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1 Fundamentos_para_la_evaluacion_neuropsicologica

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Fundamentos para la
evaluación neuropsicológica
EL LIBR O MUERE CU ANDO LO FO T OCOPI A 
AMIGO LECT OR: 
Laobra que usted tiene en susmanos posee un gran valor.
En ella, su autor ha vertido conocimientos, experiencia y mucho trabajo. El editor
ha procurado una presentación digna de su contenido y está poniendo todo su empe-
ño y recursos para que sea ampliamente difundida, a través de su red de comerciali-
zación.
Al fotocopiar este libro, el autor y el editor dejan de percibir lo que corresponde a la
inversión que ha realizado y se desalienta la creación de nuevas obras. Rechace
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zo del autor y del editor.
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es un delito, sino que atenta contra la creatividad y la difusión de la cultura.
Paramayor información comuníquese con nosotros:
Primera edición en español 
de la segunda en inglés
Fundamentos para la
evaluación neuropsicológica
Nancy Hebben
William Milberg
Traducido por:
Lic. Gonzalo María Vélez Espinosa
Editor Responsable:
Lic. Santiago Viveros Fuentes
Editorial El Manual Moderno
Para mayor información en:
• Catálogo de producto
• Novedades
• Pruebas psicológicas en línea y más
www.manualmoderno.com
Título original de la obra:
Essentials of Neuropsychological Assessment, 2nd edition
Copyright © 2009 by John Wiley & Sons, Inc.
ISBN: 978-0-470-43747-6
“All rights reserved. This translation was published under 
license.” This EBook published under license with the ori-
ginal Publisher JohnWiley & Sons, Inc.”
Fundamentos para la evaluación neuropsicológica
D.R. © 2011 por Editorial El Manual Moderno S.A. de C.V.
ISBN: 978-607-448-067-2
ISBN: 978-607-448-193-8 Versión electrónica
Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial 
Mexicana, Reg. núm. 39
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta pu-
blicación puede ser reproducida, almacenada en sistema 
alguno o transmitida por otro medio —electrónico, mecá-
nico, fotocopiador, etcétera— sin permiso previo por escrito 
de la Editorial.
All rights reserved. No part of this publication may be 
reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted in 
any form or by any means, electronic, mechanical, photo-
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mission in writting from the Publisher.
Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V . , 
A v . Sonora núm. 206, 
Col. Hipódromo, 
Deleg. Cuauhtémoc, 
06100 México, D.F . 
(52-55)52-65-11-00
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quejas@manualmoderno.com@
Nos interesa su opinión
comuníquese con nosotros:
Director editorial:
Dr. Marco Antonio Tovar Sosa
Editora asociada:
LCC Tania Uriza Gómez
Diseño de portada:
LDG Jonnathan Valero Reynoso
Imagen de portada:
© Vidiments - www.photaki.es
 Hebben, Nancy
 Fundamentos para la evaluación neuropsicológica / Nancy 
 Hebben, William Milberg ; tr. por Gonzalo María Vélez 
 Espinosa. –- México : Editorial El Manual Moderno, 2011.
 viii, 244 p. : il. ; 23 cm.
 Traducción de: Essentials of neuropsychological 
 assessment, 2nd ed.
 Incluye índice. Disponible en versión electrónica
 ISBN 978-607-448-067-2
 978-607-448-193-8 (versión electrónica)
 1. Pruebas neuropsicológicas. 2. Pruebas neuropsicológicas 
 - Evaluación. 3. Neuropsicología clínica. I. Milberg, William. 
 II. Vélez Espinosa, Gonzalo María, tr. III. t.
 616.80475-scdd20 Biblioteca Nacional de México
V
A nuestros padres, 
que tantas cosas nos dieron;
A nuestros hijos, Jan y Aron, 
que siempre nos sorprenden;
Y en amorosa memoria de Elizabeth Hebben, 
que nos dejó demasiado pronto.
VI
Prefacio 
de la serie
En la serie original Essentials of Psychological Assessment (Fundamentos para la evalua-
ción psicológica), hemos intentado proporcionar al lector libros que le transmitirán infor-
mación práctica clave en el estilo más efi ciente y accesible posible. La serie presenta 
instrumentos para una diversidad de dominios, tales como cognición, personalidad, edu-
cación y neuropsicología. Para el clínico experimentado, los libros de esta serie ofrecen 
un modo conciso, y al mismo tiempo minucioso, de alcanzar dominio en el uso de una 
oferta en continua evolución de instrumentos nuevos y revisados, así como un método 
conveniente para mantenerse al día con respecto a las mediciones de probada efi cacia. 
El debutante encontrará reunidas aquí, en orden de prioridades, toda la información y 
todas las técnicas que se deben tener al alcance de la mano al iniciar el complicado 
proceso del diagnóstico psicológico individual.
Se utilizan atajos visuales hacia puntos clave destacados en los lugares convenientes, 
junto con lineamientos sistemáticos paso por paso. Los capítulos son concentrados y su-
cintos. Los temas están orientados hacia una fácil comprensión de los fundamentos de 
administración, califi cación, interpretación y aplicación clínica. La teoría y la investigación 
se entretejen continuamente en el entramado de cada libro, pero siempre con el fi n de 
destacar la inferencia clínica, nunca para desviar el tema ni como imposición. Desde hace 
mucho tiempo hemos abogado por una aplicación de pruebas inteligente, siguiendo 
la noción de que un perfi l de califi caciones de pruebas carece de todo signifi cado, hasta 
que las observaciones clínicas y una astuta labor detectivesca por parte de examinadores 
expertos le otorgan vida. ¿Los perfi les de las pruebas deben ser empleados para marcar 
VII
una diferencia en la vida del niño o del adulto, o de lo contrario, por qué tomarse la 
molestia de administrar pruebas? Nuestra intención es que esta serie ayude a nuestros 
lectores a convertirse en los mejores y más capaces administradores de pruebas que 
puedan ser.
En esta edición actualizada de Fundamentos para la evaluación neuropsicológica, los 
autores presentan un panorama general de las suposiciones, la lógica, la base de conoci-
mientos y las habilidades que subyacen a la práctica de la evaluación neuropsicológica. 
Esta edición explora las tecnologías y conceptos en rápido proceso de cambio que afectan 
el desarrollo y la validación de los instrumentos de prueba neuropsicológicos, e incluye una 
cobertura ampliada de varias de las más recientes mediciones disponibles (en su mayo-
ría en inglés) que están adquiriendo popularidad en la práctica clínica. Este libro describe 
la manera en la cual el historial clínico, las observaciones de la conducta y los resultados 
formales de las pruebas se utilizan para establecer inferencias acerca de la contribución 
del funcionamiento cerebral normal y patológico al funcionamiento psicológico. 
Este volumen también discute la manera correcta de reportar esta información de un 
modo que sea útil para los profesionales responsables de las referencias médicas y para 
los clientes. Cuestiones prácticas y conceptuales relacionadas con la evaluación neuropsicoló-
gica en escenarios geriátricos, pediátricos, forenses y de otros tipos especializados son 
revisadas, y para cada cual se ofrecen consejos prácticos. Al lector se le proporcionan 
en cada capítulo fuentes de información adicionales a las que puede recurrir para pro-
fundizar su conocimiento en esas áreas. Asimismo, se le ofrece una discusión del desa-
rrollo y la capacitación profesional de neuropsicólogos clínicos, así como amplia 
información acerca de recursos para materiales de prueba, publicaciones académicas 
especializadas y libros de texto sobre la materia. 
Este libro es una estupenda adición a la lista de lecturas de cualquier curso de pos-
grado en evaluación neuropsicológica, así como también a los libreros de los practicantes 
quebuscan información práctica acerca de los procedimientos y de la lógica de una de 
las especialidades de más rápido crecimiento en la psicología clínica.
Alan S. Kaufman, PhD, y Nadeen L. Kaufman, EdD, Editores de la Serie
Yale University School of Medicine.
Prefacio de la serie
VIII
Contenido
Prefacio de la serie . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VI
Capítulo 1 Introducción a la evaluación neuropsicológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Capítulo 2 Evaluación neuropsicológica como disciplina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Capítulo 3 Elementos esenciales de la entrevista y del historial clínico . . . . . . . . . . . . . 39
Capítulo 4 Elementos esenciales de la selección de pruebas, 
la administración y la califi cación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Capítulo 5 Elementos esenciales de interpretación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
Capítulo 6 Temas especiales de evaluación neuropsicolgica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
Capítulo 7 Elementos fundamentales de redacción de reportes . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191
Apéndice A Guía general de evaluación neuropsicológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215
Apéndice B Elementos fundamentales de síndromes de neuroconducta . . . . . . . . . . . . 218
Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223
Bibliografía comentada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231
Índice . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 236
Acerca de los autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243
Fundamentos para la evaluación neuropsicológica
1
Panorama general
Desde la perspectiva de la identidad de la psicología contemporánea, lo mismo como cien-
cia biológica/neurobiológica que como ciencia social, puede ser difícil imaginar que fue 
apenas en la década de 1970 que la neuropsicología clínica comenzó a emerger como 
una disciplina claramente defi nida en la práctica privada y en los escenarios médicos. Si 
bien muchas de las técnicas y de los conceptos que conforman la base de la práctica mo-
derna de la evaluación neuropsicológica fueron establecidos en el periodo entre ambas 
guerras mundiales, probablemente no sea una coincidencia el que el surgimiento de la 
neuropsicología clínica como una disciplina coherente se haya dado de manera paralela a 
la revolución cognitiva en la psicología (es decir, al cambio del foco de atención del con-
ductismo o behaviorismo al cognitivismo) y a la explosión de la tecnología de toma de 
imágenes neurológicas; las cuales comenzaron a mediados de la década de los setenta. 
En los pocos años transcurridos desde aquel periodo crítico, la neuropsicología clínica 
ha madurado para convertirse en una disciplina con varias subespecialidades, incluyendo 
a la pediatría, la geriatría, la rehabilitación, la educación y la ciencia forense. Su expan-
sión y su desarrollo profesional está respaldado por una rica red de programas para gra-
duados con base universitaria y establecimientos clínicos donde se proporciona capacitación 
pre y posdoctoral, comités destinados a ofrecer certifi cación clínica avanzada, y por el 
creciente énfasis neurocientífi co en la investigación básica, en psicología académica. Para 
comprender la notable tasa de crecimiento de este campo, basta simplemente con leer el 
prólogo del primer libro de texto general sobre neuropsicología clínica (Reitan & Davidson, 
1974). Todavía en 1974, Reitan y Davidson aparecían como heraldos de un gran aumen-
to del conocimiento substantivo en neuropsicología y en ciencias neuronales, el cual 
Capítulo 1Introducción 
a la evaluación 
neuropsicológica
Fundamentos para la evaluación neuropsicológica2
precedió al evento monumental del primer American Psychological Association (APA) Sym-
posium on Clinical Neuropsychology, efectuado en 1970. El texto presentado por estos 
autores introdujo el poder de los enfoques con base empírica en evaluación neuropsicoló-
gica a lo que probablemente fue la primera gran ola en la posguerra de clínicos quienes 
se identifi caban a sí mismos como especialistas en neuropsicología. 
El día de hoy eso parece una sutil ironía, porque al momento de ser presentado el es-
crito, menos de seis publicaciones especializadas se centraban en neuropsicología clínica 
o experimental y en la disciplina médica relacionada; es decir la neurología conductual. 
En la actualidad, casi 40 años después, más de cien publicaciones especializadas se ocupan 
de las relaciones del cerebro o entre éste y la conducta, y existen literalmente cientos de textos 
y monografías para apoyar cursos universitarios en neuropsicología tanto clínica como 
experimental y para compendiar los hallazgos de las investigaciones para los profesio-
nales clínicos y académicos.
 Historia de la neuropsicología clínica
A principios de la década de los setenta, la identidad profesional de un especialista en 
neuropsicología apenas estaba surgiendo. En 1967, la International Neuropsychologi-
cal Society (INS) comenzó su evolución a partir de unos cuantos grupos dispares, infor-
males y geográfi camente dispersos de psicólogos interesados en la relación entre el 
cerebro y la conducta, con la primera sociedad académica y profesional dedicada ex-
plícitamente a la neuropsicología. Para 1973, alrededor de la fecha de publicación del 
libro de texto de Reitan y Davidson, aproximadamente 350 miembros de la INS repre-
sentaban a EUA, Canadá, Gran Bretaña, Noruega y varios otros países. En 2002, la 
INS, la principal sociedad científi ca de neuropsicología, contaba con más de tres mil 
miembros (Rourke & Murji, 2000), y hacia febrero de 2008 el número de integrantes de 
la INS se incrementó de manera explosiva hasta 4 950.
En 1975, un grupo de neuropsicólogos con orientación clínica organizaron la National 
Academy of Neuropsychology (NAN), con el principal propósito de ayudar a los clínicos a 
mantenerse al día con el creciente número de técnicas y hallazgos relacionados directamente 
con la práctica clínica. Para el 1 de enero de 2009, la NAN tenía 3 657 miembros activos 
de 24 países (T. Brooks, comunicación por correo electrónico, 5 de enero de 2009).
Para 1980, la neuropsicología había conseguido establecerse lo sufi ciente como área 
especializada de interés como para organizar su propia división de la American Psycho-
logical Association (División 40), y en 1996 la APA reconoció ofi cialmente a la neurop-
sicología como un área de especialización. La División 40 (neuropsicología clínica) consta 
de una amplia variedad de psicólogos involucrados tanto en práctica como en investiga-
ción clínica, y sirve para representar a la neuropsicología al interior de la mayor asociación 
de psicólogos en EUA. Contaba con aproximadamente 433 miembros en su primer año, 
y al momento de escribirse este libro ascendían a 4 464. A pesar de que algunos clínicos 
son miembros de más de un grupo, las membresías de la INS, la NAN y División 40 no se 
traslapan completamente. Como signo defi nitivo del establecimiento de la neuropsicología 
como una especialidad clínica reconocida, el American Board of Clinical Neuropsychology 
(ABCN, Meier, 1998) se formó en 1981 y comenzó a ofrecer estatus de diplomado en 
neuropsicología clínica en 1983, a partir de empezar a recibir los auspicios de la Ame-
rican Board of Professional Psychology (ABPP). En 1996, la American Academy of Clini-
cal Neuropsychology (AACN) fue fundada con la misión primordial de promover la 
3
excelencia en neuropsicología clínica. Esta organización es para psicólogos que hayan 
conseguido una certificación profesional por parte del ABCN (véase Yeates & Bieliaus-
kas, 2004, para una revisión de los hitos importantes del ABCEN y la AACN). Hasta 
mayo de 2009, 701 neuropsicólogos clínicos de EUA, Canadá y México habían obteni-
do esta certifi cación profesional, para validar su competencia en práctica avanzada (Greg 
Lamberty, comunicación vía correo electrónico, 13 de mayo de 2009). 
La neuropsicología clínica sigue siendo la segunda especialidad con mayor número 
de certifi caciones profesionales dentro del ABPP, con casi la mitad de especialistas que 
la psicología clínica. En 1982, el American Board of Professional Neuropsychology 
(ABN) fue establecido también, para otorgar certifi caciones profesionales de competen-
cia en neuropsicología clínica. Para enero de 2009, el ABN había tenía 230 diploma-
dos de examen oral, de los cuales 17 fueron nuevas introducciones desde enero de 
2008 (M. Raymond, comunicación por correo electrónico, 21 de enero de 2009). 
La referencia rápida 1-1 muestra una breve cronología del desarrollo de la neuropsi-
cología clínica como disciplina separada.
El surgimiento de la neuropsicología clínica era tal vez inevitable, dada la creciente cen-
tralidad de la biología y la medicina en la propia ciencia, y ha merecido un interés casi 
universal en los problemas de neurología de disciplinas científi cas tan diferentes como la físi-
ca (p. ej., Penrose, 1997) y la fi losofía (p. ej., Churchland, 1989). Es seguro decir que la 
disciplina que tan solo hace unos 35 años era considerada por muchos psicólogos y médicos 
tan esotérica y arcana como la alquimia, es ahora una parte establecida y respetada de la 
evaluación, la planeación de tratamientos y la rehabilitación de niños y adultos con historiales 
de problemas psiquiátricos, neurológicos o de desarrollo, o una combinación de ellos.
 Defi nición de neuropsicología clínica
La neuropsicología se defi ne por lo general de manera amplia como el estudio de las rela-
ciones entre cerebro y conducta. Evidentemente, esta defi nición no engloba la multiplici-
dad de cuestiones y de enfoques que han sido empleados para explorar la manera cómo 
Referencia rápida 1-1
• 1967 Se forma la International Neuropsychological Society
• 1970 Primer simposio de la American Psychological Association (APA) sobre neuropsicología clínica
• 1975 Se forma la National Academy of Neuropsychology
• 1980 Se crea la División 40 (neuropsicología clínica), en la APA
• 1981 Se forma el American Board of Clinical Neuropsychology
• 1982 Se forma el American Board of Professional Neuropsychology
• 1983 El AMCN ofrece un estatus de diplomado con certifi cación del ABPP
• 1996 La APA reconoce a la neuropsicología clínica como área de especialización
• 1996 Se funda la American Academy of Clinical Neuropsychology
• 1997 Se convoca la Houston Conference on Specialty Education and Training in Clinical 
Neuropsychology
Introducción a la evaluación neuropsicológica
Fundamentos para la evaluación neuropsicológica4
el sistema nervioso central representa, organiza y genera el infi nito rango de las capacida-
des y acciones humanas. La neuropsicología moderna incluye el estudio de problemas 
clásicos de psicología –atención, aprendizaje, percepción, cognición, personalidad y psi-
copatología– empleando técnicas donde se incluyen los métodos de la psicología experi-
mental así como las metodologías de la construcción y psicometría de las pruebas. Su 
marco científi co incluye tecnologías de punta como tomas de imágenes neuronales estruc-
turales y funcionales de alta defi nición, y otras técnicas, como modelado por computadora, 
y está empezando a integrarse con ciencias del genoma y otras tecnologías biológicas 
avanzadas, como las ciencias proteómicas y metabolómicas. 
Este libro presenta algunos de los conceptos medulares de la disciplina particular; esto 
es, la evaluación neuropsicológica. De acuerdo con un consorcio de representantes de 
varias organizaciones neuropsicológicas profesionales, convocado en 1997 en Hous-
ton, Texas, la neuropsicología clínica puede ser defi nida como “la aplicación de princi-
pios de evaluación e intervención basados en el estudio científi co de la conducta humana 
a lo largo del periodo de una vida, en la medida en que se relacionan con el funciona-
miento normal y anormal del sistema nervioso central” (Hannay et al., 1998). 
En la práctica, esto se traduce en el empleo de pruebas psicológicas estandarizadas, las 
cuales por lo general son diseñadas para evaluar diversos aspectos de la cognición, la 
capacidad o la habilidad humanas, para proporcionar información a una diversidad de 
cuestiones clínicas acerca del sistema nervioso central y de la conducta. Con menor fre-
cuencia, pruebas de personalidad o de conducta afectiva han sido adaptadas como 
instrumentos neuropsicológicos.
En la práctica, la cuestión de funcionamiento normal versus funcionamiento 
anormal del sistema nervioso central (Hannay et al., 1998) se ubica en un rango 
extremadamente amplio de situaciones clínicas, donde no solamente incluye la evalua-
ción de las consecuencias de enfermedades y daño físico al sistema nervioso central, sino 
también las consecuencias de las condiciones psiquiátricas en las cuales la participación 
del sistema nervioso central se ha supuesto, pero no ha sido bien defi nida. En algunos 
casos, la función del sistema nervioso central en cuestión puede ser anormal debido a 
una anormalidad neuroquímica, más que a una falla estructural, como podría ser el caso 
de algunos trastornos metabólicos, o debido a la presencia de una prescripción de un 
agente farmacológico callejero. 
La evaluación neuropsicológica está siendo también cada vez más usada para eva-
luar variaciones en el desarrollo prematuro, éstas pueden ser refl ejo de variaciones en la 
tasa de procesos de maduración normales, más que una patología defi nible (por lo me-
nos en la actualidad). Esto último se ha vuelto tan común como fuente de referencias clí-
nicas para evaluación neuropsicológica, que una nueva subespecialidad, conocida como 
neuropsicología educacional o escolar y se está volviendo una parte cada vez más importan-
te de la función de practicantes de psicología quienes realizan su labor en escuelas. 
Para captar la amplitud de estas cuestiones clínicas, en este libro se emplea el término 
disfunción cerebral, para representar las diversas condiciones en las cuales las variacio-
nes mensurables de capacidades psicológicas se toman como relacionadas causalmente 
con las operaciones del sistema nervioso central. Este término es en sí mismo un tanto 
estrecho, porque probablemente lo más preciso sea inferir que el desempeño de la prue-
ba neuropsicológica es refl ejo de una función cerebral, y no simplemente el estado de 
anormalidad que constituye el foco de atención de las referencias clínicas.
5
Históricamente, por lo general las pruebas utilizadas por los neuropsicólogos no ha-
bían sido desarrolladas para el propósito de evaluar la disfunción cerebral, y en muchos 
casos refl ejaban tradiciones de evaluación clínica, más que investigación básica en cogni-
ción o ciencias neuronales. Por ejemplo, la Escala Weschsler de inteligencia para adultos 
(Wechsler Adult Intelligence Scale; WAIS; Wechsler, 1955) y sus sucesoras fueron desarro-
lladas como pruebas de inteligencia, primordialmente para ayudar a la identifi cación de 
retardo mental, y para facilitar la evaluación académica, militar o vocacional (Kaufman & 
Lichtenberger, 1999; Matarazzo, 1972). El Seashore Rhythm Test, un componente tradicio-
nal de la Halstead-Reitan Neuropsychological Test Battery (HRB), formaba parte de una 
prueba de aptitud musical (Saetveit, Lewis, & Seashore, 1940). 
Todas las pruebas usadas por los neuropsicólogos tienen en común (o deberían tener 
en común) la confi abilidad y la validez conocidas como predictores de la presencia de disfun-
ción cerebral. Los requerimientos mínimos para pruebas neuropsicológicas son la sensi-
bilidad a la presenciade disfunción cerebral, y la capacidad de distinguir correctamente 
entre la presencia de función cerebral anormal y el funcionamiento cerebral normal. A lo 
largo de los años, estos criterios básicos para pruebas neuropsicológicas han aumenta-
do para incluir la capacidad de predecir la ubicación y la severidad de la disfunción 
cerebral y, en algunos casos, la capacidad, más controvertida, de predecir la causa es-
pecífi ca o la etiología de esa disfunción. Durante la introducción de las primeras pruebas 
neuropsicológicas formalmente validadas, la sensibilidad de los instrumentos neuropsico-
lógicos se calculaba por su correspondencia con los juicios clínicos de los neurólogos 
(Reitan & Davison, 1974). Con el avance de la toma de imágenes neuronales y de otras 
tecnologías, igualmente ha aumentado la expectativa acerca de la posible sensibilidad 
de las pruebas neuropsicológicas a cambios que se pueden observar en las vistas cada 
vez más sensibles y detalladas de la estructura y la fi siología del cerebro. En la actuali-
dad, no resulta poco frecuente ver instrumentos neuropsicológicos empleados para de-
tectar la presencia de disfunción cerebral en escenarios tanto de investigación como 
clínicos. Como se discutirá en el capítulo 5, éste es un desarrollo controvertido, del cual 
muchos practicantes se distancian por cuenta propia. Su existencia, sin embargo, refl eja 
el respeto que estos instrumentos han ganado.
Algunos clínicos recomiendan el uso de una batería de pruebas fi ja para anclar y 
comparar observaciones a través de diferentes poblaciones de pacientes; mientras otros 
de éstos recomiendan el uso de una batería de pruebas fl exible, en la cual las pruebas 
son dictaminadas por la cuestión de referencia específi ca o por la presentación única del 
paciente. La evaluación neuropsicológica clínica puede emplear entrevistas clínicas y 
técnicas de observación conductual, las cuales no necesariamente han sido sujetas a los 
estándares metodológicos usuales de construcción de pruebas, sino que por lo general 
se consideran indispensables para proporcionar abundantes descripciones de la conduc-
ta de un paciente. 
Importante
La neuropsicología es el estudio de las relaciones entre cerebro y conducta. La neuropsicología 
clínica es “la aplicación de principios de evaluación e intervención basados en el estudio científi co de 
la conducta humana a lo largo del periodo de una vida, en la medida en que se relacionan con el 
funcionamiento normal y anormal del sistema nervioso central” (Hannay et al., 1998).
Introducción a la evaluación neuropsicológica
Fundamentos para la evaluación neuropsicológica6
En escenarios clínicos, muchos neuropsicólogos emplean desviaciones únicas en pruebas 
estandarizadas o en procedimientos desarrollados sobre la marcha, en un intento por 
captar las características cualitativas específi cas del paciente en cuestión. Las ventajas y 
desventajas de estos enfoques se discuten más adelante en este capítulo.
 Usos de la evaluación neuropsicológica
Es posible identifi car por lo menos siete propósitos distintos, aunque relacionados, de la 
evaluación neuropsicológica. Estas categorías se derivan de lo que probablemente sean 
las más comunes cuestiones de referencia clínica con las que se enfrentan los neuropsi-
cólogos, así como de la información presentada por numerosos reportes de este tipo. 
Estas categorías de uso pueden surgir en diversos contextos, incluyendo el médico, el 
legal, el educativo y el referente a la investigación. Estas categorías se presentan aquí en 
el orden que refl eja la lógica manejada en las inferencias clínicas típicas.
1. Descripción de fortalezas y debilidades e identifi cación de cambios 
y trastornos en el funcionamiento psicológico (cognición, conducta, 
emoción) en términos de presencia/ausencia y severidad. A pesar de que 
esta raison d’être de la neuropsicología clínica puede parecer que sea la de pre-
decir la presencia de disfunción cerebral, la capacidad de describir la función es 
mucho más importante que dicho propósito aparentemente medular de las prue-
bas neuropsicológicas. Por lo general se espera que los neuropsicólogos propor-
cionen una descripción de un paciente o cliente por medio de identifi car las 
fortalezas y debilidades cognitivas, y a partir de ello establecer la inferencia bá-
sica de si el estado actual del paciente representa un cambio con relación a una 
línea de base o nivel premórbido de funcionamiento previos, aunque por lo general 
este parámetro no se defi ne con precisión, o bien, si surgen o no cambios donde 
se alcance el nivel de la disfunción. 
 La evaluación neuropsicológica puede ser usada también para inferir la pre-
sencia de anormalidades congénitas o de desarrollo determinadas neuropatológi-
camente. Cuando los niños son evaluados y existen pocas bases para estimar las 
capacidades premórbidas, los clínicos pueden tratar de inferir el cambio a partir 
de eventos del desarrollo esperados y del trasfondo familiar. Las cuestiones de las 
fortalezas y debilidades y de la presencia de cambio y anormalidad son tratadas 
antes de considerar cualesquiera otras inferencias referentes a la función cerebral, 
o bien recomendaciones para intervenciones. El neuropsicólogo debe tratar de 
inferir qué parte de la observación en curso refl eja la asignación normal de las 
funciones intelectuales del paciente, versus qué partes de las observaciones en 
curso muestran cambios atribuibles a disfunción cerebral. La descripción precisa y 
la referencia a estándares normativos correctos para el individuo son los propósi-
tos más básicos y críticos de la evaluación neuropsicológica, y todas las determi-
naciones deben tomarse en el contexto del historial del paciente.
2. Determinación de los correlatos biológicos (es decir, neuroanatómicos, 
fi siológicos) de los resultados de las pruebas: detección, gradación 
y localización de disfunción cerebral. Después de haber descrito la conduc-
ta del paciente, de manera típica los neuropsicólogos intentan determinar si los 
patrones de los resultados de las pruebas, conducta clínica y contexto del historial 
7
particular de las observaciones puede atribuirse a una función anormal del cere-
bro. Las anormalidades de ese tipo puede ser la presencia de una lesión cerebral 
estructural, un trastorno de desarrollo o, en algunos casos, a un daño neuroquímico. 
Parte de esta determinación intenta establecer con certeza cuál región del cerebro está 
involucrada. En esta época de técnicas de toma de imágenes neuronales no inva-
sivas cada vez más sensibles, la importancia clínica de esta función tradicional de 
la evaluación neuropsicológica ha disminuido de alguna manera, y, en algunos 
casos, se ha vuelto casi residual. Sin embargo, la capacidad de establecer víncu-
los causales específi cos entre las regiones del cerebro y los síntomas psicológicos 
pueden adquirir renovada importancia en la medida en que emergen nuevas bio-
tecnologías para el tratamiento y la rehabilitación de las consecuencias de las 
anormalidades cerebrales. Por ejemplo, una comprensión de las relaciones lesión-
conducta es importante para determinar los objetivos de tratamiento de la estimulación 
magnética transcraneal (Pascal-Leone et al., 2002). Con el desarrollo de estas 
tecnologías, posiblemente la localización de las lesiones llegue a convertirse en 
parte integral del proceso de planeación de la rehabilitación (véase apartado 5).
3. Determinación de si los cambios o la disfunción están asociados con 
enfermedad neurológica, condiciones psiquiátricas, trastornos de 
desarrollo o condiciones no neurológicas. Con frecuencia, un siguiente 
tipo de inferencia establecido por los neuropsicólogos, o que se les pide hacer, se 
ocupa de la probable etiología o etiologías producidas por los cambios o la dis-
función descrita. En el caso del trastorno neurológico y del historial conocido, esto 
se puede realizar a veces con precisión. Lo anterior es particularmente cierto en 
casos en dondelos cambios de conducta involucran fenómenos poco comunes y 
dramáticos, los cuales históricamente han sido relacionados con la presencia de 
lesiones en partes específi cas del cerebro, que por lo general son causadas por 
una serie muy limitada de etiologías. Por ejemplo, los síntomas de la afasia no 
fl uyente (p. ej., habla vacilante y agramática) están muy probablemente relaciona-
dos con una serie limitada de enfermedades. Y éstas se encuentran presentes en 
el historial, pueden considerarse causativas de los cambios en el lenguaje obser-
vados. Sin embargo, muchos cambios o aparentes anormalidades en funciones 
neuropsicológicas, pueden ser causadas por factores psiquiátricos, motivacionales, de 
desarrollo o culturales, y pueden no ser atribuibles a una etiología neurológica 
específi ca, incluso si están presentes en el historial. 
 Con frecuencia, los hallazgos de las pruebas neuropsicológicas no son específi -
cos de la etiología, y pueden estar relacionados con una gran cantidad de factores, 
como depresión, ansiedad, privación del sueño, o incluso dolor crónico. En estas 
instancias, el neuropsicólogo debe trabajar como investigador para revisar minucio-
samente los hallazgos de la prueba en el contexto del historial del paciente.
4. Evaluación de cambios a lo largo del tiempo y desarrollo de una 
prognosis. Una de las aplicaciones más útiles de la evaluación neuropsicológica 
es rastrear las mejoras y los decrementos en el desempeño a lo largo del tiempo. 
Esto ayuda a determinar la etiología y el avance de una enfermedad, a desarrollar 
planes sociales o fi nancieros para un paciente, y a rastrear si el tratamiento o los 
esfuerzos hacia la rehabilitación son efectivos.
5. Ofrecimiento de lineamientos para la planeación de la rehabilita-
ción, educacional o vocacional, o una combinación de éstas. La capa-
Introducción a la evaluación neuropsicológica
Fundamentos para la evaluación neuropsicológica8
cidad de proporcionar inferencias concernientes a la etiología y al poder descriptivo 
ha convertido a la evaluación neuropsicológica en una popular herramienta para 
la rehabilitación y la planeación educativa. Con frecuencia, los terapistas y maestros 
pueden usar el perfi l de las fortalezas y debilidades de un paciente y la manera 
cómo se desempeñan en tareas para desarrollar y optimar los programas de reha-
bilitación y educativos. El conocimiento de cuáles son los problemas o debilidades 
atribuibles a una disfunción cerebral y de cuáles son probablemente resultado de 
fuentes no neurológicas puede ayudar al terapista para asignar tiempo y recursos 
hacia las prioridades de tratamiento con más probabilidades de ser efectivas.
6. Proporcionar lineamientos y educación para la familia y los cuida-
dores. En una pauta similar, la información neuropsicológica puede ayudar a las 
familias y a los cuidadores a entender las fortalezas y debilidades de sus seres 
queridos, y a manejar a pacientes con posibilidades de sufrir de limitaciones com-
plicadas en el funcionamiento independiente. Es menos probable ver enojados a 
los miembros de la familia que se encuentran hostigados respecto a la conducta 
de un paciente cuando entienden cómo los síntomas en apariencia relacionados 
con la motivación o la personalidad en realidad están causalmente vinculados con 
un estado de enfermedad. Comprender la prognosis del padecimiento puede ser 
también inestimable para familias, porque éstas deben de planear el uso de sus 
recursos económicos y los cuidados del paciente para el futuro.
7. Planeación de la aplicación de la descarga y el tratamiento. A veces, los 
défi cits neuropsicólogicos pueden ser insidiosos y difíciles de describir, incluso para 
los clínicos sofi sticados. Comprender las aptitudes de un paciente puede ayudar al 
clínico a evaluar la medida en la cual el paciente cumplirá con las recomendaciones 
de tratamiento y el uso de medicamentos, así como cuán extensa puede ser una 
contínua supervisión requerida por el paciente o su familia después de la descarga.
La referencia rápida 1-2 proporciona un breve resumen de los usos de la evaluación 
neuropsicológica.
En los subsiguientes capítulos de este libro, se hará un repaso de la información esen-
cial acerca de las técnicas de evaluación neuropsicológica que los clínicos necesitan 
para ayudar en la descripción, el diagnóstico y el proceso de tratamiento de pacientes.
Referencia rápida 1-2
Usos de laUsos de la neuropsicología clínicaneuropsicología clínica
• Descripción de fortalezas y debilidades e identifi cación de cambios y trastornos en el 
funcionamiento psicológico
• Determinación de los correlatos biológicos de los resultados de las pruebas
• Determinación de si los cambios o la disfunción están asociados con una enfermedad 
neurológica, condiciones psiquiátricas, trastornos de desarrollo o condiciones no neurológicas
• Evaluación de cambios a lo largo del tiempo y desarrollo de una prognosis
• Ofrecimiento de lineamientos para la planeación de la rehabilitación, educativa o vocacional
• Proporcionar lineamientos y educación para la familia y los cuidadores
• Planeación de la aplicación de la descarga y el tratamiento
9
Fundamentos teóricos y de investigación 
de la evaluación neuropsicológica moderna
Gran parte de la psicología clínica se ha separado de la psicología del aprendizaje y la 
cognición, de la psicología del desarrollo, de la psicología social y de las tradiciones 
psicodinámicas a causa de sus paradigmas científi cos y de su lenguaje. La neuropsico-
logía clínica se suma a esta mezcla de paradigmas de biología y medicina para lidiar 
con los problemas de la psicopatología humana.
Los problemas que son el foco de atención de la neuropsicología clínica moderna han 
sido descritos desde hace siglos y han capturado la imaginación de médicos y fi lósofos. 
Una historia detallada de la neuropsicología no está dentro de los alcances de este libro 
(véase Benton & Adams, 2000; Meier, 1997), pero es importante examinar varias de las 
tenencias conceptuales y de investigación modernas para ayudar a los practicantes a 
entender la fuente de muchas de las suposiciones y prácticas utilizadas en la actualidad.
 Holismo versus localización
Observaciones de cambios en la conducta ocurridos después de lesiones en la cabeza 
pueden ser halladas en los primeros registros escritos de la historia, incluyendo traduc-
ciones de documentos médicos egipcios de 5 mil años de antigüedad (como se describe 
en Finger & Stein, 1982). La idea de que los pensamientos, los recuerdos y las sensaciones 
se originan de algún modo en el cerebro, no obtuvo, sin embargo, amplia aceptación 
hasta comienzos del siglo XVII, a pesar de que algunos siguieron creyendo en lo decla-
rado por Aristóteles con respecto de la función del corazón para comprender la conducta 
y las motivaciones humanas (Finger & Stein, 1982). 
Para el siglo XIX, existía poco desacuerdo con la idea de que el cerebro era el centro 
de la consciencia, la memoria, el lenguaje, los sentimientos y las pasiones, pero nunca 
se ha dado un acuerdo absoluto acerca de la manera cómo estas categorías básicas de 
la función psicológica trabajan realmente. Si bien los niveles de tecnología y sofi stica-
ción han evolucionado dramáticamente a lo largo de los siglos, la conceptualización de 
la manera en la cual el cerebro organiza su tarea como órgano de la mente se reduce a 
dos visiones prevalecientes que todavía siguen orientando la organización de la investi-
gación, la teoría y la práctica clínica de la neuropsicología.
Tal vez la noción más atractiva a primera vista y la más claramente planteada sea la 
de una correspondencia localizada entre la estructura y la función. De acuerdo con esta 
idea diversas funciones psicológicas son favorecidas por estructuras distintas y separa-
das en el cerebro. La idea de localización tuvo su planteamiento más claro en los escritos 
del médico y fi siólogo francés Franz Joseph Gall en la última mitad del siglo XVIII. De 
acuerdocon los argumentos de Gall (1835) los órganos separados dentro del cerebro 
controlaban facultades como la sabiduría, la capacidad poética, la religiosidad, el len-
guaje y la memoria. El atractivo de esta postura radica en su capacidad para explicar 
las incontables diferencias observadas en síntomas que acompañan a las lesiones cere-
brales. Paul Broca (un devoto seguidor de Gall) documentó de manera magistral la aso-
ciación de daño al hemisferio cerebral frontal izquierdo en seres humanos con la pérdida 
de la capacidad de hablar y desde entonces, gran parte de la investigación neuropsico-
Introducción a la evaluación neuropsicológica
Fundamentos para la evaluación neuropsicológica10
lógica ha intentado documentar las correspondencias entre otras funciones psicológicas 
y lesiones cerebrales focales.
En la actualidad, gran parte de la investigación se guía por la doctrina del localizacionis-
mo, en la cual la descripción y la localización de la función son una meta primordial de la 
evaluación neuropsicológica. Esta idea ha encontrado su forma más moderna en la relati-
vamente nueva subdivisión de la neuropsicología, a veces llamada neurociencia cognitiva; 
ésta, emplea técnicas de toma de imágenes neuronales como la toma de imágenes por 
resonancia magnética (MRI) y la tomografía por emisión de positrones (PET) para detectar 
cambios diminutos en el fl ujo sanguíneo en áreas relativamente circunscritas de la corteza 
cerebral. Gran parte de la literatura donde se emplea esta tecnología documenta localización 
cada vez más detallada de cambios en el fl ujo sanguíneo asociada con mediciones de 
cognición experimentales cada vez más específi cas. La meta de gran parte de esta inves-
tigación es crear gráfi cos minuciosos de la localización cognitiva en el cerebro. 
La forma más fuerte de de teoría de la localización aparece en la obra de Jerry Fodor 
(1983), introductor del concepto de modularidad; la cual se refi ere a la idea de que la 
localización es una consecuencia necesaria de los distintos requerimientos de proceso de los 
sistemas sensoriales y de funciones cognitivas de orden superior, como el lenguaje. Para 
Fodor, los requerimientos físicos de procesamiento de información en diferentes modalidades 
sensoriales dan órdenes a mecanismos neurales distintivamente adaptados y localizados, y 
propuso que el lenguaje, el cual requiere del uso de reglas específi cas a las que se accede 
automáticamente, también necesita de mecanismos neurales específi cos y localizados.
El localizacionismo no es la única conceptualización de la manera cómo el cerebro está 
organizado. Como han argumentado Pierre-Marie Flourens (1824), Hughlings Jackson 
(1894), Kurt Goldstein (1939) y Alexander Luria (1966), la localización o correlación de 
síntomas o conducta con lesiones (o incluso con cambios documentados en el fl ujo sanguí-
neo) no demuestra necesariamente que la función de esa conducta esté localizada en la 
estructura cerebral observada. Aunque estos autores reconocieron los posibles efectos de 
las lesiones, los cuales difi eren como función de la ubicación, creían que la propia función 
cerebral involucraba siempre múltiples estructuras trabajando en concordancia. 
Esta postura se asocia frecuentemente con el término empleado por Kurt Goldstein 
para este principio: holismo. El siguiente ejemplo ilustra el postulado central del holismo: 
a pesar de que un tornillo fl ojo pudiera ser responsable de un mal funcionamiento que 
evitaría que el motor de un automóvil arrancara, sería erróneo localizar la función de la 
locomoción en el propio tornillo. Un síntoma puede surgir debido a la interrupción de un 
componente importante de una red mayor de funciones, o a que únicamente la más 
complicada y susceptible o débil función de muchas otras funciones favorecidas por la 
misma área está interrumpida. Imagine si se llegara a la conclusión de que tocar el piano 
(una habilidad motriz relativamente compleja) se localizara en los dedos, pero que ras-
carse (una habilidad motriz relativamente simple) no, ya que un esguince interrumpe una 
acción, pero no la otra. Éste fue esencialmente el argumento de Hughling Jackson respec-
to de la localización realizada por Paul Broca y otros del lenguaje expresivo (una habi-
lidad cognitiva relativamente compleja) en una parte específi ca de los lóbulos frontales, 
cuando la evidencia mostraba que los pacientes con lesiones en el área de Broca podían 
articular palabras en un contexto emocional o incluso musical.
En 1929, Karl Lashley publicó una investigación donde mostraba cómo ablaciones 
de tejido cerebral altamente focalizadas solamente tenían efectos leves y temporales en 
la recuperación del aprendizaje de laberintos en ratas (Lashley, 1929). Como resultado 
11
concluyó que el cerebro seguía el principio de acción masiva, y que varias estructuras 
cerebrales tenían el potencial de asumir esa misma función. 
Esta conclusión fue una de las principales infl uencias de Ward Halstead para realizar 
su creación de la primera batería sólida de pruebas neuropsicológicas psicométricas, y 
constituye la base de muchos de los instrumentos y estándares para la construcción de 
pruebas utilizadas en la actualidad. Por ejemplo, el HRB, un enfoque ampliamente cono-
cido y utilizado para la evaluación neuropsicológica, se basa ampliamente en supuestos 
no localizacionistas (Reitan & Wolfson, 1996).
Uno de los enfoques más sofi sticados que se aplican al estudio de las relaciones entre 
el cerebro y la conducta es el desarrollo de modelos computacionales, armados por 
medio de bloques constructivos, los cuales funcionan e interactúan en gran medida como 
neuronas para imitar la función y disfunción cognitivas. Se ha tenido un notable éxito en 
lograr modelos computacionales donde se simulan varios aspectos de la cognición y 
cambios en la cognición como secuela de lesiones cerebrales.
Muchos de estos modelos no utilizan las suposiciones de modularidad o localización de la 
función; en vez de eso, han sido armados empleando los supuestos de acción masiva y 
equipotencialidad (véase Anderson, 1995). En la literatura de tomas funcionales de imá-
genes neuronales, también está surgiendo una visión de que la mayoría de las funciones 
debería ser conceptualizada como si estuvieran distribuidas a lo largo de redes neurales 
(Damasio, 1995). Algunos investigadores también plantean argumentos en contra de un 
localizacionismo estricto con base en el hecho de que muchas funciones regresan sustan-
cialmente después de la lesión cerebral. Ese tipo de recuperación puede indicar que otras 
partes del cerebro están realizando las labores del tejido dañado (Finger & Stein, 1982).
La perspectiva localizacionista es actualmente la forma más popular de conceptualizar 
los resultados de las pruebas neuropsicológicas. Es común hacer la inferencia sobre cómo un 
cambio en el desempeño de la prueba (o en el patrón de desempeño a través de varias 
pruebas) es una indicación de que alguna de las funciones (supuestamente medida por el 
desempeño de la prueba de deterioro) se localiza en una región específi ca del cerebro. In-
cluso el HRB ha sido adaptado a esta tradición. No obstante, el clínico debe manejarse con 
prudencia (o al menos debe actuar con consciencia), porque las inferencias directas de ese 
tipo podrían ser simplistas e imprecisas. El desempeño en las pruebas no es necesariamente 
una muestra acerca de cómo una función se localiza en una parte específi ca del cerebro. 
Además, las predicciones que pueden ser certeras en un contexto (p. ej., durante la fase 
aguda de una lesión), pueden no ser precisas en otro (p. ej., varios años después de 
ocurrida una lesión, en niños, o incluso en adultos mayores). Como lo han argumentado 
Luria, Amasio, Finger y Stein, el desempeño en pruebas neuropsicológicas y los síntomas 
pueden refl ejar la interrupción de una organizada y distribuida red de estructuras parti-
cipantes en la función en cuestión Los síntomas de disfunción cerebralpueden refl ejar la 
interrupción de un sistema, más que la de una sola función localizada en una parte cir-
cunscrita específi ca del cerebro.
 Empiricismo versus cognitivismo 
en la construcción de pruebas
Gran parte de las variaciones en los enfoques actuales de la evaluación neuropsicológi-
ca están distribuidas sobre la base de dos cuestiones: la manera cómo la conducta debe 
Introducción a la evaluación neuropsicológica
Fundamentos para la evaluación neuropsicológica12
ser conceptualizada (empiricismo o funcionalismo), y la manera en la cual la organiza-
ción cerebral debe ser conceptualizada (cognitivismo).
La mayor parte de las técnicas de evaluación neuropsicológica actualmente utilizadas, 
se derivan de la tradición psicológica-fi losófi ca del empiricismo/funcionalismo. Esto signi-
fi ca que las pruebas se construyen sobre ideas donde se considera primordial la predic-
ción del desempeño, y se entiende como algo secundario el contenido de la prueba y el 
signifi cado psicológico. En cambio, las pruebas de la tradición cognitiva son elaboradas 
primordialmente para medir funciones psicológicas específi cas, por lo general intelectua-
les o perceptuales; la predicción clínica es un objetivo secundario o derivado. 
Una discusión detallada de estas cuestiones rebasa los alcances de este texto, pero 
los neuropsicólogos deberían tener algún nivel de comprensión general de los supuestos 
interpretativos y metodológicos básicos con base en los cuales se organizan los enfoques 
contemporáneos de la evaluación neuropsicológica.
¿De dónde provienen todas las pruebas y mediciones utilizadas por los neuropsicólogos? 
Una buena discusión de esta cuestión aparentemente simple podría consumir fácilmente 
este libro, y probablemente diera lugar a un tremendo pleito de cantina si se le presentara 
a más de dos neuropsicólogos al mismo tiempo. Se plantea aquí simplemente para dejar 
en claro que la neuropsicología clínica deriva sus técnicas de manera muy parecida a 
como lo hacen otras disciplinas clínicas. En muchos casos, las pruebas se usan porque 
dan resultado o porque se pensó daban resultado con base en observaciones previas. El 
término empiricismo, la idea de que el conocimiento se deriva de la experiencia directa, 
se refi ere en este enfoque a la creación de pruebas. El enfoque empírico (o funcional) es 
quizás el más defendido e identifi cado con el enfoque no localizacionista de la neurop-
sicología. Ward Halstead y su alumno más famoso, Ralph Reitan, adoptan (a veces de 
manera implícita) la perspectiva de que una gran parte del cerebro sigue el principio de la 
acción masiva; de este modo, la consideración primordial para la selección de instrumen-
tos neuropsicológicos es su sensibilidad observada para detectar discapacidad cerebral. 
Después de derivarse una serie de mediciones óptimas, éstas son empleadas para las 
pruebas de una diversidad de poblaciones; en muchos casos, el objetivo principal es la 
detección de cambios asociados con patología o disfunción cerebral.
Este proceso representó la tendencia principal en la neuropsicología estadounidense 
hasta muy avanzada la década de los setenta. El día de hoy, el localizacionismo se ha 
convertido en la visión predominante de la función cerebral y por ello, muchas de las 
pruebas provienentes de la tradición Halstead-Reitan se emplean para predecir o detec-
tar la presencia de lesiones focales. En la mayoría de estos casos, el empiricismo, no 
obstante, se impone: las pruebas en sí mismas (y la manera en la cual son derivadas o 
creadas) no son tan importantes como su capacidad de predecir la presencia de disfun-
ción cerebral o su validación demostrada empíricamente.
Teorías de la función o disfunción cognitiva construidas de manera independiente, que 
incluyen a la sensibilidad a la disfunción cerebral como una consideración importante, 
pero secundaria, proporcionan otra fuente de pruebas neuropsicológicas. Muchas pruebas 
modernas fueron creadas de este modo. Por ejemplo, el Boston Diagnostic Aphasia Exam 
(Goodglass & Kaplan, 1983) y California Verbal Learning Test (Delis, Kramer, Kaplan & 
Ober, 1987), fueron creados utilizando de manera primordial las teorías prevalecientes 
sobre el lenguaje y la memoria, respectivamente, y en ambos casos fueron creados para 
medir aspectos específi cos de función, los cuales se sabe resultan afectados por la disfun-
ción cerebral. En estos casos, la validez o interpretación teórica del constructo de las 
pruebas era tan importante como su sensibilidad a la presencia de disfunción cerebral. 
13
La literatura para documentar la sensibilidad de las tareas de las pruebas a la presencia 
de lesiones cerebrales llegó básicamente después de su creación. En ambos casos, se hizo 
la suposición (ya sea de manera explícita o implícita) de que las funciones psicológicas 
medidas eran dominios cognitivos con posibilidades de ser afectados de manera inde-
pendiente por la disfunción cerebral. Además, se dio por hecho que las funciones aso-
ciadas con estas pruebas podían ser localizadas.
Cierta comprensión de estas distinciones históricas es útil para entender las fortalezas 
y debilidades de las pruebas neuropsicológicas. Algunas de éstas son excelentes detec-
tores de disfunción cerebral, pero pueden ser difíciles de emplear como herramientas 
para describir capacidades o como fuentes de recomendaciones para la vida real. Otras 
pruebas no demuestran sensibilidad ante disfunción cerebral de manera tan clara, pero 
pueden ofrecer mediciones claras y descriptivas de un dominio psicológico; estas medi-
ciones pueden ser empleadas para hacer recomendaciones para la planeación de la 
rehabilitación o el tratamiento. Idealmente, las pruebas deberían ser sensibles a la presencia 
de disfunción cerebral y teóricamente coherente, siendo al mismo tiempo funcionalmente 
descriptivas y válidas ecológicamente (Sbordone, 1996, Sbordone & Guilmette, 1999; 
Sbordone, Saul & Purisch, 2007); sin embargo, debido a sus orígenes históricos, en la 
práctica muchas pruebas quedan comprometidas o limitadas a uno de estos dos objetivos.
 Validez ecológica: representatividad, 
generalizabilidad y el futuro del desarrollo 
de pruebas neuropsicológicas
Burgess et al. (2006) proporcionan un análisis incisivo de las consecuencias del historial 
de adaptación de la neuropsicología a instrumentos de evaluación de lo que ellos llaman 
marcos conceptuales y experimentales que fueron muy distanciados de 
aquellos que se favorecen en la actualidad. Usando el ejemplo de las pruebas 
de función ejecutiva, ellos argumentan cómo las pruebas neuropsicológicas con un enfo-
que en constructos que denotan funciones cognitivas básicas y que resultan ser sensibles 
a la presencia de disfunción cerebral no necesariamente proporcionan información acerca 
de cómo se desempeñarán los pacientes en situaciones reales. De acuerdo con sus argumen-
tos, la mayoría de los instrumentos de evaluación empleados actualmente por los neurop-
sicólogos fueron desarrollados sin tomar en consideración el qué tan bien predecían 
conducta adaptativa observable. Adaptando consejos del tratado clásico de Brunswick 
(1956) sobre el desarrollo de procedimientos experimentales para probar los procesos 
perceptuales, Burgess et al. (2006) sugieren desarrollar la siguiente generación de ins-
trumentos de evaluación neuropsicológica para ser tanto representativa de las fun-
ciones en el mundo real, como generalizable, o predictiva del desempeño de tales 
funciones a través de un rango de situaciones. 
A pesar de que estos criterios podrían ser aplicados a cualquier dominio evaluado 
por instrumentos neuropsicológicos, incluyendo pruebas de inteligencia y de memoria, la 
discusión de Burgess et al. (2006) se centra en las pruebas de funciones ejecutivas 
(ejemplos de lo cual se presentan en el capítulo 4 de este libro). Ellos señalan cómo la 
Wisconsin Card Sort Test (WCST), una de las mediciones más ampliamente usadas para 
la función ejecutiva, no se desarrollóoriginalmente como una medición neuropsicológi-
ca, y que fue precedida por una variedad de mediciones con base en la clasifi cación 
Introducción a la evaluación neuropsicológica
Fundamentos para la evaluación neuropsicológica14
que de hecho fueron desarrolladas al respecto de observaciones de los efectos de daño 
cerebral (p. ej., Weigl, 1927). La WCST, sin embargo, se convirtió en un punto de refe-
rencia casi instantáneo de la función del lóbulo frontal con base en un estudio indi-
vidual de Brenda Milner (1963), quien demostró cómo los pacientes con lesiones en el 
lóbulo frontal dorsolateral tenían mayores difi cultades con ella que pacientes con lesio-
nes orbitofrontales o no frontales. Si bien la WCST puede incluir desplazamiento de 
series y memoria de trabajo, son virtualmente inexistentes los datos para permitir a 
un clínico saber realmente qué situaciones de la vida cotidiana requieren 
de las capacidades que la WCST mide (Burgess et al., 2006). Ellos aconsejan que 
la siguiente generación de pruebas neuropsicológicas debería estar guiada por la 
función, y no únicamente por el constructo. Estas pruebas deberían satisfacer los 
estándares usuales de confi abilidad, pero la validez debería ser defi nida tanto por la sensibi-
lidad a disfunción cerebral, como por la generalización a funciones del mundo real.
Principales enfoques de evaluación 
neuropsicológica: su historia, desarrollo, 
fortalezas y debilidades
En esta sección se repasarán brevemente los antecedentes de los principales enfoques 
para las pruebas empleadas en la práctica neuropsicológica contemporánea. La referen-
cia rápida 1-3 proporciona información de publicaciones acerca de la HRB, la LNNB y 
el Boston Process Approach (BPA).
 Halstead-Reitan Neuropsychological Test Battery
La disciplina de emplear pruebas psicológicas para evaluar sistemáticamente los efectos 
de disfunción cerebral se originaron en el medio oeste de EUA a fi nales de la década de 
los treinta y a principios de la de los cuarenta. En los años entre las dos Guerras Mun-
Referencia rápida 1-3
Información de publicaciones acerca de los tres principales enfoques Información de publicaciones acerca de los tres principales enfoques 
de la evaluación neuropsicológicade la evaluación neuropsicológica
HRB
Reitan, R. M., & Wolfson, D. (1993). The Halstead-Reitan Neuropsychological Test Battery: Theory and 
clinical interpretation. Tucson, AZ: Neuropsychology Press.
LNNB
Golden, C. J., Purisch, A. D., & Hammeke, T. A. (1985). Manual for the Luria-Nebraska 
Neuropsychological Battery: Forms I and II. Los Angeles: Western Psychological Services.
BPA 
Kaplan, E. (1988). A process approach to neuropsychological assessment. In T. Boll & B. K. Bryant 
(Eds.), Clinical neuropsychology and brain function: Research, measurement and practice (pp. 125-167). 
Washington, DC: American Psychological Association.
15
diales, los neurólogos clínicos de Gran Bretaña (p. ej., Hughlings Jackson y dos de 
nombre muy adecuado, Henry Head y W. R. Brain1) y Europa (p. ej., Constantin von 
Monakow, Kurt Goldstein y Rezsö Balint) ya habían creado un historial extenso de los 
efectos de daño cerebral en el lenguaje, la atención, la visión y la personalidad. 
Ward Halstead, sin embargo, trabajó relativamente aislado de estas observaciones y 
desarrollos. Aunque sus ideas estuvieron infl uidas por los conceptos de Karl Lashley acer-
ca de la acción masiva y la equipotencialidad, Halstead comenzó relativamente a partir 
de cero, conjuntando tras múltiples pruebas y errores una batería de pruebas psicológicas 
las cuales, tomadas en conjunto, podían ser utilizadas por los neurólogos clínicos y neu-
rocirujanos para distinguir entre pacientes considerados con disfunción cerebral y pacientes 
sin historial conocido de anormalidad cerebral. 
Luego de probar y rechazar cientos de pruebas que no realizaban la tarea básica de 
discriminar entre adultos normales y adultos con disfunción cerebral, Halstead conjuntó una 
batería de pruebas desarrollada originalmente para una multiplicidad de propósitos. Por 
ejemplo, su batería incluía la Seguin-Goddard Form Board, una prueba cuyo origen data 
de mediados del siglo XIX como una medición de la llamada debilidad mental (Se-
guin, 1907), la Seashore Rhythm Test del Seashore Test of Musical Aptitude (Saetveit, Lewis, & 
Seashore, 1940), y modifi caciones de otras pruebas (p. ej., Boston University Speech Sound 
Perception Test), así como pruebas que él mismo originó, como la Finger Oscillation Test 
o Finger Tapping Test (Halstead, 1947), y la más original, la Category Test (Halstead, 1947). 
A partir de estas pruebas, él elaboró un índice de defi ciencias con posibilidades de uti-
lizarse para predecir la presencia de disfunción cerebral. 
A principios de la década de los cincuenta, su antiguo estudiante de posgrado Ralph 
Reitan, prosiguió en este ejemplo perfecto de tradición empiricista para modifi car y sis-
tematizar la batería original de Halstead, con el objeto de incluir observaciones sobre 
desempeño motriz del lado izquierdo en comparación con el lado derecho, un examen 
sensorial-perceptual y un examen de rastreo de afasia (Reitan, 1955). También desarro-
lló una serie de normas para las pruebas de toda la batería, luego de administrarla a 
pacientes quienes se sabía tenían disfunción cerebral focal y difusa y a un grupo de su-
jetos de control normales. Además, desarrolló índices de discapacidad cerebral, lo cual 
le permitió localizar e inferir causalidad. 
La batería de pruebas fi ja resultante, ampliamente conocida como la Halstead-Reitan 
Neuropsychological Test Battery, o Halstead-Reitan Battery (HRB), estimuló a un notable 
cuerpo de investigadores en la medida en que los métodos originales de Halstead fueron 
aplicados a distintas poblaciones de pacientes, como niños y pacientes con enfermedad 
psiquiátrica epiléptica.
La HRB es claramente empiricista y con un origen no localizacionista. El enfoque de bate-
ría fi ja, cuyos pioneros fueron Halstead y Reitan, tiene la ventaja de proporcionar una serie 
estándar de mediciones por medio de las cuales distintos pacientes pueden ser comparados. 
Después de que se establecen las mediciones, es fácil extender el alcance de la batería 
a nuevas poblaciones y recopilar normas extensivas. A pesar de la ventaja de la estabi-
lidad y la comparabilidad es claramente la fortaleza de un enfoque de batería fi ja, ésta 
en particular ha visto decrecer su popularidad en años recientes debido a múltiples razo-
nes. En 2006, un estudio de práctica reveló que únicamente 7% de los practicantes em-
1Head y brain signifi can respectivamente cabeza y cerebro (N. del t.)
Introducción a la evaluación neuropsicológica
Fundamentos para la evaluación neuropsicológica16
pleaban un enfoque de batería estandarizado o fi jo, como la HRB o la LNNB (Sweet et 
al., 2006). Esto representó una disminución de 18% en 1989. El problema práctico con 
el enfoque puramente empiricista es que no conduce necesariamente a las mediciones 
más efi cientes o más interpretables. La HRB es extremadamente larga y tediosa para al-
gunos pacientes, lo cual origina reportes de inconformidad y molestia, particularmente 
en pacientes de mayor edad y más discapacitados. En el entorno actual de pago limita-
do y topes en los pagos de los gastos médicos, las baterías de esas dimensiones son 
difíciles de justifi car económicamente. Además, a veces es difícil describir qué cosa están 
midiendo las pruebas que la constituyen, aparte de las características intuitivas obvias de 
las tareas. En muchos casos, la relevancia del desempeño en las tareas es difícil de ligar 
a situaciones de la vida real.
A pesar de no ser estrictamente antilocalizacionista, la tradición de investigación de 
la HRB ha permitido la predicción de lesiones focales únicamente en tanto éstas surgen 
de variables disponibles en la batería. Esto había llevado al desarrollo de numerosas 
fórmulas de predicción y de reglas de decisión que se ofrecieronpara predecir la pre-
sencia de lesiones focales. Estas fórmulas son difíciles de interpretar y a veces parecen 
ser comparaciones de tareas al azar (p. ej., Parsons, Vega & Burn, 1969), o no genera-
lizan más allá de las poblaciones en las que fueron validadas. 
En años recientes, con la emergencia de más enfoques con base cognitiva, algunos 
psicólogos han intentado relacionar las pruebas y hallazgos de la HRB con los dominios 
cognitivos del lenguaje, la memoria y otras funciones (Reitan & Wolfson, 1996), a pesar 
de que tareas como la Aphasia Screening Test e incluso la venerable Category Test pare-
cen anacrónicas ante la evolución de conceptos de lenguaje y de funciones ejecutivas 
para cuya evaluación fueron diseñadas estas pruebas. No obstante la riqueza de infor-
mación de validación referencial, el hecho de que la batería puede ser administrada por 
un técnico, y la conveniencia de recibir capacitación en este enfoque han convertido a 
la HRB en un modelo para otros enfoques.
Luria-Nebraska Neuropsychological Battery
Alexander R. Luria, neuropsicólogo ruso, fue contemporáneo de Ward Halstead. Si bien 
ambos trabajaron aproximadamente en la misma época, el enfoque adoptado por el 
primero fue distinto del de su colega norteamericano en cuanto al desarrollo de técnicas 
para evaluar los efectos de disfunción cerebral. Luria publicó en la Unión Soviética, don-
de los científi cos sentían gran placer al relacionar la investigación con los conceptos 
pablovianos de condicionamiento e inhibición. Él y su mentor, Leon Vygotsky, eran cog-
nitivistas acérrimos, preocupados con la formulación de descripciones ricas del desarrollo 
y la estructura de las funciones mentales humanas. 
El modelo de Luria de la organización del cerebro era un refl ejo directo del concepto 
de que las facultades mentales humanas estarían compuestas de bloques constructivos 
intelectuales elementales; estos componentes podrían usarse para resolver los problemas 
de acción y pensamiento en una diversidad de modos. La cognición era un proceso di-
námico que variaba en función del desarrollo, de las demandas de una situación proble-
mática particular, y, en el caso de la clínica neuropsicológica de Luria, de la presencia 
de disfunción cerebral.
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Luria describió su enfoque con algún detalle en su referencial libro Higher Cortical 
Functions, publicado en inglés en 1966. Ahí describía cientos de tareas que podrían ser 
usadas en una selección de patrones aparentemente infi nita. Este enfoque fue reconoci-
do por ser brillante y profundo, pero fue visto como prohibitivamente complejo e imprác-
tico para el clínico promedio, quien carecería de la tutoría disponible para desarrollar las 
habilidades necesarias para aplicar estos métodos confi ablemente. Además, el estándar 
establecido por el enfoque Halstead-Reitan hizo que muchos clínicos sospecharan que la 
metodología de variaciones inherentes de Luria no podía someterse a los medios conven-
cionales de evaluar la confi abilidad y la validez.
Aunque la idea de Luria sobre la organización cerebral y su enfoque hacia el desa-
rrollo de la teoría cognitiva fueron notables en cuanto a sus presagios sobre gran parte 
de lo que caracteriza a la investigación psicológica cognitiva neuropsicológica y expe-
rimental moderna, su enfoque de la evaluación hubiera quedado como una curiosidad 
exótica, de no ser por una estudiante danesa, Anne-Lise Christensen, quien después de 
convertirse en aprendiz de Luria, introdujo a EUA una descripción detallada de las téc-
nicas de prueba de Luria, titulada Luria’s Neuropsychological Investigation (Christensen, 
1974), la cual incluía una serie de materiales (tarjetas para estimulación, fotografías, 
etc.), a lo que Luria alude en Higher Cortical Functions. 
Charles Golden, neuropsicólogo con sede en Nebraska, quien fuera un experto en el 
enfoque Halstead-Reitan, empleó estos materiales junto con Thomas Hammeke y Arnold 
Purisch para desarrollar una nueva batería de pruebas. Golden esperaba al mismo tiem-
po aprovecharse del artifi cio de Luria para desarrollar tareas que parecían revelar los 
detalles de las funciones cerebrales básicas, y mantener la rigurosa tradición empírica 
de la batería Halstead-Reitan.
La publicación de la LNNB (Golden, Hammeke, & Purisch, 1978) representó un hito 
controversial en el desarrollo de métodos de pruebas neuropsicológicas. El método de 
Golden, el cual combina elementos que pueden discriminar entre sujetos con disfunción 
cerebral y sujetos normales en escalas nombradas de acuerdo con diversos dominios 
funcionales o cognitivos, como leer y escribir, fue severamente criticado por no represen-
tar los conceptos defendidos por Luria, quien, por ejemplo, describió una variedad de 
variaciones de cómo una función aparentemente simple, como escribir, puede colapsar 
dependiendo de la lesión o sistema cerebral subyacente en específi co que se interrumpió. 
Luria mencionó la ortografía básica (la elaboración de cartas y palabras como símbolos 
representados holísticamente), la asociación de sonido con letra y palabra, y así sucesi-
vamente, como componentes potenciales de la escritura que pueden ser afectados de 
manera independiente, como refl ejo del tipo y de la ubicación de una lesión. 
Según los críticos de Golden, el combinar las tareas empleadas por Luria para desarro-
llar una descripción de las variaciones dentro de una función en una sola escala, subvierte 
la meta de éste de hallar la receta descriptiva correcta para cada variación en el desem-
peño. La LNNB también ha sido criticada por su falta de sensibilidad ante determinados 
problemas, como el lenguaje. Si bien la LNNB nunca obtuvo la popularidad de la HRB, sí 
desarrolló fi eles seguidores, los cuales aprecian su relativa brevedad y la creciente base 
de descubrimientos empíricos que apoyan su validez como instrumento neuropsicológico. 
Muchos psicólogos argumentarían que la LNNB representa un intento fallido de hacer más 
accesibles y confi ables los métodos de Luria, sin embargo, la mayoría admitiría que ofrece 
alguna esperanza de que más efi cientes enfoques con base empírica hacia la evaluación 
puedan ser desarrollados.
Introducción a la evaluación neuropsicológica
Fundamentos para la evaluación neuropsicológica18
 Boston Process Approach
Mientras la HRB se estaba estableciendo como el método de referencia para evaluar disfun-
ción cerebral, una masa crítica de investigadores en la zona de Boston había empezado 
a trabajar en los problemas de las relaciones entre cerebro y conducta. Investigadores y 
clínicos interesados en el lenguaje, la memoria, la percepción y otros temas psicológicos 
clásicos, se unieron bajo el carismático liderazgo de Norman Geschwind, uno de los 
grandes neurólogos de la conducta del siglo XX, y de Harold Goodglass, psicólogo clíni-
co responsable de llevar el estudio de la afasia al ámbito de la psicología. 
En Boston, lo que era entonces el foco de atención de la psicología estadounidense 
en la cognición había comenzado a revolucionar los estudios del cerebro. Geschwind y 
Goodglass provenían de disciplinas distintas, pero ambos investigadores abordaron la 
tarea de estudiar el cerebro como un proceso de análisis y reducción a elementos bási-
cos. Infl uida por la neurología alemana, la lingüística teórica y la psicología cognitiva, 
esta labor utilizó un enfoque experimental diferente del de la tradición Halstead-Reitan. 
Davis Howes, Jean Gleason, Edgar Zurif y Sheila Blumstein se unieron a los esfuerzos del 
Dr. Goodglass para adaptar los métodos de la psicofísica, la lingüística y la psicología 
del desarrollo para revolucionar el estudio de la afasia. Al mismo tiempo, los estudios de 
Nelson Butter y Laird Cermak de la memoria y la amnesia ayudaron a traer el tema de la 
disfunción cerebral a la atención de la corriente dominante en psicología experimental.
En esa atmósfera, Edith Kaplan, una estudiante de posgrado del psicólogo experi-
mental Heinz Werner, llegó a trabajar. La Dra.Kaplan, asistente del Dr. Goodglass, llevó 
al entonces conocido como el Boston Veterans Administration Hospital un ojo agudo 
para observar la conducta de los pacientes, y la lección de Heinz Werner de que distin-
tos procesos cognitivos podrían ser usados por diferentes individuos para resolver el 
mismo problema. Werner enseñaba que el desarrollo cognitivo se caracterizaba por 
cambios en las maneras en las cuales los niños resolvían problemas. Motivada por las 
simpatías de otros clínicos e investigadores con quienes había trabajado, la Dra. Kaplan 
aplicó las ideas de Werner en pacientes bajo un tratamiento neuroquirúrgico para epi-
lepsia recientemente desarrollado, donde se incluía el corte del corpus callosum, el prin-
cipal puente neural entre los dos hemisferios cerebrales. Ella advirtió cómo los pacientes 
resolvían una tarea de armado de rompecabezas llamada Diseño de bloquesn de la 
WAIS de manera diferente cuando la tarea era colocada a la derecha del paciente, que 
cuando era colocada a su izquierda. A lo largo de los siguientes 20 años, Kaplan recopiló 
cientos de observaciones similares, lo cual ella impartió a estudiantes y a otros psicólo-
gos a través de supervisión y seminarios. En 1991, publicó una modifi cación completa 
de la WAIS-Revised (WAIS-R) en el Instrumento neuropsicológico revisado (WAIS-Revised 
Neuropsychological Instrument; WAIS-R NI), en donde refl eja sus adaptaciones y reco-
mendaciones observacionales (Kaplan, Fein, Morris, & Delis, 1991). El BPA, como se 
apodó a estos métodos en 1986 (Milberg, Hebben, & Kaplan, 2009), tiene como núcleo 
la idea de que el desempeño en la tarea es más importante que la tarea misma. En la 
práctica, aunque la mayoría de los pacientes recibía una batería de pruebas medular, 
en la cual se incluía la WAIS, la escala de memoria Wechsler, la Rey-Osterrieth Complex 
Figure y otras pruebas, la Dra Kaplan utilizó lo que podría considerarse como un enfo-
que de batería fl exible; el cual añade mediciones de una larga lista de pruebas to-
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madas en préstamo de distintos dominios para refl ejar cuestiones de referencia y para 
dar seguimiento a las observaciones realizadas con la batería que fue proporcionada 
inicialmente. En la actualidad, 76% de los neuropsicólogos clínicos reportan el empleo 
de una batería de núcleo fl exible (es decir, núcleo variable dependiendo del tipo del 
grupo de pacientes), y 18% reporta el uso de un enfoque totalmente fl exible (es decir, 
pruebas variables dependiendo del caso individual; Sweet et al., 2006).
En un inicio, el BPA fue criticado por no contar con normas de apoyo o con métodos 
estándares sufi cientemente detallados para evaluar las propiedades psicométricas de 
confi abilidad y validez. Un creciente cuerpo de investigación en los últimos 20 años apoya, 
no obstante, las observaciones de Kaplan (p. ej., Bihrle, Bellugi, Delis, & Marks, 1989; Freedman 
et al., 1994; Joy, Fein, Kaplan, & Morris, 2001; Wecker, Kramer, Wisniewski, Delis, & Ka-
plan, 2000). Además, algunos investigadores han intentado cuantifi car el BPA (Poreh, 
2000, 2006). Sin embargo, el BPA nunca encendió ninguna explosión de investigación 
como sí lo hizo la HRB, y aún sufre de información normativa relativamente limitada. La 
WAIS-R NI (Kaplan et al., 1991) fue uno de los pocos ejemplos de pruebas publicadas 
con alguna información estándar acerca de la confi abilidad y de errores de medición están-
dar. Sin embargo, incluso esta prueba referencial no proporciona confi abilidad ni infor-
mación de validez para los centenares de observaciones que Kaplan y sus estudiantes 
utilizaron para hacer inferencias clínicas. A pesar de estas signifi cativas limitaciones, el 
enfoque ha ganado creciente popularidad en años recientes ya que proporciona a los 
clínicos una mayor potencia descriptiva en comparación con la de las baterías, ya sea 
la Halstead-Reitan o la Luria-Nebraska. Incluso la WAIS-IV, recientemente dada a cono-
cer, incluye ahora algunas variables de enfoque de proceso para las que hay disponibles 
datos de frecuencia base. Muchos lo ven como una versión moderna de los métodos 
enseñados por Luria; ésta emplea instrumentos y técnicas neuropsicológicas convencio-
nales y familiares que se aprenden y se adaptan más fácilmente.
Resulta interesante cómo el BPA ha dado lugar a varias pruebas convencionales para 
las cuales las estructuras se derivaron de las observaciones de Kaplan y sus estudiantes 
de la conducta de los pacientes ante la prueba, pero sin apoyarse en esas mismas obser-
vaciones para califi car o interpretar. Un ejemplo bien establecido de esto en la actualidad 
es la prueba Delis-Kaplan Executive Function (D-KEFS; Delis, Kaplan, & Kramer, 2001), la 
cual adopta el enfoque de fragmentar pruebas de uso común como la Trail Making Test 
en distintas tareas, cada una de las cuales está diseñada para ser diferencialmente sensi-
ble a los diversos procesos de componente que integran la medición original.
La referencia rápida 1-4 proporciona un resumen de las principales ventajas y des-
ventajas de los principales enfoques de la evaluación neuropsicológica.
 Otros enfoques y contribuciones
Además de la HRB, la LNNB y el BPA, diversos laboratorios han hecho contribuciones 
signifi cativas a las prácticas de las pruebas, al proporcionar las pruebas y la información 
clínica disponible para demostrar su utilidad en distintos escenarios. En muchos casos, 
estos laboratorios han producido una riqueza de datos de apoyo y han hecho contribu-
ciones sustanciales a la investigación tanto experimental como clínica.
Introducción a la evaluación neuropsicológica
Fundamentos para la evaluación neuropsicológica20
Debido a las limitaciones de espacio en este texto, los autores han pintado a algunos 
de estos restantes contribuyentes de la neuropsicología clínica con trazos relativamente 
anchos, agrupando en un solo bloque el trabajo de quienes de otro modo merecerían 
menciones individuales:
Referencia rápida 1-4
Ventajas/desventajas de los principales enfoques de la evaluación neuropsicológicaVentajas/desventajas de los principales enfoques de la evaluación neuropsicológica
Halstead-Reitan Battery
Ventajas
• Batería de diseño empírico y orígenes no localizacionistas
• Riqueza de datos de validación
• Confi abilidad y comparabilidad a través de distintos grupos de pacientes
• Capacidad de ser administrada por un técnico
Desventajas
• Larga e inefi ciente
• Mediciones complejas; difi cultad para saber qué funciones están siendo medidas
• Difícil de justifi carse económicamente, con frecuencia a causa de su extensión
• Decremento en su popularidad
Batería Luria-Nebraska
Ventajas
• Batería de diseño empírico basada en las mediciones de Luria
• Escalas individuales para los diversos dominios funcionales o cognitivos
• Relativa brevedad del tiempo de administración
• Base creciente de hallazgos científi cos
Desventajas
• No refl eja con precisión el método de Luria
• No es tan popular como la Halstead-Reitan Battery 
• Las escalas individuales son inconsistentes con la visión de Luria de variación individual
• Decremento en su popularidad
Boston Process Approach
Ventajas
• Uso frecuente de adaptaciones de mediciones validadas
• Flexibilidad para que las pruebas correspondan con la pregunta de referencia
• Gran potencia descriptiva en el escenario clínico
• Como ejemplo de batería fl exible, es el enfoque más comúnmente empleado
Desventajas
• Produce una serie relativamente limitada de datos normativos para hallazgos cualitativos
• Depende de habilidades de observación para su uso
• Requiere de capacitación específi ca
21Introducción a la evaluación neuropsicológica
• Contribuciones de Canadá. Varios de los principales contribuyentes de recur-
sos de la evaluación neuropsicológica han sido ubicados en ese país. Estos cola-
boradores incluyen al laboratorio de Brenda Milner, quien condujo cientos de 
estudios de los pacientes de neurocirugía del Montreal Neurological Institute. Ella

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