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Aprender a regular nuestras emociones es importante tanto para nuestro ajuste personal como para el mantenimiento de unas buenas relaciones con los otros. Entre las técnicas que utili- zamos para regular las emociones están los mecanismos cognitivos de autocontrol. Es decir, empleamos los pensamientos para regular y controlar las emociones. Además, la cultura puede influir en el grado en el que las emociones se autocontrolan, en la regulación emocional, así como en el tipo de afrontamiento (primario, o de modificación del medio, frente a secundario, o de automodificación). El Cuadro 11.7 resume algunas diferencias de importancia entre estos dos tipos de afrontamiento. Cuadro: Principales diferencias entre el afrontamiento primario y el secundario. Locus de la diferencia Afrontamiento primario Afrontamiento secundario Utilización de los refuerzos Los aumenta mediante la modificación del medio (otras personas, circunstancias o conductas) Los aumenta a través del acomodo o ajuste de la persona al medio Control de la situación Depende de la voluntad y ca- pacidad de las personas para cambiar las circunstancias que han provocado la emoción Depende de los recursos personales para ajustarse a las exigencias de las circunstancias que han elicitado la emoción Conductas más frecuentes a través de las que se expresa Verbalización, conducta no verbal y afrontamiento emocional, mediante la búsqueda de apoyo social Estoicismo (aguantar) y auto- consuelo para adaptarse al medio Predomina en Los Estados Unidos de Norteamérica Asia y Latinoamérica Procesos psicológicos subyacentes Las personas individualistas valoran y expresan más sus estados emocionales y utilizan más sus relaciones sociales para obtener recursos psicológicos Las personas colectivistas comunican menos sus estados emocionales y evitan sobrecar- gar al entorno pidiendo apoyo. La protección del grupo prima sobre la personal. En la exposición previa sobre la expresión emocional se han observado una serie de dife- rencias transculturales. El Gráfico 11.5 completa esta visión combinando las dimensiones de distancia jerárquica e individualismo-colectivismo. La regulación y el autocontrol emocionales Gráfico : Afrontamiento secundario de la tristeza en función del producto de la distancia jerárquica por el individualismo-colectivismo cultural. El lector puede observar que el afrontamiento secundario se produce en las culturas co- lectivistas con una alta distancia jerárquica. Es decir, la tristeza en este contexto cultural se afronta mediante la automodificación, a costa de suprimir los sentimientos negativos o de fijarse en el lado positivo de las cosas. Este resultado es coherente con otros estudios que han encontrado que el afrontamiento de automodificación o adaptación al entorno —mediante la reevaluación positiva y la supresión emocional— se producía más frecuentemente en culturas colectivistas y jerárquicas (Díaz-Loving y Draguns, 1999). Antes de concluir este apartado de las influencias culturales sobre los procesos emocionales, no podemos pasar por alto que en ciertos contextos se poseen conceptos característicos que ayu- dan a definir las emociones y sentimientos específicos de las personas que han sido socializadas en esas culturas. En este sentido, en el Cuadro 11.8, se presenta el término japonés “amae”. Cuadro : El concepto amae. Amae es uno de los términos japoneses más difundidos entre los psicólogos. • Doi (1971, 1989) lo describe como una forma particular de interdependencia en las relaciones huma- nas. Amae comienza con la temprana dependencia de la figura materna por parte del bebé, el deseo de ser amado de forma pasiva, el rechazo a la separación y la gratificación que experimenta la figura materna en cuidar al bebé. • Amae es un sustantivo que deriva de amaeru, que significa “depender de y presuponer el amor de otro o disfrutar de ser mimado por otro”. Tiene la misma raíz que el adjetivo amai, que significa “dulce”. Así, amae puede sugerir que algo es dulce y deseable. • El término se utiliza tanto entre adultos como para describir las relaciones entre padres e hijos, y supone un deseo pasivo de depender del amor de otro. Este deseo es satisfecho por lo que nosotros consideraríamos, en nuestro contexto cultural, como el amor altruista. Amae, como el altruismo, es inherentemente un concepto de relación social, y ambas ideas incluyen aspectos de las relaciones amorosas que nuestro idioma tiene dificultades para describir. • Según Doi, amae representa un fenómeno que es básicamente compartido por todas las personas. No obstante, se ha discutido si es específicamente cultural o universal, ya que en Japón las relaciones humanas de carácter dependiente forman parte de la norma social, mientras que en las culturas occidentes individualistas están relegadas (Casado, 2003; Doi, 1989).
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