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Universidad_de_Santiago_de_Compostela_Morfologia_de_la_cabeza_humana

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MORFOLOGÍA DE LA CABEZA HUMANA 
PARA EL GRADO DE ODONTOLOGÍA
Patrocinado por 
Laboratorios Lacer
Autores:
Prof. Dr. Juan Antonio Suárez Quintanilla
Prof. Dr. Elvira Crespo Vázquez
Prof. Dr. Antonio J. Crespo Abelleira
Prof. Dr. M. Angeles Rodriguez Cobos
Departamento de Ciencias Morfológicas
Universidad de Santiago de Compostela
MORFOLOGÍA 
DE LA CABEZA HUMANA 
PARA EL GRADO DE
ODONTOLOGÍA
Patrocinado por 
Laboratorios Lacer
A Mila.
La gente más feliz, no es la que tiene lo mejor de 
todo, si no la que hace lo mejor con lo que tiene
ÍNDICE I - El origen.
 1.1. Introducción. 11
II - Estructura esquelética de la cabeza humana.
 2.1. Introducción. 19
 2.2. El cráneo en conjunto. 21
 2.3. Frontal. 26
 2.4. Etmoides. 28
 2.5. Esfenoides. 30
 2.6. Temporal. 33
 2.7. Occipital 36
 2.8. Parietal. 39
 2.9. Vómer. 40
 2.10. Maxilar superior. 41
 2.11. Palatino. 47
 2.12. Cornete inferior. 48
 2.13. Huesos nasales. 49
 2.14. Lagrimal. 50
 2.15. Cigomático. 51
 2.16. Maxilar inferior. 52
 2.17. Fosas nasales. 56
 2.18. Cavidad orbitaria. 57
 2.19. Fosa subtemporal o cigomática. 58
 2.20. Fosa pterigomaxilar. 59
 2.21. Cara endocraneal de la base del cráneo. 60
 2.22. Cara exocraneal de la base del cráneo. 62
 2.23. Puntos, líneas y planos cefalométricos. 64
III - Articulaciones de la cabeza y músculos de la masticación.
 3.1. Introducción. 69
 3.2. Morfología de la articulación temporomandibular. 71
 3.3. Biomecánica de la articulación temporomandibular. 74
IV - Músculos de la mímica.
 4.1. Músculos de la mímica. 81
V - Vascularización del sistema musculoesquelético de la cabeza.
 5.1. Vascularización arterial. 87
 5.2. Vascularización venosa. 90
 5.3. Linfáticos. 91
VI - Nervios craneales.
 6.1. Nervios craneales. 95
VII - Cavidad bucal.
 7.1. Constitución anatómica. 106
 7.2. Mucosa oral. 111
 7.3. Glándulas salivales. 114
 7.4. Morfología externa de los dientes. 117
 7.5. Tejidos dentarios. 122
VIII - Crecimiento del sistema estomatognático.
 8.1. Crecimiento del sistema estomatognático. 126
8
9
CAPÍTULO 1.
El origen
10
1 – EL ORIGEN 11
1.1.
Introducción
 
El conocimiento del origen y la evo-
lución de la vida es obligatorio para 
cualquier estudiante o profesional de 
las ciencias de la salud. La existencia 
de cada uno de los seres humanos 
que habitamos la Tierra es debida a 
un conjunto de procesos increíbles 
que abarcan desde el origen del Uni-
verso hasta el sofisticado proceso de 
evolución y selección que permite 
nuestro nacimiento. Al origen del 
Universo, las galaxias y la Tierra, se 
une una impresionante selección na-
tural que ha permitido la evolución 
humana desde las formas animales 
más primitivas hasta el ser humano. 
Pero además, nuestra existencia se 
debe a la competencia de millones 
de células germinales de nuestros pa-
dres que determinan el desarrollo de 
todos los tejidos, órganos y aparatos 
que forman nuestro cuerpo. Podemos 
entender la conjunción de fenómenos 
físicos, químicos, evolutivos y em-
briológicos que determinan la forma-
ción de un ser humano, pero es impo-
sible comprender el porqué somos los 
únicos que podemos tener acceso al 
conocimiento de estos fenómenos en 
un Universo tan complejo y porqué 
este conocimiento se mueve entre las 
proporciones infinitamente macros-
cópicas y microscópicas como si fué-
semos una frase entre dos paréntesis, 
pero no conocemos el resto del texto.
En la segunda década del siglo XX, 
las investigaciones de Edwin P. Hub-
ble (1889-1953) concluyeron que las 
galaxias se estaban alejando entre sí, 
lo que dio pie a que los astrónomos 
determinasen, años más tarde, que 
el universo se formó con una gran 
explosión inicial denominada el Big 
Bang. Según la teoría del Big Bang, al 
principio toda la materia estaba con-
centrada en un punto con gran canti-
dad de energía y en el momento de la 
gran explosión, el universo comenzó 
a hacerse cada vez más grande y las 
partículas se unieron para formar 
átomos. Así, progresivamente el uni-
verso se fue expandiendo formando 
nebulosas, galaxias, estrellas, plane-
tas, satélites, cometas y asteroides. 
El proceso de expansión continúa 
en la actualidad y los investigadores 
pueden conocer la velocidad a la que 
se separan las galaxias, lo que les 
permite datar la edad del universo 
en 13.700 millones de años. Esta ci-
fra es enorme si la comparamos con 
los 4.500 millones de años que tiene 
nuestro planeta, que para encuadrar-
lo en el universo, diremos que per-
tenece al sistema solar, que es una 
parte de una galaxia denominada la 
vía láctea, que a su vez pertenece a 
un sistema de galaxias denominadas 
grupo local.
Hace aproximadamente 4.500 mi-
llones de años la Tierra se forma con 
los demás astros del Sistema Solar, 
originándose en ella los primeros mi-
nerales y rocas que coinciden con los 
primeros fenómenos volcánicos que 
expulsan gases, formando el origen 
12
de la atmósfera y la hidrosfera. Casi 
mil millones de años después, apa-
recen los primeros seres vivos con 
células procariotas (sin núcleo) que 
permiten la fotosíntesis y originan 
acúmulo de oxígeno en la atmósfe-
ra. Casi otros mil millones de años 
tienen que transcurrir para que se 
formen las células eucariotas (con 
núcleo) y los seres pluricelulares. 
Hace 630 millones de años surgen 
los invertebrados macroscópicos y 
trescientos millones de años después 
comienza la formación de las prime-
ras plantas terrestres. Con el paso del 
tiempo aparecen los primeros peces 
acorazados, los insectos, los anfibios, 
y los helechos forman bosques gigan-
tes que dan origen al carbón. Des-
pués de la formación de los reptiles 
(hace 65 millones de años) se produ-
ce una extinción masiva que afecta 
al 95% de las especies (hace 1,8 mi-
llones de años). Desde este momento 
hasta nuestros días, la evolución se 
divide en 5 períodos característicos 
que son el triásico, jurásico, cretáci-
co, terciario y cuaternario. En el pe-
ríodo triásico comienza la era de los 
reptiles o Mesozoico, y es cuando los 
dinosaurios y otros grandes reptiles 
comienzan a dominar la Tierra. En 
el período jurásico aparecen las pri-
meras aves, los primeros mamíferos 
y las primeras plantas con flores. 
En el período cretácico es donde se 
produce un cambio climático extre-
mo que origina la extinción de los 
dinosaurios dando lugar al período 
terciario. En el período terciario las 
plantas con flores, las aves y los ma-
míferos predominan en nuestro pla-
neta, evolucionando progresivamente 
hasta que en el período cuaternario 
aparece la especie humana y la fauna 
y flora de la actualidad. Tradicional-
mente, y debido a la complejidad que 
supone manejar cifras tan grandes 
en los períodos evolutivos, es conve-
niente comparar la duración de todo 
el proceso desde el origen del univer-
so hasta el origen del hombre con la 
duración de un año natural. Así, si el 
origen del universo se produjo un 1 
de enero, el sistema solar no aparece 
hasta el 9 de septiembre, la Tierra se 
forma el 14 de septiembre y los pri-
meros seres vivos aparecen el 30 de 
septiembre. El 17 de diciembre apa-
recen los peces, el 22 de diciembre 
los anfibios, el 23 de diciembre los 
reptiles y el 30 de diciembre los ma-
míferos. El ser humano aparece en la 
Tierra a las 10 de la noche del 31 de 
diciembre.
Desde el punto de vista del estudio 
de la morfología del ser humano se 
debe tener en cuenta que, por un lado 
se encuentra el desarrollo evolutivo 
desde las especies inferiores (desarro-
llo filogenético) y por el otro el desa-
rrollo embriológico del ser humano 
desde las células progenitoras de sus 
padres (desarrollo ontogénico). Para la 
comprensión de nuestra historia evo-
lutiva es imprescindible conocer que 
existen 7 clases de animales: espon-
jas, celentéreos, gusanos, moluscos, 
artrópodos, equinodermos y verte-
brados;Los vertebrados se clasifican 
en dos tipos: peces y cuadrúpedos; 
Los cuadrúpedos, a su vez, se dividen 
en anfibios y amniotas; los amniotas 
pueden ser ovíparos (reptiles y aves) 
o vivíparos (mamíferos). Los mamí-
feros se dividen en monotremas (por 
1 – EL ORIGEN 13
ejemplo el ornitorrinco, que a pesar 
de poner huevos, tiene muchas carac-
terísticas propias de los mamíferos y 
por eso se encuadra en este orden) , 
los marsupiales (son animales como 
el canguro que no tiene placenta y 
después de parir sus crías las alojan 
en una bolsa denominada marsupio 
para terminar de desarrollarse) y los 
placentarios (a este grupo pertenecen 
el resto de los mamíferos). Los pla-
centarios se dividen en insectívoros 
(como su nombre indica se alimentan 
prácticamente de insectos como es el 
caso de los topos o los erizos) , qui-
rópteros (son los únicos mamíferos 
voladores como el murciélago) , roe-
dores (son animales con dientes de 
crecimiento contínuo como por ejem-
plo la rata o el hámster) , lagomorfos 
(en este grupo se incluyen los conejos 
y las liebres) , carnívoros (como los 
osos, los cánidos y los felinos) , cetá-
ceos (son mamíferos marinos como 
la ballena y el delfín) , perisodáctilos 
(sus patas terminan con un número 
impar de pezuñas como los caballos 
y los rinocerontes) , artiodáctilos (sus 
patas terminan en número par de pe-
zuñas como ocurre en las vacas, los 
cerdos y los camellos) y primates (a 
este grupo pertenecen los lémures, 
los monos, los antropoides y el ser 
humano). Los primates pueden ser 
lemúridos (monos de tamaño peque-
ño o mediano con larga cola prensil) 
, calitríchidos (monos muy pequeños 
con larga cola no prensil) , cébidos 
(monos con extremidades largas y 
cola prensil) , cercopitécidos (monos 
con hocico largo) , hilobátidos (mo-
nos de tamaño mediano, son cola y 
con brazos muy largos) y homínidos 
(primates grandes sin cola como el 
gorila, chimpancé, orangután y ser 
humano).
El ser humano no es descendiente 
directo de los animales anteriores en 
su evolución filogenética, sino que 
ha tenido un antepasado común con 
ellos. Es decir, el hombre no deriva de 
los monos, sino que entre los monos 
y el hombre existieron antepasados 
comunes que por un lado evoluciona-
ron a hombre y por el otro quedaron 
como una forma menos desarrollada 
como el chimpancé. Dentro de los 
homínidos se desarrolló en Africa 
una especie denominada Australopi-
thecus con una estatura de metro y 
medio, que podían caminar erguidos, 
con un cerebro pequeño, mandíbulas 
grandes, que se alimentaban de fru-
tos, semillas y raíces. El Australopi-
thecus aumentó su tamaño cerebral, 
comenzó una dieta omnívora y cons-
truyó herramientas de piedra muy 
rudimentarias, lo que le permitió 
transformarse en una especie más 
desarrollada denominada Homo Ha-
bilis. El Homo Habilis se transformó 
en Homo Erectus en el momento en 
que dominó el fuego y fabricó he-
rramientas más sofisticadas, lo que 
permitió una dieta más blanda que 
reducía el tubo digestivo (incluida la 
mandíbula y los dientes) y podía per-
mitir un aumento de flujo vascular a 
la cabeza para mejorar la capacidad 
cerebral. Hace unos 150.000 años 
el Homo Erectus se transformó en 
Homo Neanderthalensis y su aspecto 
era muy parecido al ser humano ac-
tual, ya que entre otras habilidades, 
existe constancia de que enterraba 
a sus muertos y podía dominar casi 
14
todas las zonas climáticas del plane-
ta. Pero sin duda el viaje evolutivo 
alcanza su mayor sofisticación hace 
unos 100.000 años con la aparición 
del Homo Sapiens que por primera 
vez realiza manifestaciones artísticas 
de las que tenemos constancia en la 
actualidad.
El ser humano en su evolución fi-
logenética es un vertebrado (tiene 
simetría bilateral y un esqueleto in-
terno formado por hueso y cartílago 
que además forma una columna ver-
tebral), amniota (a diferencia de los 
anfibios carece de una fase acuática 
en la que se respira por branquias), 
vivíparo (no pone huevos), primate, 
homínido y homo sapiens.
1 – EL ORIGEN 15
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17
CAPÍTULO 2.
Estructura esquelética 
de la cabeza humana
18
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 19
El esqueleto humano se divide en dos 
partes: esqueleto axial y esqueleto 
apendicular. El esqueleto axial es el 
formado por los huesos de la cabeza 
el cuello y el tronco, mientras que el 
esqueleto apendicular está formado 
por los huesos de las extremidades 
superiores e inferiores. Todos los hue-
sos del cuerpo humano se clasifican 
en cuatro tipos: largos, cortos, planos 
e irregulares. Los huesos de la cabeza 
humana se dividen en dos partes que 
son los huesos del neurocráneo y los 
huesos del esplacnocráneo. Los hue-
sos del neurocráneo se encargan de 
proteger el encéfalo y los huesos del 
esplacnocráneo o huesos de la cara, 
se encargan de proteger las porciones 
del sistema respiratorio y digestivo de 
la cabeza. El neurocráneo está forma-
do por dos huesos planos (parietales) 
y seis huesos irregulares (1 occipital, 
1 esfenoides, 1 etmoides, 1 frontal y 
dos temporales). El esplacnocráneo o 
huesos de la cara están formado por 
catorce huesos, seis pares (maxilares 
superiores, malares o cigomáticos, pa-
latinos, cornetes inferiores, nasales o 
huesos propios de la nariz, unguis o 
lagrimales) y dos impares (vómer y 
maxilar inferior o mandíbula). Excep-
to los huesos propios de la nariz y el 
vómer que son planos, el resto de hue-
sos de la cara son huesos irregulares.
Todos los tejidos del organismo se 
dividen en cuatro tipos que son: epi-
telial, conjuntivo, muscular y nervio-
so. Los huesos de la cabeza, como los 
del resto del cuerpo, están formados 
por tejido óseo, que es la forma más 
característica de tejido conjuntivo. El 
tejido óseo está formado por células 
y material extracelular o matriz. Las 
células del hueso son osteoblastos, os-
teoclastos y osteocitos. Los osteoblas-
tos son pequeñas células formadoras 
de hueso que se encuentran en toda 
la superficie ósea y que sintetizan y 
secretan osteoide que es una parte de 
la sustancia fundamental. Las fibras 
de colágeno se alinean con el osteoide 
y sirven de armazón para el depósito 
de calcio y fosfato. Los osteocitos son 
osteoblastos maduros rodeados por 
una matriz situada en el interior de 
una laguna. Los osteoclastos se en-
cargan de la erosión del hueso y son 
células gigantes multinucleadas que 
contienen numerosas mitocondrias 
y lisosomas. La matriz extracelular 
está formada por sales inorgánicas 
y matriz orgánica. Las sales inorgá-
nicas son hidroxiapatita (cristales 
de calcio y fosfato) , finos cristales 
orientados para resistir el estrés me-
cánico y otros minerales como sodio 
y magnesio. La matriz orgánica está 
compuesta por fibras colágenas y una 
sustancia fundamental (formada por 
proteínas y polisacáridos).
Desde el punto de vista estructural 
el hueso puede ser compacto o espon-
joso (Fig 1). El hueso compacto está 
formado por unidades estructurales 
cilíndricas denominadas osteonas 
o sistemas de Havers que están co-
2.1.
Introducción
20
nectadas entre si por unos canales 
transversos denominados conductos 
de Volkmann. Cada osteona presenta 
cuatro tipos de estructuras: lamini-
llas, lagunas, canalículos y conducto 
haversiano. Las laminillas son capas 
concéntricas y cilíndricas de matriz 
calcificada; las lagunas son pequeños 
espacios llenos de matriz que contie-
nen los osteocitos; los canalículos son 
minúsculos canales que conectan las 
lagunas entre si; los conductos haver-
sianos se extienden longitudinalmen-
te a través del centro de cada osteona 
y contienen vasos sanguíneos y lin-
fáticos. El hueso esponjoso está for-
mado por trabéculas que presentan 
diminutos canalículos para el inter-
cambio de nutrientes y productos de 
desecho por difusión. El tejido óseo 
está vascularizado por la médula 
ósea, pero en el hueso compacto exis-
ten además vasos sanguíneos que pe-
netran desde el periostio y conectan a 
través de los conductos de Volkmann 
con los canalesde las osteonas (Fig 1).
Fig 1. Estructura histológica del hueso: 
1) hueso compacto, 2) hueso esponjoso, 
3) osteona, 4) conducto de Havers, 5) osteocito 
con canalículos. En la foto se observa el hueso 
debajo de la mucosa.
	
  
	
  
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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 21
2.2.
El cráneo en conjunto
Para entender la estructura de los 
huesos de la cabeza es imprescindi-
ble localizar primero el hueso y lue-
go apreciar sus detalles anatómicos. 
Para la localización de los huesos en 
la cabeza esquelética se utilizan las 
visiones en conjunto desde la parte 
anterior “norma frontal”, la cara late-
ral “norma lateral”, la parte posterior 
“norma occipital”, la parte superior 
“calota craneal”, y la parte inferior 
“norma basal”. El cráneo visto desde 
la norma frontal (fig 2) está constitui-
do por siete regiones anatomoclíni-
cas: frontal, órbitas, la porción ósea 
lateral a la abertura nasal, la porción 
ósea anterior de la abertura nasal, re-
gión maxilar superior, región malar y 
región maxilar inferior. En la norma 
frontal se pueden apreciar huesos y 
cavidades. Los huesos son el frontal, 
etmoides, huesos propios de la nariz, 
maxilar superior, malar o cigomático, 
cornete inferior y etmoides; las cavi-
dades son las fosas nasales y las órbi-
tas. Las fosas nasales están limitadas 
exteriormente por los huesos propios 
de la nariz y el maxilar superior, y en 
su interior se puede apreciar el cor-
nete inferior formando parte de su 
pared lateral y el etmoides formando 
parte del tabique nasal; las órbitas 
están limitadas exteriormente por el 
frontal, el malar y el maxilar supe-
rior, y en su interior se puede apreciar 
el hueso esfenoides. En la exploración 
clínica podemos palpar en la visión 
frontal de un paciente el hueso fron-
 
Fig 2. Huesos de la norma frontal del cráneo: 
1) frontal, 2) esfenoides, 3) huesos propios de la 
nariz, 4) maxilar superior, 5) maxilar inferior, 
6) malar, 7) cornete inferior, 8) etmoides.
 
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tal, malar, propios de la nariz, maxi-
lar superior y maxilar inferior.
En la norma lateral del cráneo (fig 
3) podemos distinguir dos grandes 
regiones anatomoclínicas que son el 
neurocráneo o huesos de protección 
del encéfalo y el esplacnocráneo o 
huesos de la cara. Los huesos del 
neurocráneo que se observan en la 
norma lateral son el frontal, parietal, 
esfenoides, temporal y occipital; los 
huesos de la cara que se aprecian son 
el frontal, huesos nasales o propios de 
la nariz, lagrimal, etmoides (estos dos 
huesos se aprecian porque el borde la-
teral de la órbita es más posterior que 
el medial y permite visualizar la pa-
red medial de la misma donde están 
situados) , malar o cigomático, maxi-
lar superior y maxilar inferior. En la 
norma lateral del cráneo se puede 
apreciar una fosa que se sitúa entre el 
hueso esfenoides, temporal y malar, 
denominada fosa temporal. Clínica-
mente en la exploración lateral de un 
paciente podemos palpar los regiones 
superficiales de los huesos propios, el 
maxilar superior, el maxilar inferior, 
el malar, el frontal, el parietal, el tem-
poral y el occipital. 
En la norma occipital (fig 4) se dis-
tingue la parte posterior del hueso 
occipital y su unión con los huesos 
parietales y temporales. La parte pos-
terior de la cabeza ósea es palpable 
hasta donde comienza la inserción en 
el occipital de los músculos de la nuca.
En la norma superior o calota cra-
neal (fig 5) se observa el hueso frontal, 
los parietales y el occipital y es palpa-
ble en toda su superficie externa. En 
la norma inferior o base del cráneo 
podemos distinguir dos caras, la cara 
exocraneal y la cara endocraneal. La 
cara exocraneal (fig 6) se divide en 
tres porciones denominadas anterior, 
media y posterior. La porción anterior 
se encuentra por delante de la línea 
bicigomática (entre la superficie más 
ancha del denominado arco cigomá-
tico) , la porción media se encuentra 
entre la línea bicigomática y la línea 
bimastoidea (línea que pasa por las 
dos apófisis mastoides) y la porción 
posterior se encuentra por detrás de 
la línea bimastoidea. Por motivos 
docentes en la porción anterior de la 
cara exocraneal se incluye el comple-
jo óseo del paladar. En la cara exo-
craneal podemos observar el maxilar 
superior, palatino, vómer, esfenoides, 
temporal, malar y occipital.
La cara endocraneal de la base del 
cráneo (fig 7) presenta tres fosas que 
se corresponden con las estructuras 
cerebrales y cerebelosas que se sitúan 
sobre ellas. La fosa craneal anterior 
es donde se sitúa el lóbulo frontal 
del cerebro, la fosa craneal media 
corresponde al lóbulo temporal y la 
fosa craneal posterior corresponde al 
lóbulo occipital y al cerebelo. Los hue-
sos que podemos visualizar en la cara 
endocraneal de la base del cráneo son 
el frontal, etmoides, esfenoides, tem-
poral y occipital.
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 23
Fig 3. Huesos de la norma lateral del cráneo: 1) frontal, 2) parietal, 3) occipital, 4) temporal, 
5) malar o cigomático, 6) esfenoides, 7) etmoides, 8) lagrimal, 9) maxilar superior, 10) maxilar 
inferior, 11) huesos nasales.
	
  
Fig 4. Norma occipital del cráneo: 1) occipital, 2) temporal, 3) parietal.	
  
	
  
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Fig 5. Huesos de la norma superior del cráneo: 1) frontal, 2) parietal, 3) occipital.
Fig 6. Cara exocraneal de la base del cráneo: 1) maxilar superior, 2) palatino, 3) vómer, 4) malar, 
5) esfenoides, 6) temporal, 7) occipital, 8) línea bicigomática, 9) línea bimastoidea.
 
 
 
 
	
  
	
  
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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 25
Fig 7. Cara endocraneal de la base del cráneo: 1) frontal, 2) etmoides, 3) esfenoides, 
4) temporal, 5) occipital.
	
  	
  
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2.3.
Frontal
El hueso frontal (figs 8, 9, 10 y 11).
es impar, simétrico, neumático y es el 
único hueso común al neurocráneo y 
esplacnocráneo. Presenta 3 caras (an-
terior, posterior e inferior), 3 bordes 
(superior, anterior y posterior) y unas 
cavidades en su interior denomina-
das senos frontales. La cara anterior 
presenta la sutura frontal media o 
metópica, la protuberancia frontal 
media o glabela, las protuberancias 
frontales laterales, los arcos ciliares o 
superciliares y la carilla temporal del 
frontal. La cara posterior presenta el 
canal del seno longitudinal superior, 
la cresta frontal, el agujero ciego, la 
escotadura etmoidal, las fosas fron-
tales y las eminencias orbitarias. La 
cara inferior: es horizontal y forma 
parte de la cavidad orbitaria. El bor-
de superior se articula con los parie-
tales formando la sutura coronal. El 
borde anterior es la separación de las 
caras anterior e inferior y presenta la 
escotadura nasal, los arcos orbitarios 
y se articula con el unguis, el maxi-
lar superior, los huesos propios de la 
nariz y el malar. El borde posterior se 
articula con el esfenoides.
El hueso frontal se articula con 12 
huesos: con los dos parietales, el et-
moides, el esfenoides, los dos mala-
res, los dos maxilares superiores, los 
dos huesos propios de la nariz y los 
dos lagrimales.
Fig 8. Hueso frontal en la norma frontal del 
cráneo. 1) sutura metópica, 2) eminencia frontal 
lateral, 3) arco ciliar, 4) carilla temporal, 
5) escotadura supraorbitaria, 6) sutura con el 
malar, 7) sutura con el maxilar superior, 8) sutura 
con los huesos propios de la nariz, 9) sutura con 
el esfenoides, 10) sutura con el parietal.
	
  
	
  
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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 27
Fig 9. Hueso frontal en la norma lateral del cráneo: 1) glabela, 2) carilla temporal, 3) arco ciliar, 4) eminencia 
frontal lateral, 5) sutura con el parietal, 6) sutura con el esfenoides, 7) sutura con el malar, 8) sutura con el 
maxilar superior, 9) sutura con el etmoides, 10) sutura con el hueso nasal, 11) sutura con el lagrimal. 
Fig 10. Hueso frontal en la caraendocraneal de la abase del cráneo: 1) cresta frontal, 2) agujero ciego, 3) seno 
frontal, 4) escotadura etmoidal, 5) fosas frontales, 6) eminencias orbitarias, 7) sutura con el esfenoides.
Fig 11. Estructuras del hueso frontal en la radiografía lateral: 1) cortical externa, 2) línea cutánea, 3) sutura 
nasofrontal, 4) cortical interna, 5) seno frontal.
	
  
	
  
 
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2.4.
Etmoides
El hueso etmoides (figs 12, 13, 14, 15 
y 16) es impar, medio, simétrico y 
neumático. Presenta una lámina ver-
tical, una lámina horizontal, dos ma-
sas laterales y unas cavidades deno-
minadas senos etmoidales. La lámina 
vertical se divide en una porción su-
perior denominada crista galli y una 
porción inferior que forma la parte 
superior del tabique de las fosas na-
sales. La lámina horizontal presenta 
dos surcos para el nervio olfatorio y 
está agujereada por numerosos orifi-
cios para las fibras de ese nervio (lá-
mina cribosa). Las masas laterales se 
sitúan entre la órbita externamente y 
las fosas nasales internamente. Los 
senos o cavidades etmoidales se divi-
den en tres grupos: anterior (presen-
tan un conducto con forma de embu-
do que termina en el seno frontal que 
se denomina infundibulum) , medio 
y posterior.
El etmoides se articula con trece 
huesos: por arriba con el frontal, por 
atrás con el esfenoides, por atrás y 
abajo con los palatinos, por delante 
con los huesos propios de la nariz, 
por fuera con los maxilares superio-
res y los lagrimales, hacia abajo y en 
la línea media se articula con el vó-
mer y los cornetes inferiores.
Fig 12. Etmoides individual 1) y en un corte coronal 
que pasa por el medio de la órbita 2) : 3) crista galli, 
4) lámina horizontal, 5) masa lateral.
Fig 13. Etmoides en la visión de la cara 
endocraneal de la base del cráneo: 1) crista galli, 
2) lámina horizontal, 3) sutura con el frontal, 
4) sutura con el esfenoides.
	
  
	
  
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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 29
Fig 14. Hueso etmoides 1) en la norma lateral del cráneo: 2) sutura con el frontal, 
3) sutura con el lagrimal, 4) sutura con el maxilar superior.
 
Fig 15. Hueso etmoides en una telerradiografía: 1) lámina horizontal, 2) sutura fronto-esfeno-etmoidal.
	
  
Fig 16. Lámina perpendicular del etmoides 1) en una ortopantomografía.
	
  
 
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30
El hueso esfenoides (figs 17, 18, 19, 
20, 21 y 22) es impar, simétrico y neu-
mático. Presenta un cuerpo, dos alas 
menores, dos alas mayores y cuatro 
apófisis pterigoides. El cuerpo pre-
senta una cara superior (con el pro-
ceso etmoidal, el jugum esfenoidal, el 
canal óptico, la silla turca y la lámina 
cuadrilátera) , una cara inferior (for-
ma parte de las fosas nasales) , una 
cara anterior (también forman parte 
de las fosas nasales) , una cara pos-
terior (se confunde con el occipital) y 
dos caras laterales (inicio de las alas 
mayores, las alas menores y en es-
tas caras se encuentra el canal para 
el seno cavernoso). Las alas menores 
limitan en su origen el agujero óptico 
y forma las apófisis clinoides anterio-
res. Las alas mayores presentan una 
cara externa (forma parte de la pared 
externa de la órbita, limita la hendi-
dura esfenomaxilar, forma parte de 
la fosa temporal y constituye la pared 
superior de la fosa cigomática) , cara 
interna (se relaciona con el cerebro y 
está perforada por el agujero redon-
do mayor para el nervio maxilar su-
perior, el agujero oval para el nervio 
maxilar inferior, el agujero redondo 
menor para la arteria meningea me-
dia, el agujero innominado de Arnold 
para el nervio petroso superficial me-
nor y el agujero de Vesalio para una 
vena innominada) , borde interno (li-
mita la hendidura esfenoidal y el agu-
jero rasgado anterior) y borde externo 
(se articula con la escama del tempo-
ral, con el frontal y con el parietal). 
Las apófisis pterigoides son dos (una 
derecha y otra izquierda) y están for-
madas por un ala interna (que se ori-
gina en la cara inferior del cuerpo del 
esfenoides) y un ala externa (que se 
origina en las alas mayores). Las apó-
fisis pterigoides limitan por detrás 
con la fosa pterigoidea y por delante 
con la fosa pterigomaxilar.
El esfenoides se articula por delante 
con el etmoides y el frontal, por los 
lados con los parietales y los tempo-
rales, por delante y afuera con los ma-
lares y por abajo con los palatinos y 
el vómer.
2.5.
Esfenoides
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 31
Fig 18. Hueso esfenoides en la cara endocraneal de 
la base del cráneo: 1) proceso etmoidal, 
2) jugum esfenoidal, 3) canal óptico, 4) silla turca, 
5) lámina cuadrilátera, 6) ala menor, 7) apófisis 
clinoides anterior, 8) ala mayor, 9) agujero redondo 
mayor, 10) agujero oval, 11) agujero redondo menor, 
12) sutura con el frontal, 13) sutura con el parietal, 
14) sutura con el temporal, 15) sutura con el occipital. 
Fig 19. Visión anterior del esfenoides: 1) cuerpo, 
2) alas menores, 3) alas mayores, 4) apófisis 
pterigoides, 5) agujero redondo mayor, 6) conducto 
pterigoideo, 7) fisura orbitaria superior.
	
  
Fig 17. Hueso esfenoides visto desde su cara 
inferior: 1) cuerpo, 2) alas mayores, 3) apófisis 
pterigoides medial, 4) apófisis pterigoides lateral, 
5) agujero oval, 6) agujero redondo menor, 7) sutura 
con el hueso palatino, 8) fisura orbitaria inferior, 
9) sutura con el temporal, 10) sutura con el 
occipital, 11) sutura con el vómer.
	
  
	
  
	
  
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Fig 22. Esfenoides en una telerradiografía: 1) cara superior del cuerpo, 2) yugo esfenoidal, 3) canal óptico, 
4) agujero óptico, 5) tubérculo pituitario, 6) apófisis clinoides anteriores, 7) silla turca, 8) apófisis clinoides 
posteriores, 9) lámina cuadrilátera, 10) seno esfenoidal, 11) cara inferior del cuerpo, 12) cara anterior del cuerpo, 
13) cara endocraneal del ala mayor, 14) apófisis pterigoides, 15) espina de Civini, 16) fosa pterigomaxilar.
Fig 21. Apófisis pterigoides 1) en la silueta de una ortopantomografía.
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig 20. Hueso esfenoides en la norma lateral del cráneo: 1) ala mayor, 2) apófisis pterigoides.
	
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
  
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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 33
El hueso temporal (figs 23, 24, 25, 26 y 
27) se compone de tres porciones mor-
fológicamente diferentes (porción es-
camosa, petrotimpánica y mastoidea) 
y dos apófisis (estiloides y cigomáti-
ca). La porción escamosa es plana, se 
encuentra por fuera de la cara lateral 
del lóbulo temporal del cerebro, tiene 
una cresta rugosa para la inserción del 
músculo temporal, el cóndilo y la cavi-
dad glenoidea (atravesada por la cisura 
de Glasser) para la articulación con el 
cóndilo de la mandíbula. La porción 
petrotimpánica tiene forma de pirá-
mide cuadrangular con cuatro caras 
(anterosuperior, posterosuperior, an-
terionferior y posteroinferior) , cuatro 
bordes (anterior, posterior, superior e 
inferior) , una base y un vértice. La 
cara anterosuperior presenta la emi-
nencia arcuata, el hiato de Falopio, hia-
to de los nervios petrosos, la fosita del 
ganglio de Gasser y el techo del tímpa-
no o tegmen tympani. La cara postero-
superior presenta el conducto auditivo 
interno. La cara anteroinferior está for-
mada por una lámina que constituye 
la pared anterior del conducto audi-
tivo externo. La cara posteroinferior 
presenta el agujero estilomastoideo, la 
apófisis estiloides (donde se inserta el 
ramillete de Riolano formado por los 
músculos estilogloso, estilohioideo, es-
tilofaríngeo y los ligamentos estilohioi-
deo y estilomaxilar) , la fosa yugular y 
el orificio inferior del conducto carotí-
deo. La porción mastoidea está situada 
detrásdel conducto auditivo externo y 
termina por su porción inferior en la 
apófisis mastoides. La apófisis cigomá-
tica se une con la apófisis temporal del 
hueso cigomático para formar el arco 
cigomático.
El temporal se articula por arriba 
con el parietal, por detrás con el oc-
cipital, por delante y por dentro con 
el esfenoides, por delante y por fue-
ra con el malar y por debajo con el 
maxilar inferior.
Fig 23. Hueso temporal en la norma lateral 
del cráneo: 1) porción escamosa, 2) porción 
petrotimpánica, 3) porción mastoidea, 4) apófisis 
estiloides, 5) apófisis cigomática.
	
  
2.6.
Temporal
	
  
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34
Fig 24. Hueso temporal en la cara exocraneal de la base del cráneo: 1) apófisis mastoides, 2) conducto auditivo 
externo, 3) agujero estilomastoideo, 4) apófisis estiloides, 5) conducto carotídeo, 6) agujero yugular, 7) agujero 
mastoideo, 8) cavidad glenoidea, 9) cóndilo del temporal, 10) agujero rasgado anterior, 11) apófisis cigomática.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig 25. Hueso temporal en la cara endocraneal de la base del cráneo: 1) cara anterosuperior de la porción 
petrotimpánica, 2) cara posterosuperior de la porción petrotimpánica, 3) conducto auditivo interno, 
4) sutura con las alas mayores del esfenoides, 5) sutura con el occipital, 6) agujero rasgado anterior, 
7) agujero rasgado posterior.
	
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 35
Fig 26. Estructuras del hueso temporal en el perfil de la radiografía lateral: 1) cara anterosuperior 
del peñasco, 2) cara posterosuperior del peñasco, 3) conducto auditivo interno, 4) condvucto auditivo 
externo, 5) cóndilo, 6) cavidad glenoidea, 7) apófisis mastoides, 8) apófisis estiloides. 
 
 
 
 
 
 	
  
Fig 27. Estructuras del hueso temporal en una ortopantomografía: 1) cavidad glenoidea, 2) cóndilo del 
temporal, 3) apófisis cigomática.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 	
  
 
 
 
 
 
 
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2.7.
Occipital
El hueso occipital (figs 28, 29, 30, 31 y 
32) es impar, medio y simétrico. Pre-
senta: el agujero occipital, las masas 
laterales, la porción basilar, la concha 
y cuatro bordes (dos superiores para 
articularse con los parietales y dos in-
feriores para articularse con el peñas-
co y la mastoides). El agujero occipital 
es de forma ovalada y da paso al bulbo 
raquídeo, las arterias vertebrales y los 
nervios espinales. Las masas laterales 
en su cara endocraneal presentan el 
orificio interno del conducto condíleo 
anterior para el nervio hipogloso ma-
yor y el canal para el seno lateral; en su 
cara exocraneal presenta los cóndilos 
del occipital con los orificios condíleos 
en su parte anterior y el agujero condí-
leo posterior por detrás. La porción ba-
silar es cuadrilátera y anterior. Su cara 
exocraneal presenta el tubérculo fa-
ríngeo y su cara endocraneal forma el 
canal basilar. La concha o escama es la 
parte más posterior del hueso. Su cara 
exocraneal presenta la protuberancia 
occipital externa, la cresta occipital ex-
terna, las curvas occipitales superiores 
y las líneas occipitales inferiores. La 
cara endocraneal presenta la protube-
rancia occipital interna, el canal del 
seno longitudinal superior, la cresta 
para la inserción de la hoz del cerebelo 
y los surcos para el seno lateral.
El hueso occipital se articula con el 
esfenoides por delante, con los dos 
parietales por arriba, con los dos tem-
porales lateralmente y con el atlas por 
debajo.
Fig 28. Hueso occipital en la norma lateral del 
cráneo: 1) porción escamosa, 2) sutura con el 
parietal, 3) sutura con el temporal.
	
  	
  
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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 37
	
  
Fig 30. Hueso occipital en la cara endocraneal de la base del cráneo: 1) porción basilar, 2) porción lateral, 
3) porción escamosa, 4) foramen magnum, 5) protuberancia occipital interna, 6) canal del seno lateral. 
	
  
Fig 29. Occipital en la cara exocraneal de la base del cráneo: 1) porción basilar, 2) porción lateral, 3) escama, 
4) foramen magnum, 5) cóndilo, 6) agujero condíleo posterior, 7) protuberancia occipital externa, 8) cresta 
occipital externa, 9) curva occipital superior, 10) línea occipital inferior, 11) tubérculo faríngeo.
Fig 31. Hueso occipital en la norma posterior del cráneo: 1) porción escamosa, 2) sutura con el parietal, 
3) sutura con el temporal.
	
  
	
  
	
  
	
  
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Fig 32. Estructuras del occipital en el perfil de la radiografía lateral: 1) porción basilar, 2) cóndilo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 39
2.8.
Parietal
El hueso parietal (fig 33) es par, pla-
no y rectangular. Presenta: una cara 
externa o exocraneal, cara interna 
o endocraneal, cuatro bordes (ante-
rior, posterior, superior e inferior) y 
cuatro ángulos (anterosuperior, an-
teroinferior, posterosuperior y poste-
roinferior). El parietal se articula por 
delante con el frontal, por detrás con 
el occipital, por arriba con el parietal 
del lado opuesto y por abajo con el 
temporal y el esfenoides.
Fig 33. Hueso parietal en la norma lateral del 
cráneo: 1) sutura con el frontal, 2) sutura con 
las alas mayores del esfenoides, 3) sutura con el 
temporal, 4) sutura con el occipital.
	
   	
  
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2.9.
Vómer
El vómer (figs 34 y 35) es un hueso 
impar, delgado y vertical que está si-
tuado en la porción posteroinferior 
de las fosas nasales. Presenta dos ca-
ras laterales y cuatro bordes. Caras 
laterales: Son planas y forman parte 
del tabique de las fosas nasales. Bor-
de anterior: se articula con la lámina 
perpendicular del etmoides y el car-
tílago del tabique. Borde posterior: 
es el límite de las coanas u orificios 
posteriores de las fosas nasales. Bor-
de superior: se articula con la cresta 
de la cara inferior del cuerpo del esfe-
noides formando el conducto esfeno-
vomeriano medio. Borde inferior: se 
articula con las apófisis palatinas de 
los maxilares superiores y las porcio-
nes horizontales de los palatinos.
El vómer se articula por arriba y 
atrás con el esfenoides, por arriba y 
delante con la lámina perpendicular 
del etmoides, por abajo y atrás con los 
dos palatinos, y por abajo y adelante 
con los dos maxilares superiores.
Fig 34. Hueso vómer en la cara exocraneal de la 
base del cráneo: 1) vómer, 2) orificio posterior de la 
fosa nasal, 3) cuerpo del esfenoides.
	
  
Fig 35. Hueso vómer en el tabique de las fosas 
nasales: 1) borde anterior, 2) borde superior, 3) 
borde posterior, 4) borde inferior.
	
  
	
  
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2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 41
El hueso maxilar superior (figs 36, 37, 
38, 39, 40, 41, 42 y 43) consta de un 
cuerpo central y de cuatro prolonga-
ciones. La prolongación frontal o apó-
fisis ascendente se dirige hacia arri-
ba para articularse con el frontal, la 
cigomática o malar alarga el ángulo 
lateral del cuerpo para unirse con el 
hueso pómulo o malar, la palatina o 
lámina horizontal se articula con la 
del lado opuesto para formar la parte 
principal de la bóveda del paladar, fi-
nalmente la prolongación alveolar se 
dirige hacia abajo y alberga las raíces 
de los dientes superiores.
El cuerpo del maxilar forma una 
pirámide triangular irregular, cuya 
base está orientada hacia la fosa nasal 
y se denomina cara nasal. De las tres 
caras laterales de la pirámide, la cara 
orbitaria forma la parte más extensa 
del suelo de la órbita, la segunda cara 
mira hacia el rostro y se denomina 
cara malar, la tercera forma parte de 
la pared de la fosa cigomática y se de-
nomina cara infratemporal.
La cara nasal o base del cuerpo del 
maxilar está ocupada en gran parte 
por la abertura irregular del seno 
maxilar. Por detrás de este orificio 
queda una franja ósea, estrecha y ás-
pera, donde se adosa la laminilla ver-
tical delhueso palatino. Comenzando 
hacia la mitad de su borde posterior, 
se extiende sobre esta franja en direc-
ción hacia delante y abajo un surco 
poco profundo, denominado surco 
pterigomaxilar, que va a terminar en 
el ángulo formado por el borde poste-
rior de la lámina horizontal y la pared 
interna del cuerpo del maxilar. Hacia 
arriba, la superficie viene a parar al 
ángulo de confluencia de las tres ca-
ras orbitaria, infratemporal y nasal, 
pequeña superficie triangular que se 
superpone a la apófisis orbitaria del 
palatino y que recibe el nombre de 
triángulo palatino. El borde superior 
de la cara nasal presenta en su parte 
posterior varias fositas más o menos 
profundas, las celdillas maxilares, 
que uniéndose al etmoides comple-
tan las celdillas etmoidales inferiores. 
Más hacia delante e invadiendo la 
zona del hiato maxilar, encontramos 
la zona que se articula con el hueso 
lagrimal. En esta parte hay un surco 
muy profundo que dirigido vertical-
mente se continúa con la porción lisa 
y ligeramente cóncava de la pared 
nasal situada por delante del orificio 
o hiato del seno maxilar. Este surco, 
denominado canal lacrimonasal, está 
limitado hacia delante por la prolon-
gación del borde posterior de la apó-
fisis ascendente, y hacia atrás por una 
laminilla ósea denominada lúnula la-
crimal que se levanta en el borde an-
terior del hiato maxilar. La cara nasal 
termina en el borde afilado y cónca-
vo que circunscribe la abertura nasal 
ósea denominada abertura piriforme. 
Desde el extremo inferior del canal 
lacrimonasal y en dirección horizon-
tal hacia delante, cruza la cara nasal 
en su porción más anterior una línea 
2.10.
Maxilar superior
42
áspera denominada cresta conchal, 
que sirve para la articulación con el 
hueso cornete inferior.
La superficie orbitaria es casi plana, 
ligeramente inclinada hacia fuera, lisa 
y triangular. Su límite nasal está re-
presentado por un borde afilado que, 
por su parte anterior, se une con el 
hueso lacrimal, y por su parte poste-
rior se une con la lámina papirácea 
del etmoides. El ángulo posterior se 
continúa con el triángulo palatino. El 
borde anterior de la superficie orbi-
taria representa el límite con la cara 
anterior o malar, es liso, está engro-
sado en su parte interna para formar 
parte del borde inferior de la órbita y 
en su porción externa es áspero para 
articularse con el hueso malar. El bor-
de posterior de la superficie orbitaria, 
separa las caras orbitaria e infratem-
poral, constituye el contorno inferior 
de la hendidura esfenomaxilar, en su 
extremo lateral se levanta una espina 
ósea denominada cigomática, hacia 
la mitad de este borde comienza el 
surco infraorbitario. La dirección del 
surco infraorbitario es casi sagital y a 
partir de su extremo posterior, el bor-
de externo de este surco, forma una 
lengüeta que desde fuera se inclina 
con forma abovedada sobre el surco. 
En la parte media de la cara orbitaria 
el surco infraorbitario forma un con-
ducto completo denominado surco 
infraorbitario. A medida que el surco 
infraorbitario se aproxima al agujero 
infraorbitario, se desvía hacia la nariz 
formando un eje que se dirige hacia 
abajo, adelante y adentro. Si prolonga-
mos los ejes de los dos conductos in-
fraorbitarios convergen en un punto 
situado a uno o dos centímetros por 
delante de los incisivos centrales su-
periores.
La cara anterior o malar se extiende 
desde la abertura nasal anterior hasta 
la cresta cigomática alveolar. El con-
torno de la abertura nasal tiene bor-
des afilados y forma casi la mitad del 
perímetro de un corazón de naipes 
con la punta dirigida hacia arriba. En 
el extremo anteroinferior del contor-
no, el hueso se prolonga en una es-
pina ósea muy prominente, que con 
la del lado opuesto forma la espina 
nasal anterior. La parte externa de 
la cara externa del maxilar superior, 
continuada sin límites precisos con 
la apófisis cigomática izquierda, se 
deprime para formar la fosa canina, 
de profundidad variable y que por 
su extremo superointerno presenta el 
agujero infraorbitario. El agujero in-
fraorbitario es desigual y se sitúa, por 
término medio, a 8mm por debajo 
del sitio en que la parte lisa del borde 
inferior de la órbita se continúa con la 
superficie sutural destinada al malar.
Por abajo, la cara anterior se prolon-
ga sin límite claro en la superficie ex-
terna de la prolongación alveolar. La 
separación del lado de la cara infra-
temporal es, por el contrario, siempre 
precisa, debido a la cresta cigomati-
coalveolar. Esta cresta es roma, el hue-
so se espesa de forma pronunciada y 
de ella sale la arista inferoexterna de 
la apófisis cigomática que forma un 
arco cóncavo hacia abajo y afuera que 
termina en el alveolo del primer mo-
lar superior.
La cara posterior se denomina in-
fratemporal porque forma parte del 
límite anterior de la fosa infratempo-
ral. Una franja estrecha, situada junto 
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 43
al borde que separa la cara posterior 
de la nasal, forma parte de las pare-
des de la fosa pterigomaxilar. Toda la 
cara posterior es convexa hacia atrás y 
cerca de su parte media presenta dos 
o tres orificios conocidos como aguje-
ros dentarios posteriores y destinados 
al paso de los nervios dentarios pos-
teriores. Por abajo, la cara posterior 
se continúa con el extremo posterior 
de la prolongación alveolar superior, y 
por fuera se continúa con la cara cón-
cava de la apófisis cigomática.
Los agujeros dentarios posteriores 
se continúan con finos conductos que 
surcan hacia delante y abajo la pared 
externa del seno maxilar. El conducto 
más anterior se anastomosa con una 
rama de los conductillos dentarios 
superoanteriores. Los conductos den-
tarios salen del conducto infraorbita-
rio a 6-10 mm por detrás del agujero 
infraorbitario. El conducto infraorbi-
tario sobresale por su parte anterior 
en la cavidad del seno maxilar, donde 
forma casi siempre una prominencia.
La apófisis cigomática es la pro-
longación hacia fuera de la pirámide 
representada por el cuerpo del maxi-
lar. Su cara superior, orientada ha-
cia fuera, está transformada en una 
zona triangular y áspera destinada a 
su unión con el hueso malar. La cara 
anterior es la prolongación del cuerpo 
del maxilar superior, la cara posterior 
es cóncava y delimita la fosa infra-
temporal.
La apófisis ascendente es una lá-
mina ósea orientada casi sagitalmen-
te en el adulto. Su borde anterior es 
continuación de la abertura nasal an-
terior y su borde posterior comienza 
en el ángulo de confluencia entre los 
bordes anterior e interno de la cara 
orbitaria del maxilar. La cara exter-
na continúa la superficie anterior del 
maxilar y la cara interna prolonga 
la superficie nasal. El borde anterior 
está acodado en ángulo obtuso y en 
su parte superior se une con el hue-
so nasal. El borde superior es corto, 
grueso y limita con el hueso frontal. 
El borde posterior se divide inferior-
mente en dos ramas entre las que co-
mienza el canal lacrimonasal. Hacia 
la mitad de la cara interna de la apó-
fisis ascendente encontramos una as-
pereza denominada cresta etmoidal, 
donde se apoya el extremo anterior 
del cornete nasal medio.
La apófisis alveolar sale de la par-
te inferior del cuerpo del maxilar y 
consta de dos delgadas láminas ar-
queadas de hueso que, por detrás del 
último molar, forman un tubérculo 
de superficie áspera. La prominencia 
más saliente de todas las láminas ex-
ternas de la apófisis alveolar es la del 
canino.
La apófisis palatina se origina en la 
cara interna del maxilar, en el límite 
entre el cuerpo y la apófisis alveolar, 
formando una lámina ósea horizon-
tal que se une en la línea media a la 
del lado opuesto. En sentido antero-
posterior es más corta que el cuerpo 
del maxilar y termina por detrás en 
un borde áspero que se suelda con 
la lámina horizontal del palatino. En 
el sitio donde el borde posterior de 
la apófisis palatina se confunde con 
el cuerpo del hueso, el surco pterigo-
maxilar terminaen una pequeña es-
cotadura que, al unirse con el hueso 
palatino, forma el agujero palatino 
posterior. A partir de este agujero, se 
44
extiende por la cara cóncava de la apó-
fisis palatina, un surco que desapare-
ce en la región de los premolares y 
que se denomina surco palatino. Por 
el surco palatino pasa el nervio pala-
tino posterior y los vasos palatinos 
superiores. La cara nasal de la apófi-
sis palatina es lisa y la cara palatina 
es rugosa. El hueso de la cara nasal se 
engruesa anteriormente y termina en 
una cresta aguda, denominada cresta 
nasal, que se prolonga anteriormente 
con la espina nasal anterior. Entre las 
dos crestas nasales de los maxilares 
comienza el conducto palatino ante-
rior, dirigido oblicuamente hacia de-
lante y que termina en el borde infe-
rior de la sutura intermaxilar. 
El maxilar superior se articula con 
el frontal, el etmoides, el maxilar su-
perior del lado opuesto, el malar, el 
unguis, el nasal, el vómer, el cornete 
inferior y el palatino.
Las raíces dentarias del maxilar su-
perior entran en relación por sus ápi-
ces con la fosa nasal, el seno maxilar 
y la zona esponjosa correspondiente 
al inicio de la apófisis palatina. En 
general, las raíces de los incisivos se 
relacionan con el suelo de las fosas 
nasales, el canino se relaciona con el 
pilar óseo que lleva su nombre y los 
premolares y molares se relacionan 
con el seno maxilar.
Fig 36. Maxilar superior en la norma frontal del 
cráneo: 1) cuerpo, 2) apófisis malar, 3) apófisis 
ascendente, 4) apófisis alveolar.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1
2
3
4
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 45
Fig 37. Maxilar superior en la norma lateral del cráneo: 1) cuerpo, 2) apófisis ascendente, 
3) apófisis cigomática, 4) apófisis alveolar.
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig 38. Maxilar superior en la visión inferior del cráneo: 1) apófisis palatina, 2) apófisis alveolar con los dientes.
Fig 39. Cara externa del maxilar superior: 
1) apófisis cigomática, 2) orificios alveolares, 3) canal 
infraorbitario, 4) borde infraorbitario, 5) escotadura 
lagrimal, 6) apófisis ascendente, 7) orificio 
infraorbitario, 8) fosa canina, 9) eminencia canina, 
10) fosa mirtiforme, 11) espina nasal anterior.
Fig 40. Cara interna del maxilar superior: 
1) conducto nasopalatino, 2) espina nasal anterior, 
3) cresta del cornete inferior, 4) cresta etmoidal, 
5) apófisis ascendente, 6) entrada del seno maxilar, 
7) surco palatino mayor, 8) apófisis palatina.
	
  
 
 
 
 
 
 
 
 
	
  
	
   	
  
1
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3
4
1
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5
6
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2
3
4
5
6
7
8
46
Fig 41. Estructuras del maxilar superior en una ortopantomografía: 1) agujero infraorbitario, 2) espina nasal 
anterior, 3) seno maxilar, 4) apófisis palatina, 5) apófisis alveolar con los dientes.
 
 
 
 
 
 
 
Fig 42. Estructuras del maxilar superior en una radiografía lateral: 1) apófisis palatina, 2) espina nasal 
anterior, 3) apófisis cigomática.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig 43. Topografía alveolar en cortes axiales maxilares de los incisivos A) con el conducto nasopalatino 
1) entre ellos, los incisivos laterales B) y su relación con la fosa nasal 2) , del canino C) , de los premolares 
D) y de los molares E) con su relación con el seno maxilar 3). En las fotografías se observa un corte a nivel 
del conducto nasopalatino A) y un corte a nivel del seno maxilar C).
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1
2
3
45
1
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1
3
3
2
2
C
B
D E
A
A
A C
B C
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 47
2.11.
Palatino
El hueso palatino (figs 44 y 45) es 
par, simétrico y está situado por de-
trás del maxilar superior. Está cons-
tituido por una lámina vertical, una 
lámina horizontal, y tres apófisis. La 
lámina vertical tiene una cara exter-
na y una cara interna. En la cara ex-
terna presenta una porción sinusal, 
una porción maxilar, una porción 
interpterigomaxilar y una porción 
pterigoidea. Su cara interna presenta 
las crestas turbinales para articularse 
con los cornetes inferior y medio. La 
lámina horizontal dividen junto con 
las del palatino del lado opuesto su-
periormente las fosas nasales e infe-
riormente la bóveda palatina. Las tres 
apófisis del palatino se denominan 
orbitaria, esfenoidal y piramidal.
El palatino se articula con el pala-
tino del lado opuesto, el maxilar su-
perior, el esfenoides, el etmoides, el 
cornete inferior y el vómer.
Fig 44. Hueso palatino en la cara exocraneal de 
la base del cráneo: 1) lámina horizontal, 2) espina 
nasal posterior, 3) agujero palatino mayor, 
4) agujero palatino menor.
Fig 45. Hueso palatino: 1) cara interna de la lámina 
vertical, 2) cara externa de la lámina vertical, 
3) lámina horizontal, 4) apófisis orbitaria, 5) apófisis 
esfenoidal, 6) apófisis piramidal.
	
  
	
  
	
  	
  
1
2
3
4
1
4
4
5
5
6
2
3
48
2.12.
Cornete inferior
El cornete inferior (fig 46) es un hue-
so par, de forma curvada, que se une 
al maxilar superior por su borde su-
perior. Su cara interna mira a las fo-
sas nasales y su cara externa limita el 
meato inferior.
El cornete inferior se articula por 
arriba con el etmoides y el maxilar 
superior, por delante con el unguis y 
por detrás con el palatino.
	
  
Fig 46. Cornete inferior 1) en la pared lateral de las 
fosas nasales.
1
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 49
2.13.
Huesos nasales
Los huesos nasales o huesos propios 
de la nariz (figs 47 y 48) son dos y 
tienen forma de lámina cuadrilátera. 
Presentan dos caras y cuatro bordes. 
La cara interna forma parte de las fo-
sas nasales y la cara externa se rela-
ciona con la piel del ángulo nasofron-
tal. El borde interno se articula con el 
borde interno del otro hueso nasal, el 
borde externo se articula con la apó-
fisis ascendente del maxilar superior, 
el borde superior se articula con la es-
cotadura nasal del frontal y el borde 
inferior se une al cartílago del ala de 
la nariz.
Los huesos nasales se articulan con 
el hueso nasal del lado opuesto, con 
la rama ascendente del maxilar supe-
rior, con el frontal y con el etmoides.
 
 
 
 
Fig 47. Huesos nasales 1) en la norma frontal 
del cráneo.
Fig 48. Huesos nasales 1) en el perfil de la 
radiografía lateral.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1
1
50
2.14.
Lagrimal
El hueso lagrimal o unguis (fig 49) 
es un hueso par que está situado por 
detrás de la apófisis ascendente del 
maxilar superior y que forma parte 
de la cara interna de la órbita.
El unguis se articula por arriba con 
el frontal, por atrás con el etmoides, 
por delante con el maxilar superior y 
por abajo con el cornete inferior.
	
  
Fig 49. Hueso lagrimal 1) en la norma lateral 
del cráneo.
	
  
1
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 51
2.15.
Cigomático
El hueso cigomático o malar (fig 50) 
es un hueso par, con forma cuadri-
látera y que está situado en la parte 
lateral y superior de la cara. Su cara 
externa presenta el orificio malar del 
conducto temporomalar y las inser-
ciones de los músculos cigomáticos. 
Su cara interna se articula con la 
apófisis piramidal del maxilar supe-
rior y está en relación con las fosas 
temporal y cigomática. Su borde pos-
teroinferior da inserción al músculo 
masetero.
El hueso cigomático se articula por 
arriba con el frontal, por abajo y de-
lante con el maxilar superior, por atrás 
con el temporal y por atrás y adentro 
con el ala mayor del esfenoides.
 
 
 
 
 
 
 
Fig 50. Hueso malar 1) en la norma lateral 
del cráneo.
 
 
 
 
 
 
 1
52
El maxilar inferior o mandíbula (figs 
51, 52, 53, 54 y 55) consta de una por-
ción gruesa y resistente denominada 
cuerpo y dos ramas laterales que salen 
del cuerpo en dirección ascendente. El 
cuerpo está incurvado con forma de 
herradura. Por su borde superior se 
continúa con la apófisis alveolar don-
de se insertan las raíces de los dien-
tesinferiores. Cada rama ascendente 
tiene en su extremidad superior una 
apófisis articular o cóndilo y una apó-
fisis muscular o apófisis coronoides. 
La unión del borde inferior del cuerpo 
con cada una de las ramas se produce 
en el denominado ángulo mandibular.
El cuerpo de la mandíbula presenta en 
su cara superficial la protuberancia 
mentoniana que tiene forma de pirá-
mide triangular cuya base coincide 
con el borde inferior del hueso. A los 
lados de la protuberancia mentoniana 
se encuentran los tubérculos mento-
nianos (uno derecho y otro izquierdo). 
Por encima y a los lados de la protu-
berancia mentoniana se encuentra 
una fosa poco profunda denominada 
fosita mentoniana, que casi siempre 
presenta varios agujeritos para el paso 
de vasos y nervios muy finos.
A nivel del 1º o 2º premolar, se en-
cuentra el agujero mentoniano, que es 
una abertura ósea por la que la rama 
más importante del nervio dentario 
(el nervio mentoniano) abandona el 
conducto dentario inferior. El conduc-
to que desemboca en el agujero men-
toniano viene de la profundidad del 
hueso siguiendo una dirección oblícua 
hacia arriba y atrás, por este motivo el 
contorno del agujero mentoniano no 
es circular, ya que su borde anteroinfe-
rior constituye un saliente afilado. 
El borde alveolar no sigue en su cur-
vatura exactamente la del cuerpo del 
maxilar, sino que en la porción poste-
rior, el borde alveolar lleva una direc-
ción casi sagital, mientras que el cuer-
po lleva una dirección oblícua hacia 
atrás y afuera. De esta manera, el bor-
de anterior de la rama ascendente del 
maxilar no se continúa con el extremo 
posterior del borde alveolar. El plega-
miento entre la dirección de la rama 
ascendente y del borde alveolar forma 
una línea denominada línea oblícua 
externa. La línea oblícua externa se 
dirige hacia el borde inferior, borrán-
dose a nivel del primer molar inferior. 
La superficie interna del maxilar infe-
rior presenta en la zona del mentón y 
a los lados de la línea media, una fo-
sita poco profunda denominada fosita 
digástrica porque sirve de inserción al 
músculo del mismo nombre. Por en-
cima de la fosita digástrica, el hueso 
forma un pico óseo denominado apó-
fisis geni donde se inserta el músculo 
geniogloso. La superficie interna del 
hueso está dividida en una zona ante-
rosuperior y otra posteroinferior por 
una línea denominada milohioidea. 
La línea milohioidea es una cresta de 
dirección diagonal que cruza el cuerpo 
del hueso hacia delante y que presta in-
serción al músculo milohioideo. La lí-
nea milohioidea divide el hueso en dos 
fosas, una superior relacionada con la 
2.16.
Maxilar inferior
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 53
glándula sublingual y otra inferior re-
lacionada con la glándula submaxilar.
En el ángulo de la mandíbula, en-
contramos en las caras interna y 
externa sendas asperezas de origen 
muscular para la inserción de los 
músculos masetero (la externa) y pte-
rigoideo interno (la interna). El cóndi-
lo de la mandíbula es una formación 
cilíndrica irregular, cuyo eje longitu-
dinal está dispuesto de manera que 
forma con el del lado opuesto un án-
gulo de 150-165 grados hacia delante. 
En la superficie anterior del cuello del 
cóndilo, existe una depresión poco 
profunda denominada fosita pterigoi-
dea que presta inserción a las fibras 
del músculo pterigoideo externo.
La apófisis coronoides es una pro-
longación puntiaguda que en su parte 
posterior se relaciona con la escotadu-
ra sigmoidea que la une con la rama 
condilar. En el lado interno de la apó-
fisis coronoides y casi en su vértice, 
se inicia una cresta de origen muscu-
lar para el músculo temporal, que se 
hace más pronunciada a medida que 
desciende. Esta cresta al llegar al ex-
tremo posterior del reborde alveolar, 
se incurva hacia delante y se divide en 
dos ramas, continuadas con los labios 
interno y externo del reborde alveo-
lar. Entre las dos ramas, se sitúa una 
pequeña zona triangular denominada 
trígono retromolar. Entre la cresta tem-
poral y el borde anterior de la apófisis 
coronoides se forma una fosa denomi-
nada retromolar. Entre el cóndilo y el 
borde anterior del conducto dentario 
existe una cresta denominada cresta 
del cuello mandibular.
En el punto medio de la superfi-
cie interna de la rama ascendente se 
encuentra el orificio de entrada del 
conducto dentario inferior. El orifi-
cio está limitado anteriormente por 
un borde agudo en forma de pico 
óseo denominado espina de Spix o 
língula. En la parte posteroinferior 
del conducto dentario, comienza un 
surco estrecho y pronunciado deno-
minado surco milohioideo. El surco 
milohioideo, que aloja al nervio del 
mismo nombre, se dirige hacia abajo 
y adelante hasta cerca de la extremi-
dad superior de la línea milohioidea. 
El conducto dentario comienza en el 
orificio dentario inferior y en su tra-
yecto se dirige primero hacia delante 
y abajo y luego horizontalmente has-
ta llegar a la región premolar. Aquí se 
divide en dos ramas, la más delgada 
continúa hasta el ápice de los dien-
tes incisivos y caninos formando el 
conducto incisivo, y la más gruesa se 
dirige hacia atrás, arriba y afuera for-
mando el conducto mentoniano. Las 
láminas óseas que forman la pared in-
terna y externa de la apófisis alveolar 
de la mandíbula son más compactas 
que las del maxilar superior. A nivel 
de los incisivos y caninos la compacta 
interna y externa suele estar fusiona-
da con la pared interna y externa de la 
apófisis alveolar. En los premolares el 
alveolo está desplazado hacia la pared 
externa, por lo que esta pared es más 
débil que la lingual. En los molares el 
alveolo está desplazado hacia la pared 
interna, lo que significa que la pared 
más débil es la lingual. A nivel de los 
premolares siempre debemos tener en 
cuenta la ramificación del conducto 
dentario por el conducto mentoniano 
y a nivel de los molares, los ápices se 
relacionan con el conducto dentario.
54
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig 51. Cara lateral de la mandíbula: 1) cóndilo, 2) escotadura sigmoidea, 3) apófisis coronoides, 4) mentón, 
5) apófisis alveolar, 6) línea oblícua externa, 7) agujero mentoniano. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig 52. Cara interna de la mandíbula: 1) cresta temporal, 2) trígono retromolar, 3) línea milohioidea, 4) fosa 
sublingual, 5) fosa submaxilar, 6) fosa digástrica, 7) apófisis geni, 8) surco milohioideo, 9) espina de Spix, 
10) orificio del conducto dentario.
	
  
Fig 53. Estructuras del maxilar inferior en una ortopantomografía: 1) cóndilo, 2) apófisis coronoides, 
3) línea oblícua, 4) conducto dentario, 5) agujero mentoniano, 6) hueso compacto del borde inferior del 
cuerpo de la mandíbula.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1 2 3
4
5
6
7
1
2
8
9
10
3
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5
6
7
1 2
3
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6
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 55
Fig 54. Estructuras del maxilar inferior en la telarradiografía: 1) sínfisis mandibular, 2) rama ascendente, 
3) conducto dentario, 4) cóndilo, 5) apófisis coronoides, 6) escotadura sigmoidea. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig 55. Topografía alveolar en cortes axiales mandibulares de los incisivos A) , los premolares B) con el 
conducto mentoniano 1) , de los molares C) con el conducto dentario 2) y estructura interna del conducto 
dentario en el trayecto mandibular D). En las fotografías se observa un corte a nivel de la sínfisis mandibular 
A) , otro que pasa por la salida del agujero mentoniano B) y otro que pasa por la zona molar donde se 
encuentra el conducto dentario inferior C).
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1
2
3
4
56
1
A
B
C
D
2
A
A
C
C
B
B
56
Cada una de las fosas nasales (figs 56 y 
57) está constituida por cuatro paredes 
(interna, externa, superior e inferior) y 
dos orificios (anterior y posterior). La 
pared interna o tabique está formada 
por el vómer y la lámina perpendi-
cular del etmoides. La pared externaestá formada por el maxilar superior, 
el unguis, el etmoides, el cornete infe-
rior, el palatino y las apófisis pterigoi-
des. La pared superior la forman los 
huesos nasales, la lámina cribosa del 
etmoides y el cuerpo del esfenoides. 
La pared inferior está formada por la 
apófisis palatina del maxilar superior 
y apófisis horizontal del palatino que 
constituyen la bóveda palatina. Los 
orificios anteriores están circunscritos 
por los dos maxilares superiores y los 
dos nasales. Los orificios posteriores o 
coanas están circunscritos por el cuer-
po del esfenoides, el ala interna de las 
apófisis pterigoides, borde posterior 
de las apófisis horizontal del palatino 
y el borde posterior del vómer.
En las fosas nasales desembocan las 
cavidades aéreas de los huesos veci-
nos, es decir los senos maxilares, fron-
tales, esfenoidales y etmoidales, por 
eso reciben el nombre de senos pa-
ranasales. Es de especial interés para 
el odontólogo el seno maxilar que 
presenta una forma triangular con la 
base situada hacia las fosas nasales y 
el vértice hacia el hueso malar. Este 
seno está cerrado por una mucosa que 
presenta una estructura histológica si-
milar a la de las fosas nasales. Sin em-
bargo, una de las características más 
importantes para odontología es que 
el seno maxilar no presenta periostio 
y es el epitelio el que realiza las funcio-
nes de reparación ante posibles perfo-
raciones accidentales en las técnicas 
de colocación de implantes.
2.17.
Fosas nasales
Fig 56. Pared medial o tabique de las fosas nasales: 
1) etmoides, 2) vómer, 3) esfenoides, 4) frontal, 
5) cartílago, 6) maxilar superior.
Fig 57. Pared lateral de las fosas nasales: 1) maxilar 
superior, 2) etmoides, 3) cornete inferior, 4) palatino, 
5) esfenoides, 6) lagrimal, 7) apófisis pterigoides.
	
  
	
  
1
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3
4
5
6
1
2
3
4
5
7
6
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 57
2.18.
Cavidad orbitaria
La cavidad orbitaria (fig 58) tiene for-
ma de pirámide cuadrangular con un 
vértice, una base y cuatro paredes. El 
vértice corresponde al conducto ópti-
co, la hendidura esfenoidal y la hen-
didura esfenomaxilar, mientras que 
la base está formada por los huesos 
malar, frontal y maxilar superior. Las 
paredes son interna, externa, supe-
rior e inferior. La pared interna está 
formada por la apófisis ascendente 
del maxilar superior, unguis, etmoi-
des y cuerpo del esfenoides. La pared 
externa la forma el malar, la porción 
orbitaria del frontal y la cara orbitaria 
de las alas mayores del esfenoides. La 
pared inferior la forman la apófisis 
orbitaria del malar, la cara superior 
de la apófisis orbitaria del maxilar 
superior y la apófisis orbitaria del 
palatino. La pared superior está for-
mada por la cavidad orbitaria del 
frontal y la cara inferior de las alas 
menores del esfenoides. En la hendi-
dura esfenoidal se inserta el tendón 
de los músculos rectos del ojo que al 
confluir forman el anillo de Zinn. Por 
dentro del anillo de Zinn pasan los 
nervios motor ocular común, motor 
ocular externo, nasal y la vena oftál-
mica, mientras que por fuera del ani-
llo pasan los nervios lagrimal, frontal 
y patético.
 
 
 
 
 
Fig 58. Cavidad orbitaria: 1) conducto óptico, 
2) hendidura esfenoidal o fisura orbitaria superior, 
3) hendidura esfenomaxilar o fisura orbitaria 
inferior, 4) malar, 5) frontal, 6) maxilar superior, 
7) ala menor del esfenoides, 8) ala mayor del 
esfenoides, 9) etmoides, 10) lagrimal.
 
 
 
 
1
2
3
4
5
6
7
9
8
10
58
2.19.
Fosa subtemporal 
o cigomática
La fosa cigomática (fig 59) es una 
hendidura que presenta tres paredes 
óseas. La pared anterior está formada 
por la tuberosidad del maxilar supe-
rior, la pared superior la forman el ala 
mayor del esfenoides y el temporal, y 
la pared medial la forman la cara ex-
terna de las apófisis pterigoides.
Fig 59. Fosa cigomática: 1) tuberosidad del maxilar 
superior, 2) ala mayor del esfenoides, 3) apófisis 
pterigoides, 4) temporal.
 
 
1
2
3
4
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 59
2.20.
Fosa pterigomaxilar
La fosa pterigomaxilar (fig 60) con-
siste en una fina hendidura entre el 
margen anterior de la apófisis pteri-
goides y el borde posterior del maxi-
lar superior. La fosa pterigomaxilar 
se continúa medialmente con la fosa 
pterigopalatina y en el fondo presen-
ta el orificio esfenopalatino.
Fig 60. Fosa pterigomaxilar: 1) apófisis pterigoides, 
2) tuberosidad del maxilar superior.
	
  
1
2
60
Presenta un compartimento anterior 
o fosa craneal anterior, uno medio o 
fosa craneal media y otro posterior o 
fosa craneal posterior (fig 61).
Compartimiento anterior de la cara 
endocraneal: Los límites son el hueso 
frontal por delante y el borde poste-
rior de las alas menores del esfenoides 
por detrás. Contiene la cresta frontal, 
el agujero ciego, la apófisis crista galli, 
el canal óptico, los canales olfatorios, 
la hendidura etmoidal, los agujeros 
etmoidales, los orificios olfatorios, los 
conductos orbitarios internos, el agu-
jero óptico y las eminencias orbitarias.
Compartimento medio de la cara 
endocraneal: Los límites son el bor-
de posterior de las alas menores del 
esfenoides y el borde superior de los 
peñascos del temporal y la lámina 
cuadrilátera del esfenoides. Contiene 
la fosa pituitaria con las apófisis cli-
noides, las alas mayores del esfenoi-
des, la cara anterosuperior del peñas-
co, la hendidura esfenoidal, el agujero 
redondo mayor, el agujero oval, el 
agujero redondo menor, el agujero 
de Vesalio, el agujero de Arnold, el 
agujero rasgado anterior, el orificio 
interno del conducto carotídeo, los 
hiatos de Falopio e hiatos accesorios 
y la eminencia arcuata.
Compartimento posterior de la cara 
endocraneal: Los límites son el borde 
superior de los peñascos y el occipi-
tal. Contiene el canal basilar, el aguje-
ro occipital, la cresta occipital interna, 
la protuberancia occipital interna, las 
fosas cerebelosas, las fosas cerebrales, 
el canal para el seno lateral, los senos 
petrosos superior e inferior, el aguje-
ro rasgado posterior, los orificios de 
los conductos auditivos internos, los 
orificios condíleos, los orificios del 
acueducto del vestíbulo y los orificios 
mastoideos.
2.21.
Cara endocraneal de la 
base del cráneo
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 61
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig 61. Cara endocraneal de la base del cráneo: 1) cara posterior del frontal, 2) agujero ciego, 3) conducto 
etmoidal anterior, 4) conducto etmoidal posterior, 5) etmoides, 6) yugum esfenoidal, 7) ala menor del 
esfenoides, 8) conducto óptico, 9) agujero redondo mayor, 10) agujero oval, 11) agujero redondo menor, 
12) ala mayor del esfenoides, 13) agujero rasgado anterior, 14) fosa pituitaria, 15) cara anterosuperior del 
peñasco del temporal, 16) cara posterosuperior del peñasco, 17) conducto auditivo interno, 18) porción 
basilar del occipital, 19) porción lateral del occipital, 20) fosa cerebral, 21) foramen magnum, 22) agujero 
rasgado posterior, 23) canal del seno lateral, 24) conducto del hipogloso, 25) fosa cerebelosa.
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2.22.
Cara exocraneal de la 
base del cráneo
Presenta igualmente un comparti-
mento anterior, uno medio y uno pos-
terior (fig 62).
Compartimento anterior de la cara 
exocraneal: El límite se sitúa en la lí-
nea bicigomática. Contiene la espina 
nasal del frontal, la lámina perpendi-
cular del etmoides, la lámina horizon-
tal del etmoides con sus orificios, la 
cresta esfenoidal inferior y el aguje-
ro redondo mayor por delante de las 
apófisis pterigoides.
Compartimento medio de la cara 
exocraneal: El límite se sitúa entre la 
línea bicigomática y la línea bimas-
toidea. Contiene la porción basilar 
del occipital, el conducto auditivo 
externo, la cavidad glenoidea,el agu-
jero redondo menor, el agujero oval, 
los orificios de Arnold y de Vesalio, 
la fosa pterigoidea, el agujero estilo-
mastoideo, el agujero rasgado pos-
terior, el agujero rasgado anterior, el 
agujero condíleo anterior y el agujero 
vidiano. Compartimento posterior de 
la cara exocraneal: Está limitado an-
teriormente por la línea bimastoidea. 
Contiene todos los elementos de la 
cara exocraneal del occipital que no 
está en el compartimento medio.
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 63
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig 62. Cara exocraneal de la base del cráneo: 1) apófisis palatina del maxilar superior, 2) porción horizontal 
del palatino, 3) malar, 4) agujero palatino mayor, 5) agujero palatino menor, 6) vómer, 7) orificio posterior de 
la fosa nasal, 8) apófisis pterigoides medial, 9) apófisis pterigoides lateral, 10) ala mayor del esfenoides, 
11) fisura orbitaria inferior, 12) agujero oval, 13) agujero redondo menor, 14) porción basilar del occipital, 
15) tubérculo faríngeo, 16) agujero rasgado anterior, 17) agujero carotídeo, 18) agujero rasgado posterior, 
19) cóndilo del occipital, 20) cavidad glenoidea del temporal, 21) apófisis estiloides, 22) agujero 
estilomastoideo, 23) apófisis mastoides, 24) conducto auditivo externo, 25) cóndilo del temporal, 
26) foramen magnum, 27) agujero mastoideo, 28) conducto condíleo posterior, 29) cresta occipital externa, 
30) protuberancia occipital externa, 31) línea nucal inferior, 32) línea nucal superior.
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64
Los puntos cefalomátricos (fig 63) son 
imprescindibles para diagnosticar la 
necesidad de tratamientos ortodónci-
cos y para el estudio del crecimiento 
craneofacial.
S (sella) : situado en el centro de la silla 
turca del hueso esfenoides.
N (nasión) : punto más anterior de la 
sutura frontonasal.
A: punto más profundo de la concavi-
dad anterior del maxilar.
B: punto más profundo de la concavidad 
anterior de la mandíbula.
Pg (pogonio) : punto más anterior de 
la mandíbula, a nivel del plano sagital 
medio de la sínfisis.
Go (gonión) : punto más inferior, poste-
rior y externo del ángulo mandibular. 
Es el punto que se localiza en el vértice 
del ángulo que forma la intersección de 
las dos tangentes a los bordes poaterior 
e inferior de la mandíbula.
Gn (gnatión) : punto más anteroinfe-
rior de la mandíbula, a nivel del plano 
sagital medio de la sínfisis.
L: situado en el punto donde la perpen-
dicular trazada desde el pogonio corta 
la línea SN.
E: situado en el punto donde la per-
pendicular trazada desde el borde más 
distal del cóndilo mandibular corta la 
línea SN.
D: situado en el punto medio de la sín-
fisis mandibular.
Ba (basión) : punto más anterior e in-
ferior del agujero occipital.
Po (porión) : punto más superior del 
conducto auditivo externo.
Or (suborbitario) : punto más inferior 
del reborde externo de la cavidad or-
bitaria.
Ena (espina nasal anterior) : punto 
más anterior del hueso maxilar en su 
vértice superior.
Me (mentón) : punto más inferior de la 
sínfisis mandibular.
Ag (antegonial) : punto más posterior 
de la escotadura antegonial.
Pt (pterigoideo) : punto más superior 
del agujero redondo mayor, localizado 
a nivel del punto más posterior y supe-
rior de la fosa pterigomaxilar.
Pm (suprapogonio) : punto localizado 
en la convergencia de la lámina cortical 
externa con la interna del mentón óseo, 
a nivel del plano sagital medio de la 
sínfisis mandibular.
Xi (centroide mandibular) : punto lo-
calizado en el centro geométrico de la 
rama mandibular.
Dc (condilar) : punto medio del cóndi-
lo mandibular, a nivel del plano baso-
craneal.
En: punto más anterior de la promi-
nencia de la nariz trazao sobre el perfil 
blando.
Dt: punto más anterior de la pro mi-
nencia de la barbilla, trazado sobre el 
perfil blando.
FH (plano de Frankfurt) : formado por 
la unión de los puntos porión y subor-
bitario.
Ba-Na (plano basocraneal) : formado 
2.23.
Puntos, líneas y planos 
cefalométricos
2 – ESTRUCTURA ESQUELÉTICA DE LA CABEZA HUMANA 65
por la unión de los puntos basión y 
nasión.
Pt-Gn (eje facial) : formado por los 
puntos pterigoideo y gnatión.
VPt (vertical pterigoidea) : es la per-
pendicular al plano de Frankfurt que 
pasa por el punto más posterior de la 
fosa pterigomaxilar.
Na-Pg (plano facial) : es el formado 
por la unión de los puntos nasión y 
pogonio.
Me-Ag (plano mandibular) : es el for-
mado por la unión de los puntos men-
tón y antegonial.
A-Pg (plano dentario) : es el formado 
por la unión de los puntos A y pogonio.
Dc-Xi (eje condilar) : es el formado por 
la unión del punto condilar y el centroi-
de mandibular.
Xi-Pm (eje del cuerpo mandibular) : es 
el formado por la unión del punto centroi-
de mandibular y suprapogonio.
En-Dt (plano estético) : es el formado 
por la unión del punto más prominen-
te de la nariz con el más prominente 
de la barbilla.
CC: punto localizado en la intersección 
del plano basocraneal con el eje facial.
CF: punto localizado en la intersección 
del plano de Frankfurt con la vertical 
pterigoidea.
	
  
Fig 63. Puntos anatomoclínicos en una 
telerradiografía: sella S), nasión N), punto A) maxilar, 
punto B mandibular, pogonio Pg), gonión Go), 
gnatión Gn), punto L, punto E, punto D) mandibular, 
basión Ba), porión Po), suborbitario Or), espina 
nasal anterior Ena), mentón Me), antegonial Ag), 
pterigoideo Pt), suprapogonio Pm), centroide 
mandibular Xi), condilar Dc), punto En) del perfil, 
punto Dt) del perfil.
66
67
CAPÍTULO 3.
Articulaciones de la 
cabeza y músculos 
de la masticación
Coautores: Pablo Baltar Martínez de la Riva 
y Andrea Garrido Castro 
 
68
3 – ARTICULACIONES DE LA CABEZA Y MÚSCULOS DE LA MASTICACIÓN 69
Los tejidos del cuerpo se dividen 
en epitelial, conjuntivo, muscular y 
nervioso. Dentro del tejido conjunti-
vo podemos encontrar cuatro tipos: 
fibroso, óseo, cartílago y sangre. El 
tejido conjuntivo fibroso se clasifica 
en laxo, adiposo, reticular y denso. El 
cartílago se divide en hialino, fibro-
cartílago y elástico. Los dos tejidos 
que intervienen en las articulaciones 
son el tejido fibroso denso que cons-
tituyen la cápsula articular y los li-
gamentos; y el cartílago hialino que 
tapizan las superficies articulares.
Las articulaciones del cuerpo se 
dividen en tres tipos: fibrosas, car-
tilaginosas y sinoviales. En las arti-
culaciones fibrosas o sinartrosis, las 
superficies articulares de los huesos 
que las forman encajan íntimamente 
entre sí. En las articulaciones cartila-
ginosas o anfiartrosis, los huesos se 
mantienen unidos por cartílago hia-
lino o por fibrocartílago. Las articu-
laciones sinoviales o diartrosis son 
de libre movimiento y están consti-
tuidas por una cápsula articular que 
es una prolongación en forma de 
manguito del periostio de cada uno 
de los huesos, una membrana sino-
vial que recubre la superficie interna 
de la cápsula y que segrega líquido 
sinovial de lubrificación, el cartílago 
articular hialino que recubre las su-
perficies articulares de los huesos, 
una cavidad articular que permite el 
libre movimiento de las estructuras 
óseas, un menisco o disco articular 
que consiste en una almohadilla de 
fibrocartílago que favorece la adap-
tación de las superficies articulares, 
unos ligamentos que refuerzan la 
cápsula articular y que están forma-
dos por tejido fibroso denso y unas 
bosas articulares sinoviales que están 
presentes en algunas articulaciones y 
que se encargan de facilitar el movi-
miento articular. 
Las sinartrosis prácticamente no 
tienen movimiento, las anfiartrosis 
presentan muy poco movimiento y 
las diatrosis son las que tienen mayor 
libertad de movimiento. Las articula-
ciones fibrosas o sinartrosis pueden 
ser de tres clases: sindesmosis, sutu-
ras y gonfosis. En las sindesmosis

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