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Biologia de los microorganismos (1591)

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938 L A S E N F E R M E D A D E S I N F E C C I O S A S Y S U T R A N S M I S I Ó N
la bacteria causante de la gonorrea, Neisseria gonorrhoeae. La 
bacteria se transmite a un nuevo hospedador, generalmente 
por vía respiratoria desde un individuo infectado, y se fija a 
las células de la nasofaringe. Una vez allí, el organismo accede 
rápidamente al torrente sanguíneo, provocando una amplia 
diseminación (bacteriemia) y síntomas en el tracto respiratorio 
superior. La meningitis se caracteriza por un repentino dolor 
de cabeza acompañado de vómitos y rigidez de cuello, y puede 
progresar hasta el coma y la muerte en menos de un día. En vez 
de, o además de, provocar una meningitis en toda regla, la bac-
teremia por N. meningitidis provoca, a veces, una meningoco-
cemia fulminante, una afección caracterizada por coagulación 
intravascular y destrucción tisular (gangrena, Figura 29.19b), 
choque, y muerte en más del 10 % de los casos. 
A menudo, la meningitis meningocócica se presenta en epi-
demias, generalmente en poblaciones que viven en espacios 
reducidos, como los barracones militares o las residencias de 
estudiantes. Cualquiera puede contraer una enfermedad menin-
gocócica, pero su incidencia es mucho mayor en niños pequeños, 
niños en edad escolar y adultos jóvenes. Hasta un 30 % de las per-
sonas son portadoras de N. meningitidis en su nasofaringe, sin 
aparentes efectos perjudiciales, y se desconoce el desencadenante 
para pasar del estado de portador asintomático al de enfermo.
Diagnóstico, tratamiento y vacunación
La meningitis meningocócica se diagnostica de forma definitiva a 
partir de cultivos de N. meningitidis aislados de frotis nasofarín-
geos, de sangre o de líquido cefalorraquídeo. Para aislar N. menin-
gitidis se utiliza el medio Thayer-Martin (véase Figura 27.5), que 
es un medio selectivo para el crecimiento de Neisseria patógena, 
que incluye tanto N. meningitidis como N. gonorrhoeae, y des-
pués se examinan las colonias con diplococos gramnegativos 
(Figura 29.19a). No obstante, debido a la rápida aparición de sín-
tomas potencialmente mortales en la meningitis infecciosa, el 
diagnóstico preliminar se basa a menudo en los síntomas clínicos 
y el tratamiento se inicia antes de que el examen de los cultivos 
confirme la infección con N. meningitidis. El tratamiento típico 
es con penicilina, y a menudo es necesaria su aplicación por vía 
intravenosa para acelerar la infusión antibiótica.
En la mayoría de los adultos, los anticuerpos adquiridos 
como consecuencia de infecciones subclínicas por N. menin-
gitidis, son eficaces para evitar la meningitis infecciosa. Se 
dispone de vacunas consistentes en polisacáridos purifica-
dos o en polisacáridos obtenidos de las cepas infecciosas más 
crece dentro de macrófagos y forma las lesiones características 
(Figura 29.18). La lepra se transmite tanto por contacto directo 
como por vía respiratoria, pero no es tan contagiosa como la 
tuberculosis. Históricamente, esta patología se ha asociado con 
la pobreza, la malnutrición y las malas condiciones higiénicas y 
sanitarias. Estos factores, entre otros, afectan indudablemente a 
la capacidad de un individuo para resistir la infección.
Muchos pacientes de la enfermedad de Hansen manifiestan 
lesiones menos pronunciadas, de las que no se pueden obtener 
células bacterianas; estos individuos presentan la forma tubercu-
loide de la enfermedad. La lepra tuberculoide se caracteriza por 
una fuerte respuesta inmune y por una buena prognosis de recu-
peración espontánea. En cualquiera de sus formas, y en la suce-
sión de formas intermedias, la enfermedad de Hansen se trata 
con una terapia farmacológica múltiple que incluye el tratamiento 
prolongado, de hasta un año de duración, de alguna combina-
ción con dapsona (4,4′-sulfonilbisbencenamina, un inhibidor de 
la síntesis del ácido fólico), rifampicina, un inhibidor de la RNA-
polimerasa bacteriana, y clofazimina, un medicamento que ataca 
la respiración bacteriana y el transporte iónico.
En 2009 se registraron cerca de 250.000 nuevos casos de lepra, 
la mayoría en África, el subcontinente indio y Brasil. En los Esta-
dos Unidos, solo se detectan 200 casos al año, sobre todo entre 
inmigrantes. Hasta hace poco, el diagnóstico de la lepra se basaba 
en la identificación de células de M. leprae procedentes de lesio-
nes. Sin embargo, actualmente se dispone de un método especí-
fico, rápido y barato de análisis de sangre, que debería ayudar a 
identificar la enfermedad en su fase inicial, la más fácil de tratar.
Además de M. tuberculosis y M. leprae, otras micobacterias 
son patógenos que afectan al ser humano. Entre ellos se encuen-
tra, especialmente, M. bovis, muy relacionado con M. tubercu-
losis, y un patógeno muy común en las vacas lecheras. M. bovis 
puede desencadenar los síntomas clásicos de la tuberculosis en 
los seres humanos; sin embargo, la pasteurización de la leche y 
la eliminación del ganado vacuno enfermo han reducido signi-
ficativamente la incidencia de la transmisión entre el ganado y 
las personas de este tipo de tuberculosis.
MINIRREVISIÓN
 ¿Por qué Mycobacterium tuberculosis es un patógeno 
respiratorio tan extendido?
 Describa tres características comunes de las micobacterias 
patógenas.
29.5 Meningitis y meningococemia
La meningitis es una inflamación de las meninges, las membra-
nas que protegen el sistema nervioso central, es decir, la médula 
espinal y el cerebro. Diversos microorganismos, entre los que se 
incluyen virus, bacterias, hongos y protistas, pueden provocar 
meningitis. Aquí nos centramos en la forma bacteriana grave de 
enfermedad llamada meningitis infecciosa, causada por la bacte-
ria Neisseria meningitidis.
Patógeno y síndromes de la enfermedad
Neisseria meningitidis, a menudo llamada meningococo, es un 
coco gramnegativo y aerobio obligado que mide aproximada-
mente 0,6-1,0 μm de diámetro (Figura 29.19a); es un pariente de 
Figura 29.19 Neisseria meningitidis. Este organismo causa meningitis y
meningococemia. (a) Tinción de Gram de células de N. meningitidis. Los cocos 
individuales miden de 0,6-1 μm de diámetro. (b) Bebé de cuatro meses con 
gangrena en las piernas causada por meningococemia.
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