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MÓDULO 0515- EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 1 
 
 
 
 
 
 
 
L e c t u r a 1 
Buela, G. y Sierra, J. (1997). Evolución histórica de 
la evaluación psicológica. En G. Buela y 
Sierra (dirs.). Manual de evaluación 
psicológica. Madrid:Siglo XXI. 
 
 
 
 
 
 
 
UU NN II DD AA DD II 
 
AA NN TT EE CC EE DD EE NN TT EE SS HH II SS TT ÓÓ RR II CC OO SS DD EE 
LL AA EE VV AA LL UU AA CC II ÓÓ NN CC OO NN DD UU CC TT UU AA LL 
 
Introducción ...............................................................................................2 
La evaluación psicológica en la antigüedad..............................................2 
Antecedentes científicos de la evaluación psicológica .............................4 
Constitución y desarrollo de la evaluación psicológica .............................7 
La contribución de Galton......................................................................7 
La contribución de Cattell ......................................................................8 
La contribución de Binet ........................................................................8 
Aportaciones de otros autores.................................................................10 
La repercusión de la primera y de la segunda guerra mundial ...............10 
Período de crisis de la evaluación psicológica....................................14 
La evaluación conductual ........................................................................17 
La evaluación psicológica en la actualidad .............................................20 
Crisis de la evaluación conductual ......................................................20 
Otros aspectos de actualidad..............................................................21 
Futuro de la evaluación psicológica ........................................................25 
 
 
 
 
 
 
 
 
 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
 
MÓDULO 0515- EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 2 
 
 
 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
IINNTTRROODDUUCCCCIIÓÓNN 
El estado actual de la evaluación psicológica es, sin duda, un producto 
de la evolución histórica de la disciplina y de su interacción con el 
desarrollo de la propia psicología y otras ciencias afines. Por tanto, no 
cabe adentrarse en el concepto de evaluación psicológica, sin pasar 
previamente por un análisis histórico. De hecho, los distintos autores, 
tanto españoles (Pelechano, 1976, 1988; Silva, 1982, 1985; Blanco, 
1986a, 1990; Martorell, 1988; Avila, 1992a; Fernández-Ballesteros, 
1992; Peñate, Matud e Ibáñez, 1993) como extranjeros (Anastasi, 1973, 
1988; Aiken, 1985; Nelson y Hayes, 1986; Goldstein y Hersen, 1990a; 
Thorndike y cols., 1991; Kaplan y Saccuzzo, 1993) que han tratado el 
concepto de evaluación psicológica, han comenzado por un minucioso 
análisis histórico. 
 
McReynolds (1986) justifica este análisis histórico argumentando varias 
razones; en primer lugar, un conocimiento de la evolución histórica de 
la evaluación ofrece una amplia información y una mejor apreciación 
del estado actual de la evaluación psicológica; en segundo lugar, el 
pasado es importante por sí mismo, ya que forma parte de la herencia 
de la humanidad; y, en tercer lugar, hace posible que algunas 
aproximaciones o directrices empleadas por nuestros antecesores, y 
olvidadas desde entonces, vuelvan a ser descubiertas. 
LLAA EEVVAALLUUAACCIIÓÓNN PPSSIICCOOLLÓÓGGIICCAA EENN LLAA AANNTTIIGGÜÜEEDDAADD 
 
Al examinar la historia de la humanidad, McReynolds (1986) pretende 
poner de manifiesto que, desde los tiempos más antiguos, en todas las 
sociedades civilizadas se utilizó algún procedimiento de evaluación. 
Así, dentro de una primera etapa, que podría etiquetarse como mágica 
o mítica, aparece en muchas culturas la adivinación o predicción del 
futuro, donde podría incluirse la astrología. Ésta es considerada por 
diversos autores (McReynolds, 1986; Silva, 1985; Pelechano, 1988) 
como uno de los primeros antecedentes de la evaluación psicológica. 
Según McReynolds (1975), el comienzo de la astrología podría situarse 
en el siglo v. a C. con el Tetrabiblos (libro de los signos zodiacales) de 
Ptolomeo. Los astrólogos plantean que de igual forma que los astros 
regulan la ritmicidad del ciclo día-noche, de las mareas, de las 
cosechas, etc., también determinan una gran parte de la conducta 
humana -entiéndase carácter humano-. En otras palabras, los individuos 
son particularmente sensibles a la influencia de los astros, estando dicha 
influencia determinada por la posición relativa de los planetas en el 
momento del nacimiento. A primera vista, parece que se dan las 
condiciones necesarias para un proceso diagnóstico, puesto que existe 
un evaluador, un evaluado, unos instrumentos, una intención por la 
explicación y el pronóstico y una teoría que lo sustenta. Sin embargo, un 
análisis más detallado nos lleva a entender la astrología como algo 
considerablemente distinto de la evaluación psicológica, para que pueda 
considerarse un antecedente. En primer lugar, la astrología es una 
práctica que podría incluirse dentro de lo mágico; en segundo lugar, el 
sujeto objeto de evaluación no es el individuo en sí, ni su ambiente 
inmediato, sino tan sólo una fecha, una hora y un lugar, de hecho se 
puede hacer una predicción sin la presencia de la persona 
supuestamente evaluada; en tercer lugar, no tiene ninguna utilidad so-
cial, puesto que se limita a predecir el destino determinado por los 
astros; y, por último, la astrología ha tenido una mínima o escasa 
evolución desde sus inicios hasta la actualidad, sin darse ningún tipo de 
interacción con la evolución de la psicología, es decir, la psicología se ha 
desarrollado con total independencia de la astrología. Muestra de ello es 
que ningún astrólogo ha ido desarrollando su teoría hasta convertirla en 
una escuela o corriente psicológica. Por tanto, no hay aspectos de la 
astrología que se hayan transformado hasta convertirse en un constructo 
psicológico. En definitiva, en nuestra opinión, aunque aparentemente 
tienen aspectos comunes, consideramos que la astrología no ha sido un 
antecedente de la actual evaluación psicológica. 
 
DuBois (1970) sitúa el nacimiento de la evaluación psicológica en la 
antigua China, donde se realizaba una selección de los niños que en el 
futuro podrían ejercer funciones en la administración pública. Los 
seleccionados eran sometidos a un intenso programa de aprendizaje, al 
final del cual se evaluaba si habían conseguido la capacitación para 
ocupar los puestos que les serían asignados. Por tanto, parece un claro 
antecedente de la selección de personal. Otro hecho aislado que se 
suele citar como antecedente de la evaluación psicológica son los 
procedimientos de la escuela de Pitágoras para seleccionar a sus 
alumnos (Martorell, 1988). 
Otro antecedente en el que suelen coincidir los autores que han 
estudiado la evolución histórica de la evaluación psicológica es la 
fisiognomia (las características psicológicas de un individuo pueden 
 
 
MÓDULO 0515- EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 3 
 
 
 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
evaluarse por sus rasgos físicos), que tiene sus raíces en el 
pensamiento filosófico griego. Según Rubinstein (1981), la historia de la 
ciencia demuestra cómo las antiguas ideas de los filósofos griegos se 
formaron en el proceso cognoscitivo prácticodel hombre, con la 
acumulación de conocimientos de los naturistas, médicos y filósofos. 
Dichas ideas se desarrollaron en oposición a las ideas mitológicas sobre 
el mundo en general y sobre el hombre en particular. En este contexto, 
resulta de especial importancia la concepción filosófica de Aristóteles, 
quien aspira a vencer el dualismo de su maestro Platón. Aristóteles 
entiende el cuerpo y el alma como algo indivisible. Por tanto, cada una 
de las funciones orgánicas tiene su alma, considerando al cuerpo un 
organismo compuesto por órganos e instrumentos del alma. Por ello, la 
teoría del alma es la teoría general de la vida y sus funciones, lo que 
implica tanto sus funciones orgánicas como la vida consciente 
(Rubinstein, 1981). Con Aristóteles, lo psíquico se aproxima a lo físico, 
lo que implica una base biológica del carácter. Las ideas de Aristóteles 
tuvieron su continuidad en su discípulo Teofrasto. Este hace una 
sistematización de los principios de la fisiognomia que lleva a plantear 
distintos caracteres que se establecen por medio de la observación de 
la conducta manifiesta de los individuos. Se establece así una nosología 
de los caracteres, en la que se incluyen diversos adjetivos tales como 
arrogantes, estúpidos, avaros, cobardes, etc., que servían para 
clasificar a los individuos según sus hábitos. Esta interacción cuerpo-
psique es defendida posteriormente por Cicerón y Séneca en la Roma 
Clásica, así como por autores árabes como Averroes o Avicena. La idea 
de la evaluación de las características psicológicas a través de las 
características somáticas está presente en tiempos más recientes en las 
tipologías de Kretschmer y Sheldon. Siguiendo en este contexto, nos 
encontramos con la teoría de Hipócrates que postula cuatro tipos 
(sanguíneo, flemático, colérico y melancólico) a partir de cuatro clases 
de humores. 
 
Esta concepción naturalista manifestada por una evaluación 
psicológica a partir de características somáticas (propia de la 
fisiognomía y del pensamiento hipocrático) será frenada en la Edad 
Media por la filosofía teológica, que tendrá su máximo exponente en la 
concepción de la locura como una posesión diabólica. Con el fin de dife-
renciar a los sujetos poseídos de aquellos que no lo estaban se publica 
en 1486 el libro Malleus Malleficarum [El martillo de los herejes], en cuya 
segunda parte se describen los signos que permitían identificar a las 
brujas. Estos procedimientos utilizados por la Inquisición para evaluar, o 
mejor dicho para interrogar, a sus víctimas podrían ser considerados un 
antecedente remoto de la entrevista estructurada (Zubin, 1989). 
 
A caballo entre los antecedentes filosóficos y biológicos se encuentra 
la contribución más importante de este período a la evaluación 
psicológica, la obra de Juan Huarte de San Juan Examen de ingenios 
para las ciencias, publicada en 1575 y traducida al inglés, en 1698, con el 
título The tryal of wits (McReynolds, 1986). En España se reeditó en cinco 
ocasiones hasta que en 1581 fue incluida en el catálogo de libros 
prohibidos de Lisboa y dos años después en el de Madrid. Siguiendo 
las correcciones de la Inquisición, Huarte redacta una nueva versión que 
es publicada por su hijo Luis Huarte en 1594. Esta versión tiene 
bastantes erratas, quizás debido a lo desordenado que dejó el material 
antes de morir. Sin embargo, fue la versión utilizada en las ediciones 
posteriores que se hicieron en España, mientras que las ediciones 
realizadas en Holanda fueron de la edición original. Este libro fue 
traducido al latín, inglés, holandés, italiano, francés y alemán (García 
Vega, 1989; Velarde, 1993). En esta obra se plantea por primera vez la 
evaluación de una forma explícita. Se considera que las personas 
difieren en cuanto a su talento y que dichas diferencias deben eva-
luarse para conseguir una adecuación entre las habilidades, las distintas 
ocupaciones y los tipos de educación. Así, considera que el ambiente 
influye en el aprendizaje, por lo que recomienda que los estudios 
deben realizarse en una ciudad diferente de la que se es natural, pues 
la influencia de familiares y amigos es un estorbo para el aprendizaje 
(Pérez-Alvarez, 1991). Su libro es una profesiografía en la que incluye 
las principales ocupaciones de su tiempo (véase Gondra, 1994). Es, por 
tanto, el precursor más claro de la selección de personal. En opinión de 
Carpintero (1989), Huarte de San Juan fue un discípulo de Vives, puesto 
que ambos compartían la idea de que el ingenio deriva de los humores. 
Vives ya había planteado anteriormente el tema de la diversidad de los 
ingenios, las diferentes adaptaciones a los estudios y la importancia 
social de una educación adaptada a las dotes de los educandos. En su 
obra El tratado del alma propone la práctica de la observación 
introspectiva y objetiva para llegar a conocer las funciones del alma. 
Vives fue considerado por Watson como el padre de la psicología 
moderna, aunque actualmente se le considera más como un 
antecedente de la modificación de conducta (Pérez-Álvarez, 1991). 
 
 
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 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
Dentro del ámbito universitario, la evaluación surge de forma paralela a 
la creación de las primeras universidades europeas, donde se 
realizaban exámenes regulares para la obtención de títulos y 
distinciones (Anastasi, 1988). 
 
En definitiva, quizás el antecedente más claro de la evaluación 
psicológica sea la tendencia natural del hombre a evaluar a los demás. 
Podría señalarse un sinfín de posibles antecedentes de la evaluación 
psicológica; sin embargo, para contextualizar los principales 
acontecimientos que dieron lugar a los actuales instrumentos de evalua-
ción, no necesitamos remontarnos más allá del siglo XVIII. 
AANNTTEECCEEDDEENNTTEESS CCIIEENNTTÍÍFFIICCOOSS DDEE LLAA EEVVAALLUUAACCIIÓÓNN 
PPSSIICCOOLLÓÓGGIICCAA 
 
Los importantes avances científicos ocurridos durante el siglo XVIII, y 
sobre todo en el xlx, harán que la psicología se separe de la 
especulación filosófica y se acerque al método científico. Los 
antecedentes científicos de la evaluación psicológica podrían situarse en 
el desarrollo de disciplinas como la frenología, la matemática, la 
psicofísica, la psiquiatría, la psicología educativa y el evolucionismo. 
 
La frenología surge a finales del siglo XVIII y pronto alcanza una gran 
popularidad. Su creador, Gall (1758-1828), proporciona la primera 
conceptualización sistemática de los rasgos, la cual se apoya en los 
siguientes enunciados: 
 
a) Las facultades mentales son innatas. 
b) El cerebro es el órgano de la mente. 
c) La forma y el tamaño del cerebro se pueden conocer según la 
forma y medida del cráneo. 
d) La mente posee facultades separadas, el cerebro está 
compuesto de órganos separados y cada facultad mental se 
manifiesta por medio de un órgano cerebral distinto. 
e) El tamaño de cada órgano puede ser estimado durante la vida y, 
con las restantes condiciones iguales, el tamaño es una medida 
de la capacidad del órgano. 
f) Todo órgano, si es predominantemente activo, imprime al cuerpo 
ciertas actitudes y movimientos, que se denomina "su lenguaje 
natural". 
 
Aunque la frenología ya forma parte de la historia, sirvió para asentar la 
idea de que la conducta y el organismo no son entidades 
independientes, sino que están íntimamente unidas. Gall practicaba un 
sistema de diagnóstico basado en la palpación del cráneo para conocer 
las facultades dominantes en cada individuo. Entre las aportaciones que, 
según McReynolds (1986), la frenología aporta a la evaluación psicoló-
gica destacan las siguientes: 
 
a) Se crea una taxonomía mental, según la cual se pueden explicar 
las diferencias individuales 
b) Se hace énfasisen las diferencias individuales. 
c) Se postula una vertiente aplicada de la psicología. 
d) Se propone el paradigma de la evaluación, diferenciando los 
elementos incluidos en una sesión de evaluación (evaluados, 
sujetos evaluado, perfiles…). 
e) Se elaboran escalas para evaluar variables de personalidad. 
f) Se hace énfasis en la objetividad de los datos. 
En España la frenología estuvo representada por Cubí, quien realizó 
algunas aportaciones teóricas a esta disciplina y propagó estas ideas 
hasta el punto de llegar a crear una escuela. Mediante la craneoscopia 
se diagnosticaban dimensiones y facultades psicológicas en los 
individuos, de acuerdo con un sistema preestablecido. Según 
Carpintero (1989), la obra de Cubí ha tenido su importancia en la historia 
de la evaluación psicológica en España. 
 
La matemática tuvo cierta influencia en la constitución y el posterior 
desarrollo de la evaluación psicológica. La primera aportación está 
representada por Quetelet, un matemático belga que hoy es considerado 
como uno de los fundadores de la aplicación de la estadística a las 
ciencias sociales (Silva, 1982). Quetelet estudió variables biológicas y 
sociológicas, observando que ambas seguían una distribución gaussia-
na, por lo que desarrolló normas y medidas de tendencia central. Su 
influencia sobre la evaluación psicológica se centra en dos aspectos 
importantes: ser uno de los autores que se interesó de forma 
sistemática por las diferencias individuales y que sus métodos tuvieron 
 
 
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 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
 
 
 
gran influencia en autores importantes como Galton, Pearson y 
Spearman. 
 
La psiquiatría ha sido otra disciplina que ha contribuido en buena 
medida al desarrollo de la evaluación psicológica. El esfuerzo por 
diferenciar los trastornos mentales se traduce en la necesidad de 
técnicas de evaluación para establecer diagnósticos diferenciales. Así, 
Pinel (1745-1826) introduce una breve clasificación de las enfer-
medades mentales que posibilitaba un tratamiento más diferenciado. 
Pinel defiende el valor de las historias clínicas para el diagnóstico. 
Pero, sin duda, su contribución más importante fue el cambio de actitud 
sobre los enfermos mentales, pasando a considerarlos como enfermos 
con derecho a un tratamiento y a la libertad, y no como sujetos que 
había que separar y encerrar, tal como se consideraban hasta en-
tonces. Las ideas de Pinel llegaron a Italia, encontrando su máximo 
defensor en Lombroso, quien centró su obra en la relación entre lo penal 
y lo psiquiátrico, planteando la posible eximente en los delitos cometidos 
por enfermos mentales. El estudio de la relación entre delincuencia y 
enfermedad le llevó a postular su famosa teoría sobre la "delincuencia 
innata". Según esta teoría, la conducta delictiva puede tener un origen 
degenerativo del organismo, debido al efecto de factores como la sífilis, 
el alcohol, la epilepsia, la edad avanzada de los padres, etc., los cuales 
actuarían durante el desarrollo fetal produciendo una degeneración de 
los centros nerviosos superiores, que posteriormente serían la causa 
del comportamiento delictivo. La obra de Pinel alcanza su culminación 
en la figura de Kraepelin (1856-1926), quien se interesó por la 
problemática de la clasificación de los trastornos mentales, conside-
rando que para poder hacer una buena evaluación e intervención era 
necesario contar previamente con una clasificación. Quizás su 
contribución más importante fue el cambio de una concepción 
sintomática de la enfermedad a una concepción evolutiva, es decir, las 
manifestaciones externas de la enfermedad son secundarias respecto a 
su origen y evolución. Su aportación a la evaluación psicológica se 
centra de forma más concreta en su interés constante por evaluar de 
forma objetiva la conducta de sus pacientes. Así, evaluaba funciones o 
aptitudes como memoria, atención, capacidad de aprendizaje, tiempo de 
reacción, asociaciones verbales, etc. Paralelamente a esta etapa 
aumenta el interés por los retrasados mentales, creándose en Europa y 
América numerosas instituciones para su cuidado. El interés por un trato 
adecuado a los retrasados mentales puso de manifiesto la necesidad de 
criterios diagnósticos y de clasificación que permitiesen diferenciar entre 
sujetos normales, enfermos mentales y retrasados. Dentro de este 
contexto hay que destacar a Esquirol (1772-1840), médico francés que 
en 1838 publicó una obra de dos volúmenes, en la que dedicó más de 
un centenar de páginas al retraso mental. Otra contribución importante 
de Esquirol fue su concepción del retraso mental. Para este autor, el 
retraso variaba a lo largo de un continuo desde la normalidad hasta el 
retraso más profundo. Por ello, realizó varios intentos para evaluar y 
clasificar los distintos grados y tipos de retraso mental, llegando a la 
conclusión de que el mejor criterio para evaluar el nivel de deterioro 
intelectual es el uso del lenguaje. Es importante considerar que los 
criterios actuales sobre el retraso mental son en gran parte lingüísticos, y 
que los tests de inteligencia suelen estar bastante saturados de 
contenidos verbales (Anastasi, 1988). Las aportaciones de Seguin, otro 
médico francés, supusieron un nuevo avance al considerar el retraso 
mental como curable. En 1837 crea la primera escuela dedicada a la 
educación de niños retrasados mentales. Muchos de los procedimientos 
de intervención que se utilizan en la actualidad en los centros de 
educación especial están fundamentados en las técnicas propuestas 
por Seguin para el adiestramiento de los sentidos y de la actividad 
muscular. Pero sin lugar a dudas, su gran aportación a la evaluación 
psicológica fue la incorporación de las pruebas de inteligencia manipula-
tiva. Una buena muestra ha sido su Test de ajuste de formas, que 
consiste en una especie de puzzle en el que hay que insertar varias 
piezas de formas diversas y en el menor tiempo posible. 
La psicofísica puede considerarse como una disciplina precursora de la 
psicología científica. Los métodos ideados por Fechner permiten 
relacionar las experiencias subjetivas con medidas objetivas. Por tanto, 
se plantea que las experiencias psicológicas se pueden verbalizar y en 
consecuencia clasificar en escalas de intensidad o discriminación. La 
psicofísica tenía como postulado inicial el descubrimiento de leyes 
generales para describir las relaciones mente-cuerpo. Su contribución a 
la evaluación psicológica se puede observar en el estudio concreto de 
fenómenos psíquicos, relacionando la experiencia subjetiva con 
medidas objetivas, la creación de nuevos métodos para la 
investigación de dichos fenómenos y su sistematización teórica (Za-
brodin, 1985). Aunque autores como Fechner y Weber estaban más 
interesados en leyes generales que en diferencias individuales, con 
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 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
ellos nace la situación de examen psicológico; así por ejemplo, 
Fechner ya utiliza el autoinforme del sujeto como instrumento de 
evaluación. 
La psicología educativa muestra su auge con los planteamientos 
innovadores producidos en relación al creciente interés por la 
educación, con la consiguiente escolarización obligatoria, naciendo así 
la necesidad de aplicar los principios psicológicos a la escuela y, por 
tanto, la demanda de evaluación del rendimiento académico. 
 
Este interés por la evaluación en el ámbito escolar tuvo su continuidad 
en autores tan relevantescomo Thorndike, Hall y Binet. 
 
El evolucionismo marca un hito importante en la historia de las ciencias 
humanas. El parentesco entre Darwin y Galton propició aún más la 
influencia de las teorías evolucionistas para tratar de explicar las 
diferencias individuales y, en último término, la inteligencia humana. La 
base del evolucionismo consiste en admitir la variabilidad de los 
miembros de una misma especie, donde las características pueden 
heredarse. Por tanto, en la naturaleza se produce una selección natural 
a través de la supervivencia de los miembros más fuertes o mejor 
adaptados. En la especie humana, la diferente capacidad de adaptación 
se denomina inteligencia. Las diferencias de inteligencia eran 
perfectamente asumidas en la sociedad del siglo xIX. Así, el darwi-
nismo social servía para justificar el orden social establecido. En este 
contexto el estudio y evaluación de la inteligencia adquiere gran 
relevancia (Marrero, Espino y Gámez, 1989). 
 
Los antecedentes más científicos de la evaluación psicológica tienen 
sus raíces en los primeros laboratorios de psicología. En 1877 se 
produjo el primer intento para fundar un laboratorio de psicofisiología 
por parte de los científicos británicos Venn y Ward. Sin embargo, el 
Senado de Cambridge rechazó esta iniciativa, calificando a dichos 
científicos de ateos (Yakunin, 1985). Dos años más tarde, Wundt 
inauguraba en Leipzig (1879) el primer laboratorio de psicología, 
considerándose este momento como el nacimiento de la psicología 
científica. La idea de Wundt de acercar la psicología a la fisiología, a 
pesar de encontrar una clara oposición en los círculos filosóficos, 
pronto ganó adeptos. Sin embargo, esta idea no era nueva, ya que 
Séchenov, un destacado científico ruso, había tratado de interpretar los 
fenómenos psíquicos desde un punto de vista fisiológico. De hecho, su 
libro Reflejos del cerebro fue editado en 1863, es decir, once años 
antes de que Wundt publicara Bases de la psicología fisiológica. En un 
artículo escrito en 1873, Séchenov, partiendo de la tradición materialista 
de los pensadores rusos, defiende la tesis sobre la determinación 
objetiva de la psiquis. Las ideas de Séchenov tuvieron una gran 
acogida entre los psiquiatras y neurólogos rusos, lo cual llevó a una 
reestructuración de la psicología desde una vertiente fisiológica. Una 
muestra de ello es la creación del primer laboratorio de psicología en 
Rusia, fundado por Béjteriev en 1886 en la clínica de enfermos alienados 
y enfermedades nerviosas en la ciudad de Kazán. Pocos años 
después, en 1891, se constituía la Sociedad Rusa de Psicología 
Experimental (Yakunin, 1985). Desde su creación y hasta el principio 
del siglo xx el laboratorio de Wundt se consideró el centro de la 
psicología experimental, siendo el ejemplo a seguir en la creación de 
nuevos laboratorios. El objeto de estudio de los nuevos psicólogos 
experimentales era llegar a plantear descripciones generales de la 
conducta humana. Las diferencias individuales no sólo no interesaban, 
sino que llegaban a considerarse como "errores de medida". En la 
elección de los temas y en algunos métodos utilizados se plasmaba la 
influencia de la medicina y de la fisiología. Coincidimos con Pelechano 
(1988) al considerar que el tipo de psicología experimental practicada 
por Wundt y sus seguidores supuso en realidad una limitación al 
desarrollo de la evaluación psicológica. Wundt negó la importancia de 
la psicología diferencial, no autorizaba la utilización de cuestionarios 
para la investigación psicológica, no aceptaba la posibilidad de una 
psicología científica fuera del laboratorio ni los estudios filogenéticos y 
ontogenéticos del psiquismo humano. Sin embargo, no todo fue 
negativo, puesto que la psicología experimental del siglo XIX sirvió para 
poner de manifiesto la importancia de controlar de forma rigurosa las 
condiciones en las que se hacían las observaciones. Por ejemplo, se 
controlaban las características del estímulo, el contexto en el que se 
presentaba, las instrucciones que recibía el sujeto, etc. En definitiva, se 
trataba de evaluar a todos los sujetos en las mismas condiciones 
tipificadas. Como es bien sabido, esto fue totalmente asumido en el 
proceso de construcción y en la aplicación de tests (Anastasi, 1988). 
 
 
 
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 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
CCOONNSSTTIITTUUCCIIÓÓNN YY DDEESSAARRRROOLLLLOO DDEE LLAA EEVVAALLUUAACCIIÓÓNN 
PPSSIICCOOLLÓÓGGIICCAA 
 
Existe un cierto consenso en considerar a Galton, Cattell y Binet como 
los autores que configuraron la evaluación psicológica como disciplina 
científica. A continuación se hará referencia a ellos, así como a otros 
autores que también han contribuido de modo relevante a la constitución 
de la evaluación psicológica. En segundo lugar, se hará un recorrido por 
los diferentes acontecimientos que han supuesto el desarrollo de esta 
disciplina. 
La contribución de Galton 
 
Galton (1822-1911) es considerado como el padre de la psicometría y 
de la psicología diferencial. A pesar de ser un hombre polifacético en 
cuanto a sus intereses científicos, supo centrar su investigación sobre la 
herencia de la inteligencia humana. Pensaba que ésta es innata y, por 
tanto, mediante el carácter hereditario podía conseguirse una mejora de 
los individuos a través de la eugenesia. Su laboratorio antropométrico 
del Kensington Museum en Londres se hizo famoso en todo el mundo. 
En el año 1884, coincidiendo con la celebración de un congreso 
internacional de higiene, establece un laboratorio antropométrico y 
propone a los visitantes conocer, por el precio de tres peniques, la 
medida de algunos de sus rasgos físicos, la agudeza visual y auditiva, el 
tiempo de reacción, la fuerza muscular y algunas funciones sensoriales. 
Con estos datos publicó la primera tabla de baremos, donde podían 
comparar sus resultados los posteriores visitantes del laboratorio 
(DuBois, 1970). La mayoría de los instrumentos que se utilizaban en su 
laboratorio antropométrico fueron creados por él mismo, y algunos 
siguen vigentes aún en la actualidad, como es el caso de la barra de 
Galton para la discriminación visual de la longitud y la serie de pesos 
graduados para medir la discriminación cinestésica. Dio especial 
importancia a la discriminación sensorial, pues pensaba que ésta servía 
para evaluar la capacidad intelectual. Así, en las múltiples evaluaciones 
realizadas encontró que los idiotas tendían a presentar deficiencias en la 
capacidad de discriminación de la temperatura y del dolor (Anastasi, 
1988). 
 
Como se ha dicho anteriormente, Galton estaba influido por las ideas de 
su primo Darwin, influencia que queda plasmada en su primera obra 
Hereditary genius [La herencia de la genialidad] publicada en 1869. 
Diez años después, y coincidiendo con el año en que Wundt inauguraba 
el primer laboratorio de Psicología, Galton publica dos artículos sobre 
psicometría titulados «Psychometric experiments» y «Psychometric 
facts». En 1883 publica su obra más importante Inquiries into human fa-
culty and its development [Investigaciones sobre la facultad humana y su 
desarrollo], que con el transcurso del tiempo se convertiría en un clásico 
de la evaluación psicológica. Las aportaciones más relevantes de Galton 
podrían resumirse en los siguientes puntos (Pelechano, 1988): 
 
a. Interés por hacer un análisis cuantitativo de las 
características y diferencias humanas. En este aspecto se 
notaba una influencia del matemático Quetelet, quien en el año 
1846 ya había demostrado cómo ciertos indicadores 
antropométricos seguían una distribución gaussiana. Por tanto, 
Galton defendía que las diferencias individuales se podían 
explicar de forma adecuada si seconcebían como continuos 
cuantitativos que seguían la distribución de la curva de Gauss. 
b. Interés por la recopilación empírica y sistemática de la 
información. Esto se demuestra en su infatigable labor en el 
laboratorio antropométrico del South Kensington Museum de 
Londres, donde llegó a recopilar datos correspondientes a 9 377 
personas que eran evaluadas en un número considerable de 
pruebas (tiempo de reacción, medidas físicas, respuestas a 
escalas de calificación...). 
c. Aplicación de la estadística para interpretar la 
información. Además de utilizar algunas medidas de tendencia 
central, Galton introdujo el índice de correlación (de hecho, en 
el año 1888 llegó a publicar un artículo sobre «Corelations and 
their measurement, chiefly from antropometric data») que 
posteriormente sería completado por Pearson, dando lugar al 
coeficiente de correlación y sobre el cual se asentaría el modelo 
correlacional. 
d. Interés por el estudio de las diferencias individuales. 
Siguiendo la teoría evolucionista, Galton entendía las 
diferencias individuales como resultado de mecanismos y 
procesos hereditarios. Para demostrar esto utilizó el estudio de 
los árboles genealógicos y las correlaciones de pruebas 
 
 
MÓDULO 0515- EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 8 
 
 
 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
psicológicas entre padres e hijos. Por medio de esta 
metodología pudo llegar a plantear la ley de regresión a la 
media. Galton se vio obligado a plantear esta ley para poder 
explicar algunos datos tales como que padres muy inteligentes 
tendían a tener hijos menos inteligentes, mientras que padres 
poco inteligentes tendían a tener hijos más inteligentes. 
 
El pensamiento de Galton y un buen resumen de su obra pueden verse 
en el libro Herencia y eugenesia, en el que se recoge una recopilación de 
textos procedentes de diversas obras suyas. 
La contribución de Cattell 
 
James McKeen Cattell (1861-1934) fue un psicólogo estadounidense 
con una sólida formación adquirida en Europa. Su tesis doctoral trató 
sobre las diferencias individuales en el tiempo de reacción y fue 
realizada en el laboratorio de Wundt (Leipzig). Posteriormente, trabajó 
con Galton en el laboratorio antropométrico del South Kensington 
Museum de Londres. En 1888 fue nombrado profesor de psicología en la 
Universidad de Pensilvania. Dos años después publica en la revista 
Mind un artículo titulado «Mental tests and measurements», el cual 
marca un hito en la historia de la evaluación psicológica, puesto que es 
la primera vez que se utiliza el término "test" en la literatura psicológica 
(McReynolds, 1986) y en él se describían los tests que se aplicaban 
anualmente a los estudiantes universitarios con la intención de evaluar 
su nivel intelectual. Posteriormente se trasladó a la Universidad de 
Columbia, donde creó la primera batería de pruebas de evaluación 
psicológica. En poco tiempo la metodología y el procedimiento para 
elaborar los tests se hicieron muy populares. En la última década del 
siglo xIx los tests se aplicaban, en Estados Unidos, a todo tipo de 
sujetos (escolares, estudiantes universitarios, adultos...). Sin embargo, 
la fulgurante trayectoria de Cattell se detiene, al menos parcialmente, 
ante las críticas planteadas por Wissler y Sharp. El primero, que había 
sido discípulo de Cattell, presentó un detallado estudio en el que 
analizaba los resultados de Cattell, demostrando la poca validez 
alcanzada por los tests. En concreto, demostró que los coeficientes de 
correlación entre los tests psicológicos y las calificaciones escolares 
eran relativamente bajos. Lo mismo ocurría cuando se contrastaban 
distintos tests que supuestamente evaluaban lo mismo. Por otra parte, 
Sharp demostró la baja fiabilidad y el poco valor predictivo que tenían 
los tests de Cattell (Pelechano, 1988). Estas críticas unidas al hecho de 
que Cattell sigue vinculado a procedimientos de laboratorio y a la 
evaluación de procesos psicológicos básicos hace que destaque la 
figura de Binet (Silva, 1982). 
 
La contribución de Binet 
 
Binet (1857-1911) era un licenciado en leyes y doctor en ciencias 
naturales que entró en la psicología de la "mano" de Ribot, el gran 
promotor de la psicología experimental en Francia. Ribot entendía que el 
progreso de la psicología estaba en los métodos experimentales 
(aunque no era un investigador), no en vano fue el fundador del primer 
laboratorio de psicología en la Universidad de la Sorbona, en el año 
1889. Este laboratorio estuvo dirigido por Bonin hasta 1895, a partir de 
entonces la dirección pasa a Binet (Yakunin, 1985). En el año 1895, 
Binet funda L'Année Psychologique, la primera revista francesa de 
psicología. En esta revista publica un artículo, «La psychologie 
individuelle», en el que presenta las bases para una nueva aproximación 
a la evaluación de la inteligencia. Binet compartía con Galton el interés 
por la evaluación de las diferencias individuales, pero rechazaba la idea 
de que la inteligencia humana podía evaluarse por medio de los 
procesos sensoriomotores. En su artículo, Binet y Henri defienden que la 
inteligencia debe evaluarse según el rendimiento de los sujetos en 
diversas tareas que impliquen una variedad de procesos mentales 
complejos (McReynolds, 1986). Binet y Henri comenzaron evaluando 
procesos como la memoria, la atención, la imaginación, la 
comprensión, la sensibilidad artística y moral, la sugestibilidad, la fuerza 
de voluntad y la habilidad motora. Binet incluye como características de 
la conducta inteligente el tomar y mantener una dirección definida, el 
adaptarse para alcanzar un fin y la autocrítica (Cronbach, 1990). 
 
La gran oportunidad de Binet llega cuando es nombrado por el 
Ministerio de Educación francés miembro de la comisión que se 
encargaría de buscar una solución para los niños deficientes que habían 
entrado en la escuela pública como consecuencia de la puesta en vigor 
de la enseñanza obligatoria en Francia. En respuesta a esta petición, 
Binet, en colaboración con Simon, desarrolla una escala que contiene 30 
 
 
 
MÓDULO 0515- EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 9 
 
 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
problemas con grado de dificultad creciente. Para calcular el nivel de 
dificultad se aplicó la escala a 50 niños normales con edades 
comprendidas entre 3 y 11 años y a algunos con retraso mental. El 
contenido de los ítems cubría gran variedad de funciones, aunque 
predominaban los problemas relativos a comprensión y razonamiento. 
La prueba resultante que se conoce como la escala de 1905 fue 
considerada como un instrumento de evaluación provisional (Anastasi, 
1988). Como señala Pichot (1994, p. 120) «por primera vez se había salido 
de la era de las experiencias de laboratorio para entrar en la vida 
concre ta» . Binet y Simon siguen trabajando en esta escala, y en 1908 
presentan una segunda versión en la que se habían adaptado series de 
ítems para grupos de edad. La edad mental se establecía según la edad 
correspondiente a la serie más elevada resuelta totalmente. Puesto que 
cada serie, que se corresponde con una edad mental determinada, 
consta de cinco problemas, se añadía a la edad base (la de la serie 
correctamente realizada en su totalidad) 1/5 de año por cada test bien 
resuelto perteneciente a series superiores. La edad mental obtenida se 
ponía en relación con la edad cronológica, viendo de esta forma si el niño 
seguía una evolución normal, retrasada o adelantada. En 1911, se 
presenta una tercera versión de la escala, se aumentó el número de ítemsen algunos niveles y se extendió a la edad adulta. Sin embargo, la versión 
más difundida fue la realizada por Terman en la Universidad de Stanford, 
conocida como la Escala de Stanford-Binet. En ésta se utiliza por pri-
mera vez el término de «cociente intelectual» (CI), como razón resultante 
de dividir la edad mental por la edad cronológica. Posteriormente, 
aparecieron otras versiones, pero resulta de especial interés la realizada 
por Kuhlmann en 1912 (Escala Kublmann-Binet) que extendió la 
escala por su parte inferior hasta la edad de tres meses, siendo revisada 
posteriormente en 1937 y 1960'. Terman efectúa otras dos revisiones y, 
finalmente, Thorndike realiza la última hasta la fecha, en 1986 (Rogers, 
1995). 
 
Sin embargo, estas escalas no estaban exentas de problemas. Así, 
mientras Galton postulaba la medida de una inteligencia innata o 
biológica, Binet defiende la evaluación de una inteligencia de origen social 
(Luján, 1991). Pronto el movimiento eugenísta toma como instrumento el 
test de Binet y Símon identificando la inteligencia innata con la social. 
Pelechano (1988) señala que la lógica utilizada por Binet en la 
construcción e interpretación de la escala era correcta, pero vista desde 
una óptica actual tenía algunos problemas importantes: 
 
a. No se demostró que las conductas muestreadas fuesen 
representativas de lo que se pretendía evaluar (la capacidad 
intelectual). 
b. La muestra utilizada para la tipificación de las puntuaciones no 
era representativa de la población a la que luego se aplicaba. 
c. La utilización de la edad cronológica como variable criterio para 
graduar la edad mental, haciendo así implícito que cada doce 
meses se produce un cambio en la capacidad intelectual. 
d. El modelo acumulativo según el cual cada problema resuelto 
equivale a un período de edad mental no fue demostrado. 
e. El supuesto de que la distribución de las puntuaciones es igual 
en cada grupo de edad no es correcto. 
f. Se supone que todos los niños tienen un desarrollo normativo, 
es decir, igual al del grupo de referencia. 
 
Por otra parte, el tipo de problemas que se planteaba estaba 
íntimamente relacionado con los contenidos académicos, por lo que 
la escala era buena predictora del rendimiento académico, que no 
es lo mismo que capacidad intelectual. 
 
A pesar de los problemas metodológicos que se detectan en las 
escalas de Binet, éste debe ser considerado como el gran 
propulsor de la evaluación psicológica. Su actividad ha sido 
realmente la de un evaluador y su influencia ha estado vigente du-
rante varias décadas. Una buena muestra de ello fue la cantidad 
de investigadores que se interesó por la evaluación de la 
inteligencia durante las dos primeras décadas del siglo XX. La 
producción en este campo era tan abundante como diversificada. 
Por ello, en 1921 los directores del Journal of Educational Psychology 
organizaron un congreso bajo el título La inteligencia y su medida e 
invitaron a distintas autoridades en la materia (Terman, Thorndike, 
Peterson, Thurstone, Woodrow, Pinter, Colvin, Henmon...) para 
tratar sobre la naturaleza de la inteligencia (Sternberg, 1986). El 
resultado fue decepcionante; había casi tantas concepciones de 
inteligencia como expertos que opinaban sobre el tema. El 
desconcierto era tal que Binet llegó a pronunciar la famosa frase 
«inteligencia es lo que miden los tests». Sin embargo, el congreso 
sirvió para establecer un cierto acuerdo acerca del camino a seguir 
en la futura investigación de la inteligencia (Marrero y cols., 1989). 
 
 
 
MÓDULO 0515- EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 10 
 
 
 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
Desde entonces, han pasado más de setenta años y aún no se ha 
llegado a un acuerdo unánime acerca de lo que es la inteligencia y de 
cómo debe evaluarse (Eysenck, 1991). 
AAPPOORRTTAACCIIOONNEESS DDEE OOTTRROOSS AAUUTTOORREESS 
 
Cuando Cattell abandonó la Universidad de Pensilvania su lugar fue 
ocupado por Witmer (1867-1956) quien, al igual que el anterior, estaba 
interesado en el estudio de las diferencias individuales. Sin embargo, 
su principal interés se centraba en la aplicación práctica de los 
conocimientos psicológicos. En el año 1896, Witmer funda la primera 
clínica psicológica (de hecho suele considerarse esta fecha como el 
nacimiento de la psicología clínica, aunque por ello no debe 
interpretarse que Witmer fue el primer psicólogo clínico). El tipo de 
trabajo que se realiza en esta clínica se recoge en los primeros 
números de la revista The Psychological Clinic, fundada en 1906 y 
dirigida por Witmer. La mayoría de los casos que se trataba procedía 
del ámbito escolar. En los primeros años, no disponía de pruebas 
específicas de evaluación por lo que su diagnóstico se basaba 
fundamentalmente en la entrevista. Posteriormente, cuando aparecen 
los tests, adopta alguno de ellos e incluso crea el Witmer formboard y 
el Witmer cylinders, que fueron utilizados durante varios años en su clí-
nica. Se centraba en la evaluación de conductas específicas de los 
sujetos con vistas al tratamiento de dichas conductas. Por ello, se le ha 
considerado como un antecesor de la evaluación conductual 
(McReynolds, 1986). Witmer fue un autor con una influencia limitada 
en la evaluación psicológica. Sin embargo, su gran mérito fue tratar de 
aplicar la psicología a los problemas que se plantean en la vida real. Por 
otra parte, su clínica psicológica sirvió como modelo a otras muchas 
que se fundaron posteriormente. 
 
Spearman (1863-1945) supone otro paso importante en la constitución 
de la evaluación psicológica por haber aplicado los métodos 
correlacionales a la investigación de la inteligencia. En el año 1904 
publicó un importante artículo titulado «General intelligence, objectively 
determined and measured», donde se sientan las bases de la teoría 
psicométrica. Fue el primer autor que se interesó en buscar una 
explicación a la baja correlación que se obtenía entre distintos tests de 
inteligencia y en plantear la necesidad de utilizar pruebas paralelas para 
su evaluación. La gran aportación de Spearman no sólo fue 
metodológica, sino que además fue el autor de la primera gran teoría de la 
inteligencia, denominada teoría de los dos factores (un factor general y 
unos factores específicos). Según dicha teoría, la capacidad 
representada en el factor general (factor g) está relacionada con todas 
las tareas intelectuales, mientras que las capacidades representadas en 
los factores específicos se relacionan con tareas sencillas. Para explicar 
la naturaleza del factor g Spearman propuso dos teorías. En la primera, 
se decía que el factor g estaba relacionado con el nivel de energía 
cerebral que las personas pueden utilizar para resolver problemas 
intelectuales; la segunda considera que las diferencias en el factor g 
pueden explicarse según las diferencias individuales en la capacidad de 
las personas para utilizar tres principios cualitativos de cognición: 
aprehensión de la experiencia, deducción de relaciones y deducción de 
correlaciones (Sternberg, 1986; Marrero y cols., 1989). En la década de 
los años treinta este esquema bifactorial será sustituido por un modelo 
multifactorial representado por Thurstone. 
 
Por último, Freud (1856-1939) plantea un enfoque diagnóstico basado 
en las técnicas de asociación y en la utilización del simbolismo. En 1909 
sus conferencias en la Clark University of New York propiciarán la 
difusión del psicoanálisis en Estados Unidos (Ávila, 1992b), dando lugar 
al diagnóstico dinámico que se desarrollará a partir de la década de los 
años treinta con el uso de las técnicas proyectivas. 
LLAA RREEPPEERRCCUUSSIIÓÓNN DDEE LLAA PPRRIIMMEERRAA YY DDEE LLAA SSEEGGUUNNDDAA 
GGUUEERRRRAA MMUUNNDDIIAALL 
 
Existeun cierto acuerdo entre los diferentes autores en considerar las dos 
contiendas mundiales como hechos determinantes en la evolución de la 
evaluación psicológica, enmarcándose entre esos dos momentos 
históricos lo que Silva (1982) denomina la "época clásica" del 
diagnóstico psicológico; así, según este autor, tanto la línea psicométrica 
como la proyectiva y la clínica de la actual evaluación psicológica viven 
aún de los grandes hitos de esta época: los grandes tests de 
inteligencia, los primeros cuestionarios de intereses y los primeros tests 
proyectivos. Durante las dos primeras décadas del siglo xx, la evaluación 
psicológica se vio enriquecida por un gran número de investigaciones, 
artículos y manuales sobre el tema, como puede verse de forma 
 
 
MÓDULO 0515- EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 11 
 
 
 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
detallada en McReynolds (1986). El desarrollo alcanzado por la 
evaluación psicológica hasta entonces es interpretado por Silva (1982) 
en función de tres aspectos importantes: 
 
a. La construcción y perfeccionamiento de las pruebas 
de Binet-Simon y las posteriores aportaciones de Goddard 
(traductor de las escalas de Binet-Simon al inglés en 1910), 
Stern (introductor del concepto cociente mental) y Terman 
(autor de la versión de la escala Stanford-Binet de 1916 e 
introductor del concepto cociente intelectual). 
b. La importancia que adquiere la educación 
(fundamentalmente a raíz de la entrada en vigor de las leyes 
que regulan la educación obligatoria en varios países) lleva 
consigo un interés creciente de la evaluación psicológica en el 
ámbito educativo. 
c. La gran aportación metodológica de Pearson y 
Spearman que sientan los fundamentos de una teoría 
psicométrica, vigente aún en la actualidad. Por otra parte, la 
teoría de la inteligencia propuesta por Spearman generó 
diversas líneas de investigación acerca de la naturaleza de la 
inteligencia y de los instrumentos para evaluarla. 
 
Con el comienzo de la primera guerra mundial, la industria generada en 
torno a la guerra afecta también a la psicología, y más concretamente a 
la evaluación psicológica. Así, la American Psychological Association 
(APA) nombró un comité que se encargaría de estudiar la posible 
ayuda que podría ofertar la psicología. Era quizás una buena 
oportunidad para demostrar a la sociedad que la psicología podía 
tener una importante vertiente aplicada. El comité estaba dirigido por 
Robert Yerkes y contaba con miembros tan relevantes como Terman, 
Woodworth y Otis, entre otros. Pronto se vio la necesidad de 
seleccionar a más de un millón de soldados, para lo cual era 
imprescindible disponer de pruebas colectivas que permitiesen clasificar 
a los soldados según su nivel intelectual y sus aptitudes para 
desempeñar uno u otro tipo de servicio. Dado que la mayoría de los 
tests existentes era de aplicación individual, fue necesario recurrir a 
todo tipo de tests que se pudiesen aplicar de forma colectiva. Arthur 
Otis puso a disposición del Ejército una serie de tests que estaba ela-
borando, pero que aún no había llegado a publicar. En cierto modo 
podría decirse que la situación era similar a la que se le había 
planteado unos años antes a Binet, aunque había dos diferencias muy 
claras: el equipo de Yerkes tenía que seleccionar sujetos adultos de una 
población general (piénsese que la mayoría de las pruebas estaba 
elaborada para niños y estudiantes universitarios) y además la 
selección debería hacerse "contra reloj". Se necesitaban pruebas de 
dificultad progresiva, con respuestas cortas, corrección rápida y 
objetiva, con diferentes formas (para evitar el aprendizaje) y de 
aplicación colectiva. Las pruebas construidas para evaluar el nivel 
intelectual fueron conocidas como el Army alpha test y el Army beta 
test. La primera se aplicaba a la población general (instruida) y 
constaba de las siguientes subpruebas: cumplir órdenes, problemas 
aritméticos, sinónimos y antónimos, juicios prácticos, analogías, 
información y gramática. Cada subprueba tenía una dificultad creciente 
y debía responderse en un tiempo limitado. La segunda prueba estaba 
pensada para personas analfabetas o personas que no hablaban 
inglés; por tanto, en ésta no se incluían contenidos verbales, sino que 
constaba de laberintos, series, cubos, puzzles, construcciones 
geométricas, cifras, símbolos y números. Por supuesto, el tiempo para 
responder también era limitado. Para evaluar la sintomatología 
neurótica se utilizó el Woodworth personal data sheet, un inventario de 
personalidad elaborado por Woodworth y que llegó a aplicarse a más 
de un millón y medio de personas. 
 
La influencia de todo este proceso ha tenido gran importancia en el 
desarrollo de la evaluación psicológica en diversos aspectos, que 
intentaremos sintetizar en los siguientes puntos: 
 
a. El primero, y quizás el más importante, ha sido 
considerar la figura del psicólogo como un profesional 
cualificado que puede resolver problemas de la vida real. 
b. El perfeccionamiento de la metodología de la 
construcción de tests y la formación de un gran banco de datos 
(más de un millón y medio de sujetos) de la población general. 
c. El tipo de evaluación realizada en el ejército se adaptó 
a campos como el industrial (selección y evaluación de 
personal) y el clínico. 
d. La consolidación de la aplicación de tests con la 
consiguiente connotación del "psicólogo pasador de tests". 
 
 
MÓDULO 0515- EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 12 
 
 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
 
 
 
 
La evaluación psicológica del período entre las dos guerras mundiales 
es caracterizada por Silva (1982) como de «creciente expansión» y 
«creciente disociación». La «creciente expansión» se refiere a la 
universalización de la evaluación psicológica y su generalización a otros 
ámbitos (distintos del militar) y la especialización de la evaluación en 
áreas tan diversas como inteligencia, aptitudes, motricidad, intereses, 
conducta social, personalidad, etc. La «creciente disociación» hace 
referencia a que, por un lado, se produce un espectacular crecimiento 
del modelo psicométrico y, por otro, surge también con gran fuerza una 
evaluación clínica, principalmente de tipo proyectivo, y que no acepta 
los avances técnicos y metodológicos del modelo psicométrico. Esta 
evaluación de corte clínico no surge al azar después de la primera gue-
rra mundial. Por un lado, los instrumentos de evaluación clínica no 
tenían ninguna utilidad en las tareas de selección y colocación 
requeridas por el ejército estadounidense, pero sí se convierten en 
necesarios después de la guerra para la reinserción de sujetos a la 
sociedad. La difusión de las técnicas proyectivas tiene su inicio en la 
publicación por parte de Rorschach en 1921 de Psychodiagnostik, 
aunque no conviene olvidar que Jung ya había presentado en 1904 la 
prueba de asociación libre de palabras. 
 
Los antecedentes del test de Rorschach pueden remontarse a la antigua 
idea griega de que la interacción de una persona con una entidad 
ambigua facilita información para el conocimiento de la primera. Según 
Álvarez (1972), en sus versiones más primigenias, el test de Rorschach 
es tan antiguo como el hombre de Cro-Magnon, cuando interpretaba 
las "manchas" de aquellos refugios rupestres. En el Renacimiento, 
Leonardo da Vinci aconsejaba a sus discípulos que ejercitaran su 
imaginación contemplando los desconchones o las figuras que la 
humedad dibujaba en las paredes. También puede relacionarse con una 
costumbre arraigada en algunasregiones de Alemania que consistía en 
tirar una gota de plomo fundido en un recipiente de agua fría e 
interpretar la forma resultante al solidificarse. Según la tradición, cuando 
la interpretación se realizaba en la noche de San Silvestre podía 
averiguarse el futuro de la persona que arrojaba el plomo fundido. Pero 
sin duda, el antecedente más claro es la técnica denominada klebsografía 
(desarrollada por Klebs) que consiste en echar unas gotas de tinta 
sobre un papel que posteriormente se dobla por la mitad, 
interpretándose las manchas resultantes. A finales del siglo XIX, Binet 
comienza a utilizar las manchas de tinta para estudiar la capacidad de 
imaginación visual. Algunos años después, Herman Rorschach utiliza 
esta técnica para el diagnóstico de la personalidad y de los trastornos 
psíquicos. De la totalidad de láminas utilizadas selecciona diez con el 
fin de publicar su método, lo cual no consiguió hasta dos años 
después, gracias a la mediación de Morgenthaler, que además sugirió 
a Rorschach que cambiase su título original, «Método y resultados de 
un experimento diagnóstico basado en la percepción e interpretación 
de formas causales» por el de «Psicodiagnóstico». En un principio, el 
libro tuvo muy poca aceptación. Las críticas fueron pocas y en general 
desfavorables, lo cual le produjo una decepción considerable. 
Rorschach murió sin saber la popularidad que llegaría a tener la 
técnica que había creado (Serrate, 1980). En los años siguientes la 
evaluación dinámica irrumpe con fuerza, fundamentalmente en la 
psicología de la personalidad, y la técnica de Rorschach se convierte 
en una de las pruebas más conocidas y utilizadas (Goldstein y Hersen, 
1990b). Una encuesta realizada por Lubin, Larsen y Matarazzo (1984) 
entre psicólogos clínicos estadounidenses sitúa al Rorschach en el 
cuarto lugar entre los tests más usados, detrás del Wechsler adults 
inteligente scale (WAIS), Minnesota multiphasic personality inventory 
(MMP1) y el Test gestáltico de Bender. Pocos años después, Murray 
publica en 1935 el Test de apercepción temática (TAT) como una 
alternativa a la técnica de Rorschach por su subjetivismo y falta de 
fiabilidad y validez. Otra fecha relevante es la de 1939 cuando Frank 
propone el término "método proyectivo" para aludir a estas pruebas, 
caracterizándolas por un material con una estructura mínima y en las 
que el sujeto "estructura" el material proyectando en esta 
estructuración su modo personal de ordenar la realidad. 
 
De forma paralela a este desarrollo de técnicas proyectivas se siguen 
produciendo avances en el área psicométrica manifestados por un 
refinamiento de las técnicas factoriales. Así, Thurstone publica en 1935 
Vectors of the mind y en 1938 Primary mental abilities, en donde la 
inteligencia adquiere una naturaleza multivariable (Rogers, 1995). En 
1939 se publica la Wechsler-Bellevue intelligence scale, la primera escala 
de Wechsler para adultos, con algunas diferencias con respecto a la 
Stanford-Binet: cada subtest incluía ítems para cada grupo de edad, 
hacía menos énfasis en la velocidad de respuesta y contenía bastantes 
componentes no verbales (Rogers, 1995). Otras publicaciones 
relevantes de esta época son el Inventario de intereses vocacionales de 
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 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
 
 
 
Strong en 1927 y el Test gestáltico de Bender en 1938. La coexistencia de 
estos dos polos (clínico-proyectivo e intelectual-psicométrico), 
aparentemente opuestos, ha conducido, tal como plantea Pelechano 
(1988), a una cierta hibridación; así, la evaluación picométrica intenta ir 
más allá de una simple puntuación y, al mismo tiempo, hay un intento 
de objetivización y cuantificación de las técnicas proyectivas. Sin 
embargo, a pesar de los esfuerzos realizados para aumentar la fiabilidad 
de las técnicas proyectivas [véase, por ejemplo, Exner (1990)], las 
críticas que recibieron fueron contundentes. Ante esta situación, Silva 
(1982, 1985) plantea tres posibles opciones: seguir utilizando estas 
técnicas basándose en una aproximación proyectivodinámica, haciendo 
caso omiso de las críticas científicas; prescindir de ellas; o mantenerlas, 
sustituyendo las interpretaciones psicodinámicas por otras propias de 
enfoques interpretativos diferentes. A pesar de que la opción más 
adecuada es la última (Martorell, 1988), las más frecuentemente 
seleccionadas son las primeras. 
 
En la década de los años treinta comienza una época de discusiones 
teóricas en la psicología soviética —entiéndase el término como 
genérico, y no como la psicología de una determinada escuela. En 1930 
comienza la "discusión reactológica"; la reactología había sido propuesta 
pocos años antes por Kornilov y en ella se trataba de integrar la 
reflexología de Béjteriev y la psicología de la conciencia. Posteriormente, 
en 1932, se amplía la discusión a la teoría del desarrollo cultural de las 
funciones psíquicas superiores (desarrollada por Vigotski). Las 
discusiones sobre la reflexología, la reactología y la teoría del desarrollo 
cultural llevan a una intervención del gobierno. En palabras de 
Rubinstein (1981, p. 103) «sólo la resolución del Comité Central del PC 
de la U.S. del 4 de julio de 1936 desenmascaró algunas teorías 
sumamente perjudiciales y reaccionarias, las cuales inhibían con sus 
falsas frases seudomarxistas el desarrollo de la psicología, 
disgregándola por medio de conceptos acientíficos. Dicha resolución 
eliminó al mismo tiempo varios impedimentos externos de organización 
en el trabajo de la investigación psicológica de la URSS». En esta 
resolución se prohibía la construcción y utilización de los tests en la 
Unión Soviética (tal como estaba constituida hasta 1991). A partir de 
dicha resolución la evaluación psicológica en la Unión Soviética se 
centra en la elaboración de procedimientos experimentales de 
evaluación de procesos básicos (memoria, percepción, atención...) y 
complejos (pensamiento, comprensión, abstracción...). La producción, 
tanto teórica como experimental, se incrementa de forma considerable. 
Se crean varios centros de investigación y/o docencia en psicología: el 
Instituto Estatal de Psicología de Moscú, la Cátedra de Psicología del 
Instituto Pedagógico Estatal (Leningrado), un Departamento de 
Psicología en el Instituto Béjteriev de Investigación Cerebral, y otros en 
Georgia y Ucrania. Fruto de ello, cabe resaltar los trabajos de Blonskii 
(sobre la memoria), Teplov (sobre las facultades o aptitudes), Kravkov 
(sobre psicofisiología), etc. Por otra parte, se potenció la evaluación 
neuropsicológica, como quedó patente en los numerosos y excelentes 
trabajos de Luria. 
 
Tal como había sucedido con la primera guerra mundial, la segunda 
guerra mundial también tiene como consecuencia un gran incremento en 
la construcción y aplicación de tests. Para la selección del personal 
militar, en Estados Unidos se desarrolló el Army general classification test 
(que incluía subpruebas de lectura, vocabulario, razonamiento 
aritmético, cálculo aritmético y relaciones espaciales), una prueba de 
aplicación colectiva —por razones obvias— y que fue aplicada a más de 
nueve millones de personas durante la guerra. Además, se elaboraron 
otras pruebas más específicas para la selección de oficiales y de 
cuerpos técnicos del Ejército. Mientras tanto, el ejército británico había 
optado por la utilización de pruebas de inteligencia general (que 
evaluaban el factor g) con contenidos no verbales. Dos de las pruebas que 
se emplearon están vigentes en la actualidad: las Matrices progresivas de 
Raven y el Test de los dominós de Anstey. En definitiva, podría decirse 
que la segunda guerra mundial supuso la aplicación de tests más 
numerosa que se ha hecho hastala actualidad. Se estima que en 1944, 
en los países aliados, se pasaron unos sesenta millones de tests a unos 
veinte millones de personas (Pelechano, 1988). 
 
Al comienzo de los años cuarenta, Hathaway y Mckinley presentaron el 
Minnesota multiphasic personality inventory (MMPI), construido 
según el modelo psicométrico, y que constituye una de las mayores 
aportaciones en el ámbito de la evaluación de la personalidad y de la 
evaluación clínica (Goldstein y Hersen, 1990b). El auge que tuvo esta 
prueba fue enorme, y todavía en la actualidad continúa siendo uno de 
los instrumentos más utilizados en la práctica clínica (Lubin y cols., 1984; 
Keller, Butcher y Slutske, 1990). Para elaborar las escalas que se 
incluyen en el MMPI se seleccionaron aquellos ítems que maximizaban 
MÓDULO 0515- EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA 14 
 
 
 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
las diferencias entre los sujetos con clara sintomatología psicopatológica 
y sujetos "normales". 
 
A modo de resumen, se puede apuntar que esta etapa coincidente con las 
guerras mundiales supone un desarrollo de la evaluación de la 
personalidad, al mismo tiempo que se sigue desarrollando la evaluación 
de la inteligencia a través de escalas individuales como las de Terman y 
las de Wechsler y el refinamiento de la evaluación colectiva gracias a las 
técnicas factoriales. En este período surge también, tal como se 
comentó, la polémica entre la evaluación proyectíva y la psícométrica 
que llevará a incongruencias, que se siguen manteniendo todavía en la 
actualidad, tales como el empleo simultáneo del MMPI, el Rorschach y 
las escalas de Wechsler. 
Período de crisis de la evaluación psicológica 
 
Al finalizar la segunda guerra mundial, en Europa comienza un período 
de reconstrucción a todos los niveles, pero con una preferencia en los 
sectores económico y laboral. En este contexto, la psicología queda 
relegada a un segundo plano en espera de una mejor situación 
económica, produciéndose así un incremento en la emigración —que 
había comenzado antes de la guerra— de importantes psicólogos 
europeos a Estados Unidos (Titchener, Münsterberg, Levin...). Sin duda, 
ésta fue una causa adicional que contribuyó a un mayor desarrollo de la 
psicología en Estados Unidos a partir de la posguerra. Estados Unidos al 
final de la guerra se encuentra con el problema de la integración de los 
soldados a la vida civil. La "desarrollada" evaluación psicológica 
especializada en selección de grandes masas ya no tenía tanta utilidad. 
Ahora era necesaria una psicología orientada a la evaluación individual y 
a la rehabilitación. Por otra parte, la polémica, en un principio 
académica, sobre genetistas y ambientalistas pasa a ser un tema de 
debate social. A esto se unía una crítica, cada vez mayor, hacia el uso 
indiscriminado de todo tipo de tests, tal como ilustra Cronbach (1972, p. 
36): 
 
un psicólogo que hubiese inventado un test se limitaba a imprimir 
copias para su uso general y a través, generalmente, de una 
empresa que vendía aparatos a los laboratorios de psicología. 
Cuando la demanda de tests creció después de la primera 
guerra mundial, algunas firmas se especializaron en la 
publicación de tests, incluyendo las especializadas en tests 
escolares... Cada institución, universidad, empresa, o cualquier 
otra, planificaba y financiaba su propio programa. Cada cual 
adaptaba un test según su propia elección. Y en este sentido, 
reinaba una absoluta libertad. 
 
La utilización de tests llega a ser tan frecuente que el propio Cronbach 
se sorprende de que, sólo treinta meses después de haberse aplicado el 
primer test colectivo para población escolar, éste se había administrado a 
más de cuatro millones de niños en Estados Unidos. Por su parte, 
Holtzman (1971) estima que en los colegios estadounidenses se aplican 
anualmente más de 250 millones de tests. 
 
La psicología soviética durante estos años no sólo se había consolidado, 
sino que además había afinado sus críticas hacia los tests. Algunas de 
estas críticas se resumen en los siguientes puntos (Rubinstein, 1981): 
 
a. Si dos personas resuelven o no un mismo test, el significado 
psicológico de este hecho no es único, puesto que un mismo resultado 
puede ser motivado por procesos psíquicos diferentes. Por tanto, el que 
un test haya sido resuelto o no, no determina la naturaleza interna del 
acto psíquico correspondiente. 
b. Según el método de los tests, la evaluación de la personalidad se 
deriva tan sólo de la evaluación estadística de los datos externos que se 
han obtenido por el individuo en respuesta a determinadas cuestiones. 
Por tanto, este método sólo se basa en un enfoque mecánico, que parte 
de la conducta y se orienta hacia la personalidad. Se intenta establecer la 
evaluación de la personalidad que se va desarrollando sólo con una 
prueba, sin tener en cuenta el desarrollo del individuo y la influencia de 
la educación. 
c. El error se acentúa si se quiere establecer un pronóstico, 
partiendo para ello del supuesto de que el nivel que se ha calculado por 
medio de dicho test en un determinado grado de desarrollo caracterizará 
también en el futuro a la persona evaluada. Según esto, se admite una 
trascendente predeterminación de toda ulterior evolución de un ser 
humano bajo las condiciones que se han dado y, consciente o 
inconscientemente, se niega la posibilidad de transformación del hombre: 
del adulto por la interacción social y del niño por medio de la educación. 
d. Cuando a dos personas de distinto desarrollo y en condiciones 
diferentes se les formula el mismo test estándar y, según sus respectivas 
 
 
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 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
 
 
 
soluciones, quieren obtenerse conclusiones sobre su inteligencia, se 
comete evidentemente un error, pues no se tiene en cuenta que los 
resultados dependen de las condiciones de evolución o desarrollo. Dos 
estudiantes o dos trabajadores pueden resolver los tests de diferente 
manera, porque uno de los estudiantes está menos preparado y uno de 
los trabajadores menos versado que los otros. Pero por medio de la 
enseñanza los unos pueden superar a los otros. 
e. El hecho de que determinados tests puedan ser resueltos por el 
75% de los niños de un intervalo de edad y de un determinado ambiente 
escolar no es razón para considerarlo como criterio mediante el cual se 
pueda establecer la inteligencia o el desarrollo intelectual de los niños 
que fueron educados en condiciones muy distintas. Postular tal 
conclusión equivaldría a no considerar que los resultados del test 
dependen de las condiciones de evolución del ser humano concreto. 
f Otro inconveniente es el hecho de que se emplean escalas 
estandarizadas y se intenta clasificar a los individuos por medio de 
pruebas en las cuales no se tienen en cuenta las diferencias individuales. 
g. También debe resaltarse el contenido casuista y a menudo 
provocador de estas pruebas, las cuales, por lo general, no consideran la 
preparación específica del sujeto en la evaluación. Al formular problemas 
que no están ligados con la enseñanza se cree, equivocadamente, poder 
obtener conclusiones sobre la capacidad de aprendizaje del sujeto. 
 
Todos estos factores contribuyeron a una crisis que Maloney y Ward 
(1976) describieron como un período de exacerbado pragmatismo 
empirista y con tendencia a las fórmulas y recetarios de evaluación a 
modo de "libros de cocina". Al igual que Cronbach (1972), estos 
autores también hablan del abuso y uso indiscriminadoque se ha hecho 
de los tests, así como de su mala interpretación y/o desconocimiento del 
significado de los mismos. Silva (1982) describe esta situación como 
una «crisis externa», de cara a la sociedad, pero, además, este autor 
habla de una «crisis interna», centrada en las garantías científicas y 
aspectos psicométricos. La eficacia predictiva de los instrumentos 
psicométricos queda en entredicho en una revisión de Ghiselli en 1955; 
por su parte, Edwards en 1957 habla de la influencia de la deseabilidad 
social en los cuestionarios de personalidad. Durante este período las 
críticas iban dirigidas tanto a las pruebas psicométricas como a las 
técnicas proyectivas y al diagnóstico psiquiátrico. Así, los tests de 
inteligencia eran acusados de tener escasa utilidad de cara a la 
intervención psicológica, algunas de las escalas del MMPI como las 
de depresión y esquizofrenia estaban contaminadas por otras categorías 
diagnósticas, etc. Tanto el Rorschach como el TAT fueron objeto de 
múltiples estudios con el fin de analizar su objetividad y los diferentes 
tipos de fiabilidad y validez, los cuales en general mostraron resultados 
negativos. Por su parte, el diagnóstico psiquiátrico fue fuertemente 
criticado por la falta de fiabilidad y validez, y por sustentarse en el mo-
delo médico de enfermedad, considerando la conducta anormal como 
un síntoma de enfermedad y etiquetando a la persona según un sistema 
nosológíco. Las críticas llegaron incluso a la efectividad de la 
psicoterapia, surgiendo así una nueva área de la evaluación 
psicológica, la evaluación de las intervenciones. Un buen ejemplo de 
ello es la publicación en 1952 de The effects of psychoterapy: An 
evaluation por parte de Eysenck. 
 
Sin embargo, toda crisis tiene sus aspectos innovadores y positivos; así, 
en este contexto aparecen numerosas publicaciones, consideradas 
clásicas actualmente, referentes a aspectos psicométricos. En 1950 
Gulliksen publica The theory of mental test con el fin de sistematizar los 
procedimientos de validación de los tests; en 1955 aparece el trabajo 
de Cronbach y Meehl Construct validity in psychological tests; y en 1958 
se publica la primera edición de Psychological testing de Anastasi. El 
esfuerzo por un acercamiento más individualizado a la evaluación 
psicológica hace que surjan durante la década de los años cincuenta 
diferentes pruebas vigentes todavía en la actualidad: la Prueba de 
clasificación Q de Stephenson, el Diferencial semántico de Osgood y las 
Técnicas de rejilla de Kelly (Silva, 1982). Asimismo, esta década va a 
suponer también el desarrollo de la evaluación factorial de la 
personalidad. En Gran Bretaña, Eysenck comienza a elaborar y 
desarrollar sus cuestionarios de factores básicos de personalidad; 
mientras, en Estados Unidos, Cattell publica su cuestionario de dieciséis 
factores. Otro hito importante en esta época es la publicación por parte 
de Meehl en 1954 del libro Clinical versus statistical prediction. A 
theoretical analysis anda review of the evidence, en donde se critican 
abiertamente las técnicas proyectivas, en especial su baja objetividad, 
su poca fiabilidad test-retest y su baja validez predictiva, 
presentándose como alternativa científica el MMPI; además, como 
manifiesta Pelechano (1988), la falta de una teoría en la que 
sustentarse lleva a identificar estas técnicas con las teorías 
psicoanalíticas. Sin embargo, estas críticas no influyeron en absoluto en 
su empleo; así, Sundberg (1961) comunica que entre los tests más 
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 UNIDAD I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL 
 
 
 
 
utilizados por psicólogos clínicos en el año 1959 se encontraba en primer 
lugar el Rorschach y en segundo el TAT. Holtzman relata su experiencia 
cuando fue contratado por las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, con la 
finalidad de comprobar la eficacia del test de Rorschach en la selección 
de pilotos: 
 
 
…no se trataba exactamente de la puesta a prueba de la 
utilidad del Rorschach en la evaluación clínica de los 
pacientes, o cualquiera que sufra un trastorno emocional o 
mental. Era más bien un intento por comprobar algo que 
muchos de los defensores del Rorschach proclamaban, en 
aquel tiempo, que era capaz de hacer. Durante e 
inmediatamente después de la segunda guerra mundial 
algunos de los pioneros del Rorschach, como Klopfer entre 
otros, dijeron que podían utilizar el test para predecir el éxito 
en las Fuerzas Aéreas. Y así se utilizaba, por ejemplo, para 
decidir entre dos candidatos a piloto de guerra [...]. El 
experimento era la adecuada puesta a prueba de esas 
particulares exageraciones. El Rorschach había sido 
propuesto para la selección de pilotos; para comprobar su 
eficacia fui contratado por las Fuerzas Aéreas a tiempo 
completo. En el estudio colaboraron 20 clínicos, expertos en 
Rorschach, muy conocidos, repartidos por todo Estados 
Unidos. Se les proporcionaron protocolos seleccionados al 
azar, pidiéndoles que diferenciaran los candidatos que habían 
tenido éxito de aquellos que no. No fueron capaces de 
hacerlo. Este estudio tuvo una gran importancia en su 
momento porque supuso la caída del Rorschach en los 
círculos académicos [...]. Lo que me resultó más sorprendente 
es que ninguno de los clínicos, a pesar de sus declaraciones, 
fuera capaz de superar el mero azar [...] y eso es muy pobre 
[Holtzman, 1989, pp. 108-109]. 
 
Es importante resaltar que Holtzman fue uno de los primeros en realizar 
estudios sobre la fiabilidad y validez del Rorschach y que cuando le 
contrataron para evaluar la eficacia de este test se encontraba en pleno 
auge la polémica iniciada por Meehl sobre predicción estadística frente a 
predicción clínica, siendo Holtzman, en aquel momento, un defensor de 
esta última. En 1988, la Society of Personality Assessment le concedió el 
galardón Distinguished Contribution Award por sus importantes 
contribuciones a la evaluación de la personalidad. 
 
En un esfuerzo por mejorar la calidad de los instrumentos de evaluación 
psicológica, la APA crea un comité dirigido por Cronbach encargado de 
elaborar el informe Technical recommendations for psychological tests 
and diagnostic aids 2 de 1954 en donde se plantea la necesidad de que 
los tests vayan acompañados de un manual con información acerca de 
la interpretación de los resultados, validez, fiabilidad, administración, etc. 
(Rogers, 1995). 
 
Sin embargo, todos estos esfuerzos son estériles y la crisis externa de la 
evaluación psicológica alcanza su punto culminante en el movimiento 
antitests que tuvo lugar en Estados Unidos en la década de los años 
cincuenta y, sobre todo, los sesenta. La polémica fue iniciada entre 
defensores de posturas genéticas y ambientalistas, utilizando ambos los 
resultados de los tests de inteligencia para defender sus posiciones. La 
realidad era que, a pesar de que los primeros psicómetras utilizaron los 
tests con la intención de que todas las personas tuviesen igualdad de 
oportunidades en función únicamente de su capacidad, estos 
procedimientos de evaluación terminaron favoreciendo a las clases 
dominantes y privilegiadas. Pronto esta discusión pasó de los círculos 
científicos a la vida ciudadana. Así, se producen hechos tan notables 
como la quema de protocolos en una escuela de Texas en 1959, la 
prohibición del uso de pruebas psicológicas en el estado de California y 
en las escuelas de Nueva York. Los tests de personalidad fueron blanco 
también de fuertes críticas; se manifiesta un descontento por la 
utilización de estos tests en la industria, e incluso se habla de invasión 
de la privacidad (Rogers, 1995). En opinión de Blanco (1986b), esta 
revuelta antitests fue fruto de cuatro factores diferentes: las limitaciones 
reales tanto técnicas (déficit conceptuales,

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