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LeerNos - Revista Digital.
Junio 2019, Primera Edición.
2019 © Todos los Derechos Reservados.
Publicado en Buenos Aires, Argentina.
Idea original: Lic. Cristel Analy Fabris.
leernos.revista@gmail.com
/leernos.revista | @leernos_revistadigital 
Licenciada Cristel Analy Fabris.
cristel.fabris@gmail.com
/lic.cristel.fabris | @lic.fabris 
Diseño Gráfico: Julieta Dara Cavalleri.
info@julietadara.com
www.julietadara.com
/julietadaradg | @julieta.dara
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- N OTA E D I TO R I A L -
¿Cómo poner el cuerpo?
(o al menos intentarlo).
por Lic. Cristel Analy Fabris. 
- P S I C O LO G Í A -
Dar lugar a la palabra.
Relatos de una práctica
en el ámbito hospitalario.
por Candela Mazzitelli.
- P S I C O LO G Í A -
La salud mental
como política publica.
por Viridiana Zaragoza.
- P S I C O LO G Í A -
Conductas asociadas
al suicidio en lav infancia,
prevención del suicidio
desde y durante la niñez.
por Gustavo Plaza Cedillo.
- P S I C O P E DAG O G Í A -
El maltrato en diversas
formas y abuso sexual infantil.
por Florencia Artes Di Césare.
- P S I C O P E DAG O G Í A -
La inclusion de niñes
con discapacidad
en la escuela común.
por María Victoria Rodríguez.
- P S I C O LO G Í A -
“Rehabilitación” a las personas 
con discapacidad: ¡cuidado
con los in-debidos tratamientos!
por Hernán Topia.
- P S I C O P E DAG O G Í A -
Incidencia
de la inteligencia emocional
en el rendimiento académico.
por Lyda Priotti.
- P S I C O LO G Í A -
Lo femenino en tiempos
de crisis y exclusión.
por Alexander Castro.
- P S I C O LO G Í A -
Relaciones erótico-afectivas
y angustia del otro.
por Alejandro Mosqueda.
- P S I C O LO G Í A -
Violencia desde la maternidad: 
¿madres violentas
o violentadas?
por Jonathan Stalin Cevallos Sáenz.
mailto:leernos.revista%40gmail.com?subject=
http://facebook.com/leernos.revista/?__tn__=kC-R&eid=ARBbiPOZ_osjZk3SUiRw5ecj2cdGZM-ib-ayfdExZ7JiUA2z73B_PbsUXN_RSo7QBqui8576PT-FTeNd&hc_ref=ARTDN95658JXyJ_qHHsM5FBhgr6PGHJCfQo-KDOg-Lhr46p-o_eZEO0hn7KIogfkN0Y&fref=nf&__xts__[0]=68.ARAfveIHcz-sHngZU66i_ZIEbiF8Z8Xp4dsZXNzRaWrambF31s_j1b9iw5N-CjHVXJO-WrgXJRjBuHv44IiFKcQU91aHJan6rpJQykcJEiNZgq6JuW-p5-75MtVOYjW20c6TXpWG2OwVSDxFj2_hYc7_JBy1_Z_FvuKgZXWm0GZPao85XFV9hfHWpgIpC0VAghkkBOWKiMMhXPNMSZEU2jy68l0KefiDbu2b97GocObp0HEEwVJLP5LYthKDqdImTIy3zVo0TQSAh5_2n1Dh4uanWWfrfk3ZW55UttcwseYIYCbUp-Ye0s_HncQVJAIsrp-IDzcMrVkVCCw4IlvburxwzkqvYUHIP0adDw6IhQyREVA7xQ
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¿ C Ó M O P O N E R 
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(o al menos intentarlo).
Leyendo los artículos recibidos (sorpresivamente muchos para nuestra 
primera edición), y realizando la selección de los que se encuentran actualmente 
publicados, se observó un nexo, una unión entre los diez. 
¿A qué me refiero con poner el cuerpo? Se podría definir en simples palabras, 
como aquello que une realiza con las herramientas que tiene, que desarrolló 
porque no tenía, para una situación que no tiene un manual con instrucciones a 
seguir. Los profesionales de la salud mental ponen el cuerpo de múltiples maneras, 
generalmente de forma inesperada e imprevista. Lo hacen cuando les llaman por 
guardia, pacientes angustiades, desbordades, ansioses, que muchas veces con solo 
la presencia del profesional, logran calmarse y sentirse mejor. Lo hacen cuando son 
insultades por los pacientes, cuando las familias de les mismes se angustian y piden 
soluciones mágicas e instantáneas. Lo hacen cuando todas las semanas piensan en 
consignas nuevas para los talleres terapéuticos de los cuales son responsables.
Se podría pensar que esto es lo que se espera, casi mínimamente, que los 
profesionales, hagan.
En el Seminario Virtual “Motivos de consulta con niñes y adolescentes”, 
planteo que en las familias donde hay un hije que padece una enfermedad crónica 
o está transitando por una crisis adolescente, la dinámica se caracteriza por un 
clima de urgencia, en la que se dan en simultáneo acontecimientos con cierta 
velocidad y gravedad. Requieren dedicación intensa y abordaje multidisciplinario. 
Generalmente esto incluye la internación psiquiátrica o clínica de algún miembro 
como estrategia de protección frente a riesgos de distinta índole que llevan al 
borde entre la vida y la muerte. 
A raíz de lo explicitado en la Ley de Salud Mental (26.657), se 
declara que si el/la paciente tiene familiares, éstes son quienes 
deben hacerse cargo tanto de lo que necesite durante la internación, 
como de retirarle en el momento del alta. Caso contrario, se 
declarará abandono de persona. Es por esto, que el/la profesional a 
cargo mantiene entrevistas con les familiares para comentar cómo 
evolucionan. Suele ocurrir, también, que esta opción se utilice como 
una medida para aislar a él/la paciente del ambiente familiar, si este 
es un medio que le desborda y le genera consecuencias negativas en 
el tratamiento ambulatorio. 
Cada familia recurre a una internación por múltiples motivos, 
y los tiempos entre la aparición de los signos y el desenlace del 
episodio agudo, suelen sorprender. El grado de tolerancia, negación, 
o renegación “de la conducta loca” que lleva a la/él paciente a 
incrementar sus actos lesivos, hasta el estallido violento hace 
reaccionar a sus familiares tardíamente.
Tomemos a la adolescencia como ejemplo. La misma constituye 
un campo privilegiado para la manifestación de trastornos 
alimenticios, por ejemplo. Se trata de patologías relacionadas con 
un momento de cambio y el acceso a la autonomía. En familias muy 
exigentes, con ideales inalcanzables, con duelos sin elaborar, se 
dificulta el acceso a esa autonomía. Cuestiones traumáticas que 
refieren a otras generaciones anteriores se reeditan y se presentan 
como propias, en esta época. 
Los síntomas de un miembro de la familia dan cuenta de un 
entramado, de una fantasmática propia de cada familia, en la que se 
juegan códigos, pactos inconscientes. Hablamos de una historia, en 
la que se incluyen entre otros temas, la alimentación, qué se permite 
y qué se prohíbe. 
Siempre debemos tener en cuenta que el motivo de consulta 
nos abre un abanico de posibilidades, para que luego se desplieguen 
otras cuestiones responsables de dicha manifestación sintomática, 
quedando el síntoma relegado a otro plano. Aquello que comienza 
N OTA E D I TO R I A L por Lic. Cristel Analy Fabris
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con un trastorno de la alimentación, nos lleva a otros conflictos que 
se despliegan a lo largo del tratamiento.
El conflicto entre los vínculos se manifiesta en la dificultad de 
mantener los acuerdos, pactos, reglas inconscientes y normas de la 
familia actual, frente a los de las respectivas familias de origen.
En muchas ocasiones, dependiendo del estado de la/él paciente, 
ciertas entrevistas transmiten mucho sufrimiento, tanto por parte 
de les pacientes como de los familiares. Muches de elles se lamentan 
“no haberse dado cuenta antes”. Muches otres, esperan “soluciones 
mágicas”. Peusner (2013) denomina esto “Lógica del service de la 
computadora”: “Es el caso en que nos traen a un niñe para que le 
arreglemos, no les interesaa sus otres saber qué le pasa, cuál es la 
causa de sus problemas (…) vienen a vernos desde un lugar de saber: 
saben lo que está pasando, no plantean ninguna pregunta, saben 
que el/la niñe no funciona”.
Alba Flesler (2014), en relación al análisis de niñes y a sus padres, 
menciona “Les padres llegan al consultorio del analista por muy 
diversas vías. Solemos decir que por ellos comienza la consulta, pero 
lo cierto es que no siempre elles consultan. Si llegan a hacerlo es 
porque alguna pregunta los trae y buscan saber. El síntoma del hije 
ha despertado una inquietud por desentrañar el enigma (…) Pero no 
todos los padres consultan, pueden llegar a vernos sin consultar. En 
ese caso, no consultan pero demandan. El niñe ha herido la imagen 
del narcisismo paterno, o bien molesta por su falta de ajuste a lo 
esperado a él (…) los padres no alientan sino que llegue la respuesta 
por ellos anhelada, que el niñe se coloque en adecuación a la 
demanda que recae sobre él. Elles esperan “que se cure a su hije, 
que es neurótico e indócil. Por hije sane entienden elles une que no 
ocasione dificultades a sus padres y no les provoque sino contento”. 
(p.143)
Relataré tres ocasiones que ejemplifican lo que puede ser poner 
el cuerpo. 
Mientras realizaba una pasantía en una clínica de rehabilitación 
psiquiátrica y física en mi ciudad de origen, ocurrieron algunas 
situaciones que imprimieron un impacto especial en el acontecer de 
esta experiencia, tanto en lo laboral como lo académico. Una vez al 
mes, cada pasante debía asistir sábado y domingo, a cubrir la guardia. 
Un sábado de mayo, cuando recién empezaba a familiarizarme con 
el lugar y con les pacientes, me comunican que debo ir de urgencia 
a uno de los sectores de la clínica porque había fallecido une 
paciente. Mi mayor temor era que fuera algune de las que estaban 
a mi cargo. Jamás imaginé que en realidad se trataba de reconocer 
a une paciente de la que nadie parecía tener conocimiento. ¿Es 
enfrentarse a la muerte una habilidad con la que debemos contar 
como profesionales? 
En otra ocasión, el/la hermane de une paciente (que tiene también 
a otre hermana en la institución), muere de una falla respiratoria, a 
los 39 años. Su familia, se acerca a la/él médico tratante y a mí, en 
busca de “maneras en las que se pueda informar a Gerardo, lo que 
había sucedido con su hermane”. Luego de explicar que no había una 
manera correcta o acertada de decir esto, el pedido de ayuda de 
los familiares se transformó en una solicitud: “infórmenle ustedes, 
que saben mejor que nosotres cómo decírselo”. ¿Hay una manera 
correcta o acorde, de hablar con alguien sobre la muerte? ¿Es el temor 
al desencadenamiento de un brote o la creencia de que el profesional 
puede “manejar” a la/él paciente, lo que justifica esta propuesta? 
Se logró acordar que la familia fuera quien relatara lo sucedido, y 
nosotres como equipo tratante, observáramos la situación. Ante lo 
dicho, Gerardo respondió que debía ir a su casa para “sanar a las 
personas enfermas que tenía dentro de su cuerpo, que habían sido 
atacadas por extraterrestres”. Luego de unas semanas, no quería 
levantarse a desayunar y prefería estar acostade durante el día.
¿Qué es el duelo, y en qué consiste el trabajo del mismo? En 
Duelo y Melancolía (1915), Freud refiere que el duelo es la reacción 
frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que 
tal como la libertad o un ideal, entre otros. Al no existir más el objeto 
amado, se debe retirar toda libido de los enlaces con ese objeto. Esto 
se realiza pieza por pieza, con un gran gasto de tiempo y de energía 
¿Cómo poner el cuerpo?
(o al menos intentarlo).
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de investidura. Una vez cumplido el trabajo del duelo el yo se vuelve 
otra vez libre y desinhibido.
El tercer y último caso, es quizás, el más difícil de relatar y 
transmitir. Se trata de Alberto, une paciente que asistía de manera 
ininterrumpida al dispositivo de Hospital de día. Ingresa un jueves 
por guardia, junto con su hermane, relatando que “era Jesús” y 
que las voces que escuchaba, se tornaban insoportables cuando 
estaba en su casa. Luego de unos días, el semblante del paciente 
había cambiado: se mostraba alegre, conversador y participaba de 
los talleres. Conversábamos de su evolución y siempre agradecía 
la atención recibida. A los pocos días, una vez compensade, vuelve 
a su casa. Un mes después, su hermane (quien era su sostén luego 
de la muerte de sus padres en períodos cortos de tiempo) muere y 
Alberto entra en una profunda crisis de angustia, intenta quitarse 
la vida y no lo logra. Al ingresar comenta: “Flaca, yo me quedé solo, 
¿qué hago ahora? Me quise matar y ni eso pude”. 
Solicitaba conversar porque eso calmaba su angustia, pero su 
ánimo no remontaba. A diferencia de anteriores internaciones, no 
hablaba con sus compañeres, permanecía acostade o encerrade. 
Parecía estancade, aislade en su estado de tristeza, el cual llega a 
su fin un sábado. En un brote alucinatorio místico, Alberto refiere 
que tiene el diablo dentro de su cuerpo. Cierra la puerta de la 
habitación de contención (no puede abrirse del lado interno). En un 
estado de violencia e irritabilidad incontrolable, rompe los vidrios de 
la habitación y comienza a realizarse infinitos cortes en el cuerpo. 
Médicos, enfermeres, personal de la policía, entre otres, intentan 
frenarle, pero sin éxito alguno. Aquel ambiente sombrío que rodeaba 
a Alberto, ahora había sido reemplazado por mucho dramatismo 
y preocupación: nada pudo calmarlo, a las horas, falleció. ¿Qué 
consecuencias genera, una escena tan angustiante, en una institución 
de salud mental? ¿Cómo continúan les pacientes que observan o 
escuchan detalles en relación a esto? ¿Qué duelo se realiza? El miedo 
de que pueda pasarles comenzó a viralizarse, removió cuestiones 
propias que tuvieron que trabajarse en las sesiones, y se intensificó 
la atención que recibían determinados pacientes.
Se puede pensar que Alberto se queda sin sus sostenes 
imaginarios y vuelve a brotarse consumando un pasaje al acto. Todo 
parte de la muerte de sus padres, en un lapso corto de tiempo, y 
luego, la muerte de su único compañere: su hermane, deja a Alberto 
sin motivos para seguir. Jesús es invadide por el diablo, que entra en 
su cuerpo, y lo destruye.
Entonces… ¿Cómo poner el cuerpo ante todo esto? Aquí es 
importante mencionar aquello definido por Laplanche y Pontalis 
(2004) como Contratransferencia, a “…los procesos inconscientes 
que la transferencia del analizade provoca en el analista.” (p.439). 
No contamos con entrenamientros previos para lidiar con la 
contratransferencia, ya que la misma en única con cada paciente en 
particular.
En conclusión, es muy importante no ignorar lo que sucede del 
lado del profesional, que se encuentra a la expectativa de lo que 
sucede. A la espera de un mínimo cambio que indique si el tratamiento 
está encaminado. No todo está perdido, se trata de re-construir. 
Re – construir para hacer habitable una situación. No todo está 
determinado, cada encuentro implica una construcción. Lo incierto 
también puede abrir un camino de búsqueda de nuevos vínculos 
subjetivantes. La idea es no sobreimponer una representación (idea 
de lo que es una familia, un hijo, un padre, una madre) a lo real para 
después exigirle a lo real que se comporte según la representación. 
Deshacerse de esta serie de supuestos y marcas previas no es 
sin esfuerzo, conlleva barrer con lo ya conocido y a su vez pensar 
exige tiempo e intercambio con otros. Creo que los profesionales 
necesitamos experimentar más, desligarnos del lugar de héroe, 
probar e inventar intervenciones que ayudena las personas en cada 
situación en particular. No existe una intervención o interpretación 
brillante: importa más aquella que es construida con el otre.
¿Cómo poner el cuerpo?
(o al menos intentarlo).
_
Bibliografía:
 ~ Flesler, A (2014) El niño en análisis y el lugar de los 
padres. Buenos Aires. Paidós.
 ~ Fabris, Cristel Analy (2019) Seminario Virtual: Mo-
tivos de consulta con niños y adolescentes. Modalidad 
virtual, Buenos Aires. 
 ~ Lewkowicz, Ignacio (2002) Traumas, aconteci-
mientos y catástrofes en la historia. Recuperado de 
http://www.pagina12web.com.ar/diario/psicolo-
gia/9-7505-2002-07-11.html
 ~ Lewkowicz, Ignacio (2004) “Instituciones Perplejas” 
en Pensar sin estado. La subjetividad en la era de 
la fluidez. Buenos Aires, Ed. Paidós, 2004.
 ~ Lewkowicz, Ignacio y Corea, Cristina: Pedagogía del 
aburrido. Capítulo 6 “¿Qué es la Infancia?”. Ed.Paidos 
2004.
 ~ Lewkowicz, Ignacio y Corea, Cristina: Pedagogía del 
aburrido. Capítulo 7: La destitución mediática de las 
etapas, Ed. Paidós, 2004.
 ~ Peusner, P. Lutereaun L. (2013) ¿Quién teme a lo 
infantil? La formación del psicoanalista en la clínica 
con niños, 1° edición. Buenos Aires: Letra Viva.
 ~ Barros, M (1996) La pulsión de muerte, el lenguaje y 
el sujeto. Ediciones El Otro. Buenos Aires.
 ~ Freud, S. (2010) Obras Completas, Vol. XVI, Buenos 
Aires; Editorial Amorrortu.
 ~ Laurent, E (1991) Estabilizaciones en las psicosis, 
Ediciones Manantial. Buenos Aires.
 ~ Percia, M (2004) Deliberar las psicosis. Lugar Edito-
rial. Buenos Aires.
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Relatos de una práctica en 
el ámbito hospitalario.
Introducción al contexto de internación
En este artículo intentaré describir de qué manera podemos, desde nuestro 
lugar de analistas, alojar la angustia dando lugar a la palabra espontanea en 
situación de internación.
Para situarlos un poco el contexto, comienzo contándoles que he realizado 
prácticas en la unidad de guardia interna de salud mental del Hospital Álvarez. El 
mismo ubicado en el barrio de Flores en Capital Federal. En el pabellón de salud 
mental, una de las unidades que funciona es la guardia interna.
Allí se trabaja de manera interdisciplinaria (con disciplinas como psiquiatría, 
psicología, enfermería, entre otras), con residentes tanto de la carrera de psicología 
como también de psiquiatría.
La práctica profesional en el hospital, a su vez, está regulada en términos 
jurídicos, siguiendo los criterios y valoraciones del marco judicial que regula las 
internaciones en Salud Mental (Ley 26.657), siendo esta una de las leyes que 
regulan la práctica a nivel nacional, y como tal, supone un cambio en el paradigma 
en el campo de la Salud Mental. Es decir, que conviven en este ámbito hospitalario 
varios enfoques y discursos de diferentes disciplinas que se complementan y 
enriquecen mutuamente en el trabajo diario para beneficio del tratamiento del 
paciente.
En la sala de internación están disponibles 20 camas para pacientes de sexo 
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masculino. En la guardia interna se da respuesta a las consultas de los 
pacientes que se presentan con carácter de urgencia. La característica 
principal de estas consultas, es que las mismas son de pacientes que ya 
se encuentran en situación de internación en la sala de salud mental y 
ya llevan un tratamiento en curso con su equipo tratante.
Pero ¿cómo llegan los pacientes a la situación de internación? Ellos 
se encuentran internados debido al riesgo y la vulnerabilidad que 
implica su estado agudo, tanto para ellos mismos como para terceros. 
La existencia de un servicio de salud mental en un hospital general 
favorece a un enfoque integral de los problemas de salud, permite que 
se realicen interconsultas y fortalece la adherencia a los tratamientos. 
La inclusión de la atención en salud mental en estas instituciones, 
garantiza un mejor abordaje de la urgencia, disminuye tiempos de 
internación favoreciendo la inclusión en la comunidad.
¿Quien considera aquí que el estado del paciente es crítico como 
para consultar la posibilidad de una internación? Son casos diversos, 
muchas veces es la familia, o el médico, o la escuela, o el juez quienes 
requieren una intervención, y otras veces es el paciente mismo quien 
llega pidiendo ayuda y se determina que la mejor posibilidad de 
tratamiento se dará con la internación.
En el proceso de internación se aísla al sujeto del contexto usual 
al que está acostumbrado a habitar y se introducen además distintas 
variables que ponen a prueba las modalidades de afrontamiento del 
sujeto de un modo distinto al que él mismo acostumbra. Si bien la 
presentación clínica en la guardia es variada, es necesario ubicar que 
ocurre en cada sujeto con el padecimiento excesivo imposible de 
soportar, característico de las situaciones de urgencia.
¿Cómo es el quehacer de un psicoanalista en este contexto? Será 
desde este punto que intentaremos retomar la presencia del analista 
dentro de la guardia y ubicar los efectos que sus intervenciones 
generan.
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Un acercamiento a la consulta de urgencia
A través de las asistencias al hospital Álvarez pude observar y 
entender que no solo se espera, por parte del psicólogo, resolver la 
consulta formulada de un paciente, sino también se trata de generar 
diversos modos en los que se puede abrir un espacio a la palabra. 
Ofertar un espacio espontáneo que aporte algo a la mejoría del paciente 
internado. ¿Cuántas veces el silencio (nos) destruye? ¿Cuánto podemos 
sanar dando lugar a las palabras? Este es el punto que se tomara con 
mayor énfasis a lo largo del desarrollo del artículo.
En el transcurrir de las observaciones en el hospital pude dar 
cuenta de la cuestión sobre cómo se puede construir una pregunta o 
demanda en el paciente a lo largo de una intervención del analista. Es 
decir, como la misma demanda se genera en el momento mismo del 
encuentro entre paciente y terapeuta, sin necesidad de que esta ya 
esté constituida desde el inicio de una consulta.
Una de las tardes en las que nos encontrábamos en el hospital, 
Gabriela, la psicóloga de turno de guardia, decidió consultar a los 
pacientes si alguno de ellos quería realizar una caminata por el parque 
del hospital. De esta manera, salimos de la sala de internación con dos 
de los pacientes a caminar. Durante aproximadamente dos horas se dio 
una charla espontánea en la cual salieron temas de conversación como 
por ejemplo la música favorita de los pacientes, las actividades que les 
gustaría realizar una vez que salgan del hospital (uno de ellos estaba 
próximo a su alta), sus gustos, sus relaciones con sus familias, etc. A 
través de esta apertura a la palabra se puede establecer una posición 
como analista diferente a lo que se nos presenta en la situación analítica 
clásica. Se advierte una escucha activa por parte del profesional, donde 
se pone el acento en el objetivo que es sacar al paciente por un momento 
de su padecer y de los modos en que este padecimiento se acentúa y 
se hace difícil de escapar al estar en una situación de internación. Por 
más que no sea una intervención en contexto del dispositivo analítico 
clásico, vemos aquí igualmente una manera de dar lugar a lo singular de 
cada paciente dentro del ámbito hospitalario. Dar la palabra al sujeto 
que tenemos enfrente, habilitando un espacio en donde algo de su 
singularidad pueda emerger. Aquí se ve ejemplificada entonces, una 
intervención analítica que no es necesariamente una consulta formal 
de un paciente pero que sí puede llegar a darse en ella, la puesta en 
marchade una demanda.
Otra de las tardes en el hospital, también pudimos salir a caminar 
con Hernán, jefe de residentes de psicología, y unos de los pacientes 
que se encontraba en estado más crítico en la sala. A este paciente, 
en principio, le costaba mucho entablar un vínculo y hasta poder 
seguir una charla. A lo largo del recorrido pude observar cómo de a 
poco iba encontrándose cada vez más en el tiempo y en el espacio en 
donde estaba ubicado, hasta que finalmente tuvimos un momento de 
distensión donde se esbozaron algunas carcajadas escuchando un poco 
de música y mirando unos videoclips. En ambas caminatas y momentos 
compartidos con los pacientes pude dar cuenta de lo importante que es 
no intentar forzar que ellos realicen una consulta formal o que hablen 
particularmente de su padecimiento, sino que también dando lugar 
a la palabra sin el afán de querer solucionar una consulta, se pueden 
obtener efectos positivos en el malestar del paciente.
Siguiendo con esta línea, también pude participar en el hospital, 
de la propuesta de una actividad física que trajo un compañero para 
poder realizar con los pacientes y profesionales. Participaron también 
familiares que en ese preciso momento habían ido a visitar a sus seres 
queridos internados en el pabellón de Salud Mental. Aquí pude ver 
cómo a través del cuerpo también se puede manifestar la subjetividad 
de cada persona que participa en la actividad. Resultó muy interesante 
poder ver cómo las personas que nos acompañaron participando de 
la actividad pudieron dejar de lado por un momento su padecimiento 
(malestar que a veces no es propio, particularmente, pero que sí lo es 
al encontrarse acompañando a un familiar en situación de internación) 
para formar parte de un encuentro grupal que en cierto modo pudo 
haber generado algo del lado del disfrute. Actividad que también 
es rica y fructífera para motivar algo de la relación social que puede 
muchas veces quedar desmotivada en el ámbito de la internación.
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Por otro lado, en otra asistencia al hospital tuve la oportunidad de 
presenciar una terapia de grupo. La terapia de grupo es una actividad 
donde se despliega una tarea en colaboración, en la que el terapeuta 
asume la responsabilidad clínica del grupo y sus miembros. Los miembros 
se ocupan de expresar de la manera más libre y honesta posible sus 
problemas, sentimientos, ideas y reacciones. Esta exploración da a los 
miembros del grupo la materia prima para comprenderse y ayudarse. 
Los miembros no sólo aprenden de sí mismos y sus propios problemas, 
sino que actúan también como “ayudantes terapéuticos” de los demás. 
A este grupo, en el hospital, asisten personas cuyo denominador en 
común es que todas se encuentran realizando un tratamiento de salud 
mental por fuera de lo que es el grupo. El mismo es dirigido por Hernán, 
jefe de residentes del hospital, y también por un psiquiatra. Durante 
la observación, lo que pude notar es que lo que principalmente se 
intentó, por parte del analista, es generar en principio una pregunta 
que pueda hacer pensar a los integrantes del grupo sobre su situación 
actual, y en segundo lugar se intentó en todo momento generar un 
vínculo entre los relatos de los pacientes, para así también fortalecer 
el vínculo entre ellos. Es decir, que no sean todos relatos aislados sin 
conexión, sino que cada uno pueda pensar y relacionar lo que estaba 
diciendo la persona que tiene a su lado, para poder a la vez generarse 
él mismo una pregunta, o incluso poder ayudar a resolver una situación 
conflictiva que se estaba planteando en el grupo, al tiempo que se 
generaba también empatía en el grupo.
La intervención terapéutica requiere de un cierto cuidado, hay 
que pesquisar en el relato del paciente el sentimiento subjetivo 
del padecimiento, algo del orden del sufrimiento, pero a la vez sin 
forzar para que esto mismo emerja. Aquí también me resonó la 
misma pregunta sobre cómo se va construyendo a lo largo de una 
intervención, una pregunta que puede dar lugar a una demanda del 
paciente, y atendiendo a esa demanda se puede dar lugar a un alivio 
del síntoma o padecimiento. De hecho, como cierre del grupo se dio 
la consigna de mantener una pregunta latente durante la semana y 
poder pensar acerca de eso, para poder responderla o comentar en el 
próximo encuentro lo que haya surgido en cada miembro del grupo a 
lo largo de la semana. Por parte del analista, se trata de poder hacer 
ver al paciente la posición que se asume respecto a los propios dichos, 
que algo pueda finalmente interpelar y quizás hacer surgir, producto 
de ese rodeo, la pregunta por la causa: la pregunta por la causa del 
sufrimiento. Es decir, que la intervención del terapeuta no se agota en 
un alivio sintomático, sino que pretende construir y reforzar recursos.
Conclusiones
Para concluir, podemos pensar que hay muchas intervenciones 
posibles para realizar en el ámbito descripto, hay tantas intervenciones 
posibles como sujetos que requieren de una. Pero el punto no es 
ordenarle la vida al otro, sino poder construir las coordenadas para 
cada caso en particular y generar así un recurso útil para el paciente, 
sin necesidad de generar una dependencia con el analista. Freud 
plantea en su texto “Nuevos caminos de la terapia analítica” (1918) que 
el psicoanalista deberá adecuar su técnica a las nuevas condiciones 
con las que se encuentra. En este paso por el ámbito hospitalario pude 
dar cuenta que justamente la escucha analítica se da eficientemente 
pero de modo distinto a lo que es la situación analítica. Y de este modo 
también surge la pregunta sobre cómo se constituye la transferencia y 
el vínculo entre el paciente y el analista. Por un lado pude dar cuenta 
que la transferencia, tanto como se plantea en el dispositivo tradicional, 
continúa siendo fundamental en el ámbito hospitalario para que se 
pueda propiciar un dispositivo que dé espacio a la palabra. En este caso 
se construye en principio una transferencia con la institución en la que 
se encuentra el paciente, dada la situación de internación. Y de manera 
simultánea, a mi entender, se da lugar a lo que es la transferencia con 
el analista, tanto con el psicólogo del equipo tratante como también 
con los psicólogos de guardia. Es posible situar en la obra de Freud 
(1938) una referencia en relación a la demanda cuando señala algunas 
consideraciones sobre la técnica psicoanalítica, específicamente en 
relación a la transferencia, marcando el carácter ambivalente de la 
misma y su característica de reproducir el vínculo parental; señalando 
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también que “en algún momento esa demanda esfuerza también para 
salir a la luz dentro de la transferencia y reclama satisfacción”. En este 
segundo punto es importante resaltar que va a tener mucha resonancia 
lo mencionado anteriormente, es decir, que el analista en el hospital 
pueda dar lugar a la subjetividad del paciente, más allá de las consultas 
que se le presenten en la puerta de un consultorio.
Tendrá que tener creatividad para poder abrir un espacio donde 
se pueda comenzar a propiciar un vínculo en el cual el paciente 
se encuentre cómodo y poder dar lugar así a la transferencia que 
posibilitará el encuadre analítico para el tratamiento terapéutico. 
Es de suma importancia establecer un buen vínculo con el paciente 
(generando clima de confianza) y su entorno significativo si lo hubiera 
(se puede ver en la sala de internaciónque muchas veces los pacientes 
están acompañados por alguno de sus familiares más cercanos). Como 
analistas, en nuestras intervenciones tomamos decisiones. Decisiones 
que deben ser comandadas por una ética y una lectura particular que 
sea posible en cada situación. Esto requiere, finalmente, de tomarse 
el tiempo suficiente, sin que se juegue la prisa por resolver, y, por 
supuesto, no insistir en que se diga lo que no se quiere decir o se haga 
lo que no se quiere hacer. 
_
Bibliografía:
 ~ Aronson, A. (1998): Dispositivo de atención de crisis en 
un hospital general. En Revista Psicoanálisis y el hospital. 
N°13.
 ~ Arra, H. y otros (2016): Un analista en una guardia de 
internación. Ficha de cátedra.
 ~ KLIGMANN, L. (2009): Transferencia y posición del 
analista en Freud y Lacan: de la abstinencia al deseo del 
analista. En Revista Universitaria de Psicoanálisis. Nº9. 
UBA.
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LA SALUD MENTAL 
COMO POLÍTICA
PÚBLICA...
En tiempos de crisis económica, en tiempos donde la violencia y la 
discriminación prevalecen, donde la desigualdad social predomina... 
Algunos datos del Índice Global de Paz nos indican que México es el país en 
primer lugar de obesidad en el mundo, el lugar 140 en violencia, en el Índice Global 
de Paz (IGP) ya es uno de los países con más violencia y homicidios del mundo, sólo 
por arriba de países como Palestina, Venezuela, Colombia, Corea del Norte e Irak. 
El IGP de 2018, se elaboró recuperando información de 163 países y territorios 
independientes, y midiendo los niveles de paz con el empleo de tres dominios 
temáticos: nivel de seguridad y protección social; alcance del conflicto nacional e 
internacional en curso, además del grado de militarización. 
Según un análisis hecho por el Centro de Estudios Sociales y Opinión Pública 
(CESOP), de la Cámara de Diputados, el mayor desafío para que los países de 
Centroamérica y el Caribe alcancen la paz, es combatir la corrupción y a los grupos 
criminales. 
Por lo que cabe destacar que aún cuando se tienen estas problemáticas 
políticas y sociales, la intervención “psicosocial” es escasa y deficiente ya que 
no se cuenta con el personal adecuado y capacitado para erradicar los distintos 
problemas mencionados anteriormente: llámese violencia, discriminación, 
desigualdad social, etc. 
La salud mental como fenómeno complejo está determinado por múltiples 
factores sociales, ambientales, biológicos y psicológicos. Asimismo, bajo el enfoque 
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(México)
por Lic. Candela Mazzitelli
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Lic. Candela Mazzitelli
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de la política social, se relaciona como parte de la salud, con la pobreza, 
la violencia, discriminación y la desigualdad social. 
La dimensión de la salud mental como política pública no nos exime 
como mexicanos de hacernos cargo... 
En México de acuerdo al publimetro 2018, una investigación 
reciente comenta que sólo el 1% de los mexicanos asisten al psicólogo 
debido a la estigmatización de tener esta atención de salud. 
De acuerdo a investigadora de la UNAM (Gómez-Maqueo, 2016) la 
salud mental es tan importante como la física, y es también un derecho. 
Se sabe, por algunas encuestas como la de la Organización Mundial de 
la Salud (2011) que, sin embargo, la infraestructura en México no es 
suficiente. “Eso significa que tenemos una necesidad de atención muy 
grande”. 
Por grupos de edad, los principales problemas que se enfrentan 
son, en los niños: aprendizaje, lenguaje y conducta; en los adolescentes: 
depresión (20 por ciento de los estudiantes en la generalidad de 
las escuelas presenta este problema), ansiedad, intento de suicidio 
(tercera causa de muerte para este sector), embarazos, abuso de 
alcohol y drogas, así como fobias; y en los adultos mayores: demencias, 
comenzando por Alzheimer, resaltó. 
(Gómez, 2016), refirió que la atención a la salud mental ya no se 
puede reducir a tratar los problemas; hay que prevenirlos no sólo 
desde la niñez o la adolescencia, sino en las familias. 
Al respecto, (Morales, 2016), también de la Facultad de Psicología, 
expuso que la discriminación que sufren las personas con algún 
padecimiento mental las puede llevar a no solicitar ayuda; por eso, 
llegan a recibir atención cuando los trastornos se presentan de 
manera muy grave o cuando el problema de conducta ya ha producido 
dificultades sociales fuertes para la familia. 
Además, la ganancia en el impacto social por las intervenciones a 
tiempo puede ser cuatro veces mayor a lo invertido en salud mental. 
Por eso, los gobiernos deben dedicar más recursos a ello, opinó. 
Finalmente los índices de problemas en microsistemas no tienen 
porque ser ignorados ya que forman parte de una estructura y la 
prevención de la enfermedad mental. 
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental 
es el “bienestar que una persona experimenta como resultado de 
su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos, afectivos 
y conductuales, y, en última instancia el despliegue óptimo de sus 
potencialidades individuales para la convivencia, el trabajo y la 
recreación”. De acuerdo a ello involucra muchos factores como son: la 
salud, la familia, las amistades, las actividades, los sueños y anhelos, la 
pareja etc. Dichos factores forman parte de la salud mental. 
1Así, los gobiernos integran sistemas nacionales de salud, que 
dan atenciones a la población para mejorar sus condiciones de vida 
y desarrollo, disminuyen los impactos mortales de las enfermedades, 
previenen hábitos nocivos que ayudan a una mejor calidad de vida, 
investigan las características de las enfermedades y procuran llevar a 
la mayoría de la población, atención suficiente y adecuada. 
Dentro de las premisas que rigen las acciones del Sector Salud 
en nuestro país, el Programa de Salud 2000-2006 menciona: a) La 
buena salud como objetivo de desarrollo y condición indispensable 
para alcanzar igualdad de oportunidades. b) La salud, junto con la 
educación, es el componente central del capital humano, capital más 
importante de individuos y naciones. Mejorar la salud y asegurar la 
educación significa fortalecer al individuo y a la sociedad para procurar 
y acrecentar sus medios de vida. c) Dado su potencial estratégico, es 
necesario dejar de ver a la salud solamente como un sector específico 
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1 Iniciativa que reforma diversas disposiciones de la Ley General de Salud, en materia de psicología y psiquiatría, a 
cargo del Diputado José Antonio Cabello Gil, del Grupo Parlamentario del PAN. Gaceta Parlamentaria, Cámara de Diputados, 
número 1844-III, martes 20 de septiembre de 2005.
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de la administración pública y empezar a considerarla también como un 
objetivo social que todos los sectores pueden y deben seguir. En este 
sentido, se requiere complementar las políticas de salud con políticas 
saludables. 
Está implementación involucra especialistas en la Salud mental 
llamese, psicólogos, psicoterapuetutas, psicopedagógos, pedagógos, 
docentes, psiquiátricas y neurólogos. 
Es un tema que nos compete a todos, sin embargo no se ha 
profundizado en los mecanismos y las estrategias que son funcionales 
para promover la Salud mental. 
Un ejemplo de ello es que existen estrategias del sistema 
psiquiátrico tradicional que han incluido la reclusión de los enfermos 
a espacios cerrados, bajo vigilancia médica y psiquiátrica, uso de 
medicamentos para tratar de contrarrestar los efectos físicosen las 
personas que padecen estas enfermedades. Lo que sucede entonces 
como consecuencia es un internamiento casi de por vida (dependiendo 
la enfermedad), condiciones miserables de subsistencia de estos 
hospitales (comúnmente llamados manicomios o “casa de la risa”) por 
bajos presupuestos y la casi nula rehabilitación. Para Franco Basaglia, 
quien asumió la dirección del Hospital Psiquiátrico de Gorizia, Italia 
en 1961, el movimiento antipsiquiátrico denuncia los extremos a que 
han llegado las condiciones de manicomios e instituciones similares, y 
pugna por su definitiva erradicación. 
Pero en el plano de la psicología “pura”, nos encontramos con 
estrategias que pudieran estar al alcance de muchos pero en el sector 
privado en su mayoría, pues en el sector público, en contraposición 
y como respuesta a estas realidades, se proponen comunidades 
terapéuticas con diferentes sistemas de tratamiento y enfoques 
sociales, que modifican sustancialmente el abordaje de esta 
problemática de salud pública, pero aún así habrá que considerar que 
las comunidades terapéuticas no son la panacea y tienden a reproducir: 
su control, manejo e inserción social. 
Los servicios públicos están al alcance de todos. Sin embargo, no 
alcanzan a cubrir las necesidades de todos los mexicanos ya que son 
insuficientes y muchas veces acompañados de la indiferencia social 
incrementa el índice de trastornos mental. 
Al hablar de trastornos mentales no sólo nos referimos a la parte 
orgánica del ser humano, la parte más esencial de la psique, la parte 
mental. Al hablar de trastorno mental nos referimos a toda alteración 
psicológica en donde nuestro cuerpo manda una señal de alerta y 
esta alerta se expresa en acción o bien en nuestro comportamiento. 
Por ejemplo: la depresión, obesidad, violencia, suicidios, etc. Los 
trastornos mentales constituyen un círculo vicioso que afecta diversas 
dimensiones del desarrollo individual y social. 
De acuerdo al Manual de Latinoamericano de Salud y Enfermedad 
Psicológicas ya existen criterios de evaluación que determinan el nivel 
de Salud psicológica que prestan cada problemática. 
Podemos mencionar algunos para ilustrar de qué manera la Salud 
mental involucra varias capas del sistema social y no sólo el físico. 
Desempleo. Tienen más síntomas depresivos que las que 
encuentran trabajo (Bolton y Oakley, 1987; Kessle). Inclusive, las 
personas con empleo que perdieron su trabajo tienen un riesgo doble 
de estar deprimidas que las que mantienen su empleo (Dooley et al., 
1994). 
Violencia de género. En comunidades afectadas por la pobreza, la 
violencia y el abuso son frecuentes. Ellas afectan el bienestar mental 
general y pueden inducir trastornos mentales en los más vulnerables. 
Bajo nivel educativo. Varios estudios han demostrado una 
asociación significativa entre la prevalencia de “trastornos mentales 
comunes” y el bajo nivel educacional (Patel y Kleinman, 2003). Más aún, 
un bajo nivel de educación dificulta el acceso a la mayoría de trabajos 
profesionales, aumenta la vulnerabilidad e inseguridad y contribuye al 
mantenimiento de un capital social disminuido. El analfabetismo o el 
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escaso nivel educacional y la enfermedad están íntimamente ligados 
en el ámbito de la pobreza. 
Mujeres trabajadoras. Programa de Acción de la Secretaría de 
Salubridad y Asistencia, SSA). Las familias mexicanas se encuentran en 
un complejo momento de transición debido al cambio de los roles en el 
hogar y a una doble carga para las mujeres, en la que además de cumplir 
con las labores del hogar, aportan una mayor contribución económica, 
esto ha provocado un incremento en su intervención en las decisiones 
familiares, se ha traducido en un fuerte aumento en las tensiones, lo 
que ha incrementado de manera considerables la incidencia de la 
problemática mentales en este grupo. Un ejemplo de esta situación 
es la depresión en la mujer que tiende a interpretarse como un estado 
“natural” y poco importante, para la pareja, la familia, y para el personal 
de salud. Asimismo, la mayor participación de las mujeres en el mundo 
del trabajo incrementa a su vez el número de menores que crecen al 
margen del cuidado y la vigilancia de ambos padres, así como de aquello 
que ingresan de manera temprana al mercado informal de trabajo. 
Niños y niñas en situación de calle. El niño de la calle es todo 
menor, que depende o está en condiciones de depender de su propia 
actividad en la calle para sobrevivir; de igual modo existen menores 
que trabajan en la calle para contribuir al ingreso familiar, llamados 
también niños en la calle. Con su inclusión en el mercado laboral,los 
niños y jóvenes de hogares más desfavorecidos se encuentran en 
condiciones de enorme desventaja, pues trabajar para contribuir al 
ingreso familiar les impide asistir a la escuela; esta falta de preparación 
se convierte en un obstáculo para superar, en el futuro, sus precarias 
condiciones de vida. Asimismo, se ha detectado que un gran número de 
estos menores es miembro de familia desintegradas y disfuncionales, 
lo que las convierte en expulsoras de estos niños y posibilitan que 
el problema se mantenga, ya que estos salen a la calle en busca de 
mejores condiciones de vida, muchas veces solo para encontrarse con 
situaciones hostiles, agresivas, opresivas, incomprensivas y en crisis 
constantes. Estos niños y jóvenes viven continuamente expuestos al 
uso de drogas, a la violencia social, al abuso sexual, a la prostitución, a 
la explotación y a las enfermedades transmitidas por vía sexual; entre 
las secuelas que esta situación deja en los menores se encuentran el 
retraimiento emocional, la ansiedad, la depresión y los problemas para 
relacionarse. 
Corrupción. Entendemos por corrupción la acción de 
dañar, deteriorar, enfermar, pervertir, depravar y echar a perder 
manipulativa y utilitariamente a alguien con propósitos malsanos, 
alterando y trastocando su identidad, propiciando, consciente y/o 
inconscientemente, su complicidad. Elimina los valores creativos de 
una ética legítima, auténtica, del uno, del otro, del ambiente y de la 
sociedad. La corrupción contamina a la cultura. 
Todos los seres humanos tenemos la potencialidad de corrupción: 
somos factibles de corromper o de que nos corrompan. Esta 
potencialidad proviene del aspecto destructivo del instinto de muerte, 
facilitando por determinados factores patológicos cuya finalidad 
infligir la muerte simbólica de alguien (Montaner, Carlos, 2005). 
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Círculo vicioso
Los resultados del estudio concuerdan con los realizados en otros 
países e indican que una de cada seis personas sufrirá un problema 
de salud mental que podría requerir atención médica especializada; 
esto significa que, en nuestro país, para una población aprox. de 100 
millones de personas, padecen trastornos mentales aproximadamente 
15 millones, lo que equivale a una sexta parte de nuestra población.
Según González Salvador: El 18% de la población urbana, entre 18 y 
64 años de edad, sufre trastornos afectivos, principalmente depresión. 
Los trastornos depresivos y la ansiedad son los trastornos mentales 
más frecuentes en la consulta de los tres niveles de atención. 
El 1.6% de la población adulta ha intentado suicidarse. La tasa de 
suicidios se ha incrementado de 1.13, en 1970, a 2.55 en 1991, es decir 
un 125 por ciento. 
La epilepsia tiene una prevalencia de 3.7% en población de 18 a 64 
años; de 1.6% en niños de población urbana y de 2.1 a 4.1% en niños 
de población rural. Cabe señalar que las personas que sufren de estetrastorno son estigmatizadas, sin embargo, en la actualidad el 80% de 
los pacientes diagnosticados pueden ser tratados exitosamente con 
medicamentos y poder desarrollarse en los ámbitos familiar, laboral y 
social. 
Los problemas de salud mental en la infancia no son identificados 
por lo que no se solicita atención al respecto. No obstante, se calcula 
que un 7% de la población entre los 3 y los 12 años de edad se encuentra 
afectada. • En las escuelas de educación especial de la Secretaría de 
Educación Pública, se atienden anualmente a un número aproximado 
de 140 mil niños con problemas de aprendizaje; 35 mil por deficiencia 
mental; 12 mil por problemas de lenguaje; ocho mil por trastornos de la 
audición; tres mil por impedimentos motrices y dos mil por problemas 
de la conducta. 
Anualmente ocurren en nuestro país diversos tipos de desastres 
naturales (sismos, ciclones y tormentas, entre otros), así como algunos 
provocados por el hombre (desplazamientos poblacionales, problemas 
ecológicos) que afectan la salud mental de los diversos grupos de la 
población que se enfrentan a ellos. 
Las enfermedades crónico-degenerativas, así como el SIDA, son 
fuente de ansiedad y depresión en el individuo. Significan incrementos 
globales, para el año 2010, de casi 16.5 millones de personas 
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hipertensas; 4.5 millones de diabéticos, cerca de 700 mil casos de 
infartos del miocardio y más de 13 millones de obesos. 
De acuerdo con la Secretaría de Salud: Esta problemática se 
resume, con los siguientes datos: 8 por ciento de las enfermedades 
mentales corresponden al área neuropsiquiátrica, cuatro millones 
de personas padecen depresión, seis millones más tienen problemas 
relacionados con el consumo de alcohol, 10 por ciento de los adultos 
mayores de 65 años sufren cuadros demenciales, mientras que 15 por 
ciento de la población entre 3 y 12 años de edad padece algún tipo de 
trastorno mental o de conducta. Más de tres millones de personas son 
dependientes del alcohol, 13 millones son fumadores y 400 mil personas 
se reportan adictas a las drogas; 500 mil presentan esquizofrenia, un 
millón epilepsia y 5 de cada mil niños sufren retardo mental, con lo que 
de acuerdo con la Secretaría de Salud-, se conforma un panorama que 
exige acciones firmes, permanentes y coordinadas en todo el país.44d) 
Según Medina Mora: De acuerdo con algunos estudios, el índice para 
los trastornos afectivos en la ciudad de México es de 9% en la población 
adulta entre los 18 y los 65 años de edad, con un 7.8% correspondiente 
a episodios depresivos mayores y 2.5 mujeres por hombre, distimia 
1.5% con un rango similar entre mujeres y hombres (2.6:1) y un 
porcentaje menor de episodios de manía alcanzando 1.3% con una 
diferencia similar entre géneros. Los porcentajes de prevalencia de 
trastornos de ansiedad resultó un poco menor afectando al 8.3% de la 
población, siendo la agorafobia sin pánico (3.8%) y fobia social (2.2%) 
los 42 diagnósticos más comunes.2
Dichas prevalencias son significativamente más bajas que las 
observadas en los Estados Unidos de Norteamérica, donde se han 
reportado porcentajes de 19.5 y 25% para cualquier trastorno afectivo 
y de ansiedad, respectivamente. 
Se han reportado también porcentajes más bajos de alcoholismo 
 ~ 2 GONZÁLEZ Salvador. La salud mental en México. Director General de los Servicios de Salud Mental http://www.conadic.
gob.mx/doctos/salmen.htm Consultado el 07/02/05 
y farmacodependencia en México, en el primero se debe básicamente 
al hecho de que las mujeres mexicanas beben poco. De acuerdo a la 
última encuesta en hogares realizada en población urbana de entre 18 
y 65 años de edad, 12.5% de los hombres y 1% de las mujeres califican 
en el criterio del DSM IV (Diagnostic and Statistical Manual of Mental 
Desorders, VI revision) de dependencia. 
El abuso y dependencia de drogas se presentan frecuentemente 
con otros problemas psiquiátricos, un estudio transcultural reciente, 
en el que participó México, demostró que en este país el 9.4% de 
quienes usan alcohol también tienen trastornos afectivos, este 
índice aumenta a 18% cuando se toman en cuenta los casos de 
dependencia. Por lo que se refiere a los trastornos de ansiedad fue 
de 14.8 y 34.7% respectivamente. Por otra parte 15% de los usuarios 
de drogas sufren de algún trastorno afectivo y 10% de ansiedad, en el 
caso de farmacodependencia los porcentajes fueron de 35% y 31% 
respectivamente. 
Otras encuestas han demostrado que las familias pobres tienen 
mayores prevalencias de depresión y trastornos de ansiedad en 
el último año, asimismo que éstas son más altas entre las familias 
uniparentales comparadas con los patrones tradicionales de madre y 
padre. 
También se han incrementado los trastornos psiquiátricos tales 
como demencia, esquizofrenia, depresión, así como otras formas de 
enfermedad mental. Esta tendencia es resultado de las transiciones 
demográficas, sociales y económicas, que ha vivido México en las 
últimas décadas, las que provocan que nuestro país llegue al tercer 
milenio con un incremento en los números absolutos de jóvenes, 
quienes tienen pocas oportunidades de educación y empleo; con una 
mayor proporción de personas de la tercera edad, debido al incremento 
en la expectativa de vida, lo que representa mayores requerimientos 
de servicios de salud; además de la crisis económica constante que ha 
generado cambios sociales importantes. 
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La Salud Mental desde una nueva perspectiva: vista como crucial 
para lograr el bienestar. 
La OMS declaró al 2001 el Año de la Salud Mental. En ese año el Día 
Mundial de la Salud fue un éxito rotundo. “La salud mental, abandonada 
por largo tiempo, es crucial para lograr el bienestar de los individuos, 
sociedades y países y debe ser vista desde una nueva perspectiva”. 
Este fue el mensaje de 130 Ministros participantes en la Asamblea 
Mundial de la Salud. Más de 150 países organizaron actividades que 
descollaron por su importancia. 
A continuación mostramos una imagen en la cual se muestran 
algunas de las necesidades en el tema de Salud y la vía de estrategia 
social que pudiera ser adecuada para atacar o contrarrestar los 
problemas de Salud mental: 
Las cuatro estrategias centrales del Programa 
Mundial de Acción en Salud Mental de la OMS
 ~ Organización Mundial de la Salud. Invertir en Salud Mental.
por Viridiana Zaragoza
(México)
Un poco de historia
Imaginemos una época donde el medio de comunicación predominante es 
la lectura y es por ese canal de escritura que entendemos el mundo a nuestro 
rededor, este instrumento representa para las personas una fuente de experiencias 
y saberes que se relacionan con emociones, después de todo cada experiencia 
detona en cada uno de nosotros distintas sensaciones de ansiedad, alegría, tristeza 
o enojo como cuando al hojear una revista o un libro nos dejamos llevar por la 
imaginación de entre explosiones de recuerdos, emociones e imágenes siendo de 
hecho este el motivo por el cual leemos, buscamos sentir la satisfacción o aversión 
de una emoción. 
Ahora viajemos a la Europa del siglo XVIII en la que la niñez es percibida como 
pequeños adultos sin los derechos sociales pero con las exigencias laborales que 
implica una sociedad en desarrollo, donde el infante crece con el deseo de ser 
adulto y el único medio que les permite un escape de la realidad tanto durante la 
niñez como en la adolescencia es la lectura. En 1774 el joven Von Goethe publicó 
el libro titulado “Las penas del Joven Werther” en el que de manera esbozada 
narra las tristezasamorosas del protagonista que termina por suicidarse debido 
a un mal de amores, romantizando el acto suicida, turnando el hecho no solo 
como opción sino como un suceso de tierno alivio, desencadenando una moda 
de suicidios en la juventud de la época, un efecto Gothe que trastocó el alma 
de los/as enamorados/as a través de las escenas del romántico dolor de una 
embelesada balada prometiendo perdurar en una trágica escena equiparable a las 
protagonizadas por los clásicos.
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CONDUCTAS ASOCIADAS
AL SUICIDIO EN LA INFANCIA.
Prevención del suicidio desde
y durante la niñez.
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por Gustavo Plaza Cedillo
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En la actualidad, concurren distintos medios de comunicación 
cada uno peleando el trono de la atención del usuario, predominando 
por condición ontogénica del ser humano, aquellos cuyos estímulos 
son visuales y auditivos -en ese orden- fortaleciendo con un tinte 
lúdico, como es el ejemplo de las redes sociales (convertidas en el 
medio por preferencia de comunicación, permitiendo además un 
velo de impersonalidad que al mismo tiempo representa un manto de 
discreción y anonimato simulado, combinación que invita al usuario a 
emitir juicios y pensamientos que en otro contexto no se atrevería, así 
como leer y escuchar juicios y pensamientos que en otro contexto no 
percibiría).
Bien es cierto que el suicidio no es un tema novedoso de hace tres 
siglos, pues ya en la era helénica era considerado para unos como un 
delito que lastimaba a la polis (Sócrates, 400 a.c.) o para otros que 
se justificaba bajo ciertas circunstancias en beneficio de la sociedad 
(Paltón, 42 a.c.) es en 1897 cuando Emile Durkheim un sociólogo y 
filósofo inglés escribe sobre el tema “El Suicidio” intentando describir el 
fenómeno definiendo tres categorías, el suicidio egoísta.- que relaciona 
con el desapego social, en ausencia de un sentido de pertenencia a 
la familia o a los grupos sociales el suicida queda libre para cumplir 
el acto; el suicidio anómico.- donde la relación sujeto-sociedad está 
alterada a raíz de una inestabilidad social o pérdida de valores y el 
suicidio fatalista.- que sucede en el marco de las normas y reglas rígidas 
donde el sujeto no tiene opción de evadir o huir de la responsabilidad. 
Sin embargo, un servidor considera que el reducir el comportamiento 
humano a variables externas e internas, limita la percepción y el total 
del conjunto, que puede cultivar las condiciones del suicidio, por lo 
que en este artículo lo entenderemos como un acto que sugiere una 
ideación planificada o improvisada que pone en riesgo la vida del sujeto 
(siempre caracterizada por la voluntad) e intentaremos comprender el 
total de emergentes que pueden influir para que el acto se consuma, 
se aborte o se interrumpa siendo el modelo multidimensional, que 
intenta comprender la dinámica humana donde se conjugan las 
variables ambientales (condición social, afectiva, cultural, orgánica y 
circunstancial del sujeto el que mejor se aplica).
Ahora bien, una idea es una representación mental que puede 
estar relacionada con un acto y, sin embargo, siempre se ejecuta 
como un acto imaginario para cumplir con el proceso de abstracción. 
Este ejercicio es normal y necesario en el infante en el estadio de 
operaciones abstractas, donde es capaz ya de construir esquemas 
imaginarios para la solución de problemas, por medio de simbolismos 
y significantes. Vamos a entender la idea como como una estructura 
compleja de pensamientos, donde puede o no estar relacionada a una 
planificación definida. Es en ese sentido, como una ideación suicida, se 
refiere a una elaborada planificación de sucesos que van a llevar a la 
muerte. No obstante, cabe decir que la complejidad o simplicidad de la 
planificación no está relacionada con la severidad o veracidad del acto.
Como ya se dijo, el acto suicida es de origen dinámico y 
multidimensional, donde se combinan variables ambientales, 
entendidas como fuerzas afectivas, sociales y orgánicas que, si bien 
es cierto, no existe forma de predecir ineludiblemente, sí es posible 
conocer las posibles conjugaciones que por probabilidad pueden 
resultar en un intento suicida.
Suicidio en la infancia
De acuerdo con el desarrollo orgánico del ser humano, el cuerpo 
pasa por una serie de transformaciones, que se perfilan hacia una 
maduración donde las habilidades son idóneas para las exigencias 
del ambiente. Piaget, Vigotsky, Erik Erikson entre otros describieron 
estas etapas, dividiendo a la infancia en estadios, donde se indican las 
características de cada período; aspecto que exigiría de un abordaje 
más amplio que, sin dejar de lado la importancia de conocer este tema, 
me atrevo a considerar en el presente texto como infancia a la definida 
por la OMS “...comprendido desde el desarrollo prenatal hasta los ocho 
años de edad” (p. 3) además, considerando que no existe una edad 
precisa de cambio hacia la pubertad, para el caso ocuparemos de los 0 
a los 10 años.
Conductas asociadas al suicidio 
en la infancia. Prevención del
suicidio desde y durante la niñez.
por Gustavo Plaza Cedillo
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Conductas asociadas al suicidio 
en la infancia. Prevención del
suicidio desde y durante la niñez.
Aunque en menor medida (no por ser menos manifestados, sino 
por tener un menor control de la estadística del suicidio en el infante) 
se tienen pocos casos documentados de una muerte por suicidio en 
este rango de edades. Sin embargo, la ideación puede presentarse 
en la infancia y concretarse en la adultez, por ello considero que la 
etapa infantil es el pre ambulo de aprendizajes y saberes, que el adulto 
acrecentará con la edad y, por lo tanto, un trabajo preventivo a esta 
edad puede asegurar una vida adulta con mayor control de emociones, 
que coadyuven en el diario devenir de las variables ambientales
Para un pequeño, la concepción de la muerte no es la misma que 
la de un adulto. Dependiendo de la etapa del desarrollo, el infante 
podrá considerar que es una condición que a él nunca le pasará, que 
existe pero que está exento o que existe como una mera ausencia de 
la persona fallecida. Dependiendo del nivel conceptual, podría decirse 
que “entiende” el concepto de muerte pero el acto no depende de su 
capacidad conceptual sino del manejo de emociones y decisiones que 
pueden ser transgredidas por la impulsividad. Lo anterior, nos perfila 
ya hacia una batería de condiciones, que deben estar presentes para 
un acto suicida, que lejos de cumplirse por un concepto romántico 
como en el caso de Goethe, un acto que persiga el castigo para privar 
de mi presencia a los seres amados que deseo ver sufrir o el escape a 
las aversiones de la vida; en el caso de los infantes está más relacionado 
con la falta de control, aunque no por ello se limita a esta laxitud de 
impulsos pues mucho depende de lacondición evolutiva del sujeto que 
pueda resultar en maduración de conceptos.
Afectos, defectos y objetos
La dimensión afectiva implica ya una definición orgánica pero 
para fines de acotación este tema será abordado más adelante. El 
valor afectivo que el ser humano otorga a las personas es simbólico 
por lo que igual puede estar ligado a una emoción que detona un 
objeto, un recuerdo, una idea, una mascota o una persona es por 
ello que el afecto se refuerza a si mismo por medio de recordar la 
experiencia, proceso que es alterado con el tiempo trascendiendo 
como un recuerdo malformado debido a que la inexactitud natural 
de la memoria humana y amalgamado por la propia interpretación 
que el sujeto tiene del objeto, lo que se aprende a entender como un 
afecto significante, como cuando el novio recuerda enamorado a su ex 
pareja, añorando todas las cosasbuenas que vivieron, extrañando sus 
virtudes, mermando valor a los grandes defectos que les llevaron a la 
separación; esta idealización tiende hacia la idea irracional de buscar la 
perfección lo que irremediablemente destina al fracaso pues nadie, ni 
cosa, objeto u organismo es perfecto exigiéndose a lo largo de los años 
la presencia de una persona equiparable a la figura idealizada de la ex 
fomentando un sentimiento de frustración y tristeza al no encontrar 
par del símbolo elaborado; este ejemplo da muestra de cómo un afecto 
significante puede orillarnos a una afección profunda que ya de por 
si es incómoda; sin embargo, existen otras condiciones a considerar 
que pueden influir para que un ser humano se sienta desvalido, triste, 
frustrado o con un gran desánimo pero siempre relacionada a la 
capacidad del organismo para asimilar la experiencia punitiva por lo 
que siempre es recomendable preguntar y escuchar a la persona para 
conocer las necesidades y por lo tanto escuchar los aspectos en que 
podemos ayudar.
Este afecto significante no se limita a una persona. Cambiando 
de intensidad y condición según la edad, y la percepción del suceso, 
la experiencia o el reforzamiento social, mediante la aceptación y la 
difusión que pueda llegar a tener; por eso, ante cada cambio emerge 
un desequilibrio inicial que implica un intento por asimilar la nueva 
experiencia; este desequilibrio afectivo es una muestra del constante 
cambio y del poderoso deseo de conservar las cosas que generan placer, 
como si de una fotografía se tratara, buscando permanecer en ese 
estado del placer el mayor tiempo posible aún cuando ese placer sea el 
sólo hecho de no cambiar, sin una gota de satisfacción, sencillamente la 
evitación del temor que implica el cambio.
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El infante es el organismo más acostumbrado a los cambios y no 
por ello en todos los casos desarrolla la capacidad para re equilibrar su 
estado afectivo; consideremos a la niña que está por entrar al preescolar, 
dejando su hora del juego solitario por trasladarse de manera forzada 
a un grupo social con normas y horarios distintos al hogar; este cambio 
según la interpretación del infante es grato o aversivo pero en ambos 
casos exige un ajuste, de una adecuación de la estructura diaria, de 
pérdidas y adquisiciones simbólicas que pueden representar una 
oportunidad para ampliar el umbral por el que las tensiones transiten 
por su espectro afectivo o un suceso impactante que incite el miedo, 
tristeza o enojo. El cómo se interprete una experiencia de cambio 
puede depender del acceso que haya tenido en etapas anteriores a 
vivencias donde pudo predecir y controlar su ambiente, obteniendo 
certidumbre / temor, una dicotomía que resulta en un fácil acceso al 
equilibrio y en su contra parte un énfasis de los aspectos punitivos, 
resumiendo todo a un sistema binario de interpretación. 
Un ambiente estructurado con horarios ayuda al menor para 
que vislumbre lo que pasará y obtenga certidumbre de lo que es el 
mundo que conoce, horarios para comer, jugar, hacer tarea, dormir y 
cualquier otra actividad, genera las condiciones para la elaboración de 
hábitos que brindan la posibilidad de controlar su entorno a través de 
un predicción ambiental, disminuyendo la ansiedad que los cambios 
planificados o improvisados le presenten, recuperando su estado 
original, un estado resiliente donde adquiere un re equilibrio como el 
material expuesto al calor que recobra su condición original.
La manada para pertenecer y proteger
El ser humano es un organismo social que ha construido instancias 
que aseguran un bienestar común y en beneficio de los grupos, ya 
en los orígenes el organismo se percibía la ventaja de trasladarse en 
grupos para asegurar la supervivencia. Aún cuando algunos filósofos 
señalan que las instancias han sido elaboradas para alinear (Michel 
Foucault, 1983) o que se han transfigurado pasando de alinear a 
alienar (Gilles Deleuze, 1990), se trata de redes tejidas para soportar 
los emergentes sociales, intentando dosificar el escape de la presión 
constante y, en otros casos, de ayudar a salvar las necesidades básicas, 
por medio del intercambio de habilidades y/o productos; son además 
instancias como la religión, amistades, familia, escuela, grupos de 
deportes, etc. las columnas que fomentan un sentido de pertenencia 
en la humanidad, encontrando en el hecho de apegarse a los principios 
religiosos, aliarse con amistades, convivir y difundir valores, asistir a los 
seminarios académicos o al juego de futbol; un aparato procurador de 
cercanía con el “otro” donde se expresan las emociones, regulándose a 
través del condicionamiento social y aprendiendo su control por medio 
de las representaciones sociales.
Un grupo se compone por normas y costumbres que se combinan 
para dar vida a un ente propio de cada conjunto, permeándose de la 
cultura, intereses, miedos y simbólicos del contexto. Hay grupos físicos y 
los hay virtuales. En ambos casos, se generan corrientes que promueven 
el desempeño de un rol aceptando la dinámica grupal, asumiendo las 
reglas y exigiendo la función que se espera del integrante; todo este 
aparato de obligaciones y derechos, puede garantizar un lugar de 
aceptación, que mediante sus principios, perfila un comportamiento y 
mediante sus tintes lúdicos, apunta hacia una satisfacción que prevé los 
emergentes aversivos, dando escucha y empatía durante las etapas de 
desequilibrio, por eso es común escuchar a adolescentes decir frases 
como “tú no me entiendes”, “me voy con mi amiga”, “la mamá de mi 
amiga si me entiende” que son muestra de un sentido de pertenencia 
que le facilita un contraste de lo que le gustaría ser y tener, por lo tanto 
existe esperanza, vale la pena esperar la mejora, dejando de lado el 
fatalismo del irremediable sufrir del estoicismo. 
La esperanza representa la salvación ante la crisis, las actividades en 
el grupo figuran como los momentos placenteros que hacen tolerable 
la tristeza, el dolor, la fatalidad y la desesperanza; por eso es que parte 
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de las tareas terapéuticas ante una sintomatología melancólica giran 
en torno a actividades donde la interacción sea inevitable.
Breviario del aspecto orgánico
Ya esbozamos el aspecto afectivo donde las habilidades para 
asimilar las experiencias del entorno ayudan a desarrollar una 
resiliencia; así también del aspecto social y la importancia que tienen 
los grupos como redes de apoyo para la prevención del suicidio; 
ahora toca el turno al aspecto orgánico que es amplio y que tiene que 
ver con aquellos componentes endógenos (de dentro hacia fuera, 
como en el caso de las enfermedades y trastornos genéticos) como 
de componentes exógenos (de a fuera hacia dentro, infecciones o 
accidentes) que pueden o no tener relación con la forma en que el 
cuerpo asimila e interpreta las emociones.
Las proteínas necesarias para el funcionamiento del sistema 
orgánico influyen en el estado de ánimo y las emociones, como cuando 
el humor cambia al tener hambre sin tener la posibilidad de saciar 
el apetito y entre más tiempo pasa, mayor es el malestar que afecta 
manifestando enojo contra el mundo; así mismo existen componentes 
físicos debido a alguna anomalía en la regulación del estado del ánimo 
como la esquizofrenia, depresión mayor, bipolaridad o ciclotimia 
que se caracterizan por una irregular segregación de dopaminas y 
endorfinas que pueden coadyuvar en un laxo control e interpretación 
de emociones; así como un accidente puede llegar a lastimar alguno 
de los componentes del sistema límbico o en su caso directamente alas amígdalas cerebrales, incluso provocar un proceso de duelo ante 
la pérdida de un miembro puede significar en una dificultad durante el 
desarrollo del equilibrio.
El tratamiento ideal ante una condición orgánica es la 
farmacoterapia a través del departamento de psiquiatría aunado a la 
psicoterapia por parte del o la psicóloga, donde una sirve para regular 
el estado físico y la otra para acompañar durante su aprendizaje, 
interpretando, controlando y manifestando sus emociones con claridad 
para depender de menos en menos del medicamento -cuando esto es 
posible- sin embargo, existen muchos prejuicios hacia el tratamiento 
medicamentoso, basando las críticas incluso en la inexperiencia en el 
tratamiento de estos casos. Lo anterior me obliga a señalar que existen 
situaciones en que la intervención de la farmacología, es necesaria 
y el ajuste proporcional es algo natural durante este tipo de terapia. 
Debido a que cada organismo es distinto, cada caso necesita de dosis y 
combinaciones personalizadas, por eso es que al inicio del tratamiento 
suelen tener insomnio o hipersomnia, pérdida del apetito, cambios 
de humor, entre otros síntomas que al conocerlos el o la psiquiatra 
modificará lo necesario siempre buscando la mejora con el menor 
de los efectos secundarios, dirigido hacia el destino ideal de dejar el 
fármaco; la paciencia durante este ajuste es trascendental en los 
padres, así como la comunicación continua entre especialistas y tutores, 
la psicoeducación de la sintomatología y el trastorno es obligación del 
personal de psicología, y el papel más importante es el del infante, 
quien debe de aceptar, aprender y acatar la responsabilidad que le 
corresponde.
Impulsividad y resiliencia
Recordemos que cualquier cambio genera un desequilibrio 
inicial por lo que un cambio en el ambiente suele estar relacionado 
a un proceso de duelo como cambio de escuela, fallecimiento de un 
familiar, desempleo, termino de relación amorosa, etc. de tal suerte 
que el efecto es una crisis en el equilibrio, que para provocar una 
alteración de importancia debe presentarse en el momento justo en 
que las variables externa e internas se encuentren susceptibles de una 
inestabilidad, luego entonces un desequilibrio va a depender de una 
crisis, una temporalidad y una capacidad interna de caminar hacia un 
más o un menos (rocamora, 2013) siendo esta capacidad la que va a 
determinar que la ideación suicida se consuma o no en un acto suicida.
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A esta capacidad de afrontar una variable se le conoce como 
resiliencia, palabra del latín resilio que significa volver atrás, resaltar 
o rebotar y que originalmente se aplicaba sólo al término de la física 
y propiedad de los cuerpos de recuperar su composición y estructura 
una vez expuestos a cambios externos, fue a partir de los años sesentas 
que se utilizó en la psicología para referirse a la capacidad del ser 
humano para adaptarse positivamente a situaciones adversas o dicho 
de otra forma, para afrontar condiciones ambientales y es a través de 
la exposición a tensiones bajo un esquema controlado y dosificado que 
esta capacidad puede desarrollarse.
Por otro lado, un pensamiento suicida es más común de lo que 
hemos pensado. A lo largo de la vida, más de una persona tuvo un 
pensamiento similar y, por más triste y en compañía de sucesos 
aversivos, no necesariamente llegó a actos que acabaron con su vida. 
Una variable a considerar es el grado de predisposición para reaccionar 
de forma inesperada que presente el individuo ante un estímulo 
ambiental o endógeno, a esta impulsividad generalmente le acompaña 
un laxo análisis de las consecuencias que le impiden vislumbrar los 
posibles escenarios para identificar los beneficios o perjuicios de la 
acción.
Hay cuadros específicos de trastornos orgánicos que sugieren una 
tendencia a la impulsividad, que pueden o no generar un debate en 
cuanto a su existencia ppero en la medida en el que el sujeto puede o 
no detenerse para analizar los resultados de sus acciones es el nivel 
de impulsividad que presenta. Claramente se trata de una habilidad 
que puede ser desarrollada y que la mayoría de infantes presenta a 
lo largo de los primeros cuatro años de vida y que se ajusta una vez 
integrándose a la etapa escolar debido al condicionamiento social que 
a través de las reglas sociales y aparatos de regulación por medio de los 
y las compañeras de grupo contribuyen para una mejora en el control, 
regularizando el impulso por el pensamiento previo de la planificación 
y valoración de consecuencias en la mayoría de los casos.
Esta impulsividad forma parte trascendental del dúo casi siempre 
irremediable que se compone por la impulsividad y emoción aversiva 
que induce al acto; una tristeza profunda y la ausencia de meditar 
una acción sin duda van a resultar en un evento, como cuando un 
niño presenta un trastorno de déficit de atención por hiperactividad 
TDAH al tiempo que un cuadro depresoide, son casos en donde el 
acompañamiento y el diseño de estrategias preventivas deben estar 
presentes y enfocadas hacia el desarrollo del control, pues suelen ser 
pequeños que realizan acciones sin meditar y ante una prolongada 
tristeza la idea de muerte como salvación parece una opción.
Entonces ¿cómo detectar una conducta suicida?
Hablamos ya de factores multidimensionales como el afecto, 
lo social y lo orgánico, además de lo histórico, que puede influenciar 
para que una ideación suicida se consolide en acto; por lo tanto, a 
estas alturas sabemos que podemos ubicar variables específicas que 
pueden sugerir un caldo de cultivo idóneo para una ideación suicida se 
consolide en acto; por lo tanto a estas alturas sabemos que podemos 
ubicar variables específicas que pueden sugerir un caldo de cultivo 
idóneo para una ideación suicida como una cambio en el ambiente 
que genera un desequilibro; más la falta de redes de apoyo o grupos 
sociales, religión o familia; es suficiente para considerar una ideación 
y si además sumamos una condición orgánica que se caracterice por la 
impulsividad, es claro que estamos frente a un conjunto de condiciones 
que sugieren una fuerte tendencia al suicidio, pero además podemos 
localizar conductas específicas como que la persona empiece a regalar 
sus objetos apreciados emulando un proceso de desapego simbólico; 
que se aislé de una forma más marcada o diferenciada con otros 
estados de ánimo; pérdida del apetito; desánimo por estudiar, convivir 
o comunicar sus ideas; despedirse de manera literal o simbólica o 
incluso manifestar la idea del suicidio de manera clara; son algunas 
conductas de importancia que no se deben tomar a la ligera.
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Comentarios como “el que se suicida nunca lo dice”, “ el suicida que 
no lo logra una vez, jamás lo vuelve a intentar”, “no hables del suicidio 
porque le pones la idea”, son enunciados sin base que destierran la 
posibilidad de comunicar el sentir del infante. “Échale ganas”, “Pronto 
pasará”, “son niñerias”, son frases que solo sirven para generar distancia 
ante un suceso profundamente triste que vive el menor, afirmando 
la idea de incomprensión y un desconocimiento total del cómo se 
siente en ese momento; mientras que los horarios estructurados que 
enriquezcan la convivencia, sucesos que disfrute, la comunicación 
constante con amistades, una persona que sirva de confidente y 
contacto durante las 24 horas del día, la religión, la dieta regular y las 
horas de sueño pueden asegurar un desarrollo adecuado no solo de 
cualquier

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