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Vida y muerte de Sócrates. Historia de un mito Alejandro Aranda Lasheras Dirigido por Laura Sancho Rocher FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS. GRADO EN HISTORIA CURSO 4.º GRUPO 1 Año académico 2020/2021 a) JUSTIFICACIÓN DEL TRABAJO La elección del tema de este trabajo tiene diversas causas, por un lado, explorar la vida y época de uno de los filósofos y personajes más ilustres e influyentes de la filosofía y la historia universal, por otro, intentar entender el pensamiento de Sócrates, una tarea difícil si se tienen en cuenta el discurrir de sus vivencias enmarcadas principalmente en el desarrollo de la guerra del Peloponeso. Un hecho que incuestionablemente marcó el modus vivendi, de todas las personas que vivieron en Grecia en este periodo del siglo V a.C., pues dicho conflicto fue entendido por los partícipes del mismo como el más grande e importante (en cuanto a recursos usados, años de conflicto, bajas, ...) sucedido hasta el momento. Ya que, no solo se enfrentaban griegos entre sí, con sus respectivos modelos políticos más o menos representativos, es decir, los lacedemonios a la cabeza de los partidarios de la oligarquía o un sistema claramente aristocrático, se enfrentaban contra los atenienses que llevaban décadas desarrollando prácticas democráticas, en tal situación unas y otras polis estaban aliadas o terminaron por acercarse a uno de los dos bandos. A este problema habría que sumar, quizás el detonante que hace de trasfondo al conflicto, la disputa por la hegemonía política en el Mediterráneo oriental, la cual había ampliado Atenas con el paso de los años tras la segunda guerra médica, llegando a convertirse en la potencia marítima más poderosa de la Hélade, formando probablemente la talasocracia más relevante del área desde la era minoica. Es decir, la vida de Sócrates hay que verla sobre todo entendiendo que en lo cotidiano de la vida griega se estaban produciendo cambios que afectaban a todas las esferas de la vida pública. No es de extrañar que, en este periodo, a lo largo de la vida de Sócrates, florecieran algunos de los escritores, filósofos, pensadores, e historiadores más importantes de la Grecia Clásica, algunos discípulos suyos: Sófocles, Eurípides, Platón, Jenofonte… Es por ello, que el tema resulta muy atractivo desde el punto de vista histórico, pues sin poder evitarlo se inmiscuye en uno de los periodos, tanto por el carácter de sus protagonistas, como por los hechos que acontecen, que marcan un punto de inflexión en la historia griega, europea y posiblemente de la humanidad. La escasez de fuentes directas sobre el tema, pues Sócrates se negaba al uso de la escritura para dejar huella de su filosofía, la cual al fin y al cabo no se diferenciaba en gran medida de su forma de vida, es otro punto a favor que atrae al historiador a la investigación sobre el asunto. En esta situación la interpretación de un determinado pasaje de un autor posterior puede dar lugar a nuevas perspectivas o a fortalecer las teorías, o argumentos tradicionales. b) OBJETIVOS Y PLANTEAMIENTO Uno de los primeros objetivos ha sido, en primer lugar, realizar una recopilación de las fuentes clásicas, en segundo lugar, he abordado la lectura de bibliografía moderna, no por tener una mayor preferencia por unas u otras o por ordenarlas según su importancia, sino, más bien, porque me resulta personalmente más fácil, como inexperto en el tema, primero leer la exposición directa que se hace sobre determinados sucesos y después de tener una idea general poder enriquecerla, debatirla, compararla o refutarla, con los análisis actuales. Algunas de las preguntas iniciales fueron: ¿Es posible reconstruir actualmente el pensamiento de Sócrates y de su época? ¿Quién era Sócrates? ¿Dónde vivía? ¿Qué sucedió durante su época? ¿De qué condición social era? ¿Cómo afectó su filosofía y forma de pensar a sus iguales? ¿Y a sus discípulos? ¿Cuáles fueron sus hitos políticos y sociales? ¿Y sus fracasos? ¿Qué ocurrió para que Sócrates fuera llevado a juicio? ¿Fue el juicio de Sócrates justo según los cánones tradicionales de la época? ¿O fue una venganza por su influencia indirecta durante el gobierno de los oligarcas del final de la guerra del Peloponeso? ¿Cuáles de sus discípulos siguieron fieles a su filosofía? ¿Hubo quien se aprovechó de su influencia en su beneficio? etc… c) MÉTODO. Como ya se ha adelantado, el método de trabajo ha consistido en hacer un acercamiento inicial a las lecturas clásicas. En el trabajo se valorará la importancia de, Las Nubes, comedia de Aristófanes, en la cual Sócrates es uno de los protagonistas. En ella, algunos rasgos de la personalidad del filósofo están claramente exagerados, llevados en la representación teatral intencionadamente al límite, de modo que no parecen comparables a los de la mayor parte de las fuentes. Voy a mencionar a Diógenes Laercio, pues desde mi punto de vista tiene una gran capacidad para captar ciertos sentimientos de los que otras obras carecen, en cuanto a la vida de Sócrates se refiere. En sus escritos dota a la narración de muchas y diversas historias que, aunque inconexas muestran el carácter del filósofo, en ese sentido, me parece que el uso de las fuentes tradicionales es fundamental para el desarrollo de cualquier análisis histórico, lo cual no implica minusvalorar a los historiadores modernos. De cualquier forma, Laercio es un biógrafo romano de época imperial por lo que su distancia de los hechos y de la época es demasiado dilatada, pero por suerte se han conservado otros escritos que aluden directamente a Sócrates. Resulta interesante la obra de Jenofonte con el que también Sócrates compartía amistad no solo por su Apología, también por Memorabilia, Helénicas o Symposium. Del mismo modo ocurre con Platón que realiza en sus Diálogos una exhaustiva descripción del juicio, la cual, más allá de su verosimilitud exacta muestra su personalidad, haciendo hincapié en su rebeldía y en su capacidad de transgredir ciertas normas de conducta. Aunque parezca contradictorio la trasgresión de algunas formalidades no impide al filósofo hacer una reverencia a las costumbres y creencias antiguas tal como muestra el primer Diálogo platónico o los escritos del redactor de la Anábasis. A continuación, se ha pasado a entender el Banquete para algunos autores, obra de referencia para comprender la personalidad de Sócrates, para otros autores, el filósofo es un mero portavoz de las ideas platónicas, las cuales son expuestas detalladamente. Uno de los historiadores más innovadores e interesantes a la hora de realizar el presente trabajo ha sido Herman Hansen cuyos escritos servirán como referencia esencial para la reconstrucción de ciertos aspectos del juicio. Para la estructuración del escenario político y social de la época, así como para el acercamiento al Sócrates histórico ha sido de gran ayuda la obra de Stone, El Juicio de Sócrates. Para el pensamiento de Sócrates es interesante la obra de Solana, por ser una lectura muy reciente y sintética en cuanto al tema que trata, como señala su título Mas allá de la ciudad: El pensamiento político de Sócrates. En cuanto a la estructura del presente trabajo se ha optado por dividirlo en distintos apartados. Así, se ha optado por hacer un análisis temático, dividiéndolo en tres capítulos: Sócrates en el siglo V a.C. (contextualización histórica, filosofía política, personalidad, leyendas y relatos), en cuanto al juicio se ha considerado la visión de Platón y la reconstrucción de Jenofonte. Esta decisión tiene mayor sentido si se tiene en cuenta que la historiografía moderna considera que Jenofonte no había leído la obra de Platón antes de escribir su Apología de Sócrates1. Se van a usar estas dos versiones principalmente a sabiendas de que existen otros escritos menores y fragmentos referentes al maestro ateniense comolos de Libanio, Lisias, Demetrio del Falero, Teodectes de Faselis, y Plutarco. En un último apartado se terminará con algunas interpretaciones, influencia posterior y conclusiones. El trabajo por su escasa amplitud y por sus diversas características temáticas pretende ser una síntesis que combine la vida con la época de Sócrates de ningún modo capaz de competir con las amplísimas obras especificas escritas hasta la fecha y de las cuales se nutrirá. d) DESARROLLO Y EXPOSICIÓN. INTRODUCCIÓN Con el objetivo de enmarcar históricamente la vida de Sócrates se pretende hacer un repaso de los acontecimientos más importantes sobre historia política, también, de las creencias religiosas, filosofía, moral, costumbres y aspectos económicos que definen el comportamiento de los ciudadanos atenienses, dicha fisonomía social era compartida, en gran medida, por las ciudades de Grecia, como es sabido, todas tenían unas características culturales compartidas. En primer lugar, la organización política, basada en las polis, como centros legítimos e independientes de poder hacía de Grecia un lugar único para el desarrollo de las capacidades del polites, (ciudadano), categoría social que permitía a quien la ostentaba participar, en mayor o menor medida, según las particularidades de la ciudad en cuestión, de las decisiones de la koinonía (comunidad), que Aristóteles definiría como una asociación de hombres libres, en la que los gobernantes son los mismos que los gobernados2. Además, los seres humanos eran los únicos animales que tenían el logos, (palabra, discurso, razón…), y así se podía distinguir lo bueno de lo malo, la justicia de la injusticia, lo conveniente de lo que no lo era, es decir, en última instancia, podían discernir en sus Asambleas lo que parecía beneficioso en cada caso. Como se discutirá más adelante, uno de los puntos a debatir es si Sócrates estaba a favor de esta forma de organización política, o por el contrario la rechazaba, Stone piensa que ni el, ni sus discípulos estaban de acuerdo con ella. Las argumentaciones en las que se basa no parecen lo suficientemente sólidos y una de las 1Hansen 1995: 12 - 13. 2 Stone 1988: 16 -18 tareas del siguiente trabajo pretende refutar o confirmar esta idea. Estamos de acuerdo en que la ciudadanía se dividía entre quienes defendían un sistema de gobierno democrático y quienes preferían uno oligárquico pero ambos modelos ofrecían una serie de instituciones comunes, dependiendo de la amplitud de la ciudadanía, (Asamblea, Consejo, Magistraturas), la otra opción era la tiranía que otorgará todo el poder a un individuo. Para Sócrates que nunca se adhirió a ninguna de las tendencias es posible que resultará más atractivo el gobierno de los que saben, el poder de los filósofos, que luego defenderá su discípulo Platón en la Republica. Para empezar una investigación de la vida de Sócrates, habría que entender su juventud trascurrida en el siglo V. a.C. La civilización griega, cuya influencia se extiende desde las costas de Asia Menor hasta la Península itálica está bajo dominio de unas mismas ideas y creencias religiosas, así lo muestran las constantes visitas que los antiguos hacían al centro religioso más importante de Grecia, el oráculo de Delfos, la construcción de potentes templos, o los continuos rituales y sacrificios diarios, mensuales y/o anuales que se hacían en honor de los diferentes dioses etc... Bien entendidas las prácticas cultuales son una abstracción espiritual, movida por una fuerza interior, pero con manifestaciones diversas, y como no, con múltiples interpretaciones y formas de revelarse públicamente en la Grecia Antigua. Desde los Juegos Olímpicos hasta las representaciones teatrales, los actos públicos eran actos consagrados a los dioses en los cuales se seguían protocolos rituales aceptados por toda la comunidad. Dentro de esta trascendencia individual pero también colectiva se desarrolló el culto a los héroes, ninfas, númenes... Y es que, en la Apología de Sócrates platónica, Sócrates dará una importancia crucial a una divinidad inferior por la que él se siente invadido, un daimon, que guía su forma de actuar. Atenas donde vivía Sócrates, era la ciudad más rica, prospera y democrática de Grecia, además, lugar principal de veneración de la diosa Atenea, diosa de la sabiduría. Pero, en cualquier caso, no era la divinidad única o las más alabada en la ciudad. La mitología griega es muy vasta, innumerables númenes descubiertos por la interpretación de los textos clásicos así lo demuestran. También, es muy posible que otros espíritus o divinidades menores no encontrados también estuvieran en la mentalidad, espiritualidad e idiosincrasia de la época. De todos modos, no hay que minusvalorar las interferencias que otras religiones indoeuropeas, incluso asiáticas, lugares donde se tenían creencias distintas y practicaban rituales ancestrales diferentes, como el chamanismo dominante en Asia central, pudieron ejercer en el desarrollo de la adivinación y los trances oraculares que como veremos aparecerán en algunos relatos de la vida de Sócrates. No se puede dejar de repetir que la vida en común que practicaban implicaba aceptar un sistema de valores, creencias y ejercicios públicos que afectaban directamente al desarrollo de las actividades políticas, sociales y económicas de una polis. Una tradición ancestral descrita en la Teogonía de Hesíodo y en los versos de Homero guiaba la piedad que un individuo debía mantener frente a sí mismo, la comunidad, y sobre todo con respecto a los dioses. El culto griego alcanzaba uno de sus puntos culminantes en el sacrificio, siendo este acto precedido o seguido de oraciones, juramentos, invocaciones, y libaciones en honor de la divinidad. Se pedía así la protección de los dioses de la ciudad y se celebraba en un banquete comunitario en el que se compartía la comida y la bebida entre los ciudadanos, mientras que la grasa y los huesos eran quemados, así, el humo se elevaba como alimento para el Olimpo. Los dioses y daimones eran poderes que se manifestaban en la tierra, los primeros, en mayor o menor medida eran dueños del destino humano, los segundos, deidades que hacían de guía espiritual a un individuo en ocasiones concretas. 3 Por un lado, se seguía un calendario religioso basado en las estaciones del año donde se celebraban festividades diversas, siendo una de las más importantes las Panateneas, por otro, se veneraban divinidades especificas dentro de un contexto familiar particular. En Atenas, la autoridad máxima en asuntos religiosos era desde el derrocamiento de la monarquía el arconte basileus quien, en última instancia, vigilaba las prohibiciones y perseguía los casos de impiedad, este último delito es anunciado como acusación en el juicio de Sócrates. Además, es posible que se le pretendiera señalar, aunque, sin duda de forma errónea de no celebrar los ritos públicos. Otro aspecto por descubrir es si el proceso de trance, inspiración o hipnosis autoinducida, mediante el cual se entraba en contacto con lo sagrado, implicado en la adivinación délfica se usó en otros lugares de culto distintos al templo de Apolo o las ceremonias de Eleusis. Hay que tener en cuenta que el ritual en el que se induce al éxtasis, como posiblemente hacían las pitias, suele tener consecuencias sociales, a pesar de que se realice para obtener una respuesta de los dioses. Todo el enigma que concierne al oráculo queda aún más desdibujado si se tienen en cuenta las variaciones rituales que durante siglos pudieron afectarle. Un grupo de sacerdotes, locales o quizás componentes de la liga délfica, posiblemente aristócratas, podrían interpretar o trascribir la respuesta de la pitonisa4. Es posible que de esta forma intencionada se otorgara equilibrio a la comunidad perteneciente a la Liga Anfictiónica con sede en Delfos. Ya sean personas privadaso estados concretos, los visitantes parecían quedar satisfechos tras su viaje al oráculo. La tranquilidad espiritual que dejaba a sus partícipes tal como muestran, también, los misterios de Eleusis, refleja la función social integradora que supone contactar con la divinidad 5, del mismo modo que puede hacerlo la resolución de una asamblea. Habría que estudiar qué diferencias hay entre los distintos modos de mantener la paz interna en una comunidad. Las prácticas democráticas son un paso evolucionado de mantener la cohesión del grupo, así su fortaleza y coherencia interna incrementan su capacidad de desarrollo social, político y económico a la vez que se complican las instituciones y las relaciones sociales, tal como ocurrió en la Atenas del siglo V a.C. Pero como ya se ha dicho, el desarrollo político debió ser acompañado de un ritual amplio como el de las comunidades democráticas de la Antigüedad y un respeto de las costumbres incontestable. Algunos de estos aspectos 3 McPherran 1996: 20 – 27. Si se quiere observar la relevancia del daimon en la mentalidad griega: Mito y tragedia en la Grecia Antigua de Jean – Pierre Vernant. 4Scott 2015:.31 – 50. 5 La obra de Wasson, El camino a Eleusis: una solución al enigma de los misterios, en la que también participó el científico Albert Hoffman, muestra los pasos que sigue el ceremonial de los misterios eleusinos y el estado de trance en el que se precipitan los iniciados una vez involucrados en las acciones que lo constituyen. Lo sagrado de la experiencia queda reflejado en la dura represión que exigía la ley ateniense para quien descubriera los secretos que encubría la ceremonia. McPherran 1966: 23. eran consciente o inconscientemente conocidos, y respetados por Sócrates, pero, a la vez, y paradójicamente fueron posiblemente puestos en duda por el mismo. En cualquier caso, estamos hablando de la Atenas de Sócrates, lugar donde se desarrolló la democracia en confrontación con tendencias oligárquicas CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA: SÓCRATES HIJO DE ATENAS. Para Zeller, en el siglo V a.C,6 dos elementos trascendentales elevaron el espíritu griego por encima del de cualquier otro pueblo: el heroísmo guerrero, adquirido por el triunfo en las guerras médicas, y la eclosión del alma artística perfectamente reflejada en los monumentos construidos en la ciudad de Atenas o en el extraordinario desarrollo de las artes dramáticas. La virtud guerrera había sido trasmitida por el mito de la guerra Troya, y ahora se convertía en una experiencia real en una guerra decisiva por la supervivencia de la civilización griega en contraposición al poderío del imperio persa. El arte griego no se limitaba a la construcción de visibles construcciones perfectibles por el ojo, sino que también supuso la introducción de diversos saberes intelectuales, como la filosofía y la oratoria que pronto se difundieron por las ciudades helenas entre Sicilia y Mileto, adquiriendo especial interés el territorio que ocupaba un lugar intermedio entre ambos polos, el Ática. 7 Sócrates era joven cuando Pericles, distinguido por sus habilidades como líder, y el más prestigioso orador de Atenas, reelegido quince veces como strategos hasta su muerte, en el 429 a.c, dio su discurso fúnebre en honor al valor de los atenienses muertos en los combates iniciales de la guerra contra Esparta. Según lo que se desprende de los discursos que Tucídides redacta en nombre de Pericles, el líder ateniense habría sido no solo el máximo exponente de la política ateniense en la segunda mitad del siglo V a.C, también sería uno de los mayores defensores de una conciencia cívica ateniense propia, basada en la defensa de la patria y de los intereses de la ciudad. El ciudadano ideal ateniense se haría participe de la política de la ciudad y por tanto del gobierno de la misma, como contrapartida este individuo se sacrificaría luchando en la guerra por su familia y sus conciudadanos. Diversos autores coinciden en que los antiguos valores homéricos como la arete, son en gran medida reclamados y democratizados en el discurso de Pericles. La excelencia, seguir un comportamiento digno y virtuoso, sirve de referencia para los demás ciudadanos, por lo que se acaba por instaurar un modelo de ciudadano social ejemplar. De esta forma, el cuerpo entero de ciudadanos puede ser elevado al rango de héroe, semejante categoría se había limitado a los grandes guerreros, aristócratas y héroes de la épica tradicional tal como muestra la Ilíada. Esta nueva forma de expresión necesitó ser espoleada lingüísticamente lo cual se conseguirá gracias al desarrollo paulatino de la retórica. Por otro lado, esta nueva forma de declaración ciudadana es acompañada de un ceremonial fúnebre público, en el que los cuerpos de los fallecidos eran llevados en procesión por la ciudad con los familiares de los mismos haciendo de acompañantes, de esta manera, el muerto que dio su vida por la ciudad es el protagonista de un rito religioso de clara trascendencia política. De esta manera, la muerte hace de ruptura entre cualquier otro tipo de distinción, ya no importa el linaje, la riqueza, o el prestigio de la familia aristocrática o no de los guerreros, lo que 6 Zeller 1955: 7 – 12. marca la diferencia ahora es dar la vida por los valores e intereses de la ciudad. El final de la ceremonia se desarrolla fuera de los muros de la ciudad, donde los héroes son enterrados en jardines. 8 Otro punto de discusión seria investigar hasta qué punto este ritual cívico en el que podríamos incluir el discurso fúnebre amplio las ideas democráticas. Es muy probable que Sócrates hubiese presenciando el discurso fúnebre de Pericles, en cuyo caso sería útil valorar, si fuera posible, la impresión que le causó.9 En el discurso, Atenas se distingue como la ciudad mejor preparada para liderar a los griegos, por sus leyes, y la práctica de la democracia se busca colocar sobre todo por encima del sistema institucional de Esparta considerado de inferior calidad. Aunque el discurso es una idealización de la ciudad con exageraciones se vislumbran las aspiraciones e intereses de la misma. Se ensalzan las antiguas victorias de Atenas, además, se alaban las instituciones democráticas creadas por sus grandes legisladores, incluso se presume del sometimiento a tributo de Atenas a otras ciudades-estado del Mediterráneo Oriental después de la derrota persa en las guerras médicas10. Pericles quiere hacer reflexionar a su público sobre lo que ocurrirá si pierden la guerra, lo cual difícilmente pasaría pues Atenas está dotado del mejor sistema de gobierno, según Tucídides «aquel en el que la administración del gobierno recae en manos de muchos y no de pocos» etimológicamente, el pueblo, demos con el poder, kratos. La igualdad ante la ley es un hecho pero no todos optan a la misma libertad política que en última instancia depende del status económico del ciudadano condicionado este por el valor de su renta. Pero en líneas generales el ciudadano cuenta con un abanico amplio de participación en el gobierno, con su voto en la asamblea, la capacidad de acceder a cargos públicos, su posible participación en el consejo de la Boulé, o, por ejemplo, su voto en los juicios populares. Junto con la alabanza a la ley escrita se presupone un incondicional respeto a las leyes tradicionales, admirar a los dioses, respeto a los padres, hospitalidad con los extraños etc…En Atenas en mayor o menor medida todos los ciudadanos se preocupan de sus propios asuntos, pero también de los de la ciudad, en cuyo caso deben actuar conforme a una intachable virtud cívica, si alguien no hacía uso de sus derechos políticos se convertía en un personaje inútil para los intereses de la polis y en algunos sectores de la ciudadanía alguien al que sería necesario reprocharle su comportamiento. Sócrates,en los años que trascurren tras la muerte de Pericles, al 8 Colaico 2001: 75 – 76. Esta tradición era antigua, pero según Tucídides, se hizo una excepción en la batalla de Maratón, siendo los combatientes enterrados en el mismo campo de batalla. La importancia que en la Antigüedad se daba al linaje y a las hazañas de los antepasados debió seguir siendo sustancial, a pesar de producirse cambios en el sistema de gobierno. Estos cambios en el espíritu de la época son interesantes si se comprenden dentro del desarrollo de la democracia radical que durante cierto periodo dominará el gobierno de la ciudad y a la cual, no se sabe si Sócrates se adscribía. Como se verá luego, Sócrates actuó con gran responsabilidad y libertad siendo miembro de la Pritania en un momento trascendental. 9 De todas maneras, el comportamiento ejemplar que las fuentes señalan en las acciones guerreras de Sócrates durante el conflicto con Esparta y sus aliados parece avalar la posibilidad de que el filósofo se sintiera atraído por un discurso que no se diferenciaría demasiado de su comportamiento. 10 Rocher 2012: 114 – 116. Periodo en el que Atenas extendió su soberanía en el Egeo a través del dominio marítimo, gracias al incremento de su flota, los atenienses expandieron su arché, es decir, su hegemonía sobre ciertos estados que pasaban a formar parte de la Liga de Delos. inicio de la guerra irá tomando posiciones en esta dirección, pero, nunca dejará de lado sus obligaciones morales como ciudadano. La bravura de los atenienses en la guerra es indiscutible pero no se hace notar sin una previa valoración de las consecuencias que implican una acción militar. Pericles dice que los atenienses tienen en cuenta los dolores y los placeres a los que se puede llegar, en tal caso, no suelen rehuir el peligro. El orador presume de continuar con los valores de la épica homérica en su educación ciudadana pero ahora revalorizados con instituciones democráticas, pretende así ser ejemplo para toda Grecia. Los héroes míticos movidos por el egoísmo que se adentraron en Troya como Aquiles son comparados con la multitud de soldados que luchan unidos por la gloria de Atenas. Los primeros luchaban por la gloria individual mientras que los segundos lo hacían por el mantenimiento de su ciudad, su hogar y su familia. Para Pericles, igual que para muchos atenieses, un servicio público realizado con valentía puede hacer desaparecer acciones injuriosas en el ámbito privado, (Thuc. II, 42). En el Menéxeno de Platón se dibuja a un Sócrates incrédulo de la retórica de Pericles capaz de desmitificar su famosa oración fúnebre, pero nada hace pensar que el filósofo pensará que el rhétor, vocablo atribuido a un líder u orador preeminente, se equivocará en sus discursos o que abusará de la sofistica. En ningún momento se puede pensar que Sócrates anduviera en contra del pensamiento de Pericles, al menos en su juventud. El líder Alcmeónida destacó como político a la vez que desarrollo su carrera militar, alcanzado buena parte de su prestigio por la eficacia de las sus exitosas campañas militares, siendo capaz de convencer a la mayoría de la ciudadanía de sus intenciones apelando con mucha frecuencia a las emociones y sentimientos en común. Pero no solo eso, como el mismo Jenofonte pone en boca de su maestro Sócrates, (Mem, III,6) los aspirantes a politikos deben conocer los asuntos, económicos, militares y diplomáticos, mejor que el resto de ciudadanos. La afirmación de Jenofonte hace creer al lector que Sócrates estaba de acuerdo con la política llevada a cabo por Pericles, algo que tampoco podemos asegurar. AMBIENTE MORAL EN EL SIGLO V. a.C. LA RÉPUBLICA DE PLATÓN A continuación, se va a realizar una breve valoración de la filosofía moral de Sócrates atendiendo a los escritos platónicos. Para Solana, Sócrates marca punto y aparte en la filosofía griega, en cuanto a pensamiento moral se refiere. El filósofo contrapone la idea tradicional de la justicia griega homérica a la suya propia. A través de la Republica de Platón se transmite la idea antigua sobre lo justo haciendo comparaciones con la vida en el Hades. 11 La tradición congeniaba la justicia con la antigua ley de talión, a cada cual se le debe lo que se merece, dicho de otro modo, a los amigos lo bueno, a los enemigos lo malo. Esta es una de las características que define la justicia en la Antigüedad, de diferentes formas, los pueblos circundantes de las civilizaciones precedentes se valían de distinta manera de este método. En la era micénica, el combate singular, tal como 11 Luciano de Samósata realiza en sus obras como Dialogo de los muertos constantes alusiones a este tema, en cualquier caso, los protagonistas principales pasan a ser cínicos como Diógenes, los herederos más fieles, por influjo de Antístenes, a la filosofía socrática. muestran algunos pasajes de la Ilíada y la arqueología, era un elemento trascendental no solo en la impartición de justicia, también, en la política, la cual se dirimía con facilidad en los cauces de la lucha. Pero volviendo a la lectura platónica, Sócrates hablando con Céfalo pregunta, ¿qué pasaría con un amigo que se ha vuelto loco? ¿tendría que ser tratado del mismo modo que si no lo estuviera?, otro ejemplo similar, es si debe haber la misma justicia en todas las circunstancias, o hay que tener en cuenta muchos aspectos como la guerra, en la que, de forma discontinua, aunque estructural se veían sumergidas las polis griegas de la Antigüedad, siendo el siglo V a.C, y IV a.C claros ejemplos de ello. Por ello, es lógico pensar que el pensamiento filosófico y las concepciones de la justicia de Sócrates estaban determinados, en última instancia por la visión que tenía el mismo de la propia Grecia de su época y como hombre no ajeno a los asuntos públicos de Atenas, tendente a absorber los cambios legales, sociales, económicos e ideas dentro de la coyuntura que hacia fluir la política exterior de la ciudad. ¿Era factible tratar en la guerra con la misma justicia a un aliado que a un enemigo? La moral fue un campo de estudio ampliamente trabajado por Sócrates de ahí su infinito interés por desarrollar una filosofía práctica. En el próximo apartado se pretende dilucidar al menos la génesis, según Platón del desarrollo de una filosofía moral socrática. EL BANQUETE PLATÓNICO. ¿ES DIOTIMA LA INVENTORA DE LA MORAL SÓCRATICA? Para algunos autores el Banquete además de ser una obra maestra de la literatura y filosofía universal es un tratado que muestra la personalidad de Sócrates. Por otro lado, es posible que la narración del Banquete no sea más que algo parecido a un mito popular, que en su época corrió por las calles y que Platón lo reproduce por escrito. En ese sentido, uno de los enigmas es el personaje de Diotima, la sacerdotisa del templo de Mantinea, un personaje clave para entender el pensamiento de Sócrates, esta mujer parece ser alguien real, basándonos en que Platón no utiliza entre sus múltiples recursos literarios la invención de personajes nuevos que enriquezcan la narración. Pero como dice Martinez lo más importante no tiene que ser la realidad o no de la existencia del personaje sino lo que dice. 12 En un punto sí parecen estar de acuerdo los estudiosos, el tema de la obra es el elogio a la personalidad socrática. La verdad es que al comienzo del dialogo se produce una disertación sobre cuál es la fuerza de la naturaleza más potente, la divinidad elegida entre los protagonistas es Eros, por ser esta según Hesíodo, el dios cósmico primordial, este dios es tan poderoso que puede traer consigo todos los bienes pero también lo contrario, toda la maldad, la felicidad a la vez que la desgracia.13 12Martinez 1981: 152 - 162. Así lo han creído escritores antiguosy modernos como Luciano, Proclo, Dión Crisóstomo, o Kranz. Del mismo modo que Aspasia habría enseñado en gran medida los artificios de la política a Pericles, una mujer, Diotima, le muestra la sabiduría a Sócrates. 13 Ibídem. 210 – 220. A continuación, se hace referencia a la contraposición entre Afrodita Urania, como la diosa celeste ligada a los procesos amorosos más potentes, los cuales intervienen en el alma, y la Afrodita Pandemos , la cual se relaciona con los placeres corporales, en este aspecto, el amor es lo que se busca y es virtuoso que así se haga mientras se haga bien, es decir no dejando predominar al vulgar sobre el espiritual. Cuidando la estrecha relación y el equilibrio que guarda una persona consigo misma y con los seres amados se alcanzará la virtud. En otros términos, el “eros” musical se consigue equilibrando armonía y Para Aristófanes, el amor es el deseo de unirse con el ser amado, el cual, se puede encontrar si se está reconciliado con la divinidad. Tanto hombres como mujeres pueden alcanzar la felicidad si encuentran al ser que responde a sus aspiraciones. Para Agatón, Eros es la más joven e importante de las divinidades teniendo como morada las almas de los dioses y los humanos, se pasea con mayor facilidad entre los blandos de modo que cuando encuentra a alguien con un duro temperamento se marcha. Por ello, es alguien delicado afín a los lugares en que habita. Es el más sutil de todos, pues es capaz de entrar y salir inadvertido en el alma de cada ser. Pero Eros no comete injusticias contra nadie ni tampoco se le puede tratar a él injustamente, ni él se sirve de la violencia ni nadie puede usarla contra él, pues todos le obedecen de buena gana. Nadie puede ser vencido por él, ni siquiera Ares que está dominado por el amor ha Afrodita. Aquí vemos como el próximo dialogante se sirve también de la mitología para mostrar la superioridad de Eros, quien trae la calma en altamar, el sueño en la inquietud, admirado por los dioses, codiciado por los que no lo tienen, cuidadoso con los buenos, despreocupado de los malos…. Cuando en el dialogo le llega el turno a Sócrates lo primero que hace es caracterizar al amor como algo contradictorio, pues se suele desear, amar o querer, algo que no se tiene, y cuando algo se posee, uno se despreocupa y lo deja de amar. Un claro ejemplo de ello se puede sacar de la propia mitología griega. Orfeo había perdido a su mujer y con el deseo de recuperarla se hunde en un largo y peligroso viaje hacia el infierno, donde tiene que conseguir que sus guardianes, Caronte y Cerbero le dejan pasar, para finalmente convencer a Hades y Perséfone de que se pueda llevar a su amada con los vivos. La pérdida de interés, la despreocupación, o el olvido tras la costosa recuperación de la amada le hicieron perderla para siempre, este pasaje es una muestra de la grandeza de la debilidad humana que desde la antigüedad quedó reflejada en los mitos.14 En este punto se pone en duda todo lo que los interlocutores anteriores han dicho, pues Sócrates ya no defiende que el amor sea bello y bueno siempre, lo cual tampoco implica que sea feo y malo, tal como explica Diotima en el recuerdo de Sócrates en una conversación en la que se pondrá en duda la misma existencia del dios Eros. Si el dios no es bueno y bello, tampoco es feliz, por lo que en estas condiciones no puede ser un dios, por lo que Diotima lo cataloga como algo intermedio entre lo mortal y lo inmortal, un daimon, según muchos estudiosos se podría traducir como una divinidad inferior. Un espíritu que anda entre lo divino y lo mortal. La sacerdotisa en este punto dice que el daimon comunica e interpreta las cosas de los hombres para decírselas a los dioses y al revés, a través de ritos humanos y de recompensas divinas. Pero Eros no es un numen cualquiera sino el más importante, “ está en medio de unos y otros, llenando el vacío ritmo. Y lo mismo ocurre dice Euriximaco en muchas cosas humanas y divinas, lo bueno es el equilibrio entre lo frio y lo caliente, lo húmedo y lo seco. Por todo ello, el Eros Uranio que ordena el universo debe ser venerado en toda acción tanto en relación con los vivos como con los muertos. Más adelante se quejará Aristofanes de la escasez de templos relacionados con el culto de este dios. 14 El dios del inframundo le pone solo una condición para poder salir los dos con vida, que él no mire hacia atrás en ningún momento para asegurarse de que esta su amada. Empezaron a caminar hablando por el sendero de vuelta y después de un placentero camino de vuelta, en el último segundo Orfeo se giró cuando Eurídice aún tenía un pie en los límites ctónicos. Leer: El mito de Orfeo de Rivera Leoón entre ambos, de suerte que todo está unido” (Symp, 180 A – 200 B) . Gracias a él, funciona el arte de los sacerdotes, la adivinación, la mantica y la magia. Es decir, todas las cosas que no tienen explicación racional están relacionadas con la intervención de Eros. El ser humano no tiene relación directa con los dioses, sino que interactúa a través de este espíritu. Platón ahora a través del dialogo de Sócrates, convierte a Eros engendrado en una fiesta de Afrodita, en hijo de Poros, (Oportunidad) y Penia (Pobreza). En estas condiciones en contra de lo dicho anteriormente, Eros es duro, pobre, va descalzo y no tiene casa, duerme en el suelo y va al borde de los caminos, siempre está en busca de lo bello y lo bueno, es valiente, audaz y activo, buen cazador, y sabio en muchos recursos, gran mago, hechicero y sofista, esta descripción la acerca un poco a la de un personaje, el pícaro. Lo que consigue se le escapa por fuerza de su madre, ya que no puede ser rico, pero lo vuelve a recuperar gracias a la naturaleza de su padre, pasando con rapidez de la abundancia a la escasez y al revés. Según Diotima, la sabiduría es amada solo por los que no son ni del todo ignorantes ni sabios, es decir, los que se encuentran en un punto medio como Eros, quien no se encuentra entre los sabios y bellos como los dioses, pero si los busca de continuo. Como ya se ha dicho Diotima dice que quien haga suyas las cosas buenas, será feliz. Cada uno se dedica a el de una forma distinta, con negocios, la gimnasia, amor a la sabiduría, pero a nadie se le dice que está enamorado. El amor queda definido por Sócrates como el deseo de poseer siempre el bien. Y la procreación de la belleza tanto en cuerpo como en alma es el resultado del mismo sentimiento. El impulso de creación se encuentra en todos los hombres y lo quiere hacer en lo bello no en lo feo. La creación entre el hombre y la mujer es la reproducción, lo cual, hace inmortal al ser humano que es mortal. Así pues, la Belleza, es divinizada comporandose con Ilitia, la diosa de los nacimientos y de las mismas Moiras que tejen la vida humana. El amor pasa a ser “de la generación y creación en lo bello” (Symp 206 B – E). La creación es como el amor, eterno e inmortal. La inmortalidad se consigue a través de la procreación según Diotima esta es la razón por la cual los progenitores de todas las especies defienden a sus crías, luchando hasta la muerte si es necesario. Diotima enseña a Sócrates que el amor a la inmortalidad puede ser tanto respecto al cuerpo con la procreación como respecto al alma a través de la búsqueda de la virtud, tanto a través de la obtención de hijos que procuran felicidad como de la búsqueda del bien común en las familias y ciudades utilizando la mesura y la justicia. La inmortalidad la reflejaron Homero, y Hesíodo en sus creaciones poéticas, igual que Licurgo y Solón con sus leyes. En esta última parte observamos más que un reflejo del pensamiento socrático una visión de la idea del bien y la perfección según Platón. Pero se percibe un gusto importante por lo bueno ( kagathós) y lo bello ( kalós), aspectos que por un influjo muy probablemente de la filosofía socrática se repetirán enel modo de entender la conducta un aristócrata perfecto en Jenofonte (Symp, I, 1). A continuación, Platón a través de Diotima le dice a Sócrates que debe iniciarse en el amor, y le explica cómo debe hacerlo, primero amando todos los cuerpos bellos para después considerar más valiosa el alma que el cuerpo, tomando la belleza corporal como algo insignificante. Así, Sócrates llega a la conclusión, gracias a Diotima, de que por medio de Eros se alcanza la sabiduría y a través de él, la belleza. Más allá de que estas conversaciones o similares se produjeran o no en la realidad, Platón atribuye, en primer lugar, a su maestro la reinterpretación de la tradición religiosa y en relación con lo anterior, indica la forma de asumir los valores éticos que implica colocando en una elevada posición a la virtud. Esta virtud socrática alcanza todos los aspectos de la vida, desde el buen funcionamiento de las familias hasta el correcto devenir de la ciudad, provocando necesariamente en el sujeto una libertad basada en la responsabilidad. Libertad que será confundida con el libertinaje en las Nubes de Aristófanes. LAS NUBES CONTRA SÓCRATES. Para comprender al menos en cierta medida, la imagen que un número importante de atenienses tenían de Sócrates es necesario recurrir a Las Nubes, una de las comedias más famosas de Aristófanes. Ya sea por la influencia que la obra pudo tener sobre el público, por el influjo que la sociedad ateniense dejó en la mentalidad del comediógrafo en el momento en que se decidió a crear y enseñar su obra, o por una mezcla sinérgica de ambas causas, se puede señalar a Las Nubes, como una obra que no dejó indiferentes a sus receptores, entre los que se puede incluir al mismo Sócrates. La comedia ática, podría ser una derivación de la megárica que convirtió en aspectos poéticos, determinados elementos estrictamente religiosos relacionados con el culto a Dionisos. Y en general, la comedia de Aristófanes, suele incluir a un personaje grotesco que pretende ayudar al mundo de una dificultad, después, el coro le acompaña en su tarea o se opone furiosamente a él, durante el desarrollo de la acción se suelen producir cantos, en forma de burla y en honor a los dioses. La comedia había introducido a mediados del siglo V a.C innovaciones diversas como la inclusión de temas de índole social. Hasta la caída de Atenas en el 404 a.C, época de oro de la comedia, se hicieron frecuentes en el argumento parodias de temas políticos. Las Nubes, donde Sócrates aparece como uno de los protagonistas fueron representadas en el 423 a.C, durante la celebración de las Grandes Dionisias. La elaboración que quedó en último lugar, hay que entenderla dentro de su contexto histórico, momento en el que la sátira política provocaba un hastió creciente en un público cansado por ocho años de guerra. En dicha circunstancia tanto atenienses como lacedemonios deseaban reconciliarse, tal como muestra la tregua de un año que el general Laquete conseguía y la posterior firma en el 421 a.C de la paz de Nicias. En estas circunstancias el autor decidirá cargar contra un grupo emergente que él considera peligroso, los sofistas, personas de poco fiar que destruyen las creencias y costumbres tradicionales. 15 La comedia comienza con las lamentaciones de Estrepsíades, un campesino que se queja de las deudas que tiene, en parte por culpa de su hijo, Fidípides, que gasta el dinero de la familia en caballos y sus enseres. Para solucionarlo quiere enviar a su hijo a aprender con los sabios el arte de la retórica, pues cree que si lo consigue será capaz de defender cualquier postura por injusta que sea. Así, sirviéndose de viles razonamientos podrá ser capaz de resistirse al pago de las deudas que debe. Ante la negativa de Fidípides, quien no quiere dejar su gusto por los caballos, el propio Estrepsíades se dispone a aprender de los sabios. A continuación, comienza una conversación aparentemente ilustrativa, pero en esencia ridícula con un discípulo de Sócrates. Estrepsíades se deja encantar con 15Bonet 1969: 8 – 39 explicaciones extravagantes, antes de que Aristófanes ridiculice aún más a Sócrates, pero el ingenuo campesino se sigue sorprendiendo por la supuesta sabiduría del personaje. Estrepsíades con su pensamiento práctico da soluciones simples a los interrogantes con los que se encuentra, por ejemplo, los filósofos miran el suelo, para él están buscando cebollas, mientras que para el discípulo de Sócrates están observando el Tártaro. Lo cómico de la escena se basa en la oposición dada entre el pensamiento simplista del campesino y la filosofía exagerada de los sabios. La disonancia es tan grande que Estrepsíades confunde todos los conceptos nuevos que aprende. Estrepsíades asombrado piensa continuamente cosas distintas a las del discípulo y relaciona erróneamente sus enseñanzas con la política exterior de Atenas; la conquista de Pilos, la toma de Mitilene, o la rebelión de Eubea. A todas luces, Aristófanes, procede a la ridiculización de las enseñanzas sofísticas y después, carga contra la figura de Sócrates, quien cuelga hilarante de una cesta en el aire para acercarse torpemente a los dioses que moran en el cielo. La caricaturización de la sofistica se realiza sobre la persona de Sócrates que es representada como el colmo no solo del mal sabio, sino también como alguien carente de raciocinio. Alguien que pretende iniciar en el arte de la oratoria a su discípulo en una especie de rito mágico, (Nub. I, 260), en el que se invocan a divinidades imprevisibles como Éter, Nubes, o Aire. Para asombro y satisfacción de un público que busca reírse, las Nubes aparecen en el Coro y Estrepsíades queda asombrado, mientras Sócrates le explica las virtudes que las Nubes proporcionan a los sabios; dialéctica, entendimiento, fanfarronería…. Para el Sócrates aristofánico ellas alimentan a los adivinos, a los sabios, a los que conocen el arte de la medicina, a holgazanes, y otros ociosos que las veneran. Y ellas, convertidas en mujeres, solo escuchan a los inteligentes como Pródico, el sofista de Quíos, o al altivo Sócrates que las señala como las únicas divinidades (Nub. I, 365), negando la existencia de Zeus, quien no es capaz de traer la lluvia sin la previa llegada de unas nubes, tampoco es el portador del trueno, un fenómeno de naturaleza esencialmente nubosa. Luego, Sócrates explica el fenómeno de la lluvia como un hecho meteorológico basado en el torbellino en el que no participa Zeus ni ninguna de las divinidades tradicionales sino el Éter, en realidad, dichas teorías se atribuyen a filósofos presocráticos como Anaxágoras y Demócrito. 16 De modo análogo explica el ruido del rayo que lo compara con una flatulencia. En esta encrucijada, Estrepsíades promete no volver a realizar peticiones, sacrificios ni libaciones a los antiguos dioses. Dicho lo cual, el Coro de nubes, concede a Estrepsíades aquello que pide, manejar el arte de la oratoria. A cambio de ello, se ofrece incondicionalmente a la voluntad de las Nubes, con tal de huir de las deudas, para convertirse en lo que una parte no desdeñable de atenienses debía tener entendido por sofista: audaz, charlatán, temerario, intrépido, desvergonzado, costal de mentiras, improvisador, trillado en los pleitos, tabla de la ley, crótalo, zorro, truhan, flexible como correa, solapado, impuro, versátil, desaborido, grosero. (Nub. I, 440) De esta manera, todos estos adjetivos peyorativos se vierten sobre la imagen de Sócrates que aparece desvirtuada, allí se entremezclan aspectos auténticos y falsos de su propia personalidad. Para mayor exageración aristofánica la misma “Respiración”, o 16 Ibídem 64. “Caos” son divinidadesatribuidas a las creencias de Sócrates, que se añaden al repertorio de nuevos dioses del “verdadero” panteón, que ocupará ahora en la comedia el lugar del antiguo. Después de la aparición de las Nubes, Estrepsíades, que ha adquirido desde el comienzo de la comedia el arquetipo de hombre rústico y supersticioso se propone resolver sus problemas económicos a través de procedimientos mágicos o totalmente estrafalarios, como capturar a la luna a través de una hechicera tesalia. El discurrir del tiempo era inevitablemente la causa principal que obligaba al deudor a pagar el préstamo que debía, dadas las circunstancias el secuestro de la luna es la ocurrencia más original que se le ocurre para evitar el paso de los días. El Sócrates aristofánico lo pone a prueba de nuevo y lo coloca en situaciones diversas, por una parte, en la suposición de ser sentenciado a pagar una multa, en tal situación, el ingenioso Estrepsíades dice que la borraría torpemente con un cristal de droguista, por otro lado, se le pregunta que haría si se viera en un juicio sin testigos en el momento previo a ser condenado, a lo que responde totalmente abrumado que se ahorcaría. Ante el fracaso de su habilidad oratoria las Nubes proponen a Fidípides, su hijo como aprendiz, pero ni mucho menos son diosas benefactoras porque cuando Estrepsíades sale de escena le aconsejan a Sócrates que exprima al máximo la situación, se entiende que en beneficio del propio Sócrates que quiere adquirir dinero por su trabajo. Fidípides al enterarse de las nuevas creencias que ha adoptado su padre lo trata por un loco y se piensa si ir a los tribunales. Pero finalmente van a casa de Sócrates de donde salen discutiendo acaloradamente dos alegorías: el Argumento Justo y el Argumento Injusto. El A. J se dispone a defender la antigua educación llevada a cabo sobre los jóvenes atenienses, basada en la moderación y la rectitud, esta pedagogía enseñaba principios musicales u oraciones a los dioses, incluyendo procedimientos autoritarios como bofetadas para quien osara interrumpir la labor de las Musas. Además, pone intención en resaltar el pudor con el que se llevaban a cabo acciones ordinarias que parece que ahora se realizan sin ningún pudor y con lascivia. Se cuidaban las buenas formas en los banquetes, lugares en los que no se reía a carcajadas y se era respetuoso. En cambio, ahora se teme mostrar el sexo durante la danza de las Panateneas en vez de cuidarse de la ira de la diosa. EL A. J insta al joven Fidípides a que aprenda de él, así se convertirá en un caballero, no se acercará al ágora, se avergonzará de las causas deshonestas, evitará las groserías con sus padres o ir detrás de las bailarinas, pasará los ratos libres en el gimnasio sin perder el tiempo en habladurías, mantendrá un aspecto físico gratificante…. Por el contrario, si opta por la otra opción, será convencido de que lo vergonzoso es honorable. En efecto, la educación ateniense tradicional incluía una serie de ritos iniciáticos resumidos en la ephebia aquí los jóvenes atenienses de forma análoga a la agoge espartana, aunque de manera menos violenta eran instruidos para su vida adulta. Al entrar en la fratria se les pedía una ofrenda de pelo, y seguidamente era apartado de su familia y la comunidad durante dos años, desterrado a la frontera recibe en estas regiones un adiestramiento militar que lo prepara para convertirse en un hoplita al servicio de la ciudad. Al finalizar el adiestramiento se realizaban distintos ritos entre los que se incluye una procesión hacia el santuario de Atenea en el Falero protagonizado por dos muchachos vestidos de mujer, o la celebración de juegos atléticos entre miembros de las distintas tribus. El ceremonial de estas manifestaciones tenia entre otros objetivos visualizar la antítesis existente entre lo femenino y lo masculino. Razón por la cual se exigía entre la ciudadanía un comportamiento viril ejemplar, rechazándose de forma generalizada, al menos según la tradición, un comportamiento afeminado dentro del sexo masculino. 17En esta dirección parece moverse Sócrates en el Banquete de Jenofonte cuando Calias propone perfumar a los invitados, ya que se niega en rotundo diciendo que las mujeres tienen que vestirse y oler como les corresponde a su sexo y los hombres deben cumplir del mismo modo. De manera que las mujeres pueden oler a perfumes, a menos que estén recién casadas, pues ¿para que lo necesitarían en ese caso? Y los hombres deben oler al aceite de los gimnasios. En este sentido el olor a los aceites resulta más gratificante que el de una mujer, dado que es más noble el olor a fatiga de un hombre libre (Symp. II, 3 – 4) El A. I, reconoce que quiere desbaratar cualquier idea de justicia y ley. En primer lugar, pregunta al A. J, ¿qué maldad hay en tomar baños calientes? a lo que es respondido que aquello atrae la cobardía, sin embargo, el A.I tiene algo que responder, pues a las fuentes de aguas termales se les llama “baños de Heracles”. 18 Seguidamente defiende la oratoria aludiendo a la necesaria sabiduría de Néstor en la Ilíada como instrumento necesario para llevar a cabo la conquista de Troya. También, le recuerda las privaciones tanto sexuales como alimenticias a las que tendrá que abstenerse si opta por la educación antigua. Entonces, ante las continuas intempestivas del A. I, el A. J se rinde y entra a casa de Sócrates, persona sobre la que de forma directa e indirecta se han ido vertiendo a lo largo de la comedia determinados vicios, ahora incurre el último, lo cual se veía venir, ser el depositario de los argumentos injustos. Ahora puede ser apreciado por el público como el máximo exponente de la sofística. Para concluir, pasado un tiempo, Fidípides vuelve a casa portando consigo el arte de la oratoria y por despreciar su padre unos versos de Eurípides, que prefiere al antiguo Esquilo, termina por maltratarlo, pegarle y jactarse de no cumplir ninguna de las leyes establecidas. Ahora que ha aprendido la capacidad meditar, y razonar por sí mismo cree que es justo castigar a su padre y se justifica diciendo que Estrepsíades le pegaba a el de niño. Por si fuera poco, también, amenaza con pegar a su madre. En esta ocasión, Estrepsíades implora a las Nubes cual es la razón del maltrato que está recibiendo. Ellas reconocen que lo han precipitado conscientemente a la desgracia por no temer lo suficiente a los dioses, pero Fidípides que ha aceptado todos los postulados del Sócrates aristofánico se niega a dejar su posición y reconocer la autoridad de Zeus. Malhumorado por todos los sucesos Estrepsíades se decide a quemar la casa de Sócrates, con todos sus inquilinos dentro. Años antes de que Sócrates fuera juzgado por corromper a la juventud, este relato ya lo acusa y condena de semejante delito. Aristófanes que en ningún caso llegaría a imaginar la trascendencia del posicionamiento que toma en esta representación pública, acabo 17 Blázquez 1993: 306. 18 Ibídem 87. por realizar un experimento social de consecuencias posiblemente insospechadas. Con esta conclusión, no se quiere culpar al comediógrafo de las acciones que llevarían a la muerte más de veinte años después a Sócrates, pero si resaltar la trascendencia social que pudo tener la elección de un argumento cómico tan polémico. El advenimiento de la sofistica gracias a la llegada del racionalismo, el espíritu crítico y el escepticismo, trajo a la Grecia del siglo V a.C, nuevas ideas, las cuales, fueron espoleadas por sofistas como Protágoras que pretendían hacer al hombre la medida de todas las cosas. La moral divina debía ser sustituida por una moral humana, y los sabios debían dirigir el debate que concernía a la resolución de los problemas sociales. Desde el principio los sofistas dirigieron su actividad a la enseñanza de la oratoria, forma mediante la cual ganaban abundantes beneficios económicos. Laverdad no era ya lo mas importante, pero sí la habilidad retórica para ganar una discusión que antiguamente habría sido tratada de inmoral. Así, Sócrates, en Las Nubes, es un representante del nuevo gremio emergente. A todas luces, de manera equivoca, pues no se hacía pagar por sus lecciones ni tenía una escuela consagrada a su oficio, además desdeñaba labores propias de los sabios como la geometría, la astronomía o la física. Las razones que pudieron llevar al autor a elegir a Sócrates como el máximo exponente de los sofistas pueden ser varias según Bonet. En primer lugar, Sócrates era un auténtico maestro, pues en su entorno se rodeaba de jóvenes, a veces hijos de ricos, que acudían a escuchar sus enseñanzas. Además, la continua ejercitación de la duda como mecanismo de aprendizaje podía llevar al escepticismo religioso, a la injusticia, o la decapitación de la educación tradicional que tanto había favorecido los intereses de la ciudad en los años pretéritos. Por otro lado, Sócrates vivía en Atenas, a diferencia de otros sofistas que acudían como huéspedes a la ciudad, y se le podía ver diariamente en las plazas y calles de la ciudad. La ultima causa que señala Bonet, son sus modales y ademanes, fáciles de ridiculizar en una comedia. Finalmente, el comportamiento público de Sócrates, las extravagancias, el tono altivo con el que paseaba, el interrogatorio al que sometía a gente de todas las clases, pidiendo en último término un reconocimiento explícito de su ignorancia, todo ello, como veremos en algunos escritos de Diógenes Laercio, provocó en su contra un sentimiento de rechazo en un número importante de ciudadanos. A pesar de ello, y teniendo en cuenta las consecuencias que pudo tener, nos negamos a aceptar la postura de que Sócrates pecara de sofista, ya que se puede acusar claramente en Aristófanes un excesivo afán por querer usar recursos literarios exagerados y denigrantes con el único objetivo de embellecer la obra. Las indagaciones que de costumbre hacía en el ágora sobre todas las cosas que se le ocurrieran, le llevaron a ser víctima de violencias y escarnio, pero siendo como era de naturaleza fuerte las sobrellevaba con paciencia. Para Timón como suponemos que para muchos otros era un charlatán, inventor de sutiles razonamientos, inteligente e irónico, como consecuencia, algunos lo consideraban un gran retórico hasta el punto que los Treinta le prohibieron enseñar sus artes discursivas al público. (Diog. Laert, II, 19 -21). Sin embargo, después de verter sobre un Sócrates dramático toda la maldad, vamos a recordar puntos de vista que se pueden substraer de lecturas anteriores como el Banquete. La imagen que nos podemos hacer ahora del Sócrates histórico, alguien respetuoso y guardián de los intereses de la ciudad, tal como siempre mostro con su conducta ejemplar, en concordancia a sus deberes como ciudadano. Participó valientemente en la batalla de Anfípolis y cuando todos se retiraban corriendo, él se distinguió haciéndolo lentamente, ya que se daba la vuelta y vigilaba si venia algún atacante, también en la batalla de Potidea, donde se quedó sin inmutarse una noche entera de pie en la misma postura. Podría ser incluida entre otras grandes memorias atenienses como Temístocles, Pericles, Solón, Cécrope o Teseo. (Plato, Symp. 221 a –b y Lach. 181 b) (Diog. Laerti. II, 23) Al alcanzar la gloria en algunos momentos de la guerra del Peloponeso es posible que se sintiera identificado con las victorias pasadas de la ciudad. Como Solón, Sócrates con su doctrina moral creía tener «el secreto de la paz, de la concordia , de la eunomia»19 Y cuando es necesario para la elevación de la ciudad ambos recurrieron a injuriar al pueblo, mostrándoles las necesidades desagradables. El final de la comedia deja en el aire el suceso pues Aristófanes no deja claro si Sócrates muere en las llamas de su casa, esta no es una muerte digna, pero esto no preocupaba a un comediógrafo cuya intención es hacer reír a su público. Mas honrada será su autentica muerte, elegida por el mismo en el 399 a.C, similar como cuenta Solón, a la muerte más feliz de todas, aquella que les sucedió a Cléobis y Bitón, aquellos jóvenes llevaron a su madre en carro un largo camino hasta el santuario de Hera, en Argos. Al llegar la madre pidió a la diosa que les diera un gran regalo, los jóvenes durmieron en el santuario y no volvieron a despertar. La muerte fue su premio, el mejor regalo que les podían regalar los dioses. La muerte como se verá, será en Sócrates no una recompensa, pero si un descanso bien merecido y esperado por él. Este tipo de sabiduría funesta se podría extender a los trágicos y por ende a muchos atenienses. 20 EL JUICIO DE SEGÚN PLATÓN LA APOLOGÍA DE SÓCRATES La Apología de Sócrates de Platón es una de las fuentes principales para el conocimiento del juicio de Sócrates ya que, el pupilo, que ofreció pagar una fianza por conseguir la libertad de su maestro, se declaró testigo del suceso. Pero como dice Hansen, Platón es un poeta-filósofo y no podemos afirmar que su relato sea una descripción de la realidad. La versión de Platón sobre el juicio de su maestro trata de hacer una diferencia entre Sócrates y los sofistas, que, en este caso, son los mismos acusadores. Sócrates dice que no se tenga en cuenta más que una cosa en todo el discurso, que se diga la verdad, tanto oradores como jueces deben atender según aquel este principio y ningún otro. Platón a través de Sócrates en esta reconstrucción del juicio aclara que no tiene que defenderse solo de acusadores explícitos como Anito, también, debe hacerlo de otros que desde hace años le acusan in absentia, de creerse un sabio equiparable a los dioses. La acusación principal debía ser algo así: “… investigar las cosas subterráneas y celestes, hacer más fuerte el argumento más débil, y enseñar estas cosas a otros” (Ap. 19 b) 19 (Tovar 1947): 54. En este sentido Tovar sugiere que Sócrates pensara como Solón que la justicia tiene siempre una sanción divina y quien comete una maldad termina siempre por pagarla. 20 Ibídem. 57 Sócrates se defendió diciendo que él no había tratado sobre estos temas, pero tampoco los menospreciaba, ni cobrara dinero a los acompañantes que con el iban en sus conversaciones. A continuación, se cuenta la historia de cómo Querefonte fue al oráculo de Delfos a preguntar si había alguien más sabio que Sócrates, siendo su respuesta negativa, Sócrates busco entre los sabios a alguien para comprobar que el oráculo no se equivocaba. Unos y otros se creían conocedores de una verdad, la cual, no conocían, pero a diferencia de Sócrates reconocían tenerla. A la conclusión que fue llegando es que los que mayor reputación tenían menos se acercaban a lo que el dios establecía mientras que los que parecían inferiores más se parecían acercar a la sabiduría. Después de hablar con los políticos pensó que los más sabios serían los poetas, pero descubrió que la inspiración era similar al estado en el que los oráculos y adivinos practicaban su magia. Después se fue con los artesanos donde pensó que encontraría bellos conocimientos. Allí aprendió cosas maravillosas para él desconocidas, pero fallaban como los poetas en que creían conocer toda la sabiduría. Pero en estas investigaciones que hizo para refutar lo que predijo el oráculo obtuvo muchas enemistades sin llegar a ninguna conclusión clara pues él no se creía el más sabio. Otra forma en la que Sócrates gano enemistades fue la siguiente, como acostumbraba a preguntar y hablar con todo el mundo que se encontraba, pronto, los hijos de los ricos que tienen más tiempo libre empezaron a acompañarlo y como estos a menudo se divertían oyendo como examinaba a los hombres o le imitaban, al final aquellos se irritaban,es más, a veces, se inventaban que corrompía a la juventud. Ante la acusación de mostrar a los jóvenes nuevas divinidades ajenas a la ciudad se defendió ante Meleto según Platón como en todo el juicio con cierta habilidad de forma retórica. Sócrates enardecido, según Platón, dijo que si era condenado seria por la envidia y calumnia de los jueces, no por su culpabilidad. Al parecer no temía morir por una falsa acusación, y por obrar según la forma más justa tal como hizo Aquiles en la /Ilíada, quien sabiendo que iba a morir tras matar a Héctor no se amedrentó ante la muerte auspiciada por su propia madre Tetis. Además, dijo Sócrates en el juicio que cuando un ser es colocado en un lugar por propia voluntad o por alguien superior debe seguir en esa posición sin temer cosa alguna más que la deshonra. Así pues, como el dios Apolo lo colocó en una posición de sabiduría, él debía aceptarlo y tenía que estudiar la filosofía para conocerse más a sí mismo y a los otros (Ap. 25 e – 28 b). Del mismo modo que no tuvo miedo en las batallas de, Potidea, (429 a.C) Anfípolis, (422 a.C) y Delión, (424 a.C) tampoco lo tiene ahora para decir la verdad ante el público que lo juzgará desfavorablemente, pues piensa que temer a la muerte es un sinsentido, ya que se debe temer aquello que se conoce que es malo, mientras que lo que ocurre en el Hades, bueno o malo, es desconocido para los vivos. Sócrates reconoce en el juicio que seguirá exhortando con sus preguntas a los atenieses, con el objetivo de que estos enriquezcan su alma para que encuentren la verdad y el conocimiento (Ap, 29 c - d), cosa que hará con gran diligencia siempre en pos de la virtud intentando evitar lo insignificante de las acciones tanto de jóvenes como de viejos, tanto de extranjeros como de atenienses. Esto lo hará para convencerlos de que de la riqueza no se alcanzará la virtud sino que de la virtud vendrá la riqueza. Y si no quieren absolverlo que no lo hagan no cambiaría de opinión aunque la condenaran mil veces a muerte. (Ap, 30 b - c). Sus constantes admoniciones respecto a la virtud son reforzadas por el hecho de que nadie le paga por ellas viviendo felizmente en la pobreza. En el juicio contado por Platón recuerda que cuando los diez strategos fueron juzgados, estando él ejerciendo de prítano fue el único que se negó a su ejecución. Por dos razones, por favorecer la justicia y por no cometer actos impíos se arriesgó a ser arrestado y acusado, parece que lo que le da miedo es no obedecer a la divinidad a la que en ocasiones dice sentir, en ningún modo el acusado de la apología platónica muestra ningún temor a la muerte. Si es necesario por un bien mayor Sócrates actúa al margen de la ley de los hombres para favorecer el ejercicio de las leyes de la naturaleza. La abstracción de la palabra ley, nomos, dotándole de dos significados distintos y en confrontación está hecha en la modernidad, pero es más que probable que en la Antigüedad existiera como demuestran algunas obras de teatro que en realidad existía un problema con respecto al uso de la palabra. Tanto los defensores de las leyes de la ciudad, escritas y no escritas, como los que se posicionaran en su contra como Sócrates al lado de las leyes de la physis, basadas en último término en el respeto a la divinidad se valdrían del termino nomos para elevar la autoridad de su discurso. Por lo que se podría decir que este es neutro y no decanta la balanza sobre una justicia cívica o sobre una natural. Pero si lo hace Platón al declinar continuamente el termino dike, el cual, alude a una divinidad nueva asociada a la ciudad, hija de Zeus y de la titánide Temis. Del mismo modo que Platón personifica a su divinidad preferida Eros, en el Banquete, prefiere el uso del término dike, que podría ser asociado a una justicia de carácter más estatal, en vez de la palabra Temis, que se referiría a la propia divinidad, la cual, muy probablemente era más antigua que la del momento de elaboración de las leyes de la polis. Sócrates participó del gobierno de la ciudad como prítano, durante la democracia pero también, cuando posteriormente se instauró la oligarquía de los treinta de los tiranos. En este periodo se le mando traer al rico León el Salaminio y como Sócrates considerara injusta esta decisión, de nuevo decidió por cuenta propia no llevarla a cabo. Sin asustarse del régimen violento de los tiranos obró según su juicio, desobedeciendo las ordenes de Critias y Cármides, se fue a casa. Además, añade que si esta forma de gobierno no hubiera terminado quizas hubiera terminado muerto por ello. Es probable que Sócrates tuviera amistad con estos dos personajes pero Platón no lo deja entrever. En el siguiente pasaje del juicio, Sócrates se enorgullece de haber obrado y hablado igual delante tanto del rico como del pobre, del mismo modo tanto en público como en privado. De tal manera que a la gente le gusta su compañía por su capacidad de someter a examen a los que se creen sabios pero no lo son. Después de la votación que lo declara culpable por solo treinta votos de diferencia, Sócrates, que tiene derecho a hablar de nuevo para pedir una disminución de la pena, dice que quiere seguir instruyendo a los atenienses y que para mayor gloria de todos le dejen una manutención en el Pritaneo. Esto que podría ser entendido como una arrogancia por los jueces es visto por Sócrates como lo más correcto, pues él no se cree merecedor de ningún tipo de castigo, ni grande ni pequeño. Y como no teme a la muerte no pedirá la cárcel, una multa ni el destierro. Más bien, los atenienses sus conciudadanos tendrían que estar ya a estas alturas acostumbrados a soportar sus razonamientos por muy odiosos que parezcan (Ap. 36 a – 37 d). Para terminar, Sócrates dirigiéndose a sus amigos, los jueces que votaron a favor de su absolución, se refiere a las señales que le manda su daimon, diciendo que han sido favorables y que en ningún momento ha desobedecido la intuición que le ha guiado hasta donde ha llegado. Y dado que la muerte es la transformación del alma que pasa a morar en otro lugar, o que en cambio nada le sucede a quien muere sino que dejar de existir, no es sino un bien encontrarse con ella. Para Sócrates todo sería una ganancia si en verdad llegara su alma al Hades y se encontrará con Minos, Eaco, Triptolemo, Radamanto, y los demás semidioses, o poetas, que tanto admira. Allí podría conocer a héroes como Ayax que también murió con una injusta sentencia, y pondría aprueba a quienes se creyeran los sabios del lugar, Odiseo, Agamenón, etc…. De modo que sin ninguna duda de ser condenado habiendo sido piadoso, no le esperaría sino la felicidad en el más allá. Para terminar, el Sócrates platónico pide a sus oyentes que cuando sus hijos crezcan sean interrogados y tratados como el hizo con ellos, para que no se preocupen de las riquezas más que de la virtud. Finalmente, deja caer una frase que resume toda su actitud y modo de entender el mundo absolutamente piadoso. “Es hora de marcharse, yo a morir y vosotros a seguir viviendo; ahora bien, quien de nosotros va a una mejor suerte, es incierto para todo el mundo, excepto para la divinidad” (Ap. 42) CRITÓN ESPERANZADO En el dialogo platónico, Sócrates duerme relajadamente sin tener ninguna tribulación después, del dictamen de los jueces, lo cual sorprende a su amigo Critón, sin embargo, Sócrates le dice que a su edad no tiene de que preocuparse, pues va a cumplirse lo que los dioses quieran. Pero Critón le ofrece liberarlo de su celda con la ayuda de sus otros amigos, y pagando dinero a ciertos sicofantes,21 a pesar de arriesgarse a perder sus propiedades, sus riquezas o atenerse a otros castigos, quizás el ostracismo. Critón lo tiene todo pensado, muchos amigoshan traído dinero para la causa y tiene preparada en Tesalia un lugar en el que Sócrates vivirá sin molestias. A Critón no le preocupa únicamente la muerte de su querido amigo, también lo que pensará la gente al ver que sus amigos no ayudan a escapar a Sócrates cuando pueden hacerlo. Pero Sócrates no se preocupa de ello, y en cambio empieza una diatriba mayéutica mediante la cual quiere hacer ver a su amigo que no hay que hacer caso a la opinión de la mayoría sino de que dirá «… el entendido en las cosas justas e injustas; él es único y la verdad, la misma»22. Si nos trasladamos al momento en el que el oráculo de Delfos designó a Sócrates como el más sabio de todos, no tenemos por qué seguir indagando, el filósofo asume las consecuencias de su posición preeminente respetando la voluntad divina que exige su vida. Para añadir, Sócrates reclama que no basta con vivir, sino que hay que hacerlo 21 Los sicofantes eran acusadores que generalmente trabajaban a sueldo para alguien que quería beneficiarse de una acusación pública mediante una denuncia de un acto ilegal, impío o contrario a las costumbres. Que la acusación fuera anónima acrecentaba las posibilidades de que se llevaran a cabo denuncias falsas pagadas por personas ricas interesadas en perjudicar a un individuo concreto. 22 Prieto 2005: 93 bien. Además, hablando con su amigo los dos se pondrán de acuerdo en que no hay que pagar una injusticia con otra, pues se señala que no hacerlo es oponerse a las leyes de la ciudad, lo cual, implica un ataque al conjunto de la comunidad que correría peligro de arruinarse. Aquí el Sócrates, de Platón hace una extrapolación inverosímil, pues él no cumplir un dictamen judicial es asemejado a no cumplir ninguna de las leyes de la ciudad, lo cual, sería un grave problema. No aceptar las leyes que rigen el matrimonio, o la educación ateniense sería un ataque al modus vivendi y a la tradición, lo cual sería muy reprochable. La patria es ensalzada en los siguientes apartados como lo más sagrado, un ente al que hay que obedecer, cumpliendo cada ciudadano con sus obligaciones, especialmente las militares.( Criti. 50 a- 51 e). En el discurso se hace notar la superioridad de la ciudad-estado sobre el individuo, lo cual, no puede ser de otra manera, en el espacio y época en que nos encontramos. Pero, Platón hace un abuso de la retórica para dejar a su maestro como un hombre irreprochablemente amante de la leyes de la ciudad, lo cual es difícil de confirmar pero también de desmentir. Para mayor inri se dice que si Sócrates huyera a otra ciudad bien legislada como Tebas, no causaría sino rechazo por ser el extranjero un destructor de leyes, sin poder mantener ya allí, que la justicia y las costumbres son lo más digno entre los hombres. Y en el caso de irse a Tesalia como le aconseja su amigo seguiría siendo culpable de burlar las leyes supremas, ya no podrá dedicarse como siempre hizo a su libertad y al desarrollo de la virtud, convirtiéndose en un siervo de sus anfitriones. Sin embargo, si asume su llegada al Hades se asegurará que sus hijos sean bien criados en la ciudad por sus amigos. Además, si asume con justicia su destino será recibido de buena gana en el Hades. LA VISIÓN DE JENOFONTE. SYMPOSIUM Como historiador Jenofonte ofrece una versión diferente de los hechos, nació en Atenas alrededor del 430 a.c., y lucho en las guerras del Peloponeso como caballero. Es posible que su interés por la ética y la pedagogía se deba a la influencia de su maestro. En el 403 a.C., con el restablecimiento de la democracia tras la imposición oligárquica por parte de Esparta se va de la ciudad, ya sea por motivos políticos, económicos o una mezcla de los dos se acaba enrolado con el grupo de mercenarios griegos al mando del príncipe persa Ciro dispuesto a destronar a su hermano. Es posible que luchará del lado de Esparta en contra de sus compatriotas en la batalla de Coronea en el 394 a.c., por esta razón, o sencillamente por su amistad con los espartanos partió al exilio, momento en el que escribió la mayoría de su dilatada obra. En la Ciropedia expone sus ideas en favor de una monarquía sujeta a las leyes, posicionándose como muchos otros discípulos de Sócrates del lado de la tiranía. Es decir, un importante número de alumnos de Sócrates eran contrarios a la democracia. No se puede olvidar que fue una institución democrática la que termino con la vida de Sócrates, y que sus queridos discípulos sintieran desprecio por ella no es de extrañar. Jenofonte en su idea del hombre íntegro, ideal, esbozada en gran medida a través del propio Sócrates (Symp, I, 1), con el nombre de kalós kagathós, muestra la combinación de adjetivos que lo definen en la ética, la sociedad, y la política como persona incuestionable, algunos de ellos son la valentia, la piedad, la prudencia, el control de uno mismo…. Por utilizar el discurso (logos) y la conducta ( érgon) con coherencia y como ejemplo, como principios necesarios para alcanzar el grado superior de hombre ideal podemos aventurar que aquí es donde encontraríamos al hombre virtuoso, al que por otro camino, el de la filosofía platónica, se ha llegado anteriormente. Y es que Jenofonte y Platón debieron tener como máximo representante de este tipo de personalidad a su maestro Sócrates quien señala que cualquier persona, hasta una mujer podía dotarse de algunos de los atributos del kalós kagathós, como el coraje, o el equilibrio que una bailarina exhibe en el banquete ( Symp, II, 9 – 19). La moderación que debe aplicarse en cualquier circunstancia también sirve como cualidad para mostrar en la ocasión de la fiesta, siendo la mesura en la bebida del vino esencial para llevar a cabo una buena celebración. Más adelante, una cualidad insospechada es alabada por Sócrates, la pobreza, la cual no provoca disputas ni requiere de vigilancia ( Symp, III, 7 – 10). A su vez, de forma más o menos explícita, en los párrafos siguientes de la charla, se rechaza la riqueza y el poder como atributos susceptibles de minusvalorar. La conversación lleva al rico Calias a presumir de pagar a los jueces para que impartan justicia, lo que lleva a un enfadado Antistenes a reprocharle su conducta corrupta. Uno y otro personaje acostumbran a decir que no cambiarían ser “bellos” ni por el imperio del Gran Rey, lo cual muestra un gran interés por parte de todos los invitados al banquete por querer obtener la virtud que a lo largo de todo el pasaje se enseña como compañera inevitable de la belleza y del amor. (Symp, IV, 13 – 16) La piedad frente a los dioses es calificada por Hermogenes, como su mayor orgullo, obedecer sus designios y respetarlos en toda ocasión es su mayor placer, lo cual le parece a Sócrates otra de las cualidades que no deben faltar al kalós kagathós. Seguidamente el maestro Sócrates dice enorgullecerse de sus cualidades de proxeneta, pues asi puede hacer gratas a las personas para toda la ciudad, pero señala a Antistenes como el mejor preparado para este oficio. Ya que él, lo lleva a cabo con gran eficacia, pues puso en relación ha Calias, con el sofista Pródico, cuando a uno le faltaban conocimientos filosóficos y al otro le faltaba dinero, así hizo con más personas que se necesitaban unos a otros, y que podían desearse mutuamente. 23 Para Sócrates alguien así, podría conseguir que se hicieran amigas las ciudades concertando matrimonios justos, lo que traería una gran riqueza, por la abundancia de amigos, y de alianzas, como señala López este tipo de acciones redundarían en un beneficio en todos los ámbitos: personal, comunitario e internacional. 24 En esta posición, se pueden poner en armonía la filosofía platónica y la de Jenofonte, pues ambas aspiran a convivencia de la humanidad en paz, y la eunomia. En la última parte del Banquete, Jenofonte se complacerá demostrando que el valor del Amor Celestial, el que Platón asociaba a Afrodita
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