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Informe de Lectura 5

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Alberto Miguel Sánchez
Usuario 8712
Licenciatura en Historia
	
Seminario de Historia Social y Política II
Informe de Lectura N°5	
La fecha límite de entrega es el 27/04/21
Consigna:
En base a la lectura completa del texto de S. Zweig que figura en la sección "Biblioteca" del campus (Véase el apartado: "El mundo de ayer", primera y segunda parte) elabore un informe de no más de tres carillas en dónde se dé cuenta de las principales interpretaciones del autor en torno a las causas que condujeron al estallido de la Primera Guerra Mundial. Asimismo, señale sus consideraciones respecto de todo lo que en la vida cotidiana de las personas a partir de la conflagración y precise su posicionamiento intelectual frente a la contienda
Desarrollo
El relato de Zwieg es el de un austríaco pacifista que debió vivir las circunstancias de guerra en Europa con desazón y con la incertidumbre de no percibirse como habitante de alguna nación en particular luego de la destrucción que significó la primera gran guerra y la modificación de ciertos límites en el mapa de la región. 
Al mismo tiempo es un trabajo elaborado a posterioridad de aquellos sucesos, aunque inmerso en un conflicto de similares características, como fue la Segunda Guerra Mundial, y en el que se denota su escepticismo con respecto al futuro de la humanidad desde una concepción de progreso.
El autor menciona algunas características de la vida en el imperio austro húngaro en los años previos al inicio de la primera gran guerra y considera que la realidad de aquellos tiempos estaba inmersa en un clima de tranquilidad y de desarrollo de las diferentes expresiones sociales, lo que habría significado un tiempo de prosperidad en toda su magnitud y fundamentalmente desde los aspectos culturales de la comunidad.
Zwieg simplifica la cuestión de la forma de vida en los tiempos previos a la guerra afirmando que en Viena “se vivía bien, se vivía fácil y despreocupadamente…” lo que era observado por sus vecinos alemanes con cierto desdén e indignación. Este bienestar que atravesaba a todo el continente habría generado un progreso tal que condujo a que las naciones se sintieran poderosas y como tales, asumieran actitudes expansionistas que generaron conflictos crecientes en diferentes regiones. 
Por todo ello es que el autor afirma, que en las causas que condujeron a la guerra no existe un componente ideológico en disputa sino un acelerado sentimiento de supremacía y un poder que, debido a la prosperidad y la estabilidad reinante, parecía inducir a los estados a expandir su energía imperial.
Zwieg relata el papel idealista de la intelectualidad de la época en relación a los conflictos que se precipitarían y considera que la visión de fraternidad entre los pueblos y el respeto por las diferentes culturas se imponía tal vez ignorando los sucesos que se avecinaban y que eran propiciados desde otras esferas del mundo político y social.
El crimen del archiduque de Austria, Francisco Fernando en junio de 1914 acabaría por desatar la fuerza acumulada y exacerbada por los deseos expansionistas, junto a un “impulso primitivo” que aceleró los acontecimientos hasta tornarlos incontrolables. El autor habla de un sentimiento general de “ingenuidad” en la población, lo que permitió que los instintos guerreros se expresaran en toda su magnitud y se multiplicaran las expresiones patrióticas en favor de la participación activa en la defensa de las naciones.
El autor describe el papel de los intelectuales en relación a la guerra y su posicionamiento personal ajeno al clima guerrerista que había contagiado a una importante porción de las personalidades del arte, que fueron funcionales a los intereses de la guerra irradiando desde sus obras el sentir patriótico de aquel momento histórico. Zwieg afirma que, si bien cada manifestación de la gente de la cultura era honesta, en poco tiempo comenzaron a visualizar “la tremenda desgracia que originaban con su alabanza de la guerra y sus orgías de odio”, pero ya era demasiado tarde y la maquinaria de la guerra estaba en su máxima expresión de irracionalidad.
Esta acción de propaganda y exaltación de los sentimientos más primarios de los pueblos condujo invariablemente a lo que el autor define como “el delirio de la masa, el odio de la masa…”, y fueron pocos los intelectuales que, como Zwieg, asumieron una postura pacifista y contraria a la guerra como medio de solucionar conflictos. El autor menciona la diferencia entre la primera guerra y la segunda, en relación a la respuesta de los pueblos y de su intelectualidad que ya con una importante experiencia acumulada hizo que la respuesta fuera totalmente distinta y con una carga mayor de análisis crítico.
Zwieg como intelectual pacifista y cosmopolita percibía su soledad ante un clima guerrero extendido a todos los niveles y como cronista de su tiempo tuvo la oportunidad de ver en primera persona los efectos destructivos de los enfrentamientos y ello lo condujo a reafirmar su rechazo a la guerra y el convencimiento de que eran necesarias voces que describieran aquellos sucesos desde una perspectiva opuesta a todas las que prevalecían y que alimentaban los sentimientos bárbaros.
Esta posición antimilitarista lo llevará a relacionarse con diferentes intelectuales del continente los cuales poseían una postura crítica, no solo a la guerra sino a la exacerbación de los valores patrióticos a los que consideraban anacrónicos y opuestos al humanismo como forma de sociabilidad y tolerancia entre los diferentes pueblo y culturas.
 
 
			 Alberto Miguel Sánchez Usuario 8712

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