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956 L A S E N F E R M E D A D E S I N F E C C I O S A S Y S U T R A N S M I S I Ó N de las células que recubren los vasos sanguíneos, caracterizado por la aparición de manchas de color púrpura en la superficie de la piel, sobre todo en las extremidades (Figura 29.46). El sar- coma de Kaposi se debe a la coinfección de VIH y del herpesvi- rus humano tipo 8 (HHV-8), y raramente aparece en pacientes que no tienen SIDA. Diagnóstico de VIH/SIDA La infección por VIH se suele diagnosticar mediante la iden- tificación de anticuerpos contra el patógeno en una mues- tra de sangre. La prueba inmunoenzimática del VIH (EIA, de enzyme immunoassay, Figura 27.15b, c) se emplea para aná- lisis a gran escala, por ejemplo, de las donaciones de sangre. Un resultado positivo en una prueba EIA para VIH debe confir- marse por un segundo método denominado inmunotransferen- cia (Western blot, Figura 27.17), o por inmunofluorescencia ( Figura 27.14), para descartar la posibilidad de un falso posi- tivo. También existen pruebas rápidas y baratas de VIH para el análisis preliminar de sangre en hospitales. Para una prueba de este tipo se necesita una sola gota de sangre del paciente, y en ella se detecta al antígeno superficial gp41 del VIH (Figura 29.43) mediante una reacción de aglutinación visible. En otra prueba se usa la saliva como fuente de anticuerpos contra el VIH y, si la reacción es positiva, aparece un producto coloreado. Sin embargo, por lo general, las pruebas rápidas no son tan sen- sibles o específicas como la prueba estándar EIA para VIH, y los resultados positivos deberían confirmarse con pruebas más sensibles y específicas. Por desgracia, independientemente de su sensibilidad o especificidad, estas pruebas no detectan indi- viduos positivos que acaban de adquirir el VIH y que, por tanto, no presentan una cantidad de anticuerpos contra el VIH sufi- ciente como para ser detectados; esta respuesta inmune puede requerir de un período superior a las 6 semanas desde la infec- ción por VIH. Existen pruebas de laboratorio que detectan directamente el número de viriones de VIH en una muestra de sangre. Estas pruebas usan una reacción en cadena de la polimerasa con infección. De hecho, el DNA del VIH puede permanecer latente por largos períodos, replicándose solo cuando lo hace el DNA de la célula hospedadora. Sin embargo, tarde o temprano, el VIH empieza a replicarse y la célula infectada comienza a pro- ducir y a liberar nuevas partículas víricas. Síntomas del SIDA El desarrollo de la infección por VIH provoca un descenso pro- gresivo en el número de células CD4. En un individuo sano, las células CD4 representan cerca del 70 % del total de células T. En un enfermo de VIH/SIDA, el número de células CD4 decrece constantemente y, en el momento en que aparecen infeccio- nes oportunistas, las células CD4 pueden estar casi ausentes (Figura 20.44). El progreso de una infección por VIH no tra- tada hasta que se desarrolla SIDA sigue un patrón típico. Pri- mero, hay una intensa respuesta inmunitaria al VIH, y la cifra de viriones disminuye drásticamente. Pero al final, la respuesta inmunitaria resulta desbordada, y los niveles de VIH aumentan lentamente a medida que disminuyen, también lentamente, las células T CD4. Cuando el número de células T cae por debajo de 200/mm3 de sangre, se abre la puerta a las infecciones por pató- genos oportunistas (Figura 29.44). Las infecciones oportunistas causadas por protozoos, hongos, bacterias y virus normalmente benignos, son muy prevalentes en personas infectadas con VIH/SIDA, y suelen ser la causa real de la muerte (Figura 29.45). La enfermedad oportunista más habi- tual en pacientes de VIH/SIDA es la neumonía causada por el hongo Pneumocystis jiroveci (Figura 29.45d), pero también se producen infecciones por diversos tipos de mohos, levaduras, protistas y bacterias (Figura 29.45). Casi todos estos patógenos oportunistas son dif íciles de tratar. Por ejemplo, muchos de los medicamentos empleados para tratar infecciones de hongos y de protistas (ambos Eukarya) tienen efectos secundarios nega- tivos para el hospedador, y las infecciones por micobacterias suelen estar causadas por cepas que han desarrollado resisten- cia a los fármacos (Sección 29.4). Un tipo de cáncer frecuente en pacientes de VIH/SIDA es el sarcoma de Kaposi, un cáncer Figura 29.44 Descenso de los linfocitos T CD4 y progresión de la infección por VIH. Durante la progresión típica del SIDA no tratado, hay una pérdida gradual del número y de la capacidad funcional de las células T CD4, mientras que la carga vírica, medida como copias de RNA específico del VIH por mililitro de sangre, aumenta gradualmente después de un descenso inicial. 100 12 Células T CD4 por mm3 de sangre ( ) Copias de RNA de VIH por ml ( ) 0 6 18 24 30 36 42 48 54 60 66 72 78 840 200 300 500 400 600 700 800 900 Tiempo (meses) tras la exposición al VIH Rango normal de células T Descenso significativo de células T Disminución acusada de células T 1.000 Sin síntomas Inflamación de ganglios linfáticos Disfunción inmunitaria subclínica Infecciones oportunistas Deficiencia sistémica inmunitaria Muerte 106 104 102 https://booksmedicos.org booksmedicos.org Botón1:
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