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859Cáncer ovárico epitelial CA P ÍTU LO 3 5 En su mayor parte, la estadifi cación quirúrgica tiene valor limitado para modifi car el pronóstico de aquéllas con tumores con LMP, a menos que al fi nal se diagnostique cáncer invasor (Wingo, 2006). Aunque 97% de los ginecólogos oncólogos sugiere la estadifi ca- ción quirúrgica completa de los tumores con LMP, en la práctica actual se realiza sólo en 12% de las pacientes (Lin, 1999; Menzin, 2000). Esta disparidad proviene del hecho que el diagnóstico no suele sospecharse durante el transoperatorio, no se solicita un corte congelado o éste es poco preciso y el médico se da cuenta hasta que se completa el informe histopatológico fi nal. En tal caso, se recomienda la consulta con un ginecólogo oncólogo, pero no es necesaria una nueva estadifi cación quirúrgica completa si el tumor parece confi nado a un solo ovario (Zapardiel, 2010). Si se practicó cistectomía, el riesgo de enfermedad residual obliga a extirpar todos los anexos con lavado y estadifi cación limitada (Poncelet, 2006). En pacientes con enfermedad en etapas II a IV, casi siempre demostrada por implantes no invasores (fig. 35-4) o metástasis ganglionares, la utilidad de la quimioterapia adyuvante es especula- tiva (Shih, 2010; Sutton, 1991). El dato más preocupante es la pre- sencia de metástasis peritoneales. En general, estas pacientes deben tratarse como si tuvieran carcinoma epitelial ovárico, incluida la reducción de volumen y la quimioterapia posoperatoria. ■ Pronóstico El pronóstico es excelente en pacientes con tumores ováricos con LMP (cuadro 35-2). En general, más de 80% tiene enfermedad en etapa I y, si se tratan con histerectomía y BSO, los tumores en etapa I rara vez recurren (Barnhill, 1995). La intervención quirúr- gica conservadora de fertilidad se acompaña de un riesgo de 15% de recurrencia, casi siempre en el ovario contralateral, pero con alta probabilidad de curación mediante un nuevo procedimiento y resección (Park, 2009; Rao, 2005). Cerca de 15% de los tumores con LMP está en etapas II y III, casi siempre con rasgos histológicos serosos. Los tumores ováricos con LMP en etapa IV constituyen menos de 5% de los diagnósti- cos y tienen el peor pronóstico (Trimble, 2002). Para los tumores en etapa avanzada, el indicador pronóstico más confi able es la pre- sencia de implantes peritoneales invasores (Seidman, 2000). Por su naturaleza inconstante, puede haber recurrencia y muerte hasta 20 años después del tratamiento (Silva, 2006). En la mayor parte de las recurrencias, la extirpación quirúrgica es el tratamiento más efi caz. La quimioterapia casi siempre se utiliza sólo en pacientes con ascitis, que tienen cambios importantes en las características histológicas del tumor o que presentan crecimiento tumoral rápido. CÁNCER OVÁRICO EPITELIAL ■ Patogenia Hay al menos tres vías oncógenas distintas que explican la hetero- geneidad del cáncer ovárico epitelial. Primero, pocos casos parecen originarse de la acumulación de alteraciones genéticas conducen- tes a la transformación maligna de quistes benignos a tumores con LMP y que al último progresan a carcinoma ovárico invasor (Makarla, 2005). Por lo general, tales tumores invasores son de baja malignidad y con un cuadro clínico inconstante; en ellos, las mutaciones oncógenas K-ras aparecen temprano. La familia de oncogenes ras incluye K-ras, H-ras y N-ras. Sus productos proteínicos participan en la regulación del ciclo celular y el control de la proliferación celu- lar. Por tanto, las mutaciones ras están implicadas en la oncogénesis porque inhiben la apoptosis celu- lar y promueven la proliferación celular (Mammas, 2005). Por el contrario, los cánceres invasores que se originan de tumores con LMP casi siempre tie- nen mutaciones adquiridas en el gen supresor de tumores p53. En segundo lugar, entre 5 y 10% de los carci- nomas ováricos epiteliales, de manera invariable tumores serosos de alto grado, son resultado de pre- disposición hereditaria. Las mujeres que nacen con una mutación BRCA sólo necesitan un “toque” en la otra copia normal (alelo) para “desactivar” al gen supresor de tumores de BRCA. Por consiguiente, los cánceres con BRCA aparecen unos 15 años antes que los casos esporádicos. La información actual sugiere que el carcinoma intraepitelial tubario seroso es pre- cursor de un gran porcentaje de carcinomas serosos, que en el pasado se pensaba se originaban de manera espontánea en el ovario o la superfi cie peritoneal FIGURA 35-4. Implante no invasivo de una paciente con un tumor ovárico seroso limí- trofe. Este tipo de implante no invade de manera destructiva el tejido de fondo. En dicho implante no invasivo, el epitelio tipo seroso proliferativo (flechas negras) y los cuerpos de psamoma (flecha roja) típicos de las proliferaciones serosas, se adhieren al tejido peritoneal sin invadirlo. Los cuerpos de psamoma se encuentran fragmentados en este tejido puesto que el material calcificado a menudo se desbarata cuando se corta si no se encuentra descalcificado antes. (Fotografía proporcionada por la Dra. Raheela Ashfaq.) CUADRO 35-4. Supervivencia de mujeres con tumores ováricos de bajo potencial maligno Etapa Supervivencia a 5 años (%) I 99 II 98 III 96 IV 77 Tomado con autorización de Trimble, 2002. 35_Chapter_35_Hoffman_4R.indd 85935_Chapter_35_Hoffman_4R.indd 859 06/09/13 22:0106/09/13 22:01 GINECOLOGÍA������������������������������������������������� SECCIÓN 4 ONCOLOGÍA GINECOLÓGICA���������������������������������������������������������������������������������������������������������������� 35. CÁNCER OVÁRICO EPITELIAL���������������������������������������������������������������������������������������������������� CÁNCER OVÁRICO EPITELIAL���������������������������������������������������������������������������������������� PATOGENIA�������������������������������������������
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