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T P S2 Economía Política

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Introducción
En el presente ensayo se realizará un análisis de la teoría del valor del trabajo, desde el enfoque de Adam Smith, a pesar de que dicha teoría actualmente se halla perimida, cuenta con suma relevancia histórica para la economía política. Hoy día existen otros enfoques más específicos como el de utilidad marginal, pero es menester comprender el enforque de la teoría del valor para poder comprender mejor las teorías actuales. Esta cuestión ha sido objeto de estudio de los más grandes pensadores en la historia, pero cabe destacar que nuestro enfoque no se basara en hacer un análisis descriptivo de las teorías sino en el de Adam Smith en particular.
Desarrollo
La teoría del valor del trabajo desde el enfoque de Adam Smith, se deriva de la premisa de que los bienes que consumen los hombres son producidos por el trabajo propio o de otros, y, en consecuencia, una persona será rica o pobre de acuerdo a la cantidad de trabajo que sea capaz de comprar o realizar. En consecuencia, el valor de intercambio de todos los bienes es igual a la cantidad de trabajo que su poseedor puede comprar con ellos. 
El trabajo es entonces la medida real del valor de todos los bienes. El valor del trabajo no varía, aunque sí lo hacen los precios de los bienes, y por tal motivo el valor del trabajo es la medida universal y real mediante la cual puede estimarse y compararse, en cualquier tiempo y lugar, el valor de todos los bienes. Adam Smith utiliza el precio del maíz como referencia para estimar el valor del trabajo ya que considera que es la forma más exacta en el largo plazo de aproximarse a este (probablemente porque con un nivel de tecnología y extensión de tierra relativamente constantes, la cantidad de maíz producida en el largo plazo debía de ser medianamente constante). Sin embargo, para el corto plazo hace referencia al metálico como parámetro aproximado para medir el valor del trabajo. En ambos casos el autor aclara que, si bien las aproximaciones no son exactas, son las medidas más consistentes con la realidad que seguramente puedan conseguirse.
En lo que se a esta teoría, partiendo del supuesto de libertad individual y autonomía, podríamos decir que resulta lógico adoptar un análisis que excluya cualquier tipo de institución. En la modernidad, considerada como la época industrial, la teoría del valor se representa por magnitudes que obedecen a unos principios establecidos y dados en un sistema económico, lo que permite que la misma se pueda articular de forma cuantitativa, por un lado con el conocimiento de una determinada capacidad de producción que dictará la cantidad que se puede ofrecer en un mercado y por otro la asociación de valores o precios a esos bienes determinados por los factores de producción (tierra, trabajo, capital y tecnología), los cuales a su vez se orientan, mediante el análisis marshalliano, a la determinación de un equilibrio que, dadas unas determinadas condiciones, darían como solución un precio y una cantidad en el que tanto compradores como vendedores estarían de acuerdo.
Desde el punto de vista de Adam Smith, existe un mundo de bienes y agentes económicos que subyacen a cualquier realidad institucional, es decir, no existe el dinero, por tanto, estos bienes poseen la cualidad de tener poder de compra sobre otros. Esta propiedad intrínseca les permite coexistir sin necesidad de mantener un medio de cambio (institución dinero) que al intermediar entre ellos no cambiaría su valor por la simple intermediación, explicando así la necesidad de que el mercado sea regido por leyes naturales.
Conclusión
 En base a todo lo expuesto, podemos apreciar que Smith distingue entre valor de uso y valor de cambio. El primero proviene del hecho de que el producto satisface una necesidad. A su vez, el valor de cambio es el precio del mercado. Es por ello que, según Smith, dicha tarifa depende de la cantidad de trabajo destinada a la producción de la mercancía. Esta teoría se cumple en una economía primitiva. Sin embargo, en un sistema moderno deberían considerarse los otros factores de producción: tierra, capital y tecnología.

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