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06- IMAGENEOLOGÍA DEL SISTEMA HEMOLINFOPOYÉTICO

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06- IMAGENEOLOGÍA DEL SISTEMA HEMOLINFOPOYÉTICO RANDY MEJÍAS GONZÁLEZ 
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Medios diagnósticos 
 Radiografía convencional o simple (R). Las más frecuentes utilizadas son: las vistas anteroposteriores (AP) 
y laterales, para el estudio del tórax y de huesos específicos. También se usa el llamado survey óseo, 
principalmente en el estudio de las anemias hemolíticas y el mieloma múltiple. 
 Fluoroscopia con intensificador de imagen (F). Sirve de guía en todo tipo de cateterismo, medios 
endoscópicos, estudios y procedimientos intervencionistas diagnósticos (biopsias quirúrgicas y biopsia por 
aspiración con aguja gruesa [BAAG]) y terapéuticos (por ejemplo, embolizaciones), así como para diferenciar 
ensanchamientos mediastinales. 
 Ultrasonografía (US). En el sistema hemolinfopoyético es el examen de elección para iniciar la evaluación 
de las enfermedades del hígado, el bazo y para la búsqueda de adenopatías. El Doppler energía conocido 
como power-Doppler es un examen que puede ayudar al estudio de las características de las adenopatías. 
 Tomografía axial computarizada (TAC). 
 Gammagrafía, SPECT y PET/TAC (G) 
 Resonancia magnética (RM). 
 Radiografía intervencionista (RI). 
 
Anatomía radiográfica 
Los ganglios linfáticos están distribuidos por todo el cuerpo, y el tejido linfoide es el componente principal del bazo, las 
amígdalas, el timo y las placas de Peyer en el intestino. También existen en la médula ósea, los pulmones, la mucosa 
del estómago y del apéndice. Los ganglios linfáticos son estructuras aisladas y ovaladas, cuya longitud varía de unos 
milímetros a 1 o 2 cm; son de consistencia blanda y se hallan dentro de las estructuras corporales más lábiles. Son 
relativamente voluminosas al nacer, y sufren atrofia progresiva durante la vida; responden de manera constante a los 
estímulos, actúan como barrera defensiva e intervienen de forma secundaria en casi todas las enfermedades generales 
y en muchos trastornos neoplásicos del cuerpo. 
Los vasos linfáticos que traen la linfa de los ganglios regionales se unen en grandes troncos linfáticos para formar dos 
grandes conductos: el torácico y el linfático derecho. El primero recoge la linfa de los miembros inferiores, órganos y 
paredes de la cavidad abdominal, el pulmón izquierdo, la mitad izquierda del corazón, las paredes de la mitad izquierda 
del tórax, el miembro superior, el cuello y la cabeza por su lado izquierdo. El conducto linfático derecho recoge la linfa 
del miembro superior derecho, la mitad derecha de la cabeza, el cuello y el tórax. 
En todos los miembros, el sistema linfático posee una rama superficial y una profunda ubicándose en la axila, 
pectorales, regiones inguinales, poplíteas, etc. 
En la cavidad abdominal y la pelvis, se encuentran cerca o rodeando las estructuras vasculares, como son la cava, la 
aorta e ilíacas, y los órganos, como por ejemplo la próstata y vesículas seminales, la vejiga, el páncreas, el hilio hepático 
y el esplénico. 
En el tórax se ubican en el diafragma, paraesternales, pericava, periaórticos, cercano a las venas braquiocefálicas, y 
en el mediastino posterior prevertebrales. También paratraquiales, traqueobronquiales y broncopulmonares. 
 
Semiología radiográfica 
En cuanto a la semiología, es importante conocer sobre las enfermedades siguientes: 
 Síndrome anémico crónico: anemias hemolíticas crónicas. 
 Mieloma múltiple. 
 Síndrome adénico: linfoma. 
 Leucemias. 
 
Síndrome anémico crónico: anemias hemolíticas crónicas 
talasemia y anemia falciforme o drepanocítica (Sicklemia). 
 
I. Talasemia. 
Se caracterizan por: anemia, enanismo, facie mongoloide y retraso en el 
desarrollo de los caracteres sexuales secundarios. 
Los estudios por imagen y sus resultados, que se deben indicar para el 
diagnóstico son: 
– Radiografías convencionales. A pesar de existir numerosas técnicas modernas para 
el diagnóstico de esta enfermedad, desde el punto de vista imagenológico el estudio de los huesos 
constituye un método de invaluable valor, por lo que la realización de un survey óseo, es muy 
importante para demostrar las lesiones radiográficas siguientes: 
 Ensanchamiento medular. 
 Tosquedad trabecular. 
 Adelgazamiento de la cortical. 
 Pequeños defectos corticales erosivos. 
 En cráneo y cara. Se observa marcado crecimiento óseo del suelo 
de la fosa anterior; el diploe y la tabla interna están engrosados con 
frecuencia en la zona frontal y parietal, aspecto en “cepillo” del 
cráneo en fases avanzadas, engrosamiento de los molares y 
maxilares superiores con ocupación de estos últimos, mal oclusión dentaria, 
lo que da la apariencia de la “facie de roedor” la consecuencia clínica 
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 En los huesos cortos tubulares de las manos y los pies la hiperplasia medular 
origina una tendencia al aspecto biconvexo del contorno de sus diáfisis, en lugar 
del aspecto bicóncavo normal. 
 En los huesos largos se ven anomalías del modelado como fémures en forma de 
matraz. 
 Son poco frecuentes los infartos óseos. 
 En columna vertebral: aplastamiento de cuerpos vertebrales (Fig. 8.2), aumento 
del tejido blando paravertebral por hematopoyesis extramedular. 
 
– Ultrasonografía. Es de gran utilidad para el estudio de complicaciones, y es fundamental 
en los órganos abdominales. 
– Tomografía axial computarizada. Ayuda en la evaluación de las lesiones esqueléticas. 
El resto de las modalidades diagnósticas por lo general no son necesarias para el estudio 
de esta enfermedad. 
 
II. Anemia falciforme o drepanocítica (Sicklemia). 
Se caracterizan por: anemia, astenia, crisis abdominales y dolores óseos agudos, debido a episodios de infartos 
vasculares por cúmulo de estos hematíes, entre otros factores, en esqueleto, riñones, pulmón, cerebro y zonas 
irrigadas por arterias abdominales. Para su diagnóstico se deben indicar los siguientes estudios por imagen: 
 Radiografías convencionales. Permiten el estudio de los pulmones, del corazón, del abdomen, de la estructura 
ósea en general y de huesos específicos, los signos son: 
• En la lactancia se observa una osteoporosis 
generalizada que compromete las estructuras 
hematopoyéticas del esqueleto: costillas, 
columna vertebral, pelvis y huesos largos. 
• Litiasis vesicular: con una alta frecuencia de 
90 %. 
• Tibia en “sable” (Fig. 8.3). 
• Cardiomegalia (Fig. 8.4). 
• En el niño hay una cortical ancha con una 
médula estrecha, lo contrario del adulto. 
• Cráneo en “cepillo”. Se ocasiona un 
ensanchamiento del diploe con prominencia 
del trabeculado (Fig. 8.5) 
• Senos perinasales obliterados. 
• En lactantes y niños pequeños hay infartos 
óseos de huesos tubulares de manos y pies, 
que se manifiestan por un aumento de las 
partes blandas, reacciones periósticas, con 
destrucción diafisaria, extremo de una 
falange o metacarpiano. 
• Frecuente se observa la necrosis aséptica 
de la cabeza del fémur (Fig. 8.6). 
• En general existen infartos óseos en huesos 
largos a nivel diafisario y cabezas epifisarias. 
La cavidad medular puede estar estrechada. 
• En la columna vertebral hay depresiones 
centrales con cuerpos vertebrales en formas 
de copa (Fig. 8.7). 
 
 Ultrasonografía diagnóstica. 
Para la detección precoz de alteraciones 
abdominales como litiasis, infartos vasculares y 
adenomegalias. La incorporación del power-
Doppler ayuda y permite un diagnóstico más 
certero. Es fundamental para la detección 
temprana de la necrosis aséptica de la cabeza femoral. 
 
 Tomografía axial computarizada. 
Se recomienda para el estudio de los órganos abdominales, hígado, bazo, riñones y órganos retroperitoneales, 
estudio de columna vertebral y de los huesos 
 
 
 
 
 
 
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III. Mieloma múltiple 
Se caracteriza clínicamente por la presencia de fuertes dolores óseos y anemia, y en la radiografía por fracturas 
vertebrales con lesiones osteolíticas múltiples. Los sitios del esqueleto más frecuentes afectados son los huesos que 
intervienen en la función hematopoyética, tales como: columna vertebral, pelvis, diáfisis femoral y humeral, cráneo y 
costillas. Los estudios por imagen para el diagnóstico y sus resultados son: 
 
– Radiografías convencionales. 
Es importante destacar que el estudio del esqueleto en esta enfermedad 
puede ser normal, detectarse una osteoporosis generalizada o lesiones 
osteolíticas diseminadas. Se observan las lesiones siguientes en: 
• Cráneo. Lesiones osteolíticas con aspecto en sacabocados (Fig. 
8.8). 
• Pelvis. Imágenes osteolíticas múltiples de distintos tamaños 
(Fig. 8.9). 
• Columna vertebral. Puede existir aplastamiento vertebral. La 
aparición de un manguito paravertebral con o sin destrucción del 
disco. Los pedículos vertebrales se afectan de manera tardía, 
mientras que en las enfermedades metastásicas se afectan al 
inicio. 
• Costillas. Se observa imagen en “pompa de jabón” que se 
suelen expandir y aparecen masas extrapleurales. 
• Destrucción ósea infiltrante, moteado que recuerda el aspecto 
infiltrativo de otras afecciones malignas de células redondas 
como: tumor de Ewing, las metástasis del carcinoma anaplásico, 
la leucemia y el sarcoma de células reticulares (tipo de linfoma). 
• Tórax. Se indica para descartar masas, ensanchamientos 
mediastinales y lesiones pleuropulmonares. 
 
– Ultrasonografía diagnóstica. Se observan las lesiones infiltrativas de los 
órganos abdominales como son: hígado, bazo, masas metastásicas pericava 
y periaórticas; lesiones estructurales renales, etc. 
 
– Tomografía axial computarizada. En el tórax y en abdomen se observan adenopatías mediastinales, 
perivasculares, masas tumorales y lesiones metastásicas de los órganos (pulmones, hígado, bazo, riñones y ganglios), 
de las costillas y cuerpos vertebrales y de las partes blandas. También permite la realización de punción por aspiración 
con aguja fina (PAAF), que en muchos casos ha permitido detectar la enfermedad 
 
 
IV. Síndrome adénico: 
El aumento de volumen de los ganglios linfáticos causa un grupo de síntomas y signos, que constituyen el síndrome 
adénico. Se denomina adenopatías a la enfermedad del ganglio linfático; al aumento de tamaño se le denomina 
adenomegalia; estos pueden ser localizados o generalizados. Las causas son: infecciosas, alérgicas, tumorales, en el 
linfoma, las leucemias, en las metástasis y otras. 
 
Linfoma. 
Son más frecuentes en los hombres. 
► La esplenomegalia es de grado variable, de consistencia firme, muchas 
veces invadido por la enfermedad; la hepatomegalia es menos frecuente. 
Presenta manifestaciones generales como: astenia, pérdida de peso y 
sudoración. 
► En el aparato respiratorio se observa atelectasia, derrame pleural uni- o 
bilateral y lesiones de forma nodular o reticular que recuerdan la linfangitis 
carcinomatosa, todos por infiltración tumoral. 
► En el aparato digestivo se afecta en orden de frecuencia el estómago, 
yeyuno, íleon, ciego y recto. 
► En el sistema nervioso pueden aparecer dolores intensos y trastornos 
motores o invasión y compresión de los nervios periféricos. Compresión 
medular y paraplejias. 
► En el sistema óseo se observa fracturas y aplastamientos vertebrales, 
lesiones del esqueleto en columna vertebral, pelvis, costillas, cráneo, 
diáfisis femoral y humeral. 
 
Los estudios y sus resultados para el diagnóstico son: 
– Radiografías convencionales. En este estudio se observan: 
 Lesiones líticas o blásticas (más frecuentes) y mixtas en pelvis y columna vertebral. 
 Moteado que recuerda la forma maligna de células redondas en cualquier hueso plano y diáfisis humeral y 
femoral 
 Reacción perióstica en una lesión lítica mal delimitada, a veces con tabiques extensos y bordes biselados 
especialmente en pelvis. 
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 Masas paraespinales (dorsal y lumbar), a veces con 
destrucción de los discos intervertebrales. Conservación o no 
de los pedículos y fracturas patológicas. 
 Defectos en formas de estrías en la parte anterior de los 
cuerpos vertebrales, por presión de los ganglios linfáticos 
retroperitoneales que están aumentados de tamaño y 
acentuado por las pulsaciones aórticas. 
 La base del cráneo se ve afectada, el suelo de la fosa media, 
los vértices petrosos pueden estar destruidos. 
 Ensanchamiento del mediastino de aspecto policíclico uni- o 
bilateral por adenopatías (Fig. 8.10), así como masas 
tumorales infiltrativas pulmonares. 
 
– Ultrasonografía. También es un método de estadiamiento y 
seguimiento, donde se puede determinar la presencia de adenopatías 
periaórticas y pericavas, masas tumorales primitivas o metastásicas y 
lesiones infiltrativas de los órganos intraabdominales. 
 
– Tomografía axial computarizada. Se visualiza mediante determinados cortes axiales y coronales las adenopatías 
profundas, al nivel retroesternal, paravertebral y retroperitoneal. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
V. Leucemias 
Enfermedad neoplásica maligna que se origina en la médula ósea. Tiene dos variedades fundamentales, la linfoblástica 
y la mielógenica. Se indican para su diagnóstico los estudios por imagen siguientes: 
– Radiografías convencionales. Al igual que en las demás enfermedades hematológicas llevan un estudio detallado 
del sistema óseo, que incluye también articulaciones, y huesos largos, como son rodilla, crestas ilíacas, cuerpos 
vertebrales, húmero y fémur; las lesiones son: 
• Osteolisis puntiforme que la caracterizan y los fenómenos periósticos asociados. 
• En los huesos se observa desmineralización difusa por osteoporosis e infiltración leucémica (Fig. 8.11) 
que se origina fundamentalmente en la columna vertebral (vértebras bicóncavas). 
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• Líneas de detención del crecimiento. 
• Bandas radiotransparentes en metáfisis de 
los huesos largos de miembros superiores, 
rodillas y crestas ilíacas (Fig. 8.12). 
• Osteolisis múltiples en “punta de alfiler”. 
• Reacción perióstica. 
• Infiltración leucémica de la cortical, en 
especial en el húmero. 
• Por último, lesiones destructivas en 
cualquier hueso. 
 
Las manifestaciones radiográficas pueden preceder a 
las hematológicas, lo que representa las formas 
aleucémicas de la enfermedad. En los adultos se 
presenta con mayor frecuencia la forma mielógenica 
aguda, aunque se pueden ver las dos. Por lo general, la 
muerte llega antes de que aparezcan las 
manifestaciones radiográficas. Los signos más 
frecuentes son: 
– Reacción perióstica: 
• Osteoporosis generalizada. 
• Pequeñas lesiones líticas y 
osteoescleróticas. 
– Ultrasonografía. Se puede determinar un aumento de 
volumen del bazo, del hígado y de ganglios linfáticos.

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