individuos (reunidos por cierto particularismo) "proyectan al exterior de sí mismos las pulsiones y los objetos internos que de otro modo darían origen a angustias psicóticas y que aplican en común a la vida de las instituciones a las que se asocian. 1. Robert F. Bales, en D. Cartwright y A. Zander (Dir. publ.), Group Dynamics: research and theory, 3rd. ed., pag. 32, New York, Harper and Row, 1958. Hay edición en español: Dinámica de los grupos, México, Trillas, 1969. 2. Roger Caülois, L'homme et le sacre, París, Gallimard, 1970 (Idees, 24). Hay edición en español: El hombre y lo sagrado, Buenos Aires, Sur. No quiere decirse con ello que las instituciones utilizadas de este modo se vuelvan "psicóticas", sino que se desprende efectivamente que lo que se esperaba de las relaciones de grupo eran manifestaciones de irrealismo, de disociación, de hostilidad, de desconfianza, y otras formas mal adap- tadas del comportamiento1. 3. Instituciones y contrato social Las instituciones sociales, a pesar de su imperfección y a causa de ella, preservan de la incertidumbre ilimitada. Al simplificar las relaciones y las percepciones sociales, su mediación libera de los fantasmas desagradables, purga los humores acres; por su peso, atenúa los cambios de humor y de tensión. El funcionamiento de las estructuras institucionales es lo bastante interesante para los individuos como para que ellos se adhieran activamente a ellas, ya que no se trata de una relación de cada persona con las estructuras, sino que éstas existen dinámicamente en la medida en que las articula- ciones se construyen a cada instante con la contribución individual de energía y consideración. En forma deliberada (según el "contrato social" que describió J J . Rousseau) o confusa, cada persona intro- duce una parte permanente de sus fuerzas y de su afecti- vidad en la materialización de los armazones sociales internos (formas de autoridad, tabla de roles fijos, redes de comunicación y de mando) y en el mantenimiento de sus formas exteriores (objetivos de acción y sistemas culturales). El individuo queda entonces lastrado por el peso de las estructuras, se percibe dentro de un sistema de intercam- bios que lo pone a resguardo de lo insólito, lo excesivo o lo desordenado, y obtiene, por la mediación articulada de estas estructuras, una parte limitada pero segura de comunicaciones y de satisfacciones o sanciones. B. COMO FUNCIONA EL GRUPO? La mediación institucional se puede lograr en el marco de conjuntos bastante amplios, pero se corre el riesgo de que se anulen las ventajas de la estructura social. 1. Instituciones y aislamiento En efecto, cuanto más extenso sea un grupo, más desme- surados serán los fenómenos de incertidumbrecon lo que las formas de estabilización social tenderán a agravarse y entorpecerse. Se reprimen los particularismos internos y la originalidad del individuo puede quedar paralizada; las presiones colectivas para reducir al individuo a la confor- midad se vuelven más fuertes cuanto más numeroso es el grupo; los individuos a los que se percibe como no idén- ticos se convierten en extranjeros con respecto a los cuales se acentúa la separación, y las identificaciones se producen en condiciones abstractas e irracionales. 8 La institución funciona entonces como un haz de agrupa- ciones inertas y gira en torno a la colectividad estática. Los individuos se repliegan sobre sí mismos; se les priva de su capacidad imaginativa; ligados al conjunto, se ignoran personalmente y sus interacciones son débiles. Guiados de forma autoritaria, los individuos se dispersan en "la muchedumbre solitaria" (Riesmann) y practican un aislamiento recíproco, que Jean Paul Sartre, denominó el aspecto "serial". Una situación de esta índole resulta frustrante a la larga y es peligrosa. El individuo o un bando pueden intervenir de improviso y provocar una oleada de choques entre los individuos; pueden surgir movimientos de pánico. El hecho institucional se encuentra entonces en peligro de desintegración o de totalitarismo. 2. Instituciones y grupos En el polo opuesto de esta estructura inestable que oscilla entre la rigidez y la descomposición se sitúan las institu- ciones en las que se desarrollan formas grupales. Las en- volturas externas y las articulaciones internas de estas instituciones pueden suavizarse en la medida en que la estructuración intermediaria de los grupos les sirve de relevo y de apoyo. Los grupos se distinguen de las agru- paciones inertes y estáticas por la articulación de las energías individuales que se despliegan en una actividad moderada pero sostenida. La vida en pequeños grupos permite que los individuos se perciban con sus particularidades propias en el seno de un conjunto que parece menos cargado de incertidumbre y de presiones generalizadas y reductoras. Por este motivo se ha intensificado hoy la necesidad de vivir en grupos, para compensar los aislamientos y las inquietudes que provoca el mundo moderno. La vida en pequeños grupos da ocasión a que haya mayores contactos e inter- acciones más intensas. De esta manera, en una reunión, la presencia de un grupo de amigos (o de partidarios) permite que uno tome la palabra y afirme su posición particular. Pero es necesario analizar más detalladamente las articulaciones que se construyen en el interior de un grupo. 3. Subcultura, valores y normas Al figurar en un grupo que los une más intensamente y los estimula, los individuos ponen en común (por pro- yección") formas de sentir y de percibir relativamente concordantes; de este modo, edifican activamente una subcultura común, una manera de estar en relación entre sí con respecto al mundo exterior. 1. Elliot Jaques, "Des systémes sociaux comme défenses contre l'anxiété dépressive et l'anxiété de persécution", en A. Levy, Psychologie sociale; textes fondamentaux anglais et américains, artículo no. 35, París, Dunod, 1965. 2 vols. (Colección Orga- nisation et sciences humaines). Esta subcultura se inspira en la cultura social del medio pero se diferencia de ésta en que los valores específicos cobran en ella una agudeza particular y en que se privi- legia la aplicación de las normas con respecto a otros va- lores culturales. La cohesión, el sentido de solidaridad ("esprit de corps") se nutren del esfuerzo renovado de los individuos para actualizar sus referencias comunes en sus comportamientos personales y para hacer patentes entre ellos y con respecto a los demás la articulación de sus valores y de sus normas específicas. confían a cada individuo y a los cuales éste aporta los me- dios de que dispone. Sin embargo, el dispositivo de comu- nicaciones y delimitaciones, como también el punto de mira del objetivo, impulsan la elaboración del método de trabajo que permite organizar una presión coherente del grupo sobre el mundo exterior, con el fin de evitar su dislocación. Este método se sirve implícita o explicitamente del código de sanciones para no caer en fenómenos de desvío que atentarían contra la coherencia del grupo. 4. Funciones, condiciones y modelos Sin embargo, al experimentar su relativa identidad con respecto a la gente de afuera, los miembros del grupo tienden a exteriorizar sus "desigualdades de situación", como señala W. J. H. Sprott1. Bajo su particularismo común, sienten la necesidad de ubicar sus originalidades individuales aprovechando las formas ya esbozadas en las instituciones que les rodean. Los individuos desempeñan entonces funciones antagó- nicas, confiando a algunos tareas de líder y arrogándose distinciones de condición. Acomodan a su manera los modelos de comportamiento usuales en el medio, con miras a facilitar sus respectivos ajustes. Las articulaciones de las functiones, cada una provista de su condición y de su modelo de comportamiento, estabi- lizan de este modo con bastante acierto las diferencias entre los individuos y afirman su "moral". 7. Mediación en cuatro "meridianos" Se ve entonces que el grupo funciona en la medida en que los individuos equilibran sus aportes de energía y sus inter- cambios afectivos por medio de las articulaciones que mantienen constantemente con su esfuerzo. Podemos reconocer cuatro "meridianos" principales en los que se ubican estas articulaciones: el meridiano de la subcultura (provista de normas o consignas y de valores); el de las funciones (con modelos de comportamiento y escala de valores); el meridiano de los dispositivos de comunicación y delimitación /'que comportan la repartición de los medios de acción y él código de sanciones), y, finalmente, el meri- diano de los objetivos y las tareas (con un componente relativo a la metodología del trabajo efectuado). Fig. 1 - Esfera y meridianos de estructuración 5. Dispositivos de comunicación, sanciones y medios de acción Al mismo tiempo que se afirma la subcultura común y se establecen las funciones, se construye una red selectiva, un dispositivo de comunicación y delimitación entre los miembros del grupo. Por consiguiente, y en relación con las funciones, apa- recen modos de estímulo o de disuasión (ya se trate de hablar o de actuar), que definen un código de sanciones concordante con los valores del grupo. Los medios de acción de que dispone el grupo al cabo de un proceso de intercambios se apoyan en un sistema de sanciones y son adjudicados de acuerdo con las funciones en la medida de lo posible. 6. Objetivos, tareas y métodos de trabajo En definitiva, la estructuración se efectúa sobre un plano de actividad en el que se utilizan los medios de acción y cada individuo desempeña su función y es solidario de un enfoque común. Gracias al objetivo común, al que se vinculan los objetivos individuales, se constituye el punto de convergencia de los comportamientos. Este objetivo una vez definido contribuye a la distribu- ción y cumplimiento de las tareas u operaciones que se /Nivel de los comportamientos TareaS comportamientos/ - i^--^.-- ae acción \ —MF™V\ 'Nivel de los caracteres Métodos de trabajo Estudiaremos los tipos de grupos en relación con estos cuatro meridianos principales; pero previamente exami- naremos las condiciones que presiden a la formación y al desarrollo del grupo. 1. W. J. H. Sprott, Introducción a la psicología social, Buenos Aires, Paidós. C. ¿EN QUE CONDICIONES HABLAMOS DE GRUPO? Después de estas consideraciones, podemos decir que un agrupamiento puede constituir un grupo y mantenerse como tal en las siguientes condiciones: 1. Los intercambios entre los individuos se encuentran favorecidos y sobrepasan un umbral mínimo de frecuencia e intensidad. Por consiguiente, los individuos se enteran de sus deseos recíprocos y de las posibilidades de ayuda mutua en el cumplimiento de sus proyectos personales. Este puede ser el caso de los niños o delos adultos, a quienes sus educadores o instructores incitan a que se expresen directamente. 2. La ayuda mutua de los individuos se organiza y desarrolla gracias a la intervención de algunos de entre ellos que tienen aptitudes (reconocidas por los demás) para favorecer momentánea o permanentemente el equi- librio de las relaciones entre todos, así como la dinámica de las acciones individuales o comunes. En el caso de la formación, los educadores o instruc- tores actúan como animadores, al aportar las impulsiones o seleccionar las consignas que resulten de utilidad a las relaciones interpersonales y a las realizaciones individuales. 3. En cada uno de los meridianos de estructuración pueden formularse proposiciones de articulación. Cada individuo es invitado a invertir en el meridiano una parte de energía y a comunicarle una parte de la información (o de las referencias) de que dispone. En contrapartida recibe un apoyo afectivo y práctico para el cumplimiento de sus objetivos personales. En ese caso están los educadores e instructores que toman en consideración a cada persona por lo que vale al mismo tiempo que prestan atención a la totalidad del grupo y al clima de conjunto. Al obrar así, los educadores e instructores pueden fijar o reforzar los dispositivos y medios de comunicación, el sistema de funciones y los objetivos, así como las tareas y los métodos de trabajo funcionales. 4. En cada momento, la estructuración establecida mantiene al grupo en equilibrio dinámico. Debe ser cons- tantemente ajustada y modificada para evitar que las solu- ciones que han podido ser de utilidad en un momento se mantengan por inercia cuando ya han dejado de ser fun- cionales y constituyen más bien un obstáculo. El aspecto dinámico debe ser tenido constantemente en cuenta para que la estructura no degenere en obstáculo de las relaciones, y el grupo no vuelva a ser un agrupa- miento mecánico, como asimismo para que la estructura conserve su firmeza y utilidad. Los movimientos espon- táneos de los individuos, como expresión de tendencias informales, pueden indicar las modificaciones que conven- dría introducir en la estructuración. En materia de formación, los educadores o instructores ponen de relieve uno u otro de los "meridianos" de estruc- turación, con objeto de facilitar nuevos equilibrios y revelar a cada uno las nuevas posibilidades de relación y de acción. De este modo aseguran la vitalidad del grupo, evitando inercias y monotonías. 5. Si en un grupo fracasan las formas habituales de estructura o éstas se desequilibran, los individuos experi- mentarán un vacío que procurarán colmar construyendo aceleradamente unas estructuras improvisadas. Su conse- cuencia son fenómenos emocionales y una dinámica organizativa inestable. Semejante experiencia es evitada la mayor parte del tiempo gracias al esfuerzo de los res- ponsables y de los miembros de cada institución o agrupamiento. Con todo, los formadores pueden provocar intencío- nalmente un desequilibrio o debilitamiento de la estructura a fines formativos. Esto ocurre cuando no realizan las acti- vidades de dirección y de diálogo que cada miembro espera de ellos. Es el caso de los ejercicios denominados de "dinámica de grupo" o de "training-group" (T-Group)1. El aumento de la permisividad, la distancia que los anima- dores toman con respecto a la situación, perturban los hábitos sociales y la estabilidad que dan las instituciones. Estas condiciones provocan batallas de normas y valores. Se producen luchas por el liderazgo, los miembros se arre- batan o se prohiben el uso de la palabra, mientras que se imponen con ansiedad, para agotarse rápidamente, los temas que deban discutirse. La estabilidad dinámica sólo se reconstituye cuando cada uno se serena gradualmente y acepta la inseguridad, para volver a ser él mismo. 6. En resumen, cada vez que predominan disposiciones que corresponden con uno de los cuatro "meridianos" de estructuración, los sistemas de equilibrio se hacen patentes revelando posibilidades inherentes a las relaciones inter- personales a sus características. La estructura inducida facilita ciertos equilibrios nuevos y permite que se salgan a la luz aspectos que de otro modo quedarían ocultos en una situación institucional en escala demasiado grande. Una sucesión de situaciones definidas por consignas permite que los individuos se descubran. Moreno observaba que la persona es la realidad que emerge de una serie de funciones ensayadas y representadas. De forma análoga, los diversos dispositivos de comunicación permiten que los individuos se descubran, y la perspectiva de objetivos múltiples facilita el descubrimiento del "yo" mediante la superación de proyectos sucesivos. Estas modalidades diferenciadas en diversos "meridianos" son las que trataremos de describir al repertoriar las for- mas de grupo propias de las situaciones de educación y de formación. 1. O también "grupo de base" o "grupo diagnóstico". 10 Segunda parte Formas de grupo i La organización de los grupos por gamas de consignas específicas La índole de las consignas particulares que se introducen (proponen, imponen o inducen) en las relaciones comunes de las personas entre sí, o en sus relaciones con el medio ambiente, define toda una serie de modalidades de grupo. Esas consignas, al aculturar de manera distinta los grupos, hacen visible cierta "forma" social. De manera más o menos sencilla, se distribuyen papeles, se elaboran unas comunicaciones y un lenguaje, se esbozan o se fijan tareas y me'todos de trabajo en función de un objetivo. Así ocurre, clásicamente, con los juegos y los deportes. Hay un sistema de "reglas del juego", de consignas colec- tivas, que define las prohibiciones y las prescripciones que separan a los jugadores del medio ambiente y los vin- culan entre sí. Gracias a esas reglas, hay una forma de equilibrio cambiante que los jugadores y hasta el público en general comprenden perfectamente. Este reacciona entonces ante la aparición de determinadas relaciones interpersonales o vibra al producirse fenómenos masivos de grupos. De la elección de consignas definidas resulta, pues, en primer término un conjunto de ejercicios de adiestra- miento o de tipos de grupos de investigación o de análisis. Las coacciones que las consignas entrañan pueden ejer- cerse en el plano del espacio o en la perspectiva del tiempo, pero también en el plano de los fenómenos afectivos y emocionales o en el de los aspectos racionales e imaginativos. A. CONSIGNAS CENTRADAS EN EL ESPACIO En el plano del espacio, las consignas pueden delimitar las operaciones de reflexión o de acción en cierta zona real del medio ambiente. Y esta zona puede ser ininterrum- pida o presentarse como subconjuntos separados. 1. Grupos de contactos Se encuentran, por ejemplo, consignas del tipo siguiente: "Van a explorar ustedes en común y como quieran todos los condicionamientos que resultan del lugar donde está reunido el grupo". O bien: "Darán ustedes una vuelta por la habitación donde están, tocando las paredes y los muebles; después cada uno escribirá la palabra que se le ocurra en la pizarra (o en una hoja de papel); a continua- ción, discutirán juntos las palabras escritas, tratando de clasificarlas o buscando el simbolismo que las reúne". O si no: "Formarán ustedes un círculo colocándose hombro con hombro y guardarán silencio un minuto (o varios); después dirán lo que sienten antes de ir a sentarse para discutir lo que se ha vivido en común". Las situaciones de grupo referidas a consignas de este tipo consisten, y esa será su función consecutiva, en rein- sertar a las personas en su corporeidad y ejercitarlas a que perciban sus presiones recíprocas y la relación de las coacciones externas. Enseñan a controlar las presencias respectivas y a frenar impaciencias y fugas, contribuyendo, en consecuencia, a establecer un equilibrio tranquilizador basado en el reconocimiento de las realidades. Se encuen- tran sobre todo en ejercicios de presentación y de acogida, en grupos de adiestramientoen vista de las relaciones sociales y o mejor aún, en grupos de-expresión corporal. La direc- ción de esos ejercicios y de esas formas de grupo es relati- vamente fácil; puede estar a cargo de monitores que hayan recibido una formación relativamente breve. 2. Grupos de exploración proyectiva (simulaciones) La consigna puede consistir también en considerar el es- pacio como "distinto" o virtual. Se obtienen entonces ejercicios de "utopía", en sentido propio, es decir, ejer- cicios de análisis y de imaginación. Por ejemplo, se sitúa a pequeños grupos en la luna con la consigna de clasificar determinados objetos según su utilidad posible para un salvamento después de un acci- dente de alunizaje lejos de una base; se produce así un juego de decisión de grupo, inspirado por la NASA, que permite múltiples análisis de los modos de funcionamiento de un grupo (Jay Hall). Se pueden elaborar asimismo consignas relativas a situa- ciones de supervivencia, en lugares definidos. Por ejemplo, después de la proyección de una película evocativa y de dar algunos datos numéricos que definen un país real o imaginario, se da como consigna a uno o a varios grupos que imaginen una política económica o unas innovaciones 11 tecnológicas capaces de garantizar el "despegue" o el desarrollo de ese país. En líneas más generales, se desarrollará en los grupos la capacidad de decisión y la invención, definiendo el con- junto de consignas que puedan adoptar la forma de estu- dios de casos, juegos de empresa o ejercicios de simulación. Se trata en este caso de estructuras relativamente sencillas de trabajo acerca de países o de empresas que se simplifi- can o presentan de forma sintética. Es cierto que existe la posibilidad de complicar esos juegos, agregándoles papeles y procedimientos. Volveremos a referirnos al tema más adelante. En lo que concierne por ahora a las consignas directamente centradas en el espacio, pueden asegurarse que se trata siempre de formas de grupos fáciles de instaurar una vez que se ha impartido una formación sencilla a los monitores. No obstante, las consignas pueden abordar el espacio de manera más virtual. A partir de un paisaje o de objetos que un individuo percibe imaginativamente y que describe, se puede invitar a los miembros de un grupo a evocar sus asociaciones de imágenes para construir las evoluciones de un sueño despierto dirigido colectivo. Esta técnica de grupo permite adiestrar la creatividad; supone la presencia de animadores reconocidos que hayan recibido una for- mación a fondo. B. CONSIGNAS CENTRADAS EN EL TIEMPO 1. Pasado En la perspectiva del tiempo, las consignas pueden res- tringir los intercambios entre los individuos a la evocación del pasado o a la referencia al pasado: Grupos de acogida: Se tratará, por ejemplo, de acoger a los recién llegados, o de proceder a puntualizaciones. La consigna puede adoptar la forma siguiente: "Cada uno deberá contar lo que ayer le llamó la atención o lo que hizo (o durante un tiempo determinado de trabajo, viaje o vacaciones)". Grupos de regulación: La consigna puede ser también de "regulación": "Tenemos que hacer en común una reseña de nuestras actividades o relaciones entre este periodo y aquel; nos abstendremos de cualquier proyec- ción hacia el presente o hacia el futuro, sea positiva o negativa". Se definirán, pues, las formas de los ejercicios de presen- tación, técnicas de acogida o reuniones de regulación (con vistas a establecer balances). Intercambios y reflexiones. Se pueden constituir tam- bién grupos de intercambios profesionales o de reflexión sobre episodios de la vida real. Esas formas y técnicas son también de fácil aplicación. Grupos Balint: Se observará en cambio la forma de los grupos "Balint", así llamados a causa del nombre de su iniciador. Estos grupos reúnen a médicos o a enfermeros para estudiar las dificultades con que tropiezan en sus relaciones profesionales con los enfermos. En ellos es indispensable la presencia de un psicoanalista o de un psicosociólogo. 2. Porvenir Lo mismo ocurre si la consigna se refiere a un porvenir hipotético. También en este caso es fácil dirigir los grupos y no es indispensable un conocimiento técnico a fondo. Grupos de prospectiva: Habrá consignas como la siguiente: "Ustedes van a reflexionar y decidirán por su cuenta como si el organismo de que forman parte se hubiese convertido ya en lo que puede llegar a ser dentro de veinte años. Nadie tiene el derecho de hacer valer, frente a una propuesta, las dificultades que puedan deri- varse de la actualidad y del pasado. Grupos de proyección: O bien se dirá: "Imagínense lo que será el organismo del que ustedes forman parte o una institución determinada dentro de diez años (o de veinte, o el año 2000): ¿cómo lo ven ustedes? ¿Cómo desean que sea? ". Tales consignas estructuran activida- des de evolución y de investigación; ayudan a aclarar mejor las posibilidades de reorganización o de reorienta- ción de un conjunto humano, delimitan grupos de pros- pectiva. Las consignas relacionadas con el pasado o el porvenir pueden redactarse de manera más o menos detallada, adoptar una forma más o menos original; pueden presen- tarse en forma más o menos inesperada, con un rigor más o menos sostenido. Los matices de redacción o las moda- lidades de procedimiento influirán en la índole de la expe- riencia que vivan los participantes. Como hemos dicho, esta experiencia es instructiva y al mismo tiempo de fácil dirección. 3. Presente No ocurre lo mismo con las experiencias nacidas de con- signas que, en el interior de un grupo, limitan los inter- cambios a la evocación del presente, como lo percibe cada uno de los participantes. La consigna será, por ejemplo, "Ustedes no pueden efectuar intercambios y establecer relaciones sino con respecto a las realidades presentes (personas u objetos) como las perciben aquí y ahora; hagan lo que quieran, siempre que respeten esta condi- ción". A veces se especifican las realidades a que se re- fiere la consigna: sentimientos, relaciones de fuerza, fenómenos de subgrupo y de poder (o dirección), vínculo con una persona, etc. O si no, la consigna puede restringir los intercambios de los participantes de un grupo a lo que piensan o sienten inmediatamente con respecto a los animadores. Estas consignas originan ciertas formas de dinámica de grupo, denominadas a veces training group (o T-group) o grupo centrado en el grupo. Estos grupos requieren ani- madores especialmente adiestrados; están indicados para el perfeccionamiento de los formadores, pero no podrían 12 extenderse sin tomar precauciones a grupos importantes de personal docente, por ejemplo. Volveremos a refe- rirnos a ellos al tratar de formas análogas, sobre todo las que se sitúan en el plano de los fenómenos afectivos y emocionales. D. CONSIGNAS CENTRADAS EN LA RACIONALIDAD También se proponen las normas inversas, que acentúan la racionalidad: C. CONSIGNAS CENTRADAS EN LA AFECTIVIDAD Por lo que se refiere a los fenómenos afectivos o emocio- nales, se ha enunciado toda una variedad de consignas para definir ciertos tipos de grupos de intercambio o de terapia. 1. Grupos de diagnóstico Los animadores suelen proponer como única consigna la siguiente: "Pueden ustedes hacer lo que quieran con tal de que expresen solamente lo que sienten de verdad, quedando prohibida toda disertación o intelectualización". Y la consigna se puede precisar siguiendo variantes, ya sea que se deje a cada uno la elección del momento en que se expresa, o que se invite a cada uno a concretar en cada momento lo que siente. Esta consigna, en lugar de ser general, puede aplicarse, de manera selectiva, a las personas para que puedan precisar sus propias reacciones afectivas; puede también englobar la manera cómo se percibe al otro o a los otros; cómo se viven las relaciones interper- sonales; cómo se reacciona a la institución. Y la expre- sión puede ser limitativamente oral o, por el contrario, silenciosa, y gestual. Añadamos igualmente que el mutis- mo deliberado delanimador puede ser una manera de provocar a los participantes a expresarse afectivamente, dada la inseguridad que crea. Así suelen organizarse grupos de diagnóstico. Todas estas formas se acercan a formas de terapia más o menos arriesgadas. Sólo conven- drán a los voluntarios, previo examen. 1. Grupos de análisis "Ustedes sólo se expresarán en términos de análisis ra- cional a propósito de los fenómenos de relación que ob- serven aquí, con exclusión de toda modulación sentimen- tal". La ley de la abstinencia (tantas veces citada en psi- coanálisis) o la consigna que excluye todo pasaje al acto se aplican a menudo a la estructuración de formas de grupos; la verbalización, la elucidación -con exclusión de toda expresión corporal o sentimental—, son preferidas frecuentemente por la consigna oficial o por la consigna implícita del animador; se preconizan conductas inter- pretativas que estructuran modalidades de grupos de aná- lisis. Los análisis pueden referirse a los vínculos interpro- fesionales, a las relaciones globales o a las significaciones de las estructuras institucionales en las cuales se funda el grupo. 2. Talleres Pero la consigna puede también fundarse sencillamente en el estudio racional de un tema determinado, dando lugar a que los grupos se constituyan en talleres. E. CONSIGNAS CENTRADAS EN LO IMAGINARIO En otro caso se recomiendan, a la inversa, los movimientos de la imaginación, con exclusión de cualquier operación crítica y más allá de cualquier expresión sentimental. 2. Grupos terapéuticos o experimentales La consigna excede a menudo el nivel afectivo para abor- dar francamente el nivel emocional. Se convierte entonces en la siguiente: "Vivan, expresen físicamente la alegría o el miedo que sienten; o también, manifiesten la agresi- vidad o la cólera que sienten". Se adoptan estas consig- nas para hacer surgir las emociones en grupos de Maratón o de bioenergía. En ellos se valoriza, más allá de las de- fensas racionales, una cultura de la emoción y de la afec- tividad. La consigna se convierte a menudo en una invita- ción a expresarse con un grito primitivo ("grito primario", técnica preconizada por Schultz). Puede conducir a des- nudarse completamente o, por lo contrario, a enmascararse. 1. Grupos de creatividad Son conocidas las reglas del Brain storming1 y muchas consignas análogas que se utilizan para estructurar con facilidad grupos de creatividad, abiertos a todos, con ayuda de monitores. 2. Grupos de sueño despierto dirigido La técnica del sueño despierto dirigido, aplicada en grupo, como ya hemos dicho, consiste en incitar a los individuos a que describan sus percepciones oníricas, vinculándolas 1. Ejercicio de creatividad que consiste en pedir a los partici- pantes de un grupo que expresen sobre un proyecto dado las ideas que se les ocurran espontáneamente. 13 entre sí a partir de la imagen de un objeto o de un lugar supuesto o designado. Esta técnica debe emplearse con prudencia; debe evitar toda insinuación a hurgar en la imaginación e ir acompañada de incesantes incitaciones del animador a descansar unos momentos y a dar solu- ciones simbólicas y rápidas a las dificultades que aparezcan, con los esfuerzos que ellas exijan. 3. Grupos de interpretación de papeles. También es lógico estructurar los grupos recurriendo sobre todo al lenguaje simbólico, lo cual puede llevar al psicodrama en todas sus formas Quegos de interpreta- ción de papeles, sociodrama, psicodrama). La represen- tación sigue siendo la forma más adecuada de los sistemas de educación. F. CONSIGNAS NO IMPERATIVAS O PLURALISTAS Se pueden concebir asimismo consignas que estimulen la mayor variedad de modos de expresión y de intercambios. 1. Grupos de encuentro Los grupos de encuentro pueden también estructurarse con una consigna abierta, formulable en los términos siguientes: "Cada uno de ustedes puede colocarse y ma- nifestarse del modo que mejor le convenga: afectivo, emo- cional, racional, imaginativo, simbólico, gestual, grupal o institucional, individual o interpersonal. Podemos todos proceder al intercambio - participantes y animadores, diferencialmente — de uno u otro modo y, al mismo tiempo, si se considera conveniente, en varios o en todos juntos; también podemos tratar de pasar con la mayor libertad posible de un sentimiento a otro, según la moda- lidad que resulte más propicia". Tal flexibilidad vigilante se manifiesta en la manera con que Cari Rogers dirige los grupos. El resultado es una desmistificación saludable de las consignas implícitas o explícitas, cerradas o suspicaces, que algunas personas han podido experimentar en otras estructuras de grupo. Se orienta a los individuos para que puedan recobrar su autenticidad y librarse de rigideces, defensas y tics que han adquirido en el seno mismo de los grupos de diag- nóstico o de las sesiones de terapia. Esta flexibilidad no exige del monitor un aprendizaje laborioso. Supone úni- camente que durante su iniciación, adopte una actitud sencilla consigo mismo y respecto a los demás y un carác- ter natural y abierto. Se comprende que esta forma se haya desarrollado mucho para terapias ligeras, sobre todo en Japón. Y es explicable que pueda convenir especial- mente al personal encargado de funciones de educación y enseñanza, tanto por su simplicidad, su apertura y su universalidad como por sus posibilidades de extenderse rápidamente y sin riesgos. 2. Grupos de estructura flexible Existen sin embargo formas de grupos de estructura flexible que no dan tanta sensación de seguridad. El ani- mador da sistemáticamente carta blanca y opera explo- raciones agotadoras, sobre todo debido a los largos lapsos impuestos a esos grupos a los que se incita a buscar un equilibrio hipotético y que en los importantes movi- mientos regresivos que se producen, se cargan de ansiedad. En esta forma de grupo los individuos proyectan en él ideas imaginarias y se abandonan a conductas que dan flexibilidad a la estructura de la personalidad, pero que también pueden debilitarla. Esta forma se destina a la investigación en el campo de la psicología social1. G,OTRAS CONSIGNAS Se pueden establecer otras clasificaciones de las formas de grupos con consignas. Se pueden imaginar consignas que se refieran al mundo de la sexualidad o de la antro- pología, o a cualquier otro sector de la realidad existencial. Por lo demás, sucede con frecuencia que las consignas se asocian a estructuraciones relativas a la red de las comu- nicaciones y al sistema de las identificaciones. Es conve- niente, pues, estudiar la pluralidad de los modos de orga- nización interior de los grupos, tanto desde el punto de vista de los mecanismos de relación y de subagrupamiento, como desde el punto de vista de la distribución de las funciones. II Los mecanismos múltiples de subagrupamiento Un subagrupamiento facilita las comunicaciones y los intercambios dentro de un grupo estableciendo grados y umbrales de relación. Tranquiliza, pues, a los individuos evitándoles fenómenos emocionales demasiado intensos. La relación con un conjunto de vastas dimensiones puede amplificar, a veces desmesuradamente, esos fenómenos; en efecto, lo vivido de la situación, en esta escala, puede provocar miedo y angustia que, cuando llegan a ser demasiado agobiadores, no se pueden dominar y perturban las relaciones entre las personas o producen indiferencia. El subagrupamiento, al disminuir las incertidumbres, la ansiedad y la fragilidad de las relaciones de grupo, atenúa la rigidez a que recurren los individuos como com- prensión y, en consecuencia, reduce los riesgos de bloqueo. Cada cual llega a soportar la presión (o represión) del gran grupo, presión de carácter potencial, desde luego, 1. Véanse a este respecto, los trabajos de Max Pagés en Francia. 14 pero los aspectos potenciales son siempre los más disua- sivos, los que más conmueven, porque cada uno se siente contenido y sostenido gracias a la presión del grupo pe- queño. Esta mediación de la pertenencia a grupos per- mite un equilibrio de laspresiones reciprocas y mejora las posibilidades prácticas del trabajo productivo. El conocimiento de las modalidades múltiples de suba- grupamiento es simple, aunque pueda ser diferenciado, y sus posibilidades de aplicación son numerosas. Se puede adquirir con un breve aprendizaje. No obstante, después de estructurar un grupo en sub- grupos, pueden reaparecer dificultades de relación y de situación. Un mecanismo de subgrupos no resuelve, pues, la totalidad de los problemas: los desplaza. No hay duda de que ese desplazamiento hace eventualmente que sean posibles ciertos cambios y evoluciones. En este sentido, reduce la dinámica de un grupo a formas especificadas; pero resulta necesario variar esas formas para evitar su endurecimiento o su debilitamiento. Nuestra finalidad es, pues, la de proponer una gama deformas múltiples de subgrupo, así como la manera más adecuada de utilizar esta gama. A tal efecto, se pueden estudiar las posibilidades de la relación de los números y de los tiempos de que se dis- pone para variar y ajustar a la situación de un grupo los subagrupamientos que en ellos se introducen. Podrán considerarse unos subagrupamientos que distribuyan a los individuos en condiciones de igualdad, en condiciones diferenciadas o en condiciones de desigualdad. A. LA ORGANIZACIÓN "PARALELA" DE LOS SUBGRUPOS En esta categoría de organización del grupo, los sub- grupos (que pueden ser heterogéneos con respecto a un criterio) se colocan en una situación idéntica, según una organización de intercambio de uno a otro. La técnica bien conocida del PHILLIPS 6X6 entra en esta categoría. Su estructura es sabida: durante la reunión de un gran grupo, un animador propone, en un momento dado, des- pués de un primer intercambio global (más o menos difícil), que las gentes se reúnan, en el lugar mismo, en pequeños comités de seis, durante seis minutos, para dis- cutir una cuestión dada. Dentro de cada comité, los indi- viduos experimentan menos la atracción o la coacción de los otros subagrupamientos posibles y tienen tiempo de instalarse y de expresarse. Además se pide que cada comité envíe un portavoz a la reunión plenaria que sigue al dispositivo de subagrupamiento. Durante esta reunión cada portavoz se afirmará con fuerza y concisión sufi- cientes porque se sentirá apoyado por los otros cinco miembros de su comité, dispuestos a sostenerlo a partir de lo que han vivido juntos, con cierta complicidad. En esta perspectiva unos individuos relativamente numerosos pueden enfrentarse al gran grupo que ellos constituyen. 1. El subagrupamiento "p.n.t." Se puede generalizar esta técnica considerando la distri- bución "p.n.t." de los miembros de un grupo en p sub- grupos de n personas que realizan una tarea análoga en un tiempo de t minutos. Si n y t son pequeños, se obtendrán efectos análogos a los que se observan en el Phillips 6X6: un incremento de los intercambios y un apoyo a la expresión, en el marco del gran grupo, de las opiniones de todos. Así, para un grupo de 20 personas, habrá 5 subgrupos de 4 personas que trabajan 20 mi- nutos (5 x 4 x 20), o si no 4 subgrupos de 5 personas que trabajan 10 minutos (4 x 5 x 10). Este dispositivo en subgrupos permitirá disponer el trabajo del gran grupo. Si la duración es relativamente larga (t >30'), cada subgrupo adquirirá consistencia y aumentará su distancia frente a los otros. Esto se producirá sobre todo en el caso de una tarea con consignas sencillas (un estudio de caso o un ejercicio de prospectiva, por ejemplo); estas formas se pueden realizar en subgrupos paralelos, para estrechar los intercambios y enriquecer las investigaciones. 2. La gama de los reagrupamientos A partir de ahí el problema principal es el del enlace ulterior de los subgrupos y el gran grupo, con la afluencia de los diferentes productos de su trabajo. Este problema se puede regular de varias maneras, manteniendo las condi- ciones de igualdad del punto de partida; - Se puede reunir a todos los miembros del grupo en sesión plenaria y dejar que los intercambios se efectúen siguiendo la iniciativa de algunos de ellos. - Se puede instalar a cada uno de los subgrupos iniciales, reagrupado, frente a los demás. Se entabla un diálogo entre portavoces de subgrupos (uno o dos por subgrupo), que consultan en todo momento a los der^'s miembros. Fig. 2 — Dispositivo de la tortuga Subgrupo I Subgrupo II 8 Analista Q de convergencia ( \ Animador — — Analista de divergencia__ Subgrupo III 15 Y cada portavoz puede ser relevado por un miembro de su subgrupo. Es el dispositivo llamado de "la tortuga"1. - Es posible contentarse con presentar en un tablero de anuncios o distribuir personalmente las diferentes actas redactadas por los subgrupos al terminar sus trabajos. La forma de esas actas, su importancia, las calidades que de ellas se exigen (objetividad o apreciaciones subjeti- vas; resultados u observaciones sobre la experiencia vivida), pueden contribuir a intercalar una subgama de formas consultivas entre los subgrupos y el gran grupo. - Se puede distribuir de nuevo a los individuos disociando los subgrupos iniciales y creando "intergrupos"; habrá así para p subgrupos de n personas, n intergrupos de p miembros, que podrán enterarse de los resul- tados obtenidos o de las cuestiones consideradas en los subgrupos iniciales de n personas. Se pueden consti- tuir-¿r intergrupos tomando 2 personas de cada sub- grupo inicial; se puede, por último, constituir inter- grupos parciales, no tomando sistemáticamente elemen- tos de todos los subgrupos: se obtiene así una subgama de intergrupos posibles. — Se puede invitar a cada subgrupo inicial a que, en un momento determinado, envíe a varios mensajeros (o uno solo) a que se incorporen a uno o varios subgrupos paralelos. Esta estructura se denomina de comunica- ción rotativa. Puede realizarse una vez o repetirse sis- temáticamente siguiendo o no una cadencia regular (cada 15 minutos, o cada 60, o con intervalos irregu- lares). Se distingue de esta manera una subgama de los subgrupos de comunicación rotativa. — Por último, hay una manera de lograr para los sub- grupos temporales una estabilidad en la mediación: se trata de obtener un ritmo progresivo en su reagrupa- miento, pidiendo por ejemplo a los diversos subgrupos iniciales que se reúnan de 2 en 2 (o de 3 en 3) durante un tiempo t, y luego pidiendo a los ensamblamientos ,, realizados que se reúnan: se constituyen entonces sub- grupos de 4 (o 6) subgrupos iniciales, y así sucesiva- mente. Esta modalidad puede generalizarse bajo la denominación de subgama de los dispositivos de ela- boración progresiva: a partir de un módulo inicial (una, dos, tres o cuatro personas), se definen plazos e índices de reagrupamiento en forma paralela (esos índices pueden ser constantes o bien variables, cre- cientes o decrecientes). Así se da a cada participante una imagen y se le pide que realice una tarea en 5 minutos. Al cabo de los 5 minutos, los individuos se reúnen de 5 en 5 y durante 25 minutos (5x5 ) para cumplir la misma tarea o una tarea consecutiva; después, al cabo de los 25 minutos se reúnen de nuevo en 5 subgrupos de 5 durante 125 minutos (5 x 25), etc.. Este dispositivo puede apli- carse a ejercicios de decisiones proyectivas. Desde luego, la duración inicial es susceptible de modificación. Se puede también partir de un módulo 2 y del índice 2 para una consigna de presentación o de encuentro recíproco. Se pide entonces a cada miembro del grupo que se encuentre con una persona (que no conoce, por ejemplo) durante 7 minutos, para presentarse o indicar sus motivaciones. Al cabo de esos 7 minutos, los binomios se reúnen de dos en dos durante 15 minu- tos, cada uno presenta al otro y el cuarteto se interroga sobre una problemática dada. Seguidamente, reuniones a ocho, etc. - En cuanto el número de individuos que componen los subgrupos, realizados de entrada o por reiteración, resuelta bastante numeroso, se observa que cada vez es más necesaria la función representativa a fin de arti- cular los subgruposy de mantener una simplificación útil en la relación recíproca. Se puede también recurrir a formas de subgrupos en serie. B. LA ORGANIZACIÓN DE SUBGRUPOS EN "SERIE" O EN ACCIONAMIENTO RECIPROCO En estos dispositivos de grupo, se coloca a los subgrupos en situaciones distintas, con modos de comunicación (y sobre todo plazos) diferentes. Esta organización en series se traduce en dos tipos de dispositivos que pueden combinarse. 1. Dispositivos de accionamiento jerarquizado Es la estructura que tiende a utilizarse las más de las veces. Los subgrupos se accionan unos a otros, tanto en el tiempo como en las consecuencias, los objetivos, los medios y las situaciones. En la gama de las formas muy conocidas, el panel- discussion2 (grupo de reflexión) entra en esta categoría: los intercambios entre los miembros de un subgrupo accionan el debate generalizado en el interior de un gran grupo (o en subgrupos establecidos en torno a cada miembro del panel). Lo mismo ocurre en la situación "a favor y en contra", en que un subgrupo, neutral con res- pecto a una tesis, arbitra los argumentos presentados alter- nativamente por cada uno de los miembros de los otros dos subgrupos, uno de los cuales defiende la tesis mientras que el otro la refuta *. Pero se puede dar un ejemplo más completo que sirve para conocer el trabajo de reunión. En este ejemplo (grupos de tarea y de observación alternados), llamare- mos Gl, G2, G3, G4, G5 y G6 a los diferentes subgrupos en que los individuos se sitúan generalmente por decisión personal (este subagrupamiento se efectúa con bastante rapidez). Las operaciones se desenvuelven de la manera siguiente: 1. Ver Fig. 2. Para más detalles, consultar el compendio Exeráces et dispositifs de groupe, realizado en Francia por el Ministerio de Educación (Servicio de la Formación Administrativa (antes INAS)), 4, rué Danton, 75005 París. 2. Debate con un grupo de expertos representativos. 16 Primer tiempo Gl (4 personas) dispone de un plazo de 20 a 40 minutos para establecer una tesis y un método de debate para G2; Segundo tiempo G2 (6 a 8 personas) debe discutir, durante 40 a 75 mi- nutos, el tema propuesto por Gl siguiendo el método indicado. En realidad, sigue parcialmente las indicaciones que se le han dado, con resistencias observables; G3 (de 8 a varios cientos de personas) observa y envía mensajes a G4; G4 (2 a 4 personas) clasifica los mensajes de G3 y pre- senta uno o dos por indicación de G6 en un momento dado; G5 observa los comportamientos de Gl, G2, G3, G4, los unos con los otros; G6 (2 a 4 personas) organiza la operación y recoge eventualmente los mensajes de G3 para darlos a G4; Observemos que Gl se unirá a G4, una vez cumplida su tarea (ler. tiempo). Tercer tiempo G6 pide a Gl y a G2 que expliquen lo que han vivido en los tiempos primero y segundo. Después de eso, invita a G5 a que comunique sus observaciones sobre los informes de los subgrupos y las resistencias o frustraciones recíprocas; G3 interviene a continuación, libremente, con los otros grupos; G4, a petición de G6, da las informaciones de G3 que ha clasificado; G6 presenta el resumen de lo que se ha explicitado. Es posible reducir esta forma general a estructuras más apretadas, economizando el trabajo de Gl e impo- niendo el tema o bien dejando de constituir G5 o G6. 2. Dispositivos de accionamiento alternativo Los subgrupos pueden trabajar simultáneamente ejecu- tando por separado una tarea del mismo orden y anali- zando después recíprocamente los resultados obtenidos en el otro subgrupo, o de manera secuencial, desempeñando papeles diferentes en el cumplimiento de una misma tarea, e intercambiando luego sus papeles en una inversión de la situación. EJEMPLO DE ACCIONAMIENTO ALTERNATIVO Primer tiempo: Gl y G2 se entregan cada uno y por sepa- rado a un brainstorming (30' y 40'); Segundo tiempo: Gl analiza las ideas durante el brain- storming de G2. G2 analiza las ideas expuestas durante el brainstorming deGl (45 'a lh . 30). EJEMPLO DE ACCIONAMIENTO ALTERNATIVO SECUENCIAL: EL GRUPO ORADORES-CONSEJEROS Gl y G2 son dos subgrupos que comprenden cada uno el mismo número de individuos. Cada miembro de Gl está al lado de un miembro de G2, que le sirve de consejero. Primer tiempo: Gl estudia una cuestión, un tema, un texto o un caso. Los miembros de G2 guardan silencio, atentos a las po- siciones que adopten sus consultantes (20'). Segundo tiempo: Cada miembro de Gl discute durante 5' con su consejero acerca de sus posiciones. Tercer tiempo: Nuevo estudio y discusión de Gl durante 20'. Cuarto tiempo: G2 sustituye a Gl. Los miembros de Gl se convierten en consejeros de sus consejeros. Estos dis- cuten 20', y después: Quinto tiempo: Cinco minutos de contacto con los miembros de G2, y así sucesivamente... 2o. EJEMPLO DE ACCIONAMIENTO ALTERNATIVO SECUENCIAL Primer tiempo: Gl celebra una reunión de trabajo, hace un estudio de caso o un brainstorming; G2 observa; Segundo tiempo: G2 analiza las ideas expuestas durante la reunión de trabajo, en el estudio de caso o en el brain- storming de Gl; Tercer tiempo: G2 celebra una reunión, hace un estudio de caso o un brainstorming; Gl observa a G2; Cuarto tiempo: Gl analiza las ideas expuestas durante la reunión de trabajo, en el estudio de caso o en el brain- storming de G2. 3. Dispositivos de accionamiento jerarquizado y alternativo Los dispositivos en serie de accionamiento jerarquizado o de accionamiento alternativo evidentemente pueden com- binarse a fin de aumentar las disimetrías, pero también las reciprocidades y, en consecuencia, la amplitud de las subgamas. EJEMPLO DE ACCIONAMIENTO JERARQUIZADO Y ALTERNATIVO SECUENCIAL Primer tiempo: Gl determina una tarea para G2; G2, G3, G4 observan; 17 " Segundo tiempo: G2 ejecuta la tarea fijada por Gl; G1,G3,G4 observan; Tercer tiempo: G2 determina una tarea para G3; Gl, G3, G4 observan; Cuarto tiempo: G3 ejecuta la tarea fijada por G2; G1,G2,G4 observan; Quinto tiempo: Discusión general entre Gl, G2, G3 y G4. C. LA YUXTAPOSICIÓN DE SUBGRUPOS DIFERENCIADOS En esta organización del grupo, los subgrupos están toda- vía en una situación de nivel idéntico (como en la organi- zación paralela) pero con proyectos y medios respectiva- mente diferentes (como en la organización en serie). En una clase, por ejemplo, se puede pedir a un subgrupo de alumnos que prepare el estudio de una pieza, a otro que redacte un texto y a un tercero que organice una discu- sión sobre un tema. Si se trata de adultos, unos pueden, en subgrupo, estudiar un caso por medio de una discu- sión, de la interpretación de un papel o de entrevistas recí- procas; algunos utilizarán un dispositivo de observación; otros redactarán una nota o harán ejercicios de creativi- dad que escojan ellos mismos. Este dispositivo da flexi- bilidad y permite tratar las diferencias o incorporar opo- siciones de tendencias, en un aprendizaje coherente de la democracia. En efecto, el problema principal es aquí el de mayori- tarios-minoritarios. ¿Cómo hacer sentir a unos y a otros que pueden tener actividades diferentes en una situación de idéntico nivel, en forma positiva, sin considerar sus relaciones recíprocas, dentro de un subgrupo, como una manera de escapar a la relación con los demás en el grupo grande, o sin considerar que un subgrupo más pequeño que otro sería menos importante o menos interesante? La simbólica de un trahajo como ése en un gran grupo, aunque plantee problemas, refuerza el interés que inspira la originalidad y la autogestión de los subgrupos. En esa forma lo esencial es la distribución del gran grupo en subgrupos, cada uno de los cuales tiene una tarea que corresponde a su magnitud, más bien que la vuelta de los subgrupos al gran grupo; por consiguiente, lo que importa es el problema de estimular la autonomía y las elecciones, más bien que el de suscitar en los sub- grupos abundantes producciones. Pero éste puede ser tratado según las modalidades a que nos hemos referido en relación con los grupos paralelos, o segúnotras vías aplicables a los subagrupamientos. La yuxtaposición supone duraciones suficientes pero limitadas para evitar una parcelación del gran grupo y la multiplicación de las compartimentaciones artificiales. Las combinaciones por su parte son infinitas, según las intenciones y los medios de trabajo de cada grupo. Pero esto nos lleva a estudiar las gamas de medios utilizados, antes de explorar las de los papeles. 18 D. LA ORGANIZACIÓN Y LA UTILIZACIÓN DE LOS MEDIOS Las organizaciones en forma paralela, de accionamiento recíproco o de yuxtaposición pueden reforzarse mediante la utilización, prevista al principio o definida después, de los medios de información o de producción (expedientes, documentos, relaciones escritas, grabaciones transmitidas, películas, montajes audiovisuales, difusión inmediata - o diferida — por circuito interno de televisión, etc.). La va- riedad de medios que diferencian aún más los subagrupa- mientos por los que se opte, ofrece pues una pluralidad de posibilidades. La distribución del grupo en subagrupamientos orga- nizados en forma paralela se diferencia según que la refe- rencia se haga a casos escritos o firmados, o que se trate de producción de documentos, de entrevistas o de emi- siones con magnetófono o magnetoscopio. La organización de los subgrupos "en serie" o de "accionamiento recíproco" podrá hacerse directamente me- diante intercambios de mensajes orales, mediante estruc- turas de observación y de transmisión de mensajes es- critos, mediante la interpretación de papeles, o por el relé del circuito cerrado de televisión. Los subgrupos yuxtapuestos, dedicados a tareas dife- rentes, pueden diferenciarse de diversas maneras, por ejemplo, por el estudio de expedientes o la realización de emisiones con magnetófono o magnetoscopio; pero también por la diversidad de las consignas relacionadas o no con la misma tarea o por el cumplimiento de tareas sin que haya una relación entre los grupos. Con un poco de ingenio se podrían imaginar nuevos medios para diferenciar la vida de los grupos. Se vería más adelante la experiencia pedagógica de una escuela, donde se presentan a la reflexión de los alumnos una variedad de objetos . No obstante, la consecuencia del empleo de los medios, así como de la realización de todos los modos de suba- grupamiento, es que suscita el problema de la interpreta- ción de papeles. III Los sistemas de interpretación de funciones Con la creación de funciones se puede lograr el equilibrio y simplificar las relaciones que se establecen entre los individuos gracias a los subagrupamientos. Puede tratarse de papeles definitivos o intercambiables entre los individuos. Los papeles interpretados tienen generalmente por objeto disminuir las incertidumbres y las complejidades, basándose en modelos de comportamiento conocidos. La facilidad con que se desempeñan se basa en las leyes del hábito. En efecto, la noción de interpretación de un 1. Véase Parte IV, Estudios de casos, grupo de enseñanza disci- plinaria no directiva. papel va unida a la noción de espera; del individuo que desempeña un papel se espera que, al recibir un estímulo determinado, dé una respuesta coordinada y previsible. Se puede esperar esta respuesta de manera habitual, siste- matizada, estabilizada, o bien en un determinado plazo, después de cierta fracción de tiempo, con posibles reno- vaciones. Cualquiera que sea la hipótesis, la interpreta- ción de papeles es una incitación a comunicar y a actuar de manera "económica". A la inversa, un sistema de interpretación de papeles no sólo puede servir para equilibrar relaciones sino tam- bién para analizarlas; puede entonces suscitar la incer- tidumbre de los individuos con respecto a sí mismos y no sólo con respecto a los demás, permitiendo que se esta- blezcan conductas nuevas. Gracias a la interpretación de unos papeles nuevos se podrá tratar después otros pro- blemas, estructurando nuevas dinámicas en los grupos; se podrá evitar también la desviación hacia ritualizaciones burocráticas, pues el papel muy a menudo engendra una pretensión de superioridad, en vez de funcionar como una invitación a facilitar las relaciones interpersonales. Es conveniente, pues, estudiar si los dispositivos de grupos no incitan a los dirigentes a monopolizar, más o menos conscientemente, la palabra, la orientación y la elucida- ción o si, por el contrario, pueden favorecer realmente entre los participantes el aprendizaje de las funciones de acogida recíproca y de facilitación de las relaciones y análisis de las situaciones. Se pueden examinar los papeles según que sirvan para la articulación externa de los subgrupos con relación a la unidad o para la coherencia de un grupo, o según que sean "interpretados" con vistas a hacer funcionar cada sub- grupo. Por otra parte pueden proponerse de manera ima- ginativa para aumentar las posibilidades de innovación o para dar nuevo impulso al trabajo de un grupo plenario que suceda a una actividad de subgrupo. Se hablará, pues, de papeles externos, internos o de repercusión. A. PAPELES DE ARTICULACIÓN, EXTERIORES AL SUBGRUPO En lo que concierne a la articulación de los subgrupos, ésta puede concebirse, o de manera permanente, o en movimientos definidos de antemano, o bien, de un modo ocasional. Puede referirse a los contenidos o a los pro- yectos propios de cada subgrupo. Ante todo, ¿existe un responsable general del grupo, en enlace con unos responsables de subgrupo, si se apela a la noción de jerarquía? ¿O bien se trata de un equipo de animación, o de un coordinador, en contacto con portavoces de los subgrupos (y con expertos analistas de los trabajos), si se hace referencia a una noción de "repre- sentación" o de "delegación"? Si conviene presentar al gran grupo una síntesis com- pleta de la actividad de los subgrupos, se hablará de rela- tores. Si lo que importa es dar una imagen viviente de la actividad de los subgrupos, se podrá utilizar la noción de observadores. Por el contrario, si se trata de confrontar los proyectos de cada subgrupo, se instituirá un sistema de portavoces o de delegados. Habrá que elaborar también, para las sesiones plenarias, papeles de gestión (desde el papel de animador, luego de presidente de sesión, hasta los papeles de relator general, analista de los resultados o arbitro de ¡as contradicciones del trabajo en común). La elección de estos papeles influirá en la gama de los reagrupamientos a que se ha aludido antes. B. PAPELES DE FUNCIONAMIENTO DENTRO DEL GRUPO Por lo que se refiere al funcionamiento interno de los sub- grupos, se encontrará primero el aspecto interno de los papeles externos anteriormente definidos: responsables, portavoces o delegados, relatores u observadores. Pero se encontrarán también papeles específicos: de gestión, de producción y de regulación de la vida del subgrupo. Los papeles de gestión se distribuyen según un con- tinuum de funciones de importancia decreciente: director (que interviene mucho), facilitador1 cooperativo y, por último, presentador (papel sin carácter director). En cuanto a los papeles de producción, se distinguirán (por orden decreciente de intervención) los de conferen- ciante, participante, experto exterior al subgrupo, secre- tario o auxiliar técnico (para el empleo de los medios audiovisuales, por ejemplo). Por último, los papeles de regulación van desde el de analista (que interpreta con cierta capacidad de dirección lo que ocurre entre los individuos y en lo que vive el sub- grupo) hasta el de regulador (que ayuda al subgrupo a ana- lizar sus conflictos y su progresión o sus bloqueos), y por último al de observador (que reexpresa, indirectamente, las fases o las tensiones de las relaciones en el subgrupo). Estos papeles se pueden interpretar de manera super- ficial o intensa, con mayor o menor espíritu de dirección. Nada impide que haya en los subgrupos papeles inter- nos que se correspondan o se distingan. Naturalmente, una misma persona puede desempeñar o un sólo papel, o varios simultáneamente. C. PAPELES
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