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Propuesta de intervención para la estigmatización de las enfermedades mentales en la población de Lima, Perú (1era parte) Carrera profesional de Psicología Por Claudia Sofia Quispe Ramos Curso de Psicología Social Lima, Perú 2022 Índice 1. Introducción 2. Estigmatización de las enfermedades mentales 2.1. Definición 2.2. Factores causales 2.3. Implicaciones dentro de la sociedad 2.4. Contexto peruano 3. Relevancia del estudio de la problemática desde la psicología social 4. Marco teórico 4.1. Conceptos básicos 4.1.1. Estigma 4.1.2. Enfermedad mental 4.1.3. Estereotipos, prejuicios y conductas discriminatorias 4.2. Principales autores 4.3. Enfoques de otras disciplinas 4.4. Planes de intervención existentes 5. Justificación 1. Introducción En la actualidad, una de las problemáticas sociales que se ve arraigada profundamente en nuestra sociedad es la estigmatización de las enfermedades mentales. Los pacientes con un diagnóstico psiquiátrico constantemente se encuentran bajo la sombra de burlas, exclusión, maltrato laboral, y demás actos que impiden su adecuado desarrollo personal, social y laboral. Maza (2015) se encargó de recolectar narraciones de pacientes psiquiátricos en donde relatan sus experiencias al vivir con una patología de naturaleza psicológica. No son pocos los pacientes que han sufrido las consecuencias de la estigmatización. Es por esto que es imprescindible profundizar en este tema, analizar este fenómeno social y tomar acción para reducirlo. El presente trabajo consiste en una revisión teórica de la estigmatización de las enfermedades mentales y una aplicación práctica que busca disminuir su ocurrencia. 2. Estigmatización de las enfermedades mentales 2.1. Definición La estigmatización de las enfermedades mentales es un fenómeno psicosocial que, teniendo sus orígenes en civilizaciones antiguas, aún se puede observar en la sociedad actual. Un estigma es un indicador de hechos o acciones que constituyen algo vergonzoso que escapa de lo normal (León, 2005). Según la investigadora Arqque en un informe del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (2016) del Perú, la estigmatización hace referencia al fenómeno social en donde un grupo confiere estereotipos a otro grupo, el cual es desvalorizado, y desarrolla conductas en su contra. En ese sentido, la estigmatización de las enfermedades mentales se entiende como el desprecio y rechazo hacia tales patologías, lo que involucra también a los pacientes que las padecen. Las personas diagnosticadas con una enfermedad mental son excluidas por la propia naturaleza de su enfermedad. 2.2. Factores causales Para entender la estigmatización de las enfermedades mentales, es importante analizar los factores que lo generan. Se puede explicar la formación de los estigmas existentes alrededor de las distintas psicopatologías al evocar la teoría de la atribución. Con base a lo expuesto por Jaspars et al. (1983), la atribución es imputar un hecho o evento como efecto de una causa propia del ambiente, externo a la cognición del sujeto. Esta teoría toma un suceso para generar una etiqueta, que a su vez es usada para crear un estereotipo o emoción, en su mayoría negativa y desagradable, y todo esto resulta en la ejecución de una respuesta a nivel de la conducta, que usualmente es un acto discriminatorio. Para conocer cuáles son los sucesos que son empleados para la construcción de etiquetas y, posteriormente, estereotipos, podemos aludir al factor histórico. Doménech (1991) resalta la influencia del factor mágico. Dejando en claro que en ese contexto no se contaba con los recursos ni la tecnología suficiente para indagar en la etiología, los médicos y curanderos de la época le adjudicaban causas mágicas y sobrenaturales a las enfermedades mentales. La información recabada por León (2005) certifica que durante un extenso periodo se consideraba que la enfermedad psicológica tenía su origen en la posesión de entes diabólicos. Tiempo después, a partir del siglo XVII, cuando la posesión satánica empezó a perder credibilidad, los llamados “locos” eran aislados de la sociedad al ser aprisionados en asilos. Además de ser privados de su libertad, vivían en condiciones precarias e inhumanas. El estado mental del enfermo y su forma de vida eran consideradas razones suficientes para atraer la atención de las demás personas, quienes asistían a observarlos como si fuera un lugar de entretenimiento, llegando a pagar por entradas para presenciar el espectáculo de ver a enfermos mentales encerrados en celdas. A partir de estos acontecimientos, se puede afirmar que el maltrato, rechazo y discriminación hacia los enfermos mentales no es reciente, sino que tiene su origen en siglos pasados y es a partir de ahí que se refuerzan los estigmas. Por otro lado, es importante identificar cuáles son los atributos adjudicados a los pacientes psiquiátricos que son tomados como excusas para conservar los estigmas. Goffman (1963) indica que el estigma no se ve relacionado a las limitaciones funcionales de un paciente psiquiátrico, sino que se toma en cuenta la percepción de diferencias o rarezas. Feldman & Crandall (2007) descubren que los atributos que condicionarán el rechazo social son la responsabilidad personal, que permite culpar al enfermo de su enfermedad, la peligrosidad y el nivel de rareza de la patología. Asimismo, se afirma que mientras más fuerte sea la creencia de que un paciente psiquiátrico es agresivo, mayor será la incidencia de actos discriminatorios hacia este (Crandall & Reser, 2005). Esto se corrobora en la propuesta de Jones et al. (1984), en donde se identifica como determinante de la estigmatización a la peligrosidad de la enfermedad, añadiendo también a la ocultabilidad, el curso, la disruptividad, el origen y la estética de esta misma. Respecto al origen de la patología, Weiner (1995) indica que si la enfermedad tiene causas biológicas, el rechazo social disminuirá. Desde una perspectiva psicológica, es interesante reflexionar sobre la propuesta de Stein (1979), en donde expresa que las personas normales exacerban la diferencia entre ellos y los enfermos porque sienten miedo de sufrir alguna discapacidad. Transforman su miedo en rechazo y aversión para defenderse de la sensación de vulnerabilidad. En la misma línea, Goffman (1963) explica que las personas evitan el contacto con los pacientes psiquiátricos para no sufrir las consecuencias de la estigmatización. Es decir, perpetúan los estigmas por miedo a estos mismos. 2.3. Implicaciones dentro de la sociedad La estigmatización de las enfermedades mentales y, en consecuencia, del enfermo en sí, generan rechazo social (Corrigan et al., 2001) y discriminación laboral (Farina et al., 1973), así como la exclusión, al priorizar otro tipo de enfermedades, y la autoexclusión del servicio de salud, puesto que también se observa cómo las personas deciden evitar buscar ayuda psicológica o psiquiátrica por temor al estigma y sus consecuencias (Mannarini and Boffo, 2015). Senra-Rivera et al. (2008), exponen una verdad irrefutable: dentro de la sociedad hay una mayor tendencia al rechazo social y evasión de contacto con personas diagnosticadas con esquizofrenia. Además, exponen que el estigma y rechazo social en la mayoría de las veces nace debido a la falta de experiencias de socialización con este grupo de pacientes psiquiátricos. Lai et al. (2000) estudiaron el impacto de la estigmatización de las enfermedades mentales en pacientes que padecen de esquizofrenia y depresión, comparándolos con pacientes con enfermedades cardiacas. Descubrieron que del total de personas diagnosticadas con esquizofrenia y depresión, el 73% y 44%, respectivamente,encontraban dificultades significativas al intentar buscar un empleo. Sin embargo, quienes sufren de enfermedades cardíacas reportan haber recibido un trato favorable y empático en el ambiente laboral. Valdivia et al. (2004) descubrieron que los estigmas adheridos a las enfermedades psiquiátricas obstaculizaron el acceso a servicios de salud, en donde el factor causante más significativo fue el miedo a que las demás personas descubran que el usuario recurrió al servicio de atención psiquiátrica. 2.4. Contexto peruano El Perú no está excluido de la problemática psicosocial que implica la estigmatización de las enfermedades mentales. Maza (2015) se encargó de recopilar un conjunto de narraciones sobre experiencias personales de pacientes diagnosticados con esquizofrenia. Aquí se exhibe que el internamiento es el primer indicador de estigma según los pacientes, esto debido a que se concibe al encierro como necesidad social de alejar y recluir lo que perturba (Pastor y Ovejero, 2007), que en este caso serían los enfermos psiquiátricos. Otro aspecto percibido son las etiquetas o calificativos despectivos, adjudicando así una especie de marca que les diferencia de los demás. De igual forma resalta también el trato inadecuado que reciben por los psiquiatras, quienes solo se limitan a aumentar la dosis de los medicamentos, ignorando los efectos secundarios que estos traen. A esto se le suma el trato poco humanitario que reciben los pacientes por parte de estos profesionales en salud, quienes a veces llegan a desvalorizar e irrespetar a los enfermos. Paralelamente, también perciben actos discriminatorios por parte de su entorno cercano al ser abandonados y evitados por ellos. Gálvez (2019) encuentra una relación inversa entre la estigmatización y la percepción de recuperación de la enfermedad mental, es decir, a mayor incidencia de estigmas, es menor la percepción de una posibilidad de mejorar la condición de salud del paciente psiquiátrico. Según el Instituto Nacional de Salud Mental [INSM] (2015), en el país, el 90% de las personas que advierten un malestar emocional prefieren no acceder a atención psicológica. En este mismo reporte se indica que el 13.3% y 35.1% corresponden al nivel de aceptación de pacientes con enfermedades mentales en las zonas de sierra rural y zonas urbanas de la costa, respectivamente. 3. Relevancia del estudio de la problemática desde la psicología social Como ya se ha podido constatar, la estigmatización de las distintas enfermedades mentales genera una serie de obstáculos que afectan al paciente, tanto a nivel personal, social y económico. Es debido a la cantidad de consecuencias adversas que este fenómeno psicosocial acarrea que resulta importante generar propuestas de intervención. Para conseguirlo, la problemática debe ser estudiada a profundidad en el contexto peruano. Al ser un problema que sienta sus raíces en el área psicológica y social, se considera relevante la participación de la Psicología Social. Corrigan et al. (2009) generan una propuesta desde esta disciplina. Ellos identifican la presencia de estigmas de tipo público, refiriéndose a estereotipos y prejuicios acerca de la enfermedad mental, e internalizado, generado una vez que el paciente interiorice los estigmas, llegando así a la auto estigmatización. A partir de aquí, se puede obtener una visión más clara del fenómeno estudiado. 4. Marco teórico 4.1. Conceptos básicos Estigma Con base en lo descrito por Goffman (1963), un estigma es el atributo que convierte a una persona o grupo en algo distinto a los demás, llegando a ser menos aceptable. Añade que se ignora su naturaleza humana, llegando a considerarlo como un ser menospreciado. Por otro lado, Hsin et al. (2007) definen al estigma como el resultado de la coexistencia de etiquetas, estereotipos, separación, pérdida de status y discriminación. Enfermedad mental Por su parte, las enfermedades mentales se refieren a las anormalidades o trastornos propios de la mente de un individuo, lo que afecta el área afectivo, cognitivo y conductual (Hernández, 2013). Estereotipos, prejuicios y conductas discriminatorias Dentro de la estigmatización encontramos procesos tales como la asignación de estereotipos y prejuicios y la ejecución de conductas discriminatorias. Los estereotipos, parte del componente cognitivo, son imágenes mentales compartidas socialmente que implican generalizar características de un grupo a todos sus integrantes, son pensamientos y expectativas habituales respecto a otros, hipótesis asumidas como verdaderas sin la confirmación empírica (Jahoda, 1964). Además, sesgan la forma en la que se percibe ese grupo, así como el grado de valoración que reciben sus integrantes, así como las características propias de ellos. Si bien los estereotipos no son negativos por naturaleza, en el presente trabajo se hará alusión a las preconcepciones negativas sobre los pacientes psiquiátricos. Dentro del componente afectivo se encuentran los prejuicios. Estos predisponen las emociones experimentadas respecto al grupo y sus miembros (López et al., 2008). Por último, la discriminación es el acto de desfavorecer a una persona o grupo respecto a otros que se encuentran en su misma situación, es un problema originado por las desigualdades sociales, que a su vez se ve implicado en la causa de estas últimas, y además vulnera los derechos humanos y los principios de universalidad e indivisibilidad (Torres, 2005). 4.2. Principales autores Erving Goffman, en su libro “Stigma: notes on the management of spoiled identity”, describe que la persona estigmatizada se convierte en alguien perpetuamente marcado o manchado. Asimismo, añade que los pacientes con enfermedades mentales constituyen uno de los grupos cuyo estigma produce daños excesivamente negativos, puesto que sus derechos y necesidad de relaciones sociales se ven ignorados. En la misma línea, Shceff (1999) indica en su libro “Being Mentally Ill: A Sociological Theory” que padecer una enfermedad mental supone que los demás ejecuten una respuesta social, generalmente negativa, lo cual posiciona a los pacientes psiquiátricos en un papel social estigmatizado. 4.3. Enfoques de otras disciplinas Desde la perspectiva sociológica, se describe al estigma como penetrante, nocivo y resistente al cambio, pues reconocen que es el resultado de la interacción de tres factores importantes: el aspecto social, las relaciones interpersonales y el área psicológica (Link & Phelan, 2001). Horwitz (1982, citado en Hutchinson & Bhugra, 2000), por parte de la antropología social, resalta la poderosa influencia del uso de etiquetas, tales como “locura” o “insania”. Indica que emplear estos conceptos perpetúan los estigmas y, en simultáneo, representan un intento de tomar control social de las distintas enfermedades mentales. De esta forma se erige también la siguiente teoría: la enfermedad mental es producto o consecuencia de las conceptualizaciones. Indican que los psiquiatras y otros profesionales de la salud mental etiquetan a los pacientes sin tener en cuenta la implicancia social que este acto puede tener. Sarbin y Mancuso (1970) confirman el rol de lo social al descubrir que las personas sanas muestran mayor tolerancia a conductas y rasgos de anormalidad y psicopatológicos cuando estos no han sido posicionados dentro de la categoría de enfermedad mental. 4.4. Planes de intervención existentes Una de las acciones tomadas por personas cuya motivación es erradicar los distintos estigmas sobre las enfermedades mentales y las consecuencias que estos traen son las movilizaciones sociales. Estas protestas, aunque sus beneficios carecen de sustento empírico, han contribuido con la disminución de la difusión de prejuicios y estereotipos creados sobre los pacientes psiquiátricos, sobre todo en medios de comunicación,como programas de entretenimiento. Hay que resaltar que esto es útil únicamente a corto plazo, pues los resultados positivos se observan sólo en el futuro inmediato, sin ser sostenibles y perdurables (López et al., 2008). Además, existen evidencias de que las manifestaciones sociales pueden llegar a ser contraproducentes, distanciándose de su objetivo y reforzando el mantenimiento de los estigmas (Corrigan & Penn, 1999; Penn & Couture, 2002; Corrigan & Gelb, 2006). En segundo lugar, otro tipo de intervención efectuada es la educación de la población general mediante campañas. Aparentemente, sería posible generar un cambio positivo si se sustituyen las atribuciones e imágenes mentales negativas sobre las enfermedades mentales por otras que sean correctas. Esta estrategia demuestra ser más efectiva que el método anteriormente descrito, sin embargo, la resistencia al cambio propia de los estigmas resulta ser un obstáculo difícil de derribar. Si bien existen programas creados hace mucho tiempo, como es el caso de “Puertas Abiertas” de la Asociación Mundial de Psiquiatría, cuyo inicio se sitúa en el año 1996, la mayoría de campañas informativas tratan temas generales y son de corta duración. Esto implica una menor eficacia respecto a los resultados. La mayoría de investigadores concuerdan en que el programa de mayor eficacia es el que interviene a nivel individual, social y sistémico. Es decir, para visualizar resultados se debe actuar sobre la persona, relaciones interpersonales e instituciones estatales, de salud y educación, y laborales. Por último, Wright (1983) en su trabajo sobre enfermedades físicas descubre que la interacción entre el grupo de personas sanas y el grupo conformado por pacientes lleva a un aumento de la aceptación social de este último. De esta forma, se hipotetiza que una intervención efectiva supondría la socialización entre personas normales y personas con trastornos mentales, pues implicaría que las primeras reconozcan que los estigmas y prejuicios formulados sobre los pacientes psiquiátricos son falsos o incongruentes con la realidad. 5. Justificación Actualmente es muy común escuchar sobre el cuidado de la salud mental. Si bien no es equivalente a la atención que recibe la prevención y tratamiento de enfermedades físicas, el área psicológica y emocional de la persona abarca mayor importancia conforme transcurren los años. A pesar de esto, los estigmas alrededor de las enfermedades mentales aún persisten. La Organización Mundial de la Salud (2019, citado en Quiroz-Figeroa et al., 2022; Vilnitzky, 2021) estipula que los trastornos mentales serán los principales responsables de la discapacidad para el año 2030. Es así como se afirma que es urgente actuar contra la estigmatización de la salud mental, ya que, como se mencionó anteriormente, esta problemática es considerada un obstáculo para el acceso a servicios sanitarios psicológicos o psiquiátricos. Considerando lo anterior, en el presente trabajo se realiza una búsqueda exhaustiva respecto a este fenómeno psicosocial, revisando los motivos que lo desencadena y, sobre todo, los impactos y consecuencias negativas que trae para las personas con un diagnóstico psicológico. A partir de esto se estructurará un plan de intervención que vaya acorde a la lucha en contra de la estigmatización de las enfermedades mentales.