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GINECOLOGIA (952)

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931Anatomía
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Irrigación uterina. El aporte sanguíneo al cuerpo uterino pro-
viene de la rama ascendente de la arteria uterina y de la rama 
medial o uterina de la arteria ovárica (fi gs. 38-14 y 38-15). La 
arteria uterina puede ser una derivación directa de la arteria iliaca, 
desarrollándose como una rama independiente, o puede tener un 
origen común con la arteria pudenda interna o con la vaginal (fi g. 
38-12).
La arteria uterina se aproxima al útero por la región del istmo 
de dicho órgano. En esta área, este vaso sanguíneo pasa sobre el 
uréter y emite una pequeña rama para esta estructura. Varias venas 
uterinas transcurren al lado de la arteria, con una posición variable 
sobre o debajo del uréter. 
Luego, la arteria uterina se divide en una rama ascendente 
mayor y una descendente menor que transcurren al lado del útero 
y del cuello uterino. Estos vasos se conectan en el borde externo del 
útero y forman un arco arterial anastomótico que irriga las paredes 
uterinas (fi g. 8-4, pág. 222).
El cuello uterino está irrigado por la rama descendente o cervi-
cal de la arteria uterina y por derivaciones ascendentes de la arteria 
vaginal.
Correlación clínica. El útero recibe un aporte sanguíneo doble, 
de los vasos ováricos y de los uterinos. Por esta razón, durante 
las miomectomías algunos cirujanos colocan torniquetes tanto en 
el ligamento infundibulopélvico como en el istmo uterino, para 
Correlación clínica. La localización del ligamento redondo, ante-
rior a la trompa de Falopio, ayuda al cirujano durante la esteriliza-
ción tubárica a través de una incisión de minilaparotomía. Esto es 
válido sobre todo si las adherencias pélvicas limitan la movilidad de 
las trompas y, por lo tanto, la identifi cación de las fi mbrias antes 
de la ligadura.
La división del ligamento redondo casi siempre es el paso inicial 
en las histerectomías abdominal y laparoscópica. Este corte abre 
los ligamentos anchos y brinda acceso a la región retroperitoneal 
de la pared lateral pélvica, permitiendo la visualización directa del 
uréter y la “esqueletización” de la arteria uterina para su ligadura 
y corte seguros. 
Ligamentos anchos. Los ligamentos anchos son capas dobles de 
peritoneo que se extienden desde los muros laterales del útero hasta 
las paredes pélvicas (fi g. 38-14). Dentro de la porción superior de 
estas dos túnicas se encuentran las trompas de Falopio, y los liga-
mentos ovárico y redondo. Las primeras, los ovarios y los ligamen-
tos redondos tienen un mesenterio cada uno, llamados mesosálpinx, 
mesoovario y mesoteres, en dicho orden; llevan nervios y vasos a 
estas estructuras. En el borde lateral de la trompa de Falopio y el 
ovario, el ligamento ancho termina donde el ligamento infundibu-
lopélvico (descrito en las páginas 932-933) se fusiona con la pared 
pélvica. Los ligamentos cardinal y uterosacro se encuentran dentro 
de la porción inferior o “base” de los ligamentos anchos.
FIGURA 38-15. Vísceras pélvicas y su soporte de tejido conjuntivo. Relación de la uretra, el trígono vesical y la parte distal del uréter con la pared 
vaginal anterior y el cuello uterino.
Uréter
Vasos ováricos
Trompa de Falopio
Espina isquiática
Ligamento redondo
Trígono vesical
Músculos elevadores del ano
Surco vaginal lateral
Recto
Capa adventicia de la pared vaginal anterior
Tejido paravaginal (paracolpio)
Arco tendinoso de la fascia rectovaginal
Arco tendinoso del elevador del ano
Arco tendinoso de la aponeurosis pélvica
Pliegue peritoneal vesicouterino
Ligamento cardinal
Arteria y vaso iliacos
externos
Arteria uterina
Ligamento uterosacro
Arteria iliaca interna
Peritoneo (límite del corte)
Sacro
Recto
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