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GINECOLOGIA (582)

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561Transición menopáusica
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Se sabe que los estrógenos modulan a los receptores adrenérgi-
cos en numerosos tejidos. Freedman et al. (2001) observaron que 
los receptores adrenérgicos α2 hipotalámicos disminuyen con el 
descenso de los estrógenos por la menopausia; demostraron que la 
disminución de los receptores adrenérgicos α2 presinápticos pro-
voca elevación de la noradrenalina, lo cual genera de esta manera 
síntomas vasomotores.
Serotonina. También es conocida como 5-hidroxitriptamina 
(5-HT, 5-hydroxytryptamine); la serotonina es otro neurotrans-
misor que tal vez participa en la fi siopatología de los bochornos 
(Slopien, 2003). Las fl uctuaciones en las concentraciones de estró-
genos pueden aumentar la sensibilidad del receptor hipotalámico 
5-HT2A a la serotonina. De manera específi ca, el retiro de estróge-
nos se acompaña de un decremento de la concentración de seroto-
nina en sangre, seguido de aumento de los receptores de serotonina 
en el hipotálamo. Se demostró que la activación de ciertos recep-
tores serotoninérgicos media la pérdida de calor (Gonzales, 1993). 
Sin embargo, la participación de la serotonina en las vías regula-
doras centrales es compleja puesto que la unión en ciertos recepto-
res serotoninérgicos causa retroalimentación negativa sobre otros 
tipos de receptores serotoninérgicos (Bachmann, 2005). Por con-
siguiente, el efecto de un cambio en la actividad de la serotonina 
depende del tipo de receptor activado.
En resumen, estos y otros estudios sugieren que la reducción y 
los cambios importantes en las concentraciones de estradiol pro-
vocan disminución de los receptores adrenérgicos α2 presinápticos 
y aumento en la liberación de noradrenalina y serotonina hipo-
talámicas. La noradrenalina y la serotonina reducen el punto de 
programación del núcleo termorregulador y desencadenan los 
mecanismos para perder calor al provocar cambios leves en la tem-
peratura central del cuerpo.
Sueño deficiente y fatiga
Las mujeres con bochornos a menudo se quejan de sueño defi ciente. 
Algunas se despiertan varias veces durante la noche empapadas en 
sudor. Este trastorno provoca fatiga, irritabilidad, síntomas depre-
sivos, disfunción cognitiva y deterioro del funcionamiento diario.
Ya se ha estudiado la relación entre los bochornos y el sueño 
defi ciente (cuadro 21-2). Hollander et al. (2001) estudiaron a un 
grupo de mujeres al fi nal de la vida fértil y hallaron que aquellas 
con mayor número de bochornos era más probable que mani-
festaran un sueño defi ciente en comparación con las que tenían 
menos síntomas vasomotores. Kravitz et al. (2003) hallaron que 
la prevalencia de alteraciones del sueño fue de 32 a 40% en la 
transición menopáusica temprana y de 38 a 46% en la transición 
menopáusica tardía.
Muchas mujeres presentan sensaciones prolongadas de fatiga, 
agotamiento y falta de energía durante la transición menopáusica. 
La fatiga quizás es resultado de la diaforesis nocturna y el sueño 
defi ciente, pero también existe la posibilidad de que sea un factor 
de riesgo independiente que aún se debe identifi car. Durante la 
transición menopáusica es de gran utilidad proporcionar informa-
ción apropiada (cuadro 21-3).
Factores de riesgo para los síntomas vasomotores
Diversos factores de riesgo se han vinculado con mayor probabi-
lidad de padecer bochornos, incluida la menopausia quirúrgica, 
la raza o el grupo étnico, la masa corporal y el tabaquismo. En la 
menopausia quirúrgica, el riesgo de padecer bochornos durante el 
15 latidos por minuto más o menos al mismo tiempo que la vaso-
dilatación periférica y la diaforesis. Tanto la frecuencia cardiaca 
como el riego cutáneo alcanzan su punto máximo en los primeros 
3 min de iniciado el bochorno. Al mismo tiempo que se incremen-
tan la diaforesis y la vasodilatación periférica, lo hace el metabo-
lismo de forma considerable. En ocasiones, también se observan 
palpitaciones, ansiedad, irritabilidad y pánico.
Entre 5 y 9 min después de iniciado el bochorno, la tempera-
tura central desciende de 0.1 a 0.9°C gracias a que se pierde calor 
con la transpiración y la vasodilatación periférica (Molnar, 1981). 
Si la pérdida de calor y la diaforesis son considerables, las mujeres 
sienten escalofríos. La temperatura de la piel se normaliza de forma 
gradual, pero algunas veces tarda 30 min o más.
Fisiopatología de los síntomas vasomotores
No obstante la prevalencia y el efecto de los bochornos, todavía 
no se conoce bien la fi siopatología de los síntomas vasomotores 
(Bachmann, 2005). Quizá cierta disfunción de los centros termo-
reguladores centrales del hipotálamo provoca este síntoma tan 
común. El área preóptica medial del hipotálamo contiene al núcleo 
termorregulador encargado de la transpiración y la vasodilatación, 
que constituyen los mecanismos principales para perder calor en el 
ser humano. Si se expone a cambios en la temperatura, este núcleo 
activa tales mecanismos para disipar el calor. De esta manera se 
mantiene la temperatura central dentro de ciertos límites, llamada 
zona termorreguladora.
Estrógenos. Los estrógenos tienen una función muy importante 
en los bochornos (fig. 21-6). Pese a que no existe una correlación 
clara entre ambos, se sospecha de supresión o fl uctuaciones rápi-
das en la concentración de dichas hormonas en lugar de una con-
centración reducida (Erlik, 1982; Overlie, 2002). Esta hipótesis 
se sustenta en el hecho de que una mujer con disgenesia gonadal 
(síndrome de Turner), que carece de una concentración normal 
de estrógenos, no padece bochornos hasta que tiene contacto por 
primera vez con los estrógenos y luego se le retiran.
Neurotransmisores. La supresión de estrógenos participa clara-
mente en los bochornos, pero la investigación más reciente demues-
tra que también intervienen otros factores (Bachmann, 2005). Por 
ejemplo, Freedman et al. (1998, 2001) establecieron la hipótesis 
de que quizá ciertos cambios en la concentración de neurotrans-
misores contribuyen a los bochornos. Estas concentraciones altera-
das de neurotransmisores crean una nueva zona termorreguladora 
estrecha y reducen el umbral diaforético. Así, incluso un cambio 
sutil en la temperatura central desencadena los mecanismos para 
perder calor. Los cambios en las concentraciones de endorfi nas β 
y otros neurotransmisores afectan el centro termorregulador en el 
hipotálamo y hacen a algunas mujeres más propensas a los bochor-
nos (Pinkerton, 2009).
Noradrenalina. Se cree que ésta es el neurotransmisor principal 
para reducir el punto termorregulador y desencadenar los meca-
nismos para perder calor que acompaña a los bochornos (Rapkin, 
2007). Antes y después de un bochorno, se eleva la concentración 
plasmática de los metabolitos de la noradrenalina. Además, en 
varios estudios se ha demostrado que las inyecciones de noradre-
nalina aumentan la temperatura central e inducen una respuesta 
para perder calor (Freedman, 1990). Por el contrario, los fármacos 
que disminuyen la concentración de noradrenalina reducen los sín-
tomas vasomotores (Laufer, 1982).
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