Logo Studenta

TAZ-TFG-2021-3704

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Vida y muerte de Sócrates. Historia 
de un mito 
 
 
Alejandro Aranda Lasheras 
 
 
 
 
 
 
Dirigido por Laura Sancho Rocher 
 
 
 
 
 
 
 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS. GRADO EN HISTORIA 
CURSO 4.º GRUPO 1 
 
 
Año académico 2020/2021 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
a) JUSTIFICACIÓN DEL TRABAJO 
 
La elección del tema de este trabajo tiene diversas causas, por un lado, explorar la vida 
y época de uno de los filósofos y personajes más ilustres e influyentes de la filosofía y la 
historia universal, por otro, intentar entender el pensamiento de Sócrates, una tarea 
difícil si se tienen en cuenta el discurrir de sus vivencias enmarcadas principalmente en 
el desarrollo de la guerra del Peloponeso. Un hecho que incuestionablemente marcó el 
modus vivendi, de todas las personas que vivieron en Grecia en este periodo del siglo V 
a.C., pues dicho conflicto fue entendido por los partícipes del mismo como el más grande 
e importante (en cuanto a recursos usados, años de conflicto, bajas, ...) sucedido hasta 
el momento. Ya que, no solo se enfrentaban griegos entre sí, con sus respectivos 
modelos políticos más o menos representativos, es decir, los lacedemonios a la cabeza 
de los partidarios de la oligarquía o un sistema claramente aristocrático, se enfrentaban 
contra los atenienses que llevaban décadas desarrollando prácticas democráticas, en tal 
situación unas y otras polis estaban aliadas o terminaron por acercarse a uno de los dos 
bandos. A este problema habría que sumar, quizás el detonante que hace de trasfondo 
al conflicto, la disputa por la hegemonía política en el Mediterráneo oriental, la cual 
había ampliado Atenas con el paso de los años tras la segunda guerra médica, llegando 
a convertirse en la potencia marítima más poderosa de la Hélade, formando 
probablemente la talasocracia más relevante del área desde la era minoica. Es decir, la 
vida de Sócrates hay que verla sobre todo entendiendo que en lo cotidiano de la vida 
griega se estaban produciendo cambios que afectaban a todas las esferas de la vida 
pública. No es de extrañar que, en este periodo, a lo largo de la vida de Sócrates, 
florecieran algunos de los escritores, filósofos, pensadores, e historiadores más 
importantes de la Grecia Clásica, algunos discípulos suyos: Sófocles, Eurípides, Platón, 
Jenofonte… Es por ello, que el tema resulta muy atractivo desde el punto de vista 
histórico, pues sin poder evitarlo se inmiscuye en uno de los periodos, tanto por el 
carácter de sus protagonistas, como por los hechos que acontecen, que marcan un 
punto de inflexión en la historia griega, europea y posiblemente de la humanidad. La 
escasez de fuentes directas sobre el tema, pues Sócrates se negaba al uso de la escritura 
para dejar huella de su filosofía, la cual al fin y al cabo no se diferenciaba en gran medida 
de su forma de vida, es otro punto a favor que atrae al historiador a la investigación 
sobre el asunto. En esta situación la interpretación de un determinado pasaje de un 
autor posterior puede dar lugar a nuevas perspectivas o a fortalecer las teorías, o 
argumentos tradicionales. 
 
 
b) OBJETIVOS Y PLANTEAMIENTO 
 
Uno de los primeros objetivos ha sido, en primer lugar, realizar una recopilación de las 
fuentes clásicas, en segundo lugar, he abordado la lectura de bibliografía moderna, no 
por tener una mayor preferencia por unas u otras o por ordenarlas según su 
importancia, sino, más bien, porque me resulta personalmente más fácil, como 
inexperto en el tema, primero leer la exposición directa que se hace sobre 
determinados sucesos y después de tener una idea general poder enriquecerla, 
debatirla, compararla o refutarla, con los análisis actuales. Algunas de las preguntas 
iniciales fueron: ¿Es posible reconstruir actualmente el pensamiento de Sócrates y de su 
época? ¿Quién era Sócrates? ¿Dónde vivía? ¿Qué sucedió durante su época? ¿De qué 
condición social era? ¿Cómo afectó su filosofía y forma de pensar a sus iguales? ¿Y a sus 
discípulos? ¿Cuáles fueron sus hitos políticos y sociales? ¿Y sus fracasos? ¿Qué ocurrió 
para que Sócrates fuera llevado a juicio? ¿Fue el juicio de Sócrates justo según los 
cánones tradicionales de la época? ¿O fue una venganza por su influencia indirecta 
durante el gobierno de los oligarcas del final de la guerra del Peloponeso? ¿Cuáles de 
sus discípulos siguieron fieles a su filosofía? ¿Hubo quien se aprovechó de su influencia 
en su beneficio? etc… 
 
 c) MÉTODO. 
 
Como ya se ha adelantado, el método de trabajo ha consistido en hacer un acercamiento 
inicial a las lecturas clásicas. 
 
En el trabajo se valorará la importancia de, Las Nubes, comedia de Aristófanes, en la cual 
Sócrates es uno de los protagonistas. En ella, algunos rasgos de la personalidad del 
filósofo están claramente exagerados, llevados en la representación teatral 
intencionadamente al límite, de modo que no parecen comparables a los de la mayor 
parte de las fuentes. Voy a mencionar a Diógenes Laercio, pues desde mi punto de vista 
tiene una gran capacidad para captar ciertos sentimientos de los que otras obras 
carecen, en cuanto a la vida de Sócrates se refiere. En sus escritos dota a la narración de 
muchas y diversas historias que, aunque inconexas muestran el carácter del filósofo, en 
ese sentido, me parece que el uso de las fuentes tradicionales es fundamental para el 
desarrollo de cualquier análisis histórico, lo cual no implica minusvalorar a los 
historiadores modernos. De cualquier forma, Laercio es un biógrafo romano de época 
imperial por lo que su distancia de los hechos y de la época es demasiado dilatada, pero 
por suerte se han conservado otros escritos que aluden directamente a Sócrates. 
 
Resulta interesante la obra de Jenofonte con el que también Sócrates compartía amistad 
no solo por su Apología, también por Memorabilia, Helénicas o Symposium. Del mismo 
modo ocurre con Platón que realiza en sus Diálogos una exhaustiva descripción del 
juicio, la cual, más allá de su verosimilitud exacta muestra su personalidad, haciendo 
hincapié en su rebeldía y en su capacidad de transgredir ciertas normas de conducta. 
Aunque parezca contradictorio la trasgresión de algunas formalidades no impide al 
filósofo hacer una reverencia a las costumbres y creencias antiguas tal como muestra el 
primer Diálogo platónico o los escritos del redactor de la Anábasis. 
 
A continuación, se ha pasado a entender el Banquete para algunos autores, obra de 
referencia para comprender la personalidad de Sócrates, para otros autores, el filósofo 
es un mero portavoz de las ideas platónicas, las cuales son expuestas detalladamente. 
 
Uno de los historiadores más innovadores e interesantes a la hora de realizar el presente 
trabajo ha sido Herman Hansen cuyos escritos servirán como referencia esencial para la 
reconstrucción de ciertos aspectos del juicio. Para la estructuración del escenario 
político y social de la época, así como para el acercamiento al Sócrates histórico ha sido 
de gran ayuda la obra de Stone, El Juicio de Sócrates. 
 
Para el pensamiento de Sócrates es interesante la obra de Solana, por ser una lectura 
muy reciente y sintética en cuanto al tema que trata, como señala su título Mas allá de 
la ciudad: El pensamiento político de Sócrates. 
 
En cuanto a la estructura del presente trabajo se ha optado por dividirlo en distintos 
apartados. Así, se ha optado por hacer un análisis temático, dividiéndolo en tres 
capítulos: Sócrates en el siglo V a.C. (contextualización histórica, filosofía política, 
personalidad, leyendas y relatos), en cuanto al juicio se ha considerado la visión de 
Platón y la reconstrucción de Jenofonte. Esta decisión tiene mayor sentido si se tiene en 
cuenta que la historiografía moderna considera que Jenofonte no había leído la obra de 
Platón antes de escribir su Apología de Sócrates1. Se van a usar estas dos versiones 
principalmente a sabiendas de que existen otros escritos menores y fragmentos 
referentes al maestro ateniense comolos de Libanio, Lisias, Demetrio del Falero, 
Teodectes de Faselis, y Plutarco. 
 
En un último apartado se terminará con algunas interpretaciones, influencia posterior y 
conclusiones. El trabajo por su escasa amplitud y por sus diversas características 
temáticas pretende ser una síntesis que combine la vida con la época de Sócrates de 
ningún modo capaz de competir con las amplísimas obras especificas escritas hasta la 
fecha y de las cuales se nutrirá. 
 
d) DESARROLLO Y EXPOSICIÓN. 
 
INTRODUCCIÓN 
Con el objetivo de enmarcar históricamente la vida de Sócrates se pretende hacer un 
repaso de los acontecimientos más importantes sobre historia política, también, de las 
creencias religiosas, filosofía, moral, costumbres y aspectos económicos que definen el 
comportamiento de los ciudadanos atenienses, dicha fisonomía social era compartida, 
en gran medida, por las ciudades de Grecia, como es sabido, todas tenían unas 
características culturales compartidas. En primer lugar, la organización política, basada 
en las polis, como centros legítimos e independientes de poder hacía de Grecia un lugar 
único para el desarrollo de las capacidades del polites, (ciudadano), categoría social que 
permitía a quien la ostentaba participar, en mayor o menor medida, según las 
particularidades de la ciudad en cuestión, de las decisiones de la koinonía (comunidad), 
que Aristóteles definiría como una asociación de hombres libres, en la que los 
gobernantes son los mismos que los gobernados2. Además, los seres humanos eran los 
únicos animales que tenían el logos, (palabra, discurso, razón…), y así se podía distinguir 
lo bueno de lo malo, la justicia de la injusticia, lo conveniente de lo que no lo era, es 
decir, en última instancia, podían discernir en sus Asambleas lo que parecía beneficioso 
en cada caso. Como se discutirá más adelante, uno de los puntos a debatir es si Sócrates 
estaba a favor de esta forma de organización política, o por el contrario la rechazaba, 
Stone piensa que ni el, ni sus discípulos estaban de acuerdo con ella. Las 
argumentaciones en las que se basa no parecen lo suficientemente sólidos y una de las 
 
1Hansen 1995: 12 - 13. 
 
2 Stone 1988: 16 -18 
tareas del siguiente trabajo pretende refutar o confirmar esta idea. Estamos de acuerdo 
en que la ciudadanía se dividía entre quienes defendían un sistema de gobierno 
democrático y quienes preferían uno oligárquico pero ambos modelos ofrecían una serie 
de instituciones comunes, dependiendo de la amplitud de la ciudadanía, (Asamblea, 
Consejo, Magistraturas), la otra opción era la tiranía que otorgará todo el poder a un 
individuo. Para Sócrates que nunca se adhirió a ninguna de las tendencias es posible que 
resultará más atractivo el gobierno de los que saben, el poder de los filósofos, que luego 
defenderá su discípulo Platón en la Republica. 
Para empezar una investigación de la vida de Sócrates, habría que entender su juventud 
trascurrida en el siglo V. a.C. La civilización griega, cuya influencia se extiende desde las 
costas de Asia Menor hasta la Península itálica está bajo dominio de unas mismas ideas 
y creencias religiosas, así lo muestran las constantes visitas que los antiguos hacían al 
centro religioso más importante de Grecia, el oráculo de Delfos, la construcción de 
potentes templos, o los continuos rituales y sacrificios diarios, mensuales y/o anuales 
que se hacían en honor de los diferentes dioses etc... Bien entendidas las prácticas 
cultuales son una abstracción espiritual, movida por una fuerza interior, pero con 
manifestaciones diversas, y como no, con múltiples interpretaciones y formas de 
revelarse públicamente en la Grecia Antigua. Desde los Juegos Olímpicos hasta las 
representaciones teatrales, los actos públicos eran actos consagrados a los dioses en los 
cuales se seguían protocolos rituales aceptados por toda la comunidad. Dentro de esta 
trascendencia individual pero también colectiva se desarrolló el culto a los héroes, 
ninfas, númenes... Y es que, en la Apología de Sócrates platónica, Sócrates dará una 
importancia crucial a una divinidad inferior por la que él se siente invadido, un daimon, 
que guía su forma de actuar. 
Atenas donde vivía Sócrates, era la ciudad más rica, prospera y democrática de Grecia, 
además, lugar principal de veneración de la diosa Atenea, diosa de la sabiduría. Pero, en 
cualquier caso, no era la divinidad única o las más alabada en la ciudad. La mitología 
griega es muy vasta, innumerables númenes descubiertos por la interpretación de los 
textos clásicos así lo demuestran. También, es muy posible que otros espíritus o 
divinidades menores no encontrados también estuvieran en la mentalidad, 
espiritualidad e idiosincrasia de la época. De todos modos, no hay que minusvalorar las 
interferencias que otras religiones indoeuropeas, incluso asiáticas, lugares donde se 
tenían creencias distintas y practicaban rituales ancestrales diferentes, como el 
chamanismo dominante en Asia central, pudieron ejercer en el desarrollo de la 
adivinación y los trances oraculares que como veremos aparecerán en algunos relatos 
de la vida de Sócrates. 
No se puede dejar de repetir que la vida en común que practicaban implicaba aceptar 
un sistema de valores, creencias y ejercicios públicos que afectaban directamente al 
desarrollo de las actividades políticas, sociales y económicas de una polis. Una tradición 
ancestral descrita en la Teogonía de Hesíodo y en los versos de Homero guiaba la piedad 
que un individuo debía mantener frente a sí mismo, la comunidad, y sobre todo con 
respecto a los dioses. El culto griego alcanzaba uno de sus puntos culminantes en el 
sacrificio, siendo este acto precedido o seguido de oraciones, juramentos, invocaciones, 
y libaciones en honor de la divinidad. Se pedía así la protección de los dioses de la ciudad 
y se celebraba en un banquete comunitario en el que se compartía la comida y la bebida 
entre los ciudadanos, mientras que la grasa y los huesos eran quemados, así, el humo 
se elevaba como alimento para el Olimpo. Los dioses y daimones eran poderes que se 
manifestaban en la tierra, los primeros, en mayor o menor medida eran dueños del 
destino humano, los segundos, deidades que hacían de guía espiritual a un individuo en 
ocasiones concretas. 3 Por un lado, se seguía un calendario religioso basado en las 
estaciones del año donde se celebraban festividades diversas, siendo una de las más 
importantes las Panateneas, por otro, se veneraban divinidades especificas dentro de 
un contexto familiar particular. En Atenas, la autoridad máxima en asuntos religiosos era 
desde el derrocamiento de la monarquía el arconte basileus quien, en última instancia, 
vigilaba las prohibiciones y perseguía los casos de impiedad, este último delito es 
anunciado como acusación en el juicio de Sócrates. Además, es posible que se le 
pretendiera señalar, aunque, sin duda de forma errónea de no celebrar los ritos 
públicos. 
Otro aspecto por descubrir es si el proceso de trance, inspiración o hipnosis 
autoinducida, mediante el cual se entraba en contacto con lo sagrado, implicado en la 
adivinación délfica se usó en otros lugares de culto distintos al templo de Apolo o las 
ceremonias de Eleusis. Hay que tener en cuenta que el ritual en el que se induce al 
éxtasis, como posiblemente hacían las pitias, suele tener consecuencias sociales, a pesar 
de que se realice para obtener una respuesta de los dioses. Todo el enigma que 
concierne al oráculo queda aún más desdibujado si se tienen en cuenta las variaciones 
rituales que durante siglos pudieron afectarle. Un grupo de sacerdotes, locales o quizás 
componentes de la liga délfica, posiblemente aristócratas, podrían interpretar o 
trascribir la respuesta de la pitonisa4. Es posible que de esta forma intencionada se 
otorgara equilibrio a la comunidad perteneciente a la Liga Anfictiónica con sede en 
Delfos. Ya sean personas privadaso estados concretos, los visitantes parecían quedar 
satisfechos tras su viaje al oráculo. La tranquilidad espiritual que dejaba a sus partícipes 
tal como muestran, también, los misterios de Eleusis, refleja la función social 
integradora que supone contactar con la divinidad 5, del mismo modo que puede hacerlo 
la resolución de una asamblea. Habría que estudiar qué diferencias hay entre los 
distintos modos de mantener la paz interna en una comunidad. Las prácticas 
democráticas son un paso evolucionado de mantener la cohesión del grupo, así su 
fortaleza y coherencia interna incrementan su capacidad de desarrollo social, político y 
económico a la vez que se complican las instituciones y las relaciones sociales, tal como 
ocurrió en la Atenas del siglo V a.C. Pero como ya se ha dicho, el desarrollo político debió 
ser acompañado de un ritual amplio como el de las comunidades democráticas de la 
Antigüedad y un respeto de las costumbres incontestable. Algunos de estos aspectos 
 
3 McPherran 1996: 20 – 27. Si se quiere observar la relevancia del daimon en la mentalidad griega: Mito 
y tragedia en la Grecia Antigua de Jean – Pierre Vernant. 
 
4Scott 2015:.31 – 50. 
 
5 La obra de Wasson, El camino a Eleusis: una solución al enigma de los misterios, en la que también 
participó el científico Albert Hoffman, muestra los pasos que sigue el ceremonial de los misterios 
eleusinos y el estado de trance en el que se precipitan los iniciados una vez involucrados en las acciones 
que lo constituyen. Lo sagrado de la experiencia queda reflejado en la dura represión que exigía la ley 
ateniense para quien descubriera los secretos que encubría la ceremonia. McPherran 1966: 23. 
 
eran consciente o inconscientemente conocidos, y respetados por Sócrates, pero, a la 
vez, y paradójicamente fueron posiblemente puestos en duda por el mismo. 
En cualquier caso, estamos hablando de la Atenas de Sócrates, lugar donde se desarrolló 
la democracia en confrontación con tendencias oligárquicas 
CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA: SÓCRATES HIJO DE ATENAS. 
Para Zeller, en el siglo V a.C,6 dos elementos trascendentales elevaron el espíritu griego 
por encima del de cualquier otro pueblo: el heroísmo guerrero, adquirido por el triunfo 
en las guerras médicas, y la eclosión del alma artística perfectamente reflejada en los 
monumentos construidos en la ciudad de Atenas o en el extraordinario desarrollo de las 
artes dramáticas. La virtud guerrera había sido trasmitida por el mito de la guerra Troya, 
y ahora se convertía en una experiencia real en una guerra decisiva por la supervivencia 
de la civilización griega en contraposición al poderío del imperio persa. El arte griego no 
se limitaba a la construcción de visibles construcciones perfectibles por el ojo, sino que 
también supuso la introducción de diversos saberes intelectuales, como la filosofía y la 
oratoria que pronto se difundieron por las ciudades helenas entre Sicilia y Mileto, 
adquiriendo especial interés el territorio que ocupaba un lugar intermedio entre ambos 
polos, el Ática. 7 
Sócrates era joven cuando Pericles, distinguido por sus habilidades como líder, y el más 
prestigioso orador de Atenas, reelegido quince veces como strategos hasta su muerte, 
en el 429 a.c, dio su discurso fúnebre en honor al valor de los atenienses muertos en los 
combates iniciales de la guerra contra Esparta. Según lo que se desprende de los 
discursos que Tucídides redacta en nombre de Pericles, el líder ateniense habría sido no 
solo el máximo exponente de la política ateniense en la segunda mitad del siglo V a.C, 
también sería uno de los mayores defensores de una conciencia cívica ateniense propia, 
basada en la defensa de la patria y de los intereses de la ciudad. El ciudadano ideal 
ateniense se haría participe de la política de la ciudad y por tanto del gobierno de la 
misma, como contrapartida este individuo se sacrificaría luchando en la guerra por su 
familia y sus conciudadanos. Diversos autores coinciden en que los antiguos valores 
homéricos como la arete, son en gran medida reclamados y democratizados en el 
discurso de Pericles. La excelencia, seguir un comportamiento digno y virtuoso, sirve de 
referencia para los demás ciudadanos, por lo que se acaba por instaurar un modelo de 
ciudadano social ejemplar. De esta forma, el cuerpo entero de ciudadanos puede ser 
elevado al rango de héroe, semejante categoría se había limitado a los grandes 
guerreros, aristócratas y héroes de la épica tradicional tal como muestra la Ilíada. Esta 
nueva forma de expresión necesitó ser espoleada lingüísticamente lo cual se conseguirá 
gracias al desarrollo paulatino de la retórica. Por otro lado, esta nueva forma de 
declaración ciudadana es acompañada de un ceremonial fúnebre público, en el que los 
cuerpos de los fallecidos eran llevados en procesión por la ciudad con los familiares de 
los mismos haciendo de acompañantes, de esta manera, el muerto que dio su vida por 
la ciudad es el protagonista de un rito religioso de clara trascendencia política. De esta 
manera, la muerte hace de ruptura entre cualquier otro tipo de distinción, ya no importa 
el linaje, la riqueza, o el prestigio de la familia aristocrática o no de los guerreros, lo que 
 
6 Zeller 1955: 7 – 12. 
 
 
marca la diferencia ahora es dar la vida por los valores e intereses de la ciudad. El final 
de la ceremonia se desarrolla fuera de los muros de la ciudad, donde los héroes son 
enterrados en jardines. 8 
Otro punto de discusión seria investigar hasta qué punto este ritual cívico en el que 
podríamos incluir el discurso fúnebre amplio las ideas democráticas. Es muy probable 
que Sócrates hubiese presenciando el discurso fúnebre de Pericles, en cuyo caso sería 
útil valorar, si fuera posible, la impresión que le causó.9 En el discurso, Atenas se 
distingue como la ciudad mejor preparada para liderar a los griegos, por sus leyes, y la 
práctica de la democracia se busca colocar sobre todo por encima del sistema 
institucional de Esparta considerado de inferior calidad. 
Aunque el discurso es una idealización de la ciudad con exageraciones se vislumbran las 
aspiraciones e intereses de la misma. Se ensalzan las antiguas victorias de Atenas, 
además, se alaban las instituciones democráticas creadas por sus grandes legisladores, 
incluso se presume del sometimiento a tributo de Atenas a otras ciudades-estado del 
Mediterráneo Oriental después de la derrota persa en las guerras médicas10. Pericles 
quiere hacer reflexionar a su público sobre lo que ocurrirá si pierden la guerra, lo cual 
difícilmente pasaría pues Atenas está dotado del mejor sistema de gobierno, según 
Tucídides «aquel en el que la administración del gobierno recae en manos de muchos y 
no de pocos» etimológicamente, el pueblo, demos con el poder, kratos. La igualdad ante 
la ley es un hecho pero no todos optan a la misma libertad política que en última 
instancia depende del status económico del ciudadano condicionado este por el valor 
de su renta. Pero en líneas generales el ciudadano cuenta con un abanico amplio de 
participación en el gobierno, con su voto en la asamblea, la capacidad de acceder a 
cargos públicos, su posible participación en el consejo de la Boulé, o, por ejemplo, su 
voto en los juicios populares. Junto con la alabanza a la ley escrita se presupone un 
incondicional respeto a las leyes tradicionales, admirar a los dioses, respeto a los padres, 
hospitalidad con los extraños etc…En Atenas en mayor o menor medida todos los 
ciudadanos se preocupan de sus propios asuntos, pero también de los de la ciudad, en 
cuyo caso deben actuar conforme a una intachable virtud cívica, si alguien no hacía uso 
de sus derechos políticos se convertía en un personaje inútil para los intereses de la polis 
y en algunos sectores de la ciudadanía alguien al que sería necesario reprocharle su 
comportamiento. Sócrates,en los años que trascurren tras la muerte de Pericles, al 
 
8 Colaico 2001: 75 – 76. Esta tradición era antigua, pero según Tucídides, se hizo una excepción en la 
batalla de Maratón, siendo los combatientes enterrados en el mismo campo de batalla. La importancia 
que en la Antigüedad se daba al linaje y a las hazañas de los antepasados debió seguir siendo sustancial, 
a pesar de producirse cambios en el sistema de gobierno. Estos cambios en el espíritu de la época son 
interesantes si se comprenden dentro del desarrollo de la democracia radical que durante cierto 
periodo dominará el gobierno de la ciudad y a la cual, no se sabe si Sócrates se adscribía. Como se verá 
luego, Sócrates actuó con gran responsabilidad y libertad siendo miembro de la Pritania en un momento 
trascendental. 
 
9 De todas maneras, el comportamiento ejemplar que las fuentes señalan en las acciones guerreras de 
Sócrates durante el conflicto con Esparta y sus aliados parece avalar la posibilidad de que el filósofo se 
sintiera atraído por un discurso que no se diferenciaría demasiado de su comportamiento. 
 
10 Rocher 2012: 114 – 116. Periodo en el que Atenas extendió su soberanía en el Egeo a través del 
dominio marítimo, gracias al incremento de su flota, los atenienses expandieron su arché, es decir, su 
hegemonía sobre ciertos estados que pasaban a formar parte de la Liga de Delos. 
inicio de la guerra irá tomando posiciones en esta dirección, pero, nunca dejará de lado 
sus obligaciones morales como ciudadano. 
 La bravura de los atenienses en la guerra es indiscutible pero no se hace notar sin una 
previa valoración de las consecuencias que implican una acción militar. Pericles dice que 
los atenienses tienen en cuenta los dolores y los placeres a los que se puede llegar, en 
tal caso, no suelen rehuir el peligro. El orador presume de continuar con los valores de 
la épica homérica en su educación ciudadana pero ahora revalorizados con instituciones 
democráticas, pretende así ser ejemplo para toda Grecia. Los héroes míticos movidos 
por el egoísmo que se adentraron en Troya como Aquiles son comparados con la 
multitud de soldados que luchan unidos por la gloria de Atenas. Los primeros luchaban 
por la gloria individual mientras que los segundos lo hacían por el mantenimiento de su 
ciudad, su hogar y su familia. Para Pericles, igual que para muchos atenieses, un servicio 
público realizado con valentía puede hacer desaparecer acciones injuriosas en el ámbito 
privado, (Thuc. II, 42). 
En el Menéxeno de Platón se dibuja a un Sócrates incrédulo de la retórica de Pericles 
capaz de desmitificar su famosa oración fúnebre, pero nada hace pensar que el filósofo 
pensará que el rhétor, vocablo atribuido a un líder u orador preeminente, se equivocará 
en sus discursos o que abusará de la sofistica. En ningún momento se puede pensar que 
Sócrates anduviera en contra del pensamiento de Pericles, al menos en su juventud. 
El líder Alcmeónida destacó como político a la vez que desarrollo su carrera militar, 
alcanzado buena parte de su prestigio por la eficacia de las sus exitosas campañas 
militares, siendo capaz de convencer a la mayoría de la ciudadanía de sus intenciones 
apelando con mucha frecuencia a las emociones y sentimientos en común. Pero no solo 
eso, como el mismo Jenofonte pone en boca de su maestro Sócrates, (Mem, III,6) los 
aspirantes a politikos deben conocer los asuntos, económicos, militares y diplomáticos, 
mejor que el resto de ciudadanos. La afirmación de Jenofonte hace creer al lector que 
Sócrates estaba de acuerdo con la política llevada a cabo por Pericles, algo que tampoco 
podemos asegurar. 
AMBIENTE MORAL EN EL SIGLO V. a.C. 
LA RÉPUBLICA DE PLATÓN 
A continuación, se va a realizar una breve valoración de la filosofía moral de Sócrates 
atendiendo a los escritos platónicos. Para Solana, Sócrates marca punto y aparte en la 
filosofía griega, en cuanto a pensamiento moral se refiere. El filósofo contrapone la idea 
tradicional de la justicia griega homérica a la suya propia. A través de la Republica de 
Platón se transmite la idea antigua sobre lo justo haciendo comparaciones con la vida 
en el Hades. 11 La tradición congeniaba la justicia con la antigua ley de talión, a cada cual 
se le debe lo que se merece, dicho de otro modo, a los amigos lo bueno, a los enemigos 
lo malo. Esta es una de las características que define la justicia en la Antigüedad, de 
diferentes formas, los pueblos circundantes de las civilizaciones precedentes se valían 
de distinta manera de este método. En la era micénica, el combate singular, tal como 
 
11 Luciano de Samósata realiza en sus obras como Dialogo de los muertos constantes alusiones a este 
tema, en cualquier caso, los protagonistas principales pasan a ser cínicos como Diógenes, los herederos 
más fieles, por influjo de Antístenes, a la filosofía socrática. 
 
muestran algunos pasajes de la Ilíada y la arqueología, era un elemento trascendental 
no solo en la impartición de justicia, también, en la política, la cual se dirimía con 
facilidad en los cauces de la lucha. Pero volviendo a la lectura platónica, Sócrates 
hablando con Céfalo pregunta, ¿qué pasaría con un amigo que se ha vuelto loco? 
¿tendría que ser tratado del mismo modo que si no lo estuviera?, otro ejemplo similar, 
es si debe haber la misma justicia en todas las circunstancias, o hay que tener en cuenta 
muchos aspectos como la guerra, en la que, de forma discontinua, aunque estructural 
se veían sumergidas las polis griegas de la Antigüedad, siendo el siglo V a.C, y IV a.C 
claros ejemplos de ello. Por ello, es lógico pensar que el pensamiento filosófico y las 
concepciones de la justicia de Sócrates estaban determinados, en última instancia por 
la visión que tenía el mismo de la propia Grecia de su época y como hombre no ajeno a 
los asuntos públicos de Atenas, tendente a absorber los cambios legales, sociales, 
económicos e ideas dentro de la coyuntura que hacia fluir la política exterior de la 
ciudad. ¿Era factible tratar en la guerra con la misma justicia a un aliado que a un 
enemigo? La moral fue un campo de estudio ampliamente trabajado por Sócrates de ahí 
su infinito interés por desarrollar una filosofía práctica. En el próximo apartado se 
pretende dilucidar al menos la génesis, según Platón del desarrollo de una filosofía moral 
socrática. 
 
EL BANQUETE PLATÓNICO. ¿ES DIOTIMA LA INVENTORA DE LA MORAL SÓCRATICA? 
Para algunos autores el Banquete además de ser una obra maestra de la literatura y 
filosofía universal es un tratado que muestra la personalidad de Sócrates. Por otro lado, 
es posible que la narración del Banquete no sea más que algo parecido a un mito 
popular, que en su época corrió por las calles y que Platón lo reproduce por escrito. En 
ese sentido, uno de los enigmas es el personaje de Diotima, la sacerdotisa del templo de 
Mantinea, un personaje clave para entender el pensamiento de Sócrates, esta mujer 
parece ser alguien real, basándonos en que Platón no utiliza entre sus múltiples recursos 
literarios la invención de personajes nuevos que enriquezcan la narración. Pero como 
dice Martinez lo más importante no tiene que ser la realidad o no de la existencia del 
personaje sino lo que dice. 12 En un punto sí parecen estar de acuerdo los estudiosos, el 
tema de la obra es el elogio a la personalidad socrática. La verdad es que al comienzo 
del dialogo se produce una disertación sobre cuál es la fuerza de la naturaleza más 
potente, la divinidad elegida entre los protagonistas es Eros, por ser esta según Hesíodo, 
el dios cósmico primordial, este dios es tan poderoso que puede traer consigo todos los 
bienes pero también lo contrario, toda la maldad, la felicidad a la vez que la desgracia.13 
 
12Martinez 1981: 152 - 162. Así lo han creído escritores antiguosy modernos como Luciano, Proclo, Dión 
Crisóstomo, o Kranz. Del mismo modo que Aspasia habría enseñado en gran medida los artificios de la 
política a Pericles, una mujer, Diotima, le muestra la sabiduría a Sócrates. 
 
13 Ibídem. 210 – 220. A continuación, se hace referencia a la contraposición entre Afrodita Urania, como 
la diosa celeste ligada a los procesos amorosos más potentes, los cuales intervienen en el alma, y la 
Afrodita Pandemos , la cual se relaciona con los placeres corporales, en este aspecto, el amor es lo que 
se busca y es virtuoso que así se haga mientras se haga bien, es decir no dejando predominar al vulgar 
sobre el espiritual. 
 
Cuidando la estrecha relación y el equilibrio que guarda una persona consigo misma y con los seres 
amados se alcanzará la virtud. En otros términos, el “eros” musical se consigue equilibrando armonía y 
Para Aristófanes, el amor es el deseo de unirse con el ser amado, el cual, se puede 
encontrar si se está reconciliado con la divinidad. Tanto hombres como mujeres pueden 
alcanzar la felicidad si encuentran al ser que responde a sus aspiraciones. 
Para Agatón, Eros es la más joven e importante de las divinidades teniendo como 
morada las almas de los dioses y los humanos, se pasea con mayor facilidad entre los 
blandos de modo que cuando encuentra a alguien con un duro temperamento se 
marcha. Por ello, es alguien delicado afín a los lugares en que habita. Es el más sutil de 
todos, pues es capaz de entrar y salir inadvertido en el alma de cada ser. Pero Eros no 
comete injusticias contra nadie ni tampoco se le puede tratar a él injustamente, ni él se 
sirve de la violencia ni nadie puede usarla contra él, pues todos le obedecen de buena 
gana. Nadie puede ser vencido por él, ni siquiera Ares que está dominado por el amor 
ha Afrodita. Aquí vemos como el próximo dialogante se sirve también de la mitología 
para mostrar la superioridad de Eros, quien trae la calma en altamar, el sueño en la 
inquietud, admirado por los dioses, codiciado por los que no lo tienen, cuidadoso con 
los buenos, despreocupado de los malos…. 
 Cuando en el dialogo le llega el turno a Sócrates lo primero que hace es caracterizar al 
amor como algo contradictorio, pues se suele desear, amar o querer, algo que no se 
tiene, y cuando algo se posee, uno se despreocupa y lo deja de amar. Un claro ejemplo 
de ello se puede sacar de la propia mitología griega. Orfeo había perdido a su mujer y 
con el deseo de recuperarla se hunde en un largo y peligroso viaje hacia el infierno, 
donde tiene que conseguir que sus guardianes, Caronte y Cerbero le dejan pasar, para 
finalmente convencer a Hades y Perséfone de que se pueda llevar a su amada con los 
vivos. La pérdida de interés, la despreocupación, o el olvido tras la costosa recuperación 
de la amada le hicieron perderla para siempre, este pasaje es una muestra de la 
grandeza de la debilidad humana que desde la antigüedad quedó reflejada en los 
mitos.14 
En este punto se pone en duda todo lo que los interlocutores anteriores han dicho, pues 
Sócrates ya no defiende que el amor sea bello y bueno siempre, lo cual tampoco implica 
que sea feo y malo, tal como explica Diotima en el recuerdo de Sócrates en una 
conversación en la que se pondrá en duda la misma existencia del dios Eros. Si el dios 
no es bueno y bello, tampoco es feliz, por lo que en estas condiciones no puede ser un 
dios, por lo que Diotima lo cataloga como algo intermedio entre lo mortal y lo inmortal, 
un daimon, según muchos estudiosos se podría traducir como una divinidad inferior. Un 
espíritu que anda entre lo divino y lo mortal. La sacerdotisa en este punto dice que el 
daimon comunica e interpreta las cosas de los hombres para decírselas a los dioses y al 
revés, a través de ritos humanos y de recompensas divinas. Pero Eros no es un numen 
cualquiera sino el más importante, “ está en medio de unos y otros, llenando el vacío 
 
ritmo. Y lo mismo ocurre dice Euriximaco en muchas cosas humanas y divinas, lo bueno es el equilibrio 
entre lo frio y lo caliente, lo húmedo y lo seco. Por todo ello, el Eros Uranio que ordena el universo debe 
ser venerado en toda acción tanto en relación con los vivos como con los muertos. Más adelante se 
quejará Aristofanes de la escasez de templos relacionados con el culto de este dios. 
 
 14 El dios del inframundo le pone solo una condición para poder salir los dos con vida, que él no mire 
hacia atrás en ningún momento para asegurarse de que esta su amada. Empezaron a caminar hablando 
por el sendero de vuelta y después de un placentero camino de vuelta, en el último segundo Orfeo se 
giró cuando Eurídice aún tenía un pie en los límites ctónicos. Leer: El mito de Orfeo de Rivera Leoón 
 
entre ambos, de suerte que todo está unido” (Symp, 180 A – 200 B) . Gracias a él, 
funciona el arte de los sacerdotes, la adivinación, la mantica y la magia. Es decir, todas 
las cosas que no tienen explicación racional están relacionadas con la intervención de 
Eros. El ser humano no tiene relación directa con los dioses, sino que interactúa a través 
de este espíritu. 
 
Platón ahora a través del dialogo de Sócrates, convierte a Eros engendrado en una fiesta 
de Afrodita, en hijo de Poros, (Oportunidad) y Penia (Pobreza). En estas condiciones en 
contra de lo dicho anteriormente, Eros es duro, pobre, va descalzo y no tiene casa, 
duerme en el suelo y va al borde de los caminos, siempre está en busca de lo bello y lo 
bueno, es valiente, audaz y activo, buen cazador, y sabio en muchos recursos, gran 
mago, hechicero y sofista, esta descripción la acerca un poco a la de un personaje, el 
pícaro. Lo que consigue se le escapa por fuerza de su madre, ya que no puede ser rico, 
pero lo vuelve a recuperar gracias a la naturaleza de su padre, pasando con rapidez de 
la abundancia a la escasez y al revés. Según Diotima, la sabiduría es amada solo por los 
que no son ni del todo ignorantes ni sabios, es decir, los que se encuentran en un punto 
medio como Eros, quien no se encuentra entre los sabios y bellos como los dioses, pero 
si los busca de continuo. Como ya se ha dicho Diotima dice que quien haga suyas las 
cosas buenas, será feliz. Cada uno se dedica a el de una forma distinta, con negocios, la 
gimnasia, amor a la sabiduría, pero a nadie se le dice que está enamorado. El amor 
queda definido por Sócrates como el deseo de poseer siempre el bien. Y la procreación 
de la belleza tanto en cuerpo como en alma es el resultado del mismo sentimiento. El 
impulso de creación se encuentra en todos los hombres y lo quiere hacer en lo bello no 
en lo feo. La creación entre el hombre y la mujer es la reproducción, lo cual, hace 
inmortal al ser humano que es mortal. Así pues, la Belleza, es divinizada comporandose 
con Ilitia, la diosa de los nacimientos y de las mismas Moiras que tejen la vida humana. 
El amor pasa a ser “de la generación y creación en lo bello” (Symp 206 B – E). La creación 
es como el amor, eterno e inmortal. La inmortalidad se consigue a través de la 
procreación según Diotima esta es la razón por la cual los progenitores de todas las 
especies defienden a sus crías, luchando hasta la muerte si es necesario. Diotima enseña 
a Sócrates que el amor a la inmortalidad puede ser tanto respecto al cuerpo con la 
procreación como respecto al alma a través de la búsqueda de la virtud, tanto a través 
de la obtención de hijos que procuran felicidad como de la búsqueda del bien común en 
las familias y ciudades utilizando la mesura y la justicia. La inmortalidad la reflejaron 
Homero, y Hesíodo en sus creaciones poéticas, igual que Licurgo y Solón con sus leyes. 
En esta última parte observamos más que un reflejo del pensamiento socrático una 
visión de la idea del bien y la perfección según Platón. Pero se percibe un gusto 
importante por lo bueno ( kagathós) y lo bello ( kalós), aspectos que por un influjo muy 
probablemente de la filosofía socrática se repetirán enel modo de entender la conducta 
un aristócrata perfecto en Jenofonte (Symp, I, 1). 
A continuación, Platón a través de Diotima le dice a Sócrates que debe iniciarse en el 
amor, y le explica cómo debe hacerlo, primero amando todos los cuerpos bellos para 
después considerar más valiosa el alma que el cuerpo, tomando la belleza corporal 
como algo insignificante. Así, Sócrates llega a la conclusión, gracias a Diotima, de que 
por medio de Eros se alcanza la sabiduría y a través de él, la belleza. Más allá de que 
estas conversaciones o similares se produjeran o no en la realidad, Platón atribuye, en 
primer lugar, a su maestro la reinterpretación de la tradición religiosa y en relación con 
lo anterior, indica la forma de asumir los valores éticos que implica colocando en una 
elevada posición a la virtud. Esta virtud socrática alcanza todos los aspectos de la vida, 
desde el buen funcionamiento de las familias hasta el correcto devenir de la ciudad, 
provocando necesariamente en el sujeto una libertad basada en la responsabilidad. 
Libertad que será confundida con el libertinaje en las Nubes de Aristófanes. 
 
 
LAS NUBES CONTRA SÓCRATES. 
 
Para comprender al menos en cierta medida, la imagen que un número importante de 
atenienses tenían de Sócrates es necesario recurrir a Las Nubes, una de las comedias 
más famosas de Aristófanes. Ya sea por la influencia que la obra pudo tener sobre el 
público, por el influjo que la sociedad ateniense dejó en la mentalidad del comediógrafo 
en el momento en que se decidió a crear y enseñar su obra, o por una mezcla sinérgica 
de ambas causas, se puede señalar a Las Nubes, como una obra que no dejó indiferentes 
a sus receptores, entre los que se puede incluir al mismo Sócrates. La comedia ática, 
podría ser una derivación de la megárica que convirtió en aspectos poéticos, 
determinados elementos estrictamente religiosos relacionados con el culto a Dionisos. 
Y en general, la comedia de Aristófanes, suele incluir a un personaje grotesco que 
pretende ayudar al mundo de una dificultad, después, el coro le acompaña en su tarea 
o se opone furiosamente a él, durante el desarrollo de la acción se suelen producir 
cantos, en forma de burla y en honor a los dioses. La comedia había introducido a 
mediados del siglo V a.C innovaciones diversas como la inclusión de temas de índole 
social. Hasta la caída de Atenas en el 404 a.C, época de oro de la comedia, se hicieron 
frecuentes en el argumento parodias de temas políticos. Las Nubes, donde Sócrates 
aparece como uno de los protagonistas fueron representadas en el 423 a.C, durante la 
celebración de las Grandes Dionisias. La elaboración que quedó en último lugar, hay que 
entenderla dentro de su contexto histórico, momento en el que la sátira política 
provocaba un hastió creciente en un público cansado por ocho años de guerra. En dicha 
circunstancia tanto atenienses como lacedemonios deseaban reconciliarse, tal como 
muestra la tregua de un año que el general Laquete conseguía y la posterior firma en el 
421 a.C de la paz de Nicias. En estas circunstancias el autor decidirá cargar contra un 
grupo emergente que él considera peligroso, los sofistas, personas de poco fiar que 
destruyen las creencias y costumbres tradicionales. 15 
 
La comedia comienza con las lamentaciones de Estrepsíades, un campesino que se queja 
de las deudas que tiene, en parte por culpa de su hijo, Fidípides, que gasta el dinero de 
la familia en caballos y sus enseres. Para solucionarlo quiere enviar a su hijo a aprender 
con los sabios el arte de la retórica, pues cree que si lo consigue será capaz de defender 
cualquier postura por injusta que sea. Así, sirviéndose de viles razonamientos podrá ser 
capaz de resistirse al pago de las deudas que debe. Ante la negativa de Fidípides, quien 
no quiere dejar su gusto por los caballos, el propio Estrepsíades se dispone a aprender 
de los sabios. A continuación, comienza una conversación aparentemente ilustrativa, 
pero en esencia ridícula con un discípulo de Sócrates. Estrepsíades se deja encantar con 
 
15Bonet 1969: 8 – 39 
 
explicaciones extravagantes, antes de que Aristófanes ridiculice aún más a Sócrates, 
pero el ingenuo campesino se sigue sorprendiendo por la supuesta sabiduría del 
personaje. Estrepsíades con su pensamiento práctico da soluciones simples a los 
interrogantes con los que se encuentra, por ejemplo, los filósofos miran el suelo, para 
él están buscando cebollas, mientras que para el discípulo de Sócrates están observando 
el Tártaro. Lo cómico de la escena se basa en la oposición dada entre el pensamiento 
simplista del campesino y la filosofía exagerada de los sabios. La disonancia es tan 
grande que Estrepsíades confunde todos los conceptos nuevos que aprende. 
Estrepsíades asombrado piensa continuamente cosas distintas a las del discípulo y 
relaciona erróneamente sus enseñanzas con la política exterior de Atenas; la conquista 
de Pilos, la toma de Mitilene, o la rebelión de Eubea. A todas luces, Aristófanes, procede 
a la ridiculización de las enseñanzas sofísticas y después, carga contra la figura de 
Sócrates, quien cuelga hilarante de una cesta en el aire para acercarse torpemente a los 
dioses que moran en el cielo. La caricaturización de la sofistica se realiza sobre la persona 
de Sócrates que es representada como el colmo no solo del mal sabio, sino también 
como alguien carente de raciocinio. Alguien que pretende iniciar en el arte de la oratoria 
a su discípulo en una especie de rito mágico, (Nub. I, 260), en el que se invocan a 
divinidades imprevisibles como Éter, Nubes, o Aire. Para asombro y satisfacción de un 
público que busca reírse, las Nubes aparecen en el Coro y Estrepsíades queda 
asombrado, mientras Sócrates le explica las virtudes que las Nubes proporcionan a los 
sabios; dialéctica, entendimiento, fanfarronería…. Para el Sócrates aristofánico ellas 
alimentan a los adivinos, a los sabios, a los que conocen el arte de la medicina, a 
holgazanes, y otros ociosos que las veneran. Y ellas, convertidas en mujeres, solo 
escuchan a los inteligentes como Pródico, el sofista de Quíos, o al altivo Sócrates que las 
señala como las únicas divinidades (Nub. I, 365), negando la existencia de Zeus, quien 
no es capaz de traer la lluvia sin la previa llegada de unas nubes, tampoco es el portador 
del trueno, un fenómeno de naturaleza esencialmente nubosa. 
Luego, Sócrates explica el fenómeno de la lluvia como un hecho meteorológico basado 
en el torbellino en el que no participa Zeus ni ninguna de las divinidades tradicionales 
sino el Éter, en realidad, dichas teorías se atribuyen a filósofos presocráticos como 
Anaxágoras y Demócrito. 16 De modo análogo explica el ruido del rayo que lo compara 
con una flatulencia. En esta encrucijada, Estrepsíades promete no volver a realizar 
peticiones, sacrificios ni libaciones a los antiguos dioses. Dicho lo cual, el Coro de nubes, 
concede a Estrepsíades aquello que pide, manejar el arte de la oratoria. A cambio de 
ello, se ofrece incondicionalmente a la voluntad de las Nubes, con tal de huir de las 
deudas, para convertirse en lo que una parte no desdeñable de atenienses debía tener 
entendido por sofista: 
 
audaz, charlatán, temerario, intrépido, desvergonzado, costal de mentiras, 
improvisador, trillado en los pleitos, tabla de la ley, crótalo, zorro, truhan, flexible como 
correa, solapado, impuro, versátil, desaborido, grosero. 
 (Nub. I, 440) 
 
De esta manera, todos estos adjetivos peyorativos se vierten sobre la imagen de 
Sócrates que aparece desvirtuada, allí se entremezclan aspectos auténticos y falsos de 
su propia personalidad. Para mayor exageración aristofánica la misma “Respiración”, o 
 
16 Ibídem 64. 
“Caos” son divinidadesatribuidas a las creencias de Sócrates, que se añaden al 
repertorio de nuevos dioses del “verdadero” panteón, que ocupará ahora en la comedia 
el lugar del antiguo. 
 
Después de la aparición de las Nubes, Estrepsíades, que ha adquirido desde el comienzo 
de la comedia el arquetipo de hombre rústico y supersticioso se propone resolver sus 
problemas económicos a través de procedimientos mágicos o totalmente estrafalarios, 
como capturar a la luna a través de una hechicera tesalia. El discurrir del tiempo era 
inevitablemente la causa principal que obligaba al deudor a pagar el préstamo que 
debía, dadas las circunstancias el secuestro de la luna es la ocurrencia más original que 
se le ocurre para evitar el paso de los días. El Sócrates aristofánico lo pone a prueba de 
nuevo y lo coloca en situaciones diversas, por una parte, en la suposición de ser 
sentenciado a pagar una multa, en tal situación, el ingenioso Estrepsíades dice que la 
borraría torpemente con un cristal de droguista, por otro lado, se le pregunta que haría 
si se viera en un juicio sin testigos en el momento previo a ser condenado, a lo que 
responde totalmente abrumado que se ahorcaría. 
 
Ante el fracaso de su habilidad oratoria las Nubes proponen a Fidípides, su hijo como 
aprendiz, pero ni mucho menos son diosas benefactoras porque cuando Estrepsíades 
sale de escena le aconsejan a Sócrates que exprima al máximo la situación, se entiende 
que en beneficio del propio Sócrates que quiere adquirir dinero por su trabajo. 
 
Fidípides al enterarse de las nuevas creencias que ha adoptado su padre lo trata por un 
loco y se piensa si ir a los tribunales. Pero finalmente van a casa de Sócrates de donde 
salen discutiendo acaloradamente dos alegorías: el Argumento Justo y el Argumento 
Injusto. 
 
El A. J se dispone a defender la antigua educación llevada a cabo sobre los jóvenes 
atenienses, basada en la moderación y la rectitud, esta pedagogía enseñaba principios 
musicales u oraciones a los dioses, incluyendo procedimientos autoritarios como 
bofetadas para quien osara interrumpir la labor de las Musas. Además, pone intención 
en resaltar el pudor con el que se llevaban a cabo acciones ordinarias que parece que 
ahora se realizan sin ningún pudor y con lascivia. Se cuidaban las buenas formas en los 
banquetes, lugares en los que no se reía a carcajadas y se era respetuoso. En cambio, 
ahora se teme mostrar el sexo durante la danza de las Panateneas en vez de cuidarse de 
la ira de la diosa. 
EL A. J insta al joven Fidípides a que aprenda de él, así se convertirá en un caballero, no 
se acercará al ágora, se avergonzará de las causas deshonestas, evitará las groserías con 
sus padres o ir detrás de las bailarinas, pasará los ratos libres en el gimnasio sin perder 
el tiempo en habladurías, mantendrá un aspecto físico gratificante…. Por el contrario, si 
opta por la otra opción, será convencido de que lo vergonzoso es honorable. En efecto, 
la educación ateniense tradicional incluía una serie de ritos iniciáticos resumidos en la 
ephebia aquí los jóvenes atenienses de forma análoga a la agoge espartana, aunque de 
manera menos violenta eran instruidos para su vida adulta. Al entrar en la fratria se les 
pedía una ofrenda de pelo, y seguidamente era apartado de su familia y la comunidad 
durante dos años, desterrado a la frontera recibe en estas regiones un adiestramiento 
militar que lo prepara para convertirse en un hoplita al servicio de la ciudad. Al finalizar 
el adiestramiento se realizaban distintos ritos entre los que se incluye una procesión 
hacia el santuario de Atenea en el Falero protagonizado por dos muchachos vestidos de 
mujer, o la celebración de juegos atléticos entre miembros de las distintas tribus. El 
ceremonial de estas manifestaciones tenia entre otros objetivos visualizar la antítesis 
existente entre lo femenino y lo masculino. Razón por la cual se exigía entre la 
ciudadanía un comportamiento viril ejemplar, rechazándose de forma generalizada, al 
menos según la tradición, un comportamiento afeminado dentro del sexo masculino. 
17En esta dirección parece moverse Sócrates en el Banquete de Jenofonte cuando Calias 
propone perfumar a los invitados, ya que se niega en rotundo diciendo que las mujeres 
tienen que vestirse y oler como les corresponde a su sexo y los hombres deben cumplir 
del mismo modo. De manera que las mujeres pueden oler a perfumes, a menos que 
estén recién casadas, pues ¿para que lo necesitarían en ese caso? Y los hombres deben 
oler al aceite de los gimnasios. En este sentido el olor a los aceites resulta más 
gratificante que el de una mujer, dado que es más noble el olor a fatiga de un hombre 
libre (Symp. II, 3 – 4) 
 
El A. I, reconoce que quiere desbaratar cualquier idea de justicia y ley. En primer lugar, 
pregunta al A. J, ¿qué maldad hay en tomar baños calientes? a lo que es respondido que 
aquello atrae la cobardía, sin embargo, el A.I tiene algo que responder, pues a las fuentes 
de aguas termales se les llama “baños de Heracles”. 18 Seguidamente defiende la 
oratoria aludiendo a la necesaria sabiduría de Néstor en la Ilíada como instrumento 
necesario para llevar a cabo la conquista de Troya. También, le recuerda las privaciones 
tanto sexuales como alimenticias a las que tendrá que abstenerse si opta por la 
educación antigua. Entonces, ante las continuas intempestivas del A. I, el A. J se rinde y 
entra a casa de Sócrates, persona sobre la que de forma directa e indirecta se han ido 
vertiendo a lo largo de la comedia determinados vicios, ahora incurre el último, lo cual 
se veía venir, ser el depositario de los argumentos injustos. Ahora puede ser apreciado 
por el público como el máximo exponente de la sofística. 
 
Para concluir, pasado un tiempo, Fidípides vuelve a casa portando consigo el arte de la 
oratoria y por despreciar su padre unos versos de Eurípides, que prefiere al antiguo 
Esquilo, termina por maltratarlo, pegarle y jactarse de no cumplir ninguna de las leyes 
establecidas. Ahora que ha aprendido la capacidad meditar, y razonar por sí mismo cree 
que es justo castigar a su padre y se justifica diciendo que Estrepsíades le pegaba a el de 
niño. Por si fuera poco, también, amenaza con pegar a su madre. En esta ocasión, 
Estrepsíades implora a las Nubes cual es la razón del maltrato que está recibiendo. Ellas 
reconocen que lo han precipitado conscientemente a la desgracia por no temer lo 
suficiente a los dioses, pero Fidípides que ha aceptado todos los postulados del Sócrates 
aristofánico se niega a dejar su posición y reconocer la autoridad de Zeus. Malhumorado 
por todos los sucesos Estrepsíades se decide a quemar la casa de Sócrates, con todos 
sus inquilinos dentro. 
 
Años antes de que Sócrates fuera juzgado por corromper a la juventud, este relato ya lo 
acusa y condena de semejante delito. Aristófanes que en ningún caso llegaría a imaginar 
la trascendencia del posicionamiento que toma en esta representación pública, acabo 
 
17 Blázquez 1993: 306. 
18 Ibídem 87. 
por realizar un experimento social de consecuencias posiblemente insospechadas. Con 
esta conclusión, no se quiere culpar al comediógrafo de las acciones que llevarían a la 
muerte más de veinte años después a Sócrates, pero si resaltar la trascendencia social 
que pudo tener la elección de un argumento cómico tan polémico. 
 
 
El advenimiento de la sofistica gracias a la llegada del racionalismo, el espíritu crítico y 
el escepticismo, trajo a la Grecia del siglo V a.C, nuevas ideas, las cuales, fueron 
espoleadas por sofistas como Protágoras que pretendían hacer al hombre la medida de 
todas las cosas. La moral divina debía ser sustituida por una moral humana, y los sabios 
debían dirigir el debate que concernía a la resolución de los problemas sociales. 
Desde el principio los sofistas dirigieron su actividad a la enseñanza de la oratoria, forma 
mediante la cual ganaban abundantes beneficios económicos. Laverdad no era ya lo 
mas importante, pero sí la habilidad retórica para ganar una discusión que antiguamente 
habría sido tratada de inmoral. Así, Sócrates, en Las Nubes, es un representante del 
nuevo gremio emergente. A todas luces, de manera equivoca, pues no se hacía pagar 
por sus lecciones ni tenía una escuela consagrada a su oficio, además desdeñaba labores 
propias de los sabios como la geometría, la astronomía o la física. Las razones que 
pudieron llevar al autor a elegir a Sócrates como el máximo exponente de los sofistas 
pueden ser varias según Bonet. 
En primer lugar, Sócrates era un auténtico maestro, pues en su entorno se rodeaba de 
jóvenes, a veces hijos de ricos, que acudían a escuchar sus enseñanzas. Además, la 
continua ejercitación de la duda como mecanismo de aprendizaje podía llevar al 
escepticismo religioso, a la injusticia, o la decapitación de la educación tradicional que 
tanto había favorecido los intereses de la ciudad en los años pretéritos. Por otro lado, 
Sócrates vivía en Atenas, a diferencia de otros sofistas que acudían como huéspedes a 
la ciudad, y se le podía ver diariamente en las plazas y calles de la ciudad. La ultima causa 
que señala Bonet, son sus modales y ademanes, fáciles de ridiculizar en una comedia. 
Finalmente, el comportamiento público de Sócrates, las extravagancias, el tono altivo 
con el que paseaba, el interrogatorio al que sometía a gente de todas las clases, pidiendo 
en último término un reconocimiento explícito de su ignorancia, todo ello, como 
veremos en algunos escritos de Diógenes Laercio, provocó en su contra un sentimiento 
de rechazo en un número importante de ciudadanos. A pesar de ello, y teniendo en 
cuenta las consecuencias que pudo tener, nos negamos a aceptar la postura de que 
Sócrates pecara de sofista, ya que se puede acusar claramente en Aristófanes un 
excesivo afán por querer usar recursos literarios exagerados y denigrantes con el único 
objetivo de embellecer la obra. 
Las indagaciones que de costumbre hacía en el ágora sobre todas las cosas que se le 
ocurrieran, le llevaron a ser víctima de violencias y escarnio, pero siendo como era de 
naturaleza fuerte las sobrellevaba con paciencia. Para Timón como suponemos que para 
muchos otros era un charlatán, inventor de sutiles razonamientos, inteligente e irónico, 
como consecuencia, algunos lo consideraban un gran retórico hasta el punto que los 
Treinta le prohibieron enseñar sus artes discursivas al público. (Diog. Laert, II, 19 -21). 
 
Sin embargo, después de verter sobre un Sócrates dramático toda la maldad, vamos a 
recordar puntos de vista que se pueden substraer de lecturas anteriores como el 
Banquete. La imagen que nos podemos hacer ahora del Sócrates histórico, alguien 
respetuoso y guardián de los intereses de la ciudad, tal como siempre mostro con su 
conducta ejemplar, en concordancia a sus deberes como ciudadano. Participó 
valientemente en la batalla de Anfípolis y cuando todos se retiraban corriendo, él se 
distinguió haciéndolo lentamente, ya que se daba la vuelta y vigilaba si venia algún 
atacante, también en la batalla de Potidea, donde se quedó sin inmutarse una noche 
entera de pie en la misma postura. Podría ser incluida entre otras grandes memorias 
atenienses como Temístocles, Pericles, Solón, Cécrope o Teseo. (Plato, Symp. 221 a –b 
y Lach. 181 b) (Diog. Laerti. II, 23) 
 
 Al alcanzar la gloria en algunos momentos de la guerra del Peloponeso es posible que 
se sintiera identificado con las victorias pasadas de la ciudad. Como Solón, Sócrates con 
su doctrina moral creía tener «el secreto de la paz, de la concordia , de la eunomia»19 Y 
cuando es necesario para la elevación de la ciudad ambos recurrieron a injuriar al 
pueblo, mostrándoles las necesidades desagradables. El final de la comedia deja en el 
aire el suceso pues Aristófanes no deja claro si Sócrates muere en las llamas de su casa, 
esta no es una muerte digna, pero esto no preocupaba a un comediógrafo cuya 
intención es hacer reír a su público. Mas honrada será su autentica muerte, elegida por 
el mismo en el 399 a.C, similar como cuenta Solón, a la muerte más feliz de todas, 
aquella que les sucedió a Cléobis y Bitón, aquellos jóvenes llevaron a su madre en carro 
un largo camino hasta el santuario de Hera, en Argos. Al llegar la madre pidió a la diosa 
que les diera un gran regalo, los jóvenes durmieron en el santuario y no volvieron a 
despertar. La muerte fue su premio, el mejor regalo que les podían regalar los dioses. La 
muerte como se verá, será en Sócrates no una recompensa, pero si un descanso bien 
merecido y esperado por él. Este tipo de sabiduría funesta se podría extender a los 
trágicos y por ende a muchos atenienses. 20 
 
EL JUICIO DE SEGÚN PLATÓN 
LA APOLOGÍA DE SÓCRATES 
La Apología de Sócrates de Platón es una de las fuentes principales para el conocimiento 
del juicio de Sócrates ya que, el pupilo, que ofreció pagar una fianza por conseguir la 
libertad de su maestro, se declaró testigo del suceso. Pero como dice Hansen, Platón es 
un poeta-filósofo y no podemos afirmar que su relato sea una descripción de la realidad. 
La versión de Platón sobre el juicio de su maestro trata de hacer una diferencia entre 
Sócrates y los sofistas, que, en este caso, son los mismos acusadores. Sócrates dice que 
no se tenga en cuenta más que una cosa en todo el discurso, que se diga la verdad, tanto 
oradores como jueces deben atender según aquel este principio y ningún otro. Platón a 
través de Sócrates en esta reconstrucción del juicio aclara que no tiene que defenderse 
solo de acusadores explícitos como Anito, también, debe hacerlo de otros que desde 
hace años le acusan in absentia, de creerse un sabio equiparable a los dioses. La 
acusación principal debía ser algo así: 
“… investigar las cosas subterráneas y celestes, hacer más fuerte el argumento más 
débil, y enseñar estas cosas a otros” 
 (Ap. 19 b) 
 
19 (Tovar 1947): 54. En este sentido Tovar sugiere que Sócrates pensara como Solón que la justicia tiene 
siempre una sanción divina y quien comete una maldad termina siempre por pagarla. 
20 Ibídem. 57 
Sócrates se defendió diciendo que él no había tratado sobre estos temas, pero tampoco 
los menospreciaba, ni cobrara dinero a los acompañantes que con el iban en sus 
conversaciones. 
A continuación, se cuenta la historia de cómo Querefonte fue al oráculo de Delfos a 
preguntar si había alguien más sabio que Sócrates, siendo su respuesta negativa, 
Sócrates busco entre los sabios a alguien para comprobar que el oráculo no se 
equivocaba. Unos y otros se creían conocedores de una verdad, la cual, no conocían, 
pero a diferencia de Sócrates reconocían tenerla. A la conclusión que fue llegando es 
que los que mayor reputación tenían menos se acercaban a lo que el dios establecía 
mientras que los que parecían inferiores más se parecían acercar a la sabiduría. Después 
de hablar con los políticos pensó que los más sabios serían los poetas, pero descubrió 
que la inspiración era similar al estado en el que los oráculos y adivinos practicaban su 
magia. Después se fue con los artesanos donde pensó que encontraría bellos 
conocimientos. Allí aprendió cosas maravillosas para él desconocidas, pero fallaban 
como los poetas en que creían conocer toda la sabiduría. Pero en estas investigaciones 
que hizo para refutar lo que predijo el oráculo obtuvo muchas enemistades sin llegar a 
ninguna conclusión clara pues él no se creía el más sabio. Otra forma en la que Sócrates 
gano enemistades fue la siguiente, como acostumbraba a preguntar y hablar con todo 
el mundo que se encontraba, pronto, los hijos de los ricos que tienen más tiempo libre 
empezaron a acompañarlo y como estos a menudo se divertían oyendo como 
examinaba a los hombres o le imitaban, al final aquellos se irritaban,es más, a veces, se 
inventaban que corrompía a la juventud. Ante la acusación de mostrar a los jóvenes 
nuevas divinidades ajenas a la ciudad se defendió ante Meleto según Platón como en 
todo el juicio con cierta habilidad de forma retórica. 
 
Sócrates enardecido, según Platón, dijo que si era condenado seria por la envidia y 
calumnia de los jueces, no por su culpabilidad. Al parecer no temía morir por una falsa 
acusación, y por obrar según la forma más justa tal como hizo Aquiles en la /Ilíada, quien 
sabiendo que iba a morir tras matar a Héctor no se amedrentó ante la muerte auspiciada 
por su propia madre Tetis. Además, dijo Sócrates en el juicio que cuando un ser es 
colocado en un lugar por propia voluntad o por alguien superior debe seguir en esa 
posición sin temer cosa alguna más que la deshonra. Así pues, como el dios Apolo lo 
colocó en una posición de sabiduría, él debía aceptarlo y tenía que estudiar la filosofía 
para conocerse más a sí mismo y a los otros (Ap. 25 e – 28 b). 
Del mismo modo que no tuvo miedo en las batallas de, Potidea, (429 a.C) Anfípolis, (422 
a.C) y Delión, (424 a.C) tampoco lo tiene ahora para decir la verdad ante el público que 
lo juzgará desfavorablemente, pues piensa que temer a la muerte es un sinsentido, ya 
que se debe temer aquello que se conoce que es malo, mientras que lo que ocurre en 
el Hades, bueno o malo, es desconocido para los vivos. Sócrates reconoce en el juicio 
que seguirá exhortando con sus preguntas a los atenieses, con el objetivo de que estos 
enriquezcan su alma para que encuentren la verdad y el conocimiento (Ap, 29 c - d), cosa 
que hará con gran diligencia siempre en pos de la virtud intentando evitar lo 
insignificante de las acciones tanto de jóvenes como de viejos, tanto de extranjeros 
como de atenienses. 
 
 Esto lo hará para convencerlos de que de la riqueza no se alcanzará la virtud sino que 
de la virtud vendrá la riqueza. Y si no quieren absolverlo que no lo hagan no cambiaría 
de opinión aunque la condenaran mil veces a muerte. (Ap, 30 b - c). Sus constantes 
admoniciones respecto a la virtud son reforzadas por el hecho de que nadie le paga por 
ellas viviendo felizmente en la pobreza. En el juicio contado por Platón recuerda que 
cuando los diez strategos fueron juzgados, estando él ejerciendo de prítano fue el único 
que se negó a su ejecución. 
Por dos razones, por favorecer la justicia y por no cometer actos impíos se arriesgó a ser 
arrestado y acusado, parece que lo que le da miedo es no obedecer a la divinidad a la 
que en ocasiones dice sentir, en ningún modo el acusado de la apología platónica 
muestra ningún temor a la muerte. Si es necesario por un bien mayor Sócrates actúa al 
margen de la ley de los hombres para favorecer el ejercicio de las leyes de la naturaleza. 
La abstracción de la palabra ley, nomos, dotándole de dos significados distintos y en 
confrontación está hecha en la modernidad, pero es más que probable que en la 
Antigüedad existiera como demuestran algunas obras de teatro que en realidad existía 
un problema con respecto al uso de la palabra. Tanto los defensores de las leyes de la 
ciudad, escritas y no escritas, como los que se posicionaran en su contra como Sócrates 
al lado de las leyes de la physis, basadas en último término en el respeto a la divinidad 
se valdrían del termino nomos para elevar la autoridad de su discurso. Por lo que se 
podría decir que este es neutro y no decanta la balanza sobre una justicia cívica o sobre 
una natural. Pero si lo hace Platón al declinar continuamente el termino dike, el cual, 
alude a una divinidad nueva asociada a la ciudad, hija de Zeus y de la titánide Temis. Del 
mismo modo que Platón personifica a su divinidad preferida Eros, en el Banquete, 
prefiere el uso del término dike, que podría ser asociado a una justicia de carácter más 
estatal, en vez de la palabra Temis, que se referiría a la propia divinidad, la cual, muy 
probablemente era más antigua que la del momento de elaboración de las leyes de la 
polis. 
 
Sócrates participó del gobierno de la ciudad como prítano, durante la democracia pero 
también, cuando posteriormente se instauró la oligarquía de los treinta de los tiranos. 
En este periodo se le mando traer al rico León el Salaminio y como Sócrates considerara 
injusta esta decisión, de nuevo decidió por cuenta propia no llevarla a cabo. Sin 
asustarse del régimen violento de los tiranos obró según su juicio, desobedeciendo las 
ordenes de Critias y Cármides, se fue a casa. Además, añade que si esta forma de 
gobierno no hubiera terminado quizas hubiera terminado muerto por ello. Es probable 
que Sócrates tuviera amistad con estos dos personajes pero Platón no lo deja entrever. 
 
En el siguiente pasaje del juicio, Sócrates se enorgullece de haber obrado y hablado 
igual delante tanto del rico como del pobre, del mismo modo tanto en público como 
en privado. De tal manera que a la gente le gusta su compañía por su capacidad de 
someter a examen a los que se creen sabios pero no lo son. 
 
Después de la votación que lo declara culpable por solo treinta votos de diferencia, 
Sócrates, que tiene derecho a hablar de nuevo para pedir una disminución de la pena, 
dice que quiere seguir instruyendo a los atenienses y que para mayor gloria de todos le 
dejen una manutención en el Pritaneo. Esto que podría ser entendido como una 
arrogancia por los jueces es visto por Sócrates como lo más correcto, pues él no se 
cree merecedor de ningún tipo de castigo, ni grande ni pequeño. Y como no teme a la 
muerte no pedirá la cárcel, una multa ni el destierro. Más bien, los atenienses sus 
conciudadanos tendrían que estar ya a estas alturas acostumbrados a soportar sus 
razonamientos por muy odiosos que parezcan (Ap. 36 a – 37 d). 
 Para terminar, Sócrates dirigiéndose a sus amigos, los jueces que votaron a favor de su 
absolución, se refiere a las señales que le manda su daimon, diciendo que han sido 
favorables y que en ningún momento ha desobedecido la intuición que le ha guiado 
hasta donde ha llegado. Y dado que la muerte es la transformación del alma que pasa a 
morar en otro lugar, o que en cambio nada le sucede a quien muere sino que dejar de 
existir, no es sino un bien encontrarse con ella. Para Sócrates todo sería una ganancia 
si en verdad llegara su alma al Hades y se encontrará con Minos, Eaco, Triptolemo, 
Radamanto, y los demás semidioses, o poetas, que tanto admira. Allí podría conocer a 
héroes como Ayax que también murió con una injusta sentencia, y pondría aprueba a 
quienes se creyeran los sabios del lugar, Odiseo, Agamenón, etc…. De modo que sin 
ninguna duda de ser condenado habiendo sido piadoso, no le esperaría sino la 
felicidad en el más allá. Para terminar, el Sócrates platónico pide a sus oyentes que 
cuando sus hijos crezcan sean interrogados y tratados como el hizo con ellos, para que 
no se preocupen de las riquezas más que de la virtud. Finalmente, deja caer una frase 
que resume toda su actitud y modo de entender el mundo absolutamente piadoso. 
 
“Es hora de marcharse, yo a morir y vosotros a seguir viviendo; ahora bien, quien de 
nosotros va a una mejor suerte, es incierto para todo el mundo, excepto para la 
divinidad” 
 
 (Ap. 42) 
CRITÓN ESPERANZADO 
En el dialogo platónico, Sócrates duerme relajadamente sin tener ninguna tribulación 
después, del dictamen de los jueces, lo cual sorprende a su amigo Critón, sin embargo, 
Sócrates le dice que a su edad no tiene de que preocuparse, pues va a cumplirse lo que 
los dioses quieran. Pero Critón le ofrece liberarlo de su celda con la ayuda de sus otros 
amigos, y pagando dinero a ciertos sicofantes,21 a pesar de arriesgarse a perder sus 
propiedades, sus riquezas o atenerse a otros castigos, quizás el ostracismo. Critón lo 
tiene todo pensado, muchos amigoshan traído dinero para la causa y tiene preparada 
en Tesalia un lugar en el que Sócrates vivirá sin molestias. A Critón no le preocupa 
únicamente la muerte de su querido amigo, también lo que pensará la gente al ver que 
sus amigos no ayudan a escapar a Sócrates cuando pueden hacerlo. Pero Sócrates no se 
preocupa de ello, y en cambio empieza una diatriba mayéutica mediante la cual quiere 
hacer ver a su amigo que no hay que hacer caso a la opinión de la mayoría sino de que 
dirá «… el entendido en las cosas justas e injustas; él es único y la verdad, la misma»22. 
Si nos trasladamos al momento en el que el oráculo de Delfos designó a Sócrates como 
el más sabio de todos, no tenemos por qué seguir indagando, el filósofo asume las 
consecuencias de su posición preeminente respetando la voluntad divina que exige su 
vida. Para añadir, Sócrates reclama que no basta con vivir, sino que hay que hacerlo 
 
21 Los sicofantes eran acusadores que generalmente trabajaban a sueldo para alguien que quería 
beneficiarse de una acusación pública mediante una denuncia de un acto ilegal, impío o contrario a las 
costumbres. Que la acusación fuera anónima acrecentaba las posibilidades de que se llevaran a cabo 
denuncias falsas pagadas por personas ricas interesadas en perjudicar a un individuo concreto. 
 
22 Prieto 2005: 93 
bien. Además, hablando con su amigo los dos se pondrán de acuerdo en que no hay que 
pagar una injusticia con otra, pues se señala que no hacerlo es oponerse a las leyes de 
la ciudad, lo cual, implica un ataque al conjunto de la comunidad que correría peligro de 
arruinarse. Aquí el Sócrates, de Platón hace una extrapolación inverosímil, pues él no 
cumplir un dictamen judicial es asemejado a no cumplir ninguna de las leyes de la 
ciudad, lo cual, sería un grave problema. No aceptar las leyes que rigen el matrimonio, 
o la educación ateniense sería un ataque al modus vivendi y a la tradición, lo cual sería 
muy reprochable. La patria es ensalzada en los siguientes apartados como lo más 
sagrado, un ente al que hay que obedecer, cumpliendo cada ciudadano con sus 
obligaciones, especialmente las militares.( Criti. 50 a- 51 e). En el discurso se hace notar 
la superioridad de la ciudad-estado sobre el individuo, lo cual, no puede ser de otra 
manera, en el espacio y época en que nos encontramos. Pero, Platón hace un abuso de 
la retórica para dejar a su maestro como un hombre irreprochablemente amante de la 
leyes de la ciudad, lo cual es difícil de confirmar pero también de desmentir. Para mayor 
inri se dice que si Sócrates huyera a otra ciudad bien legislada como Tebas, no causaría 
sino rechazo por ser el extranjero un destructor de leyes, sin poder mantener ya allí, que 
la justicia y las costumbres son lo más digno entre los hombres. Y en el caso de irse a 
Tesalia como le aconseja su amigo seguiría siendo culpable de burlar las leyes supremas, 
ya no podrá dedicarse como siempre hizo a su libertad y al desarrollo de la virtud, 
convirtiéndose en un siervo de sus anfitriones. Sin embargo, si asume su llegada al 
Hades se asegurará que sus hijos sean bien criados en la ciudad por sus amigos. Además, 
si asume con justicia su destino será recibido de buena gana en el Hades. 
 
LA VISIÓN DE JENOFONTE. 
SYMPOSIUM 
Como historiador Jenofonte ofrece una versión diferente de los hechos, nació en Atenas 
alrededor del 430 a.c., y lucho en las guerras del Peloponeso como caballero. Es posible 
que su interés por la ética y la pedagogía se deba a la influencia de su maestro. En el 403 
a.C., con el restablecimiento de la democracia tras la imposición oligárquica por parte 
de Esparta se va de la ciudad, ya sea por motivos políticos, económicos o una mezcla de 
los dos se acaba enrolado con el grupo de mercenarios griegos al mando del príncipe 
persa Ciro dispuesto a destronar a su hermano. Es posible que luchará del lado de 
Esparta en contra de sus compatriotas en la batalla de Coronea en el 394 a.c., por esta 
razón, o sencillamente por su amistad con los espartanos partió al exilio, momento en 
el que escribió la mayoría de su dilatada obra. En la Ciropedia expone sus ideas en favor 
de una monarquía sujeta a las leyes, posicionándose como muchos otros discípulos de 
Sócrates del lado de la tiranía. Es decir, un importante número de alumnos de Sócrates 
eran contrarios a la democracia. No se puede olvidar que fue una institución 
democrática la que termino con la vida de Sócrates, y que sus queridos discípulos 
sintieran desprecio por ella no es de extrañar. 
 
Jenofonte en su idea del hombre íntegro, ideal, esbozada en gran medida a través del 
propio Sócrates (Symp, I, 1), con el nombre de kalós kagathós, muestra la combinación 
de adjetivos que lo definen en la ética, la sociedad, y la política como persona 
incuestionable, algunos de ellos son la valentia, la piedad, la prudencia, el control de uno 
mismo…. Por utilizar el discurso (logos) y la conducta ( érgon) con coherencia y como 
ejemplo, como principios necesarios para alcanzar el grado superior de hombre ideal 
podemos aventurar que aquí es donde encontraríamos al hombre virtuoso, al que por 
otro camino, el de la filosofía platónica, se ha llegado anteriormente. Y es que Jenofonte 
y Platón debieron tener como máximo representante de este tipo de personalidad a su 
maestro Sócrates quien señala que cualquier persona, hasta una mujer podía dotarse 
de algunos de los atributos del kalós kagathós, como el coraje, o el equilibrio que una 
bailarina exhibe en el banquete ( Symp, II, 9 – 19). La moderación que debe aplicarse en 
cualquier circunstancia también sirve como cualidad para mostrar en la ocasión de la 
fiesta, siendo la mesura en la bebida del vino esencial para llevar a cabo una buena 
celebración. Más adelante, una cualidad insospechada es alabada por Sócrates, la 
pobreza, la cual no provoca disputas ni requiere de vigilancia ( Symp, III, 7 – 10). 
A su vez, de forma más o menos explícita, en los párrafos siguientes de la charla, se 
rechaza la riqueza y el poder como atributos susceptibles de minusvalorar. La 
conversación lleva al rico Calias a presumir de pagar a los jueces para que impartan 
justicia, lo que lleva a un enfadado Antistenes a reprocharle su conducta corrupta. Uno 
y otro personaje acostumbran a decir que no cambiarían ser “bellos” ni por el imperio 
del Gran Rey, lo cual muestra un gran interés por parte de todos los invitados al 
banquete por querer obtener la virtud que a lo largo de todo el pasaje se enseña como 
compañera inevitable de la belleza y del amor. (Symp, IV, 13 – 16) 
La piedad frente a los dioses es calificada por Hermogenes, como su mayor orgullo, 
obedecer sus designios y respetarlos en toda ocasión es su mayor placer, lo cual le 
parece a Sócrates otra de las cualidades que no deben faltar al kalós kagathós. 
Seguidamente el maestro Sócrates dice enorgullecerse de sus cualidades de proxeneta, 
pues asi puede hacer gratas a las personas para toda la ciudad, pero señala a Antistenes 
como el mejor preparado para este oficio. Ya que él, lo lleva a cabo con gran eficacia, 
pues puso en relación ha Calias, con el sofista Pródico, cuando a uno le faltaban 
conocimientos filosóficos y al otro le faltaba dinero, así hizo con más personas que se 
necesitaban unos a otros, y que podían desearse mutuamente. 23 Para Sócrates alguien 
así, podría conseguir que se hicieran amigas las ciudades concertando matrimonios 
justos, lo que traería una gran riqueza, por la abundancia de amigos, y de alianzas, como 
señala López este tipo de acciones redundarían en un beneficio en todos los ámbitos: 
personal, comunitario e internacional. 24 En esta posición, se pueden poner en armonía 
la filosofía platónica y la de Jenofonte, pues ambas aspiran a convivencia de la 
humanidad en paz, y la eunomia. En la última parte del Banquete, Jenofonte se 
complacerá demostrando que el valor del Amor Celestial, el que Platón asociaba a 
Afrodita

Continuar navegando